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Existía una vez un moscardón, que era el más grande de todos los moscardones.

También existió un hipopótamo, que era el más pequeño de todos los hipopótamos.

El moscardón más grande de todos los moscardones iba a visitar al hipopótamo más pequeño
de todos los hipopótamos:

- Anda, chiquitajo, birria de animal, que tú eres el hipopótamo más pequeño de

todos los hipopótamos, y yo soy el moscardón más grande de todos los moscardones.

Y el hipopótamo que era muy sensible, lloraba. Lloraba porque era el más pequeño de todos
los hipopótamos. Y el moscardón, satisfecho, se marchaba volando a toda prisa.

Al día siguiente, el moscardón más grande de todos los moscardones, visitó de nuevo al
hipopótamo más pequeño de todos los hipopótamos.

- Anda, chiquitajo, birria de animal, que tú eres el hipopótamo más pequeño de todos los
hipopótamos, y yo soy el moscardón más grande de todos los moscardones.

Y el hipopótamo que era muy sensible, lloraba. Lloraba porque era el más pequeño de todos
los hipopótamos. Y el moscardón, satisfecho, se marchaba volando a toda prisa.

Y así, un día y otro día, el moscardón más grande de todos los moscardones visitaba al
hipopótamo más pequeño de todos los hipopótamos.

- Anda, chiquitajo, birria de animal, que tú eres el hipopótamo más pequeño de todos los
hipopótamos, y yo soy el moscardón más grande de todos los moscardones.

Y el hipopótamo que era muy sensible, lloraba. Lloraba porque era el más pequeño de todos
los hipopótamos. Y el moscardón, satisfecho, se marchaba volando a toda prisa.

Hasta que un día, el hipopótamo más pequeño de todos los hipopótamos se dio cuenta que,
aunque era el más pequeño de todos los hipopótamos, era más grande que el más grande de
todos los moscardones. Y ese día espero pacientemente a que llegara el moscardón. Llegó el
momento, y el moscardón más grande de todos los moscardones fue a visitar al hipopótamo
más pequeño de todos los hipopótamos.

- Anda, chiquitajo, birria de animal, que tú eres el hipopótamo más pequeño de todos los
hipopótamos, y yo soy el moscardón más grande de todos los moscardones.

- Sí, le dijo el hipopótamo. Pero aunque yo soy el hipopótamo más pequeño de todos los
hipopótamos, soy más grande que el más grande de todos los moscardones.

Y ese día el que lloró, mucho, mucho y mucho fue el moscardón. Y lloró para siempre, porque
aunque era el más grande de todos los moscardones, era el más pequeño que el más pequeño
de todos los hipopótamos.

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