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1. RECURSOS NATURALES
Se considera recurso natural cualquier elemento de la naturaleza que el hombre
puede utilizar para su propio beneficio. Esto significa que los recursos sólo existen
cuando el hombre les asigna esa categoría. Tal es el caso del petróleo, pues aunque era
conocido desde hace miles de años, no era considerado como un recurso, ya que no tenía
utilidad.
A fines del siglo XIX, el petróleo empezó a explotarse como energético fósil; y en la segunda
mitad del siglo XX se descubrió que es la materia prima para la obtención de muchos
productos útiles; desde entonces, es un recurso muy valioso. En conclusión, el hombre
valora los recursos naturales de acuerdo con su cultura y el momento histórico en
el que vive.
Es importante definir algunos conceptos empleados con frecuencia en relación con los
recursos naturales; éstos son:
Uso. Es la apropiación de algún recurso para satisfacer las necesidades humanas, sean
naturales (alimento, abrigo, salud) o culturales (papel, acero, etcétera).
Preservación. Significa mantener inalterables los recursos con el fin de continuar las
condiciones naturales. Esto se aplica a especies o ecosistemas en peligro; por
ejemplo, la selva amazónica tiene un alto valor natural y cultural para la humanidad, por lo
que algunas de sus partes deben ser preservadas para las generaciones futuras.
El resultado se manifiesta en la erosión y pérdida del suelo, alteración del ciclo hidrológico,
empobrecimiento de las poblaciones animales y vegetales. La carencia de un verdadero
control de las políticas que regulan el manejo y apropiación de los recursos naturales,
respetando los principios ecológicos, ha provocado que el proceso de modernización se haya
convertido en un mecanismo aceleradamente destructivo de la naturaleza, como lo
ejemplifican la deforestación irracional de la Selva Lacandona y los bosques, alguna vez muy
densos, de los Estados de Michoacán y México, entre otros.
Actividades industriales
El rápido desarrollo industrial ha ocasionado profundos desequilibrios ambientales. Los
desechos industriales degradan la calidad del aire, suelo y agua, produciendo alteraciones en
los ecosistemas que afectan la salud humana, la flora, la fauna y los bienes tanto públicos
como privados.
Existen dos tipos de fuentes de contaminación que provienen de la actividad industrial: las
fuentes fijas, que están representadas por los emplazamientos industriales, y las fuentes
móviles, capaces de desplazarse de un lugar a otro.
Fuentes fijas. Actúan sobre todas las áreas de la biosfera y producen emisiones de
humos, polvos, gases, ruido y radiaciones, así como descargas de aguasresiduales o
desechos sólidos que afectan por igual el aire, los cuerpos de agua o el suelo.
Se han establecido programas de reubicación industrial como medidas de control, que sólo
han trasladado el problema a otro sitio. Asimismo, se han elaborado censos industriales,
mediciones de niveles de contaminación y se ha exigido a los industriales cumplir con las
normas mínimas de control de emisiones, como pueden ser la instalación de filtros o de
plantas
de tratamiento de aguas residuales.
Fuentes móviles. Los autotransportes son los causantes del mayor porcentaje de
contaminación atmosférica en las áreas urbanas de todo el mundo, y también producen
altos niveles de contaminación sonora. Los contaminantes emitidos por motores de
gasolina son principalmente monóxido de carbono e hidrocarburos.
Actividades agrícolas
Mucho tiempo antes de conocer los procesos químicos de la fertilización, el hombre abonó
sus terrenos de cultivo con estiércol, paja o peces muertos. Sin embargo, por razones
económicas, estos abonos no se purifican y contienen pequeñas proporciones de metales y
metaloides tóxicos que se acumulan en el suelo.
Los insecticidas o plaguicidas, de uso frecuente en la agricultura, representan otro problema
severo de contaminación, ya que su degradación por medios naturales es muy lenta;
algunos insecticidas como el DDT o el ALDRIN pueden permanecer en el suelo hasta por 15
años. La acumulación de estas sustancias causa cambios en la biota del suelo, lo cual
produce cultivos con valores nutritivos disminuidos y deficiencias en el desarrollo de las
plantas.
Parte de los insecticidas se infiltra y contamina los depósitos de agua subterránea, por lo
cual es frecuente encontrar manantiales que contienen DDT. Estas sustancias también
pueden llegar a los escurrimientos que alimentan los ríos y así desembocar en el mar, y
también se han encontrado peces y aves acuáticas con rastros de DDT en su organismo.
Los insecticidas llegan al humano por medio de los vegetales, mariscos o peces
contaminados, y pueden provocar intoxicaciones, a veces mortales.
La manera más adecuada de evitar los problemas ocasionados por el uso de plaguicidas en
las labores agrícolas es el empleo de métodos naturales, como pueden ser el control
biológico de plagas, el empleo de semillas resistentes a infecciones, la rotación de cultivos y
respetar las épocas de arado y siembra.
Biodegradables. Aquellos que al ser descompuestos por la acción de organismos
pueden reincorporarse en un ciclo biogeoquímico;
ejemplo de ellos son los restos de
comida, aceites, huesos, papel y madera.
No degradables. Los que al no ser descompuestos permanecen en el medio
ocasionando, de manera directa o indirecta, alteraciones en él; algunos ejemplos
son
el vidrio, latas, botellas, y la mayoría de materiales plásticos o metálicos.
Un método que podría ayudar a disminuir este tipo de contaminación es la separación de los
residuos en biodegradables y no degradables.
Los residuos biodegradables pueden someterse a un proceso de fermentación bacteriana,
cuyo producto final es un material semejante al lodo, el cual recibe el nombre de composta.
Este producto es un fertilizante natural de gran valor para la agricultura. Al mismo tiempo se
obtiene biogás, que puede utilizarse como combustible. La producción de composta puede
ser industrial o doméstica. Por desgracia, sólo existe una planta productora de este material
en México.
Contaminación atmosférica
La contaminación atmosférica se debe a la modificación cuantitativa de los componentes de dicha
capa: el aumento de alguno de sus elementos (bióxido de carbono, ozono o peróxido de nitrógeno); la
adición de compuestos extraños (partículas radiactivas, plomo, azufre o sustancias volátiles); o la
combinación de ambos.
El contaminante que más abunda es el monóxido de carbono (CO), el cual proviene del vulcanismo,
fermentaciones anaerobias, incendios forestales o combustión de motores de gasolina. El dióxido de
carbono (CO2) es un componente normal de la atmósfera, pero su proporción ha aumentado de
manera alarmante debido al enorme consumo de energéticos fósiles.
La acumulación de gases, al combinarse con las nieblas del periodo invernal, produce el llamado
esmog, que constituye un serio problema para las grandes ciudades modernas.
Otros contaminantes atmosféricos son los muy tóxicos óxidos de nitrógeno (NO y NO 2) y de azufre
(S02 y S03).
En el Distrito Federal, la composición del esmog varía en cada zona: en el centro, los principales
contaminantes son el CO, C02 y N02 por la gran cantidad de automóviles que en él circulan; en el norte
y oriente predominan los humos industriales; y en el occidente hay una mezcla de todos por la acción
de los vientos.
Las partículas sólidas también contaminan la atmósfera. Sus fuentes naturales son los volcanes activos
y la ausencia de vegetación en el suelo.
Las partículas sólidas de origen antrópico se deben a la actividad minera, la quema de combustibles
fósiles y las industrias petroquímicas, de asbesto, cemento y metalúrgicas.
Para reducir la contaminación que proviene de las fuentes naturales, se realizan campañas para la
reforestación y la prevención de incendios forestales.
Con el fin de abatir la contaminación por fuentes fijas, se han establecido normas que las industrias
deben seguir para disminuir sus emisiones.
Asimismo, para atenuar la contaminación por fuentes móviles en el Distrito Federal y su área
conurbana, se ha establecido el programa obligatorio de revisión semestral de automóviles y la
disposición para los modelos antiguos de no circular un día de la semana.
Pese a todas las medidas arriba mencionadas, el problema no se ha resuelto y aún queda mucho por
hacer.
El cambio global
Consiste en la alteración del ecosistema de nuestro planeta a gran escala y en un periodo corto.
Es un fenómeno complejo, producto de la expansión social y tecnológica a gran escala. Sus
consecuencias son muy variadas, como la destrucción de la capa de ozono y el efecto de invernadero,
lo que ha ocasionado cambios climáticos mundialmente.
El efecto de invernadero
Los cambios climáticos son una de las manifestaciones más destacadas en el planeta, cuyas causas son
las alteraciones en la composición química de la atmósfera; sus consecuencias se amplifican por las
interacciones entre el clima, la biota y el ciclo hidrológico, lo cual desencadena el cambio global.
Los gases de invernadero son principalmente el vapor de agua, el bióxido de carbono (CO 2), el metano
(CH4) y el óxido nitroso (N2O) y los considerados indirectos por contribuir a la formación atmosférica
del ozono: monóxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno (NOx) y compuestos orgánicos volátiles no-
metano (COVNM). En las últimas décadas a éstos se les
han sumado otros manufacturados por el hombre, como los clorofluorocarbonos (CFCs),
hidroclorofluorocarbonos (HCFCs), perfluorocarbonos (PFCs) e hidrofluorocarbonos (HFCs).
Los gases forman una capa que puede ser comparada con el techo de un invernadero y produce
efectos similares, incrementan la temperatura atmosférica; por lo que son llamados gases de
invernadero y causan el fenómeno conocido como efecto de invernadero. Se sabe que en la actualidad
se liberan 3 500 millones de toneladas de CO 2 por año, las cuales provienen de los incendios forestales
o de la quema de combustibles fósiles por industrias y automotores. A esto se debe agregar un millón
de toneladas anuales de metano, 500000 toneladas de óxidos de nitrógeno y los ya mencionados CFC.
Los pronósticos indican que en el caso de un calentamiento global (2 o a 7°C), el nivel del mar se
elevaría entre uno y dos metros, con graves repercusiones en los recursos pesqueros, humedad de los
suelos y equilibrio de los ecosistemas de nuestro planeta, por lo que existe gran preocupación
internacionalmente por regular y controlar las fuentes de emisión de gases de invernadero.