De Familias y Terapias

Jul-Nov 2001,9:14 y 15, 65-73

Sección Reflexión Teórica

La pareja humana:
Entre la organización y la finalidad
Entre lo privado y lo público
Dr. Sergio Bernales Matta 1

El presente artículo intenta una reflexión sobre la pareja contemporánea y su ligazón con
las corrientes sistémico cibernéticas. El tono será el de discutir la noción de realización
(sólo cumplimiento de la auto-organización) y oponerla a la de finalidad, tensionando así
la noción de sujeto e intersubjetividad que están necesariamente implicadas en una relación
humana de esa condición. Y todo ello en un contexto situado: el de la tensión entre la
coacción pública a través de las normas que la regulan y el de su dinámica interna, dada
por lo que sus integrantes son capaces de generar y mantener.

Características contextuales y de dicen que es entre los 18 y 24 años donde

dinámica interna
Como una manera de introducir el
tema, daré algunos datos sobre la forma que
toma, en términos sociales, la vida en pareja
en Chile.
Al hablar de las características de la
pareja actual empezaré por dos cosas: el
Informe de la Comisión Nacional de la Fa-
milia, cuyas conclusiones fueron publicadas
en Chile en 1993, y los discursos que
circulan.
Lo primero que quisiera considerar
es la actitud que tiene la gente hacia la
relación estable de pareja.
Una gran mayoría expresa que se
siente capaz de sacar adelante su relación
en el tiempo, aunque un 20% siente temor
ante la eventualidad.
La mayoría se une legalmente, a
pesar de que en el discurso se escucha del
aumento de las convivencias. Las cifras
1
Dr. Sergio Bernales Matta.
MédicoPsiquiatra.Terapeuta Familiar y de Parejas.
sbernales@manquehue.net
una proporción de un 30% convive sin
casarse, algo que baja a un 17% entre los 25
y 34 y un poco más, un 12% por arriba de
los 55 años, siendo lo legal lo preferido en
las clases altas.
La edad de matrimonio tiende a
retrasarse y la media es hoy a los 26 años en
el hombre y 24 en las mujeres. La educación
varía: un 46% tiene educación básica, un
36% media y un 15% universitaria (12% en
las mujeres).
La gente se casa mayoritariamente por
amor (62%), por embarazo (36%) cifra que
sube a un 46% en las mujeres más jóvenes,
mientras que irse de la casa de los padres
tiene una frecuencia de un 20% (por
maltrato, celos, aburrimiento o búsqueda de
mejores horizontes).
La mayoría de la gente, en especial
los de clase media valoran la vida en pareja,
siendo más críticos las mujeres y los hijos
adolescentes cuando son preguntados por la
relación.
La cesantía aumenta la frustración, lo
mismo un elevado número de hijos o cuando

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hay hijos de relaciones anteriores de parte
de uno de ellos.
Los hombres suelen percibir poco la
insatisfacción de sus mujeres y mientras
sean buenos proveedores se sienten que
están cumpliendo.
El tema del pedido de afecto es poco
comprendido por muchos de ellos y el
aumento de la frecuencia sexual por ellas.
La buena comunicación es un pedido
generalizado seguido por el deseo de apoyo
mutuo, buena situación económica,
intereses comunes, acuerdo en educación
de los hijos y buenas relaciones sexuales.
La fidelidad sexual sólo es destacada
por un 13%. Son características que van
variando a lo largo del ciclo de vida.
La parentalidad se ve como tarea de
ambos en especial con el aumento del
trabajo de la mujer fuera de casa, pero
siguen los desacuerdos sobre el porcentaje
de aporte de cada cual y quien realizara las
labores de casa.
Los momentos vulnerables son: la
disminución del enamoramiento, la
diferenciación con las familias de origen,
el nacimiento del primer hijo, la educación
de los hijos y el alejamiento de éstos.
Las parejas perciben más tensiones
que en los matrimonios de sus padres y las
atribuyen a: problemas económicos (estrato
bajo), celos (e. bajo), incomunicación (e.
alto), infidelidad (mujeres y pobres),
incomprensión e incompatibilidad, alcohol,
educación de hijos, siendo poco dicho el
maltrato y los problemas sexuales.
La mayoría de las parejas arreglan
sus diferencias conversando y transigiendo,
siendo la comprensión y el perdón
frecuentemente mencionados, también el
cambio de la circunstancia que ocasionó el
conflicto. Otras veces señalan que se
solucionaron solos, o se disolvieron. Pocos
recurren a ayuda externa (2%) y un
porcentaje tolera la mala situación o se
separa (13%).
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El tema más mencionado de
separación es la infidelidad, después los
problemas de personalidad o de la relación
misma.
Ha aumentado la separación, pero no
se conocen cifras actuales, se calcula en un
20 a 25%.
En términos del discurso social llama
la atención: la salida de la mujer al trabajo
fuera del hogar, la importancia de la
autorrealización, los temas de género, la
exaltación de la sensualidad y sexualidad,
los temas de poder y emancipación.
Las modalidades de la convivencia
De los datos expuestos más arriba se
podrían extraer múltiples conclusiones y
llevar a cabo reflexiones en distintos niveles.
En este artículo me interesa
profundizar en una posible, aquella que dice
relación con las modalidades que puede
tomar una convivencia de pareja. Para ello
partiré por lo más básico, la biología, para
desde ahí ir subiendo peldaño a peldaño
hasta llegar a una formulación crítica de la
mirada sistémico cibernética y luego volver
a la mirada social, esta vez, señalando
algunas implicancias en la formulación de
políticas que tensionan la convivencia
cuando lo público y lo privado está
intersectado por lo social.
La vida en pareja adopta múltiples
modalidades que expresan una biología que
se despliega en participación, pertenencia y
construcción de un mundo simbólico, vida
en pareja que a su vez, está coaccionada por
la dependencia de ese mismo mundo
simbólico en su manifestación socio
lingüística.
Las formas que adquieren las
modalidades de la convivencia y hay que
estudiar son a mí parecer:
a) la noción de sujeto que está presente al
interior de la pareja- el concepto que cada
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miembro tiene de sí y del otro- como potencial empatía primordial.
interlocutores de una relación Al desarrollar algo más las metáforas
suficientemente estable en el tiempo; anteriores estamos teniendo en
consideración que una pareja, en un sentido
b) al estudiar la noción de sujeto es sistémico (siguiendo en este punto a G.
necesario antes estudiar la noción de Bateson), es un agregado de partes o
identidad tal como se da desde los seres componentes interactuantes, interacción que
vivos en adelante. está dada por la diferencia existente entre
ellos como seres biológicos que se expresan
c) estudiar cómo se actualizan en la vida a través de algún tipo de información,
cotidiana y corriente de las parejas nociones fenómeno éste de la diferencia, no localiz-
tales como confianza, felicidad, deseo, able en el espacio y el tiempo, sino en las
libertad, justicia, poder, seguridad, relaciones que se establecen mediante la
intimidad y género, entre otras; información. Para que este proceso
relacional se despliegue se requiere de la
d) estudiar los contenidos y formas de la posibilidad de decisión intencional y una
intersubjetividad- el pacto de confianza y participación de las singularidades de cada
el contrato social- lo gratuito y la norma; cual a través del lenguaje. Aparece así un
circuito a partir de sucesos que los
e) estudiar las influencias que los cambios desencadenan, codifican y a los que se le
biotecnológicos pudieran tener sobre los otorgan significados de una manera que hace
modos de convivencia que una pareja se visible la aparición de ciertas jerarquías en
da. él. Tales jerarquías se desenvuelven a través
Como sin duda se trata de algo muy ex- de cadenas recursivas de determinación
tenso para los propósitos de este artículo, autocorrectivas (biológicas, psicológicas,
sólo lo dejaré enunciado. Sin embargo, con sociales) que pueden modelar el
el fin de ahondar un poco en la cuestión, comportamiento de cada cual. En todo este
me es difícil soslayar la siguiente pregunta: proceso, las diferencias emergentes y sus
efectos pueden ser vistos como versiones
¿Qué aparece al plantear el problema de la codificadas de sucesos precedentes con el
modalidad de la convivencia en una fin de crear regularidades, pautas, reglas y
relación de pareja? restricciones que no sólo pueden aprenderse,
En términos hipotéticos, una idea de sino facilitan el aprendizaje del aprendizaje.
tensión entre lo subjetivo y el contexto so- El modo en que puede hacerlo toma la forma
ciocultural en que se despliega la relación de diálogo-texto y juego-drama, según
de a dos haciendo visible la atendamos preferentemente al nivel de la
intersubjetividad. palabra o al de la acción, pero en ambos,
Si a esa tensión la describiéramos en toma una forma que es visible para el
términos metafóricos, es posible observar observador y para ellos mismos como tales.
al menos tres ejes, dos de un mismo nivel y ¿Qué quiere decir esto?
otro cualitativamente distinto. Que cada integrante de la pareja habla
Es del nivel más visible la metáfora y actúa, inicia acciones mediante la palabra
de diálogo-texto y la de juego-drama. Es y la conducta. La palabra lleva a
de un nivel más oculto, el del otro como conversaciones y diálogos que van
misterio con toda la carga de sentido que escribiendo el texto de la historia entre am-
ello otorga y el de la creación de una bos. La acción de cada uno va haciendo

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posible la interacción y los circuitos pareja de jóvenes, por ejemplo, será a lo
recursivos que los envuelven en verdaderos mejor el nacimiento de un hijo el que los
juegos psicológicos con sus reglas y sus haga transitar por caminos más parecidos a
trampas. los deseados por los respectivos padres (que
Es de un nivel distinto, sin embargo, se casen) o seguirán con la elección de vivir
la consideración del otro como alguien al margen de la institucionalidad matrimo-
inaccesible, alguien que siempre se retira nial.
en su misterio, tal como lo desarrolla el Tanto la posibilidad como la ocasión
filósofo E. Levinas al referirse al rostro del se canalizan en una “dirección” más y más
otro como una inabarcable expresión de determinada hasta que una vez organizado
vida, o del otro como habiendo desplegado, el sistema, solamente admita su propia
a través de un vínculo primigenio, algún posibilidad y represente él mismo la ocasión
tipo de empatía que le servirá de modelo permanente de su realización, es decir, de
en futuras relaciones. su repetición como única forma de cambio.
Es de ello que estamos hablando Es el tema, por ejemplo, de la disputa en
cuando aludimos a una tensión inexorable una pareja porque el otro cambia
en la vida de relación de una pareja. bruscamente y se sale de la definición inicial.
Es aquí donde empieza un conflicto entre
Lo sistémico cibernético lo que llamamos “realización” y “finalidad”.
Esta direccionalidad (que disfruta de todo
¿Como comienza una relación? el prestigio de la teleología sin serlo, es decir,
La ocasión, especialmente “al de la búsqueda de fines) puede ser llamada
comienzo” (antes de cualquier sistema) devenir, pero la autorrepetición del
depende de la contingencia sin reglas que movimiento del sistema ya no. La dirección,
está abierta al más amplio campo de que ha sido hacia más orden y más
posibilidades y se convierte, con cada éxito necesidad, camina hacia una forma más
de sus predecesores, en una parte de las determinada y hacia su ley, y el devenir, que
posibilidades más determinadas de este ha sido, por tanto disminución de la
resultado (H.Jonas). contingencia e indeterminación (para evitar
Es el caso de una pareja de jóvenes la expresión “libertad”), camina hacia una
que decide iniciar una convivencia o un progresiva disminución de su propia
matrimonio, opción que tomarán de condición de posibilidad. Las relaciones que
acuerdo a lo que a ellos les haga más sentido esta direccionalidad guarda con el concepto
y a la capacidad de resistir las presiones de de entropía quedan pendientes.
sus antecesores acerca de la modalidad a La pregunta que sigue es si la noción
elegir. de sistema puede ser aplicable a la pareja en
En la medida que ese resultado cuanto son sus miembros seres vivos o se
significa una decisión, al comienzo siempre hacen cargo de hechos vitales, esto es, de
contingente a favor de “una” realidad, se las relaciones entre ser y devenir.
condena a muchas otras posibilidades
alternativas a no ser. Se restringen así ciertas ¿Qué se puede decir de una vida?
posibilidades futuras debido a las Seguiré en este apartado al filósofo
condiciones ya establecidas por ellos, H.Jonas y diré con él que la vida se compone
coartando incluso otras que todavía de los momentos en que se vive. Que cada
pudieran darse. una de sus fases le añade algo distinto y
En el caso del comienzo de nuestra nuevo que no estaba contenido en las fases

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o momentos precedentes y que por tanto
no es una mera transformación de lo mismo.
Que la vida no alcanza su totalidad propia
(pareciera que nunca la tiene) más que en
la suma de sus estados, y que su identidad
no consiste en la equivalencia de los
componentes de su serie temporal, sino que
es lo que le da cohesión a la multiplicidad
de los mismos. En otras palabras, la
identidad de una vida está dada por la
coordinación de los diferentes sistemas que
forman el cuerpo biológico y el espiritual
o psicológico y la calidad de paciente y
agente, a la vez, que esa vida humana
despliega en su transcurso.
En la terapia de pareja se nos olvida
esa presencia de lo biológico dada por una
variada expresión de alarmas fisiológicas
que van dañando el organismo al punto de
que con el estrés relacional aparecen un
conjunto de enfermedades somáticas o
molestias parciales que predicen escaladas
al divorcio. O las narrativas de vidas de
personas que despliegan sus recursos en
bordes en conflicto con la cultura
dominante y no les impide, sin embargo,
sacar adelante la relación con el otro/a.
Este aspecto de la noción de sistema tiene
algo singularmente adecuado para la vida,
amenazada como está por la muerte, a la
que termina sucumbiendo. Muerte real y
para el caso de la pareja, muerte de la
relación.
Es un aspecto que sitúa el sentido de
la organización en la conservación y sólo
admite la presencia de elementos nuevos
en lo ya organizado bajo la forma de
decadencia si atendemos sólo a la biología.
En la pareja está dado por el desafío del
duro camino de envejecer juntos y toda la
gama de recursos que la tecnología y la
medicina hoy proveen. La
autoconservación ocupa un lugar central en
la doctrina moderna de la vida y lo
sistémico habla el lenguaje de la
conservación. El equilibrio media entre las
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dos y constituye la versión moderna y
desencantada de armonía.
En la actualidad, con el conocimiento
que tenemos del metabolismo y su
naturaleza, entendido como un proceso
continuo que va renovando toda la
composición del organismo y que coincide
con el proceso vital mismo, y con el
conocimiento del papel fundamental que
juega la información dentro-fuera para todas
las actividades del cuerpo vivo, el modelo
cartesiano se ha podido refinar y fruto de
ello es la teoría General de Sistemas de von
Bertalanfy acerca del “sistema abierto” y la
teoría “cibernética” de Wiener y su círculo
tecnológico.
Ambas son teorías sistémicas del
organismo y mejoran la teoría cartesiana de
los autómatas en cuanto a la relación
organismo-entorno.
Lo relevante de la teoría de sistemas
de Bertalanfy es su apertura, a través de un
metabolismo continuo y totalmente
abarcante que tiene lugar entre el organismo
y el entorno, en cuyo ejercicio el sistema se
conserva como el mismo, en términos de su
función dinámica, no en cuanto sustancia,
es decir, en lo relativo a la forma, no a la
materia. La propiedad sistémica relevante es
el proceso o comportamiento dinámico y no
la disposición de las partes (estructura).
Esto que es claro para el organismo
vivo hagámoslo operar con nuestro objeto
de estudio, la pareja. En ella interesa
observar su funcionamiento en términos de
democracia, diferencia de géneros,
intercambio afectivo, reproducción,
permeabilidad con el entorno cultural, etc.
En términos generales, en los sistemas,
cualquiera que sean, importa la propiedad
de la apertura en combinación con ciertas
constantes de equilibrio, formalizadas
matemáticamente como axiomas y que son
propiedades de las que se pueden
comprender otras que son características del
organismo en calidad de propiedades
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sistémicas inmanentes como la
autorregulación, el crecimiento y el límite,
la regeneración, la adaptación y la
capacidad de conseguir objetivos por
caminos distintos de los habituales.
Para el caso de la pareja, la apertura
es hacia el otro en lo inalienable que tiene
y hacia el mundo en lo que los contiene
como parte de un sistema de expresión cul-
tural. Son expresiones sub-sistémicas
recursivas.
El equilibrio tiene varias
dimensiones: con el propio cuerpo, con las
distintas expresiones de la identidad singu-
lar, con la identidad narrativa, con la
gratuidad del amor, con la reciprocidad de
un existir en comunidad, etc.
Lo que importa para la vida concreta
de cada uno de ellos en términos de
autorregulación, crecimiento y límite, se
expresa ahora en una vuelta de tuerca como
fidelidad, lealtad, compañerismo,
emprendimiento de tareas comunes,
eficacia comunicacional, mutualidad y
acceso a la intimidad compartida.
Son dinamismos regulados por el
concepto de “equilibrio” que lo hace de un
modo “casi teleológico” que Bertalanfy
llama “equilibrio fluido”.
Los conceptos de equilibrio y
regulación son también centrales en el
modelo cibernético que surge de las
modernas técnicas de comunicación y de
procesos automáticos. La apertura por lo
que hace a la sustancia y a la energía
(proceso dinámico), que distinguía al ante-
rior modelo, recibe aquí el complemento
de la apertura en el modo de la
“información”, es decir, de la percepción
del resultado de la acción por medio de una
continua notificación sensorial que vuelve
de la periferia al centro.
Importa en este punto cómo se
evalúan las propias percepciones no sólo
sensoriales, sino también la de los sistemas
de creencias (significaciones) en que cada
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cual está y cómo se transforman en nuevas
ideas gracias a la apertura al otro y cómo
eso lleva a nuevas creencias en las que se
vuelve a estar de un modo más estable. Un
ejemplo es el de una pareja que difiere en
las tradiciones de pertenencia, uno es
conservador, el otro más liberal hasta que
logran un espacio que es de ambos.
Ambos modelos (sistémico y
cibernético) son complementarios en el
sentido en que tienen su fundamento en la
cosa misma: la apertura como metabolismo
exige apertura como capacidad de sentir,
capacidad que se entiende en su “función”
reguladora al servicio de la notificación (no
como cualidad en sí misma), de informar al
conjunto del organismo de cómo va
percibiendo lo que pasa en el afuera-adentro.
Además se observa que esta apertura
perceptiva al mundo presupone en su ser
funcional la otra apertura, la del proceso
dinámico, la del metabolismo, ya que sin
ésta y sin las necesidades de acción que en
ella se fundan no existiría interés alguno en
el gobierno o guía, ya que no habría interés
del mecanismo de gobierno para conseguir
su satisfacción.
La contribución cibernética a la
noción sistémica se basa en el feed-back
entre el aparato de notificación y de
ejecución debido al modo en que están
conectados, por ejemplo el sistema nervioso
central, donde la información sensorial sirve
de guía que compensa posibles errores en la
ejecución, lográndose así el “objetivo” de
la acción.
Se trata de una capacidad de
improvisar, que si bien es automática, en su
serie convergente de error y corrección tiene
las características de un comportamiento
teleológico.
En nuestro caso de la pareja eso se
evidencia, más allá de lo puramente senso-
rial, en las mutuas correcciones en relación
al deseo versus el programa de vida de cada
cual, sus respectivas disposiciones frente a
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novedad y estabilidad en la vida, en las
lecturas del amor que tengan, en la
distancia/proximidad que desplieguen, en
el modo como signifiquen, en el clima
emocional que logren construir, en las
interacciones confirmatorias recurrentes
que se den haciendo posible la aceptación
y el reconocimiento hasta estabilizar una
relación básica con sus regularidades y
restricciones dinámicas que los haga sentir
y pensar que esa es la relación que ellos
tienen y quieren.
El tipo de periodicidad que aquí se
produce es la del balanceo entre ser y no
ser, individual y dual, un movido equilibrio
entre devenir y perecer, todo lo cual lo hace
ser un auténtico acontecer.
No es que la conservación del
sistema se lleve a cabo en su actividad
solamente, sino que depende de esta última,
una conservación que como actividad
consiste en un renovarse de estados de
equilibrio que no duran demasiado tiempo
por la dependencia que tiene del entorno.
De este modo, la conservación es una con-
tinua elaboración, es el contenido del
funcionamiento del sistema, y con ello el
sentido de su existencia.
Queda al final la pregunta: ¿tiene la
pareja un fin que ella misma se da?, algo
así como un sentido de la vida o ¿sólo
alcanza con que realice de un modo
semirreflexivo, algo que vale para los
sistemas cibernéticos en general? Y en tal
sentido, ¿nuestra no trivialidad podría ser
emulada algún día por una máquina?
Dejo a l lector la interrogante.
Una nueva vuelta recursiva y desafíos
posibles.
Volvamos a la pareja concreta a la
que asistimos en la consulta.
¿Son ellos sujetos reflexivos o simplemente
partícipes de procesos recursivos de auto-
realización?
Creo que pronunciarse sobre
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esapregunta hace una diferencia en el
enfoque que un terapeuta le dé a la solicitud
de dos consultantes que no están pudiendo
con la auto-organización.
Ya antes se ha señalado lo que
participa en las modalidades que toma la
convivencia y la complejidad que encierra
si tomamos en cuenta la magnitud que
abarca una noción como la de sujeto o
identidad de ese sujeto y la toma de posición
frente a sí mismo y a otro que lo conmueve
hasta lo más íntimo de su ser, al iniciar con
él/ella, una relación, influidos como están,
por todo un mundo que los condiciona.
En ese contexto importa cómo
respetar la heterogeneidad de modos
posibles.
Esto significa valorar la importancia
acerca de cuales serán los principios y
criterios que se utilizarán en la formulación
de políticas de intervención con el fin de
hacer realidad tal respeto.
El mundo público cada día se
pronuncia más sobre el mundo privado
debido a la noción de “lo social” que hace,
a veces con inconsistencia, de bisagra entre
los dos mundos anteriores e impide una
separación entre ambos y diferencie lo que
sería propio de cada cual, y que al decir de
la filósofa política H. Arendt, hace confundir
la vida familiar, propia de la domesticidad,
con la acción política, manifestación por
excelencia de la vida pública.
Es mediante esta acción política
volcada hacia los terrenos de la vida privada
que la coacción se hace presente sobre la
pareja y alguna de sus determinaciones, las
que pueden llegar hasta la médula de su
identidad.
La pareja y la familia de hoy ocupan
un lugar complejo y en tensión entre el
respeto a su privacidad y las
responsabilidades públicas.
En esos cambios es observable, en el
mundo de hoy, un pedido: se busca que la
familia incorpore una mayor
¿ la
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ey en las generacionales.n la pareja con
respecto de lo primero y de la democracia
en su interior. Desde otro ángulo de mirada,
un tema hoy en discusión es sobre la
relación entre querer y ser querido en un
mundo que valora la auto-realización y lo
romántico de un modo, a todas luces, en
contradicción.
Y también está lo que consideremos
la unidad de análisis y de coacción.
¿Es la pareja un sujeto de derecho al igual
como lo son los sujetos individuales? La
ley que impide el divorcio en Chile así lo
señala hasta hoy, y si hay una ley, lo que se
busca cautelar es lo que la pareja origina:
una familia a la que hay que proteger y
normar.
¿Que tensiones se producen entonces
entre derechos de la familia y derechos de
la persona (niños, mujeres, hombres)? ¿Qué
características tendría que tener para ser
considerada igualitaria y democrática?
Para contestarnos estas preguntas es
importante saber el enfoque que
emplearemos para pronunciarnos y
distinguir distintos niveles de análisis.
Dos son los enfoques que entran en tensión:
el sistémico y e l d e d e r e c h o s y
oportunidades.
Los niveles de análisis podemos
abordarlos desde ejes en tensión, a saber:
sujeto individuo/sujeto familia (pareja);
familia como institución o familia como
valor normativo; la autonomía y libertad de
las personas en su interior; los derechos
individuales y los derechos de la familia;
el mundo público y el mundo privado; la
democracia en la familia.
Detengámonos aquí un momento.
¿Cuál es la diferencia entre un enfoque
sistémico y uno de derechos y
oportunidades?
Entendiendo que la respuesta es
compleja, al menos podemos adelantar que
primero apunta a los distintos niveles
recursivos de los sistemas vivos,
72
humanos,de pareja, familiares y sociales,
ámbitos elestos últimos donde se genera el
poder y las diferencias de género. El segundo
hace visible temas que habían quedado
ocultos, como el trabajo doméstico, las
desigualdades y la violencia al interior de la
familia.
De la capacidad que tengamos para
fijarnos en todo esto es que desplegaremos
mejor nuestros recursos como terapeutas al
momento de distinguir lo que hay detrás de
todo pedido de consulta: algún tipo de
sufrimiento, muchas veces disfrazado de
confusión, supuesta verdad, juegos
tramposos, deseo de estabilidad o ansias
de un poder que somete al otro.En todo ello
vuelve a aparecer la tensión que se ha
observado a lo largo de todo la reflexión y
que se muestra por medio de la pregunta:
¿puede una pareja elaborar lo que desea
conservar para que el sistema que generó
siga funcionando y con ello participar en el
sentido de su existencia como tal?
Con ello estoy aludiendo a fines, a
un sentido de la vida, algo que me parece,
va más allá del sólo hecho de observar e
intervenir sobre procesos, los que siendo
muy importantes, dejan oculto un gran tema
que en la pareja parece ser central: ¿cómo
fundar una ontología del vínculo?
La respuesta está en la capacidad de
hacer manifiesta una participación que funde
una pertenencia que regale cualidades de ser
al otro por el hecho de hacerse cargo de que
fue interpelado en su sensibilidad al punto
de encarnar un ¡heme aquí! que atestigua un
momento original, aunque después se llene
de acontecimientos y procesos que lo
ocultan, procesos que incluso son inevitables
y hacen manifiesta la alta probabilidad de
malos entendidos que llevan a la ofensa, el
juicio y la justificación.
La consideración de las nociones
arriba descritas creo que permite distinguir
la importancia de los procesos en que una
pareja se ve envuelta y que van desde lo más
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básico del metabolismo necesario para una
vida hasta la conciencia de sí, desde la
capacidad de sentir y percibir propio hasta
el pronunciamiento sobre una relación con
un otro inalienable en su subjetividad.
Que tales distinciones prevalezcan
muestra la compenetración existente, en la
vida real y concreta, de la misteriosa
relación entre materia y espíritu.

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De Familias y Terapias
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Sección Psicosocial
Los Desafíos de la Cultura a la
Psicología y al Pensamiento
Post- moderno
Someter los supuestos de las ciencias so-
ciales a un análisis cultural puede ser una
experiencia perturbadora. Tal análisis con-
frontará a las propuestas de las ciencias
sociales, y, por lo tanto, de la psicología,
con un conocimiento que es independien-
te, neutral, objetivo y que puede ser verifi-
cado (Weiten, 1995; Habermas, 1971) Más
aún, un análisis cultural desafía la preten-
sión a que exista un cuerpo internacional
de conocimientos que sea intercultural.
Considérese, por ejemplo, el lenguaje y las
metáforas que se usan en la psicología clí-
nica: las metáforas médicas con sus pala-
bras como diagnóstico y cura, las metáfo-
ras biológicas con su foco sistémico y ,
por supuesto, la mismas ciencias sociales
son metáforas modeladas de las ciencias
físicas y el pensamiento positivista (Harré
Hindmarsh, 1993). Esto deriva en crear
practicantes que buscan diagnósticos obje-
tivos, causas objetivas, explicaciones ob-
jetivas y curas objetivas. Muchos clínicos
se han vuelto tan apegados a la metáfora
científica que no es de sorprenderse que la
psiquiatría, psicología o la enfermería, por
ejemplo, a menudo descansen principal-
mente en la así llamada objetividad de las
terapias químicas para curar. Frecuente-
mente, diagnostican sólo para decidir qué
fármaco usar. Pero aún cuando la terapia
74
Charles Waldegrave1
no es química, a menudo se basan en las
categorías diagnósticas como las estableci-
das por el DSM publicado por la Asocia-
ción Americana de Psiquiatría y las así lla-
madas explicaciones y curas médicas cien-
tíficas (Tomm, 1990).
El pensamiento posmoderno en el mundo
occidental ha desafiado todo esto (Foucault,
1971, Maturana y Varela, 1980). Por su-
puesto que siempre ha existido escepticis-
mo fuera del mundo europeo a las frías
metáforas positivistas. Los maoríes y las
personas de las Islas del Pacífico en Nueva
Zelandia rara vez han utilizado los servicios
de la terapia. Normalmente sólo asistían
cuando eran derivados por el Departamen-
to de Bienestar Social o de Justicia o un
hospital psiquiátrico . Estos procesos les
han sido impuestos. La fe en el sistema en-
tre los Pakeha (europeos) pobres también
ha sido cuestionada. Pero el verdadero de-
safío a esta tal llamada objetividad del en-
foque científico en el mundo europeo vie-
ne de los desarrollos posmodernos y parti-
cularmente del pensamiento posmoderno.
Básicamente, el posmodernismo afirma que
los eventos ocurren en el mundo físico y que
las personas significan estos eventos. En
este paradigma no existe un significado ob-
jetivo ni una explicación objetiva. Por ejem-
plo, yo podría caminar hacia una colega y
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amiga maorí y poner mi brazo en su hom-
bro. Podríamos tomar esto como un even-
to que ha ocurrido en el mundo físico. Di-
ferentes personas le darán diferentes sig-
nificados a este evento. Algunos dirán que
es un gesto amistoso, otros podrán decir
que es un gesto paternalista, algunos dirán
que es un gesto racista. Otra persona pue-
de decir que es camaradería transcultural.
Sin embargo, otro podría etiquetarlo como
violento y otro podría decir que es invasor
y sexista , etc.. El punto es que no existe
una realidad objetiva en las explicaciones
de los eventos que ocurren en el mundo fí-
sico.
Sin embargo, existen problemas con esta
visión, ya que puede sugerir que todas las
explicaciones son de igual valor. Pero esto,
a menudo, no es el caso. Las experiencias
y explicaciones judías y polacas de la Se-
gunda Guerra Mundial ofrecen significa-
dos bastante diferentes de las explicacio-
nes y significados que los Nazis dan al mis-
mo evento, y quisiéramos tratarlos de ma-
nera diferente. Igualmente, las víctimas
sobrevivientes de abuso frecuentemente le
dan significados diferentes al eventos físi-
co de su abuso que el que le dan muchos
victimarios. Nos gustaría referirnos a las
diferencias de esos significados .
El posmodernismo habla acerca de “signi-
ficados preferidos” (Giroux, 1983;
Waldegrave, 1990; Harré Hindermarsh,
1993; Tamases & Waldegrave, 1993), sig-
nificados que surgen de los valores. Por
ejemplo, quisiéramos decir que la equidad
de género es preferible a la dominación
masculina, o que la auto determinación cul-
tural es preferible a la dominación de una
sola cultura. Cualquier posición que tome-
mos, colorea nuestra visión de mundo. Si
no existe algún significado objetivo, sino
que simplemente explicaciones de signifi-
cado, entonces tenemos que empezar a eva-
luar nuestros valores y ética en relación a
esos significados, especialmente cuando
75
trabajamos con individuos o con una fami-
lia, ya que este tema de nuestros valores se
vuelve esencial.
La contribución de los posmodernistas es la
visión que todas las construcciones de la rea-
lidad son simplemente eso, construcciones.
Estas construcciones incluyen a las ciencias
sociales. De hecho, podríamos ir más lejos
y afirmar que las ciencias sociales simple-
mente ofrecen una descripción cultural de
los hechos que ocurren en el mundo físico.
Esa explicación cultural particular surge de
una visión de mundo que está centrada alre-
dedor de los conceptos de individualismo y
secularismo que son valores dominante en
la Europa Occidental y en la Norteamérica
blanca. De hecho, existen muchas otras ex-
plicaciones y descripciones culturales de los
eventos. Esta perspectiva es una postura
posmoderna esencial y es central en nues-
tro trabajo en el Centro Familiar.
Muchas personas se acuerdan de cuando el
abuso sexual y físico eran vistos por los psi-
cólogos y otros terapeutas, en términos clí-
nicos dentro de las viejas metáforas médi-
cas, biológicas y de las ciencias sociales. Se
buscaba las causas y se trataba los síntomas,
pero el abuso mismo era frecuentemente ig-
norado o considerado fuera de la arena clí-
nica. Numerosas mujeres politizaron este
tema y clarificaron el significado que ellas
le daban a tales eventos. (Bograd, 1984;
Goldner, 1985; Pilali & Anderton, 1986;
McKinnon & Miller, 1987; Kamsler, 1990).
Los psicólogos y terapeutas ya no pueden
actuar como antes. El “abuso” y los signifi-
cados que ahora le damos han cambiado
nuestra práctica y nuestras explicaciones, sin
dejar de mencionar que también a la ley. Las
viejas metáforas positivistas eran simple-
mente inadecuadas para la tarea. De hecho,
contribuyeron a un montón de conductas
antiéticas. Fue el cambio de significado a
un significado preferido lo que marcó la di-
ferencia. Esto no se descubrió científica-
mente, fue el resultado de movimientos po-
De Familias y Terapias 9:14 y 15 Jun-Nov 2001
líticos que crearon una nueva conciencia al
llamar la atención sobre los significados que
le dábamos a esos eventos .
Tomando todo esto en cuenta, los cientistas
sociales y los clínicos debieran ser más hu-
mildes en sus pretensiones de conocimien-
to. Es bien poco lo que realmente sabe-
mos. Tomemos, por ejemplo, a la
esquizofrenia: Realmente no sabemos qué
es lo que es o cómo tratarla, pero somos
muy buenos para etiquetar a las personas .
De hecho, sabemos muy poco en las cien-
cias sociales acerca de la salud mental.
Hemos tenido pocos éxitos. En términos
reales, el fracaso es más característico de
nuestro trabajo en instituciones de salud
mental, como también en las prisiones y en
la asistencia social. Este registro es bas-
tante atemorizante. Se podría decir que no
existe evidencia que el exorcismo, las
sanaciones tradicionales o las sanaciones
por la fe sean menos exitosas en su trabajo
dentro de las comunidades que ejercen ta-
les prácticas.
Con estos antecedentes consideremos algu-
nos de los aspectos que involucran el tra-
bajar con diferentes culturas. La cultura
tiene que ver con los significados que las
personas le dan a los eventos. Esto nos
plantea temas que son críticos para los psi-
cólogos , tales como identidad y pertenen-
cia. Nuestra experiencia en el Centro Fa-
miliar, una organización que está
estructurada en términos culturales, en los
campos de la terapia familiar, desarrollo
comunitario, investigación en políticas so-
ciales y educación, nos ha llevado a nue-
vos aprendizajes. Nosotros hacemos nues-
tro trabajo dentro de tres sectores cultura-
les, Maori, Islas del Pacífico y Pakeha (eu-
ropeos), cada sector tiene un equipo de tra-
bajadores de esa cultura particular . Los
siguientes son algunos de nuestros apren-
dizajes.
76
Ideas del si mismo versus la familia
Todas las culturas tienen historias, creencia
y formas de hacer las cosas. En particular,
las culturas conllevan significados. Noso-
tros experimentamos prácticamente todos
los eventos íntimos de nuestra vida dentro
de una cultura o culturas. Dentro de nues-
tras familias o grupos íntimos, aprendemos
las reglas y las maneras aceptadas de hacer
las cosas. La vida pública también está de-
terminada por los significados creados por
las culturas. Esto es muy significativo; in-
dica que cualquiera persona trabajando con
personas de una cultura diferente de la pro-
pia requiere al menos de una apreciación
cualitativa y conocimiento informado de esa
cultura. Normalmente, la única manera por
la que las personas obtienen tal apreciación
y conocimiento es siendo parte de esta cul-
tura o al menos estando extremadamente
familiarizado con ella y trabajando bajo al-
gún tipo de supervisión de alguien de esa
cultura.
Esto es frecuentemente mal entendido por
las personas de las culturas blancas, porque
la mayoría de nosotros, de esas culturas ,
rara vez reflexionamos sobre nuestra base
de valores o consideramos cuánto de nues-
tra cultura está permeada por los conceptos
del individualismo. La mayoría de las teo-
rías psicológicas, por ejemplo, han sido de-
sarrolladas en Europa Occidental y la
Norteamérica blanca. En esas culturas,
como en la Pakeha (europeos) de Nueva
Zelandia, el auto valor individual es muy im-
portante. Así, para casi todas las teorías de
la psicología clínica y psicoterapia , el prin-
cipal objetivo de la terapia es la auto valo-
ración individual. Esto es porque el desti-
no, responsabilidad, legitimidad y aún los
derechos humanos son vistos como concep-
tos esencialmente individuales. Los concep-
tos de si mismo, asertividad individual, y
realización son centrales para muchas de
estas terapias.
De Familias y Terapias 9:14 y 15 Jun-Nov 2001
Por otro lado, para las personas que vie-
nen de culturas comunitarias o de familias
extensas, la auto exposición y auto afirma-
ción son a menudo causantes de confusión
y aún alienadoras. Recuerdo una ocasión
cuando estuve involucrado en un proyecto
con la sección de las Islas del Pacífico del
Centro Familiar. Estábamos hablando y de-
batiendo acerca de el concepto del si mis-
mo en psicoterapia y en psicología. Uno
de los trabajadores dijo, “Ustedes no se
dan cuenta lo que es para mi como
Samoano cuando me hacen una pregunta
como ¿qué piensas tú? acerca de algo en
terapia. Es tan difícil para mi contestar a
esa pregunta. Tengo que pensar, ¿Qué pien-
sa mi mamá?, ¿Qué piensa mi abuela?,
¿Qué piensa mi papá?, ¿Qué piensa mi tío?
¿Qué piensa mi mente ¿Cuál es el consen-
so de esos pensamientos? Ah, eso debe ser
lo que yo pienso”. Así es como lo descri-
bió. El explicó que para él., ¿Qué piensas
tú? No era una pregunta natural y sí ex-
traordinariamente intrusa.
Las preguntas relativas al si mismo frecuen-
temente alienan a las persona de culturas
comunitarias y familias extensas, chocan-
do crudamente con sus sensibilidades.
Dentro de las culturas basadas en la indivi-
dualidad, tales preguntas pueden ser bas-
tante adecuadas. Sin embargo, fuera de
estas culturas, estas preguntas son muchas
veces sentida como intrusas y mal educa-
das como ilustra la experiencia de my co-
lega de Samoa. Pueden romper la sensibi-
lidad cooperadora entre las personas y des-
truir el marco de significados que debiera
hacerse para la curación.
Algunos ejemplos de nuestra propia prác-
tica pueden ilustrar esto. En el Centro Fa-
miliar, cuando el primer trabajador maorí
decidió desarrollar una terapia maori, yo
fui invitado a dialogar con él y otros cole-
ga maories de nuestra comunidad. En los
comienzos del proyecto, una pareja fue re-
ferida desde el Juzgado de Familia por una
77
disputa en relación a la custodia y acceso a
visita de los hijos. En aquellos tiempos, en
el Centro Familiar había un solo funciona-
rio maorí.,Warihi Campbell, que estaba tra-
bajando como consultor maorí detrás del
espejo unidireccional. (Esto ahora ha cam-
biado, y existe una sección maorí que hace
su propio trabajo, pero esto era al comien-
zo)
Warihi y yo trabajamos detrás del espejo,
había un terapeuta pakeha(europeo) delante
con la familia. Todos nos habíamos cono-
cido y habíamos sido presentados antes de
la entrevista. Quedó claro que la madre (y
esposa) de esta familia se había ido y que el
padre (y marido) estaba en el hogar familiar
con los hijos. La disputa estaba centrada en
que la madre quería volver a la casa con sus
hijos y que el padre se fuera.
Mientras conversaban, quedó claro que el
padre estaba bastante dispuesto a que esto
ocurriera, ambos tenían harta experiencia en
el cuidado de los hijos y ambos eran consi-
derados responsables y capaces en esta área.
El terapeuta, después de una discusión bien
prolongada, descubrió que había un obstá-
culo: la abuela materna quería que los hijos
y el padre se quedaran juntos en la casa. A
medida que continuaba la entrevista, el te-
rapeuta, operando desde una perspectiva in-
dividualista pakeha, reconoce a los padres
como los principales tomadores de la deci-
sión y dice: “Bueno, si Uds. dos están de
acuerdo con este cambio, entonces por qué
Ud. (al padre) no se va, y Ud. (a la madre)
puede irse a vivir con sus hijos, y luego Uds.
se lo explican a su madre”.
Cuando el terapeuta hace esta movida,
Wahiri se preocupa y golpea el vidrio para
que salga a conversar con nosotros. El da a
conocer que entre los maoríes la relación
primaria es tradicionalmente entre los abue-
los y nietos, no entre los padres e hijos, como
en la mayoría de las culturas pakeha. El
continúa diciendo: ”Si Uds. van en contra
de los deseos de la abuela ,y ella debe tener
De Familias y Terapias 9:14 y 15 Jun-Nov 2001
sus razones para querer ese arreglo , enton-
ces Uds. corren el riesgo de alienar a esta
familia de la familia extensa. Ella no está
aquí para dar sus motivos. Uds. no deben
hacer eso.”
En este proyecto habíamos acordados des-
de el principio, que ninguna de las directi-
vas culturales de este tipo se cuestionarían,
así es que al terapeuta se le envió a decir lo
que Wahiri había dicho. Tan pronto como
esto se hizo, los padres estuvieron de acuer-
do, ya que entendían la sabiduría detrás de
la intervención. Ellos eran maoríes y, por
lo tanto, les hizo sentido. La situación de
custodia y visitas se resolvió de este mo-
mento en adelante. De hecho, con el tiem-
po las cosas cambiaron y uno o dos años
después la abuela apoyó la variación de
ese arreglo.
Después de la entrevista, nosotros re-
flexionamos sobre lo que había sucedido,
y los que éramos psicólogos nos dimos
cuenta de que nunca nos habían enseñan
algo como esto en nuestro entrenamiento
clínico. Reconocimos que si hubiésemos
ido en contra de los deseos de la abuela,
habría sido muy perturbador para esa fa-
milia. Los podría haber alienado de los de-
más miembros de su whanau (familia ex-
tensa). Nunca habíamos pensado en eso
antes. Les habríamos causado los mismos
problemas que si no tomáramos en cuenta
los deseos de un padre en una familia
pakeha(europea) y accediéramos a la visión
de un abuelo. En la mayoría de las fami-
lias Pakeha, esto sería vivido como extre-
madamente inadecuado e insensible. En-
tonces, empezamos a pensar en cuántas
veces habríamos cometido errores simila-
res. Si uno no es parte de la cultura, uno
normalmente no sabe acerca de tales tradi-
ciones. Si uno es parte de la cultura, las
tradiciones son bastante naturales.
Empezamos a pensar en cuántas veces este
tipo de cosas habrían ocurrido en el trabajo
psicológico del Departamento de Justicia,
78
en el área de la salud mental, etc. Cuántas
veces, con la mejor de las intenciones se ha-
brán cometido este tipo de errores! Esto se
debe a que el conocimiento cultural no ha
sido considerado significativo en el trabajo
clínico. (Waldgrave, 1985; Durie, 1986;
Boyd-Franklin, 1989; Waldgrave &
Tamasese, 1993 McGoldrick, 1994).
Respeto, Veguenza y Espiritualidad
Otro aspecto que se ha destacado en estos
proyectos ha sido las diferentes nociones del
respeto en terapia. Creo que entre los
Pakeha más educados existe el sentimiento
que todas las personas son iguales. Existe
una mirada liberal. En realidad, no trata-
mos a todos de igual manera, pero sí trata-
mos de hacerlo en terapia. A menudo in-
tentamos evitar el adherir el respeto al estatus
de una manera obvia. Por ejemplo, los pa-
dres de adolescentes frecuentemente vienen
a pedir ayuda, y están realmente afectados
con lo que está ocurriendo en su hogar, o
por lo que el joven o la joven pueda estar
haciendo. Es bastante común en una situa-
ción pakeha el escuchar la preocupación de
los padres respetuosamente y luego dirigir-
se al hijo o hija y decir : “Bueno, tú has oído
lo que tu mamá y papá han dicho, ¿Cuál es
tu visión?” Yo me he dado cuenta que cuan-
do esa misma pregunta se hace a un joven
maorí o de las Islas del Pacífico, ellos sólo
bajan los ojos y se quedan silenciosos. Esto
se debe a que a ellos se les está pidiendo
que comenten y evalúen lo que la genera-
ción anterior a ellos ha dicho. Esto los
individualiza y desalienta el respeto que se
les ha enseñado tienen que tener hacia los
de las generaciones mayores. Si se quiere
la opinión de una persona joven, existen di-
ferentes procesos para obtenerla.
El tema de la vergüenza comunitaria, es-
pecialmente en las áreas de abuso también
es un tema mayor. Por ejemplo, el proceso
De Familias y Terapias 9:14 y 15 Jun-Nov 2001
de identificar a una persona que ha sido abu-
sador en una familia es bastante diferente
en las culturas maoríes y de las Islas del
Pacífico. Si este tema se toca directamente
con una familia, toda la whanau (familia
extensa) experimenta la vergüenza, inclu-
yendo a la víctima. Como resultado, toda
la familia se queda en silencio. Aunque
puede ser bastante adecuado el ser directo
en estos temas con una familia pakeha, de-
bido a que es aceptable el individualizar la
culpa, en las familias maorí y en las de las
Islas del Pacífico se puede victimizar aún
más al sobreviviente del abuso. En las cul-
turas en donde la identidad es una expe-
riencia colectiva, las implicancias que pue-
dan tener las intervenciones terapéuticas
son bastante diferentes. Por supuesto que
existen maneras aceptables de tocar estos
temas con los abusadores, pero el camino
es diferente.
La espiritualidad es otro aspecto impor-
tante que sobresale. Las ciencias sociales
se enorgullecen de ser una ciencia secular,
sospecha de cualquier cosa que no sea del
mundo. Por el contrario, las familias
maoríes y de las Islas del Pacífico frecuen-
temente comparten sueños, rezos, y expe-
riencias sobrenaturales que son importan-
tes para la vida familiar y para los temas de
salud e integridad. Cuando se habla de
violaciones, a menudo hay una necesidad
de rituales de protección. Las cosas que
son consideradas sagradas para ellos son, a
menudo, totalmente desconsideradas por
los cientistas sociales y los psicólogos.
Efectos del predominio de los valores oc-
cidentales
Generalmente, ilustramos algunas de las di-
ferencias significativas entre los valores
fundamentales de los maori y de las Islas
del Pacífico por un lado y los de los pakeha
por el otro, de la siguiente manera:
79
comunitario vs individual
ecológico vs consumista
espiritual vs secular
consensual vs conflictivo
Desde una perspectiva ecológica, las rela-
ciones de las personas con su ambiente son
muy diferentes siven a la Madre Tierra en
términos de quién son y dónde están, que
como una inversión a ser explotada o de-
sarrollada para obtener utilidad. Aunque
muchos pakeha sean ambientalistas, el va-
lor del consumismo predomina en esta cul-
tura. Actualmente, por ejemplo, las pre-
siones consumistas y las privatizaciones
están influenciando cada vez más nuestros
servicios de salud en Nueva Zelandia.
En el mundo Pakeha, muchas veces subes-
timamos lo confrontacional que son las ins-
tituciones de nuestra sociedad. Nuestro sis-
tema de partidos políticos está instituído de
tal manera que si una parte pone una tesis,
la otra se la destruye. Los arreglos en los
lugares de trabajo entre empleados y
empleadores también son confrontacionales.
Esto es bastante diferente de las institucio-
nes y estructuras consensuales en la toma
de decisiones de los maoríes y de las Islas
del Pacífico, tales como la marae (el lugar
de encuentro tradicional de los maoríes).
Las ciencias sociales han sido desarrolladas
en un ambiente en donde los valores de lo
individual, secular, orientado al consumo y
conflictivo son centrales. Naturalmente, esto
valores permean las teorías y el entrenamien-
to. Hoy en día, se espera que las naciones y
culturas que tienen valores diferentes califi-
quen a su personal clínico y de investiga-
ción en el enfoque occidental. En países
como nueva Zelandia, la mayoría de las ins-
tituciones oficiales de salud y bienestar to-
davía esperan que las persona de culturas
que tienen valores comunitarios, espiritua-
les , ecológicos y consensuales obtengan una
calificación académica que enfatiza los va-
lores opuestos. Esto es bastante absurdo, y
De Familias y Terapias 9:14 y 15 Jun-Nov 2001
es particularmente absurdo cuando consi- res de la cultura en que se han desarrollado
deramos que, actualmente, las personas en las ciencias sociales.
las culturas occidentales están buscando Las culturas difieren importantemente una
muchos de esos valores no occidentales . de otra. Las personas de diferentes culturas
En la mayoría de los países occidentales se tienen diferentes historias. Pueden tener dis-
espera que las personas indígenas o de otros tintas experiencias de inmigración o trau-
grupos culturales que deseen entrar a algu- mas de guerra. Los lenguajes de las diver-
na de las profesiones de ayuda se califiquen sas culturas promueven ciertos conceptos y
en las ciencias sociales para ser reconoci- reducen otros. Las definiciones de lo que
dos. Debido al dominio de los valores blan- son conductas aceptables e inaceptables di-
cos en las ciencias sociales, esto frecuente- fieren de cultura en cultura. Los conceptos
mente requiere que las persona abandonen asociados de respeto y vergüenza son dife-
a su propia gente y valores para estudiar rentes. Los patrones de pensamiento y co-
bajo otras personas con valores diferentes municación ( lineales, circulares, etc.) difie-
para poder estar calificados para trabajar ren de cultura en cultura. El grado de afir-
con su propia gente. Este tipo de proceso mación y el grado de subyugación que una
de aprendizaje es bastante poco respetuoso cultura ha experimentado también tiene una
de otras culturas, y peor aún, puede contri- fuerte influencia sobre los sentimientos de
buir a hacer menos capaces a los indígenas pertenencia, identidad y confianza que las
y a otros trabajadores culturales en sus es- personas de la cultura poseen y, por supues-
fuerzos para ayudar a su gente. Para que to, estos factores varían entre las culturas
las ciencias sociales se vuelvan también. En resumen, la cultura es proba-
consistentemente relevantes para las per- blemente el determinante más influyente del
sonas de estas culturas, necesitan ser desa- significado que existe, debido a que las cul-
rrolladas por ellos dentro de sus propios turas expresan la humanidad y cooperación
marcos culturales. de grandes grupos de personas en un largo
periodo de tiempo. Como tales, son sagra-
das y merecedoras del más grande respeto.
Conclusión: La necesidad de Una Tera- Las prácticas terapéuticas y psicológicas que
pia Justa no toman en cuenta las redes de significado
cultural de una manera informada son ra-
En resumen, desde nuestra perspectiva en cistas. Este racismo puede no ser intencio-
el Centro Familiar, las ciencias sociales nal, pero los valores del grupo que controla
ofrecen una manera cultural de describir los a todas las otras instituciones de las socie-
eventos. Esto no significa que las perso- dad predominan de una manera que simple-
nas pakeha nunca sean comunitarias, espi- mente continúan el proceso de colonización.
rituales, ecológicas o consensuales, pero sí En estos días, la colonización no se lleva a
que los valores predominantes en la mayo- cabo a través del cañón de un fusil, sino a
ría de las culturas blancas son los de lo través de las palabras consoladoras de aque-
individual, secular, consumista y conflic- llos que cambian los corazones, mentes y
tivo. También hay valores patriarcales. espíritu de las personas. Los terapeutas y
Esto se debe a que hasta recientemente, sólo profesores tienen una enorme responsabili-
los hombres controlaban el desarrollo de dad aquí. Los psicólogos, especialmente
la ciencia, tecnología, los mercado y las ins- aquellos en la práctica clínica, necesitan es-
tituciones de los países industrializados y tar conscientes de lo significativa que es su
post industrializados. Estos son los valo- influencia.

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Nosotros, los que estamos en las ciencias que permitan que los recursos de salud y
sociales deberíamos saber esto. Nos bienestar lleguen a aquellos que más los
enseñaron que la pertenencia y la identidad
necesitan, en sus propios términos.
son la esencia del potencial humano y de También, permitiría a trabajadores de otras
salud. Ha sido conveniente para nosotros
culturas desarrollar nuevos paradigmas y
negar esto, pero los resultados de esta nuevos cambios en nuestro campo. Esto no
negación han sido trágicos. Los más llevará al abandono de las ciencias sociales
necesitados de recursos de salud y bienestar
, sino que permitirá que un cuerpo de
en nuestras sociedades vienen en forma conocimientos se instale junto a otros
desproporcionada de culturas que son
dominios del conocimiento, tales como los
dominadas. Ellos se merecen, por lo de género y cultura, sin dominar. Esta será
menos, lo que nosotros en el Centro Fa- una nueva experiencia para las ciencias
miliar
sociales, pero sospecho que será liberadora..
llamamos “terapia justa”, un trabajo
profesional sensible que les permita sentirse
culturalmente seguros
Después de un taller en Nueva Zelandia,
alguien alguna vez nos dijo, “Saben, un
maorí , si quiere, puede siempre aprender
a ser un psicólogo, pero un psicólogo no
puede aprender a ser un maori”. El
conocimiento cultural puede o no estar
acompañado de conocimiento de las
ciencias sociales, pero sí puede sostenerse
solo. Los que lo poseen y eligen trabajar
en las profesiones de ayuda, tienen talentos
que nuestros países necesitan
desesperadamente. Nuestra organización
requiere de estas personas y ellas necesitan
tener los recursos adecuados, tener
seguridad laboral y control sobre su trabajo,
Otros trabajos culturales, aparte de nuestras
organizaciones, también requieren de los
recursos adecuados. Aquellos que hacen
tales trabajos pueden curar a los suyos de
maneras que nosotros jamás podremos
hacerlo. Además, es casi seguro que
ofrecerán un campo rico en metáforas y
significados alternativos que nos pueden
liberar de los viejos significados médicos,
biológicos y de las ciencias sociales.
De hecho, los psicólogos y otros
profesionales que ayudan , tienen una
oportunidad única ahora de reconocer otras
maneras de describir los eventos, una
manera que llevará a prácticas creativas

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