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Las emociones están reguladas por la amígdala que se encuentra ubicada en el denominado
cerebro mamífero o sistema límbico. Este cerebro nos va a permitir sentir los diferentes
estados emocionales, que tendrán mucho que ver con las decisiones que tomemos, en función
de la capacidad que tengamos de regularlas y por lo tanto de memorizar de forma adecuada
una experiencia pasada.
Debemos tener en cuenta también, que el cerebro donde se procesan las emociones es un
cerebro donde la impulsividad rige y es común que bajo sus riendas la toma de decisiones
poco valoradas, la falta de atención en aquello que estamos realizando y en definitiva la falta
de regulación nos procuren estados de estrés emocional.
Mediante la práctica de Mindfulness, podemos entrenar nuestro cerebro racional con el fin de
inhibir reacciones imprevisibles y mejorar la atención en aquellas tareas en las que estemos
inmersos. Mejorar en definitiva nuestro estado emocional.
Una sesión de Mindfulness la relaciono con una buena ducha interna. Procura un estado
tanto emocional como físico, adecuado para el inicio o para la continuación de las
actividades diarias.