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La doctrina del hombre (Antropología)

La teología significa simplemente pensar acerca de Dios y expresar esos pensamientos en


alguna manera. La frase “sana doctrina,” que Pablo usa, significa doctrina saludable (2
Tim. 4:3; Tito 1:9). La doctrina saludable, o la teología saludable, siempre se espera que
resulte en una forma santa de vivir. La teología saludable se expresa no sólo en un credo,
sino en un vivir fructífero; y una vida santa tiene que basarse en una teología saludable. El
conformar nuestras vidas a la imagen de Cristo es la meta principal al estudiar la teología;
sin embargo, a fin de cuentas, ningún libro puede hacer esto, solamente lo pueden hacer
usted y Dios.
La Doctrina del Hombre (Antropología)
Dios creó al primer hombre a Su imagen del polvo de la tierra y le implantó su propio
aliento de vida (Gn. 1:27; 2:7). Ninguna criatura subhumana estuvo involucrada, ni
tampoco ningún proceso de evolución. El relato Bíblico nos enseña que Adán fue el primer
hombre. Las Escrituras muestran clara y enfáticamente que el hombre es el resultado de
los actos de Dios inmediatos, especiales, creadores y formativos. El hombre fue creado a
la imagen de Dios, poseyendo facultades intelectuales y una naturaleza santa, con la
responsabilidad de desarrollar un carácter santo.
Algunas de las facetas del aspecto inmaterial del hombre son: 1) Alma, la palabra hebrea
nephesh, significa “vida” (Gn. 2:7); 2) Espíritu, pneuma se origina de Dios y todas las
personas tienen espíritus (Nm. 16:22; Heb. 12:9); 3) Corazón, es el asiento de la vida
espiritual (2 S. 18:14; 2 R. 9:24) y con el corazón el hombre cree para justicia (Ro. 10:9-
10); 4) Conciencia, es un testigo dentro del hombre que le ordena hacer lo que él
considera correcto y no hacer lo que cree incorrecto (Hch. 23:1); 5) Mente (Ro. 1:28; 3:11);
6) Carne (Lc. 24:39); y 7) Voluntad (Ro. 7:15-25).
El hombre fue creado en inocencia y luego fue tentado por Satanás a través de la
serpiente (Gn. 3:1-6), a la cual obedeció y así pecó contra Dios. En ese momento Adán y
Eva se constituyeron en pecadores y separados de la presencia de Dios y a la vez
destituidos (Gn. 3:7-24; Ro. 5:12; 3:23). Mediante el acto de desobediencia, el hombre
cayó de su estado de inocencia, trayendo de este modo tristeza, dolor y muerte sobre sí
mismo y su posteridad.
El hombre puede tener vida eterna si reconoce que está muerto espiritualmente, que es un
pecador, que está destituido de la gloria de Dios y recibe el regalo de Dios que es
Jesucristo. El único camino de salvación para el hombre es Jesucristo (Hch.
4:12; 16:31; Ro. 10:8-10) y es un acto de fe (Ef. 2:8-10; Ro. 3:24-28).
Los hombres vivirán eternamente. Los que reciben a Cristo morarán con el Señor
eternamente (Fi. 1:23; 2 Co. 5:6-9). Los hombres que no reciben el amor de Dios morirán
en sus pecados y serán condenados al lago eterno de fuego (Ap. 20:11-15; 21:8).

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