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UNIVERSIDAD CENTRAL

DEL ECUADOR

FACULTAD CIENCIAS DE LA DISCAPACIDAD ATENCIÓN


PREHOSPITALARIA Y DESASTRES

CARRERA DE TERAPIA OCUPACIONAL

CATEDRA: CARDIACA Y DERMATOLOGIA

SEMIOLOGIA DERMATOLOGICA BASICA

AUTORES:
DAMIAN CHALA
JESSICA GUEVARA
WENDY MOLINA

SEMESTRE:
SEXTO

MSC. ERICK GUDIÑO

2018 – 2019
SEMIOLOGIA DERMATOLOGICA BASICA
DIAGNOSTICO DERMATOLOGICO
Consideraciones generales
El diagnostico dermatológico es un proceso sistemático similar al usado en
medicina general y comprende una anamnesis, un examen físico y estudios
complementarios. El paciente que consulta por motivo dermatológico puede tener
una enfermedad esencialmente cutánea o diversos hechos cutáneos que traducen
o hacen sospechar de una enfermedad sistémica, por ello el paciente debe ser
interrogado globalmente para correlacionar cualquier antecedente, síntoma o signo
sistémico con los cutáneos. Si un médico general fuera el primero en ver a dicho
paciente deberá tomar la decisión de atenderlo o llevarlo a un dermatólogo según
criterios razonables para las diferentes patologías. Si lo atiende un dermatólogo
según la correlación clínica cutaneosistemica deberá también decidir su derivación
en interconsulta a médicos de otras especialidades.

Semiología dermatológica especial


Las afecciones cutáneas requieren ciertos procedimientos semiológicos
especiales que deben de ser seguidos cuidadosamente, la historia clínica debe
considerar sexo, edad raza, procedencia geográfica, ocupación y antecedentes
mórbidos personales y familiares. La anamnesis dirigida debe investigar:

 Síntomas cutáneos como prurito, ardor, dolor y otros.


 La asociación de la afección con presumibles factores
desencadenantes, incluyendo trastornos emocionales, agentes físicos y
químicos ambientales y medicamentos.
 Las características de las lesiones cutáneas hasta la consulta, esto
es, la duración total, su forma y localización iniciales y sus cambios
morfológicos o topográficos
 Los efectos de tratamientos previos tópicos y sistémicos si los hubo
sobre esas lesiones.
 Su relación con manifestaciones en otros órganos.
Es importante la descripción del paciente respecto a si sus lesiones cutáneas
son:

a) Asintomática o se acompañan de uno o más síntomas en la misma o


distintas etapas evolutivas de la enfermedad.
b) Las mismas o han ido cambiando durante la evolución de la afección.
c) Estables en un sitio o migratorias.
d) Permanentes o transitorias.

Examen físico dermatológico


Se inicia definiendo en detalle a través de una cuidadosa inspección y palpación,
las lesiones cutáneas elementales, primarias o secundarios en todos sus
parámetros incluyendo los síntomas asociados, para luego plantear una presunción
diagnostica. Es importante una visión panorámica del conjunto de las lesiones el
examen debe incluir todo el tegumento, incluyendo zonas a veces omitidas como
es el cuero cabelludo: los pelos, las uñas, las mucosas oral y conjuntival y el área
ano genital. Un buen examen demanda un ambiente bien iluminado con luz de día
o buena luz fluorescente y e lusos de lupas potentes. Hoy los dermatólogos usan
un dermatoscopio cuya interpretación requiere de un entrenamiento, se puede
acoplar el dermatoscopio a un sistema de video para obtener un registro y una
valoración computarizada en especial para tumores malignos. En ocasiones, se
usan otros procedimientos de examen de las lesiones, como la luz de Wood, la
presión digital, la vitropresion, raspado o el frotamiento.

Estudios complementarios
Exámenes de laboratorio específicos suelen aclarar o confirmar las presunciones
diagnosticas derivadas de la anamnesis y el examen físico. Aquellos de naturaleza
sistémica más requeridos incluyen un hemograma, exámenes bioquímicos e
inmunoserologicos de órganos. Los de naturaleza dermatológica incluyen estudios
microbiológicos de escamas, suero, pus, costras, uñas y pelos o de biopsias
cutáneas y estudios citológicos, búsqueda de ácaros, un tricograma y muy en
especial, biopsias cutáneas en una o más lesiones en distintos momentos para
estudios histológicos. Estos incluyen la tinción corriente con hematoxilina-eosina y
otras técnicas tintoriales como la inmunofluorescencia e inmunohistoquimica.
Estudios especiales de hiologia molecular ayudan a identificar agentes infecciosos,
moléculas especificas o re arreglos genéticos clónales. Además, una eco
tomografía de partes blandas sirve como ayuda diagnostica en tumores cutáneos.
Detalles de algunos de estos estudios complementarios se tratan en el anexo 5:
laboratorio esencial en el diagnostico dermatológico.

SÍNTOMAS DERMATOLÓGICOS
Los síntomas dermatológicos pueden preceder, ser concomitantes o suceder a
la aparición de las lesione cutáneas. Aunque suelen ser inespecíficos, algunas
patologías tienen síntomas característicos, importantes para una fuerte presunción
diagnostica. Los más relevantes son:

Prurito: es la sensación suficientemente intensa, de querer rascarse. Es el


síntoma predominante de las patologías dermatológicas inflamatorias. Puede
presentarse en cuadros cutáneos o sistémicos agudos o crónicos. Su intensidad va
desde muy leve hasta intolerante e invalidante. Su patogenia radica en la
estimulación de un subgrupo especializado de fibras nerviosas c por mediadores
periféricos y centrales, incluyendo histamina, péptidos opioides, neuropeptidos,
citoquinas, proteinasas y quimicasas. Factores ambientales y locales pueden
exacerbarlo el prurito es característico en muchas afecciones prevalentes como
urticaria, dermatitis atópica, dermatitis de contacto y suele acompañarse a
condiciones con sequedad cutánea. Un prurito que ocurre en ausencia de lesiones
cutáneas objetivas se denomina sine materia frecuente en los ancianos o como
manifestación de trastorno sistémico como nefropatías, hemopatías y
hetopatologias.

Dolor: es una sensación displacentera en un foco corporal generalmente


asociada a un daño tisular importante. Comparte mecanismos moleculares y
neurofisiológicos con el prurito. Un estímulo que evoca dolor estimula mayor número
de fibras nerviosas cutáneas y mayor número de impulsos por fibra que aquel que
evoca prurito. Al principio suele ser una sensación aguda y más fácil de delimitar,
más tarde puede convertirse en un síntoma más difuso.
Ardor: es una sensación quemante y difusa de la zona afectada y representa
una variante del dolor. puede ocurrir con o sin lesiones objetivas.

Disestesia: se refiere a las sensaciones de hiperestesia, hipoestesia o


parestesia, frecuentemente sin lesiones objetivas al examen físico. Pueden tener
diversas causas incluyendo psiquiátricas, hormonales, reacciones de contacto,
metabólicas, carenciales. Como la disestesia oral o hipoestesia leprosa.

Síntomas asociados a factores ambientales: estos representan una respuesta


anormal ante la exposición de la piel a estímulos ambientales que, en personas
normales, no suelen inducir síntomas. Estos estímulos incluyen la radiación solar
por lo general radiación ultravioleta o radiaciones electromagnéticas, otros agentes
físicos como frio, calor, agua, presión, agentes químicos como medicamentos o
situaciones de estrés emocional.

Fiebre: Como solo algunas de las patologías dermatológicas se acompañan de


fiebre, su sola presencia representa un hecho fundamental para restringí el
diagnóstico diferencial clínico como las urticarias febriles. puede o no ser secundaria
a condiciones infecciosas. Algunos trastornos cutáneos la fiebre es característica;
en otros, solo aparece en su fase más severa (en este caso, eritrodermia psoriatica).
Todo paciente con lesiones cutáneas y fiebre requiere una anamnesis, examen
físico y sistémico para un correcto diagnóstico.

Examen físico cutáneo

Examen global del paciente. El examen físico debe incluir aspectos básicos del
examen general; en caso de dudas, se necesitará una interconsulta con los médicos
apropiados.

Identificación de las lesiones elementales. Dadas sus características de


celularidad y organización morfológica, la piel tiene ciertos patrones de
exteriorazación de las anomalías que ocurren en ella. Los patrones más constantes
o repetidos en las patologías cutáneas se denominan lesiones elementales. Éstas
se pesquisan y analizan según los mismos códigos del examen físico que cualquier
patología no cutánea, esto es, inspección y palpación cuidadosas, agregando el
interrogatorio dirigido respecto de las lesiones que van encontrando en el paciente
respecto de sus síntomas, cronología y asociación cn factores gatillantes. En un
mismo enfermo o en una misma enfermedad, la morfología de una lesión
dermatológica elemental puede ser esencialmente la misma desde su inicio hasta
el momento del examen o incluso durante toda la evolución de la afección, o ir
cambiando gradualmente en sus parámetros clínicos; pueden agregarse lesiones
con distinta morfología u ocurrir complicaciones secundarias. Éstas
convencionalmente se clasifican en primarias y secundarias. Las primeras son los
patrones lesionales más simples y característicos en aparecer sobre una piel
previamente indemne; aunque habitualmente son las primeras en aparecer en una
dermatosis, a veces esta se inicia con un patrón lesional y luego cruza con otro
patrón (ej.: un penfigoide buloso puede iniciarse como un eritema exfoliativo y luego
de unas semanas presentar ampollas).

Las secundarias representan cambios evolutivos propias de la patología cutánea


en cuestión o sobreimpuestos a las lesiones primarias por factores intercurrentes
como complicaciones de su curso. En muchas dermatosis, hay una coexistencia o
una aparición sucesiva o intermitente de lesiones primarias y secundarias; a veces
es difícil determinar en los pacientes cuál es primaria y cual es secundaria; el
conocimiento y la experiencia son fundamentales.

Parámetros semiológicos de las lesiones elementales. Tanto para identificar


las lesiones elementales primarias y secundarias como para completar su
evaluación si ya están identificadas, es esencial considerar los siguientes
parámetros semiológicos en ellas:

Localización: si la lesión es única.

Color: desde el color piel (normal para la persona) hasta diversos tonos de rojo,
pardo, violáceo, negro.

Tamaño: pequeñas, medianas, grandes y gigantes, aunque es preferible


medirlas.

Forma: redonda, ovalada, lanceolada o poligonal.


Altura: planas, elevadas o deprimidas.

Consistencia: sólida (dura, firme, elástica, renitente), blanda, fluctuante,


liquida/semiliquida.

Textura de superficie: lisas, ásperas, escamosas o con relieve especial.

Brillo de superficie: brillante y opaca.

Material anormal en la superficie: líquido, cuerpos extraños o costras.

Aspecto interior: el interior puede ser homogéneo o heterogéneo, si es lo último,


deben describirse los cambios según los parámetro clínicos ya señalados. Ej. :
puede haber un eritema con pápulas y una bula.

Aspecto exterior: los bordes pueden ser netos o difusos (difuminados) o tener
características diferentes del centro de la lesión en cualquiera de los parámetros
señalados. Si fueren diferentes, se considerarán los aspectos semiológicos arriba
descrito (Ej. : color, altura, textura, etc.). Por ejemplo, el centro puede ser pálido y
el borde rojo, el centro puede ser plano y el borde elevado. Los cambios en la
periferia de la lesión, es decir, más allá de los bordes, deben ser descritos, por ej.
palidez o eritema periférico.

Características especiales: sangramiento, rezumación, supuración, púrpura, hipo


o hiperpigmentación, dibujos o diseños singulares.

Si las lesiones son múltiples, evaluación de: a) número de lesiones; b) superficie


corporal comprometida; c) localización y distribución corporal (focal, flexural,
segmentaria, generalizada, en áreas fotoexpuestas, en sitios de presión); d)
agrupación o arreglo (aisladas, en nido, confluentes, siguiendo trayectos); y e)
monomorfismo o polimorfismo de las lesiones en el paciente o el área afectada o
durante el curso de la afección.

Síntomas o signos detectados por la manipulación médica (palpación, presión,


fricción digital o raspado de lesiones): Dolor, calor local, movilidad, consistencia
sangramiento, desencadenamiento o exacerbación de eritema o edema,
desprendimiento de la epidermis (epidermólisis), salida de material anormal (pus u
otros).

Configuraciones especiales. Este parámetro semiológico se describe por


separado para resaltar la gran utilidad de su reconocimiento para el diagnóstico
dermatológico. Tanto las lesiones primarias como secundarias de la piel pueden
adoptar ciertas configuraciones o disposiciones muy particulares, a saber:

Aciforme o arcuata: Configuración en forma de arco o semicircular. Ej.: algunas


lesiones de urticaria, psoriasis, lupus erimatoso subagudo.

Anular o circinada: Un margen activo y un centro inactivo o menos activo. Ej.:


eritema anular centrífugo, tiñas inguinocrural y del cuerpo, algunas lesiones de
urticaria, psoriasis, lupus erimatoso subagudo y liquen rojo plano.

Policíclica o girada (gyrata) : Confluencia de 2 o más anillos o formación en


espiral. Ej.: algunas lesiones de urticaria y afecciones con mosaicismo genético.

Lineal: En forma de línea o banda aislada; las lesiones pueden ser escamosas,
inflamatorias, escleróticas o atróficas. Ej.: morfea lineal.

Lineal según lineas de Blaschko: Disposición de lesiones siguiendo las líneas


cutáneas descritas por Blaschko (ver Anexo 6: Glosario de semiología
dermatológica completa). Ej.: liquen estriado y algunos nevos epidémicos.

Serpiginosa: Lesión lineal en una disposición serpenteada. Ej.: larva migrans


cutánea.

Confluente o arracimafa. Con lesiones que tienden a agruparse. Ej.: herpes


simple

Dermatomica o zosteriforme: Distribuida en un área inervada por una rama


nerviosa. Ej.: herpes zoster

Segmentaria: Lesiones localizadas en un segmento corporal sin relacion con la


distribucion nerviosa. Ej.: algunos nevos y fcomatosis de tipo congénito.

Reticular: Patron de red. Ej.: livedo reituclar y purpura retiforme.


En diana: En forma de iris o de tiro blanco (target): Circulos concéntricos de
distintos tonos de eritema o pigmentación en torno a un centro. Ej.: eritema
polimorfo.

Guttata: lesiones similares a gotas. Ej.: psoriasis guttata.

Fenómeno de Koebner o isomórfico: lesiones nuevas con la morfología propia de


la dermatosis del paciente que aparen en los sitios de trauma cutáneo después de
un tiempo variable en días; un ejemplo habitual es un rosario lineal de lesiones
cuando el trauma ha sido una fricción lineal. La dermatosis con este fenómeno
incluye liquen plano, psoriasis, verrugas planas y vitiligo.

Pasos subsiguientes para el diagnóstico. La identificación de las lesiones


cutáneas elementales primarias y secundarias y de sus diversos parámetros
semiológicos debe ser seguida por un tercer paso semiológico, cual es integrar las
diversas lesiones pesquisadas con los síntomas cutáneos y sistémicos consistentes
y fundirlos en síntomas complejos o síndromes (Ej. : urticaria febril, pustulosis
palmoplantar, tumor vegetante sangrante, púrpura retiforme, dermatitis flexural
impetiginizada) y luego finalizar con el última paso semiológico, esto es, postular
hipótesis diagnósticas que requerirán comprobación ulterior por análisis de la
evolución clínica, estudios de laboratorio o histológicos.

Lesiones cutáneas primarias

Las lesiones cutáneas elementales primarias descritas a continuación son solo


las esenciales; cada una de ellas debe ser evaluada según los aspectos
semiológicos descritos mas arriba, mediante inspección y palpación. Una
clasificación simplificada las reúne en lesiones planas con solo cambio de color
(máculas), solidas (Ej.: papulas, placas, nódulos y ronchas), liquidas (Ej.: ampollas,
pustulas y quistes liquidos), semisólidas (Ej.: quiste semisólidos), soluciones de
continuidad (Ej.: heridas) y variantes especiales.

Mácula. Es una mancha plana (no palpable) de color distinto al de la piel


circundante. Puede tener cualquier tamaño, forma y color. Su borde puede ser
regular o irregular, neto (definido) o difuminado hacia la piel circundante, su color
puede ser homogéneo o heterogéneo. Se distinguen dos tipos: maculas vasculares
y discromicas.

Máculas vasculares. Ocurren por trastornos de vasos cutáneos pequeños;


pueden ser:

Eritematosas: manchas focales planas de cualquier tonalidad de rojo,


circunscritas o difusas por una dilatación vascular transitoria o reversible; esta
puede ser arteriolar o capilar (eritema activo) o venosa por estasis (eritema pasivo).
La vitropresion las hace desaparecer. Ej.: algunos exantemas virales o por drogas
y reacción medicamentosa fija

Purpúricas: manchas por extravasación de eritrocitos en cualquier capa de la


piel, habitualmente por ruptura de vasos sanguíneos. Al inicio su color es rojo o rojo-
violáceo; luego cambia a verdoso, amarillento y pardo (transformación de
hemoglobina a hemosiderina). Hay purpuras puntiformes (petequias), en placas
(equimosis) y en estrías (víbices). La vitropresión no las hace desaparecer. Ej.:
púrpuras trombocitopenicas

Angiectasis: manchas de cualquier tono rojo violáceo por dilatación vascular


permanente, ej.: telangiectasias, angiomas capilares (puntos rubies) y nevus
flammeus. Las telangiectasias son dilataciones de capilares preexistentes y pueden
ser lineales o aracniformes; ocurren en rosácea, fotodaño cutáneo, daño cutáneo
por corticosteroides tópicos, hepatopatías y mesenquimopatias autoinmunes.

Máculas discromicas. Las discromías son modificaciones prolongadas de la


pigmentación de la piel relacionadas con pigmentos endógenos (melanina,
hemosiderina) u exógenos (metales). La hipercromía es una pigmentación mayor,
hipocromía es la pérdida parcial de pigmento y la acromia, la pérdida total. Las mas
comunes ocurren por mayor o menor cantidad o distribución anormal de melanina,
en estos casos, se habla de hipermelanosis e hipomelanosis. Ejemplos de maculas
discrómicas son:

Con hipercromía: efélides, lentigos y manchas cafes con leche

Con hipocromía: pitiriasis alba y versicolor


Con acromia: vitíligo y halonevus

Pápula. Lesión elevada, solida, circunscrita, menor de 1 cm de diámetro y


palpable. Su superficie puede ser redondeada, aplanada (en meseta), acuminada o
digitada. Puede ser causada por depósito de material anormal, infiltrados celulares
inflamatorios o neoplásicos o hiperplasia de células cutáneas. Ej.: nevos pequeños
(melanocítico común, verrucoso), molusco contagioso, verruga vulgar, liquen rojo
plano y reacción por mordedura de insecto.

Nódulo. Lesión palpable, de apariencia sólida, de forma redondeada elíptica o


poligonal, mayor de 1 cm de diámetro (más que una pápula); el grado de elevación
e infiltración respecto del nivel de la piel es variable. Se localiza en la dermis (con o
sin compromiso de la epidermis) y/o hipodermis. Sus causas son las mismas
descritas para las pápulas. Ej.: nevos melanociticos mayores, dermatofibroma,
carcinoma basocelular sólido, melanoma nodular y lipoma.

Placa. Lesion elevada en meseta, de mayor extensión que altura, solida y mayor
de 1 cm. Puede a veces conformarse por coalescencia de papulas. Ej.: psoriasis,
liquen simple crónico, lupus eritematoso cutáneo, micosis fungoide, melanoma de
extensión superficial.

Roncha o habón. Lesión elevada eritematosa semisólida (pseudopápula),


evanescente, de forma y tamaño variable, por edema y vaso-dilatación transitorios
en la dermis. Suele ser pruriginosa y es característica de las urticarias; se ve
también en mordeduras de insectos. El angioedema (una variante de habón
habitualmente sin eritema) es un edema localizado más profundo, de limites difusos,
habitualmente si prurito y con sensación de distensión; ocurre en zonas corporales
con dermis e hipodermis más lazas (es decir, labios parpados)

Quiste. Saco o cavidad de contenido liquido o semisólido de forma esferoide y


consistencia habitualmente renitente. Puede verse como papula o nudlo. Ej: quiste
folicular (epidérmico).

Ampolla. Elevación de contenido liquido cuyo techo es transparente, el contenido


puede ser seroso (claro) o hemático. El nivel de la piel en donde se produce la
ampolla determina el grosor del techo ampollar, y este, su resistencia a la ruptura
por tanto su persistencia como ampolla visible; ampollas muy superficiales se
rompen prematuramente y pueden no verse. Se consideran dos tipos según su
tamaño: vesícula (pequeña, hasta de 0,5 cm de diámetro; ej.: dermatitis aguda,
herpes simple, varicela y deshidrosis leve) y bula (grande, mayor de 0,5 cm de
diámetro; ej.: quemaduras, penfigoides, impétigo buloso). Esta denominación es
controvertida; a veces, en textos castellanos, la palabra vesícula designa lesiones
menores de 1 cm; ampolla, entre 1 y 2 cm, y bula, lesiones mayores. Otras veces,
ampolla se usa como sinónimo de bula. Aquí se prefiere considerar ampolla como
término genérico descrito al inicio que incluye vesículas y bulas.

Pustula. Elevación circunscrita de contenido liquido purulento, puede estar


montada sobre otra forma de lesión (Ej.: pápula) que puede antecederla, puede ser
séptica (Ej.: foliculitis bacteriana, impétigo) o esteril (Ej.: psoriasis pustular)

Variantes especiales de lesiones primarias

Comedón. Tapón del infundíbulo piloso constituido por material corneo. Puede
ser cerrado (papula blanquecina) o abierto (con material oscuro o <<punto negro>>).
El comedón cerrado es el habitual precursor de las lesiones inflamatorias del acné.

Callo o queratoma. Foco de piel engrosada por hiperqueratosis, habitualmente


en zonas de fricción cutánea, más habituales en palmas y plantas; suele ser
doloroso

Acrocordon. Elevación cutánea de base angosta o ancha y superficie


habitualmente lisa con un eje central de tejido conjuntivo dérmico laxo.

Vegetación. Es un término intercambiable con verruca, verruga, pápula


verruciforme, vegetante o papilifera y papiloma. Constituye una pápula o nódulo de
crecimiento exofítico con elevaciones múltiples. Su borde puede ser definido o
difuminado. Ej.: verruga viral, verruga peruana, verruga (queratosis) seborreica y
granuloma telangiectasico.

Lesiones cutáneas secundarias


Complicaciones:

Costra. Desecación de suero (amarilla), sangre (roja o parda) o pus (melicerica,


verde o amarillo oscuro), puede ser friable o adherente.

Escama. Compactación de corneocitos en descamación. Puede ser amarilla-


grisacea en la dermatitis seborreica, plateada o micácea en la psoriasis, fino en la
pitiriasis (alba, rosada, versicolor) o gruesa, adherente y lamelar en algunas ictiosis.

Fisura. Hendidura de la superficie cutánea resultante de xerosis marcada,


inflamación, engrosamiento y pérdida de elasticidad de la piel. Ej.: en dermatosis
crónicas, hiperqueratosis palmoplantar, queilitis angular y lesiones perianales.

Erosión. Depresión ligera de la piel por pérdida parcial o total de la epidermis.


No afecta la dermis. Aunque puede ser una lesión primaria por solución de
continuidad por un trauma físico, habitualmente resulta de la ruptura de ampollas.
Remite sin cicatriz.

Úlcera. Depresión de la piel por perdida de la epidermis y parte o toda la dermis


y/o tejido celular subcutáneo. Sus bordes pueden ser planos o elevados. Remite
con cicatriz. Ej.: carcinoma basocelular ulcerado y pioderma gangrenoso.

Excoriación. Pérdida parcial de piel secundaria al roce o al grataje de la


superficie cutánea; se ve en dermatosis pruriginosa. Habitualmente es una erosión,
pero puede llegar a ser ulcera.

Liquenificacion. Engrosamiento cutáneo con hiperlinearidad epidérmica. Ej.:


dermatitis crónicas (atópica, de contacto).

Atrofia. Es una depresión de la piel por un trastorno de la epidermis, dermis o


ambas. La atrofia epidérmica se caracteriza por una epidermis adelgazada,
translucida y con pérdida de las marcas normales. En la atrofia dérmica, la piel se
deprime sin cambios de color ni perdida de las marcas epidérmicas normales.

Cicatriz. Proceso fibrotico permanente de la piel por reparación de una injuria


dérmica (herida o ulcera). En su inicio es eritematosa o violácea, luego se endurece
formando una zona esclerótica blanquecina y brillante. Puede ser atrófica o
hipertrófica. La cicatriz hipertrófica representa una cicatrización exagerada sin
sobrepasar el tamaño original de la injuria cutánea; se habla de queloides si la
cicatriz sobrepasa dicho tamaño.

Sobreinfección secundaria. Bacterias, hongos y aun larvas de dípteros pueden


infectar una variedad de lesiones elementales primarias (Ej.: erosiones, ulceras,
quistes, ampollas). La sobreinfección por bacterias piógenas grampositivas suelen
llamarse impetiginización.

Gangrena. Necrosis tisular habitualmente por interrupción de la irrigación


sanguínea en un sector circunscrito de la piel. La zona afectada se ve de color
oscuro, fría e insensible

Hipo e Hiperpigmentación. Cambios pigmentarios suelen ocurrir como etapa


tardía o consecuencia de muchas lesiones primarias, especialmente como secuela
post-inflamatoria.

Bibliografia sugerida

Ortiz, romero PI., Iglesias Diez I. Principios de diagnostico en dermatología. En:


Iglesias Diez I., Guerra Tapia A, Ortiz Romero PI., Tratado de Dermatologia. 2° Ed.
Madrid: McGraw-Hill Interamericana, 2004; 13-23

Ruiz Maldonado R, Parish LC, Beare JM. Tratado de dermatología pediátrica.


Mexico: Interamericana McGraw-Hill, 1992.

Bos JD. Skin immune system: Cutaneous immunology and clinical


immunodermatology. 3° ed. Florida, USA: CRC Press, 2005.

Freinkel RK, Woodley DY. The biology of the skin. New York: The Parthenon
Publishing Group, 2001.

Lowell A, Goldsmith MD. Pshysiology, biochemistry and molecular biology of


theskin. 2° ed. New York: Oxford University Press, 1991.

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