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Conflicto armado, conflicto agrario ¿es el factor económico el eje principal?

Andrea Marina Castaño Mendoza


Escuela de derecho “Rodrigo de Bastidas”
Universidad Sergio Arboleda
Andreacasmen21@gmail.com

Palabras clave: Conflicto armado interno, victimas, factor económico, desigualdad.

Resumen
El siguiente artículo académico hace estudio de las causas del conflicto armado en Colombia
a partir del eje económico, siendo este el principal factor de la violencia interna por la
protección de intereses individuales y la corrupción. Con base en artículos de diversos
autores, leyes, jurisprudencia, constitución política, entre otras fuentes, a través de la
metodología dialógico-colaborativa analizamos el conflicto interno que ha durado en el país
más de medio siglo por sus arraigadas causas que no se han tratado a lo largo de los años de
manera contundente por la ineficiente distribución de los recursos gubernamentales y pésima
organización del Estado.

Introducción
Desde las hace más de 50 años Colombia ha estado inmersa en un conflicto armado liderado
por grupos insurgentes como respuesta al poder político en el siglo XX, es por ello que el
siguiente artículo académico trataremos el conflicto armado desde el punto de vista
económico, con el objetivo de comprender como dicho factor entendido desde la falta de una
correcta distribución de los recursos, la prevalencia de los intereses individuales, entre otros,
llegan a ser elementos claves al buscar los verdaderos orígenes de esta historia sangrienta.
Actualmente en el país estamos pasando por un proceso de paz desde el año 2016, es por eso
que para entender nuestro presente es importante estudiar el nacimiento del conflicto que se
remonta a la época llamada “la violencia” ocurrida entre 1946 y 1966 caracterizada por una
constante lucha por el poder a manos de los partidos liberal y conservador, sin embargo,
haremos un estudio de diferentes causales del problema de la tierra que hicieron estallar este
conflicto. Haciendo una revisión bibliográfica a Leyes tales como la 1448 de 2011, sentencias
de la Corte Constitucional, artículos de la Carta Magna, archivos del centro de memoria
histórica y artículos académicos de reconocidos autores tales como Chambe y Dessallien
hemos podido abordar este tema tan amplío, siendo imprescindible destacar que no podemos
hacer énfasis en el factor económico sin incluir en nuestro estudio factores tales como el
social, geográfico, cultural, entre otros. Determinando a su vez que los jóvenes, nacidos en
una generación de paz, debemos encargarnos de tomar las riendas de país para no repetir la
historia que conocemos y hacernos la pregunta de si realmente estamos cambiando el país.

Cuando mencionan a Colombia en una conversación, viene siempre a su paso la magna y


particular temática del conflicto armado, mismo que ha perdurado más de 50 años en forma
de guerrillas, paramilitarismo, fuerzas armadas, narcotráfico, corrupción, entre otros rostros
sangrientos. Para entenderlo debemos remontamos a 1899, fecha en la cual surge la guerra
de los mil días, conflicto entre los grandes partidos políticos de la época en Colombia
(liberales y conservadores), iniciando así una etapa llena de violencia por la división
ideológica en el país. Pero, los origines de la actual problemática están en el periodo
denominado “La violencia” surgido por el asesinato del líder liberal Jorge Eliecer Gaitán en
1948, que dejó a su paso más de 300.000 muertos. Sin embargo, desde el punto de vista más
social que histórico, el problema de fondo está en la falta de tolerancia de las ideologías
política y la falta de oportunidades de la clase media y baja, por ello es que debemos estudiar
extensamente el factor económico que influyó en Colombia y específicamente, el Caribe,
siendo la masacre del Salado en el municipio El Carmen de Bolívar uno de los sucesos
violentos más relevantes en la historia del conflicto interno en la región acontecido en el año
2000 por parte de las autodefensas unidas de Colombia.

Lleno de distintos actores, este conflicto se ha pintado la cara con rostros de jóvenes,
adultos y viejos que, alzados en armas, han herido como excusa de la defensa a su ideología,
a través de masacres, desplazamiento, secuestros, asesinatos, decretos, leyes, narcotráfico,
entre otras. Debemos tener en cuenta que esta problemática nace como respuesta armada que
se propone la toma del poder político en el país, en conjunción con la inconformidad y la
rebeldía de las grandes masas de desposeídos del campo y la ciudad con las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia el 27 de mayo de 1964, con muchas variables, tales como los
actos de terrorismo, acciones bélicas y tasa de homicidios. En contraste, tenemos una larga
historia de procesos de paz fallidos, desde el primer intento en 1984 en el Gobierno de
Belisario Betancur, hasta el actual proceso de paz con las FARC en el gobierno del hoy
expresidente Juan Manuel Santos, el cual, aparentemente va por un curso positivo. Por otra
parte, el narcotráfico además de ser una problemática política también es económica la cual
nació en el caribe con el cartel de la costa en 1980 Liderado por Alberto Orlández Gamboa
en el departamento de Córdoba. Por lo tanto, al ser un conflicto que ha marcado de manera
negativa, sangrienta y dolorosa al país, es de vital importancia hacer estudio del mismo para
poder afrontar el nuevo proceso de paz que estamos atravesando para dirigirnos hacia un
nuevo camino y poder identificarnos como un país con menos guerra interna.

Teniendo en cuenta que la violencia es el resultado de factores económicos, sociales y


políticos se puede afirmar que los orígenes de los conflictos armados internos se encuentran
en márgenes tales como las instituciones, la presencia del Estado, su tipo de régimen, y la
inclusión –o en su defecto, exclusión– política con un solo fin, el control económico, y por
ende el poder. En el gobierno del presidente Olaya Herrera y el crecimiento del liberalismo
encontramos que la lucha entre hacendados y trabajadores iba en aumento, a su vez, el
naciente partido comunista empezó a apoyar a los trabajadores, por lo que se avecinaba una
problemática.

Ante esto, Alfonso López Pumarejo aprobaría la Ley 200 de 1936 como “formula de
solución”, pero esta sería todo lo contrario debido a que fue entendida como la forma de
organizar las tierras sin afectar a los terratenientes. El estado compraba tierras y las vendía a
los campesinos, más no atendía al compromiso que el estado había adquirido con los
trabajadores, por lo cual poco a poco fue cayendo esta medida y tendría como consecuencia
que los campesinos tomaran vías de acción contundentes, invadiendo terrenos en grandes
latifundios por lo que la ley afectaba a aquellos que habían explotado la tierra, pero carecían
de títulos, creando una favorabilidad con los terratenientes. Dando así inicio a una
problemática extensa nacida de la propiedad privada.

Por otra parte, basamos el factor económico en una teoría centrada en el resentimiento, la
desigualdad y la injusticia derivada del análisis de conflictos internos en países en desarrollo,
como Colombia, partiendo de ella, Paul A. Chambe (2013) afirma que:

“El hecho de que el Estado no haya invertido sus recursos y energía en fortalecer su
presencia en otra zona del país se podría interpretar no como debilidad, sino como
resultado de sus prioridades ideológicas y estratégicas a favor de ciertos intereses
sociales y económicos.” (Chambe, 2013)
El autor hace referencia a que la problemática del conflicto armado más que tener variables
políticas y sociales, realmente el factor económico es el fondo, debido a que el mismo Estado
no se ha hecho participe de tal manera que realmente quiera erradicar dicho conflicto, sino,
por el contrario, lo ha ido utilizando como forma de mantener y fortalecer sus propios
intereses, incluso, siendo usado como estrategia política. Pero, es menester hacer énfasis en
la centralización, dicho fenómeno ha influido de manera profunda en el desarrollo de la
violencia interna, como lo dijo el autor, favoreciendo intereses, olvidando otras zonas del
país.
Asimismo, debemos tener en cuenta que la incidencia del conflicto armado no solo tiene
causas, sino que tiene unas consecuencias que han afectado directamente al desarrollo
económico del colectivo, esto es porque “existe una relación de doble causalidad entre el
conflicto armado y el crecimiento económico, debido a que un bajo crecimiento establece
mayores condiciones de pobreza y niveles de desigualdad, generando discordias sociales que
fomentan la violencia” (Saavedra, 2013). Los mismos niveles de desigualdad crean mayor
posibilidad de conflicto que a su vez, desarrollados en un entorno social muy problemático,
como lo es el caso colombiano, unido a la deficiencia del Estado hace que se fortalezca y se
promuevan ideologías que van en contra de lo políticamente establecido. En Colombia lo
hemos evidenciado a través de grupos armados subversivos tales como las FARC, ELN, EPL,
ANAPO, entre otros, cuyas ideologías, generalmente de izquierda buscaban impartir el
comunismo en el país por una economía desigual y la debilidad en la estructura estatal y
política.
Estos niveles de desigualdad, factor clave del nacimiento del conflicto armado, nos hace
preguntarnos si realmente el Estado ha actuado con su fin original, organizar al país y
garantizar la seguridad y la convivencia, tal como lo estipulaba el artículo 19 de la
constitución de 1886 (vigente durante la violencia colombiana) el cual establece:
Artículo 19. Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas
las personas residentes en Colombia, en sus vidas, honra y bienes, y asegurar el
respeto recíproco de los derechos naturales, previniendo y castigando los delitos.
(Universidad de Salamanca, 2018)
A su vez, la nueva constitución del año 1991 como hecho histórico y legitimador de la
democracia en su artículo segundo consagra:
Artículo 2o. Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la
prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes
consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones
que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación
[…] (Constitución Política de Colombia, 1991)

Aquí es donde entra en duda lo que nos propone el instrumento fundacional de nuestra
nación, tanto el de 1886 como el de 1991, ¿será real esta protección que deberían ofrecernos?
¿será cierta esa prosperidad general?, estas y muchas más preguntas surgen cuando hacemos
un análisis reminiscente de nuestra sangrienta historia, nacida sobre todo por una desigualdad
creada por la prevalencia de intereses que repercute en el deficiente manejo de los recursos.
Una de las graves consecuencias que ha dejado este conflicto son las masacres, las cuales
son las marcas más contundentes que han quedado en nuestra historia, recordándonos una y
otra vez que el uso del terror desenfrenado es la estrategia utilizada a través de los años por
estos grupos armados al margen de la ley. Un ejemplo de este derroche de violencia es la
masacre ocurrida en los municipios de El Carmen de Bolívar, corregimiento El Salado, sitio
Loma de las Vacas, y vereda El Balguero; Ovejas, corregimientos de Canutal y Canutalito, y
veredas Pativaca, El Cielito y Bajo Grande; y Córdoba, vereda La Sierra., ocurrida en el año
2000 entre el 16 y el 21 de febrero, la cual dejó más de 60 muertos, siendo su autor las
Autodefensas Unidas de Colombia. Esta masacre surge como producto de las estrategias en
la región de Montes de María por parte de las guerrillas de la FARC, EPL, el Partido
Revolucionario de Trabajadores, entre otras, que buscaban llenar los vacíos estatales de
protección, sin embargo ocurrió todo lo contrario, la presencia de estos grupos por la zona
permitió la estigmatización de todos los habitantes del pueblo y aledaños como
“guerrilleros”, llevando así, a que civiles, los cuales no tenían ningún tipo de participación
directa del conflicto resultaran ser víctimas inmediatas del fuego cruzado en una guerra que
parecía nunca acabar.
Ahora bien, para poder trazar una línea diferenciadora entre el conflicto armado
colombiano y cualquier otro tipo de violencia debemos definir que es una “victima” de este
conflicto ante el estado, definida ampliamente en el artículo 3 de la ley 1448 de 2011 de la
siguiente manera:
Se consideran víctimas, para los efectos de esta ley, aquellas personas que individual
o colectivamente hayan sufrido un daño por hechos ocurridos a partir del 1o de enero
de 1985, como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional Humanitario o
de violaciones graves y manifiestas a las normas internacionales de Derechos
Humanos, ocurridas con ocasión del conflicto armado interno.

También son víctimas el cónyuge, compañero o compañera permanente, parejas del


mismo sexo y familiar en primer grado de consanguinidad, primero civil de la víctima
directa, cuando a esta se le hubiere dado muerte o estuviere desaparecida. A falta de
estas, lo serán los que se encuentren en el segundo grado de consanguinidad
ascendente.

De la misma forma, se consideran víctimas las personas que hayan sufrido un daño al
intervenir para asistir a la víctima en peligro o para prevenir la victimización.

La condición de víctima se adquiere con independencia de que se individualice,


aprehenda, procese o condene al autor de la conducta punible y de la relación familiar
que pueda existir entre el autor y la víctima.

PARÁGRAFO 1o. Cuando los miembros de la Fuerza Pública sean víctimas en los
términos del presente artículo, su reparación económica corresponderá por todo
concepto a la que tengan derecho de acuerdo al régimen especial que les sea aplicable.
De la misma forma, tendrán derecho a las medidas de satisfacción y garantías de no
repetición señaladas en la presente ley.

PARÁGRAFO 2o. Los miembros de los grupos armados organizados al margen de


la ley no serán considerados víctimas, salvo en los casos en los que los niños, niñas o
adolescentes hubieren sido desvinculados del grupo armado organizado al margen de
la ley siendo menores de edad.

Para los efectos de la presente ley, el o la cónyuge, compañero o compañera


permanente, o los parientes de los miembros de grupos armados organizados al
margen de la ley serán considerados como víctimas directas por el daño sufrido en
sus derechos en los términos del presente artículo, pero no como víctimas indirectas
por el daño sufrido por los miembros de dichos grupos.

PARÁGRAFO 3o. Para los efectos de la definición contenida en el presente artículo,


no serán considerados como víctimas quienes hayan sufrido un daño en sus derechos
como consecuencia de actos de delincuencia común. (Ley 1448, 2011)

En este punto debemos aclarar porqué según esta ley se define como víctima aquellos
individuos que sufrieron daños a partir del 1ro de enero de 1985. Encontramos esta razón en
la sentencia C-250 de 2012 la cual declara exequible esta fecha teniendo como argumento
que:

La ley 1448 de 2011 es una ley de justicia transicional y que como tal va dirigida a
restaurar los derechos de las víctimas de graves violaciones de derechos humanos con
ocasión del conflicto armado interno, en esa medida justifican la fecha del primero de
enero de 1985, momento a partir del cual se agudizó. Manifiestan que de no
establecerse límites temporales claros la ley perdería su naturaleza de cuerpo
normativo especial dirigido a garantizar los derechos de la población más afectada.
Hacen referencia a que la fecha finalmente adoptada en el artículo 3 demandado, el
primero de enero de 1985, fue objeto de amplios debates durante el trámite legislativo
y es el resultado de un consenso al interior del cuerpo representativo. (C-250/12,
2012).

Para entender el nacimiento de este conflicto recurrimos a definir que es la pobreza, siendo
esta la razón de fondo por la cual los grupos al margen de la ley se alzaron en armas. Hay
dos tipos de formas de ver la pobreza que son: objetiva o subjetiva Según Renata Dessallien
se explica de la siguiente forma:

La necesidad de una buena alimentación o las preferencias por cierto tipo de alimentos
independientemente de su valor nutritivo; absoluta o relativa, como la falta de ingreso
o de capacidades. Puede ser crónica o temporal, como consecuencia de problemas de
carácter estructural o coyuntural en una economía, y finalmente, puede estar
relacionada con la desigualdad, la vulnerabilidad y la exclusión en una sociedad
(Dessallien, 2018).
Dicha definición se ajusta de manera inexorable a la situación de nuestro país y es que según
cifras del DANE en el año 2017, el porcentaje de personas clasificadas en pobreza extrema
con respecto a la población total nacional fue del 7,4%. En las cabeceras esta proporción fue
del 5,0% y en los centros poblados y rural disperso del 15,4%. En el 2016, la incidencia de
la pobreza extrema en los centros poblados y rural disperso representaba 3,2 veces la
incidencia en las cabeceras (18,1% frente a 5,6%); en 2017 esta relación disminuyó a 3,1
veces (15,4% frente a 5,0%). (DANE, 2018).

Por otra parte, para remediar las consecuencias que ha tenido el conflicto armado interno, en
el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, en pro de regresar dignidad a las comunidades
afectadas consagró la LEY 1448 DE 2011 (junio 10) “Por la cual se dictan medidas de
atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto armado interno y se
dictan otras disposiciones”. Esta ley define que es la justicia transicional, la cual es
fundamental para entender nuestra actualidad, el artículo 8 establece:

ARTÍCULO 8°. JUSTICIA TRANSICIONAL. Entiéndase por justicia transicional


los diferentes procesos y mecanismos judiciales o extrajudiciales asociados con los
intentos de la sociedad por garantizar que los responsables de las violaciones
contempladas en el artículo 3º de la presente ley, rindan cuentas de sus actos, se
satisfagan los derechos a la justicia, la verdad y la reparación integral a las víctimas,
se lleven a cabo las reformas institucionales necesarias para la no repetición de los
hechos y la desarticulación de las estructuras armadas ilegales, con el fin último de
lograr la reconciliación nacional y la paz duradera y sostenible. (Ley 1448, 2011)

Esta ley ha sido creada para poder regular las tierras afectadas por la violencia, y, sobre todo,
para reparar a las múltiples víctimas de la misma. Ha sido a su vez una conquista para la paz,
entendiéndose la justicia transicional como los mecanismos asociados a la reparación del
conflicto interno colombiano, hecho que nunca había acontecido durante los más de 50 años
de violencia vividos en el país.

Sin embargo, muchos investigadores han determinado que estudiar el conflicto armado es
estudiar múltiples factores sin enfocarse en uno en particular, y:
[…] no se debe caer en escueto simplismo al precisar las razones determinantes de la
violencia. Se trata de un fenómeno multicausal y sucesivo en el que los efectos, a su
turno, originan nuevas e imprevistas manifestaciones sin descontar que muchos de
los móviles de una etapa continúan incidiendo en las posteriores (Guzmán Campos,
2005)
Por tanto, enfocarse en el factor económico como única causa del conflicto sería entrar en un
error, es por ello que en todo nuestro texto a pesar de haber partido del factor económico
como principal causa, tenemos en cuenta que otros factores inciden en su desarrollo a través
de la historia, siguiendo esto, no podemos simplemente señalar al gobierno como central
actor del conflicto, sino que los intereses individuales sin duda alguna han marcado esta
historia de guerra y violencia. Lo evidenciamos en los grupos subversivos, quienes buscaron
la protección de su pueblo y que al final cambiaron su espíritu esencial hasta el punto de
atentar contra la misma sociedad que un día buscaron proteger. Las masacres, el
desplazamiento forzado, los secuestros injustificados, el uso del terror para reclutar a jóvenes
inocentes, la violación hacía las mujeres y sobretodo el narcotráfico (factor económico) son
la muestra de ello. Todo esto nos hace entrar en cuenta que el factor social y psicológico tiene
una influencia determinante.
Concluimos así, que tanto el gobierno como los grupos subversivos han afectado al país.
El primero con la desigual distribución de recursos, censura e intereses privados y el segundo
haciendo uso excesivo de la fuerza y violencia para hacerse escuchar. ejercer la fuerza de
presión muchas veces es necesaria para poder tener una voz en un país de censuras, pero
cuando es llevada al extremo llega a perder su finalidad (hacer visibles sus ideologías), como
es el caso de grupos como el ELN, BACRIM, EPL, AUC, entre otros, que, teniendo la
protección de la clase media y baja como meta han llegado a afectar la integridad de las
personas que conforman estas categorías sociales con secuestros, masacres, atentados, etc. Commented [PSM1]: ¿?

Por otro lado, no podremos hacer énfasis en el factor económico como principal causa del
conflicto armado sin vernos inmersos en otros factores, tales como el social, cultural,
geográfico, etc y es por ello que en pleno siglo XXI, donde una nueva generación nacida en
un proceso de paz no podemos hacernos los de oídos sordos, el que conoce la historia está
obligado a no repetirla y como fieles griegos a la polis, debemos mutuamente seguir luchando
porque la paz llegue a nuestro país. Este es un nuevo renacimiento de una juventud patriótica
que deberá unirse, debatir e incluirse en cada uno de los problemas que se convergen en el
país. Sería realmente muy interesante que en cada uno de los tribunales supremos haya un
grupo de estudiantes jóvenes que puedan opinar sobre las decisiones que a nosotros como
ciudadanos nos afectan. Como estudiante de Derecho propondría a través de un a petición Commented [PSM2]: Qué harías como estudiante de Derecho
para cambiar esa realidad?.
respetuosa al presidente que la voz de los ciudadanos y estudiantes en específico debe ser
escuchada por lo que debemos hacer parte de cada una de las decisiones que se tomen el país,
solicitando que en cada tribunal especial exista un pequeño grupo de opinión.

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