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CLASE 09: El servicio

1.1. El ejercicio profesional como un servicio al bien común


Como habíamos visto anteriormente, el trabajo lo definimos como el conjunto de actividades
humanas, personales, esforzadas, necesarias, con carácter de medio y técnicamente
calificables, por las que los seres humanos transforman la naturaleza en beneficio propio,
prestan un servicio reconocido a la sociedad, y se perfeccionan en cuanto personas. Vimos
también que el trabajo, como actividad libre del hombre, es una tarea en la que nos
involucramos con nuestra inteligencia y voluntad, con nuestra creatividad, en que
desarrollamos nuestras destrezas y las ponemos al servicio, de tal manera que el trabajo que
una persona realiza nunca puede ser equivalente al de otro, pues lo dota de su sentido propio.
En eso es radicalmente distinto a lo que puede realizar una máquina, pues la persona al
realizar un trabajo deja también su huella personal.
El trabajo humano también posee una dimensión social. El trabajo de un hombre se vincula
naturalmente con el de otros hombres: el trabajar es trabajar con otros y trabajar para otros:
es un hacer algo para alguien1.
Así vemos también cómo los frutos del trabajo son ocasión de intercambio, de relaciones y
de encuentro. Y esto en todos los niveles y contextos: un hospital, una oficina, una empresa,
el mundo digital y de las comunicaciones… Es importante que estas relaciones estén regidas
por las virtudes humanas: la justicia, por ejemplo, para no inflar precios, para colaborar en el
trabajo en equipo o para pagar sueldos adecuados; la veracidad, para no manipular con
publicidad engañosa, reconocer la propia responsabilidad en un procedimiento mal hecho o
dar los créditos a otra persona en el caso de un trabajo bien hecho; el interés por el otro y la
ayuda mutua, que favorece tanto el clima laboral.
De esta forma, nuestro trabajo se convierte en un servicio para los demás, mediante el cual
cada uno nos damos con lo que somos profesionalmente, y contribuir al bien común de la
sociedad. Una mejor preparación profesional desemboca en la posibilidad de ofrecer un
mejor servicio; en cambio, una mala preparación profesional se puede considerar también un
caso de negligencia, que en algunos momentos, puede tener como consecuencia graves daños
para otros, en diferentes situaciones. A veces estas consecuencias pueden ser de tipo
económico, generando pérdidas en otra persona; pero también puede haber repercusiones en
la salud, la honra, seguridad social.
Pensemos por ejemplo en la grave responsabilidad que tiene un informático biomédico en un
hospital: un análisis negligente de los datos estadísticos no sólo implica un trabajo mal hecho,
sino que puede tener consecuencias deplorables en las decisiones del equipo médico del
hospital o, más allá, en la salud pública de un país.

                                                            
1
 Juan Pablo II, Centessimus Annus, n. 31 


 
 
 
Del mismo modo, podríamos pensar en la responsabilidad de otros profesionales, por ejemplo
de cara a la seguridad y la salud: prevención de riesgos, construcción, mecánica automotriz,
etc.
Y podríamos cada uno hacernos la pregunta: ¿cómo repercute un buen o mal ejercicio de esta
profesión en el bien de personas concretas?

Cuando hablamos del bien común, es importante considerar que sus exigencias derivan de
las condiciones sociales de cada época y están estrechamente vinculadas al respeto y a la
promoción integral de la persona y de sus derechos fundamentales. Entre estas exigencias
podemos encontrar el compromiso por la seguridad y la paz ciudadana, la salvaguardia del
ambiente, la prestación de los servicios esenciales para las personas, algunos de los cuales
son, al mismo tiempo, derechos del hombre: alimentación, habitación, trabajo, educación y
acceso a la cultura, transporte, salud, libre circulación de las informaciones y tutela de las
libertades humanas, en vistas del bien común de todos los hombres, teniendo en mente
también las futuras generaciones.

1.2.Responsabilidad Social Empresarial


La responsabilidad social empresarial (RSE) surge de esta consideración de la dimensión
social del trabajo humano, y del convencimiento de que la necesidad de innovación
empresarial para la competitividad y la sustentabilidad del negocio debe ir más allá de lo
puramente tecnológico para instalarse definitivamente en el ámbito de la gestión y de la
relación de la empresa con su entorno social y medio ambiental y, particularmente, en el
espacio de lo laboral.
El concepto de responsabilidad social empresarial o corporativa (RSE), tiene diversas
acepciones, dependiendo de quién lo utilice. Una conceptualización integradora hace
referencia a que una empresa es socialmente responsable, cuando en su proceso de toma de
decisiones valora el impacto de sus acciones en las comunidades, en los trabajadores y
en el medio ambiente e incorpora efectivamente sus intereses en sus procesos y
resultados. Asimismo, ejerce un especial respeto por las regulaciones y leyes internas del
país donde opera y que la sociedad ha definido como válidas y legítimas, pero también
respeta los acuerdos y tratados internacionales sobre fiscalización, prevención de la
corrupción, respeto a los derechos humanos y derechos laborales, protección del medio
ambiente y busca garantizar que cumplan estas regulaciones y principios, los subcontratistas,
socios comerciales, proveedores y cualquier otro con quien realice negocios.
Crecientemente, los consumidores y la sociedad en general esperan, e incluso algunos exigen,
que las empresas jueguen un papel central en el desarrollo y el aumento de la calidad de vida
de sus trabajadores, de su comunidad y del país.


 
 
 
¿Qué es responsabilidad social empresarial? Una forma de hacer negocios que toma en
cuenta los efectos sociales, ambientales y económicos de la acción empresarial, integrando
en ella el respeto por los valores éticos, las personas, las comunidades y el medio ambiente.
Temas claves en Responsabilidad Social Empresarial
Así, una empresa socialmente responsable considera estas dimensiones en su propia
estrategia de trabajo:
1. La ética corporativa: los valores éticos reflejan sus compromisos y la forma cómo
establece sus relaciones con los públicos interesados. Entre esos valores éticos se
destacan la honestidad, la integridad, el respeto, la transparencia y la apertura.
2. Derechos humanos, trabajo y empleo. Los estándares de trabajo de la OIT
formulados en 1919 y la Declaración Universal de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas se consideran la base para los estándares internacionalmente
aceptados. Los cuatro principios fundamentales de la OIT y del derecho al trabajo
son:
• El respeto por libertad de asociación y el reconocimiento efectivo del derecho de
negociación colectiva;
• La eliminación de todas las formas de trabajo forzado u obligatorio;
• La abolición efectiva del trabajo infantil, y
• La eliminación de cualquier discriminación con respecto al empleo.
3. Gobernabilidad corporativa: la estructura de gobernabilidad en que se define la
distribución de derechos y responsabilidades entre los diferentes actores relacionados
con las empresas.
4. Impactos sobre el medio ambiente.
5. Relaciones con proveedores, pues los productos generan efectos sobre todo el ciclo
de producto o cadena de valor, desde el proveedor de materia prima hasta el
consumidor final.
6. La vinculación con las comunidades locales (por ejemplo, mediante la adquisición
directa de materiales y servicios disponibles en el medio, el contrato laboral, etc.).
7. Transparencia y rendición de cuentas, como una forma de hacerse cargo de los
compromisos y valores asumidos, de manera que los interesados en la empresa
puedan verificar, tanto externa como internamente, los resultados reportados.


 
 
 

Ética 
corporativa

Transparencia DDHH

Vinculación con 
RSE Gobernabilidad
la comunidad

Relación con  Medio 
proveedores ambiente


 

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