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LIQUIDACIÓN O DISOLUCIÓN DE UN

SINDICATO POR REDUCCIÓN DE LOS


AFILIADOS

Una de las causales para la disolución de un


sindicado, es que el número de sus afiliados sea
inferior a 25 trabajadores, como lo dispone el
literal del artículo 401 del código sustantivo del
trabajo.

Sin embargo, el hecho de que el sindicato esté


incurso en una causal de disolución no implica que
pierda su capacidad jurídica, de suerte que el
sindicado puede seguir operando legalmente, y sus
actos tendrán los efectos legales que le son propios
aun si son producidos en el estando incurso en una
causal de disolución.

Es así porque el jurídicamente el sindicado existe


hasta tanto no se haya disuelto, y una cosa es estar
disuelto o liquidado, y otra es estar afectado por
una causal de disolución.

Esto para decir que hasta tanto no exista una


sentencia judicial que ordene la liquidación del
sindicato, este seguirá existiendo con los efectos
que ello conlleva.

Para ilustrar este tema transcribimos apartes de la


sentencia 62867 del 6 de diciembre de 2017
proferida por la sala laboral de la Corte suprema
de justicia con ponencia de la magistrada Clara
Cecilia Dueñas Quevedo:

«Ahora bien, para que desde un punto de vista


constitucional y legal, una de sus partes, en
específico el sindicato, deje de subsistir, no basta
con que se encuentre incurso en una de las causales
de disolución previstas en el artículo 401 del Código
Sustantivo del Trabajo, sino que, además, se
requiere de una sentencia judicial que ordene su
disolución, conforme lo establece el artículo 4.º del
Convenio 87 de la OIT, aprobado por la Ley 26 de
1976, y el artículo 39 de la Constitución Política, al
señalar que «la cancelación o la suspensión de la
personería jurídica sólo procede por vía judicial».

Esto significa que hasta tanto no exista una


providencia judicial ejecutoriada, la organización
sindical conserva su personería jurídica y, por
tanto, su capacidad para ser sujeto de derechos y
obligaciones, y efectuar actos con trascendencia
para el derecho.

Y si ello es así, la pauta que debe marcar la fecha


en la que un sindicato deja de existir y, por ende,
de tener vocación para ejercer sus funciones
legales y estatutarias y representar los intereses y
derechos de sus asociados, es la data de la
sentencia judicial que define su personería, en
tanto que solo con ella se concreta su realidad en el
mundo del derecho y los efectos de haber estado
incursa en causal de disolución. No otra
interpretación, a juicio de la Sala, deriva del
mandato categórico del artículo 39 de la
Constitución Nacional.»
Así, es posible que un sindicato con 5 trabajadores
tome decisiones y realice actos jurídicos que serán
válidos hasta tanto no se decrete judicialmente su
disolución, y la disolución posterior en nada
afectará las decisiones tomadas en el tiempo
anterior cuando estaba incurso en la causal de
disolución, como bien se aprecia de lo afirmado en
la misma sentencia:

«Esto implica, sin más, que la aspiración del


recurrente de que se declare la nulidad total del
laudo arbitral, es infundada, puesto que, con
independencia de si el sindicato estuvo de facto
incurso en la causal de disolución por haber
reducido su número a menos de 25 afiliados, esa
circunstancia por sí sola, es decir, sin que esté
acompañada de una sentencia judicial que declare
esa situación, no le arrebató al Tribunal
competencia para emitir el laudo arbitral.»

Es claro que el camino a seguir cuando un sindicato


entra en cualquiera de las causales de disolución
contempladas en el artículo 401 del código
sustantivo del trabajo, es recurrir a la justicia
laboral para que un juez decrete la disolución del
mismo.

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