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Ensayo

(2ª parte)
Visiones de caníbales
Los caníbales americanos: entre
los imaginarios de la Antigüedad
y el interés económico
Creo que es más bárbaro comerse a un hombre vivo que comérselo
muerto; desgarrar por medio de suplicios y tormentos un cuerpo
Andrés todavía lleno de vida, asarlo lentamente, y echarlo luego a los perros
García o a los cerdos; esto, no sólo lo hemos leído, sino que lo hemos visto
Londoño recientemente, y no es que se tratara de antiguos enemigos, sino de
vecinos y conciudadanos, con la agravante circunstancia de que para
la comisión de tal horror sirvieron de pretexto la piedad y la religión.
Esto es más bárbaro que asar el cuerpo de un hombre y comérselo,
después de muerto (Montaigne, “De los caníbales”).

C
omencemos por aclarar un punto. Ruggero
Deodato, el director de la película Cannibal
Holocaust, a la cual se hizo referencia en la
primera parte de este ensayo (Revista Universidad de
Antioquia, N.° 313, pp. 49-55), tiene razón en un punto,
pero es una razón tan a medias que es realmente una
mentira: los verdaderos yanomamo, aquellos que habi-
tan en la frontera entre Colombia y Venezuela, pertene-
cen a uno de los pocos grupos humanos que conservan
prácticas antropófagas, mas no son caníba- más allá de las tierras por él conocidas: una
les como concibe ese hecho la imaginación noción legada por autores como Heródoto,
popular o como los muestra la película de Homero, San Agustín, San Isidoro de
Deodato: son endocaníbales funerarios. Un Sevilla y Marco Polo, entre muchos otros.
matiz que es muy importante precisar. El principal de ellos en la creación del ima-
El canibalismo, uno de los primeros ginario antropófago fue Heródoto, quien
neologismos que surgieron del encuentro acusó a los habitantes de las tierras que hoy
de Colón con el Nuevo Mundo, ha esta- corresponderían a Ucrania, Alemania o po-
do principalmente asociado al consumo siblemente los países bálticos (muy al norte
de carne humana luego del asesinato de la de Grecia, en todo caso)2 de ser comedores
víctima. Y eso no lo hacen los yanomamo, de hombres.
aunque sí sean un pueblo de guerreros, en La primera mención de la palabra ca-
lucha constante con otras comunidades. La níbal se da el día 26 de noviembre de 1492,
costumbre antropófaga que tienen los ya- en el Diario de a bordo de Colón:
nomamo es consumir los restos triturados
Toda la gente que hasta hoy ha
de los huesos de sus parientes fallecidos,
hallado dice que tiene grandísimo te-
mezclados en una sopa luego de la crema-
mor de los Caniba o Canima, y dicen
ción, con el fin de terminar de liberar el
que viven en esta isla de Bohío, la cual
alma (mi amo) del cuerpo y ayudar a res-
debe ser muy grande, según le parece y
tablecer el equilibrio en la aldea luego de
cree que van a tomar a aquellos a sus
una muerte, por medio de una comunión
tierras y casas, como sean muy cobar-
colectiva (Woznicki, 1998).1
des y no saber de armas. Y a esta causa
El endocanibalismo funerario, a pesar
le parecía que aquellos indios que traía
de su exotismo, dista mucho de la acusa-
no suelen poblarse a la costa de la mar,
ción de canibalismo que los europeos hi-
por ser vecinos a esta tierra, los cuales
cieron a los indígenas y que sirvió de pre-
dice que después que le vieron tomar la
texto para su esclavización. Incluso en el
vuelta de esta tierra no podían hablar
código legal contemporáneo, alguien que
temiendo que los habían de comer, y
consuma un cadáver no puede ser acusado
no les podía quitar el temor, y decían
sino de profanarlo. Por eso este ensayo in-
que no tenían sino un ojo y la cara de
siste en la necesidad de encontrar “el punto
perro, y creía el Almirante que men-
justo”. No se trata de negar la presencia del
tían, y sentía el Almirante que debían
canibalismo, sino de especificar sus lími-
de ser del señorío del Gran Can, que
tes. Y ello no es algo que pueda darse por
los cautivaban (C. Colón).
sentado. La antropofagia que, con contadas
excepciones, suelen describir las crónicas Como puede apreciarse, Colón deja
de la conquista es el canibalismo homicida, ver su múltiple deuda en un solo párrafo: a
aquel donde se entremezclan tres pecados Heródoto, con la mención a los comedores
capitales del imaginario cristiano: asesina- de hombres, a Homero, con la referencia a
to, gula y lujuria. Una antropofagia muy es- los cíclopes, a San Agustín y San Isidoro de
pecífica, con nociones que fueron sembra- Sevilla, con la mención de los cinocéfalos,3
das y consolidadas desde la Antigüedad, y a Marco Polo, con la idea de que los ca-
pues ha sido una de las estrategias más níbales deben ser soldados del Gran Can.
repetidas para deshumanizar a otro pueblo, Poco después, y muy convenientemente
ya que se suele considerar que los humanos para sus fines, el Almirante les creerá a los
que se comen a otros son “menos huma- indígenas sobre la existencia de los caníba-
nos” (Pagden, 1986: 81). les, pero por ahora es preciso fijarse en la
Al llegar a América, el hombre europeo fecha: apenas un mes y medio después de
vino con una noción de lo que podía esperar llegado a un lugar donde los nativos hablan

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El Almirante, después de haberse
una lengua con la cual los idiomas europeos
mantenido escéptico, finalmente creyó
no comparten una sola raíz común, Colón
en el relato indígena de los caníbales
ya entiende todo lo que le dicen los indí-
y para el 26 de diciembre ya habla de
genas sobre sus vecinos antropófagos. ¿Con
su destrucción. El 13 de enero de 1493
qué los entiende? ¿No será con su imagi-
—después del primer combate en que
nación, alimentada por las lecturas previas
derramaron los españoles sangre indí-
que trae a América en su memoria? Las
gena— ya es capaz de distinguir a los
múltiples referencias parecen atestiguarlo,
caníbales por su apariencia física: lee
pues hoy sabemos que no hay pueblos con
en el cuerpo de un aborigen los signos
un solo ojo en el Caribe, y es difícil dar fe a
de la amenaza: es feo, parece fiero, está
la hipótesis contraria, esto es, que los indí-
pintado y armado como un guerrero,
genas hubieran leído La Odisea.
por lo que concluye: “devía ser de los
Lucian Boia, en su libro Entre el ángel
caníbales que comen los hombres”.
y la bestia, afirma: “Los modelos antiguos
Aún en su cuarto viaje seguirá siendo
desempeñaron un papel determinante en
un “experto” en reconocer caníbales al
la época de los grandes descubrimientos, y
rompe: “Otra gente fallé, que comían
constituyen una prueba brillante de la fuer-
hombres: la deformidad de su gesto lo
za del imaginario: del siglo quince al die-
dice” (2008: 61).
ciocho, sabios griegos que habían muerto
hacía dos mil años dirigieron las explora- Es decir, el primer punto para ser defi-
ciones” (1997: 79). A lo que más adelante nido como caníbal es la propia apariencia.
agrega: “América lo heredaba todo, el nom- Al contemplar la desnudez de los amerin-
bre y las peculiaridades de los indios y tam- dios, observar la diferencia física y preten-
bién la fértil colección de rasgos, cualidades der convertirlos en herederos de las des-
y defectos atribuidos por los griegos y ro- cripciones de Heródoto, al mismo tiempo
manos a los bárbaros, los pueblos diferentes que sin poder comunicarse por la distancia
que habitaban los confines del mundo” (80). entre las lenguas, ¿qué podían encontrar
La tesis del libro Entre el ángel y la bes- los primeros exploradores europeos en sus
tia es particularmente importante para en- congéneres americanos sino una proyec-
tender el surgimiento del caníbal americano. ción de sus propias represiones y tabúes?
En un análisis de los imaginarios sobre la El hecho de que la acusación de caniba-
alteridad radical desde la Antigüedad has- lismo surja antes de haber visto una sola
ta el presente —es decir, desde los bárbaros prueba de ella es un punto a favor de man-
a los extraterrestres—, Boia demuestra que tener un saludable escepticismo cada vez
la imaginación de una alteridad radical ha que se diga que en las casas de una aldea
sido una constante de la historia europea y masacrada los conquistadores han encon-
luego americana, que corresponde fielmente trado tiras de carne humana colgando al
a la proyección de los deseos y miedos de sol. ¿Cómo saben de qué son? ¿Se los dice
una forma de ser humano distinta a la que su aspecto? Incluso en el improbable caso
representa cada sociedad. Así, surgen fra- de que las tiras conserven su forma origi-
ses como: “Desnudez/ libertad sexual/ ca- nal, hay que recordar que no sería la prime-
nibalismo: esta famosa tríada se instaló de ra vez que un brazo de mono se confunde
forma duradera en el Nuevo Mundo” (82). con uno humano, sobre todo después de
O: “América se percibía como un espacio de despellejarlo, y más cuando no se está ha-
libertad. Para lo peor y para lo mejor” (83). bituado al animal. La única forma de des-
La marca de lo diferente es el primer pejar las dudas sería que se hubiera visto el
indicador de canibalismo. Para seguir con acto de asesinato o al menos los cadáveres
la historia de Colón donde la dejamos, se- humanos, pero incluso un hecho sospecho-
gún como la relata Jáuregui: so, por ejemplo, carne secándose al sol, es

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infrecuente en las primeras crónicas. De Para el indígena sólo quedará a par-
hecho, la única escena caníbal, en relación tir de entonces la mansa servidumbre o la
con los viajes de Colón, que cumple con acusación de canibalismo que permitirá
el decorado típico —huesos y pedazos de atacarlo y convertirlo en esclavo. Sea como
carne humana, con cabezas clavadas en pi- sea, su genocidio está asegurado.
cas al pie de la aldea— no es descrita por ¿Puede resultar extraordinario que a
Colón, sino por Pedro Mártir de Anglería, partir de tal Cédula Real las acusaciones de
capellán de la corte, que se hallaba a mi- canibalismo se vuelvan recurrentes frente
les de kilómetros de distancia y cuyo único a los indios que se resisten? ¿O el que co-
contacto con los caníbales consistió en ir incida la ubicación de las tribus caníbales
a ver a uno de los supuestos caníbales que con el lugar donde supuestamente está el
llevó a España el Almirante. Sin embar- oro? Esta es una de las ideas que persigue
go, la dantesca escena descrita por Almería William Arens en The Man-Eating Myth y
es omitida por Colón tanto en sus cartas que sustenta parte del debate inicial del vo-
como en sus diarios, aunque este sea dado a luminoso y minucioso Canibalia de Carlos
apuntar el más pequeño cambio de viento.4 A. Jáuregui, ganador del Premio Casa de las
En la primera etapa de la conquista Américas en 2005.
faltan entonces los relatos de testigos de El problema se acentúa cuando los
hechos de canibalismo. Lo que sí abundan conquistadores llegan a México y se en-
son los rumores y las acusaciones, con fre- cuentran con el canibalismo comprobado:
cuencia hechas por gentes que nunca cru- el ritual (así como con el oro en grandes
zaron el Atlántico, como es el caso de los cantidades que habían buscado infructuo-
grabados que tanto ayudaron a difundir la samente hasta entonces). A partir de allí,
imagen de la América caníbal, en especial la imagen del indígena devorador de hom-
los de Theodore de Bry. Y los contados re- bres como comida se acentúa, pero, como
latos merecen ser tomados con suspicacia, en el caso de los yanomamo, hay una dis-
porque los conquistadores tenían una razón torsión entre el imaginario y la realidad,
económica adicional por la cual mentir, o, y el matiz es importante. Como señala
por lo menos, forzar su imaginación. Fernando Anaya Monroy en su artículo
Al no hallar Colón en las islas el oro “La antropofagia entre los antiguos mexi-
y los metales que espera para apaciguar a canos”, los aztecas nunca comieron carne
quienes financiaron la empresa, pronto humana como plato habitual de sus dietas.
tiene la idea de la trata de humanos como Si lo hubieran hecho, ¿cómo explicar que
opción económica. Pero la Cédula Real del cuando cayó Tenochtitlán ni uno solo de
15 de noviembre de 1505 autoriza la escla- los cronistas, incluyendo a Bernal Díaz del
vitud de un único “tipo” de indígenas: Castillo, que afirmaba que oyó decir que a
Moctezuma le servían “carnes de mucha-
Por vuestra carta escryvis que alla
chos de poca edad” (Cap. XCI, 184), afirme
es menester saber quales yndios son
que durante ese asedio —en que los aztecas
los que se pueden cabtivar para que se
comieron hasta barro— se comieran a sus
puedan traher a esa ysla por esclavos
muertos?5 Como contraste, en numerosos
para se servir dellos, los que se pueden
asedios de ciudades europeas, incluyendo
cabtivar syno quisyeren obedesçer son
la muy cercana en el tiempo Stalingrado,
los que se dizen canyvales que son de
abundan los reportes de casos de antropo-
las yslas de san bernaldo e ysla fuerte
fagia. Ello parece decirnos que el tabú de
e en los puertos de cartajena en es las
comer carne humana por fuera del ritual,
yslas de vany que se contyenen en una
donde solo unos pocos personajes de alto
provysion que para ello mandamos dar
rango podían participar, así como el ingerir
cuio traslado vos envyo.
carne de sus propios parientes, debía de ser

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un tabú no menos sólido que en nuestra Cieza de León dice textualmente: “Todos
propia cultura. los naturales de esta región comen carne
En el caso de otras culturas latinoa- humana, y no se perdonan en este caso,
mericanas, las versiones son con frecuencia porque en tomándose unos a otros (como
contradictorias y no permiten hacer afirma- no sean naturales de un propio pueblo) se
ciones concluyentes. Un caso es la leyenda comen” (Cieza de León, 2005: 39). Más
de que a Valdivia los mapuches lo mataron adelante ejemplifica el caso con algo que le
cercenándolo a pedazos que se comían ante sucedió a un compañero, quien encontró a
sus propios ojos, o de que Lautaro lo tortu- un indio con varias mujeres:
ró por tres días y luego se comió su corazón,
Y como el licenciado Juan de
pero en otras versiones la muerte del con-
Vadillo lo viese de aquella suerte, pre-
quistador se produce dándole a beber el oro
guntóle que para qué había traído mu-
fundido que los españoles anhelaban.
jer que tenía de la mano, y mirándole al
La duda persiste en otros textos, como
rostro el indio, respondió mansamente,
los que se refieren a los tupibamba en Brasil,
que para comerla, y que si él no hubie-
quizá el supuesto pueblo caníbal que mejor
ra venido lo hubiera ya hecho. Vadillo
se apega a la lectura clásica de los comedo-
oído esto, mostrando espantarse le dijo,
res de hombres. Uno de los problemas es,
¿pues cómo siendo tu mujer la has de
precisamente, que se apegue tanto al mito
comer? El cacique alzando la voz tornó
clásico. Como afirma Arens, es muy difícil
a responder diciendo, mira, mira, y aun
separar qué surgió realmente del relato de
al hijo que pariere tengo también de
Staden, marinero supuestamente captura-
comer (41-42).
do por los tupibamba, y qué es producto de
la “mejora” ilustrada del texto por el doctor Las acusaciones incluyen un episodio
John Dryanger, quien transcribió el relato. que bien podría inscribirse en el humor
Arens critica las numerosas conversaciones escatológico:
que transcribe Staden desde el primer día
Porque entiendan los trabajos que
de su captura, a pesar de que pasó menos
se pasan en los descubrimientos, los
de un año con los indígenas, mientras que
que esto leyeren, quiero contar lo que
se muestra incapaz de comunicarse con
aconteció en este pueblo, al tiempo que
un francés que visita el campamento. Ello
entramos en él con el licenciado Juan
indica que muchas de esas conversaciones
de Vadillo, y es que como tenían al-
son reconstrucciones nada fieles, incluyen-
zados los mantenimientos en algunas
do posiblemente el diálogo final del cautivo
partes no hallábamos maíz, ni otra cosa
que será sacrificado y que es repetida con
para comer, y carne había más de un
variaciones en las cartas de un sacerdote
año que no la comíamos, si no era de
portugués a De las Casas y en los relatos de
los caballos que se morían, o de algunos
los franceses Thévet y Léry.
perros, ni aun sal no teníamos, tanta era
Es decir, hace falta una verificación
la miseria que pasábamos. Y saliendo
independiente de todos los relatos de su-
veinte y cinco o treinta soldados, fue-
puestos caníbales. Ello resulta particular-
ron a ranchear o por decirlo más claro
mente importante con el caso de Cieza de
a robar lo que pudiesen hallar, y junto
León cuando habla de los habitantes de
con el río grande dieron en cierta gen-
Antioquia y del Cauca en Colombia, en las
te que estaba huida, por no ser vistos
que quizá son las más abiertas descripcio-
ni presos de nosotros, adonde hallaron
nes de canibalismo gastronómico en toda
una olla grande llena de carne cocida, y
la literatura colonial hispánica. Tan impor-
tanta hambre llevaban, que no miraron
tantes son que bien vale la pena reproducir
en más de comer, creyendo que la carne
estos “testimonios” en forma más extensa.

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era de unos que llaman curies, porque Pedro Cieza de León compara-
salían de la olla algunos, mas ya que es- ba a los indios del Perú, “tan domés-
taban bien hartos, un Cristiano sacó de ticos”, con los caníbales de Popayán
la olla una mano con sus dedos y uñas, (Colombia) que “comen carne huma-
sin lo cual vieron luego pedazos de pies na” y que “han salido tan indómitos y
de dos o tres cuartos de hombres que porfiados”, pese a que “los españoles
en ella estaban. Lo cual visto por los los aprietan, [y] queman las casas en
españoles que allí se hallaron, les pesó que moran” (2008: 87).
de haber comido aquella vianda dán-
Hay una lógica constante en la narra-
doles grande asco de ver los dedos y
tiva caníbal: mientras más resistencia opo-
manos, mas a la fin se pasó, y volvieron
nen unos indígenas al dominio español y
hartos al real, de donde primero habían
más crímenes de guerra hacen los europeos,
salido muertos de hambre (51).
peores costumbres se adjudican a los nati-
Y llega a su culmen con el horror puro: vos americanos, porque “el caníbal es para
el conquistador el abracadabra textual de la
Son tan amigos de comer carne
barbarie ajena y la excusa de la propia vio-
humana estos indios, que se ha visto
lencia” (88). Como epitafio al comentario
haber tomado indias tan preñadas que
sobre Cieza de León, según cuenta una le-
querían parir, y con ser de sus mismos
yenda popular en Antioquia, luego de que
vecinos, arremeten a ellas, y con gran
Nutibara —el cacique que lideraba la re-
presteza abrirles el vientre con sus cu-
sistencia indígena y que dio su nombre al
chillos de pedernal o de caña, y sacar la
cerro que se erige en el centro del Valle de
criatura, y habiendo hecho gran fuego
Aburrá donde hoy está ubicada la ciudad de
en un pedazo de olla tostarlo y comerlo
Medellín— cayera en batalla contra los es-
luego, y acabar de matar a la madre y
pañoles, los que quedaban de su ejército se
con las inmundicias comérsela con tan-
ahorcaron antes que aceptar la dominación
ta prisa que era cosa de espanto (60).
española. Ante esto, no queda sino pregun-
Aunque hay otras escenas de canibalis- tarse: ¿cómo un pueblo con tanto espíritu
mo menos llamativas, que Cieza de León de resistencia podía salvarse de una acusa-
afirma haber visto, las anteriores descrip- ción de canibalismo que se había vuelto la
ciones son oídas a otros y recuerdan a las norma para todos los “indios bravos”?
mujeres de Staden que se lamen la grasa de
los dedos, o al niño nativo a quien aquel eu- Una conclusión en matices
ropeo le dice que no es cosa de hombres co- Un caso interesante con el cual concluir es el
merse a otros y este le responde: “Yo soy un de Alvar Núñez Cabeza de Vaca. Este, víc-
tigre” (Staden, 2008: 91), o el ofrecimiento tima de un naufragio, recorrió gran parte de
de mujeres a los cautivos, para que tengan Norte y Mesoamérica, en un viaje que cubrió
hijos que los tupibamba se comerán y que miles de kilómetros y duró ocho años. Las
Lestringant explica con la idea de que tal múltiples culturas con las que tuvo contac-
cultura pensaba que el principio activo de to variaban enormemente en su desarrollo.
la generación correspondía precisamente Habitó al inicio con culturas nómadas que
a los varones, por lo que no pensaban es- vivían en un estado propio del Paleolítico y
tarse comiendo a sus propios hijos sino a llegó a otras que conocían la siembra y el tra-
extranjeros (1997: 24). Sin embargo, aparte bajo del metal. En todo ese tiempo, no solo
de la necesidad de recordar una verificación nadie se lo comió a él o a algunos de sus com-
independiente antes de declarar caníbales pañeros o amenazó con hacerlo, sino que el
particularmente crueles a los habitantes único acto de canibalismo concreto del que
originales de Antioquia y Popayán, es pre- se enteró fue causado por sus compatriotas y
ciso tener en cuenta lo que dice Jáuregui: provocó horror entre los indígenas.

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Partidos estos cuatro cristianos,
nativas, es preciso decir que componen la
dende a pocos días sucedió tal tiempo
mayoría de las 993 lenguas que se hablan
de fríos y tempestades, que los indios
hoy en América (Ethnologue, s.f.) y lo más
no podían arrancar las raíces, y de los
probable es que antes de la llegada española
cañales en que pescaban ya no había
fueran muchas más.
provecho ninguno, y como las casas
Por todo ello, en este ensayo se ha pre-
eran tan desabrigadas, comenzóse a
tendido que, sin negar las costumbres de
morir la gente, y cinco cristianos que
muchos pueblos nativos, o incluso la cruel-
estaban en el rancho en la costa llega-
dad de algunas prácticas en grupos parti-
ron a tal extremo, que se comieron los
culares, el estudio del canibalismo debe ser
unos a los otros, hasta que quedó uno
específico para el caso de cada cultura, lo
solo, que por ser solo no hubo quien
que implica luchar contra imaginarios he-
lo comiese. Los nombres de ellos son
redados de una época cuya diferencia bá-
éstos: Sierra, Diego López, Corral,
sica, incluso legalmente, era entre “indios
Palacios, Gonzalo Ruiz. De este caso
caníbales” e “indios pacíficos”. El estudio
se alteraron tanto los indios, y hubo
del canibalismo requiere un esfuerzo es-
entre ellos tan gran escándalo, que sin
pecial, porque es una práctica extrema que
duda si al principio ellos lo vieran, los
implica una respuesta emocional donde se
mataran, y todos nos viéramos en gran-
mezclan la curiosidad y el escándalo. Por
de trabajo (Cabeza de Vaca, 1984: 75).
ello debe asumirse un escepticismo mayor
El viaje de Cabeza de Vaca ofrece un que aquel con que se investigan otras prác-
fuerte argumento contra la idea de que el ticas, incluso en lo relacionado con asumir
canibalismo era algo habitual en toda la la veracidad, sin mayores evidencias, de tes-
América precolombina. Antes que ello, se- timonios tan recientes como el de Tobias
ría interesante preguntarse en qué medida Schneebaum entre los harakmbut del Perú
esas generalizaciones fáciles surgen de se- y los asmat de Nueva Guinea. Además, es
guir pensando en los grupos indígenas des- preciso, más que en casi cualquier otro as-
de un punto de vista racial y no cultural. Es pecto del estudio cultural, mantener todas
decir, hasta qué punto se sigue hablando de las posibilidades abiertas y marcar clara-
“los indígenas” o “los amerindios” en lugar mente los matices, como demuestra el caso
de los aztecas, los mayas, los arahuacos, los de los yanomamo. Solo así se evitará que,
chibchas o los mapuches. O incluso de “los como sucedió a veces en la Colonia, la acu-
indígenas toltecas” o “los indígenas cari- sación de canibalismo se vuelva prueba en
bes”, puesto que no hablamos de “los blan- sí misma y nuble los infinitos matices de la
cos franceses” o “los blancos alemanes”,6 multiforme realidad americana.
sino que consideramos que lo que caracte-
riza a ambos grupos es lo cultural antes que
lo racial. Andrés García Londoño (Colombia-Venezuela)
La situación de la América preco- Autor de los libros de cuentos Los exiliados de la arena
lombina era tan dispareja, desde el punto (2001) y Relatos híbridos (2009), así como del ensayo
de vista de la unicidad cultural, como la El caballo de Ulises: una reflexión sobre la utilidad de la
literatura en nuestra época (2006), además de relatos
que existía en Asia o Europa. Aunque los en diversas antologías. Ha publicado ensayos, rese-
cálculos del número de habitantes nativos ñas y cuentos en la Revista Universidad de Antioquia,
anterior a la llegada de Colón varían enor- el Boletín Cultural y Bibliográfico del Banco de la
memente —entre ocho y trescientos mi- República, La Nave, El Malpensante y Odradek, el cuen-
to, entre otros medios. Es graduado de Comunicación
llones—, lo más probable es que no bajara
Social-Periodismo de la Universidad de Antioquia, con
de cincuenta millones de habitantes, lo que un magíster en artes de la Universidad de Pensilvania,
la aproximaría a la población europea de institución donde actualmente cursa un doctorado en
la época. En cuanto al número de lenguas Estudios Hispanos.

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Notas: Bibliografía
1
 Otro grupo humano que aún en la actualidad practica el ne- Anaya Monroy, Fernando (1966). “La antropofagia entre
crocanibalismo —es decir, la antropofagia a partir de cadáve- los antiguos mexicanos”. Estudios de Cultura Nahuatl VI:
res, donde no hubo un homicidio de por medio— es la secta 211-218.
de los Aghori en la India, una variante del hinduismo poco Anónimo (1901). The Contendings of the Apostles: the Histories
aceptada. Ellos, sin embargo, suelen comerse no solo el polvo of the Lives and Martyrdoms and Deaths of the Twelve
de los huesos, sino incluso la carne de cadáveres rescatados Apostles and Evangelists. E. A. Wallis Budge (trad.). Vol. II.
del Ganges o de las pilas crematorias, como medio para com- Londres: Henry Frowde.
prender mejor el cambio de la materia en el Universo y como Arens, William (1979). The Man-Eating Myth. New York:
prueba de que para ellos todo lo creado por Shiva es puro. Oxford University Press.
2
 No es fácil delimitar dónde estaban los androphagi geográ- Boia, Lucian (1997). Entre el ángel y la bestia. Santiago de
ficamente, pues el mapa de la Europa descrita por Heródoto Chile: Editorial Andrés Bello.
no es copia fiel del mapa físico del continente real, pero es Cabeza de Vaca, Alvar Nuñez (1984). Naufragios y comenta-
mayoritaria la creencia de que Heródoto se refiere a las tierras rios. Madrid: Historia 16.
entre los ríos Dniéper y Don, en Ucrania. Cannibal Holocaust (1980). Dir. Ruggero Deodato. Int. Robert
3
 Sin embargo, la mención más interesante a los hombres Kerman y otros.
con cabeza de perro, para el caso que nos ocupa, puede ser Cieza de León, Pedro de (2005). Crónica del Perú: el Señorío de
la leyenda medieval de San Bartolomé y San Andrés entre los Incas. Caracas: Fundación Biblioteca Ayacucho.
los partos, tal como la recoge el libro The Contendings of the Colón, Cristóbal (s.f.). Diario de a bordo del primer viaje de
Apostles. Allí se nos habla de una “Ciudad de Caníbales”, de Cristóbal Colón: texto completo. <http://es.wikisource.
donde viene un hombre con cabeza de perro, que responde org/wiki/Diario_de_a_bordo_del_primer_viaje_de_
al nombre de Hasûm, es decir, Abominable, quien, luego de Crist%C3%B3bal_Col%C3%B3n:_texto_completo>.
ser guiado hasta los apóstoles por un ángel, los acompañará Colón, Hernando (1539). Historia del Almirante. <http://
y protegerá, hasta que al ser bautizado perderá su naturaleza www.artehistoria.jcyl.es/cronicas/contextos/10079.htm>.
bestial (Anónimo, 1901: 203-214). Díaz del Castillo, Bernal (1982). Historia verdadera de la
4
 Más crédito quizá tenga la narración de Hernando Colón, conquista de la Nueva España. Madrid: Instituto Gónzalez
quien afirma, en el capítulo 64 de Historia del Almirante, que, Fernández de Oviedo.
al extraviarse en el viaje de regreso a Europa durante el se- Ethnologue (s.f ). Ethnologue: languages of the world.
gundo viaje a América, ocurrió que empezaron a escasear los <http://www.ethnologue.com/ethno_docs/distribution.
víveres, por lo que el hambre entre los marineros y soldados asp?by=area>.
“fue tan grande que muchos, como caribes, querían comerse Heródoto (c. 440 aC). History. Trad. George Rawlinson.
los indios que llevaban; otros, por economizar lo poco que les <http://classics.mit.edu/Herodotus/history.html>.
quedaba, eran de parecer que se les tirase al mar; y lo habrían Jáuregui, Carlos (2008). Canibalia. Canibalismo, calibanismo,
hecho si el Almirante no se mostrase bastante severo e impe- antropofagia cultural y consumo en América Latina. Madrid:
dirlo, considerando que eran sus prójimos, y cristianos, y por Iberoamericana.
esto no se les debía tratar menos bien que a los demás; por ello Lestringant, Frank (1997). Cannibals: the Discovery and
quiso Dios premiarle, dándole a la mañana siguiente la tierra Representation of the Cannibal from Columbus to Jules Verne.
que él a todos había prometido”. Trad. Rosemary Morris. Berkeley: University of California
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 Dice López de Gómara respecto al sitio de la capital azteca: Press.
“Eran muchos, comían poco, bebían agua salada, dormían en- López de Gómara, Francisco (2007). Historia de la conquis-
tre los muertos y estaban en perpetua hedentina; por estas co- ta de México. Caracas, Venezuela: Fundación Biblioteca
sas enfermaron y les vino la pestilencia, en que murieron infi- Ayacucho.
nitos; de las cuales también se colige la firmeza y esfuerzo que Montaigne, Michel de (1580). “De los Caníbales”. En:
tuvieron en su propósito, porque llegando a extremo de comer Ensayos. Trad. Constantino Román y Salamero. Vol. I.
ramas y cortezas, y a beber agua salobre, jamás quisieron paz. E-book. <http://artflx.uchicago.edu/cgi-bin/philologic/ge-
Ellos bien la quisieran a la postre; mas Cuahutimoc no la tobject.pl?c.0:2:31.montaigne>.
quiso, porque al principio la rehusaron contra su voluntad y Pagden, Anthony (1986). The Fall of Natural Man: the
consejo, y porque muriéndose todos no dieran señal de fla- American Indian and the Origins of Comparative Ethnology.
queza, se tenían los muertos en casa porque sus enemigos no Cambridge: Cambridge University Press.
los viesen. De aquí también se conoce cómo los mexicanos, Staden, Hans (2008). Hans Staden’s True History: An Account
aunque comen carne de hombre, no comen la de los suyos, of Cannibal Captivity in Brazil. Durham: Duke University
como algunos piensan; que si la comieran, no murieran ansí Press.
de hambre” (López de Gómara, 2007: 276-277). U. S. Census Bureau (s.f.). U.S.A. Quick Facts. <http://quic-
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 Con excepción hecha de Estados Unidos, donde el cen- kfacts.census.gov/qfd/states/00000.html>.
so divide a los individuos de raza blanca entre “Persons of Woznicki, Andrew N. (1998). “Endocannibalism of the
Hispanic or Latino Origin” y “White Persons not Hispanic”, Yanomami”. The Summit Times 6, 18-19. <http://users.rcn.
lo que indica que se considera que la población blanca de ori- com/salski/No18-19Folder/Endocannibalism.htm>.
gen latino es distinta a ese grupo heterogéneo que integra a
los blancos eslavos, escandinavos, germanos, griegos, itálicos
y británicos, entre muchos otros (U.S. Census Bureau, s.f.).

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