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Abstract
Desde la perspectiva del control cultural propuesta por Bonfil Batalla doy cuenta
de algunos de los procesos y mecanismos puestos en práctica por los Menonitas de la
Vieja Orden para mantenerse y reproducirse como un grupo social diferenciado dentro
de los estados nacionales que los alojaron en sus territorios. Se muestra cómo un grupo
constituido inicialmente en términos religiosos se transforma a lo largo de su historia en
un grupo étnico. Para ello me baso tanto en fuentes escritas (etnografías y relatos
históricos) como en mi trabajo de campo en la colonia «La Nueva Esperanza».
Introducción
En este trabajo voy a mostrar algunos de los procesos mediante los cuales un
grupo que se constituye originalmente en términos religiosos se transforma en un
grupo étnico.
En la actualidad son varias las denominaciones que se subsumen bajo el término
«menonita» y existen grandes diferencias entre ellas que van desde interpretaciones
teológicas; (con sus consecuencias en la práctica de los cultos y ritos) hasta formas de
vida cotidiana y contextos sociales y ecológicos muy contrastantes.
La colonia menonita «La Nueva Esperanza» está situada en la provincia de La
Pampa a 40 km de la ciudad más cercana. La población es de aproximadamente 1300
habitantes. Esta es una de las tantas que pertenecen a la rama auto-denominada
Altkolonier Reinlaender Mennoniten Gemeinde o en castellano, Menonitas de la Vieja
Orden.
La bibliografía existente en relación con los menonitas es escasa y podemos
clasificarla en seis grupos principales:
1. Acerca de este grupo en particular: solo hay artículos periodísticos y un
1
Este trabajo es una versión actualizada y reformulada de un texto escrito con fines didácticos (Cañas
Bottos; 1997)
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programa de televisión.
2. En forma específica acerca de los Menonitas de la Vieja Orden pero en
otros países: Redekop (1969).
3. Acerca de menonitas en otros países pero que viven en colonias que no
pertenecen a la Vieja Orden: Martínez Montiel y Reynoso Molina (1993) en
México; Derksen (1988), Lehner (1989) y Hack (1979,1980) en Paraguay;
Abramián, Figueiras y García (1995) en Uruguay; y Gerlach (1976) en Estados
Unidos.
4. Acerca de menonitas que no viven en colonias: Suarez Vilela
(1967;1969).
5. Acerca del protestantismo en general donde se hacen algunos comentarios
sobre los menonitas: Weber [1901], Williams [1962].
6. Acerca de teología menonita: Yoder (1976), Redekop (1989), Toews
(1989), Burr (1989), García (1991).
Los del primer grupo no logran pasar de lo exótico y vistoso. Redekop (1969)
(un sociólogo menonita -pero no de colonia-), es el único del segundo grupo y sólo
«llega» hasta las colonias de México, siendo su problemática central la relación entre
carisma y grupo étnico.
Los trabajos incluidos en el tercer grupo tienen diversas características. Derksen,
un autor menonita, da un panorama de conjunto acerca de los menonitas en el Paraguay
y evalúa las relaciones entre éstos y la sociedad paraguaya en general. Por otro lado, los
trabajos de Martínez Montiel y Reynoso Molina (1993), Hack (1979,1980) y Lehner
(1989) tratan a los menonitas en cuanto a su relación con las diversas poblaciones
locales (principalmente aborígenes). El trabajo de Abramián, Figueiras y García (1995)
trata la temática economía/religión y el cooperativismo en dos colonias de Uruguay. Por
último, Gerlach (1976) desde la perspectiva de la geografía cultural analiza el impacto
que diferentes grupos étnicos, entre ellos algunas colonias menonitas, ejercen sobre el
paisaje de los Ozarks.
En el cuarto grupo hemos ubicado dos obras de Suarez Vilela -un autor
menonita- pero que por su antigüedad no mencionan a «La Nueva Esperanza» y, ya que
no existían en esa época colonias menonitas en nuestro país, están dedicados a los
menonitas «urbanos»; el proceso de conformación de la Iglesia Evangélica Menonita
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Un relato de la historia2.
El movimiento reformista del que luego surgirán los menonitas nace en el siglo
XVI en Europa.
«La reforma religiosa encabezada por Martín Lutero, Ulrico Zwinglio y otros
está entonces en sus comienzos pero sus efectos se notan ya en toda la Europa
central. Es un intento por volver a colocar la fe cristiana sobre los fundamentos de la
Biblia. La cristiandad occidental se agita, discute, se resquebraja, se divide... y se
reagrupa. Surgen nuevas iglesias con modalidades distintas a la vieja tradición
católica romana: luteranos, anglicanos, reformados, anabaptistas. .. Precisamente
entre éstos últimos hay en Holanda un dirigente que se destaca por su actividad y
devoción. Es Menno Simons.» (Suarez Vilela, 1967: 5)
Luego de esta etapa de secesión y conformación, en 1521 los grupos pro-
2
Para la construcción de este relato me basé en las siguientes obras: Suarez Vilela (1967), García (1991),
Derksen (1988) y Redekop (1969). Con respecto a la situación en Argentina, me basé mi trabajo de
campo en la colonia «La Nueva Esperanza».
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Sacro Imperio Romano Germánico, en ese momento bajo Carlos V (119-1556).
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pertenecer al grupo más conservador) dieron otras razones. Por un lado, la situación con
los mexicanos no era considerada como muy buena (robos, matanza del ganado, estafas,
etc.); por otro lado la escasez de tierras. Pero lo más significativo fue que muchos de los
asentamientos habían empezado a modernizarse y a abandonar la forma de vida que
dicta la religión. Esto es, comenzar a utilizar autos, camionetas y electricidad dentro de
las casas para mejorar el confort Los habitantes de los grupos más conservadores
consideran que esto tiene dos consecuencias. Por un lado aumenta y pone de manifiesto
las diferencias internas mientras que diluye las diferencias entre los menonitas y el resto
de la gente; por el otro les facilita el acceso al mundo y con ello al pecado quedando por
lo tanto en un estado de perdición. Esto se sustenta en su concepción de la vida en la
tierra como una lucha entre el cuerpo y el espíritu, polos irreconciliables. Para lograr la
salvación eterna es necesario crucificar la carne como lo hizo Cristo. De esta forma la
adopción de elementos que faciliten la vida del cuerpo llevan a la perdición de la
salvación eterna.
La colonia "La Nueva Esperanza" en la provincia de La Pampa se comenzó a
formar en 1986/7 con colonos provenientes de México (Chihuahua y Durango) y
algunos originarios de Bolivia (Santa Cruz de la Sierra; estas colonias fueron formadas
por inmigrantes de México) se sumaron más tardíamente. El proceso de asentamiento
consistió en la compra de una estancia de 10.000 hectáreas con los aportes de cada uno
en forma conjunta, loteándose de acuerdo con los patrones que venían utilizando desde
Chortitza y asignándose superficies acordes con el capital invertido.
Se negoció (informalmente, no hay documentos firmados) con la gobernación de
La Pampa acerca de la autonomía escolar -que posiblemente en un futuro iban a tener
que incluir castellano pero que podría ser dictado por un profesor menonita- y también
se les dijo que no iban a tener problemas con el servicio militar ya que para cuando los
futuros menonitas argentinos estuvieran en edad de cumplir con él, ya habría sido
eliminada la obligatoriedad del mismo. En las escuelas menonitas, que se encuentran al
margen del sistema escolar nacional, se estudia la Biblia, matemática y alemán.
En esta zona podemos encontrar otras colonias de inmigrantes de distinto origen.
Podría mencionar a «Santa Teresa» y «San Miguel de Arcángel» como dos ejemplos (la
última está en realidad dentro de la provincia de Buenos Aires, pero muy cerca del
límite con La Pampa y sus habitantes originarios eran alemanes del Volga). De hecho
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La cuestión étnica.
Si nos acercamos a las distintas formas de conceptualizar y definir lo «étnico»
nos encontramos con tres corrientes principales. La primera que trataremos, considera a
los grupos étnicos como medios para promover intereses grupales (Glazer y Moynihan,
1970). La segunda, representada principalmente por Geertz [1963] ve a los grupos
étnicos desde el punto de vista de los actores quienes ponen especial énfasis en los
«lazos primordiales». La tercera comenzada por Barth [1969] se centra en los aspectos
clasificatorios y relaciónales de la etnicidad como así también de poder ver continuidad
en los grupos étnicos tomando en cuenta los aspectos dinámicos de la cultura. Estas tres
líneas pueden encontrarse ya sugeridas en la definición de grupo étnico propuesta por
Weber [1922].
Consideramos a Geertz y a Glazer y Moynihan como pertenecientes a líneas
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abrevan del seminal trabajo de Barth [1969]. Éste centra la problemática étnica tanto en
los procesos de formación de los grupos étnicos como en el mantenimiento de sus
fronteras y su persistencia. Todos los autores mencionados como pertenecientes a esta
línea toman como punto de partida en sus discusiones la siguiente conceptualización de
«grupo étnico» formulada por Barth:
«Si nos concretamos a lo que es socialmente efectivo, los grupos étnicos son
considerados como una forma de organización social. De acuerdo a esto, el rasgo
crítico es (...) la característica de autoadscripción y adscripción por otros. Una
adscripción categorial es una adscripción étnica cuando clasifica a una persona de
acuerdo con su identidad básica y más general, supuestamente determinada por su
origen y formación. En la medida en que los actores utilizan las identidades étnicas
para categorizarse a sí mismos y a los otros, con fines de interacción, forman grupos
étnicos en este sentido de organización» (Barth, [1969] 1976: 15. Énfasis en el
original).
Vemos que la identidad étnica forma parte de un sistema que clasifica a los
grupos que interactúan entre sí. Esto implica que tanto lo «étnico» de los grupos como
lo «étnico» de la identidad son productos relacionales. «La identidad contrastante
parece constituir la esencia de la identidad étnica, es decir, la base sobre la cual ésta se
define. Implica la afirmación del nosotros frente a los otros» (Cardoso de Oliveira,
1992; 23). Ahora bien, todo sistema de clasificación requiere la utilización de signos
diacríticos para poder discriminar sus objetos. En el sistema clasificatorio étnico, los
diacríticos que deben ser tomados en cuenta son aquellos que sean reconocidos como
tales por los actores en tanto les permite orientar la conducta en diferentes situaciones.
(Barth, [1969] 1975:18)
Los Comaroff (1982) se centran en la conceptualización y dinámica de la
etnicidad. Para ellos ésta tiene su génesis en fuerzas históricas específicas que son
simultáneamente estructurales y culturales. Las raíces de la etnicidad están ancladas en
el reconocimiento de la diferencia cultural y de la adscripción a grupos de status. La
etnicidad actúa como un sistema que clasifica el universo social otorgando las bases de
la definición del «otro» y del «nosotros». Esto se realiza de acuerdo a dos principios. 1)
la clasificación subjetiva de acuerdo a diferencias culturales y 2) de acuerdo a la
asignación estereotipada de estos grupos a nichos diferenciados de división del trabajo.
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Los nombres propios han sido cambiados para mantener el anonimato
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cuando se enteró del chiquito, el hecho de que este fuera argentino lo autorizaba y
obligaba a tomar medidas. De esta forma se da el puntapié inicial a lo que sería el
allanamiento de la «clínica» de Mario. El certificado de defunción del chico no
representaba fielmente la causa de muerte y había sido firmado por un médico de otro
pueblo. Le pregunte a Francisco (un menonita), qué es lo que en la colonia habían
decidido hacer y me respondió que en la colonia eran todos unos ignorantes y que
habían decidido no hacer nada. Constantemente se refería a que en Argentina había que
cumplir con las leyes, que aquí se era más estricto, que aquí no podían mantenerse al
margen como en Bolivia y México. También me dijo que para él esto era un excusa, el
buscar una puerta trasera para instalar las escuelas, que primero iban a traer a los
médicos y luego a los maestros. Mientras tanto uno de los dos vorsteher había hablado
informalmente con el Juez que entendía en la causa para informarse de la situación y
explicarle que ellos no podían, por cuestiones religiosas, confrontarse mediante aboga-
dos. Como resultado, Mario no puede practicar más la medicina y un médico pagado
por la gobernación visita la colonia semanalmente.
Con respecto a procesos de innovación puede encontrarse en la colonia una alta
creatividad dirigida hacia la producción de maquinaria agrícola y taller. Los procesos de
apropiación también son muy comunes pero son mediados aplicando una fuerte
selectividad y varias modificaciones. Algunos ejemplos que podemos mencionar son la
fabricación de queso (que comienza en México) la incorporación de tractores pero con
ruedas de hierro (para inhabilitar su uso para el transporte por rutas); la fabricación de
silos (para su venta fuera de la colonia); el pantalón tipo jardinero (schlowaxen), de
origen norteamericano y relativamente moderno que las mujeres confeccionan con tela
que compran al por mayor. En el ámbito gastronómico encontramos gran cantidad de
ejemplos de apropiación. Es común que en el curso de un par de días se sirvan
varenikes, borsch, hamburguesas y tacos. También se nos ha requerido la preparación
de asados. Es de notar que no pocos son afectos al mate, sin embargo no lleva las
connotaciones de socialización que tiene en el campo argentino. En su variante con
bombilla y en el caso de que se «arme una ronda», hacen correr varios vasos con yerba
hasta la mitad, bombilla, y agua hasta el borde, pasándolo antes de terminarlo. Cocido,
es una bebida común en los desayunos dominicales debido a su supuesto efecto excitan-
te que facilita el mantenerse despierto durante las más de dos horas que dura el servicio
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colonias), son ubicados bajo el término enhema cuya significación literal es aborigen.
Lo que también podemos ver en esta utilización de términos es que lo que importa para
ellos, en un primer momento, no es la nacionalidad de cada grupo sino sólo el hecho de
no ser menonitas. Para ellos nuestra patria es el cielo y son Cristianos antes que
Mexicanos, Argentinos, Canadienses o Bolivianos. Lo que vuelve a resaltar su
desinterés por las identidades nacionales.
El estar dentro del Cuerpo de Cristo, es decir el formar parte de la Iglesia, es
esencial para la vida dentro de la colonia. Sólo estando bautizado se puede tener
propiedad en la colonia. El mayor castigo es la excomunión, la expulsión del Cuerpo de
Cristo. Esto tiene como consecuencia una prohibición que recae sobre el resto de los
miembros de mantener cualquier tipo de relación social con el castigado, so pena de
hacerse cómplice y con la única excepción de acercarse para hacerlo reflexionar y
arrepentirse. Los casamientos menonitas sólo se realizan entre miembros de la Iglesia y
por lo tanto el matrimonio con mexa o enhema está prohibido. De ocurrir, uno de los
dos debe cambiar de status confesional. Tanto en mi trabajo de campo en la colonia
como en la revisión pasada al registro civil no encontré ni un solo caso de casamiento ni
de nacimiento «mixto» (entre menonita y no menonita)5. Tampoco encontré casos de
adopción o deserción, es decir gente de origen externo a la colonia que vivieran dentro
de la misma y aceptados plenamente como menonitas ni menonitas de la colonia
viviendo fuera de ella.
Si para los medios, los menonitas ocupan el primer término en el continuo
tradicional-moderno (la transición de uno a otro se daría a través de una progresiva
incorporación de elementos modernos), estando el último término ocupado por la
sociedad mayor. Para los menonitas no se trata de una gradación, son dos polos sin
transición. Unos se van a salvar y los otros no. La causa de la salvación de los primeros
es doble, por un lado pertenecer al pueblo elegido por Cristo, por el otro, la aceptación
del Pueblo de Cristo de llevar su vida en el mundo de acuerdo a lo escrito en la Biblia.
Esto se traduce en frases repetidas continuamente por ellos como "...crucificando el
cuerpo para salvar al espíritu...", "...crucificarse como Jesucristo... ", "...llevando una
vida simple...", "...sin lujos y sin pecados...", "...con lo suficiente para vivir..." y
principalmente trabajando. Pero quizás lo más importante aquí sea el alejamiento del
5
La situación descrita por Hack (1979 y 1980) para las colonias menonitas en Paraguay es similar.
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mundo que ellos dicen tener, de esta forma se alejan de las fuentes del pecado y así no
son cómplices del pecador.
A modo de conclusión.
Con respecto a ese núcleo cultural significativo que es la base de la identidad
étnica menonita hemos podido encontrar ciertas regularidades y discontinuidades en lo
que hace a las relaciones que los menonitas han venido teniendo con el «afuera» y
principalmente con los distintos estados a lo largo de su historia migratoria.
Por el lado de las continuidades, los privilegios o condiciones que los menonitas
piden de sus países anfitriones. Libertad de culto, de manejar sus asuntos internos, de
manejar sus escuelas, su organización económica, exención del servicio militar y de
emitir juramentos. Sus peticiones de privilegios son como manifiestos donde se expresa
tanto su diferencia como los mecanismos requeridos para mantenerla. Una cosa que lla-
ma la atención es que si bien optamos por un marco teórico que diera cuenta de los
cambios producidos a lo largo de la historia de los procesos de contacto, encontramos
aquí un alto grado de continuidad ya que siempre se piden los mismos privilegios.
Podemos encontrar al menos dos elementos que han resultado en escisiones y
migraciones cuando se pierde el control sobre ellos: educación y tierras.
Con respecto al primero, hemos visto a lo largo de este proceso que existe una
disputa sobre el control de la educación de los futuros menonitas. Los estados intentan
imponer su sistema y los menonitas se resisten a ello, llegando al límite extremo de
producir migraciones masivas. Los menonitas utilizan su educación para hacer buenos
cristianos y formar agricultores para continuar con su estilo de vida. Mientras que para
el Estado su intención es la formación de ciudadanos nacionales. Es indispensable para
una nación que sus habitantes se identifiquen mutuamente y puedan reconocer frente al
exterior una identidad común, la nacional (sea Canadiense, Mexicana, o Argentina) (cfr.
Anderson, 1990; Gellner, [1983]) los menonitas se resisten a esto no solo en el discurso
acerca de ellos mismos sino también al no reconocer las especificidades nacionales de
los individuos con los que interactúan. Esto también se traduce en la retención del
control de las escuelas. Lo mismo ocurre con el lenguaje, todos los estados
mencionados aceptan la diferencia, siempre y cuando los inmigrantes y su descendencia
adopten la lengua nacional. Vemos en este caso como la puja ente la imposición y la
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resistencia llevó en los menonitas a la escisión en grupos que decidieron optar por una
estrategia migratoria para continuar resistiendo y otros que decidieron negociar para
quedarse en el lugar. Esta escisión produce la negación por parte de cada uno de los
nuevos grupos el estatus de verdaderos menonitas al resto. De hecho uno de los
mecanismos de coerción (y cohesión) utilizados es la excomunión. Sin embargo, cuando
se aplica sobre un número grande de individuos, se puede llegar a una escisión ya que
nada impide que puedan interactuar entre ellos. Así, el mismo mecanismo utilizado para
cohesionar, tiende a la fragmentación del grupo si se lo aplica masivamente (esto
ocurrió en Canadá y México). En el fondo de esto lo que tenemos es una disputa interna
acerca de la selección de qué actitud tomar con respecto a diferentes bienes culturales;
apropiar, resistir, o negociar. Esto nos lleva a formular una pregunta: ¿Quién toma las
decisiones con respecto a la actitud a tomar frente a los procesos interétnicos? Esta
pregunta implica mirar dentro del grupo étnico, y de esta forma lograr identificar
aquellos agentes que poseen una posición diferencial en la definición de la pertenencia
étnica y por ende en la constitución de la identidad. En nuestro caso esta posición es
ocupada por el Lehrdienst.
Por otro lado está la forma de vida agrícola. Es recién 200 años después de la
muerte de Menno Simons en que se la adopta formándose las primeras colonias. Esta
vida en colonias surge más como una imposición o condicionamiento. La necesidad
(por parte de los diferentes estados) de poblar las estepas del sur de Rusia y luego la
expansión de la frontera occidental norteamericana. El significado de la «separación del
mundo» varía entre los distintos grupos menonitas. Mientras que para los urbanos
significa un alejamiento del pecado que es posible realizar en diversos contextos, para
los Menonitas de la Vieja Orden significa un alejamiento literal de la población no
menonita. De esta manera la vida en colonias, a lo largo de la historia migratoria, se
transforma de una imposición en una apropiación que permite llevar a la práctica el
«alejamiento del mundo» que es resignificado en los términos ya mencionados.
Vemos también, hasta que punto llegan los diferentes estados en la aceptación
de la diferencia. Ninguno de ellos ha tenido problemas en aceptar la libertad de culto
(con excepción de la expulsión inicial). Sin embargo, lo que este caso revela es que
también hay una pugna por la definición y alcance de la misma. La definición de las
categorías del derecho aparecen también en la arena del control cultural. Una
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concepción restringida de la libertad de culto que sólo concierne con una faceta del
individuo se enfrenta a otra, la menonita, que considera a la religión como actuante en
la totalidad de la vida cotidiana.
Si bien pudimos encontrar ciertas situaciones en los diferentes estados-nación
que concedieron los privilegios pedidos para efectuar las inmigraciones que nos
permiten entender la transigencia inicial (necesidad de poblar zonas recientemente
anexadas, Rusia; zonas de expansión de fronteras y colonización, Estados Unidos y
Canadá; consolidar reclamos territoriales» Paraguay; impulsar el desarrollo económico,
México). Todavía no nos hemos avocado a la dilucidación de las razones que tuvo el
estado argentino durante el gobierno de Alfonsín en el momento de realizarse las
negociaciones de inmigración.
Podemos ver que el control cultural también se ejerce en lo que hace a la re-
producción biológica de la sociedad, produciendo un cierre tanto para la salida (el
precio de dejar de pertenecer a la Iglesia equivale a la muerte social y es prácticamente
irreversible) como para el ingreso en forma permanente de individuos.
Con respecto a los procesos de imposición, el estado argentino ha logrado que
las colonias se presenten frente a él en las formas jurídicas establecidas (ya sea como
sociedades anónimas, cooperativas o asociaciones civiles) como así también en lo que a
habilitaciones de establecimientos productivos se trate. También ha habido una
imposición efectiva de los mecanismos tributarios de la Argentina (luego del período de
exención).
Los pantalones y el mate son ejemplos particularmente interesantes ya que
reflejan una pequeña limitación del marco teórico. No hay lugar para una apropiación y
resignificación que no implique el control absoluto del proceso de producción del
elemento cultural en cuestión. También podríamos preguntarnos acerca del
reconocimiento subjetivo del origen de los elementos culturales; es decir, cuál es el
proceso mediante el cual un elemento apropiado pasa a ser reconocido como propio
(desde la perspectiva del nativo).
Para finalizar, podríamos decir que el caso de la salud muestra el proceso de
toma decisiones acerca de la apropiación, aceptación, resistencia o rechazo de distintos
elementos culturales. Por un lado esta resistencia puede ser interpretada como un
manifiesto identitario que dice algo así como «No somos argentinos, somos el pueblo de
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Cristo.» Al igual que con otros elementos culturales, como por ejemplo la música, que
no es pecaminosa sino el baile al que incita, que luego incita al sexo. De esta manera
ellos consideran que es más fácil prohibir la música (para evitar la incitación sexual y el
goce del cuerpo) que permitir la música y prohibir el baile. En este sentido, la
imposición de una salita sanitaria en la colonia es interpretada como un primer paso
hacia la introducción de las escuelas. De esta manera se pone en evidencia la práctica de
una lógica de «pensar dos pasos adelante» en la contrucción y el mantenimiento de las
fronteras»
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