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TEORIA DE LA PENA
CONCEPTO DE PENA
Este concepto genérico de pena es común a todas las ramas del Derecho. Así, por
ejemplo, el artículo 1535 del Código Civil, emplea este término para designar la prestación
que debe efectuar quien se abstiene de ejecutar o retarda el cumplimiento de una obligación
principal contraída bajo cláusula penal. En este mismo sentido, también se utiliza la palabra
pena para designar los castigos que pueden imponer instituciones diversas del Estado, como
ocurre con la Iglesia y algunas entidades gremiales, educaciones, deportivas, etc.
Frente a aquel concepto amplio de pena existe otro más restringido que alude
exclusivamente a aquellas sanciones que aplica el Estado a sus súbditos. Las sanciones que
contempla el Código Penal, desde luego, pertenecen a esta categoría, pero no son las únicas
que encuadran en esta acepción. En efecto, numerosas disposiciones legales califican
expresamente como pena a castigos que pueden imponer organismos estatales que no
tienen la calidad de tribunal, ejemplo: sanciones pecuniarias por infracciones tributarias no
constitutivas de delito.
Finalmente, la expresión que nos ocupa también suele ser empleada en una tercera
acepción, más restringida aún, que sólo incluye las sanciones contempladas en el
ordenamiento jurídico penal. Este es el sentido que le atribuye, por ejemplo, el artículo 20
CP. cuando señala que no se reputan penas, determinadas medidas que allí se señalan. Sin
embargo, esta misma disposición, en cuanto utiliza la frase no se reputan en vez de decir
simplemente no son penas implica un reconocimiento en orden a que ese concepto puede
tener un alcance más amplio que le asigna ese Código.
Cualquiera que sea la acepción en que se utilice el término pena, como dijimos, éste lleva
implícita la idea de castigo o reacción frente a una conducta que se considera indeseable. Por
este motivo, deben separarse de este concepto una serie de medidas coercitivas que
presentan similitud con la pena, pero que no están inspiradas en aquella idea. Es el caso de
los apremios con el que se conmina a una persona para que ejecute un determinado acto (por
ejemplo, arresto de un testigo renuente, arts. 380 CPC. y 33 CPP.); las cauciones que
tienen por objeto garantizar el cumplimiento de una obligación (como es la fianza o caución
que se fija para sustituir la prisión preventiva, para asegurar su comparecencia) o la propia
privación de libertad que se acuerda durante la substanciación de un proceso y que tiene
por objeto propender al éxito de la investigación judicial o a la seguridad del ofendido o
de la sociedad (art. 19 N° 7, letra e, CPR.).
La potestad penal que ejerce el Estado, desde luego, ha de vincularse con la pena
entendida en su acepción más restringida, es decir, como el castigo que el ente estatal impone,
a través del órgano jurisdiccional, mediante un proceso regido por las normas que contempla
el Código Procesal Penal.
CLASES DE PENAS
b) Prisión: Puede definirse como aquella pena privativa de libertad que no impone al
condenado la obligación de trabajar y cuya duración no excede de sesenta días. Lleva como
accesoria la de suspensión de cargo u oficio público durante el lapso que dure la condena (art.
30 CP.)
Penas pecuniarias
Por efectos del delito, se entiende el objeto material sobre el cual recae la acción
delictiva y también, aquellos que sean producto de ella. Bajo el término instrumento, en
cambio, quedan comprendidos todos los elementos materiales que ha utilizado el
delincuente para la ejecución del delito.
1. Atendiendo a su gravedad
Desde el punto de vista de su gravedad, las penas pueden clasificarse en cuatro grupos:
a) penas de crímenes; b) penas de simples delitos; c) penas de faltas y d) penas comunes a las
tres categorías delictivas.
Como es sabido, la distinción entre crímenes simples delitos y faltas es artificial, pues
no atiende a la gravedad intrínseca de la infracción, sino que depende exclusivamente de la
pena que tenga asignada de conformidad con la escala que contempla el artículo 21 CP.; así
se desprende de los artículos 3 y 4 del mismo Código. Aquella escala, por su parte,
contempla una verdadera mezcla de penas, sin considerar tampoco su naturaleza.
Las penas mayores tienen una duración que va de cinco años y un día a veinte años.
Admiten división en tres grados: mínimo, de cinco años y un día a diez arios;
medio, de diez años y un día a quince años y máximo, de quince años y un día a veinte años.
Las inhabilitaciones, cuando son temporales, tienen una duración que va de tres
años y un día a diez años, y también admiten división en tres grados: mínimo, de tres años
y un día a cinco años; medio, de cinco años y un día a siete años y máximo, de siete años y
un día a diez años.
Las penas menores tienes una duración que va de sesenta y un días a cinco años,
y admiten división en tres grados: mínimo, de sesenta y un días a quinientos cuarenta días;
medio, de quinientos cuarenta y un días a tres años y máximo, de tres años y un día a cinco
años.
Las penas de suspensión tienen una duración que va de sesenta y un días a tres años y
se dividen, también, en tres grados: mínimo, de sesenta y un días a un año; medio, de un
año y un día a dos años y máximo, de dos años y un día a tres años.
a) prisión
b) inhabilidad perpetua o suspensión para conducir vehículos a tracción mecánica
o animal
La prisión, que es la típica pena de falta, admite división en tres grados: mínimo, de
uno a veinte días; medio, de veintiún a cuarenta días y máximo, de cuarenta y un días a
sesenta.
Son penas comunes a las tres categorías delictivas:
a) multa
b) comiso
Como la multa es una pena común a las tres categorías delictivas, en aquellos
casos en que la ley impone sólo esta pena, será la cuantía de la multa, regulada en el
artículo 25 inciso sexto, la que indicará si se trata de un crimen, simple delito o falta.
2. Atendiendo a su autonomía
El comiso, por su parte, es una pena accesoria de todo crimen o simple delito, según
lo dispone el artículo 31 CP.
3. Atendiendo a su divisibilidad
De acuerdo con este criterio, se distingue entre penas divisibles e indivisibles. Las
primeras, tienen una duración limitada en el tiempo o una cuantía determinadas (por ejemplo,
la prisión, la relegación, el presidio, etc.). Las segundas, son las que no tienen una
duración determinada en el tiempo, ni una cuantía determinada (por ejemplo, las penas
privativas o restrictivas de libertad perpetuas).
Las penas simples pueden consistir en una pena indivisible (por ejemplo, presidio
perpetuo) o bien en un grado de una pena divisible (por ejemplo, presidio mayor en su grado
máximo).
Las penas compuestas, por su parte, pueden ser dos o más penas indivisibles (por
ejemplo, presidio perpetuo calificado y la pena de muerte cuando estaba vigente); dos o
más grados de una pena divisible (por ejemplo, presidio mayor en cualquiera de sus
grados) o bien, uno o más grados de una pena divisible conjuntamente con una o más
indivisibles (por ejemplo, presidio mayor en cualquiera de sus grados a presidio perpetuo).
Las penas compuestas pueden asumir tres formas:
· penas alternativas: Son aquellas que la ley señala con carácter opcional, pudiendo el
juez escoger libremente entre aplicar una u otra. La elección, en todo caso, es personal,
de modo que es factible que los jueces escojan penas diversas para cada uno de los
intervinientes en un mismo hecho delictivo (art. 61, regla 3' CP.) (ejemplo: art. 490 n°
2 CP.)
· penas copulativas: Son aquellas que el juez está obligado a imponer conjuntamente
respecto de un mismo delito, aunque sean de distinta naturaleza. Son copulativas, por
regla general, las accesorias, respecto de las principales; pero también puede
presentarse esta situación entre dos o más penas principales, como sucede, por
ejemplo, en el artículo 248 CP.;
· penas facultativas: Son aquellas que el juez está autorizado para agregar a su arbitrio, a
otra pena cuya aplicación es obligatoria
Esta distinción no se basa, como pudiera pensarse, en idea de castigo físico impuesto
al condenado. Son pena corporales o personales, las que no son pecuniarias; y son penas
no corporales, precisamente, las pecuniarias.