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Introducción
El criterio del Consejo de Estado, en general, fue a eliminar una serie de derechos
sociales, sobre la base que el Estado no se encontraría en condiciones de asegurar su
cumplimiento, lo que exponía al texto constitucional al descrédito de ser considerada
como meramente nominal. Por ello, el texto finalmente aprobado tiene un enfoque más
bien liberal, centrado en asegurar al máximo la libertad de trabajo en términos amplios,
tanto en el sector privado como en el público. Por ello, no es raro que exista
jurisprudencia que vincule esta libertad con la libre competencia –y con el orden público
económico- pues es a través de ella que se permite a la sociedad como un todo obtener
beneficios económicos más allá de los meramente individuales.
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colectiva. No obstante, existen algunas normas sobre la huelga a nivel constitucional, a
objeto de limitar su procedencia.
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relaciones laborales todo es negociable y permite el establecimiento, vía
normativa, de derechos básicos irrenunciables como por ejemplo el sueldo
mínimo.
Por su parte, el numeral en estudio también debe enfocarse desde el punto de vista
del la contraparte contractual del trabajador, es decir, de quien busca sus
colaboradores para el desarrollo de una actividad. Es por ello que la Constitución
Política de la República habla de “derecho a la libre contratación”, es decir, a
determinar libremente con quien contrato e, incluso, si pongo término a un
contrato cumpliendo las normas legales al respecto. Este alcance de la garantía en
cuestión suele olvidarse.
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perjuicio de que la ley pueda exigir la nacionalidad chilena o límites de edad
para determinados casos”.
C. El inciso cuarto del artículo en estudio señala en su primera parte “Ninguna clase
de trabajo puede ser prohibida, salvo que se oponga a la moral, a la seguridad o
a la salubridad públicas, o que lo exija el interés nacional y una ley lo declare
así”
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prohibición consiste en que no se puede prohibir ningún trabajo, tanto
dependiente como independiente.
D. La segunda parte del inciso cuarto del artículo en estudio señala “Ninguna ley o
disposición de autoridad pública podrá exigir la afiliación a organización o
entidad alguna como requisito para desarrollar una determinada actividad o
trabajo, ni la desafiliación para mantenerse en éstos. La ley determinará las
profesiones que requieren grado o título universitario y las condiciones que
deben cumplirse para ejercerlas”.
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participaran de determinada asociación no contaban con licencia y, en
consecuencia, no era posible desarrollar la actividad respetiva. Por ello, estas
licencias, eran objeto de operaciones comerciales. Esta norma se inspira en la
filosofía, propia de la revolución francesa, de romper con el orden corporativista y
de hacer desaparecer toda asociación intermedia que no sean el Estado y las
propiamente políticas.
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CEA EGAÑA, JOSE LUIS, Tratado de la Constitución de 1980, Editorial Jurídica de Chile, 1988,
página 147.
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afiliados, procediendo la apelación contra sus resoluciones para ante la Corte de
Apelaciones. Por su parte, los profesionales no asociados serán juzgados por los
tribunales especiales establecidos por ley, existiendo una remisión a la misma para
efectos de su creación. Atendido lo dispuesto en la disposición vigésimo
transitoria, en tanto no se creen estos tribunales, seguirán conociendo de estas
materias los tribunales ordinarios. Hasta la fecha no se han creado los tribunales
especiales previstos por la Constitución Política de la República, por lo que
conocen de estas reclamaciones los tribunales ordinarios.
En todo caso, hacemos presente que la norma constitucional actual somete a todas
las profesiones que por ley requieran de un grado o título universitario a un
control ético, lo que opera como una garantía para terceros.
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Es en los artículos 303 y siguientes del Código del Trabajo en donde se regula la
negociación colectiva.
Por su parte y fuera del ámbito estatal, en el artículo 305 del Código del Trabajo
se contemplan una serie de trabajadores que se han encontrado tradicionalmente
excluidos de la negociación colectiva entre los que destacan los con contrato de
aprendizaje, los trabajadores temporales, las personas autorizadas para contratar o
despedir personal o de rango superior, entre otras.
Existen otros casos en que no se encuentra permitida la huelga, por lo que procede
que el conflicto sea solucionado mediante un arbitraje obligatorio tal como se
señala en el artículo 355 del Código del Trabajo. Existe una remisión amplia al
legislador en esta materia, no obstante existen casos en que el propio
constituyente declara prohibida la huelga.
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empresas se encuentran en esta situación. Así, anualmente se dicta un
decreto conjunto de los ministerios de Economía, Defensa y Trabajo que
señalan las empresas que se encuentran en esta situación, tal como se
contempla en el artículo 384 del Código del Trabajo. En el fondo es una
disposición administrativa la que regula quienes pueden o no ir a la
huelga.
F. Normas del Código del Trabajo. Existen en el actual Código del Trabajo una serie
de normas que complementan las normas constitucionales estudiadas y que, por ello, son
objeto de nuestro estudio.
En efecto, ya el artículo 2 del Código del Trabajo hace una declaración –en verdad,
redundante- en cuanto a que las relaciones laborales deben ser acordes con la dignidad de
la persona, señalando además que atenta contra ella el acoso sexual.
El artículo 5 del Código del Trabajo señala que el empleador debe respetar las garantías
fundamentales del trabajador y, entre ellas, especialmente la intimidad, la vida privada y
la honra. Esta norma plantea desafíos para los mecanismos de control de la conducta de
los empelados, por ejemplo, en materia de uso de correo electrónico o acceso a la web.
Complementando esta norma, el número 4) del artículo 453 del Código del Trabajo, sobre
procedimiento general, señala que carecen de valor probatorio las pruebas obtenidas,
directa o indirectamente, por medios ilícitos o violatorios de los derechos fundamentales.
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La norma legal señala que si se recurrió de protección, conforme el artículo 20 de la
Constitución Política de la República, no procede este procedimiento cautelar especial.
Este recurso debe interponerse dentro de los 60 días de ocurridos los hechos y será
conocido por el juez del trabajo. Se trata de un procedimiento que goza de preferencia
para su tramitación, que puede terminar en la adopción de las medidas cautelares que
estime pertinente el juez e incluso en la aplicación de multas. El empleador deberá emitir
un informe en relación con la denuncia que dé inicio al procedimiento y puede solicitarse
informe de la Inspección del Trabajo.
Se trata de una norma que, pese a lo que sugiere el texto, lo que hace es garantizar el
igualitario acceso a las funciones públicas. En este sentido, la Constitución Política de la
República establece una nueva igualdad especial -tales como ante la ley, la justicia, las
cargas públicas, etc.- que no es más que consecuencia del principio general que al
respecto se consagra en el número 2 del artículo 19.
Lo que hace esta norma no es sólo proscribir la arbitrariedad en el acceso a los cargos
públicos sino que, además, en nuestra opinión reserva al legislador el establecer los
requisitos adicionales a los señalados en la propia Constitución Política de la República.
Ahora bien, asumiendo que se trata de un derecho individual, no deja de ser curioso que
el artículo 20 sobre el recurso de protección no contemple esta garantía entre las que se
resguardan por dicha acción constitucional. Este hecho lleva incluso a preguntarse
realmente cuál es el contenido de la garantía. No obstante ello, ante una discriminación
arbitraria a este respecto siempre es posible recurrir por la vía de considerar que se viola
el número 2 del artículo 19 sobre igualdad en términos generales.
A modo de ejemplo:
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destacar los siguientes: i) ser ciudadano; ii) encontrarse con la situación
militar al día; iii) tener salud compatible con el desempeño del cargo; iv)
tener educación básica y cumplir con el nivel educacional acorde con el
cargo que se desempeñará; v) no haber cesado en un cargo por medida
disciplinaria o por deficiente calificación, a menos que se haya producido
la rehabilitación por el transcurso del tiempo, y; vi) no encontrarse
inhabilitado para el desempeño de cargos públicos ni procesado o
condenado por crimen o simple delito. A este respecto, por ejemplo, el
artículo 9 establece una inhabilidad de 15 años al respecto para quienes
hayan sido condenados por delitos terroristas.
El número 18 del artículo 19 señala que la Constitución asegura a todas las personas “el
derecho a la seguridad social. Las leyes que regulen el ejercicio de este derecho serán de
quórum calificado. La acción del Estado estará dirigida a garantizar el acceso de todos
los habitantes al goce de prestaciones básicas uniformes, sea que se otorguen a través de
instituciones públicas o privadas. La ley podrá establecer cotizaciones obligatorias. El
Estado supervigilará el adecuado ejercicio del derecho a la seguridad social”.
La “seguridad social” es un sistema que tiende a proteger a las personas ante ciertas
contingencias que son comunes en el ser humano y que disminuyen sus posibilidades de
ganarse la vida. Debe existir un mecanismo, público o privado, que provea frente al
estado de necesidad que genera la ocurrencia de las respectivas contingencias.
Dentro de las contingencias tradicionalmente consideradas como propias de la seguridad
social se encuentran, entre otras, la cesantía, la enfermedad y la vejez. Los sistemas de
seguridad social actúan por medio de prestaciones directas, entrega de especies o, en su
caso, a través de dinero. Por ejemplo, la jubilación –contingencia relativa a la vejez- se
entrega en dinero al igual que ciertos seguros de cesantía. Por su parte, se entrega leche a
mujeres embarazadas o en la primera etapa del crecimiento del niño. En materia de salud
existen prestaciones directas.
La Constitución de 1925 sólo se refiere a esta materia en su artículo 10 a partir de la
reforma de 1971. En efecto, establecía la seguridad social de manera programática,
señalando las diversas obligaciones que debía asumir el Estado frente a la ocurrencia de
determinadas contingencias. Dentro de ellas, se señalaba expresamente que la ley y el
Estado debían cubrir los riesgos de pérdida involuntaria de la capacidad de trabajo,
cesantía involuntaria o muerte del jefe de familia, etc. Incluso, la norma señalaba que
debía destinarse anualmente una cantidad de dinero “suficiente para mantener un
servicio nacional de salud”.
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La Constitución de 1980 optó por establecer una norma autónoma, inspirada por el
principio de la subsidariedad, principalmente en su fase activa pues fija tareas a su actuar.
De esta forma, se establece también por primera vez la posibilidad de que los privados
puedan otorgar prestaciones de seguridad social. De esta manera, no puede existir un
monopolio público forzado en estas materias.
En efecto, fue el Decreto ley 3.500 el que crea las administradoras de fondos de
pensiones en Chile, rompiendo el sistema mutual que existía previamente, en donde el
sector activo financiaba las prestaciones del sector pasivo. Por ello se dice que la
solidaridad no es una característica constitucional de la seguridad social
Generalidad, integralidad y uniformidad son los principios que en doctrina inspiran los
sistemas de seguridad social. La norma en estudio se basa, efectivamente, en la
generalidad –protección para todas las personas- e integralidad o cobertura de todas las
prestaciones propias de la noción misma de seguridad social. No resulta claro que la
norma en estudio consagre una noción de uniformidad en el sentido de someter a todos al
mismo sistema pues la referencia a dicha característica, en nuestra opinión y atendido el
texto constitucional, guarda relación con un mínimo garantizado.
El Estado asume principalmente dos funciones:
- Garantizar a todos el acceso a las prestaciones básicas uniformes, sean
otorgadas por instituciones públicas o privadas. Se trata de un derecho de
acceder a estas prestaciones. Se trata de la conjunción del principio de la
subsidariedad y la solidaridad, de manera de asegurar la jubilación ante la
vejez, la pensión de sobrevivencia y de invalidez. Aún en el caso de
quienes cotizan para efectos de la jubilación en el sector privado, el Estado
garantiza una jubilación mínima.
- El Estado debe supervigilar o fiscalizar el adecuado ejercicio del derecho a
la seguridad social. En consecuencia, esta actividad se encuentra
ampliamente regulada, siendo labor de las Superintendencias de Seguridad
Social (Isapres) y de AFP el fiscalizar en estas materias.
Las leyes que regulan el ejercicio de este derecho a la seguridad social son de quórum
calificado. El número 6 del artículo 65 de la Constitución Política de la República
establece, por su parte, que las leyes que tengan relación con estas materias son de
iniciativa exclusiva del Presidente de la República.
Los DL 3.500 y 3.501 crean un sistemas privado de pensiones, administrado por los
privados, en base a la capitalización individual y rompiendo con los sistemas
tradicionales, de tipo mutual. Estos decretos contemplaron un sistema de transición de
manera de asegurar las prestaciones de quienes habían cotizado en el antiguo sistema,
otorgándoles en todo caso la posibilidad de acceder al nuevo.
El derecho contenido en el numeral en estudio es de orden social y, en razón de ello, no
se encuentra resguardado por el recurso de protección.
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Finalmente, debe tenerse presente que la propia Constitución Política de la República
contempla la posibilidad que por ley se exijan cotizaciones obligatorias, como las que se
retienen a todos los trabajadores dependientes al momento de pagar sus salarios.
La primera parte del número 19 del artículo en estudio señala que la Constitución Política
de la República asegura a todas las personas “el derecho de sindicarse en los casos y
forma que señale la ley. La afiliación sindical será siempre voluntaria”.
Se trata de una concreción del derecho a la libertad de asociación la que, como hemos
dicho, es en un doble sentido, es decir, quien quiere hacerlo se puede asociar pero nadie
puede ser obligado a asociarse. Adicionalmente, es posible desafiliarse libremente o
cambiar de sindicato pues es perfectamente posible que en una misma actividad existan
varios sindicatos. Lo que no permite la ley es participar en dos sindicatos en relación a un
mismo empleador.
El sindicato es una organización de trabajadores que se crea formalmente de conformidad
a la ley con el objeto de representar a los trabajadores, resguardar y representar sus
intereses. Existen sindicatos dentro de la empresa en que se trabaja y también entre
trabajadores de diferentes empresas. En efecto, el actual artículo 216 del Código del
Trabajo permite la creación de sindicatos de una misma empresa, inter empresa, de
trabajadores independientes y transitorios.
En el sector público –adicionalmente a no contemplarse la negociación colectiva ni la
huelga- tradicionalmente no se ha permitido la sindicación, como se ha establecido en
normas legales tales como el Código del Trabajo y el estatuto administrativo. Por eso, los
empleados de este sector o empleados públicos se suelen agrupar en asociaciones
gremiales. Esta tendencia ha cambiado y en la actualidad, por ejemplo, el artículo 212
señala expresamente que es posible la sindicación en las empresas públicas, norma que
debe complementarse con lo dispuesto en el artículo 217 en cuanto esta norma se refiere
a la posibilidad de sindicarse que tienen los trabajadores de las empresas que se
relacionen con el Gobierno a través del Ministerio de Defensa.
Lo anterior es posible pues el derecho constitucional queda sujeto, en su ejercicio y
características a la ley. Existe una reserva legal a este respecto que, en nuestra opinión,
debe ser estricta pues se refiere derechamente a precisar el alcance concreto de un
derecho constitucional. Este sistema es diverso al que se estableció en el número 14 del
artículo 10 de la Constitución de 1925 a partir de la reforma de 1971 pues, en dicha
norma, se consagraba expresamente el derecho de sindicarse “en el orden de sus
actividades o en la respectiva industria o faena… todo ello en conformidad a la ley”.
El segundo inciso del numeral en estudio señala “las organizaciones sindicales gozarán
de personalidad jurídica por el solo hecho de registrar sus estatutos y actas constitutivas
en la forma y condiciones que determine la ley”. Esta norma busca sustraer de las
consideraciones administrativas la posibilidad de reconocer la personalidad jurídica de
una entidad sindical como ocurre, por ejemplo, en materia de ciertas personas jurídicas de
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derecho privado sin fines de lucro, en las que la intervención del Estado administrador es
relevante. Se trata entonces de una garantía que no queda ni siquiera sujeta a la dictación
de una ley.
Al tener personalidad jurídica, las entidades sindicales pueden adquirir derechos y
obligaciones, comprar propiedades, no depender del patrimonio de dirigentes
determinados, etc.
La parte final del numeral en estudio señala que “la ley contemplará los mecanismos que
aseguren la autonomía de estas organizaciones. Las organizaciones sindicales no podrán
intervenir en actividades político partidistas”.
La parte final del inciso en estudio es una concreción más del principio de la
subsidariedad, en el sentido que lo hemos analizado. En efecto, más que un principio que
busca inhibir al Estado, establece una forma de actuar del mismo a partir de reconocer el
tipo de relación que existe entre las actividades de las sociedades intermedias y la
superior o Estado. De esta forma y adicionalmente, en la forma en que se consagra el
principio positivamente en Chile, se señala que la autonomía que se reconoce a los
grupos intermedios es sólo para cumplir sus propios fines específicos, como señala el
artículo 1. Por ello, el Estado y la ley sólo permiten que los sindicados persigan fines
laborales, prohibiendo que intervengan en actividades “político partidistas”. Conocido es
el enfoque constitucional que tiende a limitar la actividad de los partidos políticos,
centrándola en sus fines específicos. Lo que sí llama la atención es que la prohibición
constitucional no se refiere a actividades políticas en general sino sólo a las que tienen
alcance partidistas. Una interpretación a este respecto permite concluir que lo que se
prohíbe es desarrollar actividades propias de los fines que se reservan a los partidos
políticos. En el fondo se busca evitar la instrumentalización de los sindicatos por parte de
los partidos políticos. Por ello, es posible sostener que no existe una prohibición absoluta
a que un sindicato exprese opiniones sobre problemas meramente políticos.
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