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AUTORES, TEXTOS Y TEMAS CIENCIAS SOCIALES Coleceiéin dir-gida por Josetxo Beriain 39 Maurice Halbwachs LOS MARCOS SOCIALES DE LA MEMORIA Postfacio de Gérard Namer Traduccién de Manuel Antonio Baeza y Michel Mujica sta obra se benefica del apoyo del Servicio Cultural de la Embajada te Francia en Espariaydel Ministerio francés de Asuntos Exteriores, en el marco el prograina de Pertcipacicns en la Publicacion: (P.A.P. Gatecta Lone) Ouvvoge publi avec le concours die Ministre francais ‘chargé de la Culture = Cone Naticnel dia Lise Universidad de Concepeién Facultad de Ciencias Sociaes [s ae Al ANTHROP OSE? 5 Los marcos socales de la memoria / Maurice Halbwachs ; postiaco Geran Namer; traduccion de Maruel A. Baeza y Michel Mica, — Rubi (Doreelona) Authucpos Elite tal Canncynit ; Universidad de ls Concepaon, 1 Carscas: Universidhdl Cental de Venezuela, 200 $31 p.;20.cm. — (Autores, Teos y Temas, Ciencias Sacales;39) “T.ovginal"Lescures so au de a nemo SUN: BETESH-6:22 |. Memoria Asprctos Soclaks 2 Pscolgissocil 3.Usotycostunbnes- Aspeciossocilogicon, 4 Historia socal Uniecd da Coreepeten ae de {CCSS(Cancapclen) I Universidad! Cantal de Venema, Fae de CCEEy SS (Garena) TE Namer Gara, pest. 1V-DBaeaa, Mant A tra V. Maca Miche, ‘ead VL Titulo, Vit Celeceion son ‘Titulo original: Les cadres soviawx de la mémoire Primera edicién en Arthropos Editorial: 2001 © Editions Albin Michal, S.A, Paris, 1994 © Anthropos Editorial, 2004 Edita: Anthropos Editorial. Rubf (Barcelona) www.eltorial-anthropos.com En cocdici6n con la Ficultad de Ciencias Sociales dela Universidad ‘de Concepcién, Chile, y la Facultad! de Ciencias Eeonémicas y Sociales de la Universidad Central de Venezxcla ISBN; 84-7658.652-2 Denso gn: B, 29243-2008 », wealizacion y coordinacién: Plural, Servicios Editoriales Vidi, SL), Rue Ry nh 7996 Impresidn: Novagrafik. Vivaldi, 5. Montcaclai Reixae Impreso en Espaha - Printed in Spain ‘Todos fos derechos reservados. Esta publincién no pe ser reproduc, nen todo ni en ‘tts, ni registrar, ansmiida por at sitemdle ecuseracon de Inormaen, et it oma nips sein musta, cs ttn clot nie, moe he rdptico, fr flotopia, ocnagule ovo, sine perso pretio pe ene tio PRGLOGO Recientemente, cuando hojeébemos un viejo volumen del Magasin Pittoresque, leimos una sirgular historia de una nifia de9 0 10 afios que fue encontrada en los bosques, en las inme- diaciones de Chélons, en 1731. Nunca se supo ni de dénde venfa ni en qué lugar habfa nacido y, ademas, ella no guard ninguin recuerdo de su infancia. Relacionando los detalles dados por ella de diversas etapas de su vida, pudimos inferir gue nacié en el norie de Europa y, cabe sospechar, donde los esquimales, y que fue H2vada para las Antillas y finalimente para Francia. Ella asegucaba haber atravesado dos veces con- siderables extensiones de mar, y parecia turbarse cuando se le mostraban imagenes que represertaban chozas y embarca- ciones del pais de los esquimales, ¢ focas, o cafia de azticar u olzos productos de islas de América. Ademés, crefa recordar can muchisima nitidez que habfa sido esclava de una sefiora que la estimaba considecablemente, pero que el amo, no pu- diendo soportarla, la habfa hecho embarcar.’ + Si reproducimos este relato, del que desconocemos su au- gnticidad y que sdlo corocemos de segunda mano, es porque 0s permite comprender en qué sentido podemos decir que la memeria depende del entorno social. A los 9 0 10 afios, un siiflo posee numerosos recuerdos, recientes y -ambién lejanos. "1, Magasin Pittoresque, 1849,p. 18. Como neferenclas el autor expresa: “Escribf sobre este tema un arilculo en el Merewre de France, septiembre 173. (eG fra esti en blaned), yun breve opssculo en 1755 (del que no indicael titulo) del tal tomamos este relate Qué pasarfa si lo separaran bruscamente de las suyos, trans- porténdolo a un pais donde no se habla su lengua, en donde ni el aspecto de sus habitantes, ni de los lugares, ni de sus habitos y costumbres, no tienen naca que le resulte familiar para ese entonces? El rifio ha abandonado una sociedad para pasar a otra. Parece que en un primer mamento haya perdido Ja facultad de recordar en esta tiltima todo lo que ha hecho, todo lo que le impresionaba y que recordaba, sin ningun es. fuzrzo, en la sociedad de origen. Para que ciertos recuerdos inciertos € incompletos reaparezcan, es necesario que ea la sociedad donde se encuentra en el momento presente, se le muestre al menos imagenes que reconstruyan el grupo y el medio de donde él ha sido arrancado. E] ejemplo anterior no es mas que un caso extremo. Pero si examinamos mas de cerca el modo como recordamos, reco- noceremos —indudablemente— que la mayorfa de nuesiros recuerdos se manifiestan en el momento que nuestros parien- tes, amigos u otras personas los evocan. Muchas veces nos asombramos cuando leemos en los tratados de psicologia don- de se estudia el tema de la memoria, que el hombre pueda ser estudiado como un ser aislado. Parece que para comprerder nuestras operaciones mentales, debemos partir del individuo y cortar todos los lazos que lo unen con la scciedad de sus ‘semejantes. Sin embargo, es en la sociedad donde normal- mente el hombre adquiere sus recuerdos, es alli donde los evo- a, los reconace y los localiza. Contemas en una jornada el némero de recuerdos que hemos revivido, de momentos en. que hemos tenido relaciones directas 0 indirectas con o:ros, hombres. En esos casos, nos daremos cuenta que la mayoria de las veces utilizamos el recurso de nuestra memoria para respondera preguntas que otras personas nos rlantean, oque suponemos podrian hacérnoslas, y que ademas, para respon- derlas, tenemos que cclocarnos en su lugar, haciéadonos ver como parte del mismo grupo o de grupos semejantes. Pero pedemos preguntarmos si aquello que es cierto para un gran némero de nuestros recuerdos no podria serlo para todos. Lo més usual es que yo me acuerdo de aquello que los otros me inducen a recordar, que su memoria viene en ayuda de la nia, que la mia se apoya en lade ellos. Al menos, en estos casos, 1a manifestacin de mis recuerdos no tienz nada de misterioso. No hay que averiguar si se encuentran 9 se coaservan en mi cerebro 0 en una recéndita parte de mi espfritu, donde yo serfa, por lo demas, el tinico que tendria acceso. Puesto que Jos recuerdos son evocados desde afuera, y los grupos de los que formo parte me ofrecen en cada momento los medios de reconstruirlos, siempre y cuando me acerque acllos y adopte, al menos, temporalmente sus modos de pensar. ;Pero real- mente es asi en todos los casos? Es en este sentido que existiria una memoria colectiva y Jos marcos saciales de la memoria, y es en la medida en que nuestro pensamiento individual se reubica en estos marcos y participa en esta memoria que seria capaz de recordar: Asi se comprendera que nuestro estudio se inicie por uno e in- clusive dos capitulos consagrados al suefio,? si se observa que el hombre que duerme se encuentra durante cierto tiem- po en un estado de aislamiento parecido, al menos, a una situacién que vivirfa si no estuviera en contacto y en rela- cién con ninguna sociedad. En ese momento no es capaz y no tiene ninguna necesidad de apoyarse en esos marcos de lamemoriacolectiva, aunque es posible sopesar la accién de es0s marcos, observando lo que llega a ser la memoria indi- vidual cuando esta accién no se ejerce mas. ‘Ahora bien, cuando explicamos de este modo la memoria de un individuo por la memoria de Jos otros. {No estarfamos girando alrededor de un circulo vicioso? En efecto, seria ne- cesario explicar cémo los otras recuerdan, y el mismo proble- ma pareceria plantearse de nuevo en los mismos términos. Siel pasado reaparece, importa muy poco saber si reapa- rece en mi conciencia 0 en las conciencias de otros. Por qué reaparece? :Reaparecerfs si no se conservaba? No es por ca~ sualidad que en la Teoria Clésica dela Memoria, tras estudiar la adquisicién de los recuerdos, se estudia su conservaci6n, antes de dar euenta de su evocacién. Ahora bien, sino quere- mos explicar la adquisicion de los recuerdos por medio del mecanismo de los procesos cerebrales (explicacién que por otra parte es bastante confusa y que plantea serias objecio- 2, Elpcimercapitula, que ha sido el punto de partkla de nuestra investigacion, fue publitado tape forma de articalo, an pouu tage e micas et los ealomen term nos en quelo reproducimos en la Revise Philosophique (enero-febrero 1923).

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