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Los mixtecos son uno de los pueblos

más antiguos de Mesoamérica. Su lengua


pertenece al grupo de lenguas mixtecanas,
emparentadas con el zapoteco y el otomí.
Existen indicios de ocupación humana en la
Mixteca desde el quinto milenio antes de la
era cristiana; sin embargo, sólo después del
desarrollo de la agricultura en Mesoamérica
inició el proceso que dio origen a la cultura
mixteca prehispánica. Alrededor del tercer
milenio antes de la era cristiana aparecieron
los primeros poblados agrícolas en la región,
cuya economía estaba basada en los cuatro
cultivos básicos mesoamericanos: el chile,
el maíz, el frijol y la calabaza. Dos mil años
más tarde, en pleno período Preclásico Medio, la Mixteca fue el escenario de una revolución
urbana, donde los núcleos de población crecieron y se integraron en la amplia red de intercambios
que unió a los pueblos mesoamericanos. Como la mayor parte de las sociedades
mesoamericanas, los mixtecos no formaron una unidad política en la época prehispánica, sino que
estaban organizados en pequeños Estados compuestos por varias poblaciones enlazadas por
relaciones jerárquicas.
La historia de la Mixteca en el Preclásico y el Clásico es poco conocida, sobre todo en relación con
otros pueblos mesoamericanos contemporáneos o con la época de florecimiento de la Mixteca,
correspondiente al Posclásico. En esa época ocurrió la emergencia del expansionismo
de Tututepec, una ciudad fundada por Ocho Venado que llegó a dominar un amplio territorio entre
la Mixteca de la Costa y la Mixteca Alta, al tiempo
que estableció una serie de alianzas con algunos
Estados del centro de Mesoamérica. Salvo casos
aislados, como el de Tututepec, la mayor parte de la
Mixteca fue ocupada de modo pacífico por los
españoles a partir de la segunda década del siglo
XVI.
En la Mixteca, las primeras poblaciones sedentarias
comenzaron a aparecer a partir del siglo XVI antes
de la era cristiana. Esta etapa de la historia del
pueblo mixteco corresponde con la Fase Cruz en la
Mixteca Alta, las fases Pre-Ñudée y Ñudée en la
Mixteca Baja y la fase Charco en la Costa. El
desarrollo de estas primeras aldeas agrícolas en la
región fue contemporáneo al que estaba ocurriendo
en otras zonas de Mesoamérica, como el centro de
México, los valles Centrales de Oaxaca y la costa
del golfo de México. Sin embargo, las comunidades
mixtecas del periodo Formativo nunca alcanzaron
las dimensiones de las poblaciones protourbanas de
los Valles Centrales, como San José Mogote y Monte Albán. El patrón de asentamiento de los
mixtecos en aquellos años consistía en pequeñas comunidades dedicadas a una agricultura
incipiente, aunque existe evidencia de su incorporación en la red de intercambios internacionales
de Mesoamérica.
Un ejemplo de esta vinculación a otras sociedades
mesoamericanas es la influencia del estilo olmeca en la
cerámica de la Mixteca Alta. En sitios como Huamelulpan
y Tayata se han encontrado figurillas que poseen
características iconográficas olmecas, estilo ampliamente
difundido en casi toda Mesoamérica durante el primer
milenio antes de la era cristiana.10 Por otra parte, en el
área nuclear olmeca se han encontrado objetos de
cerámica Rojo sobre Bayo que fueron producidas
indudablemente en la región de Tayata, de acuerdo con
los estudios que se han realizado sobre la composición
química de esos materiales arqueológicos.11 Durante el
período de formación de los rasgos culturales de los mixtecos, la estratificación social era
incipiente, como muestran las pocas diferencias que se han encontrado en los restos de las
viviendas correspondientes a esos tiempos. Por otra parte, la función de las edificaciones tampoco
estaba claramente diferenciada.

En la cultura mixteca, el Período Clásico


abarca aproximadamente el lapso de
tiempo comprendido entre los siglos I y
VIII/IX, con algunas variaciones según la
historia local de cada área cultural. En
toda Mesoamérica aparecen ciudades de
dimensiones y poblaciones considerables,
con una clara especialización en el uso
del espacio y una diferenciación social
que se refleja en las características
diversas de los restos de las
construcciones. La influencia cultural
teotihuacana se hace sentir en toda la
región, aunque sólo en algunas
localidades se ha probado la dominación
política y militar de esta metrópoli. Los
lazos comerciales se hicieron más fuertes
entre los distintos pueblos, ya de por sí especializados en la producción de ciertos bienes de
subsistencia y de uso suntuario.

El Posclásico es, con diferencia, el período mejor conocido de la historia mixteca prehispánica,
gracias a la conservación de la historia oral en documentos coloniales, pero también a los códices
que sobrevivieron a la destrucción y al tiempo posterior a la llegada de los españoles a la Mixteca.
En Mesoamérica, el posclásico está marcado por el florecimiento de los Estados militaristas. Ello
no quiere decir que las sociedades de las etapas anteriores hubiesen desconocido la guerra, pues
las ciudades-Estado de la Mixteca estaban protegidas por muros desde el primer milenio antes de
la era cristiana. Lo que ocurre es que en este período, la actividad militar parece haber cobrado
una importancia mayor, como demuestra la proliferación de la parafernalia asociada con la guerra y
el culto a las divinidades guerreras en toda la región.

Desde el Preclásico, la costa de Oaxaca estuvo ocupada por pueblos de habla zapotecana. De
acuerdo con análisis glotocronológicos, la separación entre el idioma chatino y el resto de las
lenguas del grupo zapotecano debió ocurrir alrededor del siglo V a. C.30 En contraste, las
variedades costeñas del mixteco parecen haberse separado del resto de las hablas de la Mixteca
Alta hacia el siglo X u XI de la era cristiana, de donde se infiere que la presencia de los mixtecos
en la costa es relativamente tardía.31 A la luz de estos datos y del análisis de los objetos
arqueológicos encontrados en la región, es probable que la
identidad lingüística de los habitantes del valle del bajo río Verde
durante el Preclásico y el Clásico haya sido zapotecana,
desplazados desde el centro de Oaxaca. Si bien las relaciones
entre el valle del bajo río Verde y la Mixteca Alta no están
completamente descartadas por cuestiones de vecindad
geográfica, la presencia de los mixtecos en la región de La Costa
es producto de una colonización tardía.

El movimiento masivo de los mixtecos a las poblaciones de La


Costa ocasionó un cambio en las relaciones de poder en estas
comunidades. Los pueblos zapotecanos, como los chatinos,
quedaron bajo el dominio político de las élites mixtecas. Los
cacicazgos mixtecos de La Costa poseían, por ello mismo, una
población multiétnica como el caso de Tututepec. Si bien esta
localidad tuvo ocupación anterior al Posclásico, presenta indicios
de un crecimiento demográfico espectacular entre los siglos IX y
X, relacionado precisamente con la migración mixteca desde las
tierras altas.32 A partir del siglo XI, Tututepec jugaría un papel fundamental en la historia mixteca,
al ser la primera sede de Ocho Venado, señor mixteco que habría de dominar un territorio de más
de 40 mil kilómetros cuadrados después de unificar numerosos estados hostiles, ya venciéndolos
militarmente, ya estableciendo alianzas políticas con ellos.

La fragmentación política del pueblo mixteco en la época prehispánica fue una constante que
trascendió los siglos. Sin embargo, entre los siglos XI y XII de la era común, numerosos señoríos
en las tres Mixtecas forman una unidad bajo el dominio de Ocho Venado-Garra de Jaguar (en
mixteco, Iya Naacua Teyusi Ñaña; Tilantongo, 1063-1115). Este personaje es fundamental en la
historia posclásica de Mesoamérica, no sólo por el poder que adquirió en la Mixteca, sino por las
relaciones que estableció con otros pueblos, especialmente con los nahuatlacas del centro de
México.

Ocho Venado nació del segundo matrimonio de Cinco


Lagarto-Dzahui Ndicahndíí, sacerdote del Templo del
Cielo que se encontraba en Tilantongo (en mixteco, Ñuu
Tnoo Huahi Andehui). Se encontraba, por tanto, fuera
de la línea sucesoria al trono del señorío de Tilantongo.
Gracias al prestigio obtenido en las campañas militares
—de acuerdo con el Códice Nuttall, la primera de ellas
ocurrió en 1071, cuando Ocho Venado tenía ocho años
de edad—, Ocho Venado ocupó en 1083 el trono de
Tututepec (mixteco: Yucudzáa), en el valle del bajo río
Verde, cerca de la costa del Pacífico.33 Posteriormente,
Ocho Venado selló una alianza con los toltecas, de
quienes recibió el rango de tecuhtli en Ñuu Cohyo.34 El
día 13 lagarto del año 7 casa (1097), Ocho Venado se
entrevistó con Cuatro Jaguar que fue un importante aliado en su ascenso al poder.
A la muerte de Ocho Venado, sus hijos heredaron algunos de los más importantes señoríos que
formaban parte del reino bajo el dominio de Tilantongo. En otras ciudades de la Mixteca, las
antiguas élites locales recobraron su poder. El restablecimiento del antiguo sistema de
organización política en pequeños estados implicó el renacimiento de los conflictos entre algunos
de ellos o el establecimiento de alianzas o confederaciones. Por esta época, la Mixteca —y en
especial la Mixteca Alta— era una de las regiones más prósperas de Mesoamérica. Exportaba
artículos de gran lujo a otras regiones, como la cerámica policroma, arte plumario, orfebrería, tallas
en cristal de roca, hueso y madera; así como bienes de subsistencia propios de las regiones
tropicales y las zonas de clima templado-

La Mixteca se encuentra estratégicamente entre la parte central de México y el sureste


Mesoamericano, por lo que en la época de expansionismo de la Triple Alianza formada por México-
Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan —confederación llamada Excan Tlatoloyan—, rápidamente
despertó los intereses de los mexicas y sus aliados de la cuenca del lago de Texcoco. Hacia la
segunda mitad del siglo XV, una gran parte de la Mixteca estaba bajo el poder político, así como
militar de Tenochtitlan. Algunas de las ciudades más importantes de la región fueron convertidas
en centros concentradores del tributo exigido por los conquistadores, entre ellos Coixtlahuaca, que
hasta antes de la conquista mexica se había convertido en una de las mayores urbes de
Mesoamérica. El avance de los mexicas en la Mixteca Alta les permitió dominar también los Valles
Centrales de Oaxaca, en su afán por asegurar su predominio en las rutas comerciales entre el
altiplano mexicano y la costa del Pacífico de Guatemala y Chiapas. Los mexicas intentaron
conquistar también la costa mixteca y el istmo de Tehuantepec, pero fueron derrotados por una
alianza entre los zapotecos y mixtecos tanto en sus campañas contra Tututepec —que por la
época dominaba un territorio de aproximadamente 25 mil kilómetros cuadrados en la Costa Chica
de Oaxaca— como en las realizadas en el istmo. De especial importancia resultó la victoria
mixteco-zapoteca en Guiengola, una fortaleza donde los mexicas fueron definitivamente derrotados
por los defensores del istmo de Tehuantepec.

La llegada de los españoles a la costa de Veracruz provocó diversos tipos de reacciones. Varios
pueblos vieron en los españoles la oportunidad de liberación, entre ellos, los zempoaltecas y los
tlaxcaltecas. Tras la caída de México-Tenochtitlan en 1521, los españoles y sus aliados indígenas
concentraron sus ataques hacia otros pueblos tales como los mixtecos. Pero a diferencia de lo que
sucedió en la parte central de México; la mayor parte de los mixtecos establecieron convenios con
los españoles, dando lugar a un proceso de mutua adaptación cultural que a su vez permitió que
los mixtecas conservaran varias de sus tradiciones y costumbres, tales como su lengua, prácticas
comerciales, métodos agrícolas, etcétera. Sólo algunas partes en la Mixteca se resistieron
militarmente a la conquista de los españoles como en el caso de Tututepec.
Economía
Como el resto de los pueblos de la Mesoamérica precolombina, la subsistencia de los
mixtecos estaba basada en la agricultura. Las condiciones ecológicas y topográficas del territorio
de este pueblo condicionaron el desarrollo de ciertos cultivos adaptados a la diversidad de
ambientes en la Mixteca. Desde luego, el más importante de los cultivos de este pueblo fue el
maíz, al que estaban asociados otros cultivos de vital importancia en la dieta de los
mesoamericanos. Entre ellos hay que señalar diversas variedades de frijol, chile y calabaza.45
En los lugares donde el clima lo permitía, existían cultivos de especies de uso no necesariamente
alimentario. Entre ellos, cabe destacar el algodón —adaptado a los climas semitropicales de la
Mixteca Baja, la Cañada de Cuicatlán y la Costa de Oaxaca—, y el cacao, propio de las zonas con
mayor humedad.46

Uno de los grandes problemas que afrontaron los mixtecos en épocas precolombinas es el
abrupto relieve de la Mixteca y la escasez de agua en la región. La agricultura ofrecía mejores
rendimientos en los valles intermontanos de la Mixteca Alta, por lo menos en comparación con la
Mixteca Baja, de clima más cálido y seco, y la Mixteca de la Costa. Se han encontrado indicios de
terrazas artificiales en las laderas de las montañas que rodean valles como el de Tlaxiaco. Las
terrazas tenían como propósito ampliar la escasa superficie cultivable mediante el aplanamiento
intencional de las pendientes; así como el mejor aprovechamiento del agua disponible. Por otra
parte, en las zonas más secas se desarrollaron cultivos alternativos, como el del pitayo.46

La accidentada geografía de La Mixteca obligó a sus habitantes a desarrollar un conjunto


de tecnologías que permitieran una agricultura redituable. En las laderas de la sierra Mixteca
construyeron terrazas llamadas coo yuu (lama-bordo). Para ello se valieron de diques de
mampostería que permitían conservar el suelo deslavado de los taludes de la montaña. De
acuerdo con los campesinos modernos del valle de Nochixtlán, el uso de las terrazas mixtecas
permite al cabo de 3 ó 4 años la formación de una plataforma que produce buenas cosechas de
maíz. Las coo yuu requerían mantenimiento, pues la erosión y el uso agrícola de las terrazas
provocaban el desgaste del suelo nutritivo. Para estas labores, en la Mixteca Alta se empleaba
caliche obtenida de minas en la región.47 Los mixtecos antiguos empleaban el sistema de tumba-
roza-quema para ganar terrenos de cultivos. Es decir, desmontaban la vegetación original de las
laderas de los montes y procedían a quemarla para emplear los restos vegetales como abono de
sus cultivos. Ello ocasionó una grave deforestación que afectó a gran parte del territorio mixteco,
considerado como uno de los más erosionados en la República Mexicana.

Nopales infectados con cochinilla. El cultivo de la cochinilla fue de vital importancia económica para
los antiguos mixtecos y otros pueblos del área oaxaqueña. Aunque diezmado por la aparición de
los colorantes químicos, su empleo continúa hasta la actualidad.

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