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Muchas veces no dominamos el fuego que hay en nuestro interior, lo usamos para
destruir, quemamos a los demás haciéndoles pensar que son incapaces,
haciéndolos sentir inferiores, pensamos que estaremos mejor rebajándolos. Pero
que triste tener la necesidad de quemar a otro para sentir algún tipo de felicidad,
además, nos quemamos a nosotros mismos, pensando que los demás tienen la
culpa del dolor que se siente arder en este fuego, sentimos que no somos suficiente,
nos sentimos falsos cuando queremos expresar lo que somos, por miedo a no ser
aceptados, somos ese fuego que nos consume de temor al pensar que no podemos
hacer lo que deseamos, usamos nuestras palabras contra nosotros y contra los
demás, nos alimentamos de ira, somos nuestro propio impedimento a avanzar.
Pero lo que tenemos que saber es que el fuego es el elemento del poder, y cuando
dominamos este poder, tendremos voluntad y decisión, tendremos una llama única
donde solo dejando el temor dejará de ser pequeña y crecerá con gran valor, el
fuego no es solamente destrucción, el fuego son los colores que hacen que nuestra
vida sea hermosa, colores que muchas veces nos disgustan, pero es necesario
verlos para aprender, son colores que nunca imaginamos. El fuego es energía y
vida, vida que podemos utilizar para ser inspiración para los demás y asimismo
nosotros inspirarnos por otros, el fuego es como el sol dentro de ti, luz, luz que
podemos aprovechar para guiar nuestro camino en los momentos más oscuros, y
ayudar a los demás a encontrar su propia luz, su propia llama, una llama que nos
ayuda a recuperar el control, para así ya no ser impedimento y facilitar nuestro
avance en esta tierra llena de elementos como el fuego.
El fuego