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RAFAEL CALDERA
(1993 - 1998) 2do Periodo
El bipartidismo AD-COPEI tocó su fin en 1993. Tras el fracaso rotundo del Pacto de punto fijo y los gob
de Ad y COPEI, se alza con el triunfo el Dr. Rafael Caldera, el partido que lo apoyo fue más una maq
electoral que un partido político definido. Convergencia, mejor conocido como "El Chiripero" (Conju
partidos pequeños como Convergencia, Movimiento al Socialismo-MAS, Movimiento Electoral del Puebl
Partido Comunista de Venezuela- PCV, Grupo de los Notables, etc.)
Con este triunfo Caldera recoge los frutos de su discurso del 4 de febrero de 1992, fecha de una int
golpista en contra del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez. La frase de Caldera "a un pueblo no
puede pedir sacrificios mientras pasa hambre" marcó su ingreso en Miraflores, su segundo gobierno.
La principal promesa de Caldera fue que nunca acudiría al Fondo Monetario Internacional (FMI). Su pr
no fue cumplida y el gobierno atravesó por una de las mayores crisis, en todos los órdenes, se deteri
todos los servicios públicos, se rebajó considerablemente el nivel de vida de la población, se genera
estado de inseguridad de las personas y los hogares, se desintegraron los órganos de la comunidad ha
límite próximo a la anarquía, se generó una creciente insatisfacción contra el propio sistema democrático
La economía estuvo marcada por la política monetaria, se adoptó la paridad cambiaria, una tasa de c
controlada y otra flotante, llamada bonos Brady, con devaluaciones crecientes. El 15 de abril de 19
presidente Rafael Caldera anunció la ejecución de un programa de ajuste y se decreta la liberación del ré
cambiario, de este modo será el mercado el que establezca el valor de la divisa extranjera.
En su gobierno, en el año 1994 se desata una fuerte crisis financiera. Se inicia con la intervención del
Latino, continuó con el derrumbe e intervención de una decena de instituciones bancarias y culminó
fuga de capital por concepto de auxilios financieros otorgados por el Estado a la banca, miles de aho
afectados y un grave desequilibrio en la economía de Venezuela. La confianza y credibilidad de venezol
extranjeros en las instituciones bancarias fue afectada gravemente.
En vista del descalabro económico se nombra una comisión tripartita, conformada supuestamente por el
empresarial, laboral y Gobierno, esta comisión se encargará de velar (y que) por los derechos y debe
trabajador tras la revisión profunda de la Ley Orgánica del Trabajo.
Se inicia un proceso de apertura petrolera que muchos catalogaron como el preludio a la privatizaci
sector.
Al poco tiempo de subir al gobierno, Caldera otorgó la libertad a los líderes de la rebelión militar de
Hugo Chávez, Gruber Odreman y Arias Cárdenas fueron sobreseídos y salen en libertad conformando el p
político Movimiento Quinta República (MVR), comandado por Hugo Chávez. Chávez se convertiría
próximo Presidente de la República.
Economía
Se aumento el impuesto al consumo suntuario y ventas al mayor hasta 16,5%.
Liberación del régimen cambiario para que fuera el mercado el que establezca el valor de la divisa extran
NIVEL GLOBAL
Caldera toma posesión finalizando la década de los 60’s, y recibiendo la década de los 70’s que
tendrían una serie de elementos sumamente importantes que definitivamente influenciaron en la
Política Exterior de Venezuela.
Un hecho sumamente importante, fue durante el año 1973, en el que la Organización de Países
Exportadores de Petróleo (OPEP), decide reducir el abastecimiento de petróleo a occidente,
producto del ataque de los ejércitos egipcio y sirio a Israel. Esto originó que los precios del
petróleo se cuadruplicarán en tres meses. [1]
Aún con estos eventos podemos observar también que durante el primer gobierno de Caldera
hubo un incremento de las relaciones diplomáticas (de 41 embajadores se pasó a 71)[3]
La década de los setenta en América Latina se inició con un relanzamiento de la izquierda, con
los peronistas en Argentina, o con regímenes militares de orientación populista como el de
Velasco Alvarado en el Perú, pero sobre todo la “vía chilena al socialismo”, en la que la izquierda
vio una alternativa a la vía armada preconizada por Castro y que no había logrado sus objetivos.[4]
Por otra parte, durante su administración Venezuela se adhiere al Pacto Andino, creado durante
mayo de 1969, y que tenía como objetivo, según lo expresado en el Acuerdo de Cartagena,
“mejorar, juntos, el nivel de vida de sus habitantes mediante la integración y la cooperación
económica y social”[7], hoy denominada Comunidad Andina de Naciones; la cuál durante este
época no tuvo un papel importante en la región, en vista de que se estaba creando todavía todo su
marco institucional.
De relevancia también en este nivel fue la ruptura de Caldera con la “Doctrina Betancourt”,
(que expresaba que Venezuela solo reconocería a aquellos regímenes que hayan sido elegidos
democráticamente) al reanudar las relaciones con Cuba y desarrolló una política nacionalista en
relación a los Estados Unidos al denunciar el Tratado de Reciprocidad Comercial con esta nación lo
cual llevó a su reforma logrando mayores beneficios para Venezuela[8].
NIVEL LOCAL
En materia de Política Interior, el punto más importante en este campo fue la política de
pacificación, mediante la cual se les ofreció la posibilidad de reincorporarse a la vida normal y a la
lucha política legal a personas y grupos que habían participado en la subversión armada. La
decisión de Caldera de ampliar y llevar hasta su término la pacificación fue de gran importancia, ya
que requirió el despliegue de grandes dosis de voluntad y continuidad.
Caldera pacta con Acción Democrática una reforma en la Constitución de 1961, que impide la
elección a cargos públicos a personas con sentencia firme, de más de tres años, dirigida
específicamente a inhabilitar políticamente al ex dictador Marcos Pérez Jiménez, quien se pensaba
presentar en las elecciones de 1973. Clausura la Escuela Técnica Industrial permanentemente y
también a la Universidad Central de Venezuela, esta última por un período de dos años, debido al
control que ejercía dentro del campus la izquierda castrista y a las manifestaciones estudiantiles
en su contra.
Durante esta época, el accionar del gobierno está determinado por el IV Plan de la Nación, que
“postula como las grandes metas estratégicas, la posibilidad de una sociedad nacional más
próspera y más justa, que políticamente supere la democracia representativa por la participativa y
que progrese y se fortalezca económicamente sobre la base de la expansión del comercio
internacional”[9]
NIVEL INDIVIDUAL
RAFAEL CALDERA[12]
Fue dirigente político estudiantil, lo que le llevó al mundo político. Participó en círculos
educativos y políticos como la Organización Demócrata Cristiana de América (1964-1968) y la
Unión Mundial Demócrata Cristiana (1967-1968), por nombrar algunas, organizaciones con la
finalidad promover lo que consideran una verdadera democracia política, económica y
cultural, basada sobre el fundamento de los principios del humanismo cristiano, dentro de los
métodos de libertad, respeto a la persona humana y contra los peligros totalitarios[13]
En 1936 participó en la formación de la Unión Nacional Estudiantil (UNE), que en 1938 terminó
convirtiéndose en partido político con el nombre de Acción Electoral. Esta última se integró
posteriormente en el Movimiento de Acción Nacional (MAN) y fue legalizada el 2 de junio de
1942, siendo uno de los grupos que originó el 13 de enero de 1946 el partido socialcristiano COPEI,
que fue fundado por él mismo. En este marco luchó contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
Participó en la contienda electoral de 1958, luego del derrocamiento del dictador, pero perdió
ante Rómulo Betancourt, del partido socialdemócrata Acción Democrática (AD). Fue candidato
presidencial en las elecciones de 1947, 1958, 1963 y 1968, por su partido COPEI, siendo su máximo
líder. Gana la última, con una escasa diferencia respecto a AD, partido de gobierno, y recibe el
cargo el 11 de marzo de 1969 por parte de Raúl Leoni. Por primera vez un partido con minoría
parlamentaria consigue gobernar el país, paradoja producida por ser un sistema presidencialista.
Caldera había ganado las elecciones, sin embargo, el partido COPEI sólo contaba con 16 de los
52 senadores electos y con 59 de los 214 Diputados electos. No pudo lograrse ninguna coalición
con los demás partidos, pues eran grupos políticos sumamente heterogéneos que iban desde la
izquierda comunista hasta la derecha perezjimenista, lo cual dificultaba una cohesión
parlamentaria. Caldera se veía así confrontando a la difícil tarea de gobernar sin apoyo
parlamentario.[14]
Si bien se ha considerado a Caldera como un dirigente conservador al ser líder del partido
socialcristiano COPEI, Horacio Medina en un artículo publicado en 2010 en El Venezolano, indica
que al revisar los pensamientos y acciones de Caldera podrían considerarse como políticas propias
de protagonistas de la izquierda radical, por lo menos en lo que a materia petrolera se refiere, aun
cuando también, durante su último gobierno, aplicó el proceso de Apertura Petrolera. Medina
afirma su convencimiento de que el consentimiento de Caldera obedeció más a necesidades
económicas por la falta de recursos, que a su convencimiento ideológico.[15]
Partes: 1, 2
4. La apertura petrolera
9. Bibliografía
Rafael Caldera asume por segunda vez la presidencia de la República para cubrir el período
constitucional 1994-1999. Se constituía así en el octavo presidente electo desde que se inició la
etapa democrática. El triunfo electoral de Caldera fue el resultado de un proceso de cambios en
el sistema político venezolano, uno de cuyos aspectos más relevantes es la definitiva ruptura del
bipartidismo, fenómeno que ya se había puesto de manifiesto en las elecciones de 1988. Sin
embargo, es la primera vez desde la instauración de la democracia, que triunfa un candidato sin el
apoyo de los partidosAcción Democrática o Copei.
Caldera, fundador del partido Social Cristiano Copei, candidato por este partido en cinco
oportunidades y presidente de la república por esta mismaorganización en el período 1968-1973,
ante la imposibilidad de obtener el respaldo de Copei para postularse nuevamente a la
presidencia, acepta la oferta del Movimiento al Socialismo de lanzarlo como candidato a la
Presidencia de la República. Además del MAS, la candidatura de Caldera es respaldada por el
partido Convergencia Nacional, integrado por independientes y por ex-militantes de Copei leales a
su fundador, así como por otras pequeñas agrupaciones políticas de las más diversas orientaciones
y tendencias. La oferta electoral de Caldera se basa en una crítica severa al programade ajustes
adelantado por el gobierno de Carlos Andrés Pérez, distanciándose abiertamente
del modelo económico "neoliberal". En la campaña se planteó la necesidad de adelantar un
esquema que, sin desatender los principios del social-cristianismo, se orientara hacia
la integración de la política social con los intereses económicos de la nación; se postuló la
utilización de los recursos petroleros como factor capaz de impulsar el aparato productivo
nacional y se propuso una política de apertura controlada a las inversiones extranjeras en
la economía nacional. En las elecciones del 5 de diciembre Caldera obtuvo 1.710.722 votos; su más
cercano contendor, el candidato de Acción Democrática, Claudio Fermín, se vio favorecido por
1.325.287 votos; Oswaldo Alvarez Paz, candidato de Copei logró 1.276.506 votos y Andrés
Velásquez, de la Causa R, obtuvo 1.232.653 votos. La abstención fue del 40% del electorado.
El cerrado resultado de las elecciones para presidente también se expresó en la composición del
Congreso de la República. Ninguna de las organizaciones que se presentó a los comicios de
diciembre alcanzó una clara mayoría en el Poder Legislativo Nacional. Por primera vez, desde
1958, el Congreso estuvo conformado por cuatro bloques políticos. La cámara del Senado quedó
integrada por 16 senadores de AD, 14 de Copei, 9 de la Causa R y 11 de la alianza MAS-
Convergencia. En la cámara de diputados el reparto fue similar: 55 Diputados de AD, 51 de Copei,
39 de la Causa R y 44 del MAS y Convergencia, más un diputado por cociente obtenido por otras
agrupaciones como URD, ORA, NGD y MEP.
Uno de los principales retos del presidente electo fue buscar la manera de llegar a acuerdos que le
permitiesen armonizar las diferentes tendencias y aspiraciones políticas de sus adversarios,
acometer la recuperación de la economía y atender la crisis política, luego de la inestabilidad y la
incertidumbre generadas por los dos intentos de golpes de Estado, la salida de Pérez de la
Presidencia y el corto gobierno de Ramón José Velásquez.
Una de las primeras iniciativas para alcanzar esos objetivos fue la de convocar a su residencia a los
integrantes del Alto Mando Militar con el fin de informarles su resolución de removerlos de sus
cargos, argumentando la necesidad de renovar y reorganizar las Fuerzas Armadas. La reacción del
ministro de la Defensa, el vicealmirante Radamez Muñoz León, fue de abierta molestia. En su
opinión, la decisión del Presidente electo contribuía a fracturar una institución que se encontraba
al servicio de la Patria y no de los partidos políticos, de personalidades o de intereses económicos.
No obstante, se impuso la determinación del Jefe del Ejecutivo sin que se produjeran mayores
tensiones en el aparato militar. A pesar del malestar expresado por el alto oficial, la medida fue
saludada como una posición que favorecía el regreso al lugar que le correspondía a las FFAA en
el sistemademocrático.
Otra polémica decisión del nuevo presidente fue la de propiciar el sobreseimiento de la causa a los
procesados por las insurrecciones militares del 4 de febrero y del 27 de noviembre de 1992, luego
de que se cubriesen los requisitos institucionales. Este anuncio lo hizo el 2 de febrero al concluir
su discurso de toma de posesión en el Congreso de la República. Diez días más tarde, 23 de los
militares golpistas fueron puestos en libertad; a finales de mes salían de su prisión otros 10
oficiales y el 26 de marzo era puesto en libertad Hugo Chávez Frías, jefe visible de la intentona del
4 de febrero. Todos fueron dados de baja, requisito expreso del gobierno para concederles la
libertad. Al poco tiempo regresaban del Perú los oficiales comprometidos en el golpe del 27 de
noviembre, quienes también se vieron beneficiados por la decisión del primer mandatario. Con
estas medidas se intentaba regularizar la relación del Ejecutivo con las Fuerzas Armadas y se
trataba de superar la crisis institucional producida como consecuencia de las intentonas del año
1992.
Pero igualmente era prioritario dar respuestas al nuevo cuadro político puesto de manifiesto, con
los resultado de las elecciones de diciembre. La visible minoría parlamentaria de los partidos que
habían promovido la candidatura de Caldera, exigía adelantar negociaciones que favorecieran, en
un primer momento, la conformación de la directiva del Congreso de la República y a partir de allí
el establecimiento de algún tipo de alianza más perdurable a fin de garantizar la aprobación de las
medidas y leyes previstas en el programa gubernativo del nuevo presidente.
La composición del poder ejecutivo del presidente Caldera estuvo integrado por independientes y
militantes de las organizaciones que apoyaron su candidatura. Los Ministros del primer gabinete
fueron los siguientes: Relaciones Interiores, Ramón Escovar Salom; Relaciones Exteriores, Miguel
Angel Burelli Rivas; Hacienda, Julio Sosa Rodríguez; Defensa, Miguel Ángel Montero Revette;
Fomento, Luis Carlos Palacios; Educación, Antonio Luis Cárdenas; Sanidad y Asistencia Social,
Vicente Pérez Dávila; Agricultura y Cría, Ciro Añez Fonseca; Trabajo, Juan Nepomuceno
Garrido; Transporte y Comunicaciones, Cesar Quintini Rosales; Justicia, Ruben Creixens; Energía y
Minas, Erwin Arrieta; Ambiente, Roberto Pérez Lecuna; DesarrolloUrbano, Ciro Zaa
Alvarez; Familia, Mercedes Pulido de Briceño; Cordiplan, Enzo del Búfalo; Secretaría de la
Presidencia, Andrés Caldera; Juventud, Pilarica Iribarren de Romero; Educación Superior, Ciencia y
Tecnología, Guido Arnal; Oficina Central de Información, Guillermo Álvarez Bajares. Creó dos
nuevos ministerios, el de Reforma Económica, para el cual fue nombrado Asdrúbal Baptista y el de
Asuntos Encomendados por el Presidente, el cual quedó a cargo de Pompeyo Márquez.
En su discurso de toma de posesión expuso los orígenes de la profunda crisis por la que
atravesaba Venezuela. En su concepto, la situación de descomposición política y recesión
económica en la cual se encontraba el país había tenido su inicio veinte años atrás como
consecuencia del primer "boom" petrolero y la desorientación, desorden y
descomposición moral que se habían manifestado en las más diversas instancias de la sociedad.
Exponía el Presidente que la preocupación central de su gobierno sería resolver la crítica situación
económica. Si bien la gravedad aconsejaba declarar un estado de emergencia, su disposición era
atender los problemas por las vías normales, apartándose del populismo de épocas pasadas, pero
también diferenciándose de las medidas neoliberales de épocas más recientes.
Como medidas específicas anunció la eliminación del IVA (Impuesto al valor agregado) y su
sustitución por otras fuentes de ingreso fiscal; su oposición al control de cambios y a cualquier
esquema de maxidevaluación del bolívar; ofreció aumentar el salario mínimo y los beneficios
por alimentación y transporte; darle prioridad a la reactivación de la agricultura, el turismo y la
pequeña y mediana empresa. Finalmente, en el ámbito de lo económico expuso su voluntad de
transformar el modelo petrolero de una economía rentista a una economía efectivamente
productiva, así como su interés y apoyo a la política de descentralización.
Dos conflictos de envergadura tuvo que sortear la administración Caldera en su primer año de
gobierno: el enfrentamiento con el poder legislativo y el estrepitoso derrumbe del sistema
financiero. Pese a lo anunciado en su discurso de toma de posesión, cuando todavía no se había
cumplido el primer semestre de gobierno, el presidente Caldera en Consejo de Ministros del 27 de
junio, suspendió las garantías contempladas en los artículos 60, 62, 64, 96, 99 y 101 de
la Constitución vigente, las tres primeras referidas a la libertad y la seguridad individual del
ciudadano, la inviolabilidad del hogar y el libre tránsito por el territorio nacional; las tres últimas
relacionadas con los derechos económicos. El decreto declaraba, en la práctica, un "estado de
emergencia". En cadena de radio y televisión esa misma noche anunció el establecimiento de un
conjunto de medidas extraordinarias entre la cuales se encontraban el control de cambios y
de precios como salidas impostergables frente a la severa inestabilidad del sistema financiero.
La decisión del gobierno fue auxiliar con recursos extraordinarios del Fondo de Garantías de
Depósitos y Protección Bancaria (FOGADE) a los bancosen problemas. El propósito era contribuir a
su estabilización sin llegar a la medida de intervención y cierre. Esta medida no tuvo éxito. El 14 de
junio fueron intervenidos los bancos Maracaibo, Barinas, Construcción, La Guaira, Amazonas,
Confinanzas-Metropolitano y Fondo Fiveca. Para atender la crisis se creó el 29 de junio la Junta de
Emergencia Financiera. No obstante, entre los meses de agosto y enero los bancos Venezuela,
Consolidado, Andino, el grupo financiero Latinoamericana-Progreso, los bancos Federal, Principal,
Italo Venezolano y el Profesional pasaron a manos del Estado.
Unos fueron cerrados, otros estatizados para luego venderlos a nuevos inversionistas, de forma tal
que el Estado quedó en control del 60% de las instituciones financieras del país, en medio de una
ola de denuncias en torno a las irregularidades en el manejo de los auxilios financieros otorgados a
las entidades bancarias y como consecuencia de la huida al exterior de los banqueros responsables
de la crisis.
La crisis del sistema financiero determinó la salida del ministro Sosa Rodríguez de la cartera de
Hacienda; inmediatamente se dio inicio a la reorganización del gabinete económico y a la
reelaboración de la política económica para enfrentar la crisis. En sustitución de Sosa ingresó Luis
Raúl Matos Azocar al despacho de Hacienda el 7 de febrero de 1995. Ante el fracaso del control de
cambios y de varias medidas para superar la gravedad de la situación económica; el desequilibrio
fiscal, la disminución de las reservas internacionales y el aumento de la inflación, el gobierno
resolvió adelantar un nuevo programa económico, el cual fue presentado al país como la Agenda
Venezuela.
Ingresaron al gabinete económico Freddy Rojas Parra como ministro de Fomento y en CORDIPLAN
fue designado Teodoro Petkoff. Este último y Matos Azocar fueron los encargados de adelantar las
negociaciones con el Fondo Monetario Internacional. El 15 de abril de 1996 el presidente se dirigió
a la nación acompañado del nuevo equipo económico con el propósito de informar los aspectos
fundamentales de la Agenda Venezuela, los cuales habían recibido el visto bueno del Fondo
Monetario Internacional.
Las medidas del plan de ajustes anunciadas por el presidente contemplaban: el aumento
progresivo de los precios de la gasolina y el diesel; aumento del impuesto a las ventas del 12.5% al
16.5% para las ventas al mayor y del 22. 5% al 30% para los bienes suntuarios; aumento progresivo
de los servicios públicos; liberación total del control de cambios vigente desde 1994; incremento
de las tasas de interés; protección para la banca; ampliación y profundización del proceso de
privatización; liberación del control de precios. A esta serie de medidas económicas se sumaban
diferentes programassociales cuyos objetivos eran mitigar el impacto del plan de ajustes entre los
sectores de más bajos recursos; también se anunciaba la resolución del gobierno de atender el
problema de las prestaciones sociales, el cual sería llevado a discusión en el Congreso luego de
llegar a acuerdos entre el gobierno, los empresarios y los trabajadores.
El programa respondía a los lineamientos que permitirían finalmente cerrar el acuerdo con
el Fondo Monetario Internacional para la entrega de un préstamo por 1.400 millones de dólares,
así como alcanzar una reorientación de la economía venezolana ajustada a las premisas fijadas por
este organismo financiero. El 12 de junio de 1996 se firmaba el acuerdo entre el gobierno
venezolano y el Fondo Monetario Internacional.
La ejecución del programa de ajustes generó controversias y conflictos de distinto signo. Uno de
los conflictos de mayores repercusiones sociales y políticas fue la huelga convocada por la
Federación Médica de Venezuela en diciembre de 1996. A las exigencias salariales promovidas por
el gremio se sumaron una serie de denuncias relacionadas con el deterioro creciente en las
condiciones del sistema de salud pública.
Duramente criticado por el gobierno -en palabras del Ministro Petkoff el conflicto fue calificado
como una "guerra contra los pobres"- y sin el apoyo de la población, la huelga médica concluyó sin
que los médicos vieran satisfechas sus exigencias. Tampoco se logró dar respuesta al tema más
complejo de las condiciones en que se encontraba todo el sistema de salud pública en el país.
El balance del gobierno al cumplirse el primer año de la Agenda Venezuela era positivo. De
acuerdo a los principales voceros del gabinete económico, con la ejecución del plan de ajustes se
había estabilizado el tipo de cambios, era notable la recuperación del sistema financiero, la
confianza generada por el programa había favorecido la inversión extranjera y los programas
sociales se habían adelantado con regularidad.
No obstante, en los partidos de oposición las opiniones eran encontradas. Copei, Acción
Democrática y la Causa R consideraban insatisfactorios los resultados de la Agenda. De acuerdo a
los voceros de estas organizaciones la ejecución del plan había sido tardía; las medidas no habían
logrado controlar la inflación y la superación del déficit fiscal no era resultado de un aumento en
la productividad sino efecto de la devaluación, el endeudamiento y el incremento de
los impuestos.
La apertura petrolera
También en el terreno económico la opinión se vio dividida respecto a la llamada "apertura
petrolera" que determinó la orientación en la gestión de Petróleos de Venezuela (PDVSA). Al
comenzar el gobierno de Caldera, Luis Giusti, presidente de PDVSA, presentó ante el gabinete el
sentido y los alcances de lo que debía ser la reorientación en la política petrolera del Estado
venezolano. Básicamente se trataba de convertir al petróleo en un agente económico activo
propulsor directo del crecimiento económico, convertirlo en el motor de la economía nacional. La
inspiración fundamental se sostenía sobre la valorización de las abundantes reservas
de hidrocarburos y su conversión en riqueza para el país. El objetivo era promover un crecimiento
gradual y sostenido del sector que no se limitara al aumento de la producción, de
las exportaciones y de los ingresos del Estado, sino que estuviese acompañado del diseño de
políticas y de la instrumentación de estrategias dirigidas a maximizar los efectos multiplicadores
de la economía petrolera sobre la economía del país.
Desde esta orientación, uno de los aspectos cruciales de la apertura era incorporar nuevos
capitales al negocio petrolero. Además de los proyectosaprobados en 1993 que contemplaban la
asociación estratégica para el desarrollo de crudos pesados en la faja del Orinoco, el proyecto
Cristóbal Colón para el desarrollo de las reservas de gas natural costa afuera en la península de
Paria y la firma de convenios operativos para la reactivación de campos inactivos, se proponía la
ejecución de actividades de exploración en áreas nuevas bajo la figura de ganancias compartidas.
La iniciativa perseguía acelerar el esfuerzo exploratorio a fin de determinar la existencia y cantidad
de las reservas estimadas sin comprometer al Estado venezolano en el riesgo exploratorio y
garantizando su participación en el grueso de los beneficios que se desprendiesen de la
explotación del nuevo hallazgo.
En resumen, tal como lo expresara Luis Giusti, la llamada "apertura" tenía como propósito
consolidar la nacionalización petrolera al permitir que laindustria petrolera venezolana se
convirtiese en una potencia internacional en un ambiente de creciente competencia y de
rápida evolución tecnológica, aprovechar las ventajas comparativas de Venezuela en el negocio
petrolero, asegurar los mayores efectos multiplicadores sobre la economía nacional y lograr de
manera definitiva la integración orgánica del petróleo a la sociedad venezolana.
Sumados al clima de discusión laboral, los enfrentamientos en los partidos para definir el tema de
las candidaturas presidenciales afectaron la unidad interna de las más importantes organizaciones
representadas en el Congreso.
En la Causa R el cisma se produjo como consecuencia del debate electoral. Ante la imposibilidad
de llegar a acuerdos respecto al tema de la candidatura un sector fundó una nueva organización,
Patria Para Todos (PPT), la cual formó parte de la coalición que apoyó la candidatura de Hugo
Chávez Frías.
Igualmente, la dificultad para llegar a acuerdos en AD sobre quién debería ser el candidato
presidencial determinó la salida de Claudio Fermín, quien se lanzó a la presidencia, mientras el
partido resolvió respaldar la candidatura de Luis Alfaro Ucero.
En Copei, las disputas entre los sectores que apoyaban la candidatura de Irene Sáenz y quienes
propiciaban una candidatura del partido, si bien no determinaron una nueva división de los social-
cristianos, expresaban la crisis que afectaba a esta organización.
En el MAS, el proceso interno para elegir las nuevas autoridades del partido planteó la posibilidad
de una división; finalmente el pleno nacional del partido decidió apoyar la candidatura de Hugo
Chávez Frías. Teodoro Petkoff, uno de sus fundadores, así como otros antiguos militantes de la
organización, renunciaron a ella en julio de 1998.
Finalizando 1997 se planteó un nuevo conflicto entre el Ejecutivo y el Legislativo. En esta ocasión
el motivo de la confrontación fue la denuncia que hicieron los representantes de Copei, Causa R y
PPT ante el Congreso de la República sobre los efectos negativos de la operación de canje de
los BonosBrady por Bonos Globales adelantada por el ministro de Hacienda, Luis Raúl Matos
Azocar. Planteaban que tal operación, además de promover un refinanciamiento innecesario y
desventajoso, generaba pérdidas cercanas a los 600 millones de dólares. En consecuencia,
solicitan un voto de censura contra el ministro Matos y su salida del gabinete. No obstante, hubo
opiniones encontradas respecto a esta materia. Desde el gobierno se defendía la operación como
beneficiosa para el país y expertos económicos manifestaban que en la negociación no se había
perdido, pero tampoco se había ganado. El desenlace final del episodio culminó con nuevas
denuncias contra Matos y su salida del ministerio de Hacienda.
La despartidización del organismo electoral, prevista en la nueva Ley del Sufragio, se lleva a efecto
en febrero de 1998; es eliminado el Consejo Supremo Electoral y sustituido por el Consejo
Nacional Electoral, integrado por independientes sin ningún compromiso ni vínculos directos con
los partidos. En su cuarto mensaje al Congreso y frente a la caída de los precios del petróleo, el
presidente Caldera anunció que no se modificarían los planes de inversión y se reduciría
la producción petrolera. Ratificaba su disposición a que durante este último año se garantizaría la
estabilidad institucional.
Como consecuencia de la crisis financiera mundial, la caída de los precios del petróleo, el déficit
fiscal y la necesidad de nuevos ajustes en elpresupuesto, el Ejecutivo presentó ante el Congreso
para su aprobación un proyecto de ley habilitante que, nuevamente, dividió a la oposición.
Finalmente con los votos de AD, Copei y Convergencia se aprobó la ley habilitante con el fin de
resolver una serie de asuntos económicos: la aprobación del fondo de estabilización
macroeconómica, un nuevo régimen de aduanas, el refinanciamiento de la deuda pública, el
subsistema de paro forzoso y la liquidación del Instituto Venezolano del Seguro Social.
Por disposición del Consejo Nacional Electoral se resolvió separar las elecciones. El 8 de noviembre
se eligieron los gobernadores, las Asambleas Legislativas de los estados y los representantes ante
el Congreso Nacional; el 6 de diciembre se llevaron a cabo las elecciones presidenciales, en las
cuales resultó electo Hugo Chávez Frías.
El 2 de enero de 1999 el presidente Caldera se dirigió por última vez a la nación: "Habríamos
querido hacer mucho más de lo que hemos podido cumplir, pero las circunstancias no han sido
favorables", fueron sus palabras iniciales. Destacó los esfuerzos realizados por preservar la paz en
todos sus aspectos. En su opinión, la paz política había permitido que las diferencias pudiesen ser
solventadas sin alterar el orden público; la paz laboral se había logrado como resultado los
acuerdos tripartitos y del entendimiento entre empresarios y trabajadores para fundar las bases
de un nuevo sistema de seguridad social y la paz social había sido el resultado del empeño puesto
por el gobierno al atender el gasto social como una prioridad, a pesar de las dificultades y
restricciones económicas que tuvo que afrontar.
Medios locales informaron que el ex mandatario de 93 años sufrió durante largo tiempo de mal
de Parkinson.
EL UNIVERSAL
Caracas.- Alicia Pietri de Caldera (1923-2011), viuda del dos veces Presidente de la República,
Rafael Caldera, será recordada por amigos y familiares como la mujer con un espíritu creador,
luchadora incansable por los derechos de los infantes y con el ímpetu de querer convertir a
Caracas y al país entero en un modelo humano de maravillas para todos los venezolanos. El
exministro de relaciones Interiores durante el gobierno de Caldera, Asdrúbal Aguiar aseguró que
"Alicia Pietri de Caldera o Alicia Mía, como solían llamarla en la intimidad sus hijos y nietos, nunca
fue el mero complemento del hombre de Estado, que es hasta su muerte Rafael Caldera. Pude
descubrirla como algo más esencial. Fue el tronco o la columna de los Caldera y de su mismo
esposo, quien la amó profundamente hasta el final de su vida sembrando un ejemplo". "Sin
halagar y sin vituperar al poder lo pone en su justo sitio - participó de él con distancia - para cuidar
de lo que está más allá del mismo poder y permanece, la estabilidad y el ejemplo de la familia que
funda. Es como si estuviese convencida, que efectivamente lo estaba, de que la tarea nacional
comienza por la casa", expresó. Aseguró que Pietri de Caldera "amó profundamente y con
devoción" a toda Venezuela. "Sembró el país de programas vacacionales para los niños de
menores recursos y de parques de bolsillo a toda nuestra geografía". "Nos queda el dolor y la
sensación de soledad por su partida, pero se fue dejando tras de sí su ejemplo de discreción, de
gentileza, de civilidad y de hacer bien sin estridencias que alguna vez habremos de recuperar los
venezolanos", manifestó Aguiar, quien también fue Secretario de la Presidencia y Gobernador de
Caracas en el gobierno de Caldera. Mujer abnegada Como una dama valiosa, abnegada y
distinguida, describió el ex ministro de Comunicación más joven del Gobierno de Caldera,
Fernando Egaña, a Alicia Pietri de Caldera. "Valiosa porque dedicó gran parte de su vida a
desarrollar una gran obra de servicio público tanto como Primera Dama de la República y todas las
actividades que emprendió desde la Fundación del Niño como también en su condición de
fundadora y presidenta del Museo de los Niños". "Abnegada porque se entregó siempre a su
hogar, a su familia y a trabajar por los jóvenes y los niños de Venezuela sin pedir nada a cambio,
una labor verdaderamente desinteresada fruto del amory el cumplimiento del deber social y
distinguida porque fue símbolo de sobriedad, educación y empeño por hacer las cosas bien hechas
y en su justa medida", destacó Egaña.
Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales v.12 n.1 Caracas abr. 2006
Resumen
Abstract
The aim of this article is to characterize the different moments social policy has
experienced and their relationship to economic policy during the Chavez administration
(1999-2004). In order to do so, the contents of key official documents are analyzed
and are contrasted with the policies as implemented and reflected in the statistical
information available and in the press. Four different moments are identified: the first
one, “ From Open Neoliberalism to Silent Adjustment” ; the second, “ Principles and
Contradictions” ; the third, “ Ruptures and Conspiracies” ; and, finally, “ One Step
Back” . The conclusions suggest that each of these moments there are evident
contradictions and incoherencies between the official discourse and the effective social
and economic policies, which are best understood in terms of a fluctuating tendency
towards or away from neoliberal formulas.
Sin embargo, aun cuando el modelo tuvo éxito relativo, permitiendo niveles de
crecimiento aceptables y sostenidos durante un buen tiempo, este tipo de intervención
en lo social hizo que la relación Estado-beneficiario fuera de carácter clientelar,
paternalista y dependiente como vía para legitimar el sistema político, lo que hizo que
el Estado benefactor degenerara en el populismo característico de las democracias
latinoamericanas de las décadas de los 60, 70 y parte de los 80.
En Venezuela, el modelo neoliberal ortodoxo1 comienza aplicarse a partir del año 1989,
en la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez, con el “ Gran Viraje” .
Posteriormente se atraviesa una corta etapa de indefinición entre los años 1994-1996
en la segunda presidencia de Rafael Caldera, aun cuando mantiene la estrategia social
que acompañó al gobierno anterior, culminando esta etapa con la implantación de la
Agenda Venezuela, segunda experiencia de ajuste estructural de tipo ortodoxo en el
país.
En 1999, Hugo Chávez Frías (HChF) asume la presidencia sosteniendo una crítica
frontal en contra de lo que se ha dado en llamar el “ pensamiento único” , al que
cataloga como “ neoliberalismo salvaje” .
Sin embargo, luego del paro cívico y petrolero de diciembre de 2002, se percibe un
cambio de orientación en la aplicación de algunos programas sociales nuevos que en
cierta manera alejarían la praxis gubernamental de esta última orientación, aunado a
los cambios económicos ligados al control cambiario y de precios.
De allí la importancia de intentar ubicar los distintos períodos por los que han pasado
tanto la política social como la económica y determinar cómo llegan ambas, luego de
altos y bajos, a lo que en esencia son hoy.
Este modelo es planteado como una opción tercerista, que se resume en la frase
“ tanto mercado como sea posible y tanto Estado como sea necesario” (MVR, 1998).
En este marco es definido como humanista, autogestionario y competitivo lo que,
aunado a la complementariedad antes señalada, permitiría la construcción de una
sociedad equitativa, justa y próspera (MVR, 1998; MPD, 2000a). Esta concepción
teórico-filosófica del modelo de desarrollo –y por consiguiente del Estado y del
mercado– se aleja y separa de la concepción que sobre el mismo tiene y pregona el
pensamiento neoliberal (Ochoa y Chirinos, 1999; Mujica, 2002).
En este mismo sentido, establece que el sistema económico tendrá al hombre como
centro y razón de ser para garantizarle condiciones de vida dignas producto de una
reorganización social de la producción donde se incorporen al mercado formas de
propiedad privada alternativas –cooperativismo, asociaciones de productores y
consumidores- que permitan diversificar la producción (Coordiplan, 1999; Mujica,
2002).
En este marco proponen una política social de carácter integral, cuyo objetivo último
sería el de crear y ampliar las capacidades productivas de la sociedad para crear
condiciones que permitan superar la pobreza, impulsando estrategias que trasciendan
lo meramente económico e incluyan a la población en la toma de decisiones. Esto se
lograría a través de políticas globales –nivel de gasto sostenido y adecuado en las
áreas tradicionales de intervención– y políticas sectoriales que aseguren el tránsito de
una política focalizada, asistencialista y compensatoria hacia otra integral, estructural y
dirigida al grupo familiar (MVR, 1998).
Sin duda alguna que los principios de la base normativa de lo que se ha dado en llamar
la Quinta República se alejan y separan de los fundamentos del modelo neoliberal,
acercándolo más al neoestructuralismo. Sin embargo, también plantean la necesidad de
una política social compensatoria y una política de ajuste macroeconómico –
instrumentos de política fundamentales del pensamiento neoliberal contenidos en el
Consenso de Washington–, lo que evidencia contradicciones dentro de la concepción
general de la política a impulsar.
De este modo, se planteó, en un primer momento, una política fiscal restrictiva que
respondía a la caída progresiva que se venía registrando desde 1998 de los precios del
petróleo, lo que en términos presupuestarios significó recortes importantes y
reconducción en el presupuesto de gastos en general para tratar de hacer controlable
el déficit. Propone también el redimensionamiento de la Administración Pública (fusión
y reducción del número de ministerios)6 para elevar la calidad y efectividad del gasto,
que debía afincarse en un cambio cualitativo a favor de la inversión y mayor eficiencia
del gasto corriente; Así mismo, continuó con la aplicación del Impuesto al Valor
Agregado (IVA) y el Impuesto al Débito Bancario (IDB), el fortalecimiento del Servicio
Nacional Integrado de Administración Tributaria (Seniat) para mejorar la
administración tributaria, la modificación del Impuesto sobre la Renta (ISLR), la
reestructuración de las aduanas y el fortalecimiento del FIEM como mecanismo
estabilizador (Coordiplan, 1999a; MPD, 2000a, 2000b).
Posteriormente, hacia finales de 1999, con el repunte de los precios del petróleo 7, se
revierte la política fiscal, pues se pasa de una política restrictiva a una expansiva;
prácticamente, en los últimos tres meses, el gasto compensa la caída acumulada en los
primeros ocho, lo que en términos nominales significó una expansión de 20%
aproximadamente (Mujica, 2002).
En materia de deuda externa, se diseñó una estrategia de gerencia de la misma que
permitiera cambiar su perfil de pagos de manera de distribuir más apropiadamente su
servicio en el largo plazo para poder liberar recursos y atender las necesidades sociales
(Cf. Coordiplan, 1999a; MPD, 2000b).
Con respecto a la política cambiaria asumió el sistema de bandas con una paridad
central ajustada a la inflación para garantizar la estabilidad del tipo de cambio y como
estrategia de defensa de las reservas internacionales, política aplicada en el gobierno
anterior (Coordiplan, 1999a; MPD, 2000b).
En relación con los recursos del área social, y en respuesta a la consolidación del
ajuste fiscal y redimensionamiento de la Administración Pública, se crea el Fondo Único
Social (FUS), que unifica y centraliza los aportes que estaban dispersos en diferentes
organismos. Funciona como instituto autónomo, adscrito al Ministerio de Salud y
Desarrollo Social (MSDS), y está concebido como un fondo financiero que al mismo
tiempo haría el seguimiento de los programas sociales (Coordiplan, 1999a; MPD,
2000b; Alvarado, 2000).
La creación del FUS y del PB-2000 contradice la voluntad de cambio expresada tanto
en la propuesta electoral como en el modelo de desarrollo, donde la descentralización y
la desconcentración son planteadas como vía adecuada para hacer eficaz la gestión
estatal. Inclusive, desde el mismo gobierno se cuestiona la propuesta arriba
mencionada (MPD, 2001a; Mujica, 2002).
Así mismo, en los distintos documentos consultados para este período (MVR, 1998;
Coordiplan, 1999a; MPD, 2000a, 2000b) se expresa que la nueva orientación del gasto
debe dirigirse a mejorar la asignación de recursos a sectores estratégicos en el área
social como salud, educación y seguridad social como una forma de trascender las
acciones coyunturales y de involucrar a las políticas de los ministerios de Salud y
Desarrollo Social, Educación, Cultura y Deportes y del Trabajo. Sin embargo, a pesar
de esta orientación, la estrategia se centró en el FUS –con sus programas
compensatorios– y en el PB-2000. Es decir, más que, o además de, una política de
ajuste fiscal, la acción gubernamental giró alrededor de una política de centralización de
estructuras y recursos.
Así, la política social en este primer período giró en torno de una acción expansiva en
gasto y centralizada en estructura, lo que significó el retorno a modelos precedentes,
concentrado en los grandes ministerios del área y matizado con los programas
compensatorios como estrategia de intervención social y ataque a la pobreza (Mujica,
2002).
En este sentido, para algunos autores, la acción gubernamental converge con los
anteriores planes económicos de ajuste estructural, incluso, hay quienes afirman que
el ajuste fiscal de 1999 fue más severo que el intentado en 1989 (Machado, 2000;
Castellano, 2003; Gómez, 2003).
Sin embargo, la inflación, en términos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del
área metropolitana de Caracas, alcanzó 20%, casi 10 puntos por debajo del 29,9%
registrado en 1998 (MPD, 2000b; BCV, 2000; Mujica, 2002).
Por otra parte, la balanza de pagos arrojó saldo positivo por el orden de $724 millones,
con lo que se fortalecieron las reservas internacionales hasta $15.000 millones para
final de año (MPD, 2000b; Mujica, 2002).
En términos generales, podemos afirmar que los objetivos generales de los programas
económicos, particularmente de los años 2000 y 2001, que guían este momento
convergen con lo planteado en los programas y planes del período anterior en cuanto
al objetivo último de control de la inflación de la política macroeconómica.
Estos principios orientadores, así como los contenidos en los documentos referidos en
el primer momento, consiguen también concreción en las “ Líneas generales del plan
económico y social de la nación 2001-2007” (PESN) (MDP, 2001a), tanto en términos
económicos como sociales.
6- Énfasis en el capital humano y capital social como postulados de la política social que
lleve a trascender la racionalidad centrada en la población beneficiaria y supere, en primer
lugar, la concepción pasiva de los receptores de las políticas sociales y, en segundo lugar,
la actuación del Estado como paternalista.
8- La familia, como la base sobre la que se iniciarán los procesos de integración social.
Sin embargo, a pesar de enunciar este marco orientador de la política social, que
recoge ideas de avanzada en cuanto a la concepción de la misma, la estrategia
continuó centrada en los programas compensatorios alrededor del FUS y del PB-2000.
Como puede apreciarse, la estrategia de desarrollo económico y social continuó con los
mismos parámetros del período anterior, en cuanto a la aplicación de la política
macroeconómica y su relación con la política social; sólo se avanzó en la definición de
carácter normativo-filosófico que pudiese guiar algún tipo de política social diferente en
un futuro.
Para todo este período, se notó una preocupante fuga de capitales. Según cifras del
BCV (2002), en 2000 las reservas (sin incluir los recursos del FIEM) aumentaron de
$15.223 millones en enero a $17.570 millones en noviembre, para caer en diciembre a
$15.833 millones. Para 2001, las reservas abrieron en enero en $16.718 millones; en
agosto cayeron a $12.443 millones, en septiembre a $12.044, cerrando en diciembre
en $12.296 millones.
Coincide también este tercer momento con cambios importantes en la composición del
gabinete económico, concretamente en los ministerios de Planificación y Desarrollo y
de Finanzas.
Este hecho, aunado al ajuste en la estimación del precio del barril de petróleo para el
cálculo del presupuesto de 2002, de $18,5 a $16, hizo previsible un déficit fiscal,
calculado en 8 billones de bolívares. Esta proyección del déficit, junto a la fuga de
capitales, obligó al gobierno a modificar la política macroeconómica en general,
anuncio que haría en febrero de 2002 (Cabezas, 2002; Chávez, 2002 MPD, 2002a).
Las disposiciones más importantes –contenidas en “ Medidas en materia fiscal,
cambiaria y productiva” (MPD, 2002a)– se toman en materia cambiaria y fiscal; con
respecto a la primera se pasa del sistema de bandas al sistema de libre flotación o
flotación limpia. En este sentido, el precio de la divisa norteamericana lo decidiría el
libre juego de la oferta y la demanda. Sin embargo, el BCV, como ente emisor y
coordinador de la política cambiaria, intervendría suministrando los dólares que
requería el funcionamiento de la economía a través de subastas públicas, hecho
criticado por algunos expertos que catalogan la medida como de flotación sucia, pues
le da el margen al ente emisor de intervenir en el momento en que considere que la
divisa se está apreciando o depreciando demasiado (Socorro, 2002).
Esta situación, alimentada por el ambiente político –hay que recordar que se venía de
un paro general convocado por la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y
la Federación de Asociaciones de Cámaras de Comercio y Producción (Fedecamaras)
para el 10 de diciembre de 2001, además de los enfrentamientos políticos verbales
entre gobierno y opositores–, hizo que la situación estallara en crisis el 11 de abril de
2002. Así, después de tres días de paro general, ocurre un golpe de Estado que separa
al Presidente de la República por 48 horas del poder.
Aun cuando éste no es el espacio para hacer análisis socio-político de los hechos
ocurridos, es importante hacer la referencia, pues provoca una serie de cambios dentro
de la composición del gabinete económico que hacen generar otro plan de corto plazo:
“ Propuesta para el consenso” (MPD, 2002c).
En efecto, para mayo de 2002 el Presidente de la República sustituye al jefe del equipo
económico, Jorge Giordani, en el Ministerio de Planificación y Desarrollo, y designa a
Felipe Pérez. En el Ministerio de Finanzas designa a Tobías Nóbrega, economista que
fue duro crítico del ajuste del 96, en sustitución de Nelson Merentes.
Con respecto a la política social, el documento contempla, en muy poco espacio, cuatro
áreas de atención prioritaria a la población más vulnerable, para lo cual se cuenta con
recursos garantizados por el orden de 0,4% del PIB. Las cuatro áreas son: 1- Atención
Integral a la Infancia; 2- Alimentación y Nutrición; 3- Protección Social a los Adultos
Mayores; y 4- Infraestructura Social Básica. Para todas las áreas, lo que se busca son
sólo ampliaciones de cobertura (MPD, 2002c; Parra y Lacruz, 2003).
El plan se articula en torno de tres ejes conceptuales que buscan romper con las
prácticas tradicionales en los servicios sociales, a saber: Universalidad con equidad
versus pobreza y focalización; brechas por inequidad versus déficit de atención;
transectorialidad versus sectorialización (MSDS, 2002).
1- Orientar las políticas públicas para responder a las necesidades sociales de calidad
de vida y salud con equidad y universalidad.
Por supuesto, en este marco, los niveles de pobreza tienden a dispararse; según el INE
(2003a) la pobreza pasó de 39% en el segundo semestre de 2001 a 48,6% en el
segundo semestre de 2002, mientras la pobreza extrema aumentó de 14% a 21% en
el mismo período.
Las consecuencias del paro empresarial y petrolero se sienten con mucha mayor fuerza
a comienzos de 2003, lo que hace al gobierno adoptar medidas y controles que lo
hacen dar un salto atrás en ejecutorias de políticas que caracterizaron la práctica de
gobiernos anteriores, como los de Luis Herrera Campíns, Jaime Lusinchi y el segundo
de Rafael Caldera en su primera etapa. Para el primer trimestre el PIB sufre una caída
histórica de -27,8% con una pérdida aproximada de 750.000 empleos en el lapso de
un trimestre –la tasa de desocupación pasó de 16,2% en el tercer trimestre de 2002 a
19,6% en el primer trimestre de 2003 (INE, 2003b). La producción petrolera se reduce
de más de 3 millones de barriles diarios en la última semana de noviembre de 2002 a
sólo 176.000 barriles diarios en la segunda semana de enero de 2003 (Giordani, 2004)
producto de la paralización de 75% de las operaciones de Pdvsa. Esto hizo que el
Estado dejara de percibir 1,8 billones de bolívares de diciembre de 2002 a enero de
2003, producto de las pérdidas en la industria petrolera que ascendieron a US$ 3.000
millones (Cadivi, 2003).
Las reservas internacionales para finales de enero de 2003 cayeron en US$ 771
millones, lo que ponía en serios problemas los compromisos de la República, pues en
promedio se perdían US$ 60 millones diarios (Cadivi, 2003).
La respuesta del gobierno ante tal situación fue la instauración, el 5 de febrero de 2003,
de un control de cambio y de precios –a productos de consumo masivo, médicos, de
aseo y servicios– para contrarrestar los efectos derivados del paro empresarial y
petrolero. Así nace la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi) como el organismo
encargado de ejecutar la que sería de ahora en adelante la política cambiaria del
gobierno. De esta manera, el ancla nominal de precios vuelve a ser la política cambiaria,
lo que aunado al control de precios, sin duda, alejan la política gubernamental de
prácticas neoliberales.
Con este cambio, se retoma la idea de transitoriedad, pues, según Giordani (2004; 7),
“ la visión del desarrollo a largo plazo pasa por una fase de transición que debe
restablecer el equilibrio como etapa previa a una búsqueda permanente de desarrollo
nacional sostenido y sustentable” , más aún en las condiciones sociales y económicas
del país para la fecha.
Se aspira revertir las consecuencias del paro empresarial y petrolero con una
estrategia de diversificación productiva con inclusión social basada en tres impulsores
clave: La inversión pública, la inversión privada y las misiones sociales, esta última
como expresión de una política social más estructural, dirigida a la inclusión de
grandes masas de pobres a las actividades productivas (Giordani, 2004).
En este sentido, las misiones, se convierten en el centro de lo que será la política social
del gobierno. No queremos decir con esto que se abandonan los otros programas y, con
ellos, las instituciones que los impulsan –por ejemplo el FUS y el PB-2000–; lo que
percibimos es que se mantienen en bajo perfil, dándoles el gobierno prioridad a las
acciones organizadas alrededor de aquellas.
Más allá de estas consideraciones, es necesario reconocer que las mismas apuntan
más a tratar de resolver el problema de la exclusión, básicamente las relacionadas con
los aspectos educativos, de empleo y salud, aun cuando no se sabe a ciencia cierta qué
son en realidad, si programas permanentes o proyectos transitorios.
Es necesario aclarar que las misiones del proceso bolivariano no son programas de
beneficencia, aunque todas benefician a los pobres. Y no se trata de que todas sean
programas definitivos, aunque sí han probado en la práctica que conducen a
soluciones definitivas… (Chávez, 2004, 17).
En términos generales, podemos organizarlas por áreas. Así, entre las relacionadas con
la capacitación y adiestramiento están la Misión Robinson I (de alfabetización) y II (de
prosecución del sexto grado), la Misión Ribas de educación secundaria, y la Misión
Sucre de educación superior, todas ellas complementadas con un plan de becas de cien
dólares mensuales a los estudiantes (Chávez, 2004; Minci, 2004).
Para el área de alimentación y defensa del salario, está la Misión Mercal para
la comercialización y el mercadeo de productos alimenticios y de otros de primera
necesidad al mayor o al detal. Cercana a esta misión se organiza el Programa Protección
Máxima que subsidia 50% del costo de siete rubros de la canasta básica a dos millones
de personas en situación vulnerable. También se organizan los Comedores Populares
Bolivarianos (Chávez, 2004; Minci, 2004).
En materia de empleo, está la Misión Vuelvan Caras, cuyo objetivo es incorporar a las
actividades productivas a los participantes de las misiones educativas que se
encuentran en situación de desempleo. Muy unida a esta misión, se encuentra la
Misión Piar, que trata de consolidar y hacer sustentables y sostenibles las comunidades
de pequeños mineros para el aprovechamiento racional y organizado de los recursos
(Chávez, 2004; Minci, 2004).
Ligada a la Ley de Tierras, surge la Misión Zamora, cuya finalidad es la adjudicación de
tierras ociosas a los campesinos, además de créditos, asistencia técnica, capacitación e
infraestructura (Chávez, 2004).
De más reciente creación son las Misiones Vivienda e Identidad; la primera, para
garantizar el derecho a la vivienda, para lo que se creó el Ministerio de la Vivienda y el
Hábitat; la segunda, para entregar el documento de identidad a venezolanos y extranjeros
con muchos años de residencia en el país (Chavéz, 2004).
Se puede percibir que con las misiones se intenta levantar una institucionalidad
paralela que trata de esquivar la pesada carga burocrática del Estado; el ejemplo más
palpable es la Misión Identidad, que prácticamente echa a un lado a la Oficina Nacional
de Identificación y Extranjería.
Una preocupación importante es la fuente de financiamiento, toda vez que las misiones
son lanzadas en el primer trimestre de 2003, precisamente en los primeros meses
después del paro nacional empresarial y petrolero, cuando sus consecuencias eran más
sentidas. Aun cuando existe hermetismo en este aspecto, hay ciertas señales que
indican que la fuente principal –luego de su recuperación– es la propia Pdvsa, que
financia de manera directa y sin ningún tipo de control la nueva política social del
Estado.
Así mismo, si bien en términos normativos son más coherentes con las características
de la política social plasmada en los planes oficiales aquí estudiados que los programas
y proyectos sociales de los momentos anteriores, en algunas misiones se puede
percibir cierta tendencia al asistencialismo y la focalización. Ejemplo son las Misiones
Mercal –con su Programa Protección Máxima y los Comedores Populares Bolivarianos–
y Vuelvan Caras.
Con respecto a las cifras de pobreza, se observa, como era de esperarse luego del paro
de diciembre de 2002, un desmejoramiento; pasó de 48,6% en el segundo semestre
de 2002 a 54% en el segundo semestre de 2003. Este comportamiento se evidencia
mejor al constatar el comportamiento del IDH; para el año 2000 el IDH se ubicó en
0,7512, en 2001 mejora a 0,7796, desmejorando levemente a finales de 2002 –inicio
del paro–; sufre una caída en 2003 –inicio de las misiones– al ubicarse en 0,7648 y
mejora en el primer semestre de 2004 cuando se ubica en 0,7989 (INE, 2003 y 2004).
A manera de cierre
Tal como se plasma en este trabajo, desde comienzos del actual gobierno se
evidencian contradicciones importantes en cuanto a lo plasmado en los documentos
oficiales y la ejecución de la política. Si bien algunos documentos recogen los
planteamientos y enfoques teóricos más avanzados en política y desarrollo social, hay
propensión a ejecutar políticas compensatorias, asistenciales y focalizadas como
complemento a políticas macroeconómicas enmarcadas dentro de la concepción clásica
de la economía.
Sin embargo, la concepción del Estado no encaja en la visión neoliberal, así como
tampoco la idea del desarrollo como opción tercerista neoestructural –en el primer y
último momento– o la opción cuarta vía –en el tercer momento. A pesar de esto, se
aplican algunas ideas enmarcadas dentro de la visión clásica, como por ejemplo la
reducción y fusión de ministerios, aunque en el último momento aquí estudiado se
crearon algunos –Ministerio de la Vivienda y el Hábitat, Ministerio de la Economía
Social, Ministerio de Educación Superior– que a la vez lo distancian de la misma10.
Así mismo, existen otras ejecutorias de políticas que lo alejarían de esta tendencia,
como es el caso de la política petrolera impulsada de fortalecimiento de la OPEP, la
aprobación de la Ley de Seguridad Social, el apoyo al empresariado nacional como
complemento a la apertura a las inversiones extranjeras y el freno a las privatizaciones
de empresas públicas.
Es en el último momento cuando se hace más evidente el quiebre con tendencias
neoliberales; por un lado las medidas relacionadas con el control de cambios y de
precios, y por el otro la política social estructurada alrededor de las misiones sociales,
que, si bien hay evidencias de que algunas conservan todavía visos de asistencialismo
y focalización, son más coherentes con el objetivo de reducir la exclusión y, por ende,
la pobreza, aunque las cifras hasta el año 2004 no muestran una recuperación
importante11.
Quizás el esfuerzo que hoy presentamos nos deje más interrogantes que certezas; sin
embargo es una invitación a continuar investigando en el área y proponer salidas que
apunten al objetivo de crear una sociedad más justa y equilibrada, donde la justicia
social –sin exclusiones ni excluidos– y la lucha frontal en contra de las causas
estructurales de la pobreza sean el núcleo orientador de una política social estructural
e integral y una política económica de responsabilidad social.
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Notas
6 Con esta política, se crean el Ministerio de Salud y Desarrollo Social, otrora Ministerio
de Sanidad y Asistencia Social, al que se adiciona otros ministerios e instituciones
como el Ministerio de la Familia, el Instituto Nacional de Nutrición, etc. También surge
el Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, que fusiona el antiguo Ministerio de
Educación con el Instituto Nacional de Deportes y adicionándole toda la estructura del
Consejo Nacional de la Cultura. Se crea el Ministerio de Planificación y Desarrollo,
antiguo Coordiplan, al que se anexa el Instituto Venezolano de Planificación, la Escuela
de Gerencia Social (adscrita anteriormente al Ministerio de la Familia), el Fondo de
Inversiones de Venezuela –posteriormente Banco Nacional de Desarrollo–, Fondo
Intergubernamental de Descentralización, las Corporaciones de Desarrollo y la OCEI
(actual INE). También se crea el Ministerio de Ciencia y Tecnología, que centraliza y
agrupa al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicit) y las
distintas fundaciones de ciencia y tecnología regionales (Fundacites).
7 Este repunte fue producto de la política petrolera impulsada de defensa de los
precios y fortalecimiento de la OPEP, lo que sin duda representa una política que
también alejaría la praxis gubernamental de las tendencias neoliberales.
9 Para un análisis detallado sobre este tema y la actuación de cada uno de los
elementos que la componen, incluyendo el altruismo, ver Felipe Pérez Martí. “ Los
mecanismos de asignación de recursos e introducción a la Cuarta Vía” (Pérez, 2001).