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LA CASA VICTORIANA

Una tarde mientras Scheherezade paseaba por su nuevo conjunto y admiraba las
hermosas casas grandes y modernas se fijó en una que era bastante peculiar, de hecho
era la única casa de estilo victoriano.
Ver aquella casa le causaba escalofríos.
- Le llaman el viejo - explicó una voz masculina.
Su repentina aparición hizo que casi soltará un grito.
-¡Por Dios!- exclamé con la mano en el corazón, al parecer mi reacción le causó gracia
porque se rió. -¿A quién?- pregunté curiosa y mirándolo por primera vez desde que se paró
a mi lado, quedé impresionada con su belleza, era dos cabezas más alto que yo, cabello
oscuro, grandes ojos grises, labios gruesos y rojos, nariz fina y bien ejercitado.
-El dueño de la casa, le dicen el viejo- me miró con obviedad- por cierto mucho gusto- me
tendió la mano- Shahriar.
-Scheherezade- dije tendiendo le mi mano - ¿Cuál es la historia?
- Nada interesante, solo que es un viejo amargado y casi no sale de su casa - dijo haciendo
señas para que no me preocupara...
Me acompañó hasta mi casa e intercambiamos números.
Un minuto después me llegó un mensaje suyo:
- Asómate por la ventana de tu cuarto.
Lo obedecí y allí estaba en la ventana de la casa de enfrente.
- Con que vecinos ¿Eh?
- Sí, oye es que no te conté toda la historia del viejo ¿Qué tal si mañana vamos a un café y
la termino?
- Por mí está bien ¿Qué tal a las 3?
Al siguiente día Shahriar pasó a recogerme en una camioneta Ford a la hora que quedamos
y fuimos a un café muy hermoso y tranquilo, perfecto para leer. Nos sentamos en una mesa
en una esquina iluminada, en menos de un minuto una mesera llegó para tomarnos el
pedido, ambos pedimos un café, la mesera tomo el pedido y se fue.
- bueno pues ¿Ahora sí me vas a terminar de contar?- pregunté al mismo tiempo que
llegaba la mesera a dejarnos el café.
- Gracias- contestamos a la vez, ella se alejó después de responder con una sonrisa en la
cara para nada fingida.
- pues en realidad yo conozco a el viejo, no es para nada amargado, de hecho es amable
y alegre, solo que la gente dice esas cosas solo porque no lo conocen, si quieres te llevo
para que lo conozcas.- dijo él algo emocionado.
- Pues no pierdo nada conociendo lo - dije con una sonrisa de oreja a oreja.
Hablamos hasta que nos terminamos el café, de allí fuimos a la casa del viejo.
- ¿Asustada? - me preguntó al ver mi cara de nerviosismo.
- para nada - le dedique mi mejor sonrisa.
Entramos y la casa era realmente hermosa y el viejo no era para nada amargado, era justo
como Shahriar me lo había descrito en el café, se nos pasó el tiempo rápido así que
regresamos a nuestras casas y ya no tenía solo un amigo sino dos.
Desde ese día visitamos al viejo todas las semanas.

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