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II LA MODERNIDAD ABSOLUTISTA

La historia de la Rev. en Francia y España es inseparable del fenómeno del absolutismo. Pese a que
los objetivos de estas no eran únicamente cambiar el orden político, sino también la sociedad y al
hombre en cuanto individuo, debían empezar por eliminar el poder único de un monarca, par a
luego revivir antiguas instituciones representativas.

Aparece la expresión de “antiguo Régimen” tipificando las ideas negativas, anteriores y opuestas a
la “Modernidad”, no obstante, los revolucionarios seguían con la continuidad del pensamiento de
los Ilustrados, los cuales, en muchos casos, apoyaron el régimen despótico.

¿Por qué fue durante tantos años compatible el Estado Absolutista y las élites modernas? ¿No habrá
tenido una visión de la sociedad y las relaciones entre hombres y poder un tanto ya modernas?

Para responder hay que estudiar las novedades que trajo con sí la victoria del absolutismo en
España.

El rey y sus reinos

Puso fin al carácter pactista de la monarquía de forma teórica y práctica, es decir en el contractual
ismo que proponía reciprocidad en derechos y deberes del rey y el reino. Lo anterior no quiere decir
que el pactismo fuera armónico, el rey cada vez pretendía más. Esto había planteado un problema
al génesis de la modernidad política: la relación entre el poder del monarca (y su instrumento, el
estado moderno) y las instituciones representativas de la sociedad (Cortes). Desembocando a
mediados del XVII en crisis monárquicas en toda Europa, primer choque entre sociedad y Estado
Moderno. Lo anterior derivó a final de siglo a 3 tipos de relación: Francesa, triunfo del Rey; Inglesa,
triunfo del parlamento; y, España, Statu quo.

A finales del XVII la monarquía española sigue siendo plural: unión en el rey de diversos reinos que
conservan sus instituciones y sus leyes. Al interior de la monarquía Española se encuentran los dos
sistemas políticos que encarnan Inglaterra y Francia. En la corona de Aragón se asemeja al inglés en
cuanto los poderes del Rey están regidos por la ley y por las Cortes. En la corona de Castillas el rey
tiene poder de más y puede prescindir de las Cortes.

Esta situación híbrida no resistirá la Guerra de sucesión. Formalizará el proceso de transformación


hacia una monarquía unitaria de dos formas: 1. Uniformiza las instituciones de todos los reinos 2.
Libera al poder real de las instituciones representativas. Luego solo quedan en el mundo Europeo
dos modelos: El inglés y el francés con su variante Hispánica.

Para lo anterior se integra la corona de Aragón a la Corona de Castilla, es decir, sus cortes son
suprimidas en cada reino para ser substituidas por el modelo castellano a partir de diferentes
reformas. Se declara la igualdad de derechos en castilla y Aragón. Se eliminan los aranceles entre
ambas. Las únicas entidades autónomas, aún, son Navarra y las provincias vascas (provincias
exentas). Estas son separadas por políticas arancelarias y aún limitan el poder del monarca.

La monarquía tiende al Estado Unitario regido por las mismas leyes y por un territorio uniforme. No
obstante la uniformización está lejos de estar completa. La corona de Aragón es un experimento
para luego aplicar al reino de las indias (dónde funcionan sus leyes propias) pese a ser parte de la
corona de castilla. El estatuto, la realidad y la percepción de las indias traerán problemas posteriores
a la Monarquía.

El siguiente campo en que se despliega el poder del Rey es en las relaciones que tiene con su reino.
Con la ampliación de Castilla se puede empezar a hablar de una naciente España. El rey triunfa casi
que totalmente sobre las instituciones representativas. El papel de las nuevas cortes no es tan débil
como se suele creer, no obstante, su convocatoria depende del Rey. Durante el XVIII pocas veces se
reunieron, en especial para jurar al nuevo Reyo al príncipe de Asturias o para modificar la ley de
sucesión. Así, no tienen ya el mismo poder de limitar al Rey, no presentan, además una
representatividad geográfica. Lo anterior afectó en especial a América, la cual nunca tuvo una
verdadera representación (no tuvo cortes).

Cuando las cortes se reunían, salvo excepciones todas las ciudades principales participaban en ellas,
es decir, las capitales de los reinos y algunas otras. No era una representación verdadera sino que
alimentaba el imaginario de que cada cuerpo era representado por su cabeza. El defecto más serio
de la representatividad los constituía el carácter oligárquico de los gobiernos municipales, cuyos
puestos (procuradores) se repartía en la nobleza. LA reforma de 1766 que creó el cargo de diputados
elegibles por todos los vecinos, tampoco sirvió para eliminar la cerrada oligarquía ni su carácter
hereditario.

Salvo Navarra y provincias vascas ningún reino tenía representación en el imperio, así, se constituía
como más avanzado, en cuanto al absolutismo, que el Francés, pues en le hispánico no había ningún
parlamento o Estado provincial que pudiera arrogarse una representación de nación. Las
instituciones y sus agentes no olvidaron su carácter delegado de su poder. Las congregaciones
eclesiásticas también fueron suspendidas. Como contrapeso solo quedaba la resistencia de algunos
pocos actores o cuerpos del antiguo régimen.

Unos reinos particulares, las Indias de Castilla

América constituye un caso específico. Jurídicamente sigue siendo lo de siempre, reinos


ultramarinos de la corona de Castilla, alejados y complejos étnica y culturalmente, por su producción
y por su comercio. Singulares pero no diferentes de los reinos anexados en la reconquista, como
Granada. No obstante, sus particulares originaran una legislación y una jurisprudencia específicas
(el consejo de indias es un organismo único y especializado). Dichas singularidades no son de un
estatuto “colonial”. Responden a naturaleza de comunidad del antiguo régimen. Lo colonial
pertenece al imaginario de la modernidad que aparecerá en el periodo revolucionario. América es
el último baluarte del pactismo y la pluralidad.

¿Tienen los reinos americanos la misma consistencia que los peninsulares? Problema de la época
revolucionaria ¿Cuáles fueron las comunidades humanas que accedieron a la independencia?

El reino es una unidad territorial y completa superior en el orden de las comunidades del Antiguo
Régimen. Engloba las comunidades locales, sus instituciones. Conformada por territorio, gobierno y
sentimiento de habitantes por su pertenencia y que los diferencia de otros reinos. Más que las
instituciones, son más importantes las relaciones de identidad cultural en los reinos, su sentido de
pertenencia.
En la España peninsular, los reinos son realidades indubitables e inseparables. En américa fluctúa
más su definición debido al constante cambio de administración al que fueron sometidos (creación
de nuevos virreinatos). Esto solamente es posible porque la unidad del virreinato del Perú solo era
administrativa, no humana (aunque hay excepciones, como Miranda que se consideraba peruano).
La formación de estos reinos americanos se debía a partir de ciertas realidades territoriales
humanas: densidad y nivel de población indígena, unidades política precolombinas, áreas de acción
de un conquistador, red de ciudades; luego la corona y la iglesia organizaban dicho territorio e
imponían representantes. Durante los primeros dos siglos existían 2 virreinatos pero se
consideraban varios reinos.

Cada reino tenía un grado de identidad propia, elaboración larga y compleja en la que las élites
exaltan su patria. En el XVIII se apela a la naturaleza y a la geografía, gracias al interés científico,
pero antes a la historia religiosa o profana. Religiosa en la medida en que se daba la providencia de
Dios manifestada en la virgen o en los santos. Profana en cuanto sus fiestas y ceremonias que unía
dos repúblicas, las de españoles e indios. Esto constituía un pactismo bajo el cual los reinos indios
se incorporaban a la corona de Castilla. Así, el rey es el descendiente del inca. Empresa complicada
donde se da gloria a vencidos y vencedores. Cada reino siguió su propia vía, en especial en motivos
religiosos. Nueva España veneró a los evangelizadores y a la morenita. El Perú dio continuidad con
el imperio inca y era protegido por Santa Rosa de Lima. A final del siglo solo Chile y Nueva España
casaban dentro de la descripción del imaginario de un reino; las demás se constituían de unidades
aún más pequeñas formadas por una ciudad principal y sus villas o pueblos vasallos.

La ciudad americana, una política de base

Los conquistadores llevaron a américos modelos de organización política y social contradictorios.


Por una parte, imaginario de ciudad elegida por vecinos y como espacio de sociabilidad. Por otra,
ideal nobiliario de hombres que aspiraban hacerse señores de vasallos.

Se consolidan dos formas de organización social y política: Señoríos y municipios. Las leyes de 1542
hicieron fracasar a los señoríos (cosa que no pasó en la península hasta la revolución), mutando
posteriormente a formas híbridas como las haciendas. América fue entonces un experimento de
modernidad. Las únicas entidades políticas reconocibles fueron las villas, los pueblos y las ciudades.
Organizadas de forma: ciudades principales y alrededor pueblos y villas dependientes. De ahí el mal
llamado regionalismo americano y la inconsistencia de las unidades políticas superiores.

Semejanzas y diferencias con Castilla:

Semejanza: en enajenación de la corona y gobierno oligárquico en gobiernos municipales.


Diferencia: no había disputas entre nobles y no nobles por los cargos. Porque: 1. Poca nobleza 2.
Mucha hidalguía 3. Hasta finales del XVIII no se consideran patricios. Diferencia: relación entre
oligarquías y dominación más completa del campo porque: 1. Administración de mano de obra
indígena 2. Frecuente posesión de haciendas con peones de libertad regulada por el hacendado. Así,
los dueños eran patricios en la ciudad y señores en el campo 3. Mayor independencia de poder real
y mayor corrupción en puestos públicos (corregidores, alcaldes mayores y subdelegados).

La provincia entra en lenguaje de XVIII como termino equivoco por dos significados: 1. Estructura
de la sociedad: no debe entenderse como entidad intermedia. 2. Como gobierno por el Estado:
término peninsular ligado al ámbito fiscal. Las provincias nacen con sentido preciso en las
intendencias con un ideal centralizador. Con ella se intenta mermar la distancia entre corona y reino
y demás símiles. Con ella también se intenta poner poderes (antes dispersos) en un solo individuo.
En américa viene con subdelegados que reemplazan a los alcaldes y corregidores. La reforma fue de
lenta aprehensión por la resistencia de anteriores empleados públicos. En castilla en 40 y en américa
en 80 (XVIII). No modifico comunidades humanas diferentes por su breve duración. Designan
espacios de poder de las ciudades principales y de sus oligarquías. Las ciudades-provincias
funcionan como pequeñas repúblicas. Luego de la época revolucionaria permanecerá esta
estructura de un lado u otro del atlántico. En américa los conflictos civiles y la dificultad de crear
una nación se basa precisamente en esta estructura.

El poder omnímodo del Rey

La monarquía unitaria (con sus implicaciones anteriores) no es una novedad totalitaria, ya que de
antes había precedentes al respecto. La innovación radical es la construccuín de ideológica de un
rey con poder absoluto y universal, rompiendo así la antigua teoría política Pactista.

El núcleo común del pactismo es la relación bilateral entre rey y reino, de forma contractual. EL
pactismo estaba abalado por el imaginario de señor-vasallos. Además existía una pléyade de autores
neo-escolásticos que escribían al respecto y sus enseñanzas eran divulgadas en universidades.

El núcleo común de las teorías absolutistas es la soberanía regía: potestad suprema absoluta que
domina la sociedad y existe fuera de ella y de sus leyes. Relación unilateral. Las libertades son
derechos arrancados al monarca que él debe recuperar. Sometimiento de la iglesia y supresión de
privilegios a estamentos sociales (soberanía del rey en la familia, propiedad privada y pertenencia a
sociedad, todo depende de él). Rechazo a recurso contra exceso de autoridad, rechazo a revuelta y
de la reconvención.

El absolutismo fue imponiendo un imaginario nuevo sobre la constitución de la sociedad y la


naturaleza de la autoridad (lo cual no había antes en la teoría política aristotélica y cristiana, las
cuales hablaban reciprocidad):

1. Invención del individuo y sus manifestaciones en campo de ideas políticas. Hobbes y el


Leviatán en el que delegan todos sus derechos los anexos a una sociedad, fuente absoluta
de toda ley.

Esto a partir de la teoría política de Hobbes y de Bossuet quienes conciben que el soberano se debe
investirse todos los poderes para mantener cohesión de la sociedad desde afuera y por encima de
ella. El vínculo social depende de la autoridad. Imaginario de individualismo, artificial ismo social y
pesimismo. (Contrario a Locke y Rousseau)

2. Se fundamenta teológicamente haciendo de la máxima “toda autoridad viene de Dios” un


reemplazo por el monarca, es decir, el poder del soberano es poder vicario del de Dios, no
acepta límites.

No se debe ocultar las similitudes entre los revolucionarios y la monarquía absolutista: supresión de
privilegios de grupos, relación binaria y sin intermediarios entre soberano e individuos. El
absolutismo puede ser considerado como una forma de modernidad.
El absolutismo, que rompió con el pactismo que era doctrina teológica, se hace enseñanza oficial en
la iglesia, tanto que para liberales del XIX la unión entre Trono y Altar parecía connatural.

La explicación se encuentra a la victoria del regalismo. Gran parte del clero queda en manos del
monarca y este burocratiza la iglesia. Para acceder a un puesto se debe tener sumisión a la corona
y su visión de poder. Se expulsa a los jesuitas y se censuran obras de autores clásicos políticos
españoles. No se pudo borrar la versión de la iglesia sobre el origen del poder divino. La doctrina de
Bossuet fue recogida en diversas obras que legitimaban la autoridad del monarca, a la par que
surgían otras que la debatían.

Agravios americanos

A diferencia del caso peninsular, en américa el pactismo era bastante fuerte y supuso reacciones a
las reformas borbónicas. Dichas reformas (territoriales, intendentes, hacienda pública) no eran
distintas a las propuestas en la península. En américa la ofensiva absolutista se dirigía a sociedades
que gozaban de mucha autonomía debido a la lejanía del control central. Así se habían repartido los
poderes entre los funcionarios reales y la oligarquía nativa, integrados ambos por el clientelismo,
las alianzas familiares y la corrupción. La sujeción de la iglesia, la búsqueda de eficacia administrativa
y mayor control fiscal fue un intento de recuperar extensiones prerrogativas reales típicas. Lo nuevo
fue el radicalismo y el lenguaje para alcanzar esos objetivos.

Más novedoso y más traumático para los americanos fue el nuevo papel que empezaron a jugar
para la corona. Si bien, de antes tenían una función económica, ahora son consideradas como
colonias, esto es, como territorios que existen para la utilidad de una metrópoli (suministrar
productos y ser mercado de otros).

De antes las partes no tropicales de américa no estaban subordinadas al comercio exterior, ni a ese
tipo de discurso colonial que empieza a difundirse en el s. XVIII. La idea de américa como un conjunto
de reinos con instituciones y autoridades propias se transforma. Por influencia de islas del caribe se
inicia este proceso de considerarlas colonias. La palabra es ambigua, entendida como reinos de
ultramar o como factorías de fin económica carente de derechos políticos propios.

Si bien la terminología en los documentos oficiales era reino o provincia, no dejaba de lado que
colonia se usaba en la prensa, en libros y en correspondencia privada de los funcionarios reales. El
empleo sugería desigualdad. El nombramiento de cada vez más funcionarios españoles en puestos
de américa acrecentó el sentimiento americano de que el pacto que los ligaba a la corona estaba
siendo modificado y sus derechos violados.

III UNA MODERNIDAD ALTERNATIVA

A la par que avanza el absolutismo, en el XVIII se da la gran mutación cultural llamada Ilustración, o,
englobada en el término más amplio de Modernidad. Es un conjunto de mutaciones múltiples en el
imaginario, ideas, valores y comportamientos. La modernidad es ante todo la invención del
individuo como agente concreto presente en toda sociedad, el individuo concreto va pasar a ser
sujeto normativo de las instituciones. El individuo y los valores individualistas ocupan el centro de
todo sistema de referencias. El avance del individualismo solo es posible en una imagen de sociedad
igualitaria homogénea y de hecho intercambiable. Esta modernidad es común a toda el área
europea, sin embargo, en un principio solo afecta a unos cuantos individuos. Por ende se deba
analizar, donde, cuando, en que medios y en qué campos se producen las mutaciones. Hacer una
geografía y cronología de la Modernidad y un cuadro de sus especificidades.

El individuo y la sociedad

La modernidad puede considerarse desde muchos campos, sim embargo, acá se explicará en cuanto
hace posible la aparición de la política moderna. Esta es novedosa por: 1. Dar soberanía al pueblo 2.
Existencia de constituciones escritas 3. Surgimiento de sistemas de transferencia de la soberanía del
pueblo (electorales o de otro tipo) 4. Aparición de hombres especializados en la política 5. Aparición
de lenguaje político abstracto lleno de connotaciones morales.

La irrupción del pueblo en el área pública y el progreso de las ideas (obras y autores), si bien son
particularidades de la modernidad, de ante mano se daban en casos aislados por lo cual, es difícil
dar una explicación desde ellos. La explicación más adecuada es la de la irrupción de nuevos lugares
y formas para la sociabilidad del hombre, desde las cuales se construye y difunde la modernidad.
Esto permite establecer una distancia entre los actores de sociedades tradicionales de los que
dominan la modernidad. Se crea una relación entre ideas, imaginario y valores de un grupo humano
y su funcionamiento interno.

Los individuos del antiguo régimen tienen vínculos con otros actores en los cuales no entra muy en
juego su voluntad. Así, crean vínculos de parentesco (político, familiar); vínculos de pertenencia a
un pueblo, señorío, hacienda, etnia. En los casos en que tiene un vínculo por voluntad, no puede
llegar a hacer cambios en las reglas o modalidades de pertenencia. Estos grupos están regida perla
costumbre, la ley o los reglamentos del cuerpo. Normalmente son irrevocables a menos que se entre
en otro grupo o se convierta en un marginal. Los vínculos son personales, de hombre a hombre, con
pacto de reciprocidad, jerárquicos y desiguales. Se valora la costumbre y la tradición, ya que el grupo
es trascendente a los hombres que lo componen. Precisamente porque los grupos son superpuesto
e imbricados, con sus leyes propias, sus privilegios, que definen su situación ante otros grupos y
ante el Estado. El individuo solo es impensable.

Contrario a esto los grupos modernos más que vínculos poseen lazos de asociación, extraen su
legitimidad de la voluntad de sus asociados, los asociados definen la asociación y pueden redefinirla
en todo momento. Los orígenes de estos grupos se encuentran tanto en el imaginario del individuo
moderno como en las nuevas formas de sociabilidad de finales del XVII: Salones en Francia, tertulias
en España, academias, sociedades literarias y económicas, logias masónicas. Sociedades de
pensamiento en el sentido del término. Se dan en el mundo de las opiniones, regido por las ideas
claras y distintas. Los individuos son iguales pues son voluntades que se asocian y razones que
piensan. El gran problema de los grupos modernos está ligado a la legitimidad de las autoridades, lo
cual será objeto de competición entre los hombres, ya que los asociados buscan encarnar la
voluntad del grupo. Son estos los orígenes de las sociedades democráticas y cuando este sistema
sea adoptado en general se hablará de la soberanía del pueblo. El individuo es en sí mismo no está
anexo a ningún vínculo.
A medida que estas ideas se difunden la sociedad entera empieza a ser pensada con los mismos
conceptos que la nueva sociabilidad: como una vasta asociación de individuos unidos
voluntariamente cuyo conjunto constituye la nación. Hay una lucha por hacer desaparecer a los
actores del antiguo régimen.

En la difusión de actores sociales modernos, nuevas formas de sociabilidad y en estos imaginarios


donde están reunidas las condiciones para acceder a la política moderna. Dicha política exigirá un
esfuerzo para transformar la heterogeneidad en la homogeneidad de la opinión o la voluntad
general. Esto requiere un personal especializado, el hombre político que entra en competencia con
los otros para apropiarse de legitimidad. Surge así el discurso pues la palabra pueblo es abstracta y
homogénea, por lo cual él debe transmutar la sociedad (siempre plural) en un pueblo discursivo.

Las nuevas formas de sociabilidad

La evolución general de estas formas de sociabilidad en España tiene carácterísiticas en común y


especificidades con el resto de Europa. En compun está la afectación primero a elites intelectuales
y muy restringidas; además, la variedad crecente de formas que van tomando las sociablidades en
el avance del siglo. En cuanto a las diferencias está la menor diversdidad de formas que
predominaron, en especial dos: las tertulias y las sociedades económicas de amigos del país o
sociedades patrióticas.

La Terturtulia es la primera forma de sociabilidad moderna en españa, así como el salón lo es en


Francia. En un comienzo es una forma de sociabilidad de las élites con un número reducido de
participantes (s. XVII). Se reúnen clérigos, burgueses, nobles y funcionarios para hablar de temas
mundanos, científicos, religiosos o literarios. Son de carácter informal y sin miembros definidos,
pero ya son una sociedad pues se reúnen en espacios, tiempos específicos y personas específicas.
Las formas de sociabilidad subsecuentes serán una formalización de la tertulia o el salón.

La tertulia no desaparece pese a ser la primera modalidad, inclusive en XIX sigue siendo la más
frecuente por varias razones: 1. Es la reunión de personas empujadas por diversos vínculos
(familiares y afectivos, no solo culturales). Los vínculos de parentesco o de amistad tienen gran
importancia en España y el Mediterráneo, lo cual hace frecuentes y extensas las reuniones. SE
constituyen en mezcla entre comportamientos tradicionales y modernos. La razón choca
frecuentemente con las rivalidades personales. 2. Falta de libertad legal de asociación. El
crecimiento de estas sociedades va a la par con el crecimiento de la esfera privada, la reclusión en
la intimidad que permite una libertad de relaciones y palabra que no están permitidas en el ámbito
público. La tertulia es protección contra la intervención del estado. Algunas podrán acceder al
estatuto público y reconocido, otras nunca lo lograrán y otras prefieren seguir en lo privado.

La tertulia es polisémica y siempre refiere al adjetivo que la acompaña (literaria, científica…) Tiene
una dependencia al lugar y a la participación de mujeres. Si se realiza en una casa principal las
mujeres participan y los temas son más extensos. Si la realizan únicamente hombres en lugares
diferentes (más privados) se tocan con más facilidad temas de política o ideológicos. Cuando dichas
tertulias pasan a celebrase en un café, sus miembros son cada vez menos selectos y permite la
difusión de ideas de un ámbito privado a un más popular. De ahí el cuidado en las revoluciones con
estos espacios de sociabilidad, muchas de las cuales deciden cerrarlos.
Otra especificidad es la preponderancia de las sociedades de amigos del país, las cuales se situaron
entre la confluencia de dos tendencias: movimiento social hace nuevas formas de sociabilidad y la
política de las élites del estado deseosas de ilustrar la sociedad (por eso adquieren su carácter
público). Florecen por diversos motivos: aspiración a renovación cultural, impulso oficial de un
personaje, razones curriculares, entre otras. El estado y las élites juegan a favor de estas. Son
esfuerzos pedagógicos por ilustrar. Aportaron a la modernidad social, no en tanto sus publicaciones
sino en las prácticas sociales. La igualdad de sus miembros, la prohibición de prelaciones, los
miembros se sentaban por orden de llegada. Formaban así una revolución silenciosa. Los hombres
pertenecientes aparecían despreocupados de su condición y asociados libremente. Iniciaron nuevas
prácticas como elección de autoridades por votos de asociados, reglas de discusión, redacción de
conclusiones, actas. Otro rasgo en común era la preocupación de los miembros por mejorar el país,
por ende, se prestaban a la reflexión de todos los temas a partir de la razón y no de los argumentos
de autoridad y de la fuerza. Así se constituían lentamente ideales utópicos argumentados con la
razón. En el caso americano esto propicio estudios geográficos, biológicos, presupuestales y
económicos, que configuraron una identidad local ante los ataques peyorativos de los europeos.

La otra particularidad es la ausencia de la masonería hasta los primeros años del XIX (hasta 1808 y
más aún en 1814). LA única excepción son las sociedades que crea Miranda en Londres.

Las élites modernas

En vísperas de la revolución hispánica las sociedades modernas deambulan en el mundo de las


élites: estudiantes, clérigos, profesores, comerciantes, patricios, nobles. Diversas tertulias,
sociedades patrióticas en Guatemala y Lima, miembros de expedición Botánica en Bogotá,
publicadores de diversos diarios americanos. Estas nuevas sociabilidades irán difundiéndose de
forma descendente a otros sectores sociales. En España, la difusión, en todo caso, será más débil
que en Francia, ya que estos temas seguirán reservados para una pequeña elite intelectual. Inclusive
la cantidad de burgueses estaba muy limitada, en ciudades burguesas no había sociedades de
amigos del país.

Muy poca participación de comerciantes en estas sociabilidades. Es posible encontrarlos en especial


en América por su pertenencia a los consulados. No será hasta bien entrada la revolución que se
empiece a pasar de ámbitos privados a otros públicos y semipúblicos a partir de lecturas de
periódicos y escritos a voz alta.

Los principales actores de las revoluciones no son una clase social sino una clase cultural. Así la
composición de las cortes de Cádiz fue: clérigos (30%), miembros administración pública (21),
militares (9), profesionales liberales (7), comerciantes (1).

Geografía y coyunturas de un área cultural

Comparar ritmos de progresos y diferencias regionales, en especial la España peninsular y la


americana, a partir de las variables: formas de sociabilidad, imprenta y alfabetización.

En cuanto a tertulias son difíciles de cuantificar pues por su carácter formal no dejan escritos. Son
posibles de rastrear desde memorias de sus miembros o archivos de policía. Es más accesible
comparar las sociedades con aprobación de autoridad, como sociedades económicas o patrióticas.
Así, mientras en España existían un centenar de estas sociedades en américa apenas alcanzarían
una docena. El desequilibrio se explica por varias razones: 1. La política real, en España peninsular
muchas surgieron y fueron impulsadas por la corona, mientras que en América ese motor del Estado
hizo falta. Las americanas respondían ante todo a iniciativas sociales. Algunas de las ciudades
importantes de América no poseían este tipo de sociedades: quizá por existencia de otros lugares
de sociabilidad (como instituciones educativas y corporaciones profesionales). El escaso número en
América repercutió en la difusión de la modernidad. Muchos grupos se quedaron en el ámbito
privado y con comportamientos de la antigua sociedad. El descuido de la corona en América fue
interpretada como un mantenimiento voluntario en la ignorancia.

Otra diferencia es el desfase cronológico en ambos espacios: el apogeo de las sociedades en España
fue entre el 75-84, en américa fue una década después, esto demuestra donde estaba el foco de las
luces. Igualmente algunos de los fundadores americanos tuvieron su experiencia en las sociedades
peninsulares, solo replicaron el modelo.

Imprenta y alfabetismo no son pruebas de modernidad ideológica pero sí son necesarias para que
aparezcan nuevos actores vinculados a la mutación cultural. En el campo de la alfabetización en
1781 se da por ley la enseñanza primaria obligatoria y gratuita bajo responsabilidad municipal. Si
bien no hubo logros inmediatos los resultados fueron considerables y hubo una mayoría citadina
alfabetizada. Eso explica el papel revolucionario de periódicos, cartas, poemas, proclamas, etc. Estas
estaban dedicas, en su mayoría, a un público popular.

En Francia los temas religiosos se tocan en menor cantidad a final del XVIII (15%), en España (19%)
y en Nueva España en (75%). Igualmente la cantidad de libros o publicaciones que se imprimen en
Nueva España son 100 en los mejores años en vísperas de 1808, en Bogotá 20. Los libros que se leen
vienen de España que imprime la mayoría de libros en español y produce la mayor cantidad de
traducciones. En cuestión de prensa Madrid acapara los lugares con una gran cantidad de
periódicos, no obstante, en las provincias españolas hay pocas publicaciones periódicas. Igual en el
caso americano hay muy pocas publicaciones en algunas capitales, no obstante, estas eran muy
leídas por las élites. Nueva España es un caso aparte, pues luego de Madrid era la ciudad con más
publicaciones periódicas.

No así, en la independencia muestra valores muy tradicionales y Venezuela, quien no tenía


periódico muestra más rasgos de modernidad. No hay una relación entre abundancia de prensa y
modernidad ideológica. Las regiones con élites modernas menos numerosas las más avanzadas:
evolución ideológica más uniforme – Mayor radicalismo político por distancia con élites. No en todo
momento ni en todo espacio es requerida la prensa y la imprenta para avanzar. Sí se necesita élites
modernas convencidas y un germen de espacio público, esto junto con prácticas como préstamo de
libros y lectura en común aumentaban la difusión.

La geografía de la modernidad debe incluir grupos modernos, periódicos ilustrados, libertad de


reunión y prensa, y demás variables para determinar motores de mutación cultural. No obstante es
posible hacer un tanteo global con Francia a la Cabeza, debajo España y luego México.

El avance de la modernidad fue constante en el XVIII pero con coyunturas. En España el apogeo es
con Carlos III en los 80’s (educación, sociabilidad, publicación libros y periódicos, interés ilustrado
de la corona, etc.). El miedo a una Rev. Española similar a la francesa obstaculiza el progreso
moderno por miedo político de Carlos IV. 1791 censura de periódicos menos 3 oficiales. Así, durante
17 años las élites carecieron de importantes medios para difundir opinión pública. Seguía existiendo
medios sociales, pero lo público tuvo que guardarse en lo privado durante unos años.

La revolución Francesa crea un cuestionamiento al absolutismo desde España. Con la crisis


monárquica de 1808 salen a la luz los hombres modernos que estaban escondidos con nuevas
imaginarios e ideas modernas forjadas en lo privado. La prensa se exponencialita, se forma
verdadera opinión pública. Las élites americanas encontraron menos obstáculos para su desarrollo
por la falta de control. Los periódicos se potencializan en 1810, desfase de casi dos años vitales.

IV DOS AÑOS CRUCIALES (1808 -1809)

La primavera de 1808 con los primeros levantamientos y la disolución de la Junta Central en 1810
sin las épocas claves tanto en el tránsito a la modernidad como en la gestación de las
independencias. En esos años se gestarán los acontecimientos futuros. En la península el
tradicionalismo deja paso a un debate político muy moderno. En el caso Americano pasa en estos
dos años de un patriotismo unánime a una explosión de agravios hacia los peninsulares, causa de
una ruptura inevitable.

Para comprender estos dos años se debe seguir considerando a la monarquía como una unidad.
Mirar las consecuencias de los procesos de un lado para el otro. Las coyunturas políticas
peninsulares marcan los ritmos de evolución americana. Es necesario un estudio global y no local
por diversas razones: 1. Lo local no permite explicar la simultaneidad de y la semejanza de los
procesos de independencia en diferentes países. 1.1. Las causas internas no pueden llevar a más
que a una diversidad y desde ella no es posible explicar lo simultáneo ni lo semejante. 2. Las fuentes
de la época demuestran que la preocupación de los americanos era lo que ocurría en Europa,
participando con pasión en el debate político y en el proceso revolucionario.

Las lógicas locales, mejor estudiadas desde 1810, no pueden ser igualmente estudiadas en los dos
años anteriores. Dejar en el olvido estos dos años procede de lógicas nacionalistas. Así, España se
encargó de estudiar su Rev. Liberal y los americanos sus independencias específicas. La explotación
de la prensa americana determinará que todas decisiones tomadas en las juntas lleguen a américa
y que ante eso se tome una decisión.

El choque de 1808

El primero de estos hechos es la abdicación de Bayona, por la cual el poder del rey Carlos IV y
Fernando IV pasa a José Bonaparte, hermano de Napoleón. Empiezan inmediatamente las
reacciones y los levantamientos por la fidelidad al rey en américa. Los hechos son sorprendentes
por: 1. Reacción sin precedentes (no era la primera vez de un cambio de dinastía). 2. Origen popular
del levantamiento, pues muchas elites se habían resignado al cambio. 3. Identidad de las reaccione
se América y en la Península, donde el lenguaje, los temas y los valores de referencia son
absolutamente semejantes, reaccionando como comunidad homogénea. Lo anterior permite captar
una serie de acontecimientos: 1. Hay una difusión de lo político en la sociedad de forma que se crea
Una opinión pública, ya no en sentido moderno, pero sí difusa por medio de la élite. Inclusive los
indígenas saben leer y pueden recibir noticias. Las sociedades que se levantan, si bien son del
antiguo régimen, están en un proceso de educación en expansión. 2. Los valores de la monarquía
(lealtad al rey, a la iglesia, costumbres y patria) propios de una sociedad del antiguo régimen, son
visibles en las publicaciones y demás, si bien hay partidarios de la Rev. Francesa y de la
independencia, aún no se manifiesta. La hostilidad hacia la Rev. Francesa tenía raíces de opinión. El
vasallaje y el catolicismo de tipo español aún están en campo de operación.

El tradicionalismo de valores coexiste con elementos que anuncian cambios hacia la modernidad.
Remisión al concepto de nación moderno en multitud de escritos. No se vuelve a hablar en la
península de nación como pueblos o reinos en específico sino de la nación española; caso similar en
América. La nación se compone de dos pueblos y dos hemisferios. El tradicionalismo tampoco es
ajeno al cambio. El carácter de deseado de Fernando VII y la idea de “regeneración” se plantea el
fin del despotismo, el restablecimiento de lazos directos entre el rey y sus súbditos. El deseo de
reforma social en 1808 es universal y se ve en Fernando VII el símbolo de una nueva sociedad (tras
el cambio que supuso el gobierno de Carlos III a Carlos IV).

Constituir un gobierno legítimo

Todas las juntas empiezan a utilizar términos pactistas. Los vínculos recíprocos entre el rey y el reino
no pueden ser rotos unilateralmente. Si el rey desaparece la soberanía regresa al pueblo. Los
razonamientos se basan en la neo escolástica española, en el lenguaje moderno, en antiguas
referencias medievales y en la mezcla de ambas. Sin embargo, todas se diluyen en la ruptura con el
absolutismo. El poder divino regio se derrumba sin resistencia. La soberanía recae en la sociedad y
la política se abre a todos los actores de la misma.

Regresa el problema de la representación política. Los proceso de designación de miembros,


incipientes en un comienzo, exigen métodos más modernos. Se habla de la necesidad del consenso
de pueblos pese a la fragmentación del poder. El pueblo se piensa como un conjunto de pueblos:
una ciudad y sus territorios. Debate sobre la conformación de ese poder único (la nación) y la
representación. La nación se considera como un conjunto de reinos (de tipo antiguo) con igual peso
en las delegaciones.

Reacciones americanas

LAS fuentes americanas muestran un patriotismo, fidelidad al Rey y resistencia al invasor. Los
americanos rechazan a los franceses afirmando su calidad de españoles y patriotas. Debido a que
su identidad es indiscutible desean reaccionar de la misma forma que los peninsulares, es decir, a
partir de la formación de juntas e incluso planteándose planes de independencia, los cuales no son
contradictorios con lo anterior.

La vacante de poder que había dejado el rey no podía ser reemplazada por sus delegados, al igual
que sucedió en la península, las juntas debían encarnar el poder asumido por el pueblo. En el
contexto de poderes dotados de legitimidad es que se piensa en estos primeros años la
Independencia, de forma completamente distinta a la que se pensará después. No es una tentativa
de separación de España sino una forma de librarse de la dominación francesa. Ante la fuerza de
Napoleón, los americanos consideran que la España está perdida. La única parte de salvar la
monarquía era independizarse del invasor y de sus colaboradores. LA independencia es con respecto
a Francia.

Aunque las reacciones en américa fueron iguales a las provincias (por poseer un mismo imaginario
político y querer formar juntos) las circunstancias eran diferentes. América no era asediada por un
ejército, américa no tenía colaboradores de Francia en la corona. Los americanos terminaron
aceptando a la Junta de Sevilla que fingía ser el gobierno legítimo de la monarquía, a fin de evitar
formación de juntas en América.

Incertidumbre y coyunturas

Ante la confusión americana por la situación militar y política de la península se debe tener
consideración del factor físico: la distancia, y cómo esta afecta una comunicación rápida y confiable.
El largo tiempo de espera de noticas, la llegada junta de todas estas hace necesaria una
reconstrucción de versiones muy diferentes. Igualmente se difunden diversas noticias falsas. Las
reacciones americanas a los acontecimientos dependen de los azares de la información. México y
Sur américa reciben las noticias de forma distinta y por ende actúan distinto. Nueva España las
recibe por partes, consolidando sus juntas; mientras en américa del sur, todas llegan a la vez, dando
un sentimiento de tranquilidad ante la Junta de Sevilla.

Las distintas fases de la guerra y con esto el continuo cambio de sede de las juntas y su legitimidad,
darán confusión a los americanos, los cuales no comprenden sobre victorias y derrotas ante la
exageración de las noticias.

Representar la nación, el problema americano

La junta central era la solución al problema de la unicidad del poder, por ende tuvo reconocimiento
en ambos lados del atlántico, pero su legitimidad fue precaria, pues solo emanaba de juntas
insurreccionales. Desde su creación se habla del llamado a las cortes y de la representación
americana en ellas y en la Junta central. Las cortes y la representación americana se conciben de
manera tradicional como la representación de los pueblos, reinos. Los debates siguientes de la Junta
serán sobre qué es la nación y luego, sobre la relación entre España peninsular y américa. El segundo
tema plantea el peligro de considerar la igualdad a los españoles americanos. Concernía también a
la identidad misma de las indias ¿eran reinos, colonias…?

La convocatoria a las cortes pasaría debido a la guerra a segundo plano, pues, de forma imperfecta
ya había una representación para los peninsulares. No obstante, el tema de la representación
americana exigía más urgencia por la idea de los americanos asumir mismos derechos que
españoles.

El decreto que llama a los americanos a elegir sus diputados para las juntas es publicado en enero
de 1809 en Sevilla. Su contenido es mezcla de buenas intenciones con ignorancia política. Bajo la
capa de generosidad se proclama derechos de americanos bajo una concepción de américa colonial,
lo cual raya con el imaginario de los americanos. La participación se les da como concesión y no
como derecho. La desigualdad también está latente en los números de diputados (9 a 36). Los
americanos reaccionaron de forma ambivalente: por una parte estaban satisfechos de poder
participar en el poder soberano; por otra, había insatisfacción por el trato que se les daba.
Camilo Torres es el primero en presentar los agravios cometidos por los españoles a los americanos.
En el reivindica la identidad española de forma abierta, considerando de esa forma a la nación
española como formada por dos pueblos iguales. La igualdad se tenía que traducir en igualdad de
derechos, para formar juntas como las españolas, igualdad en representación. Evocando la
independencia de los estados unidos, asegura que si la igualdad no se respeta se romperá el pacto
que liga a ambos pueblos.

Pese a estos resentimientos toda américa se lanza a las elecciones de sus diputados. Por vez primera
en España y América tiene lugar una votación general que prepara la vía a la política moderna. Estos
años representan la transición del antiguo régimen a la modernidad. Del común patriotismo
hispánico a la Independencia. La nación se concibe como cuerpos jerarquizados, en los
ayuntamientos votan por personas de mayor dignidad. SE le da a los diputados tareas a cumplir y a
exponer, como reforma económica y administrativa. Las elecciones revelan tradicionalismo pero
también unas luchas políticas muy fuertes, es decir, una vida pública de tipo antiguo pero cargada
de tensiones que la política moderna naciente va a encargase de exacerbar.

Las mutaciones políticas de la España Peninsular

La vida pública en la península tiene las condiciones para un debate más intenso y más libre. Más
intenso que en américa en cuanto está ultima tiene cierta dependencia de las decisiones tomadas
por la monarquía. Más libre en cuanto en la península el hundimiento de la monarquía da libertad
de prensa. La cantidad de periódicos se exponencial y se llenan de todo tipo de opiniones, mientras
que en América sigue la censura. Nace en España la opinión pública.

Salen a la luz en 1808 las corrientes políticas hispánicas, que serán 3: 1. Absolutistas ilustrados,
representados por Floridablanca quienes consideran la Junta como un poder que suple al rey y dirige
la guerra. 2. Los constitucionalistas históricos, representados por Jovellanos, que quieren inspirados
en los ingleses la reforma a la monarquía instaurando las antiguas cortes. 3. Los más revolucionarios
posteriormente llamados liberales, cuya eminencia es el poeta Manuel Quintan, partidarios de
soberanía del pueblo y de constitución inspirada en Francesa. En américa existían, aunque ocultas,
las mismas 3 vertientes políticas (los liberales representados por jóvenes pertenecientes a las élites
intelectuales). En España hay líderes americanos que después participarán en las independencias,
como el líder liberal quiteño Mexía Lequerica o el padre Mier.

El debate principal de estos grupos es la convocatoria de las cortes, su composición, forma de botar.
Son temas no solo prácticos sino políticos ya que remiten a las diferencias entre nación, soberanía
e instituciones de cada uno de los grupos. La convocatoria a las cortes en 1809 por Jovellanos fue
negada por Absolutistas (por convicción) y por revolucionarios (por táctica) pues aún deseaban
tener más adeptos. Dicho lo anterior, el papel de Quintan fue central gracias a su tertulia ya su
periódico semanario patriótico y a su cargo de oficial mayor. En su tertulia se reunían los futuros
líderes del liberalismo y se debatían abiertamente las opiniones más avanzadas que luego serían
difundidas, iniciando desde su semanario una campaña pública la cual causo gran influencia en el
mundo hispánico. El espectador sevillano de Alberto Lista, será el segundo periódico liberal y aún
más radical. Quintana por su papel central redacta en algunas ocasiones los documentos de la junta
con su lenguaje constitucionalista (que disimule ciertas actitudes), el cual, en ocasiones consigue
pasar el filtro y difundirse por toda américa.
SE empieza a hablar de revolución y a equipararla en tamaño a la Rev. Francesa. Estos documentos
se multiplican en la época, preparando los espíritus para un gran acontecimiento. LA muerte de
Floridablanca a finales de 1808 deja a las Cortes sin su gran opositor. Se alían los constitucionalistas
históricos con los revolucionarios: en mayo de 1809 se oficializa una explicación política moderna
de los males de la monarquía: la culpa está en la pérdida de las libertades y de las instituciones que
las garantizaban.

La junta central decide reestablecer la representación legal conocida de la monarquía por sus
antiguas cortes. Meses más tarde se habla de una revolución para las reformas que proyectan la
restauración de las cortes. Se toca el tema de los tres siglos de despotismo (retomado
posteriormente en américa) aplicándolo a la época colonial de la monarquía. Los documentos
oficiales representan al supremo gobierno de la monarquía como aquel que rompe con las leyes y
régimen político de los últimos siglos.

AL tiempo que se decide reunir las cortes, también se organiza una consulta general de todos los
cuerpos (universidades, cabildos, tribunales, etc.) y de sabios e ilustrados para dar opinión sobre
papel de futuras cortes. Los resultados de la consulta muestran como los liberales van ganando
terreno a los constitucionalistas. Hay referencias modernas a la Rev. Francesa en cuanto a sus
ideales.

Los debates siguientes empiezan a oponer a los dos grupos Constitucionalistas y futuros liberales.
Más que decidir temas prácticos de las cortes se debate la soberanía nacional. Las Cortes que se
establecen en Cádiz en 1810 muestran ya una victoria de los liberales al solo ser representada por
comunes (no de forma bicameral como la inglesa que quería Jovellanos. La victoria de los
revolucionarios tiene como signo inequívoco el cambio en el lenguaje. Las palabras adquieren
nuevos significados y se imponen nuevos vocablos del léxico revolucionario francés.

Desilusiones americanas

América aparece como desfasada en relación a la intensidad con el debate peninsular y con la
profundidad de las mutaciones ideológicas. Sin embargo, el debate atraviesa las atlánticas gracias
los folletos y gacetas, contra los que las autoridades no pueden hacer nada pues provienen de las
autoridades políticas. La actividad de edición americana está encargada de difundir y reimprimir
estos libros, folletos y demás. Ya no hay clandestinidad de las nuevas referencias.

Las mutaciones ideológicas acompaña la reivindicación de los americanos con respecto a sus
igualdades. Buscan que sus derechos se fundamenten en el derecho natural y la soberanía de los
pueblos. El problema no ha cambiado, se busca la igualdad en la práctica: poder formar juntas y
tener representación equitativa. Hay cuestionamientos sobre el trato desigual a partidarios de
juntas en américa y también en las disposiciones electorales.

La desconfianza contra los gobiernos centrales crece en 1809. América tiene la tentativa de crear
juntas, algunas se quedan en dicha tentativa y otras logradas son reprimidas por autoridades reales.
La situación en 1809 en España es crítica a la Francia declarar como traidores a los líderes de la Junta
central y perseguirlos. Inglaterra intercede y crear el consejo de regencia momentáneo. Desde ahí
américa, que antes apoyaba el gobierno peninsular empieza a rechazarlo ante el azote de diversas
noticias que muestra a una España perdida. Manuel Quintana, desde la regencia, intenta evitar una
ruptura, sin embargo su lenguaje liberal exacerbado solo logra generar un llamado a la
autodeterminación y la independencia. Equivalía a proponer nuevas libertades en la nueva política
pero también a decirles a los americanos que habían sido colonia durante 3 siglos. El número
desigual de diputados para las cortes solo acrecentaría la desilusión americana. La unidad moral
estaba rota y la política moderna en marcha. Los americanos empiezan tomar su destino en sus
manos.

V IMAGINARIOS Y VALORES DE 1808

En toda época de agitación política los acores sociales tienden a tomar la palabra para justificar su
acción. 1808 es periodo excepcional: 1. Progresos de alfabetización en imprenta se traducen en
proliferación de toda clase de escritos. 2. Proliferación de periódicos en península y en menor
medida en américa, en los cuales se difunden estos escritos. Las características de dichos escritos
dependen de sus fines (algunos históricos, otro político) pero tienen una coherencia global muy
grande. Hay unidad de sentimientos que borra fronteras entre peninsulares y americanos. La
monarquía hispánica aparece como comunidad humana de homogeneidad política y cultural.

Imágenes del rey y deberes de los vasallos

El rey se mira metafóricamente como el padre de una familia cuyos hijos son los reinos, la cabeza
que constituye la unión de la nación. Otro imaginario es la del rey como cabeza del cuerpo que
constituye la sociedad. La desaparición de la cabeza produce a la disgregación de los pueblos. Por
ende se insiste en la obediencia a instituciones reemplazantes o, en otros casos, en la creación de
una constitución que funcione como cabeza. Imaginario de Monarquía acéfala a la cual se le pone
una cabeza que no le corresponde (Pepe botellas) creando una monstruosidad.

En registro político se entiende de forma bilateral la relación del rey y sus reinos, de forma similar a
la de un señor y sus vasallos (palabras claves del lenguaje tradicional Español). El vasallaje hace
referencia a la fe jurada. El deber del vasallo es la defensa del rey. Así, se hacen diversas ceremonias
donde se ve el compromiso social con la misión: cleros con espadas, mujeres, indios. En los
ofrecimientos se puede develar un lenguaje muy antiguo y una entrega completa de sí por el rescate
del rey. Muchos se enlistan para la guerra y muchos otros ayudan económicamente.

Como el acto napoleónico se toma como un fallo al juramento entre reyes, en diversas ciudades se
hacen juras multitudinarias (y costosas). Se imprimen papeles de la imagen del rey por doquier: una
vinculo personal con el rey ante su ausencia.

La monarquía y la nación

La imagen del Rey siempre va conexa con la de la nación ¿Qué tipo de nación se refiere? La mayoría
se identifica desde su propio reino. Por ende la estructura profunda de la monarquía es: unitaria
aún el imaginario absolutista y plural en la realidad social.

En 1808 la identidad de los habitantes de la monarquía se define por pirámide de pertenencias:


pueblo o ciudad, antiguo reino y a la monarquía: Se jura diciendo Castilla, Nueva España,
Guanajuato. La corona de Castilla se reemplaza igual por “Españas”. Se exalta héroes, en la Mancha
a Don Quijote, y, en especial a las vírgenes. Esta dispersión de la monarquía en comunidades
diversas no implica la no identificación con la idea de nación. La fragmentación la hace fuerte. Ante
la falta del rey, los demás pueblos descubren en las noticias y en los escritos la unidad de
sentimientos y referencias culturales en común con demás pueblos. Consecuencia de la invasión los
habitantes se descubren en su unanimidad contra el enemigo común. Se deja de lado la
identificación con el pueblo y se ponen en juego los intereses comunes para moldear la nación de
españoles. La visión de nación, sin embargo sigue siendo en su medida del antiguo régimen y está
descrita en dos órdenes: 1. Un político que cree la nación el conjunto de reinos plurales 2. Uno
afectivo que logra un sentimiento patriótico unitario.

Los americanos por su parte también sienten una identificación de carácter doble con la nación. Si
bien nunca hablan de nación americana, si distinguen entre la España peninsular y la España
americana o apelan a la distinción de “una monarquia de dos pueblos”.

Esta nación que ya es moderna por uniformidad de sentimientos es concebida en ambos mundos
como sociedad del antiguo régimen con sus estamentos y corporaciones. En las ceremonias se
remarca el carácter jerarquizado: autoridades civiles, eclesiásticas, grupos de edad, grupos de sexo
y privilegiados. Ya empiezan a aparecer algunos escritos literarios que se contraponen a esta visión.

En la reunión de las juntas y en la restauración de antiguas instituciones representativas también se


puede apreciar la predilección por ciertos grupos sociales para la conformación de los gabinetes. LA
nación vista como plural en su estructura política es también estamental y corporativa en su
constitución social.

La historia y la religión

La historia se consolida como instrumento privilegiado para crear un sentimiento de pertenencia a


ese colectivo que es la nación. Enardece las glorias pasadas, exhortando a los españoles a ser dignos
de sus mayores. Se exalta la unión y la desunión en intento de ser conquistados por Roma, en la
Reconquista y en la unión de Fernando e Isabel. La historia busca matizar un presente decepcionante
que culminó con la ocupación francesa. En los artículos liberales, la caída en manos de napoleón es
un abrir los ojos a la realidad, un despertar que permitirá corregir los males e instauró una nueva
grandeza, abriéndose una edad de oro, donde todo es nuevo. 1808 se considera el año de la
restauración.

Habrá toda una narrativa de las hazañas de guerra de la independencia par amostrar que la
generación actual supera a sus antepasados. Se crea una simbólica patria, un panteón de héroes,
cuadros artísticos, hay voluntad de crear el imaginario histórico de una nueva nación.

No obstante, además de un discurso patriota singular e inclusive hasta xenófobo, también se


adscribe a un discurso universalista donde España es la primera nación libre de Europa y puede
ayudar a liberarla.

La religión junto con el rey y la patria ocupa un tema central en las publicaciones de la primera
época, tiene un lugar central pero con sentidos y funciones distintas. Es parte de la identidad
nacional, compartida por todos. La religión es uno de los valores por los que se combate, más
cuando esta se presta del lado patriota y exalta la resistencia al invasor en diversos documentos. Se
crea el discurso de que la independencia de napoleón es la guerra de la cristiandad contra la Rev.
Francesa. Se da una explicación providencial y religiosa al momento que atraviesa España. España
como una nueva Israel con su historia sacra. Se hacen referencias al apocalipsis debido al
reconocimiento inmediato de diversas imágenes ese y representaciones. Napoleón es llamado el
anti-cristo.

Las referencias políticas: renacimiento del pactismo

El imaginario social es completamente tradicionalista. El pactismo es predominante en las imágenes


de la época, expresando una imagen corporativa y testamentaria de la sociedad y una concepción
pactista del régimen político (muy contrario al que busca el absolutismo y las elites modernas).

¿Por qué hay presencia del pactismo en 1808? En primer lugar por la distancia entre los objetivos
de la modernidad absolutista y sus realizaciones. Pese a sus pretensiones de absolutismo está
obligado a tratar con la sociedad, es decir, pactar. A finales del XVIII hay un renacimiento pactista
español debido a la persistencia de los grandes pensadores neoclásicos y de su teoría del origen
indirecto del poder monárquico. Los deberes y derechos que tiene el rey de forma recíproca con su
reino, cuyo incumplimiento puede justificar la revuelta.

El renacimiento del pactismo se debe a la difusión de autores iusnaturalistas y del contractual ismo
de Locke o Rousseau interpretado por muchos bajo la tradición de las relaciones recíprocas del
imaginario pactista entre rey y reino. En todo esto cumplen un papel importante los
constitucionalistas históricos con su apología a las antiguas instituciones basadas a su vez en el pacto
de la monarquía inglesa. Veían en España con el ascenso de Carlos IV un régimen despótico sin un
plan ilustrado. La teoría de las cortes y sus teóricos neo escolásticos es un ejemplo del
tradicionalismo político que renace a comienzos del XIX.

VI LAS PRIMERAS ELECCIONES GENERALES AMERICANAS (1809)

El estudio de las elecciones americanas, además de ser importantes para comprender el proceso de
distanciamiento moral entre los dos pilares de la Monarquía, lo son también por revelar los nombres
de los actores reales, los imaginarios, las prácticas y los comportamientos en el ámbito político
americano.

NECESARIA REPRESENTACION AMERICANA

El problema de representación es central en la revolución hispánica. La creación y liderato de juntas


insurreccionales y resistencia a Napoleón se fundan en la nación, tras la ausencia del rey.

La Junta Central Gobernativa del Reino en Aranjuez, 1808, se creó para sustituir al rey; por lo tanto
era depositaria de la soberanía.

Aunque, si bien la junta representaba el monarca (adquirió poderes ilimitados como los de quién
representaba), no fue su designio. Así, se constituyó de representantes de toda la nación,
representándola completamente y no solo a su lugar de procedencia. Puede decirse entonces que
sus participantes fueron el primer esbozo de los diputados modernos. Habiendo dicho lo anterior,
hay que dar lugar a la crítica: no era una Junta perfecta. No lo era porque nació sin precedente y la
legitimidad y legalidad, en su momento, venía además de las leyes, de las costumbres ancestrales:
por otro lado, el carácter representativo no era regular ni riguroso y como punto en suma, no habían
diputados americanos.
Posterior a la creación de la Junta, se envían emisarios a América y se denomina así misma “Suprema
de España y de Indias”, pues era evidente para los círculos más informados tal falta de
representación y por lo tanto, temían movimientos independentistas.

¿Había motivos para pensar en movimientos independentistas? La respuesta está a partir de,
primero, la realidad americana y, segundo, de cómo esta es percibida por los peninsulares. América
sobrepasaba demográficamente a la península, y la economía de la primera sostenía a la segunda;
sumado a esto, está en vía la creación de una identidad, sea americana o la correspondiente a cada
comunidad (protonacionales). Además, debe considerarse que en la década de 1780, sucede la
rebelión de Tupac Amaru y de los Comuneros, lo que incrementa la percepción de un posible
movimiento independentista. Historiográficamente, tras trabajos al respecto, tales temores son
poco fundados, debida la lealtad a la corona –“viva el rey, abajo el mal gobierno”-, e incluso los
partidarios de una independencia eran muy pocos; pero para la comprensión de la actitud española
sí es necesario tener en cuenta ese temor.

Si ha de observarse algún precedente a la actuación de la Junta Central, debe hacerse en el


momento de descontento por la expulsión de Jesuitas del territorio americano, a quiénes, para
contento, les propusieron el envío de diputados a las Cortes de España, oferta que fue rechazada.

Se dijo anteriormente que la invención de la junta como tal, surgía de la nada como uno de los
puntos que la deslegitimaban, no lo es la Convocatoria a los americanos para elegir y enviar
diputados a la península, es, dice François, “la primera y más urgente manifestación de necesidad
de representación nacional y, de responder a las aspiraciones americanas”

“UNA PARTE ESENCIAL E INTEGRANTE DE LA MONARQUÍA ESPAÑOLA”

La orden que convoca a los americanos a la elección de diputados a la Junta Central fue promulgada
el 22 de enero de 1809. La orden, abría por vez primera un debate sobre la igualdad entre
peninsulares y americanos y sobre el estatuto y derechos de América en la Monarquía; debates que
fueron claves en el proceso independentista. Documento esencial además, tanto por lo que
reconocía como por lo que negaba a América. En ella decía “(…) Los vastos y preciosos dominios que
España posee en las Indias no son propiamente colonias o factorías como las de otras naciones, sino
una parte esencial e integrante de la monarquía española (…)”

AL respecto, los términos en que la orden se dirigía a América, fueron hirientes y ese sentimiento se
hizo sentir en las proclamas de la época, por citar alguna: en el catecismo político cristiano de Chile,
decía. “los habitantes y provincias de América solo han jurado fidelidad a los reyes de España, No
han jurado fidelidad ni son vasallos de los habitantes y provincias de España: los habitantes y
provincias de España no tienen pues autoridad, jurisdicción ni mando sobre os habitantes y
provincias de las américas”

Así, la representación a que se llama a América, según el documento, no parecía un reconocimiento


sino una concesión. Además la “igualdad” de que se quiere revestir a la convocatoria fue solo una
apariencia: apenas un diputado por virreinato igual que las capitanías, sumando 9 representantes
de américa vs. 36 de España. (Representación criticada especialmente por Camilo Torres). La
igualdad pretendida deja de estar solamente en lo económico y empleos públicas, para entrar ahora
en el ámbito político, pues América sí pretendía considerar ambas partes como iguales.
IMAGINARIOS, ACTORES, COMPORTAMIENTOS

El sistema electoral de la Junta Central era de tipo tradicional, la elección de diputados estaba
confiada a los ayuntamientos de las capitales cabezas de partido. La novedad, sin embargo, residía
en el número de las ciudades llamadas a participar, más de un centenar, contrario a la península
cuyas ciudades con voto eran sólo 37.

El proceso de elección se llevaba en 2 niveles: primero votaban los Ayuntamientos de las ciudades
principales que elegían tres individuos, de los que se sorteaba uno. Luego, el virrey o gobernador
designaba una terna, dentro de la cual también se sorteaba un nombre, el cual se convertiría en el
diputado de la provincia o reino ante la Junta Central; recibiendo el diputado, instrucciones y
poderes de los diferentes ayuntamientos.

El sistema es de concepción tradicional y corporativista: la representación del reino se identifica con


la de las ciudades principales, y estas, a su vez, están representadas por los Ayuntamientos. Bajo el
ideal de la unanimidad, no hay candidaturas ni campañas electorales, se trata de seleccionar
individuos en función de una dignidad, cualidades intelectuales y morales, reconocidas por todos.
El sorteo tenía como función que la Providencia interviniera en las elecciones humanas, como ultima
garantía del orden social.

En general, por encima de las críticas, el imaginario revelado por las fuentes es muy tradicional,
dejando ver que consideraban la representación como un privilegio que se concedía en función de
los méritos y preeminencia. En México se presentó una serie de protestas por parte de las ciudades
excluidas. Generalidades: 1. Según los votos dispersos presentados en Venezuela y en México, los
localismos eran fuertes, contrario a Perú donde los votos están más agrupados; sin embargo, allí y
en Chile, se presume que los habitantes eran dominados por cierta élite, dada la agrupación
mencionada. 2. En Nueva Granada, de 20 ciudades votantes, 4 eligieron a Camilo Torres en su terna,
lo que habla de su buena fama, aunque no figuró en la terna final, lo que se reflejó en su crítica al
sistema electoral en el Memorial de agravios, 3. En los tres reinos los elegidos son los más altos
personajes por su rango y sus cargos, sean militares, políticos o eclesiásticos. 4.“La sociedad
americana elige como lo que es y como lo que se concibe así misma, una sociedad de Antiguo
régimen en la que las más altas jerarquías son consideradas como los representantes naturales de
la sociedad”.

PARTIDOS EN PUGNA

A pesar de que se aspira a la unanimidad, no quiere decir esto que la haya. En muchos lugares y en
México sobre todo, existieron pugnas a la hora de las elecciones, así, existían, por lo menos, dos
partidos en pugna. Existieron casos de largas discusiones también en Córdoba, Argentina.

Como conclusión de tales discusiones, conflictos y debates a la hora de elegir, François dice que la
estructura y fuerza de esos partidos/facciones, se trataban de vastas coaliciones que reagrupaban
a grandes clanes familiares, estructuradas por vínculos tradicionales, visibles en vísperas de la
independencia. “Ciertamente las ideas de muchos de sus miembros están ya en plena mutación y
dentro de muy poco tiempo sus discursos mostrarán ya su adhesión a la Modernidad. Cabe
preguntarse si la estructura de esos partidos, los vínculos que los constituyen y sus
comportamientos han sufrido la misma mutación, Nada permite pensarlo y ahí se encuentra una de
las claves para explicar las particularidades de la vida política moderna en todos los nuevos países:
la existencia de actores, de imaginarios y de comportamientos tradicionales, en contradicción con
los nuevos principios que se recogen en los textos”.

LAS INSTRUCCIONES A LOS DIPUTADOS; LAS DEMANDAS POLÍTICAS

La visión tradicional que arrojan las elecciones, se matiza con los poderes e instrucciones que las
ciudades prepararon para sus diputados. EL diputado recibe instrucción de y poderes de todas las
ciudades que han participado en su elección.

El examen de las instrucciones proporciona indicaciones muy concretas sobre las demandas tanto
políticas como sociales y económicas de la Nueva España (los ejemplos citados en este apartado van
referidos a México, al ser quien mejor conserva las instrucciones a Diputados). En lo político, las
primeras declaraciones se refieren a la lealtad sin falla al rey Fernando VII.

En los continuos documentos entregados a los diputados, se insiste en igualar el estatuto de


América con la península, petición que debe ser defendida por el diputado.

LOS INTERESES LOCALES

Aquí el autor examina las peticiones particulares, citando solamente ciudades de Nueva España, por
lo cual, haré un listado general de ellas; algunas, concluye al final del apartado, están en la línea del
progreso como lo concebía la Ilustración, y otras en la aspiración de volver a las reformas:

- industria minera (Guanajuato)


- medidas en pro de la agricultura, comercio, minería, artes e industria (puebla)
- supresión de impuestos, restablecimiento de repartimientos, ganado y fundar una
universidad (Oaxaca)
- erigir un obispado en la ciudad, fábrica de cigarros, distribuir tierras de realengo a los indios
que no tienen tierras, disminución de impuestos(San Luis Potosí)

UN BALANCE CONTRASTADO

Los diputados americanos no llegaron nunca a formar parte de la Junta Central, que se disolvió en
plena invasión francesa a finales de enero de 1809.

Todas las ciudades participan a través de las elecciones en los acontecimientos, y como espectador,
el pueblo manifiesta con su presencia y sus aclamaciones su aprobación o no a las acciones de las
elites

“Al observar tales elecciones cómo el primer paso hacia la política y los regímenes representativos
modernos se puede observar como el proceso electoral mismo va provocando la evolución de las
mentalidades hacia un perfeccionamiento progresivo de la representación y su evolución hacia
formas modernas”

“La desigualdad de trato político, dada por el gobierno central a esta América cuya igualdad política
había proclamado, acrecentaba los agravios de los americanos y hacía de la reivindicación de la
igualdad de representación una de las principales causas de los nacientes movimientos de
independencia”.

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