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Monografia de La Prostitucion 1
Monografia de La Prostitucion 1
PROSTITUCIÓN EN TRUJILLO
Área: comunicación
Docente:Dido Padilla Bladimir
Rodriguez
Estudiante: Liliana Castillo
Paredes
Grado: 5to
Trujillo- Perú
INDICE
DEDICATORIA
Este trabajo lo dedico a mis padres, que me han dado su apoyo y su fuerza
moral para realizar este trabajo de investigación; sin su apoyo no hubiera
podido realizarlo.
PRESENTACIÓN
OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN:
1. Objetivo general:
2 Objetivos específicos:
Con este proyecto veremos las muchas causas por las que las personas
ingresan a este oficio, y también las consecuencias que este mismo deja
una vez están en él.
MARCO TEORICO:
LA PROSTITUCIÓN
1.- DEFINICIÓN
Procedente de la voz latina <<prostituere>> que significa originariamente
“deshonrar” o “manchar”, también es conocida con el nombre de
“meretricio”.
La prostitución consiste en tener relaciones sexuales con personas extrañas
a cambio de dinero u otros objetos de valor. Está implícito que el pago se
realiza para obtener una gratificación específica. La prostitución es un
servicio que puede ser efectuado por hombres o mujeres a solicitud bien
de hombres o de mujeres, tiene lugar en las ciudades de todo el mundo y
presenta ciertas características comunes, aunque el número de prostitutas
puede variar enormemente de una ciudad a otra que se encuentre
próxima a ella.
2.- HISTORIA DE LA PROSTITUCIÓN
El concepto de prostitución a variado tanto según las épocas, como los
pueblos y hasta desde el punto de vista jurídico, social y médico.
Actualmente el concepto se ha extendido tanto en el campo de las
investigaciones que según algunos autores como Wuttke afirman que
existe la prostitución incluso en las especies animales.
En el género humano la prostitución se encuentra definida en las antiguas
leyes atenienses. Solón su primer organizador le da como caracteres la
variedad de individuos a los que se entrega la mujer.
En los tiempos de Roma el concepto se comprueba a través de las
palabras de “quaestuosa” o que solicita, y “meretriz” o que comercia. La
diferencia entre meretriz y la mujer de prostíbulo es que la primera ejerce su
comercio clandestinamente y la segunda lo hace públicamente.
Las inscripciones Pompeyanas y algunos textos legales de su época
excluyen del concepto de prostitución a la mujer adúltera o a la mujer que
tiene un amante per incluyen a la mujer que mantiene relaciones
clandestinamente.
Las leyes de Digesto no hablan para nada de la prostitución masculina
hetero y homosexual, tan común sin embargo en la antigüedad, en
cambio separa en la prostitución femenina los conceptos de prostituta
vulgar ó “mullier quaestuaria” de los de concubina o que vive únicamente
con un soltero.
Las ideas cristianas fijaron ante todo el punto de vista de la promiscuidad
sexual para caracterizar la prostitución según se ve en una carta de San
Jerónimo en la que se define a la prostitución como la que se entrega al
vicio de muchos.
El derecho germánico no separó, como el romano, las diversas variedades
de comercio carnal fuera del matrimonio, sino que las confundió todas en
el mismo concepto limitándolas, sin embargo, a las mujeres libres y no a las
esclavas. De estas fuentes legales nacieron las diversas definiciones desde
el siglo XVII y que se han recopilado en un sin fin de publicaciones.
Existen indicios de que ya en los tiempos prehistóricos existía la prostitución,
según las afirmaciones de algunos investigadores que llegaron a esta
conclusión tras la observación de pintura rupestres.
En la Edad Antigua, Solón, político Ateniense creó unas leyes de
organización para el estado, el objeto de las leyes solonianas era proteger
el matrimonio y evitar el adulterio que castigaba con pena de muerte, las
mujeres libres no eran admitidas en la clase de las prostitutas que se
reclutaban exclusivamente entre las esclavas extranjeras, éstas debían
pagar su contribución al estado en gran parte para la erección del templo
de “Afrodita Pandemus”. Sin embargo aparte de la prostitución oficial
existía una pribada libre de las HETAIRAS Y CONCUBINAS, cuya
frecuentación no tenía nada de vergonzoso ni aún para los casados.
En los tiempos de Roma no se halla reconocida la prostitución hasta el siglo
III a. De C, la extensión de la prostitución a Roma se debió al rigor de las
leyes contra el adulterio y la seducción, que persistían aún durante el
reinado de Augusto. Las guerras y conquistas de los romanos al aumentar
enormemente el tráfico de esclavos favorecieron como consecuencia la
prostitución.
Ésta se ejercía desde la infancia educando a propósito a las destinadas a
ella y por cuenta de mercaderes o lenones de ambos sexos, se
observaban una serie de condiciones como en un contrato cualquier,
pudiendo liberarse las prostitutas por un precio fijo que pagaban sus
amantes, se cree que en aquellos tiempos hubo de alcanzar la cifra de
aquellas mujeres una proporción mucho mayor que en la actualidad.
No solamente en Roma sino en Corinto, Alejandría, Neápolis, Bizancio,
Antioquía y Cartago, se contaban innumerables prostitutas, ya en barrios
especiales ejerciendo libremente su oficio, generalmente como danzarinas
y flautistas. No faltaban fiestas, a veces, con carácter religioso y a las que
concurrían aquellas como las célebres Afrodisias y Dionisiacas, Floralias y
Bacanales. Las cenas con mujeres de tal condición conservaban el
nombre griego de SYMPOSION, eran frecuentes y muy a la moda
reconociéndolo autores como por ejemplo Cicerón.
También existían algunas costumbres que se asemejaban a las modernas
como la de los “Restaurantes galantes” o “Escuelas de Flautistas”
Los baños y termas eran asimismo punto de reunión de mujeres galantes y
de los petrimetres de la época, conocidos por ARDELIONES. En los molinos,
las tahonas, tiendas de vinos y aun en las calles y plazas eran comunes las
escenas de prostitución por parte de las ALETRIS, ALICARIAE, AMBULATRICES
Y NOCTILUCAE.
Había templos especiales, como el Isis de Romaque no eran mas que lugar
de citas como también lo eran los Pórticos, Anfiteatros, las Arenas y aun los
Cementerios conocidos son los lupanares de Pompeya y Herculano o casa
de un solo piso, con cinco habitaciones reducidas, alrededor del vestíbulo
pinturas e inscripciones obscenas y en la parte alta una sala y diversos
aposentos con salida separada por otra escalera todo lo cual daba al
lugar una atmósfera pesada, fétida y oscura. Estos lugares no eran
constantemente habitados, sino simplemente alquilados de momento
existiendo, no obstante, casas de habitaciones permanentemente con sus
rótulos en las celdas expresando el nombre de guerra de las mujeres.
Se les consentía una serie de adornos sea de joyas o de riqueza de
vestidos, predominando los colores púrpura y azafrán, los vestidos
transparentes, las cadenas de oro, los pendientes, cinturones todo ello
realizado con piedras preciosas. No era raro por otra parte el abuso de
bebidas alcohólicas ni tampoco infrecuente el uso de abortivos de toda
clase.
Los precios podían llegar a ser exorbitantes y tampoco eran raros los
grandes regalos como dos colmillos de elefante de l0 pies de largo
entregados por el emperador romano Carino a una mujer para que
construyera con ellos una cama.
En la Edad Media no se rompió con las tradiciones de la antigüedad en lo
referente a la prostitución, adoptando, por el contrario, muchos de sus
puntos de vista. Se aprecia más bien una transformación gradual que una
verdadera reforma en tan importante problema social por parte de los
Gobiernos, filósofos y moralistas de la época. Donde más claramente se
observa esta continuidad es en el Imperio bizantino, como puede colegirse
de los escritos de Procopio y de Miguel Psellos.
La capital de los emperadores de los antiguos ofrecía en el barrio de
Gálata el aspecto de los antiguos centros de prostitución de Grecia y
Roma: lo propio puede decirse de Chipre y de Creta, que se hicieron
célebres en este sentido, mencionándolos los viajeros extranjeros como Ibn
batuta. La influencia de la prostitución bizantina se hizo sentir, asimismo,
con todos sus refinamientos en el mundo musulmán. Las conquistas de los
árabes en Siria y Egipto, tuvieron como consecuencia la adopción de
costumbres del vencido, y así, la capital islamita de damasco parecíase en
un todo a una ciudad griega. En general, la prostitución en las ciudades
medievales y especialmente las del Norte, adoptó la forma cerrada de los
burdeles, aunque no faltaban casos de la ambulante en forma de
danzarinas o tafiedoras de harpa y cítara.
Entre los árabes se encontraban tales artistas con el nombre de mumisa ,
voz derivada del griego mimás, siendo muy celebradas en las poesías
árabes como el diván de Mutalami. Los judíos habían mantenido las
prohibiciones seculares de los libros sagrados con respecto a la
prostitución, aunque la influencia griega se había traducido en una
tolerancia muy extensa en la práctica. Flavio Josefo menciona ya la
existencia de numerosas prostitutas, por más que no parece hubiera una
verdadera organización de las mismas entre el elemento exclusivamente
judío. Si el Talmud menciona casos que recuerdan las costumbrs
grecorromanas, es sólo por efecto de la influencia de las mismas,
existiendo sectas intransigentes como las de los Esenios que vedaban toda
relación sexual ilícita. La sociedad cristiana no adoptó el punto de vista
ascético y por tanto prohibitivo, sino que estableció la tolerancia desde los
primeros tiempos, no faltando, con todo, sus protestas y reacciones
momentáneamente victoriosas.
En general las prostitutas de la edad Media ejercían su comercio como
gremio reconocido, figurando en las entradas solemnes de príncipes en las
poblaciones festejándoles con ofrendas de flores. No era infrecuente
tampoco que las visitasen entonces grandes dignatarios, que, por otra
parte, las obsequiaban con regalos para bailes y festejos. Tal ocurrió en
Viena durante el reinado del emperador Segismundo en 1435 y en Praga
en el del emperador Alberto II.
Las ordenaciones acerca del comercio de las prostitutas eran tan comunes
como minuciosas, negándoseles, sin embargo, el derecho de ciudadanía
a partir del siglo XV. Se las obligaban a usar trajes especiales, separándolas
de las mujeres honradas incluso en las tumbas, se les reservaba lugar
aparte en las iglesias. No debe olvidarse tampoco que la escasa
población y menor riqueza de las ciudades medievales impidieron el lujo y
esplendor que acompañó al desarrollo de la prostitución en Grecia y roma.
Sólo en el Oriente Bizantino e islamita se hallan ejemplos que recuerdan los
de las modernas urbes mundiales en esta parte. Donde más parece haber
concentrado el ejercicio de la prostitución es en las grandes villas
universitarias, como Padua, Florencia, París, Heidelberg, Oxford y
Salamanca.
Los moralistas no cesaron de clamar contra esta proximidad, cual lo
demuestran en el siglo XIII las invectivas de Jaime de Vitry. Lo propio se
observa en Italia por parte de Eneas Silvio y del Panormita, condenando la
inmoralidad de los estudiantes de Siena. Era deber de los rectores vigilar
que los estudiantes no salieses de noche para evitar la frecuentación de
tales mujeres. Sin embargo, tales disposiciones eran poco respetadas,
renovándose sin cesar con los abusos y escándalos, que se venían
sucediendo.
La influencia de la prostitución ambulante en las ferias y mercados es uno
de los rasgos característicos de esta época que excedió
considerablemente a la antigüedad en tal concepto. Lo propio puede
decirse de las grandes fiestas populares, como las de los Santos, de Pascua
y Carnaval, de los torneos, de las cortes, peregrinaciones y romerías.
En cuanto a las grandes expediciones militares, como las de las Cruzadas,
no hay que decir que los puertos de mar, como Hamburgo, Venecia,
Nápoles y Lisboa, eran un centro de una enorme prostitución, como lo
atestiguan las poesías de la época. No poca influencia ejercieron también
en ella las gentes de condición servil, que no dejaron de existir en toda la
Edad Media. Así, en Bizancio, a pesar de las prohibiciones de la emperatriz
Teodora, hubo un gran tráfico de esclavas, lo propio que en Italia y en
Grecia, no obstante renovarse los edictos persiguiendo tan vergonzoso
trato. En las mancebías estaban tratadas las mujeres como verdaderas
esclavas, y lo propio acontecía en todo el Oriente musulmán, lo que se
refleja en la literatura de aquel tiempo.
En la Edad Moderna, a pesar de la influencia del Renacimiento y del
descubrimiento de América, pocas modificaciones introdujo en tal estado
de cosas. La aparición del terrible mal gálico o de Nápoles, coincidió con
las guerras de Italia que trajeron como consecuencia la diseminación por
todo el continente de las prostitutas de aquel país. Las obras de
buenaventura-Desperiers, lo propio que la de Béroalde de Verville,
enseñan hasta que punto la moda italiana se había enseñoreado de
Francia, y otro tanto puede decirse de España, donde todo los transalpino
hallaba acogida favorable.
Las regulaciones introducidas para combatir el contagio venéreo, se
tradujeron en reglamentos contra la prostitución, que no hacían más que
repetir los antiguos. Aquella triunfaba en realidad, no ya en las grandes
ciudades solamente, sino en las mismas cortes, como de ello dan ejemplo
la disolución de la de los Valois y los Médicis. El fausto y la ostentación de
las favoritas de los monarcas y magnates, como Diana de Poitiers, Gabriela
d' Etrées y tantas otras, no eran para desarraigar el vicio cada día más
extendido. Las riquezas del Nuevo Mundo, aumentando las que ya existían
por el comercio de Oriente, hicieron crecer el número de mujeres galantes,
figurando en ellas sin pudor alguno, incluso damas de renombre en Italia.
El siglo XVII no sólo presenció la prostitución femenina, idealizada, por
decirlo así, en la persona de Marión Délorme, sino que toleró el
escandaloso espectáculo de la prostitución masculina, como de ello
ofrecen ejemplo los meninos de Luis XIII y las anécdotas de Taillemant des
réaux. Ningún país se vió libre de tales escenas, que verdaderamente
subieron de punto en el reinado de Luis XIV y la Restauración inglesa. Las
pinturas del conde de Gramont, las obras festivas de Quevedo y las sátitras
de Pope y Prior demuestran lo escandaloso de la prostitución en todas las
esferas sociales.
Lo propio cabe decir del siglo XVIII, inaugurado con la corrupción de
costumbres de la regencia. Felipe de Orleans y el duque de Borbón
precedieron sólo en sus liberalidades a las favoritas a los días de Luis XV y
del Parque de Ciervos. Si a veces una feliz casualidad hacía cuando
menos dorar por los esplendores del arte la bajeza del vicio en regias
amantes, como la marquesa de Pompadour, las más de las veces no
conducía sino a ruinosas prodigalidades. De ellas dieron ejemplo con sus
mancebas el rey Augusto de Sajonia y el célebre ministro conde de Bruhl,
que consumieron las rentas de sus estados.
La condición del promedio de las prostitutas no había variado mucho, sin
embargo, viviendo la mayor parte de ellas en la mayor miseria, tiranizadas
sus amas y sujetas a la arbitrariedad de la policía. Si en algún país, como
Inglaterra, escapaban a la vigilancia gubernativa, por no existir legalmente
en esta parte, su estado no era mejor en el fondo. De ello dan ge las
comedias de Gay y las sátiras y libelos de la época, como los de Jonhson y
Francis.
Entre las gentes acaudaladas y la clase nobiliaria el hábito de las cenas
galantes contribuyó en gran manera a difundir la prostitución con
apariencias más cautivadoras e inofensivas. Sin embargo, el número de
mujeres entretenidas era verdaderamente asombroso en las grandes
capitales, algunas de las cuales, como Venecia y roma, no eran más que
centros de cortesanas, como se ve en las obras de Rousseau y de
Casanova.
La tormenta revolucionaria francesa no acabó con la prostitución, como
de ello dan ejemplo las obras históricas de los Goncourt, y sabido es el
alcance que tomó durante el directorio, donde se plagiaron a su manera
las costumbres grecorromanas.
Consolidada ya la paz europea y con el advenimiento de un nuevo estado
de cosas, cesaron los escándalos de prostitución en las altas esferas, pero
no por ello dejó de existir en otra forma. La fama de las entretenidas y
mujeres galantes francesas, tan popularizada en las obras de dumas y de
Murger, fue vervaderamente universal. La idealización del tipo de la
pecadora por amor comenzada en la Manou Lescant y renovada en la
Dama de las camelias, dio nuevos aspectos al problema social que
estudiamos. Sea como quiera, la organización de las prostitutas no varió en
lo esencial a pesar del cúmulo de reglamentaciones en todos los países,
hasta llegar a la ausencia completa de ellas, como en la América del
Norte. En cuanto a las dilapidaciones y prodigalidades con tales mujeres
no dejaron de existir, alimentando la crónica escandalosa de la época,
como lo atestiguan los nombres de Lola Montes y de Cora Pearl.
La prostitución de menores, la única perseguida por la ley, iba tomando,
sin embargo, nuevos vuelos; no cesando de clamar contra ella los
moralistas de todos los países.
Acerca de la prostitución entre los pueblos primitivos, hay que distinguir,
ante todo, entre prostitución como plaga social, en el sentido que se le da
comúnmente en nuestros días, y prostitución de carácter religioso, tal
como existió en algunas de las civilizaciones primitivas, como Egipto,
Fenicia y Babilonia.
3. DIFERENTES COSTUMBRES AL EJERCER LA PROSTITUCIÓN
Como forma embrionaria la prostitución puede citarse como la costumbre
vigente en las islas Palaos. Allí las mujeres, no sólo las doncellas, sino
también las casadas, acuden a las asociaciones de jóvenes, viviendo en
ellos más o menos tiempo, según las circunstancias.
El explorador Semper refiere de una isleña que le dijo: <<Entre nosotros,
cuando dos consortes tienen graves desavenencias, la mujer se va
al bais más próximo: si el marido luego quiere reconciliarse con ella, ha de
dar una cantidad de dinero al clobbergoll (asociaciones de hombres) al
que pertenece el bais; si no da la cantidad pierde todos los derechos que
sobre ella tenía. Así ella sigue viviendo en el sobbergoll hasta que otro
hombre, más poderoso la compra.>>
En dichas islas, dice Schurtz, no representa deshonra alguna para la mujer
vivir en el bais en calidad de armungui (prostituta).
En las Carolinas, la mujer que ha tenido por primera vez trato sexual con un
hombre solvente, puede, como armungui, ir con los extraños o casarse o
hacer vida en el blolóbol. En el primer caso es pagada por un hombre
determinado, pero conserva la libertad de ir con otros; en el segundo,
forma con otras mujeres de la tribu o localidad una sociedad(blolobol),
trasladándose a otra localidad en donde ejercen la prostitución, y el dinero
que recogen lo reparten los caudillos de la propia tribu entre los individuos
y familias de ésta.
En Melanesia la prostitución es una especia de substituto del amor libre. En
Florida, por ejemplo, los jefes de las tribus destinan las mujeres de mala
conducta a la prostitución, viviendo éstas en las casa del jefe, con
obligación de entregarle una gran parte de sus ganancias.
En África la esclavitud ha ejercido gran influencia en la prostitución, pues la
mayor parte de las prostitutas son esclavas; sin embargo, allí también,
como en otros sitios, se ve comprobado que la prostitución tiene su origen
en el libre comercio sexual. Así, en la costa de Oro, primitivamente, unos
cuantos jóvenes compraban una esclava y la llevaban a una choza
especial, en donde ella se entregaba indistintamente por una pequeña
remuneración. Los compradores de las esclavas percibían una gran parte
de las ganancias que hacían aquéllas y cuidaban de su subsistencia. En
Dahomey, el rey era propietario de las tales, viniendo ellas obligadas
apagarle tributo. En África ecuatorial está muy extendida la prostitución
hospitalaria, considerándose allí, por la mayor parte, la mujer como un
medio lucrativo superior en beneficios al comercio de esclavos. Se da a
menudo el caso de entregar los hombres sus mujeres a los extranjeros ricos.
En la India se practicaba la prostitución ya en los tiempos primitivos. En el
Rig-Veda se halla nombrada, aunque su concepto no alcanza una
extensión definida. A las muchachas que carecían de hermanos, se las
inducía a ganarse el sustento por este medio, y en la literatura védica se
lee a menudo expresones como kumari-putra (hijo de la
doncella),agru (hijo de una soltera) y otras que indican la existencia de la
prostitución. Las leyes la prohibían. Manu manda castigar a las prostitutas, y
el bracman no puede tocar alimento alguno servido por una prostituta,
porque puede quedar excluido del mundo superior.
4.- EL INGRESO EN EL MUNDO DE LA PROSTITUCIÓN
La imagen convencional de la primera experiencia en la prostitución ha
sido comúnmente la de la inocencia engañada o, a juzgar por las
biografías de numerosas prostitutas, una experiencia gravemente
traumática. Sin embargo, para la mayor parte de las mujeres que llegan a
la prostitución desde una base previa de promiscuidad prematrimonial, la
transición no es traumática, y para algunas, incluso, puede constituir el
comienzo de un tipo de vida mucho más cómodo y sujeto a menos
presiones.
En realidad, incluso en el siglo XIX las condiciones de trabajo de las
prostitutas inglesas aparecían ante algunos observadores como menos
dañinas físicamente que el trabajo en las fábricas o el agotamiento
producido por los continuos embarazos. Los efectos dañinos de la
prostitución son mucho menos obvios: dependen de la penetración cada
vez más profunda en el mundo de la prostitución, unida a la disminución
de als relaciones e trauma específico producido por al entrada en el
mundo de la prostitución, este aparece más a menudo en las mujeres,
sobre todo en las mujeres de clase media, que no han experimentado un
condicionamiento previo a través de contactos sexuales múltiples con una
diversidad de hombres.
Con el declinar del burdel, o casa de prostitución, la experiencia del
aprendizaje de la prostitución depende actualmente de las relaciones
bilaterales entre la aprendiza y una prostituta con mayor experiencia o un
hombre que hace las veces de protector. La experiencia del aprendizaje
entraña más cosas que la mera cuestión de acostumbrarse al intercambio
del dinero por el coito, aunque este es el dilema central, esencial, de la
prostituta. Supone también los métodos de aproximación a los hombres, la
fijación del precio y su cobro, el manejo de la relación sexual y la
despedida del cliente. Cada una de estas tareas requiere hacer explícito
aquello que estaba implícito en todos los contactos sexuales anteriores, ya
que, por numerosos que hayan sido, siempre existió la posibilidad de
considerarlos como parte de una estructura de relaciones sexuales de tipo
convencional.
Una vez que se ha hecho explícita la aceptación del dinero, es obvio que
la mujer ha abandonado la excusa misma de una posible relación
emocional con el hombre. La situación ya no es la del noviazgo o el
encuentro ocasional, sino que está limitada al cambio específico de la
relación sexual por dinero. Esto significa que incluso si la prostituta no ha
rechazado anteriormente a nadie, su ausencia actual de discriminación se
convierte en algo público. Durante este periodo de aprendizaje deberá
asimilar una jerga especializada en relación no solo con el
comportamiento sexual, sino también con los nombres que dará a quienes
le rodean: clientes, alcahuetes, policías y las otras prostitutas. La jerga está
cargada de valores y obliga por sí misma a la neófita a hacer suyos ciertos
patrones de acción y de pensamiento.
La más compleja de estas tareas, no obstante, consiste en aprender a
hablar acerca de actos y preferencias sexuales que, aunque hayan
surgido anteriormente, se han llevado a cabo en un contexto no verbal,
sino basado en gestos, y en aprender luego a enlazar este nuevo lenguaje
con la fijación del precio del acto concreto que se le pide. El problema es
que mientras la relación entre el dinero y la sexualidad es lo que hace
posible el acto, la parte económica del acto no debe intervenir en la
naturaleza de la parte sexual.
La estructura de la conversación, una vez aprendida, se hace muy
ritualizada y predecible, aunque varía según el nivel social de unos y otros
clientes y según las distintas situaciones de la prostitución, aunque varía
según el nivel social de unos y otros clientes y según las distintas situaciones
de prostitución. Así, para el cliente de clase baja, la cuestión del dinero es
muy importante, la gama de actos sexuales es poco variada y el
contenido de la charla sexual es reducido. Por el contrario, en los
contactos con hombres de la clase media, el precio queda fijado y ya no
se vuelve a hablar de él (aunque el hombre pueda obtener una
satisfacción psíquica como resultado del pago), los gustos sexuales
pueden ser amplios y tiende a establecerse un tipo de conversación que
trasciende el carácter inmediatamente sexual de la relación. La
capacidad para resolver todos estos problemas constituye una habilidad
poco común, lo cual puede muy bien explicar los problemas de
variabilidad con que se enfrentan las prostitutas que ingresan en la
profesión a diversos niveles.
La entrada en la “vida” exige, pues, asimilar una nueva concepción de la
propia persona, una nueva forma de relacionarse con el hombre y una
nueva manera de hablar acerca de sí misma, así como aprender a
enfrentarse con un mundo poblado de personas muy peculiares. Al mismo
tiempo, hay una disminución de la frecuencia de la interacción con seres
convencionales (excepto aquellos hombres que asumen el nuevo papel
de clientes) y, subsiguientemente, una capacidad cada vez menor de
retornar al mundo tradicional. La vida de la prostitución, al igual que
sucede con otros tipos de desviación, compromete a una persona desde
los niveles más profundos de la experiencia humana, y a lo largo de este
proceso crea entre las prostitutas semejanzas mucho mayores de las que
cabría esperar partiendo de un tipo determinado de características
etiológicas.
5.CLASIFICACIÓN DE LA MUJER PROSTITUTA
Las prostitutas suelen clasificarse según el precio que exigen por sus
servicios y el status social de sus clientes. En algunas sociedades, como las
de la antigua Grecia y el moderno Japón, esta clasificación puede
institucionalizarse, de forma que los distintos grados de prostitutas reciben
diferente preparación y desempeñan roles sociales muy diferentes. En casi
todas las sociedades, las prostitutas de los estratos más bajos son
marginadas sociales y es considerado una deshonra el asociarse con ellas
para fines que no sean sexuales, mientras que las de las clases sociales
altas gozan de gran prestigio y atractivo.
La prostitución de hombres para homosexuales o clientes femeninos es
relativamente menos importante si se la compara con la prostitución
femenina, y está regulada por pautas institucionales muy diferentes.
Los principales estratos del orden de grados de prostitutas son las callejeras,
las call girls y las party girls. Las callejeras -el grado más bajo de prostituras-
buscan a sus clientes en los lugares públicos. Son arrestadas
frecuentemente y tienen su mayor propensión a contraer enfermedades
venéreas.
Las call girls permanecen en sus apartamentos por razones de su oficio y
realizan sus citas por teléfono. Sus clientes tienen conocimiento de ella a
través de otros clientes o de otros agentes, tales como los botones y los
taxistas. Las call girls ordinairamente logran quedar libres del arresto de un
modo u otro.
Las party girls son las prostitutas de categoría más alta y por lo tanto no
siempre pueden identificarse como tales. Son lo suficientemente
presentables como para aparecer en público con sus clientes y ser sus
compañeras temporalmente además de tener relaciones sexuales con
ellos. Las party girls son frecuentemente contratadas por compañías de
negocios y otras grandes organizaciones como parte de la hospitalidad
ofrecida a los clientes y a los visitantes oficiales; la hospitalidad en tales
casos es considerada más cortés si la muchacha no aparece como
profesional.
6. EL MUNDO DE LA PROSTITUTA
La cultura de la prostitución, como todas las culturas, está compuesta por
una serie de otros “yo” significativos que reclaman el tiempo, la energía y
el afecto de la prostituta. La entrada en este mundo exige a la prostituta
que efectúe abundantes modificaciones en los mecanismos mediante los
cuales ella define a los demás. Estas nuevas definiciones invalidad
irremediablemente muchas de sus antiguas y más tradicionales
definiciones. Pero las viejas definiciones pueden todavía ejercer una
influencia latente en la prostituta, y hacer que quede enredada por ellas,
de una u otra manera, precisamente cuando más metida está en su
nueva experiencia.
El mundo de la prostituta se halla compuesto por otras prostitutas, por
clientes, alcahuetas y terceros; en algunos casos, por proxenetas, y en
otros, por amantes lesbianas, y finalmente por policías y otros agentes del
orden. Las relaciones con otras prostitutas son enormemente complejas,
per parecen llevar consigo en todas las circunstancias un nivel no
despreciable de antipatía y explotación mutuas. El contenido de las
conversaciones suele limitarse a la vida profesional, ya que la
esteriorización de la personalidad a otros niveles invita a la explotación,
dada la creciente vulnerabilidad social de la prostituta. De todas maneras,
el hecho de que comparta un tipo especial de alienación y el
distanciamiento social de la sociedad convencional en que se encuentra
fuerzan a la prostituta a relacionarse más con las restantes protitutas, ya
que no hay otras personas con las que pueda compartir la casi totalidad
de su experiencia diaria.
Las relaciones con los clientes son igualmente difíciles. Se manejan con
mucho mayor facilidad cuanto menos se asmejan al tipo de relaciones
normales, cuanto menos características poseen de este tipo de relaciones.
Así, la muchacha del burdel, que vive en un mundo hecho de otas
prostitutas y que sirve a una clientela de clase baja, es menos propensa a
crear lazos con los clientes y los ve muy fácilmente como una serie de
objetos reemplazables. La call girl (cuyo teléfono conocen clientes
escogidos), por el contrario, debido a que ha de aparecer en público con
sus clientes de manera que aparente ser absolutamente normal, corre el
riesgo de comprometerse emocionalmente con ellos. Este lazo emocional
se expresa en solicitudes para que paguen los honorarios de abogados, las
fianzas o, en general, para que les ayuden cuando tienen problemas lo
que da como resultado típico un intenso odio cuando no lo hacen. En tales
casos, y debido a que subsiste aún un residuo de la antigua relación, está
claro que la prostituta no ha realizado una separación total entre su vida
profesional y su vida personal. El fracaso en lograr una separación del tipo
señalado puede explicar también por qué las call girls manifiestan a
menudo más profundos sentimientos de antipatía ante sus clientes que las
prostitutas callejeras o de bar. La dificultad del papel de la call girl se
complica aquí con su posible origen de clase media, por lo que puede
estar más comprometida con la ética del amor y ser más vulnerable a la
desilusión.
5. LA PSICOPATOLOGÍA ENTRE LAS PROSTITUTAS.
Se pueden concebir todos los tipos de desviación de la normalidad al
menos como parcialmente causantes del desarrollo de una psicopatología
importante. Una de las principales funciones de la cultura de la prostitución
es minimizar este potencial proporcionando un sistema de otros “yo”
significativos que hacen el papel de la comunidad y la cultura. Aunque se
conocen bastantes pruebas de la existencia de una psicopatología entre
las prostitutas, esta queda probablemente reducida gracias a la existencia
de la cultura de la prostitución. Al mismo tiempo, la existencia de esta
cultura significa que se produce una reducción en la capacidad de la
prostitución para retornar a la sociedad normal.
El potencial principal de formación de la patología se encuentra en la
amalgama de sexualidad y dinero a su nivel más explícito, lo que se
complica con la naturaleza de los métodos de control que la sociedad
invoca. Debe aclararse que dicha patología, tal y como de hecho existe,
se halla distribuida de manera desigual, y probablemente se da con mayor
frecuencia entre las mujeres de clase media que ingresan en la profesión
que entre aquellas que llegan a ella desde otro tipo de origen social.
Una de las figuras destacadas en el mundo de la prostituta y que tiene una
gran importancia el la del rufián o chulo. Según Jean-Gabriel Mancini,
abogado en el tribunal de apelación de París, el chulo es el verdadero
responsable de la prostitución. Por lo general, es él quien, habiendo
seducido a la muchacha, la obliga a prostituirse y a entregarle la mayor
parte de sus ganancias.
Según los especialistas, el 80 % de las prostitutas tienen un rufián. Este se
caracteriza por rechazar toda ocupación habitual y por el uso de la
violencia con respecto a la prostituta, para obligarla a una rentabilidad
máxima. A veces un hijo natural que la chica trata de criar sirve de medio
de chantaje a su rufián: si ella no aporta suficiente dinero, le quitará el hijo.
Sin embargo, no está ausente la afectividad en la pareja que forman la
prostituta con su rufián: <<lo que se hace por `trabajar' no puede llenar el
corazón, decía una de ellas a un periodista, ¿por qué no habríamos de
tener también nosotras un marido como las demás mujeres? También yo
tengo necesidad de amar. Si no fuera así, no necesitaríamos un rufián>>.
6. LOS CLIENTES Y SUS NECESIDADES
Los clientes de las prostitutas las utilizan por diversas razones. Las
motivaciones de muchos hombres, especialmente aquellos de las clases
bajas, son a menudo simplemente de desahogo sexual o de deseo de
experimentar un contacto sexual nuevo, a través de una nueva mujer o de
un método tabú (normalmente, el contacto buco-genital). Sin embargo,
para muchos otros hombres, normalmente de la clase media, con el
contacto con las prostitutas suele ser un hecho más complejo y está
rodeado de una mayor ambivalencia.
Naturalmente, existen las motivaciones de novedad de la pareja y de la
técnica sexual, pero parece que la falta de responsabilidad futura por las
consecuencias del contacto sexual constituye también un factor
importante. Como quiera que muchas de las barreras institucionalizadas
puestas a la actividad sexual están relacionadas con el mantenimiento de
la familia y el aseguramiento de su porvenir, el contacto con una prostituta
es importante para muchos hombres, ya que les permite un desahogo
sexual sin que su comportamiento se vea controlado. La culpabilidad que
sigue a la violación de las normas da normalmente mayor profundidad e
intensidad al carácter erótico de la relación, como también lo hace la
situación degradada de la prostituta, que ofrece unas relaciones sexuales
sin que haya que ofrecer a cambio cariño y sustento.
Además la prostituta proporciona un contacto sexual que no requiere del
hombre la tradicional inversión de tiempo y esfuerzos necesarios para llegar
a coito, y lo deja libre para otras ocupaciones. Los frecuentes contactos
con prostitutas por quienes asisten a congresos, convenciones, etc., o se
encuentran alejados de casa por otras razones, hace pensar en el
aflojamiento de los controles sociales necesarios para que tales contactos
tengan lugar.
7. LA ACTITUD DE LA SOCIEDAD CIVIL.
Cara a la represión de prostitutas, cabría objetar -y así se hace desde
diversos ambientes- que la pasión natural del hombre, su desarrollo sexual
“normal”, exige “desahogos” ocasionales. Para estos tales, la prostituta
sería un fenómeno inevitable. Sin embargo, en las grandes ciudades, el
desarrollo sexual se caracteriza por una hiperactividad prematura -fruto de
la permisividad- que constituye una excitación puramente ficticia del
instinto. El instinto desempeña en la prostituta un papel mucho menos
importante de lo que se afirma, y gran parte de lo que se ha considerado
como “fisiológico” es, sin duda, un mal social, atajable. Muchas de las
prostitutas han llegado a ese modo de vida por una serie de circunstancias
ambientales; de ahí que la prostituta pueda ser combatida eficazmente
por medio de una política social que modifique aquellos factores
ocasionantes (vivienda, educación, igualdad de salarios respecto al
hombre, cualificación profesional, etc.) y que proteja a las jóvenes contra
las solicitaciones de personas u organizaciones proxenetistas.
Pero lo importante es eliminar las causas morales; algunas tienen su raíz en
aquella pretendida dualidad de las diferentes morales en materia sexual
exigidas al hombre y a la mujer; es un objetivo a largo plazo que deberían
proponerse los diferentes movimientos feministas. La solución no será, en
ningún caso, rebajar el nivel de exigencia moral en las mujeres -como
reclaman solapada o explícitamente algunos de estos movimientos-, sino
más bien elevar la actitud moral en la conducta de los hombres; terminar -
por parte de la autoridad pública- con el permisivismo social, promover
una política de protección a la familia, elevar el nivel de educación moral
y subvencionar suficientemente centros e instituciones para la reinserción
social de estas mujeres.
La sociedad civil no puede reprimir todos los vicios, pero la tendencia
actual es suprimir los sistemas de reglamentación de la prostituta e
implantar el abolicionismo, persiguiendo la prostituta practicada con
proteccióln y reclamo escandaloso.
A nivel internacional se han firmado diversos acuerdos en 1904, 1910, 1921 y
1933 para combatir la prostitución, pero el mejor y más completo
instrumento, en el plano del derecho, es la Convención Internacional,
relativa a la represión de la trata de blancas, votada por la IV Asamblea
General de las Naciones Unidas (2 de dic. de 1949), a la que no pueden
adherirse los países que sigan manteniendo un sistema de reglamentación.
El sistema seguido en España -al igual que en Francia, Italia, Alemania,
Holanda, Luxemburgo, etc.- es el abolicionismo. Después de una tradición
de tolerancia reglamentada, el decreto-Ley de 3 de mar. De 1956 abolió
en España los centros de tolerancia y adoptó medidas represivas contra la
prostitución.
FALTA DE TRABAJO
Son sobre todo algunas mujeres, quienes sacrifican una vida laboral por
responsabilidades familiares como el cuidado de un enfermo, el de una
persona mayor o el de los hijos pequeños. Aunque desean realizar su
profesión, no pueden hacerlo porque el horario de guarderías, colegio o
centros de día para mayores no es compatible con respecto a las ocho
horas laborales de cualquier trabajador.
La mayoría de estas mujeres no cuentan con ayuda familiar o no poseen
suficientes recursos económicos para contratar a alguien que les ayude
mientras ellas están fuera de casa trabajando. Nos referimos a aquellas
familias en las que la mujer o algún otro miembro de la familia deciden
quedarse en casa, porque el coste de salir a trabajar entre guardería,
empleada de hogar o niñera es superior a los ingresos que puede obtener
o porque consideran que en esa etapa de su vida, son más necesarias en
el hogar.
La falta de trabajo produce un gran vacío que nos hace perder parte del
sentido de nuestra vida. No hay un deber que cumplir, unas metas que
alcanzar o la satisfacción de terminar un trabajo bien realizado. Todas las
personas necesitan sentirse útiles y reconocidas socialmente.
También puede ser una fuente de conflictos, generados por una forma
diferente de trabajar, por no llegar a acuerdos o por no tener buen trato
con los superiores, compañeros o subordinados.
Sin lugar a dudas, el trabajo enriquece la vida de relaciones al darnos la
oportunidad de conocer a más personas.
DESINTEGRACIÓN FAMILIAR
De nueva estabilidad: En que los padres rehacen su vida con una nueva
pareja. La duración y la intensidad de la primera fase es la que tendrá
consecuencias más o menos graves para los hijos, dependiendo además
de su edad, de su forma de ser, de su sexo y de tener o no otros motivos de
tensión asociadas.
La Incomunicación:
La Intolerancia:
La Irresponsabilidad
El maltrato familiar:
Abuso de menores:
Un menor que está sujeto a estos abusos y maltratos, presenta las siguientes
manifestaciones:
La mujer que ha sido maltratada, manifiesta miedo por sí misma y por los
hijos. La vergüenza, baja estima y el desconocimiento de sus derechos la
inhibe para buscar ayuda, teniendo que soportar todos los actos de
violencia que sobre ella se practican.
El estrés:
CONSECUENCIAS
Separación de bienes:
Ese hecho, obliga al hijo o a los hijos a vivir más tiempo con uno de los
padres; resquebrajándose notablemente la unión de la familia.
Según John Colleman. Un matrimonio desquebrajado. "... Los hijos son los
más perjudicados, ellos buscarán el amor de los padres en una sociedad
que día a día va empeorando... el hijo terminará de la peor manera,
afectando el futuro de una sociedad que cada vez la vemos en una
profunda crisis..." (Colleman, 1999).
La separación de los padres influye directamente, y son ellos los que pagan
las consecuencias, su rendimiento escolar disminuye porque desequilibran
su estabilidad emocional y social.
Según John Colleman, el bajo rendimiento académico, "Reflejan el
esfuerzo del alumno, pero, esta situación se debe a los problemas que
atraviesa el hogar, un hogar resquebrajado y en una situación en crisis. una
mala crianza del hijo, han hecho que este le espere un futuro muy
decepcionante..." (Colleman, 1999).
La Deserción escolar:
Los jóvenes de hogares separados tienen más riesgos de caer en las garras
de estos gravísimos problemas sociales al no tener afecto, se esconden tras
estos peligrosos problemas que perjudican mucho a nuestra sociedad
actual.
Según Dall Tommason, los problemas sociales, "...vienen desde el hogar,
desde la familia, desde la crianza del hijo, desde el empeño y el sacrificio
del padre hacia con su hijo pero, si esto no ocurre veremos como estoso
van transformando la sociedad para mal..."
Según Harry Kewell, "... Toda persona debe nacer con una identidad,
donde el padre tiene toda obligación de dársela... ya que es su
responsabilidad..." (Kewell 1995)
"Todo los hijos tienen iguales derechos. Está prohibida toda mención sobre
el estado civil de los padres y la naturaleza de la filiación de los hijos en los
registros civiles y en cualquier documento de identidad".
Los hijos a su vez, tienen deberes que cumplir y derechos que ejercer
respecto a sus padres.