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Formativo Sudamericano,

Una Revaluación

Dedicado a:
Betty J. Meggers y Alberto Rex González que
con su ejemplo nos enseñaron el ser profesional
y a la ciudad de Cuenca “Patrimonio Arqueológico
Cultural de la Humanidad”

Editora
Paulina Ledergerber - Crespo
del
Departamento de Antropología
Museo de Historia Natural
Smithsonian Institution
Washington, D.C., 20560
ORDENAR A:

Paulina Ledergerber - Crespo Latin American Archaeology Publications


Departamento de Antropología, NHB-112 Department of Anthropology
Smithsonian Institution, University of Pittsburgh
Fax: (202) 357.2208, Washington, D.C. Fax: 412-648-7535
E-mail: paulinaled@aol.com E-mail: laap@pitt.edu
6516 Deidre Ter., McLean, Va. 22101-1605 URL: http://www.pitt.edu/~laap
U. S. A. Pittsburgh, PA 15260, U.S.A.

Ediciones Abya-Yala
12 de Octubre 14-30 y Wilson
Casilla: 17-12-719
Teléfono: 2562-633 / 2506-247
Fax: (593-2) 2506-255
E-mail: admin-info@abyayala.org
editorial@abyayala.org
Quito-Ecuador

Editora:
Paulina Ledergerber-Crespo

ISBN 9978-41-187-9
ISBN 9978-04-466-3
Derechos de Autor Nº: 013516

1a. Edición Ediciones ABYA-YALA 1999


1da. Reimpresión Ediciones ABYA-YALA 2000
2da. Reimpresión Ediciones ABYA-YALA 2001
3ra. Reimpresión Ediciones ABYA-YALA 2002

Autoedición: Abya-Yala Editing


Quito - Ecuador

Diseño Gráfico:
Daniela Arias
María Alexandra Carrillo
Raúl Yépez
Tamara Castro

Ilustración Portada:
“uyucuya” de concha Spondylus princeps de la fase Cerro Narrío, y “asamblea” recipiente de cerámica bicroma
de la fase Chorrera, Museo del Banco Central del Ecuador.

Impresión:
Producciones Digitales Abya-Yala, 2002
Formativo Sudamericano,
Una Revaluación
Ponencias presentadas en
el Simposio Internacional
de Arqueología Sudamericana
CUENCA - ECUADOR.
13 - 17 DE ENERO DE 1992

Homenaje a
Alberto Rex González y Betty J. Meggers

Editora
Paulina Ledergerber - Crespo
Agradecimientos:

Museo del Banco Central del Ecuador (Cuenca)

National Geographic Society, Fondo No. 4647-91

Organización de Estados Americanos

Smithsonian Institution
Contenido

I. INTRODUCCIÓN
ANTECEDENTES Y PERSPECTIVAS DEL SIMPOSIO EN CUENCA 9
Paulina Ledergerber Crespo

LISTA DE AUTORES Y PARTICIPANTES 21

II. HOMENAJE A, ALBERTO REX GONZÁLEZ Y BETTY J. MEGGERS


HOMENAJE 29
Paulina Ledergerber Crespo

BETTY J. MEGGERS 31
Paulina Ledergerber Crespo

LISTA DE PUBLICACIONES 35
Betty J. Meggers

ALBERTO REX GONZÁLEZ 48


Lautaro Núñez Atencio

LISTA DE PUBLICACIONES 51
Alberto Rex González

REFLEXIONES DE LA VIDA Y PROFESIÓN DEL ARQUEÓLOGO 57


Alberto Rex González

III. EL FORMATIVO DE COLOMBIA


EVIDENCIAS CULTURALES PLEISTOCÉNICAS Y DEL TEMPRANO HOLOCENO EN LA CORDILLERA ORIENTAL
DE COLOMBIA: PERIODIZACIÓN TENTATIVA. 63
Gonzalo Correal Urrego

ADAPTACIONES AGRÍCOLAS DE EL VALLE MEDIO DEL RÍO CAUCA 74


Leonor Herrera, Marianne Cardale de Schrimpff y Warwick Bray

EL CONCEPTO DEL FORMATIVO EN LAS INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS EN COLOMBIA: UNA REVISIÓN CRÍTICA. 86
Roberto Lleras Pérez

IV. EL FORMATIVO DE ECUADOR


LA PRODUCCIÓN DURANTE EL FORMATIVO TEMPRANO: EL DESARROLLO AGRÍCOLA
ARTESANAL Y EL INTERCAMBIO DE EXÓTICOS EN REAL ALTO 97
Jorge G. Marcos Pino,Aurelio Álvarez Pérez y Giorgio Spinolo

EL FORMATIVO EN LA SIERRA ECUATORIANA 114


Jaime Idrovo Urigüen

EL FORMATIVO EN PUTUSHÍO; SIERRA SUR DEL ECUADOR 124


Mathilde Temme W.

LA CERÁMICA FORMATIVA TARDÍA DE LA SIERRA AUSTRAL DEL ECUADOR


(CAÑAR,AZUAY Y LOJA): unidad territorial y particularidades regionales. 139
Dominique Gomis

PRIMERAS EVIDENCIAS DEL FORMATIVO TARDÍO EN LA SIERRA CENTRAL DEL ECUADOR 160
A. Jorge Arellano López

V. EL FORMATIVO DE PERÚ
LAS FUNDACIONES PRECERÁMICAS DE LA ETAPA FORMATIVA EN LA COSTA PERUANA 179
Daniel H. Sandweiss y James B. Richardson III
EL PERÍODO FORMATIVO EN EL ALTIPLANO DE JUNÍN, PERÚ 189
Ramiro Matos Mendieta.

SOCIEDADES FORMATIVAS DE BAGUA-JAÉN Y SUS RELACIONES ANDINAS Y AMAZÓNICAS 201


Ruth Shady Solís

DE MOXEKE A MOCHE: LAS EVIDENCIAS PARA LA FORMACIÓN TEMPRANA


DEL ESTADO EN LA COSTA NORTE DEL PERÚ 212
David J. Wilson

VI. EL FORMATIVO EN CHILE


FASE TILOCALAR: NUEVAS EVIDENCIAS FORMATIVAS EN LA PUNA DE ATACAMA (NORTE DE CHILE) 227
Lautaro Núñez Atencio.

EL FORMATIVO EN LA REGIÓN DE VALLES OCCIDENTALES DEL ÁREA CENTRO SUR ANDINA


(SUR PERÚ - NORTE DE CHILE) 243
Calogero M. Santoro

EL FORMATIVO ANDINO: PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS DEMOGRÁFICAS. 255


Tom D. Dillehay.

VII. EL FORMATIVO EN BOLIVIA


DESARROLLO TEMPRANO DE LA AGRICULTURA DE CAMPOS ELEVADOS
EN LOS LLANOS MOXOS, DEPTO. DE BENI: BOLIVIA 271
Marcos R. Michel López

VIII. EL FORMATIVO EN ARGENTINA


LA CULTURA DE LA AGUADA Y EL PERÍODO FORMATIVO.
EVOLUCIÓN E HISTORIA EN EL PROCESO CULTURAL DEL NOROESTE ARGENTINO. 285
Alberto Rex González

EL FORMATIVO Y EL SURGIMIENTO DE LA COMPLEJIDAD SOCIAL EN EL NOROESTE ARGENTINO. 302


Myriam Noemí Tarragó

EVOLUCIÓN DE LA TECNOLOGÍA PREHISTÓRICA EN EL SUDESTE DE AMÉRICA DEL SUR. 314


Jorge Amílcar Rodríguez

IX. EL FORMATIVO DE BRASIL


A LIMITAÇÃO AMBIENTAL COMO BARREIRA À TRANSPOSIÇÃO DO PERÍODO FORMATIVO NO BRASIL. 331
Tecnologia, produção de alimentos e formação de aldeias no sudoeste da Amazônia.
Eurico Theofilo Miller

ANTIGOS PADRÔES DE ASSENTAMENTO NA COSTA BRASILEIRA 340


Ondemar F. Dias Junior

X. FORMATIVO EN VENEZUELA
LAS BASES SOCIOHISTÓRICAS DE LAS SOCIEDADES SEDENTARIAS EN EL NORTE DE SURAMÉRICA. 355
Mario Sanoja Obediente e Iraida Vargas Arenas

LA ETAPA FORMATIVA EN LA CUENCA DEL ORINOCO: SISTEMÁTICAS DE TIEMPO-ESPACIO 366


William Barse

XI. EL CONTEXTO ECOLÓGICO DEL FORMATIVO 383


Betty J. Meggers

XII. RESOLUCIONES Y RECOMENDACIONES DEL SIMPOSIO 395


Paulina Ledergerber Crespo (cordinadora)
7

INTRODUCCIÓN
I. Introducción 9

INTRODUCCIÓN

Paulina Ledergerber Crespo

Para debatir algunos temas a la luz de las nuevas rosas reuniones anteriores donde se debatieron
investigaciones arqueológicas nos reunimos en el varios temas sobre el Formativo, tanto en América
“Simposio Internacional de Arqueología Sudameri- (por ejemplo: Bennett 1944; Larco 1948; Lumbreras
cana: Una Re-evaluación de la Etapa Formativa”en 1959; Ford 1969; Benson 1971; Marcos y Norton
Cuenca, Ecuador, del l3 al l7 de enero de 1992. Nos 1982; etc.) como en Europa (ver referencias biblio-
es grato entregar al lector los resultados de esa tras- gráficas que demuestran que desde un principio
cendental reunión cuya publicación fue postergada de los estudios sobre el Formativo, se llevaron tra-
por diversas razones fuera del alcance de los organi- bajos a conferencias nacionales e internacionales,
zadores. especialmente las que se encuentran publicadas
Por lo tanto, el principal objetivo de este libro es en las diversas Actas de Congresos Internacionales
publicar los datos arqueológicos referentes con la de Americanistas). La mayoría de arqueólogos no
etapa Formativa de América del Sur. Estos datos ha podido asistir a tantas reuniones, pero gracias a
fueron revisados por los investigadores de cada las publicaciones de ellas, podemos independien-
país después de dar sus ponencias en Cuenca. temente evaluar sus mejores contribuciones. Igual-
Igualmente, otro objetivo es rendir un homenaje mente los eventos arqueológicos no son eslabo-
público a los doctores Alberto Rex González y nes perdidos sino que generan cadenas de ideas
Betty J. Meggers por sus merecidas contribuciones proyectadas al futuro; así, ese Simposio de Cuenca
al avance de la ciencia y cultura del continente. 92, enseguida generó nuevos proyectos, e ideas pa-
Finalmente, es presentar las recomendaciones de ra otras reuniones tanto en el norte, Estados Uni-
los arqueólogos a las autoridades de los respecti- dos y Europa, como en América del Sur. Con la pu-
vos países del continente. blicación de este libro esperamos aclarar varios
Las raíces de esa reunión estuvieron principal- aspectos de interés para los arqueólogos y promo-
mente en el Simposio “Prehistoria Sudamericana”lle- ver nuevas investigaciones y debates sobre los di-
vado a cabo en el Museo Nacional de Historia Natu- versos temas relacionados con nuestra profesión,
ral,en l988 (Meggers 1992),cuando algunos de los ar- que continúa dando la base empírica a nuestros
queólogos presentes,sentimos la necesidad de tener valores ancestrales.
una nueva reunión para profundizar en otros temas Después del Simposio de Cuenca, la mayoría de
de la arqueología que los tratados en Washington y los conferencistas revisaron (entre 1992-1998) por lo
especialmente rendir un homenaje internacional a menos una vez más sus trabajos poniéndolos al día.
los doctores Alberto Rex González y Betty J.Meggers. El libro está organizado en la forma siguiente:
Los colegas Ruth Shady, Luis Lumbreras, Lautaro Nú- La primera parte incluye los antecedentes de la
ñez y Ramiro Matos,me pidieron que me hiciera car- reunión, filosofía y objetivos de la misma, asuntos
go de la organización, lo que gustosamente acepté. organizacionales y la lista completa de los partici-
Luego les propuse que ésta tratara sobre el Formati- pantes.
vo de Sudamérica y que nos reuniéramos en mi país, La segunda parte, resalta la vida de los dos profe-
Ecuador, lo que fue aceptado. sionales homenajeados, el Dr. Alberto R. González y
También creemos que el Simposio de Cuenca la Dra. Betty J. Meggers, y se ofrece una síntesis de
1992,se relaciona con las bases sentadas en nume- una parte de sus respectivas obras, como ejemplos
10 I. Introducción

para todos los arqueólogos; también damos a cono- 5. Que los colegas de mi país tuvieran la oportuni-
cer una extensa lista de sus publicaciones,incluimos dad de intercambiar ideas con prestigiosos profesio-
el discurso del doctor González “Reflexiones sobre la nales de otros países hermanos,como sucedió no so-
vida y profesión de un arqueólogo”,en el que nos ha- lamente durante el Simposio, sino también después
ce ver la dimensión humana del científico. cuando algunos de los arqueólogos participantes
La tercera parte de esta publicación incluye los tra- viajaron a otras regiones del Ecuador, para visitar a
bajos presentados por los investigadores siguiendo colegas que no habían podido asistir a la reunión de
un orden por país y región. Lamentablemente los Cuenca,pues los anteriores querían entablar vincula-
doctores Luis Lumbreras, Arturo Toscano, así como ciones.
Richard L. Burger y su esposa, Lucy Salazar, no han 6. Ofrecer un foro para la fertilización cruzada de
enviado sus trabajos para la publicación. conocimientos e ideas,para motivar la colaboración
La cuarta parte presenta las resoluciones, reco- entre los proyectos individuales y los arqueólogos
mendaciones, guías sobre investigación y responsa- que trabajan en varios países del hemisferio occi-
bilidades de los arqueólogos sudamericanos, que dental. Una tentativa de poner al día la bibliografía
fueron aprobadas por todos los asistentes al Simpo- sobre el Formativo se encuentra en los capítulos de
sio de Cuenca en 1992 y que son aun hoy de más ac- este libro.
tualidad para la práctica profesional eficiente en la Ahora debemos analizar brevemente cuál es el
próxima década. concepto de “formativo”.Desde un punto de vista eti-
mológico básico, quiere decir “que forma o da for-
1. ANTECEDENTES Y PERSPECTIVAS ma”y viene de la palabra “formar: juntar y congregar
personas o cosas,uniéndolas entre sí para que hagan
A. Antecedentes, teoría y objetivos del aquellas un cuerpo y éstas un todo”(Real Academia
Simposio Española 1992:985).Podemos aplicar ese término va-
Aunque hay muchos temas en arqueología que re- riadamente a la cultura, y podríamos decir que es
quieren nuestra atención, propuse que la reunión cuando las familias se juntan para arraigarse en pue-
fuera sobre una revaluación del Formativo por las si- blos y empiezan nuevos patrones de asentamiento y
guientes razones: organización social,es cuando se congregan las gen-
1. El importante papel de los procesos culturales que tes para rituales especiales en centros ceremoniales
se sucedieron en lo que hoy conocemos como Ecua- con sacerdotisas/tes y surgen nuevos sistemas socio-
dor,Colombia y Perú que sirvieron de ejes fundamenta- políticos, es cuando las personas comienzan a unir-
les en el desarrollo de las culturas del continente. se para trabajos comunitarios o mingas con un jefe/a
2. Que no se había realizado una conferencia en organizador, es cuando se inicia la especialización
varias décadas sobre el tema,siendo necesario dar a en la producción técnica, agrícola-artesanal con
conocer recientes investigaciones y avances en el es- nuevas expresiones artísticas y surge un nuevo siste-
tudio de la temática realizados sobre todo por ar- ma económico. Es también cuando el resultado de
queólogos sudamericanos. los trabajos se los unen como mercancias para lle-
3. Que era necesario hacer una re-evaluación prin- varlars a intercambiar con diferentes productos de
cipalmente porque a la luz de investigaciones que se cortas y hasta largas distancias, etc.
han intensificado y ampliado en las últimas déca- Es importante aquí brevemente relacionar al “for-
das,hay nuevas teorías y metodología de trabajo aún mativo” desde un punto de vista de su significado
más complejas que las anteriores, como por ejem- con la historia de la arqueología. El concepto del
plo: imágenes de satélite, G.I.S. y sensores remotos, “Formativo” fue desarrollado inicialmente con una
análisis de flotación, utilización de computadoras, base empírica, metodológica y teórica por los ar-
microscopios electrónicos, etc. queólogos de las Américas de los años 1940s, 1950s,
4. Porque el Formativo se une íntimamente a valio- 1960s y 1970s. El Formativo se convirtió en un instru-
sos aportes realizados por los investigadores home- mento teórico de análisis, un medio utilizado para
najeados: Meggers y González, y que la gran magni- explicar y caracterizar los variados cimientos, he-
tud de sus obras sirvan para el mejoramiento de los chos y procesos acaecidos en un tiempo/espacio es-
estudios arqueológicos en el hemisferio. pecífico (época o período) en los cuales se asenta-
I. Introducción 11

ron los avances del cambio sociocultural, político, intervención humana directa,la interación de la cul-
económico y técnico de los pueblos posteriores en tura con su medioambiente, los eventos geológicos,
nuestro continente, y diferenciarlos de sus similares climáticos,el cosmos,etc. Cuando la cultura se desa-
ocurridos en el viejo mundo (Europa y Asia) donde rrolla hasta una etapa y no “sigue a la siguiente” por
se lo ha llamado el “Neolítico” (Ford y Willey 1949; ejemplo a cacicazgo,reino o imperio,no quiere decir
Willey y Phillips 1958; Ford 1969:4; Lumbreras 1969; que la cultura se estanca, ¿es quizás que en muchos
Benson 1971). El tratado más completo sobre la his- casos se refuerza internamente y con su desarrollada
toria de los estudios realizados hasta 1969, es la mo- sabiduría propia humana que va controlando los
numental obra de James A. Ford (l969). Allí él se ba- cambios,adaptando lo que quiere de lo externo e in-
sa en algunos trabajos, inclusive los de Betty J. Meg- terno,para llegar a una etapa quizás muy superior de
gers, pero trata brevemente sobre los de Alberto Rex balance consigo mismo y el medioambiente?, ¿o es
González. Entonces Ford definió al Formativo como: que en otros casos si se estanca,retrocede y extinge?
“los 3.000 años (o menos en algunas regiones) en (Ver una variada argumentación más detallada en
que los elementos de la cerámica, piedras de moler, los trabajos de Lleras,Meggers,González,Herrera, Sa-
figurinas hechas a mano, la agricultura del maíz y la noja y Vargas, Santoro, Shady, Gomis, Sandweiss y Ri-
yuca fueron difundidos y se unieron a la vida socio- chardson,Tarragó, Wilson, etc.). El concepto de “For-
económica de la gente viviendo en la región que se mativo”como uno de períodos de la evolución cultu-
extiende desde el Perú hasta el este de los Estados ral, en la nueva forma revitalizada con nueva meto-
Unidos.Al principio de esos años, toda esa gente te- dología nos ha ayudado a reconocer las variantes
nía una economía y tecnología propias del período evidencias arquelógicas en un contexto más com-
Arcaico,al final,ellos poseian los elementos esencia- pleto propio de nuestro continente, que son muy di-
les para lograr la civilización”(ibíden p.5). ferentes si comparamos con las variantes evidencias
En el contexto de Sud América, el concepto fue arqueológicas del Viejo Mundo (del Neolítico.) Por
desarrollado entre varios arqueólogos desde un pun- eso continúa utilizándose Formativo para explicar
to de vista de las investigaciones en la región andina los diversos procesos en una área y un tiempo pasa-
peruana desde la década de los 1940´s. Ese concep- do pues todavía no encontramos un mejor término.
to implica la evolución cultural y, desde l969, surgen Desde el punto de vista teórico siguen publicándo-
nuevas preguntas, por lo que muchas ideas expresa- se diversas alternativas y revaluaciones arqueológi-
das en este libro sólo son posibles gracias a la acu- cas aparecidas en los últimos años. Por ejemplo, los
mulación de nuevas evidencias y metodología inno- debates sobre la arqueología post-procesual, el neo-
vadoras, como a la luz de nuevas teorías revisadas. evolucionismo, sobre agentes humanos estructura-
Por lo tanto, algunos conocimientos del Formativo les, arqueología social, el llamado post-modernis-
han cambiado, ya no es visto como una evolución mos,estos y más se encuentran publicados como ar-
solo unilineal, sino también en algunos casos como tículos de varios autores en los libros de Preucel y
una “evolución puntual” que aclara y ayuda a Hodder (1996),Meggers (1992),o el reciente de Lum-
explicar los cambios,con mecanismos internos y ex- breras (1999); además a los lectores les interesará
ternos de adaptación y a veces hasta con saltos de consultar los trabajos de O´Brien y otros (1998), Gid-
una gran diversidad, especialmente en lo que con- dens (1984),Gibbons (1984),y otros publicados en la
cierne al vector tiempo-espacio y a particularismos Revista de Arqueología Americana, American Anti-
de los procesos culturales que se muestran en diver- quity, etc. Son docenas de revaluaciones teóricas
sas subregiones tan vastas y diversas que incluye a (¿hipótesis?), demostrando las diversas tendencias
todos los países sudamericanos (Gould y Eldredge de los arqueólogos, y que lo permanente, en más de
1993).Es así como la anterior visión de aceptar natu- 100 años de práctica profesional, son las evidencias
ralmente la evolución unilineal, el caso de los sitios arqueológicas de los artefactos y demás datos que
de la región andina peruana, deja su puesto prepon- tienen su propio ser. Estos al plantearnos un enigma
derante. La importancia de muchos otros sitios so- a cada generación de arqueólogos,con nuevas meto-
bresalen para ser apreciados con la gama de sus ver- dología y revaluaciones teóricas, los podemos rein-
daderos contextos arqueológico dialéctico integral, terpretar viendo profundamente mucho más allá
con los diversos factores internos y externos,como la (Ortega y Gasset 1959:5-125).
12 I. Introducción

En lugar de hacer una introducción a cada uno de cas del Formativo aparecen durante diferentes siglos
los trabajos, creo que solamente el lector se benefi- a través del tiempo según el área. Ya para el final del
ciará de los datos específicos de cada área relacio- Formativo se inician desarrollos regionales más dife-
nados a otras,presentados por sus propios arqueólo- renciados que son los orígenes de los cacicazgos y
gos. Esas evidencias en contextos de tiempo-espa- de los estados en algunas regiones (por ejemplo, ver
cio, muchos de los autores integran íntimamente en capítulo sobre Perú), mientras en otras áreas el For-
forma brillante con la parte teórica y conceptual. mativo es variable y se extiende en el algunos casos
Antes del Simposio de Cuenca 92, los cientos de pu- hasta el presente siglo (por ejemplo, al sur de Chile,
blicaciones en la segunda mitad de este siglo sobre ver capítulo en éste libro).
el Formativo no habían agotado el tema,al contrario, Previa a la reunión de Cuenca, mandé una bre-
generaron nueva problemática y la necesidad de in- ve guía temática a los arqueólogos invitados a
tensificar la investigación arqueológica, que aun en presentar trabajos. Este documento y los resúme-
el nuevo milenio es indispensable continuar,pues no nes de las ponencias fueron publicados por el
llegamos a un nuevo consenso. Museo del Banco Central de Cuenca en forma de
Hay temas unificadores en la arqueología sudame- folleto (1992) que se distribuyó a todos los parti-
ricana en esa etapa formativa. Contactos e intercam- cipantes en el Simposio.También la Revista de An-
bios de corta y larga distancia están documentados tropología,Nuevos Aportes,Vol.1,Enero-Abril 1992,
arqueológicamente, tanto para las culturas de las tie- de La Paz, Bolivia (Ledergerber 1992) publicó los
rras bajas orientales, como también para las culturas mismos resúmenes junto con las resoluciones y
andinas y las localizadas a lo largo de la costa del Pa- noticia del Simposio. Igualmente lo hicieron otras
cífico. En este período, en particular en su segunda revistas idóneas de América como por ejemplo:
mitad, es cuando proliferan las aldeas nucleares, se The SAA Bulletin 11(3):1993 (Dillehay), y la Ar-
forman y diseminan nuevos estilos artísticos; y se de- queología Americana 5:265-272, enero-junio 1992
sarrolla un modo de vida sedentario basado en una (Ledergerber), etc. Parte de esa guía, las recomen-
economía agrícola con un nivel básico de señoríos daciones y las resoluciones que se presentan en
que al arraigarse van paulatinamente incrementan- este libro, se enviaron a las respectivas entidades
do su complejidad sociopolítica, artistica y técnica gubernamentales a cargo de educación, arqueo-
(se inicia el cultivo en campos elevados, la irriga- logía y patrimonio cultural de la mayoría de paí-
ción, la orfebrería, etc.). Es en esta etapa cuando se ses de Sur América.
establecen las relaciones socio-económicas básicas
entre la población rural y los centros urbanos (en B. Descripción sumaria de los principales pro-
muchos casos éstos son sitios ceremoniales). La eta- pósitos y alcances del Simposio:
pa formativa da pasos de cambio aunque se basa en
los períodos egalitarios-igualitarios anteriores, Pa- Fueron tres los principales propósitos:
leoindio y Arcaico. Se encuentran nuevos temas de l. Discutir y evaluar resultados de las investigacio-
mayor complejidad como pueden ser: la agricultura nes arqueológicas recientes, relativos al “Formativo”
del maíz y/o yuca, el algodón, las curcúbitas, los po- en Sudamérica, y pensar en nuevos cuestionamien-
rotos, las papas,etc. y/o en otras la domesticación de tos.
animales como el cuy, la llama, etc. o la forma más 2. Identificar los vacíos más notorios en el conoci-
compleja de organización social (como se puede in- miento de la arqueología sudamericana y realizar
ferir por ejemplo,la identidad propia de un grupo so- una agenda para investigaciones futuras, y
cial reflejado en el muestreo de la cerámica,“assem- 3. Alentar la mutua colaboración e intercambio
blage”),y la producción de excedentes para las élites entre los arqueólogos y los proyectos individuales.
que surgieron en esa etapa. Asimismo, debemos en- 4. Revaluar la parte teórica del concepto del ¨For-
fatizar que el Formativo no es uniforme, al contrario, mativo¨y su validez presente.
como igualmente demuestran las evidencias presen- Los participantes representaron a la mayoría de los
tadas en este libro, sus características adoptan varia- países de Sur América, a los Estados Unidos y algu-
dos matices en las diversas regiones y espacios geo- nos de Europa. La reunión permitió intercambiar
gráfico/ecológicos del continente. Las característi- muchos datos aún no publicados, relativos al pobla-
I. Introducción 13

miento del continente, al origen y posterior desarro- adopción de una vida sedentaria entre los cazado-
llo de la vida aldeana y de la agricultura, desarrollo res-recolectores en las tierras bajas que podrían
político,urbanístico,tecnológico,etc.La oportunidad permitir examinar posibles diferencias entre estos
para la interacción va más allá del contenido de es- complejos y los que posteriormente alcanzaron
te libro, pues hicieron posible el intercambio de un nivel de organización de “Señorío” y “Cacicaz-
ideas varias, la comparación de métodos e interpre- gos”? ¿Cómo deberían definirse?
taciones, identificación de sitios amenazados por El Simposio resaltó el desarrollo desde el inicio
destrucción y hasta planear proyectos conjuntos. del “Formativo”en nuevas dimensiones basadas en
Entre las principales preguntas que se hicieron du- investigaciones multidisciplinarias de varios años
rante la reunión están las siguientes: ¿Cuales fueron de diferentes trabajos sumarizados en cada uno
las adaptaciones de las poblaciones del “Arcaico”en de los capítulos presentados aquí. Por ejemplo, pa-
cuanto a la domesticación de plantas, horticultura y ra la Cordillera Oriental de Colombia, con datos
patrones de asentamientos en Colombia, Chile, Ar- empíricos claros de geología, climatología, arqueo-
gentina, Brasil, Ecuador, Perú o Venezuela? ¿Qué ocu- zoología, palinología, economía, antropología físi-
rrió al término del período “Arcaico” para generar ca, botánica,etc., Gonzalo Correal nos lleva a en-
nuevos procesos que condujeron al surgimiento de contrar las raíces de los primeros seres humanos
sociedades más complejas? ¿Cuál es el origen del en Colombia, desde sus actividades en diferentes
“Formativo”y su diversidad entre el desarrollo de los sitios en los específicos ¨estadios¨, empezando al-
Andes y la Amazonia? ¿Cuál es la naturaleza y el im- rededor 15 mil años atrás y continuar hasta 2.700
pacto de la etapa “formativa” en diferentes áreas del antes del presente. Asímismo, en una región muy
continente? ¿Cuáles son los marcadores o datos es- diferente en la Costa del Perú, Daniel Sandweiss y
pecíficos que documentan los cambios del “Arcaico” James Richardson por ejemplo, muestran eviden-
al “Formativo”? ¿Cuáles son las evidencias que de- cias sobre los diferentes factores para el desarrollo
muestran el proceso de sedentarismo? ¿Qué es lo de sociedades precerámicas complejas, y explican
más importante en la etapa formativa? ¿Que in- por qué llegaron a ser la base de los centros For-
fluencia tuvieron en el medio ambiente, los eventos mativos. También Ondemar Dias Jr., en la costa del
geológicos y climáticos en los patrones de asenta- Brasil; Eurico Miller en el sur de la Amazonia, Lau-
miento y cambios culturales? ¿Qué información so- taro Núñez en Chile, Ramiro Matos en Perú, Jorge
bre la diversidad de los complejos “Formativos” en Arellano en el Ecuador nos llevan desde la diversa
los Andes y las tierras bajas hace altamente relevan- gama de los pasos iniciales del Formativo en muy
te la revisión de la naturaleza y características de diferentes regiones.
esta etapa o período y el determinar la existencia Este libro incluye detallados trabajos arqueológi-
de similitudes fundamentales y diferencias signifi- cos tanto a un nivel microscópico (por ejemplo en
cativas? ¿Cuáles son las evidencias de la produc- Ecuador el trabajo de Jorge Marcos y otros), local y
ción de alimentos, patrones de asentamiento, cam- regional con sus rasgos propios (por ejemplo: de Co-
bio demográfico, adaptaciones marítimas, estilos lombia el artículo de Leonor Herrera y otros; de Ve-
de arte, tecnología y otros comportamientos cultu- nezuela el trabajo de William Barse; de Bolivia el ar-
rales? ¿Cuándo, dónde y por qué se iniciaron la al- tículo de Marcos Mitchel; de Argentina el trabajo de
farería y la orfebrería y su respectiva importancia Myriam Tarragó, etc), como a un nivel continental
para la arqueología? ¿Cuáles son las variables en- como corrientes de similaridades y diferencias (por
tre el desarrollo de la agricultura y de los sistemas ejemplo, los trabajos de Betty J. Meggers,Alberto Rex
políticos a ella relacionados? ¿Qué validez tiene el González, de Jorge Rodríguez, Mario Sanoja e Iraida
concepto “Formativo” de los años 1940s y 1950s a Vargas, etc.). El Formativo es más temprano y antes
la luz de las investigaciones realizadas en las dos de Cristo en el norte (ejemplo, los capítulos de Leo-
últimas décadas? ¿Cuáles son las variaciones de la nor Herrera y otros de Colombia; Jaime Idrovo de
arquitectura al final del “Formativo”, incluyendo Ecuador), mientras que en las áreas al sur del conti-
formaciones nucleares, urbanismo, centros cere- nente, el Formativo es más tardío y aun después de
moniales, etc.? ¿Cuáles son los nuevos datos sobre Cristo (artículo de Tom Dillehay de Chile).
la domesticación de plantas y animales, sobre la Reconocemos que hay muchos más trabajos en
14 I. Introducción

cada país que los que podemos dar cabida en un so- C. Organización del Simposio en el Ecuador
lo Simposio.Los representantes de cada país incluye-
ron datos pertinentes que creyeron significativos pa- Aunque esta sección no está relacionada con el
ra aclarar el tema y sintetizaron los datos de su área período Formativo en sí mismo, debo incluirla por
de estudio. Los relacionaron y compararon a datos pedido de varios arqueólogos,para dejar en claro al-
empíricos más allá de los límites regionales y nacio- gunos aspectos que son de interés de los colegas en
nales; como ya indicamos, se coordinaron varios as- cuanto a detalles para la organización de otras reu-
pectos relacionados con metodología,teoría y termi- niones.
nología del “Formativo”. Se reconocio que “el Forma- Acordamos que el número de conferencistas sería
tivo es una estapa de gran experimentación”. Algu- de alrededor de 25 arqueólogos; escogimos pocos
nos artículos ponen en claro el concepto del Forma- representantes de diferentes países, para tener una
tivo, su utilización teórica, práctica y variable aplica- reunión tipo “taller” y poder mantener la comunica-
bilidad a través de la arqueología de Sudamérica.Se ción entre los participantes. Originalmente pensa-
hicieron intentos de unos pocos arqueólogos, in- mos que el grupo sería solamente de sudamericanos
fluenciados por Europa,de reintroducir la terminolo- pero en el transcurso de la organización de la reu-
gía del “Neolítico”,pero la mayoría de ellos estuvo de nión y debido a requerimientos de las instituciones
acuerdo en continuar utilizando el vocablo ”Forma- financieras del evento, incluimos a cinco norteame-
tivo” para evitar confuciones y seguir adelante. Las ricanos, fuera de la homenajeada. En 1988, solicité
variables demuestran los distintivos de cada conti- colaboración al Director de Museos del Banco Cen-
nente en base a los datos arqueológicos de los últi- tral del Ecuador, señor Rodrigo Pallares Z., al Direc-
mos veinte años, que son muy diferentes en Europa tor del Museo en Cuenca,arquitecto Pablo Abad y al
y Asia comparado con las Américas. El concepto de arqueólogo principal de la entidad en Cuenca, doc-
Formativo a la luz de las nuevas evidencias arqueo- tor Jaime Idrovo U., quienes aceptaron y quedaron
lógicas todavía ilustra mejor las ideas de lo que suce- encargados de la organización y de los detalles en el
dió en las Américas, a más de evitar errores, diferen- país anfitrión.
cia mejor y aclara los hechos propios que sirven pa- Conformada la lista de conferencistas,junto con la
ra explicar los procesos que se sucedieron y dan la carta de invitación se incluyó un documento base.
base de nuestra identidad propia,a diferencia de los Algunos arqueólogos invitados propusieron más
del Viejo Mundo (ver trabajos de González, Gomis, nombres para presentar conferencias, asimismo
Herrera, Tarragó, etc.). otros colegas que se enteraron de los objetivos de la
Además de los resultados científicos per se, el in- reunión pidieron ser invitados para presentar traba-
tercambio de ideas entre colegas y la publicación de jos. Por razones de tiempo, no cabía tener más de 26
las actas del Simposio,el grupo de autoridades en ar- conferencias con su respectivo debate y mesas re-
queología con responsabilidad social,aprovechó pa- dondas de trabajo. Debido al carácter y naturaleza
ra establecer una agenda de sugerencias a sus ho- de una reunión/taller de 5 días intensos, disponibili-
mólogos, inclusive la formación de asociaciones o dad de fondos económicos, etc., decidimos no am-
colegios de arqueólogos para el respaldo profesional pliar más la lista de conferencistas y aceptamos la su-
y sugerencias a las autoridades encargadas de políti- gerencia de dar cabida a más trabajos con la presen-
ca de investigación arqueológica. Unirse para traba- tación de “Trabajo Afiche”. Esta modalidad de traba-
jar a que se aprueben permisos de excavaciones fu- jo/afiche, para exhibirse en el área de la reunión, es-
turas y promuevan estudios tendientes a llenar va- taba abierta para cualquier arqueólogo que deseara
cíos en los conocimientos actuales. También para participar, pero no tuvo mayor acogida entre los co-
rescatar sitios que están en peligro de destrucción, legas. Después de terminadas las sesiones regulares
restaurarlos, protegerlos y darlos a conocer por me- de cada día, algunos participantes dictaron charlas
dios educativos al público (ver “Resoluciones y Re- sobre varios temas de la arqueología diferentes a los
comendaciones del Simposio”). del horario regular.Además, se organizó un ciclo de
conferencias sobre arqueología con las universida-
des de Cuenca y del Azuay para todos los estudian-
tes y público en general. En realidad se acogió a to-
I. Introducción 15

Parte del grupo de arqueólogos visitando el sitio Ingapirca, de izquierda a derecha: Tom Dillehay, Richard Burger, Paulina Ledergerber,
David Wilson, Jorge Rodríguez, Gonzalo Correal, Betty J. Meggers, Calogero Santoro, Lautaro Núñez, Daniel Sandweiss, Leonor Herre-
ra, Jorge Arellano, Dominique Gomis, y Jaime Idrovo.

Inauguración de la exposición sobre el Formativo del Ecuador.


Constan en la fotografía de izquierda a derecha: el Arq. Pablo Abad, Director del Museo del Banco Central de Cuenca; Sr. Rodrigo Palla-
res Director de los Museos del Banco Central del Ecuador; Drs. Betty J. Meggers y Alberto Rex González, homenajeados y Paulina Le-
dergerber.
16 I. Introducción

dos los arqueólogos interesados en asistir, como se Sur). Inclusive el doctor Idrovo viajó de Cuenca a
puede leer en lista de autores y participantes, mu- Quito y Guayaquil para coordinar personalmente
chos más que lo planeado inicialmente. con sus colegas los detalles pertinentes. El Director
Invitamos a los principales investigadores sobre el Nacional del sistema de Museos del Banco Central
Formativo para representar al Ecuador: A Jorge Mar- del Ecuador, señor Rodrigo Pallares, dio licencia es-
cos “La Producción Durante el Formativo Temprano”; pecial a todos los arqueólogos que desearan partici-
a Jaime Idrovo y Dominique Gomis “El Formativo en par en el Simposio. Solamente en el mismo enero de
el Austro Ecuatoriano”; a Marcelo Villalba “El Forma- 1992, las otras dos instituciones patrocinadoras con-
tivo en la Sierra Norte”. Luego se sucedieron ciertos firmaron su total respaldo, y los entusiastas colegas
cambios, Olaf Holm por asuntos de trabajo prefirió llegaron a la reunión para hacerla un éxito.
no aceptar la invitación y sugirió que sea Mathilde El último día los participantes nombraron una co-
Temme quien representara a los proyectos financia- misión de tres miembros (doctores Gonzalo Correal
dos por el Museo del Banco Central de Guayaquil. Urrego, de Colombia, Ondemar Dias Jr., de Brasil, y
Ella participó con la ponencia:“La presencia del For- Tom D. Dillehay, de Estados Unidos de Norte Améri-
mativo en Putushío”. Jorge Arellano, invitado a pre- ca) para coordinar el cumplimiento de los acuerdos
sentar un trabajo sobre Bolivia, prefirió leer un infor- y recomendaciones del Simposio (Capítulo XII). Fi-
me sobre sus investigaciones recientes en el Ecua- nalmente, se nombró una comisión más numerosa
dor:“Primeras Evidencias del Formativo Tardío en la de colegas de varios países para que trataran de
Sierra Central del Ecuador”. Para completar el cua- nombrar un nuevo coordinador sudamericano con
dro del Formativo del país anfitrión, invitamos a pre- el objetivo de realizar una reunión futura similar al
sentar una conferencia sobre el Formativo de la Simposio de Cuenca, con temas arqueológicos dife-
Amazonía a los arqueólogos del Centro de Investiga- rentes, pues todavía quedan muchas preguntas por
ciones Arqueológicas de la Pontificia Universidad contestar.
Católica. Patricio Moncayo, Director del Centro, con-
testó que prefería participar sin ponencia. El licen- D. Agradecimientos
ciado Villalba,desgraciadamente se excusó de asistir.
Participaron otros arqueólogos del Banco Central El Simposio pudo tener efecto gracias a las sub-
(ver lista adjunta), por supuesto, Jaime Idrovo hizo venciones del Museo del Banco Central del Ecuador
una síntesis de “El Formativo de la Sierra” y Domini- (Cuenca), de la National Geographic Society, Fondo
que Gomis leyó: “La Cerámica Formativa de la Sierra No. 4647-91, la Organización de los Estados America-
Austral del Ecuador”. Es así como en un foro interna- nos, de la Smithsonian Institution (Washington, D.C.),
cional por primera vez se presentaron más trabajos y del señor Harinder S.Kohli,nuestras expresiones de
de investigación sobre el Formativo de la Sierra ecua- gratitud a todos ellos por su incondicional respaldo.
toriana que sobre la Costa. En primer lugar quiero agradecer al Econ.César Ve-
Solamente a finales de octubre de l991, la princi- ga V., Gerente del Banco Central de Cuenca, quien
pal institución patrocinadora la National Geographic con su diplomacia,total respaldo y patrocinio institu-
Society confirmó su respaldo, que junto con el res- cional, pudo hacer concreto el Simposio. Al señor
paldo entusiasta del Banco Central de Cuenca y el Rodrigo Pallares Z., Director de los Museos del Ban-
personal de su Museo creó la base concreta del éxi- co Central del Ecuador y al arquitecto Pablo Abad,
to. Seguidamente se envió a los conferencistas la Director del Museo de Cuenca, por su incondicional
confirmación de la invitación. Igualmente, el coor- respaldo para que se pudiera realizar este simposio.
dinador local, doctor Jaime Idrovo,solamente desde A todo el personal de esta institución en Cuenca,
finales de noviembre ya pudo mandar las invitacio- principalmente quiero dar las gracias al doctor Juan
nes al resto de arqueólogos ecuatorianos y a las ins- Cordero y señor Antonio Vásquez V., Sub-Gerentes
tituciones relacionadas con arqueología para que del Banco Central en Cuenca y especialmente al
enviaran sus representantes y estudiantes como par- doctor Jaime Idrovo (arqueólogo coordinador del
ticipantes u observadores (por las razones antedi- evento en Ecuador),al licenciado Francisco Álvarez,
chas no podíamos tener más de 5 conferencias so- arquitecto Leonardo Aguirre y al doctores Jorge Dá-
bre el Ecuador en una reunión de todo América del vila y Ernesto Dávila; a las señoras Susana Salgado,
I. Introducción 17

Durante un almuerzo en el Hotel La Laguna: el licenciado Nicanor Merchán, doctor Jorge Rodríguez, doctor Eurico Miller y
Lcdo. Marcos Michel.

Uno de los grupos de trabajo escribiendo las resoluciones y recomendaciones locales,


licenciados: Raúl Marca, Antonio Carrillo, y Sr. Caicedo.
18 I. Introducción

Bernarda Crespo,Mónica Muñoz,Marlene Ullauri,Ro- ción al encargarse de varios aspectos de la produc-


cío Pozo, Ma. Esperanza Martínez; y a los señores Es- ción del libro y Ediciones Abya-Yala por la impresión
teban Salazar,Carlos Freire,Raúl Daza y especialmen- de este.
te a los señores Marcelo Parra por los diseños y Jor- Va un agradecimiento a Raquel Crespo Toral quien
ge Ortega por los dibujos del afiche,y los estandartes me enseñó la perseverancia aún en circunstancias
del Simposio que sirvieron de base para la portada adversas.
de este libro. Fuera del Ecuador expreso mi más profundo agra-
El domingo, antes de iniciarse el Simposio, gracias decimiento a los colegas doctores Lautaro Núñez y
a la Comisión de Ingapirca y el Museo del Banco Ruth Shady, por el total respaldo desde el inicio del
Central,tuvimos un emocionante reencuentro de los evento. Especialmente agradezco a Ruth Shady por
colegas asistentes en el extraordinario museo y sitio su sincera amistad, entusiasmo y sus valiosas suge-
Cañari-Inca Ingapirca, en la provincia de Cañar.Tam- rencias en todas las etapas del Simposio,por la sínte-
bién gracias al doctor Edgar Palomeque I., al doctor sis del mismo y comentarios sobre el Formativo pe-
Jaime Idrovo y el licenciado Raúl Marca y demás au- ruano, a Lautaro Núñez quien realizó el resumen de
toridades de la comunidad cañari, por ese hermoso las ponencias sobre el “Cono Sur”. Igualmente a Tom
paseo y el delicioso almuerzo. Dillehay por sus valiosas sugerencias, por resumir y
La inauguración del Simposio y homenaje a los dar sus valiosos comentarios el tercer día de sesio-
doctores González y Meggers se realizó,gracias al Al- nes, así como por aceptar la responsabilidad de eje-
calde de Cuenca, señor Jorge A.Piedra L.,quien per- cutar algunas de las resoluciones del Simposio, con
mitió que éste tenga lugar en el Salón de la Ciudad. la esperanza de que sigamos adelante y realicemos
Las autoridades del Museo del Banco Central y la otras reuniones similares a la de Cuenca.También, a
Universidad del Azuay, junto con la Universidad de Jorge Rodríguez por las traducciones y sugerencias,
Cuenca se unieron al mismo. igualmente a Martha Otonello. A Mario Sanoja por
Con la oportunidad del Simposio, el personal del sus comentarios, sugerencias y la redacción de las
Museo del Banco Central preparó una didáctica e in- resoluciones y recomendaciones “De los Países An-
teresante exhibición sobre el Formativo Ecuatoriano dinos”,y una resolución a mi favor.A Richard Burger
que fue inaugurada y abierta al público por el Direc- por sus comentarios sobre las magistrales ponencias
tor General de los Museos del Banco Central, señor de los colegas colombianos. A Marcia Bakry por al-
Rodrigo Pallares Z., el arquitecto Pablo Abad, Direc- gunos dibujos adjuntos; y a los señores Bruce A. Da-
tor del Museo de Cuenca y las autoridades de la ciu- niels, A. Kurt Luginbyhl, y William Offenheiser, del
dad de Cuenca. Con esa oportunidad el Museo pu- centro de computación del National Museum of Na-
blicó como catálogo la ponencia del doctor Idrovo. tural History, quienes pacientemente me ayudaron a
Agradecemos especialmente a la licenciada Lucía resolver los diferentes problemas de sistemas de
Astudillo, Presidenta de la Asociación Latinoameri- computadoras venidos de 10 paises; igualmente al
cana de Museos,por su constante respaldo y guía. Al señor Harpaul Alberto Kohli Ledergerber, particu-
licenciado Nicanor Merchán, Director del diario “El larmente en lo que respecta a las bibliografías.
Mercurio” por la publicación diaria de las reseñas Gracias a la doctora Inés Chamorro por sus cons-
del Simposio.Al doctor Jorge Salvador Lara,Presiden- tructivas sugerencias. También agradezco al De-
te del Instituto Panamericano de Geografía e Histo- partamento de Estudios Precolombinos de Dum-
ria,a la señora Teresa Crespo de Salvador y al doctor barton Oaks por abrirme sus puertas y permitirme
Claudio Malo, Director del Centro Internacional de utilizar su estupenda biblioteca.
Artesanías Populares,por sus sugerencias; a las seño- Finalmente un agradecimiento póstumo al doc-
ras María Augusta Crespo y Cecilia Tamariz por sus tor Barry Bishop, quien en 1991, como Presidente
gentiles muestras de amistad; a los doctores Fernan- del Comité de Investigación y Exploración de la
do Ortiz y Ximena Ortiz, por sus sugerencias.A la se- National Geographic Society, dió una acogida en-
ñora Margot Leith de Ledergerber por su respaldo y tusiasta a mi propuesta que dicha institución sub-
principalmente a la profesora María Luisa de Corde- vencione la mayoría de los gastos del Simposio sin
ro por su decidida e invalorable ayuda y colabora- la cual este no hubiera podido realizarce.
I. Introducción 19

BIBLIOGRAFÍA CITADA
para la introducción y el homenaje

Benson, E.
1971 (Editora) Dumbarton Oaks Conference Idrovo Urigüen, J.
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to Anthropology No. 11,Washington, D.C. texto, 22 tablas de apéndice.
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20 I. Introducción

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(edits). Palo Alto, Calif. American Archaeology Bulletin, January.
Willey, G. R. y P. Phillips
1958 Method and Theory in American
Archeology. Chicago: Univ. of Chicago Press.
I. Introducción 21

LISTA DE AUTORES Y PARTICIPANTES

A) AUTORES Y PARTICIPANTES*

AURELIO ÁLVAREZ PÉREZ,


Departamento de Geología, Unidad de Cristalografía y Metalografía. Edif.“C”, Universidad Autónoma de
Barcelona, España.

A. JORGE ARELLANO LÓPEZ,


Facultad de Ciencias Geológicas y Departamento de Antropología, Universidad de San Andrés, La Paz, Bolivia.
USAID/Quito,APO,AAMiami, 34039, U.S.A.

WILLIAM P. BARSE,
Anthropology Department, Smithsonian Institution. 1026 Union Ave., Baltimore, Md., 21211, U.S.A.

WARWICK BRAY,
Institute of Archaeology, University of London. 31-34 Gordon Square, London WC1H OPY, Inglaterra.

MARIANNE CARDALE DE SCHRIMPFF,


Asociación PRO CALIMA. Apartado Aéreo 51010, Bogotá 2, Colombia.

GONZALO CORREAL URREGO,


Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y Naturales. Calle 75A, No. 20-80, Bogotá, Colombia.

ONDEMAR F. DIAS, JR.,


Instituto de Arqueología Brasileira. Rua Ribeiro Guimarais No. 220, Apt. 402; 20511-070. Rio de
Janeiro, R.J., Brasil.

TOM D. DILLEHAY,
Department of Anthropology. Lafferty Hall, University of Kentucky. Lexington, KY., 40506-0024, U.S.A.

DOMINIQUE GOMIS,
Alianza Francesa. Tadeo Torres #192 y Solano, (Fax: 503-7-894-988) Cuenca, Ecuador.

ALBERTO REX GONZÁLEZ.


Museo Etnográfico “J. B Ambrosetti”, Universidad de Buenos Aires. Ave. Belgrano 887, 1er. cuerpo, 2do. piso,
Buenos Aires, Argentina.

LEONOR HERRERA,
PRO CALIMA. Carrera 5, # 26-30 (108), Bogotá, Colombia.

JAIME IDROVO URIGÜEN,


Fundación INKA. Apartado Postal 01-01-143, Cuenca, Ecuador.
22 I. Introducción

PAULINA LEDERGERBER CRESPO,


Anthropology Department, Mail Stop P.O.Box # 37012, Smithsonian Institution, Washington, D.C., 20013,
U.S.A.
6516 Deidre Ter., McLean,Va. 22101-1605

ROBERTO LLERAS PÉREZ.


Museo de Oro, Banco de la República. Calle 16 No. 5-41, Bogotá, Colombia.

JORGE G. MARCOS PINO,


Universidad de Barcelona, Paseo San Magi 2-4, 1o, 5a, 08190 Barcelona, España. Centro de Estudios
Arqueológicos y Antropológicos (CEAA), (E.S.P.O.L). Campus Gustavo Galindo Velasco, la Prospeina,
Guayaquil, Ecuador.

RAMIRO MATOS MENDIETA,


National Museum of the American Indian. Cultural Resources Center, Mail Stop -541, Smithsonian Institu-
tion. Washington, D.C., 20560 U.S.A.

BETTY J. MEGGERS,
Anthropology Department, Mail Stop NHB-112, Smithsonian Institution. Washington, D.C., 20560, U.S.A.

MARCOS R. MICHEL LÓPEZ,


Gerente General, Empresa Consultora en Arqueología, y Docente de la Universidad Mayor de San Andrés.
Ave. 20 de Octubre 2005, Depto. 901, LaPaz, Bolivia.

EURICO THEÓFILO MILLER,


Laboratorio de Arqueologia de Rondonia (SEDUC) e ELETRONORTE - BSB-DF. Caixa Postal 08712(CEP)
70312-970 Brasília-DF, Brasil.

LAUTARO NÚÑEZ ATENCIO,


Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo “R. P. G. Le Paige”, Universidad Católica del Norte.
Casilla 28312, Antofagasta, Chile.

JAMES B. RICHARDSON III,


Division of Anthropology, Carnegie Museum, 5800 Baum Blvd., Pittsburgh, PA, 15206.
1120 Lancaster St., Pittsburgh, PA, 15218, U.S.A.

JORGE AMILCAR RODRÍGUEZ,


Universidad Nacional y CONICET. Espejo No. 375, 3200 Concordia, Entre Ríos, Argentina.

DANIEL H. SANDWEISS,
Department of Anthropology and Institute for Quaternary Studies, S. Stevens Hall, University of Maine.
Orono, ME, 04469-5773, U.S.A.

MARIO SANOJA OBEDIENTE,


Academia Nacional de Historia, Apartado 47372, Caracas 1041-A,Venezuela.

CALOGERO M. SANTORO,
Departamento de Arqueología y Museología, Universidad de Tarapacá. Casilla 6-D, Arica, Chile.
I. Introducción 23

RUTH SHADY SOLÍS,


Instituto Nacional de Cultura, y Universidad de San Marcos. Casilla 18-0780, Miraflores, Lima, Perú.

GIORGIO SPINOLO,
Departamenti di Fisica, Universitá degli Studi di Milano. Milán, Italia.

MYRIAM NOEMÍ TARRAGÓ,


Museo Etnográfico, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, CONICET. Moreno 350, 1001 Buenos Aires,
Argentina.

MATHILDE TEMME
Oña/ Azuay, Ecuador. Grönenweg 23, 22549 Hamburgh 531, Alemania.

IRAIDA VARGAS ARENAS,


Universidad Central de Venezuela. Apartado 47372, Caracas 1041-A,Venezuela.

DAVID J. WILSON,
Anthropology Department, Southern Methodist University. Dallas,Tx. 75275, U.S.A.

B) PARTICIPANTES

Marco AGUIRRE, Francisco ÁLVAREZ, Nancy ARPI, Lucía ASTUDILLO, Leopoldo BERMEO, Richard BURGER,
Juan Carlos CABRERA, S. CAICEDO, Delfa CAPELO, Freddy CALDERÓN, Byron CAMINO, Pablo CÁRDENAS,
Antonio CARRILLO, Juan CORDERO I.,Armando CRESPO, Felipe CRUZ, Rita DÍAZ, Luis DURÁN, José Luis ES-
PINOSA, Bolivar GALARZA,Wladimiro GALARZA, Dolores GALINDO, María Victoria GARCÍA M., Mario GAR-
ZÓN, Jorge GUAMÁN, Susana GURIN,Anne Marie HOCQUENGHEN, Mario JARAMILLO, Peter KAULICKE,Ale-
xandra KENNEDY, Nelly LAZO, Ma. Rosa LÓPEZ, Pedro Jorge LÓPEZ, Benigno MALO, Raúl MARCA MEJÍA, Ni-
canor MERCHÁN, Luz MOLINA, Edgar MOGROVEJO, Patricio MONCAYO, Agustín MOROCHO, Rolando MO-
ROCHO REDROVAN, Mónica MUÑOZ, Laura NACARINO, Patricia NETHERLY, Silvana PARRA,Tatiana PÉREZ,
Carlos RAMÍREZ, Gustavo REINOSO, Ignacio ROBLES, Fanny RODRÍGUEZ,Alison SALAZAR, Lucy SALAZAR-
BURGER,Amelia SÁNCHEZ MOSQUERA,Arturo H.TOSCANO,Antonio VALDIVIESO,Yashila VERA, Francisco
Gustavo VIMOS, Irina XOMCHUK, Abraham ZEVALLOS.

* Los AUTORES, primero tienen su afiliacion institucional o su dirección seguidamente algunos incluyen
su dirección personal a las que sus colegas pueden escribir.
24 I. Introducción

Conferencistas del Simposio de Cuenca 1992, de izquierda a derecha:


(Primera fila): Gonzalo Correal, Ondemar Días, Jorge Rodríguez, Jorge Arellano, Alberto Rex González, Richard Burger,
Lucy Salazar Burger, Leonor Herrera, Lautaro Núñez, Arturo Toscano, Iraida Vargas, Betty J. Meggers, William Barse,
Marcos Michel L.

Faltan los doctores Dominique Gomis, Jaime Idrovo, Jorge Marcos, Ramiro Matos, Eurico Miller y Mathilde Temme.
I. Introducción 25

(Segunda fila): Paulina Ledergerber, Roberto Lleras, Myriam Tarragó, Calogero Santoro, David Wilson, Ruth Shady,
Tom Dillehay, Mario Sanoja, y Daniel Sandweiss.
II

HOMENAJE A
ALBERTO R. GONZÁLEZ
Y BETTY J. MEGGERS
II. Homenaje a Alberto Rex González y Betty J. Meggers 29

Homenaje a Betty J. Meggers


y Alberto Rex González

Paulina Ledergerber Crespo

Un aspecto de la sesión de homenaje: Dr. Edgar Palomeque I., Presidente de la Comisión de Ingapirca; Dr. Lautaro Núñez A., de la Uni-
versidad del Norte, San Pedro de Atacama, Chile; Arqgo. Paulina Ledergerber C., del Instituto Smithsonian de Washington; Dr. Alberto
Rex González, del Museo Etnográfico de Buenos Aires; Lcdo. Jorge A. Piedra L., Alcalde de la ciudad de Cuenca; Econ. César Vega V.,
Gerente del Banco Central; Dra. Betty J. Meggers, del Instituto Smithsonian de Washington; Sr. Antonio Vásquez, Sub-Gerente del Banco
Central; Dr. Juan Cordero I. Rector de la Universidad del Azuay; Arq. Pablo Abad, Director del Museo del Banco Central de Cuenca.

El 13 de enero de l992,en la noche,se realizó una ciudad de Cuenca, Sr. Jorge Piedra L., dar la bienve-
“Sesión Solemne” en homenaje a los Drs. Betty J. nida a todos y declarar Huéspedes Ilustres a los dos
Meggers y Alberto Rex González y se inauguró el arqueólogos homenajeados. Asimismo, el Econo-
Simposio en el Salón de la Ciudad,con la presencia mista César Vega V., Gerente del Banco en Cuenca,
de las autoridades de la provincia del Azuay y per- dio un discurso en que resaltó el compromiso de su
sonas relacionadas a la cultura y educación, así co- entidad, para aportar a las causas de la arqueológi-
mo los participantes. Correspondió al Alcalde de la cas a través de la investigación, difusión y educa-
30 II. Homenaje a Alberto Rex González y Betty J. Meggers

ción por medio especialmente de sus museos. Dijo Como dije en mi discurso en la sesión inaugural,
que con acciones concretar entidades similares tie- nos reunimos en Ecuador, corazón y centro de las
nen la responsabilidad de aportar al conocimiento Américas con un propósito común,el de demostrar
arqueológico e histórico para encontrar las raíces nuestro respeto, admiración y cariño a dos grandes
culturales de los pueblos. El Dr. Juan Cordero I., co- americanistas, con una convicción, que moral y
mo Rector de la Universidad del Azuay resaltó bre- científicamente ellos, con su ejemplo, demuestran
vemente la personalidad de los homenajeados y les lo mejor no solo de nuestra profesión, sino del mis-
entregó el nombramiento de Profesores Honora- mo ser humano.
rios. La autora dio la bienvenida a todos y explicó En el proceso de la organización de este simposio
las razones de la reunión. El Dr. Lautaro Núñez A. fue muy satisfactorio comprobar que muchos más
luego de su discurso, resaltando los aportes del Dr. arqueólogos de los que estábamos presentes en el
González, hizo la entrega de un Certificado de Ho- Ecuador quisieron unirse al homenaje. Igualmente
menaje de la Sociedad Chilena de Arqueología de- que para muchísimos profesionales, Betty y Alberto
clarándole “El Mejor Arqueólogo de Latinoaméri- son verdaderos héroes. Para establecer paradigmas
ca”; igualmente leyó la adhesión al homenaje por la en la investigación ellos han librado luchas con dig-
Universidad Católica del Norte de Chile. nidad y nobleza. Betty y Alberto han tenido la valen-
Entre los arqueólogos más distinguidos del conti- tía de romper las barreras del pasado y del presente
nente, dos personas que realmente se han destaca- para hacer una Ciencia mejor. Ellos no se han ame-
do porque han dedicado todas sus vidas a la inves- drentado ni ante peligros físicos, ni ante los peligros
tigación en forma honesta y eficiente son los docto- de la soledad,la discriminación sexual,o la discrimi-
res Betty J. Meggers y Alberto Rex González. A ellos nación profesional, ni ante la cárcel, la crítica de
dedicamos este libro, el simposio y la sesión solem- otros colegas y peor, la envidia de seudo-científicos.
ne inaugural para resaltar algo de sus respectivas No se han dejado abatir ni siquiera ante la enferme-
contribuciones a la arqueología. dad y la muerte de seres queridos, con sus espíritus
Así como en la arqueología no se puede ignorar batalladores aún en el dolor han seguido luchando
las estratas culturales más profundas, tampoco los por sus ideales y especialmente estimulando nuevas
arqueólogos más jóvenes y los del siglo 2l, si quie- ideas y ayudando hasta personalmente a otros cien-
ren proceder éticamente, podrán ignorar las contri- tíficos latinoamericanos. Como diría nuestro poeta
buciones de los arqueólogos antecesores de sí mis- cuencano Luis Cordero (l957:309) “continúan siem-
mos. En la cadena de la expansión de los conoci- pre adelante esculpiendo con diamante en las pági-
mientos arqueológicos, González y Meggers tam- nas humanas”.Betty y Alberto han abierto nuevos ca-
bién se basaron en las experiencias y enseñanzas minos en los conocimientos humanos.
de sus mayores y luego,conjuntamente con algunos De estas dos vidas tan fructíferas y de total dedi-
sacrificados colegas de todo el continente, genera- cación al trabajo, con vastos logros alcanzados, es
ron nuevas teorías y metodologías de trabajo en los imposible hacer aquí un sumario. Solamente trata-
años 40, 50, 60, y 70 (Willey y Phillips l958; Meggers, remos de presentar una brevísima reseña,el Dr.Lau-
Evans y Estrada l965; Reichel-Dolmatoff 1965; Gonzá- taro Núñez sobre el Dr. González; y yo, sobre la Dra.
lez y Pérez l966; Rowe l967; Lumbreras 1969/1974). Meggers, y acompañamos sendas listas de sus res-
Asimismo con metodologías innovadoras en su épo- pectivas publicaciones para que el lector tenga una
ca, ellos dieron bases sólidas para investigaciones idea de la magnitud e importancia de las respecti-
posteriores de ellos mismos y principalmente varias vas contribuciones. Por suerte mi tarea debería ser
generaciones de nuevos arqueólogos. fácil, pues Betty realmente no necesita presenta-
Yo traté de expresar algo de lo que muchos profe- ción, ustedes que la conocen y aman saben bien
sionales presentes y ausentes creen sobre ellos. que su obra habla por sí misma.
II. Homenaje a Alberto Rex González y Betty J. Meggers 31

Betty J. Meggers,
una perspectiva ecuatoriana

Betty J. Meggers nace en Washington, D.C., y lidad y profundidad de su obra, que es un honor
luego de sus estudios y viajes siempre regresa a y privilegio, mencionar unos pocos aspectos de
su ciudad natal para continuar difundiendo sus sus múltiples contribuciones a las ciencias, a ma-
ideas. Betty ha realizado varias décadas de traba- nera de ilustración.Betty ha realizado trabajos de
jo eficiente sin interrupción y hasta ahora sigue campo en Dominica, Guayana, Brasil,Venezuela,
siendo una de las arqueólogas norteamericanas Ecuador, etc.; ha dictado cursos en muchos paí-
más frecuentemente citada mundialmente en ses más y desarrollado una amplia labor de in-
publicaciones. Es por eso y sobre todo por la ca- vestigación, inclusive en Cuba en las últimas dé-
32 II. Homenaje a Alberto Rex González y Betty J. Meggers

cadas.Tiene más de doscientas publicaciones so- La revolución que ellos producen en la ar-
la o en co-autoría con otros especialistas, princi- queología sudamericana no tiene precedente.
palmente con su difunto esposo,Clifford Evans.Es- Ilustramos como ejemplo lo que ella con su
tas tratan de temas relacionados con las cuatro ra- esposo Clifford Evans realizaron en el Ecuador,
mas de la antropología y con la ecología: sus con- en verdad en la mayoría de países que han tra-
tribuciones son claves tanto en teoría y metodolo- bajado han desempeñado una gran labor simi-
gía como en la práctica profesional, por ejemplo, lar. En el Ecuador se unen a Emilio Estrada y po-
sobre teoría de la evolución cultural, difusión, etc. nen a ese país en un muy alto nivel científico in-
Desde el principio de su carrera, Betty ha ex- ternacional. Ellos son quienes procesan mejor
presado sus ideas con gran valentía y éstas han los datos arqueológicos de la Costa, al darnos las
causado en muchos casos gran controversia. Sus bases científicas más sólidas de nuestra arqueo-
trabajos etnológicos, ecológicos y arqueológicos logía y nuestra nacionalidad, en las décadas de
de la década de los años 40s y 50s continúan los años 50s y 60s. Dan al Ecuador por primera
evolucionando hasta hoy. En una época de dis- vez estudios sistemáticos: diferenciaciones y ana-
criminación sexual, no se detiene ante nadie y logías biológico-culturales, metodologías innova-
habla y escribe sobre nuevas ideas; por ejemplo, doras como: dataciones de C-l4, hidratación de la
es pionera en estudios ecológicos. Un par de obsidiana, termoluminiscencia, análisis cuantita-
esos hitos científicos son: “Limitaciones medio tivo de la cerámica y seriación, cuadros cronoló-
ambientales en el desarrollo de la cultura” publi- gicos ordenando las fases que desde entonces
cado en l954; o “Amazonia, hombre y cultura en hasta hoy en día son las bases claves que han ser-
un paraíso ilusorio” publicado por primera vez vido a generaciones de arqueólogos para orde-
en l97l y traducido a varios idiomas (la reciente nar sus ideas. Por ejemplo, una de las decenas de
edición revisada de Amazonia salió en l996). En trabajos publicados por ellos es la monografía
ésta última obra, analiza las adaptaciones tecno- sobre Valdivia y Machalilla (l965), una de las
lógicas, instituciones sociales e ideológicas de obras maestras del análisis arqueológico exhaus-
grupos amazónicos dentro del marco teórico tivo. Por su actualidad hasta hoy es conocida en
evolucionista aplicado a la cultura. el país como “La Biblia Azul”. Además, Evans y
Por cinco décadas, en sus estudios sobre la Meggers realizan la primera prospección arqueo-
evolución cultural y adaptación, ha aplicado lógica en la Amazonia ecuatoriana, la del valle
análisis biogeográfico, incluyendo varias clases del río Napo (l968). Los artículos que publican
de datos lingüísticos y culturales. Luego de varias sobre el Ecuador (de l950s a l960s) atraen al área
décadas de acumular datos como las secuencias e insentivan a varios arqueólogos y se incremen-
seriadas y C-l4, puede ella reconstruir las adapta- ta vertiginosamente el número de estudiosos que
ciones aborígenes, detectar barreras ecológicas y quieren realizar trabajos arqueológicos, princi-
alinear discontinuidades a través de episodios palmente en la Costa.
áridos que demuestran son debido a eventos del Betty publicó el libro Ecuador (1966), en el que
mega-Niño. Esas correlaciones de biodiversidad sintetiza sus ideas de la arqueología ecuatoriana
y cultura tienen también una visión a los sucesos y las del Grupo de Guayaquil -Emilio Estrada I.,
actuales. Amazonia, de acuerdo a la “Bibliografía Francisco Huerta R., Olaf Holm y Carlos Zevallos
Crítica Alemana” (Hartman l984), es el libro so- M. Con visión presente y futura, ella define y or-
bre Brasil más controvertido de la década de los dena ampliamente las características y procesos
70 y sigue siendo uno de los más citados hasta el de los diferentes períodos prehistóricos y presen-
presente. En el Brazil tiene una importante cola- ta un cuadro cronológico que, a pesar de los in-
boración con arqueólogos locales creando el tentos de nuevos arqueólogos por revisarlo, bási-
programa PRONAPA ( Programa Nacional de In- camente no ha sido superado y sigue siendo la
vestigaciones Arqueológicas), que continuan por base referencial más lúcida y práctica para nues-
más de tres décadas produciendo valiosas dece- tros estudios (Idrovo l990:36-37).
nas de informes y publicaciones (Meggers 1992). Entre los múltiples trabajos de Betty en meto-
II. Homenaje a Alberto Rex González y Betty J. Meggers 33

dología, debo recordar dos contribuciones ge- Betty pone esmerado cuidado tanto en los pe-
niales para la arqueología mundial: Primero, jun- queños detalles como en las generalidades, cada
to con los geólogos Irving Friedman y Robert oración escrita va respaldada por horas de inves-
Smith, Betty Meggers y Clifford Evans (1960) in- tigación seria. En su vida espartana sobresale su
ventan el método de hidratación de la obsidiana paciencia. Vale recordar que desde su profesor
para datación. Son precisamente los artefactos Leslie White, generaciones de arqueólogos han
de Chorrera, Guangala, Daule, Tejar y Milagro los tolerado su mano editorial para beneficiarse de
que sirven para sus análisis. Segundo, ella refina sus sabias observaciones. En su crítica construc-
la técnica de análisis cuantitativo de la cerámica tiva guía a muchos más científicos que a los ar-
y la seriación como método de datación para queólogos que le frecuentan. Como Ruth Shady
construir una cronología relativa, y las convierte (conferencia de Cuenca l992) y otros arqueólo-
en herramientas de estudio socio-económico-po- gos lo han expresado “a Betty debe reconocérse-
lítico-cultural, para varias áreas sudamericanas. le su dedicación científica y el interés por desa-
Muchos arqueólogos se contentan con hacer rrollar la ciencias arqueológicas en cada uno de
su propio trabajo lo mejor que pueden, sin entre- nuestros países. Principalmente hay que destacar
garse a contribuir al progreso de los arqueólogos su aporte y verdadera contribución a la forma-
latinoamericanos. Lo contrario es lo que hace ción de arqueólogos sudamericanos para que
destacar a Betty sobre la mayoría de sus colegas seamos nosotros mismos actores y promotores
del norte. Realmente sobresale su generosidad y de nuestras investigaciones, que estemos al día
buena voluntad de ayudar a los latinoamerica- en el conocimiento de la bibliografía y tengamos
nos en diversas formas, respetando sus respecti- acceso a información reciente que de otro modo
vas ideas, aunque estén en desacuerdo con ella. difícilmente llega a nuestros respectivos países.
Inclusive por ejemplo, da varias horas de su tiem- Por ejemplo, a Clifford Evans y Betty Meggers les
po para ponerlos al día con el envío frecuente de debemos la formación de la Biblioteca en la Uni-
diversos artículos y libros del respectivo interés de versidad de San Marcos en Lima y otras universi-
sus colegas y estudiantes. Presta atención a todos, dades de América”. La relación de Betty con los
les recibe para intercambiar ideas y sugerencias o arqueólogos sudamericanos ha combinado lo
dar ayuda si lo requieren.También trata con igual profesional y lo humano.Su respaldo y aliento ha
bondad al personal del museo y organizaciones sido crucial para el avance de la arqueología del
donde trabaja sin diferencia de rango. siglo XX proyectándose al nuevo milenio.

Paulina Ledergerber Crespo


II. Homenaje a Alberto Rex González y Betty J. Meggers 35

Lista de publicaciones

Betty J. Meggers

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48 II. Homenaje a Alberto Rex González y Betty J. Meggers

Profesor Dr. Alberto Rex González


Homenaje de la Sociedad Chilena de Arqueología

El arqueólogo más talentoso y pleno de virtu- democracia a los más altos cargos argentinos
des que se haya conocido en Latinoamérica vive (como por ejemplo, Profesor Honorario de la
en Buenos Aires en un viejo departamento de la Universidad de Buenos Aires), ha pasado mucha
calle Belgrano No. 887. Nació en Pergamino, el agua bajo su singular puente. Aquel que unió lo
año 1918 y desde que fundara “su” primer museo mejor de la vieja tradición europea y de la antro-
de fósiles pleistocénicos, colectados en la pro- pología científica norteamericana, desde y para
vincia de Buenos Aires, aún como adolescente, a la inteligencia y problemática sudamericana.
su primer artículo del año de 1938, pasando por Fue médico para sobrevivir como “chamán”en-
su doctorado en antropología logrado en la Uni- tre los Tehuelches o como navegante furtivo, qui-
versidad de Columbia en 1948, y su retorno en zás mejor para actuar en los momentos de emer-
II. Homenaje a Alberto Rex González y Betty J. Meggers 49

gencia cuando los hospitales están a una vida de proceso de la cultura. Aquella explicación unifi-
distancia. cadora y generalizadora pasa por aclarar el “có-
En el año 1936,inicia sus labores de campo por mo” y el “por qué” del proceso cultural, algo así
todo el territorio argentino, especialmente en su como un concilio necesario entre antropología e
querido noroeste. Identifica y ordena en tiempo historia. Así, indaga los mecanismos que ordena
y cultura los componentes Ciénaga,Aguada, Con- en tiempo y cultura los indicadores de continui-
dorhuasi y Tafi. Sus obras son todas magníficas dad y cambio. Hasta saberse dispuesto a encon-
desde la monografía del arcaico de Intihuasi has- trar en ese mar de sitios, objetos, viajes, amigos y
ta los sitios incaicos. El puede enseñar culturas libros, el meollo del fenómeno humano. Primero
incaicas en Cuzco o la problemática Molle en ordenó su kancha de datos, ahora ha jerarquiza-
Chile, con la misma propiedad con que encara la do los aspectos simbólicos de la cultura. Su espo-
destrucción del patrimonio cultural y el recurso sa lo dispuso entre el arte y la arqueología y allí
humano colapsado por las mismas dictaduras. se desenvuelve tan dispuesto como la arena lo es
Hay que decirlo: ¡ha sido nuestro gran ejemplo!. al mar.
Es el gran referente y amigo, capaz ahora mismo Profesor en las Universidades de la Plata,del Li-
de recordar hasta en los mínimos detalles los he- toral, Córdoba, Rosario, Harvard y Comahue, en
chos arqueológicos en el medio de un debate su vida todo es posible.Se le ve caminando sobre
académico o sobre las mulas en el filo de los An- ruinas en la soledad andina como Asesor Perma-
des. nente de UNESCO o sin boina por los Congresos
Fue así, un día sin vehículo, ni equipo adecua- de Americanistas. Ha escrito más de un centenar
do, cuando comenzó sus excavaciones científi- de artículos y una docena de libros, algunos tan
cas en Córdoba y en el Valle de Hualfín, en don- reveladores como los vinculados con las culturas
de sólo se conocían las etnias del tiempo de con- del Noroeste argentino, otros más universalistas
tacto y es allí donde establece las primeras car- como la monografía sobre el arte precolombino
tas de secuencias y contextos culturales que die- argentino.
ron profundidad cronológica al proceso, bajo su Siempre ha buscado la vida y la arqueología
notable principio:“El arqueólogo es hoy como el “acá”. Definitivamente es hombre de una huasi:
cirujano, se pone sus guantes y va a trabajar al lu- la nuestra. Con las pasiones de sus 74 años a
gar, abriendo plano por plano con el instrumen- cuestas,en él palpita la cultura del asombro y del
tal adecuado”... rigor científico, unido a sus discípulos, porque el
En Estados Unidos se rodeó de la inteligencia arte de su conversación ha sido y es la maestría
de vanguardia de post-guerra como Bennett, Sha- más explícita de su discurso.
piro, Wolf, Steward, Fried, Service y sus queridos Ex-fundador del CONICET, ha vivido todos los
amigos Clifford Evans y Betty Meggers, con quie- extremos posibles, desde su exoneración al auto-
nes el destino manifiesto los une en este home- exilio en la lejana Universidad de Comahue, a las
naje. En Argentina, algunos pueden disentir con amenazas de una absurda jubilación en su mejor
sus propuestas pero nadie duda que la arqueolo- edad, a la Dirección Nacional de Antropología y
gía allí se mide antes y después de Alberto Rex del Museo Etnográfico.
González.A lo largo de su trayectoria se rodea de Ahora ha sentido el llamado sensato de escri-
compañeros leales que marcan sus hitos referen- bir todo lo que oculta su célebre archivo, dejan-
ciales. Nombraré solo a seis: Aníbal Montés, J. Ste- do de lado cargos y clases para descifrar el “mis-
ward, Domingo García, José Pérez, Myriam Tarra- terio” teórico que lo abruma:“Creo que mientras
gó y por cierto su esposa recientemente falleci- no conozcamos el mecanismo al que está some-
da, la inolvidable Ana Elsa Montes, licenciada de tido el proceso evolutivo cultural,no tenemos po-
Bellas Artes. sibilidad de hacer absolutamente nada para en-
La angustia de su virtual insatisfacción teórica tender los cambios y las transformaciones que vi-
y metodológica cruza los umbrales de la búsque- ve el hombre”.
da de un pensamiento único e hilvanador de la Recuerdo con tensión aquel memorarle XXXVII
ciencias humanas, aquel que pueda explicar el Congreso Internacional de Americanistas en la
50 II. Homenaje a Alberto Rex González y Betty J. Meggers

Plata, por el año 1966, cuando Alberto representa sos simbolistas.Cerró los ojos ante la belleza exó-
culminación de la antropología Argentina. Justo tica y efímera de la Nueva Arqueología y ya no le
se produce el golpe de Estado de Onganía. En es- teme al maquillaje del post modern. …l, por fin,
te escenario tuvo el coraje de exponer:“Y no son ha tocado la costa y vive más allá del “Dios y del
únicamente los recursos materiales imprescindi- diablo”; en verdad, ha escuchado cantar al gallo
bles: un clima de tranquilidad de respeto y liber- y solo él sabe dónde. Se le ha visto desatarse só-
tad es condición indispensable para posibilitar lo de su mascarón de proa.Ahora él puede escri-
su labor creadora. Desdichadamente cada alter- bir de lo que se le plazca, con todas las más be-
nancia del péndulo político, antes y después de llas flores de la escuela del pensamiento antro-
haber alcanzado el límite de sus movimientos,re- pológico. Porque su visión simbólica, al emerger
corre una trayectoria cuyo clima es la incerti- de un análisis metalúrgico concreto advierte que
dumbre y la esperanza, tan ansiadas como los más que recrear una antropología filosófica, Al-
hechos que presagian”... Así de valentía y pleno berto ha vuelto a su sociedad indígena preco-
de claridad, lo hemos observado con admiración lombina que había ordenado en tiempo y cultu-
tanto en los claustros como en nuestras travesías ra, esta vez para escudriñar en ella algo que sólo
del desierto. los elegidos pueden revelar: el alma de los pue-
Fue desde antes, por el año 1948, cuando se le blos que no decidieron escribir sus historias.
vio por el sur argentino atándose solo en su mas- ¿En qué modelo explicativo podría entenderse
carón de proa, tenaz impenitente, se abalanzó de esta tremenda complejidad de la humanidad
bruces por las marejadas de la ciencia, sin caer meridional? El pensamiento de Alberto Rex Gon-
en la tentación de los “cantos de sirena”. Sorteó zález se siente, en su hito del multiplico, porque
el devaneo del culto a la belle piece y la provo- él escribe y pregona sobre esta tierra viva, a la es-
cación fascista, a la “superioridad” histórico-cul- pera de la consumación de la primavera: Es cier-
tural, con suspicacia esquivó la seudo inteligen- to, el arqueólogo más talentoso y el pleno de vir-
cia artificial y el mundo de la fantasía y extrava- tudes que se haya conocido en Latinoamérica vi-
gancia teórica de moda, rebotó sobre la magia ve en Buenos Aires, en un viejo departamento de
del funcionalismo y el llamado seductor del es- la calle Belgrano No. 887.
tructuralismo, entrevió el materialismo burdo y
los gritos de los positivistas, además de los exce-

Lautaro Núñez A.
II. Homenaje a Alberto Rex González y Betty J. Meggers 51

Lista de publicaciones

Alberto Rex González

1939 “Excavaciones en un túmulo del Paraná res antropológicos de los primitivos habi-
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Revista de la Universidad de Córdoba, XVII, pp. 1 - 41. Córdoba.
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Córdoba. Octubre de 1941, pp. 143 - 158. • “Métodos cronológicos en Arqueología, a
Córdoba. propósito de una publicación reciente”.
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Instituto de Arqueología, Lingüística y Aeronáutica, No. 128 - 129, Nov.- Dic.
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II. Homenaje a Alberto Rex González y Betty J. Meggers 57

Discurso: “Reflexiones de la Vida


y Profesión de un Arqueólogo”

Alberto Rex González

Decirles que en este instante me domina la historia y devolver a la vida del conocimien-
emoción o que las palabras no son capaces to las sociedades desaparecidas, de otra ma-
de trasmitirles mis vivencias afectivas, sería nera irremediablemente olvidadas.
opacar con lugares comunes la magnitud de Recuperamos la existencia de pueblos en-
los sentimientos que me poseen y se replie- teros movidos por el asombro que esa recu-
gan en la intimidad de mi espíritu, más allá de peración nos depara. Esta idea nos es común
toda posibilidad de cualquier comunicación. a todos nosotros y así la he sentido desde
Esta reunión y homenaje cobran un senti- siempre. Quizás una de las variantes perso-
do muy especial para mi pues me llegan en nales está dada por el lugar, la región, el área
un momento crítico de la existencia en el que despertó nuestro primer interés y, que
que confluyen sentimientos y circunstancias avisó nuestro primer asombro. Me tocó que
cuyo sentido solo puede medirlo el propio esa región fuera el N.O. de mi país. La que me
protagonista. atrajo por múltiples motivos algunos de los
No deseo referirme a términos personales, cuales puedo fácilmente racionalizar, mien-
sino hacer propicia la ocasión para algunas tras muchos otros no los alcanzo a definir
reflexiones que la vida y la profesión de ar- por completo, pues están inmersos en el
queólogo me sugieren. Síntesis sobre algu- mundo de los símbolos que escapan a las ex-
nos puntos fundamentales, que en gran me- plicaciones racionales. Allí en esa área des-
dida nos son comunes a todos nosotros, pe- plegué toda la acción que mis fuerzas y capa-
ro que no expresamos con demasiada fre- cidad me permitían, ese fue el norte y el sino
cuencia. de mi existencia. Lo hice en la medida en que
La vida puede definirse como acción y, las circunstancias me lo permitieron, pero
quizás esta sea una de las tantas expresiones siempre con el mayor grado de probidad po-
de la energía, que se manifiesta en el cosmos sible. Pero las culturas no son entidades ais-
como movimiento planetario, en el mundo ladas y lo particular, elegido a veces por cir-
biológico como infinitas especies evolucio- cunstancias aleatorias, como objeto de estu-
nando en millones de años, en la dinámica dio, no puede hacernos perder de vista el to-
de la cultura desarrollándose en la flecha del do del que nuestra región forma parte en cír-
tiempo y por último en la actividad humana. culos cada vez más amplios: la región andina
Dentro de esta idea de la acción, el hombre primero, la América toda después, la prehis-
es el único ser que tiene la capacidad de es- toria universal por último. Nos interesa la to-
coger, dentro de ciertos límites, el sentido y talidad de la que se refiere al proceso cum-
la dirección de su propio camino. plido por el hombre en su lucha desde los al-
Nosotros los arqueólogos elegimos la sen- bores de la hominización hasta la creación
da de la búsqueda y recuperación de las cul- última de todas las culturas de la ecúmene.
turas desaparecidas, la tarea de recrear la Tratamos de comprender y explicar los me-
58 II. Homenaje a Alberto Rex González y Betty J. Meggers

canismos básicos que rigen el proceso evo- ber acumulado tal como el sentido de la exis-
lutivo de la cultura, tratamos de explicar el tencia individual y de la sociedad en su con-
CÓMO de su desarrollo y también el POR junto. El hombre despertó a su auto-concien-
QUÉ del mismo. Buscamos los principios cia en la remota lejanía de la prehistoria. En
rectores que guían la actividad humana en un momento del proceso evolutivo aparecen
un proceso de complejidad creciente desde las primeras modestas cuentas con que en-
Olduvai a la liberación de la energía nuclear. galanó su cuerpo. Adquiriría así una signifi-
Quizás una visión tan clara del devenir histó- cación nueva se colocaba fuera de sí mismo.
rico, de esta continuidad ininterrumpida de Pasaba a ser al mismo tiempo sujeto y obje-
las culturas, por más de dos millones de to. Casi simultáneamente aparecen las pri-
años, de la que formamos parte y de la que meras expresiones de un incipiente culto fu-
no toda la humanidad tiene plena conciencia nerario. El hombre se enfrenta así al más
de la magnitud que abarca. grande dilema que aún pesa sobre su vida: la
El quehacer científico tiene en sus momen- finitud de su existir. Había adquirido la luz y
tos normales, vale decir en el lapso entre el la gloria de auto descubrirse, pero al precio
inicio y lenta sumatoria de hechos cuidado- de enfrentar la angustia metafísica frente a la
samente seleccionados, clasificados e inter- muerte. Paralelamente debieron surgir los
pretados. A esa adición aunamos en mayor o primeros destellos de los sistemas simbóli-
menor medida el aporte individual. Son los cos que contribuyeron a dar un sentido es-
modestos ladrillos del interminable edificio tructurado a la realidad que lo rodeaba. Na-
científico a cuya construcción contribuimos cía la condición humana que lo diferenciaba
todos. Acumulación de interminables pala- del resto de la escala biológica. Sin embar-
bras que forman las infinitas frases que go, a medida que nos acercamos a la época
constituyen el saber de un momento dado. El contemporánea, la interpretación de la reali-
cambio en la ciencia es, entonces, la conse- dad se aleja cada vez más de los sistemas
cuencia inevitable de la acumulación progre- simbólicos primordiales que daban sentido
siva. De allí que las nuevas generaciones, do- al existir. Este alejamiento no encuentra
tadas del brío juvenil contribuyan con nue- reemplazantes ni paliativos pese a las bús-
vos aportes y renovados enfoques suplan- quedas por infinitos caminos. La respuesta
tando lentamente a las generaciones que la corriente es la del agnosticismo cuando no
precedieron, así como nosotros suplanta- el vacío del nihilismo angustiante. Ideales
mos en nuestro momento muchos de los simbólicos, vestidos con distintos ropajes se
postulados de nuestros predecesores. El diluyen a diario, mientras el avance tecnoló-
científico tiene que aceptar con entereza es- gico nos atrapa a cada minuto con mayor te-
te inevitable destino de un cambio que nos nacidad. Tragedia la del hacedor de ciencia
va superando. Solo debe mantener clara la que contribuye a ahondar el dilema sin encon-
conciencia de que es parte finita, de un gran trar respuesta al supremo interrogante final,
todo que nos contiene y cuyo crecimiento paradójica situación de no poder alcanzar los
contribuimos en la medida de nuestros es- límites últimos cada vez más alejados según
fuerzos y de las circunstancias propicias. avanza su propia creación. Sin embargo, con
Conciencia de que por modesto que haya si- fervorosa y admirable pasión continúa el de-
do el aporte individual, éste se suma al con- rrotero de su destino, la de seguir construyen-
junto imponderable del saber. Este es el ma- do sobre sus propias huellas. Quizás esta fe es
yor aliciente en el esfuerzo de la diaria labor. la que lo redime como hombre.
Transitando el tramo final del laberinto Pero si el científico contribuye al saber
existencial, aparecen con toda su enorme acumulado es porque alguna vez recibió y
magnitud los interrogantes más difíciles de asimiló conocimientos que otros crearon an-
la verdad trascendental, los que no encuen- tes que él. El ser más individualista no es el
tran respuestas en el marco estricto del sa- producto de sí mismo, se debe de una mane-
II. Homenaje a Alberto Rex González y Betty J. Meggers 59

ra u otra a quienes contribuyeron a formar- mienzo son las más arduas de la vida. Sin
lo, a nutrirlo en el saber dejado por genera- embargo, creo que la esperanza es el gran
ciones innumerables. No puedo dejar de re- aliciente que supera las dificultades de la ini-
cordar a los maestros que nos enseñaron a ciación, impulsando la actividad hacia hori-
dar nuestros primeros pasos, demasiado nu- zontes de promisión. Por lo contrario creo
merosos para mencionarlos. Pero quienes al- que el tramo final es el más difícil. En él se
guna vez han impartido enseñanzas saben acrecienta la angustia existencial, surgen las
también de lo mucho que debemos a discí- dudas de poder concluir, en parte mínima
pulos, ayudantes y alumnos que estimularon multitud de proyectos, las fuerzas decaen.
con sus inquietudes la búsqueda de más de Pero a pesar de todo, una de las cualidades
una respuesta a un interrogante impensado. más valiosas del espíritu humano es la vo-
El quehacer científico es paralelo a la activi- luntad de seguir adelante. El no cejar en la
dad del diario existir, a la realización como lucha es, quizás en el hombre, su más alto
ser humano. Por eso no puedo dejar de tener don espiritual. El estímulo que me brindáis
un recuerdo para la compañera que por más hoy, es una luz para continuar el derrotero.
de cuarenta años alentó mi existencia con Llegue todo mi reconocimiento al Sr. Alcal-
una abnegación sin límites, participando en de de Cuenca por designarnos huéspedes de
la mayoría de mis campañas arqueológicas y honor de esta histórica ciudad, al Sr. Rector
compartiendo las vicisitudes y el afán de ca- de la Universidad del Azuay por el alto honor
da día. de ser designado profesor honorario de la
También debo expresar mi adhesión al ho- Universidad, al Sr. Gerente del Banco Central
menaje tributado a la Dra. Betty Meggers, a por todo el apoyo prestado para la organiza-
quien me unen lazos de amistad de muchas ción del simposio, a mi querido amigo Lauta-
décadas, desde lejanos días compartidos en ro Núñez por sus cálidas palabras fraterna-
la universidad de Columbia, a quien admiro les; a la Sociedad Chilena de Arqueología por
por la magnitud de su obra como por la ayu- su mensaje de adhesión y un muy especial
da que siempre estuvo dispuesta a brindar a agradecimiento a Paulina Ledergerber, alma
los jóvenes investigadores de América Latina. y nervio de la organización de este simposio.
Este recuerdo involucra la evocación del ami- A todos sin excepción mil gracias por vues-
go y compañero que fue el Dr. Clifford Evans. tra generosidad y aliento.
La mayoría piensa que las etapas del co-
III

EL FORMATIVO
DE COLOMBIA
III. El Formativo de Colombia 63

Evidencias Culturales Pleistocénicas


y del Temprano Holoceno en la Cordillera Oriental
de Colombia: Periodización Tentativa

Gonzalo Correal Urrego

INTRODUCCIÓN Aunque en Colombia han sido usadas también


con cierta frecuencia en el léxico arqueológico cate-
El presente trabajo resume los resultados de in- gorías como “Paleoindio” y “estadio de cazadores re-
vestigaciones llevadas a cabo en desarrollo del pro- colectores”, conviene señalar que la primera deno-
yecto “Medio Ambiente Pleistocénico, Holocénico y minación no es aplicable en toda su extensión, si se
Hombre Pleistocénico en Colombia” iniciado, en analizan en conjunto los rasgos que caracterizan los
1969,en el Instituto Colombiano de Antropología y el sitios arqueológicos hasta ahora investigados. Aun-
cual ha tenido continuidad a partir de 1970,en el Ins- que en el sitio del Tequendama (Correal, y Van der
tituto de Ciencias Naturales Museo de Historia Natu- Hammen 1977) en la zona de ocupación I) fechada
ral de la Universidad Nacional de Colombia con el entre 11000 y 10000 A.P. fue hallado un fragmento de
apoyo de la Fundación de Investigaciones Arqueoló- punta de proyectil en asocio con artefactos de la cla-
gicas Nacionales del Banco de la República.Estas in- se Tequendamiense a la que haremos referencia más
vestigaciones han permitido la identificación de más adelante,no han sido registradas puntas de proyectil
de una veintena de sitios precerámicos en diferentes asociadas a contextos que tipifiquen su procedencia
áreas territoriales y posibilitan en la Cordillera Orien- paleoindia en forma nítida.Las investigaciones lleva-
tal la reconstrucción de una secuencia cultural pre- das a cabo hasta el momento sólo permiten la iden-
cerámica, comprendida entre aproximadamente tificación en Colombia en el sitio de Tibitó, cuya da-
15.000 a 2.500 años antes del presente.Este resumen tación se remonta al tardiglacial (11740 ± A.P.), de
intenta formular una división en Estadios o etapas, evidencias culturales asociados a megafauna (mas-
para la altiplanicie de la Cordillera Oriental de Co- todonte de dos géneros (Haplomastodon y Cuviero-
lombia, considerando las características culturales nius hyodon), junto con caballos americanos, vena-
más relevantes, a la luz de las evidencias arqueoló- dos y zorros (Correal 1981).
gicas obtenidas en esta área del territorio nacional. Conviene señalar igualmente que la mayor parte
de los hallazgos de puntas de proyectil líticas a lo lar-
OBSERVACIONES TERMINOLÓGICAS go del territorio colombiano corresponden a regis-
tros superficiales.En la costa del Caribe en el sitio de
Hasta el momento del presente ensayo de perio- “Cueva de los Murciélagos”, aunque fue hallada una
dización cultural y cronológica,los arqueólogos que punta de proyectil estratificada que tipológicamente
han adelantado trabajos de investigación en la alti- se corresponde con el tipo Restrepo, del valle del
planicie de la Cordillera Oriental de Colombia, han Cauca descrito por Reichel-Dolmatoff (1965:48) y Ar-
sido muy cautelosos en formular categorizaciones dila (1985) no pudo ser datada. No lejos de cada si-
divisorias,para el acontecer prehistórico que antece- tio sobre la playa fue hallado un ejemplar que corres-
dió al formativo y más concretamente a lo que co- ponde al tipo de cola de pescado similar a los des-
múnmente ha sido denominado el “precerámico”, critos por Bird y Cook (1977) para el Lago Meden y
con una connotación genérica que abarca toda ex- por Snarkis (1977) para el sitio de Turrialba en esta
presión cultural anterior a la alfarería. perspectiva,es sugerida una tradición paleoindia pa-
64 III. El Formativo de Colombia

ra el norte de Colombia pero sólo futuros trabajos ESTADIO DE CAZADORES RECOLECTORES


permitirán consolidar su existencia en esta área. (Ca./15000 hasta aprox. 9500 A.P.)
En lo que se refiere al valle del Magdalena, re-
cientes hallazgos (López 1991), permiten definir Los límites cronológicos de este estadio pue-
en los sitios de San Juan de Bedout y en el de Pa- den situarse entre el Pleistoceno Tardío y los albo-
lestina, asentamientos que se remontan al décimo res del Holoceno, siendo sus sitios más representa-
milenio A.P. (López 1991); en estas localidades tivos el Abra, en el municipio de Zipaquirá, el Te-
junto con artefactos que se corresponden con la quendama en el municipio de Soacha y el sitio de
clase “abriense” descrita anteriormente para la Sa- Sueva en las vertientes del río Guavio.
bana de Bogotá,fueron hallados raspadores plano- Los abrigos rocosos del Abra muestran las evi-
convexos, que podrían relacionarse con instru- dencias más antiguas hasta ahora registradas en
mentos similares de la zona 1 del Tequendama Colombia en la unidad más baja de la secuencia
(López 1991). cultural (C/1/2). El registro de lascas y de dos
Es importante el hallazgo en esta zona de 13 “choppers”, atestiguan la presencia del hombre
puntas de proyectil fragmentadas, las cuales inclu- con una antigüedad que se remonta más allá del
yen por lo menos tres tradiciones, estando repre- décimo segundo milenio A.P. Aunque se carece de
sentados tipos que muestran rasgos similares a los fechas absolutas para este estrato,sus rasgos geoló-
presentes en la conocida Punta Paiján.Otros mues- gicos y palinológicos se corresponden con el lla-
tran rasgos asimilables a la fase Puente de la serie mado estadial de Fúquene (aprox. 21000 -
Ayacucho (Andes Centrales); y algunos apuntan 13/14000 A.P.) como es señalado por E. Schreve-
hacia la tradición Restrepo. Dadas las característi- Brinkman (1978:3); las condiciones climáticas
cas de estos artefactos es previsible que futuras in- eran las de un páramo seco, en el tiempo durante
vestigaciones consolidarán la existencia de un es- el cual se depositó esta unidad.
tadio Paleoindio en esta importante área. Final-
mente, en lo que refiere a la zona Sur Oriental de LAS OCUPACIONES DEL INTER-ESTADIAL DE
Colombia, Illera y Gnego (1986:53) establecen si- GUANTIVA
militudes morfológicas y tecnológicas, entre mate-
riales del sitio La Elvira en el valle de Popayán, y Este inter-estadial toma su nombre de la lo-
elementos que proceden de la Sierra Norte del calidad tipo (Páramo de Guantiva, en el Depar-
Ecuador, descritos por Mayer-Oakes (1984) para el tamento de Boyacá), en donde las determina-
sitio del Inga; particularmente con los tipos el Inga ciones palinológicas permiten diferencias im-
Péndulo ancho (Broad Stemmed) y el tipo lanceo- portantes fluctuaciones climáticas (Van der
lado con hombros (Shouldered Lanceolate).Tipo- Hammen, 1974, Schreve - Brinkman, 1978). Los
logía similar a elementos del Inga es diferenciada registros palinológicos correspondientes a este
en elementos descritos por Méndez (1984), para el inter estadial evidencian que la altiplanicie de
sitio de Cajibío en el valle de Popayán. la Cordillera Oriental estuvo cubierta del Bos-
Del panorama general antes presentado para que Andino y por consiguiente el clima había
Colombia puede establecerse que el término “Pa- mejorado.
leoindio”, entendido con la connotación que le Los artefactos líticos, corresponden a la clase
asignara Krieger (1974:86-98) requiere de mayor abriense, término usado para designar útiles que se
profundización en el futuro para afianzar su vali- caracterizan para la preparación de borde de utili-
dez como categoría que defina todo un acontecer zación sobre uno de sus lados (Edge,Trimmed “tool
cultural, dentro de marco espacio-temporal. tradition”) y entre otros los que se incluyen básica-
Por consiguiente encontramos más adecuado mente raspadores de diferentes tipos, cuchillas ela-
definir, por lo menos en lo que atañe a la Sabana boradas sobre lascas y en menor proporción instru-
de Bogotá, un primer estadio de “Cazadores reco- mentos como perforadores.
lectores” al que nos referimos a continuación, ex- Las densidades de artefactos sugieren que los si-
presando sus características más relevantes,así co- tios sólo fueron visitados temporalmente por los ca-
mo sus sitios más representativos. zadores.
III. El Formativo de Colombia 65

MEGAFAUNA ASOCIADAS A EVIDENCIAS Aunque persisten artefactos abrienses en el sitio


CULTURALES EN EL SITIO DE TIBITÓ del Tequendama (zona 1) hacen su aparición los arte-
factos que han sido denominados“tequendamienses”
El sitio de Tibitó se encuentra localizado al en atención al sitio en donde fueron por primera vez
norte de la Sabana de Bogotá en el municipio de identificados (Correal,y Van der Hammen 1977).Estos
Tocancipá. La fecha de C14 obtenida para la capa artefactos muestran cuidadoso retoque superficial,
cultural más baja, inmediatamente sobre los sedi- obtenido mediante presión o por percusión bien con-
mentos lacustres, corresponde a 11740 ± 110 A.P. trolada,e incluyen raspadores aquillados,un fragmen-
(GrN 9375). to de punta de proyectil (probablemente lanceola-
En este sitio fueron registradas dos unidades do),el que fue objeto de reutilización,raederas,perfo-
culturales que contienen,como fuera señalado an- radores,un cuchillo y abundantes cuchillas que repre-
teriormente, dos géneros de mastodontes (Haplo- sentan más del 80% del total de los artefactos obteni-
mastodon y Cuvieronius hydon), así como restos dos.Instrumentos de hueso son escasos.
de caballo americano (Equus Amerhippus Lasallei Durante el estadial de Abra, restos de megafauna
Daniel), junto con artefactos de hueso y de asta, (mastodonte),solamente aparecen una acumulación
instrumentos líticos de la clase abriense, carbón y selectiva como en la ocupación precedente.
fragmentos de areniscas de caras planas. Todo es- La ausencia de restos de megafauna en los sitios
te conjunto fue hallado en la periferia de una roca donde aparecen evidencias culturales precerámicas
arenisca, en tres depósitos de forma oval.Algunos de durante el temprano Holoceno, sugieren su extin-
los restos muestran calcinación, incisiones paralelas ción durante el tardiglacial.Entre los factores que pu-
o fracturas longitudinales; una escápula (fragmenta- dieron causar esta extinción pueden mencionarse la
da),muestra depresión oval,causada probablemente reducción de las áreas de pradera por el incremento
por el impacto de un artefacto punzante contunden- de los bosques,ocurrida durante el Pleistoceno (Van
te como podría ser una lanza o jabalina. der Hammen 1990:269-372).
La asociación en los tres depósitos de artefactos
óseos y líticos, con molares de mastodonte y de ca- ESTADIO DE RECOLECCIÓN INTENSIVA
ballo, y la colocación en el depósito N° 1, de un par (9500 - 6500 A.P.)
de defensas de un individuo joven y un adulto,sugie-
ren el carácter ritual de estos conjuntos culturales. Un incremento en la actividad recolectora marca
Los registros palinológicos correspondientes a esta el advenimiento de este estadio en la Sabana de Bo-
capa indican las condiciones favorables del inter es- gotá. Este cambio en la actividad económica puede
tadial de Guantiva. relacionarse con los cambios climáticos ocurridos al
declinar el Pleistoceno e iniciarse el Holoceno (E. J.
LOS CAZADORES DEL ESTADIAL DEL ABRA Schreve - Brickman 1978:3; Van der Hammen y Co-
rreal 1978:187);el clima mejoró considerablemente y
Este nombre deriva del sitio arqueológico del el bosque andino cubrió la altiplanicie de la Sabana
Abra,en el que las evidencias palinológicas (Van der de Bogotá.
Hammen 1974), muestran un descenso de la tempe- Aunque los artefactos continúan siendo abrien-
ratura, ocurrido entre 11000 y 10000 A.P. ses, la presencia de abundantes martillos de mano
La vegetación correspondía entonces a un sub- a los que se suman gasterópodos de tierra firme
páramo en el que alternaban áreas abiertas de pra- (Drimaeus gratus y Plekocheilus coloratus) evidencian
dera con bosques de compuestas (Correal,y Van der un incremento en las actividades de recolección en el
Hammen 1978). Los restos de fauna muestran que bosque andino.
durante este estadial, el hombre cazó preferencial- Es muy característico el aumento de artefactos de
mente venados (Odocoileus y Mazama) y en menos hueso en algunos sitios. En contraste con las ocupa-
proporción pequeños mamíferos como el curí (ca- ciones anteriores es muy notorio el aumento de los
via), el ratón silvestre (Sigmodon), el conejo (Sylvila- restos de roedores (en el Tequendama, alcanzan un
gus),el armadillo (Dasypus),el zorro patón (Tayra) y porcentaje del 75%),con notoria disminución de ma-
el perro de monte (Potos). míferos más grandes como los venados.
66 III. El Formativo de Colombia

La gama de roedores, incluye ratones (Sigmo- A.P. (GrN 16666); los artefactos aquí recuperados
don), curíes (Cavia), borugo o tinajo (Stictomys) y en sus rasgos recuerdan los definidos en los con-
guatín (Dasyprocta), encontrándose además el to- juntos abrienses.
po (Cryptotis), el runcho (Didelphis), el puma (Fe-
lis), el mapuro (Conepatus) y la comadreja (Muste- EL ARCAICO COMO CATEGORÍA
la). Entre los restos hay menos conejo (Sylvilagus) DIFERENCIAL
y armadillo (Dasypus).
Fogones de arcilla quemada en el Abra y Te- Antes de definir algunas características cultu-
quendama hacen evidente la afinidad de estos si- rales de los sitios que podrían tipificar en la alti-
tios. Por otra parte es notoria la reducción de acti- planicie de la Cordillera Oriental una etapa arcai-
vidad en los abrigos, hecho que es razonable inter- ca, consideramos procedente algunos breves co-
pretar como el resultado de nuevas estrategias mentarios sobre el alcance de esta categoría clasi-
adaptivas que condujeran a la conquista de espa- ficatoria.
cios abiertos hacia el VI milenio antes de Cristo o Aunque el término “arcaico” se remonta a la
probablemente un poco antes. tercera década del presente siglo cuando lo intro-
Puede decirse con base en los datos disponi- dujo William A. Ritchie (G. Willey and P. Phillips,
bles que durante los propios comienzos del Holo- 1958:104), para designar las culturas que dieron
ceno se van sentando las bases de lo que más ade- origen a los concheros litorales el este de los Esta-
lante configurará un arcaico con sus rasgos espe- dos Unidos, sólo toma cuerpo genérico con los
cíficos. postulados de Willey y Phillips (1958:104-144); al
Entre los sitios representativos de este estadio texto de estos autores:“With these points in mind,
en la Sabana de Bogotá, además del Tequendama we may briefly define the archaic as the stage of
(zonas II y III), pueden mencionarse Chía III, Galin- migratory hunting and gathering cultures conti-
do (ocupación III). nuing in to environmental conditions approxima-
Hacia el año 8300 A.P. (Beta Analitic 21060), ting these of the present”.Los autores (Willey y Phi-
grupos de cazadores recolectores continuaban de- llips 1958) consideran entre otros rasgos caracte-
jando huellas de su actividad en los páramos que rísticos de este estadio la extinción de los grandes
circundaban la Sabana de Bogotá, así, en el sitio mamíferos pleistocénicos, factor que conduce a la
Neusa I, Rivera (1987:45-57) pudo identificar arte- cacería de una fauna más pequeña y variada,el in-
factos líticos asociados a restos de venados y pe- cremento de la recolección, la aparición de imple-
queños mamíferos. mentos relacionados con la preparación de ali-
No pueden dejar de mencionarse fuera de la mentos vegetales, las técnicas especializadas de
Sabana de Bogotá, investigaciones efectuadas por recolección y preparación de alimentos silvestres,
Salgado (1986) y por Herrera,Cardale,y Bray (1987) especialmente en áreas donde éstos contienen
en el Valle del Cauca,cuyos resultados permiten de- principalmente semillas de cubierta dura. La tec-
terminar la presencia de cazadores y recolectores nología de artefactos durante el arcaico está mar-
adaptados a un ambiente tropical y cuya subsisten- cada por la edición de machacadores y pulimen-
cia se basó principalmente en la recolección de tado a la primaria técnica de percusión y presión,
plantas y secundariamente en la cacería de peque- igualmente en los términos de Willey y Phillips,
ños mamíferos.En los sitios de El Pital,Sauzalito y El son importantes para definir este estadio elemen-
Recreo los artefactos incluyen martillos de mano, tos como hachas,cuñas,implementos usados en la
machacadores,pequeñas placas para preparar ocre preparación de alimentos vegetales como moli-
y otras sustancias, así como cantos rodeados con nos, metales, morteros y manos. En algunas áreas
escotaduras laterales. Las fechas de este complejo son señalados igualmente recipientes de piedra. Si
se ubican entre 9670 y 5360 A.P. algunos de los rasgos propios del Arcaico en los
Trabajos en la Amazonia Colombiana (Correal, términos antes expuestos son reconocibles en si-
Piñeros, y Van der Hammen 1990:245) permiten tios como Aguazuque y Vistahermosa en la Sabana
identificar artefactos líticos en una secuencia da- de Bogotá, consideramos que el total de las evi-
tada entre 7250 ± 10 A.P. (GrN 16.669) y 2235 ± 20 dencias arqueológicas no es suficiente para esta-
III. El Formativo de Colombia 67

blecer diferencias más sutiles como serían las de Desde comienzos de la presente década,
dividir el Arcaico en: inferior, medio y superior; en Broadbent (1971:176) identificó en el municipio
consecuencia es más prudente en el estado actual de Mosquera frente al presente de Balsillas, un ya-
de la investigación hablar de un Arcaico en su cimiento arqueológico (sitio MSQ 10) a cielo
acepción más amplia y genérica. abierto, en el que fue identificado un piso de pie-
dra sobre el que se registraron artefactos; este sitio
EL ARCAICO EN LA ALTIPLANICIE DE LA fue interpretado como un posible taller precerámi-
CORDILLERA ORIENTAL co. Posteriormente hallazgos en la hacienda La
Mana en el municipio de Chía (Ardila 1984), per-
Hacia el quinto milenio antes del presente, los mitieron identificar cambios sustanciales en pau-
grupos de la Sabana de Bogotá se habían adaptado a tas de asentamiento y mecanismos de adaptación;
nuevas condiciones de vida; los abrigos fueron aban- estos cambios se expresan no solamente en el
donados definitivamente y los grupos de este estadio abandono de los abrigos como lugares de vivien-
se establecieron gradualmente en las terrazas o coli- da, sino también en la aparición de nuevos tipos
nas bajas, fuera de las áreas de inundación, como lo de artefactos como son cantos rodados con bor-
atestiguan los yacimientos a cielo abierto de Chía I, des desgastados (Edge Ground Cobbles) junto
en el municipio del mismo nombre (Ardila 1984),Vis- con otros artefactos que posibilitarían prácticas
tahermosa en Mosquera (Correal 1983) y Galindo en como la domesticación de raíces y/o tubérculos.
el municipio de Madrid (Pinto 1991). La fecha asociada al sitio Chía I corresponde a
Un sitio recientemente investigado por Groot 3120 ± 210 A.P. (GrN 10266); a finales de la presen-
de Mahecha (1991, información personal), en las te década, el sitio de Aguazuque en el municipio
proximidades del municipio de Nemocón presen- de Soacha, nos permitió identificar componentes
ta rasgos similares a los de los sitios antes nombra- arcaicos desde el sexto milenio antes del presen-
dos, los estudios de laboratorio y cronología aso- te, a ellos nos referimos a continuación.
ciadas permitirán afianzar en forma más precisa
su identidad cultural.

0 2 4 cm

Foto 1. Semillas de calabaza (Cucurbita sp.) y cubio calcinado (Oxalis tuberosa), de la


zona de ocupación 3 de Aguazuque, fechada en 3850 ± 35 A.P.
68 III. El Formativo de Colombia

0 1 3 5 cm

Foto 2. Artefactos líticos de Aguazuque: Morteros, percutor, placa de moldear, pesas con perforación
bicónica, cantos con bordes desgastados (Edge ground cobbles).

EL SITIO DE AGUAZUQUE EN EL MUNICIPIO DE colas,intensificados en la parte alta de la secuencia.


SOACHA La presencia de morteros para machacar nueces (Fo-
to 2), cantos rodados con bordes desgastados y pla-
En este sitio arqueológico pudieron ser reconoci- cas de moler, indican igualmente el procesamiento
dos cinco ocupaciones sucesivas que guardan ras- de alimentos vegetales. Entre los artefactos es impor-
gos similares entre sí, el límite inferior de la secuen- tante la presencia de cantos rodados con perforación
cia fue datado en 5025 ± 40 antes del presente (GrN central bicónica (Foto 2); (pesas para palos cavado-
14477) y el superior en 2725 ± 35 A.P. (GrN 14479). res). Otro rasgo muy importante es la diversidad y
La presencia de Dioscórea (ñame) en la segun- abundancia de instrumentos de hueso que incluyen
da zona de ocupación fechada en 4030 ± 35 A.P. (ca- perforadores,grabadores,punzones,láminas,bruñido-
pa 4) y en la 5 (Ca.3400),puede sugerir el aprovecha- res y cuchillos (Foto 3), estos últimos, elaborados so-
miento de esta raíz en las vertientes cordilleranas ha- bre omoplatos de venados. Los adornos personales
cia el V milenio antes del presente. están representados por cuentas tabulares de hueso y
Evidencias inconfundibles de plantas cultivadas cuentas circulares de concha.
como los cubios (Oxalis tuberosa) y la calabaza (Cu- Los abundantes restos de fauna muestran que el
cúrbita sp), se encuentran asociadas a la zona de hombre añadía a los recursos vegetales las especies
ocupación 3 (Foto 1), datada en 3850 ± 35 A.P. (GrN que cazaba en las praderas y bosques que circunda-
4478). El contexto cultural indica prácticas de reco- ban la Sabana de Bogotá.Los mayores porcentajes de
lección junto con incipientes procedimientos agrí- restos de fauna corresponden nuevamente a vena-
III. El Formativo de Colombia 69

cm
0 2 4

Foto 3. Tipos de artefactos de hueso: cuchillos, percutores, cuchillas, raspador, desangrador, espátula.

dos (Odocoileus virginianus), estando representados Peces como el capitán (Eremophilus mutisii) y
en proporciones más bajas otros mamíferos como el gasterópodos terrestres, completaron igualmente la
oso antiojero (Tremarctos ornatus), oso hormiguero dieta.
(Tamandua tetradactyla), el curí (Cavia porcellus), el Un rasgo muy importante en el sitio de Aguazu-
guatín (Dasyprocta), la guagua (Agouti paca), el cu- que lo constituye la presencia de plantas formadas
sumbo (Nasua nasua),la nutria (Lutra sp.),felinos co- por huecos dispuestos en círculo (Foto 4); la inclina-
mo el puma (Felis concolor), el ocelote (Felis parda- ción de éstos, indica estructuras en forma de colme-
lis) y otras especies menores. na; entre las estructuras de Aguazuque, se destacan
Aves como la pava (Penelope montagnil), la lora igualmente, una serie de plataformas circulares so-
(Amazona mercenaria) y el pato (Anas discoes), es- bre las que fue esparcido ocre y en las que fueron ex-
tán representados en los restos de fauna. cavados huecos circulares dentro de los cuales fue-
Es registro de restos de tortuga (Kinosternon ron dispuestos restos de fauna,artefactos y areniscas.
postinginale),caimán (Crocodilus acutus) y otras de El ritual funerario incluye la práctica de entierros
agua dulce (Anodontites),junto con la presencia de individuales, entierros dobles, entierros colectivos
artefactos elaborados en materiales foráneos, son (Foto 5) dispuestos en círculo; así como entierros se-
indicadores de movimientos ejercidos entre el valle cundarios; en estos últimos es importante el integra-
del Magdalena y la altiplanicie; otro indicador de do por un cráneo, a cuyo alrededor fueron coloca-
estos movimientos es la presencia de artefactos ela- das paredes craneales biceladas y cuidadosamente
borados en materiales foráneos, como los lutitas y decoradas en rojo con motivos curvilíneos, volutas y
basaltos. líneas paralelas. Igualmente, este conjunto está inte-
70 III. El Formativo de Colombia

Foto 4. Plantas circulares (Aguazuque 2).

Foto 5. Entierro colectivo (Aguazuque 2).


III. El Formativo de Colombia 71

grado por huesos largos con las extremidades (epífi- área configuran un estadio de cazadores recolecto-
sis) cortadas; al lado de este entierro ritual secunda- res, que tentativamente puede ubicarse entre ca.
rio y dentro de un entierro de cuatro individuos dis- 15000 años antes del presente y cuyo límite superior
puestos en círculo, fueron colocadas paredes cra- se sitúa aproximadamente en 9500 años A.P.
neales decoradas con pintura nacarada. Un segundo estadio puede ser reconocido en
La abundancia de restos aislados y calcinados, el extremo lapso transcurrido entre 9500 y ca 6500
así como el hallazgo de restos desprovistos de crá- A.P. El Holoceno Temprano con los cambios eco-
neo o de extremidades, evidencia que en el sitio tu- lógicos ocurridos, el ascenso de la temperatura y
vieron ocurrencia prácticas funerarias y posible an- el cierre del bosque andino, indujeron cambios
tropofagia. fundamentales en las formas de vida de los ocu-
pantes de la altiplanicie, intensificándose las acti-
LAS EVIDENCIAS FORMATIVAS DE ZIPACÓN vidades de resolución en el bosque andino, aun-
que la cacería continuó desempeñando importan-
En los abrigos rocosos de Zipacón,al sur oriente de te papel en la economía.
la Sabana de Bogotá, fueron reconocidas evidencias Hacia el sexto milenio antes del presente, apa-
agro-alfareras que se remontan a 3.270 A.P.,constituyen- recen en el altiplano oriental andino, manifesta-
do hasta ahora el registro más antiguo de este orden ciones de lo que en sentido estricto puede deno-
para la Cordillera Oriental.Entre los tipos cerámicos re- minarse Arcaico. Aunque persisten artefactos
conocidos pueden mencionarse los descritos como abrienses, la presencia de abundantes implemen-
Herrera (Broadbent 1971, Cardale 1981), entre los que tos como morteros con depresión anular, martillos
se destacan Mosquera Rojo Inciso y Mosquera Roca de mano, cantos rodados con bordes desgastados
Triturada.Junto con estas evidencias cerámicas,fueron y abundantes restos de gasterópodos (caracoles),
hallados restos de plantas como el Aguacate (Persea es indicadora de prácticas recolectoras; la vivien-
americana), la batata (Hiponea batata), el maíz (Zea da bajo abrigos rocosos, es sustituida progresiva-
maiz) y el totumo (Crescentia cujete L). mente por la vivienda en terrazas y terrenos eleva-
dos fuera de áreas de inundación.
CONSIDERACIONES FINALES Es durante este período cuando aparecen indi-
cios de domesticación de algunas plantas como la
Hasta el momento de la presente lectura,las inves- calabaza y los cubios, así como el aprovechamien-
tigaciones arqueológicas llevadas a cabo permiten,en to de tubérculos como la Dioscórea. Algunos ele-
Colombia,reconocer la huella de cazadores-recolecto- mentos como cantos rodados, pueden ser indica-
res en la Costa Atlántica, en la Costa del Pacífico, a lo dores igualmente de prácticas agrícolas tempranas.
largo del valle del Magdalena hasta el departamento Los restos de fauna de especies foráneas y el ma-
del Huila, en las vertientes cordilleranas adyacentes a terial de algunos artefactos indica movimientos ejer-
este valle,en la vertiente del río Cauca y en el valle del cidos entre la altiplanicie y el valle del Magdalena
mismo nombre,en la altiplanicie de Popayán y en la re- durante este estadio.
gión de la Amazonia. Hacia el IV milenio antes del presente aparecen
La Altiplanicie de la Sabana de Bogotá en la cor- manifestaciones formativas en la Sabana de Bogotá,
dillera Oriental por su condición privilegiada y la como lo atestiguan evidencias arqueológicas de los
profundidad de sus sedimentos ha permitido reunir abrigos rocosos de Nemocón y sus inmediatos alre-
la mayor información secuencial y la cronología dedores,por aquel entonces,la cerámica y la agricul-
más antigua, hasta hoy obtenida en Colombia. tura intensiva eran elementos presentes en los gru-
Las primeras evidencias de ocupación de esta pos que habitan esta área del altiplano andino.
72 III. El Formativo de Colombia

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74 III. El Formativo de Colombia

ADAPTACIONES AGRÍCOLAS EN EL
VALLE MEDIO DEL RÍO CAUCA

Leonor Herrera, Marianne Cardale de Schrimpff y Warwick Bray

INTRODUCCIÓN cuenta con la segunda secuencia cultural más larga


del país, después de la sabana de Bogotá. Los datos
El río Cauca da su nombre a dos de las grandes de las investigaciones iniciadas a finales de la déca-
divisiones administrativas de Colombia: el Departa- da del setenta han contribuido a modificar las sínte-
mento del Cauca en su curso alto y en su curso me- sis del desarrollo cultural aborigen elaboradas por
dio el Departamento del valle del Cauca.En éste atra- Carlos Angulo Valdés (1963) y Gerardo Reichel-Dol-
viesa una planicie muy extensa;hacia el norte su cur- matoff (1965),dentro de las cuales adquirió significa-
so va estrechándose al pasar por los Departamentos do y relevancia el concepto de Formativo. En este
del Viejo Caldas (hoy Quindío, Caldas, y Risaralda) texto se resume el desarrollo de las adaptaciones
hasta encañonarse en el Departamento de Antio- agrícolas y se discuten las tendencias del cambio
quia, para luego entrar, en lo que corresponde al ba- cultural concomitante (para una versión más amplia
jo Cauca, en las planicies del Atlántico y tributar al de la arqueología de Calima se puede consultar a
Magdalena (Fig. 1). Cardale de Schrimpff et al. 1992).
La cuenca alta y buena parte de la cuenca media
del río Cauca corresponden a la amplia región del LAS ADAPTACIONES AGRíCOLAS EN CALIMA
suroccidente colombiano, cuyas más conocidas so- (7.000 A.C. - 1.500 D.C.)
ciedades precolombinas son las que habitaban en
Tumaco, el altiplano nariñense, San Agustín, La Plata El Ámbito Geográfico
y Tierradentro, entre las cuales hay nexos importan-
tes en diferentes épocas prehispánicas.Para este artí- La región de Calima está formada en su mayor
culo la porción más relevante es la del Cauca medio, parte por suaves lomas y valles de piso plano entre
aunque la región de Calima sobre la cual se tratará, los 1.200 y los 1.600 m.s.n.m. El clima es templado
no pertenece estrictamente a ésta, pues se localiza (18° a 20°),con dos períodos lluviosos y una precipi-
en las vertientes altas de la cordillera Occidental,cu- tación media anual entre 500 y 2.000 mm.Se conser-
yos ríos tributan al océano Pacífico. Sin embargo, las van relictos de bosque sub-andino, pero en el paisa-
varias culturas y tradiciones culturales que en la re- je predominan las plantaciones de café o los pastiza-
gión Calima se sucedieron, tienen áreas de disper- les para ganadería.Para el octavo milenio a.C., cuan-
sión mucho más amplias, que rebasan los límites do aparecen las primeras evidencias de ocupación
geográficos,tanto en dirección al mar como hacia el humana,el clima era más frío y la vegetación bosco-
occidente y hacia el norte por el eje fluvial del río sa que predominaba correspondía al límite entre
Cauca. Esta zona se constituye, a partir del inicio de bosque andino y sub andino.La región había estado
la era cristiana, en un área cultural con característi- por milenios bajo el influjo de la actividad intermi-
cas distintivas, aunque con límites difusos. tente de volcanes en la cordillera Central, en la for-
Dentro de la amplia zona del medio Cauca,la re- ma de lluvias de ceniza volcánica, que se acumula-
gión de Calima es la mejor conocida,gracias al traba- ron en una capa de grosor variable, sobre la cual se
jo de dos grupos interdisciplinarios, en la actualidad formó el humus actual.Los principales episodios vol-
III. El Formativo de Colombia 75

Figura 1. Mapa de Colombia. El recuadro de la izquierda muestra la región del Suroccidente, el de la derecha la región de Calima
76 III. El Formativo de Colombia

cánicos responsables de estas capas ocurrieron hace es 2140 a.C. Las fechas son respectivamente: 9670 ±
30.000 y 20.000 años,pero finas lluvias de ceniza vol- 50 A.P. (Beta 23746) obtenida en el sitio Sauzalito
cánica seguían cayendo en el tiempo en que se re- (Herrera et al. 1992) y 4090 ± 90 A.P. (Beta-16839) ob-
gistran las primeras ocupaciones humanas (Fölster y tenida en El Pital (Salgado 1986).
von Christen 1977; Herrera et al. 1992). Otras fluctua- El material lítico excavado comprende piedras
ciones en el medio ambiente ocurren durante los burdas y piedras partidas,piedras con señales de ha-
milenios subsiguientes. ber sido utilizadas para golpear, algunos raspadores,
A finales del siglo XVI se inicia el proceso de des- núcleos, lascas y pequeños cantos rodados planos
poblamiento de la región, como consecuencia de la con orificios para suspender. Sobresalen además
conquista española.Durante los tres siglos que trans- dentro de este conjunto lítico dos categorías de ins-
currieron hasta el repoblamiento del área,a partir de trumentos: yunques y martillos,que pudieron ser uti-
finales del siglo XIX, hubo amplia oportunidad para lizados para machacar semillas u ocre y objetos ten-
una regeneración del bosque, sin embargo esto no tativamente denominados “azadas” (Salgado 1989;
ocurrió en todas las áreas.Los nuevos colonizadores Herrera et al 1992).
encontraron un paisaje de bosque y hierbazales, los La mayoría de éstas son aproximadamente circu-
últimos probablemente huella de la prolongada ex- lares u oblongas, aplanadas y con cintura para en-
plotación agrícola a que fuera sometida la región du- mangar. (Fueron elaborados en rocas ígneas intrusi-
rante las dos últimas ocupaciones prehispánicas vas obtenibles en el lecho del río Calima. El experi-
(Cardale de Schrimpff et al. 1985:12, Bray et al. mento llevado a cabo por el geólogo Rupert Kidd de-
1987:445). mostró que no era particularmente difícil elaborar
por percusión una azada,similar a las más burdas de
Ocupaciones tempranas y primeras evidencias éstas. Algunas tienen un perfecto pulido y acabado,
del manejo de plantas que no sería difícil de lograr tampoco partiendo de
un canto rodado muy liso y plano de tamaño y for-
No se han localizado en la región Calima restos ma similares a las del producto final deseado.) Estos
inequívocos de la etapa de cazadores-recolectores. objetos (Fig.2) de alguna forma estarían relacionados
Se reportan algunas puntas de proyectil que por su ti- con el uso o manejo de plantas,pero surgen dificulta-
pología serían antiguas,pero los contextos de hallaz- des de interpretación en cuanto a la actividad espe-
go son dudosos (Bray s.f.). Las cuevas y los abrigos cífica en la cual estuvieron involucradas. No presen-
rocosos prospectados por Gonzalo Correal no conte- tan huellas de uso como hachas y tienen una super-
nían evidencia de ocupación humana en esa época ficie relativamente frágil,aunque esto puede deberse
(Herrera et al. 1982-3:390). Debido a la humedad a la meteorización natural posterior a su manufactu-
fluctuante de los suelos y su acidez, las condiciones ra. Podrían haber sido utilizadas para revolver el sue-
de conservación son malas y las evidencias obteni- lo en busca de raíces, o tal vez en la preparación del
das en los tres sitios precerámicos conocidos (El Pi- suelo para siembra;como los suelos de la época eran
tal, Sauzalito y El Recreo), no son abundantes. Se en- de ceniza volcánica blanda y fácil de trabajar, su su-
contraron fragmentos carbonizados de madera, se- puesta fragilidad no habría sido un inconveniente.
millas y nueces. Las últimas corresponden, según la Herramientas como éstas se han detectado en
identificación en curso de Deborah Pearsall, a frutas hallazgos superficiales o fortuitos en otros sitios de la
de palmas. Estas no son comunes en la región hoy. región Calima y en el valle medio del Cauca, tan al
Sin embargo más o menos para la misma época apa- norte como Manizales y Pereira y hacia el sur, en la
recen,en el registro de fitolitos de otro sitio investiga- región de Popayán,en la cuenca alta del Cauca (He-
do, evidencias de una formación vegetal similar al rrera et al.1992; Gnecco y Salgado 1989).Para el yaci-
morichal.Este sitio,conocido como valle de El Dora- miento de El Pital,que tiene las fechas más recientes,
do fue en algunas épocas lago en otras pantano (Pi- se han definido dos fases de ocupación precerámi-
perno 1985; Herrera et al. 1992). ca, separadas por un estrato estéril; en la segunda fa-
Se han obtenido ocho fechas de C-14 en los estra- se, que tiene la fecha más reciente arriba menciona-
tos precerámicos de los tres sitios arriba menciona- da,ya no se encuentran estos instrumentos (Salgado
dos. La más antigua es de 7720 a.C. y la más reciente 1986, 1989).
III. El Formativo de Colombia 77

5 cm

Figura 2. Objetos de piedra para enmangar, de tipología precerámica, encontrados en el


municipio de Darién (Departamento del Valle del Cauca).

De los tres sitios investigados,Sauzalito,por área Tenemos entonces, para una amplia zona del su-
excavada y la ausencia de factores que compli- roccidente de Colombia, en la zona andina, la pre-
quen la estratigrafía,se presta más fácilmente a una sencia de poblaciones tempranas con una economía
interpretación sobre su naturaleza; aún así, no hay probablemente muy variada, en la cual posiblemen-
total claridad sobre las actividades que allí se desa- te empieza a figurar el cultivo de plantas,en un perío-
rrollaron.A pesar de la presencia de dos huellas de do no determinado todavía.
poste, no hay otras evidencias, como compacta- Los hallazgos tempranos de polen de maíz en
ción,de una planta de vivienda.Tanto las caracterís- Calima se enlazan bien con datos similares de la
ticas del suelo como los exámenes de fracciona- costa ecuatoriana y la selva tropical panameña
miento de fosfato indican mezcla por actividad hu- (Stothert 1985; Piperno 1989; Pearsall 1990), llenan-
mana, aunque de menor intensidad que en los es- do un vacío. Es interesante anotar que para estas
tratos superiores del yacimiento, que corresponden épocas tempranas el maíz se encuentra ya en esta
a ocupaciones cerámicas. Si bien no tiene caracte- gran variedad de ambientes, que incluye también
rísticas típicas de suelo de cultivo,según el edafólo- la sabana de Bogotá, por encima de los 2.500
go Pedro Botero no es imposible que allí hubiera m.s.n.m., donde empieza a aparecer en columnas
habido cultivos,aunque de forma intermitente (He- de polen hacia el año 6.000 a.C. (Kuhry 1988). Para
rrera et al. 1992). La razón por la cual se está consi- la Amazonia colombiana también hay datos relati-
derando esta posibilidad es la aparición en el quin- vamente antiguos de polen de maíz,en el 2.700 a.C.
to milenio a.C. de evidencias de maíz en un perfil (Mora et al. 1991). Estos datos podrían significar la
de polen obtenido en el valle de El Dorado (Bray et introducción del maíz en Sur América en una épo-
al 1987). La fecha es 4730 a.C., 6680 ± 230 A.P. (GrN ca más temprana de lo que se cree,o tal vez,la exis-
13073) (Bray et al. 1987:Fig.3).Aunque para esta zo- tencia de regiones distintas al centro de México co-
na de polen la fecha es muy posterior a las datacio- mo áreas de domesticación de maíz (Bonavia y
nes de los sitios Sauzalito y El Recreo,es contempo- Grobman 1989). Por supuesto el suroccidente de
ránea con la primera fase de El Pital, en la cual se Colombia no posee las regiones climáticas ópti-
encuentran los instrumentos para enmangar descri- mas,de estaciones secas definidas y bien prolonga-
tos arriba. das (Hawkes 1989:483), para que se diera este pro-
78 III. El Formativo de Colombia

ceso,pero si parece haber tenido importancia en su cual los campos de cultivo serían pequeños claros.
posterior diversificación y éste es uno de los aspec- No hay para el período Ilama evidencias de adecua-
tos que requiere mayor investigación. ciones agrícolas,que son numerosas en los períodos
siguientes, posiblemente porque había oportunidad
La primera ocupación cerámica de escoger los mejores suelos; porque éstos, con un
alto contenido de ceniza volcánica (que todavía es-
Hay todavía, en la secuencia cronológica de Ca- taba cayendo en forma de finas lluvias) serían muy
lima, un hiato de más de medio milenio entre la fe- fértiles y cuando mostraran señales de agotamiento
cha precerámica más tardía,del tercer milenio a.C.y sería posible tumbar bosque para hacer nuevas cha-
la fecha más temprana de 1590 a.C. para la primera gras (Bray et al 1987:448).Sin embargo hay que tener
ocupación cerámica, denominada Ilama (3540 ± 70 en cuenta que para El Topacio,principal asentamien-
A.P. (Beta 2830). Para el período Ilama hay en 1992, to estudiado de esta cultura, las evidencias parecen
once fechas de C-14, nueve de las cuales se agrupan indicar que tuvo una ocupación continua o intermi-
en los últimos ocho siglos anteriores al comienzo de tente durante cinco siglos.Es muy probable también
la era cristiana.Por esta razón la fecha arriba mencio- que los recursos de los bosques, arroyos, pantanos y
nada se tenía descartada, más aún cuando al cali- ríos jugaran un papel muy importante en la econo-
brarse es 1888 (2125 - 1695) a.C.(Bray et al.1988: Figs. mía de estos grupos (Bray et al. 1988:18; Cardale de
4 y 5).Sin embargo recientemente Salgado (comuni- Schrimpff et al. 1989a:7).
cación personal) obtuvo una fecha del siglo XIV a.C. La curva de polen de maíz sigue la tendencia ini-
que le resta dudas a la fecha más antigua,la cual sin ciada durante la época precerámica, aumentando
embargo debe considerarse con reserva, ya que no muy gradualmente (Bray et al 1987: Fig.3).Granos de
tiene la aceptación de todos los autores de este escri- maíz de éste período fueron identificados como de
to. Ninguna de estas fechas se asocia con orfebrería un posible ancestro de la línea Chapalote/Nal Tel/Po-
(Cardale de Schrimpff et al.1989b).Durante este lap- llo (Kaplan y Smith 1988:43). También se encontra-
so, del cual no existe todavía información, debieron ron fragmentos carbonizados de frijol común (Pha-
acelerarse los procesos que en la etapa anterior te- seolus vulgaris) y un fragmento de semilla,identifica-
nían un ritmo más lento. Habría contactos tal vez y do tentativamente como de achiote (Bixa orellana).
movimientos de población, que explicarían el surgi- La evidencia de los fitolitos analizados por Piperno,
miento de la cultura Ilama, típicamente Formativa, indica la presencia de calabaza o ahuyama (Cucur-
con el perfil de una sociedad bastante compleja en bita sp.) y de arruruz (Maranta arundinacea L) y es-
algunos aspectos. pecies de Chrysobalanus,así como de palmas de los
En cerámica se elaboraban piezas finas, de for- géneros Scheelea y Elaeis.Aunque no hay identifica-
mas complicadas y representaciones variadas, entre ción a nivel de especies de estas palmas, hoy en día
las cuales sobresale la vasija de doble vertedera y algunas como la Scheelea butyracea tienen usos va-
asa puente.La orfebrería aparece en un momento to- riados (Cardale de Schrimpff et al. 1989a:6).
davía no determinado del período de ocupación Ila- La cultura Ilama perduró hasta poco antes del
ma,probablemente en la etapa tardía,en la forma de comienzo de la era cristiana y sus restos hasta hace
sencillas pero hermosas piezas de lámina martillada, poco se pensaba que, a diferencia de los de las épo-
entre las cuales resaltan las máscaras de tamaño na- cas precedentes y posteriores se concentraban en la
tural (Cardale de Schrimpff et al. 1989b). región de Calima. Sitios arqueológicos de la cultura
La gente Ilama habría vivido en aldeas nuclea- Ilama afuera de la región de Calima, en el plan del
das, como algunas que se representan en piezas ce- río Cauca, comienzan a parecer después de 1992
rámicas, y entre las gentes había la clase de diferen- (cuando se entregó inicialmente este texto para pu-
cias que se reflejan en la presencia de entierros con blicación). Sin embargo, de tiempo atrás se conocía
ajuares abundantes, de piezas finas, y otros más sen- la extensión hacia el oeste de esta cultura, como se
cillos.Los asentamientos podían estar nucleados,pe- observa en el yacimiento de Catanguero excavado
ro las poblaciones no parece que fueran grandes o por G. y A. Reichel-Dolmatoff (1962). Este representa-
numerosas y en esta época, según las evidencias de ría una cultura emparentada con Ilama, cuyo desa-
polen, todavía se conservaba el bosque, dentro del rrollo tuvo lugar en un medio ambiente distinto,el de
III. El Formativo de Colombia 79

humus
ceniza volcánica

arcilla roja

suelo gleizado
superficie de cultivo
arcilla lacustre gris
N.F

suelo arcillosos
superficie de
cultivo

N.F

Figura 3. Adecuaciones agrícolas. En la parte superior se representan los cortes transversales y en la inferior
las plantas de estas estructuras. A) canales en ladera. B) camellones y C) zanjas. N.F.= nivel freático (toma-
do de Herrera et al. 1990: figura 9)
80 III. El Formativo de Colombia

las selvas de la llanura pacífica (Cardale de Schrimpff nuevas gentes a la región y de una convivencia ini-
et al. 1989a:12). Algunas similitudes estilísticas entre cial entre dos culturas, o una situación en la cual la
material Ilama y de Tumaco - La Tolita, y en general sociedad Ilama se vió expuesta a contactos e in-
del norte del Ecuador,así como el origen ignorado de fluencias de grupos vecinos. Lo cierto es que hay
la cultura Ilama se prestaría a especulaciones en el continuidades estilísticas y tecnológicas entre la ce-
sentido de asignar su origen a una migración, que rámica Ilama y la de Yotoco, la cultura que la reem-
desde el sur hubiera llegado por el litoral.Sin embar- plaza en Calima (Cardale de Schrimpff et al.
go, las fechas más tempranas obtenidas hasta ahora 1989a:14).Transformaciones radicales, que se deban
para las poblaciones costeras,son de la segunda par- a la nueva cultura o a nuevas situaciones o presiones
te del último milenio a.C.,contemporáneas con la fa- de población, tienen que ver con la tecnología orfe-
se tardía de la cultura Ilama. Reichel-Dolmatoff, Bou- bre, agrícola y de movimientos de tierra. Los últimos
chard y Patiño han obtenido fechas para sitios exca- se hicieron para diferentes fines y dejaron modifica-
vados en el litoral pacífico sur, a partir de más o me- ciones duraderas en el paisaje.
nos el año 500 a.C.(Patiño 1990:48);las fechas obteni-
das por Salgado y Stemper (comunicación perso- La ocupación Yotoco
nal), coinciden con las anteriores.
Los contactos sin embargo,debieron jugar un pa- Yotoco es una tradición con un campo más am-
pel importante en la configuración de los rasgos que plio de dispersión geográfica en la cuenca del Cau-
caracterizan a la cultura Ilama. La orfebrería por ca medio, variantes locales y un área de contacto e
ejemplo (que para el suroccidente de Colombia tie- intercambio muy extensa. A la tradición Yotoco co-
ne fechas a partir del siglo IV a.C.) se difundió proba- rresponde el florecimiento de las orfebrería y tiene
blemente desde el sur. En la misma dirección se evi- nexos, todavía por estudiar, con la sociedad orfebre
dencian nexos, ya mencionados con las regiones Quimbaya Clásica o Temprana de la región del Viejo
costeras meridionales, así como con Tierradentro y Caldas y zonas más al norte.Se ignora aún en donde
San Agustín, en el suroccidente colombiano. se sitúa,dentro de esta amplia zona,su centro de dis-
Es bien peculiar la forma en la cual todavía se persión,ya que sólo en la región Calima tiene fechas
percibe el desarrollo en la cultura Ilama: ésta parece suficientes y consistentes,según las cuales se prolon-
surgir, como si no tuviera antecedentes, como un ga hasta los siglos VII a XI o XII d.C. Para el período
conjunto complejo y elaborado, que perdura tal vez Yotoco, tanto de la región Calima como del plan del
por más de diez siglos. El record cerámico de El To- río Cauca, hay por encima de 20 fechas de C-14, de
pacio sorprende por los pocos cambios que se de- las cuales la mayoría corresponde al primer milenio
tectan a través de los cinco siglos de habitación del d.C.(Cardale de Schrimpff et al.1989a:25-26).Dos ob-
sitio (Cardale de Schrimpff et al. 1989a). Parece co- tenidas en el plan del Cauca (Bray y Moseley
mo si la población hubiera aumentado muy lenta- 1976:60,74) corresponden al siglo IX a.C.y en el esta-
mente y la tendencia no era a expandirse, sino más do actual del conocimiento se consideran descarta-
bien a conservarse dentro de los límites de un medio bles. Las dos fechas más tardías, del siglo XII d.C. co-
ambiente homogéneo,en equilibrio con una natura- rresponden también al plan del río Cauca. Como las
leza pródiga. Una sociedad pequeña, sofisticada y primeras evidencias de la siguiente ocupación co-
que manteniendo contacto con sociedades vecinas, mienzan a aparecer en Calima en el siglo VII d.C., el
proseguía su desarrollo con parsimonia. En Calima supuesto traslapo se explicaría como una “conviven-
por lo menos, cuando esta sociedad comienza a ex- cia”de dos culturas en la zona Calima,pero las carac-
perimentar cambios marcados, éstos posiblemente terísticas que ésta pudo haber tenido son campo de
no se deben a una dinámica interna de desarrollo,si- especulación.
no a influjos externos. Durante el período Yotoco se incorporan nuevas
Cambios notorios en la que imaginamos como áreas a la agricultura por medio de tala y quema de
vida apacible de esta sociedad, se evidencian a par- bosques,según sugieren los datos de fitolitos y polen
tir del siglo que precede el comienzo de la era cris- (Piperno 1985:39, Bray et al. 1987: Fig.3), primero al
tiana. Dadas ciertas continuidades entre las dos cul- parecer en zonas de ladera y luego los fondos inun-
turas, posiblemente se trató de la llegada gradual de dados de valles como El Dorado, sitio donde se ha
III. El Formativo de Colombia 81

concentrado el estudio de adecuaciones agrícolas, cuales se iniciaría, o se incrementaría, la construc-


que son un rasgo distintivo del paisaje de la región. ción de canales en ladera.
En este valle se llevaron a cabo obras para adecuar
los suelos para agricultura. Estas son de varios tipos: La ocupación Sonso
a) zanjas de drenaje, conectadas al arroyo que lo
atraviesa, para encauzar el agua subsuperficial -es- En el siglo VII d.C. ya aparecen las primeras evi-
tancada debido a subsuelos arcillosos impermea- dencias de la llegada de nueva gente a la región,
bles- y para bajar el nivel freático,alto aún en los me- que denominamos la ocupación Sonso y cuyos des-
ses secos; b) campos de cultivo aproximadamente cendientes combatieron a los invasores españoles.
rectangulares, delimitados por zanjas, que formaban No sabemos de donde provenían estas gentes; se-
parte también del sistema principal de drenaje; y c) gún una hipótesis (Rodríguez 1988) la región Cali-
camellones con crestas que sobresalían de la super- ma habría sido ocupada por gentes de la cultura
ficie original; construidos en grupos paralelos y Sonso, que habitaban hacia el siglo VI d.C. el litoral
orientados en ángulo recto con los canales de drena- Pacífico.De todas maneras la vecina región cordille-
je,su función era,además de contribuir al drenaje,se- rana de Pavas hacia el sur, donde las evidencias cul-
car y airear el suelo de cultivo,así como aumentar el turales Yotoco son supremamente escasas, estaba a
grosor y la fertilidad de éste (Bray et al 1987). partir de mediados del primer milenio d.C., ocupa-
Los restos de estos antiguos campos de cultivo da por una serie de culturas relacionadas con la tra-
(Fig.3: B, C.) cubren buena parte de la superficie del dición Sonso (Gähwiler 1988:59, 1989).
valle de El Dorado y tanto zanjas como camellones La ocupación Sonso en Calima es una manifes-
están asociados con cerámica Yotoco y fechados en- tación local de una tradición —dentro de la cual se
tre los siglos I y XI d.C.(Bray et al.1987).Por medio de definen numerosas culturas— que se extendía a la
estas obras se incorporaron para la agricultura terre- cuenca del alto Cauca y hacia el occidente avanza-
nos inaptos. La adición de limos provenientes de las ba por la cordillera Central en dirección al valle del
zanjas habría fertilizado el suelo y permitido un uso Magdalena. Esta situación puede estar relacionada
agrícola tal vez continuo o con pocos períodos de con un probable aumento de población general en
barbecho. Su mantenimiento debió implicar una la región andina. En Calima durante la ocupación
fuerte inversión de trabajo humano y una organiza- Sonso se acentúan las tendencias iniciadas durante
ción que sustentara esta continuidad. la ocupación Yotoco: deforestación de zonas cada
Además de los suelos planos e inundables, se se- vez mayores para agricultura, para la construcción
guía cultivando en las laderas y en algunos sitios se de plataformas artificiales para vivienda y usos pú-
han detectado paleosuelos negros (con cierto pare- blicos y en general aumento de población, que se
cido con las terras pretas amazónicas) que por su as- infiere de varios indicios . En la región Calima no se
pecto mezclado y superficie ondulada se cree repre- han llevado a cabo todavía estudios específicos
sentan suelos de cultivo,mientras que su color y alto orientados a averiguar comportamiento de pobla-
contenido de materia orgánica sugiere que fueron ción durante las varias ocupaciones, como por
abonados (Bray et al. 1985, Cardale de Schrimpff et ejemplo, los del grupo de Robert Drennan en la re-
al. 1989a, Herrera et al. 1990). gión de La Plata, pero se han hecho extensas reco-
Hacia el año 1.200 d.C. hubo un cambio climá- lecciones superficiales, especialmente en la etapa
tico que se experimentó en todo el país, consisten- de prospección, mapeos detallados de plataformas
te en una disminución de la temperatura y hume- artificiales y campos de cultivo en áreas escogidas,
dad (Van der Hammen 1981), que posiblemente in- etc. Los datos de las recolecciones superficiales es-
fluyó sobre el abandono de los campos de cultivo tán en proceso y no es posible citar cifras, pero el
del valle. Es factible que descendiera el nivel freáti- perfil general de una recolección sería éste: la mayo-
co, inutilizando el sistema de camellones y zanjas, ría o la totalidad del material sería Sonso, habría tal
al restarle la humedad necesaria.La explicación no vez alguno o unos pocos tiestos Yotoco y ninguno
es del todo satisfactoria,pero lo que sí parece haber Ilama.Este patrón se repite en la mayoría de los son-
sucedido en esta época es un desplazamiento del deos y excavaciones llevados a cabo; los yacimien-
foco de la actividad agrícola hacia las faldas, en las tos estratificados, que presentan componentes Ila-
82 III. El Formativo de Colombia

ma y precerámicos, son atípicos. Por otro lado, a me- corporación de áreas extensas para agricultura,
dida que avanzan nuestros estudios en la región,nos no son evidencia de una agricultura verdadera-
damos cuenta que muchos sitios habitados en el pe- mente intensiva. Posiblemente no se usaban en
ríodo Ilama fueron modificados tan drásticamente forma simultánea; West (1959:280) anota que
durante los dos períodos posteriores, que es muy di- construcciones actuales de tipo similar se culti-
fícil recuperar algún vestigio de los primeros habi- van en forma intermitente, uno o dos años de cul-
tantes del lugar. Lo mismo sucedió con asentamien- tivo, dos o tres de barbecho, por un período pro-
tos del período Yotoco. longado hasta su abandono o transformación en
Es difícil encontrar en Calima una ladera que no potreros. El hecho ya mencionado de que amplias
muestre por lo menos unos pocos restos de antiguos áreas no recuperaran su vegetación boscosa lue-
campos de cultivo formados por canales paralelos, go de su abandono en el siglo XVI, apunta tam-
que bajan por pendientes de declives suaves y pro- bién hacia el uso agrícola predominante, prolon-
nunciados (Fig.3:A). Se construyeron en diferentes gado y de cierta intensidad.
clases de suelos, lo que hace difícil la intepretación Campos de cultivo como éstos habían sido re-
sobre la función que cumplían. Según la hipótesis portados con anterioridad para diversas zonas del
más favorecida en el momento, tenían que ver con Cauca medio: West (1959) los observó en los de-
control de agua: drenar suelos derivados de alterita partamentos que componen el Viejo Caldas,
con problemas de anegamiento estacional causa- Bruhns (1981) los describe con detalle para una
dos por un nivel freático alto y fluctuante (Eidt zona del Quindío en la cual posteriormente Ro-
1983a:39), o suelos derivados de ceniza volcánica, dríguez (1988) hace reconocimientos y llega a la
muy permeables y que colocados sobre una capa conclusión que esta técnica se implantó en áreas
de arcilla impermeable, pueden al sobresaturarse restringidas; Salgado (1982) los investiga en el
causar deslizamientos en masa (Botero 1983). norte del departamento del Valle del Cauca, sien-
En cuanto a las plantas que se cultivaban en es- do éste hasta el momento el único estudio deta-
tos campos, a aquellas ya mencionadas para el pe- llado afuera de la región Calima. Según una rese-
ríodo Ilama se puede agregar la yuca, según lo su- ña (Bray et al. 1988) ocurren también en otras zo-
gieren los fraccionamientos de fosfato (Eidt 1983b) nas del suroccidente colombiano y el norte del
y coca por la evidencia de los poporos de oro de la Ecuador, lo cual podrían interpretarse como la
misma época. En el maíz sigue predominando la lí- presencia de una tradición de agricultura de tem-
nea Chapalote/Nal Tel/Pollo, aunque restos carbo- poral en ladera, característica de los Andes del
nizados del período Yotoco corresponderían a una norte y diferente de la de los Andes centrales
línea de evolución hacia la moderna raza Cabuya. (Bray et al 1988:457).
El frijol común de un sitio del período Yotoco es si-
milar al de Huacaloma (valle de Cajamarca, Perú), EL FORMATIVO Y EL DESARROLLO CULTURAL
sugiriendo la existencia de un área de domestica- EN EL VALLE DEL CAUCA MEDIO
ción común (Kaplan y Smith 1988).
Estos campos de cultivo comenzaron a utili- En la reconstrucción del desarrollo de las ba-
zarse durante el período Yotoco, pero hay indicios ses económicas a lo largo de nueve milenios de
de que su florecimiento corresponde a la ocupa- ocupación prehispánica de Calima, se ha hecho
ción Sonso. Su constante presencia en las laderas referencia a los cambios en otros aspectos de la
sugiere que muy poca vegetación boscosa se con- vida de las poblaciones que allí se sucedieron.
servaba. La escasez de representaciones de fauna Conviene volver sobre este punto para preguntar-
en la cerámica Sonso podría tal vez interpretarse se qué caracteriza estos cambios, cómo pueden
en este sentido, sugiriendo para la población de interpretarse en términos del esquema evolutivo
esta época una dependencia marcada en recur- dentro del cual el concepto de Formativo tiene
sos agrícolas, aunque el pescado obtenido en el significado, así como qué factores podrían estar
río Cauca y las lagunas aledañas sería, según los impulsando cambios mayores o acelerando el rit-
cronistas, un componente importante de la dieta. mo del cambio. Desde esta perspectiva resalta la
Si bien estos campos de cultivo implican la in- importancia que en Calima han tenido factores co-
III. El Formativo de Colombia 83

mo el comportamiento de la población (tanto en dudas sobre la presencia de cacicazgos en el va-


términos de crecimiento demográfico, como de lle medio del Cauca. Comparando la evidencia ar-
movimientos de población),los impulsos o factores queológica para cacicazgos en las ocupaciones
externos (en truncar líneas de desarrollo o desen- Yotoco y Sonso, se puede plantear que habría una
cadenar cambios mayores) y la forma como ciertos mayor integración política en la época Yotoco
temas o rasgos se reinterpretan y mantienen. que en la Sonso. En las prácticas agrícolas por
En la transición entre el período precerámico ejemplo, las evidencias de intensificación en la
y la cultura Ilama, hay un cambio cualitativo en agricultura son más marcadas durante la época
diversos aspectos de la vida de sus pobladores, Yotoco y se podría proponer una hipótesis alter-
pero nuestros conocimientos sobre ambos perío- nativa o complementaria del abandono de los
dos son demasiado escuetos para permitir docu- campos de cultivo en terrenos pantanosos: colap-
mentarlos en algún detalle; se sospecha que las so de la organización social sobre la cual su exis-
técnicas de subsistencia fueron desarrolladas len- tencia se sustentaba.
tamente durante la primera época y que, si excep- Carneiro (1991) en su análisis de los cacicaz-
tuamos la ampliación del inventario de cultíge- gos del siglo XVI en el valle del Cauca anota que
nos, no habría cambios notables o que afectaran no son incipientes y que por el contrario reflejan
significativamente el medio ambiente. Ilama tiene diversos niveles de integración política. Se pre-
todo el perfil de una cultura formativa típica, sin gunta por qué avanzaba tan lento el proceso de
embargo no desarrolló algunos de los rasgos for- formación del estado, en una región que mostra-
mativos más distintivos, como grandes construc- ba rasgos ambientales favorables para este desa-
ciones públicas o ceremoniales. Estas se manifies- rrollo. Supone una continuidad de ocupación des-
tan claramente hacia el siglo XII en la tercera y úl- de antes del comienzo de la era cristiana, cuando
tima ocupación cerámica, durante la cual se po- realmente en Calima tenemos una secuencia de
pulariza la construcción de grandes plataformas ocupaciones, lo que probablemente también se-
(que al parecer se usaban como espacios públi- ría la norma para la cuenca del Cauca medio en
cos al aire libre). Sin embargo no se puede estirar general. Aún así su pregunta sigue teniendo vali-
el concepto de Formativo para incluír estas socie- dez aplicada a la ocupación Sonso, y la dirección
dades, primero porque son muy tardías y segundo que él sugiere para responderla también: en el
porque no representan una línea evolutiva a par- curso normal del desarrollo, el paso de cacicaz-
tir de Ilama.Tampoco, y más o menos por las mis- gos a estados tomaría milenios más bien que si-
mas razones, se puede catalogar a Yotoco, como glos, porque la evolución política no es un cami-
una cultura Formativa. Pero por otro lado, ¿con no recto sino accidentado. Probablemente gana-
qué otros criterios vamos a decir que no lo es?, ríamos en la comprensión de las etapas de desa-
¿en qué punto termina el Formativo y comienza rrollo de las sociedades prehispánicas surameri-
algo diferente en Calima? canas si desviáramos un poco la atención de los
Los rasgos materiales Ilama pueden interpre- productos terminales del cambio, de los inventarios
tarse como de una sociedad de rangos, aunque que definen una etapa y enfocáramos las compara-
no están presentes todos los indicios por medio ciones hacia la forma como ocurren los cambios, su
de los cuales se identifica arqueológicamente un ritmo, y las circunstancias que pueden estar afectan-
cacicazgo. Algunos, como la producción de bie- do de alguna manera su derrotero.
nes suntuarios, el intercambio a larga distancia,
son indicativos de que este nivel de complejidad Agradecimientos. El Proyecto Calima, fue finan-
socio-política se estaba gestando en la época. Es- ciado gracias a: la Fundación Pro Calima con se-
tos rasgos se acentúan en la época Yotoco, con el de en Suiza, el Instituto Colombiano de Antropo-
clímax del desarrollo de la orfebrería y su abun- logía y la Fundación de Investigaciones Arqueoló-
dancia, así como con los contactos a larga distan- gicas Nacionales del Banco de la República de
cia, evidenciados por una extensa red de caminos Colombia, y el grupo del Instituto Vallecaucano
que se extienden en todos los sentidos. Para el si- de Investigaciones Científicas de Cali.
glo XVI las crónicas españolas no dejan lugar a
84 III. El Formativo de Colombia

Aclaración cual se conoce muy poco material diagnóstico


(comunicación personal). Tanto los trabajos de
Este manuscrito se entregó para publicación en Castillo, como los de Gustavo Santos y Elda Otero
Marzo de 1992.En Abril de 1996,se le hizo una some- han logrado situar cronológicamente el complejo
ra revisión para modificar algunas afirmaciones que Marrón Inciso, cuyo inicio es contemporáneo con
los datos más recientes contradecían. Una revisión la fase tardía de la cultura Ilama, y que se prolon-
más a fondo habría resultado en un texto nuevo y di- ga hasta casi la conquista española.
ferente para lo cual los autores no disponen por aho- Los trabajos de Héctor Salgado y David Stemper
ra de tiempo.Esta información nueva,obtenida a par- han ampliado el conocimiento de las regiones limí-
tir de 1992, por varios colegas y por nosotros mismos trofes con Calima en el litoral Pacífico sur y las exca-
podría introducir nuevas luces en una futura discu- vaciones de las dos primera autoras de este texto y
sión alrededor del Formativo y temas afines,que sería Carlos Armando Rodríguez en el sitio Malagana (si-
tan estimulante como la que tuvo lugar en Cuenca. tuado en el plan del valle del río Cauca en cercanías
Entre estas investigaciones recientes o en cur- de la ciudad de Palmira) han permitido conocer que
so se pueden mencionar las de Neyla Castillo, en los vínculos entre Calima y esta región en época For-
Antioquia, que incluyen sitios precerámicos hasta mativa eran más importantes de lo que se pensaba y
ahora no encontrados en la región, así como los que el panorama del desarrollo cultural en los últi-
primeros datos sobre una ocupación cerámica mos siglos a.C. y primeros siglos d.C. para la región
temprana, cronológicamente Formativa, pero de la del Cauca medio va a sufrir reacomodaciones.

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86 III. El Formativo de Colombia

EL CONCEPTO DEL FORMATIVO EN LA INVESTIGACIONES


ARQUEOLÓGICAS EN COLOMBIA:
UNA REVISIÓN CRÍTICA

Roberto Lleras Pérez

El concepto de Período Formativo fue inicial- panorama de las sociedades indígenas en el si-
mente desarrollado en Colombia por Gerardo glo XVI, parecía que la gran mayoría de estos
Reichel-Dolmatoff (1958) en el artículo titulado pueblos se hubieran detenido en la etapa forma-
“The Formative Stage: an appraisal from the Co- tiva.Tenía que adaptarse el concepto a la realidad
lombian perspective” (XXXIII Congreso Interna- colombiana y esto fue precisamente lo que Rei-
cional de Americanistas, San José de Costa Rica) chel hizo en el mencionado artículo proporcio-
como un esfuerzo para enmarcar los resultados nando un marco teórico que luego, extrañamen-
de sus propias investigaciones arqueológicas del te, ni siquiera él mismo volvió a usar o discutir.
litoral Caribe en una periodización coherente y Reichel segmentó el concepto general de “for-
comparable con aquella ya desarrollada en esa mativo” originalmente referido a la etapa en la
época para el continente americano. Esta elabo- cual se produce la “integración y el aumento de
ración teórica revestía la mayor importancia en la vida de aldea sedentaria basada sobre una
una época en la cual cada región de América economía agrícola estable”(traducción U.Andes,
conformaba su propia secuencia periódica reco- Depto. de Antropología) en tres definiciones:
nociendo las particularidades locales y procu- 1) El “formativo evolucionado” que compren-
rando, a la vez, adquirir una posición y un senti- día a todas las culturas que en cualquier tiempo
do dentro de la evolución cultural postulada por o espacio se establecieron siguiendo el patrón
la arqueología norteamericana, a cuya cabeza se de aldeas sedentarias; 2) El “formativo correlati-
encontraban Willey y Phillips (1958). Este artícu- vo”, para designar a las culturas del formativo
lo de Reichel constituye el primer documento evolucionado que comparten un “complejo sig-
publicado en el cual se abordó el tema, aún nificativo de rasgos tecnológicos y estilísticos in-
cuando estuvo precedido de una serie de discu- dividuales” y que cronológicamente son anterio-
siones y reuniones entre los principales arqueó- res a la etapa clásica o floreciente regional y; 3)
logos de la década de los cincuenta en América. El “formativo sincrónico”, para agrupar las cultu-
La aplicación del concepto del formativo en- ras del formativo evolucionado que no compar-
contró desde un principio escollos; habiendo si- ten el conjunto significativo de rasgos y que ocu-
do formulado para Mesoamérica y los Andes pan la misma posición temporal que las del for-
Centrales, se perfilaba como una etapa transicio- mativo correlativo.
nal entre el período de los cazadores y recolec- Hay que decir que este conjunto de definicio-
tores nómadas y las altas culturas estatales como nes no aportó realmente un marco claro ya que,
las encontradas por los españoles. Pero en el en esencia,continuó vigente el criterio de que to-
área intermedia, a la cual pertenece Colombia, das las sociedades que siguieron a la etapa de
no se formaron altas culturas de este tipo; sola- cazadores y recolectores eran formativas, bien
mente se produjeron lo que el mismo Reichel lla- por presentar aldeas agrícolas sedentarias (For-
mó Florecientes Regionales, como fenómenos mativo evolucionado), bien por tener conjuntos
geográficamente aislados.Tomando en cuenta el significativos de rasgos (Formativo correlativo) o,
III. El Formativo de Colombia 87

simplemente, por su posición temporal (Formati- to arqueológico de Momil es extenso, ya que sir-
vo sincrónico). En la investigación arqueológica ve a su autor para realizar un inventario de los
posterior no se aplicaron las definiciones aun rasgos tecnológicos y culturales de un sitio tipo
cuando desde entonces y, en especial, desde la del periodo Formativo. La antigua teorización de
aparición del libro “Colombia” de la serie “An- 1958, no ciertamente muy productiva, abre el pa-
cient peoples and places” de Reichel-Dolmatoff so a otra tendencia, posiblemente más operativa
(1965) todos los arqueólogos colombianos co- desde el punto de vista de la investigación; la de-
menzaron a hablar del Formativo para designar finición por contenidos. A partir de este momen-
la etapa cultural representada por los yacimien- to será posible decir que un sitio Formativo es
tos de Malambo y Momil sin que nadie se atrevie- aquel que presenta unos determinados rasgos
ra a aplicar el concepto a otros sitios y conjuntos (los hallados en Malambo y especialmente en
arqueológicos. Momil para el caso de Colombia) y, a la vez, se di-
“Colombia” representa el segundo paso de in- rá que tal o cual característica de la cerámica o
terés en la historia del concepto ya que en el ca- del trabajo en piedra es “formativo”.
pítulo V,“The early horticulturalists”, se desarrolla- Aparte de las características formales y fun-
ron los contenidos y se concretaron las particu- cionales del complejo cerámico de Momil se de-
laridades del contexto colombiano dejando de sarrollan, según Reichel, otra serie de interesan-
lado la elaboración teórica inicial. El complejo tes rasgos culturales en el Formativo. Entre estos
hortícola temprano basado en raíces como la yu- cabe citar el chamanismo y las prácticas curati-
ca, propias de las tierras tropicales, constituye la vas, representados por varios cientos de estatui-
base de asentamientos permanentes en aldeas llas en Momil, el surgimiento de la estratificación
localizadas a la orilla de los ríos, lagunas y ciéne- social y el canibalismo del cual dan evidencia al-
gas de la costa atlántica. Estas aldeas derivan aún gunos huesos humanos desarticulados y trabaja-
una parte sustancial de su subsistencia de los re- dos. De capital importancia es la adopción del
cursos animales abundantes en los medios ribe- maíz, cuya introducción como cultígeno ya ple-
rinos y lacustres, encontrándose en una posición namente desarrollado y adaptado, marca la tran-
privilegiada para la experimentación con los cul- sición entre Momil I y II. La adopción del maíz
tivos. abre la posibilidad de colonización agrícola del
El sitio más antiguo que Reichel reconoce en interior cordillerano y, por ende, del surgimiento
el cual se alcanza este modo de vida típico de la de los cacicazgos sub-andinos poniendo término
etapa formativa es Malambo, excavado por Car- al periodo Formativo cuya distribución espacial
los Angulo Valdés, localizado sobre el río Magda- y duración temporal son, en este primer esque-
lena y cuya fecha inicial (cerca de 1.000 a.C.) co- ma, bastante restringidos.
rresponde con la fecha terminal de la secuencia Los resultados preliminares de investigacio-
de los concheros. Malambo representa un com- nes en los concheros de la Costa Atlántica, ade-
plejo arqueológico notable por desarrollos tec- lantados por Reichel en el segundo lustro de la
nológicos que, por ejemplo, en el caso de la alfa- década del 60 y primero de la del 70, le permiten
rería, rebasan ampliamente los logros registrados re-elaborar su concepción del período Formativo
en los sitios de Puerto Hormiga, Canapote y Bar- de una manera bastante radical. Este nuevo es-
lovento. El aprovechamiento del ambiente es quema es plasmado en el capítulo primero,“Co-
completo y eficiente y las aldeas alcanzan estabi- lombia indígena-período prehispánico”, del “Ma-
lidad y un crecimiento demográfico que se refle- nual de Historia de Colombia” (1978). En él la
ja en la densidad y profundidad de los estratos etapa formativa se amplía considerablemente cu-
culturales. briendo todo el período que va desde los co-
El ulterior desarrollo del Formativo está repre- mienzos de la vida sedentaria hasta el desarrollo
sentado por Momil, complejo que puede encade- de la agricultura y las aldeas. Especial énfasis se
narse cronológicamente con Malambo mas no da a dos aspectos: en primer lugar el importante
estilísticamente como lo admite Reichel (ver “Co- papel jugado por la Costa Atlántica como foco
lombia”, 1965, capítulo V). El análisis del contex- de desarrollo cultural mucho más temprano que
88 III. El Formativo de Colombia

Mesoamérica o los Andes Centrales y en segun- La nueva elaboración teórica fue comple-
do lugar la existencia de cerámica temprana en mentada un año más tarde con la aparición, en
Puerto Hormiga y otros sitios relacionados de la 1986, del segundo gran libro de carácter general
misma área geográfica. En estos pasajes encon- sobre arqueología colombiana, escrito por Rei-
tramos parte de la célebre controversia respecto chel-Dolmatoff: “Arqueología de Colombia: un
de la mayor antigüedad de la cerámica que se texto introductorio”. El capítulo IV dedicado en-
dio entre los excavadores de Puerto Hormiga y teramente a la etapa formativa define tres sub-
Valdivia. etapas dentro de la misma: Formativo temprano,
Un aporte fundamental en este escrito de Rei- medio y superior. Reichel asoció la iniciación del
chel está constituido por su descripción del me- Formativo al fenómeno de la estabilización del
dio ambiente y de la importancia que jugó la di- clima que comenzó alrededor de 7000 años a.C.
versidad ecológica en el desarrollo de estas co- El conjunto de culturas del Formativo Temprano
munidades. Una aclaración fundamental en este sucedió a la etapa Arcaica del Pleistoceno Tardío
capítulo es la referencia a numerosos sitios no y tuvo una duración de 6000 años aproximada-
excavados,pero que se conocen a través de reco- mente, llegando hasta el 1000 a.C. o incluso has-
lecciones superficiales y cuyas características los ta los últimos años antes del inicio de la era cris-
relacionan bien con Puerto Hormiga, Malambo o tiana. La reaparición del concepto de Arcaico
Momil. De esta manera el autor rompe la creen- comporta nuevos contenidos totalmente distin-
cia de que cada sucesiva etapa del Formativo es- tos; en esta categoría se incluyen ahora los sitios
tá representada por un sólo sitio tipo; Reichel de cazadores y recolectores de finales del Pleis-
sustenta así su afirmación respecto a la exten- toceno que carecen de formas incipientes de
sión de estos desarrollos. En el “Manual” Reichel horticultura, sedentarismo y alfarería.
conserva como elemento importante de su inter- La ampliación del concepto de Formativo
pretación la difusión que encuentra especial- conlleva, como es natural, la inclusión de formas
mente evidente en Momil y la Costa Pacífica a culturales muy diversas. Para Reichel la diversi-
partir de los desarrollos Mesoamericanos. dad en el patrón de asentamiento se da desde el
Habrá de pasar varios años antes de que se 4000 a.C., al menos así como la práctica de una
reanimen las discusiones en torno del concepto. economía mixta que pudo incluir un incipiente
Solamente hasta la aparición de “Monsú: un sitio cultivo de tubérculos. La experimentación agrí-
arqueológico” (1985) el mismo Reichel-Dolma- cola, favorecida por el sedentarismo, debe mu-
toff vuelve sobre el Formativo. Este nuevo libro, cho a la riqueza y variedad de recursos de la Cos-
en especial su capítulo XVIII, refrenda el cambio ta Atlántica, lugar privilegiado para el asenta-
fundamental dado al contenido del concepto. miento de los grupos formativos tempranos. Sólo
Las excavaciones del autor en el montículo de hasta el 3000 o 2000 a.C. se opera una progresiva
Monsú lo llevan al convencimiento de que los colonización de las tierras bajas hacia el interior
antiguos alfareros de la Costa Atlántica, cuyas fa- coincidiendo con un período de sequía regional.
ses iniciales de desarrollo pueden situarse inclu- El Formativo Medio está representado por el
so antes del 4000 a.C., habían alcanzado un pa- sitio de Malambo en el cual el cultivo de la yuca
trón de asentamiento estable que cumplía los ya esta sólidamente establecido y constituye la
términos propuestos al definir el período Forma- base alimenticia de la comunidad, aún cuando
tivo. El antiguo término usado para designar a los la diversidad en el aprovechamiento de recursos
habitantes de los concheros (Arcaico) desapare- continúa bajo condiciones ambientales muy fa-
ce aquí, al igual que en el “Manual”, para dar lu- vorables. Momil, con su transición del cultivo de
gar a una extensión hacia atrás del Formativo raíces al de semillas, constituye el sitio tipo del
(Formativo Temprano). También por extensión, Formativo Tardío.El maíz,introducido muy tardía-
gran cantidad de sitios (concheros o yacimien- mente y ya desarrollado en la Costa Caribe co-
tos con cerámica de desgrasante de fibra) del lombiana, marcará una diferencia fundamental y
área circumcaribe, conforman ahora el Formati- preparará las condiciones para la transición ha-
vo Temprano. cia la siguiente etapa: los Desarrollos Regionales.
III. El Formativo de Colombia 89

Es fundamental anotar aquí que Reichel no Sobre el valle medio del río Magdalena se
concibe esta larga secuencia del Formativo Infe- han hecho recientemente investigaciones ar-
rior, Medio y Superior o, dicho de otro modo, la queológicas en sitios clasificados por sus investi-
de los sitios Monsú, Puerto Hormiga, Canapote, gadores como formativos. Castaño y Dávila (“In-
Barlovento, Malambo y Momil, como autoconte- vestigación arqueológica en el Magdalena Me-
nida y susceptible de ser entendida y explicada dio-sitios Colorados y Mayaca”, 1984: 12) discu-
por sí misma. Los vacíos, las soluciones de conti- ten marginalmente el concepto del formativo asi-
nuidad y la aparente ausencia de relación entre milándolo al circumcaribe o subandino para di-
unos y otros elementos de la secuencia (por ejem- ferenciarlo de la cultura de selva tropical, de in-
plo, entre Barlovento y Malambo o Malambo y Mo- fluencia Caribe, en la cual enmarcan sus hallaz-
mil) y las relaciones y similitudes establecidas con gos. Para estos autores el Formativo está ligado al
sitios contemporáneos en la Costa Ecuatoriana,Ve- complejo agrícola maicero en culturas agrícolas
nezuela,Panamá y Mesoamérica llevan a Reichel al asentadas en vertientes, bordeando arterias flu-
convencimiento de que fuertes corrientes de difu- viales o costas marítimas. El Formativo supondría
sión jugaron un papel muy importante en esta am- una especialización de labores, jerarquías socia-
plia región durante el Formativo. Ciertos rasgos se les, grandes conglomerado de viviendas, un jefe
difundieron de una región a otra y pudieron ser o cacique y “...el complejo templo-ídolo-sacerdo-
luego reintroducidos en un nivel de desarrollo ma- te.” Hay que anotar que el contenido asignado al
yor.Se reconfirma nuevamente el vital papel jugado Formativo en este libro es excepcional en la ar-
en esta época por la Costa Caribe colombiana. queología colombiana, acercándose mucho más
Al finalizar el capítulo Reichel hace una ob- al período comúnmente llamado Desarrollo Re-
servación que merece ser íntegramente transcri- gional o cacicazgo.
ta, ya que revela la esencia de su concepción:“El Hernández y Cáceres de Fulleda (“Excavacio-
Formativo, obviamente, es una etapa dinámica de nes arqueológicas en Guaduero-Cundinamarca”,
gran experimentación en las estrategias de adap- 1989) reseñan un sitio fechado entre el 230 a.C. y
tación ambiental, de recursos alimenticios y de el 480 d.C., constituido por una aldea estable con
avances tecnológicos. Parece ser que haya sido cultivo de maíz. Aparte de designar el sitio como
la etapa que marcó los comienzos de una socie- Formativo no se presentan otros aportes al conte-
dad organizada por rangos, por la especializa- nido del concepto.
ción artesanal y por la consolidación de un mo- En la secuencia cultural del área de San Agus-
do de vida aldeana. Definitivamente, fue una eta- tín, el concepto de Formativo se abrió paso des-
pa en que se establecieron las bases para más pués de la publicación de la nueva periodiza-
complejos desarrollos, para formas sociales y ción de Duque Gómez y Cubillos (“Arqueología
económicas más elaboradas”. de San Agustín, Alto de los Idolos, Montículos y
En una reseña preliminar de dos sitios locali- Tumbas”, 1979). Aún cuando no se precisan con-
zados en la Serranía de San Jacinto, uno de los tenidos en esta formulación inicial, un largo lap-
cuales ha aportado la más antigua fecha para so del desarrollo agustiniano se enmarca en el
material cerámico conocida en América el ar- período Formativo ubicado cronológicamente
queólogo Augusto Oyuela (1987), emplea el tér- entre el 1000 a.C.y el 300 d.C.y subdividido en un
mino Formativo Temprano en un sentido funda- Formativo Inferior (1000 a.C. a 200 a.C.) y uno Su-
mentalmente idéntico a aquel usado por Reichel perior (200 a.C a 300 d.C.). El concepto es reto-
recientemente. Oyuela aporta datos, aún tentati- mado por Héctor Llanos (“Arqueología de San
vos, sobre lo que pudo ser este modo de vida en Agustín, pautas de asentamiento en el Cañón del
un sitio localizado lejos del litoral. Uno de sus si- río Granates, Salado Blanco”, 1988 y “Proceso His-
tios, sin embargo, muestra evidencias de ocupa- tórico Prehispánico de San Agustín en el Valle de
ción temporal y no permanente pese a lo cual el Laboyos, Pitalito, Huila”, 1990). El Formativo Agus-
autor sostiene la posible existencia de agricultu- tiniano se asocia con la presencia de polen de
ra incipiente e incluso de cultivo de maíz (San maíz fechado en 2350 a.C. aún cuando la cerámi-
Jacinto 2). ca formativa en el valle de Laboyos aparece en
90 III. El Formativo de Colombia

una fecha algo más tardía; las evidencias de ha- blemente, una forma incipiente de agricultura. El
bitación indican la ocupación de terrazas y la término Formativo no es utilizado, sin embargo,
manufactura de cerámica y líticos. Llanos siste- para referirse a esta ocupación.
matiza los resultados y las fechas obtenidas en El uso de Formativo sí aparece recientemente
San Agustín por Duque y Cubillos, delimitando para referirse a un sitio (El Pozón) excavado por
los períodos Formativo Inferior y Superior y des- Clemencia Plazas y Ana María Falchetti (“Cerá-
cribiendo lo que denomina el sistema alfarero mica arcaica en las Sabanas de San Marcos, Su-
del Formativo Agustiniano. cre”, 1986), fechado en 1700 a.C., aún cuando el
La mayor parte de la discusión se centra, título del artículo sugiere la conservación de la
aparte del sistema alfarero, en las pautas de asen- antigua terminología usada por Reichel en “Co-
tamiento. Para el Formativo en San Agustín las vi- lombia”.También se encuentra el término Forma-
viendas se habrían localizado en cerros, vertien- tivo asociado a cerámica temprana (3200 a.C.)
tes suaves y terrazas a la orilla del río Magdalena. en la excavación de Camilo Rodríguez y Thierry
Ya en el Formativo se evidencia un elaborado Legros en Puerto Chacho (Golfo de Morrosqui-
culto funerario, la presencia de estatuaria en ma- llo) cuyos resultados preliminares se publicaron
dera y, en general, el fundamento de “...los princi- en el Boletín de Arqueología, año 3, no.2 de 1988
pios económicos, sociales, políticos y cosmogó- (“Las tradiciones alfareras tempranas en las lla-
nicos de la etapa posterior, que para San Agustín nuras del Caribe colombiano, departamentos de
se ha llamado Clásico Regional.” (Llanos, Bolívar y Atlántico. Periodización y comparación
1988:109). El investigador Leonardo Moreno (“Ar- cerámica.”).
queología de San Agustín, pautas de asentamien- En una escala muy general y aplicando el ex-
to Agustinianas en el Noroccidente de Salado tenso contenido del concepto, tal y como lo defi-
blanco (Huila)”, 1991) utiliza el concepto agre- ne Reichel en “Arqueología de Colombia: un tex-
gando algunos contenidos de interés como la to introductorio”, muchos de los períodos ar-
existencia en este período de movimientos de queológicos de las secuencias regionales defini-
tierra con fines públicos y la pauta de vivienda das hasta ahora podrían llamarse Formativos. Tal
dispersa y nucleada. También Carlos A. Sánchez sería el caso del período Herrera, en el Altiplano
(“Arqueología del Valle de Timaná, Huila”, 1991) Cundiboyacense y, consecuentemente, de la fase
utiliza el concepto para clasificar uno de los con- Antigua en Santander y el pre-Lache de la Sierra
juntos cerámicos por él excavados. Nevada del Cocuy,el período Ilama en el área Ca-
La anterior revisión no pretende ser exhausti- lima, las fases más antiguas de Tumaco y el Valle
va en cuanto a los casos y ejemplos de la arqueo- del Patia, algunos de los complejos tempranos
logía colombiana en los que se haya utilizado del área amazónica, la fase I y posiblemente la II
marginalmente el término Formativo.Se esbozan, de Cupica,la Tradición Zambrano en su totalidad
sin embargo, las definiciones y elaboraciones con fuertes nexos hacia el sur con Chorrera y Ma-
teóricas más importantes logradas por aquellos chalilla en el Ecuador e inclusive las fases inicia-
investigadores que han empleado el concepto les del primer horizonte pintado en el valle del
con mayor frecuencia y en aquellas áreas a cu- Ranchería y César además, por supuesto, de los
yos hallazgos más se ha aplicado. Otros muchos períodos ya bautizados, como formativos en la
casos podrían considerarse, pero en aras de la Costa Atlántica y San Agustín.
brevedad tan sólo se mencionarán sin discutir- Dentro del panorama de las interpretaciones
los: Ardila (“Chía; un sitio precerámico en la Sa- globales de la arqueología que son, por cierto,
bana de Bogotá”, 1984) encuentra una ocupa- bien escasas, el Formativo adquiere su mayor di-
ción (la número 3) situada en el Holoceno Me- mensión en la obra de Reichel-Dolmatoff en la
dio que representa un puente entre “...dos mo- cual es una pieza conceptual clave. Una caracte-
mentos diferentes de la historia del hombre.” En rística no muy desarrollada pero si muy diciente
esta tercera ocupación irrumpe la cerámica traí- de esta obra es, como ya se mencionó, el intento
da a Chía por gentes diferentes a los grupos de la de sacar al Formativo de la costa Caribe y hacer-
segunda ocupación que ya practicaban, proba- lo un periodo general y válido para todo el terri-
III. El Formativo de Colombia 91

torio.Esta tendencia es retomada por María Victo- una época y unas estructuras como transiciona-
ria Uribe y Santiago Mora (“Historia Prehispánica les y a las otras épocas y estructuras no.
de Colombia” en Enciclopedia Temática Colom- ¿Qué ocurre, además, cuando a las estructu-
biana, 1991); sin modificar el contenido del con- ras “formativas” no les siguen otras radicalmente
cepto definido por Reichel, extienden a tres gran- distintas? Sabemos que innumerables comunida-
des focos geográficos el desarrollo inicial de las des de la Amazonia, el valle del Magdalena y la
culturas formativas: la costa Atlántica, el litoral Pa- misma costa Atlántica no desarrollaron formas
cífico sur (Tumaco-Esmeraldas) y la Amazonia. sociopolítica jerarquizadas ni formas de tecnolo-
En la obra global de Luis Duque Gómez gía superiores a las conocidas en el primer mile-
(“Prehistoria: Etnohistoria y Arqueología” de la nio antes de Cristo. A partir del concepto de For-
Historia Extensa de Colombia, 1965) el concepto mativo tendríamos que concluir que aquello que
no se utiliza debido, probablemente, a que cuan- debía formarse no se formó, o bien que el desa-
do la obra se concibió y escribió el desarrollo rrollo se estancó lo cual resulta manifiestamente
del mismo y su uso eran muy limitados. En la falso ya que estas sociedades cambiaron y conti-
obra de Warwick Bray (“Across the Darien gap; a núan cambiando en mil aspectos de su cultura
colombian view of isthmian archaeology”, 1984) respecto a aquellas existentes hace tres o cuatro
se presenta una visión conjunta de la prehistoria mil años. Pero si lo que esperamos es un flore-
del norte de Colombia y el istmo de Panamá sin ciente o un clásico regional, entonces no recono-
acudir en absoluto al uso del término y concep- ceremos el cambio.
to de Formativo. Esto nos lleva al segundo problema: el Forma-
Una cosa salta a la vista después de esta so- tivo sólo tiene validez dentro de un esquema
mera revisión y es que, pese a los esfuerzos que evolucionista unilineal.Y sólo lo tiene porque es
se han hecho, el concepto de Formativo no ha lo- un curioso engendro que solo se define, sólo
grado desprenderse de la carga teórica que vie- puede existir en función del período que le si-
ne arrastrando desde su origen. Sigue definiendo gue; si los elementos de lo que ha de venir se re-
un período que “forma” o lleva a algo posterior tiran la definición desaparece. Esta es una situa-
(véanse como ejemplos las definiciones de Rei- ción absurda y sui géneris que no ocurre con los
chel y Llanos en este artículo). Desde este punto demás períodos culturales del esquema más ge-
de vista hace surgir un doble problema: en pri- neralmente aceptado en la actualidad; el pobla-
mer lugar su caracterización como período de miento temprano, los cacicazgos, etc. se definen
tránsito o transición no puede ser universalmen- por sus características internas no en función del
te válida y en segundo lugar su validez se cir- siguiente paso al cual le sirven de puente.
cunscribe a un esquema evolutivo fuera del cual En tercer lugar podría anotarse que el Forma-
pierde sentido. tivo, tal y como está definido hoy en día para la
Como período de transición puede definirse arqueología colombiana, cubre una gama dema-
cualquier período de la historia humana, cada siado amplia de formaciones socioeconómicas.
uno es una transición entre el que le antecede y Muy distinto resulta el contexto arqueológico de
el que le sigue, en cada uno se forman los ele- Puerto Hormiga con sus recolectores que apenas
mentos de todo orden que producirán la nueva experimentaban con el cultivo de raíces al de
organización; no podría ser de otra manera. El Momil con sus grandes aldeas alimentadas por
período del poblamiento temprano es una transi- una agricultura estable y con excedentes. La in-
ción hacia el de los primeros agricultores y éste, clusión de tan diversos contextos en el mismo
a su vez, lo es hacia el de los cacicazgos, así co- “cajón Formativo” tiende a homogeneizar la va-
mo el esclavismo es una transición al feudalismo riabilidad adaptiva y cultural y a minimizar la im-
y este lo es al capitalismo. Es el punto de interés portancia de los logros que no van en la línea de
del investigador el que determina cual período la evolución unilineal; posiblemente sea éste el
define como de transición y es válido así hablar factor que le ha impedido a Reichel aceptar ple-
de estructuras de transición referidas a otras es- namente la importancia de las sociedades agrí-
pecificas y particulares pero no caracterizar toda colas que no adoptaron el maíz.
92 III. El Formativo de Colombia

Pero si, por un lado, el Formativo opaca la va- arqueología en Colombia, adaptaron y aplicaron
riabilidad otro de los elementos de su definición, el concepto de formativo desarrollándolo en to-
asume una premisa según la cual este período das sus posibilidades hasta convertirlo en el ins-
representa una apertura a la variabilidad en con- trumento teórico que hemos venido examinan-
traste a una supuesta homogeneidad adaptiva do. El concepto de período Formativo adquiere
anterior. Los aportes de los investigadores del pe- toda su validez y sentido cuando se examina en
ríodo del poblamiento temprano (“Nuevos datos su contexto histórico; aquí es posible ver con cla-
para un viejo problema”, Gerardo Ardila y Gusta- ridad que fue una herramienta útil para la ar-
vo Politis, 1989) han demostrado que el norte de queología colombiana en las décadas de los se-
Suramérica se caracterizó desde esa época, pre- senta, setenta y parte de los ochenta. En esta épo-
cisamente, por la variabilidad adaptiva. La forma ca y con referencia a los conocimientos y al ni-
de vida de los concheros y las aldeas riberinas vel de desarrollo de la teoría el concepto cum-
del cuarto y tercer milenio antes de Cristo repre- plió muy bien su papel,permitió organizar en for-
sentaron, tan solo, la continuación de estrategias ma inteligible los datos y hallazgos y estímulo las
adaptivas iniciadas con mucha anterioridad. investigaciones en busca de asentamientos tem-
Tan graves y notorias deficiencias conceptua- pranos con alfarería y horticultura incipiente.
les llevan, forzosamente, a la conclusión de que Hoy en día se ha puesto de presente que ofre-
se requiere una re-elaboración del concepto que ce muchas dificultades y los datos procedentes
deberá partir del abandono de las premisas teó- de los nuevos hallazgos han vuelto insostenibles
ricas del evolucionismo unilineal y del examen sus premisas básicas.Las investigaciones sobre el
de las secuencias arqueológicas del país en toda poblamiento temprano, sobre los cacicazgos y
su amplia variedad. En este marco lo primero sobre los grupos indígenas actuales nos han he-
que debe desaparecer es, tal vez, el nombre por- cho ver que ni el sedentarismo, ni la horticultura
que las connotaciones que éste acarrea dificul- y, menos aún, la alfarería pueden tomarse como
tan cualquier labor de renovación teórica. indicadores seguros para situar culturas en un
No se pretende con ello censurar o menos- mismo nivel de desarrollo.
preciar la labor de quienes, como pioneros de la
III. El Formativo de Colombia 93

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IV

EL FORMATIVO
DE ECUADOR
IV. El Formativo de Ecuador 97

LA PRODUCCIÓN DURANTE EL FORMATIVO TEMPRANO:


EL DESARROLLO AGRÍCOLA, ARTESANAL Y EL
INTERCAMBIO DE EXÓTICOS EN REAL ALTO

Jorge G. Marcos P., Aurelio Álvarez Pérez, y Giorgio Spinolo

INTRODUCCIÓN generado por los cambios extremos de temperatura


a que son sometidas durante su uso, lo que lograron
Real Alto es el sitio arqueológico Valdivia mejor mediante la adición de cuarzo molido a la pasta.Al
preservado y estudiado en mayor detalle en el Ecua- manufacturar vasijas aparentemente destinadas al
dor. Ocupado durante las fases Valdivia I al VII (c. uso ceremonial, funerario o social, las alfareras pare-
3800-2000 a.C., ver Tabla V), presenta una de las más cen haberse preocupado más sobre el acabado y de-
largas secuencias cerámicas correspondientes al pe- coración, que sobre la resistencia y durabilidad del
ríodo Formativo Temprano, faltando solamente la fa- artefacto.
se terminal Valdivia VIII (Hill 1972/74).
La estratigrafía de la aldea está conformada por VALDIVIA I (c. 3800-3200 a.C.):
la super-posición de pisos de vivienda y restos de La Horticultura de Jardín Casero
áreas de actividad, rellenas de basura, abandonados
en favor de nuevas o renovadas construcciones. Es- Las poblaciones Valdivia más tempranas conoci-
tos restos arqueológicos, que forman un perímetro das, entre éstas la ocupación inicial de Real Alto, se
rectangular alrededor de una plaza central en la que inician cerca de los 3800 a.C. (Marcos l988:78) y las
se destacan los montículos que soportaban estructu- pocas viviendas de ramazón que las conformaban se
ras de uso público,nos proveyeron con un registro ar- encontraban distribuidas en herradura alrededor de
queológico sobre los cambiantes patrones de pobla- un espacio abierto en el centro al parecer se desta-
ción y sobre las relaciones económicas de la comu- caba una estructura más sólida, probablemente una
nidad, y de Valdivia de Real Alto con su entorno “casa de hombres”(Damp 1988).
(Lathrap, Marcos y Zeidler 1977; Marcos 1988b; Tres formas distintas de vasijas de cerámica son
Zeidler 1984) (Fig 1, mapas). las más comunes, una vasija grande, de cuello alto y
A través de más de quince años de investigacio- decorado por incisiones, una olla de cocina algo
nes se han podido establecer los diferentes sistemas chata y con borde doblado y unos tazones, algunos
de cultivo que se desarrollaron en la Costa del anti- engobados en rojo, e incisos con diseños simples
guo Ecuador,y los indicadores culturales y botánicos que conforman,bajo el borde,una banda de triángu-
que los caracterizan.También se ha podido estable- los o rectángulos achurados.
cer que los agroalfareros Valdivia empezaron a cons- Durante esta fase, pequeños cantos rodados alar-
truir,desde las fases iniciales,vasijas de cerámica pa- gados se hallan decorados con líneas grabadas para
ra almacenar y manipular líquidos o productos se- indicar cabellera,y muchas veces,sobre piedras más
cos para que sean resistentes a los golpes, y manten- suaves, el grabado sugiere rasgos de la anatomía fe-
gan su contenido en buen estado de conservación, menina.
seleccionando pastas con un alto contenido natural La producción de alimentos complementa a la
de feldespato y el acabado apropiado.Las vasijas pa- caza y la pesca,y a la recolección,mediante la horti-
ra cocinar no solamente las hicieron resistentes a los cultura en el jardín casero y en pequeños claros en
golpes, sino, más importante aún,al impacto térmico el bosque aledaño.
98 IV. El Formativo de Ecuador

Figura 1a.: Mapa con los principales sitios de la cultura Valdivia

Figura 1b.: Mapa de los principales sitios arqueológicos tratados en el texto.


IV. El Formativo de Ecuador 99

La horticultura de Jardín Casero puede ser iden- La Agricultura de Roza y Quema puede ser iden-
tificada arqueológicamente por la presencia en los tificada por: a) el incremento en el tamaño,variedad,
pisos de vivienda, o en su rededor: a) de restos ve- calidad en el pulido y eficiencia que distinguen a las
getales carbonizados o fitolitos; b) de instrumentos hachas de piedra de forma “T”,a las hachuelas y a las
para la molienda (manos, metates y morteros) he- hojas de azuelas; b) por la complejidad de los arte-
chos de piedras escogidas por su forma, sin mayor factos de concha: picos, azuelas y azadones, todos
modificación ulterior; c) de medios de labranza co- ellos preparados para ser enmangados; c) una consi-
mo pequeñas hachas de piedra tallada, parcialmen- derable variación de fitolitos a parte de los del maíz
te pulidas; de picos y azadas de uso manual (no en- (Pearsall 1978, 1988; Piperno 1981; Veintimilla 1990)
mangados) hechos de la columela de las grandes que podría servir para diferenciar el sistema de plan-
caracolas (Strombus peruvianus, Strombus galeatus) tío sea este la Milpa o el Conúco (Sanoja 1981; Mar-
y de las bivalvas conocidas como Pata de Mula (Ana- cos 1988a); d) un incremento en el tamaño de ma-
dara grandis). La evidencia de la actividad agrícola nos y metates y por la preparación más evidente de
es, sin embargo, incompleta debido a que los palos la superficie de molienda.
sembradores y otros artefactos para el cultivo, he-
chos de madera,no se habrían preservado por la hu- VALDIVIA IV-VII (c. 2600-2000 a.C.):
medad del clima tropical. La Agricultura Extensiva

VALDIVIA II-III (3200-2600 a.C.): Durante las fases Valdivia IV a la VII (c. 2600-2000
La Agricultura de Roza y Quema a.C.) en la Península de Sta. Elena recién aparecen
indicios de agricultura extensiva, 600 años después
El recinto ceremonial estaba formado por dos que en la cuenca del Guayas.
montículos orientados a lo largo de un eje esteoeste, La agricultura puede ser arqueológicamente de-
sobre ellos se construyeron una “casa de reuniones” terminada por: a) aparición de asentamientos tem-
en el del levante,y un“osario”en el del poniente (Lath- porales o permanentes (de una a pocas viviendas)
rap,Marcos y Zeidler 1977; Marcos 1988b). alejadas de los poblados, erigidas para controlar las
Se calcula que entre l500 a 2000 habitantes po- tierras productivas; b) aumento de pozos de almace-
blaron Real Alto durante los 600 años en que los Val- naje de alimentos en el poblado; c) fabricación de
divia construyeron cerámica clasificadas por Hill piedras de molienda más eficientes; d) instrumentos
(1972/74) como fases II y III. de labranza en piedra pulida (se nota mayor espe-
Ellos hilaron y tejieron con algodón, hicieron an- cialización en hojas cortantes).
zuelos y joyas de madreperla y otras conchas, y du- Alrededor de los sitios principales y de larga du-
rante la fase III ampliaron su inventario cerámico en ración, a lo largo de los bancos que dominan las ve-
más de 30 formas (Marcos 1988b; Zevallos y Holm gas y playas de los ríos principales de la Península
1960). encontramos pequeños caseríos,mientras que en los
Las figurinas se manufacturaron en piedra y cerá- sitios principales, como Real Alto, aparecen pozos
mica representando “bellas”mujeres, mujeres preña- campaniformes para el almacenamiento de produc-
das, unos pocos hombres jóvenes, tales como sacer- tos, especialmente el maíz (Marcos 1988b:190-191).
dotes o “chamanes”en sus parafernales rituales,y pe- Se encuentran manos y metates de mayor tamaño, y
queños bancos en formas de animales (similares a manos en forma de medialuna para ser usada sobre
los bancos de “chamán”de las sociedades de la flo- “bateas”de madera. También hallamos el uso ritual
resta tropical) (García 1989). de las piedras de molienda, al encontrarlas rotas, en
Durante esta época,los agricultores Valdivia de la un sacrificio de esos instrumentos con los que se re-
Península de Santa Elena desbrozan chacras me- llenó un pozo de almacenaje. Otro caso, en el se re-
diante la roza y quema, suplementando la produc- cubrió el fondo interior de la tumba de una mujer
ción del huerto de la etapa anterior. En Colimes de principal con “manos”de moler, mientras que las pa-
Balazar,en la Cuenca Alta del Guayas se había inicia- redes de la misma se lo hizo con “metates”cortados
do ya la agricultura extensiva (Raymond, Marcos y por la mitad, y la parte superior se halló parcialmen-
Lathrap 1980). te cubierta por “metates”enteros,es muestra de la im-
100 IV. El Formativo de Ecuador

portancia del maíz en la cosmovisión Valdivia de esa Se han hallado centros de importancia regional
etapa (Pearsall 1977/78, 1988). en San Isidro (Manabí), San Lorenzo del Mate (Gua-
Hacia la cuenca del Guayas encontramos cen- yas) (Marcos y Álvarez 1987), y Arenillas (El Oro)
tros poblados de mayor tamaño durante esa época (Staller 1991).
(Marcos 1988b:75-77). La Agricultura Intensiva se destaca: a) por el
En este período se inicia la agricultura extensiva manejo de la tierra como medio de producción a
en Real Alto, parte de la población deja el sitio y se través de la modificación del paisaje con el fin de
constituye en grandes viviendas sobre los barrancos incrementar su productividad (campos de camello-
que dominan las vegas de los ríos Verde y Real nes, albarradas, terrazas de cultivo en ladera);
(Zeidler 1986). En la parte norte del poblado se b) por el aumento y eficiencia de los instrumentos
construyen hileras de pozos de almacenamiento. Se de cultivo; y c) por la fabricación de manos y meta-
reconstruyen una y otra vez los montículos del área tes muy eficientes en que se destaca el diseño in-
comunitaria,haciéndoselos cada vez mayores y revo- tencional de una plancha de molienda rectangular
cándolos cada vez con arcilla blanca amarillenta ligeramente curvada sobre la que se desliza una
(Marcos 1988b:41-72). mano en forma de rodillo.
La cerámica y las figurinas de esta etapa demues- Durante la Fase Valdivia VIII (c.2000-1500 a.C.),en
tran una exquisitez técnica en el logro de variadas for- el Sitio San Pablo (Zevallos y Holm 1960) de la Penín-
mas,la introducción del cuenco y la vasijas de borde sula de Santa Elena, existen indicios de intensifica-
carenado que facilita el control al verter los líquidos. ción agrícola a través de la recarga del acuífero supe-
En pocos casos se introduce la decoración a través rior de los tablazos, mediante la construcción de al-
del engobe y del ahumado controlado, llegándose al barradas (Marcos 1987). Mientras que en la baja
bícromo (rojo sobre leonado) y al tricolor (negro so- cuenca del Guayas la intensificación agrícola se ini-
bre rojo y leonado) (Marcos 1988b:171-184).En la de- cia en este período con la construcción de los pri-
coración plástica se destacan las ollas en que se repre- meros campos de camellones (Marcos 1987; Parsons
sentan plantas de maíz con sus mazorcas (Zevallos y Schlemon 1983).
1971; Lathrap,Collier y Chandra 1975). La cerámica Valdivia VIII se vuelve “barroca”en
Las figurinas son muy decoradas y se aprecia la forma y decoración. Se introduce el plato con ba-
deformación craneana que empieza aparecer en los se anular y la compotera de pedestal alto, así co-
entierros de la fase Valdivia VII (Muñizaga 1965). mo las primeras botellas con picos largos y delga-
La división social del trabajo se hace más fuerte, dos. Las figurinas cambian totalmente, se inician
con una parte de la población viviendo en Real Alto, los ojos en forma de granos de café; la nariz agui-
dedicada a la producción de artefactos, para las ta- leña, y lo plano de las figurinas sugieren el inicio
reas agrícolas, para el trabajo de la madera y de uso de la tradición Machalilla (Marcos y Álvarez 1987;
suntuario, mientras que la otra parte de la población Staller 1991; Jadán 1986).
mueve sus viviendas cerca de los mejores terrenos de
cultivo donde, se dedica a la producción agrícola pa- LA PRODUCCIÓN DE LA CERÁMICA
ra la comunidad (Lathrap,Marcos y Zeidler 1977; Ray-
mond, Marcos y Lathrap 1983; Marcos 1988b:191-193; La primera segregación funcional de la cerámica
Zeidler 1986). Valdivia lo dio Norton (1983:27, 34-35).
Marcos (1988b:179-180), en su disertación docto-
VALDIVIA VIII (c. 2000-l500 a.C.): ral separó la cerámica Valdivia de Real Alto en gru-
La agricultura intensiva pos de acuerdo a su función como ollas de cocina,
cántaros para líquidos y vajilla ceremonial y para ser-
Durante esta etapa,Real Alto pierde su hegemonía vir,basándose en la asociación recurrente de ciertos
y vemos surgir una cantidad de poblados portadores fragmentos cerámicos con particulares áreas de acti-
de cerámica Valdivia VIII en toda la Península de San- vidad en pisos de viviendas, así como en contextos
ta Elena,apareciendo también en los centros tradicio- exclusivamente ceremoniales.
nales Valdivia como Real Alto,sólo como piezas de in- En 1983, Braun hacía énfasis que los arqueólo-
tercambio hacia el final de la fase Valdivia VII. gos en su afán de extraer información cronológica y
IV. El Formativo de Ecuador 101

cultural tendían a olvidarse que las ollas de cocina Estas particularidades quedan reflejadas en el
fueron hechas originalmente para cocinar. Braun in- desengrasante de la pasta cerámica, formado por la
dicaba que ciertos aspectos del diseño de las ollas de parte detrítica de las arcillas y estabilizado después
cocina,tales como forma,espesor de sus paredes,y ta- de la cocción.La manipulación en la preparación de
maño del desengrasante, podrían haber sido selec- las pastas ha sido muy escasa, utilizándose normal-
cionados para mejorar ciertas características en rela- mente la arcilla en su estado natural,pues tenía ya en
ción a su función como instrumento de cocina, tales origen una composición óptima para su manejo. El
como resistencia al “shock”térmico, y a los impactos. desengrasante indica un origen local de las arcillas.
Investigaciones experimentales han contribuido al
conocimiento sobre la construcción y funcionamien- LA CERÁMICA DE REAL ALTO Y LA PREPARA-
to de las ollas de cocina y sobre los tratamientos de su- CIÓN DE LAS PASTAS SEGÚN SU FUNCIÓN
perficie, y sus efectos sobre la función específica y re-
sistencia a los impactos en los cántaros para líquidos y Para este estudio, se excavaron dos unidades
en las ollas de cocina (Bronitsky y Hammer 1986; Rice de sondeos en áreas ya conocidas de Real Alto, en
1987; Schiffer 1988, l990; Schiffer y Skibo 1987; Skibo, Punta Tintina y en la Loma de Los Villones. Las dos
Schiffer y Reid 1989; y Young y Stone 1990). unidades de Real Alto se presentaron secuencias
Nosotros defendemos una preparación intencio- estratigráficas con contextos cerrados bien defini-
nal de pastas en la cerámica prehispánica del Ecua- dos (Spinolo, Álvarez y Marcos 1991). El material
dor después del estudio de la cerámica Valdivia de cerámico estudiado en sus pastas fue el mismo, o
Real Alto. se encontraba asociado con las muestras que fue-
ron datadas por termoluminiscencia (Tabla V).
EL ANÁLISIS GEOLÓGICO DE LAS ÁREAS Al segregar conjuntos de vasijas de acuerdo a
FUENTES DE ARCILLA su función (Marcos 1988b:179-180; Norton 1983:27,
34-35; Zeidler 1984; Álvarez 1989) se han podido re-
Las arcillas utilizadas en la actualidad para la ela- gistrar cambios en la composición de la arcilla y
boración de cerámicas,procedentes de río Verde y de del material desengrasante.La aplicación de méto-
Colimes, muestran una gran semejanza entre sus dos estadísticos permite evitar al máximo la subje-
componentes de origen detrítico y los componentes tividad en la interpretación selectiva de los datos
del desgrasante presente en las cerámicas de la fase obtenidos y puede indicarnos los datos que son
Valdivia estudiada. útiles para la clasificación, rechazando aquellos
La principal fuente de suministro de materiales que son redundantes.También puede poner en re-
fue la cordillera Chongón-Colonche,que ha sido pro- lieve los procesos gracias a los cuales se hicieron
gresivamente desmantelada por la erosión. Los mate- evidentes las diferencias entre los grupos.
riales arrancados son depositados primeramente al Se prepararon láminas delgadas de las diferen-
pie de dicha cordillera y posteriormente son trans- tes formas de vasijas encontradas: ollas de cocina,
portados hacia el mar. Por tanto los principales mate- cántaros para líquidos, y vajilla para servir, para
riales depositados son: cuarzo, feldespatos, plagiocla- ello se asignaron funciones a la cerámica de
sas y amfíboles (hornblenda). En algunas zonas pue- acuerdo a los siguientes criterios: 1) forma, 2) aca-
den observarse algunos minerales particulares (gra- bado de superficie, 3) tratamiento de superficie
nates,olivino),todos con una granulometría bastante (Figs 2, 3, 4).
variable. (Tabla 2).
La observación de la fracción detrítica de las arci- LAS CATEGORÍAS DE SEGREGACIÓN
llas de Río Verde y las procedentes de Colimes indica FUNCIONAL DE LA CERÁMICA (Tabla 1).
que el río ha actuado como un decantador natural
de las arcillas y en los periódicos traslados de mate- Ollas de cocina:
rial de un lado a otro de la cuenca, cruzada por nu- FORMA: Diámetro mayor o igual a su altura, boca
meroso meandros, ha lavado la fracción más gruesa, ancha, agarraderas o alguna forma de sujeción para
que, en parte, ha sido repuesta por los aportes torren- su manipulación sobre el fuego, tales como el borde
ciales posteriores. engrosado o doblado,etc.
102
IV. El Formativo de Ecuador

Figura 2. a) fase I; b) fase II; c) fase III


IV. El Formativo de Ecuador

Figura 3. a) fase IV; b) fase V; c) fase VI


103
104
IV. El Formativo de Ecuador

Figura 4. a) fase VII; b) fase VIII


IV. El Formativo de Ecuador 105

ACABADO DE SUPERFICIE: La superficie exte- Las correlaciones de Pearson entre variables y el


rior debería ser raspada o alisada a dedos, mien- análisis factorial, indican que no hay ningún par de
tras que la interior está pulido (Schiffer 1990). variables altamente correlacionado y que tampoco
TRATAMIENTO DE SUPERFICIE: La superficie existe ningún factor clasificatorio determinante. En
interior debería haber sido engobada, o haber reci- efecto, el coeficiente de Pearson más elevado es del
bido un tratamiento resinoso orgánico,el que en al- orden de -0.79987 (entre cuarzo y feldespato) (Tabla
gunos casos podría aparecer también en la super- III) de significación poco relevante, cosa ya conoci-
ficie exterior, la parte inferior de la misma debería da por cuanto ambos constituyen la mayoría del de-
hallarse ahumada. sengrasante y si uno aumenta el otro disminuye, pa-
ra mantener, dentro de la pasta, una cantidad total
Cántaros para líquidos: más o menos constante.Tampoco hay un factor (ca-
FORMA: Cuerpo globular y cuello alto. racterística de la composición mineral de la pasta)
ACABADO DE SUPERFICIE: que por si solo explique en alto grado la separación
CUERPO, pulido el exterior y alisado el interior; de grupos. El factor principal de discriminación ex-
CUELLO, alisado e inciso el exterior y pulido el in- plica el 76.08% de las variaciones inter grupos y el se-
terior; gundo el 23.92% (Tabla III).Todo esto corrobora la ne-
LABIO, pulido. cesidad del análisis estadístico, ya que las posibles di-
TRATAMIENTO DE SUPERFICIE: ferencias existentes son difícilmente observables.
CUERPO, engobado el exterior, o pulido sobre la El análisis discriminante es una técnica compa-
pasta parcialmente húmeda, sin tratamiento en la rativa que pone de manifiesto los aspectos en que
superficie interior; los varios grupos establecidos se asemejan o se dife-
CUELLO, inciso, punteado o “rocker stamped”en la rencian.También indica si los grupos son total o par-
superficie exterior, engobado en la superficie inte- cialmente separables. Por tanto uno de los objetivos
rior. principales del análisis discriminante es determinar
LABIO, engobado. si, en función de las variables utilizadas, los grupos
han quedado lo suficientemente diferenciados (Fig
Vajilla para servir: 5).Para este análisis no se precisa que los grupos ten-
FORMA: Vasijas, cuencos y platos; en las fases tar- gan un mismo número de individuos,así se han utili-
días se incluyen botellas (de pico alto y delgado de zado 22 artefactos del primer grupo (olla de coci-
la fase Valdivia VIII). na), 19 del segundo (cántaro para líquidos) y 16 del
ACABADO DE SUPERFICIE: tercero (vajilla de servir o ceremonial). Se utilizan
EXTERIOR, pintura, engobe y ahumado controlado ecuaciones de discriminación lineal (rectas de Fisher),
para producir diseños. que son funciones de las variables y definen regio-
INTERIOR, en la generalidad de los casos el inte- nes del espacio euclideo y sirven además para fijar
rior de los cuencos y platos se encuentra engoba- los criterios clasificatorios de los individuos (Cuadras
do, en épocas tardías se obtiene una superficie ne- 1981; Álvarez 1989) (Tabla IV). Como puede verse de
gra brillante por ahumado controlado, o por coc- 57 artefactos solamente uno, asignado al grupo pri-
ción en atmósfera reductora. mero, tiene más semejanzas con los artefactos del
TRATAMIENTO DE SUPERFICIE: Decoración va- grupo 3 con una probabilidad de pertenecer a este
riada en el exterior y en algunos casos en el inte- grupo de 0.7123 frente a 0.2654 de probabilidad de
rior. pertenecer al grupo asignado. Debido al tamaño de
este fragmento de borde,en el que no encuentra pre-
ANÁLISIS ESTADÍSTICO sente uno de los atributos considerados (tratamiento
de superficie del cuerpo de la vasija), su adscripción
Una vez definidos los grupos, aplicamos el aná- ha sido ambigua.Sin embargo,por la misma razón no
lisis discriminante a la composición mineralógica podemos justificar su adscripción previa al grupo 3.
cuantitativa de las pastas cerámicas, establecida El análisis discriminante nos indica no solo la
mediante la difracción de rayos-x, Tabla II (Sán- bondad de la clasificación establecida,sino el rango
chez Carrión 1984). de dicha bondad, base de la seguridad con que po-
106 IV. El Formativo de Ecuador

demos seguir trabajando en el futuro.De los 57 casos


considerados,29 presentan una probabilidad de per-
tenencia al grupo mayor de 0.9 y 40 están por enci-
ma de 0.8.

ANÁLISIS PETROGRÁFICO DE LAS LAMINAS


DELGADAS

Se analizaron las láminas delgadas, a través de un


microscopio petrográfico de luz polarizante, encon-
trándose que las pastas en las láminas delgadas de ca-
da conjunto se parecían entre sí,y se diferenciaban de
cada otro conjunto estudiado.

a)
CONCLUSIONES

1.Ceramistas en Real Alto tenían ya 300 años de ex-


perimentación con la manufactura de cerámica,cuan-
do en la etapa de transición entre las fases I y II se ini-
ciaron la manipulación de las pastas, aparentemente
con la intención de mejorar los aspectos técnicos que
hicieran a sus productos más eficientes en su función.
2. La composición de todas las pastas hacía a la
cerámica Valdivia resistente a los impactos, pero el
mayor contenido de cuarzo en las ollas de cocina,
mejoraba su resistencia al shock térmico, y la difu-
sión del calor a su contenido (ver Schiffer y otros
1989). Esto se lograba además, por la aplicación del
b) pulido, con adición de engobe en muchos casos, al
interior de las ollas (Schiffer 1990).
3.El tratamiento de superficie en los cántaros pa-
ra líquidos,con superficie alisada a dedos en el inte-
rior y la superficie exterior pulida y engobada, pro-
ducía una ligera evaporación controlada que refres-
caba el contenido (Schiffer 1988).
4. El análisis discriminante (análisis estadístico)
ha permitido a partir de la composición mineraló-
gica la perfecta separación de tres grupos funciona-
les. Las diferencias pueden ser originadas, o bien
por la manipulación de la pasta, o bien por la ex-
plotación de diversas áreas fuente. El estudio de ar-
cillas locales indica la uniformidad de los materia-
les utilizados, eliminando la existencia de diversas
c) áreas fuente.
Figura 5: a) Jardín casero; b) Milpa; c) Conuco. 5. La manipulación de la pasta, se manifiesta en
una selección natural de la arcilla en el mismo yaci-
miento, y sólo en algunos casos se extraían por de-
cantación los fragmentos mayores de la fracción de-
IV. El Formativo de Ecuador 107

Figura 6. Agricultura extensiva en vegas, playas y bancos fluviales.

trítica.En el caso de la pasta para las ollas de cocina, Agradecimientos:


posiblemente se les añadía una pequeña porción de
arenas ricas en cuarzo. Este informe corresponde a una primera fase
6. El análisis al microscopio y la difracción de de la investigación generada dentro el proyecto
rayos X, permiten fijar una temperatura de cocción CERAMIC DATING BY THERMOLUMINESCENCE,
al rededor de los 850o C, y ponen de manifiesto la AND GEOLOGICAL IDENTIFICATION OF RAW MA-
técnica de construcción por acordelado. TERIAL SOURCE AREAS gentilmente financiado
7. Las fechas de termoluminiscencia han con- por el Departamento de Ciencia y Tecnología de la
firmado la contemporaneidad de vajilla que Lath- Comunidad Europea. Agradecemos también a la
rap llamó Proto Machalilla con Valdivia VII, cerámi- DGICYT (Dirección General de Investigación Cien-
ca con la cual aparece asociada, y con laminillas tífica y Técnica, Secretaría de Estado de Universi-
de obsidiana. dades e Investigación, Ministerio de Educación de
8. Las fechas de termoluminiscencia (Tabla V), España) por el apoyo a la investigación en situa-
que aquí reportamos, también han corroborado la ción de sabático conferido al doctor Jorge Mar-
contemporaneidad de la ocupación de Punta Tin- cos, permitiendo su cercana interacción con sus
tina con Valdivia II. colegas europeos en los análisis de laboratorio.
108 IV. El Formativo de Ecuador

TABLA I. LA SEPARACIÓN DE LAS MUESTRAS POR FASE Y FUNCIÓN

OLLAS DE COCINA CANTAROS PARA LÍQUIDOS VAJILLA PARA SERVIR


Y CEREMONIAL

VALDIVIA VIII
7248-B 7249-D 7249-A
7248-C 7249-C
7249-B
7249-E

VALDIVIA VII
7240-C 7240-A (PM)
7240-D 7240-B
7240-E

VALDIVIA VI
7220-B 7220-C
7220-D
7220-E

VALDIVIA V
7241-B 7241-A 7241-E
7241-C 7241-D

VALDIVIA IV
7243-B 7243-A
7243-C 7243-E
7243-D

VALDIVIA III
7222-E 7222-A 7222-B
7223-B 7223-C 7222-C
7223-A 7222-D
7223-D
7223-E

VALDIVIA IIa y IIb


7234-A 7235-A 7234-B
7235-C 7245-A 7235-B
7245-B 7245-D 7246-A
7245-C 7246-B
7245-E

VALDIVIA Ib
7236-A 7236-C 7236-B
7236-D 7236-E 7238-D
7238-A 7238-C
7238-B 7238-E
IV. El Formativo de Ecuador 109

TABLA II - DIFRACTOMETRIA CON RAYOS X DE LA CERAMICA

YACIMIENTO FASE MUESTRA Illita Amph. Quarz. Feld. Gehl. Hemat. Espin.
VALDIVIA
Loma de los
Villones VIII 7248 B 1.6 0.0 62.6 22.4 10.7 1.3 0.3
7248 C 0.6 0.0 90.1 8.4 1.5 1.6 0.0
7249 A 3.0 0.0 63.5 23.9 1.5 2.8 3.6
7249 B 0.5 2.0 78.7 10.0 0.0 3.3 5.2
7249 C 10.5 0.0 45.1 24.2 3.6 1.7 1.7
7249 D 3.3 2.0 68.5 19.6 1.2 2.8 2.4
7249 E 4.2 0.0 69.9 16.0 4.2 1.4 3.6

Real Alto 2 VII 7240 A 0.0 10.8 21.1 32.7 17.0 11.8 7.3
7240 B 0.6 12.5 19.8 38.5 11.5 8.2 9.2
7240 C 4.1 3.2 50.4 21.7 6.6 5.6 8.4
7240 D 0.0 0.0 68.1 16.9 11.1 2.8 4.4
7240 E 0.6 0.0 68.2 13.4 2.5 7.7 10.7

Real Alto 1 VI 7220 B 1.4 0.0 84.0 10.5 2.9 1.2 1.8
7220 C 2.4 0.8 58.4 19.9 4.5 7.2 6.4
7220 D 3.9 15.3 39.5 19.2 7.8 9.6 5.0
7220 E 0.3 2.0 71.0 11.2 - 10.9 5.3

Real Alto 2 V 7241 A 0.0 2.5 44.0 31.6 7.9 5.8 10.6
7241 B 0.0 1.2 86.6 10.1 2.5 2.6 0.0
7241 C 2.3 3.5 71.9 16.3 2.6 0.0 4.4
7241 D 3.9 4.8 57.5 19.7 6.2 4.6 4.3
7241 E 2.1 1.0 60.0 20.9 4.2 4.8 6.1

Real Alto 2 IV 7243 A 1.8 2.8 52.6 28.7 8.9 0.0 7.9
7243 B 0.0 4.4 23.3 35.7 16.3 10.9 9.5
7243 C 4.0 2.2 78.9 10.6 0.0 3.8 2.6
7243 D 4.7 1.4 72.1 10.0 2.3 0.3 8.9
7243 E 3.4 0.9 63.1 17.9 4.2 5.7 3.8

Real Alto 1 III 7222 A 1.7 1.1 71.1 9.2 3.7 8.0 6.0
7222 B 1.1 - 79.5 13.7 2.1 2.7 3.6
7222 C 6.7 0.1 56.7 17.7 9.7 4.4 1.4
7222 D 0.0 3.5 51.2 31.3 9.1 2.8 4.2
7222 E 1.2 - 88.0 4.1 4.0 3.1 0.9
7223 A 1.4 1.1 67.9 16.6 3.6 3.6 2.6
7223 B 0.7 1.5 46.5 28.0 10.6 2.0 6.6
7223 C 2.7 0.0 74.8 12.6 7.8 0.0 4.6
7223 D 3.1 0.7 66.4 16.4 5.8 0.0 10.4
7223 E 0.3 0.1 57.5 26.2 6.2 1.6 8.6

Punta Tintina IIb 7245 A 3.0 0.1 65.1 21.8 0.8 3.2 5.0
7245 B 0.7 0.0 81.9 7.6 1.2 4.3 5.1
7245 C 3.7 0.0 71.8 14.8 0.4 0.0 9.4
7245 D 0.3 2.0 50.6 24.4 7.9 7.6 6.8
7245 E 1.5 0.3 72.8 16.2 2.7 0.0 7.8
7246 A 0.0 11.1 48.9 20.7 8.0 11.7 2.0
7246 B 8.8 0.3 50.4 21.2 2.0 9.5 5.5

Real Alto 1 IIa 7234 A 3.9 0.0 54.9 20.6 1.5 11.7 7.7
7234 B 3.5 4.1 50.1 18.6 10.3 3.7 7.7
7235 B 1.5 3.2 57.6 19.8 10.7 1.9 5.5
7235 C 2.9 0.0 76.2 15.8 6.2 0.0 5.2
7236 A 0.8 0.8 92.5 8.3 0.0 0.8 0.0
7236 B 0.0 0.0 63.4 25.8 7.1 0.0 3.4
7236 C 2.5 3.8 53.6 25.4 4.4 2.3 9.5
7236 D 3.2 0.0 70.2 23.8 1.5 0.6 3.8
7236 E 0.0 1.1 50.9 29.7 5.9 4.0 9.2

Real Alto 1 Ib 7238 A 3.0 0.9 47.6 31.5 4.0 7.9 2.9
7238 B 4.1 3.2 55.1 23.9 4.4 3.1 5.6
7238 C 4.1 1.3 79.6 7.7 0.4 1.6 5.6
7238 D 2.3 0.8 63.7 20.2 0.6 2.4 9.5
7238 E 1.7 0.0 59.7 23.2 7.2 6.3 7.1
110 IV. El Formativo de Ecuador

TABLA III. CORRELACIONES DE PEARSON

ILLITA AMFIBOLES CUARZO FELDESPATO GEHLENITA HEMATITES ESPINELA

ILLITA 1.00000
AMFIBOLES -0.16311 1.00000
CUARZO -0.10538 -0.55248 1.00000
FELDESPATO -0.03184 0.19616 -0.79987 1.00000
GEHLENITA -0.24017 0.37702 -0.57980 0.38999 1.00000
HEMATITAS -0.24936 0.47619 -0.50312 0.21302 0.21901 1.00000
ESPINELA -0.15856 -0.07887 -0.12041 0.10691 -0.06979 -0.08462 1.00000

TABLA IV. ANALISIS DISCRIMINANTE

GRUPOS DEFINIDOS ASIGNACION A


LOS GRUPOS

Concepto Número de casos 1 2 3

1 23 22 0 1
Ollas de cocina 95,7% 0,0% 4,3%
2 20 0 20 0
Recipientes para líquidos 0,0% 100,0% 0,0%
3 14 0 0 14
Vajillas de servicio y ceremonial 0,0% 0,0% 100,0%
IV. El Formativo de Ecuador 111

TABLA V. FECHAS DE TERMOLUMINISENCIA

MUESTRA REAL ALTO PUNTA TINTINA LOMA VILLONES


UNIDAD 1 UNIDAD 2

VALDIVIA VIII
7248 b 1596±296 a. C.
7248 c 1602±329 a. C.

VALDIVIA VII (y PROTO-MACHALILLA)


7240 A 1894±328 a. C. (P-M)
7240 B 1811±333 a. C.

VALDIVIA VI
7220 b 2052±353 a. C.
7220 d 2039±411 a. C.
7220 e 2037±300 a. C.

VALDIVIA V
7241 a 2243±324 a. C.
7241 e 2292±300 a. C.

VALDIVIA IV
7243 a 2458±331 a. C.
7243 d 2524±358 a. C.

VALDIVIA III
7222 c 2829±404 a. C.
7222 2897±409 a. C.

VALDIVIA IIb
7245 c 2727±467 a. C.
7245 e 2958±433 a. C.
7246 a 2888±483 a. C.
7246 b 2904±524 a. C.

VALDIVIA IIa
7234 a 3052±426 a. C.
7235 a 3270±441 a. C.
7235 b 3093±407 a. C.

VALDIVIA Ib
7236 b 3149±496 a. C.
7238 a 3577±454 a. C.
112 IV. El Formativo de Ecuador

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114 IV. El Formativo de Ecuador

El Formativo en la Sierra Ecuatoriana

Jaime Idrovo Urigüen

INTRODUCCIÓN Lo que quiere decir que más allá de los con-


ceptos evolucionistas que para el caso americano
La revisión adecuada del Formativo en su signifi- han propuesto un modelo de sociedades con una
cado y aplicación en distintos sectores del planeta, conducta aceptada en términos unilineales, se im-
evidencia que más allá de constituir un concepto pone en el presente un entendimiento global de
que se ajustó a las exigencias ideológicas y metodo- los pueblos que han atravesado distintos niveles
lógicas en un momento de la historia del pensa- en el enfrentamiento con una doble contradic-
miento arqueológico, hoy en día no responde a las ción y relación simultáneas: 1) la naturaleza y el
nuevas demandas que la propia dinámica y desarro- propio desarrollo de su complejidad social, enten-
llo de esta ciencia así lo expresan. De allí que urge dido esto último en los mecanismos económicos,
un nuevo análisis no sólo de la terminología que em- tecnológicos, políticos e ideológicos que permitie-
plea el arqueólogo,sino lo que es más importante,de ron la apropiación del medio y la reproducción
los contenidos y alcances de cada palabra y esque- del grupo; y 2) su relación con otras sociedades.
mas elaborados, en este caso para definir los proce- Resulta entonces que efectivamente, la obso-
sos históricos de los pueblos antiguos. lencia del término Formativo como sinónimo de
En efecto,una rápida aproximación al Formativo, primer paso en el proceso civilizador está fuera de
o lo similar que será definido como “Neolítico”de Eu- duda. Sin embargo, quedarse en el simple cambio
ropa, del Asia y África, indica que no todas las socie- formal de nombres no resuelve nada, por lo cual
dades cambiaron al mismo tiempo, existiendo ele- habrá que tomar en cuenta varios factores:
mentos diferenciales en cada caso;así,en el Cercano Cada pueblo tiene su historia, producto de las
Oriente la cerámica aparece mucho después de que contradicciones con el medio y con su propia rea-
se produzca la sedentarización de los grupos huma- lidad cambiante, en términos dialécticos.
nos. En Eurasia Septentrional, la alfarería comienza La relación y contradicción con otros pueblos
antes que la agricultura y domesticación de anima- vecinos o localizados a larga distancia, señalan la
les, mientras que en Europa Septentrional y la mayo- existencia de un espacio de inter-influencias regio-
ría de Asia,será desconocido este estadio de desarro- nales susceptibles de ser medidas.
llo social en esa misma época. Las relaciones entre distintos pueblos no se
Diferencias que ocurren también en nuestro con- dan necesariamente en términos igualitarios,
tinente, si comparamos los Andes Centrales, sin alfa- puesto que en una misma región, subsisten grupos
rería ni textilería por telar, pero organizados en cen- humanos estructurados en formaciones sociales
tros pre urbanos y con una economía agrícola, con- distintas.
trario a los Andes Septentrionales en donde al me- Formaciones sociales y regiones culturales per-
nos 1500 años antes (3500 a.C.) se dominaba ya la miten ubicar a los pueblos investigados desde un
cerámica y los tejidos de telar,en medio de una eco- punto de vista cronológico: en la comprensión de
nomía también agraria, pero con una organización los cambios sociales e históricos; y cronológico:
del espacio, mejor entendida como aldeana. en el espacio de las relaciones regionales.
IV. El Formativo de Ecuador 115

Figura1, Mapa del Ecuador con las zonas del Formativo.

La demarcación de regiones en donde actúan gional tiene que dar paso al entendimiento de las
determinadas formaciones sociales dominantes áreas histórico - culturales en donde quizá,si es posi-
puede explicar los factores exógenos que actúan so- ble, comprender un modelo dominante y aquellos
bre un pueblo, a tiempo que ayudan a cimentar una menores que de alguna forma explican al primero y
visión mucho más amplia del espacio. De esta suer- son también explicados por contradicción con éste.
te,el concepto de “Área”ya explicado por Lumbreras Dentro de este panorama,el Formativo ecuatoria-
(1979), podría entenderse como un macro espacio no tiene todavía más preguntas que respuestas. De-
histórico -cultural,que en ciertas etapas o segmentos trás de los trabajos realizados básicamente en la Cos-
de su existencia articula varias regiones y en donde ta,se han tejido numerosas interrogantes que nos lle-
cada pueblo tiene su identidad,pero está a su vez in- van a la formulación hipotética de un proceso que
ter relacionado con el conjunto o Área. incluyó todas las regiones del país, pero del cual co-
Una nueva periodización deberá combinar los nocemos muy poco (Fig. 1, Mapa). De suerte que los
distintos factores entendidos dentro de los concep- estudios realizados sobre Valdivia, Machalilla y Cho-
tos “formación”y “proceso social”.El estudio de lo re- rrera, sirven de base para un acercamiento hacia lo
116 IV. El Formativo de Ecuador

poco que se ha descubierto en la montaña alta del Ecuador como precerámicos, datan de más de
Ecuador. Lo cual se complica aún más si considera- 10.000 años de antigüedad. Chobshi en la provin-
mos que los sitios trabajados metódicamente no su- cia sureña del Azuay, Cubilán en el extremo Sur, en
peran la decena, para el caso de esta Región, carac- Loja, y el Ilaló en la provincia norteña del Pichin-
terizándose además porque en su mayoría, estos re- cha son el testimonio de una ocupación temprana
presentan estudios puntuales sobre problemáticas de la Sierra.
específicas de cada lugar, sin llegar a abordar pro- Ahora bien: ¿qué ocurrió con estos grupos huma-
puestas más de conjunto,o sobre la variada temática nos? ¿se sucedieron en la historia de los asentamien-
que plantea el Formativo. tos y el dominio de esta zona o simplemente desapa-
recieron?
ANTECEDENTES Si es lo primero: ¿en qué estadio cultural fueron
encontrados por los emigrantes que provenientes de
Con estas consideraciones antedichas,surgen en- las zonas tropicales,aportaron el maíz,el ají,el fréjol,
tonces interrogantes concretas como aquella de la etc. hasta las alturas de la Cordillera? Sí es lo segun-
formación y desarrollo de las sociedades de la Sie- do: ¿debemos aceptar la llegada intermitente de dis-
rra,habida cuenta del nivel de relaciones con la Cos- tintos grupos procedentes de la Costa, de la Amazo-
ta y del manejo de una alta tecnología cerámica con nia o incluso de otras partes de la Sierra, luego de
la que se encuentran estos pueblos en el momento que los cazadores- recolectores se extinguieron?
de su descubrimiento contemporáneo.Aspectos que Los dos supuestos exigen análisis mayores, los
no explican las sucesivas etapas que debieron pasar cuales no pueden ser asumidos en su totalidad, da-
hasta alcanzar los niveles de complejidad social que do que en la actualidad no contamos con los datos
supone el “Neolítico andino”(Formativo de la Sie- suficientes,pero que quizá permiten argumentar me-
rra),con un manejo espacial y comercial que permi- jor la primera hipótesis, si aceptamos lo ocurrido en
tía la circulación de productos a corta y larga distan- la Costa, con el complejo Las Vegas (Stothert 1990).
cia.Es decir los correspondientes elementos que via- Este sitio de ocupación Paleoindio entregó infor-
jaban de un sitio a otro y viceversa; partes del inter- mación confiable sobre la iniciación de la domesti-
cambio que no sólo indican la compartición de bie- cación del maíz, y si bien no existen las pruebas de
nes manufacturados o de subsistencia, sino también la continuidad en el mejoramiento de este cereal
la transferencia de tecnologías y el contacto cultural hasta Valdivia (3600 a.C.),es lógico suponer un cami-
de los involucrados en la red de comercio, con los no próximo, puesto que para la época de la forma-
consiguientes vínculos ideológicos y políticos que ción de las primeras aldeas en el litoral Pacífico
en diferentes categorías debieron producirse. ecuatoriano,el maíz aparece ya como un recurso ali-
De otra manera tendríamos que aceptar que los mentario plenamente controlado, a tal punto de
resultados del proceso evolutivo del Litoral se des- constituirse en la base de su economía.
plazaron en una época relativamente tardía hasta la Es decir, se trataría de un escenario de cosas en
Sierra, acoplándose en escaso tiempo a las nuevas donde, grupos locales que evolucionaron hasta una
condiciones geográficas, climáticas, etc.; esto es un organización social basada en la agricultura, cuenta
cuadro de adaptabilidad de personas,plantas,tecno- con cereales como la quinua. La sociedad, acepta-
logías, instituciones y demás componentes del mun- rían el cruce de gente provenientes de distintas geo-
do chorreriano, por ejemplo, en una rápida secuen- grafías y en distintos momentos, hasta la llegada en
cia de transformaciones que conocería sobre el pai- el segundo milenio a.C. de los primeros alfareros,
saje serrano, más o menos hacia el 1500-1200 a.C., a con quienes, siendo todos pueblos de agricultores,
varios pueblos de origen costeño, especializados ya pudieron mantener contactos comerciales y cultura-
en el manejo del medio ambiente, a tiempo que les, incluso mucho antes. Por lo tanto, sociedades se-
mantenían relaciones con el Litoral y también con la rranas que no habían incorporado la cerámica co-
Amazonia (Fig. 1). mo respuesta inmediata a las necesidades domésti-
Esta hipótesis impone tener en cuenta algunos cas y de culto, pero que, una vez producido un ma-
puntos de vista; así: las evidencias de asentamien- yor y continuo contacto con el Litoral, especialmen-
tos paleolíticos identificados en la arqueología del te con el área de Chorrera,habrían asimilado esta ex-
IV. El Formativo de Ecuador 117

presión artesanal y su universo tecnológico-cultural, Estas condiciones permitieron la conforma-


en una etapa de alto dominio y maestría como suce- ción de unidades histórico-culturales con contac-
de en esos siglos. tos bien definidos con la Costa y la Amazonia,
Algo similar a lo que ocurrió entre Valdivia y Hua- mientras que en sentido norte-sur se dificultan las
ca Prieta,hacia el 2.000 a.C.; la primera introdujo de- relaciones, de manera especial cuando existen
talles de su decoración cerámica sobre un pueblo cordilleras con elevaciones superiores a los 4000
que siendo agricultor, no era alfarero. La transferen- m.s.n.m.; así el Nudo del Azuay, al norte de la pro-
cia se dio sin embargo sobre las calabazas,grabadas vincia del Cañar, que se definió como una frontera
con diseños de rostros humanos de estilo valdiviano. natural entre los Cañaris y Puruháes.
En consecuencia, dos procesos históricos diferentes
pudieron encontrarse y asimilarse a través de las ex- ALGUNOS DATOS HISTÓRICOS
presiones ideológicos de la cerámica, a condición
de estar emparentados por una base económica si- Existe desde fines del siglo pasado y a lo largo
milar, sustentada en este caso por la agricultura. del siglo XX, una secuencia de investigaciones ar-
En consecuencia, si en el Litoral se había inicia- queológicas, que hasta antes de la década de los
do con mucho tiempo de anticipación la estructura- sesenta y posteriormente en los últimos años, dan
ción de sociedades neolíticas, en la Sierra, la domes- cuenta de dos etapas en el estudio del Formativo
ticación de plantas y animales habría mantenido for- serrano. El primero se inicia con M. Uhle (1922), in-
maciones sociales en idéntica dirección,salvo el he- cluye a J. Jijón y Caamaño (1952) y se articula lue-
cho de no haber conocido la alfarería,la cual vendrá go con los trabajos de D. Collier y J. Murra (1943)
sólo cuando los contactos con la Costa se acrecenta- y W. Bennett (1946), en un momento en el que se
ron, sobre todo en el llamado Formativo Tardío. Este desconocía la antigüedad real de las manifestacio-
argumento explica el alto nivel tecnológico y formal nes culturales tempranas de la serranía.
que en materia de cerámica expresa el Formativo se- Vienen después para la región austral, los traba-
rrano, especialmente de la región austral del país jos de la Misión Británica (que no dejaron informes
(Gomis en este libro). escritos),y el de M.Temme (trabajo en este libro),en
la cuenca del río Jubones y Putushío, Provincias del
LA SIERRA DURANTE EL FORMATIVO TARDÍO Azuay y Loja respectivamente.Le siguen las investiga-
ciones de K.O.Bruhns (1987; 1988; 1989) en Pirincay;
La Sierra está situada entre la planicie costera de D. Gomis en Chaullabamba (1989); de la Misión
y los inicios de la llanura amazónica, aún limitada francesa en Catamayo (Guffroy y otros 1987); y re-
en sus bordes occidentales por discontinuos ra- cientemente la de P. Ledergerber en Gualaquiza
males montañosos de una tercera Cordillera, más (1995), en las estribaciones de los Andes sur-orienta-
baja que la mal llamada Oriental, que en este caso les, en la provincia de Morona-Santiago. Todas estas
se convierte en efecto, en la cordillera Central. Se últimas investigaciones fueron organizadas y desa-
halla por lo tanto enmarcada, en esencia, por las rrolladas con problemáticas propias.
estribaciones de los Andes, entre los ramales Occi- Para la Sierra Central quedan sólo informes in-
dental y Central, mientras se divide de norte a sur completos de las campañas por Collier y Murra
mediante “Nudos”o macizos montañosos transver- (1943), de Porras (1977) y recientemete, los de Arella-
sales que forman enormes valles u “Hoyas”. Las no en la provincia de Chimborazo (trabajo en este li-
múltiples condiciones ecológicas que se forman bro),desconociéndose en su mayoría los componen-
en este escenario físico, permiten distinguir los de- tes principales del Formativo de esta zona.
clives cordilleranos, húmedos y cubiertos por un Para el norte del Ecuador,contamos con los estu-
espeso manto de bosque, los valles cálidos o “yun- dios pioneros de Jijón y Caamaño (1952) y reciente-
gas”, valles templados y páramos, hasta las nieves mente los de Porras (1982) y Villalba (1988) en Coto-
perpetuas. Esto es un espacio natural diversificado collao, provincia de Pichincha.
y en capacidad de enlace con otras regiones, a Todos estos trabajos forman un cuerpo de estu-
partir de las cuencas fluviales que ayudan al reco- dios disímiles en el tiempo,con objetivos y metodolo-
rrido de los ríos que bajan hacia el este y el oeste. gía de investigación igualmente heterogéneas,que de
118 IV. El Formativo de Ecuador

ningún modo han facilitado la comprensión ordena- Los pueblos se ubicaban en zonas estratégicas
da del desarrollo que debió presentarse aproximada- que controlaban el espacio inmediato de subsis-
mente desde el 1500 al 500 a C.en la Sierra ecuatoria- tencia, pero también representaban el acceso a
na. Pese a ello, podrían resumirse de manera prelimi- áreas localizadas a corta y larga distancia y geo-
nar algunos aspectos en el orden que sigue: gráficamente distintas, desde donde aprovecha-
ban, mediante el intercambio, de otros recursos
A) Economía: para mejorar sus niveles de vida y adquirir produc-
¿Cuáles fueron las bases de la economía en el tos suntuarios.Tómese para ello en cuenta el caso
Formativo de la Sierra? de pueblos como Narrío, localizado a más de 3000
Sin duda ésta reposaba en la agricultura y el co- m.s.n.m., pero próximo a tierras de yunga y valles
mercio. Los trabajos de Bruhns (1989-1990) en Pirin- templados en donde marcó su influencia, utilizan-
cay informan también sobre la utilización de camé- do además la cuenca del río Cañar para llegar a la
lidos, sin que hasta la fecha sepamos con claridad si Costa, en prácticas de comercio a larga distancia.
éstos fueron tenidos como animales de consumo, Los pueblos de Chaullabamba en cambio, se
producción de lana, o utilizados como medios de asentaron en las orillas de los ríos Cuenca y Bur-
carga. Las sepulturas especialmente dedicadas a su gay, asendiendo a las zonas altas del norte, a la
conservación, sugieren de todas formas un aprecio Costa, y a la Amazonia por medio de la cuenca del
particular por estos animales,lo que quizá,aparte de río Paute. En esta línea de movimientos se alcanzó
su valor alimenticio, indicaría que sí hubo domesti- el máximo de extensión en los contactos a larga
cación y que se los mantenía en corrales o lugares distancia, al emparentarse con Bagua en la Ama-
específicos destinados para el efecto. zonia peruana y con Chavín de Huántar en la Sie-
La agricultura progresivamente llegó a ser inten- rra, a través de la cuenca del Paute - Santiago - Ma-
siva,al ser favorecida por la benignidad del clima en rañón, mientras por el Occidente, se llegaba hasta
los valles, a lo que se debe añadir la variedad de mi- Cupisnique en la Costa norperuana.
cro climas que pudo influir en la selectividad de las Es decir los pueblos aprovecharon al máximo
plantas,su mejor adaptación al cambiante paisaje se- las condiciones de una geografía extremadamen-
rrano y la diversidad de plantas producidas.Se cono- te cambiante y dura en sus componentes, pero
ció el maíz, el chocho, fréjol, ají, calabaza, papa, oca, exuberante cuando las sociedades supieron resol-
quinua,provenientes de las tierras altas y templadas; ver eficientemente la contradicción Hombre-Natu-
en los valles calientes se cultivó el algodón,el camo- raleza a través del manejo del comercio y el con-
te, el aguacate, la coca, y una variedad de frutas co- cepto de complementariedad.
mo la chirimoya,guaba,etc.Sumándose a esto activi- Al sur se proveían asimismo de sal en la región
dades complementarias como la cacería, que pro- costera y en las estribaciones de la Cordillera Cen-
porcionó una dieta rica en proteínas. En Chaulla- tral. En Cotocollao sucedía algo similar con este
bamba, se han reportado el conejo, la zarigüeya, el recurso y la comercialización de la obsidiana.
venado, aves diversas, peces, tortugas y cangrejos de Otras mercancías utilizadas en el campo religioso
río,llamados “pangora”.En Cotocollao,sabemos de la y como materia prima para la joyería, llegaban del
existencia de venados, llamas, puma, guanta, conejo, Litoral; se trata de todo un conjunto de conchas
comadreja,tortuga,y numerosas aves y reptiles.La ca- marinas de las más variadas especies, en donde
cería se evidencia además por la presencia de dar- sobresalen la Spondylus Princeps, el Strombus y la
dos y puntas de proyectil que se han recuperado en Madreperla. Las primeras eran frecuentemente uti-
cantidades considerables, por ejemplo en Narrío, lizadas para la confección de objetos de uso fune-
provincia del Cañar. A estas actividades se suma la rario y las prácticas propiciatorias de la agricultu-
domesticación de ciertas especies como el cuy y los ra; actos en los cuales se revela el complejo univer-
camélidos. so de las relaciones Costa - Sierra - Amazonia y la
La agricultura, domesticación de animales y región del norte del Perú, puesto que este mismo
caza, fueron además complementadas por el co- material circulaba en ese espacio proveniente vía
mercio y el intercambio de productos con otras comercio del Austro ecuatoriano. Aquí era proce-
zonas ecológicas. sado o semi elaborado y bajaba hasta la Amazo-
IV. El Formativo de Ecuador 119

nia, como lo demuestran los hallazgos de Porras Para Cotocollao,Villalba (1988) señala que el po-
(1983) en la Cueva de Los Tayos, para luego seguir blado fue creciendo paulatinamente durante 1000
a través del Santiago y el Marañón hasta la Sierra años consecutivos (del 1500 al 500 a.C), hasta alcan-
centro, norte del Perú. zar una extensión de 26 hectáreas. Las casas fueron
Otra ruta hacia el sur, pero de menos importan- rectangulares, ubicadas junto a otras y con fogones
cia, y que pudo tener accesos diferentes, fue aque- asociados, pero asentadas sin un orden establecido
lla que unió a Catamayo con el tráfico y el consu- en medio de dos quebradas y próximas a varias lagu-
mo de la Spondylus: una concha entera fue locali- nas naturales.
zada por la Misión Francesa (Guffroy 1987) entre Los datos para Loja son de alguna manera simila-
los cimientos de una casa del Formativo Tardío. La res: las casas tenían planta circular con base de pie-
misma pudo llegar en la dirección Cañar - Azuay - dra, mientras los poblados se establecieron en las
Loja, o directamente desde la provincia costera de planicies de Catamayo, próximos a ríos y vertientes.
El Oro,afirmándose en este caso una ruta indepen- Narrío y Pirincay, ubicados sobre colinas que domi-
diente digirida por el litoral hasta la costa perua- nan ampliamente los valles cercanos tenían en sus
na. Estos hechos no sólo se ubican en la compro- manos el control de tierras fértiles ubicados a distan-
bación del tráfico a larga distancia, sino que nos cias mínimas,seguramente fueron éstos los espacios
introducen en el campo de las relaciones ideoló- agrícolas, dada la cercanía de las fuentes de agua.
gicas y religiosas entre dos amplias regiones limi- Desconocemos en cambio las evidencias de es-
tadas por la actual frontera del Ecuador y Perú, y pacios religiosos, excepción hecha quizás en Pirin-
sobre las cuales regresaremos más adelante. cay, que tiene una zona de sepultura de camélidos,
más los cementerios reportados por Uhle (1922) en
B) Patrones de asentamiento: Chaullabamba,en una suerte de pirámide baja de la
Se trataría de aldeas con un patrón semi-concen- cual no quedan en la actualidad huellas visibles. Sin
trado,aunque no existen pruebas de un sistema de or- embargo es evidente que sociedades complejas co-
ganización espacial como ocurría en el sitio valdivia- mo las que tratamos, debieron tener una organiza-
no de Real Alto (Marcos 1988). Narrío y Pirincay son ción del espacio determinada para viviendas, áreas
poblados que ocupan colinas claramente diferencia- rituales y otras actividades como las artesanales.
les en los valles del Cañar y del Paute, respectivamen- Así,Pirincay se especializó en la talla de cristal de
te.Un área superior a cinco hectáreas está utilizada en roca manufacturadas en varios “talleres”, quizá de ti-
ambos casos por restos de antiguas viviendas.Para Na- po familiar y que fueron localizadas en un lugar es-
rrío,Collier y Murra (1943) reportaron planos de edifi- pecífico de la colina (Bruhns 1987). En Cotocollao
cios de tipo ovalado con divisiones interiores.Bruhns (Villalba 1988),se hallaron evidencias arqueológicas
(1988), pese a realizar excavaciones sucesivas y con- que señalan la presencia de “talleres” para una pro-
troladas rigurosamente con estratigrafía natural, sólo ducción articulada en la talla de piedra y la textile-
ha obtenido pruebas de pisos endurecidos de vivien- ría,manejadas en términos de unidades domésticas.
das y fragmentos de bahareque. Para Chaullabamba por su parte, la alta especializa-
Chaullabamba se extiende asimismo sobre un te- ción alfarera y la elaboración masiva de productos
rreno de ocupación humana de más de siete hectá- cerámicos, sugieren que tal vez existió una división
reas, en una planicie junto al río Cuenca. Los sitios del trabajo mucho más compleja que en el norte, lo
emparentados con este pueblo ocupan, todos, luga- que quiere decir que pudieran ubicarse en futuras
res similares que van desde Pumapungo en la ciu- investigaciones, zonas de trabajo especialmente de-
dad de Cuenca hasta 30 kms al norte, frente a la ciu- dicadas a esta actividad. Considérese como dato
dad de Azogues, en las orillas del río Burgay, cuyas complementario en este sentido,la presencia de más
aguas engruesan el caudal del Paute hacia la Amazo- de 200.000 tiestos en un área excavada de 36 metros
nia. Igualmente en Chaullabamba, Gomis (1988) re- cuadrados por 1,50m de profundidad promedio.
porta cimentaciones de vivienda logradas con cantos En el caso de Cotocollao,Villalba plantea igual-
rodados,en planos que podrían ser vistos como circu- mente que el asentamiento temprano (1500-1100
lares y cuadrados, hallándose también fragmentos de a.C) contó con 27-37 casas y una población de 162-
pisos y barro cocido. 259 personas; para la etapa tardía (1100-500 a.C) am-
120 IV. El Formativo de Ecuador

plia los datos a 106 viviendas y 636 habitantes. Estas todos los sitios Formativos de la Sierra; completándo-
cifras podrían aumentar de manera considerable en se la información con el uso posible del algodón co-
los poblados australes,dada la mayor concentración mo materia prima,al cual deben añadirse fibras vege-
de viviendas en las colinas o las orillas de los ríos y tales y talvez lana de alpaca y llamas (Peña 1989; Mi-
como lo demuestra la abundancia de tiestos locali- ller y Gill 1990).Otras especializaciones de trabajo en
zados en la superficie de los terrenos. madera,cestería,etc.,no han dejado huellas o hasta la
fecha son desconocidas.
C) Expresiones materiales: La cerámica, o capítulo mejor estudiado, plantea
Son numerosas las manifestaciones de este pe- por su parte numerosos problemas emparentados de
ríodo. Se representa en el “corpus”de objetos y uten- manera directa con la cronología y tipo de pueblos
silios, diversidad de materiales, pero muy en particu- que se desarrollaron en este período.
lar la cerámica, que sobresale por sobre las otras ex- Cotocollao representa un sub-capítulo único (Po-
presiones artesanales y artísticas; similar a lo que rras 1982; Villalba 1988) en la Sierra norte, mientras
ocurre con el resto del territorio ecuatoriano en esa que Alausí (Porras 1977) perteneciendo a la Sierra
época.Se trabajó además el hueso,la concha,piedras central, se incluye de alguna manera en el corpus ce-
semi-preciosas, piedra en general, los textiles, etc., a rámico del Sur. En el primer caso, abundan las vasijas
tiempo que se daba inicio al uso y manejo de los me- de paredes rectas,carenadas y de base plana.Hay bo-
tales (Zevallos Menéndez 1995). tellas esféricas con pico de asa de puente,de estribo y
En hueso se fabricaron agujas, espátulas para el otros similares a las botellas silbato de Chorrera. Las
tejido, punzones para abrir las mazorcas, conocidas paredes son compactas y de mayor grosor que las del
hasta la actualidad con el nombre de “chagliadores”; sur o la Costa.Usan el rojo y el rojo pulido,al igual que
una variada gama de flautas con embocaduras de ti- el negro pulido.En la decoración es frecuente el inci-
po “quena”y también de madera, otras laterales; cu- so,acanalado,punteado y otros más.
charas, cuentas de collares realizados con finos hue- La utilización de las botellas de “asa de puente”y
sos de aves,pequeños recipientes para la cal,usados “estribo”señalan el parentesco de Cotocollao con
con “llipta”para el consumo de la coca similares a Machalilla, lo que le confiere una antigüedad mayor
los de la Costa (Ledergerber 1992). que a los otros sitios de la Sierra, asociados mejor
En concha existen las “ucuyayas”o exvotos fune- con Chorrera. Contrario a lo que está ocurriendo en
rarios con múltiples representaciones antropomor- el Litoral, las representaciones antropomorfas son li-
fas, cuentas de collares, orejeras, aretes, “botones”y mitadas a algunas figurinas con las piernas cruzadas
una enorme gama más de artefactos minúsculos de en “semi-loto”y otros parecidos a Chorrera, encontra-
uso ornamental. dos por Villalba (1988).
En piedra simple y semi-preciosa usaron el peder- Porras (1982) enfatiza las relaciones entre Coto-
nal, la andecita, el basalto, el sílex y la obsidiana; tam- collao,Alausí y Upano (de la Amazonia sur).Villalba
bién el jade y la jadeíta, el lapislázuli, cristal de roca, (1988) ve elementos de correlación entre la “botella
entre las frecuentes; es decir materiales propios e im- asa de estribo”localizada en la Cueva de los Tayos y
portados,con los cuales se manufacturaron puntas de varios pueblos del norte peruano,concretamente Pa-
proyectil, instrumentos de labranza, metates y manos copamba,Waira-Jirca y Chavín.
de moler, martillos, cuchillos, perforadores, ornamen- La aparente simplicidad de Cotocollao contrasta
tos,idolillos,collares,etc. con el complejo cuadro que dibuja la Sierra sur. En
En relación a los metales,la información de Zeva- este aspecto intervienen varios factores, sobre todo
llos Menéndez (1995), que reporta el hallazgo de un los tipos de investigación realizados en épocas dis-
anillo y un arete de oro en Narrío, parece corroborar- tantes las unas de las otras, lo que supone valoracio-
se,merced a las nuevas evidencias que tenemos de Pi- nes muchas veces opuestas a sin parámetros de con-
rincay y Putushío (Temme en este libro).Sobre los tex- fluencia. El panorama propuesto por Collier y Murra
tiles contrariamente no tenemos información directa, (1943) para Azuay y Cañar, resulta de una excava-
pero sí pruebas colaterales como son la existencia de ción llevada a cabo con niveles arbitrarios desigua-
gran cantidad de instrumentos usados en este oficio: les de 25-30 cm. de espesor, en una época en la que
agujas, espátulas y fusayolas o pesas halladas en casi todavía no se había descubierto el método de data-
IV. El Formativo de Ecuador 121

ción de C14; lo cual significa una valorización poco que en su mayoría se conforman como el “Grupo
confiable, pero utilizada universalmente por la ar- X”de los niveles tardíos de Narrío. Ledergerber
queología ecuatoriana. (1995) los encontró en sitios de la zona de Guala-
Los recientes trabajos en Pirincay (Bruhns quiza y Santiago. Bruhns (1989) también informa
1989; Bruhns 1990) y Chaullabamba (Gomis en es- sobre tiestos de las capas superiores de Pirincay,
te libro) precisan una realidad diferente a lo ante- mezclados con la Tradición Bicroma de Bandas
rior. Con esta nueva visión, Gomis propone cuatro Rojas y otros tipos tardíos, al parecer de proceden-
tradiciones que emparienten a distintos niveles la cia amazónica, próximos al “Upano Rojo entre In-
cerámica del Formativo del sur del país. Estas son: cisiones”de Porras (1987). Esta tradición está au-
1) Tradición Bicroma de Bandas Rojas; con sente en Chaullabamba y Loja y parece anunciar
homogeneidad entre Pirincay y Narrío, mientras el el advenimiento de Tacalshapa en Azuay y Cañar,
grosor de las paredes disminuye en Chaullabam- caracterizado por decoraciones geométricas gra-
ba, distinguiéndose claramente las vasijas llama- badas en vasos medianos abiertos, con cuerpos
das “cáscara de huevo”de menos de 3mm de espe- globulares y cilíndricos y frecuente uso de la poli-
sor. Catamayo, sin mayores vínculos con las ante- cromía y el negativo.
riores, ensancha aún más el grosor de la cerámica. Finalmente se indican otros tipos incluídos co-
Son frecuentes, en Chaullabamba y las otras regio- mo “estilos locales”, así: el negro brillante de Chau-
nes, los vasos rituales y miniaturas. llabamba, acarenado en muescas, grabado, etc.
2) Sigue la Tradición Chorrera de la Sierra, En el mismo complejo arqueológico de Chau-
con expresiones de corte naturalista no estilizado:re- llabamba, fueron además recuperados varios se-
cipientes en forma de calabazas, cabezas de anima- llos, más otros fragmentos de “origen importado”,
les, reproducción de la flora y fauna del lugar. Parte de Chavín de Huántar y Cupisnique entre los más
del “Cañar Pulido”de Collier y Murra (1943) corres- importantes.
pondería a esta tradición que está ausente de Cata-
mayo, pero existe en Alausí y sobre todo en Chaulla- D) Ideología:
bamba.En Pirincay tenemos casos que asocian la bi- Lo ideológico/religioso se impone en la com-
cromía con la pintura iridiscente. Bennett (1946) partición de productos “sagrados”y la simultanei-
afirma el uso de esta técnica y la del negativo en dad de ritos y conceptos que pueden ser acepta-
Huangarcucho, perteneciente a Chaullabamba, en dos, sólo cuando una misma base económica em-
donde existen abundantes picos tubulares y asas pla- parenta a pueblos distantes y de variada geografía;
nas de botellas silbato que parecen fueron exporta- esto es, cuando los componentes esenciales que
das a Pirincay y Narrío. Se reportan igualmente algu- caracterizan a las sociedades son similares y se ar-
nas esculturas antropomorfas, pero éstas no son tra- ticulan mediante la agricultura desarrollada y los
bajadas en forma similar a lo que hizo Chorrera. efectos del excedente acumulado o comercializa-
3) Viene luego la Tradición Mate-Pulido-Lus- do en la consolidación de las castas dirigentes,
trado, definida sobre todo en Pirincay-Chaullabam- con objetivos más o menos similares.
ba (Bruhns 1989; Gomis 1989) y más al sur,en Cupis- Se ven estructurados entonces, algunas mani-
nique-Chavín. Luego, este tipo de cerámica se en- festaciones similares de carácter religioso entre el
cuentra también en la fase Guangala de la Costa (Le- centro-sur del Ecuador y el centro-norte del Perú,
dergerber 1982). El color más frecuente es el negro íntimamente ligadas a la agricultura y fortalecidas
pero hay piezas café acaramelado y,en menor núme- con prácticas comunes como son el uso de las
ro,rojo claro.Son platos pequeños y hondos de pare- conchas marinas provenientes de los mares ecua-
des rectas (3 a 4 cm de alto) y base plana.Técnica- toriales. No se desencadenaron las mismas mani-
mente esta tradición exige un amplio conocimiento festaciones formales; así, sociedades como Chavín
en materia de cocción,proceso que se realiza en dos de Huántar levantaron una gigantesca infraestruc-
fases y que en Chaullabamba incluye el lustrado pos- tura religiosa de templos y palacios (Lumbreras
terior. 1965-66), mientras que en los Andes ecuatorianos,
4) Bandas Rojas entre Incisiones; Collier y las que se hicieron fueron más bien modestas o no
Murra (1943) ubican a una serie de fragmentos se han encontrado aún vestigios similares.
122 IV. El Formativo de Ecuador

Desde otra perspectiva, tanto al norte como en tran evidencias del surgimiento de los primeros
el sur del Ecuador, la ritualidad se ocupó de mane- grandes centros ceremoniales y las consecuencias
ra insistente en las prácticas funerarias. Aparecen socio-políticas que ello entraña.
los cementerios organizados en lugares específi- En la Sierra austral ecuatoriana, el número de
cos. Uhle (1922) habla del sector sureste de Cerro viviendas y las aldeas aumentaron, igual que el es-
Narrío como el área de enterramientos. En Pirin- pacio agrícola, el comercio, etc., pero sin enfrentar
cay y Chaullabamba se observan sepulturas den- la escasez de tierras o los conflictos que entrañan
tro de lo que parecen ser las viviendas, tradición la concentración mayoritaria de riquezas en ma-
que sobrevivirá más o menos de forma homogé- nos de las élites religiosas y la materialización de
nea hasta el período de Integración. Para Cotoco- su ideología de dominación en obras monumenta-
llao en cambio, es clara la asociación de las sepul- les. Como muestran las investigaciones realizadas
turas a un espacio definido como cementerio, y hasta ahora en el Ecuador Formativo, los centros
son frecuentes las bandejas ceremoniales de pie- ceremoniales existieron aunque de menor volu-
dra con cráneos en el interior o incrustados en men y esplendor que en el Perú, y empezando en
una de las paredes del recipiente. Una tumba de el Ecuador más temprano, desde Valdivia (Marcos
Chaullabamba tiene una concha Strombus ínte- 1988).Se demostraría así la existencia de un poder
gra. Por otro lado, son características de Narrío las sacerdotal que no llegó a contradicciones mayo-
famosas “ucuyayas”o exvotos funerarios. Se trata res con el resto del componente humano, que se
de pequeñas estatuillas de 3-8 cm, trabajadas en manejó en términos de economía familiar, en un
conchas marinas. medio rico por su flora y fauna y su potencial agrí-
Algunas tienen varias cabezas y parece fueron cola. Los productos del intercambio, a decir de las
utilizadas como alter ego de los individuos sepul- sepulturas, tuvieron asimismo una distribución
tados, habíendose recuperado miles de estas pie- mucho más homogénea, sin que ello quiera decir
zas especialmente en la provincia del Cañar. ausencia de rango y estratificación social.
De suerte que sólo a finales del Formativo, se
CONCLUSIÓN: dio paso a la estructuración de sociedades más
Hemos tratado de un período en la Sierra, en el complejas, que desembocaron en la formación de
cual no se produjeron cambios de importancia en los Kuracazgos Regionales, durante el Período de
sentido cualitativo, pero si cuantitativo, si compara- los Desarrollos Regionales (500 a.C - 500 d.C)
mos lo que ocurrió en la Costa ecuatoriana o en el (Idrovo 1992).
Perú, en donde hay más investigaciones que mues-
IV. El Formativo de Ecuador 123

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Manuscrito del autor.
124 IV. El Formativo de Ecuador

EL FORMATIVO EN PUTUSHÍO - SIERRA SUR DEL ECUADOR

Mathilde Temme

INTRODUCCIÓN Los pobladores de la región siempre lo conocieron


como un área de antiguo asentamiento y pidieron que
En Putushío, situado en el valle superior del río se realicen estudios. En 1969 (Diario El Mercurio) un
Jubones, se encontraron restos del Formativo Tardío grupo de cuencanos excavó sobre todo en la cima de
sobre grandes extensiones. Se comparan estos ha- la loma de Putushío e interpretó la función del sitio co-
llazgos con los de otros sitios de la Sierra Sur,para ca- mo fortaleza y como de una gran necrópolis en expo-
racterizar lo que es distintivo de Putushío en este sición.Las ofrendas funerarias no demostraron caracte-
tiempo y presentar reflexiones sobre la evolución de rísticas incásicas y se creía que se trataba de restos de
sus materiales y sus patrones de asentamiento. los Paltas que dominaron la actual Prov. de Loja antes
Los sitios ahora considerados formativos de la de la invasión de los Incas (Collier y Murra 1943).La au-
Sierra Sur del Ecuador fueron recorridos y excava- tora casualmente pasando por el lugar en 1980, pudo
dos desde el inicio de este siglo; primeramente por admirar por primera vez la majestad de este sitio,impre-
René Verneau y Paul Rivet (1912:106-113) cerca de la sionante tanto por su peculiar ambiente natural como
confluencia del río Ricay, afluente del Jubones, des- por la acumulación extraordinaria de restos culturales.
pués en los años veinte por Max Uhle (1922, 1929), A la vista parece sumamente difícil que en este
quién entre otros sitios nombra a Cerro Narrío,Chau- lugar inhóspito pueda haber sobrevivido por largo
llabamba, Monjashuaico, Huancarcuchu, al curso in- tiempo una población numerosa en forma sedenta-
ferior del río Cuenca,por Paute y el valle del Catama- ria a base de la agricultura, aunque se observan re-
yo. En estos lugares y regiones profundizaron estu- servorios artificiales para el agua, canales de riego y
dios los arqueólogos Donald Collier y John Murra numerosas terrazas. La muy quebrada topografía, en
(1943), Wendell Bennett (1946), Elizabeth Carmi- cambio, solamente pudo haber permitido que entre
chael,Warwick Bray,John Erikson (1979),Jean F.Guf- el agua a una muy reducida área con terrazas.El pro-
froy (1981,1987),Karen O.Bruhns (1989),Dominique pósito de ellas forzosamente debía ser otro que sola-
Gomis (Idrovo 1992:20) y recientemente Paulina Le- mente servir para el cultivo.
dergerber (1995) en Gualaquiza. Lo que llama la Para estudiar más sobre el importante pasado de
atención, es una cerámica finísima y restos arquitec- esta región, nació el Proyecto Arqueológico Pu-
tónicos. Max Uhle (1922) relacionó estos hallazgos tushío, patrocinado por el Museo Antropológico del
con Centro América, postulando influencias Mayas Banco Central del Ecuador, Guayaquil. Se realizaron
en el alto Ecuador. cinco períodos cortos de trabajo de campo (un total
Putushío encaja perfectamente en la descripción de 16 meses) entre 1982 a 1986,con dos objetivos: 1)
de Uhle con respecto al área de estos asentamientos identificar la sucesión de culturas que, según los pri-
de cultura supuestamente “Maya”. El sitio se encuen- meros hallazgos superficiales de cerámica, abarca-
tra en el valle seco del río León,afluente superior del ron un período de ocupación de tres mil años, y 2)
río Jubones, en un sector donde hasta ahora se lava definir el patrón de asentamiento. Se excavaron en
oro. Los restos se extienden sobre cerca de 400 hec- aquellos años 100 m2 en la cima aplanada del Hua-
táreas (Fig. 1 y 2). huaPutushío (Fig 2).
IV. El Formativo de Ecuador 125

Restos de pisos del inicio de la ocupación en esta-


do no removido,se encontraron en las plataformas so-
bre las terrazas.Los terraplenes sostenidos con muros
de piedra por más abajo resultaron tener edades mu-
cho más tardías. Su construcción había causado que
pisos del Formativo Tardío fueran desplazados,lo que
explicó en gran parte la presencia de cerámica forma-
tiva ya en la superficie.

CRONOLOGÍA Y MATERIALES

Veintitrés fechas de C-l4 señalan el tiempo de


ocupación de Putushío entre ca. 3420±255 A.P hasta
435±135 A.P. Ocho de estas fechas se refieren a pisos
del Formativo Tardío. Las dataciones fueron realiza-
dos en el Niedersaechsisches Landesamt fuer Bo-
denforschung, Hannover, República Federal de Ale-
mania de 1987 a 1991; la más tardía por Krueger En-
terprise Inc., Cambridge, Mass., USA, 1984. Las edades
en fechas de C-14 y los números de laboratorio (en-
tre paréntesis) son los siguientes:
3420±255 (Hv 16798); 2815±95 (Hv 16797);
2780±120 (Hv 15381); 2705±155 (Hv 15832); 2560±85
(Hv 14707); 2535±120 (Hv 15835); 2450±65 (Hv
14706); 2360±130 (Hv 14704).
No se encuentra todo el material analizado, pero
pensamos poder dar indicaciones sobre la cerámi-
ca, los restos de construcción e informar sobre las
evidencias metalúrgicas.

La cerámica:
Aunque el Formativo Tardío parece cubrir un espacio
de tiempo de más de mil años; Putushío fue descubierto
en siete diferentes unidades estratigráficas,con diferentes
fechas para este período,no se observa un verdadero de- Figura 1. Ubicación de Putushío y demás sitios
sarrollo por tiempo en las formas y decoraciones. mencionados en el texto:
En las Figs.3 a 5,se presentan las formas de las va-
sijas con sus respectivas decoraciones.Leves diferen-
cias temporales se distinguen entre el grupo A y las
agrupaciones B, C, D, E, F y con los grupos G y H. El
primero tiene la fecha más temprana con 3420±255
A.P. y lleva como característica un cuello sumamen-
te corto.Ni la forma de las vasijas,ni las decoraciones
parecen indicar un proceso evolutivo.No tenemos fe-
chas tan antiguas que verifiquen la postulación de
Braun (1982:6) de que la cerámica Cerro Narrío finí-
sima puede tener un origen de 2580 a.C.Más excava-
ciones en pisos no removidos y más dataciones son
necesarias para poder comprobar la sugerida evolu-
126 IV. El Formativo de Ecuador

Figura 2. Vista al Huahua-Putushio desde la loma grande de Putushio, la flecha indica el sitio de excavación.

ción a un acabado menos fino.A pesar de la diferen- Los bordes de los cuencos de la época más tem-
cia de tiempo entre el primer grupo A y las siguien- prana (Fig 4 c) se agrupan en tres variantes de gro-
tes agrupaciones que se dan a partir de 2815±95 A.P., sor: 1) disminuyendo este hacia el labio, 2) constan-
en las decoraciones no existe un gran cambio. Es de te, y 3) levemente engrosado. En el exterior de los
sospechar, que las agrupaciones de B a F, que se ma- cuencos la franja del engobe rojo pulido puede ex-
nifiestan desde allí hasta el fin del Formativo Tardío, tenderse desde el labio, teniendo un ancho de un
surgieron hasta antes de la segunda fecha menciona- centímetro, hasta cubrir más de la mitad del cuerpo,
da. Solamente los grupos G y H se inician más tarde o como marcándose de manera vertical. En tres ca-
con la fecha 2535±120 A.P. sos existe una franja de engobe blanco pulido, con-
Predominan las vasijas cerradas, que se distin- trastando con el engobe rojo o café pulido, lo que
guen por cinco formas básicas de sus bordes: puede indicar un origen diferente. Los grupos G y H
1) corto multiforme, 2) evertido de alto hasta muy (Fig 5), formas de vasijas probablemente abiertas y
alto, 3) evertido alto con ángulo cambiante, 4) alto del fin del Formativo Tardío en Putushío, tienen el la-
con engrosamiento del labio hacia afuera y bio biselado o el labio engrosado redondo hacia
5) evertido entrante (Figs 3 a 5, grupos A a F). adentro.
El grupo F, el más abundante en la excava- Con excepción de los grupos G y H, todos tie-
ción, es el que más prueba que las formas fueron nen el labio rojo pulido y áreas o franjas rojas pu-
mantenidas por largo tiempo. La presencia de es- lidas o no pulidas, sobre un engobe de color ante
te tipo en los pisos del Formativo Tardío, de dife- de la misma arcilla empleada para la pasta. Es es-
rente datación en Putushío, como su aparición en ta cerámica que Uhle incluye en su tipo “mayoide”
distintos sitios desde 1900 a.C. hasta el Período de y que presentan Collier y Murra como el tipo “Ce-
Desarrollo Regional, tanto en la Costa como en la rro Narrío” con la decoración rojo sobre leonado.
Sierra, manifiesta que esta forma fue conservada Varios autores ven esta alfarería relacionada con
por más de 1000 años (Lathrap y otros 1975:75; la cerámica Machalilla, Chorrera y Egoroy, supo-
Bischof 1975a:54; Lecoq en Guffroy y niendo e implantando un origen en la Costa ecua-
otros1987:227). toriana y tal vez, no se puede negar por completo,
IV. El Formativo de Ecuador 127

Figura 3. Tipos A y B de formas de vasijas con decoración.


IV. El Formativo de Ecuador
128

una relación con Mesoamérica (Meggers 1966:62- 1) y Catamayo (Guffroy 1987:83-84) no parecen ser lo
65 y 110; Collier y Murra 1943:85; Bishof 1975:56; mismo que en Putushío.Se acercan a la tradición Ca-
Braun 1982:89; Guffroy 1987). tamayo B en cuanto se encuentran engrosados y dis-
Las figuras 6 y 7 demuestran dibujos de las deco- minuyéndose hacia el labio, pero en Catamayo no
raciones del cuerpo, ordenado por seis categorías: son decorados.Más bien en Huancarcuchu se notan
-De “A” a “D”, se relacionan a lo que consta ya en formas idénticas y decoraciones similares (Bennett
la descripción e ilustración de las formas. El pintado 1946:Fig 6, K y N). Con respecto a la forma B (Fig 3 y
con engobe rojo está combinado con aplicaciones 4B), no se muestran exactamente las mismas formas
de variedad redonda,representación del ojo de café, de los otros sitios, pero son similares en su forma ge-
manos, culebras, monos, conchas; existen aplicacio- neral a las vasijas globulares con bordes evertidos al-
nes de bandas con muescas, a veces en subdivisión tos. Tienen las características de decoración, de Ce-
con zonas de ahumado e incisiones de uña, con lí- rro Narrío (Collier y Murra 1943:62, Lam. 16 y 21). La
neas horizontales incisas o en ángulo. forma D (Fig 4D) se ilustra de Cerro Narrío (obra ci-
-“E”se refiere a decoraciones que por su posición tada Fig 13 fila 3),en la tradición Catamayo C y Cata-
estratigráfica se asocian a las formas reportadas pero mayo D (Guffroy 1987:87,93). Parte de la tradición
que no se dejan fácilmente incorporar. Entre ellas Catamayo C es diferente, porque en ésta se encuen-
consta la decoración incisa post-cocción, y entre tra el borde más recto y además tiene incisión de li-
otros, hasta en una asa típica de botella silbato (Fig neas rectas verticales y en forma de ángulos. El gru-
7, E4 y E5). po E (Fig 5E) guarda cierto parentesco con la varian-
-“F” en cambio demuestra decoraciones, tanto te C, rojo sobre leonado, de Cerro Narrío (Collier y
provenientes de la excavación,como de la superficie Murra 1943:Fig 11).El grupo F (Fig 5F) demuestra en-
y posos de cateo en otras áreas Putushío, que pare- laces con casi todos los sitios del Formativo Tardío en
cen tener edades aún más tempranas, en una parte el Austro, hasta el Período de Desarrollo Regional
relacionándose con Valdivia Tardío y Machalilla, en (Uhle 1922:12; Bruhns 1989; Lecoq en Guffroy y otros
la Costa, a partir de 1800 a.C. 1987:227).
El examen sobre las pastas de la cerámica roja Similitudes sobre las decoraciones del cuerpo A y
sobre ante, a través del estudio microscópico de lá- C (Fig 6), se dan muy claramente con Catamayo C
minas delgadas, dio el resultado que pertenecen a (Guffroy 1988:135Lam.6); con Cerro Narrío (Collier y
un mismo grupo,tienen como desgrasante en su ma- Murra 1943:Lam.16, Fig. 6,10; Lam. 18, Fig. 1,2,11; Lám.
yor parte cuarzo,seguido por plagioclasa y rocas vol- 19, Fig. 3, 9,11;Lam.20,Fig.15 a 29) y en las de la posi-
cánicas. El tamaño del grano de desgrasante oscila ble afiliación a la Costa (Op. cit. Lam. 43, Fig. 11,12).
de muy fino hasta muy grueso (0.06 a más de 2 mm) Existen relaciones con los grupos de decoración A,C,
y la porción es del 20 a 40%. El cuarzo tiene una for- D y E3 (Figs 6 y 7),con Sumaypamba (Ob cit.Lam.11,
ma angulada,esquinosa y está bastante claro que fue Fig. 2) sobre el grupo B de decoraciones (Fig 6).
triturado y adicionado por el alfarero.El núcleo de la Se observa que en la cerámica rojo sobre ante
pasta es negra, probablemente de un contenido to- existe en una variación total, mayor que la descrita
davía alto en substancias orgánicas, lo que indica anteriormente. Comparada con Putushío, se nota
que las temperaturas, al hacer las vasijas, no eran más variedad en Cerro Narrío y menos en la cerámi-
muy altas y además el tiempo de quema era corto. ca del valle del Catamayo. En Huancarcuchu y Mon-
(Comprobado por el análisis microscópico de la mi- jashuaico se observa en cambio una inclinación
neróloga Vera Rabelt,Grupo de Arqueometría,Institut más fuerte al tipo finísimo.Están claros los contactos
fuer Anorganische und Analytische Chemie, Freie con estos sitios y también con la región de Santa Isa-
Universitaet Berlín,Alemania, l990.) bel, por el valle del río Jubones. Pero el conjunto de
Por la forma y decoración existen parentescos tipos en cada uno de estos sitios es distinto hasta en
con los sitios de Catamayo,Sumaypamba y Cerro Na- su clasificación temporal.
rrío en distintas maneras.Por ejemplo,en lo referente Las áreas de influencias para los asentamientos
a la forma de los bordes cortos de las vasijas (Fig no han sido iguales. Las relaciones se reducen a ti-
3A), comparados a los tipos reportados para Cerro pos seleccionados dentro de la cerámica.El grupo X
Narrío (Collier y Murra 1943:Fig 10 fila 1 y Fig 12 fila de Cerro Narrío no asoma en Catamayo ni en Putus-
IV. El Formativo de Ecuador 129

Figura 4. Tipos B, C y D de formas de vasijas con decoración.


IV. El Formativo de Ecuador
130

Figura 5. Tipos E, F, G y H de formas de vasijas con decoración.


IV. El Formativo de Ecuador
131

Figura 6. Tipos A, B, C y D de tiestos con decoración.


IV. El Formativo de Ecuador
132

Figura 7. Tipos E y F de tiestos con decoración.


IV. El Formativo de Ecuador
133

Figura 8. F 15 - Hilera de cimiento de piedras


Figura 9. F 240/1580, construcción posiblemente de bahareque
con subdivisiones pequeñas rectangulares

hío. Los análisis de pasta de Catamayo (Guffroy la aparición aislada de subtipos con un acto de selec-
1987:82-83,92) y Cerro Narrío (Roy en Collier y Murra ción por el comprador? Pensando en estas posibilida-
1943:91-92) sobre cerámica similar a Putushío,dejan des, el material cerámico parece perder algo de su
la impresión que los recipientes fueron elaborados poder eminente para la descripción de complejos
en distintos lugares. Pirincay en cabio se asemeja a culturales, queda como un indicador de contactos y
Putushío en el aumento de material orgánico a la vastos espacios de tiempo.
pasta (Bruhns 1989:60).Pero resulta difícil comparar
la cerámica bajo este último aspecto, porque fueron La Arquitectura
empleados diferentes métodos de análisis. La elabo- Uhle (1922:Lam I-III) publica fotos de los sitios
ración de las pastas y el acabado de esta cerámica Cerro Narrío, Sumaypamba y Llaver. Demuestra lo-
indican técnicas refinadas que probablemente pue- mas con cimas aplanadas por el hombre, similar a
den haberse mantenido dentro de familias o pue- lo que se ve en Pirincay (Bruhns 1989:60) y tal vez
blos alfareros. Una producción mayor parece expli- menos pronunciado en La Vega del valle de Catama-
car su aparición en lugares a mayores distancias y yo (Guffroy 1987:196,197). De los sitios Llaver y
hasta cierto grado el mantenimiento de las mismas Uchucay se conoce murallas levantadas de lajas
formas en largo tiempo. No se puede excluir que ta- (Uhle 1922:Lams. II-III). Estas son particularidades
les grupos, con una economía artesanal especializa- que se observan en Putushío. Pero, solamente pode-
da,tenían una red extensa de comercio,o que miem- mos estar convencidos de pocos sitios, en que este
bros de ellos desarrollaron cierta movilidad para tra- aspecto externo, hasta paisajístico, pertenezca úni-
bajar en diferentes lugares.¿Se podría explicar tal vez camente al Formativo Tardío. En el área de excava-
134 IV. El Formativo de Ecuador

más reciente del Formativo Tardío, F-15 (2360±130


A.P.), presenta un cimiento simple de una hilera de
piedras. En la Fig 11, se ve un trozo de revoque de
casa, adornado con líneas incisas y pintura roja,
que se encontró en el contexto F-1167.
Todas las edificaciones excavadas, eran rec-
tangulares o cuadradas. Uhle (1922:4) menciona
construcciones de este trazado en Chinguilanchi y
Chaullabamba. Con tal generalidad fueron obser-
vados también en Sumaypamba y Cerro Narrío
(Collier y Murra 1943:29,43). En valle del río Cuchi-
pamba y sus tributarios Ledergerber (1995:Figs 2a
y 2b) excavó estructuras semicirculares.En el valle
de Catamayo se descubrieron estructuras rectan-
gulares y semicirculares (Guffroy 1987:70,198).
Aunque las formas se parecen, la manera de edifi-
carlas es muy diversa.

Las Evidencias Metalúrgicas

Los hallazgos de metales son escasos para el For-


mativo (Bruhns 1989:66).En Putushío los indicios de
actividad metalúrgica consisten en chispas y micro-
pepitas de oro nativo y en desechos de elaboracio-
nes con oro. Fueron hallados en algunos contextos
de este período.Todos son restos muy diminutos en-
tre 0.02 hasta 1 mm de diámetro. Los pedacitos de
Figura 10. F 1167 - vista parcial de hilera de lajas, puestas
verticalmente. oro que demuestran la intervención del orfebre, son
láminas martilladas sumamente finas y muestras so-
ción en Putushío consta que el movimiento de tierras
lidificadas en formas de bolitas esféricas perfectas,
para construcción de terrazas con muros de piedras
también de esferas deformadas o solamente salpica-
se realizó al inicio del Período de Integración.Pero po-
duras amorfas. Hasta 1994, solamente se realizaron
demos afirmar que durante el Formativo Tardío la pie-
análisis semicuantitativos de pocas de las muestras
dra igualmente era un material de construcción bas-
de los metales encontrados en los pisos tempranos,
tante utilizado (Fig 8).
utilizando un microscopio electrónico de energía
Las Figs. 8 a 10 ilustran restos de tres estructuras
dispersa espectrométrica (SEM-EDS). Esos análisis
de edificios hallados en la plataforma del Huahua-
fueron referentes al contenido de oro, plata y cobre.
Putushío. Son diferentes entre sí: El complejo F
Los estudios sobre los restos metálicos realiza el Dr.
240/1580 (Fig. 9), con una fecha de 2560±85 A.P.,
Thilo Rehren,Institute Archaeo-Metallurgical Studies,
contenía una construcción de bahareque con sub-
University College of London.
divisiones rectangulares muy pequeñas. En el piso
En el piso F 1470, el más temprano del Forma-
F 1167 (Fig. 10), fechado 2450±65 A.P, se presentó
tivo, se encontraron dos fragmentos de un molde
una hilera de lajas grandes puestas verticalmente
de cerámica que tienen adherido oro, a casi dos
junto a un empedrado. La leve inclinación de las
metros de separación. Los pedazos tienen una di-
lajas sugiere que sirvió como zócalo de un edificio
mensión de sólo 2,5 x 2 cm y 1,5 x 1,5 cm, ambos
grande que debía haberse extendido hacia el Este
de un grosor de 1 cm. Su superficie está cubierta
de la plataforma, donde ahora existen terrazas del
con una capa sinterizada de carbonato, pero co-
Período de Integración. Las lajas grandes puestas
mo veinte gotitas de oro se encuentran pegadas en
verticalmente son características en otros sectores
la superficie original. Los análisis de espectrome-
de Putushío y de sitios del valle de León. El piso
IV. El Formativo de Ecuador 135

cm

Figura 11. Trozos de revoque, uno adornado con líneas incisas y pintura roja.

tría de energía dispersa demuestran que el metal gional con dos particularidades: 1) se aumentan
es oro casi puro con el 6% de plata aprox. y menos las aleaciones de cobre al oro en cantidades nota-
de 0.5% de cobre, siendo una composición de oro bles, y 2) se encuentran instalaciones fijas de ba-
natural no aleado. rro como hornos-receptáculos en gran número so-
En los pisos más tardíos del Formativo (WO3- bre las plataformas y terrazas del HuahuaPutushío
1552 y W13-1283) se observa un aumento de cobre y alrededor de la laguna Tasqui para el procedi-
en las muestras solidificadas que llega hasta el miento metalúrgico. Su presencia en la loma gran-
27.9% de cobre. Por haber encontrado también de de Putushío tampoco se excluye (Rehren y
chispas y micropepitas de oro nativo en los pisos Temme 1994).
arqueológicos, que bajo el SEM son iguales a las
muestras geológicas del río León, al pie del Pu- El Patrón de Asentamiento
tushío, podemos indicar el aprovechamiento de
los lavaderos en la vecindad. En éstas se observa Se destaca el desarrollo funcional del sitio Pu-
siempre una aleación binaria de oro y plata (con tushío más allá del Formativo, porque la función
más de 35% de plata) y un contenido de cobre espacial es el indicador más revelador para la
que no excede el 1%. Consecuentemente es de creación de diferencias en el cuadro de áreas cul-
sospechar que ya al fin del Formativo Tardío las turales. Aunque se excavó muy poco, se llegan a
aleaciones con cobre fueron producidas por el plantear un número de hipótesis que de manera
hombre. más consecuente pueda verificar la imagen de es-
La lámina delgada más grande, que tiene un ta- ta sociedad y sus materiales. Se anuncian las posi-
maño de 1 mm2 y varias veces doblada, fue encon- bilidades de comercio a larga distancia y a su vez
trada en el piso F 1580, datado en 2560±85 A.P. No influencias múltiples desde lejos a este sitio.
se analizó todavía esta muestra. Es de mencionar ¿Cómo se declara la función de los demás si-
que en las láminas más tardías igualmente se re- tios hasta el momento? Para Chinguilanchi en el
gistró un pequeño aumento en cobre, posiblemen- alto Catamayo, Uhle (1943:4) interpreta como de
te puesto para influir la flexibilidad del metal. utilización religiosa, describiendo restos arquitec-
La función de Putushío como taller aurífero si- tónicos como de un altar. Para el valle seco del Ca-
gue hasta el fin del Período de Integración. Los res- tamayo,se propone la llegada de agricultores (Guf-
tos excavados de esta actividad revelan una evolu- froy 1987:125), quienes en este caso debían tener
ción técnica al fin del Período de Desarrollo Re- conocimientos del riego. Pirincay, según las indica-
136 IV. El Formativo de Ecuador

ciones de Bruhns (1989), era un taller de cristales una inmigración desde muy lejos, de un pueblo
y lugar de comercio de productos sobre grandes más evolucionado a la Sierra Sur. Por las marcadas
distancias. Cerro Narrío se presenta como un posi- diferencias entre los conjuntos de estilos de cerá-
ble cementerio, siendo utilizado como tal aún en mica en cada uno de estos sitios formativos, pode-
tiempos modernos. Los asentamientos en la con- mos constatar que probablemente vinieron de le-
fluente del río Ricay con el Jubones, posiblemente jos, pero de diferentes lugares y civilizaciones. En
eran sitios de paso; ellos ocupan un paisaje com- este caso su ubicación exclusivamente en las vías
pletamente árido.Hasta hace pocos años funcionó claves, pueden indicar que desde estos sitios o
el camino de herradura desde los poblados en el desde más lejos estaban en contacto con asenta-
valle del León hacia la Costa. Huancarcuchu, Mon- mientos que tenían otras técnicas con otros bie-
jashuaico y Chaullabamba se encuentran sobre nes culturales. De todas maneras tenemos que in-
las fértiles terrazas fluviales del río Cuenca en la terrogarnos: ¿Cuándo se terminó el Período Prece-
confluencia con el río Paute, a su vez un punto rámico en la Sierra Sur?
muy estratégico hasta ahora, para entrar desde allí
hacia la Amazonia. Colocando los sitios reporta- CONCLUSIONES
dos sobre un mapa geofísico, se anota, que todos
ellos se encuentran en importantes vías de comu- Anteriormente se ha expuesto que el concepto
nicación, en el medio de valles intermediarios en- de “Formativo” sirvió como un indicador de tiem-
tre la Costa y el Oriente y dentro de la Sierra de po. Fueron comparados vestigios de diferente ín-
Norte a Sur, todos ellos incorporados de alguna dole, presentes en Putushío durante este período,
manera a la cerámica tipo Cerro Narrío, donde las con aquellos conocidos en otros de la Sierra Sur.
Cordilleras Andinas por bajas alturas y poca an- Sobre todo la cerámica aparentemente similar pa-
chura facilitan enormemente el traspaso entre tan ra este tiempo estimuló el describir el Formativo
distintos espacios. en Putushío para resaltar las diferencias y similitu-
También se observan sitios donde hay yaci- des con otros sitios.
mientos importantes de minerales: metales, sales, Sin lugar a duda es la cerámica la que ofrece
piedras para tallar, etc. Fueron asentamientos de hasta el momento más posibilidades de compara-
densa y larga ocupación dentro de la época del ción. Las observaciones sobre los recipientes con
Formativo Tardío.Algunos de ellos, como Cerro Na- la decoración rojo sobre ante de Putushío, de-
rrío y los sitios en la confluencia del río Ricay con muestran que en este período no hay un desarro-
el río Jubones y Putushío, demuestran aún ocupa- llo evolutivo claro. La comparación de la cerámica
ción hasta el fin de la era prehistórica. Pero no co- con otros sitios, muestran otras agrupaciones y va-
nocemos varios aspectos de esta “cultura” y el gra- riaciones de los subtipos. El examen de las pastas
do de dispersión en áreas estratégica y económi- de vasijas de diferentes asentamientos aún no pue-
camente menos atractivas. Muchos de estos sitios de resolver el problema de en dónde tiene esta ce-
se encuentran sobre lomas secas en valles semi- rámica su centro de elaboración. El fino acabado
áridos hasta áridos, donde la actividad agrícola ya y a veces la aparición de tipos idénticos a los en-
requería conocimientos técnicos elevados y es- contrados en sitios distantes indicaría tanto la es-
fuerzos entre grupos numerosos para hacer llegar pecialización del trabajo, como la comercializa-
el agua a los campos de sembrío. Indudablemente, ción de esta alfarería.
las lomas ofrecen una función de defensa y con La ubicación de los demás sitios con esta cerá-
las dimensiones que tienen, en muchos de ellos se mica en zonas intermedias entre Costa, Sierra y
obstaculizaría la vida diaria,si en estos sitios se tie- Oriente explicaría por un lado la dispersión de la
ne que mantener la vida a base de la agricultura cerámica tipo rojo sobre ante, como la presencia
con una economía de subsistencia. de estilos de otro origen cultural dentro de esta
Tenemos que preguntarnos: ¿Los espacios so- época.
brantes eran despoblados? ¿Si en el Formativo es- La arquitectura de Putushío, como el otro fac-
tos y otros poblados tenían o no alfareros? La ce- tor sujeto a una comparación con otros sitios de
rámica tipo Cerro Narrío rojo sobre ante señala esta época, fue menos aclarado. Lo poco excavado
IV. El Formativo de Ecuador 137

en Putushío demuestra que debemos calcular pa- tes regiones y el estudio utilizando metodologías
ra este tiempo bastantes variaciones en el diseño similares hará que las variaciones de los materia-
y la técnica de edificación. les sean comparables. También las variaciones de
Respecto a la metalurgia del oro en Putushío, un conjunto de materiales de diferente clase, que
sus evidencias demuestran que es un sitio único, son observables en sitios que muestran funciones
para el período Formativo ecuatoriano, si lo com- iguales en espacios y tiempos análogos, hará posi-
paramos con los de la Costa. Esos trabajos especia- ble descubrir la diversidad cultural y estado evolu-
lizados causaron una ocupación del sitio Putushío tivo de diferentes pueblos y culturas que ocuparon
hasta el fin de la era precolombina. Durante el pe- la Sierra Sur del Ecuador en aquel tiempo.
ríodo Formativo los habitantes desarrollaron el
martillado, la fundición y la aleación. Solamente AGRADECIMIENTOS
para esta fase temprana contamos con el hallazgo
de un pequeño molde de fundición elaborado de Los estudios fueron auspiciados en su mayor
arcilla. parte por el Museo Antropológico del Banco Cen-
Finalmente, los patrones de asentamientos de tral del Ecuador, Guayaquil. Mis agradecimientos
los diversos sitios durante el Formativo en la Sierra se dirigen en especial al difunto Dr. Olaf Holm y en
Sur, indicarían que tenemos tal vez nuestros pun- esta fase de estudio a todos que facilitaron los
tos de vista demasiado en vías de comunicación. análisis sobre los materiales tanto en el Ecuador
Solamente la excavación de más sitios en diferen- como en distintos laboratorios del extranjero.
138 IV. El Formativo de Ecuador

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IV. El Formativo de Ecuador 139

LA CERÁMICA FORMATIVA TARDÍA


DE LA SIERRA AUSTRAL DEL ECUADOR
(PROVS. DE CAÑAR, AZUAY Y LOJA: UNIDAD TERRITORIAL Y PARTICULARISMOS REGIONALES)

Dominique Gomis

INTRODUCCIÓN Tardío” de la Costa. Etapas que corresponden res-


pectivamente desde el comienzo de la alfarería
Presentamos a continuación una tentativa pre- hasta el perfeccionamiento tecnológico alcanza-
liminar de reorganización de lo que fue la produc- do en Chorrera (Meggers 1966; Porras 1987a; Lath-
ción alfarera durante el período Formativo Tardío rap y otros 1975; Holm y Crespo 1981 Vol.1).
ecuatoriano dentro de la Sierra austral (1500-500 Hoy en día, aunque los estudios de los dos últi-
a.C.). Nuestro trabajo se basa sobre comparacio- mos decenios en la Costa y la Sierra norte del
nes estilísticas de los materiales cerámicos reuni- Ecuador modificaron ampliamente este esquema,
dos en distintas investigaciones arqueológicas de la falta de investigaciones regionales, así como
naturaleza desigual en sus diferentes procedi- también de una reflexión teórica sobre el desarro-
mientos teórico-metodológicos y trabajadas entre llo de la arqueología nacional, no permiten que la
los comienzos de este siglo hasta el presente dece- Sierra austral se deshiciera de este enfoque evolu-
nio (Mapa, Fig. No. 1). (No incluimos estudios de cionista basado en la arqueología de la Costa.
Temme en Putushío, Prov. del Azuay, de Lederger- Igualmente, la aplicación de una cronología
ber en Gualaquiza, Prov. de Morona-Santiago, y de uniforme para todo el Ecuador, elaborada sobre
otros arqueólogos pues los resultados no están ter- estudios que se limitan a la Costa, obstaculizó el
minados-También ver artículos de Arellano,Idrovo, conocimiento del desarrollo histórico austral.Añá-
y Temme en este libro.) dase a esta situación, el vacío cronológico entre el
período Pre-cerámico y el Formativo Tardío que se
PLANTEAMIENTOS TEÓRICOS Y METODOLÓ- explica por la falta de estudios regionales en la
GICOS Sierra. No significa que los cazadores-recolectores
de Chobshi (Holm y Crespo 1981:79-81) y Cubilán
1. Problemas cronológicos: Uno de las mayores (Temme 1982) desaparecieran sin dejar rastro, ni
problemas de la arqueología ecuatoriana, desde que las sociedades agro-alfareras formativas tar-
sus comienzos, reside en la falta de una definición días poblaran de golpe los valles interandinos me-
rigurosamente elaborada de la calificación de sus ridionales. Así, el alto grado de especialización al-
diferentes períodos cronológicos, y del Formativo farera no se explica sin la existencia de una tradi-
en particular en la Sierra. Hasta hoy, el término se ción cerámica; es decir que, sin duda alguna, se
refiere a un concepto que identifica “alfarería”con debe encontrar aquí rastros de sociedades en tran-
“sociedad”; esto es que el desarrollo progresivo de sición entre los cazadores-recolectores-horticulto-
las sociedades formativas se manifiesta primero res y los pueblos alfareros.
por la tecnología alcanzada en el arte cerámico, y Siendo imposible negar los estrechos vínculos
después por su base económica. Según este enfo- tejidos en esta época entre la Sierra y Costa, con
que, es la cerámica la que identifica el tipo de so- fuertes influencias de esta última, sin embargo de-
ciedad:“Valdivia” o “Formativo Temprano”,“Macha- bemos tener en cuenta otros razonamientos, pues
lilla” o “Formativo Medio”,“Chorrera” o “Formativo para que los aportes extraños a una sociedad ten-
140 IV. El Formativo de Ecuador

Figura 1. Sitios arqueológicos del Ecuador y del norte del Perú, mencionados en el texto.
IV. El Formativo de Ecuador 141

gan utilidad dentro de la misma, ésta tiene que ha- leza se midió en la apropiación colectiva de la tie-
ber desarrollado mecanismos materiales e ideoló- rra y su transformación en diferentes productos so-
gicos de recepción que correspondan a una nece- ciales como son: la agricultura para subsistir y
sidad básica para sí. No es el factor “difusión” el multiplicarse; la arquitectura para abrigarse (vi-
que condiciona estos vínculos, sino el elemento vienda doméstica) y controlar las fuerzas sobrena-
“cohesión”el que permite atraer a lo foráneo y a la turales (construcciones ceremoniales); la cerámi-
vez llevar a fuera una producción comparable. De ca para su uso doméstico y los ritos sagrados.
esta manera, el intercambio no puede existir sin Dentro de esta trilogía, mientras la primera re-
reciprocidad o la influencia sin un contexto recep- presenta el orden macro cósmico dentro del cual
tivo, que es lo que asegura la existencia de un de- evoluciona la arquitectura y la agricultura, la cerá-
sarrollo interno propio a la zona austral de la Sie- mica halla su realidad en el microcosmos de la fa-
rra ecuatoriana que debió naturalmente haberse milia y de la aldea, tanto en el uso doméstico co-
incrementado bajo el impulso de influencias cos- mo en el uso ideológico de los forjadores de estas
teñas en un momento dado. sociedades. Por esto, el alfarero debe dar a la arci-
Finalmente, los estudios arqueológicos siem- lla natural una utilidad social y lo consigue en la
pre partieron del espacio colonial que aísla la Cos- creación de un producto consumible: una pasta
ta, Sierra y Oriente por un lado, y que por otro, divi- que puede adoptar varias formas, aguantar una
de a la Sierra, por ejemplo, según conceptos admi- cocción mantenida a una cierta temperatura,resis-
nistrativos europeos: las Provs. de Cañar, Azuay y tir a los cambios térmicos dentro del horno y tam-
Loja. Mas no trataron de ubicarle dentro del espa- bién al proceso de enfriamiento y a los choques
cio real andino que funciona a partir de un eje sufridos en la manipulación de las vasijas. Igual-
fundamental, la “constante integracionista trans- mente la pasta debe permitir la permanencia del
versal”que une a los tres diferentes ambientes geo- acabado (engobe, etc.), evitando grietas, desposti-
gráficos Costa, Sierra y Oriente y gracias a la cual llaje, etc.
se cimentó la unidad andina, a través de relacio- De este modo, el alfarero de esta época es un
nes específicas que definieron un modo de pro- productor que goza de prestigio dentro de su ám-
ducción típicamente andino (Murra 1972; Lumbre- bito social porque éste requiere de su sabiduría
ras l979). para vivir; sin que por esto se deje de lado el im-
portante papel que debieron jugar otras expresio-
2. Sociedad y producción cerámica: La tecno- nes tecnológicas dentro de la afirmación de la
logía que sustenta a la producción material de los identidad, ya sea en la aldea como también frente
pueblos en general, es el resultado del trabajo or- a sus vecinos cercanos y lejanos mediante el co-
ganizado de los hombres en su enfrentamiento co- mercio. Nos referimos al arte lapidario y a la texti-
tidiano con la naturaleza. Dentro de la producción lería, entre otros.
material, la alfarería es una de las variadas formas
de la práctica social que es el trabajo, y a través de 3. Reflexiones sobre la tipología: Si la arqueo-
ella es posible medir el nivel alcanzado por las re- logía enfoca los hombres del pasado a partir del
laciones contraídas entre los hombres, teniendo trabajo que produjeron, a nuestro modo de ver la
en cuenta los parámetros de consumo, distribu- tipología parte del concepto de que los producto-
ción e intercambio y estudiándoles paralelamente res crearon las referencias tecnológicas,morfológi-
con las demás expresiones tecnológicas compren- cas y decorativas dirigidas hacia funciones especí-
didas dentro de la cultura material en su conjunto ficas dentro de la sociedad, según normas particu-
(arquitectura, textilería, etc.). lares, correspondientes a las necesidades de con-
El proceso de trabajo cerámico no se da sino sumo. Así la tipología es un instrumento científico
paralelamente a las necesidades de subsistencia que nos permite ordenar los fragmentos de una
de la sociedad. Las formaciones sociales que ha- producción cerámica antigua, partiendo del estu-
cen el “Formativo Tardío”, son sedentarias y confir- dio analítico sobre la producción material. El con-
man la conquista paulatina de un espacio estable, junto de las informaciones provistas por la tecno-
a partir del cual la contradicción Sociedad-Natura- logía, la morfología y la decoración nos da todo el
142 IV. El Formativo de Ecuador

proceso del trabajo. Además, permite alcanzar los medios de control desarrollado por los hombres
instrumentos indispensables en su realización, así sobre la naturaleza a partir de la sociedad. Los ins-
como los medios de trabajo o condiciones, ya no trumentos y los medios que les sirven, no son sus-
sólo materiales sino también ideológicas (las nor- ceptibles de sufrir cambios en su fabricación y uti-
mas como respuestas super-estructurales a las ne- lización. Las normas ideológicas que rigen a una
cesidades del grupo estudiado): es decir la organi- sociedad determinada, son las que fueron desarro-
zación social del trabajo y su división (por ej., exis- lladas del sistema de apropiación del trabajo por
tencia de especialistas alfareros) y las relaciones un grupo de hombres, cuyo poder sobre el resto
que se tejen a partir de este trabajo entre los dife- de la comunidad depende de la mantención y la
rentes individuos de la sociedad, las cuales nos perennidad del orden social existente. Por eso y
dan por la función social de la alfarería (por ej.,es- sobre la base de nuestro análisis efectuado en la
tratificación social y jerarquización de las funcio- cerámica del sitio Chaullabamba, estimamos que
nes; diferencia entre las vasijas utilitarias-domésti- un tipo utilitario-doméstico, siendo una produc-
cas y ceremoniales; o diferencia entre los recipien- ción individualizada en función de la familia, está
tes utilitario-doméstico y los doméstico-elitista). aún más sujeto a variar en formas y decoración sin
Para tal propósito, la tipología que hemos es- dejar de respetar ciertas normas, como por ejem-
tructurado la tipología que revisaremos después, plo, un contraste rojo sobre crema o una arcilla en
sobre la base de tres criterios: particular.
a) El tipo: Como criterio general que en primer En cambio, la ideología que se proyecta en la
lugar describe morfológicamente, ornamental- tecnología empleada en las vasijas ceremoniales
mente y tecnológicamente los productos; en se- exige una mano experta, casi sagrada, es decir la
gundo lugar, define su función, orientada hacia un existencia de rigurosas reglas en la preparación y
consumo específico dentro de la sociedad. la elaboración de las piezas, así como de alfareros
Como criterio particular “utilitario-doméstico”, especializados quienes poco a poco, según el gra-
que analiza una producción alfarera singular, arti- do de complejidad alcanzado por la sociedad,ten-
culada dentro de una economía restringida y al in- drán que separarse de la producción profana de la
terior de un espacio que recién se está conforman- aldea y volverse dependientes del grupo dirigente
do, como es el caso del ayllu, la comunidad y/o la de la colectividad. Lo que significa una apropia-
aldea, donde el consumo y la distribución de los ción del trabajo, mano de obra y medios de pro-
bienes revelan tanto la presencia de relaciones de ducción por parte de una elite incipiente del For-
producción basadas en el parentesco cercano de mativo que será reforzada en épocas más tardías.
tipo “totémico”, como la existencia de un inter- Hemos desarrollado con amplitud el criterio
cambio de carácter “endogámico”. Las piezas no de tipo, porque constituye la unidad de base indis-
salen de la unidad doméstica que aseguran la sub- pensable en la elaboración de la tipología que sos-
sistencia individual inmediata (principalmente tiene a los dos parámetros siguientes:
cocción de los alimentos, almacenamiento de es- b) El estilo. Reúne varios tipos dentro de un sitio,
tos, vajilla doméstica). Como criterio particular o bien de un espacio más amplio, como por ejem-
“ceremonial” ritual se refiere a piezas que circulan plo un valle. El hecho que represente la suma de
fuera de las unidades domésticas y a partir de un varios tipos dentro de un solo sitio, muestra que el
cierto grupo de personas escogidas, como el cha- parentesco define las relaciones de producción
mán (yachak) y sus ayudantes para cumplir un dentro de un espacio ya no tanto unifamiliar, sino
propósito determinado dentro de la comunidad: entre grupos familiares o ayllus articulados en tor-
asegurar el equilibrio Sociedad-Naturaleza, res- no a tótems opuestos y complementarios a la vez,
guardado por el orden social. De una subsistencia que definen fronteras sociales no trasgredibles,
individual familiar, la cerámica pasa a permitir la acompañadas por una división del trabajo más de-
perennidad de una subsistencia colectiva finida. Esto es que el despliegue de varios tipos ce-
De su función utilitaria-doméstica o ritual, de- rámicos correspondería a una sociedad demográ-
penderán las normas tecnológicas, morfológicas y ficamente mayor, gracias a un incremento de la
decorativas. La religión y la religiosidad son los tecnología agrícola que le permitió ensanchar su
IV. El Formativo de Ecuador 143

territorio y que tiende a mayores necesidades y nomías complementarias asentadas sobre un es-
que está en condición de ofrecer una gama más pacio más amplio: sub-área o área por ejemplo, en
amplia de productos frente a una mayor deman- donde el consumo, distribución e intercambio si-
da. guen patrones comunes, generalmente de largo al-
Si un estilo abarca varios tipos diferentes y pre- cance (como en el caso del Spondylus princeps) y
sentes en múltiples sitios, supone que las relacio- un proceso histórico similar, articulado en una ex-
nes de producción se basan sobre un parentesco presión ideológica que lo afianza (por ejemplo:
exogámico (por medio de alianzas político-matri- culto, ritos de fertilidad y funerarios).
moniales) y en economías complementarias de
un territorio a otro (aldea, valle o piso), en función ESTRUCTURACIÓN DE UNA “SUB-ÁREA SUR
de un intercambio controlado a partir de puntos SEPTENTRIONAL ANDINA” DURANTE EL
estratégicos; lo que supone la existencia de un FORMATIVO TARDÍO A TRAVÉS DE LAS EVI-
consumo y una distribución mayor entre los indi- DENCIAS CERÁMICAS:
viduos, y por consecuencia, un incremento de la
producción y la división del trabajo. 1. Problemas generales: Antes de abordar el es-
Un tipo puede volverse un estilo: esto supone tudio propio de la alfarería, se debe anotar el he-
una formación social superior, en donde intervie- cho de que no existe aún un análisis interpretativo
nen todos los individuos vinculados con una pro- de la cerámica rescatada en las excavaciones rea-
ducción particular en todos los sitios de una re- lizadas en las tres provincias australes. Todos los
gión, dirigida hacia un consumo más estandariza- estudios retoman la clasificación hecha por Co-
do, mediante una mayor división social del trabajo llier y Murra (1943) y se contentan con describir
y jerarquización de los grupos. una muestra del material excavado en base del
c) La tradición. Si los dos primeros criterios nos trabajo de los dos norteamericanos. Tampoco li-
permiten establecer los particularismos regionales gan los aspectos tecnológicos a todo el proceso
comprendidos en un territorio que tiende a ensan- del trabajo alfarero, desvinculando a menudo la
charse más y más, la tradición en cambio las unifi- elaboración de la pasta de las demás operaciones
ca dentro de su trayectoria histórica. como son la formación, cocción, y el acabado. Del
La acumulación de un capital cognitivo es tan- mismo modo, deciden “a priori” que el montaje de
gible en el espacio, cuando al observar a la socie- los recipientes se efectuó mediante la superposi-
dad horizontalmente, captamos la producción ma- ción de anillos de barro. Sin embargo, en nuestro
terial en un periodo particular de su existencia; es sito de Chaullabamba, hemos podido apreciar no
decir en un punto permanente de su historia.Tam- sólo el uso del anillo en la construcción de las va-
bién podemos perfilar su existencia en el tiempo, sijas, sino también el golpeado (que logra mejores
cuando alcanzamos a la sociedad en sentido ver- cuerpos esféricos en pastas muy finas) y el mode-
tical en todas sus etapas de desarrollo, esto es de lado.
cambio. Al combinar ambas visiones, decodifica- Sin tener un registro completo de las pastas de
mos los fragmentos de aprendizaje y de avance todos los sitios formativos del Austro (el análisis de
material-ideológico acumulados etapa tras etapa una colección de tipos, procedentes de Chaulla-
en algo superior y nuevo. La tradición nos permite bamba fue confiado a Jorge Marcos, en 1992, pero
enfocar de manera global las relaciones de pro- no tenemos aún los resultados), podemos sola-
ducción entre los individuos y darles su dimen- mente esbozar ciertos problemas relativos a esta
sión espacio-temporal porque es a través de ella parte del proceso alfarero. En primer término, po-
que se vislumbra,en mayor escala,el carácter inter demos avanzar la hipótesis de que,dentro de la ce-
dependiente de la cultura material con la cultura rámica típica de la Sierra sur ecuatoriana (más no
ideológica. En este contexto, los particularismos las que fueron importadas), el barro natural como
regionales toman su verdadera posición dentro de materia prima no va a constituir un criterio objeti-
la realidad global que conforma un territorio da- vo de diferenciación local. En este sentido, el estu-
do. Aquí las relaciones de producción definen un dio pedológico nos permite apreciar la relativa ho-
parentesco étnico o multi-étnico a partir de eco- mogeneidad de la parte meridional de la serranía,
144 IV. El Formativo de Ecuador

vinculada con el Terciario. La presencia en las ho- densidad demográfica, las áreas de trabajo no se-
yas, de arena, de arcillas siliceosas y montmorillo- rán demasiado demarcadas. Más aún si tomamos
níticas, con o sin la intercalación de caolinita, de- en cuenta el hecho de que, al igual de lo que pasa
terminaría similitudes entre las pastas. ¿Será posi- actualmente en los pueblos de especialistas alfare-
ble decir entonces que el papel de diferenciación ros como Jatunpampa (provincia del Azuay) entre
local, lo cumpliría la relación cualitativa entre ar- otros, los productores limpian constantemente el
cilla y desgrasante, es decir partiendo de las posi- lugar donde cuecen los recipientes (comunica-
bilidades plásticas óptimas que puede brindar la ción personal con Lena Sjoman).Por ello,la ausen-
primera y el rol catalizador del segundo sobre és- cia de huellas visibles de hornos en Chaullabam-
ta, para lograr un buen material de trabajo? O tam- ba, nos permite inferir que estos debían construir-
bién argumentar la posibilidad de que los cera- se en el momento de la producción y deshacerse
mistas formativos pudieron mezclar varias arcillas al final del proceso.
para equilibrar la sobra o la falta de plasticidad?
Por otro lado, el hecho de que el tipo “Narrío 2. Tradición “Bicroma de Bandas Rojas”; rela-
Rojo sobre crema Fino”de Collier y Murra (1943) ciones dentro de un espacio intra-regional: re-
asocie una base montmorillonítica y un desgra- presenta aprox. 60% del “corpus”total de los tiestos
sante de piedra pómez, se explica por el carácter y se extiende sobre un territorio comprendido en-
demasiado plástico del primer elemento y poroso tre el nudo del Azuay y la mitad norte de la provin-
del segundo que, al combinarse permiten una ma- cia de Loja.La conforman cuatro estilos regionales
yor evaporación de la humedad contenida en el hasta hoy conocidos en las publicaciones arqueo-
barro, así como también su cohesión molecular. El lógicas.
análisis de esta pasta nos brinda una información Su rasgo diagnóstico consiste en la aplicación
suplementaria,ésta a nivel espacial: la hoya del Ca- de bandas rojas pintadas sobre el borde interior
ñar se caracteriza por un 30% de suelos de arcilla crema de las ollas y cuencos de tamaños mediano
montmorillonítica desde los 2800 m.s.n.m., que va y pequeño. Esta decoración se complementa con
disminuyendo a medida que sube la altitud. Los otros motivos rojos (bandas, puntos, comas y zo-
ceramistas de Cerro Narrío ocupaban el barro de nal) pintadas sobre el cuerpo exterior de estas pie-
la zona, pero el desgrasante de piedra pómez im- zas y en el fondo de los platos engobados de café
plica el acceso y control de un espacio alejado de claro o sobre el color natural de la pasta. Los esti-
ésta, situado más al norte y nordeste (Garganta del los regionales se definen por las variaciones mor-
Silante) y a partir de los 3200 m.s.n.m., lugar en el fológicas y decorativas dentro del rasgo dominan-
cual abunda este material en capas espesas. te de bandas rojas. Esta cerámica se encuentra
En lo concerniente a la cocción de las vasijas, con mayor homogeneidad, tanto en las formas co-
tampoco se toma en cuenta este aspecto en los di- mo en la decoración, en las hoyas del río Cañar y
ferentes estudios localizados en el Austro. Siempre de Cuenca-Paute, que en la hoya del Catamayo
se argumenta el hecho de que, para comprobar el (Cuadro1). Cada estilo muestra una división basa-
caso de una especialización alfarera, forzosamen- da en el espesor de las paredes en un tipo “media-
te se deben hallar las huellas de hornos o de fogo- no” y otro”fino”.
nes. En realidad, todo depende del tipo de forma- En el Cuadro # 1, en la cerámica se puede no-
ción social a la cual el arqueólogo se enfrenta en tar: a) la similitud entre Narrío y Pirincay; b) el ais-
el transcurso de las excavaciones.A menos que se lamiento de Catamayo; y c) la particularidad de
trate de una sociedad en donde se desarrolló una Chaullabamba, que despliega formas muy varia-
industria alfarera de tal magnitud que ocupe una das (ollas esféricas muy cerradas, ollas elipsoida-
zona particular de la aldea, convirtiéndola en un les más abiertas, cuencos abiertos y platos hon-
área especializada. La cerámica formativa parece dos). El juego artístico entre bandas de diferentes
ser en cierta forma de carácter familiar, por lo me- anchuras,dispuestas de diversos modos es particu-
nos en lo que concierne a aquella utilitaria-do- lar del último sitio
méstica, incluso si se da el caso de una especiali- El estudio del material nos llevó a considerar a
zación, como no se trata de sociedades de fuerte Chaullabamba como el centro de producción de
IV. El Formativo de Ecuador 145

cm

cm

cm
cm

Lámina 1. Tiestos: a, “cáscara de huevo” ; b - g, bandas rojas y decoración mixta.

la famosa cerámica “cáscara de huevo”(1 mm de es- za, mejor acabado de superficie (pulido brillante
pesor de las paredes), pues a diferencia de Narrío y en las vasijas ritual o doméstico-elitista), un alto
Pirincay, la encontramos en muy grandes proporcio- control de la cocción, comprobada por la ausen-
nes (60%) (Lam. 1,a). Por otra parte es notable la cia de grietas, y de malformaciones en los reci-
presencia en todos los sitios del cuenco de paredes pientes utilitario-domésticos, especialmente los
verticales y base plana decorado con una banda ro- que fueron sometidos al fuego (huellas de quema-
ja (a veces adornada de incisiones circulares o en do y/u hollín). El rasgo diagnóstico: decoración de
forma de herradura, en la unión entre cuerpo y ba- bordes interiores, es un motivo rojo complejo que
se). Esta forma podría haber cumplido una función asocia bandas horizontales y verticales escalona-
determinada: ceremonial,o doméstico-elitista (Lam das y terminadas por una voluta (Lam. 1,c y d). Ca-
1,b). be anotar la asociación de la bicromía a un sinnú-
Chaullabamba prueba la existencia de una mero de técnicas mixtas: modelado, incisión, im-
mayor especialización con productos de gran fine- presiones de uña, inciso/modelado, lustrado/inci-
146 IV. El Formativo de Ecuador

so, etc.(Lam. 1,e y f). Muy pocos vasos (menos del cita, del “mullu”y otros artefactos suntuarios deri-
3%), tal vez rituales o juguetes, y que no miden vados de la concha Spondylus princeps, pues se
más de 3-4 cm de alto conforman el tipo “fino”, co- halla en contacto vía el valle del río Cañar y la cor-
mo las miniaturas que pueden adoptar formas va- dillera del Cajas, con el golfo de Guayaquil, y el Pa-
riadas y en donde no se puede dudar del carácter cífico, hábitat del molusco.
altamente especializado de los alfareros (ej. ollas La presencia de material hecho en concha
globulares con asas pequeñas, vasos periformes, Spondylus princeps, en Pirincay y de adornos en
ollas acarenadas, que llevan en el cuerpo motivos Madreperla en Chaullabamba (sitios que, por la
complejos de bandas, puntos y a veces representa- orientación de sus ríos hacia la Amazonia, no par-
ciones naturalistas). ticipaban directamente de los contactos con la
El análisis de esta “tradición” en su conjunto Costa) podría entenderse mediante la existencia
nos muestra una homogeneidad territorial serrana de una red de intercambio intra-regional con pro-
debida a la existencia de sociedades agro-alfare- ductos de un valor equivalente
ras similares en las hoyas de Cañar y de Cuenca-
Paute,y que domina el piso ecológico “keshwa”,de 3. Tradición “Chorrera de la Sierra”; relacio-
clima templado, bien irrigado y con extensos va- nes dentro de un espacio inter-regional: repre-
lles de alto rendimiento agrícola, en donde la con- senta aprox. 5% del “corpus”de la cerámica exca-
tradicción Hombre-Naturaleza se resolvía sin ma- vada. El Cuadro No. 2 muestra la presencia de dos
yores problemas. Por ende, grupos humanos cuyas tipos de recipientes: uno sencillo y otro escultóri-
elites dirigentes, aunque incipientes, necesitaban co. Esta tradición se manifiesta en Cañar y Azuay,
del reconocimiento tanto dentro de sus territorios escaseando en Loja. También, nos permite consta-
como fuera de ellos.Es decir,un orden de cosas en tar que ciertos tipos propios de la Costa fueron ex-
donde Chaullabamba marcó su lugar dentro del portados hacia la Sierra austral, tales como las va-
espacio regional, como centro de producción alfa- sijas denominadas “Cañar Pulido”por Collier y Mu-
rera, altamente especializada en fabricar la más fi- rra (l943) y que en realidad son costeñas. En lo
na cerámica formativa tardía conocida hasta hoy que concierne a la presencia de pintura iridiscen-
en toda la serranía. te en Narrío y Pirincay, varios estudiosos aceptan y
De este modo, el valle de Cuenca se convirtió afirman su origen importado, tesis a la cual nos
en el eje fundamental del desarrollo de relaciones unimos porque aún no se ha reportado el uso de
intra-regionales, de tipo longitudinal, paralelo a la óxido en los estilos serranos del Ecuador.
cordillera de los Andes. Esto explicaría el hecho En Chaullabamba se destaca la presencia de
de que Cerro Narrío y Pirincay no presenten un bordes ondulados pertenecientes a cuencos abier-
material tan variado como el de Chaullabamba,en tos asociados a la bicromía.
donde se inventaron formas y decoraciones. La cerámica escultórica en la Sierra austral tie-
Los diferentes caminos de la producción espe- ne un tratamiento diferente que el de la Costa:
cializada tomados por cerro Narrío, Pirincay y dentro de esta “tradición” se destaca Chaullabam-
Chaullabamba durante el Formativo Tardío, dibu- ba con una predilección por la representación de
jan espacios micro-regionales posiblemente rela- la calabaza: redonda y aplanada o bien ligeramen-
cionados con el intercambio mutuo de sus pro- te romboide. No existe la variedad fitomorfa parti-
ductos, explicándose de esta manera la poca pre- cular al Chorrera costeño y es notorio el énfasis
sencia de cerámica “cáscara de huevo”en los nive- sobre las cucurbitáceas, testimonio incontestable
les más antiguos de los dos primeros sitios (menos de que la agricultura debió desarrollar el cultivo
del 5% en Pirincay). En cambio, si Pirincay no se de estas junto con el maíz.
caracteriza por una alta tecnología alfarera, sin El zoomorfismo (Cuadro 2, Lam 2) sobresale
embargo se presenta desde esta época remota co- con los búhos, las ranas y lagartijas, sin dejar a un
mo un pequeño centro de talla de cristal de roca lado los mamíferos, aunque sin el mismo trata-
(Bruhns 1988:4); mientras que Cerro Narrío se ha- miento artístico costeño.
bría definido como un centro regional de fabrica- Hay igualmente representaciones antropomor-
ción y distribución de las placas funerarias en cal- fas, pero en menor cantidad que las zoomorfas,
IV. El Formativo de Ecuador 147

Uhle (1922,fig.76) halló una representación humana 4. Tradición de “Bandas Rojas entre Incisio-
que remueve una substancia en una vasija gigante, nes”; relaciones en un espacio inter-regiona-
puesto que el cuello del recipiente le llega a la cin- les: (Cuadro # 3) representan menos del 5% del
tura.Esta pieza de carácter ritual (procedente de una “corpus” total de los fragmentos. La razón por la
tumba) es idéntica a otra oriunda de la Costa,que es- que hemos definido una tercera “tradición” es que
tá ilustrada por Lathrap y otros (1975, fig. 407). Por su aparte de reunir expresiones orientales y locales,
gran tamaño,se suponen que servían para una colec- la técnica decorativa de zonas pintadas bi o poli-
tividad en aumento y que debían almacenar los pro- cromas (subrayadas por finas incisiones) no está
ductos alimenticios sólidos y/o líquidos, y para coci- solamente presente en la Amazonia y Cañar, sino
nar en grandes cantidades en ciertos momentos de la encontramos en las vasijas costeñas de Chorre-
la vida social de la aldea. ra: amarillo-rojo y negro-amarillo-rojo (Lathrap y
Particular a Chaullabamba se destacan las otros 1975), como también en Chaullabamba. Es tí-
ollas globulares, muy cerradas, generalmente fito- pica de cuencos ceremoniales de paredes rectas y
morfas, en el borde de las cuales se yerguen dos base plana (Cuadro 4). Chaullabamba tiene un
cabezas de pájaros frente a frente (Cuadro 2a). De ejemplar con el motivo de la concha Strombus es-
suerte que el arte escultórico de esta “Tradición tilizada. Al contrario de las dos primeras tradicio-
Chorrera de la Sierra”no se detalla en la variedad nes, ésta es caracterizada por el los motivos geo-
de formas como ocurre en la Costa. métricos de sus diseños (por ej. graderíos, cruces y
Dentro de las relaciones Costa-Sierra-Amazo- zigzag).
nia, el comportamiento de la misma “tradición”, Hay que notar que en Narrío y Pirincay, más no
muestra la adaptación tanto de las formas como en Chaullabamba, fueron importadas vasijas de la
de las decoraciones, dentro de modelos regiona- zona del Sangay, pertenecientes a jarros del tipo
les; cada geografía con su fauna y flora está repre- “Upano rojo entre incisiones” (Porras 1987b;
sentada (Cuadro 2). La región Amazónica no se Bruhns 1988). Los fragmentos fueron hallados en
aparta,según podemos ver con la analogía entre el los niveles ubicados al final del Formativo Tardío,
dibujo “g” del “Chorrera costeño”, y el dibujo “a”del en el umbral de los Desarrollos Regionales, junto
“Chorrera amazónico”de la zona de Sangay (Po- con tiestos policromos (Cuadro 5), propios del Ca-
rras 1987), salvo que para el segundo, la temática ñar y que Idrovo (1996 manuscrito) denominó co-
se refiere a un conjunto de monos en vez de hom- mo “Tacalshapa I”. Igualmente acompañan al “Na-
bres. En cambio, el sur de la provincia de Loja no rrío Grabado” de Collier y Murra (1943), que ellos
comparte esta homogeneidad de la “tradición”. Se denominaron “de la Costa”, pero que constituye
hallaron muy pocos fragmentos que no nos permi- una producción tardía local, totalmente ausente
ten caracterizar a la misma (Guffroy 1987). de Chaullabamba.
Puesto que no pudimos asociar los tiestos zoo- El análisis de esta “tradición” comprueba la
morfos con el resto de fragmentos en Chaullabam- existencia de vínculos muy bien establecidos en-
ba, sin embargo, la forma “calabaza”con las cabe- tre Costa y Sierra, más aún porque el estudio de es-
zas de pájaros erguidas, halladas en Cerro Narrío tos tipos que no son tanto utilitario-domésticos, si-
(Holm y Crespo 1981,I:171), hace pensar más bien no rituales o doméstico-elitistas,afirman la co-exis-
en una vasija de tipo ceremonial. Cabe señalar la tencia de ceremonias estructuradas desde patro-
presencia del cuenco de paredes rectas y base nes socio-económicos intercambiables y recípro-
plana, ricamente decorado con un rojo brillante- cos dentro de un espacio más amplio, que articu-
crema y con el motivo estilizado de un “Strombus”, lan los diferentes pisos ecológicos de la Cordillera.
la ausencia de hollín,nos permite aceptar el carác- La presencia de la tradición en la Costa, la Sie-
ter ceremonial del mismo en Chaullabamba. El ha- rra y la Amazonia, bajo adaptaciones diversas pero
llazgo de cabezas de cabezas de pájaros y otros con una técnica decorativa común, permite enfo-
animales similares a las de Chaullabamba, en Pi- car un nuevo tipo de relaciones, basadas sobre un
rincay, reiteran la existencia de los contactos intra- consumo ritual y doméstico-elitista en la Sierra
regionales entre ambos sitios. austral, dentro del cual Loja no se integra, vincu-
lándose por su parte con la zona de Piura en la
148 IV. El Formativo de Ecuador

b c
a
0 1 2 3 4 5 cm
0 1 2 3 cm

d e f g

0 1 2 3 cm

i
h

0 1 2 3 4 cm

0 1 2 3 4 cm

k
j

0 1 2 3 4 cm

0 1 2 3 4 cm

Lamina 2. Tiestos: a, b-g, zoomorfos; h-i, antropomorfos; j-k, rojo entre incisiones.
IV. El Formativo de Ecuador 149

costa norte peruana (Guffroy 1987). La existencia mentos de picos y asas planas, pertenecientes a
de una cierta homogeneidad cerámica entre Cos- botellas.
ta, Sierra y Amazonia, producto de una respuesta En muy pocos casos, las vasijas no se realizan
socio-económica similar, pudo darse por el hecho mediante una atmósfera reductora, sino oxidante,
de que, la “transversalidad integracionista andina” gracias a la cual éstas adoptan una tonalidad café
(Lumbreras 1979) obligó a las sociedades formati- acaramelada típica. Cabe anotar la presencia de
vas del Área Septentrional Andina,desde muy tem- estos tiestos (en muy poca cantidad) en Pirincay,
prano, a manejar la movilidad e implantar el inter- lo que testifica una vez más la existencia de un in-
cambio como factor decisivo de control a partir tercambio entre Pirincay y Chaullabamba.
del piso “keshwa”, en donde, en el caso de la cerá- El análisis tipológico de esta “tradición” nos
mica, nacen, confluyen y se dispersan a la vez cá- muestra que la forma es ampliamente distribuida
nones estilísticos universales pero de raigambres en los Andes, de norte a sur y de oeste a este, y en
particulares. la Amazonia (Cuadro 4, columna de izq.). Abunda
en Chaullabamba, por lo cual pensamos que el lu-
5. Tradición “Mate-Pulido/Lustrado”; relacio- gar fue centro de producción de las vasijas mate-
nes dentro de un espacio supra regional (Cua- pulido-lustrado. Por la ausencia de hollín tanto en
dro 4): representa el 30% del “corpus” total de los el exterior como en el interior de los recipientes,
fragmentos. Hemos elevado un tipo local a la cate- se podría avanzar que constituyó un tipo domésti-
goría de “tradición” porque su característica prin- co como vajilla y, tal vez, ceremonial. Debemos re-
cipal reside en que particulariza una tecnología, calcar que también ligados a esta “tradición” cons-
una morfología y una decoración comunes a zo- tan formas idénticas pero con motivos diferentes
nas muy alejadas las unas de las otras: Chaulla- que constituyen lo que hemos llamado “estilos re-
bamba y el extremo Norte del Perú. A su vez esto gionales mixtos” (Cuadro 5), y en donde se nota la
define un territorio bastante amplio en el cual no similitud decorativa con la zona de Cupisnique y
participan los valles del Cañar, ni del Catamayo. Jequetepeque en el norte del Perú (Alva 1986), el
La técnica de la doble cocción está presente relieve es altamente pulido contrastando con zo-
sólo en el Austro ecuatoriano en la época del For- nas mate de puntos hundidos. Esto, a más del ha-
mativo Tardío y en épocas posteriores en la Costa llazgo de fragmentos de influencia peruana o pe-
ecuatoriana durante la fase Guangala (Lederger- ruanos en Chaullabamba, comprobaría los víncu-
ber 1980). El lustrado es el “toque” regional de los entre el sur ecuatoriano y el norte peruano du-
Chaullabamba frente a otras decoraciones presen- rante el Formativo Tardío.
tes en el Norte de Perú: se trata de decoración re- Estamos entonces en condiciones de definir
petitiva generalmente articulado sobre varios pa- un nuevo carácter dentro de las relaciones de tipo
neles alternados, en donde los motivos adoptan ideológico: si la transversal integracionista fue do-
un patrón basado en líneas verticales, horizontales minada en los Andes, no obstante surgió una con-
y oblicuas, paralelas-simples, dobles o triples, o tradicción dentro de este patrón, en los lugares en
bien entrecruzadas, o en triángulos opuestos. El donde la geografía impidió seguir con la misma
fondo es tratado con un brochado fino y en algu- respuesta y no permitía el desarrollo del intercam-
nas ocasiones muestra la pasta negra. bio de productos que se tornaban indispensables
Altamente pulidos, las vasijas se caracterizan para estas sociedades.La barrera natural que cons-
por un negro brillante próximo al efecto de la ob- tituye el desierto de Sechura en el norte del Perú,
sidiana. La forma es única: cuencos de paredes habría obligado a que en ambos lados de esta
rectas y base plana, medianos y pequeños. Un so- frontera natural se estructure una respuesta co-
lo ejemplar es morfológicamente atípico en Chau- mún que se podría denominar “cohesión longitu-
llabamba: se trata de una botella mediana y com- dinal”, ubicada en sentido paralelo y lateral a la
pletamente globular y cerrada, posiblemente me- cadena andina dentro de un ambiente homogé-
diante un pico, manufacturada en tipo “cáscara de neo: al oeste la Costa, en donde se habían desarro-
huevo” (Lám 1). Igualmente la doble cocción se llado la agricultura intensiva y la navegación marí-
presenta en Chaullabamba en numerosos frag- tima desde el Formativo (3500-1500 a.C) y al este,
150 IV. El Formativo de Ecuador

b
a

c
e

f g

0 cm 1

Lamina 3. Bordes con decoración excisa e incisiones profundas.


IV. El Formativo de Ecuador 151

la Amazonia, en donde los hombres hacian la na- con la zona ubicada más hacia el norte, dándo-
vegación fluvial, venciendo al río más largo de la nos como límite el valle de Jequetepeque, en la
selva: el Marañón. Esto permitió al hombre andino Costa peruana, el valle del Chota en la Sierra y Ba-
unir regiones muy alejadas y desarrollar a nivel su- gua-Pacopamba, en las orillas de la Amazonia.
pra regional un intercambio continuo. Más tarde, De los 42 tiestos únicos en su género, sólo cua-
también la cohesión longitudinal aparece en la tro (4) fueron identificados como representativos
Sierra, entre Cerro Narrío y la región de Frías-Perú de “Cupisnique Tardío” o “Janabarriu de la Sierra”
(presencia de una estatuilla de la Tolita,provenien- (Hocquenghem y otros 1993), y mientras que cin-
te del extremo norte de la costa ecuatoriana),sien- co (5) fueron situados como próximos a ciertos
do la montaña austral el eje articulador principal elementos peruanos, pero no precisos. Anterior-
del comercio entre la Costa septentrional y el res- mente Lumbreras (comunicación personal en
to de los Andes (Hocquenghem y otros 1993). 1990) había reconocido un tiesto típico de la fase
Raku (Chavín de Huántar) y varios otros de Cupis-
6. Los fragmentos únicos de tipo norperuano, nique.
relaciones dentro de un espacio supra-regio- Sin embargo surge un problema cronológico:
nal: Un primer análisis nos había llevado a definir “Cupisnique Tardío (300 a.C.) se hallaría en Chau-
tres tipos particulares de cerámica peruana halla- llabamba, dentro de un “corpus” datado entre
da en Chaullabamba que son: a) “Chavín exciso” 1200-800 a.C.; pero si tomamos en cuenta el crite-
representado por extremidades de golletes; rio de Shady y Burger (comunicación personal
b) “Cupisnicoide”, visibles en fragmentos decora- 1992), una parte de este material peruano coinci-
dos en zonas hundidas, con efecto mate logrado de con fechas de 1400 a.C., y la otra, con fechas
por punteados y contrastando con otras altamen- ubicadas en el 300-200 a.C. Situación que se com-
te pulidas en relieve; c) “Sellos chavinoides”, se- plica aún más si tomamos en cuenta las fechas de
llos excisos, de mango plano, extraños a los cono- C-14 que disponemos para la Sierra austral del
cidos de la Costa ecuatoriana. A la luz de varias Ecuador, se muestra un patrón de existencia que
investigaciones sobre el norte del Perú, se demos- se desenvuelve entre el 1600 y 800 a.C., según
tró la compleja problemática que entraña la es- consta en el informe de Carmichael y otros
tructuración de sociedades como Chavín de (1979), aunque estos datos no fueron acompaña-
Huántar y sus contemporáneas, coetáneas, de un dos con el debido registro de excavación.Así mis-
periodo comprendido entre el Pre-cerámico y el mo, Bruhms en Pirincay (1988), Temme en Putus-
“Horizonte Blanco sobre Rojo” de los peruanos. hío (comunicación personal) y Guffroy en Cata-
Lumbreras (1989) pone en claro que si bien mayo (1987) reporta fechas ubicadas en los alre-
Chavín constituye una sociedad de extensa irra- dedores de 1500 a.C. para las fases formativas de
diación en su fase clásica, sin embargo es el pro- sus sitios respectivos, mientras que la secuencia
ducto de un largo proceso histórico que no empe- de Chorrera propuesta por Bischof (1975), ubica a
zó forzosamente con sociedades alfareras, y que las fases tardías del Formativo en los alrededores
muchos de los sitios costeños antes conocidos co- del 300-200 a.C. lo cual empataría con Cupisnique
mo de “Chavín”, son expresiones particulares re- Tardío. Quedando por ello la necesidad de expli-
gionales anteriores (el caso de Cupisnique es car el desfase entre las fechas anteriores al 800
uno) o contemporáneas de la misma. Estas tienen a.C., que no encuadra con el esquema Chorrera-
una similar base económica e ideológica. En este Cupisnique. Algo similar a lo que sucedió con las
caso, Chavín de Huántar sería la representación fechas establecidas para Chavín, antes de las ex-
más sublimada de una realidad socio-económico, cavaciones de la “Galería de las Ofrendas” (Lum-
política y religiosa en pleno apogeo, que concen- breras 1966-1973), en donde un espacio definido
traría los aspectos regionales de una zona dada cronológicamente de aproximadamente mil
en un período particular, y sin los cuales no hu- años, y confirmadas por fechas de C-14, se “con-
biera podido existir como tal. Sabemos ahora que fundieron”dentro de un mismo acontecimiento
la mayoría de nuestro material a-típico de Chau- prehistórico.
llabamba no es Chavín, y que mejor, tiene relación
152 IV. El Formativo de Ecuador

Análisis de los tiestos únicos: CONCLUSIONES

1. Fragmentos de bordes exciso profundo: La imbricación de las varias “Tradiciones” cerá-


(Lámina 3) Son 12 tiestos con bordes planos, micas y estilos regionales que hemos hallado en
que fueron rotos intencionalmente al parecer, las investigaciones en Chaullabamba, nos permi-
de modo que solamente quedó un motivo aisla- ten empezar a definir la existencia de una “sub-
do, generalmente geométrico, en forma de una área andina septentrional sur”, en la cual las rela-
voluta o una cabeza zoomorfa.Todos tienen una ciones tejidas entre las variadas sociedades forma-
coloración crema-café claro, salvo dos fragmen- tivas tardías se manifiestan a través de una identi-
tos que son negros. Uhle (1922) habla de “braza- dad establecida sobre territorios alejados; también
letes” y muestra ejemplares similares más com- esto supone el desarrollo de una económia sufi-
pletos. Podrían haber sido de recipientes cilín- cientemente fuerte como para mantener este tipo
dricos o “tímbalos”, similares a los trabajados en de relaciones, reforzada por un cierto tipo de pa-
piedra en el Perú para la misma época. Entre los rentesco. Dentro de este espacio, es notable la po-
mismo Kaulicke (Hocquenghem y otros 1993) sición del valle del Cuenca-Paute, en donde la na-
señaló dos bordes como relacionados con ma- turaleza permitió la confluencia de los hombres
terial nor-peruano, aunque sin poder precisar con sus ideas, y la potenciación de una dinámica
los estilos. propiamente andina-septentrional, dentro de la es-
tructuración paulatina de una formación social
2. Fragmentos de vasijas indefinidas: superior: los cacicazgos avanzados, característicos
Al igual que los precedentes, se tratan de 13 de los Desarrollos Regionales (Idrovo, ms. en im-
tiestos únicos procedentes de piezas rotas inten- prenta).
cionalmente. Se caracterizan por el típico con- En efecto, si añadimos a la cerámica los demás
traste mate-pulido, pero subrayado mediante un componentes de la cultura material formativa tar-
relieve pronunciado y altamente pulido. Otros día, como son los artefactos relacionados con la
de los elementos distintivos es en la acentua- textilería, la talla de piedra, el comercio del
ción del efecto mate mediante puntos hundidos “Spondylus”, los patrones de asentamiento, entre
pre-cocción, en la pasta húmeda. Unos pocos otros, y cuyas huellas aún quedan en el territorio
tiestos (Ob cit. Fig 3) fueron identificados como austral, veremos aparecer y definirse paulatina-
Cupisnique Tardío. mente la silueta de lo que podríamos llamar “una
etnia Proto Cañari” La frontera de ellos en el extre-
3. Sellos de mango plano y exciso profundo: mo norte sería Alausí, en donde convergen ele-
Son 19 de gran variedad de formas de una mentos típicos del valle del Cañar (los estilos gra-
geometría muy estilizada. En la colección tene- bados bi y policromos) con otros del Upano y de
mos sellos similares a los encontrados en la Cos- la zona Puruhá, mientras que la frontera meridio-
ta, algunos por la forma del mango sabemos nal se ubicaría hasta la actual ciudad de Loja, es
que no son de la Costa ecuatoriana, donde sue- decir hasta el norte de la provincia del mismo
len ser cónicos. Hay sellos asociados a un moti- nombre. El sur de esta última, muy individualiza-
vo de base constituido por el ojo, nariz y colmi- do en sus restos materiales, sería parte de un terri-
llos del felino. El color del engobe puede ser ne- torio “híbrido”entre el sur del Ecuador y el norte
gro o café amarillento. El sello fue identificado del Perú, esto es una zona comprendida entre el
como cercano a las tradiciones peruanas por P. río Jubones y el valle de Jequetepeque, durante la
Kaulicke (Hocquenghem y otros 1999) y L. Lum- época tardía del Formativo. A su vez, esta región
breras (observación personal 1990) lo apartó intermedia habría actuado de enlace comercial
como representativo de un ser mítico propio de en la redistribución de la concha “Spondylus” y en
Cupisnique, de cabeza felina y cuerpo termina- su intercambio con otros materiales como la tur-
do en una cola de serpiente. Guffroy (1994:265, quesa (muy apreciada en la joyería formativa del
Figs h,i) muestra un motivo idéntico en sus ex- Cañar), y el lapislázuli, oriundo de los Andes cen-
cavaciones en el sitio Formativo de Ñañañique. trales y el sur.
IV. El Formativo de Ecuador 153

Queda por definirse la organización socio-polí- los fragmentos de alfarería, las sepulturas, etc., que
tica e ideológica de estas formaciones sociales quedaron como las partes diseminadas de un có-
que Jaime Idrovo definió como “cacicazgos inci- digo fragmentado, al igual que un quipu, cuyos nu-
pientes”, clave para entender en el futuro la defini- dos serían suspendidos en el espacio, fuera de los
ción y conformación de un territorio propiamente hilos que les dimensionan temporalmente.
Cañari, aún tangible en la terracería, los pucaraes,
154 IV. El Formativo de Ecuador

CUADRO Nº 1, TRADICIÓN BÍCROMA


CUADRO Nº 2, TRADICIÓN CHORRERA
IV. El Formativo de Ecuador
155
156

CUADRO Nº 3, TRADICIÓN BANDAS ROJAS ENTRE INCISIONES


IV. El Formativo de Ecuador
CUADRO Nº 4, TRADICIÓN MATE-PULIDO
IV. El Formativo de Ecuador
157
158

CUADRO Nº 5, TIPOS Y ESTILOS DE VASIJAS LOCALES


IV. El Formativo de Ecuador
IV. El Formativo de Ecuador 159

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160 IV. El Formativo de Ecuador

PRIMERAS EVIDENCIAS DEL FORMATIVO TARDÍO EN LA


SIERRA CENTRAL DEL ECUADOR

A. Jorge Arellano López

INTRODUCCIÓN tante según una tradicional interpretación se en-


cuentra vinculada al Formativo de Cerro Narrío por
Las sierras andinas del Ecuador y la Sierra Central medio de la fase Alausí (Echeverría 1983:193; Porras
en particular, han producido pocas evidencias de 1987:157).
ocupaciones del período Formativo,a pesar del favo- Estos antecedentes dieron origen al Proyecto For-
rable medio ambiente, el fácil acceso hacia las tie- mativo en la Sierra Central, de esta manera el objeti-
rras bajas de la Amazonia y de la Costa,donde se en- vo también estuvo dirigido a tratar de entender las
cuentran los asentamientos formativos más tempra- relaciones Norte-Sur desde los grupos humanos del
nos de Sudamérica. Precerámico o Arcaico hasta el Formativo.
Las primeras descripciones de un Formativo en la Consiguientemente, luego de un análisis meto-
Sierra, se conocieron por las investigaciones realiza- dológico de la extensa superficie que cubre la Sie-
das en Cerro Narrío (Collier y Murra 1943; Bennett rra Central, nuestras investigaciones se enfocaron
1946),las mismas que proporcionaron valiosos datos en la cuenca del drenaje del río Chimbo, en el co-
que dieron lugar a la inferencia de una interrelación rredor interandino que comunica la cuenca de
Sierra-Costa durante el Formativo Tardío, período de Riobamba con Alausí y en el valle del río Cebadas.
expansión de la cultura Chorrera. Este trabajo pretende mostrar los primeros resulta-
Posteriormente nuevas evidencias provienen de dos del Proyecto en relación a ocupaciones for-
los trabajos en Alausí (Porras 1977), Achupallas (Uz- mativas (Mapa No. 1).
cátegui 1977) y Pirincay (Bruhns 1989). Este último
sitio estrechamente conectado con Cerro Narrío por El Medio Ambiente en la Sierra Central
las características presentes en su secuencia cultural
desarrollada desde el 1400 a.C. hasta el 200 d.C., fe- La Sierra Central, desde el punto de vista geomor-
chas determinadas sobre la base de una serie de da- fológico, puede ser dividida en: las serranías orienta-
taciones C-14 (Bruhns 1989:58). De manera particu- les,los valles interandinos,cuenca de Riobamba y se-
lar, Pirincay constituye uno de los pocos eslabones rranías occidentales.Las conexiones hacia la Costa y
de las manifestaciones formativas serranas en el Sur, el Oriente están definidas mediante las cuencas de
metódicamente estudiados y contemporáneos a drenaje de los ríos Chimbo, Chanchán y Cebadas
Chorrera; con un material que muestra las eviden- Chambo, que muestran en sus cabeceras a valles de
cias de un “intercambio a larga distancia” (Bruhns origen glacial de típica conformación en U (Fig. 1).
1989:61). Posteriormente desarrollan valles juveniles al cortar
El panorama del Formativo de la Sierra Norte se las estructuras de rocas sedimentarias dispuestas co-
encuentra mucho más claro por los aportes obteni- mo divisorias de aguas tanto en el Oriente como en
dos en el asentamiento de Cotocollao (Porras 1980: el Occidente.
Villalba 1988). Así mismo en la Sierra Central se tienen determi-
Por su parte, la perspectiva arqueológica del For- nadas áreas como particulares características, entre
mativo de la Sierra Central carecía de datos, no obs- ellas la disposición de los volcanes Chimborazo, Ca-
IV. El Formativo de Ecuador 161

Figura 1. Mapa de ubicación de la Sierra Central del Ecuador. Principales áreas geomórficas y sitios de ocupación del
Formativo Tardío.
162 IV. El Formativo de Ecuador

rihuairazo, Tungurahua y Altar, que circundan la vos de chocho (Lupinus mutábilis), melloco (Ullucus
cuenca de Riobamba rellenada por sedimentos de tuberoso).Las especies introducidas como la cebada
naturaleza terrígena y volcánica. y el trigo tienen aceptación principalmente en el va-
Entre otras formas geomórficas que sobresalen es- lle del Chimbo.
tán: 1) los diseños de drenaje radial de los ríos que La agricultura a irrigación por acequias ocurre en
nacen en los conos volcánicos; 2) los niveles de an- los valles con pendientes y cercanas a fluentes natu-
tiguas terrazas en la hoya interandina de Riobamba, rales de agua.
cubiertas por cangagua (asfalls) y una delgada cu- Los páramos húmedos tienen un marcado desa-
bierta de suelo;3) amplias terrazas aluviales en Palla- rrollo hacia el este del Chimborazo entre Salinas y Si-
tanga y Guasuntos. Grupos de terrazas sobre el valle miatug,y en las nacientes de los ríos Atillo,Osogoche
del Chambo; 4) morrenas, tilitas y depósitos fluvio- en las serranías orientales. Estos páramos por sobre
glaciares en Osogoche, Atillo y Zula; 5) cubiertas de los 3500 mts. son utilizados como pastizales para ga-
arenas negras en forma de dunas en las alturas del nado.
margen occidental del valle de Cebadas y en la zona
de Palmira; 6) en Salinas mesetas con abrigos y cue- Metodología
vas creadas por erosión diferencial en rocas volcáni-
cas. Como el principal objetivo de las investigaciones
Los escasos suelos fértiles no afectados por la de- en la Sierra Central es el de reconstruir la secuencia
posición de cangagua, erosión y desertificación, se cultural desde el Precerámico o Arcaico al Formati-
encuentran en determinadas áreas como en la mar- vo, fue importante la determinación de los espacios
gen oriental de los ríos Cebadas-Chambo, en las te- geográficos aptos para las ocupaciones tempranas.
rrazas y planicies del sudeste de Palmira, en el valle Estas fueron reconocidas inicialmente utilizando fo-
del Chimbo y el valle del río de la Chimba.Estos sue- tografías aéreas y mapas topográficos en escala de
los fueron creados predominantemente por aluvio- 1:50000.
nes depositados por corrientes de agua o glaciares. Los límites señalados por los rasgos geomórfi-
En muchos casos los suelos son retransportados y cos, generados en unos casos por el retiro de los
producto de una sedimentación reciente,tal es el ca- glaciares de montaña de la última fase del Wiscon-
so de Riobamba, Flores, Guamote. En otros la cons- sin, en otros por la posterior deposición de la can-
tante deflación en los suelos arenosos sin cubierta cagua de las erupciones volcánicas, fueron trasla-
vegetal ha dejado al descubierto las superficies de dados de las fotografías a los mapas y luego reco-
cangagua,como se observa en Salinas,Palmira,Dáva- nocidos en el campo paralelamente a la prospec-
los y Punín. ción arqueológica.
Estos paisajes que se presentan en la Sierra Central Por otra parte, con la aceptación generalizada de
determinan una variedad de micro-ecosistemas con que las condiciones ambientales se estabilizaron a
varios pisos ecológicos, donde las precipitaciones partir de los 9000 A.P. para llegar a los niveles actua-
pluviales varían de acuerdo a su relación con la cor- les, pudimos inferir las áreas propicias para un pa-
dillera Oriental (promedio anual 500 mm) o con la trón de movilidad de grupos humanos, siguiendo
cordillera Occidental de la Costa (promedio anual asentamientos estables usualmente ubicados por de-
1000 mm). bajo de los 3.500 mts. de altura como el valle del río
En cada uno de estos micro-ecosistemas se desa- Cebadas, el corredor interandino entre Riobamba y
rrolló una vegetación nativa particular llegando in- Alausí, y la cuenca del drenaje del río Chimbo.
cluso a formar pequeños refugios forestales en luga- Así mismo considerando las lentas transiciones de
res protegidos y con provisión de agua, denomina- adaptación a nuevos medio ambientes locales por
dos corrientemente como “montaña”. los grupos humanos del Arcaico y Formativo, y la su-
La agricultura es a secano,los cultivos varían según pervivencia de un estilo de vida en el cual la explo-
los pisos ecológicos establecidos con relación a la tación de recursos de varios pisos ecológicos fue
diferencia en altitud. Entre 2500 y 2000 mts, es domi- manipulada desde pisos superiores, las exploracio-
nante el maíz (Zea mays), de 2800 a 3500 mts, la pa- nes se concentraron principalmente entre los 300 y
pa (Solánum tuberósum).Se complementa con culti- 3500 mts. de altura.
IV. El Formativo de Ecuador 163

En ciertos casos se realizaron exploraciones parte sobrepuesta a un camino prehispánico por


puntuales en alturas inferiores, particularmente en los rastros culturales que existen de manera inter-
dirección a la Costa. En otros por sobre los 3500 mitente a lo largo de la misma.
mts, para ubicar los afloramientos de la materia El sitio forma parte de una pequeña terraza alu-
prima empleada en artefactos líticos. vial superior,con un perfil expuesto donde se loca-
Se reconocieron principalmente terrazas aluvia- lizaron los estratos formativos. Para obtener la dis-
les, quebradas que mostraban perfiles erosiona- posición estratigráfica de la cerámica se efectuó
dos, cuevas, abrigos, nuevos cortes de caminos de en el perfil un corte de 50 cmts. en sentido hori-
penetración y lotes utilizados para cultivos. zontal y luego se amplió la superficie en 50 cms de
La mayor parte de los sitios tienen escaso mate- ancho por 50 cms de profundidad (Fig. 2).
rial cultural en superficie, pero mucha de la labor Se expusieron cuatro significativos estratos. El
fue facilitada por la destrucción de sitios por bus- tercer estrato III, contiene la cerámica formativa
cadores de tesoros. En estos se obtuvieron un por- susceptible de ser correlacionada con cerro Na-
centaje considerable de material desechado por rrío. El estrato I, humus superficial, está relaciona-
los depredadores. do a cerámica tardía. El segundo II, es estéril y fi-
El material cultural recuperado cronológica- nalmente el IV que descansa en contacto con can-
mente pertenece a varios períodos, las ocupacio- gagua presenta algunos fragmentos de cerámica
nes formativas también muestran un desarrollo derivados del II, posteriormente se torna estéril.
paulatino hasta el Formativo Tardío. Estos sitios La cerámica del estrato III fue definida tipológi-
fueron estudiados con restringidas cuadrículas de camente en base a su decoración, tratamiento de
sondeo y en su caso con excavaciones intensivas la superficie, espesor y antiplástico, características
mediante cuadrículas de 2 x 2 mt. por las cuales el conjunto de fragmentos obteni-
Esta primera aproximación de estudio del mate- dos se relacionan con el Formativo Tardío de la
rial mayormente cerámico, fue realizada por una Sierra Sur. Es probable que el tipo más temprano
comparación de sus atributos y la combinación esté representado por una cerámica de engobe
de los mismos con otros conocidos para la Sierra marrón rojizo con decoración geométrica en fran-
Sur, incluido a dataciones radio-carbónicas (C-14). jas rojas. No se tienen formas reconstruidas, no
obstante por el carácter semiesférico de los frag-
Las Ocupaciones Formativas mentos podrían tratarse de cuencos de paredes
convergentes (Fotos 3 y 4).
De los sitios de ocupación localizados durante En la cerámica no decorada se incluyen vasijas
la prospección, sólo dos tienen una relación direc- globulares de superficie engobada o alisada, con
ta con el período Formativo.Algunas evidencias se bordes evertidos que eventualmente pueden tener
encuentran en otros tres. Los restantes pertenecen bandas decoradas en su parte interna (Fig. 3).
al período de Integración, con una ocupación cro- En adición a la cerámica se encontraron lascas
nológicamente corta y con material homogéneo de obsidiana, evidencias que determinan clara-
que puede ser atribuible a dos únicos componen- mente un intercambio con la Sierra Norte.
tes culturales tardíos. El primero en la hoya inte-
randina de Riobamba y el otro en el valle del Corredor Interandino
Chimbo (Fig. 1).
En el corredor interandino se tienen muy pocas
Serranías Occidentales evidencias formativas en los sitios de Tzitus-Puma-
llacta (CHP-1) y La Merced (CHM-1).
La ocupación formativa BA-1,situada en El Tingo La colección de cerámica del sitio CHP-1, obte-
sobre la margen occidental del valle del río Chim- nida superficialmente, muestra una secuencia del
bo, se ubica a una altura de 3200 mts. en el trayec- Formativo Tardío hasta el período Inca. Se tiene de
to del denominado Camino del Rey, senda de acé- igual manera la clásica cerámica ordinaria de la
milas utilizada desde la Colonia para comunica- cultura Puruhá. El sitio ubicado entre Guasuntos y
ción Sierra-Costa. Probablemente esta ruta fue en Gonzol, sur de la Prov. de Chimborazo, se encuen-
164 IV. El Formativo de Ecuador

Figura 2. A,sitio BA-1,El Tingo.Provincia de Bolívar,valle del Chimbo. Perfil estratigráfico: I,humus con cerámica tardía (negro obscuro).
II, arena limosa estéril (marrón grisácea). III, arena limosa con cerámica formativa. IV, limo arenoso estéril (gris marrón).
B y C, cerámica formativa, BA-1, El Tingo. Tazón tipo engobado en marrón rojizo. Pedestal tipo decorado negro sobre leonado.
IV. El Formativo de Ecuador 165

tra en el valle de Sevilla sobre una colina de 2810 La lítica comprende un 36% de los artefactos, des-
mts., domina parte del valle del río Guasuntos. tacándose denticulados gruesos, medianos y finos,
Sobre la colina se construyó un Pucará con muros raspadores de varios tipos,grabadores raederas y nú-
defensivos en la pendiente Sur y una estructura supe- cleos. La materia prima en cuarcita metamórfica y
rior de forma ovoidal con una escalinata de ingreso. calcedonia blanca (Fotos 5 y 6).
Aunque se trata de una estructura tardía, en sus alre- Los escasos elementos del Formativo son fragmen-
dedores se encuentran diseminadas fragmentos de tos de cuencos incisos sobre una superficie negra
cerámica de los períodos mencionados. Sin embar- alisada o engobada en rojo que recuerdan al tipo tar-
go, el asentamiento temprano pudiera haber estado dío del Narrío grueso (Fig. 5).
localizado en las cercanías del actual pueblo de Pu-
mallacta, por la presencia de mayor porcentaje de Serranías Orientales
material cultural del Formativo, debido a la constan-
te remoción de la tierra por los arados (Foto 1). El sitio más importante y actualmente en fase de
Entre la cerámica formativa sobresalen las formas estudio es el asentamiento CHLP-1,que se encuentra
globulares (ollas) de bordes evertidos y paredes del- en el valle del río Cebadas sobre una terraza com-
gadas usualmente con engobe y franjas decorativas puesta por sedimentos arenosos de acumulación
internas.La superficie externa tiene engobe leonado aluvial y eólica. Se complementa con dos sitios se-
sin decoración. Otras formas son los cuencos, estos cundarios contiguos,CHLP-3 y CHLP-4,el primero en
varían entre los con decoración incisa sobre superfi- un pequeño valle transversal de perfil cóncavo y el
cie engobada en rojo, o sin decoración con engobe otro sobre una segunda terraza (Foto 2).
leonado (Figs. 4 y 5). Este conjunto se ubica en la comunidad Hierba
El acabado y formas de esta cerámica son idénti- Buena Ichubamba, hacia las laderas orientales del
cas a las descritas para Cerro Narrío,lamentablemen- valle a 3320 mts de altura y se encuentra limitado por
te se tiene solo una cronología cruzada comparativa las quebradas Pancún y Rushurumi, transversales al
por la falta de una base estratigráfica. río Cebadas.
El segundo sitio con algunos elementos formativos En el asentamiento CHLP-1 se excavaron seis cua-
se encuentra entre Palmira y Tixán (CHM-1),forman- drículas de 2 x 2 mts, hasta una profundidad de 1.80
do parte de una serie de terrazas bajas a 3200 mts. y 2 mts.El estrato del Formativo es un espeso depósi-
dentro del angosto corredor interandino y en su pun- to de sedimentos areno limosos entremezclados con
to más alto de conexión entre las hoyas y valles del material cultural y restos de carbón vegetal. Se en-
Sur y Centro. cuentra por debajo de otros estratos eventualmente
Este sitio cercano a la hacienda La Merced,presen- culturales que varían entre 15 y 40 cms. de espesor.
ta una particular característica geomórfica en direc- No obstante haber realizado una excavación por
ción al río Pumachaca,se trata de un relieve fósil que niveles arbitrarios para obtener mayor detalle, en to-
en la definición de Ochsenius (1987:47), se denomi- das las cuadrículas no existen evidencias definidas
na “criptomorfogénesis”. Es decir un relieve pre-exis- de pisos de ocupación. Dos elementos aislados po-
tente de cangagua exhumada, por la acción combi- drían marcar un límite cronológico para dos fases de
nada de viento, agua, y remoción continua de la del- deposición cultural, se trata de algunos pequeños
gada cubierta de suelo con maquinaria agrícola. bloques de rocas sin labrar que se encuentran a 0.8
Estos factores hicieron posible la exposición en y 1.8 mts. de profundidad en la cuadrícula 4.
una área aproximada de una hectárea, un material Los niveles más antiguos de todas las cuadrículas
cultural compuesto por 70% de líticos y 30% de frag- se encuentran en el 7 y 8, aunque generalmente no
mentos de cerámica. La relación lítica-cerámica es tienen un contenido cultural abundante.Por su parte
por el momento imposible de definirla. El trabajo y los niveles 4,5 y 6 presentan la mayor concentración
materia prima de los líticos es homogéneo, mientras de material cultural, la misma que está compuesta
que en la cerámica se tiene del Formativo, luego Pu- por 48% de fragmentos de cerámica,y 52% de restos
ruhá e Inca.Además este último material se encuen- de huesos de animales.
tra muy fragmentado dando la impresión de ser más Los líticos son escasos y se reducen a pequeñas
abundante que el material lítico. lascas de obsidiana, manos de mortero fragmenta-
166 IV. El Formativo de Ecuador

5 cm

Figura 3. A, B y C, cerámica formativa, BA-1. El Tingo. Vasijas globulares sin decoración y con engobe rojo obscuro.
IV. El Formativo de Ecuador 167

Figura. 4. Sitio CHP-1, Tzitus-Pumallacta, Provincia de Chimborazo. A y C, vasijas globulares, borde interno
decorado con franja roja oscura. B, vasija globular, borde interno decorado rojo sobre leonado.
D, cuenco engobado en leonado. E, cuenco con decoración geométrica incisa sobre engobe rojo.
168 IV. El Formativo de Ecuador

Figura 5. A, sitio CHP-1, Tzitus-Pumallacta. Bordes de cerámica formativa tardía. B y C, sitio CHM-1, La Merced.
Cuenco inciso en superficie negra alisada. Cuenco con decoración geométrica incisa sobre engobe rojo oscuro.
IV. El Formativo de Ecuador 169

das, azadas fragmentadas y dos hachas en forma encuentro entre el Norte y Sur, al margen de los
de T. Los artefactos de hueso consisten en burdas contactos con el Oriente a través de Macas y con
puntas tal vez utilizadas como punzones. la Costa por Balsapamba.
Sin lugar a dudas, la cerámica es un factor deter- Por otra parte, desde el Formativo fue conocido
minante para considerar a este asentamiento den- el manejo de los recursos naturales de ciertos me-
tro del período Formativo. Se observa que los nive- dio ambientes, por ejemplo, en el valle de Cebadas
les profundos tienen como característica su aso- y en el pequeño valle de Sevilla donde se tienen
ciación a la cerámica conocida como “cáscara de ocupaciones desde el período Formativo hasta el
huevo”, presente en formas globulares (ollas) con período Inca.
bordes evertidos internamente decoradas con Algunas apreciaciones con respecto a estos gru-
franjas de color rojo oscuro.También existen cuen- pos del Formativo Tardío se pueden citar en base
cos incisos, cuencos carenados sin o con decora- a los resultados de las excavaciones efectuadas en
ción a muescas realizadas mediante uña. el valle de Cebadas. En primer lugar las fechas de
En los niveles medios las paredes de la cerámi- C-14 más antiguas para la ocupación en Hierba
ca se hacen ligeramente gruesas conservando sus Buena (CHLP-1), indican que a los 2620 +- 80 A.P.
formas, la superficie engobada o pulida muestra existía un grupo humano concentrado en el valle,
en ocasiones una decoración de franjas verticales utilizando y aprovechando sus varios pisos ecoló-
en rojo oscuro efectuadas mediante el uso de los gicos.
dedos (Fotos 7 y 8). Su material cultural infiere una economía basa-
Esta tradición cerámica se complementa con da en la caza, recolección y agricultura, significan-
dos tipos muy escasos. Una gris pulida con formas do patrones de ocupación cercanos a corrientes
de tazones evertidos y una carenada usualmente de agua y con una amplia cobertura visual. La ce-
decorada con muescas y el otro tipo, una cerámi- rámica contiene tipos que sugieren contactos a
ca pulida de pasta blanca, paredes gruesas con distancias considerables, como las formas carena-
formas globulares de bordes evertidos y cuencos das que marcarían su relación con la Sierra Norte,
de bordes directos. además de la obsidiana. Al Oriente por la cerámi-
Entre los restos de animales se pudieron diferen- ca pulida en la pasta blanca y a la Costa por algu-
ciar en principio a huesos de venados y cuyes.Va- nos fragmentos del tipo Chorrera incluyendo un
rios de los huesos grandes estuvieron en proceso fragmento de cuello de botella. Su relación con
de corte y otros muestran huellas de raspado, ras- Cerro Narrío está mejor definida por el porcentaje
gos que podrían ser similares a los del material de de idénticas formas y decoración.
Pirincay estudiados por Miller y Gill (l990), (Fotos El sitio de El Tingo (BZ-1) en el Sur del valle del
9 y l0). Chimbo, también presenta una variedad de ele-
Es necesario subrayar la disposición no estructu- mentos que amplían el panorama regional de in-
rada de los diversos restos culturales y la falta de tercambio a través de la Sierra Central. Entre estos
estructuras de habitación tanto en los niveles su- tenemos al tipo de cerámica incisa en franjas rojas
periores como inferiores. que denotaría un contacto con el Oriente posible-
Los sitios CHLP-3 y CHLP-4, contienen superfi- mente vía Alausí y Cerro Narrío. Esta misma rela-
cialmente similares tipos de cerámica a los obteni- ción mencionada para Pirincay por Bruhns
dos en excavaciones en el CHLP-1, incluido a ma- (1989:66), de igual manera se apoya en esta varie-
terial tardío. dad de cerámica.
Así mismo, el contacto con el norte se pude tra-
Discusión zar por el movimiento de transporte de obsidiana,
en contrada desde Cutagua (norte de Simiatug).
Por el momento se tiene toda la evidencia para Simiatug, Salinas, Tomavela y El Tingo. Este comer-
afirmar que la Sierra Central de ninguna forma se cio de obsidiana es básicamente una continua-
encontraba aislada de los movimientos de pobla- ción de períodos precedentes al Formativo.
ción durante el Formativo. Estas evidencias pare- A pesar de este sucinto resumen proyecta una
cen indicar que la región fue como un punto de visión generalizada de los trabajos realizados para
170 IV. El Formativo de Ecuador

conocer el Formativo en la Sierra Central, es evi- José Echeverría, Patricio Moncayo, Mónica Bolaños,
dente que el valle de Cebadas incrementará el co- Ernesto Salazar, Ángel Bonilla,Lupe Cruz y Evon Váz-
nocimiento del período Formativo en el Ecuador. cones. En Cebadas, al Padre Miguel Alexandre, Ma-
nuel Ortiz, Arsenio Sánchez, Centro Campesino de
Agradecimientos Cebadas y Comunidad de Hierba Buena. En la Pro-
vincia de Bolívar a Monseñor Cándido Rada,y los pa-
Deseo expresar mis agradecimientos a la National dres Antonio Polo y Jorge Alarcón.
Geographic Society por otorgar los financiamientos Participaron en los trabajos de campo y laborato-
número 4147-89 y 4543-91 para el desarrollo de las in- rio, María Fernanda de Bonilla, Marcelo Qhispi y Do-
vestigaciones arqueológicas en la Sierra Central del lores Galindo.
Ecuador. Finalmente, me permito agradecer a Paulina Le-
De igual forma al Instituto Nacional de Patrimonio dergerber por la invitación a participar en el Sim-
Cultural del Ecuador por los permisos concedidos. posio “Arqueología Sudamericana: Hacia una Re-
Mis agradecimientos al Centro de Investigaciones evaluación de la Etapa Formativa”y al mismo tiem-
Arqueológicas de la Universidad Católica, que traba- po darme la oportunidad de adherirme al home-
ja en forma conjunta en las investigaciones.También naje a los Drs. Betty J. Meggers y Alberto Rex Gon-
debo destacar la colaboración brindada en Quito zález.
por la “American Embassy Recreation Association”,

Fotografía 1. Sitio CHP-1,Tzitus-Pumallacta. Provincia Chimborazo.


IV. El Formativo de Ecuador 171

Fotografía 2. Sitio CHLP-2, Ichubamba Hierba Buena, Valle de Cebadas. Provincia de Chimborazo.

Foto 3.

cm

Foto 4.

cm

Fotografías 3 y 4. Sitio BA-1, El Tingo. A, inciso en franjas rojas, motivos geométricos. B, fragmentos de
tazones engobados en marrón rojizo. Pedestal anular negro sobre leonado.
172 IV. El Formativo de Ecuador

cm

cm

Fotografías 5 y 6. Sitio CHM-1, La Merced. Artefactos líticos en calcedonia. A, denticulados finos. B, raspadores.
IV. El Formativo de Ecuador 173

cm

cm

Fotografías 7 y 8. Sitio CHP-1, Ichumbamba Hierba Buena, cerámica formativa (cáscara de huevo). A, tipo decorado con
incisiones finas. Nivel S2(80-100). B, tipo decorado con franjas rojas verticales u horizontales y
bordes internos con franjas decorativas. Nivel S6(80-100).
174 IV. El Formativo de Ecuador

cm

cm

B
Fotografías 9 y 10. Sitio CHP-1, Ichubamba Hierba Buena. A, resto de huesos de animales
y cornamenta de venados. B, mandíbulas de roedores. Nivel S5 (140-160).
IV. El Formativo de Ecuador 175

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V

EL FORMATIVO
DE PERÚ
V. El Formativo de Perú 179

LAS FUNDACIONES PRECERÁMICAS


DE LA ETAPA FORMATIVA EN LA COSTA PERUANA

Daniel H. Sandweiss y James B. Richardson III

INTRODUCCIÓN que ha sido tratado en otra oportunidad (Richard-


son 1989). Sin embargo, pensamos que se puede
El Precerámico de la Costa peruana (12.000-3.800 tratar de la Costa como una entidad ambiental
A.P.) fue un período de ambientes cambiantes. Cier- que sostuvo un desarrollo diferente de los demás
tos datos sugieren que el clima de la costa norte fue ambientes andinos, por lo menos en términos de
más húmedo y que hubo lluvias estacionales hasta sistemas económicos.
Chimbote (9°S) o posiblemente hasta Lima (12°S). Finalmente, quisiéramos señalar que al hablar
Entre 6.000 y 5.000 A.P., se estableció el nivel actual de la importancia de los recursos marinos y las
del mar y empezaron las condiciones áridas que per- adaptaciones marítimas, no queremos decir que
duran hasta hoy en la costa.Es decir,antes de aproxi- las fuentes alimenticias terrestres carecían de im-
madamente 5.000 A.P.,el ambiente de la costa perua- portancia.Al contrario, los recursos terrestres siem-
na no solamente fue diferente del actual, sino que pre formaban parte de la economía de subsisten-
experimentaba constantes alteraciones espaciales y cia de los pueblos de las costas andinas, y no du-
temporales.Estos cambios condicionaron la disponi- damos que la interacción entre los sistemas de ex-
bilidad y el uso de los recursos marinos y terrestres plotación marina y terrestre tuvo mucho que ver
de la zona costera, que a su vez se relaciona con el con el surgimiento de las culturas de la etapa For-
desarrollo de las sociedades complejas de la etapa mativa. Al hablar de una plena adaptación maríti-
Formativa.Nuestro propósito en este informe es resu- ma, referimos a la predominancia de las especies
mir las evidencias para los cambios ambientales y marinas en la parte animal de la dieta. Esto indica
sugerir posibles relaciones con el uso de los recursos un conocimiento íntimo del Litoral y sus recursos,
marítimos y el desarrollo de las culturas de la costa sin excluir igual conocimiento y uso de los am-
andina (Mapa Fig. 1). bientes terrestres de la zona costeña (que dicho
Antes de proceder, es importante advertir lo si- sea de paso se incluyen en la zona “marítima”).
guiente.No estamos proponiendo factores ambienta-
les o ecológicos como el único motor de cambios CRONOLOGÍA DEL PRECERÁMICO
culturales, pero creemos que estos factores sí fueron
importantes y deben de tomarse en cuenta en cual- El Precerámico peruano consta de tres períodos:
quier intento de explicar la historia cultural de la Temprano (12.000 a 8.000 A.P.), Medio (8.000 a 4.450
costa andina (o cualquier otra parte del mundo) A.P.), y Tardío (4.450 a 3.800 A.P.) (modificado de
(Seltzer y Hastorf 1990; Shimada y otros 1991 para ex- Quilter 1989:11, 1991). Según la reciente reseña de
presiones recientes de esta orientación). Quilter (1991),
También quisiéramos aseverar que no ignoramos “El Precerámico Temprano se caracteriza por una
la importancia de los procesos contemporáneos en tradición cazadora-recolectora en un ambiente Pleis-
la Sierra y Selva y sus interacciones con la Costa. Es- tocénico tardío, el Precerámico Medio. . .comienza
tas interacciones son claves para entender el desa- con el establecimiento de condiciones ambientales y
rrollo de las culturas formativas de los Andes, tema sociedades que practicaban economías de base am-
180 V. El Formativo de Perú

Figura 1. Mapa de la costa del Perú y Chile, mostrando los sitios arqueológicos y pueblos
actuales mencionados en el texto; los isobatos de 100 y 200 metros; las zonas ambien-
tales (Norte, Central y Sur) definidas en el texto; y el área de arquitectura monumental
del Precerámico Tardío.
V. El Formativo de Perú 181

plia pero empezaban a enfocarse en la explotación mayor o menor pérdida de terreno (Richardson
de recursos locales específicos, como la pesca en la 1981). Como se verá abajo, las diferencias en el
Costa, y el Precerámico Tardío. . .marca el comienzo área sumergida afectan la distribución de los sitios
del uso generalizado de cultígenos y la construcción descubiertos para los períodos tempranos; a su
de arquitectura monumental en muchas partes del vez, esto ha afectado la interpretación del uso de
Perú.” los recursos marítimos.
En general, estamos de acuerdo con esta formula- Segundo, mientras que el nivel del mar subía, el
ción,excepto que redefiniríamos el Precerámico Me- ambiente marítimo no estaba tan estable como
dio como el tiempo durante el cual el ambiente mo- ahora. No solamente las playas cambiarían con
derno se estableció progresivamente en las diferen- mayor frecuencia, sino que los valles bajos esta-
tes zonas andinas; no se estabilizó en toda el área rían en un régimen aluvial, lo que limitaría su po-
hasta después de 5.000 A.P., o sea, al comienzo del tencial para la agricultura. Después de 5.000 A.P.,
Precerámico Tardío. los procesos litorales cambiaron de una transgre-
sión marina a una etapa de estasis o de regresión
CAMBIOS AMBIENTALES EN LA COSTA CEN- marina. La regresión se debe a la formación de lí-
TRO-ANDINA neas de playa (o cordones litorales) al norte de los
ríos mayores de la costa nor-peruana. Varios estu-
Son dos los cambios ambientales que quisiéramos dios indican que estos cordones empezaron a for-
tocar:el cambio del nivel del mar y las evidencias pa- marse a partir de 5.000 A.P., y que probablemente
ra un clima más húmedo en la costa norte.Ambos re- están relacionados con eventos mayores de El Ni-
flejan procesos que siguieron desde antes de la llega- ño (Ortlieb y otros 1989; Richardson 1983; Sand-
da del hombre a la costa andina alrededor de weiss 1986).
11.000-12.000 A.P. hasta aproximadamente 5.000 A.P.
Después de 5.000 A.P., El Niño viene a ser otro factor El clima de la costa norte en el Precerámico
importante. Temprano y Medio

Cambio del nivel del mar (Fig. 1, Mapa) Existen varias evidencias que sugieren que el cli-
ma de la costa norte del Perú estaba más húmedo
Richardson (1981) ha resumido previamente los durante el Precerámico Temprano y Medio, hasta
datos sobre los cambios del nivel del mar debido 5.000 A.P.,debido a la presencia de una corriente de
a la última desglaciación. El mar llegó a su nivel agua tropical.Estas evidencias han sido expuestas y
más bajo entre 18.000 y 15.000 A.P. con la máxima discutidas en varios artículos (DeVries y Wells 1990;
glaciación; los cálculos del cambio de nivel co- Richardson 1973,1978;Rollins y otros 1986).Aquí,nos
rren entre 85 y 135 m, con mayor aceptación de la limitamos a resumirlas,y más abajo las trataremos en
segunda figura. Luego, el mar empezó a subir; a mayor detalle.
7.000 A.P., estuvo unos 20 m por debajo del nivel Antes de la llegada del hombre en la costa perua-
actual, y llegó a su nivel actual alrededor de 5.000 na, la avifauna de La Brea de Talara (Fig. 1) sugiere
A.P. Este cambio tiene varias implicancias para la un ambiente de lluvias estacionales, con grandes sa-
prehistoria de la costa andina. banas, bosques, lagos, y pantanos al rededor de
Primero, significa que gran parte de la zona coste- 14.000 A.P. (Campbell 1982).A partir de 11.500 A.P., la
ra del Precerámico Temprano y parte del Precerámi- evidencia principal para un clima húmedo y calien-
co Medio está sumergida. El área perdida depende te es la presencia de moluscos tropicales en sitios ar-
de la batimetría del zócalo continental. Donde es queológicos, en latitudes donde ahora se encuen-
empinado y la trinchera Perú-Chile se acerca a la pla- tran especies de aguas frías. En Talara, los sitios del
ya actual,se perdió poco terreno.Donde la gradiente complejo Amotape/Siches tienen especies de man-
es suave y la trinchera se aleja,se perdió mucho más glares (Richardson 1973, 1978, 1992); este complejo
terreno,hasta 100 Km en partes.Se puede usar el iso- fecha entre 11.500 y 5.000 A.P. Los manglares requie-
bato de 100 m para aproximar la línea de playa de ren agua marina tropical y el influjo de agua dulce;
hace 15.000 años (Fig 1), para indicar las zonas de hoy en día, no se encuentran manglares al sur de
182 V. El Formativo de Perú

Tumbes, Perú. Una excepción menor es un relicto EL PRECERÁMICO DE LA COSTA CENTRO-


de manglar en la boca del río Piura (Peña y Vásquez ANDINA
1985). En el siguiente complejo, Honda (5.000-3.500
A.P.), no se encuentran las especies tropicales; los Desde que Moseley propuso, en 1975, que el eco-
moluscos son propios de las aguas frías de la corrien- sistema marino proporcionó la base de subsistencia
te Peruana o Humboldt. para las etapas más tempranas en el desarrollo de la
Al norte del río Santa, la playa fósil de Ostra y los civilización andina, los arqueólogos han librado un
sitios asociados tienen una fauna malacológica debate candente acerca del rol de los recursos mari-
que consiste mayormente en especies tropicales nos en ese desarrollo (Moseley 19975, 1992; Osborn
que hoy habitan la zona de Tumbes (Fig. 1). Estos 1977; Quilter y Stocker 1983; Raymond 1981; Wilson
sitios fechan de 6.250 a 5.000 A.P. (Sandweiss y 1981). Tanto el estudio de Moseley (basado parcial-
otros 1983, Sandweiss 1996). Unos 20 Km al norte mente en los trabajos de Lanning 1967) como la ma-
de la playa Ostra, las Salinas de Chao (Fig. 1) tie- yoría de los estudios posteriores se enfocan en el Pre-
nen sitios que remontan a 4.500 A.P.; solamente cerámico Tardío de la costa central y nor-central del
contienen moluscos de aguas frías (ibídem). Perú, cuando y donde aparecen los signos más ob-
Actualmente, se discute la interpretación de los vios de incrementos en el tamaño de la población
moluscos de Ostra; DeVries y Wells (1990) creen costeña y en su grado de organización.En parte,este
que su presencia se debe a condiciones geográfi- énfasis en un solo período resultó de la importancia
cas locales, mientras que nosotros pensamos que de los cambios que aparentemente ocurrieron en
reflejan cambios climáticos de mayor escala.Volve- ese entonces; también refleja el hecho que hasta re-
remos a este punto más abajo. Aquí, notamos que cientemente, la mayor parte de los datos sobre las
los sitios del Precerámico Temprano y Medio,que se adaptaciones marítimas precerámicas se refirieron
conocen por publicaciones, al sur del río Santa so- al Precerámico Tardío de la costa central del Perú.En
lamente contienen moluscos de aguas frías.Si hubo los últimos años,sin embargo,nueva información sig-
una corriente caliente en la costa norte del Perú, nificativa ha sido descubierta para los períodos más
probablemente no se extendió hasta Lima. Entre el tempranos y las zonas alejadas de la costa central.
río Santa y Talara, son pocos los sitios que fechan También se ha empezado a discutir los criterios para
entre 6.000 y 5.000 A.P.; la mayor parte de los sitios definir la sociedad compleja y el momento en que
anteriores, como los del complejo Paiján, son más apareció, para entender mejor la naturaleza de los
tempranos y por ende estuvieron lejos del litoral; no cambios observados (v.g., Burger y Salazar-Burger
se pueden considerar como sitios marítimos.La úni- 1991; Quilter 1991).
ca excepción es la Quebrada de Chorrillos (605’S),
en el lado sur del Macizo de Illescas,en donde Mer- El Precerámico Temprano
cedes Cárdenas y sus colegas (1993) encontraron
moluscos de aguas tropicales asociados a fechados El uso de los recursos marinos como fuente princi-
entre 6.970±140 y 7.540±90 A.P. Así que, la distribu- pal de proteina se remonta hasta el Precerámico Tem-
ción espacial de sitios con moluscos tropicales y prano, en sitios como Quebrada de las Conchas (Lla-
moluscos fríos sugieren que el cambio fue regional gostera 1979),Tiliviche 1 (Núñez 1983:181-184),el“Ring
y no local. A partir de 5.000 A.P., la distribución de Site” (Sandweiss 1989), y los sitios del complejo Amo-
las especies y consecuentemente las condiciones tape/Siches (Richardson 1973,1978,1992) (Fig.1).
climáticas se asemejan a las actuales. Es el mismo Quebrada de las Conchas se ubica en Antofagasta,
momento en que el nivel del mar se estabiliza; pro- Chile (24°S) y tiene fechados de 9.400 ± 160 A.P. y
bablemente la coincidencia no es casual. 9.680 ± 160 A.P.Los restos zooarqueológicos incluyen
Si los hallazgos de moluscos tropicales en la moluscos, 24 especies de peces, mamíferos marinos,
costa norte del Perú reflejan un cambio en las co- aves, y camélidos (Llagostera 1979). Una vez comen-
rrientes marinas, una consecuencia es que El Niño zada la explotación marítima en el Precerámico
no puede haber funcionado del mismo modo que Temprano, la tradición marítima continúa en el nor-
ahora; posiblemente no existó antes de 5.000 A.P. te chileno a través del Precerámico Medio y Tardío
(Richardson 1981; Rollins y otros 1986). (ibídem; Llagostera 1991; Núñez 1983).
V. El Formativo de Perú 183

El sitio de Tiliviche 1 (19°40’ S) se ubica a unos 40 realidad una fase temprana del siguiente complejo
Km de la costa actual.Con fechados de 9.760 ± 365 y Siches (Richardson 1992). Juntos, los complejos
7.850 ± 280 A.P. para el estrato Temprano, al inicio de Amotape y Siches fechan entre 11.500 y 5.000 A.P., es
la ocupación, la playa debe haber estado un poco decir, el Precerámico Temprano y Medio.
más lejos que hoy. El basural contiene restos vegeta- Los sitios Amotape/Siches tienen moluscos mari-
les, huesos de camélidos y cuyes, y restos de anima- nos de los manglares, y el análisis de los huesos de
les marinos, pese a la distancia al mar (Núñez 1983: un sitio Siches identificó peces de estuarios (Ri-
181-184). Núñez (ibídem) cree que el complejo Tili- chardson 1978).
viche representa trashumancia entre los oasis ribere- No nos sorprende que los sitios más tempranos con
ños y la costa. evidencia de explotación de recursos marinos son de
En el Ring Site, al sur de Ilo, Perú (17°45’ S), encon- los extremos sur y norte del Perú y el norte de Chile:
tramos una secuencia cultural que cubre unos 5000 son las áreas en donde el isobato de 100 m se acerca
mil años desde un fechado temprano de 10.575 ± más al continente (Fig.1).En otras palabras,son las zo-
105 A.P. hasta un fechado de 5.060 ± 65. Por factores nas en que la playa actual es la más cercana a la pla-
de conservación, todavía no podemos comentar la ya del Precerámico Temprano y Medio.Este hecho ex-
parte vegetal de la dieta, pero desde el principio de plica por qué no se encuentran evidencias tempranas
la secuencia hasta el final (la secuencia termina en de las adaptaciones marítimas en la costa sur-central,
el último nivel que se conservó de la destrucción re- central, y nor-central del Perú (Richardson 1981). Los
ciente, pero no es el fin de la ocupación del sitio), la extremos de la costa peruana y la costa nor-chilena
parte animal de la dieta se basaba exclusivamente son las zonas más provechosas para seguir la búsque-
en especies marinas, sean moluscos, cangrejos, eri- da de sitios marítimos tempranos.
zos, peces, aves o mamíferos marinos. La industria lí- En las partes de la costa peruana en donde el iso-
tica es sencilla y consiste en lascas utilizadas, herra- bato de 100 m se aleja de la playa actual y se ha per-
mientas unifaciales,y lascas de cantos rodados.Tam- dido mucho terreno con el levantamiento del mar,
bién se halló un martillo y dos pedazos de galena. los indicios de la explotación de recursos marinos
Las excavaciones no produjeron ni puntas ni piedras en el Precerámico Temprano son menores. Esto se
de moler o morteros, aunque estas categorías de ar- debe a la mayor distancia entre los sitios estudiados
tefacto están presentes en la superficie del sitio.Apar- y la playa.Tal sería el caso de Paiján, en la costa nor-
te de las herramientas líticas, las únicas otras herra- te del Perú,entre Lambayeque y Casma.Fechados re-
mientas son unos huesos trabajados que probable- cientes para Paiján indican que va de 10.500 a 8.000
mente son ganchos para anzuelos compuestos, y A.P. (Chauchat 1988), pero fechados más tempranos
parte de un arpón de hueso.Los artefactos de hueso del valle de Moche sugieren un comienzo alrededor
vienen de niveles fechados entre aproximadamente de 12.000 A.P. (Ossa y Moseley 1973; Ossa 1978). En
7.000 y 8.000 A.P.,o sea el Precerámico Medio (Sand- Pampa de los Fósiles, Chicama, el Sitio 13 tiene una
weiss y otros 1989). amplia variedad de especies de peces marinos,lagar-
Tanto los vertebrados como los invertebrados del tijas, zorros, y otros animales menores (Chauchat
Ring Site indican un clima y rango de hábitats mari- 1988). En Quebrada Cuculicote, Chicama, la subsis-
nos parecidos a las condiciones actuales de aguas tencia Paiján también incluyó peces marinos y pe-
frías. Sin embargo, los suelos y los restos de fauna su- queños animales, además de unas pocas conchas
gieren un clima un tanto más húmedo que ahora marinas (Gálvez Mora ms.). Estos sitios paijanenses
(Sandweiss y otros 1989:69-72). se ubican a más de 15 Km de la costa actual; a 10.000
En el extremo norte del Perú,en las inmediaciones A.P., el reducido nivel del mar expuso unos 10 Km
de Talara (4°30’ S), Richardson ha definido una se- más del zócalo, así que no sorprende la ausencia de
cuencia de complejos culturales que va desde el Pre- moluscos u otros elementos marinos pesados. Estos
cerámico Temprano hasta el Precerámico Tardío. En sitios de tierra adentro probablemente representen
revisar la evidencia del complejo Amotape, antes parte de la ronda estacional de los cazadores-reco-
considerado el complejo más temprano (Richard- lectores paijanenses que incluyera el uso intensivo
son 1978), la industria lítica y los fechados de C-14 de recursos marinos en el zócalo continental (ahora
traslapados claramente sugieren que Amotape es en sumergido).
184 V. El Formativo de Perú

En la costa central del Perú, en donde Lanning 1983; Sandweiss 1996). Tanto la playa fósil como los
(1963, 1967) produjo el primer intento de una se- sitios arqueológicos presentan moluscos marinos de
cuencia larga para el Precerámico de la costa perua- aguas tropicales. Se discute el origen de los molus-
na, los efectos del levantamiento del mar le hizo cos: ¿se debe a condiciones locales de calentamien-
creer que el uso intensivo de los recursos marinos to (DeVries y Wells 1990) o a un cambio en las co-
empezaba alrededor de 5.000 A.P.,con su fase Encan- rrientes de la costa nor-peruana hasta hace 5.000
to. En verdad, veía los efectos del gradual acerca- años (Sandweiss y otros 1983; Rollins y otros 1986)?
miento de la playa y sus recursos a su zona de estu- En noviembre y diciembre de 1991, Sandweiss reali-
dio. Pudimos ver este proceso en la secuencia del zó excavaciones en el Campamento Base de Ostra
Ring Site, en donde los peces y aves marinas predo- para solucionar ese problema a través del análisis de
minan en los niveles inferiores,cuando el mar estuvo los restos de vertebrados e invertebrados.La mayoría
más retirado; a través del tiempo, el mar se acercaba de los huesos consisten en peces, aves, y mamíferos
y los moluscos se hicieron cada vez más comunes marinos, sin una presencia obvia de mamíferos te-
(Sandweiss y otros 1989:71 y Tabla 17).En general,los rrestres. Los únicos restos vegetales son carboniza-
moluscos son el elemento marino más visible en los dos, entre los cuales hasta ahora se ha identificado
basurales,y su ausencia podría dar la impresión que semillas de algarrobo y guarango (Cano y LaTorre
no existen restos marítimos en un sitio, si no se reco- 1992).
gen e identifican los restos de vertebrados. Casi todos los moluscos de Ostra son especies que
actualmente se encuentran a unos 400 Km al norte,
El Precerámico Medio en la zona de Tumbes,Perú,aunque hay una mínima
presencia de moluscos de las aguas frías de la costa
El complejo Honda de Talara, los niveles superio- central peruana. Posiblemente Ostra se encontraba
res del Ring Site, y los sitios chilenos evidencian la cerca de la división entre las corrientes frías y calien-
continuación de la explotación del mar a través del tes hace 5.000 años; esperamos que la identificación
Precerámico Medio, pero para ese período también de los vertebrados marinos y sus rangos geográficos
se conocen sitios en la costa central del Perú que de- defina mejor la situación de las corrientes.
muestran la importancia de los recursos marinos La industria lítica de Ostra consiste en artefactos
(Fig. 1). Esto se debe al hecho que los sitios litorales unifaciales (denticulados, etc.) hechos en cantos
del Precerámico Medio-tardío no están sumergidos rodados y en lascas de cantos rodados; manos,
por el levantamiento del mar.Un caso bien conocido morteros, y metates; martillos; pesas y boleadores; y
es Paloma (12°30’S), un sitio sedentario o semi se- unos cantos pequeños, planos, y oblongos con una
dentario ubicado al sur de Lima y fechado entre punta aplanada y una o dos incisiones en una ca-
7.800 y 4.700 A.P. (Benfer 1990:Tabla 1). Los estudios ra debajo de la punta aplanada (Sandweiss 1990).
de los restos alimenticios y humanos demuestran un Este último tipo no se conoce de sitios precerámi-
incremento en la población durante el Precerámico cos peruanos,por lo menos al sur de Ostra,pero tie-
Medio y Tardío,acompañado por la deterioración de ne cierta similitud con las figurinas del tipo “Palmar
los recursos terrestres, un mayor énfasis en los recur- Plain” de Valdivia Fase A (Meggers y otros 1965:95-
sos marinos,y un mejoramiento en la salud de la po- 96). Siendo la ostra (Ostrera chilensis) una de las
blación (ibídem 289 ff). especies más comunes en el sitio, no sorprende
Otro caso sería el complejo de sitios Ostra, ubica- mucho el hallazgo de perlas en el basural. Encon-
do al norte del río Santa en la costa nor-central del tramos algunos artefactos de hueso y de concha,
Perú (9°S), que representa una adaptación marítima incluyendo parte de un anzuelo de concha que se-
a fines del Precerámico Medio. El complejo consiste gún la reseña de Llagostera (1992) sería un tipo
en un campamento base y una serie de estaciones ecuatoriano. Estos datos resultan interesantes con-
de recolección, todos ubicados alrededor de una siderando que la fauna también es norteña.
playa fósil. La mayor de las estaciones de recolec- Para la costa norte de Chile, Núñez (1983:196-197)
ción tiene dos fechados,de 5680 ± 90 y 5160 ± 60 A.P., define un proceso de“maritización”durante el Prece-
mientras que el Campamento Base tiene ocho fecha- rámico.Este proceso llega a un clímax marítimo al fi-
dos entre 6250±300 y 5450±110 (Sandweiss y otros nal del Precerámico Medio, durante su Etapa IV o
V. El Formativo de Perú 185

Chinchorro (5.000 y 4.000 A.P.).En este momento,los teínas en la Costa Central,en sitios como Cardal (Fig.
moradores de aquella costa explotaron “el rango 1), aunque las plantas proveyeron la mayor parte de
completo de recursos de la pesca y la recolección las calorías (Burger y Salazar-Burger 1991:276-278).
marinas”(ibídem).
Dillehay (1992) demuestra que los espacios y acti- DISCUSIÓN
vidades públicas estuvieron ampliamente distribuí-
dos en el Precerámico Medio, el Cementerio de Nan- Ciertos hechos sobresalen en este breve resumen.
chóc en el norte del Perú,Asana en el sur del Perú,en La fecha de 5.000 A.P. es clave: es el momento cuan-
sitios como Real Alto en Ecuador y el complejo Chin- do el nivel del mar y el clima costeño se estabiliza-
chorro en el norte de Chile. Estas evidencias no son ron. Poco después, los grandes monumentos del Pre-
edificios monumentales como los del Precerámico cerámico Tardío empezaron a ser construídos. Los
Tardío, sino áreas o rasgos de actividades aparente- cambios culturales que siguen- cronológicamente- a
mente rituales. Dillehay sugiere que: los cambios ambientales son muy visibles, pero son
“Podemos encontrar que los principios básicos es- cambios de intensidad, no radicales. Es decir, tienen
paciales y organizativos de los grandes edificios mo- antecedentes, tanto en los sistemas económicos del
numentales, del Período Precerámico Tardío, tienen Precerámico Temprano y Medio, con su fuerte com-
sus raíces en el uso de espacios ceremoniales menos ponente marítimo,como en las actividades rituales y
elaborados o en pequeñas estructuras públicas im- la definición de espacios públicos del Precerámico
permanentes del Período Precerámico Medio” (ibí- Medio. Desde este punto de vista, es consistente que
dem:56). las últimas interpretaciones de las construcciones
monumentales del Precerámico Tardío y del Período
El Precerámico Tardío Inicial indican que no requerían una organización
altamente jerarquizada (Burger y Salazar-Burger
El Precerámico Tardío de la costa peruana es mu- 1991; Quilter 1991). Más bien, representan un incre-
cho mejor conocido que el Precerámico Temprano mento en la población y la producción de exceden-
o Medio (v.g.,Fung 1988;Lanning 1967;Moseley 1975, tes basado en una combinación de recursos mari-
1985,1992;Quilter 1991;Rick 1983;Williams 1985 y las nos y terrestres; la organización social puede haber
referencias en aquellos trabajos); por ende, solo sido muy similar a aquella del Precerámico Medio,
mencionaremos los resultados más importantes pa- pero a una escala mayor (ibídem).
ra nuestro tema. Otro dato importante es la distribución de los sitios
El Precerámico Tardío es el momento cuando co- marítimos. Los sitios del Precerámico Temprano se
menzaron a construir grandes edificios públicos, tan- encuentran donde el cambio en el nivel del mar su-
to en la sierra como en la costa. En el litoral, estos si- mergió a la menor extensión de terreno costeño.Los
tios monumentales tiene una distribución muy parti- sitios marítimos del Precerámico Medio demuestran
cular: se encuentran en la costa nor-central y central una distribución más amplia, sobre todo alrededor
del Perú (Figura 1). En cuanto a la subsistencia en el de 5.000 A.P. Finalmente, los sitios monumentales
Precerámico Tardío, los últimos estudios indican que del Precerámico Tardío se encuentran en la parte de
la dieta animal siguió en base a las especies marinas. la costa que perdió el mayor terreno debido al levan-
En El Paraíso, al norte de Lima (12°S) (Fig. 1), la fuen- tamiento del mar, y su límite norte (Salinas de Chao,
te principal de proteínas fue pescado,con alguna con- Alva 1986) colinda con las evidencias para una co-
tribución de moluscos marinos; restos de animales te- rriente tropical antes de 5.000 A.P. (Véase Quilter
rrestres fueron muy escasos.La dieta también tenía un 1991, para otro tratamiento de la distribución de los
importante componente de plantas domesticadas y sitios monumentales del Precerámico Tardío.)
silvestres, pero no se encontró maíz (Quilter y otros Tomando en cuenta todos estos factores,se puede
1991). El Paraíso es el sitio monumental más grande proponer algunas hipótesis.Las diferentes áreas de la
del Precerámico Tardío,y aparentemente su dieta mix- costa deben tener una trayectoria histórica diferente
ta es típica de los sitios monumentales del litoral. en cuanto a sus sistemas económicos,según las rela-
La dieta mixta continuó en el siguiente Período Ini- ciones entre el perfil del zócalo (área perdida con el
cial. El mar seguía como la fuente principal de pro- levantamiento del mar),la intensidad del aluvión en
186 V. El Formativo de Perú

los valles bajos, los cambios climáticos a 5.000 A.P., y efecto del aluvión fue menor. En este contexto, la
los efectos de El Niño después de 5.000 A.P. En este transgresión marina hasta 5.000 A.P. juntaría cada
intento preliminar, definiremos tres macro-áreas: la vez más los grupos de adaptación litoral-marina e in-
Zona Sur,que es el extremo sur del Perú y el norte de terior/horticultura, creando las condiciones para sis-
Chile; la Zona Central,que es la costa sur-central,cen- temas de subsistencia como en el Paraíso con su die-
tral, y nor-central del Perú; y la Zona Norte, que es el ta mixta entre mar y valle. Este proceso también po-
extremo norte del Perú cerca de Talara (Fig.1).El es- dría ser el comienzo de la especialización de los gru-
pacio no permite una consideración de la costa sur pos de pescadores y agricultores que siguió vigente
de Ecuador, pero se puede decir que no rompe el hasta la Conquista (Rostworowski 1970, 1981 inter
esquema que presentamos para Perú y Chile. alía). Es necesario mencionar que Sandweiss y P. B.
En la Zona Sur, se perdió poco terreno con el le- Roscoe, están preparando una explicación más am-
vantamiento del mar. Por ende, no cambió mucho la plia del surgimiento de la sociedad compleja en la
relación espacial entre las poblaciones (o asenta- Costa peruana durante el Precerámico Tardío,basán-
mientos) litorales e interiores. De otro lado, con un dose en los procesos aquí elaborados, junto con la
perfil empinado del zócalo, los efectos del levanta- teoría de la práctica (Roscoe 1993).
miento del mar en cuanto al aluvión de los valles ba- Tendríamos una situación opuesta a la que Rodrí-
jos sería más intensos que en zonas de perfil suave. guez (este tomo) describe para la costa atlántica del
El Niño no afecta mucho a esta zona. Cono Sur. La reunión de los diferentes grupos espe-
En la Zona Central,el zócalo continental es ancho cializados es una parte importante del proceso que
y se perdió mucho terreno al levantamiento del mar, llevó al incremento en la complejidad organizativa
pero el aluvión de los valles debe haber sido menor de los Andes Centrales, lo que no se dio en el área
que en la Zona Sur.La Zona Central está afectada por que Rodríguez estudió, con su adaptación generali-
El Niño,pero los efectos son mucho menos negativos zada.Tal vez el caso peruano aquí planteado sea pa-
que en la Zona Norte (Arntz 1986; Sandweiss 1982). ralelo al proceso que Núñez (este tomo) informa en
En la Zona Norte, el perfil del zócalo es empinado cuanto a la juntura de los especialistas agrícolas y
y no se perdió mucho terreno en la desglaciación.El pecuarios en Tulán.
aluvión en los valles bajos debe haber sido intensa. A partir de 5.000 A.P. con el probable comienzo de
Los efectos de El Niño son muy fuertes, y es así que El Niño,los efectos de este fenómeno en la costa nor-
el clima fue más húmedo hasta hace 5.000 años. te habrían contribuido al proceso de juntar más gen-
Dadas estas condiciones, las Zonas Sur y Norte se- te en la Costa Central (Sandweiss 1982) mientras que
rían las áreas menos aptas para el desarrollo de la las lluvias de El Niño destruyen sistemas agrícolas en
agricultura y de las economías mixtas, aunque no la Costa Norte y las aguas calientes ahuyentan a los
tendría mayor inconveniente para el uso de recursos peces de consumo, en la Costa Central el incremen-
marinos y terrestres silvestres. Los valles son general- to en humedad permite un afloramiento de las lo-
mente angostos y profundos; una vez comenzada la mas (Dillon 1985), y los cardúmenes de anchovetas
agricultura, esta conformación llevaría a una mayor y otras especies de peces se acercan a la playa (véa-
separación entre las áreas de agricultura y de explo- se referencias en Sandweiss 1982). También vale re-
tación marina. Ambas Zonas demuestran una tem- cordar el ‘boom’de concha de abanico (Argopecten
prana adaptación marítima. Carecemos de datos pa- purpuratus) en Pisco durante El Niño de 1982/83.Es-
ra la introducción de la agricultura en la zona de Ta- tos procesos llevarían al incremento en la pobla-
lara, pero para el norte de Chile, Núñez (1983) seña- ción observado por Benfer (1990), Quilter (1991) y
la que llegó tarde y aparentemente fue intrusiva. otros hacia fines del Precerámico Medio y en el Pre-
Los datos que presenta Santoro (este tomo), para cerámico Tardío.La alta producción de los recursos
Arica en el norte chileno también concuerdan con proteínicos marinos, junto con los recursos vegeta-
lo propuesto- los sitios de explotación marítima no les terrestres, permitieron que la población crecien-
mixta con la agricultura seguían más tarde que en la te sobreviviera e incluso gozara de un mejor estado
costa central del Perú.En Arica,la economía mixta vi- de salud (Benfer 1990). Esa población aumentada
no más tarde, cuando el valle se estabilizó. fue la base necesaria para los cambios de la Etapa
En cambio,la Zona Central tiene valles anchos,y el Formativa.
V. El Formativo de Perú 187

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V. El Formativo de Perú 189

EL PERÍODO FORMATIVO EN LA PUNA DE JUNÍN - PERÚ

Ramiro Matos Mendieta

INTRODUCCIÓN pintados en rojo. Veinte años más tarde, Augusto


Cardich (l958, l964) encontró en los yacimientos
La cuenca del Mantaro tiene tres grandes pisos de Lauricocha, al norte del altiplano, una sucesión
ecológicos definidos básicamente por la altitud, de ocupaciones, desde el lítico hasta el post-for-
topografía, biomasa y clima. Ellos son: la puna o al- mativo. En 1959, la Misión de arqueólogos de la
tiplano, valle, y quebrada (Matos 1976) (Fig 1). Universidad de Tokio, Japón, visitó San Blas, publi-
El presente trabajo se ocupa del período Forma- cando una foto del sitio con una corta leyenda
tivo en la puna de Junín, con datos y argumentos (Izumi 1960).Aunque no hicieron estudios en el si-
recogidos principalmente en nuestras investiga- tio,usaron el nombre para definir una fase en la se-
ciones de campo (1968-1975; 1987-1988), publica- cuencia de Kotosh, la fase Kotosh-San Blas. (Izumi
dos parcialmente (Matos l971, 1972, 1976; Matos y y Terada 1972).
Rick 1981) y reforzados por otros trabajos (Lava- Entre los años 1968-1975 y 1987-1988, desarrolla-
lleé 1979, Lavalleé y Julien 1976, Morales 1975). mos programas de investigaciones arqueológicas
Los tres principales aspectos que discutiremos en la puna de Junín, con participación de estu-
son los siguientes: 1) la continuidad sin hiatos en diantes de las universidades de Huancayo y San
el proceso cultural entre el Arcaico y el Formativo; Marcos y algunos extranjeros. Ubicamos 55 sitios
2) la temprana sedentarización humana y el uso con filiación Pre-cerámica y Formativa. De ese to-
de avanzada tecnología mucho antes en la puna tal, el 86% están ubicados por encima de los 3.800
que en los valles vecinos; y 3) la interacción social m.s.n.m., 11% en la puna baja (3.600-3.800 m) y só-
dentro del ecosistema de la puna. lo el 3% en los valles por debajo de los 3600 m. Es-
tos últimos corresponden a las fases media y tar-
ANTECEDENTES día del Formativo, vinculados a un pre-cerámico
marginal, como Chupaca en el valle del Mantaro.
La investigación arqueológica en la puna ha si- (Matos 1971, 1972, 1976, Matos y Rick 1981). Dentro
do siempre poco atractiva, no solamente motivada del proyecto Junín, varios estudiantes prepararon
por la monotonía del paisaje, la pobreza de la gen- sus tesis de grado (Morales 1975, Rick 1980, Kaulic-
te y la lejanía de los modernos centros poblados, ke 1980, etc.).
sino también debido a la ausencia de grandes mo-
numentos arqueológicos. EL MEDIO AMBIENTE Y SUS RECURSOS
Las pocas incursiones en la arqueología de la
puna, fueron llevadas a cabo por Gladys Nomland La puna de Junín se encuentra ubicada en la Sie-
(1939),la cual reportó sobre el sitio de San Blas,de rra Central del Perú.Aunque el territorio es una sola
larga ocupación alfarera. Distinguió un estilo tem- unidad geográfica, la moderna división geo-política
prano y otros tardíos. El primero es cerámica de del país la ha segmentado en dos secciones para for-
color negra, incisa, estampada y bruñida, y los se- mar el departamento de Cerro de Pasco. Sobre el al-
gundos son de color marrón o bayo, con diseños tiplano convergen las dos cadenas de cordilleras, la
190 V. El Formativo de Perú

Figura 1. Mapa del altiplano de Junín con la ubicación de los principales sitios del Formativo.
V. El Formativo de Perú 191

Occidental y la Oriental,modelando el paisaje y el re- aunque económicamente la puna baja es el más ren-
lieve del suelo, configurando la meseta y definiendo table. Este segmento ecológico permite alternar el
su unidad geomorfológica. cultivo con el pastoreo, mientras que la puna alta es
El altiplano de Junín es el más extenso en la Sierra exclusivamente de pastoreo.Los datos arqueológicos
peruana, y el segundo en los Andes Centrales des- al respecto son abundantes y revelan la riqueza de
pués del Collao.Aunque la altura y las características fauna y flora utilizada por el hombre. En Pachama-
externas del paisaje son similares entre Junín y Co- chay se ha encontrado maca y quinua (Chenopó-
llao, la naturaleza ambiental,la potencialidad de re- dium sp) en el estrato final del precerámico, y con
cursos y la estabilidad de las condiciones climáti- mayor insinuación asociada a la cerámica inicial
cas, son sustancialmente diferentes. Junín es cono- (Pearsall 1980).
cida como puna húmeda o puna dulce,debido a la A los recursos de origen vegetal y animal de los
abundancia de manantiales y lagunas de origen períodos Arcaico y Formativo se agrega la sal. Este
glaciar y la proximidad a la Ceja de Selva,de la cual ingrediente utilizado en la dieta humana, asumió
llega bruma húmeda con cierta frecuencia. Estos papel importante durante los períodos tempranos.
factores naturales y su posición frente al trópico, Fue uno de los objetos de intercambio, pero tam-
han permitido que la puna de Junín tenga un rela- bién símbolo de poder y de control social. El que
tivo equilibrio en la biomasa y los ciclos estaciona- tuvo control sobre la explotación de la sal, tuvo
les sean más regulares. control sobre la población usuaria. La explotación
Los datos obtenidos en las excavaciones arqueoló- de la sal evolucionó desde el uso como agua natu-
gicas, revelan que los períodos Holoceno Temprano ral, hasta su sedimentación y conversión en sal en
y Medio fueron notablemente favorables a la vida polvo. Durante el formativo el agua salada fue her-
humana.La potencialidad de la puna en recursos na- vida y sedimentada. Evidencias de esta técnica de
turales,fue mucho más benigno en el pasado que en explotación son los millones de fragmentos depo-
la actualidad.Por eso acaso la actividad y la tecnolo- sitados en el sitio, y que corresponden a todos los
gía desarrollada por los primeros habitantes de esa períodos culturales de la historia, desde la cerámi-
región, presentan caracteres diferentes a sus coetá- ca inicial hasta su agotamiento en el siglo XX. La
neo del norte, el sur y la costa. No es casual que en tecnología inventada hace 4.500 años, de “hervir el
Junín se hayan encontrado las mejores evidencias agua salada y enfriarla para sedimentar”fue la mis-
sobre la domesticación de camélidos sudamerica- ma todo ese tiempo, aunque obviamente los im-
nos, llamas y alpacas por ejemplo (Wing 1975; Whe- plementos cambiaron.
ler 1977). En Junín existe dos salineras,San Blas y San Pedro.
La economía agro-pastoril incipiente caracteriza De acuerdo a los datos arqueológicos encontrados
el período Arcaico en Junín. La incorporación de la en la excavación de San Blas,este recurso usado por
cerámica hacia 1.700 a. C. al menaje doméstico, defi- los domesticadores de camélidos hacia 3.000 a.C.,
ne por su parte el Formativo.Los datos revelan que la sirvió de ingrediente para la comida y también para
interacción socio-económica durante esos dos pe- procesar charki.
ríodos fue dinámica.La red de relaciones habría fun-
cionado dentro del mismo escenario de la puna, co- LOS DATOS ARQUEOLÓGICOS
mo una suerte de simbiosis entre la puna baja (Jalca
o Sallca) y la puna alta (Hatun-Jalca). No existe una En la excavación de la cueva de Pachamachay
evidencia clara sobre la interacción complementa- hemos definido quince estratos. Los tres primeros
ria puna-valle durante los períodos tempranos, la corresponden a pastores-alfareros, y los doce a ca-
cual en cambio fue activa durante los tardíos. zadores y criadores de camélidos pre-alfareros. De
El pastoreo fue intensa en la puna alta (3.900-4.400 los tres con cerámica, los dos más profundos perte-
m.s.n.m.), mientras que la agricultura en la puna ba- necen al Formativo y el tercero que es el superficial,
ja (3.600-3.900 m.s.n.m.).Algunas especies cordillera- contiene estilos post-formativos (Matos 1976; Matos
nas como la maca (Lepídium mejanni Walp) y dos va- y Rick 1981).
riedades de papa amarga (Solánum andigenus sp.), La trinchera excavada, corta el talud de la cueva
la mawna y la chiripapa producen hasta los 4.200 m., desde el borde de la cámara hasta la parte inferior
192 V. El Formativo de Perú

del talud,10 x 1.m.,con 2 m.de profundidad en prome-


dio.El depósito arqueológico es compacto y sumamen-
te rico en restos culturales. El contexto del basural de
los dos períodos de ocupación, pre y post-cerámicos,
presenta la misma naturaleza.Pareciera que la cantidad
de gente que habitó la cueva y manejó los recursos cir-
cundantes por cerca de ocho milenios, fue más o me-
nos igual.La diferencia de un período y el otro,o de una
fase y la otra en el proceso evolutivo, es un tenue cam-
bio tipológico en algunos instrumentos, o en la varia-
ción de densidad de algunos tipos por estrato. Mientras
que en los estratos pre-cerámicos, el porcentaje de ob-
jetos de piedra y de osamenta animal es del 98%,en las
capas asociadas a la cerámica la proporción de líticos
baja y cede progresivamente a la cerámica. En el For-
mativo Medio la cerámica ocupa el mayor porcentaje
del material colectado.
En Pachamachay como en otros sitios de habitación
pre-cerámica, se ha constatado en la estratigrafía que
no existe hiatos entre la fase final del Pre-cerámico y la
cerámica inicial (Fig 3). Es muy claro que la cerámica
es incorporada al uso doméstico por los pastores inci-
pientes, sin trastornar sus normas de vida cotidiana. Só-
lo después de un tiempo de ocupación alfarera, se ad-
vierte el predominio de la cerámica sobre los demás
elementos culturales y el cambio que éste promueve en
la vida cotidiana.En el análisis del contenido estratigrá-
fico de Pachamachay, hemos sido beneficiados con la
visita y los consejos de Richard MacNeish y Alberto R.
González en 1970, de Kent Flannery en los años 1970-
1974 y de Luis Lumbreras en 1974.
La excavación de Pachamachay fue ampliada por
John Rick (1980) y luego por Peter Kaulicke (1980). El
informe publicado por Rick registra 17 niveles con ce-
rámica y 10 pre-cerámicos en su primera excavación y
11 niveles con cerámica y 22 pre-cerámicos en la am-
pliación. No vamos a discutir la diferencia en la canti-
dad de niveles ni la definición de los estratos en la ex-
cavación de una misma porción de la cueva. Dejamos
esto para otra oportunidad.
En cuanto a fechados C-14 para los comienzos del pe-
ríodo alfarero en Junín, hemos conseguido tres fechas.
Una data el final del Pre-cerámico en Pachamachay
con 1.870 a.C., la segunda es de la cerámica inicial de
San Blas con 1.650 a.C y la tercera de la cerámica ini-
cial de Ondores con 1.620 a.C. Rick (1980) consiguió
también tres fechas para Pachamachay,de 1.690 y 1.710
a.C. para el final del Pre-cerámico y 1.050 a.C. para el
Figura 2. Perfil oeste estratigráfico de San Blas Formativo Medio. Lavallée (1979) por su parte, dispone
V. El Formativo de Perú 193

Figura 3. Perfil estratigráfico de Pachamachay.

de otras fechas para la fase transicional entre el final miento para dedicar la atención a un solo período,
del Pre-cerámico y la cerámica inicial en Telarma- es ignorar el proceso histórico en su esencia.La con-
chay,con las cuales después de calibrarlas concluye, tinuidad del uso de implementos y tecnologías del
que la cerámica habría llegado al sitio hacia los Arcaico durante el Formativo es notable. Por otro la-
1,500 AC.Los fechados para el final del pre-cerámico do, la penetración del nuevo bagaje alfarero al que-
y los comienzos de la alfarería en las punas de Junín, hacer doméstico es igualmente visible. Aparece por
son más o menos concordantes.Creo que no estaría- ejemplo, bolas de arcilla semi-preparada como testi-
mos fuera de la realidad,si concluimos señalando la monio del empeño por fabricar vajillas en la habita-
fecha de 1.600 a.C, como la edad más antigua en el ción. Es obvio que en los comienzos no hubo traba-
uso de cerámica por los aldeanos pastoriles de Ju- jo especializado.
nín, la cual guardaría relación con la fase Kotosh- En Curimachay,abrigo rocoso ubicado en el litoral
Wairajirca de Huánuco que tiene 1.800 a.C.. occidental del lago de Chinchaycocha, excavamos
Por los datos que disponemos principalmente de un pozo de 2. x 1 m., en el cual se constató la misma
Pachamachay, Panaulauca,Telarmachay, Lauricocha, secuencia de Pachamachay,sin hiatos entre el Prece-
San Blas y Ondores,podemos asumir que en la puna rámicos y el Formativo. En San Blas, debido a su na-
de Junín, el tránsito cultural del Precerámico al For- turaleza de yacimiento salinero,se encontraron gran-
mativo, fue de lenta evolución, sin cambios dramáti- des depósitos de cerámica, como testimonio de la
cos en la vida cotidiana.Por eso no es posible enten- ocupación continua del lugar y de la explotación
der un período desarticulando el otro,máxime cuan- del recurso. San Blas fue habitada a manera de cam-
do se excava un mismo sitio como Pachamachay. pamento minero. Los del Arcaico y Formativo se ubi-
Cercenar la secuencia estratigráfica de un asenta- caron en el lado NO, sobre un espacio de 3.000 m2.
194 V. El Formativo de Perú

Figura 4. Cerámica de San Blas, tipo Junín inciso geométrico.


V. El Formativo de Perú 195

Figura 5. Cerámica de San Blas, tipo Junín punteado en zonas.


196 V. El Formativo de Perú

En ese lugar excavamos dos pozos, el primero com- su bagaje cultural. De igual manera en la cueva de
prometió los períodos Arcaico y Formativo y el se- Uchcumachay, excavada inicialmente por noso-
gundo exclusivamente al Formativo. La profundidad tros y continuada por Kaulicke (l980), las eviden-
promedio del basural es de 5 m. La excavación fue cias del proceso histórico se repitieron con iguales
ampliada por D. Morales (1975). características.
El basural arqueológico de San Blas,es un depósito En el abrigo rocoso de Telarmachay, excavado
compacto de ceniza, carbón y cerámica. El material por Lavallée (l979), la sucesión y la continuidad
cultural rescatado en la excavación,muestra la siguien- del proceso de incorporación de la cerámica por
te proporción:87% cerámica,10% huesos de camélido, los grupos pre-alfareros, presenta el mismo stan-
1.5% artefactos líticos, y 1% elementos exóticos como dard de caracteres de los campamentos arriba
tallados en hueso. Además de los materiales mencio- mencionados. Lavallée ha definido en Telarma-
nados,aparece con cierta frecuencia restos de plantas chay siete capas culturales. La primera (I) post-for-
carbonizadas, entre las cuales hemos identificado mativa, disturbada, las capas II y III corresponden
chuñu, quinua y maca. Aunque la naturaleza del estra- al Formativo y las capas IV,V,VI y VII al Pre-cerámi-
to pre-cerámico es semejante al Formativo,la composi- co. Ha observado también que la incorporación
ción porcentual de los restos colectados, ofrecen una de la cerámica en el menaje de los pastores arcai-
proporción interesante: 68% osamenta animal,19% ar- cos fue de manera sutil, tal como ha ocurrido con
tefactos líticos,3% objetos de hueso y 8% no identifica- otros elementos culturales, sin causar mayor de-
dos.Tanto en la industria lítica como en la alfarera se sorden en la vida cotidiana (Lavallée, Julien,
advierta cierta monotonía en la producción.No existe Wheeler y Karlin l985).
la variedad de formas o atributos decorativos que se En Lauricocha, A. Cardich (l958; l964) ha distin-
observa en los estilos tempranos de los valles.Los cam- guido cinco horizontes culturales. Los dos prime-
bios estilísticos durante el Formativo fueron muy lentos ros asociados a la cerámica y los otros tres al pre-
y a veces poco perceptibles. cerámico. El autor advierte que no existen hiatos
En el Litoral occidental del Chinchaycocha exis- entre los dos períodos de ocupación de la cueva,
te tres grandes aldeas del Formativo; Ondores, Pari- y algunos elementos de la tradición pre-alfarera
corral y Walmipukio. En el primero excavamos una continúan junto con la cerámica.
vivienda de planta circular y de piso semi-hundi- En nuestro reconocimiento de las punas de
do. Estuvo asociada a la cerámica inicial y fue Huancavelica y Cerro de Pasco,hemos encontrado
construida sobre basural Precerámico. Supone- el mismo patrón cultural, tanto en el uso domésti-
mos por las evidencias encontradas, que la aldea co del espacio como en la persistencia de las tec-
fue instalada por los pastores iniciales de caméli- nologías originadas en el pre-cerámico durante el
dos y antes de la introducción de la cerámica.Lue- Formativo. Por otro lado, podemos afirmar que no
go de la incorporación de la cerámica, la pobla- existe evidencia alguna de grupos intrusos que in-
ción creció y la producción agro-pastoril igual- vaden el lugar y ocupan las viviendas habilitadas
mente, hasta convertir la aldea en una de las más por los nativos, así como tampoco existe una sola
grandes de la puna. evidencia del abandono o despoblamiento de las
En Panaulauca, al suroeste del altiplano, excava- instalaciones del período Arcaico antes de la in-
mos el talud inferior de la cueva,sobre un corte re- troducción de la cerámica. Más bien la evidencia
ciente de carrera. Aunque el corte fue pequeño, concreta, es la introducción de la cerámica de ma-
1.50 x 1 m., fue suficiente para constatar la misma nera sutil al contexto general de la vida ordinaria,
secuencia y la misma característica observada en sin alterar en esencia los patrones establecidos.
Pachamachay. Los ocupantes pre-alfareros de la Con los datos que se dispone para Junín, esta-
cueva incorporan a su menaje doméstico vajillas mos en condiciones de concluir, que en la estrati-
de cerámica, la cual al parecer no alteró el contex- grafía cultural del altiplano, la cerámica es incor-
to básico en la organización de la habitación. El porada después de la domesticación de llamas, al-
hombre ya sedentario, con economía pastoril, pro- pacas y posiblemente el cuy, de la quinua y la ma-
ducción textil y agricultura cordillerana agregó el ca, de la construcción de viviendas organizadas
uso de vajillas como una positiva contribución a en aldeas, del uso de la sal, metales y la manufac-
V. El Formativo de Perú 197

Figura 6. Cerámica de Pachamachay, tipo inciso en pasta húmeda.


198 V. El Formativo de Perú

tura de tejidos. Es decir, la cerámica es incorpora- namente los patrones descritos en Junín.De acuer-
da tardíamente a la economía agro-pastoril del Ar- do a los reportes publicados,creo que en los valles
caico, definiendo con su presencia y evolución al de Huanta y Huamanga, no se ha encontrado im-
período Formativo. Arqueológicamente sabemos portantes asentamientos asociados a la cerámica
que la cerámica es el principal indicador de cam- Inicial.En todo caso,los que existen son huellas de
bios e interacciones culturales, así como el mejor una débil ocupación. Los sitios de Wishjana, Kish-
testimonio para afiliar un pueblo, su cultura y su kapata, Usnoera y Chupas, reportados hace tres dé-
edad. En Junín este hecho se confirma plenamen- cadas por J. Casafranca y estudiados posterior-
te. mente por diversos arqueólogos, al igual que el re-
ciente hallazgo de José Ochatoma (1992) en la
RELACIONES DE INTERACCIÓN ciudad de Huamanga, de cerámica barroca empa-
rentada a Chavín, presentan caracteres que vincu-
La evidencia arqueológica que se dispone hasta lan al Formativo Medio y Tardío, y ninguno al Ini-
ahora, revela que el poblamiento del altiplano de cial, salvo que entre esos sitios u otros existan da-
Junín por cazadores y recolectores fue notable tos a los cuales no hemos tenido acceso.
comparada a las regiones ecológicas vecinas. Es- Si tomamos en cuenta la cerámica como indica-
tos habitantes se instalaron primero en cuevas y dor cultural para identificar al Período Inicial, en-
abrigos rocosos, y al ensayar las técnicas de do- tre el final del Arcaico y la expansión Chavín, ve-
mesticación de plantas y animales se organizaron mos que la cerámica llega al altiplano de Junín
en campamentos abiertos organizándose en pe- mucho más temprano que a los valles, sumándose
queñas y dispersas aldeas y/o hatus de pastores.La rápidamente al repertorio cultural. De igual mane-
gran mayoría de sitios afiliados a los períodos Líti- ra, la organización aldeana con economía diversi-
co, Arcaico y Formativo, tuvieron asentamientos ficada entre el pastoreo y la agricultura alto andi-
por encima de los 3.700 m.s.n.m.,mientras que por na es intensa en la puna, mientras que los valles el
debajo de esa altura,en los valles de Paucartambo, panorama es oscuro. Suponiendo que nuestras ob-
Palcamayo-Tarma, no existe un solo ejemplo de la servaciones de campo habrían errado, las sistemá-
categoría de establecimientos hallados en la pu- ticas exploraciones llevadas a cabo por J. Parsons
na. En el valle del Mantaro, los pocos sitios que se y sus estudiantes en las cuencas del Mantaro y Tar-
conoce corresponden al Formativo Medio y hasta ma, así como las conducidas por D. Lavallée en
ahora no se ha encontrado una muestra del perío- Palcamayo, habrían corregido el error. Ellos tampo-
do Inicial. co encontraron un solo sitio afiliado al período
No se trata simplemente de mencionar la abun- Inicial, por debajo de los 3.700 m.s.n.m.
dancia de asentamientos arcaico/formativos con Los valles de Tarma y Mantaro tienen una mejor
cerámica inicial en la puna y la ausencia en los va- potencialidad ecológica con relación a la puna.
lles vecinos. El problema es más complejo. Mien- Sin embargo no fueron escenarios preferidos de
tras que más al norte, entre Huánuco y Ancash, la los aldeanos iniciales. Es preocupante en la re-
formación aldeana ocurre más temprano en los construcción de la ecología prehistórica de la Sie-
valles, en la Sierra Central, entre Pasco, Junín y rra Central,considerar a esos valles como margina-
Huancavelica, las aldeas iniciales surgen en el alti- les, precisamente en un estadio de emergencia so-
plano y son casi ausentes en los valles. Sobre el si- cio-económica, con eventos trascendentales, que
tio de Chupaca en el valle del Mantaro, lamenta- finalmente condujeron a la formación de la socie-
blemente no existe publicada una buena informa- dad compleja en los Andes. Entre las muestras cul-
ción sobre su estratigrafía. turales recogidas en las excavaciones de las cue-
Entre los sitios estudiados por el equipo de Mac- vas de la puna, sólo un porcentaje mínimo sugiere
Neish, García, Lumbreras, Viera, y Nelken-Terner proceder de los valles o de la Ceja de Selva. Por el
(1981), en Ayacucho, los de ocupación pre-cerámi- momento no existe suficiente evidencia como pa-
ca ubicados en el valle presentan características ra postular hipótesis sobre una dinámica interac-
bastante locales, mientras que los de la puna, co- ción entre la puna y los valles, ni siquiera basada
mo Jaywamachay o Rosasmachay, comparten ple- en las fluctuaciones estacionales. Los restos de
V. El Formativo de Perú 199

animales, plantas y pedernales son de origen lo- vo. La cerámica fue incorporada al menaje domés-
cal. Creo que estamos en condiciones de concluir tico después de varios logros socio-económicos
que durante los períodos Arcaico y Formativo Infe- como el pastoreo, la organización aldeana, el uso
rior, no hubo relaciones de complementariedad de la sal, de metales y la textilería. La introducción
ecológica entre el altiplano y los valles, las cuales de la cerámica en la puna fue mucho más tempra-
si fueron intensas durante los períodos tardíos na que en los valles vecinos y la interacción socio-
(Matos y Rick 1981; Pearsall, 1980). económica durante los períodos Arcaico y Forma-
A manera de especulación podemos suponer tivo fue dentro del mismo escenario de la puna.
que el movimiento de los pastores durante el For- Evidencias que den testimonio sobre las relacio-
mativo de la puna, habría sido de corta distancia y nes con los valles son ausentes o muy escasas.
sólo entre el litoral de los lagos y los campamen- 2) En la puna del centro, entre Huancavelica por
tos de vivienda, entre los pisos de cultivo y los de el sur y Cerro de Pasco por el norte, entre los 3.700-
pastoreo, entre los centros de producción alfarero 4.300 m.s.n.m., no se ha registrado un solo sitio co-
y los chuñeros, etc. pero siempre dentro del mismo mo habitación exclusivamente pre-cerámica. To-
ecosistema del altiplano. La sal y la cerámica juga- dos los abrigos rocosos o campamentos abiertos
ron papel importante en la dinámica de esas rela- con ocupación pre-alfarera muestran continuidad
ciones inter poblacionales, y la simbiosis entre los sin hiatos entre el Arcaico y el Formativo.
dos niveles de la puna fue estrecha y posiblemen- 3) El descubrimiento de la mina de sal fue he-
te rutinaria. La aparente mono-producción de la cho por los pastores del Arcaico y su explotación
puna, debido a la actividad al interior de ella, fue impulsó el desarrollo socio-cultural de la puna. La
diversificada con varios tipos de cultivos o con la cerámica y la sal, juntamente con el chuñu, charki
manufactura de bienes como el chuñu, charki, teji- y tejidos, fueron los primeros elementos de inte-
dos, etc. racción y aquellos que impulsaron el desarrollo.

CONCLUSIÓN AGRADECIMIENTOS

Los cinco sitios excavados en la puna y otros 50 Los trabajos de campo fueron hechos gracias al
no excavados, pero que muestran las mismas ca- “Proyecto Andino de Estudios Arqueológicos”, con
racterísticas de las intervenidas, revelan algunos auspicio del Smithsonian Institution (1968-1975) y
hechos comunes que se resume en los siguiente: del I.P.G.H. (1987-1988). La ponencia fue escrita, en
1) En la puna de Junín hubo desarrollo socio- 1991, durante mi trabajo como Profesor Visitante
cultural continuado entre el Arcaico y el Formati- de la Universidad de Copenhagen en Dinamarca.
200 V. El Formativo de Perú

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V. El Formativo de Perú 201

SOCIEDADES FORMATIVAS DE BAGUA-JAÉN


Y SUS RELACIONES ANDINAS Y AMAZÓNICAS

Ruth Shady Solís

INTRODUCCIÓN nufacturaron elaborados objetos, pero, paradójica-


mente, este cambio coincidió con la decadencia
Las sociedades de la sierra y de la selva andina del de los tradicionales centros ceremoniales coste-
norte del Perú siguieron procesos culturales diferen- ños. Por factores aún no bien conocidos, las socie-
tes a los de sociedades Formativas del área central. dades de la Sierra estuvieron usufructuando del
En esta área desde el Arcaico Tardío (3000-1800 a.C.) excedente producido por las poblaciones de la
los habitantes de las varias regiones, con diversas costa.
adaptaciones, tenían organizaciones comunales, au- En el norte peruano las sociedades presentaban
toridades y redes de interacción regional e interre- en el Formativo Temprano un nivel similar al que
gional.Son destacables los complejos administrativo- tenían las de la sierra central,pero se había estable-
ceremoniales edificados en la costa,en particular los cido una esfera de fuerte interacción que abarcaba
del valle de Supe, más también los identificados en desde los valles costeños como Jequetepeque has-
la Sierra, de la llamada “tradición Kotosh”. No obs- ta la selva andina, donde está ubicada Bagua. Sólo
tante, ya desde entonces, las construcciones coste- a partir del Formativo Medio varias sociedades de
ñas mostraban mayor elaboración en su diseño y ta- los valles interandinos de esa área construyeron
maño; distinción cualitativa que se acentuó durante centros públicos piramidales de elaborada arqui-
el período Formativo. tectura y escultura,tales como Udima en el valle de
En el Formativo Temprano (1800-900 a.C) se pro- Zaña, Cerro Blanco y Kunturwasi en el valle de San
dujo un mayor desajuste entre las poblaciones de Miguel, Huacaloma y Layzón en el valle de Caja-
ambas regiones en el área central. En la costa se marca, Pacopampa en el valle de Chota, etc.A dife-
dio prioridad a la ocupación de los valles y la eco- rencia de la sierra central no hubo un solo centro
nomía dependió de la agricultura, complementada destacable como Chavín de Huántar sino varios de
por la pesca; se erigieron centros públicos impo- similar complejidad. Es posible incluso que Chavín
nentes (algunos de los cuales como Pampa de Las mismo, ubicado en el límite de las dos áreas, haya
Llamas-Moheke, en el valle de Casma, ocupaban estado integrado al proceso norteño (Fig. 1).
unas 200 ha. o como Garagay, en el valle del Rímac, Las poblaciones de la selva andina del norte tu-
160 ha.); aparecieron especialistas y se diferencia- vieron participación activa en la esfera de relacio-
ron “clases” sociales en base a las funciones y al nes establecida en el área.A partir del estudio rea-
“status” que la sociedad les confería. En valles co- lizado en Bagua, vamos a referirnos al rol que sus
mo el de Casma, es probable que estuvieran for- habitantes ejercieron como agentes en la comuni-
mándose organizaciones estatales. En la sierra, sin cación a larga distancia por las vías del Marañón-
embargo, las comunidades continuaron con un pa- Ucayali entre las sociedades del sur de Ecuador o
trón de vida muy similar al de la etapa previa, que norte del Perú y de la sierra sur o el altiplano del
sólo fue modificado a partir del Formativo Medio Collao; así como a la incidencia que estos contac-
(900-400 a.C.), cuando se construyeron grandes tos tuvieron para el florecimiento de Chavín de
centros públicos,como Chavín de Huántar y se ma- Huántar.
202 V. El Formativo de Perú

Figura 1. Mapa con los sitios formativos del norte peruano y sur ecuatoriano: 1. Pacopampa; 2. Cupisnique;
3. Chavín de Huántar; 4. Kunturwasi; 5. Huacaloma; 6. Kotosh; 7. Nazaratequi; 8. Tutishcainyo;
9. Bagua; 10. Udima; 11. Paita; 12. Jaén; 13. Pirincay (Azuay, Ecuador); 14. Pandanche.

Las Sociedades de la Selva Andina el sur. La vía del Ucayali-Marañón enlazaba por el
oriente a estas dos áreas, del norte y el sur, como
La selva andina del Perú constituye el territorio igualmente hacía la del Océano Pacífico a lo largo
oriental de los Andes que limita con la llanura ama- de la costa en el oeste.En cambio,no sucedió lo mis-
zónica,y a la cual desembocan sus ríos.Dos sistemas mo entre la selva y la sierra del área central, ésta se
fluviales discurren de sur a norte,el Ucayali por el es- mantuvo más aislada,resguardada por elevados fara-
te y el Marañón por el centro, hasta su confluencia llones, desolados e inhóspitos paisajes y sin ríos na-
en el Amazonas.Ambos eran utilizados como vías de vegables de nexo, pero sobre todo por organizacio-
comunicación por las poblaciones nativas desde an- nes andinas tempranamente complejas.
tes de la invasión europea. El aspecto sociopolítico es de considerable impor-
La geografía favorecía la conexión entre las varias tancia por cuanto una vez establecidas las socieda-
regiones andinas y la selva en las áreas del norte y des con estructuras políticas estatales, éstas impusie-
sur del Perú, por los sistemas del Marañón-Huallaga ron las condiciones de la relación entre regiones.En
en el norte;Madre de Dios,Urubamba y Apurímac en la sierra central del Perú esto ocurrió a partir del For-
V. El Formativo de Perú 203

mativo Medio,con evidente ventaja para las socieda- lenguas no identificadas),Patagones (Caribes) y Zá-
des allí asentadas. Por entonces, patrones culturales catas (probablemente Arahuacos)” (Torero
andinos se distribuyeron hacia el oriente, incorpo- 1989:245), situación que sugiere probables migra-
rando o modificando a tradiciones culturales hasta ciones étnicas, cuya historia aún no conocemos.
entonces diferentes. Como no puede hablarse de una sola cultura pa-
En el norte peruano, en cambio, las poblaciones ra la costa ni para la sierra,tampoco puede hacerse
de la selva andina hicieron de intermediarias no só- para la selva andina, los procesos culturales fueron
lo entre las sociedades de las varias regiones,ubica- diferentes en cada área en relación con las diversas
das en el eje transversal del área, sino entre las so- condiciones geográficas y los contactos entre las,
ciedades andinas de áreas distantes. Rol que con- asimismo, distintas organizaciones sociopolíticas.
servaron,en tanto estuvieron estructuradas las orga- Las poblaciones que se asentaron en Bagua, si
nizaciones políticas andinas y se mantuvo vigente bien entraron en comunicación con las serranas,
el intercambio. Hasta antes de la intervención his- sólo fueron influenciadas por ellas cuando se cons-
pana florecieron en las vertientes orientales cultu- tituyeron los estados a partir del Formativo Medio.
ras conectoras como las de Pajatén y Cuelap, con Pero, por las características que tuvo la formación
sus elaborados centros urbanos. Bagua tuvo esa de esos estados, varios con similar nivel de desarro-
función de intermediaria durante el Formativo. llo,y el rol de Bagua como agente en el intercambio
La permanente interacción por motivos comer- a larga distancia, su organización y cultura no fue
ciales,ceremoniales o bélicos entre poblaciones de asimilada,como ocurrió con Kotosh en el área cen-
la selva y la sierra, o el cambio de productos entre tral al desarrollarse Chavín de Huántar (Fig. 1).
las mismas poblaciones serranas, ubicadas en terri-
torios alejados entre si, conectadas a través de gru- La cuenca de Bagua-Jaén
pos de selva y por las vías fluviales, conocidas por
éstos, han sido descritos en sucesivos relatos de La cuenca de Bagua-Jaén presenta características
conquistadores, viajeros y misioneros desde el siglo muy especiales, desde los aspectos geográfico y cul-
XVI hasta la presente centuria (Shady 1987:487- tural. Se halla en el sector donde la cordillera andi-
461). Cuando Salinas de Loyola, gobernador de Ya- na, que seguía una dirección sureste-noroeste, curva
guarsongo y Pacamoros, en el siglo XVI, navegó en hacia el nordeste,reducida en extensión horizontal y
busca de El Dorado, guiándose de informantes lo- en altura. Como efecto de estos cambios la costa es
cales, siguió la vía del Marañón al Ucayali hasta lle- más ancha,hay mayor proximidad entre las regiones
gar a la ciudad del Cusco (Jiménez 1965(IV):200- extremas, y las condiciones climáticas se extienden
203), lo que hace evidente el uso de una ruta ya co- de una región a la otra.La cordillera misma es atrave-
nocida y la identificación con el Dorado que ha- sada por un abra o paso, el de Porculla a 2144 m. de
cían del centro del poder Inca las poblaciones de altura, en tanto en el área central, el de Ticlio está a
Selva. En el siglo XVII los Conibo del Alto Ucayali 4815 m.En el sur,Crucero Alto (Arequipa-Puno) 4450
viajaban por canoas cientos de kilómetros hasta m.y La Raya (Puno) 4318 m.Sólo el Boquerón del Pa-
Chasuta en el Huallaga para adquirir sal y otros ar- dre Abad (Loreto-Huánuco) se halla a 600 m.s.n.m.
tefactos (Jiménez ibídem). Por otro lado, la cuenca se halla en una zona de
Por otro lado, incursiones o invasiones de grupos convergencia geográfica de una serie de ríos prove-
selváticos hacia los Andes debió haberse produci- nientes de los Andes del norte peruano,del oeste y el
do en algunas ocasiones, por los lugares de acceso este,y del sur ecuatoriano,los cuales van a desembo-
fluvial, pero sólo habrían tenido éxito en épocas de car en el Marañón, que corta luego la cordillera en
crisis de las organizaciones estatales andinas. Una sucesivos pongos hasta abrirse paso hacia el oriente
zona como la de Bagua-Jaén en el nororiente pre- y salir a la llanura amazónica. Los valles de todos es-
sentaba en el siglo XVI un panorama lingüístico tos ríos - Chinchipe, Chotano, Huancabamba, Utcu-
complejo: “sin contar a quechua-hablantes en el bamba, Cenepa, Zamora, Santiago, Nieva y el Mara-
oeste de la cuenca, la parte restante la disputaban ñón - poseen recursos naturales diversos y fueron ha-
siete pueblos de lenguas distintas: Palta-Jíbaros,Chi- bitados por poblaciones con tradiciones culturales
rinos (Muratos),Tabancales, Copallines, Baguas (de diferentes. Se han identificado siete zonas de espe-
204 V. El Formativo de Perú

cialización, notándose mayor diversificación en la LOS ASENTAMIENTOS FORMATIVOS DE


zona occidental (Jaén-San Ignacio-Sur de Bagua),en BAGUA
la que se proponen cinco, en tanto, a la zona orien-
tal de la región le corresponden sólo dos (Inst. Nac. En el norte peruano el poblamiento sedentario de
de Planificación 1982:3-7). Estas producciones espe- la selva andina puede remontarse al Formativo Tem-
cializadas,concitaban el interés común y habrían es- prano-Tardío (1200-900 a.C). Los grupos identificados
timulado la confluencia y el intercambio. Aún en la con la tradición Bagua I ocupaban las márgenes del
actualidad, el proceso de articulación económica valle bajo del Utcubamba y las quebradas adyacen-
continúa,y cada cierto tiempo “se encuentran”en de- tes, dependían de la agricultura y la pesca y fabrica-
terminadas partes del Marañón individuos proce- ban una alfarería tecnológicamente bien elaborada,
dentes de diferentes lugares para comercializar sus con uso de pigmentos pre-cocción. Para entonces, ya
productos.En esos eventos,este“río de las balsas”,co- se hallaban asentadas en la sierra de esa área otras so-
mo lo denominaron en el siglo XVI,sigue siendo cru- ciedades agricultoras que compartían una tradición
zado incesantemente de una orilla a la otra por “bal- alfarera diferente, denominada Pandanche, tenían
sas cautivas” donde se transporta gente y toda clase procesos adaptativos distintivos y mantenían una fre-
de mercancías. cuente relación transversal, aunque todavía no esta-
En el siglo XVI se describía la existencia en la ban organizadas por gobiernos estatales, como ocu-
cuenca de poblaciones diversificadas en distintas rría en la costa central y nor-central.
ocupaciones: agricultores;“curicamayos”, que traba- Los establecimientos de Bagua estaban ubicados
jaban el oro extrayéndolo de minas y lavaderos; co- en lugares protegidos de las inundaciones, a lo largo
merciantes; mineros de sal; bogueros; etc. (Shady de los ríos o quebradas,en un patrón disperso.Fueron
1987:460).Sal,oro y artefactos de piedra fueron obje- ocupados en forma permanente,en una extensión de
to de trabajo especializado, distribuidos al exterior. 1 a 1.5 ha. Si bien, se cuenta con un sólo fechado de
Igualmente, eran importantes los servicios que ofre- 960 ± 135 a.C., éste es coherente con la información
cían los pobladores por su conocimiento de la nave- cronológica que se ha obtenido por datación cruza-
gación en los ríos “en canoas que en muchas dellas da.Se manufacturaba una alfarería bien cocida,oxida-
caben á cuarenta é cincuenta indios bogando”.“Na- da: ollas con cuellos anchos evertidos,reforzados con
dan tan maravillosamente que parece cosa increí- una tira aplicada en el exterior del borde, superficie
ble...saben nadar desde que saben andar...” (Palomi- alisada y pintada de blanco en el cuello;platos y jarras
no 1549:XLVII en Jiménez de la Espada 1965). con decoración pintada precocción en áreas delimi-
En relación con la subsistencia humana, las tie- tadas por incisiones (Shady 1987:Fig.2,f-j y a-f).
rras de Bagua, a unos 600 m.s.n.m. son fértiles, en Al lado de la cerámica de estilo Bagua I se recogie-
particular en el sector de La Papaya (posiblemen- ron piezas foráneas,por la tecnología y el estilo:
te el antiguo Puyaya), que era inundado anual- 1. Fragmentos de cocción reductora,que llevan ti-
mente por las crecidas de los caudales causantes ras aplicadas a muescadas; otros con decoración
del retroceso y desembalse del Utcubamba y Ma- bruñida en contraste con zonas alisadas y peinadas,
rañón. Un recurso natural muy abundante lo cons- y unos con punteado fino en áreas demarcadas con
tituyen los peces y crustáceos que habitan los ríos; incisiones.Rasgos todos comunes a la tradición Pan-
asimismo, son aprovechados los animales de mon- danche de la sierra norte (ibídem Fig. 2a-e).
te. Se ha descrito bien que en la cuenca “los ríos 2. Fragmentos grises de cocción reducida con de-
tienen mucha cantidad de pescados é muy gran- coración hachurada y pintada de rojo post-cocción
des...hay mucha cantidad de comidas maíz y raí- (Fig. 2, a-b).
ces y muchos é diversos géneros de frutales bue- 3. Fragmentos grises decorados con zonas excisas
nos é mucha caza por el monte...así puercos, vena- (Fig. 2, c-d).
dos, antas, e otras muchas...que con facilidad las Mientras las piezas del primer grupo podrían pro-
matan los dichos indios con unas tiraderas é la- venir de uno de los establecimientos de la sierra nor-
zos...” (Relación de la Gobernación de Yaguarson- te, que participaron de la tradición Pandanche, los
gos y Pacamoros, Jiménez 1965- 1582-pp. 36-38). otros (2 y 3) presentan rasgos comunes a los comple-
jos Pastaza (Porras 1975:Lams. 5 y 9 a-b), Kotosh-Wai-
V. El Formativo de Perú 205

b
d

f
g
e

h i
j

Figura 2. Fragmentos exóticos, Fase Bagua I: a-b, hachurados; c-d, excisos; e-j, estilo Pacopampa-Pandanche.
206 V. El Formativo de Perú

Figura 3. Fragmentos exóticos, Fase Bagua II: a, gris inciso y pintado post-cocción; b, pintados pre-cocción.
Fase Bagua- La Peca: c-f, pintados pre-cocción marrón o negro sobre blanco.
V. El Formativo de Perú 207

a b

e
c

0 2 4 cm
g

Figura 4. Tiestos de la fase Bagua I.: a-e, alfarería incisa y pintada pre-cocción; f-g, alfarería ordinaria.
208 V. El Formativo de Perú

Figura 5. Tiesto de fase Bagua II, inciso sobre superficie pintada de color blanco.

rajirca (aunque no en la forma) (Izumi y Terada Pacopampa- Pacopampa I (Rosas y Shady 1979:Fig 1,
1972), y Tutishcainyo (tampoco en la forma) (Lath- i,k-ll) y Montegrande (Tellenbach 1981:Fig 8,3).Frag-
rap 1970:86-87),ubicados en lugares de la Selva andi- mentos relacionados con el estilo Bagua han sido
na o próximos a ella y de la selva baja. encontrados, asimismo, en contextos de Kotosh-Ko-
Por otro lado,el estilo de Bagua comparte una serie tosh (ibídem 45b, 12, 18), en Urabarriu-Chavín (Bur-
de rasgos estilísticos de forma y decoración con com- ger 1984:350, 97-98), y en la fase Huaricoto (Burger
plejos alfareros de la sierra sur del Ecuador y de la sie- 1985:Fig.13a).En el mismo Bagua aparecieron rasgos
rra del área sur y el altiplano del Collao (Shady 1971). en común con Ñañañique del alto Piura (Shady
Al respecto, es probable que Bagua formara parte 1987 Fig.6b; Guffroy 1991:Figs 8a-b y 9e) y el comple-
de la tradición alfarera que se distribuyera por el te- jo Formativo del valle de Lambayeque de la costa
rritorio andino oriental, pero también que funciona- norte (Fig. 3, a-b).
ra como puerto para el intercambio de productos Corresponde esta época a la de formación de los
provenientes de diferentes áreas: de la sierra norte, estados en la sierra norte y de construcción de gran-
de los valles de Ecuador y de la sierra sur; comuni- des centros ceremoniales-administrativos. Si bien en
cación que debió efectuarse a través del sistema flu- Bagua no se ha identificado ninguno con las carac-
vial. Los pobladores de la zona de Bagua directa- terísticas de los serranos,es probable que la organiza-
mente u otros grupos de selva harían la navegación ción política tuviera cierta complejidad, pero con
y el transporte por los ríos.Creemos,sin embargo,que construcciones de quincha no recubiertas, adapta-
este lugar funcionó como uno de los puertos impor- das a las condiciones climáticas calientes de la zona.
tantes para el intercambio de las transacciones que Se puede señalar para Bagua: la existencia de un úni-
se daban a lo largo de la ruta del oriente. co estilo alfarero, extendido en una zona amplia en-
A partir del Formativo Medio se puede distinguir tre los tributarios del sector comprendido desde la
dos épocas marcadas por las fases Bagua II (aprox. confluencia del Chamaya y los Pongos; el hallazgo de
800-600 a.C.) y La Peca (600-400 a.C.). No obstante cerámica más elaborada en los cementerios que en
que Bagua II continuó con la tradición,muestra fuer- los establecimientos, con tecnología e iconografía
te vinculación con sociedades de la sierra y costa complejas; y la relación con otros estilos contempo-
norte,como puede observarse en la presencia de va- ráneos.Podemos inferir la existencia de una organiza-
sijas de este estilo entre las piezas foráneas descritas ción que incorporaba a todos los establecimientos y
en los complejos Cerro Blanco, Huacaloma Tardío, de especialistas, encargados de producir alfarería de
V. El Formativo de Perú 209

incomparable calidad,así como de obtener los varios sur. Se ha señalado que en la fase Marcavalle D
recursos requeridos para esta actividad. Organiza- (cerca de 700 a.C.) aparecieron algunos rasgos co-
ción que protegió la identidad cultural del grupo mo el gollete estribo, los boles de piedra tipo Hua-
a través de varios siglos y que estableció relacio- yurco de Jaén, un diente de pecarí, además del
nes con los estados de la sierra norte y centro del predominio de la alfarería pintada (Mohr
Perú. 1980:260), rasgos que podrían ser utilizados para
Con el fortalecimiento de los estados en el nor- indicar vinculaciones entre la zona de Bagua y la
te del Perú y la intensificación de la integración in- sierra sur (Shady 1971), ya sea en forma directa o
terregional (600-400 a.C), Bagua formó parte acti- mediante algún otro grupo por la vía de los ríos de
va de esa esfera, manteniendo su identidad. La fa- la selva. Es interesante también llamar la atención
se La Peca de Bagua incorporó iconografía de Pa- sobre el hallazgo en Bagua de vasos en forma de
copampa-Pacopampa II, así como piezas de este keros, parecidos a los descritos en una muestra del
estilo se hallaron en Bagua. Por otra parte, piezas Formativo de Misque, Bolivia (Brockington y otros
de Bagua o rasgos de ese estilo aparecieron en Pa- 1986).
copampa. Similar situación fue compartida con La fase El Salado de Bagua, alrededor de los 400-
los sitios de los valles de Cajamarca, valle medio 200 a.C., es la que muestra mayores cambios en el
de Jequetepeque y Zaña. En estos dos últimos va- estilo alfarero, como efecto de dos eventos casi pa-
lles de la hoya del Pacífico se encontraron vasijas ralelos que se produjeron en diversas partes de los
con formas, decoración e iconos casi iguales a los Andes con diferentes expresiones. En los centros
de Bagua-La Peca (Alva 1986:Figs 91, 60 a-b, 108, ceremoniales-administrativos como Pacopampa
etc.). se copiaron diseños vinculados al Chavín-Janaba-
Ninguno como estos valles de la zona Yunga, de rriu. La extensión hacia el norte de la esfera de in-
clima caliente, ubicados en las vertientes occiden- teracción del área central llegó atenuada a Bagua,
tales, ha mostrado la amalgama de rasgos y la con- pero influyó en la adopción de la tecnología alfa-
fluencia de estilos de las varias culturas regionales rera por cocción reducida, de golletes estribo con
del norte.Es posible que recursos como la coca es- reborde y de algunos diseños circulares estampa-
tuviesen atrayendo a poblaciones de las varias re- dos. Sin embargo, al lado de estos rasgos y de la al-
giones, como se ha sugerido para el área central farería de tradición local, aparecieron vasijas de
en otros períodos; pero esta zona de la yunga oc- doble gollete y asa puente, aplicaciones figurati-
cidental también ofrece condiciones favorables vas, la técnica negativa y del blanco sobre rojo.
por su ubicación central como nudo de caminos, Creemos que, coincidente con la difusión de los
que conecta varios valles de la costa y la sierra. iconos Chavín, se introdujo en Bagua y en varios
Asimismo, como hemos informado, en la yunga otros sitios del extremo norte del Perú rasgos de
oriental, en los cementerios de la cuenca de Ba- una tradición cultural foránea a los Andes Centra-
gua-Jaén, es notable la presencia de piezas de esti- les. Complejos como El Salado, Pechiche de Tum-
los de diversa procedencia, de Ñañañique-Paneci- bes, Paita D de Piura, tienen en común la presen-
llo, en el Alto Piura (Guffroy 1991:257j), de Huaca- cia de aquellos rasgos innovadores, junto a los de
loma Tardío o Pacopampa en Cajamarca, y de tradición local y a los de la esfera Chavín (Shady
Lambayeque, Cupisnique, de la Costa, etc. 1987:481-482).
Fue ésta una época de expansión de la esfera Esta época del Formativo Tardío fue de cambios,
norteña al valle y litoral de Piura, la que también de popularidad de un culto y de movimientos po-
llegó a Pirincay en el valle del Paute (Bruhns y blacionales en el centro y norte del Perú. En Ba-
otros 1990, Fig 8). gua, uno de los puertos de comunicación a larga
La activación de contactos por la vía del Mara- distancia por la vía fluvial del oriente, se reflejaron
ñón-Ucayali al oriente, parece que, fue igualmente los acontecimientos que se vivían en los Andes y
intensa, como puede apreciarse en los rasgos que en la selva y que se repitieron en otros lugares:
compartieron las fases La Peca Tardía y El Salado conflictos entre las sociedades andinas e introduc-
Temprano con Nazaratequi, Shakimu Temprano ción de grupos foráneos.
del Ucayali o el complejo Marcavalle de la sierra
210 V. El Formativo de Perú

EL FIN DEL FORMATIVO CONCLUSIONES

Se inició cuando el complejo identificado con 1. En el variado territorio andino del Perú no se al-
Chavín-Janabarriu del área central, que se había canzaron similares niveles de organización sociopo-
extendido a través de los centros ceremoniales-ad- lítica al mismo tiempo;hubo desarrollos más comple-
ministrativos, llevando íconos vinculados con la jos en el área norcentral y en la costa desde el Arcai-
producción agrícola,no fue ya capaz de responder co y el Formativo Temprano; sólo a partir del Formati-
a las presiones ejercidas por las nuevas situacio- vo Medio participaron de ese desarrollo sociedades
nes cambiantes. Los centros de la Sierra dejaron de la sierra y del área norte.
de funcionar o fueron ocupados por poblaciones 2. Las sociedades del norte peruano,aunque menos
con tradiciones culturales diferentes o que ya no complejas que las del centro, desde el Formativo Tem-
reconocían su anterior sacralidad. Es posible que prano enfatizaron una relación interregional, que se
el abandono de patrones de vida tradicionales, acentuó a partir del Formativo Medio.Hubo allí varios
que caracteriza a este tiempo, y la introducción de centros ceremoniales-administrativos, fuertemente re-
nuevas tradiciones se produjeron en un período lacionados en el eje transversal,a diferencia de lo que
de crisis, provocado por alteraciones climáticas de ocurrió con Chavín de Huántar,en el área norcentral.
efecto prolongado (Cardich 1985) y por la incapa- 3. Las zonas de Yunga marítima y fluvial en el nor-
cidad de los gobiernos estatales tradicionales de te,el sector medio de los valles costeños de Jequete-
adecuarse a las nuevas condiciones. peque y Chongoyape o del bajo Utcubamba, en el
Una época de fuerte inestabilidad, de incursio- oriente, fueron lugares de encuentro y convergencia
nes y asaltos, como los testimoniados en los valles de tradiciones culturales diferentes. Nudos de cami-
de Santa (Wilson 1988) y Nepeña (Proulx 1985; nos y puertos para la comunicación interregional,
Daggett 1984) incidieron en el cambio del patrón concitaron interés y ganaron importancia a través
de asentamiento hacia lugares altos y protegidos del Formativo.
por murallas y zanjas. 4. La vía fluvial del Marañón-Ucayali fue utilizada
No obstante, las sociedades costeñas volvieron desde el Formativo Temprano-Tardío; por el oriente
a recuperar protagonismo en la historia del desa- se desplazaron poblaciones que comunicaron a las
rrollo económico y social del área central. Una se- áreas del norte y el sur,que compartieron o intercam-
rie de centros urbanos de diferente carácter que biaron una serie de elementos culturales.
los del Formativo fueron construidos en la parte 5. La conexión fluvial fue importante durante el
baja de los valles y se enfatizaron obras de defen- Formativo Medio y Tardío,como lo sugieren los rasgos
sa y control del medio ambiente (Shady y Ruiz compartidos por Huayurco,Shakimu y Marcavalle.
1979). 6. Hubo mayor contacto entre las sociedades an-
En la selva andina del norte, las poblaciones dinas del norte y el sur del Perú que entre las del cen-
de Bagua sufrieron los efectos de los aconteci- tro y el sur.Asimismo, la integración entre el centro y
mientos que ocurrían entre las sociedades andi- norte se produjo a partir del Formativo Medio.
nas. Algunos asentamientos permanecieron ocu- 7. Aunque de menor complejidad política, las so-
pados, otros, sin embargo, fueron abandonados y ciedades del norte y sur del Perú establecieron en
se restringieron los contactos interregionales. Se sus respectivas áreas ejes transversales de interac-
incorporaron nuevos patrones alfareros, pero éstos ción desde el Formativo Temprano.
y los anteriores perdieron calidad.
V. El Formativo de Perú 211

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212 V. El Formativo de Perú

DE MOXEKE A MOCHE: LAS EVIDENCIAS PARA LA FOR-


MACIÓN TEMPRANA DEL ESTADO EN LA COSTA
DEL PERÚ

David J. Wilson

INTRODUCCIÓN Recientemente, a base de sus excavaciones en el


sitio del Período Inicial (ca.1800 a 1000 a.C.) de Pam-
Hasta hace pocos años,la mayoría de los peruanis- pa de la Llama-Moxeke, que se ubica en el valle de
tas hubieran estado de acuerdo con la aseveración Casma, los Pozorski (1986, 1987) han propuesto que
que el mejor candidato para la formación del estado la complejidad sociopolítica (o sea el estado) se de-
prístino en los Andes Centrales es la cultura Moche sarrolló precozmente en este valle hacia 1500 a.C.es-
de la Costa Norte del Perú. El estado Moche, que sur- to es, en el período Formativo más temprano, casi
gió hacia 450 d.C., se hubiera visto como precedido 2000 mil años antes del desarrollo del estado Moche.
por un largo período de desarrollo formativo no tan Estos investigadores proponen que los cuartos celu-
complejo durante el cual los habitantes de los valles lares de la Huaca “A” (Fig. 5) se utilizaron para el al-
de la Costa Norte iban adoptando los cultígenos y macenamiento de los recursos que se extraían en
desarrollando las técnicas de la agricultura intensiva forma “coerciva”de la población local rural.Después
(Moseley 1975; Isbell y Schreiber 1978 para otros ar- de la publicación de esta hipótesis,el valle de Casma
gumentos que no se aceptan en forma tan general; llego a ser el enfoque de mucha atención en la pren-
vease también Wilson 1981, 1988b para una critica sa popular estadounidense (por ej.,“Andean Culture
de ambas posiciones). Found to Be As Old as the Great Pyramids”, Stevens
La aseveración de que Moche fuera una sociedad 1989). En efecto, actualmente hay varios investigado-
organizada a un nivel sociopolítico estatal se basa res que ven el período Inicial no sólo como una épo-
entre otras cosas en las fuertes semejanzas cerámi- ca del desarrollo precoz del estado en varios valles
cas,arquitectónicas e iconográficas entre centenares de la costa peruana,sino también como representan-
de sitios en los 11 valles mayores que se encuentran te del desarrollo más temprano del estado en las
entre Jequetepeque y Huarmey (v.gr., Benson 1972; Américas.
Donnan 1973; Lumbreras 1974). La aseveración de Si se presupone teóricamente que el estado, bien
que el control Moche fuera coerciva (impuesta por sea al nivel de un solo valle o al nivel multi-valle,con-
la guerra y la conquista) se basa no sólo en la estra- siste fundamentalmente en un sistema organizado
tigrafía del valle de Virú,donde el estilo cerámico Ga- de varios sitios (Wright y Johnson 1975), es sorpren-
llinazo fue reemplazado en forma abrupta por el es- dente que hasta la fecha no se hayan realizado mu-
tilo Moche (Strong y Evans 1952), sino también en chas investigaciones de patrones de asentamiento
los patrones de asentamiento del valle de Santa,don- en la costa peruana - ya que este método obviamen-
de hubo un cambio abrupto en la ubicación de la te es el más apropiado para entender los procesos
mayoría de los sitios del valle superior al valle infe- que conducían a la formación de un sistema que
rior (Wilson 1988b). De acuerdo con estos datos, la abarcaría por lo menos una gran parte de los valles
iconografía Moche que representa la guerra, la con- de que se trata.Una vez que se introdujo la agricultu-
quista y la presentación de prisioneros tendría mu- ra de riego,los procesos que hubieran afectado la es-
cho que ver con los aspectos prácticos de la forma- tructura adaptiva de los valles incluirían seguramen-
ción y el mantenimiento del estado. te los siguientes: el crecimiento de la población, un
V. El Formativo de Perú 213

Figura 1. Mapa de la costa norte del Perú, con los valles de Moche a Casma.
214 V. El Formativo de Perú

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Patrón de
´ asentamiento
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Figura. 2. El propuesto modelo sistemático - jerárquico

aumento en el número de sitios, cambios en la ubi- este último, actualmente tenemos datos muy sugesti-
cación de los sitios,cambios en el tamaño y la distri- vos en cuanto a la importancia de los procesos de la
bución de los centros mayores y menores,y también demografía,de la guerra y del desarrollo de los cen-
(si se supone que la guerra formaba una parte inte- tros cívico-ceremoniales en la evolución de los sis-
gra de estos procesos) la construcción de fortalezas temas formativos de la costa norte. De hecho, como
mayores y menores (Carneiro 1970). Aunque las ex- se mencionará abajo, nos parece probable que la
cavaciones son importantes para iluminar la natura- formación del estado prístino en Casma no ocurrie-
leza de la subsistencia y la arquitectura y para preci- ra durante el período Inicial sino que este proceso
sar las fechas de los artefactos diagnósticos, sin em- general sistémico ocurrió a comienzos del período
bargo todos los otros procesos aquí mencionados Intermedio Temprano, o sea hacia 350 a.C. En todo
sólo pueden investigarse por medio del estudio de caso, este desarrollo es todavía bastante precoz en
los patrones de asentamiento. comparación con el surgimiento mucho más tardío
Durante más de 12 años he llevado a cabo tres es- del estado Moche unos 500 años después.
tudios de patrones de asentamiento en la costa nor- En este trabajo,primero delinearé el contexto teó-
te peruana (Fig. 1), en una tentativa de iluminar los rico dentro del cual se hacen las proposiciones
aspectos más importantes del proceso de la forma- acerca de la formación del estado temprano.Luego
ción del estado en esta área. Entre estos se incluyen se delinearán aspectos de los datos sobre los patro-
(1°) el Proyecto del Valle de Santa, realizado en los nes de asentamiento del valle de Santa y de los da-
años de 1979 y 1980; (2°) un estudio de los caminos tos preliminares sobre el estudio de los patrones de
y los sitios adyacentes en los cinco desiertos que se asentamiento del valle de Casma.Intentaré,a la vez,
encuentran entre los valles de Moche y Casma,reali- no sólo evaluar las proposiciones recientes acerca
zado en 1986 y 1987; y (3°) el Proyecto del Valle de de la naturaleza de los procesos de la formación
Casma, que comenzamos en 1989 y que continuare- del estado sino también precisar la época en que
mos hasta 1994.A pesar de que no hemos terminado ésta ocurrió.
V. El Formativo de Perú 215

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Patrón de
´
´ Asentamiento

Figura 3. Aplicación del modelo sistémico-jerárquico a los sistemas de la época pre-Moche del valle de Santa.

LA TEORÍA SISTÉMICO-JERÁRQUICA Y LA basan en las siguientes ideas: 1°) la interacción en-


FORMACIÓN DEL ESTADO tre numerosas variables (v.gr., el medio ambiente fí-
sico y biótico, la agricultura, la población, la guerra,
Entre los modelos más útiles que se han propues- el intercambio de recursos útiles y la ideología); y
to para entender las variables que fueran importan- 2°) la organización de estas variables en una forma
tes en la formación de la complejidad sociopolítica jerárquica (v.gr., con la ideología informando a la
se encuentran los que yo prefiero designar como gente como actuar en forma específica y general,
los modelos “sistémico-jerárquicos.” A pesar de que los líderes y los ritos controlando las actividades
muchos investigadores ahora tengan la opinión críticas para el mantenimiento de la sociedad y la
que la “teoría de sistemas” fue de poca utilidad en infraestructura proporcionando la producción para
las tentativas de explicar el desarrollo de la com- mantener al sistema).
plejidad,me parece más y más obvio que los mejo- Aunque quizás nunca lograremos crear una expli-
res argumentos acerca de este proceso general se cación total de la formación del estado,sin embargo
216 V. El Formativo de Perú

es bastante útil tener modelos que nos ayuden a en- los sistemas sociopolíticos.
tender por lo menos los argumentos frecuentemente En la Figura 2 se presenta un modelo sistémico-je-
enredados y (necesariamente) circulares de los me- rárquico en el cual he intentado incluir las mejores
jores investigadores especialmente cuando ellos ideas de Flannery y Harris, además de incluir las
plantean no sólo las variables sino también las su- ideas de otros investigadores. Siguiendo a Harris, el
puestas relaciones de causa y efecto entre ellas. modelo identifica en forma específica a una serie de
En otra publicación (Wilson 1992) he propuesto variables organizadas en forma jerárquica que carac-
un modelo sistémico-jerárquico en el cual se combi- terizarían a cualquier sociedad. Pero, además de los
nan lo que yo veo como los mejores elementos de modos de producción y de reproducción,el modelo
varias teorías de este tipo. Por eso, me limitaré aquí sigue la sugerencia de Steward (1955) al señalar la
sólo a mencionar las fuentes que me sirvieron de ins- importancia de los patrones de asentamiento como
piración a desarrollarlo, y luego, a una breve descrip- una parte básica de la infraestructura de todos los
ción del modelo en sí mismo. Siguiendo a la teoría sistemas sociales. Siguiendo a Rappaport (1979), el
materialista de Marx (con la excepción significante modelo también señala dos niveles de la superes-
de la dialéctica hegeliana que según el no sirve de tructura, incluyendo un nivel más abstracto de la
ningún modo como un planteamiento práctico), M. ideología y “las proposiciones sagradas máximas” y
Harris ha propuesto en varias publicaciones (v.gr., un nivel más concreto del ritual y de la dirección.Si-
1979) que los sistemas sociopolíticos consisten en guiendo el espíritu de la teoría de Flannery,todas las
tres niveles organizados en forma jerárquica. Entre variables de alto nivel se consideran tan importantes
ellos se encuentran “la infraestructura”,“la estructura” como las de bajo nivel,no sólo en cuanto a la causa-
y “la superestructura”. En la infraestructura se inclu- lidad sino también en cuanto a la regulación de la
yen “el modo de la producción” y “el modo de la re- infraestructura del sistema. Finalmente, también se
producción;” en la estructura se incluyen “la econo- incluye en el modelo el ambiente medio físico/bióti-
mía doméstica”y “la economía política;”y en la supe- co y el ambiente medio social, ya que presumible-
restructura se incluye “la ideología,” entre otras cosas. mente deberían incluirse datos sobre aspectos de los
Aunque el modelo de Harris es bastante útil por su es- dos si quisiéramos entender la evolución de los siste-
pecificidad al proponer variables nombradas,sin em- mas adaptivos complejos.
bargo creo que está equivocada al proponer que só- Se puede concluir esta sección por mencionar
lo la infraestructura,o sean las variables materialistas, que al proponer el uso de tal tipo de modelo no es-
es la fuente de la causalidad primaria en el desarro- pero convencer de todo a un “materialista cultural”
llo de las adaptaciones culturales. Según Harris, la como Harris que la causalidad es más compleja que
ideología sólo es una variable dependiente muy se- el determinismo infra-estructural que el propone. Y
cundaria, o sea que no tiene mucha fuerza como no espero convencer del todo a un “ideólogo”orien-
fuente de la causalidad primaria. tado hacia los símbolos que la causalidad es más
Por otro lado, Flannery (1972) ha propuesto en compleja que el determinismo mental. Mas, por lo
una forma bastante convincente la importancia menos el modelo requiere una tentativa de indicar
causal no sólo de las variables de bajo nivel sino tam- específicamente la relación jerárquica de las varia-
bién de las de alto nivel en la evolución,el funciona- bles importantes en la evolución social.Por ejemplo,
miento, el mantenimiento y (al final) la devolución quisiéramos saber más sobre el desarrollo de la com-
de los sistemas sociales.A su parecer,las variables de plejidad en el valle de Casma que sólo los datos
alto nivel funcionan no sólo para regular y controlar acerca de los centros mayores (v.gr.,Pampa de la Lla-
un sistema sino también para procesar la informa- ma-Moxeke).También queremos saber algo sobre el
ción, a la vez que las variables de bajo nivel proveen tamaño de la población rural que apoyaba al siste-
la información y la producción. De hecho, el único ma; algo sobre el número de sitios rurales,su tamaño
problema con este modelo quizá sea que el propues- y su distribución con relación al sitio central; y algo
to modelo gráfico (Flannery 1972:410) es demasiado sobre la guerra y el intercambio económico entre las
abstracto para ser verdaderamente útil en una tenta- varias regiones.
tiva de entender la interacción de las supuestas va-
riables importantes en el proceso de la evolución de
V. El Formativo de Perú 217

Figura 4. Patrón de asentamiento del período Moxeke, valle de Casma.

LOS DATOS DE LOS PROYECTOS DE LOS tanto en las fortalezas cercanas para la defensa co-
VALLES DE SANTA Y CASMA mo en los centros cívico-ceremoniales cercanos pa-
ra las actividades supra-aldeanas. Este último aspec-
El Proyecto del Valle de Santa. Como los datos to por sí sólo sugiere que no existiera la guerra entre
sobre los patrones de asentamiento demuestran, los sitios del mismo grupo; también sugiere que los
Santa no parece representar un valle en el cual se centros hubieran surgido para funcionar como “me-
formó un estado prístino. De hecho, las primeras evi- canismos” reguladores de las actividades cooperati-
dencias de una complejidad de nivel estatal (v.gr., vas del grupo.
una población grande y por lo menos una jerarquía El cuarto aspecto es que una comparación de los
que consiste en tres niveles de función y tamaño en- cálculos de la población indica que no había el re-
tre los sitios; ver Wright y Johnson 1975) no aparecen quisito “balance de poder” para sostener la guerra
hasta la intrusión Moche. Sin embargo, los datos de contínua entre las agrupaciones de sitios (y así crear
Santa son útiles para indicar no sólo las variables las condiciones necesarias para construir las fortale-
que fueron importantes en el desarrollo de la com- zas).El quinto es que una comparación de los cálcu-
plejidad local,sino también los efectos de la interac- los de la población de cada grupo de sitios con la
ción con otros valles caracterizados por su propia se- capacidad productiva del terreno local indica que
cuencia de desarrollo.Los resultados de la investiga- los grupos de valle arriba no eran auto suficientes,
ción del valle de Santa ya han sido publicados (Wil- cosa que sugiere que no había guerra entre los gru-
son 1983, 1987, 1988a, 1988b, 1990, y 1992), y por eso pos de sitios del mismo valle.
aquí me limitaré a resumir brevemente los principa- En su famosa teoría sobre el rol de la guerra en los
les aspectos del desarrollo de los sistemas agrícolas orígenes del estado, Carneiro (1970) ha planteado
pre-Moches del valle. esencialmente dos hipótesis sobre él: 1°) que la gue-
El primero de estos aspectos es la presencia de nu- rra y los líderes militares formarían una parte íntegra
merosas fortalezas en cado uno de los cuatro siste- en el desarrollo del estado; y 2°) que esta guerra
mas pre-Moches, que sugiere que el conflicto era siempre se empezaría por el conflicto entre vecinos
más o menos continuo en la evolución pre-estatal.El y parientes en un sistema caracterizado por sitios
segundo es que casi todos los sitios de cada sistema esencialmente autónomas del mismo valle. Los da-
se ubican en las partes superiores del valle,que tam- tos del valle de Santa apoyan la primera hipótesis,
bién sugiere que la defensa era importante. El terce- porque no hay ninguna duda de que sí había guerra
ro es que desde un principio de la secuencia los si- continúa en los sistemas pre-Moches. Mas, los datos
tios se concentraban en grupos locales, enfocados de Santa no apoyan la segunda, porque la guerra
218 V. El Formativo de Perú

Figura 5. El sito de Pampa de la Llama, valle de Casma.

siempre hubiera sido entre forasteros de distintos va- zada continuamente por los ataques externos, pare-
lles en vez de ser entre vecinos de la misma región. ce más probable que los habitantes prefirieron vivir
Moseley (1974) ha propuesto que hubiera sido ne- valle arriba y agruparse cerca de las fortalezas. Las
cesario que los agricultores tempranos de la costa consideraciones defensivas así hubieran sido la ra-
ubicaran sus sitios valle arriba para lograr la máxima zón principal por la cual se ubicaron los sitios valle
eficiencia en la construcción de los canales, ya que arriba, y las de eficiencia agrícola hubieran sido se-
no hubo una población suficientemente grande pa- cundarias aunque por supuesto importantes a la vez.
ra poder construirlos en la parte inferior del valle. En la Figura 3 se muestran los aspectos principales
Aunque esto sugiere una razón adicional por la cual del sistema formativo de Santa que mencioné arriba.
se ubicarían los sitios en la parte superior, en reali- La figura demuestra que el aspecto más importante
dad la situación parece ser más complicada.Amena- del ambiente físico/biológico consiste en que Santa,
V. El Formativo de Perú 219

Fig. 6. Patrón de asentamiento del período Pallka, valle de Casma

como los demás valles de la costa, es estrecho y se debería a una sola variable (v.gr., al ambiente medio
delimita por desierto absoluto. Sin embargo, a pesar físico/biótico, a la subsistencia, al patrón de asenta-
del terreno limitado,había mucho más agua en el río miento, a las relaciones económicas, a la guerra, o a
de lo que se necesitaría para el riego intensivo (el río una ideología de odiar a los enemigos y tener bue-
Santa se caracteriza por el volumen más amplio de nas relaciones con los que colaboraban por medio
todos los valles de la costa,y tiene agua todo el año). del intercambio) sino que esta complejidad surgió a
Al adaptarse a este ambiente por medio de la agri- causa de la interacción entre todas estas variables.
cultura de riego, las aldeas agrícolas se hubieran vis- De hecho, no existe una sola “causa,” y no hay ningu-
to forzadas a hacerse parte de los sistemas locales na manera mejor para demostrar esta aseveración
de canales.Esto va en contra de las ideas teóricas de que resumir tal tipo de argumento (textual) en la for-
Carneiro de que las primeras aldeas serían esen- ma de un modelo sistémico-jerárquico.
cialmente autónomas, y que se ubicarían en forma Como frecuentemente ocurre al llevar a cabo una
dispersa por todas partes del valle para evitar cual- investigación científica, el trabajo del valle de Santa
quier tipo de cooperación/colaboración entre sí, no sólo produjo indicaciones de cuales serían las va-
sólo abandonando esta autonomía con su conquis- riables que formaron parte de la evolución del siste-
ta por otros sitios vecinos. Dentro de un contexto ma sociopolítico del valle sino que también hizo sur-
sociopolítico de conflicto continuo con otros valles gir otras preguntas para futuras investigaciones. Por
vecinos, los centros cívico-ceremoniales hubieran ejemplo,terminamos el trabajo de Santa con un inte-
surgido no sólo para facilitar la defensa sino tam- rés de investigar en forma más concreta los patrones
bién para regular la distribución de los terrenos en de asentamiento de los dos valles, o sean Nepeña y
una situación de desigualdad en cuanto al acceso Casma,que quizás fueran el origen de una sociedad
al terreno agrícola. Finalmente, las fuertes semejan- más compleja que atacaba a Santa. De hecho, aun-
zas entre la cerámica de Santa y la de las areas ad- que los patrones de asentamiento de Nepeña ya ha-
yacentes al norte (v.gr.,Virú) y al este (v.gr., el Calle- bían sido bastante estudiados por Proulx (1973), es-
jón de Huaylas), y la falta notable de tales semejan- te valle no parecía tener el tamaño y la complejidad
zas entre Santa y los valles al sur (Nepeña y Cas- necesarios para poder sostener el conflicto continuó
ma),sugieren que el origen de los ataques contra el con Santa. Por eso, nos parecía más probable que el
valle serían estos últimos al sur. origen de los ataques y una complejidad mayor sería
Presuponiendo la validez de estos argumentos, el el valle de Casma.Con la apariencia de los argumen-
modelo claramente enseña que la “causalidad” que tos de los Pozorski que Casma hubiera logrado un ni-
conducía al desarrollo de los centros cívico-ceremo- vel sociopolítico estatal durante el Período Inicial,
niales, y así a la jerarquización de la sociedad, no se nos parecio aún más necesario realizar el primer es-
220 V. El Formativo de Perú

Figura 7. Patrón de asentamiento del período Patazca, valle de Casma.

tudio comprensivo de los patrones de asentamiento diente y,por eso,para poder sostener el conflicto la
del valle al sur. una con la otra.
Sin embargo, no sólo existen bastantes semejan-
El Proyecto del Valle de Casma. Como se men- zas entre la cerámica de cada grupo sino también
cionó en la introducción, actualmente estamos lle- hay una pequeña agrupación de fortalezas y sitios
vando a cabo un estudio comprensivo de los patro- que se ubica entre las dos grandes agrupaciones.
nes de asentamiento prehispánicos de los ríos Se- Ya que parece muy probable que el conflicto con-
chín y Casma, que son los dos valles que forman el tinuó entre estas dos hubiera borrado a la peque-
valle mayor de Casma. Por esta razón, los argumen- ña agrupación, es probable que no existió la gue-
tos que se proponen aquí deberían considerarse ten- rra entre ellas. Entonces, hasta este punto en la in-
tativos. En esta sección me limitaré a una discusión vestigación no se encuentra ningún apoyo aun en
de los aspectos más generales de sólo los primeros el valle de Casma para la teoría de Carneiro.
tres períodos cerámicos de la secuencia, entre los Otro aspecto llamativo del sistema es que haya re-
cuales se incluyen los períodos Moxeke, Pallka y Pa- lativamente pocos sitios (44 hasta la fecha, y quizás
tazca (ca. 1800 a 0 a.C.). una población de menos de 10,000 habitantes), y
En la Figura 4 se enseña el patrón de asenta- que haya solamente dos niveles en la jerarquía de
miento del Período Moxeke/Período Inicial (ca. tamaño y supuesta función de los sitios. El centro
1800 a 1000 a.C.). Hay varios aspectos de este sis- mayor de Pampa de la Llama-Moxeke tiene una ex-
tema que son interesantes de mencionar aquí. El tensión de unas 90 hectáreas, mientras que todos
primero es que las fortalezas, igual que en el caso los demás sitios tienen una extensión de menos de
de Santa, se encuentren en cada una de las tres una hectárea. Obviamente, este es un sistema de só-
agrupaciones que presumiblemente constituyeron lo dos niveles y, como tal, se concuerda bien con la
la base rural que apoyaba al sitio central de Pam- definición clásica de un cacicazgo (Wright y John-
pa de la Llama-Moxeke. El segundo es que el pa- son 1975). A pesar de las características más o me-
trón de asentamiento sea tan nucleado como los nos “urbanas”de Pampa de la Llama-Moxeke, no he-
de Santa. Aunque hasta ahora no he calculado en mos encontrado hasta la fecha el apoyo para el ar-
forma precisa la cantidad de habitantes, parece gumento de los Pozorski que el estado se habría de-
posible a la simple vista que las dos agrupaciones sarrollado en Casma durante el Período Inicial.
grandes pudieran estar en conflicto, ya que el nú- En la Figura 6 se enseña el patrón de asenta-
mero de sitios en cada una es bastante igual. En miento del siguiente período de Pallka (ca. 1000 a
efecto, cada una parece tener suficientes terrenos 350 a.C.), que he designado en honor del impor-
adyacentes para mantenerse en forma indepen- tante trabajo de Julio C.Tello (1956) en el sitio del
V. El Formativo de Perú 221

Figura 8. El sitio de Chanquillo, valle de Casma.

mismo nombre (Pallka es el sitio señalado con el valle de Sechín indican que existen varios sitios
cuadrado negro en el mapa). Dos aspectos de este complejos de este período allí (estos estudiamos
sistema deberían mencionarse aquí. Primero, com- durante las temporadas de 1993 y 1994). La hipóte-
parándolo con el sistema anterior, el número de si- sis de que el enfoque del sistema Pallka hubiera si-
tios se ha reducido a la mitad y, por eso, parece do el valle de Sechín también se apoya por la
que hubieran una disminución de la población y orientación del sistema de caminos antiguos que
de la complejidad sociopolítica general. Mas, los se encuentra en el desierto entre los dos valles de
trabajos preliminares que se han realizado en el Casma (Fig 5).Durante nuestro reconocimiento de
222 V. El Formativo de Perú

estos caminos, descubrimos nueve sitios del Perío- tos interesantes y sugestivos de los valles como Ne-
do Pallka.A juzgar por nuestro estudio de los cami- peña y Casma es que se caracterizan por ríos cuyo
nos en los desiertos entre Moche y Casma, este sis- volumen de agua es cíclico, variable y en general
tema es el más antiguo que se ha descubierto has- inferior al volumen del río Santa. Esto sugiere la
ta la fecha en la costa norte. posibilidad de una presión demográfica relativa-
En la Figura 6 se muestra el patrón de asenta- mente mayor en estos valles, además de la posible
miento del Período Patazca (ca. 350 a.C. a O d.C)., razón por la cual hubiera sido bastante atractivo el
el último período de que tratamos aquí. Es inme- valle de Santa como “solución” a tal presión o sea
diatamente obvio que este sistema es mucho más que, una vez incorporado Santa a un estado multi-
complejo que los dos anteriores. El número de si- valle, el valle conquistador habría tenido acceso a
tios ha aumentado más que cinco veces en com- terrenos irrigables durante todo el año.
paración con el período anterior,y un cálculo con- Aparte de las conclusiones que he mencionado
servador preliminar de la población sería de arriba en cuanto a la utilidad del modelo sistémi-
25.000 a 30.000 personas. Aunque se encuentran co-jerárquico, se puede señalar otras que han sali-
fortalezas en todas partes del sistema (vease la Fig. do de los estudios que hemos realizado hasta la fe-
7, en la cual se enseña el sitio de Chanquillo, la for- cha. Primero, es obvio que los argumentos más
taleza más grande de esta área de la costa norte), convincentes acerca de la formación del estado
la distribución de sitios es esencialmente conti- deberían basarse en los estudios de patrones de
nua, que sugiere un sistema íntegro organizado al asentamiento. Sin tales datos, los argumentos que
nivel del valle mayor. En efecto, existe una jerar- se basan en las excavaciones de un solo sitio no
quía bastante clara de por lo menos tres niveles de deberían considerarse muy convincentes. Segun-
tamaño y función de los sitios. El sitio más grande do, los argumentos acerca de la naturaleza del sis-
y complejo es Pampa Rosario, que se ubica en la tema de un período tienen mayor fuerza si se ha-
confluente de los dos ríos; hay seis sitios interme- cen a base de una comparación con los períodos
diarios que tienen una distribución extensiva por inmediatamente anteriores o posteriores.Por ejem-
todas partes del sistema; y hay una gran cantidad plo, se puede entender el Período Patazca mejor
de sitios rurales. Evidentemente, el mejor candida- como el de la formación del estado si se le com-
to que tenemos hasta ahora para la formación del para con los dos sistemas anteriores no muy com-
estado al nivel del valle local en esta área de la plejos.
costa norte es el Período Patazca, durante el cual Finalmente, siguiendo el espíritu del modelo sis-
el estado aparece unos 500 años antes del estado témico-jerárquico, es claro que muchos aspectos
Moche. de los sistemas tempranos de Santa y Casma for-
maron una parte integra del proceso del desarro-
CONCLUSIONES llo de la complejidad sociopolítica. Entre estos se
incluyen el desarrollo de la agricultura de riego, el
Los datos del estudio de los patrones de asenta- crecimiento de la población, la apariencia de
miento en el valle de Casma todavía son demasia- agrupaciones de sitios desde el comienzo de la
do incompletos para poder ofrecer argumentos agricultura, la necesidad desde un principio de
sólidos acerca del desarrollo de la sociedad for- cooperar/colaborar con otros sitios vecinos no só-
mativa que resultarían, por ejemplo, en un modelo lo al nivel local sino también (probablemente) al
sistémico-jerárquico del tipo que he sugerido para nivel del valle mayor, el desarrollo de los centros
el valle de Santa. Es prematuro también construir mayores y menores, el establecimiento de relacio-
argumentos sobre la validez de la teoría de Carnei- nes económicas con algunos valles vecinos, y el
ro en cuanto al valle de Casma, o sea sobre la po- surgimiento de la guerra entre regiones a la vez
sibilidad de que existiera la paridad demográfica que la población se aumentaba y empezaba a sen-
necesaria para que el origen de la guerra contra tir la presión de un ambiente físico que no siem-
Santa fuera el valle de Casma. Mas, uno de los da- pre le ofrecía agua suficiente.
V. El Formativo de Perú 223

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1989 “Andean Culture Found to Be as Old as the Great in Southwestern Iran”. American Anthropologist
Pyramids”. New York Times, Tuesday, October 3, 77:267-289
pp. 17, 20.
VI

EL FORMATIVO DE CHILE
VI. El Formativo de Chile 227

FASE TILOCALAR: NUEVAS EVIDENCIAS FORMATIVAS


EN LA PUNA DE ATACAMA
(NORTE DE CHILE)

Lautaro Núñez Atencio

Evidencias arquitectónicas, artefactuales, econó- nología en proceso (Orellana 1988-1989). Sólo re-
micas, biológicas, e ideológicas, fundamentan una cientes estudios a nivel circumpuneño han dado pa-
temprana emergencia de complejidad formativa in- so al reciente registro de asentamientos formativos
volucrada con el surgimiento del complejo cultural altos entre los 3000 y 4000 m.s.n.m. en donde la ba-
San Pedro de Atacama (Fig 1). se ganadera también es relevante (Olivera 1991).
La fase Tilocalar (componente inferior) representa Esta presencia de datos en torno al surgimiento de
episodios enraizados en la disolución de las ocupa- aldeas formativas en la subárea Circumpuneña man-
ciones arcaicas tardías locales y en desarrollo intra- tendría vínculos con Wankarani,en el Altiplano Meri-
circumpuneño de complejidad creciente,con atribu- dional (1210 a.C.) como un locus de donde prove-
tos idiosincrásicos autónomos sincrónicos con los nían estímulos sustanciales hacia los yacimientos
eventos formativos del área centro sur andina. aledaños más tardíos (Ponce 1970). Ha prevalecido
el criterio de detectar de dónde viene la compleji-
Consideraciones Teóricas dad pastoralista, o los pueblos con cerámica, cuyo
destino sería el de transformar a la sociedad local,
Hay consenso en los Andes del rol jerarquizado de más que identificar asentamientos locales que pue-
la poblaciones pastoralistas formativas en las tierras dan representar complejidad, estratificación y rai-
altas en términos productivos e ideológicos (Lum- gambre.
breras 1981; Lynch 1973). La expansión de las socie- En efecto, ha existido una tendencia a correlacio-
dades pastoralistas formativas antes del desarrollo nar el inicio de los estilos de vida formativo a partir
de las prácticas agrícolas de regadío, no sólo reduje- de sociedades marginales que asimilan cambios sus-
ron el nomadismo sino que propusieron asenta- tanciales: pecuarios, agrarios y artesanales, desarro-
mientos estructurados y estables, en ámbitos donde llados en las tierras altas desde Kaluyo a Wankarani
los recursos agrarios fueron complementarios (fenó- (González y Pérez 1968; y Núñez 1982).
meno agropecuario). Esta situación se apoyaba en parte en la ausencia
La factibilidad del surgimiento de aldeas formati- de un locus de domesticación de camélidos y la pre-
vas pastoralistas en los drásticos ambientes de la su- sencia de aldeas formativas bien estructuradas no
bárea circumpuneña (Núñez y Santoro 1988), se ha más allá de los 500 a 300 a.C.,tanto en la Puna trasan-
limitado a registros de una relativa densidad demo- dina y en su borde como en Tulor, entre los oasis de
gráfica (Aschero et al 1991). En la vertiente occiden- San Pedro de Atacama (Llangostera et al 1984).
tal se han localizado asentamientos formativos sólo El problema de los “orígenes”de las sociedades for-
en cotas bajas prepuneñas, con patrones residencia- mativas o “periféricas” circumpuneñas está en deba-
les muy efímeros en el río Loa Medio (Benavente te y se ha reactivado a partir del reconocimiento de
1982) y entre los oasis de San Pedro de Atacama no comunidades arcaicas que incorporaron a sus labo-
más arriba de 2300 m.s.n.m. sustentados en la com- res de caza y recolección las primeras labores de do-
binación ganadera y agrícola con conglomerados mesticación de camélidos por los 2000 a 1675 a.C.en
estructurados (Llangostera et al 1984) y otros de cro- la quebrada piepuneña de Puripica (Núñez 1980;
228 VI. El Formativo de Chile

Figura 1. Ubicación del sitio Tulán - 54 en la vertiente occidental de la Puna de Atacama.


VI. El Formativo de Chile 229

Druss 1977) estas transformaciones sustanciales ha- neña.Se combinó así una adaptación dinámica y es-
brían ocurrido a nivel de ambas vertientes de la Pu- table a la vez, integrada por conexiones caravánicas
na (Yacobaccio 1991). responsables de la circulación de bienes comple-
En un territorio donde la población arcaica tardía mentarios desde los inicios del Formativo Temprano
fue densa (Le Paige,ms; Núñez 1980) se podría espe- (Núñez y Dillehay 1979).
rar que su patrón residencial aglutinado y sus arte- En este marco de referencia se procede a presen-
factos de caza, faenamiento y recolección fueron tar un asentamiento Formativo (Tulán-54) que apor-
compatibles con el crecimiento de la opción pasto- tará nuevos datos a la problemática expuesta.
ralista inicial y formativa,independiente de su locali-
zación “marginal”. Ubicación del sitio Tulán-54
En suma, se debería esperar teóricamente que en
territorios sometidos a stress de aridez (Grosjean et La quebrada de Tulán se ubica en el blanco occi-
al 1991), por los 2000 a 1000 a.C. (Tabla 1) existieron dental del plateaux Ignimbritico de la Puna de Ata-
focos de recursos habitados por ocupaciones arcai- cama,en el extremo S.E.del salar homónimo.Su arro-
cas semi-sedentarias,que transitaron hacia mayor es- yo nace de vertientes desde la cota de 3000 m.s.n.m.
tabilidad ganadera y artesanías complejas, a través para desaguar en el oasis del Tilomonte sobre los
de nuevas propuestas productoras de alimentos sus- 2300 m. Cubriendo un recorrido de 9 Km. (Fig. 1). El
tentados en aldeas que combinaban las viejas estra- sitio se emplaza en el borde de la quebrada (banda
tegias de caza y recolección con innovaciones en la sur), a unos 2950 m.s.n.m. sometido al clima desérti-
cría de llamas en aglomeraciones aldeanas organiza- co de altura propio de la Puna salada.
das en una secuencia a través de tres modelos arqui-
tectónicos superpuestos en tiempo: Tilocalar-Calar- Descripción de las unidades excavadas
Tulor.
Para que estas hipótesis sean conducidas, se re- Una zona montícula fue identificada con concen-
quieren de la identificación de un conjunto de con- traciones de talleres de reducción de láminas del pa-
diciones, a saber: trón Tulán, con láminas trasladadas desde las cante-
a) Yuxtaposición de asentamientos arcaicos tardíos ras ubicadas a 5 Km. al NE (Toba desvitrificada). La
con reocupaciones formativas posteriores más com- escasa cerámica superficial sugería posibles intrusio-
plejas, nes, dando la impresión que Tulán-54 reiteraba otro
b) Recursos de caza, recolección y forraje en pisos asentamiento Arcaico Tardío como Tulán-52, locali-
contrastados y complementarios estacionalmente, zado a unos 800mts. aguas arriba. Un examen de la
c) Suelos de uso pastoralista dominante, superficie ofreció los siguientes rasgos:
d) Asociación a recursos líticos minero metalúrgi- a) Junto a las preformas laminares ocurrían artefac-
cos, tos de roca fina seleccionadas: calcedonia,jaspe,ob-
e) Espacios quebradeños habitables en alturas mo- sidiana, ópalo, cuarzo, basalto, para fines artefactua-
deradas con posibilidades de ocupación permanen- les más reducidos.
te y cercanía a los extremos altos y bajos del transec- b) Ciertos alineamientos y concentraciones de pie-
to circumpuneño (manejo estacional de recursos). dras parecían ser restos de recintos.
Estas condiciones habrían estimulado el desarro- c) Restos de vegetales,cuentas de concha y malaqui-
llo de asentamientos “insulares”propios de territorios ta, cercanas a fogones expuestos, admitían posibles
sometidos a stress de aridez, con incremento de ga- depósitos.
nadería y cultivos,recolecta y caza complementaria, d) La alta frecuencia de manos y morteros de hueco
localizada in locis de recursos más confiables. Tal no cónicos sugería el desarrollo de un patrón de mo-
orientación adaptiva y productiva podría generar co- lienda distinto al Arcaico y,
munidades formativas autónomas tan tempranas co- e) Grandes sectores más monticulados con restos
mo cualquiera otra de los Andes nucleares,dando lu- orgánicos superficiales, podrían encubrir recintos
gar a sociedades complejas que, si bien contactaron como Tulán-52 (Arcaico Tardío) con depósitos y
con agrupaciones similares extra-territoriales, logra- áreas de actividades superficiales distribuidos en
ron iniciar y mantener una idiosincrasia circumpu- cerca 2700 m2.
230 VI. El Formativo de Chile

TABLA No 1. DATACIONES ABSOLUTAS DE LA FASE TILOCALAR

DATACIÓN NÚMERO DE LABO- SITIO UBICACIÓN


RATORIO

2.240±50 Beta-32387 TU-58/ E-6 a


(290 a.C) (coprolito) Cementerio de
TU/54
2.420±70 Beta-44414
(470. a.C) (carbón) TU-54/ Recintos F4

2.490±80 Beta-44413
(540. a.C) (carbón) TU-54/ Recintos F4

2.630±70 Beta-44415
(630 a.C) (ceniza/fogón) TU-54/ Recintos H4

2.660±80 Beta-32388
(710 a.C) (ceniza/fogón) TU-85/Basural C3/IV

2.840±60 OxA-1839
(890 a.C) (hilos) TU-54/Basural B3/VI
sup
2.900±70 Beta-18197
(950 a.C) (carbón/coprolito) TU-54/Basural C2/VI
inf.
2.940±60 OxA-1838
(990 a.C) (hilos) TU-54/Basural B3/VI
sup.
3.000±65 OxA-1841
(1.050 a.C) (hilos) TU-54/Basural B3/VII
sup.
3.030±70 Beta-25506
(1.080 a.C) (carbón) TU-54/Basural C4/VII
inf.
3.080±70 OxA-1840
(1.130 a.C) (hilos) TU-54/Basural B3/VI
Inf.
3.140±70 Beta-25508
(1.190 a. C) (carbón) TU-85/Basural C1/XIV
VI. El Formativo de Chile 231

Figura 2. Planta del sitio Tulán - 54. Se advierte el muro perimetral sombreado y las divisiones de los recintos interiores.
A-A´: perfil transversal del montículo excavado (sector nuclear).

Los primeros “tests” estratigráficos se localizaron Análisis del basural de TU-54


en dos montículos extendidos,dando cuenta de am-
plios sectores de basurales con una profundidad Al observar el perfil de la cuadrícula 2, se advierte
promedio del orden de los 110 cm., con capas altas que la zona estratigráfica (ZET) se caracteriza por
consolidadas algo impermeables,que permitieron la los episodios de deposición con actividades de coci-
conservación subyacente de restos orgánicos, se lo- na localizadas en fogones semiestructurados (Fig.2).
calizaron tres componentes básicos: Son depósitos extendidos extramuros, asociados la-
a) Un sector sin arquitectura, con actividades bási- teralmente a capas de cenizas, desecho alimentario
cas de cocina y superposición de capas de residuos y vegetales fibrosos finos y presionados, datados en-
orgánicos y líticos (control de 6 m2), tre los 1080 a 1050 a.C. Se registraron fragmentos de
b) En un borde, un conjunto de recintos aglomera- cerámica gruesa negra pulida reductora, corrugada
dos al interior de un muro perimetral (control de 55 y unguiculada.Un piso sobre estos depósitos lo sella
m2), y señala un momento de exposición subárea.
c) Separado de la zona de habitación por un leve to- En la zona media (ZEM) continúan los residuos ar-
rrente seco,un cementerio bajo un emplantillado de tefactuales de ceniza, arena semiestéril, fibras, vege-
piedras (control de 8 m2). tales gruesas, residuos alimentarios y sedimentos
232 VI. El Formativo de Chile

Figura 3. Interior del muro perimetral del recinto No 2. Se advierte el acceso a la bodega
embovedada y el bloque vertical del cimiento izquierdo con grabados de cortes
y cabeza de camélido.

eólicos. Las dataciones de C-14 cubren desde 1050 es muy alta, se advierte como complemento dietéti-
a 890-990 a.C. (Tabla 1). Un depósito de sedimento co la presencia de roedores (cholulo/Ctenomys ful-
fino sella el techo de ZEM, configurando a su vez vus; vizcacha/Lagidium viscacia) y aves no identifi-
una capa expuesta temporalmente a condiciones cadas.A pesar de la alta frecuencia de huesos de lla-
subárea. La zona tardía (ZETA) se caracteriza por la mas adultas y subadultas, hay escaso uso en térmi-
acumulación de vegetales, ceniza, arena eólica, nos artefactuales.
huesos semi-concentrados, configurando lentes y Los coprolitos de llamas se registraron en las tres
estratos imbricados y manteados con restos de ali- zonas estratigráficas,al igual que vellones e hilos tor-
mentos y artefactos. Una cubierta superficial de fo- cidos de colores de animales silvestres y domésticos
gones delgados y conglomerados asociados a sec- (Dransart 1991). Aunque aún no se conoce la fre-
tores de ceniza compacta, sellaron el depósito evi- cuencia de camélidos salvajes cazados, debe recor-
tando percolación (Fig. 2). darse que los agropastores del área practicaban ca-
Del análisis de los materiales se desprenden varias za colectiva de camélidos aún durante los siglos
consideraciones.El material vegetal es homogéneo,a XVIII y XIX. La alta frecuencia de hilos torcidos da
las tres zonas, destacándose el consumo de raíces cuenta del uso de técnicas de hilar asociadas al re-
acuáticas y frutos de Opuntia. La fibra vegetal de pre- gistro de torteras.
sencia muy frecuente no fue usada significativamen- El material lítico, a juzgar por el residuo de talla
te en cordelería a raíz de la alta producción de hila- (218 unidades) alcanzó las siguientes opciones: ba-
do de lana. Los análisis de coprolitos (CO) recupera- salto (37,15%), sílice/cuarzo (25,68%), toba desvitrifi-
dos desde el comienzo del ZEM permitieron identifi- cada tulán (19,72%), obsidiana (11%), calcedonia
car el consumo dominante de frutos de Opuntia y raí- (2,75%), ópalo (2,75%) y jaspe (0,91%). El hecho de
ces de Scirpus, además de escasos restos de ají (Cap- que el rubro de la obsidiana sea cercano a un tercio
sicum) y quinua (Chenopodium) (Holden 1991). del total de las rocas usadas,significa que los despla-
La explotación de camélidos es dominante y cre- zamientos hacia la alta puna tras las labores de caza
ciente culminando en ZETA.En los inicios de ocupa- y forraje trashumántico de llamas fue más importan-
ción (ZET y ZEM) cuando la frecuencia de llamas no te que lo esperado.
VI. El Formativo de Chile 233

Figura 4. Perfil A-A´del sector nuclear del montículo excavado: MP, muro periférico; MDA, muro divisorio abatido; BNA, bloque
no excavado; MD, muro divisorio; C, poste de cardon; BNE, bloque no escavado; AB, acceso a bodega embovedada; • muro
abatido en sedimento eólico y cenizas (MA); D, depresión semicircular central; CI1, cuerpo neonato individual 1; CI2, cuerpo
neonato individual 2 con ofrendas de iconos de oro; //// piso original de los recintos del módulo habitacional. ZET, zona
estratigráfica temprana (datada entre 2630 a 2420 años a.P.); ZEM, zona estratigráfica media; ZETA, zona estratigráfica tardía.

Entre los artefactos líticos formatizados se destaca con divisiones interiores a modo de rueda de carre-
un grupo de 115 especímenes;cuchillos presionados tera (ca. 72 m2 de ocupación inicial).
o en filos naturales (40%), micro perforadores Los recintos habitacionales son subovoidales a su-
(35,65%), raspadores y raederas (9,56%), puntas de brectangulares limitados por el muro perimetral,
proyectil (7,82%), perforadores grandes (5,21%) y elipsoide, constituido por grandes bloques o macho-
manos de moler (1,73%). nes verticales, 8 puertas con dinteles dan acceso a
De este análisis se reitera el énfasis en labores de las bodegas abovedadas apegadas al muro perime-
faenamiento y luego en la confección de perforacio- tral. Si cada acceso dintelado comunica a bodegas
nes en cuentas y otros implementos de ornato que como el caso excavado (BES),entonces deberían ro-
requieren de sustentación. La caza ya no es domi- dear el muro perimetral ca. de 11 silos techados con
nante,al igual que las prácticas de molienda,aunque lajas planiformes. Sobre los bloques verticales y el
este último rasgo no refleja su alta distribución de acceso a silos se levantaron hiladas de lajas horizon-
otros sectores,tanto la industria de láminas como las tales para dar más altura al muro (Foto 2).
puntas pedunculadas, además de los micro perfora- El piso residencial ha sido intervenido por socava-
dores, son muy comunes desde el comienzo al final dos circulares u ovoidales destinados al enterra-
de la ocupación. miento de 7 neonatos bajo lajas preparadas (CI -
CD).Se situaron además 4 depósitos de uso no escla-
Atributos Arquitectónicos recido (B) y 2 depresiones más extensas y limpias de
uso desconocido (D).En los pisos de 3 recintos se re-
La aldea TU-54 (Fig. 2) se conforma de varios mó- gistraron 6 fogones semicirculares estructurados con
dulos arquitectónicos,delimitados por muro perime- piedras laterales, más concentrados en D2, C2 y C1.
tral y cobijos celulares interiores, todos cubiertos de Algunos morteros (M) sobre el piso señalan prácti-
depósitos de basuras subhorizontales y monticula- cas de molienda in situ.
dos.La unidad-1 excavada cubre ca.del 60% del mó- El registro de un tronco de cardón entre la hilada
dulo total,conservándose un bloque de residuos pa- de lajas horizontales (I-3) y otros dos más gruesos
ra estudios cuantitativos (BAC) y otro mayor como cercanos al comienzo de ocupación (F9 y G8),sugie-
testigo estratigráfico (TNE). ren que los techos estaban sustentados desde el fon-
La unidad presenta un diámetro máximo de 10 m. do de los recintos y de los bordes altos de los muros
Los recintos intramuro perimetral se separan con con troncos de cardón.Los bloques y lajas se adosan
muros divisorios más delgados que nacen del perí- con un leve mortero de barro, siendo el peso y el
metro en dirección al núcleo de la unidad.La planta ajustado de rocas bien seleccionadas,el factor de su
se advierte como un ocho levemente acinturado buena conservación.
234 VI. El Formativo de Chile

c) Un caso de acceso con dintel a pequeña bodega;


d) Alta explotación de camélidos;
e) Bloques con cortes;
f) Bolsón socavado como bodega;
g) Patrón de acumulación monticulado de basuras
sobre las estructuras;
h) Industria de láminas Tulán y lascas de obsidiana;
i) Tradición de molienda y artefactos foliáceos.

Indicadores Culturales

En la zona estratigráfica temprana (ZET) se han lo-


calizado varios restos culturales indicadores que a
continuación se señalan:
Cerámica: En los inicios de los basurales de los
asentamientos TU-54 y 85 se han registrado fragmen-
tos gruesos negros y grises,alisados y pulidos y restos
de cerámica de tradición San Francisco Currugada
(Dougherty 1972),datado en ambos sitios por 1190 a
1050 a.C. asociados en TU-54 con otros fragmentos
corrugado-ungulado, corrugado-imbricado irregular
y ungulado en línea (E. Miller y A. Barbosa comuni-
cación personal). Estas conexiones con la subárea
trasandina de Selvas Occidentales perduran durante
ZETA a través de un fragmento de tubo de cerámica
de pipa ubicado en G9/E II y un hornillo ubicado en
ZEM (F8/E IX) (Fig. 4). Otra conexión se observa a
través de una vasija zoomorfa miniatura. Se trata de
un pequeño recipiente (I4/EIX/ZETA) de superficie
gris pulido,con un cuerpo globular y dos patas cóni-
cas, demarcándose el cuello, el cual presenta rasgos
faciales incisos punteados de la tradición Candela-
ria (Heredia 1974). La pipas angulares gruesas son
frecuentes entre los componentes San Francisco da-
Figura 5. Industria lítica típica del sitio Tulán-54: tados desde los 620 a.C. (Dougherty 1977, 1972). Se
1, Cuenta de concha; 2 a 20, diversas categorías de perfora- considera que las pipas grises de hornillos cilíndri-
dores; 21 a 28, diversas categorías de puntas de proyectil cos presentan una dispersión selectiva por la subá-
(flechas); 29-30-31, diversas categorías de raederas;
rea circumpuneña,por ejemplo,Tebenquiche y Lagu-
32-33-34-35, artefactos foliáceos y raspador proveniente
de preformas laminares. na Blanca o en la Cuevas (Raffino 1977) y otros yaci-
mientos de los oasis de San Pedro de Atacama (Ta-
rragó 1984).
De un análisis provisorio de los 443 fragmentos ce-
Al comparar este modelo con el asentamiento ar-
rámicos recuperados de G-8 (I-M2) se observa que
caico tardío TU-52 (separado por 800 ms.),se advier-
desde los inicios (ZET), 680 a.C., se reconoce a la fa-
ten varias relaciones estructurales y funcionales que
milia cerámica doméstica gris-negra alisada. Se ca-
sugieren cierta transferencia tecnológica de ances-
racteriza por sus paredes espesas y desgrasante muy
tro Arcaico:
grueso que tiene a disminuir en la Zona Tardía. No
a) Empleo de grandes bloques verticales o macho-
obstante la alisada con desgrasante regular y fino se
nes sobre el piso;
populariza hacia las zonas Media y Tardía.La familia
b) Recintos semicirculares con pisos socavados;
VI. El Formativo de Chile 235

Figura 6. Cuerpos individuales neonatos 1 y 2 in situ, datados


entre los 2630 a 2490 años a.P., asociados a dos iconos de oro.

negra pulida gruesa y mediana alcanza las 3 zonas En suma, se advierte desde los 1190 a.C. los inicios
pero la gruesa tiende a desaparecer en ZETA. Por maduros de una tradición doméstica muy popular ne-
otro lado,aquella fina tiende a no representarse en la gra-gris pulida y alisada, más gruesa que fina, en sin-
ZET pero sí ocurre a ZEM y ZETA. cronía con tiestos café y rojos pulidos/alisados de me-
La familia café alisada con paredes espesas y me- nor frecuencia,en especial estos últimos de más baja
dianas, con desgrasante grueso, ocurre en baja fre- representación. Debe recordarse que la cerámica ne-
cuencia en la ZET, pero incrementada en las dos zo- gra pulida y alisada gruesa se asocia a los corrugados
nas más altas, aunque llama la atención la escasez datados en el basural aledaño desde los 1080 a.C.
del tipo más grueso en la ZETA. La variante café ali-
sado con desgrasante regular a fino, con espesores Lítica: Para la confección de puntas,buriles,mues-
mediano delgado está prácticamente ausente en la cas, perforadores y micro cuchillos, se han seleccio-
ZET, incrementándose en las zonas posteriores. nado rocas más adecuadas: cuarzo, calcedonia, felsi-
La familia café pulida de espesor mediano se ve ta,jaspe,ópalo,cristal de roca,obsidiana negra,y plo-
bien representada en la ZET,no así la más delgada,pe- mo dominantes.Usualmente con lascas y láminas de
ro ambas se popularizan en las zonas más altas.En ge- rocas basáltica y toba desvitrificada tallaron in situ
neral,la cerámica rojo-ladrillo y rojo pulido,con distin- artefactos más gruesos; puntas foliáceas grandes,
tos espesores,son poco comunes en la ZET y tiende a grandes cuchillos con un lado recto y curvo,cepillos,
disminuir sensiblemente en la ZETA. raederas,etc.Entre los artefactos gruesos se destacan
236 VI. El Formativo de Chile

Figura 7. Detalle del icono de oro del cuerpo CI-2. Representa una lámina recortada con
cabeza antropomorfa rediada y un cuerpo opuesto zoomorfo in situ.

láminas con escotaduras pulidas transversales usa- modo de un “chankador” o “maray” (F9/E IX) de ta-
das en la preparación de tientos de cuero (Fig 5). maño notable a juzgar por sus medidas máximas
Son muy comunes los artefactos y preformas lami- de: altura 50 cm., ancho 27 cm., espesor 24 cm.
nares traídas de las canteras de Tulán Cerros (5 Km.al En relación al material lítico se ha practicado un
NE) los que una vez rebajados y modelados fueron control más detallado en la columna G8 de donde
usados como raspadores,raederas,muescas,cepillos y provienen 1049 especímenes sujetos a clasificación.
puntas foliáceas gruesas. El uso de obsidiana es tam- Se advierte que la familia puntas de proyectil in-
bién muy frecuente para la confección de puntas pe- volucra a aquellas pedunculadas y foliáceas desde
dunculadas con o sin aletas y denticulación.También el comienzo de ocupación (ZET), incrementándo-
son muy comunes los micro perforadores de sílice y se en las zonas más altas. Los micro perforadores
cuarzo vinculados con la sobreproducción de cuen- son muy comunes en ZET, disminuyendo gradual-
tas líticas y de conchas,registrados tanto en la superfi- mente hacia las zonas más altas, pero siempre con
cie del sitio como en toda la estratificación del basu- altas frecuencias en relación a otros artefactos.
ral y de los recintos. La familia cuchillos se denomina (tareas pastori-
Las prácticas de molienda en morteros de hueco les) a base de litos poco formatizados y variables
extendido fueron muy intensas intramuro, en toda la morfológicamente, aumentando su uso en la zona
estratificación desapareciendo el uso de morteros media y tardía. Por otro lado, las labores de raspado
arcaicos de hueco cónico presentes en TU-52. se ven más disminuidas a pesar que es posible que
Se han identificado martillos con escotadura y algunos cuchillos hayan sido multi-funcionales (ac-
surco central de enmangamiento,de distintos tama- ción de raído).
ños, incluyendo uno localizado a 10 cm. del inicio Llama la atención la familia de pulidores de uso
de ocupación, de gran factura, vinculado con mo- persistente, homogéneo, similar a los llamados soba-
lienda de minerales. Presenta una escotadura o re- dores o láminas con escotaduras pulidas para la pre-
baje superior, pulido similar a la zona del enmanga- paración de tientos de cuero (Fig. 5).
miento de las hachas, en donde se debió atar con Metalurgia: (Fotos 6 y 7) El registro de iconos de
cueros húmedos los maderos longitudinales que oro entre dos neonatos ubicados en el centro del sitio
permitían su manipuleo por dos o más hombres a y el uso de piedras semipreciosas y restos de minera-
VI. El Formativo de Chile 237

les de cobre desde el componente inferior, habla a Los análisis de flotación han registrado escasas
favor de labores minero-metalúrgicas locales desde evidencias de plantas cultivadas: semillas pequeñas
el comienzo de la ocupación. Esta temprana orien- de ají (Capsicum sp.) tal vez doméstico y semillas
tación minero-metalúrgica se ha corroborado en el de quinoa (Chenopodium sp.) de una variedad do-
distrito de Tilocalar. En efecto, la presencia de una méstica. En el primer caso se sabe que el ají es rico
cuchara de cobre en un entierro de neonato, entre en grasa, carbohidrato y proteínas (vitamina A y C,
las basuras tempranas de TU-85,confirma que las la- además de hierro). En el segundo, la quinoa es con-
bores mineras se orientaron a la confección de bie- siderada uno de los alimentos más completos de
nes de status. los Andes.
El registro de minerales de cobre, martillos y ma- En ambos sitios formativos se incorpora calabaza
chacadores de molienda, metalurgia sofisticada de (Cucurbita sp.) y hasta ahora muy escaso maíz
cobre y oro con técnicas de fundido, martillado, re- (Zea mayz) solo en TU-85,asociado a una datación
cortado y repujado, durante la fase Tilocalar, plantea de 710 a.C.
que la economía pastoril se asoció a labores minero- Recursos cárneos y textiles: Se acepta que la
metalúrgicas. La mantención de rebaños de llamas crianza de camélidos domésticos involucra cambios
fue compatible con la explotación minera, en una en la estructura de la fibra del vellón, más variación
singular combinación que pervivió hasta la invasión en color, calidad para una mejor hilación (hay uso
europea (Lozano Machuca 1895). de tortera), etc. Estos cambios precisamente marcan
Recursos Vegetales: Para contrastar la hipótesis la diferencia con los asentamientos arcaicos de caza
de una eventual orientación más pastoralista que y recolección más antiguos como el cercano Tulán-
agraria, a través de la fase Tilocalar, se analizaron los 52 (Núñez 1980).
residuos orgánicos y coprolitos de TU-54,58 y 85,gra- En el estudio (Dransart, 1991) se analizaron 702
cias a la colaboración de Holden (1991).Un total de muestras de hilos de lana de fibra de camélidos pro-
28 coprolitos, dos contenidos estomacales (TU-58/T- venientes de seis cuadrículas del basural (control
6 y 4) y muestreos de flotación,dan cuenta de cierta cuantitativo), adjunto al asentamiento TU-54, ratifi-
uniformidad dietética. El registro dominante de se- cándose una estrecha relación entre rebaños y pro-
millas y pulpa de cactáceas (Opuntia sp.),es seguido ducción textil.
por junquillo (Schoenoplectus americanus) y semi- En términos de identificación de especies domés-
llas de Susimbrium sp. Otros componentes son más ticas,la data etnográfica de rebaños de llamas y alpa-
minoritarios: rica-rica (Acantholippia riojana), brea cas dan cuenta de fibras de varios colores uniformes
(Tessaria absinthioides), Krameria cistoidae y calan- en los tonos gris,blanco,café y negro.Al comparar los
drina sp. vellones de los sitios TU-54 y 85 es evidente que pue-
La presencia de abundantes semillas de Opuntia den correlacionarse con rebaños actuales.Se han re-
en los depósitos y coprolitos, sugieren que los frutos gistrado múltiples lascas y láminas con filos natura-
se comían frescos y se recolectaban con escasa res- les usados, algunos con residuo de grasa y pelo. La
tricción estacional.También consumían algo de pul- extracción y preparación de tientos de cuero posibi-
pa la cual pudo almacenarse con la técnica de seca- litó el surgimiento de nuevos artefactos como lámi-
do al sol (Núñez y Hall l982). nas Tulán, esta vez con denticulaciones pulidas por
De la misma manera como la fauna menor de la acción del paso del cuero (Fig. 6). Su ausencia en
roedores complementó el déficit de camélidos los sitios de caza especializada como Tulán-52, de-
(Hesse 1982), la necesidad de equilibrar la dieta muestra que las láminas con muescas y zonas puli-
cárnea dominante con alimentos de origen vege- das son componentes correlacionado con la cría y
tal, a través de intensas prácticas de recolección y explotación de subproductos de camélidos.
molienda, permitió suplementar la escasez de ali- Las escasas evidencias de tejidos como redes,gasa
mentos cultivados en el transecto Tulán. En efecto, o técnicas simples de un solo elemento, no son dis-
más de cien fragmentos de grandes morteros de tintos de los sitios arcaicos tardíos, observándose
hueco extendido, en 50 m2 de excavación en TU- una tecnología de transición en donde las modalida-
54, advierten que la molienda era una labor priori- des de torcido se incrementan en los asentamientos
taria. formativos.
238 VI. El Formativo de Chile

Evidencias funerarias: En el sector B3, A2 y EI Dos enterramientos de neonatos fueron locali-


de TU-54 se ubicaron esqueletos erosionados may- zados a 150 cms. de profundidad en el núcleo
ormente adultos, uno de ellos en el interior de la central del asentamiento, cerca a un socavado
zona de acceso a una bodega embovedada circular de uso desconocido que pareciera cum-
(BES1). Otros se registraron de modo disperso con plir algún rol ceremonial a juzgar por un bolsón
orientaciones genuflexas decúbito lateral. Estos 7 más reducido en donde se había depositado un
a 8 cuerpos corresponden a intrusiones, una vez conjunto de artefactos óseos y líticos (ver plano
que ya se había acumulado entre 40 a 60 cm. de de recintos Fig. 3; perfil A-A’ y Fig. 6). La situación
sedimentos y basuras de relleno sobre los pisos estratigráfica está definida por la no perturba-
originales. ción de las camadas finas de arena con restos or-
Otras evidencias se localizaron en un cemente- gánicos finos y lentes de fogones sobre impues-
rio aledaño al asentamiento.Tanto en el registro de tos.
cuentas de conchas, micro perforadores, puntas Se ubicaron a un mismo nivel, sobre los prime-
pedunculadas de obsidiana, artefactos líticos de ros lentes de fogones y escasas basuras. Están si-
faenamiento, coprolitos con semillas de Opuntia tuados bajo dos fogones datados, e inmediata-
sp., asegura una clara relación con los contextos mente sobre la proyección de un fogón cercano,
recobrados en el asentamiento TU-54. Por otro la- registrado a comienzos de ocupación, en un re-
do, entre enterramientos adultos y subadultos ex- cinto aledaño. En suma, estos dos enterramientos
tendidos decúbito lateral con extremidades infe- están fechados con rigor entre los 630 a 540 a.C.,
riores flectadas (tradición arcaica), se ubicó uno constituyendo las primeras evidencias funerarias
genuflexo como sentado,asociado a un poste mar- complejas a nivel de recintos pastoriles de la su-
catorio (“taco”), correspondiente a una tradición bárea circumpuneña (Fig. 6).
funeraria comprometida con poblaciones más tar- El primer enterramiento (CI-1) se localizó bajo
días. Esta simultaneidad de tradiciones funerarias una loza preparada con incisiones y bordes can-
indicaría un patrón transicional propio del perío- teadas con protuberancias. bajo la loza se regis-
do Formativo antiguo, que da paso al incremento tró un neonato de ca. 6 meses de edad con un
de popularidad de las posiciones genuflexas “sen- collar de malaquita y lapislázuli en el cuello, aso-
tadas”, compatibles con las prácticas de enfarda- ciado a una litoescultura miniatura de ave, cerca
miento con piezas tejidas. Una muestra de coproli- o en capacidad bucal. A sus pies se registró un
to del cuerpo N° 6 dio un resultado de 290±50 collar de cuentas de incisivos de llamas, asocia-
años a.C., considerada algo tardía por correspon- do a otro con fragmentos de conchas del oriente
der a un borde del cementerio cuando ya estaba andino, y pegado al rostro una lámina de oro re-
totalmente constituido. cortada con un motivo de sierpe que transita a
Evidencias de cinco enterramientos individua- una cabeza humana con adorno “emplumado” o
les y dobles, esta vez exclusivamente de neonatos, rayos recortados.A unos 85 cms., del cuerpo, a un
fueron detectados en el interior del asentamiento, mismo nivel, se registró otra lámina exactamente
dispuestos en bolsones socavados en el piso origi- igual pero en ubicación invertida (ver Foto 6).
nal de los recintos. Presentan escasas ofrendas: El segundo enterramiento (CI-1) estaba cubier-
cuentas,láminas de oro repujada,fragmento de ce- to con cinco fragmentos de un jarrón o gran tazón
rámica doméstica retomada, etc., siempre cubier- canteado en roca volcánica. Se identificó entre
tos con lajas planiformes, una de ellas con canteo los intersticios del recipiente “matado” restos de
y pulido subrectangular. Estos enterramientos se alimentos o bebida de harina (en análisis).Todo
ubican junto al muro perimetral, apegados a las el tiesto resultó estar grabado con un instrumen-
aperturas o acceso a las bodegas. Esta correlación to lítico fino,bajo un estilo singular. El ideograma
no parece accidental. Una muestra de fogón es- representa dos a tres intervenciones estilística,
tructurado sobre el piso original, cercano al ente- siendo la primera u original aquella con llamas
rramiento de I5 e I4, fue datado a los 630±70 a.C., “humanizadas” en distintas fases del proceso de
determinando el tiempo más próximo de los ente- cópula, correlacionado con rituales vinculados
rramientos (ver Tabla 1 con listado C-14). con la reproducción de los rebaños.
VI. El Formativo de Chile 239

Evaluación cronológica y relaciones regionales. ca y formativa, en donde la fase Tilocalar (compo-


nente inferior) representa a dos ocupaciones aleda-
Por ahora la fase formativa Tilocalar representada ñas pastoralistas tempranas. Se propone que esta fa-
por ZET es la mejor cronologizada en la quebrada se se formaliza con aportes arcaicos locales y cone-
Tulán, con una docena de dataciones procedentes xiones trasandinas,estableciendo sus instalaciones y
del asentamiento estructurado, dos basurales y un manufacturas complejas o maduras en hábitat pie-
cementerio, lográndose un rango entre 1190 a 470 montanos.Se asocia a recursos integrados y más per-
a.C. para el componente inferior (Tabla 1). manentes (quebradas intermedias) desde los 1200
La correlación entre la ocupación inicial y clímax a.C., con posibilidades de situar fases más experi-
de TU-54 (fase Tilocalar) y la secuencia absoluta de mentales entre los 1200 a 1800 años a.C., fecha esta
asentamientos y fases contextualizados del área última de los remanentes arcaicos más tardíos del
Centro Sur,se desprende que la fase Tilocalar es con- río Loa Medio y quebradas en Atacama.
temporánea con los episodios más tempranos de la Esta tesis de continuidad arcaica de complejidad
subárea Circuntitikaka, aunque con inicio algo más creciente, imbricada a innovaciones económicas
reciente. Es también sincrónico al comienzo de las locales y provenientes de las subáreas limítrofes,pa-
ocupaciones formativas de las subárea Altiplano Me- rece oponerse a planteamientos neodifusionistas
ridional y Valles Occidentales, mientras que a nivel que tienden a desconocer el proceso local que
de la subárea circumpuneña cubre el episodio más acondicionó la emergencia de auto-productividad
temprano, correlacionado a episodios con quienes alimentaria y complejidad durante los dos últimos
comparte similares atributos artefactuales,tal vez co- milenios a.C. (Thomas et al 1988-9; Orellana 1988-
mo segmentos dispersos de una misma población 9).Aun se advierte cierta tendencia a buscar en las
pastoralista. En efecto, la conexión con el campa- subárea aledañas aquellos objetos que prueben la
mento pastoralista ChiuChiu-200 (Benavente 1982) dirección de las conexiones, considerándose más
es muy estrecha en términos de similar uso de sub- bien a la vertiente occidental puneña como un re-
productos de camélidos domésticos (V.gr. hilados y ceptáculo de innovaciones derivadas de otras pra-
textilería),además de cerámica gris y café doméstica xis históricas. Del examen de la literatura sobre
alisada,pulida,engobada con antiplásticos gruesos y ocupaciones formativas localizadas en la vertiente
aquella corrugada que también ha servido para el occidental, se desprende que estas poblaciones
planteo de tempranas conexiones entre el río Loa estaban casi incapacitadas para crear o recrear
Medio y la Subárea Selvas Occidentales. respuestas productivas-adaptivas a pesar de haber-
El hecho de que la fase Tilocalar tenga réplicas por se constatado una ocupación sostenida desde el X
el río Loa Medio (ChiuChiu-200) y probablemente milenio a.C.
entre los oasis de San Pedro de Atacama (cerámica Precisamente, la fase Tilocalar presenta un pro-
corrugada en Poconche), señalaría que las prácticas fuso equipamiento lítico de tradición de caza-re-
pastoralistas integraban los espacios forrajeros de la colección arcaica, que pone en duda aquella in-
alta puna y sus respectivos bordes occidentales y terpretación en torno a que existió un: “abrupto
orientales como segmentos de una sola población cambio en la tradición anterior cazadora-recolec-
circumpuneña, distribuida en ambas vertientes de tora típica de la zona caracterizada mayoritaria-
los Andes, con un patrón disperso trashumántico-ga- mente por microlíticos y la obtención de instru-
nadero,sometido a un régimen de fluctuación de re- mentos líticos a partir de láminas,por instrumental
cursos, en donde los asentamientos tienden a optar lítico confeccionado a partir de lascas preferente
por hábitats más confiables en vegas forrajeras esta- de andesita” (Thomas el al 1988-9:127).
bles tal como ocurrió en el transecto Tulán. El patrón de asentamiento TU-54 es único por
ahora, pero la superposición de basuras monticula-
CONCLUSIONES res y las manufacturas (V.gr. lítica, cerámica, textil,
etc.) lo integran a los primeros brotes de un estilo
En el transecto quebrada Tulán se han identificado de vida formativo circumpuneño, válido en ambas
más de un centenar de sitios arqueológicos,configu- vertientes, incluyendo los yacimientos monticula-
rándose allí una secuencia relativa y absoluta, arcai- dos sincrónicos del Altiplano Meridional.
240 VI. El Formativo de Chile

En término de subsistencia, se advierte una base dades y densidades, que se habrían localizado en
de sustentación pastoralista con suplemento hortí- ambas vertientes tras el acceso a forraje alternativo y
cola (ají, quinua, maíz, calabaza) y mayor consumo estable, en un período crítico de sequías, configura-
de vegetales silvestres (frutos de cactáceas), aunque do desde los 1200 a.C. un “sedentarismo dinámico”
no está claro si esta porción podría ser distinta si se (Olivera 1991) con manufacturas comparables (Gar-
ubicase esta fase en ambientes de oasis piemonta- cía 1988). No está claro aún si los sitios referidos son
nos (V.gr.Tilomonte,Peine,Toconao,San Pedro de Ata- o no segmentos de la fase Tilocalar, pero todos tie-
cama) en donde clima,suelo y regadío acceden me- nen rasgos económicos-culturales afines y encubren
jor a las prácticas hortícolas,agrícolas y de recolecta conexiones complementarias entre las subárea Alti-
arbórea. plano Meridional, Circumpuneña y Selvas Occiden-
La fase Tilocalar da cuenta de labores sedentarias tales (Tarragó 1984; Núñez y Dillehay 1979). No obs-
cuasi permanentes en estructuras residenciales com- tante, el locus arquitectónico y deposicional de TU-
plejas de uso doméstico y ritualístico, que combina 54 es suficiente para aceptar la tesis de un clímax
estabilidad con salidas hacia los extremos del tran- ocupacional local que repercutió en el ámbito cir-
secto transpuneño a base de grupos especializados cumpuneño, configurando una irradiación regional
en labores trashumánticas ganaderas, minero-meta- cuyas consecuencias y ramificaciones aún se ignora,
lúrgicas, extracción de obsidiana, caza, recolecta es- pero que fuera de dudas se comprometió con los ini-
tacional, horticultura y caravaneo de circulación de cios de la Tradición Atacameña.
bienes complementarios.
La distribución de esta población habría cubierto AGRADECIMIENTO
un espacio mayor,desde el río Loa Medio a Superior y
las quebradas del flanco occidental de la Puna,en tér- El autor agradece la colaboración de los investiga-
minos de ocupaciones muy estructuradas como TU- dores que han participado en los trabajos de campo
54, en campamentos menos jerarquizados como y laboratorio en torno al Proyecto Tulán: Ricardo Pa-
ChiuChiu-200 (Benavente 1982) y refugios del Loa Su- redes,Vivien Standen,Hugo Yacobaccio,Tom Holden,
perior (Aldunate et al 1986).Tal vez en aldeas de oasis Penny Dransart,Francisco Téllez,Virginia Pooper,Raúl
aún no documentadas, con componentes cerámicos Mavrakis y Donald Jackson. En especial a los técni-
correlacionados (V.gr. corrugada), considerados tipo- cos del IIAM: Manuel Abán, Santiago Ramos, Luis Ra-
lógicamente tempranos (Le Paige, Ms.) En las tierras mírez,Tomás Cruz, Leonel Jofré y Felipe Abán.
altas de la vertiente oriental de la Puna se advierten Finalmente, el reconocimiento al Proyecto FON-
evidencias correlacionadas en aleros (Aschero et al DECYT 043 y al aporte de la DGI de la Universidad
1991) o en reducidas aldeas cubiertas de montículos Católica del Norte. Próximas publicaciones del co-
de basuras como quebrada El Toro (Raffino 1977). lectivo científico darán cuenta de los resultados más
Se trata siempre de sitios con distintas funcionali- pormenorizados en proceso de análisis.
VI. El Formativo de Chile 241

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VI. El Formativo de Chile 243

FORMATIVO EN LA REGIÓN DE VALLES OCCIDENTALES DEL


ÁREA CENTRO SUR ANDINA
(SUR PERÚ - NORTE DE CHILE)

Calogero M. Santoro

Introducción temprana que denominamos Azapa y abarca entre


1400 a 500 años a.C. (Santoro 1980a, 1981). La fase
El estudio del proceso de descomposición de las tardía denominada Alto Ramírez se ubica entre 500
sociedades de cazadores recolectores y el desarrollo a.C. a 300 d.C. (Focacci y Erices 1972-73; Rivera 1975,
de nuevos modos de vida y organización social,con- 1980). Estas fases corresponden aproximadamente a
secuencia de la incorporación gradual de la agricul- lo que Rivera (1984, 1991) presenta como fases Alto
tura,pastoreo,y nuevas tecnologías,ha mantenido su Ramírez I y Alto Ramírez II, que ubica cronológica-
relevancia en la región valles Occidentales del área mente entre 1000-500 a.C.y 500 a.C.-300 d.C.respecti-
Centro Sur Andina (Lumbreras 1979:35; 1981) desde vamente.
los trabajos de Uhle a comienzos de siglo XX. Este En los valles tarapaqueños,al sur de Arica,se iden-
proceso, definido como Formativo regional, ha sido tifican establecimientos formativos en quebradas co-
enfocado, sin embargo, con esquemas difusionistas. mo Tarapacá, Guatacondo, a partir de ca. 1000 a.C.
Con distintos matices se ha insistido que los grupos Como en los valles de Arica, se reconoce el desarro-
de la costa y valles cálidos semi-tropicales de esta re- llo de artesanías como cerámica, textilería sofistica-
gión, cambiaron sus tradicionales estilos de vida a da, cestos de fina elaboración, etc. y bienes importa-
consecuencia de sucesivas inmigraciones que termi- dos como objetos de metal, plumas de aves orienta-
naron por reemplazar a las poblaciones locales.Esta les, entre otros.
región corresponde a los pequeños valles de Arica En el sur de Perú, Moquegua, se reconoce la fase
hasta Pisagua en el extremo norte de Chile; Tacna y temprana Huaracane,con una fecha tentativa de 800
Moquegua hasta Arequipa y Sihuas en el extremo sur a.C., sobre la base de correlaciones de formas y téc-
de Perú. nicas de la cerámica y el horizonte con temperante
Los datos radiocarbónicos disponibles para los va- de fibra vegetal, asociado con las fases Chiripa 2
lles de Arica, sugieren un período que abarca entre (Llusco) a Chiripa 3B, ubicadas entre 850 a 600 a.C.
ca.1400 a.C.300 d.C.La fecha más temprana de 1400 (Feldman 1989 : 209-211). La fase tardía,Trapiche, co-
a.C. (I-I-186; 3350±95 a.P.) Se obtuvo de carbones de rresponde a una variante local de Pukara de acuer-
un fogón con basuras junto al cementerio AZ-71,aso- do a los diseños de tejidos y cerámica que, a su vez,
ciados a grandes tiestos globulares sin asa (Santoro se comparan con elementos de la fase Alto Ramírez.
1981). Un fechado por termoluminiscencia de la Se le asigna una fecha tentativa inicial de 300 a.C.
cerámica asociada, la ubica en el período Desarro- (Feldman 1989, 213-215).
llos Regionales ca. 1000-1350 d.C. (Iván Muñoz, co- Con fuerte énfasis difusionista,modelos e hipótesis
municación personal),contradicción que deberá ser para explicar los cambios ocurridos durante el For-
resuelta con nuevos datos. Las otras fechas de C-14 mativo en los valles occidentales, han insistido en la
de la fase Azapa, obtenidas en AZ-71, fluctúan entre influencia de centros más desarrollados, ubicados
1000-500 a.C. Se reconocen los sitios tipo Faldas del en la costa central de Perú y la región circum-Titica-
Morro (Dauelsberg 1985), El Laucho (Focacci 1974) ca, donde los cambios fueron, aparentemente, más
y Azapa-71, etc., los que caracterizan a la fase más acelerados y complejos. Desde los planteamientos
244 VI. El Formativo de Chile

de Uhle (1919) y, aunque más recientemente, se re- ecológicos y pluri-étnicos, debieron desarrollarse
conoce la existencia y el aporte de tradiciones ar- otros mecanismos para la interrelación de grupos
caicas pre-existentes, no ha variado, sustancial- costeros y altiplánicos.También, no sólo la necesi-
mente, la idea que la región Valles Occidentales dad de complementariedad económica debió in-
fue un área periférica donde los cambios cultura- fluir en esta interrelación, factores sociales e ideo-
les fueron el resultado de la inmigración de pobla- lógicos debieron ser decisivos en este proceso.
ciones, que a su tiempo, penetraron con ideas re- En este trabajo se analiza el rol que pudo cum-
novadoras. Se asume, además que las poblaciones plir esta “periferia” en relación al área “nuclear”.
locales no habrían tenido las condiciones para Luego, se analizan las características internas del
conducir sus propios procesos de cambio cultu- proceso de cambio social que pudo afectar a las
ral. (Núñez y Dillehay (1978) sugieren que Tiwana- poblaciones de la costa y valles bajos durante el
ku debió establecer explotaciones directas en los Formativo. Consecuentemente, se analizan algunos
valles occidentales, dado que las poblaciones lo- elementos económicos y sociales que podrían ex-
cales no generaban excedentes intercambiables.) plicar, de modo distinto, la interacción observada
Esta visión se ha reafirmado en la definición y entre costa y altiplano.
discusión general del área Centro Sur Andina (dis-
cusión de varios autores en Lumbreras, 1979). Se Periferia y área nuclear
acepta que la región circum-Titicaca tuvo un rol
“verdaderamente nuclear que se expresa a través Estimamos que la relación entre la región cir-
de su papel generador e impulsador a lo largo de cum Titicaca y los valles occidentales habría teni-
toda la historia” (Lumbreras 1979:31). En el perío- do características distintas durante el Formativo,
do Formativo esto se expresaría “a través de una se- en comparación a lo ocurrido durante los perío-
rie de rasgos comunes cuyo foco máximo de desa- dos Tiwanaku IV - V y Tardío. Las evidencias dispo-
rrollo estaba cerca del Titicaca, probablemente in- nibles no son suficientes para probar que este pe-
fluenciando sobre las demás áreas” (Ibid.:39). Se ríodo fue una etapa menos elaborada o inicial de
enfatiza, además, que para esta región, como en los mecanismos de complementariedad y control
ninguna otra de los Andes, fue fundamental el ac- ecológico social que se conocieron siglos más tar-
ceso a una periferia con recursos complementa- de. Evidentemente, la proyección de la estructura
rios,esenciales para sostener el desarrollo de com- política económica del siglo XVI para comprender
plejidad social. y explicar el desarrollo histórico de las sociedades
El rol hegemónico o gravitante de la región cir- agropecuarias tempranas, es riesgoso.
cum-Titicaca aunque es claro para el Período Tar- Tampoco las evidencias son concluyentes para
dío, merece revisiones en relación al Formativo. Es- soportar la hipótesis (Rivera 1975, 1980, 1984, 1991;
te rol se basa en el marco histórico del siglo XVI, Muñoz 1987) que flujos migracionales altiplánicos
donde efectivamente era imperioso que los reinos fueron agentes de cambio cultural para las socie-
altiplánicos controlaran colonias y establecieran dades de cazadores recolectores y, el estableci-
alianzas con los pequeños cacicazgos yungas cos- miento de la vida aldeana agropecuaria en los va-
teros (Hidalgo 1987; Lumbreras 1981; Murra 1972; lles costeros.
Rostworowski 1986; Santoro, Hidalgo y Osorio Es probable que la relación entre la región cir-
1987). Este modelo de complementariedad proba- cum Titicaca y la región Valles Occidentales, ocu-
blemente, fue válido para Tiwanaku. Berenguer y rrió bajo una dinámica más dialéctica y no simple-
Dauelsberg (1989:134-138) sugieren que la hege- mente donde una actuó como emisora y la otra
monía de Tiwanaku a partir del siglo IV d.C., se lo- como receptora. Resalta el hecho que esta perife-
gró gracias a que tenían control directo de los en- ria in toto presenta un mosaico complejo de alter-
claves de valles occidentales. nativas no sólo en sus condiciones ecológicas, si-
Durante el Formativo, en cambio, considerando no también, en sus tradiciones culturales y los ni-
que el panorama de integración regional era mu- veles de interacción intra/extra territorial y étnico,
cho más limitado, que no existían estructuras polí- ejercido por grupos de poder local que trataban
ticas con capacidad para controlar espacios multi- de perpetuar su posición social y económica,de la
VI. El Formativo de Chile 245

misma manera como ocurría, en una escala social los valles del Pacífico. Consecuentemente, debie-
mayor, entre los grupos formativos altiplánicos. ron operar mecanismos más simétricos que permi-
Los valles occidentales, lejos de ser uniformes, tieran el intercambio de bienes y productos, a tra-
conforman un mosaico de posibilidades, depen- vés del tráfico de caravanas (Núñez y Dillehay
diendo si se trata de cuencas que descienden di- 1978), redes de intercambio igualitario (Browman
rectamente de la región circum-Titicaca (v.gr. Mo- 1980) u otro tipo de interacción desconocido
quegua) o si se trata de valles originados en la al- (Feldman 1989). Cual halla sido la manera cómo
tiplanicie de la Puna Seca (con ríos de agua salo- se interrelacionaron estos pueblos, en las fases
bre) o valles que nacen al pie de la montaña andi- previas a Tiwanaku IV, habría sido consecuencia
na (con aguas más dulces). Consecuentemente, del interés y necesidad no sólo de los altiplánicos,
estos valles debieron ser valorados de distinta ma- sino también, de los propios grupos costeros.
nera, dependiendo de su accesibilidad y distancia
desde la región del Titicaca, de la calidad y canti- Cambio cultural
dad de agua de sus ríos, de la disponibilidad y ex-
tensión de suelos aptos para la agricultura, etc. El énfasis en la presencia e influencia altipláni-
Por otro lado, en comparación con los valles oc- ca para explicar el cambio cultural durante el For-
cidentales, existieron otras áreas complementarias mativo, representa una manera unilateral de ver el
para la cuenca del Titicaca, como el valle del Vil- problema. No se considera, en ello, la dinámica in-
canota, de más fácil acceso y mejores potenciali- terna de los grupos de cazadores recolectores cos-
dades agrícolas donde los grupos circum-Titicaca teros, quienes muestran interesantes aspectos de
pudieron establecer ocupaciones de control di- complejidad social, dentro de un esquema de or-
recto, previo al dominio Wari en la zona (ver Muji- ganización social igualitaria, como es el caso de
ca 1978). Si este fue el caso, no habría sido necesa- las poblaciones Arcaico, Medio, Tardío, Chincho-
rio que trataran, al mismo tiempo, de controlar en- rro.
claves en los alejados y menos productivos valles El proceso de cambio se explica como un fenó-
occidentales. Se requiere conseguir pruebas adi- meno de “posta o relevo”, donde los cazadores re-
cionales de las evidencias Pukara en el Vilcanota, colectores prepararon todo el escenario para la vi-
interpretadas como asentamientos de tipo colo- da aldeana, aportando conocimientos sobre el
nial (Lumbreras 1977, 1985; Mujica 1985) y al mis- manejo de los recursos silvestres y la adaptación
mo tiempo, evaluar en la propia “área nuclear” los local de plantas y animales domésticos. (El cuye,
indicadores que demuestren que los grupos for- por ejemplo, se habría domesticado entre el V y II
mativos circum-Titicaca tenían la capacidad para milenio a.C. (Núñez 1989:89). Núñez, también
acceder y controlar un espacio multiecológico de menciona al maíz, con antigüedades de cinco mil
amplitud regional. (Berenguer y Dauelsberg y más años a.P.,cronología que no se ajusta con las
(1989:136-139). evidencias de los Andes Centrales.)
Sobre la base de estos antecedentes, se puede Hasta comienzos de los setentas, los cambios se
presentar una proposición alternativa para expli- explicaban sobre la base de influencias derivadas
car la relación entre el altiplano y la costa. Para los de los “tempranos agricultores” de la costa central
altiplánicos la necesidad de contar con acceso di- del Perú, constatadas en contextos formativos de
recto a los valles costeros, durante el Formativo, Punta Pichalo al sur de Arica (Bennett y Bird 1960;
aparentemente fue menos vital que en épocas ver también Uhle 1919). Browman (1980) sugiere
más tardías, dada la posibilidad de controlar en- que algunos productos como mandioca, camote,
claves más ricos y accesibles en el Vilcanota. Al achira, maíz, cucurbitáceas y porotos, fueron tras-
mismo tiempo, grupos como Wankarani, Chiripa, ladados desde la costa de Perú. La publicación de
Tiwanaku I y II no tuvieron poder político suficien- las evidencias de Wankarani (Ponce 1970) cambió
te para controlar espacios alejados dentro de la el eje de la discusión y el altiplano se ha perfilado
propia región altiplánica (Browman 1980; Ponce como la principal área difusora de cambio cultu-
1970; Albarracín y Mathews 1990), lo que limita la ral.Así, por ejemplo, en una reciente revisión se re-
posibilidad que hubieran controlado enclaves en sume que:
246 VI. El Formativo de Chile

“durante el primer milenio a.C., colonos y (Ibíd.).


emigrantes trasandinos arribaron con rasgos Los factores ecológicos, sociales, económicos y
más avanzados tales como cerámica, textile- demográficos reseñados no documentan el mode-
ría, metalurgia, etc., mejorando las condicio- lo de complementariedad vía colonización (tam-
nes para la expansión y consolidación de bién Browman 1991).Tampoco hay evidencias só-
prácticas agropecuarias y ganaderas más per- lidas que demuestren que el proceso de cambio
feccionadas y asimilando, a su vez, los logros cultural en los valles occidentales fue consecuen-
productivos preexistentes a su llegada” (Nú- cia del reemplazo de poblaciones. Consecuente-
ñez 1989: 83). mente, es necesario poner atención en la propia
De la misma manera Rivera (1975, 1976, 1980, dinámica cultural de estas sociedades y, la manera
1991) resume este proceso, a través de la existen- como integraron la “influencia” o se relacionaron
cia de una tradición arcaica de adaptación coste- con la región circum-Titicaca.
ra (Tradición Chinchorro), cuya fase final, Chin- Las poblaciones locales, gradualmente, fueron
choro III, (ca. 2000-500 a.C.) habría coexistido con incorporando elementos tecnológicos que les per-
la primera fase de la Tradición Altiplánica,Alto Ra- mitiera una dependencia más segura y estable en
mírez I (ca. 1000-500 a.C.). Esta tradición altipláni- los ambientes áridos e impredecibles de los valles
ca habría dado inicio al desarrollo de la vida al- occidentales (v.gr. incoporación de tecnologías
deana en los valles occidentales (Rivera 1984 : 146- para el cultivo de plantas y animales domésticos,
148). arquitecturas estables adaptadas al desierto, etc.).
Estos planteamientos difusionistas, que se repi- También, fueron descomponiendo las tradiciona-
ten en varios otros autores (Ponce 1970; González les estructuras sociales igualitarias,para dar paso a
y Pérez 1966; Núñez 1974; Mujica 1985, citados por estructuras más jeraquizadas. En la etapa de transi-
Núñez (1989).Además, Browman 1980; Dauelsberg ción entre fines del Arcaico y comienzos del For-
1985; Focacci 1972-73; Muñoz 1983, 1987, 1989; Ri- mativo (ca. 2000-1400 a.C.), se desarrolla un proce-
vera 1975, 1980, 1984, 1991; Santoro 1980a, 1980b; so nuevo de estructuración y diferenciación so-
1981; Ulloa 1974, 1981a, 1981b), ponen acento en cial, expresados en nuevas prácticas funerarias
un proceso de reemplazo de población para expli- (enterramientos individuales con objetos exóticos
car el inicio de la vida aldeana en la región. Esta que parecen representar niveles diferenciados de
visión también ha influenciado las interpretacio- prestigio y jerarquía social. Este tipo de enterra-
nes de análisis genéticos y de antropología física. miento reemplaza definitivamente la práctica de
Recientemente, Rothhammer et al. (1989 : 405-406) momificación artificial y enterramientos colecti-
proponen una hipótesis de migraciones sucesivas vos, propios de las sociedades igualitarias, Chin-
en el territorio chileno, asociadas a los distintos chorro (i.e. Quiani 7; Dauelsberg 1974).
períodos culturales, desde los primeros cazadores Este proceso de diferenciación social continúa
(ca. 10.000 a.P.) hasta las penetraciones incaica y en la Fase Azapa (ca. 1400-500 a.C.) con enterra-
europea. El Formativo coincidiría con el arribo de mientos individuales diferenciados, cubiertos con
una migración del altiplano, cuyo flujo habría amplias y gruesas capas vegetales, armadas con
cambiado la composición genética de poblacio- seleccionadas especies arbustivas silvestres. Este
nes de los valles de Arica, oasis de San Pedro de tipo especial de arreglo funerario, constituye un
Atacama, valles semi-áridos de Huasco y costa de antecedente local de los característicos enterra-
Peñuelas. Estos análisis no documentan, sin em- mientos en túmulos de la segunda fase del Forma-
bargo, reemplazos masivos de población que ex- tivo,Alto Ramírez (ca. 500 a.C.-300 d.C.). En ambas
pliquen los cambios culturales ocurridos en los fases, ciertas tumbas recibieron atención especial
valles occidentales durante el Formativo. Es proba- a través de elementos finamente manufacturados,
ble que nuevos antecedentes, en este tipo de estu- sin funciones domésticas, como textiles, figuras de
dios, demuestren una situación de miscegenación cobre, oro, etc., a los que se les asigna un origen al-
entre poblaciones locales y foráneas como ocu- tiplánico. Otros objetos como cerámica, cestería,
rrió en la bahía de Coquimbo, vinculada con la se- tejidos, etc. fueron manufacturados localmente y
gunda corriente migracional, pre-Formativa en conjunto con los anteriores formaban parte de
VI. El Formativo de Chile 247

las ofrendas que acompañaban a seleccionados entre 0,5 a 4,5 m de alto y 7,5 a 40 m de diámetro,
individuos. Estas tumbas contrastan con la simpli- con mayor preponderancia de los tamaños inter-
cidad de la mayoría de los demás enterratorios,cu- medios (Figura 1). Estos montículos se armaban
biertos con esteras de totora o fibra vegetal mece- con gruesas capas de distintos tipos de plantas api-
rada y escaso ajuar funerario (Dauelsberg 1985; sonadas con piedras y alternadas con capas de are-
Focacci y Erices 1972-73; Muñoz 1987; Santoro na.No muestran señas de actividades domésticas,pe-
1981). ro su función como recintos ceremoniales habría
Los objetos de estatus presentan imágenes ico- persistido, en algunos casos, hasta épocas coloniales
nográficas (v. gr. figura del sacrificador, rostros hu- (i.e. ofrendas de higos; Muñoz 1982). Originalmente
manos radiados, llamas, batracios, etc.) que los sirvieron para inhumaciones secundarias de selec-
grupos costeros filtraron o seleccionaron de la di- cionados individuos ubicados en la parte central y
versidad conocida en el altiplano,con el objeto de más profunda del montículo. Luego, otros enterrato-
recrear algunos de los valores ideográficos y po- rios, menos elaborados y de carácter secundario se
nerlos al servicio de sus estructuras sociales e practicaban en las partes periféricas y más superfi-
ideológicas. Estos objetos, probablemente, fueron ciales. (Soto-Heim 1987).
obtenidos a través de redes de intercambio, y ha- Aunque los túmulos más grandes representan la
brían sido vitales para la perpetuación de las jerar- acumulación de sucesivos montículos más pe-
quias sociales, como ocurrió en el neolítico de Eu- queños, la construcción de una de estas unidades
ropa (Sherratt 1984). requirió del esfuerzo de un grupo mayor que una
De esta manera, en la “periferia” los segmentos unidad familiar. Probablemente, estas obras eran
de la sociedad que comenzaron a adquirir poder, organizadas y subsidiadas por los líderes locales
necesitaron mantener cierto nivel de interacción con el objeto de crear una imagen de identidad y
con la región circum-Titicaca y otras áreas vecinas reconocimiento del orden social que se simboliza-
a fin de obtener los elementos que les permitiera ba en estos monumentos funerarios y objetos de
perpetuar su prestigio en la nueva estructura so- estatus y prestigio que acompañaban a los indivi-
cial que se gestaba. (Browman 1980, sugiere tam- duos de más alta jerarquía.Si efectivamente los en-
bién un “nivel intermedio” de elementos de inter- terramientos de individuos de distinto rango ocu-
cambio que incluía productos como maíz, ají, al- rrieron en una misma época y no representa la
godón, calabazas, coca, quinua, etc.). acumulación de épocas distintas, significaría que
Se postula, a modo de hipótesis, que los grupos se trataba de resaltar una imagen de identidad co-
formativos de los valles sub-occidentales desarro- lectiva,como ocurre en sociedades con relaciones
llaron estructuras políticas, con élites capaces de sociales asimétricas (Shanks y Tilley 1982:152). Es-
controlar la producción en distintos enclaves en- ta representación se lograba a través de la partici-
tre los valles cordilleranos (3000 m) y la costa, pación de los distintos segmentos de la comuni-
combinando técnicas de producción y recolec- dad, en la construcción e inhumación directa en
ción de recursos. Parte de esta producción habría el montículo. Esta imagen de “igualdad” distorsio-
servido para acceder a bienes y materias primas naba la realidad social y actuaba como un meca-
exóticas foráneas. Igualmente, estas élites fueron nismo para reproducir y legitimar el order social.
capaces de movilizar fuerza de trabajo para la pro- Este fenómeno de cohesión social, tendría sus an-
ducción restringida de artesanías con fines de tecedentes en la fase temprana del Formativo,Aza-
ofrendas y la construcción de masivos túmulos fu- pa, con enterratorios simples y más elaborados
nerarios, ubicados junto a los emplazamientos ha- ubicados bajo cubiertas vegetales,que no llegaron
bitacionales, en áreas de vertientes a lo largo de a formar montículos.
los valles. La economía fue sustentada con recursos de ca-
En el valle de Azapa se reconocen dos áreas con za y recolección obtenidos en enclaves entre la
túmulos funerarios: Pampa Alto Ramírez y San Mi- costa y valles sub-cordilleranos, transportados a
guel de Azapa, a 8 y 13 km de la costa respectiva- asentamientos permanentes en ambientes inter-
mente. En este último lugar se inventariaron 39 medios de oasis y valles costeros donde se com-
túmulos concentrados en un área de 3 km2. Miden plementaban con productos agrícolas y de reco-
248 VI. El Formativo de Chile

Figura No. 1. Túmulos funerarios en el Valle de Azapa.


VI. El Formativo de Chile 249
250 VI. El Formativo de Chile

lección local. En el valle de Azapa, por ejemplo, los La hipótesis de complementariedad temprana,
sitios, habitacionales y cementerios, muestran im- propuesta por Rivera (1975, 1980, 1984, 1991; Muji-
portantes aportes marítimos. Complementaria- ca 1985; Berenguer 1989; Lumbreras, 1979; Mujica,
mente, se accedió a enclaves relictuales de caza Rivera y Lynch 1983; Núñez y Dillehay 1978; Muñoz
en valles sub-cordilleranos, a unas dos jornadas 1989), pone énfasis en los aportes altiplánicos pa-
desde la costa. Paraderos de caza se han constata- ra explicar el desarrollo formativo en los valles oc-
do en aleros, con Arte Rupestre en Pampa El Muer- cidentales. El desarrollo creciente del sistema de
to, área de pequeñas quebradas ubicadas en la ca- complementariedad a través de asentamientos co-
becera del valle de Azapa (ca. 3000 m). En el alero loniales altiplánicos en los valles del Pacífico, ha-
13, maíces y cerámica temprana han sido fecha- bría creado una nueva tradición cultural, la “Tradi-
dos en 680 a.C. (Beta-24356 2630±50 a.P.), datación ción Altiplánica”, que habría terminado por rem-
que se inserta mejor con la aparición del maíz en plazar a la tradición costera local (Tradición Chin-
los Andes Centrales. chorro).
El control del perfil ecológico, costa quebradas Los elementos comparativos, mencionados más
bajas, se ha documentado también en las quebra- arriba, usados para contrastar el modelo de com-
das tarapaqueñas donde tempranos asentamientos plementariedad temprana, no constituyen, sin em-
sedentarios, a partir de 500 años a.C., fueron soste- bargo, verdaderos asentamientos de origen altiplá-
nidos con intensivas prácticas de recolección de al- nico. Por el contrario, se trata de piezas selecciona-
garrobo (Prosopis) y el traslado de recursos maríti- das que aparecen en contextos funerarios de po-
mos, unos 30 Km de distancia (Núñez 1989). blaciones netamente costeras.
El desarrollo de sedentarismo, nunca alcanzado Los datos recientemente publicados de Moque-
por los “arcaicos” a pesar de la utilización de en- gua,aunque preliminares,invitan a una revisión re-
claves “relativamente óptimos” en las desemboca- gional del problema. Allí, las primeras evidencias
duras de río, fue un logro de las comunidades for- de colonización altiplánica ocurren después de
mativas locales, a través de la combinación de ca- ca. 300 d.C. a través de Tiwanaku IV (Feldman
za y recolección marítima y terrestre y actividades 1989:216, 1990:72; ver también Goldstein 1990).
agro-pastoriles. Moquegua ofrece las condiciones más adecuadas
para contrastar la hipótesis de complementarie-
Los modelos de interacción dad temprana. Se trata de un valle que desciende
directamente desde la cuenca del Titicaca y repre-
Hasta la fecha se han sugerido y discutido varias senta un importante enclave para la producción
alternativas para explicar el interés de los altipláni- agrícola semitropical (Feldman op. cit.). Por esta
cos por los valles occidentales y el consecuente es- razón se esperaba constatar ocupaciones directas
tablecimiento de un modo de vida agro-pastoril, o de tipo colonial durante el Formativo del tipo su-
que a su vez, habría afectado a las tradicionales so- gerido por Rivera para Arica. Sin embargo, las evi-
ciedades de cazadores recolectores. No se ha con- dencias disponibles, hasta la fecha, no son conclu-
siderado,sin embargo,como se insertaron los rasgos yentes (Feldman 1989 y Goldstein 1990).
supuestamente de origen altiplánico en los proce- La fase formativa más antigua: Huaracane (ca.
sos culturales locales, ni la posible confrontación 800-500 a.C.) muestra una ocupación con rasgos
de intereses entre grupos foráneos y costeros. que se repiten a lo largo del sur de Perú, norte de
Los modelos analizados sugieren que la interac- Chile y altiplano de Bolivia (i.e. cerámica con tem-
ción entre la región del Titicaca y los valles occi- perante de fibra vegetal), lo que se interpreta co-
dentales ocurrió a través del envío de colonias mo un signo de mayor interacción regional. En la
con fines de complementariedad económica (i.e. fase siguiente, Trapiche (ca. 300 a.C.), esta cohe-
Rivera 1975, 1991; Berenguer y Dauelsberg 1989; sión regional habría decrecido; la población resi-
Mujica 1985), vía redes de intercambio de carava- dente en Moquegua comenzó a producir una va-
nas o acceso indirecto a los recursos del perfil al- riedad local de cerámica polícroma derivada del
tiplano costa, pero con fines igualmente económi- estilo Pukara (Feldman 1990:72).
cos (i.e. Browman 1980; Núnez and Dillehay 1978).
VI. El Formativo de Chile 251

Los valles de Arica, en contraste, se encuentran de energía en la construcción de las habitaciones


más alejados y desconectados orográficamente de contrasta, sin embargo, con la solidez y mayor tra-
la cuenca del Titicaca, al tanto que ofrecían un po- bajo empleado en las tumbas (inhumaciones bajo
tencial agrícola menos favorecido que Moquegua; capas vegetales, fase Azapa y en túmulos, fase Alto
con menor disponiblidad de agua y tierras de culti- Ramírez), vinculado, probablemente, con los me-
vo. Estos factores influyeron en la temprana relación canismos simbólicos para perpetuar el desarrollo
con el Titicaca, y señalan otra limitación a la hipóte- de una estructura social jerarquizada que emerge
sis de complementariedad económica temprana. a partir del Formativo.
En este contexto, quisiera sugerir a modo de hi- A pesar del uso más intensivo de plantas y ani-
pótesis, que los rasgos que caracterizan el Formati- males domesticados, incorporados gradualmente
vo en el área Centro Sur habrían sido selecciona- desde fines del arcaico, el medio limitó el desarro-
dos y filtrados de manera diferenciada,por los gru- llo de un sedentarismo pleno, basado exclusiva-
pos de los valles del Pacífico dependiendo del ta- mente en prácticas agro-pastoriles. La vida aldea-
maño y poder de las estructuras sociales, de la di- na sedentaria fue soportada gracias a la combina-
námica de cambio cultural y del tipo de interac- ción de estrategias complementarias de subsisten-
ción establecida con los altiplánicos. Estos a su cia: Continuación de los patrones de movilidad es-
vez habrían alcanzado hasta estos valles depen- tacional con el objeto de trasladar recursos de
diendo de la distancia y accesibilidad desde el al- subsistencia desde enclaves alejados, como la cos-
tiplano y de la relación establecida con los grupos ta o valles sub-cordilleranos, que permitiera man-
locales. Esto explicaría que los rasgos de origen fo- tener asentamientos permanentes en enclaves de
ráneo se presentan en combinaciones distintas valles y oasis. En estos enclaves no sólo se realiza-
conformando contextos diferenciados espacial y ban prácticas agrícolas, sino también había una
temporalmente. Como en el Neolítico de Europa, explotación sistemática de recursos silvestres lo-
también considerada una área periférica (Zvelebil cales, como recolección de Prosopis, que tuvo ma-
1986), podría proponerse que el desarrollo de las yor importancia en las quebradas tarapaqueñas, al
nuevas formas de vida aldeana agro-pastoriles, de- sur de Arica.
pendieron en gran medida de las condiciones El traslado de bienes, desde fuera de los valles,
ecológicas y del nivel de desarrollo cultural donde incluyó elementos y materias primas de carácter
se insertaban. no económico, como objetos de metal, textiles,
En términos generales, la interrelación entre los obsidiana, plumas, etc. traídos desde las tierras al-
núcleos circum-Titicaca con las subregiones de tas y, conchas del Pacífico, con fines de estatus y
Moquegua, valles de Arica, valles Tarapaqueños y prestigio. A esto se sumaba el perfeccionamiento
Puna de Atacama, presentaría una gradiente latitu- local de tecnologías para la manufacturación de
dinal en la intensidad y tipo de interacción, con textilería, cerámica, cestería, tallados en madera,
posibilidades de un control más directo hacia el demostrando un importante desarrollo artesanal
norte, (Moquegua) y niveles más indirectos hacia local.
el sur (Berenguer y Dauelsberg 1989; Feldman Los indicadores reseñados permitirían sugerir
1989, 1990; Rivera 1991). que la organización social de los grupos formati-
vos de los valles occidentales, se caracterizaba por
Conclusiones una estructura jerarquizada con capacidad para
mantener una esfera de interacción destinada a
El período Formativo, en los valles occidentales obtener, en primer término, recursos de subsisten-
del Área Centro Sur Andina, representa el inicio de cia en diferentes enclaves entre la costa y valles
asentamientos más permanentes con o sin eviden- cordilleranos y, adicionalmente, bienes de estatus
cias claras de arquitecturas sólidas. Las condicio- que requerían la interrelación con otros grupos ét-
nes semitropicales permitió que se levantaran edi- nicos, como los de la región circum-Titicaca. Esta
ficaciones con materiales livianos y perecibles co- formación social permitió, también, movilizar fuer-
mo cañas, esteras, etc, tradición que perdura hasta za de trabajo suficiente para la producción de ar-
el presente en los valles costeros. La baja inversión tesanías con y sin fines domésticos y construir
252 VI. El Formativo de Chile

gruesas y extensas capas vegetales que cubrían los rritorios complementarios hacia los valles occi-
enterramientos individuales de la fase Azapa dentales, ejerciéndose una competencia mayor so-
(1400-500 a.C.) y la construcción de masivos túmu- bre estos enclaves, que se integran más directa-
los funerarios en la fase Alto Ramírez (500 a.C.-300 mente a la esfera altiplica partir de Tiwanaku IV.
d.C.). Probablemente, se trataba de sociedades es-
tratificadas donde se distiguía al menos una pe- Nota: A través de este trabajo he querido sumar-
queña élite, de rango superior, que acumulaba me al emotivo y merecido homenaje que se le rin-
prestigio y poder para administrar actividades pro- de a Betty J. Meggers y Alberto Rex González, con
ductivas, obtener e intercambiar bienes económi- quienes aunque me une una amistad y relación
cos y de prestigio, organizar la construcción de profesional de pocos años, ha sido suficiente para
monumentos funerarios, etc., lo que les permitía valorar y admirar su ejemplo en la arqueología de
perpetuar y consolidar sus posiciones de jerarquía América Latina. Quisiera agradecer a Paulina Le-
social. dergerber, de Smithsonian Institution, por esta invi-
Los datos analizados permiten sugerir que las tación a participar en este evento y junto a ella a
condiciones ecológicas locales y las condiciones todo el equipo de personas e instituciones que
sociales inter y supraregional, habrían favorecido han hecho posible la reunión de Cuenca y la pu-
el desarrollo de procesos con gérmenes realmen- blicación de sus resultados. En la elaboración de
te formativos en los valles y oasis de la costa. Estos este trabajo debo reconocer los comentarios de
intentos se habrían visto drásticamente limitados, David L. Browman,Vicki Cassman, Daniel H. Sand-
primero por debilitamiento de las condiciones weiss, Eliana Belmonte y María I. Arrieta quien co-
adecuadas para sostener una vida sedentaria, so- rrigió varias versiones del manuscrito.
bre la base de la producción de alimentos y el Los datos presentados son el resultado de pro-
complemento de recursos silvestres, en ambientes yectos financiados por la Dirección de Investiga-
que progresivamente se hacían más áridos (Núñez ciones de la Universidad del Norte, actual Univer-
1979, 1982) y que requerían de proyectos tecnoló- sidad de Tarapacá, Arica, Chile, y gracias a una
gicos más complejos (i.e. sistemas de irrigación). beca para estudios de doctorado de la fundación
Segundo, la pérdida del área complementaria de Heinz en la Universidad de Pittsburgh en la déca-
recursos en la región del Vilcanota, habría obliga- da de 1990.
do a los grupos altiplánicos a girar el eje de los te-
VI. El Formativo de Chile 253

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VI. El Formativo de Chile 255

EL FORMATIVO ANDINO:
PROBLEMAS Y PERSPECTIVAS DEMOGRÁFICAS

Tom D. Dillehay

INTRODUCCIÓN mientos y/o un incremento en la densidad de


asentamiento. En algunas áreas de los Andes, ésta
A pesar de casi un siglo de trabajo de campo, y se basa más específicamente sobre la aparición
de la producción a menudo de excelentes infor- de grandes sitios ceremoniales públicos y sus
mes, los arqueólogos sudamericanos aún enfren- asentamientos de soporte circundantes.
tan dos persistentes problemas en la interpreta- Muchos investigadores podrían ofrecer el si-
ción del panorama cultural propio del período guiente escenario para explicar el surgimiento de
Formativo. El primero de estos problemas consiste la arquitectura ceremonial y de la sociedad forma-
en que muchas sociedades formativas regionales tiva temprana. (También, este escenario nos puede
no han sido bien definidas, por lo menos en térmi- servir como una definición de una sociedad for-
nos de sus contextos domésticos (los patrones de mativa.) Primeramente, debido a las presiones de-
asentamientos aldeanos).Debido a este problema, mográficas, una economía agrícola y una organi-
aún nos faltan datos arqueológicos sobre algunos zación jerárquica fueron adoptadas permanente-
aspectos muy básicos de estas impresionantes cul- mente en un área fuertemente poblada por aldea-
turas. Quizás como un resultado parcial, los ar- nos. Con la adopción de una organización y eco-
queólogos han dado rienda suelta a especulacio- nomía formativas, los asentamientos nucleados se
nes acerca de grandes áreas de sociedades forma- expandieron más. Esta expansión demográfica lo-
tivas, no comprobadas por los hechos arqueológi- cal creó entonces una necesidad por el aumento
cos. Probablemente, pocos podrían estar en desa- de liderazgo, y más tarde el comercio y el inter-
cuerdo con estas observaciones. cambio de bienes exóticos apoyaron una estratifi-
Un área de especulación ha consistido en el rol cación social. La proliferación de élites y jefaturas
de la presión demográfica en el surgimiento de las en expansión dieron surgimiento entonces a luga-
incipientes sociedades formativas. Haya sido plan- res ceremoniales y a una jerarquía política, todo
teado explícita o implícitamente, muchos estudio- legitimada por instituciones religiosas.
sos aún asumen que el crecimiento de la pobla- Muchos colegas han adoptado una posición
ción y la presión demográfica fueron los factores tentativa con respecto a sus modelos, los que se
primarios responsables de ciertas innovaciones basan en procesos generales que se cree que afec-
económicas y sociales durante las épocas formati- tan a las jefaturas en general.Yo no tengo ningún
vas (Dumond 1965; Carneiro 1967), incluyendo problema real con ellos, particularmente porque
tecnología agrícola, aumento de la producción y yo mismo he contribuido a la especulación en el
de la migración, y la emergencia de montículos mismo sentido, con respecto al desarrollo a largo
ceremoniales (e.g., Moseley 1985; Johnson y Earle plazo de las sociedades prehispánicas en Chile
1987; Fung 1988; Drennan 1988; Cohen 1977). Tan- surcentral, norte y centro del Perú, y las tierras bos-
to respecto a los Andes como de las tierras bajas cosas del oriente de Estados Unidos. La única co-
tropicales orientales, a menudo esta suposición se sa acerca de estos modelos que puede limitar su
fundamenta en la presencia de grandes asenta- credibilidad es que ellos requieren un considera-
256 VI. El Formativo de Chile

ble crecimiento y expansión de la población lo- nización social y hacia “los conceptos duales de
cal, y nosotros aún no tenemos otros datos sobre oposición... nos llevaron a buscar informaciones
patrón de asentamiento para muchas de estas que demuestran existencia de organizaciones so-
áreas, que los grandes sitios ceremoniales.Y aun si ciopolíticas que estuvieron relacionadas con los
la población de soporte vivió en estos sitios, difícil- conceptos de dualidad. La organización dual fue
mente ella podría haber constituido una población común entre los pueblos andinos y sobrevive ac-
bajo presión demográfica viviendo en los valles en tualmente”. Al igual que otros, González siempre
donde muchos de estos sitios se encuentran. ha mirado hacia principios de organización so-
El segundo problema, aunque es un resultado cial, dualismo en este caso, para explicar patrones
de cómo los arqueólogos han definido las culturas de nuclearización, asentamiento y comunidad y
formativas, es de un diferente pero relacionado ca- no tanto hacia la presión demográfica.
rácter. El término Formativo, a pesar de sus limita- Claramente, el Formativo invoca interpretacio-
ciones conceptuales,se nos ha presentado con no- nes que vinculan antiguas y nuevas sugerencias,
tables variaciones sobre lo que yo llamaría “ele- las que caminan sobre una fina línea ubicada en-
mentos ceremoniales”en cuanto a los Andes: mon- tre los efectos de estos dos problemas. Sin detener-
tículos de tierra, huacas de piedra o ladrillos de me sobre la falta de datos respecto del patrón de
barro, y estructuras asociadas. De un modo intere- asentamiento doméstico, o intentar reconstruir el
sante y posiblemente único, estos elementos cere- lado doméstico de las culturas formativas, lo que
moniales se encuentran claramente relacionados me gustaría hacer en este ensayo es centrarme es-
unos a otros, y con un mundo doméstico mayor- pecíficamente sobre el rol de la presión demográ-
mente hipotético. Pero este aspecto del pasado ha fica en el surgimiento de la sociedad formativa
invitado también a especulaciones no comproba- temprana, y lo que es más importante, sobre la evi-
das. Nosotros conocemos muy poco acerca del la- dencia arqueológica correspondiente. Al conside-
do doméstico de las culturas formativas, y de có- rar este tema,me apoyaré sobre datos etno-arqueo-
mo éste se relaciona a estas elaboradas estructu- lógicos y arqueológicos de Chile sur central para
ras. A pesar de que nuestra falla en la caracteriza- ilustrar un caso especulativo por medio del cual
ción de las culturas formativas puede estar en que los procesos sociales pueden ser relevantes para
ésta no considera los contextos domésticos, tal ca- la presencia de grandes sitios en el registro ar-
racterización ha establecido una serie de tipos de queológico, en lugares modestamente poblados
estructuras los cuales han tendido a permanecer durante las épocas formativas tempranas. En este
vivos de suyo propio. Por su tamaño y compleji- esfuerzo, me apoyaré y trabajaré sobre algunas ob-
dad, éstos han sugerido una rica y variada vida re- servaciones de Betty J. Meggers y Alberto Rex Gon-
ligiosa centrada sobre la muerte y enterramientos, zález, para demostrar una conciencia acerca de
con engañosamente complejas implicaciones so- este tema, y para considerar un modo alternativo
ciales y económicas. plausible de remplazarlo.
Tal vez más que ningunos otros, Gerardo Rei-
chel Dolmatoff, Luis Lumbreras, Donald Lathrap, PRESIÓN DEMOGRÁFICA
Betty J. Meggers, Alberto Rex González, y otros se
han centrado sobre los posibles procesos sociales, Indudablemente, la presión demográfica como
religiosos y ambientales más amplios, que pueden una causa primaria del surgimiento de civilización
haber llevado al surgimiento de las culturas forma- tiene valor para algunas áreas de Sudamérica, pero
tivas en sus respectivas áreas. Entre las muchas pu- presenta un problema.Muchos de los más altamente
blicaciones de González, una de las más obligadas desarrollados asentamientos formativos incipientes
es Arte, Estructura, y Arqueología (l974) en la que, o tempranos asentamientos precerámicos Andinos
muy curiosamente, él nunca alude a la presión de- surgieron en lugares donde,hasta el presente,no hay
mográfica o al crecimiento de la población como evidencia de grandes y densas poblaciones, y una
factores explicativos de la emergencia de sitios ce- precedente presión demográfica. Por ejemplo, en el
remoniales y grandes asentamientos en el noroes- Perú norte central, aún no sabemos dónde estuvie-
te argentino. Por el contrario, él mira hacia la orga- ron las grandes poblaciones de soporte para sitios
VI. El Formativo de Chile 257

Figura 1. Ubicación geográfica de la región Mapuche de estudio


258 VI. El Formativo de Chile

ceremoniales tales como Las Haldas, La Galgada, y destaca que “la información etnohistórica y los efec-
numerosos otros sitios del Período Inicial y del Perío- tos de las epidemias han llevado a muchos observa-
do Precerámico Tardío (Quilter 1991). Inversamente, dores a concluir que las tierras bajas completas estu-
áreas documentadas como sobre-pobladas raramen- vieron densamente pobladas en épocas Precolombi-
te estimularon algo más que simples jefaturas, sin ar- nas... Las estimaciones demográficas que apoyan es-
quitectura monumental, como en partes de Colom- ta visión se han basado en parte sobre la suposición
bia central y en muchas áreas del este de Estados de que el área y la profundidad de los residuos en
Unidos.Esto no niega el rol del crecimiento de la po- los sitios arqueológicos representan una sola ocupa-
blación en algunas áreas, pero sin embargo cuestio- ción de largo plazo (Roosevelt 1980; Lathrap
na su utilidad como un factor causal. 1970:8485). El Amazonas Central ha sido retratado
Cualquiera familiarizado con la distribución de las como el lugar de una continua explosión poblacio-
sociedades formativas tempranas en los Andes,nota- nal, y ‘la lucha por el limitado abasto de tierras de
rá que muchas áreas no tienen datos para substan- cultivo productivas’ ha sido citada como la más im-
ciar la pretensión de una gran presión demográfica, portante, fuerza única en la historia de la cultura
o bien ellas no pasan la prueba.A juzgar por las po- (Lathrap 1977, 1970:20). Estas interpretaciones no
cas prospecciones de sitio disponibles,la presión de- son respaldadas por la evidencia arqueológica reco-
mográfica enfáticamente no existió en todas partes. lectada por los participantes en el Programa Nacio-
Hubo muchos lugares con sólo modestas poblacio- nal de Pesquisas Arqueologicas na Bacia Amazonica
nes, y aún algunas grandes áreas, incluyendo virtual- durante la pasada década”.
mente el norte completo de Chile,que aparentemen- Mas aún,ella plantea que entre otros problemas de
te tuvieron una modesta población. Sería un intere- investigación, los participantes en el programa ar-
sante ejercicio intentar hacer un mapa de densidad queológico brasileño han estudiado la seriación ce-
poblacional para amplias áreas durante las etapas rámica intra sitio para determinar si la variación en
formativas tempranas. Las prospecciones probable- el tamaño del sitio durante la misma fase cerámica
mente mostrarían que la gente estuvo aglutinada en se debe a diferencias en el tamaño y permanencia
ciertas áreas,levemente dispersa en otras,y aun otras del asentamiento, o a diferencias en el número de
áreas estuvieron prácticamente vacías.Me atrevería a episodios de reocupación.Los resultados del progra-
imaginar que en muchos casos los sitios más com- ma sugieren que los grandes sitios se formaron bási-
plejos y más grandes,incluyendo aquellos con arqui- camente por múltiples reocupaciones. La extensión
tectura monumental, no estuvieron correlacionados espacial de cada reocupación involucró sólo una
con las áreas más densamente pobladas.Y aun si hay parte del área total del sitio, y no fue mayor que la
grandes sitios, podemos cuestionar si ellos verdade- ocupada por los modernos grupos de agricultores
ramente representan crecimiento de la población y de tala y roce amazónicos. Meggers concluye “que
presión demográfica o reflejan otros procesos, tales no hay indicio de significativos incrementos en el ta-
como principios de organización social, agrupación maño o permanencia de los asentamientos desde su
social periódica, y redundancia ocupacional en el inserción en el registro arqueológico, cerca del co-
mismo sitio. mienzo de la Era Cristiana”(Meggers 1991:200).Tam-
Este proceso (redundancia ocupacional por lo bién ella concluye que una combinación de factores
mismo grupo) es importante, especialmente en socioculturales, biológicos, climáticos, y geológicos
áreas donde la arquitectura perecedera no se en- impidieron sostenibles ocupaciones de largo plazo y
cuentra preservada,tal como en muchas áreas de las grandes poblaciones en un solo asentamiento. Es
tierras altas o de las tierras bajas tropicales. Betty muy probable que el mismo razonamiento puede
Meggers ya nos ha prevenido acerca de sobre inter- ser aplicado a otras áreas de América.
pretar el rol de la presión demográfica en la dinámi-
ca cultural del Amazonas. EL CASO MAPUCHE: ARQUEOLOGÍA Y
En sus comentarios sobre el uso de los registros ar- ETNOARQUEOLOGÍA
queológicos y etno históricos del Amazonas para es-
timar el tamaño de la población y la densidad de los El crecimiento de la población y la presión de-
asentamientos agrícolas formativos, Meggers (1991) mográfica también han sido invocados para expli-
VI. El Formativo de Chile 259

Figura 2. Patrón de rukas (chozas) intergeneracionales de una familia en el sitio


contemporáneo de Rukalleco.

car el desarrollo de las aldeas agrícolas (e.g., Dille- todos utilizamos la analogía como un punto de
hay 1976) estructuras-montículos, y sociedad com- partida para probar la identificación de la cultura
pleja incipiente entre las sociedades Mapuche material y conducta cultural en el nivel concreto
proto histórica e histórica de Chile sur central (Fig de la identificación del objeto. Los problemas sur-
1), un área donde he estado trabajando intermi- gen cuando la etnoarqueología es utilizada para
tentemente desde hace varios años. explicar amplios sistemas de economía, organiza-
En un intento de evitar potenciales trampas ar- ción política, y estructura demográfica. Cuando
queológicas y para ganar una percepción más cla- existe un enlace histórico y geográfico directo en-
ra dentro de los procesos de formación de los si- tre casos etnográficos y arqueológicos, y entre ob-
tios Mapuches prehispánicos tardíos e históricos, jetos y sus patrones, como en el caso de los Mapu-
fue necesario identificar y estudiar los contextos che, la analogía etnográfica es muy apropiada pa-
etnográficos y arqueológicos en los que las activi- ra proponer que los procesos en el pasado no fue-
dades humanas y/o los artefactos produjeron el re- ron muy cualitativamente diferentes de aquellos
gistro arqueológico doméstico. De una forma u que nosotros observamos hoy día.
otra, todos los arqueólogos tienen que apoyarse Excavaciones limitadas en los sitios arqueológi-
sobre analogías (etnográficas, etnoarqueológicas, cos sugirieron un patrón de material subterráneo
ecológicas, etc.), para proporcionar sugerentes es- similar al que Meggers (l991) describió para el
cenarios, variables, y funciones que ayudan a des- Oriente. Los sitios se caracterizaban por presentar
cribir y explicar pasados fenómenos. Nosotros sa- agrupaciones espaciales discretas de tipos cerámi-
bemos que la premisa básica general de la analo- cos generalmente fechados en el mismo período
gía etnográfica-que la cultura viviente hoy día pue- estilístico, y depósitos culturales poco profundo,
de proporcionar analogías para culturas pasadas superficiales y/o subterráneos (10 a 15cms), gene-
es cuestionable, porque también sabemos que la ralmente esparcidos sobre áreas de aproximada-
cultura cambia a través del tiempo. Sin embargo, mente entre 200 y 500 mts de extensión. Además
260 VI. El Formativo de Chile

Figura 3. Excavación de piso habitacional de ruka 4 (choza) en el sitio de Rukalleco.


Nótese el material cultural enterrado en el piso

de realizar excavaciones relativamente extensas aculturados, representan muchas de aquellas del


en un sitio (Salado) del período Cerámico Tardío, pasado, desplegando el mismo patrón de conduc-
también realizamos mapas, localizamos y excava- ta, y generando casi la misma concomitante agru-
mos porciones de asentamientos históricoetno- pación de artefactos, aunque los artefactos mis-
gráficos (e.g.,Rukalleco) en un intento de estudiar mos pueden ser diferentes. A pesar del proceso de
el tamaño y crecimiento de las localidades ar- aculturación, el pasado permanece fuerte tanto en
queológicas en relación al tamaño de la pobla- la memoria como en la acción cultural y, particu-
ción humana que las produjo. Junto con este tra- larmente, respecto a la vida cotidiana y a la con-
bajo yo entrevisté a los ocupantes, centrándome gregación para rituales públicos (cfr. Faron 1961,
sobre el período de tiempo que ellos habían esta- 1964; Stuchlik 1976, 1979; Dillehay 1990, 1991). Así,
do allí, el número e identidades de las personas mientras existen obvios cambios en la naturaleza
haciendo uso del sitio, los tipos de actividades de- económica y política de la ocupación, la continui-
sarrolladas en éste, y cuando fue posible, la histo- dad cultural desde la población original hasta el
ria de la ocupación de cada lugar. En algunos ca- presente es demostrada. A pesar que debe tenerse
sos los sitios fueron excavados, y los restos recupe- extrema precaución al aplicar la analogía Mapu-
rados se mostraron a los anteriores ocupantes pa- che a otras regiones, la utilidad de los datos y pa-
ra obtener información acerca del uso y el tiempo trones es usada aquí simplemente para demostrar
del lugar.Aquí están, brevemente resumidos, los re- un proceso sociocultural que puede crear un re-
sultados comparativos de estos estudios. gistro arqueológico de numerosos locales domés-
El sitio etnográfico de Rukalleco ha sido conti- ticos, que pueden ser interpretados como un caso
nuamente ocupado desde el siglo pasado. Los des- de alta densidad de población humana.
cendientes lineales de los Mapuches, quienes esta- La superficie de Rukalleco se caracterizaba por
blecieron el sitio, aún viven sobre la colina, locali- una ruka (choza) contemporánea y una ruka cer-
zados actualmente en la “ruka” A (ruka = término cana, y por varios tiestos discontinuamente espar-
que indica casita, choza o cabaña) (Fig 2). Como cidos en una extensión de más de 250 mts a lo lar-
muchas otras sociedades en el mundo, las activi- go de la cima de una colina. La familia que actual-
dades domésticas de los Mapuche parcialmente mente está ocupando la cumbre planteó que sus
VI. El Formativo de Chile 261

Chozas*
Tipos
Cerámico 1 2 3 4 5 TOTAL

A 29 32 0 0 0 61
B 12 13 2 0 0 27
C 15 21 18 27 14 95
D 7 39 53 48 86 233
E 20 45 61 49 72 247
F 6 22 23 81 97 229
G 0 1 5 67 123 193

TOTAL 89 173 162 272 392 1088


*Representa material excavado de 45 m2 en áreas de chozas.

Figura 4. Distribución espacial de tipos de cerámica Mapuche en las rukas inter-generacionales en el sitio
de Rukalleco. Nótese la frecuencia de tipos más antiguos (D-G) y más recientes (A-C) en las rukas
más antiguas (3-5) y recientes (1-2).

Tipos de Cerámica
Chozas

A B C D E F G

Figura 5. Seriación de tipos de cerámico en las rukas inter-generacionales en el sitio de Rukalleco.


Nótese la frecuencia en la seriación de tipos más antiguos (D-G) y más recientes (A-C)
en las rukas más antiguas (3-5) y más recientes (1-2).
262 VI. El Formativo de Chile

Figura. 6. Levantamiento de croquis de vestigios arquitectónicos de chozas excavadas en el sitio arqueológico de Salado.

padres y abuelos habían vivido en el área por más queológicamente entre diferentes generaciones
de 90 años, y que las antiguas casas de sus ances- de ocupación familiar. Si no fuera por los infor-
tros estuvieron en las áreas donde se observaban mantes y la seriación de cerámica, los pisos de las
los tiestos esparcidos.En 1982,nosotros realizamos casas expuestos podrían haber sido fácilmente in-
excavaciones en bloque en estos sitios para com- terpretados como un conjunto de hogares con-
probar cualquier correspondencia entre el mate- temporáneos, si nosotros siguiéramos la técnica y
rial esparcido de superficie y los supuestos pisos práctica arqueológica normal de interpretar un
sepultados de las casas (Fig 3). La Figura 2 muestra conjunto de pisos domésticos como chozas con-
la ubicación de las excavaciones y la exposición temporáneas de un asentamiento. Sin los infor-
de pisos de cuatro agrupaciones de casas (BE), mantes, también pude haber interpretado las dife-
restos culturales asociados y los moldes de los rencias de frecuencia en los tipos de artefactos en-
postes, en relación a la ruka actual (A). tre las estructuras de las casas como indicadores
Los descubrimientos de este trabajo revelaron de diferentes tareas económicas realizadas por di-
que existía poca variación en la forma, tamaño, y ferentes familias. Sin embargo, sabiendo que el si-
contenido de los artefactos encontrados sobre los tio fue ocupado por la misma familia durante un
pisos de las casas. La diferencia estratigráfica entre período de un siglo más o menos, fue posible co-
los pisos de las casas más antiguas y las construi- rrelacionar otros patrones a la sola redundancia
das más recientemente fue sólo de 10 a 15 cm, y ocupacional familiar en el sitio.
ésta diferencia se encontró a través de una super- Esto es, los datos de seriación sugirieron un pa-
ficie de uso sepultada y ondulante. Se detectaron trón espacial este a oeste en la frecuencia de ocu-
diferencias temporales casi exclusivamente por el rrencia de los tipos cerámicos y de botellas de vi-
análisis de seriación de la cerámica a través del si- drio. Es decir, los materiales más antiguos fueron
tio (Figs 4 y 5). Este análisis sugirió frecuencias do- recuperados en la primera ruka en el extremo es-
mésticas diferentes de varios tipos de cerámica, te límite del sitio, donde la primera ruka, de acuer-
botellas de vidrio, y restos misceláneos los que do a la información, fue construida en algún mo-
pertenecieron a diferentes décadas del siglo pasa- mento alrededor del comienzo de este siglo. Pro-
do. Los depósitos superficiales y de una escala de gresivamente, los estilos cerámicos y botellas más
corto tiempo hicieron muy difícil distinguir ar- nuevas estaban asociados secuencialmente con la
VI. El Formativo de Chile 263

Chozas*
Tipos
Cerámico 1 2 3 4 TOTAL

A 127 103 99 86 415


B 93 76 44 21 234
C 86 239 123 77 525
D 17 26 81 69 193
E 186 97 73 41 397
F 19 26 38 53 136
G 74 111 64 31 280
H 11 43 93 67 214
I 0 4 19 16 39
J 3 6 69 119 197
K 0 0 12 20 32

TOTAL 616 731 715 600 2662

*Representa material excavado de 62 m2 en áreas de chozas.

Figura 7. Distribución espacial de tipos de cerámica arqueológica en rukas (chozas)


históricas y prehistóricas en el sitio de Salado. Nótese la frecuencia espacial de los
tipos más antiguos (F-K), a más recientes (A-E) de ruka 4 a ruka 1.

Tipos de Cerámica
Chozas

A B C D E F G H I J K

Figura 8. Seriación de tipos de cerámica en las rukas excavadas en Salado. Nótese la frecuencia de
la seriación de tipos de cerámica más antiguas (F-K) a más recientes (A-E) en rukas 4 a la 1.
264 VI. El Formativo de Chile

línea de las rukas más recientes localizadas más 2.000 a 2.500 individuos viviendo en estos sitios,
hacia el oeste, donde la ruka moderna actualmen- cuando en realidad allí pueden haber existido só-
te está ubicada. Es altamente dudoso que ésta fre- lo de 5 a 6 familias, y 200 a 250 individuos. El com-
cuencia en el patrón de dirección espacial pudie- prender esto y otros factores productores de sitios
ra existir en un asentamiento constituido por ho- aldeanos o de una gran familia, es muy importan-
gares familiares colindantes. Quizás lo más intere- te para las estimaciones demográficas, y para in-
sante fue el descubrimiento de una dirección es- terpretar procesos sociales locales.
pacial similar para los tipos cerámicos seriados en No es mi deseo detenerme demasiado sobre es-
el sitio arqueológico Salado, excavado en 1985, te asunto, pero estoy cada vez más convencido de
que sugiere que éste también fue formado proba- que nosotros podemos estar sobrestimando los ta-
blemente por una sola familia (o pocas familias) maños de pasadas poblaciones en algunas áreas
que periódicamente construían nuevas rukas a lo por una lectura incierta de la extensión espacial y
largo de la misma cima (Fig 6). Esto es, se encuen- la estructura interna de los sitios. Esto no significa
tra un patrón horizontal de seriación entre las ru- negar la ocurrencia de un incremento en el tama-
kas de la zona este, hacia la zona oeste. A pesar ño y densidad de la población en algunas áreas o
que el registro arqueológico contiene mas tipos de sitios (e.g., Real Alto en Ecuador o los sitios prece-
cerámica y que la del patrón espacial de ellos, no rámicos grandes de la costa del Perú), pero segura-
son tan claros como en el caso etnográfico,se pue- mente hubieron ciertos momentos y lugares cuán-
de ver la dirección y orientación de casa a casa. do y dónde esto ocurrió. Sin embargo, un sitio de
Me imagino que el mismo patrón puede existir pa- gran tamaño y el aumento de la población pue-
ra un grupo más grande. den ser explicados por otros factores que periódi-
En breve, la evidencia Mapuche puede sugerir camente movilizaron y fusionaron familias para
que la redundancia espacial o el aumento de la formar pequeños y grandes sitios dentro de un sis-
reocupación pueden ser un factor clave en la crea- tema de asentamiento.
ción de extensas, y a menudo sobrepuestas, con- Ahora, ¿qué tiene que ver todo esto con la apari-
centraciones de restos culturales. Los sitios consti- ción de jefaturas formativas y centros ceremonia-
tuídos de palimpsestos de episodios de reocupa- les? Permítame contestar esto llamando la aten-
ción de una sola familia (o pocas familias) pue- ción a la presencia de lugares ceremoniales y
den ser justamente tan extensos y complejos co- montículos de tierra proto-Mapuche y Mapuche,
mo los grandes sitios aldeanos,y ellos pueden y no cuya organización espacial fue un reflejo diagra-
pueden tener áreas de actividad separadas clara- mático de la organización del grupo de parentes-
mente, representativas de cada episodio de uso. co doméstico y los roles en el interior de las jefa-
Partiendo de esto, podemos especular que, en una turas (Dillehay 1990). Al respecto podemos pre-
escala regional, numerosas familias practicando guntarnos si grandes poblaciones de soporte cons-
redundancia ocupacional en numerosos sitios truyen estos elementos ceremoniales, o si una
pueden producir lo que puede aparecer como un cambiante actividad organizacional significa algo
denso sistema de asentamiento, caracterizado por para ellos, al igual que su densidad y tamaño dife-
numerosos grandes sitios, los que a su vez pueden rencial.
ser vistos como un indicador de crecimiento de la En otra parte he argumentado que una particu-
población y densidad, cuando de hecho no lo es. lar coincidencia de condiciones sociales internas
Puedo imaginar hipotéticamente el descubrimien- se encuentra detrás de la construcción de montí-
to de 100 grandes sitios arqueológicos, cada una culos de tierra y el aumento de población entre
de los cuales fueron ocupados por una sola fami- los Mapuche. Basándome en entrevistas etnográfi-
lia o pocas familias; y que, por ej., se caractericen cas, y en evidencia arqueológica y etnohistórica,
por extensos esparcimiento de tiestos, cada uno yo concluía que “como un resultado de (la regula-
de los cuales es interpretado como un hogar dis- ción estratégica de los matrimonios externos) un
creto o áreas de actividad. Basándonos sobre estas mayor número de parientes afines y no afines son
figuras, podríamos llegar a estimar una densa po- sumados a los grupos locales, llevando posible-
blación de entre 500 a 600 familias, y de entre mente a la erosión de la autoridad de la jefatura
VI. El Formativo de Chile 265

local, y forzando a los linajes a validar los recla- cialmente como reacciones políticas contra los re-
mos sobre los derechos de uso de la tierra. Los re- clamos y amenazas potenciales de nuevos inmi-
clamos del linaje son legitimizados en la forma si- grantes o grupos vecinos en expansión.
guiente: 1) por referencias a una ocupación de De este modo, el hecho fue la mezcla de diferen-
largo plazo en un área particular; 2) por demarcar tes poblaciones de Araucanos, locales y no loca-
territorios con arquitectura del linaje (e.g. montí- les, sedentarizadas y cerradas en torno a relacio-
culos,“earthworks”, estatuas de madera, y otras fi- nes inter-matrimoniales, lo que yo creo que llevó a
guras); y 3) por transformar los jefes de ancestros estrategias político-religiosas diseñadas para miti-
del linaje local a ancestros regionales especiales” gar el conflicto social durante el período histórico
(Dillehay 1990:234-235). En otra parte he argumen- y para preservar los derechos tradicionales de los
tado que no hay evidencia de una correlación se- grupos corporativos locales en el lugar. Las estruc-
gura entre escasez de tierra, tierra agrícola básica, turas-montículos y el aumento de la población
y construcción monumental en la sociedad Mapu- ocurrieron en un momento histórico de una pro-
che tradicional. De hecho, muchos grandes valles bable reducción poblacional, no de incremento
fértiles están vacíos de montículos, y aun algunas y/o nucleación de población, debido al aumento
agrupaciones de montículos existen en áreas mar- del contacto con las enfermedades europeas y de-
ginales desde un punto de vista agrícola (Dillehay bido a la guerra. Los Mapuches construyeron mon-
1990:239). En Chile surcentral, los más grandes si- tículos de tierra y tuvieron lugares ceremoniales
tios de montículos (o complejos de sitios) apare- públicos cuya organización espacial fue un reflejo
cieron no en los valles de los ríos Toltén y Cautín, dual de la organización de los grupos de parentes-
históricamente documentados como sobrepobla- co entre múltiples jefaturas vecinas en el nivel de
dos, sino más bien en los cercanos ríos laterales y linajes, las que se fueron dividiendo y fusionando
precordilleranos, los cuales, relativamente hablan- durante épocas de conflicto interno y guerra ex-
do, tuvieron poblaciones pequeñas a moderadas. terna.
De este modo, la ocurrencia de agrupaciones de
montículos protohistóricos y históricos en el terri- CONCLUSIÓN
torio Mapuche, marcando sucesión dentro de gru-
pos principales de parentesco particulares, conlle- Aunque actualmente faltan datos para muchas
va poca relación con áreas mostrando evidencia áreas de los Andes, es posible que patrones de
de largo plazo de alta densidad poblacional. asentamiento y procesos sociales semejantes a
Para terminar con este caso, los períodos proto- aquellos del área Mapuche, ocurrieron en otras
Mapuche y Mapuche de estructuras-montículos es- áreas de los Andes y en el Oriente.Asumiendo lue-
tán históricamente asociados con la emergencia go,por el momento,que la presión demográfica no
de agricultura de aldeas, pero no necesariamente fue un impulso primario en algunas de estas áreas,
con incremento de la población. La imposición de como Meggers lo ha demostrado convincente-
un modo de vida sedentario probablemente requi- mente para algunas áreas de Amazonas. Entonces
rió nuevos modos de interacción socioeconómica ¿qué es lo que cuenta para la presencia periódica
entre los grupos de parentesco corporados basa- o aumento de algunos grandes asentamientos y el
dos en la horticultura, y a éstos puede haberles lle- surgimiento de jefaturas formativas incipientes?
vado tiempo para evolucionar al punto de efectivi- Sobre la base de la evidencia anterior, uno tendría
dad. Aun cuando un cambio a una agricultura de que presumir que estas áreas fueron fuertemente
aldea puede haber mitigado las presiones demo- colonizadas con nuevos asentamientos (desde
gráficas inmediatas, si nosotros elegimos invocar áreas cercanas más densamente pobladas), o que
este factor causal, la presión social y el estableci- principios cambiantes de organización social
miento de alianzas todavía podrían haber existido. (p.ej., aumento de ocupación redundante o de nu-
Más aún, grupos de jefatura, subsumidos dentro de clearización de la población) fueron fuentes de
los grupos de parentesco local,con montículos co- aumento de la población en grandes sitios, inclu-
mo el enfático indicador monumental de su dere- yendo lugares ceremoniales, los cuales no necesa-
cho a gobernar en un área dada, son vistos esen- riamente significa un aumento de la población. Es-
266 VI. El Formativo de Chile

tos procesos sociales pueden ser algo diferente necesidad de resolver su distribución social de
que el crecimiento in situ de poblaciones pre-jefa- formas duales u otras formas dentro de territorios
turas locales en expansión. Por ejemplo, es posible ceremoniales específicos, dando como resultado
que procesos sociales tales como lazos inter-matri- una arquitectura ceremonial que refleja, si no im-
moniales entre poblaciones locales y entre pobla- pone, roles simétricos y asimétricos entre los gru-
ciones regionales vecinas fueran importantes con- pos sociales. Como lo muestra el registro arqueoló-
ductos para el movimiento de la población en al- gico, no todas las sociedades hicieron esto. La pre-
gunas sociedades-jefaturas. Este escenario es espe- gunta es: ¿por qué? Si estoy en lo correcto, ustedes
culativo, pero tal vez no más que el de cualquiera percibirán que una posible respuesta parcial tiene
otro, y en el proceso esto puede llevarnos a pensar que ver con una altamente localizada resolución
acerca de algunas de las implicaciones sociales de conflictos en un territorio social caracterizado
de mover o acomodar gente a través de un territo- por relaciones rápidamente cambiantes, incluyen-
rio y crear los programas de investigación para es- do reglas de inter-matrimonio y intercambio de pro-
tudiarlos. ductos entre grupos locales y no locales. En las so-
Por supuesto, no hay necesidad de insistir en ciedades-estado desarrolladas, estos tipos de pro-
que algo de esto haya existido. Debido a mi traba- blemas fueron resueltos muy a menudo mediante
jo arqueológico y etnoarqueológico de largo tiem- ejércitos y leyes. En las sociedades con jefaturas lo-
po con los Mapuche, y a mi investigación arqueo- cales en competencia, éste fue un problema de or-
lógica en sociedades formativas tempranas en va- denar reglas de residencia local entre grupos se-
rias áreas de los Andes y en el Este de los Estados dentarios por vía del acceso a áreas y la regulación
Unidos, yo, como Alberto Rex González, he llegado de las relaciones inter-matrimoniales y económi-
a estar cada vez más interesado en aquellos casos cas, y seguramente mediante muchos otros proce-
donde las sociedades evidentemente tuvieron la sos, incluyendo la presión demográfica.
VI. El Formativo de Chile 267

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VII

EL FORMATIVO
DE BOLIVIA
VII. El Formativo de Bolivia 271

DESARROLLO TEMPRANO DE LA AGRICULTURA DE CAM-


POS ELEVADOS EN LOS LLANOS DE MOXOS,
DEPTO. DE BENI, BOLIVIA.

Marcos R. Michel López

Introducción Los beneficios obtenidos estimulan a los campe-


sinos migrantes a retornar a su tierra.
Hoy en día las regiones inundables en Bolivia son Los camellones prehispánicos en Bolivia mere-
usadas para la ganadería en época seca y en míni- cieron atención ya en la década del 60 por geógra-
ma escala para la agricultura. Es el caso de las lla- fos que accidentalmente descubrieron las huellas
nuras benianas en las que los cultivos se realizan en de sus rasgos, lamentablemente su estudio se pos-
bosques de galería e islas de bosque mediante el tergó.
sistema de roza y quema, produciendo humaredas La presente síntesis pretende una aproximación
que llegan a cubrir el Altiplano,más el grave peligro general al desarrollo y antigüedad de los campos
de la desertificación de los actuales pulmones de la elevados en América del Sur y en el Depto. de Beni
humanidad, los bosques. en particular, con el objetivo de mostrar que dicha
En el Altiplano boliviano-peruano las tierras inun- técnica se presentó desde tiempos tempranos en la
dables han sido consideradas marginales, la siem- región Oriental de Bolivia, fue experimentada du-
bra se efectúa en laderas de los cerros y cualquier rante cientos de años por poblaciones organizadas
otro tipo de agricultura implica el uso de químicos, que lograron perfeccionarlos, lo que nos lleva a re-
arado mecánico y poca mano de obra, vinculados flexionar sobre su estudio intensivo antes de plan-
al fracaso de la “revolución verde”. tear un programa de rehabilitación de la técnica a
Efectos importantes de la tecnología de camello- gran escala.
nes han sido descritos en las márgenes del lago Ti-
ticaca, los canales de camellones con un determi- Camellones prehispánicos en Sudamérica.
nado nivel de agua proporcionan calor durante las
noches y en épocas de helada, refractan la energía Las primeras investigaciones en el continente se
calorífica acumulada en el día, también sirven co- realizaron en el Depto. de Beni, Bolivia. El año 1961
mo acumuladores de agua para la época seca y se identificaron mediante fotografías aéreas de
brindan el medio ambiente adecuado para la prác- prospecciones petrolíferas, una serie de largas y pe-
tica de acuicultura. En el fondo de los canales por queñas zanjas paralelas que podían haber sido he-
proceso de sedimentación se acumulan nutrientes, chas por el hombre (Denevan 1970:2).
producto de la descomposición de aportes de la vi- Posteriores estudios dieron mayores ideas sobre
da acuática generada, (reptiles, insectos, aves y el problema indagado, se efectuó una apreciación
plantas).Durante la época seca se extrae el lodo de general del número de camellones, distribución, si-
los canales y se coloca en la parte superior de los tuación ecológica, funciones y su asociación con
campos elevados, siendo este un abono nutriente otras obras construidas en tierra,como ser mounds,
que puede usarse cíclicamente en diferentes tem- terraplenes, canales, etc.
poradas, como posiblemente se hizo durante cien- Más tarde se encontraron vestigios impresionan-
tos de años y lo más importante,la producción agrí- tes de campos elevados en sabanas tropicales suje-
cola se incrementa en cantidades considerables. tas a inundaciones y en regiones de altiplano.
272 VII. El Formativo de Bolivia

Dichos restos se ubicaron en diferentes regiones de Camellones en el Altiplano peruano-boliviano.


América : en San Jorge y en algunos lugares de la Sa-
bana de Bogotá,Colombia (Parsons y Bowen 1966,Par- Circundando la cuenca del lago Titicaca se pre-
sons 1966;Eidt 1959,Broadbent 1968),en los Llanos del senta una amplia extensión de camellones de
Orinoco (Denevan y Zucchi 1978), Guayaquil en la aproximadamente 82.000 Has., mayores a las
cuenca de Guayas,Ecuador (Parsons 1969) y los cam- 32.320 Has. de la llanura aluvial de San Jorge en
pos más extensos en las márgenes del lago Titicaca en Colombia (Denevan y otros 1981:28). Los diferen-
el Altiplano peruano-boliviano (Denevan, Smith y Ha- tes tipos de estos camellones y sus funciones fue-
milton 1981). ron estudiados en forma amplia por Denevan y
En las tierras altas de México se conocían las Chi- otros (1981), y en detalle en algunas regiones por
nampas,jardines de cultivo construidos en áreas rec- Erickson (1980) y Kolata (1989).
tangulares,elevados encima del nivel del agua en la- Sus principales tipos son: Damero abierto, patrón
gos poco profundos, similares a los camellones pero irregular represado, patrón fluvial, patrones lineales
diferentes en la cantidad de agua que las sustentan. y patrón escalera,todos responden a características
Se encuentran diseminadas en el valle de México, ambientales específicas y se pueden encontrar en
(Parsons 1991), ligadas a la tradición Azteca, su uso diferentes regiones.
ha sido continuo desde antes de la llegada de los es- Las funciones que cumplieron los camellones
pañoles, habiendo sido las más estudiadas hasta el fueron inferidas a partir de investigaciones en
momento (Gómez-Pompa y otros 1982). Chinampas y las desarrolladas en los campos ele-
Algunos grupos de Chinampas abandonadas se vados que todavía están usándose en el Viejo
parecen en el tamaño y la forma a los camellones de Mundo (Denevan y Turner II 1974). Dichas funcio-
Sudamérica, además las Chinampas en uso aportan nes fueron luego probadas a partir de las experi-
datos valiosos para las experimentaciones en came- mentaciones de Erickson y Garaycochea en las
llones prehispánicos. pampas de Huata en Puno. Se investigaron las
modificaciones micro-climáticas que permitían
Antigüedad de los camellones en S. América. elevar la temperatura encima de los camellones,
fenómeno que protegía a los cultivos de las hela-
Los datos existentes sobre la antigüedad de los das extendiendo la estación de crecimiento. Me-
camellones en S. América todavía son escasos, en diante la retención de agua se ampliaba el nivel
base a la fechas de C-14 obtenidas se sugiere que de humedad para irrigar los campos en períodos
corresponden a un largo período entre aproxima- secos, así también, se daba paso a una mayor y
damente el 300 a.C y el 1550 d.C. mejor formación de nutrientes vegetales en los se-
Las fechas tentativas de momento indican una dimentos de los canales y otros (Erickson y otros
antigüedad de 1200 a 1400 d.C en Barinas,Venezue- 1991 a y b; Garaycochea 1986).
la (Zucchi y Denevan 1979:72), 1250 d.C para la
cuenca del lago San Pablo en Ecuador (Knapp y Antigüedad y desarrollo de los camellones en
Ryder 1983); 600 a 700 d.C para la cuenca de Gua- el Altiplano.
yas en Ecuador (Denevan, Mathewson y Whiten
1985); 1200 a 1500 d.C para la región de San Jorge Erickson en el Altiplano puneño, obtuvo una cro-
en Colombia (Parsons 1978: 123) o posiblemente nología absoluta para campos de cultivo y otros aso-
100 a 700 d.C (Plazas y Falcheti 1981:59). ciados,entre el 1000 a.C y el 400 d.C y fechas más tar-
En general, las fechas más antiguas se obtuvieron días 1000 d.C. Dos “mounds” habitacionales asocia-
de los pisos inferiores a los campos de cultivo, de dos a campos de cultivo en camellones fueron exca-
590 a 2000 a.C en la cuenca del río Guayas (Parsons vados, presentándose en ellos una serie de ocupa-
1969; Denevan y Mathewson 1983 : 167). ciones culturales, desde contextos Qaluyo hasta
Los datos para S. América parecen indicar una asentamientos Pucará e incluso material cultural de
aparición tardía de la técnica, aproximadamente el los Señoríos Regionales Altiplánicos. Seis muestras
500 al 1200 d.C, sin descontar que los campos más de cerámica de canales y camellones obtenidas me-
antiguos pueden estar todavía bajo sedimentos diante excavación fueron fechadas por el método de
(Guiesso 1989:13-14). la termoluminiscencia, correlacionándose su anti-
VII. El Formativo de Bolivia 273

güedad con las muestras de C-14 obtenidas en los Dougherty y Calandra 1984).
“mounds”(Erickson y otros 1991). Los principales ríos de la cuenca del Beni son: el
La interpretación de este trabajo apunta a ligar el Itenez o Guaporé, el Mamoré, el Beni y el Madre de
crecimiento de las culturas Pucará y Tiwanacu con Dios, todos confluyen en el Madera.
el cultivo y explotación de camellones, una vez que En época de lluvias se producen inundaciones,
Pucará habría abandonado los camellones, Tiwana- aproximadamente desde el mes de enero,son causa-
cu tomaría la técnica y la desarrollaría hasta llegar a das por el desborde de los ríos afluentes del Madera,
ser con este sistema una “alta cultura”. que rebasan sus cauces debido a las precipitaciones
Las fechas de C-14 obtenidas para los camellones pluviales en la Cordillera. La inundación llega a du-
de Pampa Koani en el lado boliviano del lago, pare- rar de pocas semanas a varios meses dependiendo
cen validar esta hipótesis, ya que presentan corres- de la cantidad y de las lluvias en las zonas altas, la
pondencia con las épocas IV y V de Tiwanacu,(Kola- época seca puede ser extrema iniciándose por lo ge-
ta 1989:173) con la posibilidad de su uso en la épo- neral en junio con la posibilidad de permanecer sie-
ca III,todavía no comprobado. El uso limitado de los te meses (Denevan 1980:18).
camellones por los Señoríos Regionales hasta la do- Dentro de condiciones climáticas adversas, los lla-
minación Inka continuó en Huanta, una correlación nos de Moxos fueron poblados desde tiempos tem-
del uso de ésta técnica en dicho período todavía no pranos,diferentes estrategias para enfrentar los perío-
ha sido estudiado en la parte boliviana. dos secos y de inundación fueron desarrolladas, se
El aprovechamiento y abandono de los campos construyeron sectores elevados para ser habitados o
elevados por diferentes culturas, en diferentes tiem- se adoptaron áreas de altura con el mismo fin, se
pos, estaría relacionado según Erickson a factores construyeron terraplenes de tierra con canales para
medio ambientales (Erickson y otros 1991). el transporte, comunicación y para el funcionamien-
Existen algunas propuestas para vincular un posi- to de complejos sistemas de irrigación y represa-
ble origen de los camellones del altiplano con la cul- miento de agua.
tura Chiripa (Rivera 1989),de las orillas lacustres,co-
rrespondiente al formativo de Bolivia,o de relacionar Camellones prehispánicos en el Beni.
los campos de camellones con la cultura Arawak
que en tiempos anteriores a las “altas culturas”habría Diferentes rasgos arqueológicos han sido estudiados
migrado desde la selva al altiplano portando la tradi- en el Depto.de Beni,en particular las lomas de asenta-
ción de cultivo en campos elevados (Bouyse 1991 mientos humanos prehispánicos (Dougherty y Calan-
comunicación personal). dra 1981-1985; Bustos 1978 principalmente).
Menos atención han recibido los camellones, que
Llanuras inundables del Beni (Mapa No. 1). aunque se encuentran asociados a las lomas sola-
mente fueron descritos (Michel 1990).
Se encuentran en la fracción nordeste de Bolivia y Las lomas varían en tamaño y pueden tener de 3 a
están conformadas por grandes sabanas inundables, 16 m. de altura y 300 m. de longitud, existen diferen-
(50%) bosques de galería o ribereños (30%) y saba- tes opiniones sobre si son artificiales (Dougherty y
nas de matorral y palmera (30%) (Denevan 1980:33). Calandra 1984-1985 y Erickson 1980). Se pueden ob-
Los Llanos están rodeados por un cordón de selva servar también islas artificiales de entre 1 y 2 m. de
densa, denominado Hyalea Amazónica, que envuel- altura y más de 50 m. de longitud (Denevan
ve la parte norte,parcialmente el este y el oeste,don- 1980:118; Erickson y otros 1991a:25).
de se confunde con los Yungas (Dougherty y Calan- Los rasgos más notables son los terraplenes artifi-
dra 1984-1985:40). ciales que se encuentran en todos los llanos,son una
La región es una especie de gigantesca “Bandeja especie de carreteras de tierra elevada,se construye-
sedimentaria”, entre la Cordillera oriental al Oeste y ron a través de terreno bajo,fueron conocidas por los
afloraciones del escudo brasilero al este. jesuitas y exploradores, siendo objeto de un estudio
Los ríos que fluyen desde la Cordillera Oriental de- descriptivo hecho por Denevan, basado principal-
jan sus sedimentos en las pampas,compuestos de ar- mente en fotografías aéreas (Denevan 1980:31).
cillas compactas e impermeables (Denevan 1980:33; Los terraplenes presentan, en su mayoría, cana-
274 VII. El Formativo de Bolivia

Mapa 1. Bolivia y mapa físico del Departamento del Beni, con la ubicación del área estudiada.
VII. El Formativo de Bolivia 275

les a los lados, en forma paralela, se trata de cons- Existiría una diferenciación con el sector Este
trucciones para el control de niveles de agua de del Mamoré donde se detectó un incremento en el
una compleja tecnología, es por ello que también movimiento de tierra entre 1000 y 1100 d.C, la
se encuentran asociados a ellos una serie de came- construcción de los “mounds” se habría llevado a
llones (Erickson y otros 1991:63), o en algunos ca- cabo entre el 600 y 900 d.C. y 1000 al 1100 d.C. en
sos se encuentran terraplenes formando grandes di- la Loma alta de Casarabe.
ques de represamiento y control de agua (Michel Aunque los indicios del cultivo del maíz se pre-
en preparación).No se puede descartar la hipótesis sentan en huellas de marcas de maíz en los tiestos
de que sirvieron también para el transporte en épo- de cerámica datada el 300 d.C fecha que podría
cas secas y de lluvias (Denevan y otros 1981:131). estar ligada al cultivo de camellones, Guiesso no
Los camellones prehispánicos del Beni presen- afirma una mayor antigüedad y los sitúa cronoló-
tan diferentes formas, como ser: campos drenados gicamente entre el 500 y 1000 d.C,arguye que cam-
lineales, campos elevados, campos de camellones, pos elevados de mayor antigüedad pueden estar
campos zanjados, campos loma y campos parrilla cubiertos por sedimentos.
(Denevan 1980:144-150) y su estudio arqueológico Los contextos tempranos fechados por la Misión
comienza en la década del 90. argentina presentan una antigüedad 200 a 300 d.C
pero son huellas de permanencias breves, en todo
Antigüedad de los camellones en el Beni. caso se sugiere que la técnica de campos elevados
pudo ser el producto de una invención aislada en
La mayoría de los trabajos sobre camellones han respuesta a situaciones como la presión demográ-
sido descripciones basadas en estudios de fotogra- fica (Guiesso 1989:14-15).
fías aéreas e interpretaciones de ellas (Denevan En el mes de julio de 1990, se efectuaron tra-
1980, Dougherty y Calandra 1984:172-182). bajos arqueológicos en los llanos de Moxos
Existe una relación comparativa que puede dentro de los marcos del “Proyecto Agro-arqueo-
acercarse más a la interpretación del proceso de lógico Integral Beni” que dirige C. Erickson de la
desarrollo de la agricultura de campos elevados Universidad de Pennsylvania, E.E.U.U. y tiene la
en el Beni. Guiesso, (1989) haciendo un segui- co-dirección del arqueólogo J. Estevez del Insti-
miento exhaustivo de la arqueología de camello- tuto Nacional de Arqueología de Bolivia, partici-
nes y de contextos asociados en el Beni presenta paron como arqueólogos de campo W.Winkler y
un análisis enfocado en forma correcta para este M. Michel de la Universidad Mayor de San An-
problema. drés de La Paz.
Reconoce una cronología comparativa muy im- En esa oportunidad se efectuaron labores de
portante: campo que comprendieron:
Para la región de los llanos centrales de Moxos - Prospección arqueológica de la región de San
identifica dos sitios con una secuencia ocupacio- Carlos al sur de Trinidad.
nal larga; Loma Kiusiu 550 - 1200 d.C de la que su- - Reconocimiento aéreo de las estructuras agrí-
giere, en base a los datos de excavación, una masi- colas entre las ciudades de Trinidad y San Borja.
va remoción de sedimentos y Loma Mary con una - Prospección y excavación de camellones pre-
secuencia de 245 a 1310 d.C, existe una interrup- hispánicos en la Estancia “El Villar”, e inicio de la
ción entre el 590 y 980 d.C la misma se interpreta construcción de camellones experimenta-
como una fase de aumento de tierra en la cons- les(Erickson y otros 1991).
trucción de la loma en forma deliberada, que po- Posteriormente en el mes de septiembre se efec-
dría ser directamente relacionada con la construc- tuó la construcción de camellones experimentales
ción de camellones (Guiesso 1989:5). en la Estación Biológica del Beni (Michel 1990).
Las ocupaciones iniciales muestran pequeños Las excavaciones efectuadas en el sitio “El Vi-
lentes de ceniza, basura y tiestos cubiertos por se- llar”,a 50 Km.al Oeste de San Borja arrojaron resul-
dimentos estériles que hoy en día estarían por de- tados preliminares muy interesantes, se colectaron
bajo del nivel de inundación. muestras de carbón, tierra y polen de 5 trincheras
(Mapa No. 2).
276 VII. El Formativo de Bolivia

Mapa 2. Sitio arqueológico “El Villar”, Departamento Beni, Provincia Yacuma.


Referencias: t, terraplenes canales; C, camellones canales; T, trinchera excavada.
VII. El Formativo de Bolivia 277

LAMINA 3.
CAMPOS ELEVADOS Y CANALES. Unidad 2, 3, 4, perfil Este.

MUESTRAS RADIOCARBÓNICAS. La Muestra T-2-58, con fecha del 840 aC ±170 años, es una muestra
de carbón de la parte superior del Estrato F (6), inmediatamente bajo del piso de vivienda de Estrado
E(5) de la trinchera No. 2. Esta muestra es de antes de la construcción de las camellones y canales, pro-
bablemente de muchos años. La muestra T-4-30 tiene una fecha de 490 aC ±70 años. El análisis fue he-
cho en base a carbón y suelo (“Bulk soil”) de muestras T-4-29,T-4-30,T-4-31 de la misma ubicación. Ras-
go No. 2 en la trinchera 4. Rasgo No. 2 es un pozo de aproximadamente 2-30 cm. en diámetro excavado
desde Estrato E(5) entre Estrato J (subsuelo) a una profundidad de 40-50 cm. El relleno del pozo tiene
mucho más materia orgánica que el subsuelo alrededor del rasgo y tiene fragmentos de cerámica, arci-
lla quemada, y carbón. El canal fue excavado sobre este pozo años después cortando la parte superior
del pozo. Este pozo podía ser un pozo de poste de una estructura de madera, después rellenado con
materia del basural. Esta muestra es de antes de la construcción de los camellones y los canales. La
muestra T-4-34 tiene una fecha de 1150 dC ±70 años. Esta muestra, de análisis de suelo (“Bulk Soil”), es
de la parte inferior del estrato medio (Estrato H(8)), el relleno de sedimentos del canal. Este sedimento
es resultado de la acumulación natural producida por la erosión de los camellones, acumulación de
materia orgánica en los canales (plantas acuáticas, pastos, etc.). Estos eventos probablemente ocurrie-
ron después del abandono de los camellones y canales como campos de cultivo. Los canales probable-
mente fueron rellenados con un proceso muy gradual (una acumulación de 35 cm. de sedimentos en
800 años o 0.0438 cm/año). Esta fecha proveerá una estimación de que los canales tienen por lo menos
800 años (“mean residence time”). La construcción, el uso y el abandono de los camellones y canales
fue antes de esa fecha. El uso del sistema agrícola probablemente fue de muchos años antes porque la
muestra viene de la parte media del relleno del canal, no del fondo.

(Tomado de Erickson y otros 1991b)


278 VII. El Formativo de Bolivia

Foto 1. Sistema de Diques de represamiento de aguas, con camellones al interior


(Estancia la “Vibora”), a 9 km al Oeste de San Ignacio de Moxos.

Las muestras de carbón fueron fechadas en el la- y 4 mostraron que los camellones fueron construi-
boratorio Beta Analitic Inc., y el análisis general de dos y utilizados durante aproximadamente 800
la correlación de estratos y fechas fue realizado por años, los estratos A, B, C, D representan una serie de
Erickson (1991 a). acumulación de tierra de los canales en la loma de
Las fechas radio-carbónicas se presentaron con los camellones en diferentes épocas.
una desviación Standard de 1 y 2 sigma, de todas El relleno del canal muestra también una historia
formas se realizó una interpretación general de las larga de sedimentación y erosión, existen varias
excavaciones. épocas y rapidez en la sedimentación, creándose
Las fechas presentan una alta posibilidad de ser estratos distintos.
correctas, tienen consistencia y se relacionan en se- Después de su abandono los canales se llenaron
cuencia correcta con la estratigrafía de las trinche- de sedimentos (Erickson y otros 1991a:50-51).
ras (ibídem 3). Durante la última época seca, entre los meses de
Para el tema que nos ocupa describiremos la ex- septiembre a octubre de 1991, se efectuaron labores
cavación de las trincheras 2,3 y 4 trabajadas por de prospección arqueológica en la región de San
Erickson, Estevez y Michel (Lám. 3). Ignacio de Moxos en los llanos centrales del Beni,
El primer estrato fue identificado como un piso entre las lagunas Isirere y Mausa, como 1era. Fase
de vivienda, ocupación “E”, de duración larga o va- del “Proyecto de Prospección arqueológica de San
rias ocupaciones cortas, la parte inferior del estrato Ignacio de Moxos”, en esta ocasión se registraron
tiene una fecha de aproximadamente 840 a.C y la sistemas complejos de cultivo entre ellos: grandes
superior de 120 a.C. diques de contención de agua con camellones al
Los camellones y canales parecen corresponder interior, conformados por terraplenes que se cruzan
a un período posterior al 120 a.C, en el que se cons- entre sí (Foto 1), una especie de “cocha” de represa-
truyeron sobre el primer estrato de ocupación hu- miento y drenaje de agua casi similar a los sistemas
mana. descritos por F. Ochoa y W. Rosas al norte del lago Ti-
Los camellones son prehispánicos y de bastante ticaca (Foto 2) y otros que implicarían el desvío del
edad. curso de las aguas de los ríos para la inundación de
Las excavaciones realizadas en las trincheras 2,3 campos de camellones.
VII. El Formativo de Bolivia 279

Foto 2. Sistema de Camellones y de represamiento de agua en forma “Cocha” (Estancia la “Vibora”),


a 10 km. al Oeste de San Ignacio de Moxos.
280 VII. El Formativo de Bolivia

Todos estos sistemas serán descritos en forma crecimiento y desarrollo de esta forma de agricul-
amplia en una síntesis que incluirá interpretacio- tura intensiva (Boserup tomado de Denevan
nes preliminares del uso de estos sofisticados sis- 1970).
temas (Michel en preparación), que posiblemente Aunque de momento la mayoría de las investiga-
correspondieran a una última etapa de control y ciones en base a fotografías aéreas nos han permi-
manejo de aguas de las culturas del Beni. tido interpretar el fenómeno de uso y extensión de
los campos de cultivo en camellones en forma ma-
CONCLUSIONES cro, solamente labores intensivas de trabajo de
campo arqueológico nos permitirán ubicar en el
Se puede concluir en forma preliminar que los tiempo y en el espacio diferentes conjuntos y sis-
camellones prehispánicos del Depto. del Beni tiene temas de cultivo prehispánico. Mayores indagacio-
una antigüedad notable en relación a otros conjun- nes deberán efectuarse en relación a la antigüe-
tos del continente. dad y contexto cultural de la técnica, así mismo
Los campos elevados en Sud América presentan los trabajos experimentales deberán ampliarse en
fechados de C-14 promediados entre el 500 y 1000 la zona oriental de Bolivia con el objetivo de cono-
d.C. cer en detalle los riesgos y posibilidades del uso y
En la región del lago Titicaca están relacionados apropiación de la técnica por pueblos indígenas.
desde épocas formativas con el crecimiento y de- La antigüedad del sistema del cultivo de cam-
sarrollo de las “altas Culturas”, los campos eleva- pos elevados en los Llanos de Moxos debería lla-
dos estudiados están ligados con sitios habitacio- mar la atención de los investigadores, en el senti-
nales de elevada densidad en artefactos, algunos do de buscar las mayores posibilidades de inter-
investigadores apoyan la tesis de que presiones de- pretar en forma cabal procesos de desarrollo aún
bidas al aumento poblacional determinaron el desconocidos.

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VIII

EL FORMATIVO
DE ARGENTINA
VIII. El Formativo de Argentina 285

LA CULTURA DE LA AGUADA Y EL PERÍODO FORMATIVO.


EVOLUCIÓN E HISTORIA EN EL PROCESO CULTURAL
DEL NOROESTE ARGENTINO

Alberto Rex González

INTRODUCCIÓN El objeto de la Antropología y por ende de la


Arqueología como una rama específica de la
Objetivos y síntesis misma, no sólo es -parafraseando a Geertz- ha-
llar el significado y sentido de la “espesa red de
Este artículo tiene por objeto estudiar el rol símbolos que el hombre ha creado”, sino que
de la cultura de La Aguada en el desarrollo además, tiene por objeto describir el proceso
histórico-cultural y evolutivo del Noroeste Ar- histórico cumplido por las distintas culturas de
gentino (NOA) prehispánico. Trataremos de fi- la tierra desde sus más remotos orígenes hasta
jar sus límites espaciales y temporales, su la actualidad. Esta descripción es el “cómo” se
contenido religioso-cognitivo y material des- realizó este proceso. Su descripción correspon-
de su integración hasta su, casi, abrupto final. de a la arqueología y la prehistoria. El “por qué”
Intentaremos ubicar a la misma en el cuadro es la explicación de los mecanismos que actua-
de periodización que sintetiza el proceso cul- ron en dicho proceso. Sobre todo la búsqueda
tural de esa región. Desde una perspectiva de los agentes que provocaron el cambio cultu-
concreta trataremos paralelamente de interro- ral, desde el comienzo de la fabricación de los
garnos acerca del contenido de conceptos co- utensilios de Olduvai hasta la liberación de la
mo Evolución General y evolución específica y energía atómica. Las definiciones y los objetos
de historia cultural y “accidente histórico”. asignados a la arqueología se han multiplicado
Estos integran la idea central del gran proce- en las últimas décadas; no creemos que la ar-
so evolutivo de la cultura. El caso de La Aguada queología del comportamiento humano (beha-
nos servirá, también, para sintetizar el conteni- vioral), cognitiva, estructural, post-procesual,
do del término Formativo como jalón demarca- del paisaje y tantas otras, modifiquen la idea tra-
torio y significativo de los procesos aludidos. dicional de la arqueología como la ciencia que
reconstruye la historia de las sociedades desa-
Evolución General y específica. parecidas a través de sus restos. Estas nuevas
aceptaciones no se contraponen a la definición
El concepto de Formativo en América se re- original sino que la complementan.
laciona estrictamente con la idea evolutiva de Nosotros utilizamos el término Evolución Cul-
la cultura. Por eso debemos aclarar algunos tural como sinónimo de transformismo cultural,
puntos claves que hacen a la misma, como es decir, cambio procesual en el tiempo, cuyo
son los del epígrafe de este parágrafo. Tam- contenido es independiente por completo de la
bién la relación existente entre Historia y Evo- teoría evolutiva de la cultura, tal como fue defi-
lución. Hemos desarrollado estos puntos en nida por los evolucionistas clásicos de la época
un trabajo de próxima aparición (González de Tylor. El término Evolución Cultural se refie-
1996a, MS). Daremos un brevísimo resumen re a la síntesis abstracta del proceso seguido por
de los mismos. la cultura en la flecha del tiempo desde la apa-
286 VIII. El Formativo de Argentina

Figura 1. Mapa del Noroeste de Argentina con los tres sectores de la cultura de La Aguada:
I. Sector Septentrional. II. Sector Meridional. III. Sector Oriental.
VIII. El Formativo de Argentina 287

rición del hombre, y los primeros instrumen- permite su funcionamiento real armónico (Op.
tos hasta nuestros días y de acuerdo con los cit. 14).
jalones demarcatorios, más o menos arbitra- En resumen, tendríamos que el concepto de
rios, fijados por los investigadores para deli- evolución específica incluye al “proceso histó-
mitar las distintas etapas del proceso. En cam- rico”. Entendido como el proceso particular y
bio evolución cultural se refiere al proceso de único de una cultura o de las culturas descri-
culturas específicas -históricas- con coordena- tas o por describir. Esta descripción incluye
das definidas de espacio, tiempo y tradicio- también los casos de pauperización o involu-
nes, que contribuyeron al origen de la civiliza- ción cultural. La arqueología reconstruye la
ción actual o quedaron frustradas, desapare- historia particular de esas culturas. Sobre la
cieron o fueron paralelas, durante algún tiem- base de esa reconstrucción histórica concreta
po, al proceso general. La Evolución General se elabora el concepto abstracto y ecuménico
poco tiene en cuenta la coordenada espacial. de Evolución General. Esta es emergente y
Por eso tiene carácter ecuménico. Parte de es- acumulativa en lo técnico utilitario y no acu-
tas ideas han sido aclaradas en el clásico y mulativa en los sistemas simbólicos constan-
viejo trabajo de Sahlins y Service (1973). Es- tes de la cultura (González, MS, 1996b). Con
tos autores señalaron que estos dos concep- estas premisas teóricas trataremos de ubicar
tos tratan de un similar proceso evolutivo, pe- el lugar concreto de la cultura de La Aguada
ro que ambos se han confundido y mezclado dentro del Formativo. También nos servirá de
en sus detalles con conceptos diferentes co- ejemplo para ilustrar la definición de los tér-
mo evolución unilinear, multilinear, etc., o aún minos a los que hemos hecho referencia.
con las ideas de evolución e historia (Op.
cit.12). De cualquier manera la evolución es- LA CULTURA DE LA AGUADA
pecífica se refiere a las ramas (branches) de la
Evolución General; el otro se refiere a niveles Antecedentes.
evolutivos. (Los casos de extinción, de “cam-
bios de dirección”y paralelismo cultural, no in- Lo que definimos como cultura de La Aguada
validan la reconstrucción de un esquema gene- es el producto de un siglo de investigaciones
ral abstracto, representado por una curva expo- (Fig 1). Hemos historiado sus comienzos hasta
nencial de complejidad tecnológica progresiva y la época de los años 60 (González 1961-64). En
acumulativa.) En este esquema se descarta la un libro de González y Montes (1998) sistemati-
idea de “progreso” debido a las implicancias va- zamos los trabajos posteriores y aquí esbozare-
lorativas que involucra este término. Pero debe mos una síntesis del mismo. Aquí no podemos
considerarse la idea de pauperización de la cul- mencionar -por su extensión- todos los trabajos
tura que a veces puede aparecer como “retroce- en que se basa este análisis. En nuestro libro
so” cultural. puntualizamos esas contribuciones con referen-
La idea de Evolución Cultural vs evolución cias precisas a sus autores.
cultural específica y concreta, es análoga a la La identificación de la cultura de La Agua-
idea de Historia Universal e historia. La prime- da comenzó por la descripción de especíme-
ra no existe como hecho concreto, es sólo una nes alfareros sueltos distintos a otros ejem-
abstracción de uso didáctico (Godelier 1984). plares conocidos en esa época (Lafone Que-
Se asemeja también a la idea de Cultura Uni- vedo, Ambrosetti, Bruch, etc.). Estas piezas
versal como una abstracción inexistente, co- se hallaron aisladas de todo contexto, se vin-
mo generalización ecuménica frente al hecho culaban entre sí solamente por los motivos
real, de las múltiples culturas de la tierra. La de su decoración (“draconianos”) y por al-
primera carece de una estructura sistémica gunas de sus características técnicas. Una
propia que la sustenta como unidad funcional, contribución de excepcional importancia
contrapuesta a la de cultura específica, posee- fue el intento de cronología arqueológica del
dora sí de una estructura particular que le NO. argentino, hecho por el pionero alemán
288 VIII. El Formativo de Argentina

Max Uhle en 1910 (Uhle 1912). En ese trabajo, te se deterioraron se produjo una reacción en
con intuición genial más que con elementos pro- cadena entre varios factores y la desintegra-
batorios concretos, Uhle apunta que la cerámi- ción cultural. Las raíces de Aguada están en las
ca “draconiana” corresponde a un período ante- culturas que la precedieron (González 1961-64,
rior al de la alfarería que llama Calchaquí. En 72; Núñez Regueiro 1974, Pérez Gollán y Here-
1917 Debenedetti fija los límites australes de la dia 1875; Gordillo 1991a, etc.). Sobre éstas ac-
alfarería “draconiana” en la provincia de San tuaron de manera decisiva ideologías simbóli-
Juan (Debenedetti 1917). Posteriormente define co-religiosas. En nuestro trabajo original creía-
a la alfarería “draconiana” como formando par- mos que esta ideología podía haberse origina-
te de la “cultura de los barreales”. Boman y do en el Tiahuanaco Clásico. Eran desconoci-
Greslebin (1917) dieron una descripción formal dos por entonces estilos y procesos pre-tiahua-
del “estilo draconiano” afirmando que fue con- nacotas estudiados después de la desintegra-
temporáneo al Santamariano y afines. Una críti- ción de Pukara, ente el 200-300 d.C.. estos relic-
ca al término “draconiano” fue hecha por Levi- tos interactúan con ideas preexistentes mani-
llier, quien creía que esas imágenes representa- fiestas en estilos como Pajano y Yaya-Mama. En
ban un felino estilizado, común en las culturas conjunto constituyen la raíz común de la que
andinas. Casanova (1930) fue el primero en rea- se nutren las primeras fases de Tiahuanaco
lizar excavaciones cuidadosas en un sitio de la (Queya) y de Aguada.
cultura “barreal” opinando al igual que Uhle,
que sus restos eran anteriores a los pueblos en- Dispersión geográfica (Figura 1, Mapa).
contrados por la conquista hispánica. Sin em-
bargo, por largo tiempo los arqueólogos argenti- Actualmente los sitios Aguada identificados
nos siguieron creyendo en la contemporaneidad deben estar cerca de los trescientos. Se ubican
de todas las culturas arqueológicas del NOA. en el área Valliserrana, especialmente en las
Una interpretación integral de la “cultura de los provincias de Catamarca y La Rioja. Por el Sur
barreales”, con descripción de su patrimonio y llegan hasta la provincia de San Juan. Fragmen-
su ubicación temporal temprana fue hecha por tos cerámicos se han encontrado en los valles
W. C. Bennett en 1948. de Santa María, de Salta y en el Sur del valle
Nosotros analizamos todos los antecedentes Calchaquí. También en la Puna de Argentina, en
que pudimos reunir y basados en éstos y en Antofagasta de la Sierra y en Laguna Blanca. No
nuestros trabajos de campo y en el estudio de hay en esos sitios verdaderos asentamientos
cerca de 2.000 tumbas excavadas en el valle del de Aguada. Se trata sólo de indicios de comer-
Hualfín por las expediciones de B. Muñiz Barre- cio o intercambio. Asimismo aparecen frag-
to, tratamos de definir lo que desde entonces mentos de alfarería en San Pedro de Atacama y
se llamó cultura de La Aguada. Tomamos como otros con afinidades Aguada en Copiapó, Chile.
sitio tipo el vallecito de este nombre aledaño al Los sitios Aguada se ubican en los valles y
valle de Hualfín, donde se excavaron cerca de bolsones situados entre los 1000 y 2000 m.
un centenar de tumbas que atribuimos a esta s.n.m. Por excepción hay una ocupación Agua-
cultura (González 1961-64). La definición de da en el vallecito de El Tolar, frente a Hualfín, a
“cultura” basada en el contexto de tumbas te- más de 3.200 m. s.n.m. Los lugares de asenta-
nía sus falencias. Lo hemos analizado y tratado miento en este último se hallan en los campos
de superar en el trabajo citado (González más o menos llanos del fondo de valle y en las
1996a). Hoy creemos con otros fundamentos laderas de los cerros a orillas de los ríos. En la
que Aguada es una cultura, definida por sus lí- época del florecimiento de esta cultura estos
mites espaciales y temporales, por su organiza- sitios estaban cubiertos de espesos bosques
ción socio-política de señorío, con estatus so- de algarrobo. Cuando éstos desaparecieron
ciales diferenciados, su ideología religiosa, su por acción de la sequía progresiva, esos luga-
tecnología, su lengua propia. y su adaptación al res se convirtieron en lo que hoy llamamos
medio ambiente. Cuando las condiciones de és- “barreales”.
VIII. El Formativo de Argentina 289

Economía de subsistencia. puede descartarse que el NOA fuera el centro de


origen de esta importante técnica (González y
La economía de Aguada fue típicamente andi- Motes1998). Con ella fabricaron objetos de sin-
na, con prácticas agropecuarias centradas en la gular valor cúltico y artístico, como el disco de
cría de camélidos. En los basureros abundan los Lafone Quevedo, elaborado a la cera perdida.
huesos de llama, se los representa en la cerámi- Todo parece indicar que en Aguada la metalur-
ca y han aparecido como ofrendas fúnebres. En- gia se usó más para fabricar objetos cúlticos y
tre los cultígenos se han identificado cuatro es- suntuarios que para útiles de valor práctico in-
pecies de maíz. Quizás dos de ellos fueron intro- mediato. Entre los primeros se encuentran las
ducidos en épocas de esta cultura, las especies elaboradas hojas de hachas usadas en los sacri-
Zea maiz var. mínima y Zea maiz var. amilácea. ficios humanos y otras sin filo que pudieron ser
Desde el Período Temprano y aún desde el pre- cetros o emblemas de mando. Entre las segun-
cerámico, se conocen en el NOA una gran varie- das se encuentran agujas con ojos, cinceles y
dad de especies cultivadas, de manera que si pinzas depilatorias. Entre los objetos suntuarios
bien no todas figuran en los registros de Agua- se han hallado algunos adornos frontales y bra-
da, todo hace suponer que estas especies fue- zaletes. Hay pocos objetos de oro.
ron bien conocidas; entre ellas los porotos (Pha- La alfarería reconoce una gran variedad de ti-
seolus sp.), zapallo (Cucurbita sp.), maní (Arachis pos, los que se disponen en distintas series, de
sp.), amaranto (Amaranthus sp.) (González y Pé- acuerdo al tiempo y al sector geográfico al que
rez 1968). pertenecen; la tarea clasificatoria está aún por
Muy importante fue la recolección de los fru- hacerse. Hay tipos toscos, de uso culinario y
tos de algarrobo (Prosopis sp.), los que se hallan otros finamente exornados con una rica icono-
quemados en casi todas las excavaciones. Estos grafía, cuyos diseños están grabados o pinta-
frutos proporcionaron un alimento farináceo dos. Entre los primeros están las alfarerías gri-
que aún se consume en el NOA y una bebida fer- ses, plomizas del valle del Hualfín y las negras
mentada. También se recolectaron los frutos del bruñidas típicas de Ambato. La cerámica pinta-
chañar (Gourleia sp.). No se hallaron hasta ahora da puede tener dos o tres colores. A veces ad-
estructuras para almacenaje de granos, para lo quiere una gran perfección técnica y alta cali-
cual pudieron usarse grandes cántaros de mas dad artística. Quizás alcanzaron los más altos
de 100 litros de capacidad. niveles de estas manufacturas en toda la histo-
ria del NOA. Uno de los tipos policromos deno-
Tecnología. minado Portezuelo, tiene fondo blanco y figuras
en negativo, delineadas en negro y pintadas en
Cuidadosas obras de irrigación, con canales y rojo púrpura y amarillo.
represas son bastante comunes. N. Kriscautzky En el sector Sur se encuentran figuras antro-
ha encontrado en el valle de Catamarca, junto pomorfas de terracota o trabajadas en piedras
con andenes y canchones, dispositivos hidráuli- blandas. Dos o tres ejemplares excepcionales de
cos bastante complejos como el uso de endica- barro cocido son huecos y con sonajero. En los
mientos transversales en las laderas, en el cauce otros sectores las figuras antropomorfas debie-
de escurrimiento formando pequeños reservo- ron ser de madera y no se conservaron. Algunas
rios u otros de mayor capacidad al pie del cerro figuras nos ilustran sobre la vestimenta y los
(Kriskautzky y Togo 1994). peinados.
La metalurgia de Aguada estuvo muy desarro- En el sector oriental y austral hay pipas de al-
llada. Es probable que gran parte de esta técni- farería. Son casi desconocidas en el sector sep-
ca la recibieron de Condorhuasi-Alamito (Núñez tentrional. Llevan figuras modeladas en relieve y
Regueiro 1993 ). En esta cultura y en Ciénaga se se emplearon seguramente para fumar alucinó-
han hallado objetos de bronce arsenífero y esta- genos como el cebil o Anadenanthera (González
ñífero, que hasta ahora serían lo más antiguo de 1974, Pérez Gollán1993b).
esta aleación en el continente. Por lo que no Trabajados en piedra blanda se hallan gran-
290 VIII. El Formativo de Argentina

des vasos “keriformes” que llevan sobresalien- central cerrada por el sur por un gran montícu-
do en relieve figuras de felinos, del sacrificador lo artificial de 3 m. de alto y 30 m. de largo que
o de sujetos con ricos atuendos frontales. Otros se dispone de N a S con una ligera desviación de
llevan grabadas figuras geométricas. hay un 10°. El montículo tiene su base formada por mu-
ejemplar en que el vaso sirve para desplegar un ros, de los cuales el que mira hacia la plaza está
rostro humano. Sin duda sirvieron a fines cere- construido con lajas seleccionadas. Además po-
moniales. Los creemos copias de modelos tia- see dos rampas, una sobre el frente y otra se
huanacotas de las primeras épocas, anteriores abre hacia el lado O. No hay duda que sirvieron
al desarrollo del Tiahuanaco Clásico hallados en de acceso y de retiro en las ceremonias. Alrede-
San Pedro de Atacama. El desarrollo de este dor del patio existen en La Rinconada los restos
punto lo hacemos en nuestro trabajo próximo a de una veintena de habitaciones colocadas si-
aparecer (González 1996). métricamente sobre los lados N. y E. del patio
Entre el material lítico se hallan hachas con central. Estas habitaciones tienen planta rectan-
cuello, de piedra pulida. Debieron usarse en ta- gular o cuadrada, con paredes dobles de piedra
reas agrícolas. Las de metal no se populariza- y adobe. Incluidos en estas paredes se hallan,
ron, sólo fueron utilizadas por la élite político- distribuidas regularmente, columnas de piedras
religiosa. chatas. Este detalle es típico de las habitaciones
Aguada debió tener una rica textilería, a juz- de Condorhuasi-Alamito (Núñez Regueiro 1993;
gar por algunas de las vestimentas de algunas fi- Pérez y Heredia 1975). En San Juan Aguada utili-
guras antropomorfas modeladas en arcilla y por zó el mismo tipo de habitación que la cultura
la cantidad de torteros encontrados. Los únicos precedente (Gambier 1994). En La Rioja se halló
textiles conocidos fueron hallados en la provin- un gran montículo artificial y asentamientos con
cia de San Juan y descritos por Teresa Micheli estructuras rectangulares de paredes de piedra
(1994). Son de técnica por completo distinta a (Callegari et al 1996).
los conocidos con anterioridad en esos mismos
yacimientos y desaparecen junto con la cultura Funeraria.
de La Aguada. Un uncu hallado en San Pedro de
Atacama lleva un diseño realizado con una va- En el Hualfín existen verdaderos cementerios.
riedad de atado y teñido (plangi), lo que indica- Las tumbas carecen de indicadores externos.
ría el conocimiento de esta técnica en Aguada Los sepulcros son pozos simples de planta oval
(Llagostera 1995); varias “tipas” de la misma o circular, con una fila de 3 ó 4 piedras en un la-
procedencia señalan el conocimiento de esa ar- do. Están entre 2-3 m. de profundidad, por ex-
tesanía (Berenguer 1984). cepción llegan a 5 ó 6 m. Los sepulcros más co-
Fabricados en hueso se conocen torteros y al- munes son individuales, pero en trece casos so-
gunas figuras antropomorfas. Objetos de made- bre 107, se hallaron 2 esqueletos, dos casos con
ra sólo se conservaron por excepción. 3 y uno con 6. Como parece que los entierros
fueron hechos al mismo tiempo, puede conjetu-
Patrón de asentamiento. rarse en el caso de entierros múltiples que par-
te de los esqueletos pertenecen a sujetos sacri-
En el valle de Hualfín las casas fueron de barro ficados, mujeres o servidores, destinados a
y ramas a juzgar por los pocos restos hallados. acompañar al señor al más allá. Los niños se en-
Los poblados en Bañados del Pantano tenían en- terraban directamente en el suelo. Hay algunos
tre 100 y 200 m. de diámetro y estaban próximos casos de niños enterrados en urnas finamente
entre sí (Kusch 1994). En el valle de Ambato, un pintadas. Se los ha interpretado como sacrifi-
sitio que comenzamos a excavar en 1977 y luego cios a la deidad solar (González y Baldini 1991).
fue estudiado por Inés Gordillo (1991a) es un Los esqueletos están en posición genupectoral.
centro ceremonial. Mide 130 por 120 m. de lado Han aparecido cráneos aislados que acompañan
y tiene la forma de una U con una gran plaza a un esqueleto completo. En Ambato se han ha-
VIII. El Formativo de Argentina 291

llado cráneos pintados con motivos geométri- taderas o sellos con motivos idénticos a los de
cos en uno o dos colores (Herrero, comunica- las pintaderas de madera halladas en San Pedro
ción personal). de Atacama.
El ajuar fúnebre es muy variado. Se hallan suje-
tos a los que acompaña una única pieza de alfare- Sociedad.
ría. Pero en una sepultura de dos adultos se en-
contraron 24 ceramios y en otra con un solo es- Carecemos de estudios sobre la densidad de
queleto de adulto se hallaron 15 piezas de alfare- población. Los núcleos habitacionales, según
ría y un hacha de metal (González 1961-64: 228). los restos superficiales registrados en Bañados
del Pantano, en la provincia de La Rioja, revelan
Armas. la existencia de 5-10 habitaciones, lo que indica-
ría una aldea pequeña. Las aldeas están entre
El arma típica representada en la cerámica fue 100-500 m. de distancia entre sí (Kusch, Infor-
la tiradera; sin embargo el arco y la flecha se co- mes 1985, 87, etc.). La construcción de las obras
nocía para la misma época de Aguada en San Pe- hidráulicas, de andenes y represas y de los cen-
dro de Atacama y en Candelaria. Hay represen- tros ceremoniales planificados requirieron de
taciones de escudos. Son alargados y sugieren un esfuerzo colectivo dirigido. La especializa-
fueron hechos con la piel de algún animal. ción de algunas técnicas, como el fundido del
bronce y el uso de la cera perdida, o la tejeduría
Vestimenta y símbolos de prestigio. con plangi reflejan un cierto grado de especiali-
zación, aunque no demasiado grande, ya que es-
Se hallan figuras antropomorfas de terracota tos objetos no alcanzaron una difusión popular.
desnudas. Otras visten largas túnicas y parecen Mayor diferenciación de estatus lo revelan el
una especie de uncu. Están decorados con fle- contenido desigual de las tumbas y la posible
cos en el ruedo. La camiseta hallada en San Pe- práctica del sutee. Costumbre muy común en
dro de Atacama tiene el diseño de un felino (Lla- los Andes, y rasgos de la organización señorial.
gostera 1995). Objetos suntuarios como los pectorales, los ce-
Las figuras antropomorfas de alfarería tienen tros, las hachas muy elaboradas, los frondosos
a veces reproducidos peinados muy complejos, atavíos frontales, la complejidad de algunos pei-
seguramente un indicador de estatus. Los suje- nados, los cráneos pintados, apuntan en el mis-
tos diseñados en la cerámica llevan a menudo mo sentido. Sin embargo, la ausencia de centros
suntuosos tocados. También se reproduce una semiurbanos y de dispositivos de almacenaje,
especie de turbante, con saliencias laterales o no hallados hasta ahora, hacen pensar que esta-
barbijo. Un emblema frontal en forma de ancla, mos ante los primeros niveles de una organiza-
simple o doble, es igual al que se halla en Moche ción señorial.
y Chimú. Los pectorales, la mayoría metálicos,
serían símbolos de poder. Los del tipo de Lafo- Religión y arte.
ne Quevedo fueron usados sólo por los grandes
jerarcas. Uno de los pectorales reproducidos En estudios anteriores, al igual que Pérez Go-
tiene forma de hoja de hacha con aletas en for- llán (1988), llegamos a la conclusión de que la
ma de T, otro tiene forma de pájaro con las alas deidad principal de Aguada fue de carácter so-
abiertas. Los pectorales que llevan la imagen lar (González 1992). Se la halla representada en
del sacrificador debieron ser emblemas de es- el disco de Lafone Quevedo. Variantes del mis-
tos oficiantes. mo son el personaje de los dos cetros y el sacri-
Grandes orejeras están representadas en pie- ficador. Otra representación de la misma hiero-
zas cerámicas. A veces están decoradas en el fanía es el personaje con máscara felínica. El fe-
borde. Pinturas o tatuajes faciales aparecen con lino es el emblema de la deidad principal, de allí
frecuencia. En ocasiones reproducen el motivo la profusión de sus representaciones. Este
felínico. Algunas pudieron estar hechas con pin- “complejo felínico” se relaciona con Pucara y las
292 VIII. El Formativo de Argentina

primeras etapas de Tiahuanaco, anteriores al original poseíamos sólo tres fechados utiliza-
Clásico. Habrían llegado al NOA desde San Pe- bles. Inés Gordillo ha resumido críticamente los
dro de Atacama (González y Motes 1998). Esta fechados conocidos, distribuidos por zonas y
verdadera “obsesión felínica” traduce el impor- con las variantes probables de una o dos sigmas
tante rol que jugó la religión en la cultura de La (Gordillo MS 1996). Las fechas así obtenidas ex-
Aguada, como lo señalara Pérez Gollán (1994). presan umbrales muy amplios y es necesario es-
Muy importante fueron los frecuentes sacrifi- coger entre ellas. Para esto es preciso tener en
cios humanos practicados seguramente en ho- cuenta la cronología relativa y la asociación de
nor a la deidad y relacionados con ritos de ferti- restos Aguada con las de otras culturas del
lidad, de acuerdo con prácticas muy extendidas NOA. Esto nos llevaría a aceptar en forma total-
en la región Surandina (González 1992). El pan- mente personal y por razones que exponemos
teón de Aguada incluía, además de la deidad en otro lado (González y Motes 1998) los si-
identificada, una serie de representaciones co- guientes fechados: Valle de Hualfín y de Abau-
mo la serpiente felinizada de una o dos cabezas, cán 600-900 d.C., Valle de Ambato y de Catamar-
el ofidio con cabeza humana, el felino antropo- ca 500-750 d.C., provincia de La Rioja 600-850
morfizado y el felino multicéfalo común en Am- d.C; en sitios de la provincia de San Juan Agua-
bato. Es difícil desentrañar el significado de es- da se ubicaría entre el 730-1000 d.C. (Gambier
tas figuras multiformes. Algunas estuvieron pre- 1994). Resumiendo, Aguada tendría sus comien-
sentes en las culturas anteriores a Aguada. Pero zos hacia el 500 d.C. y habría desaparecido alre-
recién con ésta adquirieron estabilidad y uni- dedor del 900 d.C. Es de notar que algunos de
dad, la que se tradujo en elemento básico inte- los componentes religiosos de Aguada tendrían
grador de la cultura (Núñez Regueiro y Tartusi sus comienzos algo antes del 500, pues están
1996; Heredia y Pérez Gollán 1991). presentes en los finales de la cultura Ciénaga del
Un aspecto importante en relación con la so- Valle de Hualfín y en Condorhuasi-Alamito.
ciedad y la religión es el de la excelencia artísti-
ca que alcanzaron los artesanos de Aguada. Es- Orígenes.
tas tenían que satisfacer por igual las demandas
de la élite social emergente y las necesidades El problema de los orígenes de una cultura
impuestas por los oficiantes de la religión. Esta trata de explicar el “cómo” (descripción del de-
es característica común de todos los señoríos. sarrollo) y facilita la búsqueda de las causas ex-
Los artífices debieron competir en la supera- plicativas del proceso que la origina.
ción de sus trabajos a fin e satisfacer a los gru- La cultura de La Aguada es, en términos gene-
pos sociales de quienes dependieron para sub- rales, una cultura de rasgos predominantemen-
sistir. No puede descartarse que fueron los mis- te andinos: el uso del bronce -tenga o no origen
mos shamanes quienes fabricaron los objetos local-, la llama, sus cultígenos, su iconografía y
destinados al culto o a la jerarquía sociopolítica la técnica del plangi. Algunos de sus elementos
y religiosa. Los artífices de Aguada se expresa- -los menos- son no andinos, como la pipa acoda-
ron por igual en la cerámica, metal y hueso. El da, el hacha de cuello, las ocarinas, etc.
equilibrio y la belleza de las formas, no fueron En 1981-64 decíamos que Aguada se desarro-
sobrepasados ni igualados por las otras cultu- lló sobre la base de las culturas preexistentes de
ras que habitaron el NOA. Ciénaga, Condorhuasi y Candelaria (González
1961-64: 247), sobre las que habrían actuado in-
Cronología. fluencias culturales relacionadas con Tiahuana-
co. Esto podría entenderse que se trataba del
Aunque hemos avanzado mucho en este pro- Tiahuanaco Clásico; el que, decíamos, habría
blema, aún tenemos que fijar los límites del co- llegado indirectamente desde San Pedro de Ata-
mienzo de Aguada, que aparecen bastante con- cama, ya que en el ámbito de la cultura de La
fusos. Hoy poseemos más de medio centenar de Aguada no se han encontrado piezas de la men-
dataciones radiocarbónicas. En nuestro trabajo cionada cultura altiplánica. Hoy descartamos
VIII. El Formativo de Argentina 293

las influencias del Tiahuanaco Clásico, pero no se realizó en diferentes momentos. Algunos de
de sus etapas anteriores, donde se encuentran estos objetos como las “tipas” y la camiseta de
ya gran parte de los símbolos y atributos del Aguada, corresponden a un momento en que
complejo felínico que luego se desarrollará pa- esta cultura estaba ya plenamente formada.
ralelamente en Tiahuanaco y Aguada. Seguimos Sirven para probar relaciones, no para estable-
creyendo que los mismos llegaron al NOA vía cer el origen de los componentes felínicos de la
San Pedro de Atacama (González MS 1996). religión de Aguada. Las “tipas” y una figura an-
Las evidencias de continuidad cultural entre tropomorfa de Aguada hallada en San Pedro,
Aguada y las culturas que la precedieron son corresponden a la fase Coyo o V de Tarragó, la
múltiples: las estratigrafías, la arquitectura, las que se fecha entre el 700-900 d.C. (Op cit: 489).
formas cerámicas, el uso del bronce, etc. Más Esto reafirmaría que los objetos mencionados
importante debieron ser los cultígenos y el pas- llegan al N. de Chile cuando Aguada estaba en
toreo de la llama, existentes ya desde el Forma- su apogeo. Nos quedaría como indicador de
tivo temprano. orígenes un kero de madera, que nosotros
El tránsito de Condorhuasi-Alamito, con algún creemos de filiación Tiahuanaco, quizás de la
componente de Ciénaga a Aguada, parece ser etapa inicial de esta cultura, que tiene su equi-
bastante gradual en el Valle de Ambato. El cen- valente en vasos keriformes asociados a Ciéna-
tro más antiguo de Aguada (Pérez Gollán 1981, ga o comienzos de Aguada. El fechado del kero
1994, Núñez Regueiro 1993). Este centro contri- de madera de San Pedro no es del todo seguro,
buyó luego al desarrollo de Aguada del Valle de podría estar entre el 400-700 d.C. (Llagostera,
Hualfín (González y Motes 1998). 1995: 22). Los vasos keriformes del Hualfín se
Similitudes generales en la cultura del Forma- ubicarían entre el 500-550 d.C.. Es decir se trata
tivo altiplánico pretiahuanaco, se encuentran de dataciones bastante compatibles. Otro indi-
en Condorhuasi-Alamito en la cerámica, en las cio sería la posible copia de vasos retrato de
esculturas de piedra, en el patrón de pobla- Tiahuanaco reproducidos en una pieza tipo Río
miento, etc. (Op. cit.). Algunos rasgos estaban Diablo, de la cultura Condorhuasi (250-350 d.C.).
en la cultura Tafí y en Vaquerías, pero la repre- Pero ésta es una prueba más del intercambio en-
sentación integrada del complejo felínico con tre San Pedro y el NOA, no es prueba directa del
sus personajes típicos no aparece en ninguna origen del complejo felínico.
de ellas. Por último tendríamos la presencia en Ciéna-
La interacción de San Pedro de Atacama y el ga final del personaje de la nariz prominente
NOA, comienza desde épocas tempranas. En la que se halla en tabletas y un tubo de San Pe-
primera localidad se hallan fragmentos cerámi- dro. Aquí el vínculo se vería reforzado por el
cos de las culturas de San Francisco, Vaque- aspecto funcional común de los objetos en que
rías, Ciénaga, Condorhuasi y Aguada. También aparece la imagen referida: objetos destinados
hay interacción con la Quebrada de Huama- al uso de alucinógenos (González y Motes
huaca, Valle Calchaquí y la Puna argentina. Hay 1998). Finalmente hay que agregar que un mo-
una pieza Ciénaga en una tumba de San Pedro tivo representado en las pintaderas de San Pe-
(Tarragó 1989: 444-461) y en sentido inverso un dro se hallan en rostros antropomorfos de figu-
vaso de San Pedro hallado en un contexto Cié- rillas Ciénaga y Aguada (Op. cit.).
naga (Op. cit.: 471). Restos arqueológicos típi- En la búsqueda de los orígenes del complejo
cos de Aguada se han hallado en San Pedro (Ta- felínico de Aguada es básico el hecho de que
rragó, Op. cit.). La interacción muy activa, pro- antes de su plena aparición en Tiahuanaco de
longada por centurias entre San Pedro y el San Pedro se hallan sus componentes en obje-
NOA no puede ponerse en duda. En el proble- tos que son pre-Tiahuanaco y pertenecerían a
ma de los orígenes es necesario tener en cuen- su fase más temprana: Queya o Tiahuanaco III
ta la cronología absoluta de los especímenes o aún serían de influencias Pucara (Llagostera
que se utilizan como prueba del mismo. El in- 1995: 27).
tercambio de objetos entre San Pedro y el NOA
294 VIII. El Formativo de Argentina

Colapso y desaparición. truyeron la unidad de Aguada, pero aculturaron


algunos de sus rasgos tecnológicos y algunas
La desaparición de Aguada ocurre como un creencias religiosas ya deformadas (ver Gonzá-
proceso muy rápido y abarcó toda su área de lez 1992). Perduró, posiblemente, el idioma
ocupación. Se manifiesta en la decadencia y transformado en tres dialectos diferentes.
reemplazo de sus tipos cerámicos y sus pobla- Se impuso un nuevo patrón de asentamiento y
dos. Los motivos básicos de la iconografía felíni- prácticas funerarias como el entierro de párvu-
ca antes de desaparecer se desintegran: sus los en urnas formando verdaderos cementerios.
imágenes formales son apenas reconocibles. De Debió transcurrir un tiempo entre el final de
significativas pasan a ser puramente decorati- Aguada y el pleno florecimiento del Período que
vas. Esta desaparición es casi coetánea con la sigue. Pero este lapso está mal estudiado aún.
de Tiahuanaco-Huari, con sólo una diferencia de Con el auge del Período Tardío, se produce una
100-150 años. Hace tiempo adelantamos una hi- fragmentación cultural que culmina con las cul-
pótesis sobre las causas de esa desaparición. turas Santa María, Belén y Sanagasta, que aun-
Hoy estamos en condiciones de hacer una inter- que hablan dialectos de una lengua común, los
pretación mucho más amplia y concreta. Hubo arqueólogos las han clasificado tradicionalmen-
varias causas que originaron la desintegración te como culturas diferentes.
del sistema, pero una causa fue la desencade-
nante. La estudiamos con más detalle en nues- LA CULTURA DE LA AGUADA Y EL FORMATIVO
tro libro (González y Motes 1998). La causa ini-
cial de la declinación fue de orden ecológico. Antecedentes.
Trabajos recientes, muy bien fundados, señalan
que la desaparición de Tiahuanaco se debió a la En un libro ya clásico, Ford (1969) historió en
disminución de la lluvia y al aumento de tempe- forma muy completa las ideas y hallazgos que
ratura en el altiplano boliviano. Este fenómeno gestaron la definición del Formativo. Además, su
climático afectó a una amplia área de los Andes contribución factual al tema fue extraordinaria.
(Ortloff y Kolata 1993) y suponemos alcanzó al Aquí sintetizamos algunos puntos de su historia.
NOA entre el 900-1000 d.C. La sequía debió traer Spinden (1917) definió lo que consideraba la
consecuencias catastróficas sobre los cultivos etapa arcaica de las culturas americanas. Vaillant
de Aguada. También debió incidir en su organi- (1935) utilizó por primera vez el concepto de Pre-
zación política y religiosa. El fracaso repetido de clásico. Hacia los años 30 los arqueólogos delimi-
las cosechas llevó al descreimiento sobre la efi- taron las etapas del Clásico y Post-Clásico. Ford y
cacia del sistema ritual y de las creencias sobre Willey (1940) afirmaban la existencia de influen-
la deidad solar y los dioses de la fertilidad y la cias mesoamericanas en el SE de EE.UU. Strong
lluvia. La autoridad del shaman o de los inci- (1943) llamó la atención sobre técnicas y decora-
pientes sacerdotes decayó y con ellos el rígido ción cerámica comunes a Sud y Mesoamérica y el
sistema sociopolítico del que formaban parte. SE de América del Norte. Las posibles relaciones
Aguada había logrado un sistema bien adaptado entre Perú y Mesoamérica fueron consideradas
de su sociedad al medio ambiente. Su rápida in- por numerosos autores: Armillas, Bennett,
tegración y extensión en el NOA así lo demues- Strong, Steward, Coe, Porter, Reichel-Dolmatoff y
tran. Fue un proceso sociocultural adaptativo Evans y Meggers. A la lista historiada por Ford
de probada eficiencia. Al colapsar el fundamen- hay que agregar los trabajos presentados en un
to básico del sistema se produjo una reacción Simposio reunido en Ecuador en 1971 (Marcos y
en cadena que lo hizo más vulnerable a los ata- Norton 1982). Todos ellos contribuyeron de algu-
ques externos. El deterioro climático es posible na manera a establecer el Formativo como el pro-
que se hiciera sentir también en la región y las ducto de la difusión panamericana de algunos
selvas del oriente. Esto impulsó a sus habitan- elementos comunes. También coinciden en con-
tes, de costumbre depredadoras, a avanzar a las siderar a esta etapa como equivalente del Neolí-
estribaciones de los Andes. Los invasores des- tico europeo. Sin embargo, se debe preservar el
VIII. El Formativo de Argentina 295

término por la independencia del Formativo ame- estos cultivos. Pero la agricultura por sí sola
ricano respecto al último. Es sólo una semejanza tendría poca significación si no integrara un
de contenidos por paralelismo cultural. complejo de factores interactuantes estructura-
De acuerdo con esto y las opiniones pasadas dos que llevan al desarrollo de la sociedad, de
en revista, el concepto Formativo tiene tres con- las tecnologías y de los sistemas simbólico-cog-
notaciones básicas: 1) es la etapa de un proceso nitivos que actúan en relación dialéctica con
evolutivo que comprendería las tres Américas; aquellos.
2) como consecuencia incluye un proceso de di- El maíz debió originarse en los trópicos; en
fusión; 3) presenta niveles de desarrollo econó- México parece estar el centro más temprano
mico, técnico y sociopolítico que le son propios. (5000 a.C.). Desde allí se extendió hasta Suda-
Respecto al primer punto hay que hacer notar mérica y más tardíamente al E. y O. de los
que la evolución cultural en América es un caso EE.UU. (Smith 1987:93). El frijol es otro integran-
particular de evolución específica, existan o no te del Formativo pero su origen está lejos de ser
relaciones transpacíficas. El origen de los cultí- claro. Hay especies silvestres a lo largo de la
genos, de la metalurgia y el proceso de organiza- pendiente oriental de México y América Central
ción sociopolítica de instituciones progresiva- y también desde Venezuela a la Argentina. En
mente más complejas desde la banda al estado, Perú hay evidencias de su cultivo en el 8000 a.C.
se cumplió en forma independiente de la del y en México en el 5000 a.C. (Op. cit.: 96). Otro
proceso del Viejo Mundo. América interviene miembro de la triada clásica alimentaria del
sólo después de la conquista en el proceso de hombre americano, difundida en el Formativo
Evolución General cuando los cultígenos del es el zapallo o calabaza (Cucurbita). Estaría en el
Nuevo Mundo se incorporan a la alimentación Valle de Oaxaca en el 2000 a.C. (C. pepo); en Pe-
europea y a casi todo el ecúmene. El Formativo rú tiene fechados del 3000 a.C. (C. máxima) (Op.
es así una etapa de un proceso evolutivo especí- cit.: 97). Hay especies que desde México emigra-
fico, según la definición dada al comienzo de es- ron hacia el Norte y otras hacia el Sur.
te artículo. Como jalón del proceso posee ele- También son muy tempranos los cultivos de
mentos que recibe de su etapa precedente (Ar- Lagenaria. El origen de la mayoría de las espe-
caica) a lo que incorpora otros nuevos. Por lo cies parece ser el Sur de México. En cambio la C.
general esos elementos habrían sido difundidos máxima pudo haberse originado en Perú (Op.
de centros situados en distintos ámbitos geo- cit.: 98).
gráficos. Un grupo de tubérculos forman parte de la
Este es un concepto distinto al sustentado por dieta del Formativo Andino. Sus orígenes pudie-
los pioneros; Kroeber y Spinden creían en un ron ser muy antiguos (8000 ? a.C.), pero hay du-
centro casi único de difusión. La idea prevalen- das si los restos encontrados fueron cultivados
te era la de un difusionismo casi rectilíneo. El o no.
progreso de las investigaciones ha multiplicado Nos hemos extendido un tanto en estos deta-
el conocimiento de los centros de origen de los lles pues son demostrativos de las variantes
cultígenos que actualmente se reconocen como que ofrecen los orígenes de los ítems del Forma-
formando parte del Formativo. Creemos que es- tivo. Lo que no altera la utilidad del concepto
to no desvirtúa el concepto de Evolución en sus como jalón del proceso cultural de América, a
dos acepciones. Pero ha aumentado los aportes igual que los jalones de la Evolución General
en relación con las variantes específicas y hacen (Neolítico); son el producto histórico de una in-
que a un concepto de Formativo Americano teracción compleja y larga. De su abstracción y
muy generalizado debamos considerar ahora síntesis obtenemos el concepto heurístico del
sus variantes regionales; lo que resulta claro Formativo.
cuando consideramos el origen de sus cultíge- Nosotros y J. A. Pérez (1966) basados en estas
nos difundidos en ambas Américas. El progreso premisas al estudiar el NOA lo llamamos Forma-
de la genética molecular contribuirá, en el futu- tivo Regional Surandino. Se puede usar este tér-
ro, a precisar más los orígenes y la difusión de mino o quizás mejor Formativo Periférico Suran-
296 VIII. El Formativo de Argentina

dino. Núñez Regueiro retomó el problema de la tenido similar y comparables entre sí; nos per-
periodización y analizó aspectos teóricos del miten apreciar las etapas progresivas del proce-
mismo, enfatizando en primer término los mo- so evolutivo, señalan momentos semejantes de
dos de producción, y en segundo lugar, la forma líneas más o menos paralelas. Estando integra-
que adquiere la superestructura (religión, arte, das por multitud de elementos culturales: eco-
funebria, etc.) en el registro arqueológico (Nú- nómicos, tecnológicos, sociopolíticos, religio-
ñez Regueiro 1974:173). Estableció la existencia sos y sus manifestaciones tangibles como la ar-
en el NOA de tres etapas bien marcadas. En la quitectura, urbanismo, obras públicas. Es muy
etapa Productora de alimentos, incluye un pri- difícil encontrar homogeneidad en estas unida-
mer período, el Arcaico, al que sigue el Formati- des y establecer subdivisiones correctas y com-
vo. Este está subdividido en: Formativo Inferior parables. Las opciones clasificatorias varían ca-
(600 a.C. a 700 d.C.), Medio (600 a 850 d.C.) y Su- si tanto como los autores. Las líneas evolutivas
perior (700 a 1000 d.C.). específicas presentan infinitas variables; de allí
las dificultades de su sistematización.
La Aguada y el Formativo. Lo que antecede es aplicable al NOA. Siempre
nos resultó difícil colocarlo en el cuadro de pe-
La periodificación de las culturas del NOA ha riodización de los Andes. Al definir el Formativo
sido objeto de muchas controversias y polémi- Periférico Surandino indicábamos su carácter
cas (Núñez Regueiro 1973, 1974, 1975b, Núñez geográfico y su posible cronología, algo más tar-
Regueiro y Tartusi 1993. Orquera 1974, 1976). día que la del Formativo Nuclear de Sudamérica.
Gran parte del problema radica en la falta de ex- Como de alguna manera era necesario vincular
plicitación clara de las unidades y categorías el proceso cultural del NOA con el Centro Andi-
utilizadas en las distintas síntesis. Por otra parte, no, adaptamos la periodización de Bennett y
las variables intervinientes -períodos fijos de otros (1948) de tres Períodos: Temprano, Medio
tiempo, cronologías, coetaneidad y contenido y Tardío. (Rowe 1960, utiliza la denominación
cultural, homotaxialidad- se han ido definiendo período como lapso definido de tiempo; noso-
poco a poco. Hoy, después de muchos años, si tros usamos el término por su contenido cultu-
definimos a Aguada como jalón demarcatorio del ral sin desmedro que ese contenido tiene límites
Período Medio, nos encontramos con que sus lí- cronológicos precisos). De cualquier manera ha-
mites cronológicos iniciales están aún sujetos a bía un importante escollo con el Período Medio.
revisión. Por lo tanto, sería imposible utilizar el Si bien este muestra indudables rasgos simila-
término con un exclusivo contenido temporal. res a Tiahuanaco en lo simbólico-religioso y
Por fuerza hay que recurrir a contenidos. De cual- aún, conexiones directas con aquella cultura en
quier manera, esbozamos una síntesis más que la Quebrada de Humahuaca, no alcanzó el desa-
tentativa, a partir del concepto que creemos in- rrollo socio-político centralizado en una gran ur-
negable de La Aguada como jalón demarcatorio be como la de Tiahuanaco. En conjunto, el desa-
de la periodificación del NOA. rrollo cultural del NOA no alcanzó un nivel supe-
Sintetizando lo expuesto queda en claro que rior al del pequeño señorío.
se considera al Formativo como un jalón del En el Centro Nuclear el proceso culmina con la
proceso evolutivo en América. Sucede a la etapa creación de verdaderos Estados, de gran exten-
arcaica e implica la idea de Evolución cultural, sión, y urbanización clasista con complejos sis-
según sus dos aspectos básicos ya definidos. temas productivos y de redistribución. La reli-
Como tal, presupone un principio de difusión, gión está en manos de sacerdotes organizados
analítico en cuanto al origen de sus elementos en clases centralizadas con grandes templos. Es
específicos, con conocimiento de centros de ori- obvio que este nivel no es el del NOA.
gen y trayectorias de sus elementos componen- El Formativo Inferior o Inicial está bien estu-
tes. El estudio de Ford (1969) en este sentido es diado por M. Tarragó en este mismo volumen.
un ejemplo. Las subdivisiones homotaxiales del Allí pueden verse las diferentes causas actuan-
Formativo deben ser unidades precisas de con- tes: la interacción de la selva con los espacios
VIII. El Formativo de Argentina 297

puneños y con los valliserranos y como se esta- diente del proceso evolutivo. No impidió que en
blecen centros aldeanos que van adquiriendo otros lugares de los Andes Sudamericanos el
una amplia dispersión geográfica. Fueron gru- proceso de Evolución continuase su ritmo hacia
pos agrarios de pequeño tamaño “que mantu- mayores niveles de complejidad cultural.
vieron relaciones directas de carácter tribal Se ubica a Aguada como Formativo Superior
igualitario”. El cambio hacia el Período Medio (Raffino 1988:4). Nosotros siguiendo la pauta de
con la cultura de La Aguada lo hemos descrito homotaxialidad creemos que el Formativo Supe-
detalladamente el la primera parte de este tra- rior, como equivalente del Preclásico Superior
bajo. En Aguada hay si no clases sociales, por lo posee un contenido de complejidad cultural que
menos estatus bien diferenciados y desiguales. no alcanzó Aguada. En Mesoamérica está ejem-
Es evidente que representa una etapa compara- plificado por el Olmeca III y en Sudamérica por
ble a los comienzos de Tiahuanaco con el que la cultura Chavín. Ambas son teocracias con cla-
comparte similares creencias religiosas mani- ses sociales estratificadas, manifestación de hie-
fiesta en su iconografía, semejante en lo formal rofanías complejas, enormes centros ceremo-
pero no en el estilo de aquella. También compar- niales, organización sociopolítica centralizada y
te cronologías similares en el origen y en su fi- sacerdocio establecido. Los olmecas llegaron in-
nal. Ahora bien es el caso de preguntarse: ¿por cluso a desarrollar una escritura y registros grá-
qué Aguada no alcanzó el clímax estatal de de- ficos del tiempo. Si se las ubica dentro del For-
sarrollo, con todas sus implicancias, de socie- mativo es porque ambas fueron la raíz de gran
dad compleja de clases sociales definidas, tec- parte de las culturas mesoamericanas y de los
nología de gran desarrollo y alta densidad de Andes Centrales más tardías.
población capaz de producir obras monumenta- Después de Aguada sigue el Período que en al-
les? ¿Por qué permaneció en el nivel de señoríos gún momento designamos como Tardío y al que
relativamente pequeños? En estos casos negati- Núñez Regueiro denomina “Desarrollos Regio-
vos no hay demostraciones posibles sino conje- nales” (Núñez Regueiro 1974). Ya dijimos que
turas sin mayor valor. Pero sí pueden apuntarse desaparecida la cultura de La Aguada, pareciera
algunas causas que promovieron el auge de Tia- producirse durante 100-150 años, aproximada-
huanaco-Huari. Quizás el alto grado de produc- mente, un “impasse” cultural. Desaparece la rica
tividad agrícola de Tiahuanaco con gran exce- iconografía de Aguada y se reemplaza por una
dente de producción, como lo ha señalado Kola- cerámica decorada con simples figuras geomé-
ta (1991), se tradujo en una alta densidad de po- tricas y en algunos casos (alfarería Hualfín) de
blación, la que muy bien integrada en un siste- rasgos técnicos muy pobres, pareciera dismi-
ma socio-político coherente, y con gran capaci- nuir el número de sitios de asentamiento y cam-
dad expansiva y productiva, dio cima a la forma- bian sus patrones. Pero estas “impresiones” son
ción de un fuerte Estado, o un Gran Señorío (Pa- puramente subjetivas basadas en escasa infor-
ramount Chiefdom) como sostenía Schaedel. mación y circunscrita al Valle de Hualfín. Es ne-
Aguada con algunos elementos similares igua- cesario realizar nuevos trabajos y fechados. A
les, no alcanzó cuantitativamente el nivel tia- este primer momento sucedería una nueva fase.
huanacota y prosiguió paralelamente su desa- Aumenta el número de poblados, aparecen nue-
rrollo en menor grado de complejidad cultural. vos tipos alfareros de mejor calidad y más rica
Ambas culturas parecen reconocer un mismo expresión iconográfica (culturas Belén, Santa
destino final con el común denominador de la María) hay mayor producción metalúrgica y
causa ecológica como desencadenante. Esta agricultura con obras hidráulicas especializa-
causa, por completo aleatoria, no pudo ser supe- das y sobre todo la aparición de protociudades
rada por una tecnología adaptativa adecuada aglutinadas, a veces bastante extensas como es
(¿nuevas formas de irrigación?). Esto es lo que el caso de La Paya, con 602 recintos y más de 12
consideramos como “accidente histórico” al co- hectáreas de superficie y quizás 2-3000 habitan-
mienzo de este artículo. El mismo es de carácter tes. Pero también en este caso se impone un ri-
circunscripto y actúa como variable indepen- guroso análisis de sus diferentes momentos y
298 VIII. El Formativo de Argentina

sus contenidos específicos. Debemos discrimi- rio claro entre el Período Temprano y Tardío de
nar muy bien que es lo de desarrollo totalmen- las culturas de la región Valliserrana. Influencias
te local y que es lo que puede estar enmascara- tiahuanacotas llegaron por otras vías en otro
do por la expansión incaica. Es probable que momento a la Quebrada de Humahuaca y aleda-
en lo socio-político reaparezca la organización ños. Estas influencias no pertenecen por lo con-
señorial. trario a lo que ocurre en Aguada a los inicios de
Esta fase se altera bruscamente con la inva- Tiahuanaco (Fase Queya o antes), sino que for-
sión incaica y da comienzo la Etapa Imperial. El man parte del pleno desarrollo del clásico. Por
desarrollo evolutivo local se ve interrumpido otra parte parecen llegar directamente del Titi-
nuevamente por un hecho aleatorio, esta vez de caca a la Quebrada. Allí esas influencias apare-
carácter cultural pero igualmente imprevisible. cen fugazmente sin integrarse a las culturas lo-
La ruptura anterior con el fin de Aguada, fue cales. Muy distinto a lo ocurrido con la forma-
otro hecho aleatorio, imprevisible pero de ca- ción de Aguada. El problema radica entonces en
rácter ecológico. Estos son los “accidentes his- como incluimos ambas regiones y culturas en
tóricos” para calificarlos de alguna manera. Dis- un mismo término clasificatorio y sintético.
tintos y locales que inciden en la conceptualiza- creemos que la clasificación como Período Me-
ción del proceso histórico cultural y de evolu- dio (comprendiendo en este caso tiempo y par-
ción específica. El proceso evolutivo, a nivel te del contenido), incluye tanto a la cultura de
continental, prosiguió en la Región Andina Cen- La Isla de la Quebrada como a La Aguada. Ade-
tral. Allí otros pueblos y culturas alcanzaron el más, de esta manera queda implícita la similitud
nivel estatal o aún imperial de las sociedades de orígenes de la coetaneidad de Aguada y gran
complejas. Es evidente que este no fue el caso parte del Horizonte Medio de los Andes Centra-
de las culturas del NOA, que no superaron en es- les. Debió existir en esos comienzos una cierta
ta fase preinca el nivel de desarrollo tecnológi- similitud en las causas y los mecanismos del
co, religioso y socio-político de Aguada. Aunque proceso que dio origen Aguada y al Tiahuanaco
pudo haber diferencias de grado permaneció Temprano. Sus líneas evolutivas siguen después
dentro de los límites del Formativo. Por eso en diferentes trayectorias. Su estudio es un intere-
términos generales, se debe incluir este momen- sante ejercicio, tanto sobre la evolución especí-
to dentro del Formativo, aclarando su situación fica como General.
tardía en las subdivisiones de esta etapa del
NOA. El empleo del término Tardío no implica AGRADECIMIENTOS
un categorización homotaxial equivalente al de
Formativo Superior, lo que podría hacerlo con- Nuestro más profundo agradecimiento a Pau-
fundir con el Preclásico Superior del Area Andi- lina Ledergerber por su dedicación sin descan-
na o Mesoamericana. Cualquiera sea la designa- so a la organización del simposio y por su infini-
ción que demos a la cultura de La Aguada, ésta ta paciencia para esperar este artículo.
-como ya señalamos- no altera para nada su im- A Myriam Tarragó que nos facilitó copia de al-
portancia como jalón cultural en el proceso his- gunos de sus importantes trabajos.
tórico evolutivo del NOA y es el equivalente por A Marta Baldini, mi colaboradora por déca-
sus orígenes y límites temporales con el Hori- das, por haberme ayudado con su eficacia y efi-
zonte Medio del Centro Nuclear Andino; aunque ciencia, a completar este manuscrito.
esta periodización (uso de Horizontes y Perío-
dos) es muy distinta, metodológicamente, a la
usada en el NOA. Aguada es el jalón demarcato-
VIII. El Formativo de Argentina 299

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302 VIII. El Formativo de Argentina

EL FORMATIVO Y EL SURGIMIENTO DE LA COMPLEJIDAD


SOCIAL EN EL NOROESTE ARGENTINO

Myriam N. Tarragó

Un complejo proceso socioe-conómico y tecnoló- cultural que asume.Olivera (1988) usa el término For-
gico se inició en los Andes entre los milenios quinto mativo como un tipo de sistema de adaptación que
y tercero antes de nuestra Era, al producirse la gesta- implica estrategias que define como productivas. El
ción de nuevas formas de obtención de alimentos a enfoque privilegia el estudio de la “adaptación”y una
través de la agricultura y la ganadería. Este conjunto perspectiva de análisis funcional-sincrónico.
de fenómenos concatenados implicó, también, un Cabe señalar que, a pesar de las diferentes postu-
crecimiento demográfico y la paulatina incorpora- ras teóricas de estos trabajos,se reiteran aspectos sus-
ción del sedentarismo. En su desenvolvimiento, se tantivos tales como el proceso de sedentarismo, el
produjo el desarrollo de un nuevo nivel de organiza- papel de las prácticas agrícolas-ganaderas en la pro-
ción de las sociedades americanas expresado, en el ducción de alimentos, la mayor estabilidad de los
registro arqueológico,por la aparición y la consolida- asentamientos, la ubicación de las viviendas estre-
ción de aldeas con un modo de vida sedentario. Esa chamente relacionada con las labores agrícolas y
época, constatada en distintos lugares de América, pastoriles, así como el desarrollo de nuevas tecnolo-
recibió la denominación de Formativo (Ford 1969). gías.Por lo tanto,en el proceso de re-significación del
En los Andes del Sur,las nuevas condiciones de vi- término en los Andes Meridionales se sigue aludien-
da fueron englobadas en la expresión de Formativo do a un contenido que nosotros consideramos bási-
Regional Surandino, a fin de señalar su especifici- co y fundamental para comprender el cambio so-
dad con respecto al Formativo de los Andes Centra- cial: el proceso de transformación de las sociedades
les (González y Pérez 1966:254). En su formulación hacia una vida aldeana bien establecida, a través de
estos autores partieron de la consideración del For- las implicaciones revolucionarias que se generaron
mativo como un estadio de la evolución social equi- en el tránsito a la producción de alimento. Si se lo
valente al Neolítico del Viejo Mundo,etapa en la cual concibe en este sentido, el Formativo brinda pers-
la revolución agropecuaria ya estaba cumplida. El pectivas de análisis comparativo a nivel macro-regio-
término fue redefinido por Núñez Regueiro nal dentro de la América Andina, aspecto importan-
(1974:177), desde una perspectiva que pone el énfa- te si se pretende abordar cuestiones generales. En
sis en los modos de producción.Destaca que la agri- cuanto al nombre, lo que interesa en última instan-
cultura y la ganadería constituyen una parte esencial cia, es el contenido de un concepto, siempre que
del modo de producción del período, se modifica la quede claro con qué acepción se utiliza (Núñez Re-
tecnología con la incorporación de nuevas manu- gueiro 1975:1). Dado que su uso es corriente, preferi-
facturas como la cerámica, los textiles por telar y el mos no innovar.
empleo del metal. El período representado por comunidades iguali-
El vocablo fue aplicado con posterioridad para el tarias de índole agraria fue de corta duración en las
Noroeste Argentino por otros autores. Raffino regiones andinas centrales. En cambio, en el sureste
(1990:4) utiliza casi el mismo esquema de periodiza- andino se dio un ciclo de larga duración de socieda-
ción que Núñez Regueiro sin aclarar los conceptos des de aldea. El Noroeste Argentino ofrece, en ese
opuestos que se derivarían del neo-evolucionismo sentido, una extraordinaria oportunidad de analizar
VIII. El Formativo de Argentina 303

72°

24°

Figura 1. Noroeste Argentino. 1, Cº Colorado. 2, Antumpa. 3, El Infante, 4, Las Cuevas. 5, Campo Colorado, 6. Kipón.
7, Molleyaco. 8, Tafí. 9, Caspinchango. 10, Loma Alta. 11, Laguna Blanca. 12, Alamito. 13, La Rinconada. 14,
Los Troyanos. 15, El Cantadero.. 16, Punta del Barro.
304 VIII. El Formativo de Argentina

el desenvolvimiento de sociedades aldeanas cuya se desenvolvieron en diversos ámbitos de la región


organización social y de la producción les posibilitó Valliserrana y de los valles húmedos orientales en los
una larga estabilidad de por lo menos 1500 años. primeros siglos de la Era con antecedentes que al-
El presente trabajo se propone realizar un balance canzan al 1000 a.C.
de los datos arqueológicos disponibles acerca de las El Noroeste Argentino comprende los ambientes
unidades sociales conocidas. El segundo propósito desérticos del extremo más austral del altiplano y el
es delinear las tendencias y cambios que ocurrieron paisaje serrano del borde oriental de la Puna que,
entre los siglos V y VII d.C. y que llevaron a algunas por sucesivos escalones,desciende hacia la faja sub-
sociedades formativas a producir los fenómenos de tropical Salto-jujeña. Es la región de los Andes Meri-
integración y complejidad expresados, en el registro dionales donde la relación con el Océano Pacífico
arqueológico, por el complejo estilístico y ceremo- tuvo una menor incidencia en la economía de las so-
nial conocido como Aguada. ciedades precolombinas, que en cambio contaban
con múltiples accesos al Chaco (Fig 1). Estas tierras
LAS SOCIEDADES DEL FORMATIVO bajas de latitudes medias ofrecían una oferta de re-
cursos muy variados en el intrincado mosaico for-
El estudio de las comunidades aldeanas iniciales mado por cejas de selva,montes xerófilos,prados de
en el ámbito del Noroeste Argentino comenzó a per- altura y bosques en galería articulados por grandes
filarse con las investigaciones de Alberto Rex Gonzá- vías fluviales de escurrimiento hacia el Atlántico. Su
lez, quien, a partir de 1950, ejecutó métodos para la papel fue señalado desde los inicios de las indaga-
obtención de secuencias y cronologías regionales. ciones arqueológicas. Parece ser la región andina
Entre sus principales aportes para la problemática,se que mayor vinculación sostuvo con la vertiente
encuentran las columnas cronológicas de los valles atlántica propiamente dicha.
de Tafí en la provincia de Tucumán, de Hualfín y Los antecedentes del proceso aldeano todavía no
Abaucán en la provincia de Catamarca, además de están bien documentados. Sin embargo, la informa-
sitios varios como Pozuelos en la puna jujeña y Pam- ción empírica, que todavía es esporádica, plantea el
pa Grande en el sur de Salta. La secuencia maestra uso de alfarería culinaria con cocción probable de
de Hualfín propuesta por González en 1955, fue lo- alimentos cultivados hacia el 1000 a.C. en la cueva
grada a través del método de seriación de contextos de Cristóbal, en el borde la Puna jujeña (Fernández
mortuorios. Después, con la aplicación del método 1988-89). Esta fecha se ve reforzada por otra similar
del C-14 y la incorporación del análisis cuantitativo para restos cerámicos utilitarios en el Alero I de Inca
por medio de computadora, fue posible poner a Cueva.
prueba esa secuencia relativa y ajustarla (González y Entre el 600 a.C. y el siglo VI de nuestra Era, los es-
Cowgill 1975). pacios puneños y valliserranos aptos fueron paulati-
La obtención de marcos cronológicos básicos y namente colonizados por sociedades aldeanas di-
las preguntas que se suscitaron en ámbitos espacia- versas y relativamente pequeñas que construyeron ti-
les acotados, actuaron de estímulo para la investiga- pos de asentamiento peculiares (Fig 1). En la franja
ción de asentamientos de aldea específicos.A partir oriental de la Puna,o Puna Seca,se han registrado las
de la década del 60, se iniciaron excavaciones ar- aldeas de Cerro Colorado 2,La Quiaca Vieja y Tucute
queológicas que se proponían este objeto de estudio 1,ubicadas todas en la provincia de Jujuy.En la Puna
en diversas regiones del Noroeste Argentino (Núñez Salada u occidental de la actual provincia de Cata-
Regueiro 1971; Pérez 1973; Heredia 1974; Dougherty marca, se hallan en forma más espaciada y vincula-
1974; Raffino 1977; Sempé 1977;Tarragó 1978, 1980). das a cuencas con concentración de recursos, los
Estudios recientes, que se apoyaron en aquellos asentamientos de Tebenquiche en el salar de Antofa-
trabajos primeros, han permitido profundizar el gra- lla (Krapovickas 1955), Casa Chávez Montículos y si-
do de información e incorporar nuevas entidades so- tios anexos en Antofagasta de La Sierra (Olivera
cioculturales a las ya conocidas (Berberián et al. 1988) y, en Laguna Blanca, una serie de núcleos al-
1988, Olivera 1988, Scattolin 1990). deanos en medio de amplias instalaciones agrícolas.
El conjunto de estas investigaciones demuestra la El mayor número de emplazamientos aldeanos se
existencia de una serie de sociedades aldeanas que ha ubicado en el ecosistema de valles y quebradas
VIII. El Formativo de Argentina 305

Figura 2. Patrón de asentamiento. Loma Alta, Catamarca.

mesodérmicas. En el ámbito de la Quebrada de Hu- ñales de ocupaciones aldeanas en montículos a lo


mahuaca, provincia de Jujuy, se conoce hasta el pre- largo de la red fluvial como en las localidades de Pal-
sente,la existencia de dichos asentamientos en la zo- palá, El Infante y El Piquete (Dougherty 1974).
na de Antumpa, en el conoide fluvial de Tilcara y la La Quebrada del Toro y el Valle Calchaquí, en la
cuenca anexa de Alfarcito, en Estancia Grande (Pé- provincia de Salta,fueron focos importantes de desa-
rez 1973) y Huachichocana. En su borde oriental se rrollos agrarios diversificados. Los asentamientos de
encuentran vestigios en Iruya, Santa Victoria y Valle Cerro El Dique, Potrero Grande, Las Cuevas y Las Ca-
Grande de Jujuy.Más hacia el este,el gran sistema hí- pillas, entre otros, han sido registrados en la primera
drico de los ríos San Francisco y Bermejo posee se- quebrada (Raffino 1977). Por su parte, el alto Valle
306 VIII. El Formativo de Argentina

Figura 3. Patrón de asentamiento. El Alamito, Unidad D.

Calchaquí ha proporcionado toda una serie de asen- chango, Andalhuala y Famatanca, departamento de
tamientos formativos, verbigracia, Campo Colorado, Santa María. El mismo tipo de patrón se sucede a
Potrero Ralo, Kipón, Potrero Gutiérrez, Jaime, etc. (Ta- continuación, en la falda occidental del Aconquija,
rragó 1980:35).En el tramo inferior del mismo río hu- en una serie de oasis en las quebradas de Tesoro,Ce-
bo otros sistemas agrarios que se instalaron en torno rrillos (Fig 2), Buey Muerto, Zarzo, Loma Redonda, El
de la llanura aluvial, en la zona que comprende des- Arenal, Las Conchas (Scattolin 1990).
de San Carlos a Cafayate.Siguiendo por el valle de Yo- En ambientes de valles más húmedos,lo que posi-
cavil,existen grandes áreas de campos agrícolas con bilita la formación de prados naturales de tipo “alpi-
viviendas del Formativo como ocurre en Caspin- no”, se emplazan los interesantes sistemas aldeanos
VIII. El Formativo de Argentina 307

de Tafí (González y Núñez Regueiro 1960, Berberián de envergadura; d) colocación a la vera de caminos
et al. 1988), en la provincia de Tucumán, y Alamito en nudos caravaneros que ofrecían agua y forraje
(Núñez Regueiro 1971),en el Campo del Pucará,pro- (Fig 1).
vincia de Catamarca (Fig 3). Al oriente de estos dos La ubicación en fajas ambientales de transición
conjuntos, existen huellas de aldeas con menor visi- entre ambientes de quebrada y de puna,se presenta
bilidad arqueológica en las Selvas Occidentales del en varias zonas como,por ejemplo,en los sistemas al-
sur de Salta y Tucumán, tales como las descubiertas deanos de Antumpa y Estancia Grande en Jujuy;
en La Candelaria,Pampa Grande,Chuscha,Choromo- Campo Colorado,Las Cuevas y Las Pailas en Salta;Lo-
ro, Molleyaco y Alto de Medina, entre otros (Heredia ma Alta, Catamarca. Durante el ciclo agrario podían
1974). manipular, en cortas distancias, los recursos de pas-
Los Valles de Hualfín y de Abaucán, provincia de tos para los camélidos por encima de los 3000
Catamarca, proporcionaron también numerosas ma- m.s.n.m.y los recursos hídricos de los fondos aluvio-
nifestaciones aldeanas conocidas,en primera instan- nales de quebradas para un cultivo de valle. Sin du-
cia, a partir de materiales mortuorios de sitios como da, fue una posición de gran valor desde un punto
La Ciénaga y Condorhuasi. La secuencia regional de vista económico pues posibilitaba un alto grado
planteada fue controlada luego por fechados radio- de autosuficiencia a esas pequeñas poblaciones.
carbónicos (González y Cowgill 1975).Excavaciones El emplazamiento en el límite entre quebradas se-
de áreas de vivienda, sobre todo en Abaucán, permi- miáridas y valles más húmedos fue otra opción que
tieron luego, asociar aspectos arquitectónicos y fun- manejaron algunas sociedades aldeanas para sacar
cionales de índole doméstica (Sempé 1977). provecho de los recursos agrícolas y forestales mu-
En el extremo meridional del Noroeste, en los va- cho más ricos y variados que les ofrecía la falda
lles preandinos de La Rioja y San Juan se han recu- oriental andina.Este tipo de ubicación es conspicuo
perado indicadores relacionados con antiguos pro- de la zona de Valle Grande, Iruya,Tafí del Valle y Ala-
cesos de tránsito a la producción de alimentos culti- mito.
vados en las grutas de Ansilta.A partir del 500 a.C. se La colocación de la aldea en la intersección de
fue dando el paso paulatino a la constitución de al- cuencas hidrográficas de envergadura permitía,ade-
deas estables con un particular manejo agrícola en más de mejorar el acceso a recursos locales, partici-
Punta del Barro, Bauchaceta y Calingasta (Gambier par en el intercambio de productos a mayor distan-
1988). cia dentro del marco regional.Estos factores parecen
haber interjugado activamente, en las aldeas de los
Emplazamiento de la aldea y aprovisionamiento valles de Abaucán y Hualfín, en la provincia de Ca-
tamarca,Iglesias en San Juan y San Francisco en Ju-
La posición de las aldeas dentro del territorio de juy. Un caso ejemplar se dio en el sector entre San
explotación tomó variadas formas pero en todos los Carlos y Cafayate,zona “pivote”entre el valle Calcha-
casos se observa una elección apropiada para el me- quí, el valle de Santa María y la confluencia de am-
jor acceso a los recursos. El análisis efectuado nos bos en el río Guachipas, de pendiente atlántica. Es
lleva a plantear que la ubicación de las comunida- notable la variedad de bienes y la fuerte interac-
des agrarias del norte argentino en puntos estratégi- ción de esas sociedades tanto hacia el Oriente, con
cos del gradiente andino o en el cruce de antiguos la zona de Candelaria, como hacia el Pacífico, con
caminos les permitió aprovechar los productos de el área de Atacama.
los distintos pisos, así como participar en el inter- La situación en nudos caravaneros, con reservas
cambio de bienes con otras aldeas próximas y con de agua y forrajes, parece haber sido una elección
diversos grupos humanos ubicados a larga distancia. predominante en los ambientes puneños, con zonas
Se señalan las siguientes alternativas en cuanto a la de recursos circunscriptos y escasos.Los sistemas de
situación de la aldea en su entorno: a) ubicación en aldeas en Laguna Blanca,Antofagasta de La Sierra y
ecotonos entre la puna y quebradas del borde mon- Tebenquiche en el camino que atraviesa la puna sa-
tañoso oriental; b) posición de ecotono entre que- lada en dirección a los oasis de Atacama es un caso
bradas áridas y valles más húmedos del este; c) ins- de pequeñas poblaciones integradas en redes de trá-
talación en la intersección de cuencas hidrográficas fico a media y larga distancia. Otros nudos se dieron
308 VIII. El Formativo de Argentina

en la puna Jujeña, tales como La Quiaca, Pozuelos, Montículo, La Quiaca Vieja y Cerro Colorado 2. No
San Juan Mayo y Susques. obstante, los casos de patrón aldeano agrupado son
escasos. Se lo encuentra con definición, en sitios del
Asentamiento y organización social valle Calchaquí como Campo Colorado y Kipón,pro-
bablemente también en Las Cuevas, quebrada del
Según la forma de distribución y la densidad de Toro.Al parecer, estas aldeas de mayor densidad fue-
las casas, se pueden distinguir las aldeas con vecin- ron menos frecuentes en el Noroeste y verosímil-
dario agrupado o de mayor densidad, los caseríos o mente estarían representando un grado de desarro-
grupos de casas dispersas y las unidades habitacio- llo social mayor. Su tamaño sugiere un crecimiento
nales aisladas o estancias que se disponen entre los demográfico considerable y prácticas agropecuarias
campos de cultivo. bien establecidas.
El patrón de asentamiento que predominó fue el Un asentamiento también monticular, pero de pa-
trazado alveolar o tipo Tafí.Se compone de varias ha- trón habitacional rectangular, toda una novedad
bitaciones circulares con muros de piedra seca, que dentro del período Formativo,se desarrolló en Saujil,
se distribuyen en torno de un patio central. El espa- Valle de Abaucán (Sempé 1977: Lámina I).
cio central parece haber sido el foco de múltiples ac- En las Selvas Occidentales, en cambio, el padrón
tividades tanto de índole doméstica como de carác- de instalación fue mucho más sencillo. Se trata de
ter ceremonial (González y Núñez Regueiro 1960, fondos de cabañas cuyo contorno circular era deli-
Berberián et al. 1988). mitado con piedras que servían de apoyo a las pare-
Un modelo de instalación similar, pero con algu- des livianas,de caña y barro.Este tipo de vivienda fue
nas particularidades, se registró en Cerro del Dique, común tanto en el área sur, o Candelaria, como en
Laguna Blanca y el grupo de asentamientos en la fal- las Selvas Occidentales septentrionales o San Fran-
da occidental del Aconquija. Se trata de aldeas pe- cisco (Fig 1).
queñas compuestas por núcleos de vivienda circula- El primer caso de planificación recurrente del es-
res rodeadas de sus parcelas de cultivo que se dispo- pacio aldeano se produjo, al parecer, en los asenta-
nen en forma escalonada sobre terrazas o conos de mientos Alamito, del Campo del Pucará (Núñez Re-
acumulación fluvial (Fig 2).Ejemplos de este tipo de gueiro 1971) entre los siglos II y VI d.C.Varias habita-
asentamiento se han registrado en Estancia Grande, ciones de forma trapezoidal se disponen radialmen-
Antumpa y Alfarcito en la quebrada de Humahuaca, te al este del espacio o patio central mientras que al
Caspinchango y Andalhuala en el valle de Santa Ma- occidente se emplazan dos plataformas ceremonia-
ría e Ingenio del Arenal.En su conjunto,como apare- les y más hacia el oeste, un notorio montículo basu-
cen expresados en el sitio de Loma Alta, tales case- ral. Si se atraviesa el núcleo con un eje Este-Oeste
ríos estarían representando la residencia de varios que pase por el pasillo entre las dos plataformas, re-
grupos familiares intervinculados y socialmente sultan dos mitades similares (Fig 3).
igualitarios (Scattolin 1990). Estas comunidades de aldea fueron ampliando el
Otra clase de aldeas son las que presentan en la aprovechamiento de los espacios fértiles,que eran li-
actualidad un aspecto monticular semejante a Wan- mitados y discontinuos, mediante la fisión de los nú-
karani, en el altiplano boliviano. Se trata de aldeas cleos aldeanos y la colonización de nuevas fajas. A
concentradas integradas por viviendas también cir- medida que expandían sus formas de ocupación del
culares, pero con muros de barro, que se iban ado- hábitat,fueron también desarrollando una rica gama
sando unas a otras conformando varios sistemas de de bienes manufacturados.
celdas.Es el caso de la aldea de Tulor en los Oasis de A partir de la distribución de los asentamientos en
Atacama y de Campo Colorado,en la vertiente orien- el espacio regional y de la confrontación entre los
tal. La ductilidad del barro les permitía reconstruc- rasgos singulares y los aspectos compartidos postula-
ciones sucesivas en el mismo espacio. Tanto en Las mos el funcionamiento, en los primeros siglos de
Cuevas como en Campo Colorado se registraron cin- nuestra Era,de sistemas de aldeas vinculadas entre sí
co superposiciones constructivas (Raffino 1977, Ta- por lazos económicos y sociales. Se trataría de gru-
rragó 1980). Las características monticulares se han pos agrarios de tamaño pequeño que mantuvieron
observado,también,en Punta del Barro,Casa Chávez relaciones directas, cara a cara. Ubicados en las pro-
VIII. El Formativo de Argentina 309

ximidades, o entre treinta y cuarenta kilómetros, las sociedades Alamito-Condorhuasi del Campo del
mantenían relaciones de vecindad,a través de víncu- Pucará y sus vinculaciones con poblaciones del va-
los de reciprocidad,lo que les permitía mejorar el ac- lle de Ambato y de Hualfín.Habría señales de luchas
ceso a los recursos,asegurar su reproducción y crear y desajustes a juzgar por el abandono repentino y
contextos de refuerzo social de carácter prolongado. aparentemente violento de las aldeas más tardías de
Estas relaciones se expresan a nivel arqueológico,en Alamito. Correlativamente, en Ambato se han docu-
las tradiciones tecnológicas y estilísticas comunes al mentando estructuras residenciales con columnas
igual que en los modos de instalación similares. de piedra similares (Figs 3 y 4) a las de Alamito (Pé-
Según la muestra conocida,podemos visualizar es- rez y Heredia 1987; Gordillo 1990). También existen
tos sistemas en el Alto Valle Calchaquí, en la red for- indicios de ocupaciones Alamito en la falda del pie-
mada por las aldeas de Campo Colorado,Huasa Cié- demonte de Tucumán.
naga,Kipón,Jaime y Las Pailas temprano.Es probable Las transformaciones de la base económica y tec-
que la aldea de Kipón haya sido la aldea primera o nológica se vinculan con la explotación de nuevas
madre de las demás que fueron estableciéndose por variedades de cultivos más productivos, como el ca-
división o segregación de aquella ocupando las tie- so de razas de maíz de mayor rinde, y amplios siste-
rras aptas, de acuerdo con la propuesta de Service mas de áreas agrícolas en Ambato con probables
(1984:94) para el desarrollo de aldeas en un área de obras de regadío (Pérez y Heredia 1987:171). La
recursos diversificados. Sin embargo, parecería que abundancia de restos óseos de camélidos en los si-
con el tiempo,Campo Colorado llegó a ser una aldea tios de residencia indica un buen desarrollo del
nuclear per se. En la quebrada del Toro puede haber pastoreo. Pero parece que estos avances tecnológi-
ocurrido un proceso similar.Otros sistemas aldeanos cos estuvieron precedidos por situaciones de desa-
se dieron en el Valle de Santa María (Tolombón, El justes entre el aumento de población, el desarrollo
Bañado, Caspinchango, Andalhuala), en la Falda del de los medios de producción y probables coyuntu-
Aconquija,la Cuenca de Laguna Blanca y el Valle de ras climáticas desfavorables entre el 450 y 600 d.C.,
Hualfín. al menos en la parte centro-oriental de la región Va-
Uno de los sistemas más visibles y extensos se dio lliserrana.
en el valle principal de Tafí y quebradas subsidiarias A comienzos del siglo VII, dos esferas de interac-
de El Mollar,Anfama y El Pedregal conformando una ción económica y sociocultural independientes es-
compleja trama de unidades domésticas y áreas de taban funcionado en los Andes de Argentina: Agua-
explotación (Berberián et al. 1988:42, 47). En la Que- da e Humahuaca. Esta última se relaciona con las
brada de Humahuaca existen conjuntos de asenta- poblaciones Yavi Temprano (Cerro Colorado sitio 2),
mientos con características compartidas en Tilcara, Las Cuevas y La Isla de Tilcara que desde núcleos po-
Alfarcito,Humahuaca y Estancia Grande.En el borde blados en la Puna Seca y en la Quebrada homóni-
oriental de la puna más húmeda se dio el sistema al- ma, complementaban los recursos de la altiplanicie
deano de la Quiaca Vieja y Cerro Colorado con pro- puneña, quebrada y valles, entre los 22° y 25° de La-
longaciones hacia Iruya y Santa Victoria. titud Sur. Mantenían, a la vez, activas redes de inter-
Con organizaciones sociales de carácter tribal y re- cambio con regiones bajo el influjo de Tiwanaku,co-
laciones esencialmente igualitarias (Service mo las tierras altas y valles meridionales de Bolivia
1984:66,73) lograron una prolongada estabilidad (territorios Lipez y Chicha),el Loa y los Oasis de Ata-
dentro de ese nivel de desarrollo, manteniendo al cama. Permanecieron, en cambio, fuera de la esfera
mismo tiempo diverso dinamismo en las redes de de interacción de Aguada, hecho altamente signifi-
tráfico a larga distancia con otros conjuntos aldea- cativo para comprender los procesos de los Andes
nos del Altiplano y de la vertiente pacífica. Meridionales durante la época de Tiwanaku (Brow-
man 1980,Tarragó 1977).
HACIA LA COMPLEJIDAD SOCIAL La segunda esfera de interacción abarca el com-
plejo proceso socioeconómico y religioso conocido
Las condiciones de estabilidad empezaron a disol- como “La Aguada” que se desarrolló en el corazón
verse hacia el siglo V d.C. manifestándose cambios semiárido de la región valliserrana y en su borde
en la base económica y social.Esto tiene que ver con oriental húmedo (González 1961-64 y trabajo en este
310 VIII. El Formativo de Argentina

Figura 4. Iglesia de Los Indios, La Rinconada. Plataforma. Detalles constructivos (según Gordillo 1990).

libro). La densidad de sitios arqueológicos, su dife- de tal carácter se han observado en la Loma Larga
renciación y subordinación dentro de sistemas de de Shincal,Valle de Hualfín, en Chaquiago y en An-
asentamientos más grandes, pero sobre todo la apa- dalgalá. En el Norte de La Rioja se han registrado si-
rición del conjunto arquitectónico constituido por el tios en Bañados del Pantano, Anillaco, El Cantadero,
“núcleo plaza-pirámide”, sugieren un crecimiento El Pedregal y Los Troyanos.Estos últimos presentan la
demográfico notorio con respecto a los sistemas de particularidad de estar adornados por piedras de
aldeas de comienzos de la era y cambios en el nivel tres colores, blanco, negro y rojo.
de organización social con la gestación de estamen- Sin embargo, parece ser que el centro “Iglesia de
tos sociales jerarquizados. Estructuras ceremoniales los Indios”en La Rinconada de Ambato,precisamen-
VIII. El Formativo de Argentina 311

te el más antiguo, fue el que alcanzó mayor enverga- de esas organizaciones dentro de los diversos es-
dura. Con una fecha para la base de la pirámide de pacios regionales (Earle 1990).
570 d.C.,sufrió varias fases constructivas hasta alcan- Se trata de la aparición, por primera vez en el No-
zar la planta en U característica (Fig 4, Gordillo roeste, de relaciones sociales desiguales o asimétri-
1990:21-23). Un centro probablemente similar ha si- cas. Los linajes de los señores-sacerdotes habrían
do documentado por Pérez y Heredia (1987:166) en ejercido su influencia en el mundo circundante a
el “Bordo de los Indios”. través de redes de “redistribución” de bienes de alto
El complejo religioso gestado en torno del culto fe- valor simbólico, desde los centros ceremoniales de
línico, de viejas raíces andinas, del hombre-jaguar y distinta jerarquía.
de la práctica del cráneo trofeo debió de estar estre- En el estado actual del conocimiento,el sitio de La
chamente vinculado con el uso de alucinógenos y el Rinconada aparece como el centro de mayor nivel
proceso de transformación chamánica. de desarrollo socioeconómico como político,proba-
Un abundante bosque con el árbol del cebil se de- blemente sustentado por un recurso de primera im-
sarrolla al este de Ambato, en la falda oriental de la portancia en la vida ceremonial andina, la naturale-
Sierra del Alto.Si bien participó de los adelantos tec- za psicotrópica del árbol del cebil (Anadenanthera
nológicos de las sociedades altiplánicas y de un an- sp.) y por el trabajo de especialistas en bienes sun-
tiguo núcleo mítico-simbólico sur andino (Pérez tuarios.
1986), puso de manifiesto en el transcurso de su de- Hacia el siglo IX d.C.,los centros ceremoniales que
senvolvimiento una sensible autonomía con respec- habían actuado como polos de desarrollo y ejes
to a los centros hegemónicos del altiplano. aglutinantes,habían dejado de funcionar.Mientras se
La expansión de esa concepción religiosa a di- descomponía el fenómeno Aguada otros procesos
versas zonas a través de la circulación de objetos estaban en gestación anunciando un nuevo nivel de
ceremoniales y de los cruentos rituales, incidió de evolución social en el Noroeste Argentino. La época
diversas formas en las sociedades de un amplio ra- de Desarrollos Regionales se caracterizó por la con-
dio desde Angastaco, en Salta, hasta el norte de formación de sociedades pre-estatales jerarquizadas,
San Juan y desde Antofagasta de La Sierra y Teben- con un mayor énfasis en los aspectos seculares de la
quiche hasta la ceja de bosque en Ancasti y Tucu- vida social.Tal desenvolvimiento se basó en un cre-
mán, por el oriente. Considerada en primera ins- cimiento demográfico notable, la intensificación de
tancia como una entidad cultural unitaria, diver- la ganadería y de la agricultura hidráulica, y la espe-
sos estudios plantean ahora, que la Aguada es la cialización artesanal altamente calificada, aspectos
manifestación arqueológica de un proceso de in- todos que posibilitaron el desarrollo de organizacio-
tegración regional (Pérez y Heredia 1987, Núñez nes políticas poderosas expresadas en ámbitos terri-
Regueiro y Tartussi 1987). toriales bien definidos y con cabeceras urbanizadas.
Por nuestra parte, pensamos que el complejo
Aguada con sus varias manifestaciones territoria- Agradecimientos.
les y estilísticas diferenciales, es el reflejo a nivel
arqueológico, de organizaciones sociopolíticas de Agradezco la lectura y las valiosas correcciones
carácter teocrático que se encontraban en distin- del manuscrito al Dr. José A. Pérez y al Lic. Miguel A.
tos niveles de consolidación de su poder político. Palermo. Igualmente expreso mi reconocimiento a
Las representaciones iconográficas plasmadas en Paulina Ledergerber, organizadora del Simposio so-
estilos altamente visibles actuaron de legitimación bre el Formativo.
312 VIII. El Formativo de Argentina

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314 VIII. El Formativo de Argentina

EVOLUCIÓN DE LA TECNOLOGÍA PREHISTÓRICA


EN EL SUDESTE DE AMÉRICA DEL SUR

Jorge Amilcar Rodríguez

INTRODUCCIÓN derivan de su inspiración e implicancias teóricas.


Estas y otras razones comprometen su vigencia en
El presente trabajo intenta analizar el proceso la arqueología americana.
cultural precolombino, sobre todo el desarrollo tec- Aunque la fragmentación de los desarrollos cul-
nológico, de la cuenca del río Plata, la cual abarca turales en unidades como “etapas” o “períodos” es
buena parte del sudeste sudamericano(Fig. 1). un expediente instrumental muchas veces necesa-
Reiteradamente se ha intentado erigir al Formati- rio, ello a menudo genera más problemas que solu-
vo como una de las etapas que mejor unifica a la ar- ciones a la hora de interpretar la dinámica cultural,
queología americana.Pero esto puede ser válido,no sobre todo en un tipo de desarrollo como el que
sin objeciones,sólo para las áreas llamadas “nuclea- aquí se analiza. En consecuencia, en este trabajo se
res” y “perinucleares” (Andina y Mesoamericana). adoptará una aproximación de sistematización in-
En la mayor parte de las tierras bajas llamadas “mar- tegrativa diferente y se aplicará como categoría ma-
ginales” su aplicación ha enfrentado mayores difi- yor la noción de “tradición”. No por que este con-
cultades y por ende fue más esporádica. Su defini- cepto esté excepto de problemas, sólo por el hecho
ción ha soportado variantes, pero la acepción más que para este caso y contexto particular es el más
repetida lo concibe como la etapa cultural en la pertinente. En la mayoría de las síntesis culturales
que aparecen y/o se afianzan una serie de aspectos elaboradas para el área se lo viene utilizando como
que son fundamentales para los desarrollos más unidad de integración.Por otro lado,no tiene un en-
complejos que luego emergen,a saber: la cerámica, casillamiento teórico ni una definición rígida que
vida aldeana, prácticas agrícolas intensivas, cultos inhiba su readecuación.También facilita una mejor
elaborados,arquitectura y arte relacionado al culto, visión de la continuidad cultural.
jerarquización social (Coe 1963:31,Willey y Phillips Lo crucial, entonces, es explicitar el significado
1958:144, Ford 1969:5). Es decir que ese complejo que se le otorga y definir algunos parámetros para
de rasgos habría sido la base en la que se asentaron su acotación:
los desarrollos posteriores que en algunas regiones -Se trata de la pervivencia continuada, en un lap-
desembocaron en las “altas culturas”. Tal concep- so de tiempo y en un espacio determinado, de las
ción no tiene cabida en otras áreas que no sean las propiedades formales básicas de un conjunto de
“nucleares”, por lo que fue sufriendo modificacio- asociaciones de artefactos.
nes al extenderse su aplicación a otros ámbitos del -Las entidades que conforman una tradición
continente.De todas maneras,en la arqueología del comparten un conjunto de rasgos básicos, pero el
sudeste de América del Sur este concepto pasó ca- mismo casi nunca se repite en forma idéntica, ho-
si desapercibido. Es que las características de los mogénea o unitaria, porque la realidad cultural es
desarrollos culturales en la mayor parte de las tie- variable.
rras bajas son muy diferentes a los de las áreas pa- -Una tradición puede no corresponderse con una
ra las que fue creado. unidad racial, lingüística o étnica.
En síntesis, el Formativo, como otras unidades ta- -En una misma tradición es perfectamente posi-
xonómicas, adolece de diversos problemas, no sólo ble y más bien cabe esperar variación adaptativa
de índole operativa sino también algunos que se diacrónica y/o sincrónica.
VIII. El Formativo de Argentina
315

Figura 1. Mapa del área considerada, sudeste de América del Sur.


316 VIII. El Formativo de Argentina

-El que se definan tradiciones amplias, abarcati- posterioridad se suceden los eventos áridos del
vas o en su defecto restringidas depende de los cri- ± 3000-1500, ±700 y ±300 A.P. de gran significación
terios clasificatorios que aplica el investigador. para las poblaciones humanas.
Aquí, dadas las características del desarrollo cultu-
ral y con el propósito de potenciar su significación ENUMERACIÓN DE LAS ENTIDADES
sistemática, se tiende a enfatizar la diferenciación,
resultando un esquema bastante partitivo. Tradiciones acerámicas
En el análisis que sigue se ha puesto énfasis en lo
artifactual, en lo tecnológico, ya que es la evidencia Una descripción más amplia de estas entidades
a disposición mas abundante y sólida. La recons- puede encontrarse en Kern (1983), Schmitz (1987)
trucción que se propone no tiene otra pretensión o Rodríguez (1992), quienes a su vez han recopila-
que sugerir lineamientos generales, algunos plan- do información de numerosas fuentes.
teos y argumentos son especulaciones que necesi- Las manifestaciones más tempranas que apare-
tan corroborarse. cen en el área entre 12500 y 9000 A.P. (Miller
1987:54) corresponden a lo denominado como tra-
AMBIENTES Y PALEOAMBIENTES dición Paleoindígena.Exhibe evidencias,hasta aho-
ra, solo en el río Uruguay medio pero es muy posi-
En la actualidad esta parte del continente es tem- ble que tenga una distribución mayor. El ambiente
plada, con una temperatura media anual que varía ocupado parece ser la sabana y la selva en galería
entre 23°C en el norte y 15°C en el sur, y relativa- de los ríos mayores. Los vestigios exhumados con-
mente húmeda, con precipitaciones que fluctúan sisten en artefactos líticos tallados,muy escasos res-
entre 2200 mm y 1000 mm.Su relieve es alto y ondu- tos faunísticos y algunas semillas quemadas.
lado en el sector septentrional, donde se manifiesta La tradición Umbu se hace presente por lo me-
el plan alto brasileño, y relativamente bajo y llano nos en el 8000 A.P. y persiste hasta el afianzamiento
en la parte meridional, produciéndose esa transi- de las entidades cerámicas.Tiene una amplia distri-
ción en forma gradual. Los dos tipos de vegetación bución en casi toda el área, ocupando ambientes
dominantes son la selva (pluvial atlántica, de arau- abiertos variados. El registro material consiste bási-
caria, tropical, en galería) y la sabana (abierta y ce- camente en artefactos de piedra tallados y pulidos.
rrada). La variación ambiental que se manifiesta es En unos pocos sitios se han detectado artefactos de
marcada, pudiendo ser sintetizada esquemática- hueso, restos de fauna (holocénica), semillas, frutos
mente así: (a) el plan alto, (b) la planicie costera y enterramientos humanos.
atlántica (c) las sabanas y estepas, (d) la llanura ri- Sobre las márgenes del río Sao Francisco Verdadei-
bereña paranaense. ro, afluente del Paraná, Chmyz (1982:14) encontró
En el pasado el clima experimentó en esta parte manifestaciones poseedoras de puntas de proyectil y
del continente reiterados cambios (Markgraf y trabajo bifacial, que denominó Fase Vinitú. En un
Bradbury 1982:41, Iriondo 1991), con la consecuen- principio no fue adscripta a tradición alguna, pero
te transformación de las comunidades vegetales y últimamente algunos autores (Schmitz 1990, Ribeiro
animales (Ab´Saber 1977:2, 1989:20, Ochsenius 1990) la han incluido en Umbu. Se ha sugerido para
1985). Una síntesis esquemática de los eventos so- este complejo una antigüedad de unos 8000 A.P., lo
bresalientes, ocurridos en los últimos 15000 años, cual no está corroborado por dataciones absolutas.
indicaría lo siguiente: al inicio de ese lapso el clima La tradición Humaitá, previamente subtradición
fue más frío y seco que el presente, después del Tamanduá (Rodríguez 1992:182), se distribuye bási-
12000 comienza la transición Pleistoceno\Holoce- camente a lo largo de los ríos que surcan el Planalto
no con una elevación gradual, al principio lenta y (Paraná, Uruguay, Jacuí, etc.) y que tienen densa ve-
descontinua, de la temperatura y la humedad (hay getación selvática en sus márgenes, a veces mezcla-
alternancia de períodos con precipitaciones inten- da o próxima al bosque de araucaria. La caracteriza
sas); para el 8000 ya está instalado un clima subtro- una industria de artefactos líticos que combina talla
pical húmedo (tropical en el norte del área) que bifacial gruesa y unifacial. Su antigüedad máxima
con alguna alternancia (árida) persiste hasta el está todavía en dudas,por algunos indicios podría re-
3500, dentro de este intervalo hay que notar el “op- montarse hasta unos 8500 A.P., pero sus dataciones
timun climaticum” (± 5500) cuando la temperatura más seguras son a partir del 7000 A.P., persistiendo
y la humedad alcanzan su máxima expresión; con hasta la aparición de las entidades cerámicas.
VIII. El Formativo de Argentina 317

La tradición Ivaí, antes subtradición Ivaí, tiene su guay.A ambas manifestaciones las unifica la presen-
distribución centrada en la cuenca del Paranápane- cia de una cerámica bien elaborada con la técnica
ma, donde aparece alrededor del 6500 A.P. y en el decorativa del surco rítmico como rasgo más típico.
Uruguay medio,donde se hace presente a partir del Goya-Malabrigo se distingue por los escultóricos
4500 A.P. La vegetación en estas regiones es la selva apéndices zoomorfos. Los restos faunísticos de ani-
extendida y ribereña respectivamente. El registro se males de la várzea del Paraná suelen ser abundan-
reduce por lo general a materiales líticos con talla tes. En los mismos sitios habitacionales aparecen
unifacial y pulidos. entierros primarios en posición extendida y secun-
La tradición Litoraleña se presenta entre el 6500 y darios (paquetes funerarios).
el 1200 A.P. a lo largo de la costa atlántica, desde To- La tradición Tupiguaraní llega al área ya desarro-
rres\Tramandaí hacia el norte. Se trata de los montí- llada unos 1500 A.P. para expandirse por buena par-
culos (conchales) denominados “sambaquies”. Ex- te de la misma, ocupando básicamente los ambien-
hibe artefactos de piedra, concha y hueso. Los res- tes con formaciones selváticas. En lo que se refiere
tos faunísticos más abundantes son los provenien- a su cultura material la define una cerámica con
tes del mar.Son comunes los entierros primarios,ex- decoración plástica y formas de vasijas bastante ex-
tendidos o flexionados, a veces depositados en fo- clusivas. Hay además instrumentos de hueso y líti-
sas apuntaladas con huesos de ballena, piedra o ar- cos tallados o pulidos.Suelen presentarse abundan-
cilla. Pueden estar cubiertos de ocre y acompaña- tes restos faunísticos de ambientes acuáticos como
dos de alguna sencilla ofrenda. terrestres. Los entierros secundarios en urnas son
los más populares.
Tradiciones cerámicas
TECNOLOGÍA LÍTICA
La tradición cerámica más antigua parece ser Sa-
banas Bajas, remontándose al 2400 A.P.. Se subdivi- Artefactos tallados
de en tres subtradiciones: Salto Grande,Vieira e Ibi-
cueña. Tuvo su distribución en la parte meridional Paleoindígena se caracteriza por tener puntas de
del área, ocupando particularmente las márgenes proyectil, bifaces (preformas), cuchillos bifaciales,
de ambientes acuáticos, ya sean ribereños, laguna- raspadores (circulares, terminales, laterales), lascas
res o de esteros. La caracterizan artefactos líticos con rastros de uso y “choppers” . Las puntas son pe-
toscos, instrumentos de hueso y una cerámica pre- dunculadas,con limbo triangular estrecho,poca de-
dominantemente lisa,de formas simples y manufac- finición morfológica y de un tamaño que tiende a
tura rudimentaria.Además,el registro generalmente ser reducido.
también incluye restos faunísticos (sobre todo ma- El conjunto de Umbu es muy semejante al antes
míferos,peces y moluscos).Se exhumaron entierros descripto, se agregan nuevos tipos de raspadores,
primarios y secundarios, particularmente en Vieira muescas, puntas perforantes, y buriles. Las puntas
e Ibicueña. de proyectil son por lo general de mayor tamaño y
La tradición Planáltica, que es más o menos con- aparecen nuevas formas. (Fig. 2, 9 al 12). Se observa
temporánea de la anterior,está conformada por dos diversidad tipológica y variación morfológico\esti-
subtradiciones: Tacuara e Itararé. Como su denomi- lística entre los conjuntos de las distintas fases, lo
nación lo indica su distribución se centra en el Pla- cual es de esperar dada la amplitud espacial y tem-
nalto, al sur del Paranápanema, pero también llegó poral abarcada por la tradición.
a extenderse a la costa atlántica adyacente. De su Ivaí exhibe especímenes unifaciales (Fig.2,1 al 4)
cultura material se ha encontrado: cerámica, arte- careciendo de puntas de proyectil y de cualquier
factos de piedra y hueso,algunos elementos de cor- otro artefacto producido por percusión o presión
delería y textilería, de madera y caña. Un rasgo muy bifacial. El conjunto se compone de raspadores de
típico es la presencia de casas pozo. Suelen presen- varias clases, choppers, puntas perforantes, mues-
tarse otras estructuras de tierra, como montículos y cas, lascas y núcleos con rastros. Algunos tipos son
cordones circulares o rectangulares. semejantes a los que se pueden observar en las dos
La tradición Ribereña Paranaense se conforma entidades anteriores.
con: la subtradición Goya-Malabrigo y la fase Lechi- Los artefactos más típicos de Humaitá se diferen-
guanas. Se distribuye a lo largo de la llanura aluvial cian claramente de los de las anteriores tradicio-
del Paraná medio y bajo, en el delta y el bajo Uru- nes, (Fig. 2, 5 al 8) tal el caso de los bifaces (elonga-
318 VIII. El Formativo de Argentina

Figura 2. Artefactos líticos de entidades del área. 1 al 4 talla unifacial tosca; 5 al 8 talla bifacial tosca;
9 al 12 talla bifacial fina por percusión y presión.

dos, angulares “clavas”,“rectos”,“picos”), que en al- con el resto de las entidades. Se compone de: pun-
gunos casos alcanzan notable tamaño (18 cm de lar- tas de proyectil (pedunculadas de limbo triangu-
go). Los especímenes unifaciales: raspadores, chop- lar y apedunculadas foliáceas y triangulares), ras-
pers,cuchillos,muescas y lascas utilizadas,aparte del padores, cuchillos bifaciales, lascas y núcleos con
mayor tamaño, suelen ser bastante semejantes. rastros de uso.
La fase Vinitu está caracterizada por un conjun- Litoraleña por lo general muestra especímenes
to de artefactos que tanto en los aspectos técnicos tallados bastante toscos, atípicos y poco estandari-
como en los morfológicos tiene claras diferencias zados: lascas y núcleos con rastros de uso,“chop-
VIII. El Formativo de Argentina 319

Figura 3. Artefactos de la tradición Sabanas Bajas: del 1 al 6 cerámica: formas y decoración; del 7 al 9 lítico pulido;
del 10 al 12 instrumentos de hueso; del 13 al 14 lítico tallado.

pers”y “chopping tools”, hachas bifaciales, algunos Con Ribereña Paranaense ocurre algo similar, los
raspadores, puntas perforantes y en ciertos casos especímenes suelen ser escasos y toscos.
puntas de proyectil. La tradición Tupiguaraní exhibe algunos artefac-
Las tradiciones cerámicas Planáltica y Sabanas tos típicos en otras tradiciones del área, como los
Bajas heredan el lítico de las tradiciones que las an- choppers, raspadores, lascas y núcleos con rastros y
tecedieron en sus respectivas regiones. Los artefac- a veces puntas de proyectil.El conjunto suele ser re-
tos de Taguara muestran similitudes con los de Hu- ducido y sufre algunas variaciones regionales.
maitá, mientras que los Itararé parecen vincularse
más con Ivaí. En el caso de Sabanas Bajas, Salto Técnicas de manufactura
Grande también se vincula a Ivaí (Fig. 3, 13 y 14). El
conjunto de Vieira parece combinar varias influen- Paleoindígena aplicó la talla bifacial por percu-
cias, sobre todo de Litoraleña y de Umbu, es tosco, sión y presión de bastante buena calidad para la
de morfología atípica, con numerosos especímenes elaboración de las puntas de proyectil, de algunos
pequeños, compuesto por: lascas y núcleos utiliza- cuchillos y raspadores. El resto del instrumental
dos, choppers, raspadores y puntas de proyectil. Ibi- fue elaborado utilizando percusión unifacial. La
cueña presenta por lo general pocos artefactos de misma es directa, efectuada con percutores (guija-
piedra, debido fundamentalmente a la carencia de rros) de distinta dureza y en algunos casos con
materias primas en su hábitat. apoyo en litos que actuaron como yunques. Las
320 VIII. El Formativo de Argentina

formas-base seleccionadas fueron guijarros o las- En el caso de Tupiguaraní, aparentemente fue


cas de espesor variable. adoptando la tecnología unifacial cruda típica del
En Umbu se aplicaron las mismas técnicas para área y en algunos casos el trabajo bifacial por per-
los mismos propósitos con mínimas innovacio- cusión y presión para elaborar puntas de proyectil.
nes.Las variantes tienen que ver con la diversifica- La talla bipolar,si bien está presente en el área,apa-
ción que resulta de su amplia dispersión espacial rece esporádicamente,particularmente en algunos si-
y temporal. Se tallaron los artefactos directamen- tios de las tradiciones Litoraleña,Vieira y Umbu.
te sobre guijarros o sobre lascas desprendidas de
los mismos. Materias primas
Ivaí presenta una talla unifacial tosca sobre gui-
jarros semejante a la ya descripta, pero está ausen- Se empleó mayormente guijarros de cuarcita, cal-
te el trabajo bifacial y por presión. Los especíme- cedonia o basalto, y bloques o lajas de basalto. Los
nes están elaborados, en proporción más o menos cantos rodados se pueden obtener en los valles de
pareja, sobre lascas medianas o chicas obtenidas la mayoría de los ríos del área,mientras que los aflo-
de guijarros o directamente sobre éstos. La talla ramientos de basalto rojo son más habituales en el
casi nunca es extendida y se limita a configurar Planalto.
un borde activo apto para el logro de algún pro- Paleoindígena utilizó bloques y lajas de basalto y
pósito. de arenisca metamórfica así como guijarros de
Humaitá tiene una modalidad técnica que es cuarcita, calcedonia, basalto, carneolita y ópalo.
distintiva. Combina también tallado bifacial y uni- Umbu, Ivaí y Sabanas Bajas emplearon una gran va-
facial, pero el primero difiere del realizado en Pa- riedad de guijarros, entre los que predominan los
leoindígena y Umbu por su aspecto más tosco y antes nombrados. Humaitá en cambio utilizó sobre
por emplear lajas y bloques en lugar de guijarros, todo lajas y bloques de rocas volcánicas (ej. basal-
pero básicamente porque su aplicación buscó ob- to) y arenisca silicificada, en menor cantidad guija-
tener directamente instrumentos en lugar de pre- rros de diversas clases. Planáltica reitera lo antes
formas aptas para puntas de proyectil. mencionado para Humaitá, incorporando mayor
La fase Vinitu exhibe tallado bifacial por percu- proporción de guijarros. Litoraleña empleó cuarzo,
sión y presión por un lado y unifacial por otro.Con granito, basalto, arenisca, diabasio, esquisto.
relación a las otras entidades, este último suele ser En casi todas las entidades hubo una variación
más cuidado, más extendido (la formación abarca regional que generalmente estuvo condicionada a
a toda o casi toda la pieza) y se nota mayor reto- la distinta disponibilidad de materias primas.
que y retalla. Una particularidad técnica es que
muchas de las puntas de proyectil se elaboraron Artefactos Pulidos
directamente a partir de lascas delgadas. La mayo-
ría de los artefactos están elaborados sobre lascas. Para Paleoindígena no se han registrado eviden-
Litoraleña exhibe un tallado rudimentario y ex- cias de este tipo,pero no se puede aseverar que eso
peditivo, que combina la percusión directa unifa- implique carencia de esta tecnología. La misma
cial y el piqueteado bifacial. Cuando hay retalla o está claramente representada a partir del 7000 A.P.
retoque se limitan al trabajo del borde activo. por artefactos para la molienda (molinos y/o mor-
Las tradiciones cerámicas Planáltica y Sabanas teros), para percutir (hachas, azuelas, picos y ma-
Bajas reiteran las técnicas de las entidades prece- nos), para arrojar (bolas y lenticulares); así como
rámicas que las antecedieron, como ya fue nota- pesas de red y las piedras con hoyuelo,que en algu-
do, pero se observa un claro decaimiento de las nos casos son “quiebra cocos”, pero en muchos
mismas, lo que se manifiesta en artefactos más tos- otros su funcionalidad no está clara.
cos y menor variedad de tipos, posiblemente en Umbu presenta en algunas de sus fases tempra-
respuesta al desarrollo y/o al énfasis puesto en nas bolas y hachas,más adelante incorpora algunos
otras tecnologías (cerámica, hueso, madera y qui- especímenes de molienda, sobre todo en sitios lo-
zás de la cestería, cordelería e incluso textilería). calizados próximos al bosque de araucaria. Hu-
El desarrollo del lítico tallado en Ribereña Para- maitá parece adoptar el lítico pulido en momentos
naense no es destacado, debido posiblemente a la tardíos, siendo los especímenes más populares las
carencia de materias primas en buena parte del te- hachas (circulares), bolas y lenticulares y elemen-
rritorio ocupado. tos de molienda. En Ivaí está presente desde sus co-
VIII. El Formativo de Argentina 321

mienzos, con una gran diversidad de especímenes: plejos unifaciales anteceden a los bifaciales con
bolas con y sin surco, molinos chatos, manos, ha- puntas de proyectil.Esto se repite en varios sitios co-
chas, piedras con hoyuelo y en la fase La Paloma mo: Alice Boer (Bryan y Beltrao 1978), Lapa Vermel-
placas grabadas.En Litoraleña también esta clase de ha, Santana do Riacho, Lapa do Boquete (Prous
artefactos son numerosos, pero la manufactura es 1986),Abrigo do Sol (Miller 1987) y Toca do Boquei-
cruda y en muchos casos no son verdaderamente rao da Pedra Furada (Guidón 1986, 1989). Aunque
pulidos sino piqueteados y/o alisados. La excepción esa evidencia no es totalmente contundente, pues
es la calidad artesanal de los “zoolitos”,especímenes algunos de los sitios presentan problemas, debe to-
con posibles connotaciones artístico/religiosas. marse en cuenta.
Las tradiciones Planáltica y Sabanas Bajas, como Si ese fuera el caso,el argumento de que los com-
es de esperar, incorporaron buena parte del lítico plejos del área que exhiben conjuntamente talla bi-
pulido que ya existía en los conjuntos de las entida- facial y unifacial, exhibiendo como artefacto más
des que en cada región las antecedieron. Se nota, diagnóstico a las puntas de proyectil, sean un desa-
particularmente en Sabanas Bajas,una marcada de- rrollo local, originado de esas expresiones exclusi-
gradación en la calidad de esta tecnología (Fig. 3, vamente unifaciales puede adquirir entidad.
7,8 y 9). Planáltica posee sobre todo elementos de Es preciso hacer notar que resulta sugestiva esa
molienda. Tupiguaraní presenta hachas (trapezoi- combinación de talla por presión y percusión bifa-
dales, troncocónicas, circulares, con agujero cen- cial (empleada preferentemente para la manufac-
tral), molinos chatos, manos y piedras con hoyuelo. tura de puntas de proyectil) con unifacial tosca.Por
un lado, porque se repite con pocas variantes en di-
PLANTEOS GENERALES REFERIDOS AL ferentes tradiciones y por su dilatada persistencia
LÍTICO hasta momentos bien tardíos. Pero por otro, porque
combina una tecnología relativamente sofisticada,
Sintetizando lo ya expresado, en el área se mani- que requiere destreza e insume esfuerzo y tiempo,
fiestan cuatro modalidades del tallado de la piedra: no solamente para el tallado sino también para ob-
a)percusión unifacial restringida y tosca (presente tener la materia prima apropiada, con otra que tie-
en todas las tradiciones) (Fig. 2, 1 al 4), b)percusión ne características exactamente diferentes, es rudi-
bifacial gruesa (Humaitá) (Fig. 2, 5 al 8), c)percu- mentaria, expeditiva y los productos resultantes
sión bifacial fina y presión (Paleoindígena, Umbu, son toscos y utilitarios. En estos últimos artefactos,
Vinitu,Vieira, Tupiguaraní) (Fig. 2, 9 al 12), d)percu- tan comunes en casi todas las tradiciones del
sión unifacial extendida sobre lascas (Vinitu). área, se nota como preocupación principal el lo-
La modalidad unifacial tosca, lejos la más popu- grar un borde activo apto para cumplir alguna fun-
lar del área por su dispersión espacial como tempo- ción, no interesa la formación integral de la pieza,
ral, está presente en la mayoría de las entidades, so- ni lo estilístico.
la o conjuntamente con otra modalidad. Por otra parte,las puntas de proyectil muestran una
La evidencia actual indica que la asociación de calidad de manufactura variable, pero son minoría
talla bifacial fina y unifacial tosca tiene las datacio- las que exhiben una terminación que pueda califi-
nes más tempranas en el área.Aunque no hay datos carse como sobresaliente, lo cual puede deberse en
contundentes en contra de eso, se pueden plantear ciertos casos a carencias técnicas, a la escasez de
dudas sobre si es la más antigua,ya que la sospecha materia prima apropiada y a la existencia de ciertos
de que pudo haber sido antecedida por complejos condicionantes en la utilizada, pero sobre todo a la
exponentes de la talla exclusivamente unifacial es falta de interés por lograr mejores productos.
fuerte.Contribuiría a esclarecer ese problema el de- La tecnología lítica muestra su mejor calidad en
terminar la verdadera naturaleza de la asociación momentos tempranos,al inicio de la puesta en prác-
que caracteriza a la fase Ibicuí,por ahora dentro de tica de cada modalidad, luego por lo general, no se
la tradición Paleoindígena (Miller 1987:54), que en nota un perfeccionamiento o mejoramiento con el
caso de carecer de puntas de proyectil líticas, con- paso del tiempo, sino más bien un gradual decai-
trariamente a lo que se ha supuesto, podría conver- miento, que se hace notorio al incorporarse la cerá-
tirse en un exponente bien antiguo de los comple- mica.
jos unifaciales. Es llamativa la amplia distribución tanto espacial
En regiones vecinas,situadas más al norte (NE de como temporal de algunos artefactos, repitiéndose
Brasil), parece darse la situación de que los com- sin variantes notorias en varias tradiciones; tal el ca-
322 VIII. El Formativo de Argentina

so de las piedras con hoyuelo y de algunos tipos de llado,pintado (rojo sobre blanco o crema) y engobe
raspadores, hachas, molinos y bolas arrojadizas. Otra rojo. Entre los productos que actuaron como an-
peculiaridad para apuntar es la forma como apare- tiplástico cabe notar la presencia de tiestos molidos.
cen las “placas grabadas”, restringidas básicamente a La entidad Tupiguaraní también exhibe un muy
la localidad de Salto Grande en el río Uruguay medio. buen dominio de esta tecnología,tanto en lo referen-
Es notable la estabilidad de la tecnología de ma- te a manufactura como a decoración. Se brindó es-
nufactura, de la morfología y de la composición ti- pecial atención a la confección de las urnas funera-
pológica de los conjuntos, perdurando en cada tra- rias. Hay que notar la variedad de técnicas decorati-
dición por miles de años. vas aplicadas: corrugado,dígito/unguicular (Fig.4,8 y
9), estampado/unguicular, brochado, punteado, inci-
TECNOLOGÍA CERÁMICA so, pintado (motivos geométricos en rojo, negro o
marrón sobre un fondo blanco o crema) y engobe
Sabanas Bajas muestra una diversidad regional rojo.Es habitual que la decoración plástica se extien-
de este aspecto cultural, que se expresa sobre todo da a toda la pieza.En cuanto a las formas,las más dis-
en lo estilístico (decoración).Pero guarda uniformi- tintivas son las vasijas de contorno carenado,los fon-
dad en otros rasgos como: la apariencia general tos- dos cónicos y planos y los cuellos bien insinuados.
ca y simple, el color predominantemente sepia de
la superficie, las formas globulares simples, la coc- Origen y desarrollo
ción deficiente, la manufactura por acordelado y la
pasta semicruda y frágil.El antiplástico más popular Está bastante claro que la tecnología cerámica in-
es la arena, también incluye gránulos de hemetita y gresa al área desarrollada y que su dispersión se pro-
de cuarzo y en Salto Grande espículas de Uruguaya duce gradualmente,al difundirse por contacto direc-
Coralloides. El tratamiento de la superficie suele re- to entre poblaciones vecinas. Es decir, se trata de co-
ducirse a un alisado,el color puede ser sepia,naran- munidades de las tradiciones precerámicas que ya
ja o variantes del gris. Las vasijas lisas son bastante habitaban el área,que en determinado momento to-
más abundantes que las decoradas.Las técnicas de- man conocimiento de la innovación y la adoptan.En
corativas más populares son el inciso,el punteado y algunos casos, esto probablemente ocurre en medio
la aplicación de pintura roja (Fig. 3, 1 al 6). Los mo- de una situación de transformación de sus estrate-
tivos son geométricos y rudimentarios,salvo el caso gias adaptativas, lo que habría facilitado la introduc-
de Ibicueña donde se nota mayor complejidad y ción de la misma; en otros, su adopción es la que
además se extienden a la mayor parte de la pieza. puede haber actuado como disparador de esos pro-
Planáltica posee una cerámica también poco so- cesos de cambio.
fisticada,pero con decoración y algunas formas más Con la excepción de la cerámica de la tradición
complejas que la anterior.Además de las escudillas, Tupiguaraní, las otras comparten una serie de rasgos
platos y ollas subglobulares aparecen recipientes básicos: formas de contorno simple, globulares, bo-
más altos y con cuello insinuado. Las técnicas deco- cas abiertas, mayoría de fondos cóncavos, (Fig. 3) es-
rativas consisten en: punteado, punteado arrastrado, cases de asas; énfasis en la decoración plástica rústi-
impreso (de cestería, mallas y cordeles) inciso y es- ca, motivos geométricos; la decoración pintada es
tampado. En fases tardías aparecen técnicas típicas mucho menos notable y se reduce por lo general a
de la tradición Tupiguaraní.En la subtradición Taqua- la aplicación poco sofisticada de pintura roja.La ma-
ra la cerámica no es abundante, pero predomima la nufactura,cochura y terminación de las piezas es ru-
decorada. Por el contrario en Itararé domina la lisa. dimentaria por lo que el producto resultante mues-
La tradición Ribereña Paranaense exhibe una tra una rusticidad distintiva. Lo anterior sugiere que
tecnología cerámica más elaborada que las dos ya comparten un mismo antecedente y/o que las une
mencionadas, que se hace evidente en una mejor un desarrollo inter/relacionado. Varios complejos
cochura, un tratamiento de la superficie y de la de- cerámicos localizados al norte del área (Una,Perí Pe-
coración bastante más depurado, lo cual alcanza rí,Pedra do Caboclo,Mina,etc.) muestran semejanzas
gran sofisticación en el modelado de los apéndices entre sí y con las que se está analizando, sobre todo
zoomorfos de Goya-Malabrigo (Fig. 4, 1 al 7). En Le- Planáltica (Brochado 1984:206). De todas ellas la
chiguanas las técnicas son surco rítmico, inciso, más antigua, datada en 3000 A.P. es la tradición Mina
punteado y pintado (rojo); en Goya-Malabrigo se (Simões 1972).Si efectivamente éste es el anteceden-
agregan el impreso (redes,cordeles,cestería),cepi- te más lejano, no está claro cómo ocurrió su disper-
VIII. El Formativo de Argentina 323

Figura 4. Especímenes cerámicos: del 1 al 7 tradición Ribereña Paranaense; del 8 al 10 tradición Tupiguaraní.

sión desde la boca del Amazonas hacia el sur. Es ló- zonte” en el oriente sudamericano, la tradición Ri-
gico pensar en un progresivo avance por la franja bereña Paranaense es la que más se diferencia,
más oriental de Sudamérica (Brochado 1984). Pero quizás eso se debe a que alimentaron su emergen-
las dataciones, que todavía son escasas y disconti- cia, además de ese sustrato común, otras influen-
núas, plantean la dificultad de fechas para la tradi- cias provenientes de la Pampa y/o el gran Chaco.
ción Sabanas Bajas más tempranas que para Planál- El Delta y el Paraná medio donde se origina y
tica y otras situadas a medio camino hacia el Plata. desarrolla, fueron ámbitos propicios para la con-
Esto no se resuelve proponiendo al complejo Palo vergencia de influencias culturales que llegan des-
Blanco, en base a sus dataciones supuestamente an- de los distintos puntos cardinales.
tiguas,como otro centro de difusión,como lo sugirió La cerámica de la tradición Tupiguaraní es bien
Brochado (1984:239), ya que en la actualidad existe diferente a la del resto del área, tiene claras simili-
bastante certeza, que esa cerámica es una intrusión tudes con lo amazónico y no hay dudas que arri-
por re-deposito en la capa de valvas datada. Por lo ba plenamente desarrollada.
tanto, si se está a favor de una dispersión desde un Aparentemente no sufre cambios significativos,
centro único ubicado hacia el NE, cabe esperar que a no ser una regionalización dentro del estilo que
las rutas de difusión configuren un modelo más la caracteriza, a pesar de su extraordinaria disper-
complejo que la sola progresión gradual, continua y sión espacial y de un milenio de perduración. No
lineal por la franja costera. Pero es preciso contar obstante el contacto que mantuvo con numerosas
con un esquema cronológico más completo para di- entidades que ya poblaban las distintas regiones,
lucidar este problema. no se ve afectada por ellas, en cambio sí parece
Dentro de ese conjunto de tradiciones cerámi- haber influido fuertemente sobre algunas de las
cas, que bien se podría decir conforman un “hori- mismas.
324 VIII. El Formativo de Argentina

TECNOLOGíA DE MATERIALES OSEOS ductos vegetales. Las características funcionales y


los rastros de uso del instrumental de piedra indi-
Para Paleoindígena, Humaitá e Ivaí no se registra- can un intensivo trabajo de esa clase de materiales.
ron evidencias de trabajo en hueso, más que ausen- Por otra parte el conocimiento de la cestería y cor-
cia completa de esta tecnología eso debe reflejar delería debe tener una significativa antigüedad en el
destrucción del registro por la naturaleza perecible área, que no se puede establecer con precisión.
de estos materiales. En Umbu son raros, se los suele
hallar en los sitios situados en abrigos o cuevas y en ORÍGENES Y RELACIONES
unos pocos a cielo abierto tardíos; se trata de perfo-
radores, agujas, retocadores y puntas de proyectil; Sobre los antecedentes de Paleoindígena no hay
en diente y concha sobre todo aparecen adornos. evidencias claras. Como se puntualizó antes, una
Litoraleña exhibe instrumentos variados y de posibilidad es que la fase Uruguay sea un desarro-
buena factura, entre los de hueso se destacan: ar- llo de complejos líticos caracterizados por talla uni-
pones de varias clases, perforadores, agujas, puntas facial y carentes de puntas de proyectil de piedra.
de proyectil, adornos y esculturas; en concha: ras- Referente a esto se expusieron algunas considera-
padores, cuchillos, puntas, anzuelos, cuentas; en ciones atinentes al panorama del oriente de Suda-
diente: perforadores, pendientes y cuentas. mérica. En las áreas vecinas situadas al occidente y
En Sabanas Bajas esta tecnología está bien re- al sur, por el momento, no hay manifestaciones con
presentada. Los instrumentos más comunes son: las que se pueda vincular.Hacia el oeste,no hay da-
arpones, punzones, agujas, puntas de proyectil tos confiables de similar antigüedad. En el área
(Fig. 3, 10 al 12), cuentas de collar, pendientes. En pampeana existen sitios con una antigüedad bas-
Vieira y particularmente en Ibicueña se nota un tante coincidente,pero se trata de asociaciones que
mayor esmero en la manufactura, incluso fueron incluyen las puntas tipo “Cola de Pescado” (Flegen-
decorados con grabados e incisiones geométricas. heimer 1986).
En la tradición Planáltica parecen ser bastante Umbu pudo ciertamente emerger de Paleoindí-
menos frecuentes, con la salvedad de los sitios del gena (Schmitz 1987:97), sus semejanzas son tales
litoral emplazados sobre los sambaquies. De hue- que algunos se animan a reducirlas a una misma
so se registran: punzones,puntas de proyectil,arpo- tradición (Ribeiro 1990, Schmitz 1990). Esa integra-
nes, tembetás; de concha: cuentas de collar y bra- ción enfrenta todavía algunos escollos, por la exis-
zaletes. tencia de problemas con solución pendiente. Uno
Ribereña Paranaense muestra una tecnología es el establecer con claridad la continuidad cultu-
del hueso de buena calidad y con variedad de ar- ral y temporal entre ambas, ya que existe un hiatos
tefactos. Entre los que cabe destacar: arpones (ti- entre el 8500 A.P. cuando Paleoindígena se esfuma
po chaqueño), punzones, espátulas, tubos, corna- y el 6000 A.P. cuando Umbu se hace notar en el re-
mentas de cérvidos perforadas y puntas de proyec- gistro. Por otra parte, para adscribir manifestacio-
til (en lengüeta de pájaro, pedunculadas y de base nes a esta última tradición se ha tomado como cri-
triangular). De concha hay: cuentas, anzuelos y terio de mayor peso la posesión de puntas de pro-
agujas. De diente pendientes. yectil, sin atender posibles diferencias tipológicas
En Tupiguaraní también estos artefactos son re- o tecnológicas en esos mismos especímenes y en
levantes, punzones, arpones, agujas, puntas, cuen- el resto del conjunto.Finalmente,como muchos de
tas y tembetás. los sitios son de superficie y no se han realizado
Los huesos más empleados para la confección análisis más allá de una tipología convencional de
de este instrumental son los de las extremidades los materiales, no hay una sistematización y me-
de mamíferos (cérvidos, carpincho, tapir, etc) y de nos una interpretación consistente de la variación
aves (zancudas, ñandú). de los mismos. Es muy posible que una profundi-
zación de los análisis y la obtención de secuen-
TECNOLOGÍA DE LA MADERA Y DE LAS cias mejor datadas conduzca no sólo a una seg-
FIBRAS mentación del conjunto que hoy es Umbu, sino
también a una re-sistematización de las manifesta-
Aunque la evidencia directa ha desaparecido, es ciones con puntas de proyectil del área.
indudable que ya en las tradiciones precerámicas Para el caso de Ivaí,si bien no se puede descartar
se realizaban artefactos de madera y de otros pro- alguna vinculación con complejos de Paleoindíge-
VIII. El Formativo de Argentina 325

na o Umbu, ya que algunas similitudes existen, lo con semejanzas tales que permitan establecer una
más probable es que su antecedente esté entre vinculación. Puede ser un desarrollo local, resulta-
complejos exponentes del tallado exclusivamente do de la convergencia de varias influencias, una de
unifacial. las cuales casi seguro es Sabanas Bajas. A partir de
Lo que es claro, es que Paleoindígena/Umbú e la misma parece gestarse, en el estuario del Plata
Ivaí muestran elementos comunes: como el uso de y/o el bajo Paraná,la fase Lechiguanas,que a su vez,
la misma talla unifacial y varios tipos de artefactos podría ser el sustrato desde donde emerge Goya-
así producidos. Difícilmente ello sea producto de Malabrigo. ¿Un problema relevante con solución
una convergencia independiente, más bien debe pendiente es como la misma desarrolla su peculiar
pensarse en una relación genética directa por com- estilo cerámico? ¿Es un desarrollo local autónomo?
partir el mismo ancestro o en una vinculación pos- ¿Recibió alguna influencia desde el oeste o desde
terior que permitió el intercambio de rasgos. el norte?
Humaitá parece distanciarse del grupo anterior, Existe bastante acuerdo con respecto a que la
mostrando un matiz foráneo distintivo. Algunas se- tradición Tupiguaraní proviene de la Amazonia cen-
mejanzas morfológicas sugieren una posible rela- tral o meridional. Hay discrepancias sobre el lugar
ción con complejos de bifaces que tienen centrada preciso desde donde se produce su dispersión, so-
su distribución más hacia el oeste, incluso en la zo- bre las rutas seguidas y con relación a cuales serían
na serrana andina. Pero con la evidencia actual es sus antecedentes. Dos propuestas alternativas sobre
difícil poder establecer una vinculación clara. el particular pueden encontrarse en Meggers
Con relación a Litoraleña caben dos alternativas (1982) y Brochado (1984).
posibles, que sus antecedentes hayan sido comple-
jos con una adaptación similar que ya estaban CONCLUSIONES Y PLANTEOS GENERALES
asentados en la zona o que llegaron de más al nor-
te, cuyas evidencias no se encuentran porque están Como se puede notar, a pesar de la diversifica-
debajo del actual nivel del mar, o en su defecto po- ción regional de la tecnología prehistórica del área,
blaciones del interior (Humaitá, Ivaí, Umbu, etc.) la cual es mayor durante la etapa cerámica, la ma-
que por alguna razón se ven forzados a emigrar ha- yoría de las tradiciones comparten una serie de ras-
cia el litoral y a transformar su modo de vida. No se gos básicos. Es notable la extensa y uniforme distri-
puede descartar una tercera posibilidad que conju- bución espacial de los mismos, pero mucho más
gue las dos anteriores. Hay que puntualizar que, llamativa es su ininterrumpida persistencia por va-
aunque esta tradición exhibe una modalidad adap- rios miles de años. De todas formas, esa semejanza
tativa bastante uniforme, racialmente parece repre- en aspectos de la cultura material, al articularse
sentar a por lo menos dos poblaciones distintas con diversos ambientes naturales,genera configura-
(Cocilovo y Neves 1987). ciones culturales con variantes distintivas, sobre to-
Con respecto a las tradiciones cerámicas, Planál- do en lo adaptativo.
tica y Sabanas Bajas son emergencias directas de En los desarrollos culturales de varias regiones se
las manifestaciones precerámicas que las precedie- observa una notable continuidad y estabilidad tec-
ron en sus respectivos territorios. Entonces, Planálti- nológica, los cambios son por lo general graduales,
ca se configuró básicamente a partir de Humaitá, siendo muy raras las rupturas o las modificaciones
mientras que Sabanas Bajas de Ivaí,pero a posterio- abruptas.
ri sus cerámicas son adoptadas también en las re-
giones vecinas por remanentes de otras manifesta- Características de las estrategias tecnológicas
ciones precerámicas, dando lugar a diversificacio-
nes.Tal es el caso de la subtradición Itararé, que se La naturaleza de los artefactos y de las asocia-
desarrolla aparentemente a partir de complejos ciones de artefactos de las diversas tradiciones pa-
Ivaí; o por otro lado el caso de Vieira que se gesta- recen ser el resultado de estrategias tecnológicas
ría a partir de pervivencias de Litoraleña que ya te- “expeditivas”, así como de conductas tecnológicas
nían o recibieron después influencias de manifesta- “oportunistas”, en contraposición a las llamadas
ciones tipo Umbu, como lo demuestra la presencia estrategias “cuidadas” o “controladas” (curation)
de puntas de proyectil. (Binford 1979). Por “expeditiva” se entiende el mi-
El orígen de Ribereña Paranaense continua sien- nimizar el esfuerzo tecnológico bajo condiciones
do problemático. No se conocen manifestaciones donde el tiempo y el lugar de uso son altamente
326 VIII. El Formativo de Argentina

predecibles (Nelson 1990:64), es decir, se prevé la ponde mejor con la variación ambiental del área
existencia de materiales suficientes y disponibili- recién se logra durante la etapa cerámica.
dad de tiempo al momento de ser requeridos en un Se ha sugerido que la preeminencia de las enti-
lugar determinado. La conducta es “oportunista” dades con puntas de proyectil de piedra debe ocu-
cuando es una respuesta a condiciones inmediatas rrir durante los períodos áridos, cuando se produce
y no anticipadas (Binford 1979, Nelson 1990:65). una expansión de las formaciones vegetales abier-
Esta forma de organización de la tecnología, en tas. En contraposición, durante los períodos más
un contexto más amplio, está inserta en un tipo de cálidos y húmedos se destacarían las tradiciones
estrategia adaptativa, que también debe ser Humaitá e Ivaí, mejor adaptadas a las formaciones
común a las diversas manifestaciones culturales cerradas (Schmitz 1987:102). Litoraleña tiene su clí-
del área, la cual puede calificarse como “generali- max alrededor del 3500 A.P. cuando el mar alcanza
zada”, en contraposición a una “especializada”. un nivel alto, su decadencia comienza a operarse a
Los seres humanos pueden optar por uno u otro ti- partir del 2000 A.P. coincidentemente con el des-
po de adaptación en razón de: la naturaleza del censo gradual al nivel actual.
ambiente que los rodea, las relaciones que esta- La adopción de la cerámica se produce coinci-
blece con este según los conocimientos y las ca- dentemente con la existencia de un importante epi-
pacidades tecnológicas con que cuenta y a como sodio árido,que se inicia cerca del 2700 A.P. y se ex-
juegan en ese contexto sus preocupaciones socia- tiende hasta pasado el 2000 A.P. Aunque en la ma-
les y económicas. yoría de las regiones del área la continuidad del de-
Una tecnología “expeditiva” integrada en una es- sarrollo cultural parece no verse afectada por inte-
trategia adaptativa “generalizada” es justamente rrupciones o reemplazos abruptos, se nota un rea-
apropiada para responder a los desafíos que plan- comodamiento general que da por resultado la ges-
tea la estructura y composición de los ambientes de tación de sistemas culturales que exhiben diferen-
esta área, donde entre otras cosas los recursos son cias respecto de la etapa anterior.
variados y abundantes en lo genérico pero no en lo Quizás ese mismo evento fue responsable de la
específico; están a disposición por largos períodos, migración desde la Amazonia central de la tradi-
pero distribuidos desigualmente en el territorio; ción Tupiguaraní, que empieza a ocupar el área en
están dispersos, casi nunca concentrados en un lu- algún momento entre el 1800 y 1500 A.P. Con el
gar determinado; generalmente no son predecibles. arribo de la misma se agrega, aunque no debe des-
cartarse su práctica anterior, una innovación tecno-
Las fluctuaciones ambientales y los cambios lógica importante: la agricultura de roza y quema.Si
tecnológicos bien esta tradición ejerció una gran influencia en
casi toda el área,impactando de diversa forma a las
Las mudanzas en el clima y en los ambientes,que culturas que va contactando,no se tiene un panora-
experimentó esta parte del continente, fueron un ma claro sobre lo que sucedió con la agricultura, la
factor importante de cambio en el desarrollo cultu- cual aparentemente fue adoptada solo por algunas
ral. Varias transformaciones en la tecnología y la entidades y de manera restringida.
aparición de innovaciones estuvieron motivados
por ese tipo de causa. AGRADECIMIENTOS
No debe ser producto de circunstancias casuales
el hecho de que el registro arqueológico se hace La investigación para la elaboración de este tra-
notar en el área a partir de unos 12000 años A.P.,del bajo fue realizada como Científico Visitante en resi-
mismo modo que sucede en buena parte de Suda- dencia en el Departamento de Antropología del Na-
mérica. Para esos momentos tempranos existe en el tional Museum of Natural History,de la Smithsonian
área evidencia correspondiente a una única enti- Institution, Washington D.C.. Se agradece al CONI-
dad: la fase Ibicuí. La diversificación cultural y por CET de Argentina,y a la institución anfitriona por la
ende tecnológica se comenzaría a producir varios ayuda brindada para hacer posible la permanencia
miles de años después, aparentemente a partir del y ésta investigación. De igual manera a Betty J. Meg-
8000 A.P., cuando la inestabilidad climática de la gers por su orientación y estímulo permanente y a
transición Pleistoceno/Holoceno y un período de Paulina Ledergerber, coordinadora de este Simpo-
aridez muy severo entre el 9000 y el 8000 A.P. estén sio, por su muy amable invitación a participar del
ya superados. Una diversidad mayor que se corres- mismo.
VIII. El Formativo de Argentina 327

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Striae 16. INQUA.
IX

EL FORMATIVO
DE BRASIL
IX. El Formativo de Brasil 331

A LIMITAÇÃO AMBIENTAL COMO BARREIRA À TRANS-


POSIÇÃO DO PERÍODO FORMATIVO NO BRASIL.
TECNOLOGIA, PRODUÇÃO DE ALIMENTOS E FORMAÇÃO DE
ALDEIAS NO SUDOESTE DA AMAZÔNIA.
Eurico Theófilo Miller

INTRODUÇÃO rio Purus.Constitue-se na sub-região amazônica mais


complexa e diversificada, abiótica e bioticamente.
Como não poderia deixar de ser, também entre os Em território brasileiro ocorrem solos dos mais varia-
arqueólogos com interesse científico voltado sobre a dos, desde os de baixo nível de nutrientes e elevada
Região Amazônica, ocorrem sérios desacordos. De acidez, com médios a pequenos rios de águas trans-
um lado estão os que vêem o potencial ambiental parentes escuras (preta) e claras (esverdeada a leve-
como limitado, impossibilitando o desenvolvimento mente turva); solos medianamente eutróficos e áci-
de sociedades complexas: solo infértil (Meggers dos, com grandes a pequenos rios de águas transpa-
1954), escassez de proteina (Gross 1975, Ross 1978), rentes claras (esverdeada a levemente turva); e solos
ausência de “circunscrição” (Carneiro 1988). No ex- de terra roxa eutróficos, com pequenos a grandes
tremo do lado oposto estão aqueles que vêem o po- rios de água clara (levemente turva) a branca não
tencial ambiental como ilimitado, favorável para o andina (barrenta no período chuvoso).Os solos pre-
desenvolvimento de culturas complexas (Roosevelt dominantemente se apresentam sob a forma de terra
1991, Myers 1992). firme (alta), várzeas reduzidas baixas junto ao rio
O Sudoeste da Região Amazônica é o “laboratório” Amazonas (Norte) e várzeas reduzidas altas no Mé-
apropriado para a avaliação do potencial ambiental dio rio Madeira, até as cachoeiras de jusante. Por to-
porque combina os habitats de terra firme e várzea, da a extensão de várzeas ocorrem lagos-de-meandro,
florestadas, savanas,planícies de inundação e panta- igapós e, no trecho encachoeirado, grandes áreas de
nais . inundação.A montante destas,para o Sul,estão situa-
Evidências extensivas,agora disponíveis,permitem das: a Serra dos Pacaás Novos, atingindo até 1.126m
o traçado das mudanças nos padrões de comporta- de altitude (n.m.m.); o Chapadão dos Parecis, até
mento e de assentamento durante os últimos 15.000 812m de altitude (n.m.m.); e a Serra de Ricardo Fran-
anos em diferentes habitats. Estes dados sugerem co (BR)/Serrania de Huanchaca (BO),com um pico
que o aumento do tamanho e concentração da po- chegando a l.078m de altitude (n.m.m.).
pulação foi limitado e inibido pelas flutuações sazo- Ao longo do Médio e Alto rio Guaporé (Iteñez),
nais dos recursos de subsistência e inaptidão para a Oeste do Chapadão,ocorrem o Pantanal do Médio
estocar alimentos para o consumo durante os perío- Guaporé (cerca de 10755km2, RO/ BR) e o Pantanal
dos de baixa predabilidade e produtividade. do Alto Guaporé (cerca de 1627km2,MT/BR),ligados
entre si por uma estreita e longa planície (130km),
Meio ambiente com inundações pluvio-fluviais anuais (com consi-
deráveis extensões em território boliviano). Situam-
O Sudoeste Amazônico, aquí considerado, com- se respectivamente de l30 a 230m e 200 a 230m de al-
preende a bacia do rio Madeira e seus formadores, titude (n.m.m.).Neles se sucedem depressões flúvio-
tendo ao Norte o rio Amazonas, a Leste os rios Su- lacustres pantanosas e lagos, com concentrações de
cunduri/Tapajós,no Sul a bacia do rio Paraguai,pelo arroz-do-campo, uma gramínea selvagem; de peripe-
Sudoeste a Cordilheira dos Andes e ao Noroeste o riaçu, uma ciperácea (Rynchospora cephalotes) e de
332 IX. El Formativo de Brasil

Fig. 1. Rigiões geográficas e fases cerâmicas mais antigas do Sudoeste de Amazônia Brasileira.
IX. El Formativo de Brasil 333

tabua, uma tifácea (Typha domingenses). A vegeta- Do extremo Norte até o Sul,do rio Amazonas até o
ção é de cobertura graminóide e arbórea aberta, ci- rio Cabixí ou Branco (tendo por eixo os rios Madei-
liar e/ou ilhada; incorpora grande quantidade de ra/Baixo Mamoré/Baixo e Médio Guaporé (AM e
palmeiras de várias espécies.Ocorre em abundância RO)), o clima é do tipo Am (Köppen), equatorial,
o caramujo-do-banhado (uruá), um molusco gastró- quente. Do rio Amazonas até o rio Ji-Paraná (AM)
pode dulce-aqüícola (Pomacea sp.).Os gaviões-cara- ocorre uma pluviosidade de 2.800 a 2.500mm, tem-
mujeiros (Rostrhamus sociabilis), devoram os molus- peratura máxima de 40ºC, mínima de 15ºC e média
cos no cimo das árvores; as conchas liberadas pelas de 26ºC; sendo úmido com 1 a 2 meses secos, e um
aves de rapina formam, ao redor da base dos tron- enclave super-úmido, subseco, de Borba ao rio Mar-
cos, agrupamentos irregulares de dezenas a cente- melos.Do rio Ji-Paraná ao rio Cabixí (RO) a pluviosi-
nas de montículos cônicos (recentes), e meias-calo- dade oscila de 2.500 a 1.500mm, temperatura máxi-
ta (antigos). Crustáceos tricodatilídeos, como o ca- ma entre 40 e 35ºC, mínima entre 15 e 11ºC (ocasio-
ranguejo (Trichodactylus fluviatilis?) e peixes carací- nalmente 0ºC ao sul de 12ºLat.S) e média de 26 a
deos,como a traíra-pixuna ou jeju (Hoplerythrius uni- 22ºC. No extremo Sul, tendo por eixo o Alto Guaporé
taeniatus) que hibernam no subsolo úmido ao longo (MT), o clima é do tipo Aw (Köppen), tropical, quen-
da estiagem, afloram com o início das chuvas (que te e semi-úmido; pluviosidade entre 1.500mm e
de início extravasam do pantanal para dentro da re- 1.250mm, temperatura máxima de 35ºC, mínima de
de fluvial),atraindo grande quantidade de aves.Algu- 11ºC (ocasionalmente -1ºC) e média de 22ºC,com es-
mas aves migratórias, como a andorinha-grande tação seca de 4 a 5 meses, mas umidade suficiente
(Progne chalybea?), sucumbem aos milhares com o para a existência de florestas.
frio noturno das “friagens”, dentro (junho-agosto) da Na estiagem,do extremo Sul para o Norte até as ca-
estiagem. choeiras de montante ocorrem várias “friagens” ,
Afora pequenas áreas de cerrado, ao Norte, os cer- com ventos frios e queda de temperatura,à noite não
rados pedregosos nas encostas íngremes e topos das raro abaixo de 0ºC, por cerca de dois a três dias, em
serras e o extenso cerrado arenoso sobre o cha- média. Os dias mais quentes (frente quente) anteci-
padão, a região de Norte a Sul apresenta uma com- pam e prenunciam a “friagem” (frente fria).A queda
plexa e diversificada cobertura de florestas perenifó- repentina da temperatura de mais de 35ºC para me-
lias tropicais úmidas a florestas semi-caducifólias,até nos de 5ºC em menos de 5 minutos,com chuva e gra-
o divisor de águas das sub-bacias dos rios Guaporé e nizo, pode ocasionar um forte choque térmico, em
Paraguai. organismos humanos quentes,suados e desagasalha-
A fauna é abundante e diversificada, predomi- dos,com câimbras musculares/intestinais,e paralisia
nando a biomassa da pesca, caça e coleta aquáti- das funções fisiológicas, acompanhadas por dores
ca (peixes, mamíferos, répteis, etc., e ovos) nos quase insuportáveis, por mais de vinte horas (nesses
grandes volumes/superfícies d`água, principal- dias, os indígenas das áreas mais impactadas, redu-
mente a jusante das cachoeiras, limite do peixe- zem ao mínimo suas atividades fora dos abrigos).
boi (Trichechus inungüis), do pirarucu (Arapaima
gigas) e da tartaruga (Podocnemis expansa). Dos Arqueologia
quelônios de porte, apenas o tracajá (Podocnemis
unifilis) sempre esteve presente por toda a região, O Sudoeste Amazônico vem sendo ocupado des-
nas cachoeiras e acima delas.Também é muito sig- de pelo menos 14700± 195 anos a.P.(N-2359), pelos
nificativa a biomassa da coleta de porções vege- paleoindígenas representados pelas Fase Dourados e
tais e de insetos (ortópteros, himenópteros), suas Fase Piriquitos (Miller 1987a: 39-61),e outros pre-cera-
larvas e lagartas lisas (coleópteros, lepidópteros) mistas seqüentes (arcaicos) a remanescentes (agri-
no solo, em árvores e principalmente em palmei- cultores não-ceramistas); estes últimos, geografica-
rais, no coco e tronco do babaçu (Orbygnia mar- mente ao lado e contemporâneos de culturas cera-
tiana), do urucuri (Attalea excelsa,Attalea phalera- mistas (Eletronorte 1992:32-46; Miller l983,1987b,
ta ou Scheelea phalerata), do tucumã (Astrocar- l992:219-29).Essas tradições,subtradições e fases cul-
yum tucuma), da pupunha (Guilielma gasipaes) e turais, algumas panamazônicas, outras microrregio-
do miriti (Mauritia flexuosa), etc. nais, foram tão diversas e numerosas quão numero-
334 IX. El Formativo de Brasil

sos e diversos foram os ecossistemas e nichos ecoló- Agricultura incipiente e antropocória


gicos, desde o Pleistoceno.
Nas terras acima das cachoeiras de jusante,ao lon- Arqueologicamente, a passagem da condição de
go do Alto rio Madeira e Baixo rio Mamoré,ocorrem simplesmente predador para predador-produtor, ou
tradições ceramistas regionais, com decoração plás- da condição de caçador-coletor para caçador-cole-
tica e aplicada e alguma pintura bicromática sobre tor agricultor incipiente, ocorre no Sudoeste Amazô-
engobo branco ou simples.Em algumas fases predo- nico (Rio Jamari-RO) pelo menos desde 4780±60
mina o tempero de cariapé (Licania microcarpa e L. anos a.P.(SI-27021).Esse evento cultural -primeira eta-
pruinosa) e, em outras, o cauixí (Tubella reticulata e pa do Período Formativo,com base na agricultura- es-
Parmula batesii). No baixo curso de afluentes, entre- tá representado pela Tradição Massangana, com re-
meiam-se tradições microrregionais, com pouca ou fugo cultural pré-cerâmico embutido em solos de
nenhuma decoração plástica, aplicada e pintada terra preta antropogênica, resultantes das transforma-
monocromática e bicromática; predomina o tempe- ções, in loco (fogo, decomposição, etc.), sobre orga-
ro de cauixí nas águas transparentes, com algum ca- nismos do bioma (animais e vegetais) e da agricul-
riapé nas águas turvas. tura, na satisfação das necessidades do biociclo (ali-
Ao sul, ao longo das planícies e terra firme do rio mentação, habitação, etc.). Histórica e presentemen-
Guaporé,são encontradas dezenas de fases culturais te,ocorrem tribos nesse estágio cultural,como os Mu-
de várias tradições microrregionais. A decoração é ra Pirahã e os Nambikwara,que geram terra preta on-
plástica e aplicada,com engobo vermelho e retoque de, obviamente, ocorrem apenas poucos restos líti-
branco, e alguma pintura monocromática, com tem- cos (implementos de matéria-prima orgânica), co-
pero de cauixí. No Pantanal do Guaporé (em terra mo evidências perenes. Pela presença de vários sí-
firme,planície,“ilhas”,e sambaquis) e no sopé da en- tios-habitação de terra preta antropogênica sem ce-
costa do Chapadão dos Parecis, são encontradas la- râmica por toda a sub-região,é válido considerar que
do a lado fases culturais, umas com nenhuma deco- essa modalidade cultural de caçador-coletor-agricul-
ração,outras com muita decoração plástica e aplica- tor pré-ceramista foi adotada ampla e extensivamen-
da com retoque branco.O engobo vermelho e pintu- te, perdurando alguns até o presente. A mitologia
ra monocromática podem ocorrer em qualquer das brasileira, à sua maneira, relata amplamente o início
fases,predominando o tempero de cauixí.Na cuesta da transição cultural do acampamento do bando
arenítica e encosta superior do chapadão, dentro e pré-cerâmico,caçador-coletor nômade,para a aldeia
fora de abrigos-sob-rocha, ocorrem fases culturais da tribo pré-cerâmica, caçadora-coletora, agricultora
com decoração plástica, aplicada e retoque branco, incipiente.
com superfícies enegrecidas e polidas numas e reci- Todos os sítios-habitação de agricultores, pre-cera-
pientes antropomórficos noutras. Muitos motivos da mistas e ceramistas contém evidências de antropo-
decoração plástica (incisa,excisa,etc.) do vasilhame cória (disseminação voluntária ou involuntária, feita
são assemelhados a alguns motivos da arte rupestre pelo homem,de plantas daninhas ou cultivadas),em
local, não-Nambikwara (Wasúsu), segundo os mes- parte certamente intencional, representada princi-
mos. palmente,pela palmeira urucurí.O urucurí não é en-
Nas várzeas de água branca andina do rio Madei- dêmico nessa região; sob o nome de Bacurí ocorre
ra, a juzante das cachoeiras, predominaram as fases expontânea, intensa e extensamente ao sul, leste e
culturais da Tradição Polícroma, com as Subtradi- oeste do rio Guaporé, no divisor d´águas,e junto aos
ções Guarita e Jatuarana, que chamam a atenção formadores da margem direita do rio Paraguai,a par-
pela decoração pintada polícroma, associada á de- tir do sopé meridional do Chapadão dos Parecis. Pe-
coração plástica e aplicada. O tempero de cariapé la densidade chega a ser considerado como planta
predomina e está presente em todas as fases, com daninha,caracterizando solos argilosos com alguma
maior ou menor percentual. Nos baixos cursos de fertilidade. Sua introdução e aproveitamento no rio
afluen- tes de águas transparentes preta,e claras,radi- Jamarí remonta a mais de 4130±160 anos a.P.(Beta-
caram-se as culturas de tradições microrregionais, 27406), segundo restos de cocos carbonizados, recu-
com alguma decoração plástica. Na grande maioria perados em meio aos sedimentos antropogênicos da
das fases, o tempero de cariapé é o mais popular. Tradição Massangana. Nas culturas ceramistas,esses
IX. El Formativo de Brasil 335

testemunhos já foram detectados na Subtradição Ja- râmicos mais antigos,tendo os furos,rebaixos e vãos
tuarana, ao redor de 2730±75 anos a.P. (SI-3950) e na da decoração plástica preenchidos por concreções.
Tradição Jamarí, desde pelo menos 2500±90 anos O complexo cerâmico surge já desenvolvido e
a.P. (Beta-22750). Esta palmeira se restringe às áreas com padrões de assentamento em sambaqui,estabe-
de terra preta na maioria quase absoluta dos sítios;as lecidos durante a Tradição Sinimbu, com início em
exceções conhecidas estão numa pequena região, pouco mais de 6420 anos a.P. (6315±105, SI-6850). Es-
estreita e alongada (cerca de 300km2 ao longo de sa tradição préceramista ocupou a área por cerca de
70km de rio) que envolve a área centrada na Ca- 2000 anos,precedida por uma fase pré-Sinimbu,pou-
choeira Teotônio (150km2).Aí,o urucurí extrapola as co conhecida, desde o início do Ótimo Climático e
áreas da constelação de sítios, ocorrendo esparsa e da formação do Pantanal do Guaporé (especulativa-
concentradamente desde a várzea até a terra firme mente, cerca de 7500 anos a.P.), quando a caça (os-
adentro, em capoeiras, matas secundárias e aparen- sos mineralizados, abaixo das conchas do samba-
tes matas primárias (matas secundárias milenares); qui) ainda era bem menos escasso que os moluscos.
associado a outras palmeiras, como o babaçu, a pu- A inversão dessa situação,com maior abundância de
punha,o tucumã,o mirití,o açaí-do-Pará (Euterpe ole- moluscos e a possível preferência pela facilidade de
racea), o açaí-solitário (Euterpe sp.), o marajá miudo coleta ocasionou o surgimento dos sambaquis. As
(Pirenoglyfis maraja), endêmico da várzea e do iga- dimensões em RO-PN-08 chega a 80x60x4,2m com
pó,resultado de antropocória na terra firme,e o ma- volume aproximado de 20.730m3 (um quinto do
rajá graúdo (Pirenoglyfis sp.) certamente de antro- sambaqui final).A população Bacabal,mais numero-
pocória intencional, por não ser aí endêmico, mas sa e possivelmente semi-sedentária,explorou intensa
de outra sub-região ainda não identificada. e extensamente a proteína de moluscos gastrópodes
lacustres,alguns terrestres (raramente os lamelibrân-
Introdução da cerâmica quios, utilizados em artefatos). A prática de alguma
agricultura, o consumo da tabua e/ou arroz selva-
Considerando-se a introdução da cerámica como gem, são sugeridos pelo vasilhame cerâmico, mós e
um traço diagnóstico fundamental do início da se- almofarizes; do fumo ou similar (poligonácea),pelos
gunda etapa do Período Formativo, então esse even- cachimbos cerâmicos; de peixes, por anzóis conchí-
to ocorreu em distintos momentos, com cerâmicas feros e restos ósseos; da caça, pelas pontas-de-projé-
que surgiram já elaboradas (produtos de difusões), til ósseas (idênticas às da Tradição Sinimbu). O peri-
que pouco se diversificaram e evoluiram através do periaçu e a tabua foram largamente empregados na
tempo, mas que se diferenciaram ao longo do espa- cestaria, segundo moldes negativos nas bases do va-
ço geográfico. silhame cerâmico (uma provável sobrevivência cul-
No Sul do Sudoeste da Amazônia Brasileira,em al- tural da Tradição Sinimbu).As bases são plano-circu-
gum momento entre não menos de 3475 anos lares e as bordas são elipsóides,com extremos eleva-
a.P.(3580±105, SI-6846) e não mais de 3835 anos a.P. dos, portando asas simples a bastante elaboradas e
(3920±85,SI-6847) surgiu a Fase Bacabal,no Pantanal estilizadas, às vezes zoomorfas e raramente antropo-
do Guaporé, após uma prolongada descontinuidade morfas.O engobo vermelho e decoração excisa e in-
climática (úmido-seco-úmido), entre cerca de 3920 cisa foram largamente empregados. Construíram ca-
±85 anos a.P (SI-6847) e 4395±70 anos a.P. (SI-6747) sas sobre os sambaquis da Fase Sinimbu, onde ente-
(final do Ótimo Climático) com extensão ao redor rraram os mortos em posição dorsal distendida,com
de no mínimo 320 e no máximo 630 anos, demarca- oferendas diferenciadas (cerâmica: tigelas, cachim-
da por uma camada de solo com 10-15cm de espes- bos; lítica: lâminas-de-machado, mãos-de-pilão, almo-
sura (entre 220-235cm de profundidade),onde ocor- farizes, mós; concha e osso: adornos de valvas perfu-
rem algumas conchas e evidências culturais intrusi- radas e túbulos).A área das evidências cerâmicas ex-
vas por buracos de estaca em dois sambaquis.No so- trapola os sambaquis (que são sub-circulares, desde
lo do pantanal o término dessa descontinuidade cli- 63m2 (08x10m), até 12.800m2 em RO-PN-08
mática, de seco para úmido, está representada por (105x145m) e volume até 82.920m3 (quatro quintos
uma fina camada (1-3cm), com carbonato de ferro do sambaqui total),circundando-os e expandindo-se
(siderita?), na qual se incrustam os testemunhos ce- em direção às depressões flúvio-lacustres, podendo
336 IX. El Formativo de Brasil

abranger até 30.000m2 de área contínua. sente, com um pico ao redor de menos 3m abaixo
A segunda tradição cerâmica, com tempero de do atual. A posição mais alta de RO-PV-19: Igapó-1,
cariapé,apareceu no Médio rio Madeira,na área cen- com 2340±90 anos a.P.(Beta-33456), sugere que o as-
tro-norte dessa sub-região.Trata-se da Subtradição Ja- sentamento de RO-PV-09, mais baixo, teria sido bem
tuarana, Tradição Polícroma, com 2730±75 anos a.P- anterior. Se estas considerações estiverem corretas en-
.(SI-3950), ou pouco mais. Ocupou o rio Madeira tão a datação, 30cm acima da base de RO-JP-01, com
(água branca andina) até pouco acima das cachoei- 2730±75 anos a.P. (SI-3950) ou pouco mais, não seria
ras de jusante (Teotônio e Morrinhos), lagos e baixo exagerada para o início da Subtradição Jatuarana.
curso dos rios afluentes (águas transparentes preta,e A terceira tradição cerâmica é a Fase Urucurí, Tra-
claras),até onde ocorriam a tartaruga,o pirarucu e o dição Jamarí, com início pouco antes de 2500±90
peixe-boi. Nesses ambientes, a juzante das grandes anos a.P.(Beta-22750). Localiza-se no Baixo Jamarí,
cachoeiras,a apreensão de proteina animal aquática afluente do rio Madeira, ao centro da sub-região. A
(por caça,pesca e coleta),seja em biótopos de águas cerâmica é bastante simples, envolvendo a inclusão
transparentes ou branca,é muito mais produtiva que gradativamente acentuada do tempero de cariapé,
a caça e coleta terrestres.A biomassa dos peixes e da formas de perfis simples a compostos, bordas e lá-
tartaruga era muito maior, facilmente renovável e di- bios, motivos e técnicas de decoração plástica e po-
ficilmente exaurível. Nos sítios-habitação das Ca- lícroma da Subtradição Jatuarana. A antropocória e
choeiras Teotônio (RO-JP-01 e 03) e Santo Antônio adensamento de palmeiras praticados por essa fase
(RO-PV-19), as terras pretas antropogênicas atingem parece originária e continuidade do Tradição Mas-
até 680 x 440m de área e até 2,40m de espessura. A sangana, que ocupou a mesma área desta e de ou-
diversidade dos tipos decorados é muito grande e tras fases situadas na bacia do rio Jamarí.
engloba quase tudo que existe nessa microrregião, No Sudeste da sub-região,ocorre a quarta tradição
sugerindo que eles foram centros de convergência, cerâmica,com tempero de cariapé,representada pe-
recepção e aprimoramento de formas, técnicas e la Fase Poaia, encontrada em abrigos-sob-rocha da
motivos plásticos e/ou polícromos. cuesta do Chapadão dos Parecis. Situada em cama-
As oficinas líticas refletem uma tecnologia espe- das abaixo da Fase Aguapé (MT-GU-01 e 08),é consi-
cializada na apreensão da proteína aquática.Canale- derada como surgida ao redor de 2500 anos a.P.com
tas em meia cana, de largura homogênea até 1,7cm final em 1945±55 anos a.P.(SI-3744).A forma do vasil-
e comprimento até 238cm, atestam o preparo de va- hame cerâmico é de vasos globulares a tigelas rasas
ras de fisgar, prática ainda utilisada pelo neobrasilei- pequenas, configuração em calota-ovóide. Nessas, o
ro local até o princípio do século.Grandes almofari- fundo é aplanado a ovalado, com paredes verticais,
zes, inúmeros afiadores de láminas-de-machado, levemente encurvadas para dentro num extremo,
grandes superfícies planas polidas e implementos evoluindo harmonicamente para expandida direta
bem-elaborados, refletem um aprimoramento tecno- com extremo oposto em bico. Estão regularmente
lógico, uma intensa atividade e repetidas ocupações alisadas, com decoração incisa e motivos formando
desses três sítios-habitação, junto ao rio, nas estia- linhas paralelas retas, curvas e em ziguezague.
gens. A extensa antropocória e o adensamento de
palmeiras em áreas bastante amplas sugerem inten- Considerações
sa atividade agrícola itinerante, também na terra fir-
me, no início das chuvas e cheias. Enterramentos se- No Sudoeste Amazônico, junto ao rio Madeira, en-
cundários em urnas antropomórficas polícromas, tre as terras firmes,pobres em nutrientes e ácidas,su-
em cemitérios fora das aldeias,atestam um tratamen- jeitas às “vacas magras” de estiagens prolongadas e
to desenvolvido de enterramento. mudanças para clima mais seco,ocorrem os solos de
A posição de alguns sítios, em diques marginais várzea e igapó,e os solos entre-margens (ilhas,praias
arenosos e relativamente baixos como em RO-PV-09: e diques marginais),de fertilidade anualmente reno-
Mangal, e outros, agora quase totalmente destruídos, vada pelas cheias. As enchentes eliminam ou redu-
sugere que o regime fluvial local,regulado principal- zem as ervas daninhas, sem prejudicar ao arroz-de-
mente pela pluviosidade andina, deveria ter então várzea, uma gramínea selvagem, espontánea. Aí, no
um volume de cheia menor e mais suave que o pre- ciclo anual, além de uma agricultura itinerante em
IX. El Formativo de Brasil 337

terra firme no início do período chuvoso,é praticada ne condições menos problemáticas para uma possí-
uma agricultura fácil e produtiva, localizada e inten- vel residência estável e sedentária.Nas demais áreas-
siva, entre a vazante e a crescente. A fauna aquática tipo3 da Amazônia,dentro do ciclo anual,a abundân-
é variadíssima e abundantíssima; concentrada na es- cia nas estiagens e relativa escassez no auge das chu-
tiagem, dispersa e seletiva nas cheias, quando ocor- vas, cede lugar à escassez gradativa, com crises sazo-
rem significativos deslocamentos de cardumes, rio nais ao longo dos rios de águas transparentes preta
acima, ao longo dos diques marginais das cachoei- (escura) e claras (esverdeadas a levemente turvas),
ras e corredeiras.Contudo,aí,mais rigorosa e restrita- e brancas não andinas.Tal escassez é acentuada aci-
mente na área que envolve os biótopos e cachoeiras ma das altas cachoeiras, obstáculos intransponíveis
de jusante (alto Médio-Madeira/baixo Alto-Madeira), para a fauna aquática4,onde somente a fauna terres-
onde aparentemente sempre teria havido condi- tre é o recurso significativo para a subsistência. Aí,
ções alimentícias para sustentar uma cultura relati- mesmo na relativa abundância das estiagens,são im-
va e proporcionalmente complexa, a nível de “va- praticáveis os estoques de alimentos vegetais e ani-
cas gordas” (com menor fartura ao longo das mais pelo clima úmido e abundância de microorga-
cheias),e sem o impacto definitivo de drásticas os- nismos,invertebrados e vertebrados,que rapidamen-
cilações climáticas; mesmo aí, culturas complexas te destroem a matéria orgânica.Em conseqüência,os
não ocorreram. assentamentos são relativamente semi-sedentários,
Principalmente junto às Cachoeiras Teotônio e esparsos e pequenos.
Santo Antônio, a concentração de grandes, espessas A índole nômade do caçador teria sido gradual e
e densas terras pretas antropogênicas,com cerâmica relativamente semi-sedentarizada pela índole relati-
contínua horizontal e verticalmente, é compatível vamente sedentária da agricultura.A duração dos as-
com uma intensa e constante reocupação de sítios- sentamentos seria regulada mais pelos estoques vi-
habitação. Esses sítios, todos da Tradição Polícroma, vos da fauna terrestre, exaurível, do que pelos esto-
representam o centro da Subtradição Jatuarana, com ques vivos da fauna aquática,renovável anualmente,
algumas comunidades que, na estiagem, poderiam e/ou da agricultura, também renovável quando em
ser razoavelmente grandes, provavelmente semel- solos banhados por rios de água branca andina. A
hantes às calculadas para as áreas da Calha Amazô- possibilidade de subsistência predatória nesses
nica e do Circum-Caribe (500 -3.000 pessoas)(Ste- ecossistemas relativamente abertos,foi a solução pa-
ward 1949:676-8). As densidades demográficas ripí- leativa para o problema insolúvel da produção de
colas, localmente possíveis, poderiam estar ao redor proteina animal doméstica. A importância da caça-
de até 70-100 habitantes/km2, durante a estiagem da e o prestígio do caçador refletem a importância
(entre 7.000 e 10.000 pessoas); e até 35-50 habitan- dos animais terrestres (preferencialmente mamífe-
tes/km2 durante as cheias (de 3.500 a 5.000 pes- ros), como fonte de proteína para a alimentação.
soas)1. Nos sítios-habitação, entre a margem direita Os textos de mitologia, não refletem nenhum su-
do alto Médio e baixo Alto rio Madeira e as margens cesso,nem sequer tentativa,na transformação do pre-
do rio das Garças (afluente do Candeias/Jamarí). A dador caçador-coletor de animais silvestres em pro-
cerâmica ocorre esparsa e descontinuamente, hori- dutor de animais domésticos,para a alimentação da
zontal e verticalmente, sugerindo reocupações sazo- comunidade tribal. Os relatos e fatos apenas de-
nais por pequenos grupos Jatuarana durante as monstram uma fase de amansamento e adoção de
cheias. poucos animais para o artesanato,divertimento e dis-
Essa pequena área-tipo-biótopos junto/justo-juzan- tração, alguns consumidos ocasionalmente por par-
te de cachoeiras de porte ó em praia/várzea de água celas familiares da tribo.
branca andina (como as suas congêneres)2, é a que Historicamente,missionários,por meio da compul-
concentra mais e maiores possibilidades alimentí- são religiosa e da introdução de animais domésticos
cias no ciclo anual, ano após ano. Esse tipo de área, europeus,conseguem sedentarizar várias tribos indí-
pela exeqüível agricultura entre-margens e igapó, se- genas. Com omissão de etapas, numa rápida e artifi-
ria menos prejudicada que os demais tipos de áreas, cial transição do Período Formativo, pela tutela mis-
pelas oscilações climáticas locais, sobre a agricultu- sionária, surge em poucos decênios o Império
ra somente de várzea e/ou terra firme. Portanto, reu- Guaranítico, em pouco tempo destruído pelos
338 IX. El Formativo de Brasil

bandeirantes portugueses. Desse processo de se- como uma barreira à transposição e superação das
dentarização existem os testemunhos arqueológi- etapas iniciais do Período Formativo.
cos monumentais arquitetônicos, artísticos, meta- De qualquer maneira, considerando-se a um se-
lúrgicos, bélicos e cerâmicos, etc. O processo para dentarismo rudimentar e restrito como um prére-
um sedentarismo cultural complexo, apesar de ini- quisito embrionário do sedentarismo efetivo, então
ciado, com a ruptura dos fatores missionários en- parece que esse começou em algum momento da
trou em colapso. Subtradição Jatuarana, na área-tipo Teotônio, em sí-
A continuidade do padrão comportamental de ca- tios-habitação junto das Cachoeiras Teotônio e San-
çador seria a resultante do complexo de condicio- to Antônio, sem, contudo, ultrapassá-lo e consolidar-
nantes ambientais, físicos e bióticos, redundando na se.Esse evento -sedentarismo rudimentar restrito- se
impossibilidade de produção de animais domésti- constituiria no estágio inicial da terceira etapa do
cos,compensada pela relativa abundância e facilida- Período Formativo, última alcançada e não-trans-
de de predação em ecossistemas relativamente aber- posta no Sudoeste da Amazônia Brasileira.
tos, da pesca e/ou caça e coleta. Essa situação agiu

1
Com base em observações próprias sazonais,de 3
Espaço junto/juzante das cachoeiras de porte:
1978-89,da biomassa de peixes,somente por co- áreas-tipo em água transparente (clara e/ou pre-
leta e pesca rudimentar; da produção agrícola, ta) e/ou branca andina, sem o benefício dos
efetiva e possível, em coivara de várzea e terra biótopos a justo-juzante de cachoeiras de porte;
firme, e entre-margens (ilha/praia/dique margi- áreas-tipo em água transparente (clara e/ou pre-
nal); da antropocória e adensamento de pal- ta) com o benefício de biótopos junto/justo-ju-
meiras para coleta. A pesca/caça/coleta preda- zante de cachoeiras de porte (sem o benefício
tória está reduzindo o pescado e tornou esporá- da água branca andina); áreas-tipo em água
dica a ocorrência da tartaruga,pirarucu e peixe- transparente (clara e/ou preta, sem os benefí-
boi, mas até o início desse século foram abun- cios da água branca andina e dos biótopos jun-
dantíssimos (cronistas); sua ponderação,ao me- to/justo-juzante de cachoeiras de porte). As
nos duplicaria a estimativa da biomassa aquáti- áreas-tipo do espaço junto/ montante das ca-
ca pré-histórica,na estiagem.A tartaruga aprisio- choeiras seguem os mesmos critérios do espaço
nada em lagos, seus ovos e pescado seco (cro- junto/ juzante,considerando as particularidades
nistas), poderiam garantir um estoque sazonal, dos ecossistemas.
complementando a pesca no início das cheias,
de áreas como a área-tipo Teotônio. 4
Um dos exemplos extremos: Cachoeira Darda-
nelos, rio Aripuanã, Aripuanã/MT, com várias
2
As áreas-tipo: água branca andina/biótopos jun- quedas num salto encaixado de 120m de altura.
to/justo-juzante de cachoeiras, da Amazônia, es-
tão restritas à Amazônia Ocidental
IX. El Formativo de Brasil 339

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arqueológico.
340 IX. El Formativo de Brasil

ANTIGOS PADRÕES DE ASSENTAMENTO


NA COSTA BRASILEIRA

Ondemar F. Dias Junior

INTRODUÇÃO predominem, elas indicariam a existência de ou-


tros modelos de relacionamento e subsistência,
Em principio não é tarefa fácil discorrer sobre portanto, de outros padrıes . Será a materializaçõo
os padrões de assentamento adotados pelas anti- destes comportamentos nos restos preservados da
gas comunidades que ocuparam a costa brasileira cultura, que indicarão as formas de intervenção
na PréHistória. Primeiro, porque o termo “padrão no meio e, portanto, do padrão de comunidade e
de assentamento”pode ser conceituado engloban- de assentamento existentes no local e no tempo
do aspectos bastante diversos entre si; segundo, em estudo, entre as sociedades em causa.
porque não fica claro, no título, o período de tem- A questão da cronologia abordada pelo texto
po em que tal tema será abordado, e, terceiro, por também é de fundamental importância, pois o ter-
não ser muito comum sua discussão na bibliogra- mo “antigo”é por demais inexato. Aquí, neste caso,
fia disponível para a área. entende-se a palavra como significando os primei-
Assim considerando, é necessário, preliminar- ros momentos da ocupação da costa e seu prolon-
mente, se não conceituar, pelo menos definir o gamento até o advento da horticultura, de forma
que será tratado no texto e como ele será construí- que o texto terá sua atenção centralizada no cha-
do. mado Arcaico.
Pode-se partir do princípio que o padrão de as- Este termo designa, no Brasil, não propriamente
sentamento nada mais é do que uma criação do um estágio cultural e sim um período de tempo
pesquisador ao verificar que um certo número de que cobre as transformações ambientais do início
comunidades ao habitarem uma determinada re- do Holoceno até cerca de 2.000 anos atrás, após
gião, em um certo período de tempo, atuaram no “ótimo climático”. Como, de uma maneira geral, o
meio circundante de forma assemelhada. Outro estado atual dos conhecimentos permite a visuali-
padrão poderá ser identificado pelas mudanças zação de uma certa constância nos aspectos cul-
que ocorrerem na mesma área ao longo do tempo, turais dos grupos humanos do período, ele, até cer-
desde que as comunidades em questão alterem to ponto, pode também ser entendido como uma
seus processos de intervenção ambiental. Um ou- etapa cultural. Esta se caracterizaria pela expan-
tro poderá ainda ser reconhecido para a mesma são das sociedades de coletores, pescadores e ca-
área e para o mesmo tempo,a partir da verificação çadores que se relacionaram às condições am-
que outro grupo de sociedades valeramse de pro- bientais.
cessos diferenciados para desenvolverem seu mo- Estas mesmas condições ambientais, em que pe-
do de vida. Desta forma, será o comportamento de sem questões particulares e locais, apresentam
um grupo de unidades sociais em relação a natu- uma certa homogeneidade. Assim,” a grosso mo-
reza circundante que fornecerá os indicativos pa- do”, o período tanto pode ser caracterizado como
ra que sejam identificadas como pertencentes ao uma prolongada época de mudanças pontuais,
mesmo padrão, desde que existam entre elas mais dentro de uma direção determinada, quanto uma
semelhanças do que diferenças.Caso estas ultimas etapa, de no mínimo 7.000 anos, onde os inúmeros
IX. El Formativo de Brasil 341

Fig. 1. Regiões geográficas e antigos padrões de assentamento na costa Brasileira.


342 IX. El Formativo de Brasil

grupos humanos, apresentando particularidades o período anterior --o Pleistoceno-- e teriam início
próprias, se desenvolveram segundo tendências as transformações térmicas que conduziram ao
gerais assemelhadas. clima atual. Estas seriam basicamente quentes,
Deve-se destacar, ainda, que é neste período que com alternância de fases secas e úmidas nem
se deram as grandes transformações nas relações sempre generalizadas, podendo variar no mesmo
do homem com o meio circundante, das quais re- período de tempo. Ao redor de ca.6.000 anos aP.
sultaram fatos novos e de fundamental importân- aparentemente elas se estabilizaram naquilo que
cia, como a domesticação de plantas e animais, denomina de “Altitermal” com o incremento máxi-
que propiciaram o advento de um novo período, mo em termos de temperatura e umidade. Estudos
denominado, mesmo no Brasil, de Formativo. amplos, como aqueles dirigidos por Prance
Em relação à elaboração do texto em si, foi ado- (1982), por exemplo, parecem indicar que, no ge-
tada a perspectiva de se descrever sucintamente o ral, houve uma gradual expansão da floresta, ligan-
processo de ocupação do litoral, através daquelas do o interior ao litoral, expansão esta que iria faci-
manifestações (expressas nos sítios arqueológi- litar a dispersão das espécies animais (e do ho-
cos) melhor estudadas, enfatizandose mais as se- mem) o que viria generalizar a fauna brasileira,
melhanças do que as diferenças particularizado- antes do isolamento provocado depois, pelos fato-
ras. … evidente, no entanto, que estas existem e res de recessão da mata, prevalecentes hoje.
são fundamentais para demonstrar a multiplicida- No início do período, o nível do mar encontrava-
de de respostas que o ser humano é capaz de dar se bem mais baixo do que o atual, embora mais
a um mesmo problema. Só que, tendo em vista os elevado do que no auge das glaciações (quanto
objetivos do texto, geral e amplo, as semelhanças chegou a baixar cerca de 100 metros, deixando ex-
servem melhor para traçar o quadro proposto. posta uma extensa planície costeira). Entre 8.000 e
Um espaço foi reservado para as discussões 7.000 anos atrás teria ocorrido uma fase de eleva-
emergentes nos últimos anos, concordem ou não ção, atingindo pela primeira vez, o nível atual
com o modelo adotado,desde que contribuam pa- (Hurt:1984).
ra uma melhor definição daquela imagem. Este movimento foi provavelmente constante,
embora em um mesmo momento possam ser ob-
O litoral. O meio e sua evolução servadas variações em trechos distintos da costa,
mas parece ter havido uma tendência à sua retra-
No Brasil entendese o termo “litoral” predomi- ção,com a inundação de inúmeras áreas até então
nantemente como referente à extensa faixa costei- emersas. Conseqüentemente, as evidências cultu-
ra, atingida, de forma direta, pelos eventos ou fenô- rais aí porventura existentes seriam destruidas pe-
menos gerados no Atlântico. Não existem, no en- la ação das vagas e pelo assoreamento.
tanto,barreiras intransponíveis entre esta longa fai- Ao redor de 6.000 anos atrás o nível do mar atin-
xa e o território do interior. Sabemos hoje, de for- giu seu ponto mais alto, ultrapassando em até 3
ma clara, por exemplo, que todo o regime de chu- metros o atual e inundando vasta área hoje entul-
vas que atingem até o alto curso do rio Amazonas hada.
é resultante das condições atmosféricas geradas O fato que mais se destaca, no entanto, é o fenô-
além da linha costeira (Sallati:1987). A divisão meno da argilização, que segundo o mesmo autor
usual entre litoral e interior marca, portanto, mais (Ab´Saber. 1989 op.cit:21), num horizonte situado
um sentido de se procurar entender as questões entre 6.000 e 5.000 anos aP. facilitou a comunica-
de continuidade e mudança ocorridas no proces- ção entre pontos até então isolados e proporcio-
so de ocupação do território brasileiro pelo ho- nou a possibilidade de trânsito e contato biológi-
mem préhistórico, do que qualquer linha divisória co e cultural ao longo da costa. Também aparece-
absoluta no mesmo. ram e se expandiram as planícies de marés, os
O início do período em pauta se deu, sobretudo pântanos salinos e os mangues. Em todo o litoral,
de acordo com os estudos de Ab´Saber (1977 e portanto, alargaram-se os solos e os suportes para
1983), em torno de 9.000 anos atrás. Findariam aí uma verdadeira “explosão de vida” vegetal e ani-
as influências das glaciações , que caracterizaram mal.
IX. El Formativo de Brasil 343

Por volta de 4.100 anos atrás o nível do mar teria te pelas sociedades do Arcaico no litoral baseava-
permanecido estável, retraindo-se a partir daí até se na coleta de moluscos aquáticos cujos restos
cerca de um metro abaixo do atual. Supõem-se conformam elevações basicamente troncocôni-
também que, em virtude do assoreamento provo- cas, com sucessivas ocupações de áreas horizonta-
cado principalmente pelo aumento das chuvas - lizadas ou aplainadas no topo,o tipo de sítio deno-
em função das temperaturas mais elevadas e minado “sambaqui”. Esta economia teria sido for-
maior quantidade de vapor d´água na atmosfera - çosamente complementada pela coleta vegetal e
a ação das águas (pluviais e fluviais) contribuiu animal e pela caça e pesca, sendo que é grande a
significativamente para o continuo afastamento variedade constitutiva dos sambaquis, malgrado a
da linha da costa. tendência homogenizadora que os agrupa (pelo
Pode-se observar que um grupo de autores enfa- menos quanto às pesquisas) como sociedades do
tiza a análise “ universalista”, considerando os mesmo tipo.
grandes movimentos de caráter geral como Hurt O sambaqui mais antigo até agora localizado no
(op.cit.) e Fairbridge (1976), enquanto outros pro- litoral denomina se “Camboínhas” e foi datado em
curam determinar o “detalhamento regional”, co- 7.958 ± 224 anos aP. por Kneip et al (1981). Nele
mo Bittencourt et alii (1979) e Suguio et alii os artefatos predominantes foram elaborados em
(1982). Todos, no entanto, contribuem para que quartzo lascado,além de peças de seixos e blocos,
atualmente se possa contar com um bom número complementados por pontas ósseas provavelmen-
de trabalhos que permitem idéias razoavelmente te destinadas à pesca.A caça e a coleta de vegetais
claras sobre este tipo de fenômeno litorâneo. estavam insinuadas não somente pelos restos dire-
Falta ainda, no entanto, um aprofundamento tos como pela presença de artefatos destinados a
quanto ao estudo do sistema como um todo, dos sua elaboração. As evidências permitem concluir
aspectos geomorfológicos aos climatológicos e que o grupo já se encontrava bem adaptado às
mesmo geográficos, como discutem, por exemplo, condições costeiras.
Drude de Lacerda et alii (1984). No milênio seguinte esta atividade generalizou-
se por todos os ambientes costeiros, como baías e
O processo de ocupação humana angras de águas quentes e calmas, ricas em hú-
mus, aos mangues e aos estuários dos inúmeros
Hoje não se pode, senão hipoteticamente e so- rios engrossados pelo gradual e contínuo aumen-
bre evidências muito tênues,estabelecer os camin- to das chuvas e pelo assoreamento produzido pe-
hos pelos quais as mais antigas sociedades chega- la erosão química das encostas da Serra do Mar,
ram ao litoral. Considerandose como válida a pro- que deixara de se constituir numa barreira para o
posta de Ab´Saber (1984), a serra do mar deve ter povoamento da região costeira. Passagens teriam
constituído uma formidável barreira de vida para sido abertas pela existência de cobertura vegetal
aqueles grupos, pois se estendendo ao longo de nas altitudes maiores.
grande parte do litoral, teria forçado os migrantes Os grupos sambaquianos se multiplicaram e
a contorna la, expandindo-se pela costa somente ocuparam os mais variados locais, com uma con-
após o início do Holoceno e percorrendo o litoral centração maior no Sul do país, especialmente en-
na direção Sul Norte,provavelmente por caminhos tre os Estados do Paraná e Santa Catarina, dimi-
hoje submersos. nuindo tanto em direção Sul quanto Norte. A
Os sítios mais antigos se localizam em pontos si- maior parte das datações giram ao redor do milê-
tuados a mais de 40 km da atual linha da costa e nio compreendido entre 5.000 e 4.000 anos passa-
se referem a sociedades coletoras de moluscos te- dos, mas são também muito comuns em horizon-
rrestres, datados entre 10.500 e 9.800 anos aP. (Co- tes mais recentes.
llet: 1977). Os relativamente escassos artefatos ela- Aparentemente estes sambaquis são maiores e
borados em concha, osso e lítico, incluem pontas mais complexos do que aqueles situados mais a
de projéteis, o que poderia indicar a prática da ca- Norte, (na zona tropical) e deles são exclusivos os
ça ou pesca (Collet: 1985:319). zoólitos, peças líticas polidas em forma de ani-
O padrão de vida assumido predominantemen- mais, estudadas por Prous (1974). Neles predomi-
344 IX. El Formativo de Brasil

nam os artefatos lascados, produzidos por técni- apresentam uma cerâmica antiga, de permeio aos
cas variadas e peças em osso, sendo raras aquelas restos ocupacionais, mas onde também foram re-
elaboradas em concha, apesar de serem estas os lativamente poucos os exemplares estudados. Alí,
elementos mais comuns dos sítios. Um bom estu- embora os sítios reflitam condições prevalecentes
do das fontes alimentares dos sambaquis pode ser de atividades de coleta animal, é muito provável
encontrado em Garcia (1972), sendo que Schmitz que as comunidades que os originou praticassem
(1984:31/s) inventariou as principais espécies de algum tipo de economia diferenciada no interior,
moluscos encontradas naqueles sítios. coletando moluscos sazonal ou periodicamente,
Os sambaquis tropicais mais semelhantes aos na costa marítima.
do sul se localizam do norte de São Paulo à baia No momento mesmo em que a coleta de molus-
de Vitória, no Espírito Santo merecendo estudos cos se tornou o modo de vida predominante no li-
de Uchoa & Garcia (1979) e Kneip (1979), entre toral, há cerca de 5.000 anos atrás, outros grupos
outros. Mais ao Norte eles se tornam mais raros e humanos -da Tradição Itaipu- começaram a se es-
menores. Possuem, no entanto, como elemento di- tabelecer alí. Eles estão melhor estudados no lito-
ferencial a cerâmica,associada até mesmo às mais ral central, mas tanto as suas origens, como as ro-
antigas camadas, o caso, por exemplo, dos samba- tas do povoamento, seguem em discussão, assim
quis localizados por Calderón (1964) na Bahia e como o reconhecimento da sua área de expansão
daqueles situados no litoral do Salgado, no Pará, cultural.A coleta de moluscos era ainda praticada,
pesquisados por Simões (1981) com a cerâmica mas a ênfase, no entanto, recaí sobre a coleta de
até agora mais antiga do país, da fase Mina. Muito alimentos vegetais e na pesca, sobretudo lacustre,
provavelmente, se tratavam de grupos do interior com raros exemplares marinhos. Complementa-
que vinham periodicamente ao litoral para coletar vam sua dieta com caça diversificada e a coleta
moluscos. de pequenos animais terrestres. Desenvolveram,
No momento, os sambaquis, podem ser agrupa- pois, uma complexa rede de atividades de subsis-
dos em três expressões geográficas, às quais co- tência. Sua tecnologia de fabrico de artefatos os
rrespondem algumas especificidades, tanto nas aproxima dos grupos sambaquianos, especialmen-
manifestações culturais, quanto nas características te no que diz respeito à produção de artefatos líti-
físicas de seus habitantes, conforme verse-á adian- cos de quartzo lascado. Desenvolveram de forma
te. Os sambaquis subtropicais, do Sul de São Paulo própria a produção de peças em valvas e carapa-
aos limites setentrionais do Rio Grande do Sul, for- ças de moluscos marinhos e terrestres, especial-
mam a área “core” das sociedades com este pa- mente na confecção de raspadores laterais de val-
drão de assentamento geral. São os mais numero- vas previamente alisadas, onde era aplicado um
sos, mais complexos e melhor estudados,onde são micro-serrilhamento por lascamento (Carval-
encontrados com exclusividade os zoólitos e onde ho:1984). A hipótese de que desde a sua fixação
a tecnologia lítica era mais desenvolvida. São na região já praticassem algum tipo de horticultu-
poucos os estudos que os coloque sob tradições ra é sugerida pela análise do acervo cultural e cer-
diferenciadas e que enfatizem mudanças expres- tas peculiaridades nas arcadas dentárias, produzi-
sas na cultura ao longo dos milênios.Provavelmen- das pelo alto grau de consumo de alimentos ricos
te a facilidade e abundância dos recursos disponí- em carboidratos (Turner & Machado: 1983).
veis não incentivou mudanças nas relações de Os sítios da Tradição Itaipu tem a forma de mon-
produção, subsistência e entre indivíduos compo- tículos alongados, constituídos por camadas de ar-
nentes dos grupos. gila e restos alimentares, húmus e artefatos cultu-
Uma segunda área,tropical, pode ser visualizada rais. Neles são demarcadas as áreas de habitação,
do Norte de São Paulo à baía de Vitória, com sítios com a sobreposição de cabanas limitadas por
antigos, menores, menos complexos, mas apresen- marcas de estacas.Verdadeiras estearias delimitan-
tando muito maior diversidade entre sí onde se de- do habitações maiores e, talvez, defensivas, além
senvolveu uma indústria de quartzo típica. Uma de espaços demarcados para sepultamentos, pro-
terceira área se alonga entre a Bahia e o Pará, já dução de peças, etc. Em relação aos sambaquis do
praticamente na região equatorial, onde os sítios mesmo horizonte cronológico, eles apresentam
IX. El Formativo de Brasil 345

um notável incremento na concentração da popu- anos atrás toda a costa estava percorrida, explora-
lação, atestado pelo avultado número de sepulta- da e ocupada por macro bandos diversificados.
mentos de sítios já escavados. Estão datados a par-
tir de 5.140± 180 aP. (sítio da Malhada) mas os re- Características paleodemográficas: Em tra-
gistros se concentram em especial no milênio se- balho recente, Uchoa & Alvim (1989) concluíram
guinte (Dias Junior:1976/7). que a população do sambaqui de Piaçaquera
A extensão desta primeira manifestação da tra- (São Paulo), um pequeno sítio ocupado entre
dição Itaipu alcança o Espírito Santo (ao Norte) 4.980 e 4.930 anos aP. teria sido de 48 indivíduos.
no sítio do Areal I (Perota:1974) e provavelmente o Tal cálculo parece correto, considerando se as re-
sítio do Tenório, em São Paulo, no Sul. duzidas dimensões do sambaqui e o tempo restri-
A partir do segundo milênio antes de Cristo, se to de sua ocupação. Para a Fase Itaipu, Cheuiche
iniciaria uma diversificação nesta tradição, com a Machado (1985) elaborou um aprofundado estu-
ênfase recaindo sobre a pesca marítima e a conse- do paleodemográfico em relação a um dos seus sí-
qüente localização de seus acampamentos sobre tios, no Estado do Rio de Janeiro, concluindo so-
dunas estáveis na periferia das praias atuais e pró- bre a idade e sexo dos indivíduos, vida média e ta-
ximo à foz de lagunas. Esta prática adentraria o manho da população (cerca de 445 indivíduos).
formativo, a partir do início da Era Corrente. Deno- Neves e Cocivolo (1989) estudando esqueletos
minou-se de Fase Itaipu A ao momento mais anti- sambaquianos,concluíram a existência de unidades
go de ocupação de Itaipu B os grupos de pescado- biológicas diferentes, a partir das microdiferencia-
res mais recentes (Dias Junior, 1976). ções e da análise dos componentes craniofuncio-
Segundo os dados disponíveis, as comunidades nais dessas populações.Mais de uma unidade foram
devem ter sido numericamente significativas, pro- identificadas para os sambaquis do Sul e ainda uma
vavelmente organizadas em padrões de macro- outra para os sambaquis do litoral Central.
bandos que utilizavam um ponto escolhido no Em seus aspectos genéricos, a “população sam-
ambiente como elemento de referência e perma- baquiana” era constituída por indivíduos de baixa
nência. Dali deveriam explorar efetivamente os re- estatura com claro dimorfismo sexual, sendo que
cursos de uma ampla área, pela ação de grupos os de sexo masculino tinham a média de 1.65 m.
com grande autonomia de deslocamento. Nos mo- de altura e as mulheres cerca de 1.50 m.. Os crâ-
mentos mais intensos de ocupação, que devem es- nios eram altos, de mediana capacidade encefáli-
tar situados nas proximidades do Altitermal, estes ca, com faces estreitas, nariz afinado e fortes arca-
grupos ou se diversificaram ou receberam aportes das supra orbitárias (Alvim & Uchoa, 1976).
de novas comunidades, de tipo semelhante. De As populações vinculadas à Fase Itaipu A, segun-
qualquer forma, no entanto, a densidade demográ- do Cheuiche Machado (1992) se enquadram nos
fica parece ter aumentado e a economia se diver- padrões genéricos sambaquianos, apresentando
sificado. Se esta diversificação resultou da pressão crânios arredondados (braquicranianos) ou me-
demográfica interna, de algum tipo de crise am- dianamente arredondados (mesocranianos), com
biental em algum ponto do litoral ou do interior,se calotas altas. As diferenciações em relação aos
foi resultante da combinação de diversos fatores, sambaquianos foram notadas no tocante às carac-
os dados ainda se mostram insuficientes para per- terísticas adquiridas ao longo da vida pelos indiví-
mitir uma solução aceita por todos. O importante duos. Estas se fazem mais aparentes em relação às
é que alguns dos traços principais normalmente abrasões dentárias e desgastes específicos, asso-
utilizados para conceituar o formativo, como a ce- ciados a elevados percentuais de cáries, resultan-
râmica e a horticultura, já se faziam presentes no tes do alto consumo de carbohidratos, indicativos
litoral, desde meados do terceiro milênio antes de de uma prática horticultora (Turner & Machado:
Cristo, em pleno período Arcaico. 1983 e Cheuiche Machado:1984).
A cerâmica que se tornara difundida do Norte,
com a Tradição Mina (Simões,op.cit.),se expandiu Práticas funerárias: Nos sambaquis os indiví-
para o Sul, provavelmente pelo litoral no milênio duos costumavam ser sepultados em áreas diver-
seguinte, de forma que, entre os 5.000 e os 4.000 sas, geralmente em covas rasas e posição fletida,
346 IX. El Formativo de Brasil

com acompanhamento funerário ou não, orienta- des do meio, por parte daquelas sociedades que
ção variada, oferendas igualmente diversificadas, os construíram. Inseridos na natureza, não podem
com ou sem corante vermelho. Em grande maio- ser compreendidos isolados dela.
ria, se tratavam de enterramentos primários, embo- Numa linha geográfica imediatamente mais in-
ra dados recentes venham demonstrar variação teriorana, e mais recentemente, outra manifesta-
maior. ção de assentamento se fez sentir, especialmente
Também na Fase Itaipu A, os sepultamentos selecionando ambientes lagunares, a Tradição Itai-
eram predominantemente primários, sob as mais pu. Muito pouco especializados, estes coletores-
variadas e complicadas posições até mesmo em pescadores-caçadores, que consumiam pratica-
um único sítio. Eram muito comuns os sepulta- mente de tudo, se espalharam ao longo do litoral.
mentos em grupo, em áreas selecionadas e deter- De economia diversificada, seus sítios conservam
minadas dos sítios, com variado acompanhamen- ainda, as marcas de assentamentos permanentes,
to funerário. O estaqueamento post mortem, mas num provável modelo de macro-bando com base
com o corpo ainda recente e articulado, ou a fixa- central, com uma organização complexa nos es-
ção à cova com a colocação de grandes pedras, quemas de produção (Dias Junior & Carval-
seixos às vezes banhados de corante, são traços ho:1990).As provas diretas, mantidas nos restos es-
diagnósticos da mesma. queletais, apontam para um altíssimo consumo de
alimentos de origem vegetal, podendo-se concluir,
Síntese dos padrões de assentamento inclusive, na prática de algum tipo de horticultura.
Os esqueletos exumados indicam, também, uma
Pelo que foi tratado até aqui, pode-se ver que o população muito mais densa do que a dos samba-
processo de ocupação do litoral se fez, pelo me- quis, considerando-se, de um lado, as perspectivas
nos, por duas grandes modalidades adaptativas, médias de população estimada para os grupos
expressas em padrões que podem ser diferencia- sambaquianos, como aquelas divulgadas por Al-
dos mesmo em suas linhas gerais. Detalhes parti- vim & Uchoa (1976) e o número reduzido de es-
cularizadores podem sub-dividir estes dois “siste- queletos comumente exumados nos sambaquis
mas”maiores em unidades menores,mas,ainda as- em contraste com a significativa ocorrência de se-
sim, de variável grandeza e que não se enquadram pultamentos no horizonte mais antigo da Tradição
exatamente neste texto, por detalharem aspectos Itaipu.
do período Arcaico do Litoral. Aqui o discutimos Dois outros sistemas permanecem ainda em
fundamentalmente analisando aqueles traços que aberto. De um lado, aqueles antigos grupos de co-
organizariam o Formativo. O leitor interessado po- letores de moluscos terrestres,restritos ainda a São
derá aprofundar as informações em Dias Junior Paulo; de outro aqueles extensos sítios em dunas e
(1976/7); Garcia (1972), Hurt (1984), Kern (1989) em ilhas, sobre assentamentos recentes, do tipo Fa-
ou Kneip (1991), entre outros. se Itaipu B, situados cronologicamente em pleno
Um primeiro sistema, agrupando inúmeras so- Formativo,mas conservando uma atividade econô-
ciedades de Tradições culturais próprias, se esten- mica do Arcaico. A extensão e filiação destes gru-
de praticamente por todo o litoral, com pequenas pos de pescadores marítimos seguem em discus-
zonas de interrupção. Estas sociedades centraliza- são.
vam seu modo de vida e subsistência na explora- No litoral, portanto, o Formativo se anuncia rela-
ção eficiente do ambiente costeiro, consumindo tivamente cedo, se for considerada a questão da
as espécies mais abundantes de moluscos que domesticação de vegetais e o aparecimento da ce-
proliferavam em consonância com as condições râmica, ou muito tardiamente, se considerada a
ambientais favoráveis. Seus sítios, mesmo demons- permanência dos antigos modos de vida, perpe-
trando variações locais, uniam-se no sentido de tuados nos sambaquis e nos sítios de pescadores.
uma profunda relação íntima, com os habitats da- De qualquer forma, no entanto, é no período an-
quelas espécies de animais das quais dependiam. terior que ele se enraiza e onde estabelece suas
Sempre estrategicamente posicionados, demons- bases. Se falta, aqui, um fator revolucionário, para
tram o profundo conhecimento das potencialida- delimitar sua eclosão, é porque as transformações
IX. El Formativo de Brasil 347

se fizeram sem dramáticas alterações. Até mesmo ma cultura material, receberam denominações di-
a cerâmica, antiga nos sambaquis do Norte e se ferentes”. E, embora não fique claro no seu texto,
generalizando em meados de 3.500 anos atrás,não os sítios Xangrilá e Itapeva, na costa Norte do Rio
se constituiu em algo capaz de alterar significativa- Grande do Sul, não são denominados de samba-
mente os padrões até então dominantes.O sistema quis, sugerindo que o autor os identifique somen-
de vida tribal -Formativo- provavelmente seria do- te como sítios de “pescadores coletores litorâ-
minante somente a partir dos inícios da Era Cristã, neos”, sem qualquer designativo particularizador.
pela popularização do uso da cerâmica e da gene- Também Neves (1988) trabalhando com paleo-
ralização das práticas horticultoras. genética no litoral Sul, reaborda uma divisão ante-
rior, proposta por Prous e Piazza (1977), que sepa-
Problema em discussão ram “sambaquis” de sítios acampamentos de cole-
tores, e os denominam de “rasos” (termo também
Seria impossível, em função dos limites do texto, usado no Norte do país). Ele afirma que estes últi-
elaborar uma análise completa de todas as novas mos “contemporâneos dos sambaquis, foram ocu-
posições e perspectivas que vem surgindo. Desta pados...por um grupo biologicamente distinto”
forma, optou-se por uma abordagem selecionada, (pag.136). Também discorda da perspectiva de
sem que isto signifique juízo de valor ou de impor- que os “grupos sambaquianos constituam um úni-
tância. O fator considerado foi o de discutir algu- ca e homogênea população”. Defende as diferen-
mas questões chaves do processo, a partir de pro- ciações entre os grupos “construtores dos samba-
posições emergentes nos últimos três anos quis” mais meridionais em relação aos setentrio-
(1990/1992). nais e formula hipóteses para explicar este distan-
ciamento biológico, tanto por “oscilações ou deri-
A questão dos sambaquis: Na Reunião Cientí- va genética” dentro do próprio grupo, como pelos
fica da Sociedade de Arqueologia Brasileira (SAB) aportes de grupos diferenciados vindos de fora
na cidade do Rio de Janeiro em setembro de 1991, (op.cit.138). É conveniente ressaltar que o autor
foi organizada uma Mesa Redonda para a discus- centraliza seus estudos nas populações do Paraná
são sobre os “construtores de sambaquis”.Partindo e Santa Catarina (litoral Sul,subtropical,portanto).
da perspectiva de que tais sítios não seriam resul- Posteriormente, como já foi tratado aqui, chegou à
tado da “atividade desordenada do grupo que os mesma conclusão ao estudar os remanescentes
construiu” sugeriu-se que cada sítio deve ser “trata- ósseos dos sambaquis da costa Central (ou tropi-
do como um artefato construído pelos indivíduos cal), (Neves & Cocilovo, 1987).
que o ocuparam” com profundas relações espa- Um trabalho de Kneip et alii (1991) referente a
ciais, sendo que a própria área de ocupação, inter- três sambaquis do litoral do Rio de Janeiro (costa
na, caracterizaria diferenciação consciente no seu Central) aborda uma série de questões também
uso (Gaspar: 1991). importantes. Primeiro, porque estuda três sítios da
A questão da generalização em torno deste tipo mesma localidade (Saquarema) que se sucede-
de sítio, há anos discutida, vem agora ganhando ram no tempo: Sambaqui da Beirada (entre 4.520
novos contornos, especialmente pelo reconheci- e 3.800 aP.), sambaqui do Moa (entre 3.960 e 3.610
mento da imensa complexidade e variedade de aP.) e sambaqui da Pontinha (entre 2.270 e 1.790
manifestações culturais que o nome “sambaqui” aP.). Segundo, porque embora no primeiro e no úl-
encobre.Embora não exista,ainda,uma clara linha timo predominam as evidências de uma econo-
divisória aceita por todos, entre o que é sambaqui mia coletora de moluscos, no intermediário domi-
em confronto com outros sítios costeiros onde nam os restos de atividade de pesca, portanto in-
também ocorrem coleta de moluscos, divisões en- formando, no mínimo, sobre uma diversificação lo-
tre ambos vem sendo reiteradamente publicadas cal. Terceiro, porque, no mais recente, pela primei-
nos últimos anos. Kern (1989:108) considera:“Mui- ra vez no litoral, foram localizados sepultamentos
tos sítios arqueológicos do litoral meridional do cremados num horizonte bastante recente.
Brasil foram já impropriamente denominados de Em síntese, pois, o que parece estar se firmando,
“sambaquis”; outros, apesar de portadores da mes- direta ou indiretamente, é a ideia de que no perío-
348 IX. El Formativo de Brasil

do final do Arcaico do litoral pelo menos duas or- cia da pesca como atividade de subsistência, mui-
dens de atividades e,no mínimo,dois grupos popu- to provavelmente também suscitará debates escla-
lacionais haviam fixado ao longo da costa, com recedores.
suas perspectivas próprias de vida. Foi, no entanto, a tese de Andrade Lima (1991)
que levantou maior questionamentos em relação
Tradição Itaipu: Vale uma consideração espe- às origens e divisões da Tradição Itaipu.Aquela au-
cial a partir do momento em que esta perspectiva tora atribui à pressão demográfica, existente inter-
emergente já tem, pelo menos, 25 anos de discus- namente nos grupos sambaquianos, mais do que a
são na costa Central do país.O importante a ressal- qualquer crise ambiental, o desenvolvimento das
tar é que recentemente trabalhos de importância atividades de pesca no final do Arcaico. Neste sen-
vem colocando à prova, tanto aspectos da sua ex- tido, restringe a Tradição Itaipu à Fase B, como no
tensão e diversidade, quanto até mesmo questio- inicio da sua identificação (Dias Junior:1969). Ela
namentos sobre a sua existência como Tradição apoia seu ponto de vista em um tópico, discutido
cultural peculiar. por Dias Junior & Carvalho (1983/4 e 1990), de
Infelizmente estes textos vem aparecendo, ainda que a Fase A teria chegado já caracterizada ao li-
exclusivamente, em nível de teses de Doutoramen- toral, onde compartilharia o meio com os grupos
to e dissertações de Mestrado. Desta forma, sua in- sambaquianos mais antigos.
clusão aqui,não só implica no reconhecimento da O Arcaico e o desenvolvimento daqueles traços
sua importância, como se constitui em um passo que iriam caracterizar o período final da préhistó-
para torna los mais conhecidos. ria do litoral brasileiro, estão hoje razoavelmente
Uma tese de Doutoramento (Gaspar:1991) focali- delineados em suas linhas principais. As lacunas,
zada especialmente nos aspectos da organização ainda muito grandes, são incentivo à pesquisa. O
de um grupo de pescadores, coletores e caçadores detalhamento do processo se faz necessário, em
da região em foco, não só estuda um caso, sob a todos os níveis, de forma que existe ainda um
perspectiva da arqueologia locacional, como criti- imenso campo de trabalho pela frente. Deverão,
ca todas as demais estruturas teóricas já estabeleci- entretanto, passar ainda muitos anos, antes que se
das. Sua própria visão, no entanto, totalmente cen- possa concluir um modelo realmente sólido e
trada nos aspectos ambientais, restringe-se a uma completo, onde a finalidade não seja confundida
perspectiva determinista, em que pese sua veemen- com o método.
te afirmação contrária,especialmente por desconsi- Em relação ao tema principal deste texto, pare-
derar as mudanças culturais,só reconhecidas quan- ce que ficou claro que, apesar das inumeráveis va-
do singularidades e por seu total desprezo a histo- riações locais, existem traços generalizadores que
ria e ao fator tempo como um todo. permitem reconstituições amplas e compreensí-
Dois outros trabalhos, em nível de dissertação veis. O Formativo, ou período Horticultor, não
de Mestrado, sem dúvida irão contribuir para apro- aconteceu isolado de suas bases, como algo inva-
fundar a discussão. Um deles (Tenório de Oliveira, sor, vindo totalmente de fora. Significativos ele-
1991) trata da questão da coleta de vegetais no pe- mentos constituintes do seu acervo diagnóstico,
ríodo, considerando-o fundamental para o acumu- foram experimentados no litoral, concomitante-
lo de experiência para o advento da agricultura, mente com o dia a dia das sociedades mais anti-
trilhando o mesmo caminho proposto por Braid- gas e com padrões de vida mais típico do Arcaico.
wood (1960) mas sob novas perspectivas.Vale co- Os padrões de assentamento, apresentam pecu-
mo contribuição, sua crítica à teoria de que teria liaridades próprias, que permitem antever os tra-
sido a crise pós Altitermal que conduziria aos no- ços dominantes no período posterior. Até certo
vos processos de produção de alimentos. Embora ponto, por exemplo, a utilização de um ponto es-
sua hipótese básica seja altamente discutível, po- colhido no espaço, pelas populações do Arcaico
derá conduzir a avaliações proveitosas para a re- demonstra maior sedentariedade do que os ele-
constituição do passado deste trecho do litoral. mentos perpetuados nas aldeias ceramistas poste-
Outro trabalho, (Borges Franco:1992), discutindo riores. Se nestas a produção de certos vegetais as-
profundamente o tema da tecnologia e importân- segurava a subsistência,não substituiu ela comple-
IX. El Formativo de Brasil 349

tamente as atividades de caça e pesca anteriores. A perspectiva emergente hoje, de que os pesqui-
Por outro lado, embora ainda não se possa afirmar sadores não trabalham com partes por sí só isola-
com segurança, muito provavelmente, foram as ex- das, mesmo que assim as considerem, e sim con-
periências dos grupos de economia diversificada, juntos que caracterizam sistemas integrados, ira
tipo Itaipu A, que garantiram a existência daqueles certamente colaborar na criação de novas e mais
vegetais consumidos no litoral na época da con- completas condições para que o objetivo de cons-
quista européia. truir uma pré-História brasileira coerente e possi-
O panorama que se pode descortinar para o futu- velmente próxima da realidade, seja alcançado.
ro parece ser amplo e generoso. Novos pesquisado- A visão de conjunto, onde todos os componen-
res, com sólida base teórico-metodológica come- tes atuam em todos os níveis, entre sí, e onde o pa-
çam a trabalhar duro, com entusiasmo e saudavel pel do observador, até então estático e teorica-
pretensões. Mesmo que aparentemente atuem sob mente distante, passa a ser reconhecido na sua
perspectivas “antagônicas”, na verdade somente real dimensão criadora, constituem linhas de atua-
complementam os conhecimentos, desde que se ção geradoras de uma nova estrutura teórico-me-
compreenda que, do campo teórico, aos métodos e todológica que, sem dúvida, contribuirá enorme-
às técnicas, é realmente muito difícil encontrarse mente para a clareza e maior amplitude e profun-
hoje,posições realmente contrárias.O conhecimen- didade deste instigante campo da criação intelec-
to se complementa, se justapõe e se integra. tual do homem.
350 IX. El Formativo de Brasil

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X

EL FORMATIVO
DE VENEZUELA
X. El Formativo de Venezuela 355

LAS BASES SOCIOHISTÓRICAS DE LAS SOCIEDADES SEDEN-


TARIAS EN EL NORTE DE SURAMÉRICA:
EL CASO VENEZOLANO

Mario Sanoja e Iraida Vargas Arenas

El inicio del denominado período Formativo en el ción marina pudieron garantizar las condiciones so-
norte de Sudamérica alude al proceso de sedentari- ciales necesarias para el establecimiento de una
zación de las sociedades prehispánicas.El mismo se existencia sedentaria,en la medida en que los indivi-
inició entre 3.000 y 2.000 a.C.y sirvió de base para el duos supieron organizar un sistema de explotación
desarrollo de formas auto-generadas de producción de variados ambientes y recursos naturales. A partir
hortícola en diversas áreas de la región. de esa base común, se fueron desgajando los dife-
La conceptualización del Formativo que se mane- rentes tiempos históricos,los diversos modos de vida
ja de manera general entre los arqueólogos, apunta que conformaron la realidad social prehispánica.
hacia la definición de dos grandes regiones -Mesoa- Hoy día podemos apreciar que la aparición del
mérica y los Andes Centrales- donde los procesos ci- cultivo de plantas e incluso de la alfarería parecen
vilizadores alcanzaron a generar formas estatales de darse de manera simultánea e independiente en di-
organización sociopolítica. Dichos procesos civiliza- ferentes regiones de Suramérica, apoyándose en las
dores, evidentemente, no tuvieron parangón en condiciones materiales y en los modos de vida que
cuanto a su materialidad en las otras regiones del caracterizaban cada una de esas regiones. La diná-
continente, pero sus causas, creemos, están fuerte- mica de dichos modos de vida comenzó a manifes-
mente enraizadas en las características que asumió tar líneas divergentes de desarrollo histórico,cuando
el poblamiento original del continente y -en particu- aparecieron cambios cualitativos y cuantitativos en
lar- de Sur América. la vida social. En ciertos casos, esos cambios se pro-
La originalidad de las formas básicas sociales,eco- dujeron dentro de áreas geográficas relativamente
nómicas y culturales estuvo determinada inicial- restringidas, donde era posible desarrollar procesos
mente por la presencia de condiciones naturales de producción que iban desde la caza, la pesca y la
que aceleraron o retardaron la concentración de recolección marina, la caza terrestre y la domestica-
masas importantes de población humana en espa- ción de mamíferos gregarios, la recolección y el cul-
cios geográficos determinados y,posteriormente,por tivo de plantas vegetativas y de cereales.Todo lo an-
el tipo de relaciones asociales que se generó como terior tuvo una importancia notable en el proceso de
respuesta a la implantación de dichas masas de po- sedentarización, estimulando intensos flujos pobla-
blación en asociaciones ecosistémicas de alta pro- cionales verticales y horizontales con ciclos de con-
ductividad, particularmente del tipo litoral marino- vivencia y de antagonismos,de integración y desinte-
valles litorales-montaña o valles fluviales-montaña. gración de las sociedades regionales.
Los diversos modos de vida cazadores especializa- En el norte de Suramérica, incluyendo la región
dos o de recolecta y caza generalizada que se desa- amazónica, dichos procesos se manifestaron con
rrollaron, fueron exitosos en la medida en que fue- menor intensidad, debido al carácter disperso del
ron capaces de generar una estrategia para la explo- proceso de poblamiento originario.La contradicción
tación orgánica de diferentes ecosistemas conver- hombre-hombre y los flujos de población tuvieron
gentes,organizados de manera bien altitudinal u ho- un alcance limitado, notándose su influencia en re-
rizontal. Los modos de vida basados en la recolec- giones donde existen asociaciones orgánicas de
356 X. El Formativo de Venezuela

ecosistemas costa-valle-montaña o valle-montaña.Al za marina donde existían condiciones naturales pa-


atenuarse los antagonismos sociales entre las dife- ra su implantación. Según las condiciones particula-
rentes comunidades que integraban los modos de vi- res, llegaron a compartir tradiciones técnicas comu-
da, la dinámica histórica del norte de Suramérica se nes,sobre todo en lo relativo a la manufactura de ins-
desfasó con respecto a la de los Andes Centrales. A trumentos de piedra y en un grado menor de hueso
partir del primer milenio a.C.,hubo ciertamente rela- y de concha marina.
ciones culturales entre el norte de Suramérica y el Parecería evidente entonces, que podríamos ha-
área andina central que indujeron ciertos cambios blar de un arqueolítico Suramericano (Lorenzo
formales en los modos de vida regionales sin alterar l972) o una Formación Apropiadora (Vargas Arenas
su esencia ni sus tiempos históricos. En tal sentido, 1990;Sanoja y Vargas Arenas 1991) compuesta por di-
pensamos que el Formativo del norte de Suramérica versos modos de vida recolectores-cazadores gene-
fue un proceso de cambio sociohistórico autogene- ralizados que darían respuestas sociales,en términos
rado, que adoptó elementos culturales derivados históricos y regionales, a las condiciones objetivas
principalmente del área andina central, creando las que ofrecía el variado entorno continental. Muchas
formas sincréticas originales que definen objetiva- de esas antiguas poblaciones parecen haber desa-
mente los diversos modos de vida regionales a partir rrollado modos de vida donde predominaba la reco-
de los comienzos de la era cristiana (Mapa 1). lección y la pesca marina, carácter que se hizo más
acentuado o visible con los episodios de subida del
El poblamiento inicial del norte de Suramérica nivel del mar, que llegaron a su óptimo hacia 5000
y el Caribe: los modos de vida apropiadores: A.P. Estos modos de vida se gestaron de manera
complementaria con otros modos de vida recolecto-
Al discutir las primeras oleadas migratorias antes res en las regiones selváticas, en las llanuras o las
de 30.000 A.P . y las evidencias sobre industrias, no montañas del interior del continente. Es evidente
especializadas, los cuales avalarían la presencia de que las regiones litorales, tanto del Atlántico como
aquellos primeros grupos humanos, queremos intro- del Pacífico,ofrecían condiciones óptimas para la es-
ducir en el análisis la variable geohistórica y la eco- tabilización o la sedentarización de las bandas de re-
lógica y mostrar las transformaciones sociales y cul- colectores dentro de territorios más o menos defini-
turales que se producen en las bandas de recolecto- dos, lo cual influyó de manera decisiva en la reorde-
res cazadores generalizados cuando entran en la re- nación de las relaciones sociales y los factores de la
gión neotropical. En el presente caso, la separación producción apropiadora que condujeron a la do-
temporal de las evidencias arqueológicas sobre el mesticación de plantas. No debemos ver éstos, co-
poblamiento de América del Norte en períodos o es- mo si se tratase de procesos alternativos a los que es-
tadios podría estar también demostrada para Sura- taban ocurriendo u ocurrieron en el interior del con-
mérica. A partir de un cierto momento que podría- tinente,ya que como veremos más adelante,los dife-
mos ubicar temporalmente entre 16.000 y 8.000 A.P., rentes modos de vida apropiadores representaban
las evidencias conocidas hasta el presente nos per- más bien fases complementarias del mismo proceso
miten visualizar la coexistencia temporal y espacial sociohistórico.
de diferentes modos de vida apropiadores. Estos se Analizando las evidencias arqueológicas de estas
fundamentan en una economía generalizada de ca- poblaciones de recolectores-cazadores con indus-
za,pesca y recolección,o de caza,recolección y pas- trias líticas generalizadas en Centro y Suramérica,ve-
toreo que dan respuesta a la variedad de oportuni- remos que existen muchas formas particulares en
dades que ofrece el medio tropical o sub-tropical del cuanto a su expresión empírica,pero que responden
sub-continente. Ello se expresó, con el surgimiento a dos grandes tradiciones o líneas de desarrollo que
de modos de vida cazadores-recolectores generali- se relacionan directamente con la naturaleza de su
zados del interior, cazadores y pastoriles donde hay objeto de trabajo: los recolectores/cazadores/pesca-
zonas de refugio de fauna pleistocénica o existen re- dores del interior y los recolectores/cazadores/pes-
baños de animales gregarios tales como llamas,alpa- cadores litorales. Dentro de ambas líneas o tradicio-
cas, guanacos, etc., o de modos de vida orientados nes existe una diversidad regional de modos de vida
principalmente hacia la recolección,la pesca y la ca- que representan, o bien expresiones distintas de la
X. El Formativo de Venezuela

Figura 1. Mapa del Norte de Sur América y Las Antillas con los sitios arqueológicos mencionados en el texto.
357
358 X. El Formativo de Venezuela

actividad apropiadora,o fases transicionales que van tores del interior de Panamá, en Tequendama, Co-
de la apropiación generalizada hacia la producción lombia y la costa nordeste de Venezuela, resaltan
de alimentos. Este último ejemplo, que escapa a los dentro del conjunto de raspadores, hojas y otros ins-
objetivos del presente trabajo, se manifiesta también trumentos para rayar, rasgar, cortar, perforar etc., que
en los Andes Centrales y en el norte de Argentina, son discernibles dentro del conjunto de artefactos
donde vemos poblaciones muy antiguas de cazado- que califican los procesos de trabajo apropiador y
res-recolectores del interior con puntas de proyectil, transformador de aquellas comunidades recolecto-
que son igualmente recolectores y procesadores de ras-cazadoras.
alimentos vegetales (González 1960).En otras pobla- La segunda tradición técnica, se refiere a la reco-
ciones que practicaban la recolección marina y la lección de piedras naturales,particularmente cantos
caza terrestre, marina y fluvial utilizando puntas de rodados de forma esférica o rectangular plana, los
proyectil de piedra,hueso o madera,se inició un pro- cuales son utilizados como percutores o martillos,
ceso de transformación que culmina con el cultivo manos de moler o piedras de apoyo. Estos parecen
de plantas, como es el caso de la costa del Perú y la indicar un nivel muy rudimentario de inversión de
costa del Ecuador (Lumbreras 1983; Moseley 1975; trabajo para la reproducción social, donde la apro-
Stothert 1976, 1979, 1985; Bate 1983), las serranías del piación de los recursos naturales está mediada por
nordeste de Colombia y en la costa norte de Vene- un desarrollo muy bajo de las fuerzas productivas.
zuela (Correal 1990; Sanoja 1988, 1989; Sanoja y Var- Una tercera tradición técnica que se desarrolla al
gas Arenas 1991). interior de los modos de vida recolectores-cazadores
En el caso del norte de Suramérica las poblacio- del norte de Suramérica, es la de la piedra abrasada
nes recolectoras que habitaban tanto el litoral Pacífi- o trabajada por abrasión para producir instrumentos
co como del Caribe y del Atlántico parecen repre- de producción que tienen una forma y una función
sentar el juego dialéctico entre tres grandes modos de carácter más definido.Tanto en Las Vegas (Ecua-
de vida genéricos: un Modo de Vida Recolector-Pes- dor), Casita de Piedra (Panamá), Sauzalito (Colom-
cador Marino, un Modo de Vida Recolector-Cazador bia), Guayana y Las Varas (Venezuela), el abrasado
del Interior y el Modo de Vida Recolector-Mixto don- de la piedra existe desde períodos muy tempranos.
de tiene gran importancia la explotación coordina- En el noreste de Venezuela,parece haber estimulado
da de un variado conjunto de ecosistemas: marino, hacia mediados del 3er. milenio a.C., el auge de for-
ripario,palustre,selvático,etc.Por otra parte,se obser- mas técnicas de abrasión y piqueteado que culmina-
va la presencia de tres tradiciones técnicas ligadas a rán posteriormente en el pulido de la piedra.
la fabricación de instrumentos líticos de produc- Las tradiciones técnicas mencionadas,no parecen
ción,una que hemos llamado de la piedra percutida relacionarse individualmente y de manera exclusiva
o fracturada,la segunda que representa la utilización con un modo de vida determinado,ya que están pre-
casi sin modificaciones de los cantos rodados natu- sentes en mayor o menor grado,en los modos de tra-
rales y la tercera que se fundamenta en la técnica de bajo de todos ellos. Lo que sí es importante, es la re-
la abrasión y posteriormente el pulido de la piedra. lación cuantitativa que llegan a tener esas tres tradi-
La Tradición de la Piedra Percutida, se refiere a la ciones dentro de los diversos modos de vida, ya que
fractura por expansión de un núcleo inicial, con el parece ser un indicador del desarrollo de las fuerzas
objeto de obtener núcleos secundarios y lascas que productivas en cada uno de ellos.Las tradiciones téc-
son empleados directamente sin modificación pre- nicas de la piedra percutida y de la piedra abrasada
via o son sometidos a un proceso de desbastado, y a llegan a formar,al parecer,una combinación que pre-
veces de lascado muy elemental, para manufacturar domina en el Modo de Vida Recolector-Mixto, debi-
instrumentos con funciones técnicas más o menos do quizás a que en él se presenta una mayor diversi-
definidas. No obstante el carácter poco especializa- ficación de procesos productivos,una mayor diferen-
do de dichos instrumentos, un tipo aparentemente ciación laboral. Por el contrario, la utilización domi-
muy difundido es el de los núcleos piramidales, pre- nante de las piedras naturales sin modificación in-
sente tanto en la costa del Ecuador y en Tequenda- tencional,o de la piedra percutida parecen estar aso-
ma,Colombia,como en el nordeste de Venezuela.Las ciadas generalmente con expresiones culturales de
cuñas triangulares, observables en los sitios recolec- los modos de vida recolectores marinos o de los re-
X. El Formativo de Venezuela 359

colectores del interior, donde los modos de trabajo nido) y de rayas (Dayasatis sp). Manufacturaban ins-
evidencian una relación directa apropiación-consu- trumentos líticos de arenisca, cuarcita y ocasional-
mo sin inter mediaciones técnicas o sociales muy mente jaspe y serpentinita. Se empleó la técnica de
complejas en ese proceso. percusión para producir lascas o fragmentos unifa-
Las poblaciones originales de recolectores, caza- ciales que podían ser utilizados como raspadores y
dores y pescadores que se habrían extendido sobre cuchillos.Ocasionalmente se encuentran instrumen-
buena parte del litoral Pacífico y Atlántico y las tie- tos de piedra trabajados someramente mediante las-
rras interiores del norte de Suramérica,han sido tam- cado secundario y es posible decernir,incluso,cierta
bién agrupadas por Bate (1983-II:211), del Conjunto regularidad en la técnica de fractura de los núcleos
Cultural III, relacionado con un instrumental lítico de piedra. Se encuentran también ¨choppers¨ o taja-
poco o nada especializado, multi funcional, adapta- dores, martillos y piedras de apoyo para la molienda
ble para el aprovechamiento de los más variados re- de sólidos.
cursos obtenidos a través de la recolección,la caza y La presencia de huesos de mamíferos terrestres co-
la pesca.En muchos ejemplos sustituyeron en buena mo venados (Odocoyleus sp.), sólo en las capas más
parte la piedra por el hueso o la concha marina co- antiguas de los sitios Guayana y Remigio podría ser
mo materia prima, pero siguieron utilizando las téc- indicador de un cambio drástico en los procesos de
nicas de la piedra percutida,el alisado y el pulido de adquisición de alimentos, donde la dependencia de
las superficies de ciertos instrumentos de produc- los recursos alimenticios terrestres habría sido susti-
ción. Dichas poblaciones explotaron diferentes eco- tuida por la explotación intensa de los recursos del
sistemas en variadas regiones: el litoral Atlántico de manglar.
Nicaragua,el litoral Pacífico y las tierras interiores de Los sitios de habitación parecen haber sido para-
Panamá, las serranías andinas del noroeste de Sura- deros estacionales o campamentos semi-permanen-
mérica, el litoral Pacífico del Ecuador, el litoral Cari- tes.Los restos de estructuras de viviendas sugieren la
be colombiano, el litoral Caribe y el Atlántico de Ve- utilización de paravientos simples que servían de co-
nezuela,el litoral de Guyana y Brasil y el Planalto bra- bijo a los componentes de las bandas recolectoras
sileño. nomádicas o seminomádicas.
El establecimiento de aldeas de carácter más esta-
Las comunidades apropiadoras del nordeste de ble, asociadas con instrumentos agrícolas, se inicia
Venezuela: alrededor de 4.600 años antes de ahora (2600 a.C.)
con el Modo de Vida 3 o Recolector Mixto,de lo cual
Una serie de fechados de C-14, las comparaciones es ejemplo el sitio Las Varas,localizado sobre una an-
tipológicas y el análisis de los contextos arqueológi- tigua terraza que bordeaba la Laguna de Campona
cos,indican que los inicios del poblamiento recolec- (Sanoja y Vargas Arenas 1991).A partir de esta fecha,
tor-cazador-pescador de la región se ubicarían entre los antiguos instrumentos rústicos unifaciales co-
6.000 y 7.000 A.P., período que coincidiría aproxima- menzaron a ser progresivamente reemplazados por
damente con el óptimo climático del Holoceno y el hachas y azadas manufacturados mediante abrasión
máximo de la transgresión marina post-pleistocéni- y piqueteado de cantos rodados de clorita esquisto y
ca.El Modo de Vida No.1 ha sido estudiado en los si- posiblemente gneis, manos cónicas de moler, platos
tios Ño Carlos en el Golfo de Paria, y Remigio, ubica- de piedra y morteros para la molienda de sólidos,
do a 200 Km al interior,en la cuenca del río San Juan, etc.Al mismo tiempo, se desarrolló una compleja in-
y el Modo de Vida No.2 en Guayana,Golfo de Paria y dustria del hueso y la madera caracterizada por una
el Bajo, Golfo de Cariaco (Mapa 1).(Sanoja 1989a-b; gran variedad de puntas de flecha, de arpones y lan-
Sanoja y Vargas Arenas 1991). zas, que sugieren una utilización regular del arco y
La subsistencia de esas comunidades tempranas las flechas tanto para la caza y la pesca como para la
dependía en buena parte de la explotación de los re- guerra.
cursos del bosque de manglar,particularmente la os- Aparte de la recolección de bivalvos y moluscos
trea de manglar (Ostrea frons) y moluscos como la provenientes del manglar o de fondos marinos de
Malongena melongena (Linné), la pesca marina y la poca profundidad, diversas especies de cangrejos y
caza de mamíferos (posiblemente algún tipo de siré- la pesca marina o de laguna,la gente de Las Varas ca-
360 X. El Formativo de Venezuela

zaban venados (Odocoyleus sp.y Mazama sp.),váqui- El poblamiento recolector-pescador de Guyana


ros (Tayassu sp.), roedores, sirénidos, tiburones y po- y Trinidad:
siblemente manatíes.Utilizaban inicialmente ¨atarra-
yas¨ o redes individuales para la pesca,pero hacia la Instrumentos líticos de carácter unifacial, muy ru-
parte final de la ocupación,posiblemente finales del dimentarios, que corresponden con los de la tradi-
2do milenio a.C.,ya están presentes pesas de red de ción técnica de la piedra percutida del nordeste de
mayor tamaño, posiblemente asociadas con chin- Venezuela se encuentran en sitios de la Fase Alaka al
chorros o trenes de pesca,que implicaban una orga- sureste del Delta del Orinoco, sobre el litoral Atlánti-
nización colectiva del trabajo y el conocimiento de co de Guayana,indicando la presencia de bandas de
la manufactura de textiles. recolectores-pescadores marinos (Evans y Meggers
La aldea de Las Varas constituía, posiblemente, 1960:27).
una ranchería de recolectores, pescadores y caza- La isla de Trinidad, ubicada frente al delta del río
dores cuyas viviendas tenían un techo de una sola Orinoco, fue también el asiento de antiguas pobla-
agua, reminiscente, en cuanto a su técnica cons- ciones de recolectores, pescadores y cazadores rela-
tructiva, a los shabono Yanomami. Es posible que cionadas con el nordeste de Venezuela. Las eviden-
se trata de viviendas colectivas divididas en unida- cias arqueológicas del sitio Banwari Trace (Mapa 1)
des rectangulares de unos 16 m2. Cada una de di- (Harris 1976; Veloz 1976-I:45-62, 1980:26, 1991:55-61),
chas unidades podría haber correspondido a una permiten establecer la existencia de una larga ocu-
familia nuclear, calculándose que la población to- pación humana que va desde 8000 a 4000 A.P. Cam-
tal de la ranchería podría haber fluctuado entre 30 bios cualitativos importantes en el modo de trabajo
o 50 habitantes (Sanoja 1989a:523-585; 1989b; Sa- de dichas comunidades recolectoras permiten infe-
noja y Vargas Arenas 1991). La presencia de repre- rir el paso de una condición de recolectores-pesca-
sentaciones fálicas o femeninas talladas en mi- dores-cazadores marinos y palustres a una fase más
caesquisto, sugiere un cambio super-estructural estable, caracterizada por la recolecta o cuidado de
muy importante en relación a las poblaciones más plantas comestibles y el procesamiento de materias
antiguas, donde sólo hallamos pequeñas placas primas vegetales.
de micaesquisto en forma de pendientes alados Analizando comparativamente las secuencias
zoomorfos. temporales de Banwari Trace y las del nordeste de
Hacia 4.200 a.P.(2.200 a.C.) se originó en la Penín- Venezuela, encontraríamos que el período Banwari
sula de Araya y la isla de Cubagua, la Tradición Ma- III, sería relativamente contemporáneo con los que
nicuare (Cruxent y Rouse 1961; Sanoja y Vargas Are- hemos llamado El Modo de Vida 1 y el Modo de Vida
nas 1991), la cual se caracteriza por el nomadismo 2. Los períodos II y I de Banwari Trace reflejan las
marino y la navegación de alta mar, la recolección pautas tecnológicas del Modo de Vida 3, o Recolec-
y la pesca marina y posiblemente la explotación de tor Mixto de Las Varas. En general, podemos hablar
la sal que abundaba naturalmente en la Península de la existencia de un extenso poblamiento de reco-
de Araya (Mapa 1).La utilización de la piedra como lectores, pescadores, cazadores marinos, terrestres y
materia prima para la manufactura de instrumen- palustres y finalmente recolectores y cultivadores de
tos de producción, característica de las antiguas plantas muy homogéneo,que ocupaba todo el extre-
poblaciones recolectoras del nordeste de Venezue- mo nordeste de Suramérica (Mapa 1).
la, fue reemplazada por la utilización de la concha La población de recolectores generalizados del
del Strombus gigas. Hacia finales del segundo mi- nordeste de Venezuela se irradió hacia las Peque-
lenio a.C. el contacto entre la gente de Manicuare ñas y Grandes Antillas, generando posteriormente
con la aldea de Las Varas generó un proceso de di- otros modos de vida apropiadores cuyo modo de
fusión de ambas poblaciones hacia el oeste de Ve- trabajo se fundamentaba en la recolección de bi-
nezuela, de lo cual serían testimonio sitios como valvos y gastrópodos marinos, la pesca y la caza
Pedro García, con una fecha de 600 a.C. (2.600 A.P.) marina y la caza de roedores terrestres, al mismo
y Michelena, en las orillas del Lago de Valencia tiempo que la recolección y el procesamiento de
(Mapa 1), posiblemente con una antigüedad simi- plantas vegetales comestibles locales como la Za-
lar (Cruxent y Rouse 1961; Rouse y Cruxent 1963). mia integrifolia.
X. El Formativo de Venezuela 361

Las fechas de C-14 indican que los primeros asen- provenientes del Medio y Bajo Orinoco. Las pobla-
tamientos de grupos recolectores aparecieron en la ciones originales de aquella región, fueron absorbi-
República Dominicana hacia 2.000 años a.C.,tiempo das o desplazadas de su hábitat original por los nue-
que corresponde con Banwari I en Trinidad,y con el vos inmigrantes,viéndose obligadas a buscar refugio
surgimiento de comunidades sedentarias en el nor- en las zonas selváticas y pantanosas del litoral Atlán-
deste de Venezuela.Sitios como Hoyo del Toro,Batey tico del Estado Sucre o en las islas del Delta del Ori-
Negro, y El Porvenir-Serralles, reflejan en la tradición noco.
técnica de sus instrumentos de producción influen- Entre comienzos de la era cristiana y 1300 de la
cias de la sociedad recolectora del nordeste de Sura- era, parece haberse producido una transgresión ma-
mérica, particularmente las manos de moler cóni- rina denominada Emergencia Paria (Fairbridge
cas, las piedras de apoyo, la manufactura de hachas, 1976) que habría afectado el litoral Atlántico venezo-
raspadores, ¨choppers¨, así como picos y recipientes lano y en particular el Delta del Orinoco. Es posible
en concha marina (Velóz 1976a, 1976b-I). En las co- que los restos de las antiguas poblaciones recolecto-
munidades apropiadoras de las Grandes Antillas, el ras que habían sido desarraigadas de su hábitat ori-
modo de trabajo estaba calificado fundamentalmen- ginal en Paria y Cariaco permaneciesen asentadas
te por la recolecta de moluscos y la pesca marina en la vastedad de pequeños cayos e islas que ha-
complementadas con la recolecta de raíces y nue- brían quedado emergidas en el actual Delta del Ori-
ces de palma. Esta actitud conservadora parece de- noco, empleando su experiencia social de milenios
berse particularmente al carácter restringido del nú- para desarrollar un modo de trabajo que les permi-
mero y calidad de recursos y medios naturales de tiese explotar con éxito la riqueza de recursos de
producción que presentaba la región insular, así co- fauna y vegetación que existía en esos parajes, parti-
mo al aislamiento de las comunidades entre sí y de cularmente los manglares y los bosques de palmá-
las del continente, a la baja intensidad de las tensio- ceas (Mauritia flexuosa).
nes intra e inter-sociales que hubiesen podido moti- Al producirse la regresión de las aguas del mar,po-
var el desarrollo de las relaciones sociales transfor- siblemente hacia 1.300 de nuestra era (Sanoja
mando también la percepción social del objeto de 1979:278), parte de las antiguas poblaciones descen-
trabajo. dientes de los antiguos recolectores permaneció vi-
Las poblaciones relacionadas con la Tradición Ma- viendo aislada en las áreas más remotas del delta.
nicuare del nordeste de Venezuela se proyectaron Las que habitaban el Caño Mánamo y las regiones
particularmente hacia la isla de Cuba,observándose vecinas al Orinoco y Tucupita, entraron en contacto
en esta la presencia de instrumentos de producción con los agricultores ceramistas de la Tradición Ba-
fabricados con la concha del Strombus gigas, tales rrancas (Sanoja y Vargas 1991),desarrollando una re-
como gubias, picos y vasijas, que están acompaña- lación simbiótica con dichas poblaciones.
das por platos o metates de piedra y manos de mo- Es a partir de aquella fecha, cuando podríamos fi-
ler. Las gubias se encuentran presentes desde el pe- jar el desarrollo de la actual etnia Guarao, Gente de
ríodo o cultura Guayabo Blanco (2.000 a.C.) persis- la Canoa, cuyos orígenes históricos se relacionan
tiendo posteriormente en sitios como Cayo Redon- con las antiguas poblaciones amerindias que entra-
do. Rouse ha señalado también la presencia de gu- ron al continente Suramericano hace decenas de
bias de concha en la península de la Florida desde miles de años, hablantes de una lengua arcaica de
una antigüedad estimada entre 5000 y 2000 a.C. (Ve- los primeros pobladores de Sudamérica. Quizás por
loz 1980:21-22; Tabío, Guarch y Domínguez 1974:237; esa razón, la lengua guarao, descendientes de pue-
Sanoja 1981b:43-44; Rouse 1951, 1974:77). blos muy antiguos,fue considerada por mucho tiem-
po como independiente.
Las primeras comunidades agro-alfareras del Las antiguas poblaciones recolectoras del nordes-
oriente de Venezuela: te de Venezuela, hablantes de una lengua posible-
mente antecesora del guarao moderno,comenzaron
A partir de finales del último milenio a.C., el nor- a poblar también las Grandes Antillas hacia 2.000
deste de Venezuela comenzó a ser ocupado y colo- a.C. La evidencia lingüística indica que llegaron
nizado por poblaciones de agricultores ceramistas también hasta la Península de la Florida,donde estu-
362 X. El Formativo de Venezuela

vieron representadas por pueblos hablantes del gua- dio Orinoco poblamientos agro-alfareros conocidos
roide, de la Timucua, integrante también de la rama como Tradición Barrancas y Tradición Ronquín (Sa-
Paezana de la Macrofamilia Paezana-Chibcha (Gran- noja, 1979, 1981; Sanoja y Vargas 1978, 1983) en cuya
berry 1989; Greenberg 1987:336; Sanoja y Vargas alfarería están presentes rasgos estilísticos reminis-
1991). cente tanto del Formativo Temprano como del For-
En los valles al norte de los Andes venezolanos,ya mativo Medio de los Andes Centrales.
existían entre 13.000 y 6000 a.C., bandas de cazado- En los valles al norte de los Andes venezolanos,en-
res-recolectores que habitaban en las serranías y va- contramos hacia 220 a.C. posibles comunidades
lles montañosos tanto del Estado Falcón como del agro-alfareras, aunque no sabemos todavía cómo se
Estado Lara.En este último parecen encontrarse tam- relacionan con las poblaciones de Modo de Vida Ca-
bién evidencia de una forma socioeconómica más zador especializado que vivieron en dicha región,
ligada a la recolección terrestre. por lo menos,hasta 600 A.P.De la misma manera,tan-
Hacia el nordeste de Lara,en las serranías del Esta- to en la costa Caribe como en los valles andinos de
do Cojedes,la existencia de manos cónicas de moler la cordillera oriental de Colombia, la aparición de
y morteros de piedra indica también la presencia de comunidades sedentarias, el cultivo de plantas y la
grupos recolectores-cazadores del interior. Aunque manufactura de la alfarería parecen ser la conse-
no poseemos todavía un estudio detallado,no es des- cuencia de procesos socio-históricos autogestados.
cartable que se trate de grupos humanos que hubie- Se amplifican hacia comienzos de la era cristiana
sen comenzado de manera muy temprana a practi- con el desarrollo en el suroeste de Colombia de so-
car el cultivo de plantas, lo cual explicaría la presen- ciedades políticas complejas,matizadas por la cerca-
cia del cultivo de maíz hacia 100 o 200 a.C. en los si- nía relativa a las sociedades de los Andes centrales.
tios de habitación tempranos de la región asociados En el presente caso,éstas se caracterizan en lo mate-
con alfarería con decoración polícroma y modelada rial por la construcción de centros ceremoniales de
incisa muy avanzada, tal como la denominada Serie gran magnitud y el desarrollo de un complejo arte la-
o Tradición Tocuyano.La existencia de comunidades pidario.
relativamente sedentarias para el primer milenio El desfase de los tiempos históricos entre el oeste
a.C., sería una de las hipótesis más plausibles para y este de Venezuela ha sido asociado por autores co-
explicar la presencia en el noroeste de Venezuela mo Rouse y Cruxent (1963),con la existencia de una
(para el tercer siglo de la era cristiana) de socieda- dicotomía cultural causada por el cultivo del maíz
des agro-alfareras políticamente muy complejas, po- en la región occidental y el de la yuca en la parte
siblemente cacicazgos jerárquicos (Vargas 1990; Sa- oriental. En uno de nuestros trabajos (Sanoja 1981),
noja y Vargas 1988) caracterizadas por la presencia tratamos de mostrar que se trataba de una dicotomía
de necrópolis, el trabajo de la concha marina y el causada por factores socio-históricos. Las poblacio-
hueso.Extensas redes de intercambio permitían a di- nes pre-hispánicas del occidente de Venezuela for-
chas poblaciones obtener la materia prima en diver- maron parte, desde comienzos de los últimos siglos
sas regiones de la costa Caribe. antes de la era cristiana,de la vasta macro-región his-
tórica del noroeste de Suramérica.Las del oriente de
Las primeras comunidades agro-alfareras Venezuela comenzaron a formarse, desde 2000 a.C.,
venezolanas: otra vasta macro-región histórica que se extendía
desde el nordeste de Venezuela hasta las Grandes
Para el segundo milenio a.C. existían en el nordes- Antillas y quizás también la península de la Florida,
te de Venezuela aldeas sedentarias sin alfarería don- regiones históricas que siguen influyendo hoy día en
de se practicaba el cultivo de plantas dentro de un la caracterización de Venezuela como país pertene-
marco general de caza, pesca y recolección marina ciente tanto al área andina como a la caribeña.
(Sanoja 1990; Sanoja y Vargas 1991), en tanto que
otros grupos habían comenzado a manufacturar una CONCLUSIÓN
alfarería de carácter muy rústico en el Alto Orinoco
(Barse en este libro). Hacia comienzos del primer El desarrollo del sedentarismo y la posterior apari-
milenio a.C., ya vemos establecerse en el Bajo y Me- ción del cultivo, elementos que conforman la base
X. El Formativo de Venezuela 363

de lo que se ha denominado el Formativo en el nor- pero el carácter aislado de los mismos y la ausencia
te de Suramérica y el sur de Centroamérica, fue en de recursos y medios naturales de subsistencia que
gran parte producto de un proceso autogestados cu- hubiesen propiciado la aparición de una base eco-
yas raíces se hunden en la antigüedad de la comuni- nómica agropecuaria,de una agricultura de alto ren-
dad de recolectores-cazadores y pescadores que lle- dimiento o de integración regional de formas pro-
garon a la región muchos milenios antes de la era ductivas, frenaron el desarrollo de sociedades políti-
cristiana. En tal sentido, el concepto de área cultural camente complejas antes de la era cristiana.
intermedia, originada como producto de la interac- Todo lo anterior representa una dramática revisión
ción entre Meso América y los Andes Centrales, es - de la historia pre-hispánica venezolana.Hasta el pre-
en nuestra opinión- sólo parcialmente correcta. sente, todas las explicaciones del proceso de pobla-
A partir de comunidades muy simples,se fue gene- ción y de desarrollo cultural, se habían apoyado ex-
rando un proceso de mayor complejidad de las rela- clusivamente en la existencia de flujos migratorios
ciones sociales así como de los procesos de trabajo, provenientes de las regiones periféricas. Si bien ello
que culminó en muchos casos en comunidades se- parece ser plausible en el caso de las tradiciones Ba-
dentarias que comenzaron a cuidar y reproducir rrancas, Ronquín y Arauquín, en el oriente de Vene-
plantas locales que podían ser utilizados como ali- zuela, es perfectamente evidente que el desarrollo
mentos o materia prima para producir bienes de uso de las comunidades sedentarias asociadas con el
cotidiano, conservando al mismo tiempo la caza, la cultivo de plantas se originó localmente hacia me-
pesca y la recolección.Esa fase de desarrollo históri- diados del 3er milenio a.C. Por otra parte, en el no-
co, que podría ser ubicada entre 2600 y 1000 a.C., roeste de Venezuela, parece haberse dado un largo
coincide cronológicamente con procesos similares proceso de desarrollo cultural caracterizado inicial-
en la región andina. El desfase en los tiempos histó- mente por la presencia muy temprana de grupos ca-
ricos de ambas regiones fue causado, principalmen- zadores y recolectores,y posteriormente con el posi-
te, por la mayor concentración de la población y -en ble surgimiento de procesos locales de recolección,
consecuencia- la mayor intensidad de los antagonis- cuido o cultivo de plantas y finalmente la aparición
mos sociales que se produjo en el área andina, la de comunidades sedentarias con alfarería modelada
cantidad y la calidad de recursos y medios naturales incisa y polícroma y cultivo de la yuca y el maíz,des-
de subsistencia que tenían a su disposición aquellas de 600 a.C. Parece tratarse más bien de un inter-jue-
poblaciones, y hacer más complejo el proceso de go entre procesos locales de desarrollo que llegan
producción, distribución y consumo de los alimen- en un caso hasta el sedentarismo y la domesticación
tos, materias primas y bienes manufacturados. de plantas y en el otro a la aparición de comunida-
En el norte de Sudamérica,por el contrario,predo- des agroalfareras con un alto grado de complejidad
minó un tipo de poblamiento disperso con un bajo social, muy anteriores a las del norte de Colombia o
nivel de antagonismos sociales (Vargas 1989). En al- del sur de la América Central.
gunas áreas existieron densos núcleos de población,
364 X. El Formativo de Venezuela

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366 X. El Formativo de Venezuela

LA ETAPA FORMATIVA
EN LA CUENCA DEL ORINOCO:
SISTEMÁTICAS DE TIEMPO-ESPACIO

William P. Barse

INTRODUCCIÓN OCUPACIÓN PRE-BARRANCAS

Tradicionalmente, la etapa Formativa en el valle La etapa Formativa del Orinoco está precedida por
del Orinoco,abajo de los rápidos de Atures,se ha ca- una larga etapa de ocupación Arcaica,designada co-
racterizado por la secuencia de cerámica “Saladoid- mo la Tradición Atures (Barse 1989, 1990 y 1995). Es-
Barrancoid” para el Orinoco Bajo (Cruxent y Rouse ta tradición empezó, aproximadamente, 9,000 años
1958) y, más recientemente, la secuencia de La Gru- A.P. y continuó hasta cerca de 4,000 años A.P. La pri-
ta-Ronquín-Ronquín Sombra para el Orinoco Medio mera fase,llamada Atures I,se caracteriza por una co-
(Rouse 1978, Roosevelt 1978, 1980). En recientes pu- lección de lascas de cuarzo cristalino con filos bien
blicaciones hechas por Rouse (1978) y Roosevelt utilizados.Estas herramientas continuaron hasta la si-
(1978, 1980), la fase de La Gruta se considera que guiente fase de Atures II,la cual tiene además puntas
puede fecharse en 2,000 a.C.,y que es el origen de la de proyectil con colas.Estas ocupaciones en la etapa
cerámica de las fases de Saladero, Barrancas y Ron- Arcaica probablemente se originaron en la Sabana
quín. Investigaciones arqueológicas llevadas a cabo de Bogotá en donde se han documentado, en varios
por el autor en la vecindad de Los Ráudales de Atu- abrigos rocosos, fases conteniendo similares colec-
res, en el Alto Orinoco (río arriba de las menciona- ciones de lascas y raspadores,por ejemplo Nemocón
das fases) dieron como resultado el establecimiento y Sueva (Correal 1979). Sin duda, el crecimiento de
de una secuencia local de fases Barrancoides que la población, al inicio del período holoceno, resultó
tiene importantes ramificaciones para una reorgani- en la expansión humana hacia los llanos de Colom-
zación y fechado de la secuencia propuesto por bia y, eventualmente, al valle del Orinoco.
Roosevelt y Rouse para el Medio Orinoco. Excavaciones llevadas a cabo por el autor en 1991
Este trabajo evalúa la secuencia en el Alto Orino- y 1992 revelaron un depósito de cerámica relativa-
co de fases de la Tradición Barrancas y demuestra mente temprano en el valle del Orinoco que data de
como esto implica una redefinición de las secuen- antes de la Tradición Barrancas. La colección de es-
cias cerámicas del Bajo y Medio Orinoco. El énfasis te sitio, llamado Pozo Azul Sur, consiste de un núme-
de la discusión se enfoca en el establecimiento de la ro de tiestos mal cocinados y con desgrasantes de
contemporaneidad de la fase de la Isla Barrancas pelotas de arcilla. Estos tiestos fueron encontrados
(recientemente definida para la región de Puerto en un piso de vivienda próximo a un pequeño fo-
Ayacucho,Barse 1989) con Barrancas en el Bajo Ori- gón.Con estos tiestos se encontraron varias lascas de
noco,y la continuidad a través del tiempo de las tres cuarzo cristalino semejantes a las encontradas en la
etapas sucesivas, Casa Vieja, Pozo Azul y Culebra que etapa Arcaica. El carbón del fogón dio dos fechas,
se desprendieron de ellas. Nuestra exposición está 1100 a. C. y 770 a. C., mientras que el nivel inmediata-
precedida de una breve discusión sobre las fases Ar- mente debajo de éste, que contenía la misma loza,
caica y cerámica temprana primitiva que datan de produjo una fecha de 1490 a.C. Este conjunto de ce-
antes de la Tradición Barrancas en el valle del Orino- rámica y lascas fue designado el complejo Galipero.
co, justo al norte de los Rápidos de Atures. Debajo del último nivel fue localizado un piso de vi-
X. El Formativo de Venezuela 367

Figura 1. Mapa de la zona estudiada con los sitios arqueológicos


368 X. El Formativo de Venezuela

vienda Arcaica representado por una conjunto de que refleja la posición temprana de la fase. Sanoja
lascas y un fogón. Carbón de este fogón dio una fe- (1979:135) notó que su tipo de Barrancas Rojo es
cha de 5,000 a. C. uno de los más importantes en la fase temprana de
su secuencia en el bajo Orinoco.Los motivos incisos
LA TRADICIÓN BARRANCAS EN LA REGIÓN DE de Isla Barrancas, colocados sobre bordes en pesta-
PUERTO AYACUCHO ña de vasijas abiertas o en la pared exterior de otras
vasijas, son simples, formando múltiples hileras de lí-
La Tradición Barrancas en la región de Puerto neas paralelas, particularmente en el área superior
Ayacucho en Venezuela consiste de cuatro fases del borde (Fig. 2).También se utilizaron para formar
subsiguientes: 1) Isla Barrancas; 2) Casa Vieja; 3) Po- diseños geométricos simples. Las líneas incisas en
zo Azul; y 4) Culebra. Su relativa posición y fecha ningún caso terminan en un punto. Todas las líneas
dentro de la secuencia esta apoyada por la estrati- incisas en la muestra terminan en formas cruzadas,
grafía, tipología comparativa, y fechas de Carbono espirales o simplemente se desvanecen. La mayoría
14 (Barse 1989). Cada una de las fases estará eva- de los ejemplos de motivos modelados-incisos en la
luada en las siguientes secciones (Fig.1 presenta un cerámica de Isla Barrancas son botones simples o
mapa de los sitios). protuberancias pegadas al borde y contorneadas
con una línea incisa. Motivos zoomórficos están pre-
Fase de Isla Barrancas: La fase de Isla Barrancas es sentes, pero en cantidades menores. Ninguno de los
la primera en la secuencia local. Se le ha asignado tiestos de la colección de Isla Barrancas exhibe los
una fecha de entre 1,000 a 650 a.C. Sin embargo, al rasgos característicos del estilo Los Barrancos (Ba-
momento no se cuenta con fechas por C-14 para es- rrancas Clásico de Sanoja),tales como líneas incisas
ta fase,su posición se basa en dos factores: 1) la rela- terminando en puntas, superficies negra y bruñidas,
ción con el estilo Barrancas del Orinoco Bajo,para el y modelados antropomórfica en las paredes de las
cual se han establecido fechas de hasta el milenio a. vasijas.
C. final; y 2) su posición estratigráfica bajo una grue- La mayoría de las formas de los vasos definidas pa-
sa capa de sedimento estéril en el sitio de Rabo de ra la fase Isla Barrancas tienen contrapartidas en la
Cochino, sobre el que se estima fue depositado du- fase Barrancas del Orinoco Bajo. Como por ejemplo,
rante el período seco reflejado en una discontinui- la forma más común en Isla Barrancas, una bola se-
dad de fechas de C-14 entre 650 a.C.y 185 d.C.(Meg- miesférica con borde en pestaña,es idéntica a la For-
gers 1987:26-27; Meggers y Danon 1988). ma 4 de Sanoja,una de las formas importantes de su
La cerámica de Isla Barrancas consiste de tiestos temprana fase, Barrancas pre-Clásica (Sanoja
bien cocinados con desgrasante de arena y superfi- 1979:87).Otra forma de Isla Barrancas,una plato pan-
cies bien pulidas. Los colores son rojizos y divididos do o fuente con borde en forma de T o en pestaña,
parejamente entre los matices 5YR y 2.5YR del siste- es idéntica a la Forma 13 de Sanoja (1979:89), otra
ma Munsell. En cuanto a las técnicas de decoración forma importante en la fase Barrancas pre-Clásica.
y los motivos, estos comparte bien con cerámica de Una vasija ovalada zoomórfica con borde hueco,
la fase Barrancas en el bajo Orinoco. La fase Barran- una forma rara de Isla Barrancas, también es similar
cas inicial en el bajo Orinoco esta caracterizada por al estilo de Barrancas en el Orinoco Bajo. Cruxent y
lo siguiente: A) incisiones de líneas anchas, consis- Rouse (1959 Fig. 191:1) ilustran una vasija semejante
tentes en motivos simples tales como líneas simples, y notan la presencia de bordes huecos en el estilo
dobles o triples talladas en los bordes, o curvilíneas Los Barrancas. Ellos también señalan que los bordes
formando varios motivos geométricos; B) en general, huecos no existen en el subsiguiente estilo Los Ba-
pintura roja en zonas con pocas muestras de pintura rrancos (fase Barrancas Clásica de Sanoja). Osgood
blanca o negra; C) las líneas incisas terminan en cru- y Howard (1943:102), quienes presentaron una des-
ce y no en un punto; D) modelado-inciso con moti- cripción más detallada de las cerámicas del estilo
vos zoomorfos. Los Barrancos, específicamente expresan que los
La pintura roja es común en la cerámica de Isla Ba- bordes huecos no eran parte de la colección.
rrancas, ya sea aplicada como cubierta o ubicada Algunas de las vasijas de Isla Barrancas son impor-
entre líneas incisas. Este es un atributo importante tantes dado que establecen,en la tradición local,una
X. El Formativo de Venezuela 369

Figura 2. Fase Isla Barrancas. A-B bordes en pestaña; C-D bases anulares con incisiones en el interior;
E base de una vasija con inscisiones.
370 X. El Formativo de Venezuela

continuidad con fases en secuencia. De particular Varias de las vasijas definidas para Casa Vieja
importancia es el plato con un borde engrosado al muestran continuidad con Isla Barrancas. De parti-
interior,una forma que aumenta en popularidad ha- cular importancia es el plato pando con un borde
cia la fase Culebra.El plato pando con borde en for- abultado internamente, una continuación de la
ma de T o en pestaña, es importante porque conti- etapa temprana. Las vasijas hemisféricas con bor-
núa al través de la secuencia. Los bordes engrosa- des engrosados también son continuación de pre-
dos al exterior (bordes en forma de cuña) encon- vias formas en la alfarería de Isla Barrancas.Vasijas
trados en varias vasijas también existen durante to- con paredes carenadas y con bordes en pestaña
da la secuencia Barrancoide de la región de Puerto representan formas que continúan desde la fase Is-
Ayacucho, aumentando en popularidad hacia la fa- la Barrancas.
se Culebra. Otras formas de vasijas de Casa Vieja muestran
similitudes con el estilo de Los Barrancos (o cerá-
Fase Casa Vieja: La alfarería de la fase Casa Vieja re- mica de la fase Barrancas Clásica de Sanoja).Vasi-
presenta una evolución fuera de la fase Isla Barran- jas con bocas poco restringidas y bordes engrosa-
cas. Su definición se basa en una muestra de tiestos dos hacia el exterior tienen paralelas en formas de
que fue obtenido de un sitio localizado aproximada- Los Barrancos (por ej. Forma 3 de Sanoja), las cua-
mente a 1.6 Km. al sur del sitio de Rabo de Cochino. les él considera como una de las formas más im-
Se encontró en un paleosuelo empezando a unos portantes en la fase Barrancas Clásica (Sanoja
60-80 cm bajo la superficie.Su posición en la secuen- 1979:281). Esta forma no existió en la muestra de
cia, posterior a Isla Barrancas, no está basada en su- alfarería de la fase de Isla Barrancas. Bordes simi-
perposición estratigráfica sino en datos pedológicos lares se ilustraron para el estilo Los Barrancos por
y cambios en el contenido de cerámica que indican Cruxent y Rouse (1959 Fig. 192: 3b, 4 y 8b). Osgood
un movimiento estilístico hacia la cerámica de la y Howard (1943:102-103, Fig. 18-E) notaron que es-
posterior fase Culebra. La fecha estimada para la fa- ta forma constituía 5.38% de la colección de bor-
se Casa Vieja es de 500 a.C. a 100 d. C. des del sitio de Los Barrancos. La presencia de es-
Las características Barrancoides de la fase Casa tas dos formas en la colección Casa Vieja muestra
Vieja son evidentes en la alfarería designada Casa un desarrollo paralelo al de Los Barrancos fuera
Vieja Roja,una cerámica bien cocida,con desgrasan- de la fase anterior, Barrancas.
te de arena y superficies bien pulidas, el uso de lí- En el conjunto de la colección de cerámica de
neas de incisiones anchas, modelado-incisas, y con Casa Vieja Roja con desgrasante de arena, se en-
menos incidencia de pintura roja (posiblemente una contró una minoría de tiestos con desgrasante de
problema de la muestra). En la tecnología general se cenizas vegetales. Esto tipo se designó como Casa
notan fácilmente similitudes en los tiestos de Casa Vieja Ceniza. Consiste de dos formas simples, una
Vieja Roja y la cerámica de Isla Barrancas. Los colo- vasija ¨bol¨ abierta y una budare. Parecen que tu-
res casi iguales, la mayoría siendo una variedad con vieron una función solo utilitaria.Tiestos semejan-
tonos rojos, aunque hay mas colores en el matiz tes se encuentran presentes en pocos porcentajes
2.5YR que en el 5YR (Munsell).Todos los motivos de- en la muestra de cerámica de la fase anterior Isla
corativos son simples, presentando líneas curvas en Barrancas, la cual era casi en su totalidad domina-
las paredes exteriores de la vasija (Fig.3).Un tiesto de da por tiestos de colores rojos y desgrasante de
una vasija carenada tiene motivos incisos en la su- arena. Este conjunto doble, consistente de una al-
perficie exterior, con una línea terminando sobre la farería mayor con desgrasante de arena y una alfa-
quilla. Un motivo fácil de identificar es una espiral rería menor con desgrasante de ceniza, continúa
colocada en una pestaña en el borde de un plato.Al hasta las posteriores fases de la Tradición Barran-
igual que en las líneas incisas de Isla Barrancas, nin- cas. A pesar de que el conjunto doble se descono-
guna de las líneas en la muestra de Casa Vieja termi- ce para la fase Barrancas en el Orinoco Bajo, si ca-
naba en punta. La muestra de tiestos modelado-inci- racteriza la colección Los Barrancos. Howard
sos tenía motivos similares a las de Isla Barrancas, (1947:22-23) señaló que la mayoría de las budares
consistiendo de protuberancias colocadas en el bor- en la colección Los Barrancos eran de arcilla cre-
de exterior e incisas en el relieve. tosa, con desgrasante de cauxí. También son co-
X. El Formativo de Venezuela 371

Figura 3. Fase CasaVieja. A, borde engrosado con modelado inciso; B: bol con borde engrosado al exteriro;
C, plato pando, borde engrosado con incisiones. Vista en plano y perfil.
372 X. El Formativo de Venezuela

Figura 4. Fase Pozo Azul. A, vasija “Bol” con boca poco restringida, borde engrosado al exterior. B, vasija “Bol” con
borde directo, incisiones en el exterior. C, vasija pequeña con borde engrosado al exterior (tipo Casa Vieja Ceniza)

munes en las colecciones de Ronquín en el Orino- La cerámica de la fase Pozo Azul muestra la mis-
co Medio, en donde Howard (1943:45-46) las nom- ma combinación de dos alfarerías como se en-
bró grupo ¨Z¨. Vargas (1981:87-88), quien las asoció cuentran en la fase de Casa Vieja. La alfarería ma-
con vasijas similares a las de La Gruta,las llamó Gru- yor fue designada Pozo Azul Rojo, y la menor Pozo
ta Ceniza y Gruta Carbón. Azul Ceniza. Pozo Azul Rojo consiste de tiestos
desgrasados con arena. Las superficies son bien
Fase Pozo Azul: Pozo Azul, la tercera fase en la se- pulidas y muestran cocción completa, los colores
cuencia Barrancoide,es un desarrollo de la fase Casa están dentro los matices 5YR y 7.5YR. Pozo Azul
Vieja. Esta fase se basa en las colecciones de cerámi- Rojo continúa con características Barrancoides,
ca obtenidas de tres sitios localizados al norte de tales como incisiones de líneas anchas (Fig. 4),
Puerto Ayacucho: Pozo Azul Norte, Pozo Azul Sur-2, y motivos modelados-incisos,y zonas con pintura ro-
Provincial. Los sitios de Pozo Azul Norte y Pozo Azul ja. Además, se encuentran tiestos de esta alfarería
Sur-2 son yacimientos situados en terrazas ubicadas que tienen diseños pintados en blanco sobre rojo,
sobre el caño Pozo Azul. El sitio Provincial, que tiene característica Saladoide. Los tiestos de la alfarería
fases pre-cerámicas (Barse 1990), está localizado en menor, Pozo Azul Ceniza, representan una conti-
una terrazo sobre un cauce antiguo del Orinoco. Po- nuación de Casa Vieja Ceniza. El desgrasante es
zo Azul Norte, el sitio más grande de la fase, tiene un una mezcla de ceniza vegetal y corteza carboniza-
paleosuelo con un basurero (midden) lleno de cerá- da. Los colores son más grisáceos y menos oxida-
mica. Pozo Azul Sur-2 contiene un piso de vivienda dos que los tiestos de Casa Vieja Ceniza.Aparte de
con un fogón y pocos tiestos entre 45 a 50 cm deba- un borde, a estos tiestos les falta decoración. El
jo de la superficie.Otro piso de vivienda fue encontra- borde notado tiene un grupo de líneas incisas que
do en el sitio de Provincial casi 40 cm debajo de la su- forman un motivo triangular, similar a los tiestos
perficie con moderada cantidad de cerámica. desgrasados con ceniza encontrados en la fases
X. El Formativo de Venezuela 373

de La Gruta, Ronquín, y Ronquín Sombra (Rouse Norte, una de 430 ± 100 d. C. el otro de 720 ± 80 d. C.
1978, Rouse et al. 1976). La última fecha es 870 ± 70 d. C., obtenida del paleo-
Pozo Azul Rojo presenta formas de vasijas simi- suelo en el pozo de prueba-A en Pozo Azul Norte.Es-
lares a las encontradas en Isla Barrancas y Casa Vie- ta última fecha es considerada un poco tardía para
ja. En particular, la con borde en pestaña, la con un la fase.
borde engrosado al exterior,y el plato pando con un En un nivel más general,la cerámica de la fase Po-
borde abultado al interior representan fuerte conti- zo Azul comparte características con lo de Ronquín
nuidades con las fases anteriores. También se en- Sombra en el Medio Orinoco. Esta fase, que tiene ca-
cuentran vasijas carenadas, botellas, y asas con ban- racterísticas Barrancoides, originalmente fue fecha-
das y apéndices zoomórficos o plano en la muestra da en 390 d. C. y 435 d. C. por Rouse, un poco más
de Pozo Azul Rojo. Bordes en pestaña, la sección de temprano que la fase Ronquín, que originalmente
la pared superior a la quilla de vasijas carenadas,y el fue fechada a 710 d.C.y 730 d.C.(Rouse et al.1976).
fondo interior de vasijas con bases anulares son los Estas dos fechas para Ronquín Sombra son cerca de
campos de decoración para las técnicas de incisión, las más tempranas fechas obtenidas para Pozo Azul.
pintura, y modelada-incisa. Pozo Azul Ceniza se ca- Estos datos sugieren que Pozo Azul se puede fechar
racteriza por vasijas semi-esféricas con bases planas, entre el tercer y quinto siglo después Cristo,una inter-
platos pandos,y budares.Todas las formas de esta al- pretación que corresponde a la presencia de Cata-
farería son de tipos utilitarios. niapo Simples en el paleosuelo conjuntamente con
En asociación con estas dos alfarerías en los sitios la alfarerías Pozo Azul Rojo y Ceniza.
de Pozo Azul Norte y Provincial hay tiestos de Cata-
niapo Simple (Cataniapo Plain), una cerámica afue- Fase Culebra: La fase Culebra representa el punto
ra la Tradición Barrancas. Estos tiestos forman la de- final de la Tradición Barrancas en la región de Puer-
finición de la fase Cataniapo en el sitio Culebra, ubi- to Ayacucho. Esta es seguida de la amplia fase Arau-
cado al sur de Puerto Ayacucho. En el sitio de Cule- quín,discusión que esta fuera del enfoque de este ar-
bra, esta cerámica fue encontrada en un paleosuelo tículo.Esta fase es una unidad bien definida en la se-
debajo la capa que contenía la alfarería de la fase cuencia local. Se encuentra estratificada sobre dos
Culebra, la última fase Barrancoide en la secuencia fases pre-cerámicas y la fase Cataniapo en el sitio de
local. La cerámica de Cataniapo Simple es desgra- Culebra, cerca de la desembocadura del Río Cata-
sante con roca molida (cuarzo), tiene vasijas abier- niapo. La fase cerámica denominada Cataniapo esta
tas en forma semi-esférica, vasijas carenadas y cam- localizado en un paleosuelo debajo la capa que tie-
paniformes. Los bordes son directos o evertidos un ne la fase Culebra.Esta fase,que tiene afinidades con
poco,a veces engrosados al exterior.No existen otras el estilo Saladero en el bajo Orinoco, no es parte de
formas como budares,platos pandos,botellas,o vasi- la Tradición Barrancoide. La fase Culebra está fecha-
jas con asas ascintadas. Cataniapo Simple es sin de- da por medio de dos muestras de carbón, una de la
coración. Por las formas de vasijas y otras caracterís- base de su basurero a 500 d. C. (1450 ± 90 A.P., Beta-
ticas, Cataniapo Simple está interpretado como una 22640) y la segunda a 730 d. C. (1220 ± 70 A.P., Beta-
versión del estilo Saladero del Bajo Orinoco. La aso- 22637).
ciación con la cerámica de la fase Pozo Azul posible- La colección de cerámica de la fase Culebra con-
mente es el resultado de un sistema de intercambio siste de dos alfarerías. La principal es rojiza, con des-
de hermanas para establecer una alianza por medio grasante de arena y superficies suaves y pulidas de-
de matrimonios entre grupos distintos. signada como Culebra Roja. La menor es llamada
Originalmente, la fase Pozo Azul fue colocada en Culebra Gris, una alfarería desgrasada con cauxí (o
el tercer siglo después de Cristo por medio de la aso- esponja) y una mezcla de ceniza.Estas dos alfarerías
ciación de Cataniapo Simple, que fue fechado a 260 representaron una continuación de la tradición de
d.C.en el sitio de Culebra.En este momento hay cua- cerámica de doble antiplástico, una compuesta de
tro fechas que van del 460 d.C.al 870 d.C.Una mues- arena y la segunda de ceniza orgánica,que se vio pri-
tra de carbón del piso de vivienda en el Pozo Azul mero en su forma desarrollada en la fase Casa Vieja,
Sur-2 tiene una fecha de 460 ± -100 d. C. Otras fechas y posiblemente en Isla Barrancas. La alfarería Cule-
fueron obtenidas del pozo de prueba-B en Pozo Azul bra Roja exhibe una continuación en la tecnología
374 X. El Formativo de Venezuela

básica de la cerámica desde sus fases anteriores en los diseños encontrados en los tiestos Culebra Roja
la Tradición Barrancas.Al igual que con la cerámica tienen paralelismos con los de Ronquín. En particu-
más temprana que tiene desgrasante de arena; en las lar,las incisiones cortas de pequeños arcos en el bor-
fases de Isla Barrancas,Casa Vieja y Pozo Azul,los co- de interior de platos pandos o en la cara exterior del
lores de los tiestos de Culebra Roja caen en dos ma- borde en vasijas semi-esféricas son característicos de
tices de la clasificación de Munsell,2.5YR y 5YR,con los motivos incisos en Ronquín, y se encuentran en
una menoría en el último. También, Culebra Roja vasijas semejantes en forma y en los campos de de-
continúa con las técnicas de incisiones en líneas an- coración.
chas y modeladas limitadas,aunque la pintura roja y El motivo Culebra Roja más popular, una línea in-
blanco sobre roja es notable por su ausencia (Fig.5). cisa en la cresta plana de los bordes gruesos, está
A lo largo de la trayectoria evolutiva entre la cerámi- presente, aunque es menos común, en la cerámica
ca de la fase Isla Barrancas hacia la fase Culebra,una Ronquín.Además, su colocación perpendicular o le-
disminución notablemente ocurrió en la cantidad vemente oblicua al borde en las vasijas Culebra Ro-
de decoración. ja no es tan común en las cerámicas Ronquín, aun-
La alfarería Culebra Gris continúa con la tradición que si se presenta.Otras categorías de decoraciones,
primera observada en la cerámica Casa Vieja Ceniza tales como punteados y modelados, aparecen en la
y Pozo Azul Ceniza.En la transición de Casa Vieja Ce- cerámica Culebra Roja, aunque limitadamente en
niza a Culebra Gris el desgrasante varió de caraipé a comparación a su incidencia en las de Ronquín.Los
cauxí. En la fase Culebra, como en las fases anterio- punteados de Culebra Roja son llanos y de forma
res, solo se encuentra en vasijas utilitarias. En su ma- ovalada como los de Ronquín aunque no tan comu-
yoría, aunque no todas, los budares pertenecientes a nes. Adornos de modelados triples encontrados en
la fase son de la cerámica Culebra Gris. las asas ascintadas (en forma de D) de vasijas semi-
Existen continuidades fuertes de varias formas de esféricas son similares en su concepción pero no en
vasijas de Culebra Roja de las fases anteriores en la detalle a la cerámica de Ronquín.
tradición local. La vasija semi-esférica con borde en- Las vasijas de cerámica Culebra Roja comparten
grosado,en forma de cuña,tiene sus antecedentes en bien con formas de Ronquín.Las dos formas Culebra
las fases Isla Barrancas,Casa Vieja,y Pozo Azul.El pla- Roja más comunes son una vasija semi-esférica con
to pando con un borde engrosado hacia el interior borde grueso, y un plato pando con borde engrosa-
también comienza en la fase Isla Barrancas. Esta for- do hacia el exterior.Las dos formas tienen afinidades
ma se elabora en cuatro distintas variedades en la fa- casi idénticas a la colección de cerámica Ronquín.
se Culebra.Otra forma,un plato pando con borde en Las vasijas semi-esféricas con bordes en forma de cu-
forma de ¨T¨, también tiene su inicio en la fase Isla ña son semejantes a las vasijas que Howard (1943:40-
Barrancas. En un nivel más general,el borde grueso, 42) incluyó en su categoría de ”Bol 3”y a las Formas
en forma de cuña o triangular,común en un número 8 y 9 de Vargas (1976). Howard notó que los bordes
de vasijas de la fase Culebra,tiene su origen en la fa- de vasijas dentro de esta categoría son engrasados,
se Isla Barrancas.Se encuentra en formas varias den- ya sea abrupta o gradualmente hacia el exterior (cf.
tro toda la secuencia local de la Tradición Barrancas Howard 1943:25,Fig.6R y S).Varios de los bordes que
en la región de Puerto Ayacucho. Vargas ilustró para las Formas 8 y 9 muestran groso-
A nivel regional,la cerámica Culebra Roja se corre- res semejantes. El plato pando de Culebra Roja es
laciona con la cerámica de la fase Ronquín del Ori- idéntico a los que Howard incluye en su categoría
noco Medio. Culebra Roja y Culebra Gris son afines, “Bol 1.” Las mismas variedades de platos reconocidas
respectivamente,con los grupos ¨Y¨ y ¨Z¨ de Howard en la fase Culebra aparecen, también, en Ronquín.
(1943:20) con su grupo ¨Y¨ la cerámica rojiza con Platos de cerámica, tanto de Culebra Roja como de
desgrasante de arena y con el Grupo ¨Z¨, la alfarería Ronquín, comparten el mismo campo decorativo, la
con desgrasante de cauxi y ceniza.Las fases Culebra superficie interior y de cara arriba de bordes engro-
y Ronquín comparten similares marcas decorativas, sados.
tales como incisiones en líneas anchas y modelados Con respecto a los otros aspectos de la morfología
limitados, aunque estas técnicas son mucho menos de vasijas,las bases planas de Culebra Roja y las asas
prevalecientes en las cerámicas Culebra. Varios de ascintadas en forma de D son comunes en la cerámi-
X. El Formativo de Venezuela 375

Figura 5. Fase Culebra. A-B, vasija “Bol” semi-esférico con borde engrosado al exterior. Incisiones encima el borde y
al exterior. C, plato pando con borde engrosado al interior con incisiones. Vista en plano y perfil.
376 X. El Formativo de Venezuela

ca Ronquín y en las colecciones más tempranas de la radiocarbono del basurero de La Gruta y en la des-
Tradición Barrancoide. Las bases anulares son raras cripción estilística de las diferencias entre las dos co-
pero existen en las cerámicas Culebra Roja, al igual lecciones. Hay problemas en la aceptación de las fe-
que en las cerámicas Ronquín,aunque son comunes chas tempranas obtenidas del sitio de La Gruta. Se
en las fases anteriores de la Tradición Barrancoide dispone de por lo menos 10 fechas de C-14 de este si-
del Orinoco, particularmente en la fase Pozo Azul. tio, variando entre 6260 a. C. hasta 1225 d. C., al igual
Los tiestos de Culebra Gris no están decorados.En que una fecha moderna (cf. Rouse 1978:216). Todas
este aspecto varia, la cerámica Ronquín grupo Z, al estas fechas se obtuvieron del mismo estrato de
igual que de la alfarería similar asociada con cerámi- aproximadamente 60 cm de grueso que estaba cu-
ca de La Gruta. La cerámica desgrasada con ceniza bierto por un metro de depósitos de arena.Esta situa-
en Ronquín y La Gruta, que es una alfarería minoría ción estratigráfica esta bien ilustrada por los perfiles
de estas dos colecciones, tiene una cantidad limita- de Vargas del Pozo 1 y 3 de sus excavaciones en el si-
da de incisiones de líneas delgadas y pequeñas de- tio de La Gruta (Vargas 1981:77). El Pozo 3 es de par-
coraciones de aplicación.Algunas vasijas de Culebra ticular interés porque es una extensión de una de las
Gris son similares a las cerámicas descritas para Ron- excavaciones de Roosevelt.
quín en el grupo Z. La forma más común, una vasija Roosevelt (1976,1980) sostuvo que las primeras fe-
semi-esférica,se encuentra en las Formas 8 y 9 de Var- chas (fechas tempranas) fueron obtenidas de fogo-
gas (1981:245). Culebra Gris también incluye bote- nes y pisos de vivienda dentro del estrato, mientras
llas, platos y budares, los cuales tienen formas afines que las subsiguientes (fechas tardías) son de otros
con la cerámica del grupo Z de Ronquín. contextos en la capa. Sin embargo,Vargas obtuvo fe-
Las similitudes entre la cerámica de la fase Cule- chas tempranas y tardías de los mismos fogones y pi-
bra (además de las semejanzas entre la fase anterior sos dentro el estrato que Roosevelt había expuesto
Pozo Azul y Ronquín Sombra) y las de Ronquín de- en sus excavaciones.Por ejemplo,dos fechas,bastan-
muestran que las tres pertenecen a la misma tradi- te divergentes, una de 1370 a. C. (I-10,742) y otra de
ción cultural.Las pequeñas diferencias entre ellas,ta- 720 d. C. (I-10,747) fueron obtenidas de muestras de
les como el menor grado de decoración y la falta de carbón colectadas de un fogón en el Pozo 3 (Sanoja
pinturas en la cerámica Culebra,son probablemente y Vargas 1983:234;Vargas 1981:409-410).
el resultado de separaciones geográficas y la trayec- Hasta el momento,Roosevelt no ha publicado nin-
torias de desarrollo independiente. Sin embargo, al guno de los datos sobre las excavaciones en el sitio
demostrar una íntima relación entre la colección Cu- La Gruta, como lo ha hecho Vargas, que podría per-
lebra Roja-Gris y sus cerámicas afines con las cerámi- mitir una evaluación independiente de los contextos
cas Ronquín, se hace resaltar un problema en la his- sobre los que obtuvo sus muestras de C-14 y en los
toria de la cultura Orinocense. que se basa para justificar las fechas más tempranas.
Dada la gran diversidad en las fechas de C-14, aun
SECUENCIA DE FECHAS DEL ORINOCO MEDIO dentro de los mismos contextos,no existe una razón
clara para seleccionar las fechas tempranas sobre las
En su secuencia para el Orinoco medio, Roosevelt fechas tardías.
fechó Ronquín entre 1600 y 1100 a. C., poniéndolo Las siguientes dos fases en la secuencia de Roose-
entre La Gruta,la cual fechó entre 2100 y 1600 a.C.,y velt (1978,1980),Ronquín y Ronquín Sombra,son ba-
Ronquín Sombra que data de 1100 hasta 800 a. C. sadas en su subdivisión de la parte pre-Arauquín del
(1980:195; Rouse 1976). En vista de los datos dispo- basurero en el sitio Ronquin en dos partes, una dis-
nibles para la región de Puerto Ayacucho reseñados tinción antes señalada por Cruxent y Rouse (1958).
arriba, no existe ninguna base para aceptar estas fe- Estos autores sugieren que los niveles más profundos
chas tempranas. del basurero Ronquín, por debajo del nivel 6 de Ho-
La Gruta es la fase más temprana en la secuencia ward, representaron una fase más temprana a la que
del Orinoco Medio según Roosevelt,aunque no exis- le faltaron algunos de los atributos Barrancoides que
te evidencia estratigráfica para su colocación antes aparecieron en los niveles 4 a 6 de la trinchera de
de Ronquín; esto se ha hecho en base a la acepta- Howard. Los rasgos Barrancoides a que se refieren
ción, por Roosevelt, de los anteriores fechados con son seis fragmentos de bases anular,tres del nivel 5 y
X. El Formativo de Venezuela 377

tres del nivel 6,y cinco fragmentos de bordes en pes- fechas de la fase Pozo Azul en la región de Puerto
taña de los niveles 4 a 6, en la excavación de Ho- Ayacucho (Rouse et al. 1976:120).
ward. En la primera interpretación de las fechas, Rou-
Esta subdivisión de la parte pre-Arauquín del ba- se et al. (1976) concluyeron que las cerámicas
surero Ronquín es solamente el resultado de una Ronquín Sombra se correlacionaban con las de
muestra pequeña de cerámica en las capas más Los Barrancos del Orinoco Bajo, tanto estilística
profundas. Estos rasgos Barrancoides ocurren en como cronológicamente, ya que Los Barrancos ha-
los niveles que tienen las cantidades mayor de ce- bía sido fechado previamente a 510 d. C. Varios
rámica, lo que corresponde a un estrato continuo fragmentos de la excavación Ronquín Sombra fue-
de carbón y ceniza que Howard (1943:17) descri- ron interpretados como tiestos de comercio de
be en su perfil de la excavación. Sin duda, este es Los Barrancos en el Orinoco Bajo.Respecto a la re-
un paleosuelo sobre el que descansó la ocupa- lación entre Ronquín y Ronquín Sombra, Rouse et
ción Ronquín.No existe evidencia de distribución, al. ofrecen dos posibilidades: 1) Ronquín pos-dató
por ejemplo, una curva bi-modal de categorías de Los Barrancos en el Orinoco Bajo; o 2) Ronquín
artefactos por profundidad,para apoyar la concep- pre-dató a la cerámica de Ronquín Sombra y Los
ción de que la parte pre-Arauquín del basurero Barrancos. Una interpretación más razonable, en
Ronquín pueda ser dividida en dos fases (Howard vista de la cercanía de las fechas de C-14 de los
1943:47-52, y 54). dos lugares, es que las cerámicas Ronquín Sombra
El ordenamiento cronológico de las cerámicas y Ronquín comprenden dos fases en secuencia,re-
Ronquín por Roosevelt se basa en un solo fechado presentando ocupaciones repetidas del mismo si-
C-14 de 1020 a. C. (2970 ±85 A.P., I-8971) del sitio de tio con una duración de tres o cuatro siglos. En la
los Merocurotes cerca de Ronquín. No se ha publi- secuencia propuesta aquí, Ronquín Sombra tiene
cado datos sobre el contexto para la fecha, aun- correlación con la fase Pozo Azul, y Ronquín con
que Roosevelt caracterizó el sitio como un leve la fase Culebra.
depósito de tiestos en la ribera interior del Orino-
co (Roosevelt 1980:224-225). Esto implica que es CONCLUSIÓN
un sitio superficial o con poca profundidad, y si es
así, puede haber estado sujeto a significantes fac- La fases Pozo Azul y Culebra y las fechas obteni-
tores contaminantes. Las fechas originales, consis- das proporcionan claramente las bases con las
tentes y en orden estratigráfica que Rouse et al. que se puede entender la secuencia del Orinoco
(1976) reportaron primero para el sitio Ronquín y Medio. Dada la información en el sitio Culebra, es-
Ronquín Sombra, no se toman en cuenta. ta claro que las primeras fechas obtenidas por
Las fechas de C-14 para las cerámicas Ronquín Rouse et al. (1976) para las cerámicas Ronquín
que obtuviera Rouse de contextos intactos en el si- son correctas. Las dos fechas de C-14 para la fase
tio Ronquín y Ronquín Sombra están todas dentro Culebra, 500 d.C. y 730 d.C., la última un duplicado
del primer milenio d. C. Las dos fechas obtenidas de una de las fechas de Ronquín,no deja dudas de
del estrato pre-Arauquín fueron 710 d. C. (1240 ± que son contemporáneas con la fase Ronquín. En
105 A.P., I-8542) y 730 d. C. (1220 ±80 A.P., I-8547). La el mismo sentido, las fechas para la fase Pozo Azul
última fecha es idéntica a una de las del estrato de apoyan la ubicación de Ronquín Sombra justa-
la fase Culebra mencionada antes. Estas fechas mente anterior de Ronquín. Esto esta confirmado
fueron de un pozo de prueba adyacente a la trin- por varias similitudes en la forma de vasijas y dise-
chera de Howard, y estuvieron en orden estratigrá- ño de motivos compartidos por Ronquín Sombra -
fico (Rouse et al. 1976:120). Doscientos metros río Pozo Azul y Ronquín - Culebra. Si la contempora-
abajo estaba la porción del sitio denominada Ron- neidad de las colecciones de cerámica: 1) Ron-
quín Sombra, en donde se excavó otro pozo de quín Sombra - Pozo Azul y 2) Ronquín - Culebra es
prueba. Aquí se obtuvieron dos fechas, una a 390 aceptada, entonces la colocación temprana de la
d. C. (1560 ±80 A.P., I-8545) y la segunda a 435 d. C. secuencia La Gruta-Ronquín-Ronquín Sombra
(1515 ±80 A.P., I-8544). Otra vez, éstas estaban en or- postulada recientemente por Roosevelt y Rouse
den estratigráfico, y se correlacionan bien con las tiene que ser revisada. El hacer esto pone en du-
378 X. El Formativo de Venezuela

das su hipótesis de que las fases La Gruta-Ron- una tradición regional que puede ser incorporada
quín-Ronquín Sombra son ancestrales a las cerá- en una esfera de interacción.Aunque las secuencias
micas de Barrancas. locales tienen rasgos distintivos, todos desarrollaron
La aceptación de que las fases de Culebra y Ron- más o menos a lo largo de trayectorias paralelas sin
quín son contemporáneas y parte de la misma tradi- haber perdido las características que poseen en co-
ción, se deduce que las dos tienen que haber diver- mún.
gido de una misma base ancestral en el valle del Ori- El origen inmediato de las fases Barrancas y Isla
noco. Este es el caso en el Alto Orinoco, en donde la Barrancas no está claro.Hasta la fecha,no tiene ante-
fase Isla Barrancas forma el comienzo de una tradi- cedentes locales en el Orinoco, llegando a la región
ción local que termina con la fase Culebra. Por me- completamente desarrollada cerca de 1,000 a. C. No
dio de la secuencia, se documentó una clara conti- existe evidencia que sugiera que se desarrollo en el
nuidad en los siguientes elementos distintivos: 1) la valle del Orinoco.La existencia de una fase más tem-
persistencia de una alfarería rojiza, con desgrasante prana (el complejo Galipero en el sitio de Pozo Azul
de arena y superficies altamente pulidas; 2) el desa- Sur), fechada entre 1100 y 1500 a. C. y caracterizada
rrollo y continuación de una alfarería minoritaria por cerámica no-decorada con desgrasante de bolas
con desgrasante de ceniza; 3) la continuidad general de arcilla, muestra que ya existían tempranas fases
en las técnicas decorativas, por ejemplo líneas de in- de la etapa Formativa completamente distintas de la
cisiones anchas, y modelado-incisas; y 4) continui- Tradición Barrancas. Si estas poblaciones fueron in-
dad en varias formas de vasijas básicas. Se presenta corporadas a la Tradición Barrancas o expulsadas se
la hipótesis que una secuencia de desarrollo similar desconoce.
también tuvo lugar a lo largo del Orinoco Medio y
Bajo, en donde secuencias locales se desarrollaron Agradecimientos:
de un horizonte ancestral común designado Barran-
cas, o una serie de fases relacionadas. El trabajo de campo de 1987 a 1988 fue realizado
En este sentido la secuencia de fases que va desde como parte de la beca de la National Science Foun-
Isla Barrancas hasta Culebra en la región de Atures dation. Excavaciones posteriores en los sitios Pozo
es cognado con Barrancas (Barrancas pre-Clásico) a Azul Norte, Pozo Azul Sur-2, y Provincial, en 1991 y
Los Barrancos (Barrancas Clásico) continuo en el 1992, fueron realizadas con los fondos de investiga-
Orinoco Bajo.Aunque no documentado todavía des- ción (número 4479-91) de la National Geographic
de el Orinoco Medio,está claro que Ronquín y las fa- Society.Agradezco a esas instituciones por el respal-
ses relacionadas, La Gruta y Ronquín Sombra, se de- do dado. Betty J. Meggers, Mario Sanoja, y Irving Rou-
sarrollaron de una temprana fase Barrancas.Aunque se sirvieron de consejeros en las diferentes etapas de
no publicado, Kay Tarble ha encontrado material re- mi investigación por lo que les agradezco. También
lacionado a la fase Barrancas en la región del Río van mis agradecimientos a Marcio Veloz Maggiolo
Suapure del Orinoco Medio (M. Sanoja, comunica- quien editó la versión en castellano de este trabajo y
ción personal 1991). En un nivel general, estas fases Carmenza Becerrra quien tradujo el mismo.
Barrancoide río abajo de los raudales Atures forman
X. El Formativo de Venezuela 379

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XI

EL CONTEXTO
ECOLÓGICO DEL FORMATIVO
XI. El Contexto Ecológico del Formativo 383

EL CONTEXTO ECOLÓGICO DEL FORMATIVO

Betty J. Meggers

INTRODUCCIÓN en los Andes Centrales y la Amazonía,se observa que


los habitantes de ambas regiones consiguieron au-
El concepto del Formativo fue introducido en la mentar la capacidad de carga a largo plazo de sus
prehistoria peruana a fines de la década del 40 respectivos ambientes.
(Lumbreras 1974:12-13) para designar el período du- Las condiciones edáficas y climatológicas diferen-
rante el cual comenzó a gestarse el potencial inhe- tes presentaron oportunidades y desafíos distintos a
rente en la adopción de la agricultura, que condujo los grupos humanos. La necesidad de seguir estrate-
al incremento de la complejidad cultural. Desde ese gias especializadas tenía repercusiones tecnológi-
entonces, los arqueólogos han llegado a estar cada cas, demográficas y sociales en ambas regiones.
vez más preocupados en explicar por qué los seño-
ríos y estados se desarrollaron en algunas regiones, Antecedentes
tal como en los Andes Centrales,y no en otras,como Sería difícil encontrar dos regiones más diferentes
en la Amazonía. La ausencia de un consenso a pe- en apariencia que la costa peruana y la cuenca ama-
sar de décadas de esfuerzos,sugiere que quizás esta- zónica. La primera se ubica entre las regiones más
mos equivocados en las preguntas que nos hemos secas del planeta y la segunda entre las más húme-
estado haciendo (Meggers 1987). das. La biota del desierto peruano es escasa, mien-
La teoría antropológica permanece dominada tras que la Amazonía sostiene la mayor biodiversi-
por una visión de la evolución del siglo 19,que la en- dad del mundo. Pero estas diferencias ocultan im-
tiende como la creciente complejidad jerárquica, y portantes similitudes. Ambas regiones experimentan
por una perspectiva antropocéntrica que atribuye el una mínima variación anual de temperatura como
cambio cultural a las ambiciones y deseos humanos consecuencia de su localización tropical y su eleva-
(Mayr 1982:51; Robarchek 1989; Blanton et al 1996). ción baja. Ambas poseen dos ambientes contíguos
Esto conduce a la búsqueda de “fuerzas primordia- muy diferentes. En el Perú, el desierto bordea al
les” en la forma de actividades que acrecientan el oceáno; en la Amazonía, los terrenos altos cubiertos
poder y el prestigio de unos pocos indivíduos, a ex- por la selva bordean la llanura de inundación. En
pensas de la mayoría (Haas 1982). Las sociedades ambas regiones, la fauna acuática es diversa y abun-
que no exhiben estratificación social se consideran dante, mientras que los animales terrestres son pe-
estancadas o atrasadas. queños y relativamente raros. Los dos regímenes
Desde la perspectiva de la moderna teoría de la acuáticos están sujetos a declinaciones catastróficas
evolución, no obstante, el factor fundamental es la de la productividad a intervalos impredecibles.
sobrevivencia. Antes del Período Formativo, las dos regiones tie-
Diferentes clases de organización social son infe- nen historias similares. Cazadores-recolectores pa-
riores o superiores en la medida que permitan a una leoindios parece que se movilizaron simultáneamen-
población mantener o incrementar su densidad sin te hacia abajo por los Andes y a través de las tierras
degradar los recursos que la sostiene. Aplicando es- bajas,alcanzando el Cono Sur aproximadamente ha-
ta perspectiva al desarrollo cultural precolombino ce 12.000 años. Al asumir el paisaje su forma presen-
384 XI. El Contexto Ecológico del Formativo

Figura. 1. Várzea del bajo Amazonas durante la crecida normal.

te,algunos grupos comenzaron a manipular la densi- ción del río Amazonas y sus tributarios con agua
dad y productividad de las plantas, culminando con blanca y (2) la “terra firme” o terreno no sujeto a
su domesticación. A este punto, las trayectorias evo- inundación o inundada por ríos con agua clara o ne-
lutivas divergieron. Los asentamientos andinos se hi- gra. Estas regiones difieren en magnitud,estacionali-
cieron permanentes, la densidad de la población dad y potencialidad para la explotación humana in-
creció y la organización sociopolítica se transformó tensiva.
en jeráquica, mientras que en la Amazonía los asen- La “várzea” ha sido descrita como una proyección
tamientos permanecieron pequeños y semiperma- del suelo andino en las tierras bajas orientales. Las
nentes,la densidad de la población se estabilizó a un aguas ricas en nutrientes de origen andino sostienen
nivel comparativamente bajo y la organización so- la fauna ictiológica más diversa del planeta, así co-
cial continuó siendo igualitaria. Un análisis de las mo anfibios, reptiles, mamíferos acuáticos y aves. La
características ambientales de las dos regiones su- deposición anual de sedimentos renueva la fertili-
giere que estas trayectorias distintas reflejan diferen- dad del suelo. El ciclo anual es controlado por las
tes posibilidades para aumentar la productividad de crecidas y bajadas del río. Al subir el agua, los lagos
recursos de subsistencia dispersos y fluctuantes. y canales se desbordan y los peces se dispersan en
la selva inundada para alimentarse de las frutas caí-
Características medioambientales das y para reproducirse (Fig.1). Cuando el nivel em-
pieza a bajar, los peces se concentran en las lagunas
La Amazonía en proceso de desecamiento, donde los predadores
Las tierras bajas amazónicas incluyen dos subre- se hacen festín y los herbívoros sufren hambre. Miles
giones diferentes: (1) la “várzea”o llanura de inunda- de tortugas aparecen en las playas descubiertas; ma-
XI. El Contexto Ecológico del Formativo 385

1910-
metros

máximo
del nivel
del agua

mínimo
del nivel
del agua

Figura. 2. Variación máxima y mínima en el nivel del agua registrada en la boca del río Negro entre 1902 y 1973
(según Soares 1977).

natíes y caimanes,así como peces y aves,son atrapa- xiviación y la erosión del suelo e inhiben la disemi-
dos fácilmente en gran número. En octubre-noviem- nación de patógenos. La recaptura de nutrientes es
bre el agua empienza a subir y el ciclo se repite. maximizada por la rápida descomposición de dese-
El ciclo anual normal se caracteriza por oscilacio- chos orgánicos (Fig. 3) y el intercalamiento de plan-
nes extremas en la disponibilidad de recursos co- tas con diferentes requerimientos. El reciclaje es tan
mestibles para toda la fauna, incluído los humanos. eficiente que los riachuelos que se originan en la te-
El comportamiento errático del río agrega un pre- rra firme son químicamente puros y libres de sedi-
sión adicional. Como los tributarios meridionales mento. La adaptación de la flora a la escasez de nu-
bajan cuando los del norte suben, la diferencia pro- trientes, tal como la reproducción vegetativa, el bajo
medio entre los niveles altos y bajos en la boca del contenido de nutrientes en el follaje y la distribución
río Negro es sólo de 10 metros. Las mediciones des- dispersa de individuos de la misma especie, tiene
de 1902 a 1973 registraron 6 años en los cuales la consecuencias en el tamaño pequeño y el compor-
cresta fue de 1.5 m o más por encima de lo normal y tamiento solitario de la mayoría de los herbívoros te-
9 años en los que el mínimo fue 1.5 m o más debajo rrestres (Eden 1990:42-49; Meggers 1995a).
de lo normal (Fig. 2). Crestas prematuras ocurrieron El ciclo anual está controlado por la estación llu-
5 veces y bajas máximas 9 veces. Como estas varia- viosa, la cual exhibe considerable variación de un
ciones son producidas por fluctuaciones en la preci- año a otro. Cuando la lluvia empieza temprano,dura
pitación en las cabeceras de los tributarios andinos, demasiado, o cae durante la estación seca, muchos
no hay ningún preaviso local. Ni existe ningún pa- árboles no florecen o no fructifican, reduciendo la re-
trón cíclico. Crestas excepcionalmente altas han serva de alimentos para los animales. Los mamíferos
ocurrido a intervalos entre 1 y 30 años (Soares 1977). evitan sufrir hambre manteniendo densidades sus-
La terra firme se caracteriza por suelo pobre, tem- tentables durante los años flacos en lugar de la que
peratura cálida constante y humedad alta. Muchas es posible en años normales (Leigh et al 1982).
características de la vegetación favorecen la recaptu- La “várzea”y la terra firme presentan desafíos dife-
ra y el almacenamiento de nutrientes, impiden la li- rentes a la explotación humana. En la “várzea”, los
386 XI. El Contexto Ecológico del Formativo

estación seca
% de material remanente

estación lluviosa

Días de permanencia sobre el suelo

Figura. 3. Velocidad de descomposición de hojas muertas sobre el suelo durante la estación


seca y la estación lluviosa. En la estación lluviosa después de 30 días el 50% de las hojas se
encuentran bastante destruidas (según Schubart y otros 1984 ).

problemas principales son: (1) minimizar el impac- captura permitió el desarrollo de comunidades se-
to de la alternancia anual entre la abundancia de las dentarias preagrícolas suficientemente numerosas
bajantes y la escasez de las aguas altas, y (2) com- para construir edificaciones monumentales.
pensar las menos frecuentes pero más devastadoras Esta situación idílica es desbaratada a intervalos
pérdidas resultantes de las variaciones en el ritmo,la irregulares por la expansión hacia el sur de una con-
escala y la duración de las inundaciones. En la terra tracorriente cálida conocida como El Niño, que cor-
firme, el problema es maximizar la productividad de ta la cadena de alimentos en su base. Los peces
los recursos dispersos y fácilmente agotables dentro mueren,forzando a los mamíferos y aves que depen-
de las restricciones edáficas y climáticas. den de ellos a emigrar o morir también de hambre.
El impacto varía en intensidad y duración (Fig. 4).
La Costa Peruana Durante 100 años,10 episodios fueron calificados co-
La costa del Perú es también caracterizada por dos mo “moderados”y otros 10 como “muy “fuertes”. Los
subregiones distintas desde el punto de vista de la episodios duran 4-5 meses y ocurren a intervalos en-
explotación humana: (1) el océano y (2) el desierto tre 2 a 12 años. Se estima que la productividad mar
y los valles. Una combinación única de profundi- afuera cae a un sexto de lo normal y su restauración
dad, temperatura y corriente del oceáno provee un puede tomar más de un año.
medio acuático rico en nutrientes que sostiene una Ni el ritmo ni la intensidad de los episodios de El
cadena de subsistencia que va desde el plankton Niño son predecibles (Wilson 1981; Quinn et al
hasta los lobos y leones marinos. La densidad de pe- 1987).
ces, especialmente la anchoveta, y la facilidad de su
XI. El Contexto Ecológico del Formativo 387

NORMAL

MODERADO
RIGUROSIDAD

MODERADO
+

FUERTE

MUY FUERTE

Figura. 4. Ocurrencias de episodios “moderados” y “fuertes ” de El Niño entre 1890 y 1987 (según Quinn el al 1987).

La costa adyacente está entre las regiones más grado en que los factores limitantes pueden ser mo-
secas del planeta. El suelo es naturalemente fértil, dificados por prácticas culturales.
siendo la principal deficiencia el agua. El desierto La variedad de dietas representadas entre los gru-
improductivo es cortado a intervalos por ríos que pos humanos vivientes, implica gran diversidad en
se originan en los Andes y cuyo flujo es controla- las opciones para obtener los nutrientes esenciales
do por condiciones climatológicos en las cabece- en cantidades apropiadas. En cada situación parti-
ras (Fig.5). cular, no obstante, algunos ingredientes son más
La precipitación local es normalmente cero, pe- abundantes que otros. El tamaño de la población
ro puede acompañar a los episodios de El Niño con que puede ser sustentada depende del grado en que
consecuencias que van desde la inundación y la ero- los recursos menos abundantes pueden ser incre-
sión hasta el crecimiento temporal de vegetación y mentados o remplazados.
un aumento de las zonas cultivables (Dillon y Run- Existen dos medios principales para contrarrestar
del 1990). el impacto de la disponibilidad fluctuante de los ali-
El océano y el desierto presentan diferentes desa- mentos silvestres: (1) la domesticación y (2) el alma-
fíos para la explotación humana. En el océano, el cenamiento (Wilson 1981). En la costa peruana, la
problema es minimizar el impacto de la declinación domesticación del maíz, frijoles y calabaza proveyó
drástica y repentina en la productividad de la ancho- una dieta balanceada, reduciendo la dependencia
veta, que ocurre a intervalos irregulares, reduciendo en proteínas proveídas por animales marinos (Bona-
sustancialmente los recursos proteínicos por perío- vía 1991:131). Más aún,la productividad agrícola po-
dos de hasta un año. En la tierra, el problema es in- día ser incrementada extendiéndose por irrigación
crementar la zona de cultivo y el rendimiento de las el área baja de cultivo,efectuando la selección de va-
plantas comestibles. riedades con mayor rendimiento y aumentando el
número de cosechas por año. Las pérdidas causadas
Restricciones en la subsistencia por fluctuaciones climáticas podían ser moderadas
Dos clases de restricciones deben ser considera- por almacenamiento (Moore 1991).
das en la evaluación de las opciones para incremen- Ninguna de estas opciones son factibles en la
tar los recursos de subsistencia. La primera es la Amazonía. Los suelos más fértiles están en la
composición de la dieta humana; la segunda es el “várzea”, donde el comportamiento errático del río
388 XI. El Contexto Ecológico del Formativo

Figura 5. La costa norte del Perú mostrando el marcado contraste entre el desierto y los
valles irrigados. De Norte a Sur: Chicama, Pacas Mayo, Chiclayo, Lambayaque.
(Gemeni IX, June 1966).

no se puede controlar (Eden 1990:80-1, 124, 127). El particularmente la mandioca, la cual tolera suelos
riesgo de perder la cosecha es de un año en cuatro pobres y puede ser cosechada a lo largo del año,eli-
en algunas partes de la región (Barrow 1985:127), minando la necesidad de su almacenamiento (Fig.
mientras que una pérdida en cinco es el máximo 6). La productividad de los cultígenos básicos es
que se puede tolerar (Parry 1978). maximizada sembrando numerosas variedades con
La escasez estacional no puede ser compensada tolerancia diferente a la humedad,a la fertilidad del
mediante almacenamiento porque todo el ecosiste- suelo y a las pestes (Ribeiro 1990). La intercalación
ma está orientado a una rápida degradación de la de especies con diferentes requerimientos retarda
materia orgánica. La carne ahumada se pudre en la pérdida de nutrientes y el segamiento selectivo de
unos pocos días (Good 1989:78) y el maíz seco so- hierbas durante la sucesión secundaria incrementa
brevive apenas unas pocas semanas (Barrow la densidad de plantas silvestres útiles (Clement
1985:115; Bergman 1980:109- 110). 1990). Muchos frutos, nueces y tubérculos silvestres
son comestibles y algunos de éstos son reservados
La solución amazónica para períodos de extrema escasez (Price 1990).
Las poblaciones amazónicas actuales dependen Aunque la mandioca iguala al arroz y al plátano
tanto o más de los recursos de “terra firme”, más dis- en rendimiento calórico, es deficiente en proteínas.
persos pero menos vulnerables que los de la “várzea” Por lo tanto,no elimina la necesidad de depender de
(Hoffman 1964; Frechione et al 1989; Eden 1990:80-1, recursos faunísticos silvestres. La interacción de
124, 127; Denevan y Schwerin 1978:18; Santos plantas, animales e insectos es entendida por la po-
1982:15). Los cultígenos primarios son tubérculos, blación indígena (Posey 1987) y el conocimiento de
XI. El Contexto Ecológico del Formativo 389

Figura 6. Cultivando un típico claro de “roza y quema” en la “terra firme”. Los troncos se dejan descomponer, retornando
nutrientes al suelo, los raigones pueden morir o regenerarse, contribuyendo a la recuperación de la selva.

las características y comportamiento de los animales han puesto un techo bajo sobre el tamaño y la
terrestres es profundo. La explotación de las presas permanencia de la aldea (Good 1987).
de caza y de los peces es programada para optimizar Aunque los conflictos y la venganza de sangre son
retornos (Behrens 1981; Chernela 1994). El compor- típicos, el objetivo nunca es la adquisición de terri-
tamiento apropiado es guiado por los shamanes y re torio (Métraux 1949). Por el contrario, sanciones so-
forzado por tabúes, mitos y rituales (Reichel-Dolma- brenaturales poderosas estimulan la rápida retirada
toff 1990). de los invasores. La estabilidad de los límites territo-
Varias prácticas ayudaron a inhibir la sobre-explo- riales asegura que la comunidad se beneficiaría de
tación. El abandono de la aldea una o más veces ca- cualquier esfuerzo de aumentar la productividad a
da año para buscar alimentos en zonas distantes del largo plazo de los recursos de subsistencia.
territorio del grupo alivia el impacto alrededor de la Las comunidades autónomas están interrelaciona-
aldea y aumenta la duración de residencia. Un caza- das por amplias redes de trueque,caracterizadas por
dor no solamente tiene la obligación de repartir por- el intercambio de mercancías que envuelven mate-
ciones de su presa entre la población de la aldea,pe- rias primas disponibles localmente (Bodley 1981;
ro frecuentemente es prohibido de consumirlo él Chagnon 1968). El recipiente puede estar obligado a
mismo. Al incrementarse la población,el tamaño de aceptar cualquier ítem que le sea ofrecido y la reci-
cada porción disminuye, causando insatisfacción. procidad puede ser retrasada. Estas redes a menudo
Esta situación, junto con la declinación de los rendi- atraviesan comunidades cuyas relaciones son nor-
mientos en la vecinidad,el aumento en el peligro de malmente hostiles, exponiendo el negociante a un
hechicería y otros factores ecológicos y culturales peligro mortal (Colson 1985; Harner 1972:131). Estos
390 XI. El Contexto Ecológico del Formativo

aspectos tienen poco sentido en el esquema de la (Descola 1989:424). La evidencia que “los sistemas
teoría occidental de economía, pero son inteligibles de explotación del medio empleados por los Achuar
si la función de las redes es ampliar el área potencial del uno y del otro habitat poseen una productividad
para el sustentamiento de sociedades autónomas, aproximadamente igual” (ibid 440) explica porqué
como un amortiguador contra el fracaso en la sub- “grupos locales interfluviales [que] están asentados
sistencia local. a una decena de kilómetros solamente de porciones
La población de la “várzea”del medio y bajo Ama- inhabitadas del hábitat ribereño ... sin embargo no
zonas fue eliminada poco después del contacto eu- piensan migrar”(Descola 1989:91).
ropeo y la evidencia arqueológica no apoya la exis-
tencia de las comunidades sedentarias densas con La solución peruana
organización social jerárquica descritas por los cro- A diferencia de la Amazonía, donde la dicotomía
nistas del siglo 16 (Meggers 1995b:6). La idea de que entre la “várzea” y la “terra firme” fue perpetuada en
grupos prehistóricos de la “terra firme” trataban de la adaptación cultural,la historia peruana se caracte-
reemplazar a los habitantes de la “várzea” tampoco riza por la integración progresiva entre recursos ma-
tiene confirmación. Al contrario, los primeros rápi- rinos y terrestres. En principio, la abundancia, facili-
dos de cada tributario constituyeron una frontera dad de captura y confiabilidad de la fauna del mar
permanente entre las poblaciones de las dos regio- sustentaron poblados sedentarios suficientemente
nes (Meggers 1990:200; Meggers et al 1988:288). En numerosos para construir los monumentos más ma-
las selvas orientales de Colombia y Perú, grupos so- sivos del hemisferio durante el tercer milenio a.C. La
brevientes no confían en la productividad de la productividad agrícola de los valles podía aumentar-
“várzea” y colocan todas sus chacras o chacras adi- se por medio de la construcción de canales de riego
cionales en la “terra firme”(Chibnik 1994; Eden y An- cada vez más extensos y la selección de variedades
drade 1988:83). de maíz que permitiron tres cosechas anuales. El cli-
Los Achuar del oriente del Ecuador,que estan divi- ma seco minimizó el riesgo de pérdidas causados
didos entre grupos ribereños e interfluviales,ejempli- por plagas, permitiendo plantaciones amplias de un
fican adaptaciones a los potenciales y las limitacio- solo cultígeno. Los excedentes podían ser almacena-
nes de la “várzea”y la “terra firme”llevados a cabo ha- dos para futuro consumo o distribuidos a miembros
ce por lo menos dos mil años. A pesar de la mayor no-productores de la comunidad.
variedad y abundancia de los recursos faunísticos y Como en la Amazonía,las subidas y bajadas de los
la fertilidad superior del suelo, la densidad humana ríos dependen de las lluvias en la sierra, pero hay
ribereña es solamente 0.44/km2 contra 0.08/km2 en una diferencia significativa. Mientras que los tributa-
la zona interfluvial (Descola 1989:90). Los poblados rios amazónicos desembocan en el río mayor, dimi-
ribereños no son sensiblemente mayores ni más per- nuyendo el impacto sobre la “várzea” de fluctuacio-
manentes. El cultígeno dominante en ambas regio- nes en sus cabeceras, los ríos de la costa pacífica si-
nes es la mandioca. Aún que el suelo fértil de la guen cursos independientes hasta llegar al mar (Fig.
“várzea”favorece el cultivo intensivo,el maíz sirve so- 5). Por lo tanto, aumentos y reducciones en la preci-
lamente como alimentación de gallinas, y el maní y pitación local en la sierra pueden afectar un solo va-
los frijoles son “golosinas ocasionales” (Descola lle costeño.En principio,la solución amazónica— de
1989:248-9). De acuerdo con la mayor dispersión de mantener lazos individuales de parentesco y recipro-
la caza, los Achuar interfluviales tienen territorios cidad entre las poblaciones de valles contiguos—
más extensos. Su presa preferida son los primates, podía haber sido suficiente para diminuir el impacto
mientras que las aves grandes predominan entre los negativo de sequías o inundaciones.
grupos ribereños. La proporción de pécaries es igual La introducción de plantas domesticadas aumen-
(Descola 1989:334- 5). En la pesca, el rendimiento tó la capacidad de carga durante los períodos climá-
conseguido mediante el uso del barbasco equivala ticos normales, con resultante crecimiento de la po-
la riqueza de especies muy grandes en la zona ribe- blación, pero también diminuyó las opciones para
reña (Descola 1989:374). En ambas regiones,el con- enfrentar reducciones o pérdidas imprevistas.
sumo medio per capita de calorías y proteínas sobre- Relaciones individuales entre habitantes de valles
pasa significativamente los valores recomendados vecinos no podian satisfacer las necesidades de po-
XI. El Contexto Ecológico del Formativo 391

blaciones numerosas dependiendo en agricultura in- entre parientes y socios de trueque?; ¿cuándo la
tensiva (Rindos 1984:278). Desde el punto de vista coexistencia de sociedades autónomas es más o me-
ecológico, la aparición de instituciones jerárquicas, nos adaptativa que su integración política? y ¿qué
como Chavín, representa un mecanismo inicial para hace a la especialización en la manufactura de mer-
ampliar las posibilidades de interdependencia entre cancías superior a la autosuficiencia local entre gru-
regiones no contiguas. En este contexto, el surgi- pos con igual acceso a los recursos requeridos?
miento contemporáneo de estratificación social (Meggers 1987). Desde la perspectiva ecológica,líde-
puede reflejar la necesidad de asegurar una colabo- res carismáticos, presión poblacional, guerras y otras
ración más permanente que la vida de los partici- “primeras fuerzas motores” son instrumentos, más
pantes. que causas del cambio social.
Como consequencia, abrió la puerta a la integra- Centralizando la atención en los aspectos adapta-
ción política de valles contiguos bajo un gobierno tivos del comportamiento cultural nos obliga a reco-
central. A diferencia de los conflictos entre las comu- nocer que la organización jerárquica no es la única
nidades amazónicos, las guerras entre sociedades forma viable de integración socioeconómica (cf.
peruanas tenían el objetivo de aumentar el territorio, Crumley 1987). Muchos de los mecanismos citados
dominar a los habitantes y controlar los recursos de como conducentes a la formación del estado en los
la región conquistada. Andes existen en la selva tropical, entre ellos el
trueque a gran distancia,la especialización en la ma-
Conclusión nufactura, los conflictos militares y los líderes caris-
Al comienzo de este análisis, sugerí que hemos fa- máticos. La falla en surgir configuraciones jerárqui-
llado en encontrar una explicación satisfactoria pa- cas no se puede atribuir a la ausencia del potencial
ra el orígen de los señoríos y estados por hacer pre- cultural. Más bien, parece reflejar la superioridad
guntas equivocadas, basadas en la historia europea adaptativa de las formas no jerárquicas de integra-
(cf.Morales Chocano 1993:431). Explicamos el surgi- ción.
miento de estratificatión social y la concentración Tales consideraciones hacen importante el reco-
de poder en términos de la ambición personal de al- nocer que,en lugar de un remplazo,la evolución cul-
gunos miembros de una sociedad (e.g. Blanton et al tural es una expansión de la evolución biológica. Si
1996:2). Consideramos la arquitectura monumental existe una finalidad, ésta es la sobrevivencia. Con-
como prueba del poder despótico de “elites”. Quere- ceptos como devolución y estancamiento no tienen
mos ubicar manifestaciones como Olmeca,Chavín y sentido biológico ni cultural. A no ser que abando-
Wari dentro de las categorías familiares: expansiones nemos las perspectivas antropomórficas y etnocén-
políticas,difusiones religiosas,redes comerciales,etc. tricas que han dominada hasta ahora nuestros es-
Vemos a los conflictos y el trueque como instru- fuerzos de entender la evolución cultural, continua-
mentos para incrementar el poder y prestigio de al- remos pasando por alto aspectos significativos del
gunos miembros de una sociedad. A lo que sin em- proceso.
bargo deberíamos preguntar, ¿cómo la existencia de Una revisión de los contextos ecológicos de las
una “elite” incrementa la ventaja competitiva de una manifestaciones del Formativo es un buen lugar pa-
sociedad?; ¿qué circunstancias hacen la distribución ra empezar.
regulada central más ventajosa que la reciprocidad
392 XI. El Contexto Ecológico del Formativo

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XII

RESOLUCIONES Y
RECOMENDACIONES DEL SIMPOSIO
XII. Resoluciones y Recomendaciones del Simposio 397

LOS ARQUEÓLOGOS PARTICIPANTES EN EL SIMPOSIO


INTERNACIONAL DE ARQUEOLOGÍA SUDAMERICANA:
UNA REVALUACIÓN DE LA ETAPA FORMATIVA;
REUNIDOS EN LA CIUDAD DE CUENCA, ECUADOR.
ENTRE LOS DÍAS 13-17 DE ENERO, 1992

RECOMENDACIONES DE LA COMISIÓN “COLABORACIÓN INTERNACIONAL PARA EL DESARROLLO


E INTEGRACIÓN DE LAS CIENCIAS ARQUEOLÓGICAS EN SUDAMÉRICA”.

CONSIDERANDO:

l. Que la distribución de las culturas precolombinas no coinciden con las fronteras nacionales y que
se necesita incrementar la colaboración internacional en los diseños de proyectos de estudio, de-
fensa y conservación del patrimonio arqueológico, así como su puesta en valor y divulgación.

2. Que los países de Sudamérica actualmente atraviesan por una crisis económica, por la cual las in-
vestigaciones científicas han sido restringidas, mientras los sitios arqueológicos están desaparecien-
do debido a la expansión urbana, agrícola, comercial y depredación, etc.

3. Que la formación profesional de los arqueólogos en las diversas universidades de Sudamérica, en-
cuentran en su ejecución una serie de restricciones y limitaciones derivadas de la crisis económica
y deficiencias en la política cultural que no está vinculada a las realidades históricas de cada país.

4. Que habiéndose intensificado el tráfico ilícito de bienes arqueológicos provenientes de los países
sudamericanos, que alcanzan niveles alarmantes en los mercados nacionales e internacionales.

5. Que debido a la desigualdad que existe en el acceso a los recursos económicos, científicos y tecno-
lógicos de parte de los arqueólogos de los países desarrollados y de los arqueólogos sudamericanos.

Por las consideraciones arriba mencionadas,

ACUERDAN:

1. Recomendar a las instituciones e investigadores la realización de programas de investigación ar-


queológicas multinacionales y que se cree un fondo de financiamiento especial para este fin, respe-
tando la legislación de los países participantes. Asimismo, se recomienda la organización: de cole-
gios o asociaciones de arqueólogos en los países que no los tienen, de reuniones periódicas para el
intercambio de información, de exposiciones, etc.

2. Recomendar a todas las instituciones estatales y privadas dar el apoyo necesario al desarrollo de pro-
yectos vinculados con la investigación sobre el patrimonio arqueológico. También, a los gobiernos
de los países acreedores de la deuda externa sudamericana, a fin de que ellos faciliten los mecanis-
mos de concesión de dicha deuda (cambio de la deuda externa a favor de la arqueología), así co-
mo la ejecución de los programas arriba mencionados.
398 XII. Resoluciones y Recomendaciones del Simposio

3.
Recomendar a las universidades e instituciones de investigación a fin de que éstas promuevan el in-
tercambio de profesores y estudiantes con la finalidad de reforzar la formación profesional de las fu-
turas generaciones. Y también, promover políticas culturales que jerarquicen a las actividades ar-
queológicas para incrementar la identidad nacional.
4.
Llamar la atención de los gobiernos y organismos competentes, sobre la necesidad de poner en vi-
gencia los tratados y convenios internacionales que beneficien una mayor integración internacional
en lo relativo a la defensa y conservación del patrimonio cultural, así como el desarrollo de las in-
vestigaciones dentro del contexto de convenios y tratados bilaterales.
5.
Recomendar el fomento de programas orientados al intercambio de profesores, incremento de co-
municación bibliográfica, fomento de seminarios, talleres de trabajo, cursos de extensión, divulga-
ción y especialización referidos a técnicas y métodos de investigación, conservación, preservación,
y puesta en valor del patrimonio arqueológico en cada país. Fomentar el patrocinio de más becas
de universidades e instituciones de alto nivel de estudios arqueológicos en los países miembros de
la OEA, de Europa y de Asia, para la mejor capacitación de los arqueólogos de países sudamerica-
nos que lo requieran.
6.
Nombrar una comisión de tres miembros (doctores Gonzalo Correal U., Ondemar Dias Jr. y Tom D.
Dillehay) para coordinar el cumplimiento de los acuerdos aquí propuestos.

APROBADAS POR UNANIMIDAD


Ver “Lista de Autores y Participantes“ en este libro. Cuenca, enero 17, 1992
XII. Resoluciones y Recomendaciones del Simposio 399

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE LA COMISIÓN


“PRIORIDADES DE INVESTIGACIÓN”

RECOMENDACIÓN A CADA PAÍS SUDAMERICANO

l. Prioridades de investigación arqueológica:


1.
Promover estudios arqueológicos en áreas sometidas al impacto del crecimiento tanto rural como
urbano, proyectos hidroeléctricos, de deforestación, minería, etc.
2.
Desarrollar proyectos interdisciplinarios que integren equipos nacionales e internacionales.
3.
Contribuir a formar nuevos investigadores vía estudios de post-grado o especialización, o a través de
seminarios y talleres. Es indispensable contar con especialistas en palinología, paleozoología, etno-
botánica, etnografía y paleoecología, entre otras ramas.
4.
Del mismo modo colaborar en la formación de personal especializado que constituya un nexo en-
tre el científico y el público en general.
5.
Crear y/o desarrollar laboratorios especializados que posibiliten la colaboración internacional y la
integración de los recursos regionales.

2. Tareas específicas:
1.
Cubrir vacíos de información arqueológica en las regiones que carecen de ellas y enfatizar aquellas
que ya cuentan con una base empírica inicial,desarrollando más áreas temáticas,tales como,el pro-
ceso de tránsito de sociedades cazadoras-recolectoras a sociedades que desarrollaron nuevos mo-
dos de vida.
2.
Evaluar indicadores locales para definir procesos regionales formativos; estos análisis implican rom-
per los límites políticos actuales de los países, lo que facilitaría una mejor comprensión de los pro-
cesos sociales, económicos, culturales y las redes de interacción micro y macro regionales.

3. Publicación:
1.
Propiciar el compromiso de una divulgación más adecuada y democrática de los resultados de traba-
jos científicos en varios países en revistas especializadas de amplia circulación tales como: Latin Ame-
rican Antiquity,Revista de Arqueología Americana,Gaceta Arqueológica Andina,Boletín del Museo de Oro
de Colombia,Boletín de la Sociedad Chilena de Arqueología,Chungara, etc.,tanto en idioma castellano
como en portugués e inglés; así como la divulgación en medios masivos de comunicación,como tele-
400 XII. Resoluciones y Recomendaciones del Simposio

2. visión, radio, periódicos, museos, exposiciones, videos y otras acciones educativas.


Solicitar a revistas científicas que cuenten con comités editoriales y cuerpos de evaluadores exter-
nos,que incluyan en éstos a investigadores representativos de las comunidades arqueológicas de los
países americanos. Igualmente, se solicita que aquellas revistas que no cuenten con este tipo de co-
mités, lo establezcan de cuerdo con los estándares internacionales.
3.
Solicitar a “Latin American Antiquity” que en virtud del título de la revista y de las políticas editoria-
les establecidas en su fundación, se consideren la publicación de artículos en portugués y francés.
Al mismo tiempo, que contemplen una participación más activa de especialistas latinoamericanos
en el proceso de revisión externa de los artículos.

4. Colaboración internacional:

Establecer como condición necesaria e imprescindible para los proyectos de investigación de carácter inter-
nacional, la colaboración activa de profesionales locales como contrapartida nacional para propiciar el be-
neficio mutuo y entrenamiento avanzado.

5. Patrimonio cultural:

1. Lograr la promulgación de leyes nacionales de protección del Patrimonio Cultural Arqueológico, a


aquellos países que no tienen dichas leyes.

2. Diseñar los reglamentos necesarios para la ejecución u operación de esta ley (en los casos de paí-
ses que ya la tienen), donde se definan las funciones ejecutivas que recaigan sobre las instituciones
que cuenten con los especialistas entrenados.

3. El Reglamento debería reconocer como cuerpos consultores a colegios profesionales y centros aca-
démicos de las ramas antropológicas de cada país.

4. Desarrollar también la vinculación con organismos nacionales e internacionales que promuevan la


defensa y la conservación del medio ambiente,para que incluyan en sus agendas la financiación de
proyectos de rescate y conservación del patrimonio cultural arqueológico de cada nación.

5. Obtener el reconocimiento legal para que los equipos científicos que realicen proyectos de evalua-
ción ambiental, incluyan también a arqueólogos profesionales que se desempeñen en el ámbito na-
cional de los respectivos país.

APROBADAS POR UNANIMIDAD por todos los arqueólogos presentes en el Simposio.

Cuenca, enero 17, 1992.


XII. Resoluciones y Recomendaciones del Simposio 401

LOS ARQUEÓLOGOS PARTICIPANTES EN EL SIMPOSIO


INTERNACIONAL DE ARQUEOLOGÍA SUDAMERICANA,
REUNIDOS EN LA CIUDAD DE CUENCA, ECUADOR,
ENTRE LOS DÍAS 13-17 DE ENERO, 1992

A LOS GOBIERNOS DE ECUADOR, COLOMBIA Y VENEZUELA

CONSIDERANDO:

1. Que el Proyecto de integración regional andino ha comenzado a formalizar sus acuerdos en el cam-
po económico a partir del mes de enero de 1992.

2. Que los gobiernos de la región han manifestado públicamente la necesidad de formalizar,así como,
un proyecto de integración cultural.

3. Que dicho proyecto debería tener como uno de sus objetivos fundamentales crear una conciencia
de la identidad cultural regional como a apoyo a la integración económica.

4. Que la Arqueología es una de las disciplinas de las Ciencias Sociales cuyos investigadores permiten
visualizar las expresiones culturales concretas donde se manifiestan y la herencia cultural, los bie-
nes patrimoniales, ambientales que la integran.

5. Que dichos bienes se encuentran en peligro de total desaparición, debido tanto a la poca efectivi-
dad de las legislaciones urgentes al respecto, como a la escasez de un recurso humano adecuado
formado.

6. Que es necesario en tal sentido, reforzar la formación académica y científica de los arqueólogos de
la región, al mismo tiempo que promover programas de educación pública para el registro y la con-
servación de los bienes patrimoniales, culturales y ambientales de la región.

RECOMENDAMOS:

1. Que los gobiernos de Colombia, Ecuador, y Venezuela modernicen y normalicen los criterios que
sustentan sus legislaciones respectivas, para el registro, conservación y promoción del patrimonio
arqueológico y ambiental.

2. Que en dichas legislaciones se contemple reglamentar la inclusión del costo de los programas de
rescate arqueológico en todos aquellos proyectos de construcción de infraestructura.

3. Que los gobiernos de la región desarrollen políticas educativas que promuevan en la población un
nivel de conciencia sobre la conservación del patrimonio arqueológico y ambiental.
402 XII. Resoluciones y Recomendaciones del Simposio

4. Que dichas políticas consideren la creación de parques arqueológicos y redes de museos regiona-
les ligados a los sistemas de educación formal, series de publicaciones, así como de los medios de
comunicación de masas para este fin.

5. Que se promuevan a nivel regional, cursos de capacitación en arqueología, con el objeto de actua-
lizar y consolidar la formación del personal profesional encargado de ejecutar dichas políticas.

6. Que dichos cursos de capacitación se canalicen a través de las universidades de la región y que per-
mitan a los profesionales obtener créditos académicos por su participación en los mismos.

7. Constituir una comisión regional, que se encargue de la planificación, y lo conducente a la ejecu-


ción de dichas políticas.

APROBADO POR UNANIMIDAD por todos los arqueólogos y demás asistentes al Simposio.

A petición y aprobación de todos los asistentes (representantes de: Argentina, Alemania,


Bolivia, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, España, Estados Unidos, Francia, Perú, Uruguay,
Venezuela, etc., ver Capítulo I: “Lista de Autores y Participantes”), se hacen extensas estas
resoluciones y recomendaciones a todos los gobiernos de los países Sudamericanos.

Cuenca, enero 17, 1999


XII. Resoluciones y Recomendaciones del Simposio 403

LOS ARQUEÓLOGOS PARTICIPANTES EN EL SIMPOSIO


INTERNACIONAL DE ARQUEOLOGÍA SUDAMERICANA,
UNA REVALUACIÓN DE LA ETAPA FORMATIVA.
REUNIDOS EN LA CIUDAD DE CUENCA, ECUADOR,
ENTRE LOS DÍAS 13-17 DE ENERO, 1992
A LA ESCUELA POLITÉCNICA DEL LITORAL

RECOMENDACIÓN

Considerando la relevante importancia de la Escuela de Arqueología de Guayaquil-ESPOL, Ecuador, y del


perfeccionamiento profesional de profesores y alumnos para los efectos de jerarquizar mejor su irradiación
humanística y científica, se recomienda:

1. Que los participantes de este Simposio Internacional de Arqueología Sudamericana, entren en con-
tacto con el cuerpo docente para colaborar en términos de apoyar en todo lo que se estime más per-
tinente, para los fines de optimizar sus actividades.

2. Que quede constancia que al debilitar su campo de acción se perturban sus labores de investiga-
ción, enseñanza, conservación y difusión del patrimonio arqueológico local, nacional e interameri-
cano, que prestigian a ESPOL dentro y fuera del Ecuador.

3. Que es de especial importancia agilitar el proceso tendiente a que los alumnos se titulen con inves-
tigaciones originales apoyados por Comisiones de Tesis compuestas por profesores de la ESPOL y
profesores tutores invitados a través de una reglamentación ad hoc, además del apoyo de todas las
instituciones nacionales e internacionales involucradas con patrimonio arqueológico.

4. Que esta recomendación sea destinada a la Dirección de la Escuela de Arqueología, como un ges-
to de mutua colaboración y apoyo a sus planes de perfeccionamiento universitario.

Aprobadas por unanimidad por todos los asistentes al Simposio. Cuenca, Enero 17, 1992

ACLARACIÓN DE LA EDITORA: El borrador de la “recomendación“ de la Comisión para “La conserva-


ción del sitio Ingapirca y áreas aledañas en la Provincia de Cañar, Ecuador“, fue igualmente aprobado por
unanimidad; desgraciadamente los encargados de pasar a limpio no entregaron para su publicación,a pesar
de los esfuerzos de varios colegas por rescatarla.
Los doctores Betty J. Meggers y Alberto Rex González, muestran la
“Medalla del Bicentenario” del Smithsonian Institution que el Dr. Gon-
zález recibió en el Museo Nacional de Historia Natural, Smithsonian
Institution, Washington, D.C., Estados Unidos de Norte América, 1999.

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