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FACULTAD DE LITERATURA
Pregrado
PRESENTADO POR
LIMA-PERU
2017
ÍNDICE
Introducción .................................................................................................................................. 1
Capítulo I....................................................................................................................................... 3
Los límites conceptuales de la epopeya ........................................................................................ 3
1.1. Primera sistematización de los géneros literarios: la Poética .................................. 3
1.2. La epopeya según la Poética ....................................................................................... 4
1.2.1. La fábula .............................................................................................................. 5
1.2.2. El carácter ............................................................................................................ 5
1.2.3. El pensamiento..................................................................................................... 6
1.2.4. La elocución ......................................................................................................... 6
1.3. El fin de la epopeya: una interpretación ................................................................... 8
Capítulo II ................................................................................................................................... 11
La epopeya en la poesía de José Santos Chocano ....................................................................... 11
2.1. La epopeya del Morro: breve historia ..................................................................... 11
2.2. Análisis de “La epopeya del Morro” ....................................................................... 12
2.2.1. Invocación de la musa ....................................................................................... 12
2.2.2. La espera ............................................................................................................ 13
2.2.3. El último cartucho ............................................................................................. 13
2.2.4. Antes del asalto .................................................................................................. 15
2.2.5. El asalto .............................................................................................................. 16
2.2.6. La muerte del Héroe ......................................................................................... 17
2.2.7. Fin del asalto ...................................................................................................... 18
2.2.8. Epílogo ................................................................................................................ 19
Conclusiones ............................................................................................................................... 21
Bibliografía ................................................................................................................................. 22
Introducción
Determinar si una obra literaria es lo que dice ser en cuanto a su género requiere
que su contenido y su estructura estén comprendidos en un concepto. Así pues, y por
poner un ejemplo, un cuento se caracteriza porque, en cuanto a contenido, sus
personajes son imaginarios (animales “humanizados” en general) y su finalidad es la
moraleja; y en cuanto a estructura, la componen tres partes: inicio, nudo y desenlace.
Así pues, todo género, por lo general, se define a partir de sus elementos y su finalidad.
Pero ¿cómo podemos definir la epopeya? No podemos partir del presente, pues
aquello que se denomina epopeya ya ha estado entre los griegos: la Ilíada y la Odisea
son, pues, un claro ejemplo. Es necesario partir del pasado y, en particular, de la primera
sistematización de los géneros literarios, pues esta se constituye a partir de las
particularidades que diferencias una obra de otra.
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Una vez definida la epopeya, procederemos a aplicar las categorías que la
delimitan a “La epopeya del Morro”. Sin embargo, antes de comenzar con su análisis,
repasaremos qué motivo a nuestro autor a componer dicho poema. Llegados a esto, y
concluido nuestro análisis, sabremos si este poema es un epopeya propiamente dicha.
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Capítulo I
Aristóteles establece tres criterios para diferenciar las artes: medio de imitación,
objeto de imitación o modo de imitación. Según el medio de imitación, el Estagirita
afirma lo siguiente:
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Pues, así como algunos con colores y figuras imitan muchas cosas reproduciendo su
imagen (unos por arte y otros por costumbre), y otros mediante la voz, así también,
entre las artes dichas, todas hacen la imitación con el ritmo, el lenguaje o la
armonía, pero usan estos medios separadamente o combinados […].
(ARISTÓTELES, 1974: 127-128)
Según el objeto de imitación, Aristóteles nos dirá primero que las artes imitan a
hombres que actúan. Esta imitación, luego, puede ser semejante a este acto; de lo
contrario, será mejor o peor. En la Poética, él nos dice lo siguiente:
Mas, puesto que los que imitan imitan a hombres que actúan, y estos
necesariamente serán esforzados o de baja calidad […], o bien los hacen mejores
que solemos ser nosotros, o bien peores o incluso iguales […]. (ARISTÓTELES,
1974: 131)
Para terminar, según el modo de imitación, la obra de arte puede imitar con
diversidad a partir de los mismos medios: así, unas veces imitará narrando, y otras,
presentando los objetos de imitación.
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1.2.1. La fábula
Además de estos dos elementos de la fábula, hay uno tercero: el lance patético. El
lance patético consiste en una acción destructora o dolorosa.
1.2.2. El carácter
Esto, en general. En particular, afirma el Estagirita que son cuatro las cualidades
que todo carácter debe satisfacer, a saber, que sea bueno, apropiado, semejante y
consecuente.
Que un carácter sea bueno significa que haya correspondencia entre la decisión de
un personaje y su posterior acción. En este sentido, y por poner un ejemplo aristotélico,
“puede haber una mujer buena, y un esclavo, aunque quizá la mujer es un ser inferior, y
el esclavo, del todo vil” (ARISTÓTELES, 1974: 179).
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Lo apropiado consiste en que tanto personaje y decisión se correlacionen; por
ejemplo, “es posible que el carácter sea varonil, pero no es apropiado a una mujer ser
varonil o temible” (ARISTÓTELES, 1974: 179).
Que sea semejante; “esto, en efecto, no es lo mismo que hacer el carácter bueno y
apropiado como se ha dicho” (ARISTÓTELES, 1974: 179).
1.2.3. El pensamiento
1.2.4. La elocución
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En cuanto a composición, modo de imitación y extensión, Aristóteles dice lo
siguiente:
Ahora bien, la epopeya corrió pareja con la tragedia sólo en cuanto a ser imitación
de hombres esforzados en verso y con argumento; pero se diferencia de ella por
tener un verso uniforme y ser un relato. Y también por la extensión; pues la tragedia
se esfuerza lo más posible por atenerse a una revolución del sol o excederla poco,
mientras que la epopeya es ilimitada en el tiempo […]. (ARISTÓTELES, 1974:
143)
Respecto del objeto imitado, la Poética discierne la epopeya del relato histórico.
De acuerdo al texto:
En este sentido, la epopeya imita una sola acción entera y completa en un tiempo
ilimitado (no restringible); el relato histórico, por el contrario, registra todas las acciones
de una época.
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Para finalizar, un aspecto destacable de la epopeya es su extensión. Así lo
afirma Aristóteles: “Pero la epopeya se distingue por la largura de la composición
[…]” (ARISTÓTELES, 1974: 219)
Ahora bien, la palabra gloria, que ya en latín, sea lo que sea de la relación
etimológica, distaba de reproducir el valor del griego [*****], ha cobrado entre
nosotros, desde que el Cristianismo la usó, como usó [****], para designar la
inmortal bienaventuranza, resonancias tales que no pueden sino confundirnos
cuando tratamos de comprender como glorificadora la función de la epopeya, Pues
evidentemente, si la epopeya es en efecto dadora de renombre, si por ella vive el
nombre de los héroes y vuela por las ciudades y los mares, una vida que más tarde
el propio poeta recabaría para sí mismo […], no vemos, en cambio, en su obra nada
que sea beatificación o ensalzamiento de los personajes. (GARCÍA, 1963: 96)
Pues tanto Homero, en las demás circunstancias, eleva a sus héroes por encima de
la humana naturaleza, cuanto a ella los mantiene fieles al tratarse del sentimiento
del dolor o de los insultos, y de la expresión de este sentimiento por medio de
gritos, de lágrimas o injurias. (LESSING, 1960: 7)
Nos dice Lessing que las epopeyas homéricas realzaban a sus héroes cuanto de
divino hubiera en ellos, pero no excluían su condición de mortales. En otras palabras,
representaban cuanto de humano hubiera en ello:
Y ¿cuál es, después de todo, la reacción que produce en nosotros la poesía épica en
sus momentos grandes sobre todo? Pues lloramos sencillamente […]. Esta virtud de
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hacer llorar ¿es la virtud del héroe? Esa grandeza que reboza del corazón ¿es la
grandeza del personaje? Pero ¿quién ha visto llorar de admiración alguna vez? […].
Ni se diga por otra parte que lloramos de conmiseración por los caídos, por Héctor
o por los pretendientes. Pues a veces no hay siquiera tal caído a cuya compasión
pudiera atribuirse nuestras lágrimas, y en todo caso nuestra simpatía parece estar en
esos momentos tan lejos del dominante como del feneciente […]. (GARCÍA, 1963:
97)
Este párrafo afirma que el héroe no puede inspirar llanto, sino admiración. Por
otra parte, introduce la idea del llanto como una discriminante entre los sucesos
extraordinarios (una batalla entre héroes o la muerte de alguno) y los triviales; afirma,
luego, que los hechos narrados que más pueden conmocionarnos, o con los que
podemos simpatizar, no son necesariamente aquellos.
Pero, ¿es qué Homero olvidó los preceptos de la epopeya? Recordemos que
Aristóteles usa como paradigma la epopeya homérica para fundamentar su Poética; en
otras palabras, antes que Homero no había una definición de epopeya. Recordemos,
además, que las epopeyas eran creadas por orden de un rey, quien pretendía en ellas ser
ensalzado e inmortalizado. En cuanto a lo que hizo Homero (si partimos del supuesto de
que existió), la cita siguiente pude ser esclarecedora:
Entiéndase que la epopeya homérica, libre de forzar las virtudes del hombre,
describía al hombre tal cual. En consecuencia, su objetivo principal no es glorificar a
sus héroes; es, más bien, describirlos, ya sea en sus horas gloriosas, ya sea en sus
estupideces. En conclusión, su contenido es realista. Empero, ¿quiere, acaso, Homero
solo describir hombres y acciones tal cuales?:
Y ¿esto es, pues, todo? ¿Esta objetividad o realismo tan indiferente para la [*****]
o la [*******] como las tablas o los asadores? ¿Ese gusto del contar para quien
toda materia es igualmente gloriosa y ninguna por tanto debe ser alterada por
glorificación alguna ni por ninguna degradación tampoco, innecesaria? Ello sería en
cierto modo todo, si bien lo entendiéramos, de la manera a la que nos ha
aleccionado en reciente estudio el crítico Th. W. Adorno con la acostumbrada
clarividencia: el cual nos muestra que la aplicación misma a describir todo tal como
«es» constituye en sí, sin más intención externa, la más inapelable crítica y
denuncia del mal presente […] ¿De dónde, si no, estaría el secreto de la sonrisa
homérica? ¿Dónde el de nuestras lágrimas?” (GARCÍA, 1963: 100)
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Este párrafo esclarece la relación entre el contenido de la epopeya homérica y el
llanto inspirado por él; la relación causa-efecto se deriva, pues, de la identificación que
el lector establece entre sí y los males que la obra homérica entrevé en los hombres. En
este sentido, la epopeya homérica es una denuncia de los males sociales de su tiempo.
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Capítulo II
Chocano ha escrito varios poemas, pero sólo a dos de ellos ha llamado epopeya:
“La epopeya del Morro” y “La epopeya del Pacífico”. Pero ¿son epopeyas en sentido
estricto? Ahora que ya hemos definido tanto los elementos como el contenido
significativo de la epopeya, el presente capítulo analizará el primer poema (en su
versión final) según estos dos criterios; para que, en virtud de fidelidad, aproximación o
defecto, pueda admitirse que, o es epopeya, o no. Sin embargo, antes de comenzar con
el análisis, conviene conocer qué motivó al autor a escribir este poema.
“La epopeya del Morro” es un poema que Chocano escribió para un concurso.
Sobre esto, Luis Alberto Sánchez nos dice lo siguiente:
El Ateneo de Lima, presidido ya por Javier Prado Ugarteche, sustituto del doctor
Ricardo Heredia, había convocado a un concurso de poesías sobre un tema
patriótico: la hazaña del Morro en 1881. Formaban el jurado tres personalidades
dispares, cada cual con su propio signo: don Manuel Gonzales-Prada, Numa
Pompilio Llona y Domingo de Vivero: importante conclave literario. (SÁNCHEZ,
1975: 82)
Este concurso de desarrolló en 1899, es decir, diez años después de que Perú y
Chile firmaron el Tratado de Ancón: el plazo de los diez años de cautiverio de las
provincias de Tacna y Arica ya había, pues, culminado.
Si bien este poema resultó ganador, no fue el definitivo: hubo dos versiones. La
primera fue la presentada para el concurso: la conformaban mil novecientos cuarenta y
un versos (1899); nueve años después, el número de versos de redujo a quinientos
setenta y cinco (esta última versión formó parte del poemario ¡Fiat Lux! (ed. París)). En
cuanto a los cambios, Sánchez observa los siguientes:
Por de pronto la versión definitiva, suprime los tres primeros cantos de la primera,
titulados “El canto de los héroes”. “El canto de la guerra” y “El Morro y el Héroe”.
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El resto sufre transformaciones radicales. El metro usado en una mezcla de
heptasílabos y endecasílabos, combinación clásica. La lluvia de figuras no fatiga:
son nutridas y vigorosas. Tiene ya sobriedad, severo patetismo. (SÁNCHEZ, 1975:
83)
Invocación de la musa
I. En espera
II. El último cartucho
III. Antes del asalto
IV. El asalto
V. La muerte del Héroe
VI. Fin del asalto
VII. Epílogo
En cuanto de invocación hay en ella, se pregunta el poeta dónde está la musa que
debe cantar las “luchas encendidas” y la “Suerte traidora” que el “Héroe inmortal” ha
padecido. La última estrofa es esclarecedora:
Esta parte comprenden dos elementos que Aristóteles menciona en su Poética. Por
una parte el pensamiento, el cual de hace patente en los tres primero versos:
la tosca vestidura
Empieza esta parte con una razonable iniciativa: ya que la victoria enemiga es
inminente, Salvo (soldado chileno) propone al Héroe peruano (Bolognesi) renunciar a
su empresa y abandonar el lugar:
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si supe contestar vuestra pregunta
Se entiende a Bolognesi como un héroe no arrogante, uno que conoce sus propias
deficiencias para elegir, así como sus límites como autoridad en tanto que no puede
decidir sobre la vida de sus compatriotas. Esto es aún más patente cuando reconoce que
el poco tiempo de vida le queda (por la edad) puede interpretarse como una justificación
para aceptar la muerte (la suya), asentimiento que muy bien no tienen que compartir los
soldados jóvenes:
Esta parte describe las acciones de los soltados y del Héroe antes de la batalla.
Creemos resaltable la cuarta estrofa, donde de enfatiza el carácter voluble del hombre
(soldados en este caso), por ejemplo, la transmutación del miedo (a la muerte) en
valentía:
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2.2.5. El asalto
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y éste otro, que dispara
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metálico rumor de armas de guerra;
en la nerviosa mano,
Fue Salvo el que dio esta orden, pues recordó (quizá siempre lo tuvo presente) la
valentía con que Bolognesi y sus soldados decidieron no acordar la paz y enfrentar el
insoslayable Destino. Así pues, aquella agnición tuvo como peripecia la sobrevivencia
del último frente peruano.
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Nos dice Chocano que el recuerdo de estos hombres sobrevivirá gracias a la
casualidad del “viajero”, y no a la búsqueda emprendida por el peruano. Tuvieron, pues,
que pasar muchísimos años para que ese despojo encontrara el reconocimiento peruano:
en la tierra natal.
2.2.8. Epílogo
Esta última parte resume muy bien la interpretación que García propone para
entender el verdadero sentido glorificador de la epopeya homérica (y, en general, de la
epopeya en sí). Leamos la siguiente estrofa:
Ahora que ya hemos analizado “La epopeya del Morro”, resulta convincente, en
cuanto a los elementos, que posee los propios de la epopeya, a saber, pensamiento y
carácter, fabula, agnición, peripecia y lance patético.
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Conclusiones
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Bibliografía
SANTOS CHOCANO, José. ¡Fiat Lux! (Poemas varios). París: Librería Paul
Ollendorft, 1908.
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