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DE LA MITOLOGIA CAPITALISTA DEL DINERO, A LA

ESPIRITUALIDAD COORPOREA DEL PATRIMONIO HISTORICO Y


CULTURAL DE NUESTROS PUEBLOS

MOISÉS MORÓN
moisesmoronmatos@hotmail.es

Hace unas cuantas lunas, al decir del indio Leobardo Abreu, tantas como
las que pudieran existir en 45 años los militantes de la Juventud Comunista,
fuimos descubriendo que existía una historia secuestrada. La lectura de los
materiales mimeografiados del maestro- porque eso era para muchos de
nosotros-Arturo Cardozo, nos hablaban de la agresión y consecuente
destrucción, o en términos mínimos de la sustitución o deformación cultural,
de la violencia sexual a la cual fueron sometidas las indias de América, del
racismo, que como arma material (negro mercancía) y espiritual (negro sin
alma); recordemos señores y señoras, que el alma para el momento histórico,
es blanca; nos hablaba Arturo de los dioses de nuestros pueblos, asumiendo
con ello que Jesús de Nazaret, pisó tierras americanas a partir de 1492, y que
antes de esa fecha hay una historia que se secuestró, para construir otra, la del
dominador, la de los propietarios del continente por derecho de “
descubrimiento” que justificara la explotación del hombre y de los recursos
en función de las necesidades del capitalismo, la otra historia, la verdadera fue
invisibilizada. Al margen de esta agresión, todo indica que en ese momento,
existió y aun existe la resistencia de los pueblos originarios frente al
capitalismo depredador, indistintamente de quien lo represente; resistencia
expresada en los mágicos y creativos esfuerzos orientados a la defensa de la
vida y en consecuencia de su patrimonio, de una inmensa espiritualidad que ha
trascendido, no solo en sus espacios vitales, sino que lo ha hecho también en
el tiempo histórico. Cosa que se puede apreciar con mayor fuerza en América
del Sur donde destacan: Ecuador, Bolivia, Brasil, Chile y Venezuela, entre
otros.

La presencia del invasor significó el exterminio de la población, otros


dirán una catástrofe social, lo cierto, es que asumiendo la expresión de Leo
Huberman en los bienes Terrenales del Hombre, “se despoblaron dos
continentes”. Se despobló América ya que el capitalismo necesitaba las tierras
para cultivarlas y explotar sus riquezas y se despobló África porque ese mismo
capitalismo necesitaba mano de obra que la cultivase. América y África
hermanadas desafortunadamente por las políticas de exterminio lo que
conllevó a que se hermanaran también en el planteamiento de una respuesta de
la resistencia necesaria que le permitiría dejar su legado a la humanidad. Esa
carga de racismo que primero despreció a dos sociedades originarias y que
luego invisivilizó a muchos protagonistas del desarrollo del proceso histórico
de estos pueblos del continente.

Nos habló Arturo Cardozo, de la destrucción permanente de cualquier


expresión cultural, material o espiritual de todo aquello que se opuso y se
opone a la supremacía del capital como elemento fundamental para la vida.
Todo con el propósito de imponer el “desarrollo” y la “civilización” de la
mitología capitalista. Comprensible esta posición del capitalismo en tiempos
de hoy, es necesario para ablandar a las sociedades cualquiera que sea, destruir
los elementos que indiquen identidad, sentido de pertenencia o creatividad
para la vida, se parece a eso que conocemos hoy como “guerra de cuarta
generación” claro está que con el desarrollo tecnológico logrado después de
más de 500 años de la penetración europea existen nuevos elementos que se
han incorporado para garantizar la imposición del capital.

Ahora bien un poco para ir fortaleciendo esta apreciación,


permítanme ustedes hacer referencia a estas dos expresiones que ayer en
tiempos de Arturo Cardozo eran irreverentes, pero él como muy pocos, si no
el único historiador venezolano que frente al silencio la invisibilización o
sencillamente el secuestro cómplice de la mayoría de los investigadores, se
atrevió a ser irreverente. Estos planteamientos hoy insurgentes como debe ser
la respuesta de un pueblo que construye su verdadera historia. Alba Carosio
en su artículo La Violación en la Conquista de América dice: forzadas y
esclavizadas, los vientres de las indígenas fueron un instrumento para asentar
el dominio. El mestizaje tuvo un carácter político, engendrado por la fuerza y
con carácter de explotación de disciplinamiento, las uniones abusivas y los
nacimientos producto de ellas, fueron un suceso ordinario en el proceso de
colonización. Las mujeres fueron sometidas a relaciones de explotación
lubricadas por la relaciones sexuales, que una historia oficial ha querido
ocultar con la erotización de la desigualdad racial y de género, promoviendo el
imaginario de una sexualidad desbordada de nuestros ancestros y convirtiendo
la violación en romance” 2011 p20.

Además del exterminio de los pueblos originarios por algunas


causas ya señaladas, ahora se suman la ocupación del vientre indígena por
parte del europeo utilizando la fuerza, la violencia, y para colmo de las cosas
son calificadas de prostitutas, de putas en el sentido más llano; el exterminio
del cuerpo, de la vida en santificada alianza de la iglesia y del capitalismo, que
propugnan la destrucción moral. Pese a ello, nació la resistencia, elemento
vital y vivificador en la trascendencia de la cultura ancestral en su diversidad
de manifestaciones; de igual manera, José Gregorio Linares en su artículo
África y nosotros. El afroamericano señala: “nos despojaron de nuestra
libertad, pero no pudieron sustraernos nuestra alma. No perdimos el contacto
con nuestros dioses. Los camuflamos pero los seguimos invocando. No nos
resignamos. Nuestro corazón es como un tambor batiente, suena aquí pero
retumba a lo lejos en los rincones de África. La pasión por la libertad y
nuestro espíritu de rebelión se han acrecentado. A el lenguaje que nos
impusieron le incorporamos nuestra manera de decir, nuestro grito de
redención… trozos de nuestra piel quedaron en los látigos de los capataces
que nos torturaron, pero sus hijos llevaran sangre nuestra” 2011 p5.

Ahora la santificada alianza, establece, además de la destrucción


del cuerpo la destrucción de la espiritualidad. Muerte al creador y a lo creado,
claro está estos últimos creador y creación, ajenas a la iglesia católica del
momento histórico. Lo que pretendo destacar con estos elementos y otros
como el trabajo forzado, la cacería indígena y negra, donde la primera se
mantuvo invisibilizada fundamentalmente en la región occidental y llanera
venezolana, donde los hateros y hacendados cazaban indios para apropiarse de
sus tierras hasta la segunda mitad del siglo XX; la contaminación biológica
provocada por enfermedades desconocidas, que como “armas biológicas”, de
manera aparentemente figurativa, diezmaron poblaciones enteras; el
desplazamiento de su habitad natural, fueron y aun son elementos que van
contra la vida, asumimos en este momento la frase de Eduardo Galeano, quien
afirma “ el desarrollo es un viaje con más náufragos que navegantes”. Si se va
contra la vida de los pueblos en función de imponer por la vía de la fuerza, de
la violencia, de la muerte que desplaza a la vida; del desarrollo y la
civilización, ello arrastrará los elementos culturales en su diversidad de
expresiones, ya que el propósito final, se orienta a desaparecer, todo elemento,
todo vestigio, toda idea, toda imaginación y creatividad que pudiera permitir
dar indicios de que existió, para con ello restablecer de forma más estable y
sólida la “civilización” por encima de la “barbarie” y el “desarrollo” ante el
“atraso”. Frente a esta realidad el patrimonio cultural y el ambiente no tienen
ninguna posibilidad, salvo insistimos, la resistencia. El “ desarrollo” y la
“civilización” indistintamente de su región de origen, ya que de manera
progresiva, cambia en función del desplazamiento de los centros de poder, así
como nos atacó a partir de 1492, con la imposición del modelo español a
nuestros pueblos, hoy con otro dueño, pero siempre hijo de la evolución e
imposición del capital con los mismos santos, a partir de 1898, inicio en Cuba
una nueva arremetida contra América Latina donde fue derrotado el nuevo
apellido “norteamericano” en 1959, y en términos más recientes en otros
países del continente pasando por Chile, Republica Dominicana, Nicaragua,
Panamá, entre otros, los irreverentes de ayer sometidos por el capital norte
americano, hoy nuevamente Nicaragua, Bolivia, Ecuador y la posición
destacada y de liderazgo de Venezuela promueven la lucha de liberación, esto
sin negar que en otras regiones del continente, se ha avanzado. Ese mismo
poder del capitalismo pasó por Vietnám y fue derrotado, en los últimos
tiempos ha estado en Irak, Afganistán y Libia donde destruyó todos los
elementos que pudieran ser expresión de patrimonio histórico cultural y
ambiental, esto al margen de no haber logrado la imposición definitiva de la
“civilización y el desarrollo”, y actualmente como lo dice Saúl Rivas-Rivas en
“Tapaojos “mantuano” vs pueblos indígenas” “hoy anda por Libia y Oriente
Medio haciendo locuras, genocidas humanitarias para proteger la “población
civil” en nombre de “desestabilizar indígenas” fundar “estados nacionales” y “
repúblicas” contra monarquías de “tribus atrasadas” supuesta tarea de
“reactualización histórica” para resolver “ conflictos de civilizaciones” que
ocultan los verdaderos intereses en juego: robo descarado del petróleo, agua,
reservas financieras, espacios geoestratégicos”, 2011 p8. En términos más
finitos, se hace necesarios masacrar poblaciónes, sociedades enteras destruir
su patrimonio histórico, su forma de pensar su espiritualidad en función de la
imposición de la mitología capitalista, el dios dinero o la diosa ganancia;
ahora la “ civilización” y el “desarrollo” va por Siria e Irán pueblos que han
hecho pública su disposición de no aceptar dócilmente su destrucción, y es
que “todavía Colón y la estatua de la “libertad” andan en concubinato hispano-
anglo norteamericano hasta el orgasmo prematuro en la velocidad del tiempo
del capital, todo para imponer la “doble razón”, digo “ el doble látigo de
nuestra negación” ob.cit p8.

Ahora bien, este proceso donde a través de una diversidad de acciones,


se fortalece el ejercicio del dominio, no se queda aquí, avanza de manera
inexorable hacia otros elementos, que además de fortalecer la “superioridad”
en éstos , y de garantizar la imposición y la presencia en un espacio y tiempo
determinados, tiene clara la necesidad de controlar elementos del espíritu, de
la moral, del pensamiento creativo, de los elementos identitarios que permiten
las manifestaciones de nacionalidad, sentido de pertenencia, inclusive
vinculadas a manifestaciones de compresión y solidaridad, de trabajo creativo
conjunto, como lo afirma Ignacio Ramonet en su trabajo un delicioso
despotismo “se domina mejor, si el dominado permanece inconsciente. Los
colonizados y sus opresores saben que la relación de dominación no se basa
únicamente en la supremacía de la fuerza. Pasado el tiempo de la conquista
llega la hora del control de los espíritus. Por este motivo, para todo los
imperios que desean permanecer, la apuesta a largo plazo estriba en
domesticar almas” 2011 p16.

Esta apreciación, que pareciera alejada de la realidad, pero muy


cercana a ella en el desarrollo del proceso histórico de América, tiene sus
inicios para nosotros en el papel desempeñado por la iglesia católica europea,
en la imposición de la espiritualidad cristiana, incluido en ello, los castigos y
sanciones establecidas para penalizar el alma de los cuerpos, que aun cuando
insurrectos permanentes estaban bajo el dominio ese que hoy se ha fortalecido
y pareciera si no es verdad, tener como propósito imponer un pensamiento
único, incluyendo en ello, la manifestación de una religión única, véase a
manera de ejemplo, que en términos fundamentales, las guerras desarrolladas
por el imperio norteamericano en los últimos tiempos, son contra los
musulmanes. Pareciera una copia de la España del siglo XV, o de la Inglaterra
del siglo XVII , la primera solo catolicismo y la segunda solo anglicanismo;
ello ratifica el hecho de que nada escapa: cuerpo y espíritu, pensamiento y
creatividad, irreverencia y libertad, todo, absolutamente todo debe ser
domesticado para responder de manera unilineal al amo, como lo señala Luís
Emeterio Gonzáles en su trabajo Vía-crucis del artista hoy “ El artista del siglo
XXI se contaminó… arrastra una confusión identitaria altamente peligrosa
para su independencia creadora… Encadenado como está al mercadeo de su
obra, se trasforma en ejecutante de efectos, más no en creador de
identidades… tras perder el don fabulador de generar códigos culturales que
le otorgó la historia”… 2009 p17.

Estamos y hemos estado, de manera permanente, en desacuerdo con


los designios del imperio, traducidos en la mitología capitalista del dinero, en
presencia por más de 500 años frente a un decreto de muerte a los cuerpos,
muerte a las almas y espíritus, muerte a la cultura y a el patrimonio histórico.
A este decreto de destrucción y muerte impuesto por el imperio, donde se
destruye lo nuestro, así como los muertos nos pertenecen se hace imperativa
una respuesta única la resistencia cultural, de la defensa del patrimonio
histórico, la preservación del ambiente en términos finitos, una respuesta que
privilegie la vida en su intensidad de manifestaciones.

Hoy, debemos dejar claro, que lo que será denominado mitología


capitalista del dinero, y es que el dios eterno del capitalismo es el dinero,
abraza con la destrucción cultural, la también destrucción del ambiente. Una
de las expresiones que destaca esto con fuerza arrolladora, está en el hecho de
que de manera simultánea, para ellos, es obligación salvar los bancos en otros
términos salvar los templos donde reina el dios dinero, pero al mismo tiempo,
si esto significa que para lograrlo, hay que agredir al ambiente bienvenido, si
no es así, de todas formas la destrucción está allí para fortalecer las ganancias
y ofrendarlas como instrumento estabilizador de su economía, a su dios. Para
este caso en particular, veamos algunas cifras que pudieran permitir visualizar
con mayor objetividad el problema; los países ricos del planeta tierra, con
apenas el 15% de la población mundial, consumen o quizás con mayor
precisión monopolizan manejan deciden sobre el 85% de los recurso del
globo y al mismo tiempo consumen el 80% del combustible que se produce, y
en lo particular, como lo define Fidel Castro en El derecho de la humanidad a
existir “Estados Unidos, con menos del 5% de la población mundial emite el
25% del dióxido de carbono… un estadounídense consume como promedio,
25 barriles de petróleo anuales, un europeo 11; un ciudadano chino, menos de
2 y un latinoamericano o caribeño menos de 1” 2010 pp13-14. Estos detalles
de suma importancia para la preservación del planeta, indican de manera
precisa, que el consumismo, es norma de la sociedad norteamericana, norma
que en función de sus intereses económicos imponen a los otros países del
mundo donde se han establecido de manera permanente.

Se puede afirmar sin temor, que “el desarrollo viaja con más
náufragos que navegantes” ese hijo del capitalismo en términos de lo que
corresponde abordar hoy, con su experimentalismo y práctica, a saber, guerra
biológicas químicas y climáticas; pruebas nucleares subterráneas, pruebas
nucleares espaciales (en la estratosfera), por señalar algunas cosas, ha puesto
en riesgo no solo algunas regiones del planeta sino al planeta entero. Reflejo
de esta situación son el efecto invernadero, presencia de lluvias acidas, la
destrucción de los bosques a estos elementos se le suman el incremento del
consumo de energía producto de combustibles fósiles, cosa que ha obligado a
los desarrollados a proponer algunas alternativas, esto presuntamente con el
propósito de detener en parte el daño ambiental generado fundamentalmente
por ellos en tal sentido, primero se debe insistir en el hecho de que la
destrucción ambiental a gran escala, la monopolización de los mercado y el
comercio, los altos niveles de deuda interna y externa, la militarización y
consecuente represión, la desigualdad en la propiedad de la tierra y en la
distribución de los ingresos, la dominación sexual y étnica, imposición de los
valores sociales y del consumismo como factores complementarios a los
señalados anteriormente, que en los actuales momentos para el capitalismo
tendría que reconsiderarlo en función de la crisis económica de Estados
Unidos y de Europa Occidental, donde las desigualdades en todas sus
expresiones se han radicalizado, y dentro del marco de las “democracias
modelos”, han sido reprimidas por la vía de la violencia. Todo señala que se
verán “obligados” a resolver la crisis, sin importar cuantos náufragos en
nombre del desarrollo, deben quedar en el camino.

Retomemos ahora la idea de las propuestas para resolver el problema


de el calentamiento global, del cambio climático, no sin antes recordar e
informar que para el 21 de noviembre de 2011, las emisiones de gases
contaminantes marcaron nuevos record mundial. Habrá que entregarle a Barak
Obama ahora el premio del ambiente para que lo acurruque al lado del novel
de la paz. Y complete la trilogía con el novel de la guerra como lo propone
Evo Morales. Entre las propuesta destaca la producción de agrocombustibles y
biocombustibles, que como lo dice Fernando Javier Velasco en Ecología y
Cambio Climático… “constituyen una solución ilusoria a el calentamiento
global. El uso de automóviles y otros vehículos automotores del etanol
producidos por la fermentación de la caña de azúcar y el maíz, y el diesel
fabricado a partir de la soya y otras oleaginosas, están contribuyendo
significativamente a la expansión de la crisis alimentaria que ha causado
hambre y perturbaciones sociales”… 2010 p5. Esto debe verse o más que ello,
juzgarse con sumo cuidado; esta propuesta del capitalismo, resolverá algunos
problemas del capitalismo, cosa que es su objetivo fundamental, pero al
mismo tiempo, de manera simultánea incrementará problemas sustanciales de
aquellos países, que ya existen bastantes que asuman la misma producto de
necesidades creadas por los imperios económicos, como lo dice Francisco
Javier Velasco, “ incrementaran el hambre en el mundo”, hoy cuando hemos
alcanzado la cifra histórica de 7 mil millones de habitantes en el planeta, de
ellos existen más de 1000 millones de hambrientos.

Una parte importante de la producción agrícola, se orientará a


alimentar a los carros, aviones civiles y militares, helicópteros artillados, a los
tanques de guerra, produciendo muerte-característica del capitalismo-, por dos
vías al menos; se bombardearan pueblos con el alimento de otros pueblos,
trágico camaradas, pero inevitablemente cierto, y se incrementará el hambre
en los pueblos que niegan el alimentos a sus habitantes, para colocarlos en los
mercados internacionales y obtener ganancia, ya que el hambre, la miseria y la
muerte, representan gastos dentro de la concepción del capitalismo y de
manera indirecta en términos mínimos se generaran más muertes producto de
los conflictos sociales; daños colaterales dirían los estadistas del imperio
norteamericano de manera elegante e insensible.

Sin embargo, este no es el único impacto existen otros que tienden a


masificar la muerte, no en el hecho de que para la producción de agro
combustibles y biocombustibles, las tierras fértiles serán dedicadas a ellos; se
incrementara la deforestación de los bosques, el uso irracional de la utilización
del agua dulce se incrementara inevitablemente, y como regalo adicional del
capitalismo, se impondrá el uso de transgénicos y agroquímicos. Éstos se
masificarán de tal manera, que sociedades de pequeños productores directos se
convertirán en esclavos de las transnacionales de las semillas transgénicas y
de las de agroquímicos, desplazando y destruyendo las semillas originarias
que durante siglos y sin poner en riesgo mayor la vida del planeta, han
alimentado a los pobres, a los parias del desierto alimentario fabricado por el
capitalismo; ellos significa para nosotros los latinoamericanos y caribeños y
para los hermanos africanos, la pérdida de identidad cultural, recordamos justo
aquí a Mario Sanoja e Iraida Vargas quienes señalan entre otros que somos
hombres y mujeres, somos sociedades de la yuca y el maíz, en consecuencia,
éstos son elementos, además de vitales, patrimoniales de nuestros pueblos.
Con ello se inicia la observación sobre la pérdida de soberanía, en la medida
que sustituimos un producto originario, cálido, que expresa inclusive parte de
la espiritualidad de Latinoamérica, para asumir otro genéticamente
transformado.

Lo planteado, no representa el único elemento negativo, también


destaca aquí, el proceso de transnacionalización de la tierra que no es otra cosa
que la acelerada privatización de las tierras fértiles que son vendidas o
alquiladas a los países desarrollados. Ahora ocurre que los “desarrollados” los
“civilizados”, el capitalismo en términos precisos, aquellos que han destruido
la capacidad y potencial productivo de las tierras que territorialmente les
pertenecen y que han recurrido a el uso masivo de agroquímicos como
alternativa interna, contaminando con ello aun más el ambiente; los que
destruyeron sus tierras, ahora vienen por las nuestras. En la actualidad los
países desarrollados y los emergentes alquilan y compran las tierras fértiles de
otras regiones; ya el continente africano producto de la necesidad de obtener
recursos, ha entregado sus tierras fértiles a las transnacionales cosa que
indica sencillamente que lo que se produzca en estos territorios, alimentará a
la sociedades y a la maquinaria de transporte, insistimos civil y militar de
Estados Unidos, Europa Occidental, Japón, China, La India, entre otros. El
pensamiento irreverente no deja de asaltarnos frente a la duda y nos
preguntamos ¿cuantas muertes en Libia habrán sido el resultado directo o
indirecto de la utilización de energía (agrocombustibles y biocombustibles)
generados con la producción de África? ¿Será que aquí se bombardeó, se
masacró a un pueblo, con el alimento convertido en energía de otro pueblo
hermano? Que queden para la reflexión de cada uno de nosotros; para el caso
nuestro, América del sur se hace necesario destacar que este proceso de
transnacionalización de la tierra se ha dado en dos versiones, la primera es
que las transnacionales de Estados Unidos, China, India, Japón y Europa
Occidental fundamentalmente, han comprado y alquilado grandes extensiones
territoriales, donde la fertilidad de la tierra es en extremo bondadosa, pero
aunado a las transnacionales ajenas a la región, y como segunda versión Brasil
y Argentina más bien, los testaferros del capitalismo transnacional ubicados
en estos países, entendido esto como los grupos económicos dominantes y los
empresarios nacionales han avanzado también en la compra y alquiler de tierra
en los otros países de la región pareciera que el monstruo del terrofagismo
mayor, hermanado con el terrofagismo menor, ambos notablemente
destructivos del medio ambiente, se han abrazado en una política común que
se traduce no solo en la pérdida de identidad, como ya se ha señalado, en la
pérdida del patrimonio histórico, del patrimonio ambiental que nos
corresponde compartir con la humanidad, sino, que de acuerdo a los contratos
de ventas y arrendamientos, se puede afirmar que se está perdiendo la
soberanía nacional en estos territorios. Ocurrirá en consecuencia, que el
territorio objeto de la negociación podrá estar ubicado en cualquiera de estos
países, sin embargo gobierna el capital trasnacional, soportado por el también
derecho trasnacional; ello se traduce en una mayor agresión a los pueblos y a
su patrimonio. Afortunadamente, para nosotros los venezolanos este proceso
no nos ha alcanzado, Venezuela no aparece por ahora, con territorios donde lo
que se produce va a alimentar a otras sociedades, a otros vicios suntuosos, o a
la guerra contra países hermanos.
Si bien hasta ahora, en estas cortas líneas, creo, se ha abordado el
problema en lo general, aun cuando se consideran algunas particularidades
quisiera en estos momentos al menos acariciar el problema de la guerra
cultural a la que han sido sometidos nuestros pueblos, cosa que no es nueva, la
data inicial, como se ha señalado con anterioridad, se ubica con la invasión
europea al continente Americano con la destrucción de la culturas originarias
y del patrimonio histórico, y el nacimiento simultáneo de una resistencia que
ha permitido que los legados culturales y patrimoniales originarios hayan
alcanzado una importante y destacada permanencia en el tiempo. Sin embargo
en los últimos momentos, la denominada guerra cultural, que no es más que
un instrumento del capitalismo para fortalecer el ejercicio del dominio ha
asumido variantes más mortíferas en este contexto; ahora, con el desarrollo
tecnológico, con el financiamiento a organismos y organizaciones arrodilladas
al capital, con la presión ejercida por lo centros hegemónicos de poder que no
aceptan desobediencia alguna cuando se trata de sus ordenes, y que cuando
esto ocurre reaccionan bloqueando o retirando los aportes miserables que
otorgan como limosna para el financiamiento de proyectos orientados a la
investigación, a el rescate, preservación del patrimonio cultural e histórico de
los pueblos del mundo, véase a manera de ejemplo la posición asumida por
Estados Unidos de Norteamérica e Israel frente a la aceptación por la
UNESCO de Palestina como miembro de la organización. Valga este
comentario sin comentario.

En las últimas décadas no precisamente del nuevo modelo de país aun


cuando se está en combate permanente, dentro de la guerra cultural se han
implantado acciones, desde una diversidad de direcciones: un bombardeo
ideológico, sutil pero permanente, y al mismo tiempo, con una carga de
violencia expresada por lo menos en lo psicológico, que tiene como objetivo
fundamental la desintegración, individualización y desaparición como
resultado de las dos primeras faces, de las creencias que han internalizado
nuestros pueblos en el desarrollo del proceso histórico esos elementos que
insistimos generan identidad, sentido de pertenencia y soberanía. La
propuesta consiste como es natural dentro de la mitología capitalista del
dinero, de imponer un pensamiento único, una forma estandarizada del
pensamiento que generen en el individuo, respuesta e identificación; esto se
traduce en que por distintas vías se proponen capturar, apropiarse de las
mentes de los hombres y mujeres que conforman una sociedad determinada,
para ello si existe presupuesto. Esta guerra se desarrolla a través de la cultura
de élite, el ejerció cultural mediático y las expresiones o instituciones
culturales del estado cuando éste es cómplice dócil o cuando se le impone la
tarea por un maestro imperial.

En el primero coinciden la “jerarquía” cultural institucional, en


momentos del desarrollo del proceso histórico, en el que no existen
compromisos reales con el pueblo cosa común en el transcurso del siglo
pasado, acompañada ésta como es natural por la también “jerarquía” cultural
privada y desde aquí se marcaran las líneas a seguir para fortalecer el proyecto
de fabricación de iletrados en áreas como la cultura, el patrimonio histórico y
el ambiente entre otros. Comprensible esta posición, la cultura promueve la
identidad y resistencia; el patrimonio histórico sentido de pertenencia, y el
ambiente, expresión vital para el funcionamiento de los anteriores y de la vida
en términos precisos, ello indiscutiblemente molestan al capital y se hace
necesario combatirlo. La estructura mediática que desempeña un papel
fundamental en esta guerra, representa el centro de distribución de una
mercancía ideológica, que tiene como mercado el pensamiento y la acción de
los pueblos, para ellos las organizaciones no gubernamentales como la USAID
y la NED, y de manera directa, sin intermediario la participación de la CIA ha
sido inclusive aun cuando encubierta, sin discreción alguna, sin respeto a la
autonomía y soberanía de los pueblos. Para reforzar, veamos esta opinión de
Miguel Posani, en su artículo La guerra cultural “Los últimos 20 años han sido
dos décadas de aplanamiento ideológico en todas las áreas culturales. Todo
fue reestructurándose para volverse más fácilmente parte del mercado, es decir
mercancía. Hasta los discursos se volvieron mercancía… se produjo la
privatización de las mentes sin que lo supiésemos. Sin darnos cuenta”… 2005
p30. Sobre esta opinión considero que no es necesario comentario alguno.
Solo retómese el planteamiento de Luis Emeterio.

Frente a esta realidad, que con sus variantes, mutaciones, mimetismos o


adaptaciones de acuerdo a las necesidades del capitalismo; que tiene ,la edad
cristiana de la penetración cuando fue bautizado el continente americano por
la iglesia católica, fiel acompañante del capital en dicho momento histórico.
Señalo esto, considerando que la resistencia cultural en todas sus expresiones
nace con la invasión, y es tan vieja como ella, nace con el ejercicio de la
violencia ejercida por los dominadores; los dominados y las dominadas, hoy
en franco proceso de liberación, los frentes culturales populares asociaciones
culturales, populares, guerrillas culturales, grupos culturales populares y las
expresiones institucionales, tienen como característica, cuestión que se ha
venido corrigiendo en la última década, que son una especie de atomización
de iniciativas en muchos de los casos auto sostenidas, que apenas están
logrando convertirse en protagonistas de la construcción de la nueva historia
la historia de los vencidos de ayer, de donde han nacidos todos, de donde
pertenecen y que hoy han sido designados por el desarrollo del proceso
histórico como factores fundamentales para el logro de este propósito. Aun
cuando desde el otro extremo, se les califique por fundaciones y asociaciones
privadas como portadores de una “cultura devaluada”, o de “estéticas
marginales”, nada extraño, esta debe ser la evaluación exacta del enemigo
cultural, máximo cuando está siendo desplazado, en tal sentido la cultura de la
élite que la financie la élite; la cultura del pueblo, esa que expresa las
vivencias de generaciones a través del tiempo, que ha sido construida y creada
por el pueblo que la abrase el pueblo con el amor infinito a un hijo parido en
el campo de la guerra. Sin embargo, se hace necesario asumir la necesidad de
la organización de la participación conjunta, que determine porque no el
fortalecimiento de la cultura que fue invisibilizada demasiado tiempo; ello
representa un reto fundamental. Recuerden que son baluartes de la conciencia
crítica, y que podemos compartir con el maestro Luis Beltrán prieto Figueroa
el hecho de ser dueños de nuestra hambre, pero también de nuestros sueños.

Si bien es cierto, que no podemos, no debemos aceptar la mitológía del


capital, del poder económico ejercido por grupos internacionales y nacionales
que responden a esto de manera despreciativa cuando los califica de “ daños
colaterales” tampoco es menos cierto que sin entreguismo, pero si con
valentía, con creatividad, flexibilidad y compresión tenemos el compromiso
de acompañar los sueños de nuestro pueblo. Crear conciencia es una de las
tareas más difíciles, sin embargo, ustedes que son maestros del patrimonio, de
la cultura, del ambiente, que han asumido con dignidad el papel que les ha
concedido la historia, deben continuar. Camaradas, la guerra continua las
batallas no han terminado el triunfo de la razón y la verdad nos acompañan.

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