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Tema 9 Rotura Problemas Contorno PDF
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GEOTECNIA
APUNTES TEMA 9
____________________________________________________
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
a) b) c)
Q
q
P Q
Q q
Et
W W
q
Ei
R
Rb
Figura 9.1.a-c Problemas de contorno básicos generales del tema: estructuras de contención (a),
capacidad portante (b) y estabilidad de taludes (c)
Se supone una porción de suelo (, , c = 0), de profundidad y espesor indefinidos, seco y con
superficie libre horizontal ( = 0), en el que no se ha alterado su estado inicial de tensiones ni de
deformaciones (grado de consolidación OCR igual a la unidad y condiciones edométricas). Si se
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
presta atención a un elemento diferencial situado a una profundidad determinada z (ver figura
9.1.1), éste estará sometido a las tensiones verticales v y horizontales h , ambas principales
Ya sabido, el factor que relaciona ambas tensiones en un punto será el coeficiente de empuje K
( K h / v ). Si las deformaciones laterales están impedidas (caso edométrico), dicha relación
del grado de consolidación y del ángulo de rozamiento interno del suelo. Para suelos
normalmente consolidados (OCR = 1), puede utilizarse la expresión que propuso Jaky (1944):
K 0 1 sin . Si se representa esta situación mediante círculos de Mohr (plano ; figura
9.1.2) incluyendo el criterio de rotura de Mohr-Coulomb, el caso considerado (en reposo:
terreno con superficie libre horizontal y sin sobrecargas, en particular con la expresión de
Jacky), permanecerá siempre bajo el criterio de rotura.
, , c = 0)
z
v
h = K0 v
Figura 9.1.1 Estado tensional al reposo en un punto del suelo con superficie libre horizontal ( = 0)
Figura 9.1.2 Representación en el plano (σ, τ) del estado tensional al reposo de un punto del suelo con
superficie libre horizontal
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
Los empujes son las presiones que soporta una posible estructura de contención insertada o
construida en el terreno. Luego partiendo del caso anterior, si se supone una proyección vertical
en el suelo hasta una profundidad determinada y con deformaciones laterales nulas, sobre dicha
proyección se aplicarán empujes al reposo.
En caso de que las deformaciones laterales sean no nulas, el empuje pasará a ser empuje activo
(desplazamientos hacia el sentido en el que el suelo se descomprime) o pasivo (desplazamientos
hacia el sentido en el que el suelo se comprime). Conceptualmente, los empujes (activos o
pasivos) en el trasdós de una estructura de contención pueden entenderse como si provinieran
del estado tensional que se generaría al desplazar horizontalmente un paramento que contuviera
el suelo.
Se supone ahora la misma porción de suelo anterior (sin cohesión y con superficie libre
horizontal), con una plataforma vertical móvil supuestamente ilimitada en profundidad,
indeformable y movible a voluntad. En este caso, el estado activo (figura 9.1.3, superior) se
consigue desplazando horizontalmente la plataforma de contención hacia el intradós, que como
se ha comentado, descomprime el suelo. En este estado, la relación entre tensiones que controla
la ley de empujes se regirá por el coeficiente de empuje activo Ka.
De manera análoga al caso anterior, para el estado pasivo (figura 9.1.3, inferior), el
desplazamiento de la plataforma es hacia el trasdós y el coeficiente de empuje pasivo Kp es el
que controla la relación entre tensiones.
Es evidente que el empuje pasivo, con desplazamientos en contra del suelo, comprimiéndolo,
será cuantitativamente mayor que el activo (Kp > Ka).
Si se representan ahora estos dos estados mediante círculos de Mohr, en el caso del estado
activo (figura 9.1.4, superior), al desplazar la plataforma hacia el intradós, las tensiones
horizontales disminuyen desde el estado al reposo hasta alcanzar unos valores límite h ,a
correspondientes al estado activo, en el que el círculo de tensiones del punto de análisis toca el
criterio de rotura (las tensiones verticales serán prácticamente invariables en este proceso por
corresponder al equilibrio con el peso de tierras situadas por encima de cada punto, cuya altura
se supone teóricamente constante). Las tensiones principales se mantienen ordenadas respecto al
caso del estado al reposo (principal mayor correspondiente a la tensión vertical, 1 v , y
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punto h ,a (que corresponde al polo de tensiones al ser = 0), se identifican las direcciones de
Estado activo:
dirección (I a) de los Ley de empujes del
planos de rotura (
estado activo:
z v
h,a
e activo
(e reposo)
z v
h,p
e pasivo
(e reposo)
Figura 9.1.3 Obtención de los estados activo y pasivo en un punto de una porción de suelo mediante la
hipótesis de desplazamiento horizontal de una plataforma vertical ilimitada
En el caso del estado pasivo (figura 9.1.4, inferior), al desplazar la plataforma hacia el trasdós
(es decir, comprimiendo el terreno) las presiones horizontales (empujes) en el suelo aumentarán
como reacción del terreno que se opone al movimiento. En este estado también se llega a un
valor límite h , p correspondiente al estado pasivo (de nuevo considerando las tensiones
verticales invariables). Aquí, las tensiones principales cambian de orden, siendo en los estado
pasivos la tensión principal mayor igual a la tensión horizontal, 1 h , p , y la tensión principal
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ahora las direcciones de las superficies de rotura correspondientes (Ip - IIp), con ángulos
menores respecto a la horizontal, comparado con el caso del estado activo.
Estado activo:
dirección de los
planos de rotura I a
Estado
activo
reposo v = 1
0
h,a = 3
(Kav)
( z)
dirección de los
planos de rotura II a
Estado pasivo:
dirección de los
planos de rotura I p
Estado pasivo
reposo v= 3 h,p = 1
0
( z)
(Kpv)
dirección de los
planos de rotura II p
Figura 9.1.4 Representación en el plano (σ, τ) de los estados tensionales activo y pasivo un punto del
suelo con superficie libre horizontal ( = 0)
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Tensión
horizontal, h
Estado pasivo, h ,p
a << p
Estado al reposo, h ,0 Ka < K0 < Kp
h ,a , Estado activo
Desplazamiento, 0
hacia el intradós) (E.activo) (E.pasivo) (hacia el trasdós)
Figura 9.1.5 Influencia de los movimientos del terreno sobre los coeficientes de empuje (criterio de
activación de los mismos).
Como se ve y se ha indicado, existen dos estados límites, el estado activo y el estado pasivo, que
constituyen los dos extremos de tensión que el terreno puede ejercer sobre una estructura de
contención para cada profundidad, estos son, los empujes mínimos y máximos del terreno en la
misma. Al generarse el estado activo, la presión del terreno contra la estructura de contención
alcanza un mínimo, mientras que al generarse el estado pasivo la presión del terreno contra la
estructura alcanza un máximo. En el caso típico de una estructura de contención, si es estable
(factores de seguridad superiores a la unidad) resistirá el estado tensional generado y no
colapsará, mientras que si es inestable (factores de seguridad menores a la unidad) se alcanzará
los estados límite y colapsará.
En zonas urbanas o con edificaciones próximas se intentará trabajar normalmente cerca del
estado en reposo para reducir deformaciones y asientos y en pocas ocasiones se permitirá que el
terreno se movilice para generar los estados activos, ya que, aunque por un lado el empuje a
soportar por la estructura es menor (Ka < Ko), el inconveniente que puede generar el movimiento
del terreno a las otras edificaciones no suele ser admisible.
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Si se considera ahora un paramento con una altura H fijada (que es lo que sucede en casos
prácticos debido a la geometría real de las estructuras de contención), el comportamiento en
rotura explicado en el apartado anterior viene condicionado por la misma, generando una
superficie de deslizamiento límite compatible con el valor de H. En este contexto se procede a
continuación a explicar el desarrollo teórico básico referente a dos teorías clásicas de obtención
y cuantificación de los empujes sobre estructuras de contención. Éstas son, la teoría de Coulomb
y la de Rankine.
Coulomb observó que cuando los muros colapsaban (por empuje activo, esto es, por el empuje
de tierras provocado en el trasdós con desplazamiento hacia el intradós) las tierras en el trasdós
permanecían con una forma inclinada más bien plana. En base a este hecho propuso un modelo
de estimación de los empujes del terreno (empujes activos) planteando el equilibrio de la masa
de suelo desplazado en el caso más desfavorable. Dicho modelo supone que los movimientos
del muro son suficientes como para que se forme en el terreno una cuña de empuje que está
limitada por una superficie de deslizamiento plana (la curvatura real es despreciable en el caso
de los empujes activos).
El empuje activo, Ea se puede obtener por equilibrio de fuerzas en la cuña de rotura al conocer
completamente el vector peso (W) en magnitud y posición, y la dirección de la reacción en el
segmento BC (al ser plano) y de Ea. Sin embargo se desconoce todavía cuál es la cuña de rotura
que se produce. Cuñas de rotura pequeñas (segmento BC muy vertical, figura 9.1.6-derecha)
darán lugar a empujes bajos (poco peso de terreno) mientras que cuñas de rotura grandes
(segmento BC muy horizontal, figura 9.1.6-izquierda) darán lugar también a empujes bajos ya
que casi todo el peso lo absorberá la reacción en el segmento BC. En consecuencia, habrá una
cuña intermedia (figura 9.1.7) que produzca un empuje máximo y que es la que se deberá
considerar. Por su parte, la dirección del empuje depende del movimiento relativo entre el
terreno y el trasdós del muro durante el proceso de colapso (ascenso o descenso relativo de una
parte respecto a la otra, según el caso). Y dado que en el caso de colapso la cuña se mueve
(desliza sobre el segmento BC) y que además existe rozamiento en la superficie de rotura, R no
puede ser ortogonal a la misma. Aplicando el criterio de rotura de Mohr-Coulomb
( c n tan ) y si se supone por el momento nula la cohesión (lo cual deja del lado de la
seguridad), R resulta tener una dirección que ha de formar un ángulo respecto al plano de
rotura.
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Esta cuña puede obtenerse gráficamente (antiguamente se hacía así de manera habitual) o
analíticamente, tal y como se sigue, considerando un paramento de altura máxima h:
1
Ea K a h 2
2
que se puede determinar a partir de la ley de empujes:
z h
1
ea ( z ) K a z Ea e ( z)dz 2 K h
2
a a
z 0
La expresión del coeficiente de empuje anterior también se puede utilizar con la forma
proyectada en dirección horizontal y vertical para determinar directamente las componentes del
empuje en dichas direcciones:
K ah K a sin( )
K av K a cos( )
C
A A
W
W
Ea
R Ea R
B B
Figura 9.1.6 Casos de cuñas de rotura posibles
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C
A Ea
W R
R
Ea W
B
Figura 9.1.7 Cuña de rotura en el posible caso más desfavorable. Acciones sobre la cuña en terreno sin
cohesión
La orientación que define la dirección del empuje activo Ea dependerá del movimiento que
tenga el muro en el proceso de colapso. Dicha orientación, definida según δ (siendo δ el ángulo
de interacción en el contacto tierras-muro), se opondrá al posible movimiento estructural,
reduciendo o aumentando el momento de vuelco según el caso.
El ángulo δ nunca va a ser mayor que el ángulo de rozamiento interno del terreno ( ). En
casos extremos, terrenos muy húmedos y superficies de paramento muy lisas, δ tenderá a
valores casi nulos (δ = 0), mientras que en condiciones bien drenadas y superficies del
paramento muy rugosas δ resultará igual a (caso en el que la superficie de rotura en la
Así pues, la teoría de Coulomb, para el cálculo del empuje de tierras, se basa en la obtención de
la cuña de tierras que provoca el máximo empuje (caso activo siguiendo el procedimiento
descrito) o el mínimo empuje (caso pasivo, para el que hay que modificar apropiadamente el
estado tensional en la cuña resistente) sobre la estructura de contención. El procedimiento
consiste en definir la cuña de rotura de empuje máximo o mínimo que es la que debe tenerse en
cuenta para dimensionar la estructura con un factor de seguridad. Como hipótesis básica se
supone que el terreno en el momento de rotura lo hace sobre una superficie plana. Esta hipótesis
es suficientemente apropiada en el caso los empujes activos pero no lo es en el caso de los
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empujes pasivos. Por ello la teoría de Coulomb para el cálculo de estructuras de contención, es
adecuada para determinar los empujes en el caso activo pero no lo es para determinar los
empujes pasivos ya que se observa que la rotura es curva, dejando, en conjunto con otros
factores como la mayor deformación necesaria para alcanzarlos, del lado de la inseguridad en
casos prácticos. Por otra parte es un método muy versátil ya que se adapta a cualquier geometría
de la estructura realizando sucesivas cuñas hasta encontrar la óptima.
Debido a la cohesión puede ocurrir que aparezcan fisuras de tracción en la parte más superior
del terreno del trasdós debido a posibles tensiones negativas que en realidad no se desarrollan ya
que se separa el terreno. El método de Coulomb permite analizar este problema (estimar, por
ejemplo, la profundidad de terreno afectada), pero es más fácil plantearlo mediante el método de
Rankine que se presenta en el siguiente subapartado.
C
A Ea
R
W
R
Ea a c
W
B
Figura 9.1.8 Cuña de rotura. Acciones sobre la cuña en terreno cohesivo
La cohesión es, pues, un factor de mejora del comportamiento del terreno, pero si finalmente no
se acaba desarrollando, o se desarrolla sólo parcialmente, deja del lado de la inseguridad. Dado
que con frecuencia es difícil estimar su efecto de forma adecuada, en la práctica es habitual
despreciarla, quedando de esta manera del lado de la seguridad.
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Teoría de Rankine
Pese a las limitaciones de aplicación que se verán seguidamente, el método de Rankine (1857)
es, desde un punto de vista matemático, más elaborado que el de Coulomb. Este método obtiene
los empujes del terreno partiendo de un estado de equilibrio en rotura en el que la estructura de
contención no produce ninguna perturbación (estados de Rankine estudiados en el tema 8).
En una masa de terreno en estado de Rankine todos sus puntos están en situación de rotura
(plastificados), es decir, tal y como se puede ver en la figura 9.1.9, en cada punto, el círculo de
Mohr correspondiente a su estado tensional es tangente a la línea de resistencia.
c
h,a 4 2 v 4 2 h,p
Estado activo Estado pasivo
En estas condiciones, con terreno homogéneo en estado de Rankine, sin acciones exteriores y
con superficie libre horizontal (sin variación de tensiones verticales en los puntos de cualquier
plano paralelo a la superficie), la tensión horizontal resulta:
h 3 z tan 2 2c tan zK a 2c K a (estado activo)
4 2 4 2
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h 1 z tan 2 2c tan zK p 2c K p (estado pasivo)
4 2 4 2
La expresión de los coeficientes de empuje activos y pasivos (Ka y Kp) con trasdós vertical son
las siguientes (casos particulares de las expresiones vistas en el tema 8):
Que en el caso particular = 0 (superficie libre horizontal) coincide con las expresiones ya
vistas anteriormente:
1 sin
Ka tan 2
1 sin 4 2
1 sin
Kp tan 2
1 sin 4 2
En caso de considerar un suelo cohesivo, los empujes pueden resultar teóricamente negativos
cerca de la superficie (Figura 9.1.10). En la realidad, el comportamiento de tracción consecuente
con estos empujes negativos teóricos se traduce en una generación de grietas en superficie, de
profundidad variable según la magnitud de la cohesión y de otras consideraciones del contorno
(sobrecargas, etc.).
ea ( z ) z tan 2 2c tan zK a 2c K a
4 2 4 2
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En esta última expresión (empuje total) está también integrada la parte con empujes negativos,
lo cual no es correcto. Considerando nulas las sobrecargas, el terreno puede estar traccionado
con la consecuente aparición de fisuras hasta una profundidad zc de valor:
2c tan
zc 4 2 2c K a 2c K 2c tan
Ka
p
tan 2 4 2
4 2
zc
ea z
Estos empujes negativos, que significarían que el terreno tira del muro para estabilizarlo (son
favorables a la estabilidad), en realidad no se producen, sino que el terreno se separa del mismo
y deben anularse.
Así pues, la teoría de Rankine, al igual que la de Coulomb, proporciona resultados bastante
realistas para los empujes activos. No obstante, al igual que le ocurre al método de Coulomb,
este método no estima de forma suficientemente correcta los empujes pasivos (las superficies de
deslizamiento no son realmente planas). Así pues, el método de Rankine, al igual que el de
Coulomb, podrá emplearse para casos simples (con factores de seguridad apropiados) y para
determinar los empujes activos, donde el terreno tiene más o menos una rotura plana, y por el
contrario no debe emplearse para determinar directamente el empuje pasivo, por las mismas
razones indicadas para el método de Coulomb.
Para el cálculo del empuje pasivo se ha propuesto otros mecanismos de rotura más realistas,
como el de la espiral logarítmica (Figura 9.1.11) que se explica someramente a continuación y
puede considerarse una aplicación del teorema de la cota inferior explicado en el tema 8. En este
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mecanismo AE es la superficie frente al muro (terreno superior en estado pasivo) afectada por
el posible mecanismo de rotura con terreno inclinado en el intradós; BC es una espiral
logarítmica (zona OBC de plasticidad radial) que corresponde a una superficie de rotura; y ACE
y AOB son cuñas de rotura (AC según el estado de Rankine). Para obtener el empuje sobre el
intradós del muro debe establecerse el equilibrio de pesos y fuerzas. Para ello puede
considerarse una sección vertical por el punto C e imponer equilibrio en ABCD (Figura 9.1.12).
A
O Estado
E Estado
pasivo
pasivo Estado de
plasticidad radial
C B
A
Estado pasivo
D O
W3 W1 E
E p ( CD ) υ δ
W2 r0
r Estado
pasivo
C B
Estado
plasticidad
e ( BC ) radial
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Existen otros procedimientos de cálculo, con modelos diferentes, que tienen un tratamiento
análogo al ya visto para la espiral logarítmica.
El agua, y concretamente las presiones intersticiales que genera, tiene una gran importancia en
el estado tensional producido en el terreno y, en particular, en superficies definidas en el mismo,
por lo que es también esencial en la estabilidad de las estructuras de contención.
z
hK a h
δ N.F.
H agua:
w 0
+
K a ,w 1
α
w ( H h)
δ
(90 - α)
hK a '( z h) K a
Figura 9.1.13 Existencia de agua en el trasdós.
Para considerar el efecto del agua en una determinada superficie del terreno se debe tener en
cuenta, por una parte, el estado tensional en términos de tensiones efectivas y por otra la acción
directa del agua. Si se supone la existencia de una cierta altura de agua en el trasdós del muro
(Figura 9.1.13), para considerarla se suman los empujes del agua a los del terreno teniendo en
cuenta el peso específico sumergido del suelo bajo el NF ( ' w ). El empuje debido al
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En un caso general habría que estimar la red de flujo (por ejemplo con lluvia) y la ley general
de presiones de agua en el trasdós, y a partir de ella y del estado tensional obtener los empujes
efectivos de las tierras (Ka, δ) y los del agua (Ka = 1, δ = 0) en el trasdós.
Puede considerarse que las sobrecargas afectan generando un incremento ficticio del peso W de
la cuña de rotura (ver la figura 9.1.15):
1
W Área cuña q
l
ABl q
sin( ) 2
l
sin( )
1 2
W ABl 1 q
2 AB sin( )
2
donde 1 q es un factor constante que no depende de la cuña escogida.
AB sin( )
Luego se puede entender el problema como si la sobrecarga tuviera un efecto sobre el peso
específico del terreno, transformándolo:
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1 2
W ABl 1 q
2 AB sin( )
*
Considerando el plano de deslizamiento invariable y teniendo en cuenta la relación
h
2 q sin
AB , resulta * 1 , y se tiene:
sin h sin( )
1 1 2 q sin 2 1 2 sin
Ea * z 2 K a 1 z K a z K a qz Ka
2 2 z sin( ) 2 sin( )
es decir:
1 sin
Ea h 2 K a qh Ka
2 sin( )
Con la ley de empujes siguiente:
sin
ea ( z ) zK a qK a
sin( )
ξ
B
Se puede pues, aplicar el método gráfico con γ* o el método analítico con las expresiones
indicadas. Los empujes evolucionarán con la profundidad según la ley de empujes deducida
(Figura 9.1.16). La utilización del peso específico ficticio permite estimar el empuje total
producido (con una ley triangular de empujes que es irreal) pero no su distribución, que es
trapezoidal. El empuje resultante pasará por el centro de gravedad del trapecio; calculándolo
queda:
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sin
2 h 2 3qh
sin( )
z
cdg sin
3 h 6q
sin( )
Aunque resulta más cómodo trabajar con ambas componentes, cada una de ellas aplicada en un
punto de aplicación diferente.
Ea q
Ea
h
h 2
h3
α
(90 - α)
Es frecuente el uso del concepto sobrecarga reducida de tierras para definir las sobrecargas a
través de una altura representativa del mismo terreno del trasdós, esto es, encontrando la altura
de tierras h0, con γ, que produce la sobrecarga q, luego: h0 = q / γ. De este modo, si se aplica una
sobrecarga uniforme de valor q (por ejemplo, en un terreno sin cohesión), se puede sustituir la
altura h por h+ h0, siendo h0 la altura de tierras que produciría la sobrecarga q, entendida como
una sobrecarga reducida de tierras (figura 9.1.17), o utilizarse directamente el valor de q:
'
ea ( z ) q z tan 2 q z K a
4 2
En el caso de terreno cohesivo (figura 9.1.10 anterior), la ley de empujes de desplaza hacia la
derecha, y los valores negativos deben anularse una vez se ha tenido en cuenta los sobreempujes
debidos a las sobrecargas en superficie del trasdós, resultando:
ea ( z ) q z K a 2c K a
Empuje activo total:
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1
Ea h 2 K a qhK a 2ch K a
2
Donde la profundidad de las posibles grietas de tracción, resulta:
zc
1
2c Kp q
q
h0 K a
( h0 q )
h ea z
h0 h K a
Figura 9.1.17 Sobrecarga reducida de tierras.
Carga arbitraria
Si la carga aplicada en la superficie del terreno no es uniforme (carga variable, carga puntual,
etc.; figura 9.1.18), la ley de empujes no resulta lineal. A pesar de ello, el método de Coulomb,
que es de una potencia significativa, puede aplicarse para estimar los empujes producidos
dividiendo el trasdós en subtramos (más exactitud a mayor número de divisiones) y obteniendo
de este modo las cuñas de rotura de los submuros definidos (figura 9.1.19) y los diferentes
centros de gravedad de las distintas distribuciones de empuje resultantes.
Este procedimiento es largo de realizar y por ello resulta más sencillo en la práctica utilizar
distribuciones semiempíricas para estimar los sobreempujes producidos por cargas exteriores
arbitrarias. Mediante el mismo es también posible aproximar con la teoría de Coulomb los
empujes en otras situaciones complejas como por ejemplo sobre superficies no planas.
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qi Q qj
Plano de
rotura
Ea1
Ea2*
Ea2 Ea2* Ea1
Ea1
Ea2
Ea3
Ea4
Figura 9.1.19 Esquema del método para el cálculo de empujes en el caso de carga arbitraria.
La rotura del terreno debido a la aplicación de cargas en superficie (por ejemplo, el hundimiento
de una cimentación) puede definirse como la movilización de la máxima resistencia al esfuerzo
cortante en el suelo a lo largo de una superficie de deslizamiento acompañada con
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El mecanismo de rotura que puede desarrollarse depende del tipo de suelo y muy
particularmente de sus características resistentes y de su compresibilidad.
Estado activo
El modelo del comportamiento en rotura del terreno de Prandtl (1920) basó sus hipótesis en una
zapata corrida, lisa, apoyada en un terreno en el cual no consideró su peso y que únicamente
disponía de fricción o de cohesión, pero no ambas propiedades simultáneamente.
de la presión de hundimiento de una zapata corrida lisa, apoyada sobre un terreno sin peso con
fricción y cohesión.
Tal y como puede verse en la figura 9.2.6 existe una zona activa, una zona pasiva y entre medio
una zona de transición de plasticidad radial. Se muestran las distintas zonas del mecanismo y el
ángulo que forman en función de .
A C G
B 1 2 2
Estado 2
activo Estado pasivo
r0
2 2 r
Zona de plasticidad E 1
4 2
1 radial
2
D 4 2
F
r r0 exp tan
Figura 9.2.6 Mecanismo de rotura (modelo de Prandtl). (Los ángulos y dimensiones de la figura no se
corresponden con la realidad).
A partir de las dimensiones de la zona cargada y del ángulo de rozamiento interno del terreno,
se puede definir la zona de afectación por el mecanismo.
Para encontrar el punto más bajo se debería hacer la derivada de la función matemática, que es
una espiral logarítmica, y que describe la curva que va de D a E (zona de plasticidad radial). No
obstante se puede considerar que el punto más bajo es aproximadamente el punto F que
coincide con la vertical del punto A (extremo derecho de la zapata), cuya profundidad se calcula
a continuación partiendo de la figura 9.2.7.
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En donde:
AB B / 2
cos
4 2 AD AD
y despejando AD, se obtiene:
B 1
AD r0
2
cos
4 2
Sabiendo que el ángulo que existe entre AD y AF es: , se puede,
2 4 2 4 2
entonces, calcular la distancia AF, que es una aproximación a la profundidad de rotura,
resultando:
tan B 1 tan
AF r r0 e 4 2
e 4 2
2
cos
4 2
Esta expresión, que debe ser operada mediante radianes, es muy útil porque permite predecir de
forma aproximada, si un estrato que está a cierta profundidad, afectará o no al mecanismo de
rotura.
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y
2
r 2
2
r0 x
El ángulo entre AD y AE es π/2 tal y como puede verse en la figura 9.2.6, de modo que:
tan B 1 tan
AE r r0 e 2
e 2
2
cos
4 2
cos tan
B 4 2 2 B 2 tan
AC e tan e
2 2 4 2
cos
4 2
B tan
BG 1 2 tan e 2
2 4 2
A medida que aumenta el ángulo de rozamiento interno mejora la calidad del terreno. Esto
afecta al mecanismo de rotura en que lo hace más profundo y más extenso con lo que aumenta
la presión de hundimiento de ese terreno ya que se tiene que movilizar más superficie para
producirse la rotura y generar el mecanismo.
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equilibrio en condiciones de rotura. Para ello se hace el análisis que se desarrolla a continuación
(figura 9.2.10),
p vBA
q vAC
B C
A
qp
pa
E
D
pa p tan 2 4 2 2c tan 4 2
q p q tan 2 4 2 2c tan 4 2
Figura 9.2.10 Equilibrio de tensiones (terreno sin peso).
En el interior del dominio no hay fuerzas por unidad de masa porque se supone terreno sin peso
( = 0), luego:
VBD z p p
VCE z q q
En la superficie real de rotura DE, en el momento que se alcanza la rotura se debe cumplir
estrictamente el criterio de Mohr-Coulomb, c n tan (figura 9.2.11):
tan( ) c
c tan( )
Figura 9.2.11 Resistencia al corte según el criterio de rotura de Mohr-Coulomb.
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
ph AB
AB
2
pK a 2c K a BD
BD
2
q AC
AC
2
qK p 2c K p CE
CE
2
Mc
donde:
Ka es el coeficiente de empuje activo de Rankine: K a tan 2
4 2
Kp es el coeficiente de empuje pasivo de Rankine: K p tan 2
4 2
Mc es el momento producido por la cohesión y se calcula según se indica a continuación.
ph qe tan tan 2 c e tan tan 2 1 cot
4 2 4 2
N q e tan tan 2
4 2
N c e tan tan 2 1 cot ( N q 1) cot
4 2
Nc: factor de capacidad de carga debido a la cohesión y que sólo es función de Nq (se
demuestra con el teorema de los estados correspondientes)
En condiciones no drenadas (se toma el límite cuando 0) ambos factores adoptan los
El planteamiento utilizado en esta sección es una aplicación del teorema de la cota inferior ya
que se ha definido un mecanismo en equilibrio en el que en ningún punto se supera a la tensión
de rotura. Como también se trata de un mecanismo cinemáticamente admisible (superficies de
deslizamiento rectas o espirales logarítmicas, al ser un planteamiento drenado), podría
imponerse un desplazamiento del mismo, aplicar el principio de los trabajos virtuales y deducir
una presión correspondiente, en este caso, al teorema de la cota superior.
En el caso de tener en cuenta el peso del terreno con el mecanismo de Prandtl, el esquema de
equilibrio es el que se presenta en la figura 9.2.12. Si se realiza el equilibrio de momentos, la
expresión resultante es la de Prandtl más un tercer término debido a la contribución del peso del
terreno:
1
p qN q cN c B N
2
Donde:
B es la anchura de la zona cargada.
es el peso específico del terreno.
Y también:
N: factor de capacidad de carga debido al peso del terreno.
La expresión del factor N fue dada por Buissman para el mecanismo de Prandtl pero en la
actualidad no se usa debido a su complejidad y porque deja del lado de la inseguridad.
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
p
q
B C
A W3
W1 a
p
W2
E
D
p ( p z ) tan 2 4 2 2c tan 4 2
a (q z ) tan 2 4 2 2c tan 4 2
Figura 9.2.12 Equilibrio de tensiones (terreno con peso).
Para calcular N se usa habitualmente un mecanismo debido a Terzaghi en el que tiene en cuenta
el peso y la fricción entre zapata y terreno (zona elástica bajo la zapata; Figura 9.2.13). Debido
al rozamiento bajo la zapata, se generan unas tensiones que se oponen a la rotura.
Zona
elástica
Sea cual sea el modelo a plantear (hay varios en función de las hipótesis planteadas por
diferentes autores), la estructura de la expresión para calcular la presión de hundimiento ph (con
sus tres términos Nq, Nc y Nγ) siempre es la misma. Además, a partir de Nq se puede siempre
determinar Nc a través del teorema de los estados correspondientes ( N c ( N q 1) cot ).
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
De nuevo, todos estos planteamientos en los que la presión de hundimiento se deduce a partir de
un mecanismo en equilibrio en el que no se supera en ningún punto el criterio de rotura,
corresponden a aplicaciones del teorema de la cota inferior.
Caso no drenado
Esta expresión puede obtenerse deduciéndola directamente como se hace a continuación a través
del mecanismo de Prandtl. Se considera el caso general de una zapata corrida apoyada en
superficie con carga vertical (Figura 9.2.14).
B2
p
q
M
B 4 4 4 B4
P Q
2
h p 2cu h q 2cu
(abánico de transición)
Zona de plasticidad radial
T
Figura 9.2.14 Tensiones en condiciones no drenadas (la superficie de rotura en la zona radial en el caso
no drenado es circular).
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
4
4
cu cu
P P
h v 0
v p h v p h
0
La curva que describe la zona de transición es un círculo, que es la que resulta al considerar la
expresión de la espiral logarítmica con 0 , siendo la trayectoria de menor energía.
En esta línea, la máxima tensión de corte que se puede desarrollar es cu. Si se integra las
tensiones de corte a lo largo de la superficie, se obtiene el valor de la fuerza T:
B B
T dl cu dl cu r cu 2 siendo r 2
2 2 2 2
Justo antes del colapso el mecanismo tiene que estar en equilibrio. Si se hace equilibrio de
momentos en el punto M:
BB B B BB
ph P Tr Q q
2 4 4 4 2 4
BB BB B B BB BB
ph ( ph 2cu ) cu 2 2 (q 2cu ) q
2 4 2 4 4 2 2 4 2 4
B2 B2 B2 B2 B2 B2 B2
ph ph 2cu 2cu q 2cu q
8 8 8 8 8 8 8
2 ph 2cu 2cu 2q 2cu cu cu q cu
obteniéndose, finalmente:
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
ph q cu (2 )
Si se comprueba este resultado, que es una cota inferior, con el obtenido mediante el teorema de
la cota superior visto en el tema 8, se observa que el resultado coincide y por tanto se puede
afirmar que la presión de hundimiento es la solución exacta con las hipótesis inherentes al
procedimiento (plasticidad perfecta y asociada, criterio de rotura de Mohr-Coulomb, etc.) ya
que la presión de colapso es la misma.
Si el terreno tuviera peso, la expresión sería la misma ya que la componente del peso está a
ambos lados, es decir, tanto en la zona pasiva como en la activa, con lo que quedaría anulada.
Este resultado para la presión de hundimiento puede deducirse también, como se ha indicado
anteriormente, por simple aplicación de la expresión de Prandtl y Terzaghi con c = cu y = 0.
Los movimientos de ladera o talud naturales constituyen uno de los principales mecanismos de
erosión y transporte en áreas de montaña y al mismo tiempo, uno de los riesgos geológicos de
mayor impacto por la cantidad de material movilizado. Los movimientos de una ladera se
pueden clasificar en: desprendimientos, vuelcos, deslizamientos, expansión lateral y flujos. En
cualquier caso puede distinguirse entre taludes naturales (por ejemplo laderas de montañas) y
artificiales (perímetros de terraplenes, desmontes o excavaciones sin elementos estructurales de
contención, paramentos de presas de tierras, etc.); o entre taludes en roca, muy condicionados
por su estructura, y taludes en suelos.
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
Muchos de los movimientos de ladera que se observan, y en particular los más voluminosos,
habitualmente no pueden ser explicados mediante un único mecanismo de rotura. Cuando se
movilizan cientos de miles o millones de metros cúbicos de terreno el comportamiento no suele
ser homogéneo y finalmente lo que se observa es una combinación de varios mecanismos de
rotura como, por ejemplo, vuelco + desprendimientos. Así pues, en la estabilidad de una ladera
o talud intervienen simultáneamente diversos factores, por lo que es difícil plantear que sólo uno
de ellos sea la causa del movimiento. No obstante, cuando se analiza la rotura puede, en
ocasiones, concluirse que ha sido la modificación de un determinado parámetro concreto la que
ha provocado el inicio de la inestabilidad (por ejemplo, en un deslizamiento particular, por el
aumento de la presión de agua debido a lluvias intensas días antes). En algunos casos,
parámetros que tienen notables influencias en la estabilidad (como por ejemplo, la altura del
talud) pueden ser secundarios. Si algún parámetro suele tener una importancia decisiva, éste es
la litología, ya que cada material presenta unas características resistentes específicas y, además,
un estado de fracturación, permeabilidad, facilidad de meteorización particulares que
condicionan fuertemente la estabilidad.
Es importante tener en cuenta qué factores y situaciones favorecen a la estabilidad y cuáles son
desfavorables a la estabilidad. A modo de ejemplo, las cargas en coronación del talud serán, por
lo general, siempre desestabilizadoras, mientras que las cargas en el pie del talud serán
estabilizadoras. Las presiones de agua, como ya se ha comentado, favorecen la inestabilidad,
con lo que será importante tenerlas en cuenta. También influyen, como es lógico, las
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
características geométricas, de forma que los taludes más altos y verticales serán más
inestables que los más bajos y horizontales, a igualdad de otros factores.
El objetivo final es determinar cuándo un talud es o no estable y con qué factor de seguridad lo
es. Para ello se deben analizar todos los mecanismos (superficies) de rotura posibles y obtener,
para cada uno de ellos, cuál es su factor de seguridad. Como es lógico, el talud tendrá un único
factor de seguridad y éste será el mínimo de todos los calculados para cada una de los
mecanismos de inestabilidad y rotura previstos.
A diferencia de otros materiales, los suelos pueden llegar a ser extremadamente heterogéneos,
con casos que incluyen granulometría, textura y consistencia muy diversas en un mismo
volumen de análisis. Los hay que son originarios de fenómenos de transporte y deposición muy
selectivos (por ejemplo arenas y limos eólicos) resultando materiales bastante homogéneos; y
otros consistentes en una mezcla de partículas de diversa granulometría (por ejemplo, los
depósitos coluviales). El mecanismo de rotura y la evolución de la masa movilizada se verán
condicionados por este tipo de características.
Los suelos cohesivos suelen corresponder a depósitos bastante homogéneos que cuando se
presentan en grosores potentes pueden dar lugar a deslizamientos rotacionales. Los
deslizamientos rotacionales se caracterizan por presentar una superficie de rotura curva. Se
produce un giro de la masa de terreno inestable alrededor de un eje imaginario. Por simplicidad
se supone una superficie de rotura circular, aunque ésta puede ser elíptica o de formas diversas.
Si por el contrario los grosores son pequeños, la rotación puede quedar inhibida y en este caso
se produce una rotura de tipo plana. Las circunstancias que provocan esta rotura plana suelen
ser, entre otras, la presencia de litologías más resistentes por debajo del material cohesivo o la
existencia de una superficie de separación entre el suelo compacto y la parte superior
meteorizada.
En los suelos no cohesivos existe, en su composición, una transición hacia los suelos cohesivos.
De este modo, no es difícil encontrar depósitos con contenido de fracción fina (matriz arcillosa
o limosa) superiores al 10% o 20% en peso, lo que puede proporcionar una cierta cohesión y
adherencia en el conjunto. En este tipo de suelos es corriente la aparición de fenómenos de
inestabilidad superficial y la caída por desprendimiento de bloques. La estabilidad del conjunto
del depósito dependerá en gran medida del grado de clasificación de las partículas y de su
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
empaquetamiento natural, si bien cuando no existe cementación entre partículas, los taludes
tienden a desmoronarse.
Las rocas presentan en general una elevada cohesión y resistencia, por lo que su
comportamiento en lo que se refiere a taludes es distinto a los suelos. En las rocas existen
numerosas debilidades estructurales internas como: juntas, planos de estratificación, diaclasas,
fallas, planos de esquistosidad, etc., que reducen la resistencia del conjunto. Cuando estas
discontinuidades no existen o no están presentes con una disposición desfavorable, puede darse
taludes verticales de gran altura sin problemas de estabilidad y también formas en voladizo de
magnitud importante. En granitos, calizas, conglomerados, areniscas, gneis y cuarcitas (entre
otras) se desarrollan paredes fuertemente empinadas únicamente controladas por dichas
discontinuidades.
Interesa conocer las condiciones de estabilidad en un plano como PP’ situado a una profundidad
d. Se alcanzará una situación inestable cuando la tensión de corte , existente en este plano sea
igual o superior a la resistencia al corte disponible. De acuerdo con la expresión de Mohr-
Coulomb, en tensiones efectivas, es necesario conocer la tensión norma y la presión de agua
u para obtener la tensión de rotura f, en el mismo plano.
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
b l cos( )
B
A E' c, , n
P’
d W
E
D
u
C
w n n ·l
W
P l
·l
Figura 9.3.2 Esquema para el análisis de la estabilidad de un talud indefinido, deslizamiento plano
Teniendo en cuenta que el talud considerado es infinito, todos los planos verticales son
equivalentes entre sí. Las fuerzas E y E’ ejercidas a ambos lados de dos secciones verticales
próximas serán iguales y de sentido contrario. Esto permite resolver el estado de tensiones en la
base de un elemento (con puntos A, B, C y D del contorno) proyectando el peso del elemento W
sobre la superficie de rotura.
W sin bd sin
d sin cos
l l
W cos bd cos
n d cos 2
l l
F
d sin cos
Esta expresión puede particularizarse a determinados casos.
Al estar el terreno seco no se consideran presiones intersticiales y por ser granular la cohesión es
nula. En este caso la expresión del factor de seguridad queda reducida a:
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tan
F
tan
En la figura 9.3.3 se muestra el esquema con las variables necesarias para analizar este caso.
A c, , n
N.F.
d C z
P P’
B
AC d cos 2
F
w tan '
tan
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
Es decir cuando hay flujo paralelo a la superficie, el factor de seguridad en terrenos granulares
se reduce aproximadamente a la mitad en roturas planas.
Talud sumergido
N.F.
wHw
Hw w H w u
w H w u
c, , n
B E' E
A w2
d Ew1 W
E D
1
C u w sin( )
n 2
l
Figura 9.3.4 Talud indefinido sumergido
Sobre los planos verticales ac y bd actúan las presiones de agua y los empujes efectivos E y E’
que se han supuesto iguales y de sentido contrario (mismo estado de tensiones efectivas). Los
empujes horizontales de agua Ew1 y Ew2 tienen una resultante dada por la siguiente expresión:
Ew1 Ew 2
H w w pw H w w pw d w H pw H w w pw d w
d w w d
2 2
d w sin
Si hay cohesión la seguridad es mayor que en el caso de terreno seco pues la tensión de corte
en la base de la columna de suelo es menor.
El caso de corte de talud vertical se analiza a continuación por separado cuando se tiene un
suelo puramente cohesivo, que se estudia en condiciones no drenadas, y en un caso general en
condiciones drenadas.
Condiciones no drenadas
El factor de seguridad se define como cociente entre el máximo esfuerzo de corte = cu que
puede ser movilizado a lo largo del plano de rotura AB y el esfuerzo de corte existente S en el
mismo plano debido a las cargas actuantes, en este caso el peso del terreno situado por encima
del plano AB.
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Lcu Hcu
F
S S sin
1 1
S W sin H cot H sin H 2 cos
2 2
2cu c 2 2
F u Nc
H sin cos H sin cos sin cos
c
donde N c u es un factor adimensional
H
N
W
S
H
cu
L H / sin
A
De todos los planos de rotura posibles caracterizados por el ángulo el que se busca es el que
tenga un factor de seguridad mínimo. Para ello se hace la derivada y se iguala a cero para
determinar qué ángulo es el apropiado:
dF
0 45º
d
cu 2 4cu
F H sin 45º cos 45º H
A partir de la expresión anterior se puede encontrar la altura máxima o crítica que se puede
alcanzar en un terreno cohesivo en condiciones no drenadas a corto plazo. Para ello basta con
imponer un factor de seguridad igual a 1 y obtener la altura máxima Hmax:
4cu 4c
F 1 H max u
H
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A modo de ejemplo, para un terreno cohesivo de consistencia media con una cu = 50 kN/m2 y
un peso específico de = 20 kN/m3, la altura que se puede alcanzar es de 10 metros
aproximadamente.
Puede observarse que en el caso del talud indefinido el factor de seguridad se ha definido como
cociente de tensiones mientras que en este caso se ha definido como cociente de fuerzas. Se
puede hacer mediantes tensiones si, debido a que actúan en la misma superficie, el resultado
equivale al equilibrio de fuerzas.
Por otro lado, con el procedimiento aplicado se han comprobado todas las superficies planas que
pasan por el pie del talud, pero la más crítica podría ser otra (plana pasando por otro punto o
curva). En este caso, sin embargo, en línea con lo observado por Coulomb para el colapso de
muros (con trasdós sensiblemente vertical), las superficies de deslizamiento planas adoptadas
dan lugar a una aproximación adecuada al problema.
Condiciones drenadas
La geometría del problema es en todo similar a la del caso no drenado, y la única diferencia
estriba en que la resistencia al corte movilizable a lo largo de AB tiene la componente de
cohesión y la de fricción, de tal modo que el coeficiente de seguridad frente a rotura a lo largo
de un plano inclinado se define como:
L rot L(c ' ' tan ')
F
S 1
H 2 cos
2
El término L’ es, por equilibrio, la componente normal, N’, del peso W sobre el plano AB:
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
H crítica
4c '
tan 45 '
2
B
N c'
W
S ' tan( ')
H
' L H / sin
A
Figura 9.3.6 Esquema para el análisis de estabilidad de un corte vertical en condiciones drenadas
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
Son los métodos más antiguos y únicamente son válidos para suelos homogéneos ya que se
suponen constantes los parámetros resistentes en toda la masa que desliza. Para estos métodos
se va a considerar una rotura circular, ya que otros tipos de rotura como por ejemplo plana o en
cuña es más propio en rocas y no en suelos. En la figura 9.3.7 se muestra el problema más
general.
Condiciones no drenadas
En este caso resulta conveniente expresar el factor de seguridad como cociente de momentos:
Momento resistente cu rLAB
Fs
Momento volcador Wd
En el caso de que la resistencia al corte sin drenaje cu no sea constante se puede calcular el
factor de seguridad de la siguiente forma:
B
c rds
u
Fs A
Wd
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Superfície
circular de
r rotura
W
N ' : Es la resultante
de las tensiones
T normales
T U: Es la resultante
A
Tc N' de las presiones
U de agua
Condiciones drenadas
Si existe rozamiento, tanto la resultante de las fuerzas tangenciales movilizadas (T) como la
resistencia que puede proporcionar el suelo (R) se pueden descomponer en dos términos (TC, T)
(RC, R) asociados cada uno de ellos a las fuerzas de cohesión y rozamiento respectivamente, de
tal modo que se cumplirá:
R RC R
T T TC
F FC F
Por conveniencia se considerará que el factor de seguridad asociado a las fuerzas de rozamiento
y de cohesión coinciden (F = FC = F).
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U
r
D
W
Línea de acción de Tc
A
u
45
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Tc
r
T '
N ' T '
D
N'
A
x
f
Figura 9.3.9 Condiciones drenadas (’0). Definición del círculo de rozamiento
Fc
Fc F
Puntos obtenidos
F Fc F
F F
Figura 9.3.10 Obtención del factor de seguridad solución del problema.
Para llegar a soluciones más realistas se han estudiado diversas distribuciones de N’ más
acordes con las realmente existentes. Taylor (1937) propone el uso de distribuciones de tipo
senoidal. Hoek y Brown (1981) publican ábacos para distintas opciones hidrológicas del talud
con la existencia de una fisura vertical en el borde superior del talud situada en la posición más
desfavorable y con una distribución de N’ concentrada en un punto. Hoy en día, sin embargo, y
como se ha comentado con anterioridad, estos métodos se aplican mediante programas de
ordenador que facilitan el cálculo.
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
Con objeto de mejorar la precisión de los métodos de equilibrio global se desarrollaron los
métodos de las rebanadas. En ellos la masa de deslizamiento se divide, a efectos de cálculo, en
una serie de rebanadas verticales, que se consideran como sólidos rígidos y bloques y que
satisfacen condiciones de equilibrio. Estos métodos permiten adaptarse a geometrías del talud
complicadas y permiten realizar el cálculo en condiciones drenadas y no drenadas. El
inconveniente de estos métodos es que son estáticamente muy indeterminados ya que el
número de incógnitas y ecuaciones no coincide y se deben realizar hipótesis adicionales. A
continuación se hace un recuento del número de incógnitas (tabla 9.3.1) y ecuaciones
disponibles (tabla 9.3.2) para un talud dividido en n rebanadas:
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
Por lo tanto hay un total de 2n-2 incógnitas que requieren hipótesis adicionales. La empleada
por la mayoría de los métodos es la aplicación de la fuerza normal situada en el centro de la
rebanada. Esta hipótesis será tanto más exacta cuanto mayor sea el número de rebanadas. Esta
hipótesis reduce el número de incógnitas a n-2. Para acabar de resolver el problema se deben
hacer hipótesis adicionales acerca de las fuerzas que actúan en los bordes laterales de las
rebanadas y son distintas para cada uno de los métodos. El método de equilibrio parcial o
rebanadas que se muestra a continuación es el desarrollado por Bishop (1955).
Método de Bishop
Figura 9.3.11 Discretización del talud en rebanadas para el análisis del problema
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Tema 9. Aplicación de rotura a problemas de contorno básicos
xi
xi Wi
B
O
xi r sin i
H i1
vi
Wi
Hi vi1
zi 1
zi
Ti
Ni
li
Figura 9.3.12 Equilibrio en una rebanada según el método de Bishop
in i n
M volcador Wi xi r Wi sin i
i 1 i 1
i n
M c l N
'
i i i
'
tan '
FS resistente i 1
i n
M volcador
W sin
i 1
i i
Se desprecia Xi porque es muy pequeño y teniendo en cuenta que Ti tiene la siguiente
expresión, se obtiene N’i del equilibrio de fuerzas verticales:
1 i n
sec i
FS i n c ' xi Wi 1 ru tan '
tan i tan '
W sin
i 1
i i
i 1
1
FS
ui
ru
zi
______________________________________
50