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BASES TERORICAS.

Se denominan fenómenos termoeléctricos o termoelectricidad a tres fenómenos


relacionados entre sí por las relaciones de Thomson, descubiertas por lord Kelvin:
el efecto Seebeck, el efecto Peltier y el efecto Thomson.

Cuando dos metales distintos a temperaturas diferentes se ponen en contacto


formando una unión bimetálica, entre ambos lados de la unión se genera una
fuerza electromotriz. Este fenómeno se denomina efecto Seebeck y es la base del
funcionamiento de los termopares, un tipo de termómetro usado en el control del
flujo de gas en dispositivos domésticos como cocinas, calefactores y calentadores
de agua corriente.

Cuando se hace circular una corriente a través de una unión bimetálica, para
mantener constante la temperatura de la unión hay que entregar o extraer calor,
según sea el sentido de circulación. Este fenómeno, llamado efecto Peltier, tiene
aplicación práctica en dispositivos de refrigeración pequeños, teniendo la ventaja,
a diferencia de los refrigeradores basados en la compresión y descompresión de
gases, de no tener partes móviles que se desgasten.

Es menos conocido el fenómeno denominado efecto Thomson, descubierto por


William Thomson, lord Kelvin. Cuando fluye una corriente a través de un
conductor homogéneo de sección transversal constante donde se ha establecido
un gradiente de temperatura, para mantener invariable la distribución de
temperatura hay que entregar o extraer calor del conductor.

Aplicaciones de la termoelectricidad

Termoelectricidad

Las aplicaciones actuales y potenciales de los materiales termoeléctricos se basan


en dos aspectos del efecto Thomson:
Por un lado, el establecimiento de un flujo de calor, opuesto a la difusión térmica,
cuando un material sometido a un gradiente de temperatura es atravesado por
una corriente eléctrica, permite pensar en aplicaciones de refrigeración
termoeléctrica.

Esta solución alternativa a la refrigeración clásica que utiliza ciclos de compresión-


expansión no necesita de partes móviles, lo que incrementa su fiabilidad y elimina
los ruidos y vibraciones. Estas propiedades son fundamentales en aplicaciones en
las que la temperatura debe ser regulada de forma muy precisa y fiable, como por
ejemplo en los contenedores empleados en el transporte de órganos para
trasplantes o en aquellas en las que las vibraciones son un inconveniente grave,
como por ejemplo: los sistemas de guía que emplean láser, o los circuitos
integrados. Además, la posibilidad de crear un flujo térmico a partir de una
corriente eléctrica de manera directa hace innecesario el empleo de gases como
el freón, que resultan perjudiciales para la capa de ozono.

Por otra parte, la posibilidad de convertir un flujo de calor en corriente eléctrica


permite aplicaciones de generación eléctrica mediante efecto termoeléctrico,
sobre todo a partir de fuentes de calor residual como los tubos de escape de los
automóviles, las chimeneas de los incineradores, los circuitos de refrigeración de
las centrales nucleares. El uso de esta tecnología supondría en estos casos una
mejora en el rendimiento energético del sistema completo de manera «limpia». El
calor residual es aprovechado para obtener un mayor aprovechamiento de la
energía. Por ejemplo: el empleo de la termoelectricidad en los automóviles
permitiría suplir parcialmente el trabajo del alternador, reduciendo así
aproximadamente en un 10% el consumo de combustible.

Además, la gran fiabilidad y durabilidad de estos sistemas (gracias a la ausencia de


partes móviles) ha motivado su empleo en la alimentación eléctrica de sondas
espaciales, como ocurre en la sonda espacial Voyager, lanzada al espacio en 1977.

En ella el flujo de calor establecido entre el material fisible PuO2 (el PuO2 es
radiactivo y se desintegra, constituyendo entonces una fuente de calor) y el
exterior atraviesa un sistema de conversión termoeléctrica a base de SiGe (un
termopar de silicio y germanio), permitiendo de esta manera la alimentación
eléctrica de la sonda (las sondas espaciales no pueden alimentarse mediante
paneles solares más allá de Marte, ya que el flujo solar es demasiado débil).

Generador termoeléctrico de radioisótopos.

Como se verá a continuación, los sistemas de conversión que utilizan el efecto


termoeléctrico tienen un rendimiento muy pequeño, ya sea generando
electricidad o funcionando como refrigeradores. De momento sus aplicaciones
están limitadas a sectores comerciales en los que la fiabilidad y la durabilidad son
más importantes que el precio, como puedan ser productos generados por
electrosoldadura como las rejillas electrosoldadas utilizadas en suelos de
plataformas petrolíferas o en industria. Sin embargo la termoelectricidad fue
utilizada extensamente en las partes alejadas de la Unión Soviética durante la
década de 1920 para accionar radios. El equipo utilizaba barras de bimetal, un
extremo de las cuales se insertaba en la chimenea para conseguir calor, y el otro
extremo se ponía en el exterior, en el frío.

Principios fundamentales

La conversión de energía por efecto termoeléctrico (en el sentido calor →


electricidad o electricidad → calor) se basa a su vez en los efectos Seebeck, Peltier
y Thomson.

Los coeficientes Seebeck, Peltier y Thomson

Coeficiente Seebeck. Una diferencia de temperatura dT entre las uniones de dos


materiales distintos a y b implica una diferencia de potencial eléctrico dV, según
la ecuación:

𝑑𝑉
𝑆𝑎𝑏 =
𝑑𝑇

El coeficiente Seebeck, llamado también «poder termoeléctrico», se mide en V.K-


1 (o más frecuentemente en μV.K-1 dado los valores de este coeficiente en los
materiales más usuales). Los coeficientes Seebeck de ambos materiales por
separado se relacionan con el coeficiente Seebeck del par según:

𝑆𝑎𝑏 = 𝑆𝑎 − 𝑆𝑏

Coeficiente Peltier. En el caso del efecto Peltier, una corriente eléctrica I recorre
un circuito formado por los dos materiales, lo que conlleva una liberación de calor
Q en uno de los materiales y una absorción en el otro, según la ecuación:

𝑄
𝜋𝑎𝑏 =
𝐼

Coeficiente Thomson. Al contrario que los coeficientes Seebeck y Peltier, el de


Thomson puede definirse directamente para un único material. Cuando existen
simultáneamente un gradiente de temperatura y una corriente eléctrica hay una
generación o absorción de calor en cada segmento del material considerado
individualmente. El gradiente del flujo térmico en el seno del material viene dado
por:

𝑑𝑄 𝑑𝑇
= 𝐼 𝜏
𝑑𝑋 𝑑𝑋

Donde x es la coordenada espacial y τ es el coeficiente Thomson del material.

Principios de la conversión de energía por efecto termoeléctrico.

Para la refrigeración o la generación de electricidad por efecto termoeléctrico, un


"módulo" está constituido por "pares" conectados eléctricamente. Cada uno de
estos pares está formado por un material semiconductor de tipo P (S>0) y de un
material tipo N (S<0). Ambos materiales están unidos por un material conductor
cuyo poder termoeléctrico se supone que es nulo. Las dos ramas (P y N) del par y
todas las de los otros pares que componen el módulo se conectan eléctricamente
en serie, y en paralelo desde el punto de vista térmico (véase el esquema de la
derecha). Esta disposición permite optimizar el flujo térmico que atraviesa el
módulo y su resistencia eléctrica. Para simplificar, todo el desarrollo que sigue se
realizará para un único par, formado por materiales de sección constante.
La figura de la derecha presenta el esquema básico de un par P-N utilizado para la
refrigeración termoeléctrica.

La corriente eléctrica es impuesta de tal manera que los portadores de carga


eléctrica (electrones y huecos) se desplazan de la fuente fría a la caliente (en el
sentido termodinámico) en las ramas del par. Al hacerlo contribuyen a una
transferencia de entropía de la fuente fría a la caliente, y por tanto a un flujo
térmico que se opone al de la conducción térmica.

Si los materiales utilizados tienen buenas propiedades termoeléctricas (se verá a


continuación cuáles son los parámetros más importantes), este flujo térmico
creado por el movimiento de los portadores de carga será más importante que el
debido a la conductividad térmica, lo cual permitirá evacuar el calor de la fuente
fría hacia la caliente, actuando como un refrigerador.

En el caso de la generación de electricidad, es el flujo de calor el que implica un


desplazamiento de los portadores de carga y por lo tanto, la aparición de una
corriente eléctrica.

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