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Informe del conversatorio. José Marti Núñez García. Sección 18.

Explique cuál fue el tema de discusión en el conversatorio Religión y educación en el Perú.


El pasado miércoles 10 de abril, el profesor Manuel Paz y Miño Conde presentó su libro “Creyentes, no
creyentes y el curso de Religión en el Perú”, en el auditorio del segundo piso de la Facultad de Letras y Ciencias
Humanas. El libro giraba en torno a los privilegios de la Iglesia Católica en nuestro país, y la posible
discriminación hacia otras organizaciones religiosas o a los que no profesan ninguna. Una inminente
exposición de diferentes puntos de vista se dio en el evento. Todos los argumentos propuestos defendían o
rechazaban la inclusión del curso de Religión en los colegios públicos peruanos; aunque también se ofrecían
alternativas.
Identifique y explique cuáles eran las principales tesis de cada autor. Presente los argumentos
esgrimidos por cada expositor para defender su postura.
El autor del libro comenzó con un seguimiento histórico del proceso de culturización religiosa vivido en el
Perú. En la época precolombina, las religiones eran sistemas de creencias en las que se veneraban elementos
de la naturaleza tales como animales (felinos, reptiles y aves en culturas como Chavín) así como fenónemos y
elementos naturales (los Paracas al mar y al cielo; los Incas al Sol, la luna, las montañas) interpretados como
dioses. Eran politeístas, pero sus deidades tenían un orden jerárquico. Posteriormente, con la invasión española
y creación del Virreinato del Perú, se impuso la religión Católica en la población indígena, no sin antes
terminar el debate de si los nativos eran o no “humanos” y podían ser evangelizados.
Con la proclamación de la independencia, en vez de deshacernos de ese oscuro pasado colonial, lo
fortalecimos. Tal es el caso de las primeras constituciones políticas, que afirmaban al Catolicismo como
religión oficial y en primer momento penaban la práctica de cualquier otra.
No obstante, no se instauró por completo el dogma, sino que se produjo una mezcla; tales como las fiestas
patronales, en las cuales se aprencian características claves del critianismo europeo fusionadas con elementos
autóctonos. Pruebas de eso hay muchas. Por ejemplo, la procesión del Señor de los Milagros, o la del Corpus
Christi. Muy contrariamente a lo que dice la Biblia, la gente se ha hecho ídolos y los venera como si fuesen el
mismo Dios (Levítico 26:1).
Fue en la Constitución Política de 1979 en la que se hizo posible la separación de la Iglesia y el Estado,
específicamente en el artículo 50. No obstante, sólo fue teoría.
A día de hoy es común (o contrariamente, sorprendente) encontrarse figuras o templos en lugares como
hospitales, parques, comisarías y hasta colegios, donde (irónicamente) se enseña en el curso de Religión.
Entonces uno se da cuenta lo enmarañado que se encuentra el pensamiento dogmático católico en nuestra
cultura; por ende, si insertarlo tomó siglos, retirarlo costará aún más.
Con el pasar del tiempo, aparecieron cristianos no católicos: los protestantes. Estos se congregan en
diferentes organizaciones fundadas a partir del siglo XIX. Aquí se encuentran mormones, testigos de Jehová,
evangélicos, adventistas y demás. No obstante, también existen neorreligiones peruanas, tales como las
fundadas por Ataucusi o Soto Romero. Asimismo, se puede encontrar organizaciones no creyentes como el
Movimiento Peruano Humanista Arreligioso, los Humanistas Racionalistas del Perú, Ateos en el Perú o la
Asociación Peruana de Ateos. Estos últimos están disueltos y enfrentan serios problemas legales.
Hablando de legalidad, el artículo 50 de la Constitución Política del Perú de 1993 reconoce a la Iglesia
Católica como “importante difusora de historial, cultura, moral y valores”. Anteriormente, en 1980, 9 días
antes de terminar su mandate, el entonces presidente Bermúdez firmó un Concordato con la Santa Sede (el
Vaticano) en el que, básicamente, ponía el poder de la educación religiosa de los colegios públicos del país en
sus manos. Es así como ellos obtuvieron el poder de destituir o nombrar profesores para enseñar dicho curso.
En contraposición, se emitió la ley N° 29635, la cual establece la libertad religiosa y en el artículo 8 permite
exonerarse del curso de Educación Religiosa. También se brindan medidas y requisitos para formar una
congregación propia e incluso colaborar con el Estado.
Por estas razones se debe reformar la educación religiosa de nuestro país, una en la que haya más diversidad
y no se centre en un solo dogma que suele ser impuesto desde temprana edad. Como resultad el Estado se
tornará uno laico y la sociedad estará secularizada, como la mayoría se encuentra en Europa o países de primer
mundo.
El profesor Raimundo Casas, lingüista de la Unmsm, propone un punto de vista distinto. Afirma que la
religión no es una verdad irrefutable, sino una propuesta. Esto se vio con claridad con la visita del Papa a las
naciones en Latinoamérica. En Chile, fue ignorado e incluso rechazado, en Perú convocó masas, tanto de
devotos como de gente que simplemente acudió por mera curiosidad. Así que no sería “quitar” los privilegios
a los creyentes, sino defender al individuo no religioso frente a un Estado no secularizado. Él recomienda
incluso a alguien fielmente cristiano leer el libro: la información brindada por las páginas no se obtiene
fácilmente.
Por otra parte, cita “la apuesta” de Blas Pascal: Dios solo puede existir o no existir, así que uno puede ser
o no ser ateo. Si una persona cree en Dios y este no termina existiendo, no perderá nada. En cambio, si no una
persona no creyó en Dios y él terminó existiendo, afrontará serias consecuencias. También cita la frase de Iván
en la novela Los hermanos Karamasov de Fiódor Dostoievski: al ateo todo se les está permitido. En lo personal
difiero con esta opinión. Todos podemos debemos ser buenos porque son conductas y normas sociales: la
religión no va de mano con la moral.
El docente termina afirmando que el ser humano siempre buscará la religión por necesita de una. Tal como
lo dijo José Carlos Mariátegui: en el hombre hay una actitud religiosa. Y esta se debe motorizar en el curso de
religión, al menos no de forma no catolizada.
“Si le hablas a Dios, es un problema de fe; si te contesta, es un problema psiquiátrico” bromeó la profesora
egresada de Trabajo social en la Decana de América, Doris Torres, antes de brindarnos sus puntos de vista,
más radicales y un tanto extremos, pero racionales: la religión es un mal que debe desaparecer. Esto se
evidencia en los tantos años de oscurantismo que nos dio la Iglesia Católica, incluyendo las Inquisición y las
Cruzadas, atroces atropellos al mundo árabe.
En la antigüedad se formularon sistemas de creencias religiosas porque estábamos faltos de información
sobre la naturaleza: no había ciencia. Como todo venía de arriba, del cielo, se construyó el concepto de Dios.
Desde entonces la religión fue utilizada como herramienta de dominio, y para eso bastaba con mantener
ignorantes a los mas pobres, quienes se encontraban estupefactos con la idea de “estar bienaventurados porque
de ellos será el reino de los cielos”. Así también la religión fue una justificación que usaron los españoles para
someter a la población nativa americana. Todas estas atrocidades tienen una fuente: la Biblia, el libro más
misógino del mundo. Eva fue el instrumento de pecado y perdición para expulsar al hombre del paraíso. María
fue la esclava de Dios para hacer con ella su voluntad. Y así se presenta a las mujeres como la personificación
de los antivalores en ese libro. Desde el momento del matrimonia la mujer pasa a ser propiedad del hombre,
hasta que “la muerte los separe”; esto puede ser interpretado como un testamento para el feminicidio.
También el curso de Religión de la una falsa autoridad al maestro, que ejerce roles que deberían hacer los
padres como educar religiosamente. Aunque la religión, como afirma, es un pensamiento anticientífico. La
ciencia se basa en el uso de la razón, la experimentación y la refutación. La religión es todo lo contraria, es
algo que se usa para reprimir el pensamiento racional y crítico de las personas y someterlas ante una falsa
autoridad. Pero ¿la religión puede ser formativa? La respuesta absoluta es no. ¿Desde cuando una institución
con cargos de abuso sexual y pedofilia puede enseñarnos lo que son los valores? Comenzando con el anterior
cardenal Cipriani, que declaraba con tal frialdad que las niñas eran abusadas porque se vestían
provocativamente, además de ser un individuo lleno de odio, rencor, resentimiento e intolerancia, tal como
otros líderes religiosos. Con sacerdotes mantenidos por el estado sin hacer absolutamente nada, que no pagan
impuestos, pueden exportar e importan sin enfrentar a las aduanas, un banco que no está supervisado por
ninguna superintendencia, algo como el Opus Dei, ¿cómo se puede hablar de una formación moral por medio
de la religión?
Los seres humanos formamos ideas racionales a partir de los 20 años en promedio. Así que mientras somos
niños no nos pueden enseñar creencias porque estas son inventadas e inciertas y de ninguna manera nos traerán
beneficios. Así que, en vez de un curso de religión, vendría bien un curso de ética, para formar verdaderos
peruanos y peruanas libres, tolerantes y respetuosos.
Finalmente, el docente Humberto Quispe mantuvo una posición de intermedio así que sólo aclaró o
enriqueció algunos puntos de cada expositor. Por ejemplo, explicó la diferencia entre la laicidad, que es un
estatus en el que el Estado no colabora con ninguna religión marcada como oficial; y secularización, el cual
es un proceso social en el cual las personas hacen a un lado la religión e incluso la tornan irrelevante.
Haga una crítica sustentada a los planteamientos presentados en el conversatorio y exponga con
argumentos su postura propia, si está a favor o no.
Desde mi punto de vista, la religión y su curso es algo demasiado irrelevante para la educación y para la
sociedad: esta no trae ningún beneficio. Galileo Galilei era cristiano, lo mismo con Isaac Newton e igual con
Albert Einstein; también los árabes además de profesar el islam nos dieron importantes avances en álgebra y
demás disciplinas matemáticas y científicas. ¿Qué trato de decir con esto? Que su religión no tuvo importancia
para sus logros: no lo hicieron para adorar a sus dioses, sino para saciar una necesidad tan humana que es la
curiosidad y buscar el progreso.
Tampoco necesitas una religión para ser buena persona: moral y creencia no van de la mano. Existen ateos
malos como buenos, como Stephen Hawking, cristianos malos como Adolf Hitler y buenos como Martin
Luther King Jr. Lo que se necesita es reforzar el actual curso de Formación Ciudadana y Cívica, aunque no
estoy seguro si seguirá en el currículo escolar o ahora se dicta con otro nombre.
La religión fue, es y será una herramienta de dominación que se nutre de la ignorancia de las personas, y
también es una vía para protegerse del miedo o buscar salvación moral. No es coincidencia que la mayoría de
los exconvictos se hayan hecho fieles cristianos.
Y sí, religión y ciencia están firmemente polarizadas. La ciencia, como dije anteriormente, se basa en
experimentación y refutación. La religión simplemente te dice “cree en esto porque sí, sino te vas al infierno”.
¿Dónde está la indagación? La ciencia se caracteriza porque cada vez aparecen nuevas teorías que refutan
algunas o perfeccionan otras, en cambio no puedes cambiar el concepto de religión o (¡adivina!) te vas al
inferno.
Ya se ha demostrado históricamente que las religiones han sido creadas y que la única razón por la cual la
gente adora al Dios del judaísmo es porque esta religión se esparció por todo el mundo por culpa del imperio
Romano. Está claro que también ha tenido un papel importante en el arte y demás disciplina, pero estas pueden
desarrollarse, como dije, sin necesidad de religión. El mundo no se va a secularizar de la noche a la mañana,
seguirá un proceso en el que prime el conocimiento, la razón y la tolerancia y así poco a poco desaparecerá, a
mi parecer y al de otras personas que usan el cerebro y no el corazón, el mal más grande del mundo.

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