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PRIMERAS JORNADAS DE ALQUIMIA Montevideo- 2005

TEMA V
LA ALQUIMIA DESCONOCIDA

Alquimia encriptada en los cuentos,


antiguas narraciones y leyendas maravillosas

Procuraremos en este tema analizar el simbolismo alquímico de varios


cuentos tradicionales.
Entre las decenas de miles de narraciones europeas medievales y
renacentistas podemos encontrar, entremezcladas con otras de diversa índole,
varios centenares que se refieren metafóricamente a una o varias partes de la
obra alquímica.
Los cuentos que hemos elegido y a los que nos referiremos, integran la
recopilación que hicieran Paul y Gervasio Delarue; o figuran en alguno de los
diez tomos de Fábulas y Obras Recopiladas por el Duque de Invernáis,
publicadas entre 1796 y 1807.

1. A modo de Introducción al Tema.

La realización de la tarea alquímica tiene necesariamente, como etapa


previa la:
Búsqueda del Sujeto de la Obra.

Esto fue desde siempre considerado por los Maestros alquimistas como:

La Materia Prima que posee el Magisterio completo.

Quienes decidieron emprender esta tarea tan especial, si analizan su


proceso interior, verán que esta decisión se tomó luego de determinado
desarrollo de su Universo Mental; y que este desarrollo o evolución interna
produjo el impulso que llevó a dirigir esfuerzos y energía hacia la inicialmente
incomprensible investigación alquímica.
Cuando el Alquimista (así como todo aquél que se precie de ocultista)
busque dentro de sí las causas de esa decisión que tiene tan pocas
posibilidades de éxito; verá que esas causas tenían a su vez otras anteriores
que las contenían en potencia y éstas por su parte provenían de otras aún más
ocultas.
Es así que el estudioso de este arte, no tardará en comprender que la
raíz de su motivación está ubicada en la región de lo intemporal, allí donde
mora la parte permanente de nuestro ser.
O sea que el origen del impulso hacia estas acciones están fuera del
tiempo monocrómico en el cual discurre nuestra vida física; al igual que le
ocurre a los antiguos cuentos y fábulas.
Recuérdese la forma habitual de los inicios de estas narraciones: “Érase
una vez, lejos muy lejos y en un tiempo remoto...”; más específico aún es el
comienzo de los cuentos ingleses: “Once upon a time, long, long ago and far
away...” que indica textualmente: “Había una vez, por encima del tiempo, lejos
muy lejos y en región muy remota...”
Es que el comienzo de la historia –ya sea la del cuento o la del
alquimista- se encuentra en todos los momentos posibles de la vida de quién
está “destinado”; pues contiene en sí, latentes y en potencia, los gérmenes de
su cualidad de ser “iniciable” y puede por tanto comenzar su acción en

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cualquier tiempo y lugar; o sea, en cualquier momento de su vida en el mundo


tridimensional en que vivimos.
Tanto en los libros clásicos de alquimia como en los cuentos y tradiciones
narradas oralmente que admitan una interpretación alquímica; en ambos
casos:
TANTO EL OPERADOR HUMANO, COMO EL PROPIO SUJETO DE LA
OBRA, SON PRESENTADOS SIEMPRE COMO UNA MISMA COSA.

Esto es norma habitual en todos los relatos alegóricos de los Maestros o


Adeptos.

2. En pos del Alquimista y de la Materia de la Obra.

Veamos el comienzo de siete cuentos de los recopilados por Paul Delarue


en la forma más sintética y breve posible.

Nombre del Cuento: Resumen del principio de la narración:


1 El cazador habilidoso. El menor de los 3 hijos de una viuda recibe la orden
del fantasma de su padre de recordar a su madre
que prometió peregrinar a Jerusalén. Parte la viuda,
el hijo la alcanza en un bosque; con una flecha
corta la oreja a un jabalí y luego la oreja de un
lobo; sigue después a un pájaro de muchos colores;
se pierde en el bosque y al llegar la noche se sube
a un árbol donde transcurrirá el resto de la historia.
2 El peral de las peras El menor de los hijos de un rey sigue al ladrón de
de oro. las frutas de oro desde el vergel de su padre hasta
el mundo subterráneo donde libera 3 princesas.
3 La hija del Mago. El hijo de un rey en edad casadera elige en la torre
del castillo entre 365 doncellas a la de rostro
tapado y retira el velo que la cubre exclamando:
Ésta es la reina de la belleza.
4 Las princesas Un generoso soldado recibe de un hada que
bailarinas de la noche. anteriormente se le había aparecido en harapos
como anciana mendiga, ciertos buenos consejos y
la capa de invisibilidad que le permitirán descubrir
el secreto de la hija del rey y tomarla por esposa.
5 La bella Eulalia. Es también un soldado liberado del servicio que
llega de noche a una casa cubierta de paja donde
vive el “Viejo”, negro y poderoso personaje de mala
fama, que unos dicen que es el diablo, otros que es
un ogro, un brujo o un gigante.
6 El aprendiz de Éste sale de viaje con un sable que le había
Herrero. entregado su maestro y con él enfrenta tres
gigantes y logra matarlos.
7 El joven pastor. Entra al bosque con una pequeña navaja y un
silbato. Silbando alegremente enfrentó a tres
gigantes y los degolló, uno vestido de acero, otro
de plata y el otro de oro. Gracias a su hazaña
obtendrá tres castillos y luego también la mano de
una princesa.

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En el repertorio de Delarue hay decenas de cuentos con estas


características; que aún no han perdido el mensaje alquímico al deformarse la
narrativa con el transcurso del tiempo.
En cuanto a los siete que tomamos para nuestro planteo, si bien tratan
de personajes de fortunas muy distintas, poseen un común denominador.
Todos y cada uno tienen cualidades que concuerdan tanto con el elemento
mineral para la Gran Obra, como con el operador, quien librará el combate que
este proceso requiere.
Marcado con las características de dinamismo interno que hacen de él
alguien “iniciable”, vemos también que en ninguno de estos cuentos el héroe
conoce realmente el lugar de destino, al que sólo parece guiarlo “su buena
estrella”.
Así, el joven cazador (cuento 1) se extravía en el bosque al seguir al
pájaro multicolor y sorprendido por la oscuridad de la noche, encuentra el
roble y se encarama en él.
Por su parte, el hijo del rey (cuento 2) llega al mundo subterráneo
porque el pájaro ladrón de las peras de oro fue herido durante la noche que el
hijo del rey hizo guardia y dejó huellas de sangre que lo llevan hasta el viejo
pozo que es el umbral al mundo interior.
En la hija del Mago (cuento 3), el hijo del rey no encuentra a quién busca
y al prepararse para salir de la Torre, ve casualmente a la dama oculta tras el
velo. Incluso, más tarde, al salir hacia el castillo del padre de la joven, se
pierde en el bosque, donde encontrará tres caballeros prodigiosos que le
brindarán ayuda a partir de ese momento.
En cuanto al soldado (cuento 4), regresa luego de 14 años de buen y leal
servicio con “doce ochavos en el bolsillo y un pan de munición en el zurrón”.
Se encuentra con una anciana a quien da todo su dinero y la mitad del pan. Su
recompensa será “confidencias” con las cuales poder liberar a la hija del rey.
También es soldado el del cuento 5, quien de regreso a su hogar
encuentra en su camino la casa peligrosa de la bella Eulalia.
El cuento 6 narra cómo el amo del pequeño herrero le da al partir sólo un
sable y una gorra, sin alimento ni bebida. Tres días más tarde, casi muerto de
hambre y sed, entra de criado en una casa, luego de alimentarse corta la
cabeza a tres gigantes y por ello se convierte de inmediato en dueño del
castillo y sus tesoros.
Finalmente el pastorcillo, cuento 7, al preguntarle el rey por su futuro
destino responde significativamente: “Estoy buscando un amo.”
Esencialmente, el mensaje de estos siete cuentos y de tantos otros de
origen medieval, encierran un concepto único que es común a todas estas
narraciones:

El destino reclama, el hombre se siente animado por un impulso que es


anterior a su propia existencia y una energía que emana de lo más
profundo de su ser lo hace marchar en busca de la materia prima
inicial para la Obra.
Buscará en medio de la noche y desorientado se perderá una y otra
vez en el medio del bosque que representa a todas las contradictorias
indicaciones halladas en los clásicos libros de alquimia así como en los
diversos consejos que recibe de los llamados Alquimistas.

Decía Nicolás Flamel: “Esa fue la causa de que hiciera mil embrollos
durante tanto tiempo.”
Por su parte Cyliani advertía a los de mucho entusiasmo y poca
paciencia: “Pasé 37 años buscándolo, más de 1500 noches en vela y luego de
padecer todo tipo de contrariedades...”

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3. Profundizando el cuento del Soldado y la Anciana.

De los siete cuentos el que aporta más elementos esclarecedores es el 4°


donde es fácil reconocer tras los rasgos de la anciana mendiga, arrugada y
harapienta al mineral que los autores describen como desagradable pero
necesario e indispensable para dar comienzo a los trabajos.
Y el buen y leal soldado luego de 14 años de servicio regresa sin ninguna
recompensa rumbo a su pueblo natal, a sus orígenes o sea, a sus raíces, y allí,
recién al volver de su búsqueda, encuentra a la anciana, es decir, a la “raíz
mineral y metálica”.
Quienes consideran que la alquimia es un proceso meramente espiritual
e interior del hombre, descubrirán aquí con satisfacción y placer, para
confirmar su posición y su tesitura que:

LA MATERIA PRIMA ES SIMPLEMENTE


LA PSIQUIS DEL PROPIO OPERADOR.

Y que por lo tanto:

MATERIA INICIAL Y OPERADOR SON UNO


Y SON LA MISMA COSA:
EL HOMBRE QUE BUSCA AUTO-CULTIVARSE

En el extremo opuesto afirmarán su posición los espargiristas o


arquimistas, que ven a la alquimia como un mero proceso físico-químico a
realizar sobre la mena mineral, y una vez obtenidos los metales y descartada
la ganga y escorias, procurar la transmutación a metales más nobles y más
valiosos.
Tenemos pues dos planteos opuestos bien definidos:

• Una alquimia objetiva, exterior al sujeto y que ocurre por


mutaciones metálicas, y
• Una alquimia subjetiva, interior y que ocurre por mutaciones
en la psiquis del propio operador.
Ambas son: muy ciertas, parciales e incompletas.
La materia prima de la obra, o raíz de los metales, corresponde a una
experiencia en la cual ambos sujetos se encuentran fundidos en uno solo.
Nos referimos a la unión íntima que debe necesariamente ocurrir entre:

OBSERVADOR y OBSERVADO
CONOCEDOR y CONOCIDO
EL OPERADOR y LA MATERIA

Es aquella experiencia en la cual la percepción del mundo es similar a la


que poseen los niños pequeños y que pueden readquirir de mayores.
Ciertos músicos y poetas pueden vivenciar este tipo de experiencia al
vibrar con toda intensidad. Es el Satori del budismo Zen, o sea, una mirada
intuitiva hacia la naturaleza y realidad esencial de las cosas, en oposición y
contraste con la comprensión lógica y analítica de la mente.
La apertura a esta realidad intuitiva se suele provocar en el alquimista
luego de cientos de procesos y pruebas tanto experimentales de laboratorio

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como mentales en las cuales el intelecto atrapado en un callejón sin salida deja
finalmente de ser y la intuición comprende y explica todo en un instante.
El Zen llama a este conocimiento directo “regresar a casa”. Hay
alquimistas que nunca lo lograrán y a otros probablemente les llevará años o
décadas lograrlo.
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Volviendo a la narración del soldado, el conocimiento se evoca y


simboliza en la metamorfosis de la anciana luego que compartiera el pan y
previamente le entregara todos sus metales (las monedas que llevaba
consigo). Entonces ella se transmuta en un Hada esplendorosa, portadora y
transmisora del conocimiento que la Obra requiere.
El mismo prototipo de cuento ha circulado en Rumania y dice que el más
joven de los sobrinos del emperador se encuentra con una anciana que le pide
limosna y le relata textualmente “Mucho han visto mis ojos en los siglos que
cargo en las espaldas, si me ayudas, mi poder te ayudará a todo y todo
lograrás.”
Por compasión (igual que el soldado del cuento anterior) da buena
limosna y la mendiga le enseña cómo realizar la difícil empresa que debe
realizar. Al terminar de hablar, la mendiga se transforma en joven hermosa
que envuelta en un velo blanco como la nieve se eleva por los aires y
desaparece.
También del mismo tenor es un cuento de Grimm en el cual el pobre
molinero recoge por compasión y cuida una desvalida gatita que halló en el
bosque y que a los siete años se transmuta en una bella princesa.

Es fácilmente perceptible que en todas estas narraciones de


aventuras ocurre la recompensa como efecto de la generosidad de
un ser enternecido por la compasión, que vibra en el sentimiento
del otro y dan la misma y única nota por vibración y afinidad;
recibiendo por ello el conocimiento que de otra forma no es
transmisible.

Antes de pasar a otros aspectos alquímicos que se transmiten en estas


tradiciones orales, dejemos una pista más o menos clara en cuanto a la
Materia de la Obra.

4. Sobre la Materia Inicial.

Procura el alquimista realizar su tarea a imagen y semejanza del Creador


cuando actúa sobre la naturaleza. Tomemos pues del libro del Génesis el
proceso de la creación y trabajemos con la misma materia que el creador
utilizó para construir al hombre.
Al respecto vemos que en el capítulo I, versículos 26 y 27, dice la Biblia:
“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza...” “Y crió Dios al hombre
a su imagen; macho y hembra los crió”. Así se afirma que se creó el hombre
espiritual.
Más adelante, ya en el capítulo II es Yavé (no el Dios del capítulo
anterior sino un creador de menor jerarquía) quien realiza la creación material;
dice al respecto el versículo 7: “Formó Yavé al hombre del barro de la tierra e
inspiró en su rostro soplo de vida y así fue ánima viviente.”
Queda así constituido el Hombre superior como Alma Celeste en el
primer capítulo y el hombre terreno o material como alma de la Tierra, en el
segundo capítulo del Génesis.

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El Alquimista puede tomar como opción valedera y verdadera para la


materia inicial de la obra, la misma que utilizara Yavé: “Arcilla, el polvo con el
cual fue hecho, y al cual volverá el hombre.
Pero debería cuidar que esa arcilla o tierra virgen, reúna todas las
cualidades de una tierra viva, húmeda, plena de minerales, próxima a donde
escapan vapores sulfurosos y metálicos de las profundidades.
Una tierra de fuego, de aire y de agua, cálida, turbia y maloliente,
propensa a producir bajo altas temperaturas y presiones al estar cientos de
metros bajo la superficie, hermosos cristales y gemas preciosas; y tierra capaz
de producir algo similar en el crisol del alquimista.
En fin, una arcilla terrosa con apariencia de una vieja harapienta y
desagradable en la cual pueda emerger tanto una verde esmeralda como un
encarnado rubí o un transparente diamante.
Es el primer mercurio, nada atractivo, que luego de purificaciones
precias, podrá ser tomado como el mercurio que permitirá avanzar hacia las
siguientes etapas de la Obra.

5. Narraciones sobre el proceso de los trabajos alquímicos.

En todo cuento maravilloso interviene siempre alguna ayuda mágica


providencial. En todos estos cuentos además, se describe una parte o el
proceso completo de la Obra.
Quizá el más corto sea el contado en Bretaña, que dice: “Un vagabundo
vive en casa de una vieja mujer de quien se dice que es bruja. Un día trae una
culebra que acaba de matar y la vieja la cocina. Al comerse un pedacito,
comprende que ahora entiende el lenguaje de los pájaros, que es el lenguaje
de la Naturaleza, facultad que pierde cuando la anciana le sopla en la boca,
después que él le refiere lo que le sucede.
Esta breve historia relata la preparación del mercurio y el primer
beneficio por este trabajo es la comprensión total de la gran Obra del Creador,
que puede establecerse en el alquimista como sabiduría o simplemente como
conocimiento si va a quedar como en uno más de los sopladores de carbones.
Algo más explícito es el cuento de Grimm titulado Hans el Erizo, nombre
que hace referencia al pericarpio espinoso de la castaña. Este fruto dice
Fulcanelli “es una representación casi exacta de la piedra filosofal cuando se
obtiene por la vía breve, formada por un núcleo casi esférico similar a un trozo
de balaj, en su envoltura espinosa.” El balaj es una piedra fósil traslúcida, rojo
oscuro, dura, pesada y lustrosa que se encuentra en la región de Samarcanda,
en el Asia menor.
La narración hace referencia a que Hans nace mitad erizo y mitad
hombre y pasa sus primeros años acostado sobre la paja, tras el fogón. Un día,
su padre le obsequia una gaita y pone herraduras al gallo. Hans toma el
instrumento, monta al gallo y llevándose unos cerdos y unos asnos se dirige al
bosque, y se posan gallo y jinete en lo más alto de un árbol.
Hans cuida el rebaño que crece considerablemente y toca música
hermosa con su gaita.
Hans desheredado de la naturaleza, es clara imagen del mineral
recomendado por muchos adeptos para sus trabajos; y el gallo herrado alude
al mercurio luego de la primer purificación. El vuelo a lo alto evoca la
sublimación tras la cual la materia debe crecer, como el rebaño de Hans.
El cuento termina así: Un rey se pierde en el bosque y es atraído por la
música de la gaita. Así encuentra a Hans el Erizo quien le muestra el camino
hacia el palacio.
El rey agradecido da su hija como recompensa y por consideración a la
dama, Hans se deshace de su piel espinosa y con ayuda del médico real,

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elimina su negrura (nigredo) y se transforma en un joven apuesto y


encantador.
Es el nuevo señor del reino que por reclamo de la hija del rey (por
reclamo de la Luz, emerge en el majestuoso cuerpo que los alquimistas
denominan: “Cuerpo de Rubí Mágico.”

6. Narraciones sobre un aspecto del proceso.

Entre tantas narraciones que se dedican a desarrollar una de las fases,


en forma particular presentamos la de Juan el Oso, agregando
simultáneamente las aclaraciones alquímicas a cada parte de la narración.
La mujer de un leñador es raptada por un oso con el cual tiene un hijo
dotado de una fuerza extraordinaria y cubierto totalmente de pelo (al estilo del
fruto erizo del castaño).
Luego de trabajar en la forja como herrador por cinco años se convierte
en compañero u oficial y emprende la ruta de los peregrinos, armado con un
bastón de hierro que él mismo se otorga como salario.
La palabra salario aquí está perfectamente utilizada, en consonancia con
todos los autores para quienes el mercurio es también la Sal de los Metales;
mercurio o sal metálica que Basilio Valentín denomina Vitriolo y Jacques Tesón
León Verde.
En su viaje, Juan del Oso se encuentra con dos seres cuyas hazañas
justifican sus nombres: Tuercerrobles y Cortamontañas.
Explicitando esto del punto de vista alquímico, digamos que el mercurio
durante su proceso, adquiere la triple cualidad de ser señor de los tres reinos:
Cortamontañas domina el reino mineral, tuercerrobles el reino vegetal y Juan
el Oso el reino animal.
Es por ello que el mercurio en esta etapa, es denominado Trismegistos.
Pero hilando más fino, el reino vegeta indica que tiene la cualidad
vegetativa (quietud, serenidad y que concurre a las funciones de nutrición y
generación). Y el verdadero León Verde de los alquimistas está dotado
precisamente de esa cualidad vegetativa, aunque su origen sea puramente
mineral.
En forma similar, el reino animal se refiere a la animación del mercurio,
al recibir un espíritu metálico (cortamontañas) que lo vivifica, motiva y
moviliza.
Los tres (Juan del Oso, Tuercerrobles y Cortamontañas) llegan ante un
castillo cuyas verjas se abren solas ante su presencia. Está desahitado, con
buen fuego, buenas camas y comida siempre pronta.
Salen de caza de a dos quedando uno como guardián; primero queda
Cortamontañas y luego Tuercerrobles, en cada caso, un hombrecito surge de la
estufa y les propina una buena paliza. Cuando queda Juan del Oso, lo derriba,
pero se le escapa y se introduce en un pozo de gran profundidad.
Pretende que sus compañeros bajen en un cesto pero antes de llegar al
fondo se aterrorizan y consiguen que Juan los vuelva a subir.
Es claro que en cuanto se instalaron en el castillo, ambos se revelaron
como poco eficaces, vapuleados por el hombrecillo y como cobardes al bajar al
pozo.
Es que únicamente el Alma Viva del mercurio, puede penetrar en ese
mundo subterráneo del proceso de la obra en esta etapa primera y mercurial.
Como solución, la narración dice que entre ambos bajaron la cesta con
Juan del Oso, quien en el mundo subterráneo se encuentra con una anciana
que le dice que el bribón que machacó a sus dos compañeros, mantiene como
esclavas a las tres hijas del rey de Hesperia (en clara alusión a las Hespérides
y a las tres manzanas de dicho jardín).

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La primera está prisionera en un castillo de acero, la segunda en un


castillo de plata y la tercera en uno de oro.
Juan con su bastón y un ungüento que le diera la anciana para curarse
las heridas, lucha en su camino contra tigres, leopardos y leones; las libera y
envía en la cesta hacia la superficie, pero antes, recibe de cada una una bola
de acero, una de plata y otra de oro.
Cuando es elevado en la cesta, sus malos compañeros desisten, lo dejan
caer al fondo del pozo y se rompe los huesos. Ya curado por el ungüento sigue
el consejo de la anciana y se deja raptar por un águila a la cual debe dar parte
de su carne durante la ascensión.
Finalmente llega a la corte del rey donde es reconocido por las tres
bolas, desenmascara a los dos miserables que se hacían pasar por salvadores
de las princesas y como todos suponíamos y esperábamos, hace sus bodas con
la más bella que es la primogénita.
Las bolas marcan las tres etapas y colores de la Obra, la caída al fondo
de Juan del Oso, representa el descenso brusco y final de la materia, previo a
elevarse por los aires en alas del águila, perdiendo parte de su materia en el
proceso de la sublimación ascendente.
Los colores de las tres bolas, negro, blanco y amarillo, presentes en el
proceso, dan la anuencia para el final feliz de las bodas alquímicas.

7. En conclusión.

Es imposible presentar en el limitado tiempo de exposición de cada uno


de los temas de estas jornadas, un panorama razonablemente representativo
de toda la narrativa de cuentos con mensajes alquímicos y trascendentes.
Pongamos pues el punto final, no sin antes puntualizar expresamente
que hemos dejado de lado las más conocidas y clásicas narraciones tales como
el gato con bosta y sus peripecias con “Su Amo” el Marqués de Carabas;
Pulgarcito, sus hermanos y el “bosque”; Caperucita Roja y la casita de la
abuela a orillas del mismo “bosque”; Blanca Nieves y los siete enanitos o
“minerales” que trabajan día a día bajo tierra y tantos otros fácilmente
obtenibles en plaza, que dejamos para estudio directo de a quienes estos
aspectos del tema despierten su atención.

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