La historia de la Iglesia en sus primeros siglos es una historia de personas radicales,
gente que llegó a dar la vida por su fe. Es también una historia donde se ve a qué es capaz de llegar el hombre. Es capaz de darle su vida por nobles ideales y convicciones pero también de quitarle la vida a otro por sus convicciones aun cuando éstas no estén guiadas por el bien y la verdad. En esta historia es posible ver los alcances de la maldad y del odio del hombre. Finalmente, el ejemplo de vida de los personajes de esta parte de la historia nos puede enseñar este valor para la fe: la radicalidad.