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RELIGIÓN Y DESARROLLO ECONÓMICO

Anggie Natalia Miranda J

Daniel Augusto Pinzón M

Las creencias en la dimensión espiritual de la vida han existido desde tiempo inmemorial.

Muchas sociedades humanas nos han dejado pruebas históricas de sus sistemas de creencias,

ya sea la adoración del sol, de los dioses y diosas, del conocimiento del bien y del mal o de lo

sagrado, a partir de la concepción espiritual, la religión se describe como “la relación de los

seres humanos con lo que ellos consideran como santo, sagrado, espiritual o

divino”.(EUROPE, 2008). Del mismo modo las religiones se han convertido en la base de

las estructuras de poder y se han entrelazado con ellas. La historia remota y reciente está llena

de ejemplos de estados “teocráticos”, ya sean cristianos, hindúes, musulmanes, judíos o de

otra índole. La separación entre el estado y la religión es todavía reciente y sólo en parte: hay

religiones oficiales de estado en Europa y de hecho religiones de estado. En la mayoría de los

casos esto no plantea un problema particular en la medida en que se atempera por los valores

de la tolerancia. (EUROPE, 2008)

Por otra parte la dimensión espiritual ha estado en el foco de investigaciones de algunos

economistas que buscan explicar la posible influencia sobre variables económicas, por su

parte Iannacconne citado por García (sf), señala que la relación entre economía y religión

puede separarse en tres líneas de estudio: a) Economía de la religión, que se refiere a

investigaciones que interpretan patrones de comportamiento religioso entre individuos,

grupos y culturas aplicando teorías y técnicas microeconómicas; b) Estudios sobre las

consecuencias económicas de la religión, donde se analiza el impacto de la religión para

explicar las diferencias en el desarrollo económico de los países; c) Economía religiosa, a


partir de principios teológicos y sagradas escrituras se evalúan políticas económicas desde

una perspectiva religiosa.

En relación con la segunda línea de estudio que tiene como fin analizar el impacto de la

religión en el desarrollo económico de los países, Barro y McCleary, citado por Moreno

(2013) señala que la conclusión obtenida por los estudios recientes del crecimiento

económico, es que las explicaciones del desempeño económico deben ir más allá de las

limitadas medidas de las variables económicas. La razón es que ellas deben poder abarcar los

factores sociales y económicos de los países analizados, además variables que midan la

cultura de una nación, de este modo Moreno (2013) propone que bajo este escenario es

claro que la religión desempeña un papel fundamental en la cultura y las instituciones de un

país, asimismo al evaluar a nivel empírico el posible impacto de la religión en el desarrollo

económico, específicamente sobre el IDH utilizando datos de un panel internacional en el

periodo 1990-2005 señala que los resultados soportan la tesis de que la religión tiene impacto

en el desarrollo económico, pero la creencia religiosa específica tiene distintos efectos, es

decir la creencia en el cielo puede tener un impacto negativo sobre el nivel de bienestar de la

sociedad y por otra parte la amenaza de un castigo tal como el infierno, genera

comportamientos positivos sobre el desarrollo y el bienestar. De manera semejante Sardin

(2012) en su ensayo sobre política económica estudia mediante una versión ampliada de la

ecuación de Mincer que incorpora la religión (credo y nivel de práctica religiosa), la

incidencia de la religión y la religiosidad sobre el desarrollo económico y bienestar de las

personas en Argentina y concluyó que para el ingreso ser muy religioso, ser judío, ser poco

practicante de otras religiones tiene un efecto negativo sobre el mismo. Contrariamente ser

practicante tiene un efecto positivo. La religión y religiosidad tienen menor efecto sobre el
índice de subsistencia, aunque ser practicante en la mayoría de las religiones se asocia con un

mejor índice de satisfacción.

Los efectos de la religión en el desarrollo económico se han resaltado desde Weber (1905

[1930]), dada su posible influencia positiva o negativa sobre el desarrollo económico. El

autor argumenta que habría un estímulo positivo al crecimiento económico si la religión “ve

con buenos ojos” la acumulación de riquezas materiales.(Moreno, 2013). Por otra parte

Hidalgo (2010) en su clasificación de distintas escuelas dedicadas al estudio del desarrollo

señala que la escuela islamista, si bien no acepta la aplicación de la teoría económica

convencional en los países islámicos, aspira a la aplicación universal de una teoría económica

no convencional (teoría económica islámica), y condiciona la validez de la tesis del beneficio

mutuo a la aplicación de la ley islámica a las relaciones internacionales (tesis de la sharía).

De manera análoga Larrú (2016) argumenta que cabe la posibilidad de identificar una

escuela católica de desarrollo, que tiene como característica la selección de la lógica del don

de la gratuidad, el trabajo subjetivo, el emprendimiento y la obligación que tienen los países

desarrollados de ayudar a los menos desarrollados, sin que eso suponga una relación de

dependencia o atenúe el que sean los propios países en desarrollo quienes deben protagonizar

su propio desarrollo endógeno.

En este orden de ideas el estudio de la religión por parte de la Economía ha tratado de

entender los determinantes de las creencias y el comportamiento religioso, la naturaleza de

las instituciones religiosas y el impacto social y económico de la religión, ahora bien ¿En qué

consisten los aportes de la religión en el establecimiento de políticas de desarrollo en los

sistemas económicos y políticos?

El propósito de este ensayo es exponer las características y aportes de creencias religiosas

como el islamismo, el catolicismo y protestantismo en torno al desarrollo económico. Está


compuesto por 3 partes: una breve introducción la cual contextualiza el rol de la religión en el

desarrollo económico, se desarrollara y se dará respuesta a los interrogantes planteados y se

finalizara concluyendo.

Retomando lo anterior, se debe entender que Max Weber no investigó acerca de la esencia de

la religión sino las ideas religiosas y los grupos que interactúan con otros aspectos de la vida

social, principalmente, en la economía. En su ensayo “La ética protestante y el espíritu del

capitalismo” presenta la tesis de que la ética y las ideas puritanas influenciaron el desarrollo

del capitalismo, y entra a definir al "espíritu del capitalismo" como las ideas y hábitos que

favorecen la búsqueda racional de ganancias económicas.

Weber también señala que tal espíritu no existe solamente en la cultura occidental, cuando lo

consideramos como una actitud presente en los individuos, ya que también hay que tomar en

cuenta que estos individuos no podrían, por sí solos, establecer un nuevo orden económico

como el capitalismo, se presentan ciertas tendencias dentro de las cuales están: la ambición

de ganancias con un mínimo esfuerzo; la idea de que el trabajo es una maldición y una carga

que debe evitarse, especialmente cuando las ganancias de éste exceden lo que es necesario

para una vida modesta. Pero "Para que una forma de vida bien adaptada a las peculiaridades

del capitalismo" — escribió Weber — "pueda superar a otras, debe originarse en algún lugar,

y no solo en individuos aislados, sino como una forma de vida común a grupos enteros de

personas".

Así mismo el protestantismo fue reconocidamente uno de los portadores más importantes del

desarrollo industrial y capitalista de Francia y continuó siéndolo en la pequeña escala en que

la persecución lo permitió. Por otra parte Weber mostró que algunos tipos de protestantismo
favorecen la búsqueda racional del beneficio económico. Si bien ése no fue el objetivo de

esas ideas religiosas, resultó ser un producto ya que la lógica inherente a dichas doctrinas y

los consejos derivados directa o indirectamente de ellas, promueven la búsqueda de un

beneficio económico.

Así bien, “es un hecho establecido que los protestantes tanto siendo estrato dominante como

estando dominados; tanto en mayoría como en minoría; demostraron tener hacia el

racionalismo económico una inclinación específica que no se observó ni se observa entre los

católicos, La causa de la diferencia de comportamiento debe buscarse, pues, esencialmente en

la peculiaridad interna permanente y no sólo en la situación externa histórico-política de cada

época.” (Weber, 1905), también se conocen algunas críticas y diferencias del protestantismo

hacia el catolicismo, donde del lado protestante se utiliza esta interpretación para criticar los

ideales ascéticos del estilo de vida católico mientras que del lado católico se contesta con la

recriminación de “materialismo”, “El católico. . . es más sereno; dotado de un menor impulso

a adquirir una existencia lo más asegurada posible. Le otorga a ésta, aún con menores

ingresos, una importancia mayor que a otra peligrosa, excitante, pero abierta a la posibilidad

de honores y riquezas. La sabiduría popular expresa esto en tono de broma: “o se come bien,

o se duerme tranquilo”. En nuestro caso, al protestante le agrada comer bien mientras que el

católico prefiere dormir tranquilo.” (Weber, 1905).

Por otra parte, el calvinismo como “el semillero de la economía capitalista”, denominado así

por Gothein; ejerció una gran influencia también en Alemania. La confesión “reformada”,

comparada con las demás, parece haber fomentado aquí, como en otros lugares, el desarrollo

del espíritu capitalista. Influyó más que, por ejemplo, el luteranismo. Aunque en

contraposición Weber menciona que, “El “espíritu de trabajo” cuya promoción suele
adscribirse al protestantismo, es algo que no debe ser entendido ni como “mundanalidad” ni

en algún otro sentido típico del “iluminismo”, tal como hoy suele hacerse. El antiguo

protestantismo de Lutero, Calvino, Knox o Voët, tuvo bastante poco que ver con lo que hoy

se entiende por “progreso”.” (Weber, 1905). Este protestantismo original mencionado por

Weber mantuvo una actitud directamente adversa a aspectos enteros de la vida moderna que

hasta el más extremista de los confesionales no quisiera perder. De modo que, si en absoluto

queremos hallar una relación íntima entre el espíritu del protestantismo original y la moderna

cultura capitalista, entonces, para bien o para mal, no debemos tratar de buscarla en esa “anti-

mundanalidad” más o menos materialista o al menos anti-ascética, sino más bien en sus

rasgos estrictamente religiosos.

Del espíritu del capitalismo podemos definir brevemente que el predominio universal de una

absoluta falta de escrúpulos al momento de hacer valer el interés personal cuando se trata de

ganar dinero ha sido justamente una característica bien específica de aquellos países cuya

evolución burgués-capitalista aparece como "retrasada", si se la mide según los parámetros

del desarrollo occidental.

Hay que mencionar que Weber en su obra “La sociología de la religión” realiza una breve

introducción, en la cual recopila las ideas centrales de su ensayo la ética protestante , luego

desarrolla su exposición de las religiones en lugares como la China: confucianismo y

taoísmo, así mismo la religión de India: la sociología del hinduismo, budismo y Judaísmo

antiguo. El objetivo de su obra es analizar el efecto de las ideas religiosas sobre las

actividades económicas, la relación entre estratificación social e ideas religiosas, y las

características singulares de la civilización occidental. Además de encontrar razones que

justificaran la diferencia entre el proceso de desarrollo de las culturas Occidental y Oriental.

En el análisis de sus descubrimientos, Weber mantuvo que las ideas religiosas puritanas (y

más ampliamente, cristianas) habían tenido un impacto importante en el desarrollo del


sistema económico de Europa y los Estados Unidos, aunque aclarando que ésas no fueron las

únicas causas del desarrollo.

Respecto a la religión católica Larrú (2016), señala que la concepción del desarrollo católica

asume la multidimensionalidad y la importancia de la política, la economía, lo sociocultural

o lo ecológico, como vectores del modelo integral de desarrollo. Aunque “la Iglesia “ no

tiene soluciones técnicas que ofrecer al problema del subdesarrollo, sí “tiene una palabra que

decir sobre la naturaleza, condiciones, exigencias y finalidades del verdadero desarrollo.

ofreciendo su modelo de desarrollo humano porque cumple así su misión evangelizadora.

Por su parte Hidalgo, 2010 en su obra Economía Política del Desarrollo identifica siete

escuelas de desarrollo, entre las cuales se encuentra la Escuela Islámica , esta no acepta la

aplicación de la teoría económica convencional en los países islámicos, pero aspira a la

aplicación universal de una teoría económica no convencional (teoría económica islámica), y

condiciona la validez de la tesis del beneficio mutuo a la aplicación de la ley islámica a las

relaciones internacionales (tesis de la sharía).Surgió a mediados de los años cuarenta del

siglo XX, con los trabajos de seminales de Joseph Kumarappa (1946) y Mohandas Gandhi

(1958). Así mismo estaría formada por aquellos autores que se han acercado al estudio del

desarrollo y el subdesarrollo de los países musulmanes, partiendo de la premisa de que el

Islam no es sólo una religión sino también es una forma de organización económica, social y

política del Estado derivada del Corán, y que, por tanto, rechazan la separación entre la

religión y el Estado (islamismo).

Por otra parte se debe entender que los economistas islamistas del desarrollo, propiamente

dichos, no aparecieron en las universidades de los países musulmanes y de los países

receptores de inmigrantes musulmanes (Reino Unido y Estados Unidos) hasta finales de los

años setenta del siglo XX (Hidalgo, 2011). Igualmente para poder entender sus principales
postulados y características se debe señalar que las causas que explican su surgimiento

durante los años cuarenta, tienen su origen en la toma de conciencia de los intelectuales

islámicos del nivel de atraso económico relativo de sus naciones, fruto de la colonización por

parte de potencias occidentales no islámicas, y la aparición de movimientos de liberación

nacional en los países islámicos colonizados y neocolonizados (protectorados, presencia de

ejércitos extranjeros…) durante el segundo cuarto del siglo XX, que cuestionaban las

bondades de la influencia occidental sobre el desarrollo de los mismos, lo cual se basó en el

rechazo del capitalismo occidental, como sistema económico por medio del cual alcanzar el

desarrollo, y en responsabilizar del subdesarrollo de dichos países a la expansión de dicho

sistema sobre el mundo musulmán. Lo anterior dio paso a la búsqueda de una tercera vía

entre capitalismo y socialismo, entre la teoría de la modernización y la teoría de la

dependencia, que permitiera articular una propuesta de desarrollo alternativa para los países

islámicos. (Hidalgo, 2011)

Ahora bien, las características y postulados de la Escuela islamista de acuerdo a Hidalgo

(2011) se enmarcan en cómo se debe entender el subdesarrollo, el papel de las instituciones,

la estrategia política y el comercio internacional en una sociedad islámica:

Por parte del subdesarrollo lo considera como la decadencia de la sociedad islámica, fruto de

la colonización europea, primero, y de la neo colonización estadounidense y europea,

después, derivadas del alejamiento del Corán por parte de los gobernantes musulmanes, y de

gran parte de la sociedad, que mal aplicaron sistemas económicos creados por el hombre

(capitalismo y socialismo) en lugar de un sistema económico islámico, creado por Alá y

revelado en el Corán. Por ello proponen que la mejor manera de salir del subdesarrollo es

propiciar un renacimiento de la sociedad islámica por medio de la islamización del Estado y

la reagrupación de la comunidad musulmana bajo un moderno califato, para lo cual es


necesario el control de los gobiernos nacionales de los países islámicos por parte de

auténticos musulmanes, ya sea por vías pacíficas o violentas.

En la estrategia política propone el control del poder, por medio de la participación de

partidos islamistas en las elecciones, o por medio de una revolución islámica contra las élites

políticas y económicas de los países musulmanes y sus aliados estadounidenses o europeos ,

para implantar un Estado islámico, basado en el seguimiento del Corán, la tradición (sunna)

y la ley islámica (sharía), como principios de la organización social y económica. Este

sistema se debe financiar por la vía de los impuestos y, en algunos casos, por medio de la

nacionalización de determinados recursos productivos o servicios públicos.

Para las instituciones fundamentales del Islam son el Corán, la sharía y la sunna, que actúan

como normas que regulan el funcionamiento de una sociedad islámica y de ellas derivan otras

instituciones menores . A partir de la aplicación de dichas instituciones puede establecerse un

sistema económico islámico, fundamentado en la coexistencia de la propiedad privada con la

propiedad pública, en la libertad para elegir dentro de los límites de la sharía , en la justicia

social basada en la solidaridad y la equidad, lo cual constituye la base económica del

desarrollo. dichas instituciones no se pueden aplicar si el Estado no está controlado por

auténticos musulmanes, por lo que puede ser preciso recurrir a la yihad para tomar el control

del Estado y para mantenerlo, con el objetivo de convertirlo en un Estado islámico, que

termine convirtiéndose en un califato que gobierne a la toda umma.

Para finalizar conciben el comercio internacional y aceptan la idea de que el comercio

internacional entre países islámicos y no islámicos genera beneficios mutuos, siempre y

cuando los contratos se acojan al derecho musulmán, pues el Corán siempre ha defendido el

comercio. Algo parecido defiende respecto de otras formas de relaciones económicas

internacionales, tales como los movimientos de capitales y de trabajadores, que debieran ser
aceptados, salvo en los casos específicos en que no conduzcan al bienestar social de la

población o en los que dichos movimientos sean contrarios a la sharía.

En este marco de ideas proponen que la Economía Islámica se basaría en tres pilares: la

coexistencia de la propiedad privada y la propiedad pública; la libertad económica dentro de

los márgenes de la sharía; y la justicia social basada en la solidaridad y la equidad.(

Hidalgo,2011).

Los economistas islamistas, como Chapra citado por Hidalgo (2011), consideran que la

Sharía actúa como un filtro moral que cambia las preferencias de los seres humanos de

acuerdo con las prioridades sociales. Este filtro moral no sustituye el papel del mercado sino

que lo complementa, permitiendo armonizar los intereses individuales con los intereses

sociales; algo que no garantiza el mercado. Además, dicho filtro permite minimizar el uso de

recursos para propósitos que no contribuyan a alcanzar los dos principales fines morales

vinculados con el desarrollo, esto es, la justicia socio-económica y el bienestar social. Así

mismo la motivación para no cruzar los límites de esos fines morales estaría en el Más Allá,

en el que los individuos deberán rendir cuentas por sus acciones ante Alá, quien los castigará

o premiará. (Hidalgo,2011).
Bajo este canon de ideas, se puede concluir teniendo en cuenta los planteamientos realizados

por Weber (1905) que la religión tendría una importante influencia en el comportamientos de

las personas que conforman el sistema económico. Señala que se puede evidenciar en el

estímulo positivo al beneficio económico por parte de las ideas puritanas sobre la búsqueda

racional de ganancias económicas que influenciaron el desarrollo del capitalismo. Asimismo

el autor realiza un análisis de la posible fuente de desarrollo de algunos países y argumenta

que aquellos lugares donde la religión católica tiene una mayor influencia, se suele carecer de
racionalismo económico. Lo cual dirige a ver el interés personal como falta de escrúpulos,

convirtiéndose en una característica común de los países “atrasados”. No obstante, Larru

(2016) señala que la concepción del desarrollo económico católico asume entre otras la

importancia de la economía y sociocultural. Asimismo deja ver que la “Iglesia” no posee

soluciones técnicas para el problema de desarrollo, solo tiene una palabra sobre la finalidad

del desarrollo.

Ahora bien, por parte de la Escuela Islamista según Hidalgo (2011) se basó en el rechazo del

capitalismo occidental como sistema económico para alcanzar el desarrollo y en

responsabilizar del subdesarrollo de dichos países a la expansión de dicho sistema sobre el

mundo musulmán, además de ello señalan el alejamiento del Corán por parte de los

gobernantes musulmanes como una de la causas del fenómeno del subdesarrollo. Como

solución a esta problemática proponen un renacimiento de la sociedad islámica por medio de

la islamización del Estado y la reagrupación de la comunidad musulmana bajo un moderno

califato.

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