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El ozono estratosférico recuperará hacia 2050 los niveles que tenía en los años ochenta del siglo XX,
gracias a los esfuerzos internacionales de conservación. Así lo señala el informe "Evaluación científica del
agotamiento de la capa de ozono 2010", de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en el que han participado más de
300 científicos.
La disminución de este filtro gaseoso, presente en la estratosfera a unos 25 kilómetros de altura, acarrea
un mayor paso de la radiación ultravioleta solar, cuyas consecuencias para el medio ambiente y la salud
son muy negativas.
El trabajo señala la estrecha relación de este problema y el cambio climático: muchas de las sustancias
que reducen la capa de ozono son potentes gases de efecto invernadero. Por ello, el Protocolo de
Montreal de 1987 ha sido muy beneficioso para mitigar ambas cuestiones. Este acuerdo, firmado en la
actualidad por más de 190 países de todo el mundo, prohíbe el consumo y fabricación de los
clorofluorocarbonos(CFC), unos gases muy utilizados hasta entonces en la industria del frío y en los
aerosoles de uso cotidiano (desodorantes, lacas, etc.), con un papel fundamental en la destrucción del
ozono.
Al combatir este problema, señala el informe, se ha evitado la emisión anual de 80 gigatoneladas de
dióxido de carbono (CO2) equivalentes. Por su parte, el cambio climático tendrá una influencia creciente
sobre el ozono en las próximas décadas. Los cambios en la capa serán consecuencia de las emisiones de
gases de efecto invernadero de larga duración, sobre todo CO2, asociados a actividades humanas.
http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/urbano/2010/09/23/196002.php
El deterioro de la capa de ozono
Una parte del deterioro de la capa de ozono es un proceso natural de desgaste, la otra parte es
directamente culpa de la actividad humana.
Desde las últimas décadas del siglo XX los científicos se han dedicado más fuertemente a los estudios
ambientales, y han descubierto lo que se conoce como «agujero de la capa de ozono», una región de la
atmósfera terrestre donde la densidad de la ozonósfera se reduce drásticamente.
A pesar de que la mayor parte de las emisiones contaminantes se producen en el hemisferio norte del
planeta, dado que es donde están los países más urbanizados e industrializados, el agujero de la capa de
ozono se encuentra sobre la región de la Antártida, en el hemisferio sur.
Por mucho tiempo esto fue un verdadero misterio para los científicos, pero finalmente descubrieron que
se debe a que en esa región se dan las condiciones para la formación de un tipo particular de nubes en la
estratósfera.
El agujero de ozono se produce por la emisión desmedida de clorofluorocarbonos (CFCs) —por ejemplo
aerosoles o refrigerantes industriales— y fungicidas del suelo, los cuales son capaces de destruir la
ozonosfera 50 veces más rápido que los CFCs.
La capa de ozono y el cambio climático
Gran parte del cambio climático que estamos viviendo se debe al deterioro de la capa de ozono, pero no
todo. Una parte del cambio climático se debe a otros factores, e icluso también a causas naturales.
De modo general podemos decir que ambos fenómenos están íntimamente relacionados, mas debemos
tener claro que son cosas diferentes.
La principal característica del cambio climático es el calentamiento global, que produce el paulatino
derretimiento de los casquetes polares y, por consiguiente, el aumento del nivel del mar.
El clima en la Tierra es cíclico, el cambio climático es un fenómeno natural, el problema es cuánto lo
acelera y radicaliza la actividad humana.
Enlentecer el cambio climático es fundamental para evitar que sus consecuencias sean catastróficas para
la vida en el planeta. En ese sentido, reducir las emiciones de gases contaminantes es un primer y
fundamental paso que la humanidad debe dar