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Reflexión para aquellos jóvenes poetas.

La mayoría de los grandes poetas se crearon escribiendo sus primeros versos única y
exclusivamente dirigidos a una persona, pues al parecer un gran poeta nace de aquella
inspiración que una persona (en aquel momento muy importante), le provocaba, ¿pero
sabes cómo aquellos grandes poetas prefirieron hacerse famosos y querer que las
personas escucharan sus versos?, porque aquella persona a la que inicialmente se
dirigía el poema, el verso o estriba creada especialmente para aquel momento,
simplemente no era el tipo de lector que el poeta siempre espera, aquel que opine algo
inteligente y le construya sobre su verso, aquel lector que valore cada espacio, cada
coma, cada apóstrofe, cada palabra que intenta encajar una con una para que el lector,
logre captar ese mundo de emociones que el poeta intenta comunicar con su verso, y
con “el lector” en esta oportunidad me refiero a “aquella persona” a la que el poeta
escribe el verso, inicialmente con el objetivo de que esa persona se sienta feliz, y se lo
haga saber expresando qué le hicieron sentir las palabras que la mente creativa del
poeta, tiernamente le dedicó. ¿Pero sabes? Tristemente en la mayoría de los casos el
poeta se queda vacío, porque no recibe a cambio una opinión satisfactoria, o a veces
hasta un simple gracias, tal vez porque no son conscientes de que esas palabras fueron
complicadas de crear, y de encajar, tal vez porque piensan que esas palabras fueron
creadas en un momento simple, y que ya puede ser hasta naturaleza del poeta. Pero lo
que el poeta siente es muy diferente a lo que esa persona piensa, un poeta busca que
todas las frases que crea hacia esa persona, encajen, sean especiales y le construyan,
le dejen un pequeño mensaje, y la hagan sentir especial, pero es en ese momento,
cuando no hay nada más que decir, por parte de las dos partes, que llegan las pequeñas
desilusiones en el poeta, porque no siente que su frase fue valorada, porque no siente
que hizo bien el trabajo, es por esta razón que en la actualidad existen muchos
pequeños poetas, por aquellas carencias de buenos lectores, hacia frases creadas con
tanto esfuerzo y sentimiento, porque en la mente del poeta mientras crea esas frases,
se inspira en la sonrisa o las palabras que espera escuchar (si se pudiera) de cada
palabra que creó especialmente para aquella persona. Lastimosamente en la actualidad
existen muchas personas y cada vez van en aumento, que no saben valorar esos
pequeños escritos… Y es aquí donde en los poetas carentes de amor propio, se crea
un pequeño sentimiento llamado rencor y venganza, y deciden cerrar su gran mente
hacia otras personas que sí pueden llegar a necesitarlo. No vuelven a ser los mismos.
Pero aquellos poetas que saben cuánto vale su frase, su texto, o como en esta ocasión,
su escrito… Prefieren que los demás no se priven de ese pequeño privilegio de
escuchar su opinión, hasta que llegue una persona a la que le pueda dedicar sus más
grandes versos, con la que se pueda sentar un sábado en la tarde a hablar por horas y
horas sobre una frase, y sientan que el tiempo ya no es tiempo, y el espacio
simplemente lo ocupan dos personas. Exacto. Ellos dos. Esa es la esperanza de este
tipo de poeta cuando publica sus frases. Además de la carencia de correspondencia del
verso que acaba de inventar para aquella persona, escribe (en la mayoría de casos
entre suspiros) pequeñas oraciones que hacen reflexionar, aquellos poemas también
llamados de desamor. Tener uno de estos poetas es un privilegio, porque con sus frases
te hacen sentir bien, que vales mucho más de lo que pensabas, hacen que el momento
de tristeza en el que tal vez puedas estar pasando se vuelva un momento de esperanza,
hacen que tu tristeza se vuelva alegría con un par de palabras, pero recuerda por más
mal que te encuentres, retribuirle un poco y decirle que tus palabras le hicieron sentir
especial… O si no puedes extinguir esa rara especie de personas que quieren expresar
sus sentimientos (para el caso del poeta número 1), para el caso del poeta número dos
simplemente lo ayudarás a transformar ese momento, pero poco a poco estarás
haciendo que el poeta no tenga algo interesante o simplemente pierda aquella
inspiración que encontraba en ti, y eso se siente horrible. Por favor valóralos para que
el mundo no se prive de esas grandes mentes que en ocasiones pueden ser de bastante
ayuda, o simplemente como dato de interés para un futuro.

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