Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El músico y el docente
Reflexiones en torno al lugar de la pedagogía
musical en la escuela primaria. Apuntes de
investigación
The musician and the teacher. Reflections on the role of music
pedagogy in primary school. Research notes.
Pablo SERRATI
Licenciado en Sociología (UBA), Docente de Música
en Nivel Secundario y Docente de Nivel Terciario
Natalia MIRANDA
Docente de música en Nivel Inicial y Primario
(Provincia de Buenos Aires)
En las entrevistas que hemos realizado a los docentes de música (del Sector de
Gestión Estatal del Nivel Primario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
35
1
En el sistema educativo argentino es federal, de forma que cada jurisdicción (las veintitrés provincias y
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires) componen un Consejo Federal de Educación (CFE) del que junto
a la Ley de Educación Nacional emanan las políticas educativas nacionales. A su vez, cada jurisdicción,
tiene márgenes de aplicación en función de las particularidades de cada territorio. Si bien todo el sistema
educativo en Argentina es público, existe un sector de gestión estatal y otro de gestión privada, los cuales
se atienen a las mismas normativas y lineamientos. El sector de gestión estatal es de acceso gratuito,
mientras que el de gestión privada generalmente es arancelado (aunque muchas veces cuenta con
subsidios estatales), y posee ciertos márgenes de decisión en aspectos operativos de la educación, que
quedan a cargo de entidades privadas (que pueden ser empresas, ONGs, cultos religiosos, etc.).
A su vez, siguiendo la legislación nacional, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) organiza su
sistema educativo obligatorio en cuatro niveles: Inicial (que incluye a los niños hasta los 5 años), el
Primario (al que ingresan los niños de 6 años, y que está dividido en siete niveles sucesivos), el
Secundario (dividido en cinco niveles) y el Superior. En cuanto al Nivel Primario, la ciudad cuenta con
460 establecimientos de gestión estatal, en los cuales los siete “grados” están divididos en dos “ciclos”
(de primer a tercer grado son parte del primer ciclo, y de cuarto a séptimo grado forman parte del
segundo ciclo). Existen a su vez diferentes ofertas educativas, entre las que destacan (por ser las
mayoritarias) las escuelas de “jornada simple” y las de “jornada completa”. La enseñanza musical es
obligatoria en todos los grados (cuarenta minutos semanales en las de jornada simple; y dos “estímulos”
semanales de cuarenta minutos en las de jornada completa), formando parte de las “materias del área
curricular” (junto a inglés, educación física, artes visuales/plástica, etc.), y es dictada por un docente
especializado en la materia (generalmente con titulación de “maestro” o “profesor” de música). Existen a
su vez sistemas públicos estatales de formación musical/instrumental, que funcionan de modo
complementario y optativo por fuera del horario escolar (“Escuelas de música”).
Por último, la ciudad posee dentro del Nivel Superior Conservatorios/Escuelas Superiores de Música que
brindan una formación profesional en música (que abarca desde los primeros niveles y se realiza de
modo independiente a la escolaridad primaria), e incluye la formación de profesores. En este sentido, la
formación de música en la escuela primaria no busca (al menos en principio) la adquisición de una
formación específica en el área musical (los documentos curriculares, hacen hincapié en una formación
práctica, por sobre aspectos teóricos o de “lenguaje”, y se señala explícitamente la necesidad de evitar
una formación específica que queda destinada a los espacios previstos fuera del Nivel Primario).
2
Esta observación coincide por su parte con las indagaciones hechas por Isabel Cantón Mayo y Gustavo
Vargas (2010), quienes analizan la realidad de los docentes de música en el nivel primario de la CABA, y
encuentran que los actos y muestras escolares son “el aspecto que mayoritariamente determina el tipo de
36
práctica que se realiza” en estos espacios (Ibídem: p. 9). Si bien encontramos muchos puntos de
coincidencia con los hallazgos hechos por estos autores, existen desde nuestro punto de vista algunos
elementos que es necesario profundizar, ya que si por un lado dan cuenta de esta centralidad del acto
Página
escolar en la práctica del docente de música, el propio objetivo de investigación (la comparación de las
prácticas docentes con el diseño curricular), los lleva a no profundizar sobre los motivos y las
Más allá de esta importancia otorgada al acto escolar por los entrevistados, uno de
los aspectos más interesantes es que los entrevistados no observan esta relación entre
acto y docencia como llamativa, sino que por el contrario la entienden como “evidente”.
Para los entrevistados, esto es lo que naturalmente deben hacer en tanto docentes de
música. Esto se observa en que comúnmente es el acto el elemento que estructura sus
planificaciones y los objetivos que se trazan para el año. En este sentido, entendemos
que este vínculo es constitutivo del habitus del docente de música3, en tanto conjunto de
consecuencias de éste hecho, que explican hipotéticamente señalando las falencias de formación de los
Institutos de Formación Docente –IFD, y secundariamente por “la cultura institucional de la
jurisdicción”, aspecto éste que como desarrollaremos creemos que es fundamental.
3
El concepto de “habitus” desarrollado por Pierre Bourdieu hace referencia al conjunto de categorías
adquiridas por los agentes que les permiten desenvolverse en su medio social (“campo”). El habitus
refiere a los “sistemas perdurables y trasladables de esquemas de percepción, apreciación y acción que
Página
disposiciones duraderas adquiridas por los agentes, que permite a los actores darles
sentido sus propias prácticas; es decir, en tanto les permite sostener una creencia en lo
que se hace.
Sin embargo, las implicancias de esta centralidad del acto escolar no se reducen sólo
a otorgar sentido a la práctica del docente de música (en tanto organizador de la
planificación y de los contenidos a desarrollar, así como de los objetivos a conseguir en
el aula); como bien describen los docentes en las entrevistas, la preparación de actos
escolares es a su vez el modo en el que su tarea docente cobra sentido para el resto de los
4
actores del campo escolar (y no sólo para ellos mismos). En este sentido, el acto
escolar sirve a su vez para dar sentido y legitimar la práctica del docente de música
frente al conjunto de los agentes del campo escolar: la preparación de los actos no sólo
sirve como estructurante de la propia práctica docente, sino que además ubica a la
misma en el campo escolar que la contiene:
“Los directivos ven el trabajo que hago constantemente, acto a acto que va
transcurriendo, ellos ven las cosas constantemente” (Docente de música, Entrevista
en profundidad, 2015)
En este sentido, cuando hablamos de habitus del docente de música, nos referimos al conjunto de
disposiciones con los que cuentan los docentes de música que, por ser ellas mismas resultados de la
interiorización de estructuras objetivas, encuentran una correspondencia con éstas estructuras. De este
modo, afirmamos que estos modos de entender su posición, le permiten al docente de música desplegar
un conjunto de estrategias para desenvolverse en el campo de forma predecible.
4
El concepto de “campo” desarrollado por Pierre Bourdieu hace referencia a una configuración de
relaciones objetivas entre diferentes posiciones que ocupan los agentes. En este espacio, los agentes
disputan para imponer su propia forma de visión y división como legítima al conjunto de los agentes que
en él participan, es decir, por imponer su propia visión sobre lo que “es” y “debe ser” el campo
(Bourdieu y Wacquant, 2014). De este modo, cuando nos referimos a campo escolar, hacemos referencia
a un complejo espacio en el que entran en juego diferentes agentes, que entre otras cosas disputan el
sentido que tiene la escuela (capital simbólico). Incluimos por ello dentro del campo escolar no sólo a los
agentes manifiestos de la “estructura escolar” (alumnos/as, docentes, directivos/as, supervisores, etc.),
38
sino a todo un conjunto de actores que intervienen en el mismo en mayor o menor medida según los
momentos y lugares históricos (lo que puede incluir a padres, cooperadora, funcionarios, medios de
comunicación, etc.). De esta manera, los límites del campo escolar no se delimitan a priori por un acto
Página
nominal de inclusión/exclusión hecho por el investigador o algún agente institucional, sino que sus límite
son uno de los elementos que está en disputa, junto al poder para definir el sentido del mismo.
“Yo creo que esto se gestiona, si vos tenés presencia vos podés pedirle un
instrumento a una cooperadora. Por eso es importante el hecho de hacer las
producciones y que te vean en los actos también, que los padres te conozcan, que
sepan cómo vos trabajás. [...] La cooperadora cuando evalúa en qué se gasta, dicen
no, la verdad que no, si nunca vemos producciones, nunca se ve nada, que se yo, no
le vamos a comprar instrumentos.” (Docente de música, Entrevista en profundidad,
2014)
“…el acto es el momento en el que uno, como docente ante la comunidad escolar,
muestra lo que está trabajando, muestra lo que está haciendo. Uno no tiene padres
entrando todo el tiempo al aula… no soy de hacer clases abiertas tampoco, porque
el momento en el que uno muestra lo que los chicos están trabajando es en ese
momento.” (Docente de música, Entrevista en profundidad, 2015)
“…en los actos se desesperan porque vos estés. Para que esté en el acto. Aunque
sea para… para que haya música, viste ¿me entendés? Desde lo… desde lo lúdico,
¿me entendés?” (Docente de música, Entrevista en profundidad, 2014)
5
Afirmar que el acto escolar es el nodo que da sentido a la práctica del docente de música en el campo
escolar, no implica en absoluto negar la existencia de docentes que realicen otras prácticas alternativas a
esta. La afirmación de esta centralidad, y el señalamiento de la misma como nodo de las representaciones
Página
de la docencia de música, tratan de explicitar el lugar que la clase de música ocupa, más allá de las
acciones concretas de los “docentes particulares”. En este sentido, no hay que confundir la acción
concreta de los agentes (estrategias particulares para intervenir en un campo) con las estructuras objetivas
y el sistema de disposiciones en torno a los cuales se estructura un campo particular, y que en definitiva
es lo que distribuye a los agentes particulares y sus estrategias particulares en la relación con el resto.
39
6
Somos conscientes que si por un lado es necesario dar cuenta de la perspectiva de los actores,
generando herramientas que expliquen por qué piensan o se expresan de cierta manera, el conocimiento
de ésta no puede reducirse a la representación que éstos tienen de sí mismos. En este sentido, es
40
cuenta de las estrategias y representaciones de los agentes (reduciéndolas meramente a una “falsa
conciencia”).
7
Esto sería equivalente al hecho de que por ejemplo, el ejercicio o la actividad de matemática reemplace
al conocimiento al que ese ejercicio permite acceder. No desarrollaremos en este artículo algunas
42
contradicciones de ésta concepción que tiene una fuerte raigambre en la educación musical y artística de
nuestro país, pero señalemos que el mismo se sustenta en el supuesto de continuidad entre el material (o
más precisamente entre la interpretación del material) y el conocimiento implícito en éste, el que permite
Página
sugerir que el contenido musical puede reducirse a la interpretación del repertorio, que a su vez
permitiría el acceso espontaneo a éste conocimiento musical.
Por ahí lo que me pasa es que por ahí en primer ciclo [...] trabajo más o menos lo
mismo, porque después la presentación en un acto con un grado sólo no se luce
nada, los chicos no la pasan bien y a ellos les gusta presentar las cosas. Entonces yo
como que trabajo más así, más grande.” (Docente de música, Entrevista en
profundidad, 2014)
“Sé que tengo un acto, por ejemplo el 25 de mayo, entonces sé que quiero hacer
por ejemplo candombe, o buscar algo folklórico y entonces en base a eso elijo
canciones que sé que voy a poder hacer con un primer ciclo y otras con un segundo
ciclo. Entonces en base a eso voy armando.” (Docente de música, Entrevista en
profundidad, 2015)
En este sentido, vemos que la centralidad que ocupa el producto musical hace que el
conocimiento musical 8 (como objetivo fundamental de la enseñanza) sea reemplazado y
desplazado de este lugar por los materiales y el repertorio, que dejan de ser un medio
para acceder al conocimiento (capital musical), y pasa a transformarse en un fin en sí
mismo (en tanto se supone que “incluye” el conocimiento musical). Sin embargo, las
entrevistas también señalan que en la mayoría de los casos “hacer un acto” poco tiene
que ver con “hacer docencia” 9, entendiendo por esto último el centrar la atención en
8
La idea de “conocimiento musical” ha tenido diferentes abordajes, algunos de los cuales han sido
desarrollados y sistematizados por Violeta Hemsy de Gainza (2013: ver por ejemplo Caps. III y IV) o por
Daniel Belinche (2011), y que incluso en Argentina se ha materializado en una de las pocas Resoluciones
del Consejo Federal de Educación (CFE) que se refieren a la enseñanza Artística (Ver Res. CFE 111/10).
En este artículo no profundizaremos este debate que es necesario considerar, sino que ateniéndonos al
marco teórico adoptado usaremos “conocimiento musical” para referirnos al capital cultural y simbólico
socialmente legitimado y validado dentro del campo musical a partir de un largo trabajo de construcción
y autonomización. En este sentido, el conocimiento musical hace referencia al conjunto de
conocimientos (teóricos y prácticos) que el campo musical reconoce como propios, y que han variado
históricamente.
9
Es llamativo en este sentido, que en general los estudiantes de profesorado de música y los docentes de
música consultados en esta investigación, no identifican con las mismas palabras los objetivos de la clase
de música en la primaria y los objetivos de la educación primaria en general. Para los docentes de música
entrevistados, generalmente identifican los objetivos de la escuela primaria con el aprendizaje de
Página
“conocimientos”, mientras que los de la clase de música en ese nivel se relacionan con el desarrollo de
otros elementos (personalidad, habilidades cognitivas, etc.), pero no centralmente en el aprendizaje de
conocimientos musicales. Señalemos que esta diferencia entre los objetivos de la educación y la
educación musical, encuentra también expresión institucional en la separación de los escalafones de
ascenso de los docentes de música (y curriculares en general)con respecto al de los docentes de grado
43
Como podemos ver, esta concepción del acto en tanto muestra del trabajo docente y
del aprendizaje escolar (que presupone la aprehensión por los estudiantes de los
conocimientos implícitos en las producciones y los materiales), transfigura totalmente el
rol del docente de música. La tarea del docente de música rota su eje y transforma su
objetivo principal, constituyéndose en un cuasi productor de espectáculos (a partir de la
creación de arreglos y la dirección de interpretaciones), quedando diluido el rol de
enseñante de saberes teórico-prácticos del campo musical.10
(Estatuto Docente de la CABA: Capítulo V, Art. 9).La imposibilidad objetiva de acceso a los cargos
directivos de la educación primaria, sugiere pensar que la estructura institucional refuerza la idea de dos
objetivos educativos diferentes, encargados a dos educadores diferentes (curriculares y de grado).
10
Señalemos que más allá de las intenciones que (a veces) manifiestan los docentes, los productos que se
muestran en el acto implican la reconsideración del producto áulico en función de la idea de producto
“artístico” en los términos que la comunidad “no-escolar” lo entiende, es decir como “producto bello”.
De esta manera el producto artístico mostrado aparece como producto final, antes que como proceso de
construcción (resultado del uso de habilidades musicales). Por último, todo esto lleva a que la producción
44
Musical. Este evento se realiza de forma anual desde hace más de 35 años, y representa el principal
evento del sector de Educación Musical del Área de Primaria. El mismo consiste en “muestras” a la
comunidad de las producciones musicales escolares, las que son interpretadas en diferentes espacio
culturales de la ciudad. Además existe un “evento central” en el que se presentan las propuestas que cada
Supervisor de Música propuso al Supervisor Coordinador de Música. Como dijimos, este evento es junto
con las capacitaciones docentes, la actividad principal del sector de educación musical, por lo que
podemos suponer que, del mismo modo que sucede en el nivel escolar, la música en la escuela aparece a
nivel distrital como un generador de productos “bellos para mostrar”, antes que como un espacio donde
Página
modificar la mediación que puede realizar entre los estudiantes y un capital cultural y
Página
docente, genera un menor extrañamiento por parte de los docentes de música, que en última instancia se
sienten interpelados como aquello para lo que fueron formados.
12
En este sentido, esta postura niega el carácter histórico de lo que señala Bourdieu (2014, pp. 65-84)
como el principio de visión (creencia) y el principio de división(competencia), los cuales permiten
acceder a la mirada estética. Además, como nos señala este autor, estos principios están basados en la
posesión de los instrumentos adecuados de reconocimiento y conocimiento, que permiten por un lado
identificar el nomos (en tanto principium divisionis) que rige en el campo artístico, y por otro, permiten
realizar las diferencias al interior de lo que ella incluye.
13
Como señala Bourdieu (2014b, p. 18-19), la “sociología de la educación” está llamado a ser parte de la
“sociología del poder”, ya que “lejos de ser esa suerte de ciencia aplicada que se acostumbra a ver en
ella, por ende inferior, y buena solamente para los pedagogos, se sitúa en el fundamento de una
48
antropología general del poder y de la legitimidad: lleva, en efecto, hacia el principio de los
‘mecanismos’ responsables de la reproducción de las estructuras sociales y de la reproducción de las
estructuras mentales que como están genéticamente y estructuralmente ligadas a ella, favorecen el
Página
A su vez, una segunda línea de pensamiento que puede desprenderse de este cambio
en el rol del docente de música, nos sugiere que en tanto el docente no está encargado de
“enseñar” (o de garantizar que los estudiantes aprendan), sino de amenizar y crear
producciones para los actos, es lógico que la música aparezca desjerarquizada en la
estructura del campo escolar (que tiene como objetivo principal explícito socializar
conocimientos y no “entretener”). El sentido legítimo (legitimado) del campo escolar es
como hemos dicho un territorio en continua disputa, que varía históricamente, pero que
sin embargo encuentra en la transmisión de conocimientos válidos un importante eje. En
14
este sentido, la configuración de una prelación de saberes escolares en la que la
música no ocupa un lugar importante, es consecuencia (entre otras cosas) del propio rol
que el docente de música está llamado a ocupar en la dinámica institucional.
El docente de música aparece así como un decorado, reducido a la figura de un
generador de “entretenimiento”, un “gestor de espectáculos”, antes que como el poseedor
de un capital legítimo y válido que es necesario que los estudiantes aprehendan. En otras
palabras, la música, como objeto de conocimiento escolar, es entendida con una función
utilitaria y técnica (“que sirve para”), pero no como un capital válido y valioso en sí
mismo, que es necesario que los chicos adquieran y que tienen derecho a adquirir como
cualquier otro saber escolar. De este modo, sostenemos que la representación de música
como algo secundario se relaciona con el lugar objetivo que la misma ocupa en el campo
escolar y en la representación escolar, en tanto espacio donde no se imparte un
conocimiento (o capital cultural socialmente válido).
Página
distribución del capital cultural, y por lo tanto en la reproducción de la estructura del espacio social, se ha
vuelto una apuesta central de las luchas por el monopolio de las posiciones dominantes”.
14
Para mayores desarrollos sobre la implicancia de esta prelación de saberes, recomendamos la consulta
de la Tesina de licenciatura (DAMus-UNA) de Gustavo Zito (2015)
49
15
Retomamos en este punto la investigación de Carabetta (2014), quien siguiendo fundamentalmente los
50
planteos de Thomas Regelsky, y también de David Elliot, Bertil Sundin y Lucy Green, ha realizado un
interesante trabajo de campo a partir del cual da cuenta del “bajo impacto” de la educación musical
escolar en los estudiantes de primaria. Si bien estas investigaciones refieren al “Gran Buenos Aires”, es
Página
posible pensar que muchas de las afirmaciones allí vertidas son válidas para la Ciudad de Buenos Aires,
y resulta, en todo caso una tarea pendiente poder ampliarlas y profundizarlas para este distrito.
Si bien compartimos con Cantón Mayo y Vargas (2010) que el desfasaje entre la
formación de los Institutos de Formación Docente de Música y la práctica real de las
escuelas, es uno de los factores que permite explicar la realidad de la educación musical
en las escuelas, creemos también que éste factor no llega a dar cuenta de la totalidad de
esta problema. De esta manera, el problema que se nos plantea no corresponde sólo a las
instituciones formadoras de docentes, sino que abarca a la institución educativa en su
conjunto. En este artículo hemos querido dar cuenta de la dimensión global del problema
educativo, evitando caer en la idea de que el “problema de la escuela” puede ser reducido
a un problema de “falta de formación” y de “falta de la técnica adecuada” (método) por
parte del docente. Es justamente, a través de esa reducción, que se oculta que el
problema escolar es más profundo 16.
Por otra parte, la respuesta concreta (“didactista”) al problema concreto y emergente
del aula puede aparecer como un discurso amable y autosatisfactorio, pero es en realidad
uno de los obstáculos más profundo con el que se enfrenta la educación musical para ser
estudiada y desentrañada. Esta actitud oculta el problema de fondo e impide actuar sobre
él, condenando a la educación musical a un lugar “de reparto” en el sistema educativo
actual (con evidentes consecuencias negativas para la producción dentro del propio
campo artístico). En este contexto, investigar el lugar de la clase de música, como parte
de un contexto escolar, y más allá de los problemas cognitivos y de la relación concreta
de enseñanza aprendizaje, busca indagar sobre la educación musical como un problema
más amplio que se enreda con el de la educación. Como sostiene Violeta de Gainza, el
“rescate de la pedagogía musical” debe partir de la base de comprender que la
“pedagogía musical es pedagogía”, pensar la educación musical es por lo tanto pensarla
como parte del contexto educativo y escolar.
Página
16
En este sentido, la efervescencia de métodos y talleres destinados a proponer soluciones didácticas
para el aula, son un síntoma de esta realidad, y evitan confrontar el problema de la educación como un
problema escolar. Este esquema propone al docente como un profesional responsable de su propia tarea
de forma aislada.
51
BIBLIOGRAFÍA
Belinche, D. (2011). Arte, poética y educación. La Plata: Facultad de Bellas Artes
UNLP.
Bourdieu, P. (1998). La distinción. México: Taurus.
Bourdieu, P. (2014a). El sentido social del gusto, elementos para una sociología de la
cultura (1a ed. especial). Buenos Aires: Siglo XXI editores.
Bourdieu, P. (2014b). La nobleza del estado. Educación de elite y espíritu de cuerpo (1a
ed. especial). Buenos Aires: Siglo XXI editores.
Bourdieu, Pierre, y Passeron, Jean Claude. (1977). La Reproducción. Elementos para
una Teoría del Sistema de Enseñanza. Barcelona: Laia.
Bourdieu, P., & Wacquant, L. (2014). Una invitación a la sociología reflexiva (1a ed.
especial). Buenos Aires: Siglo XXI Editores Argentinos.
Cantón Mayo, I., y Vargas, G. (Octubre de 2010). El curriculo en la práctica musical.
Revista Iberoamericana de educación / educaçao, Núm. 51/4. Recuperado de
http://rieoei.org/
Carabetta, S. (2014). Ruidos en la educación musical. Ituzaingó: Maipue.
Hemsy de Gainza, V. (2013). El rescate de la pedagogía musical: Conferencias,
escritos, entrevistas. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Lumen.
Zito, G. (2016). La educación musical en el ámbito pedagógico, saber principal o
secundario. (Tesina de Licenciatura). DAMus-UNA. Buenos Aires.
52
Página