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INVITACIÓN A LA GRAN CENA

Introducción
Desde Génesis hasta Apocalipsis podemos ver un plan trazado por la mano de Dios para su
pueblo. El Plan de Dios siempre ha sido que su Nombre sea glorificado en todas las
naciones, en cada pueblo, por cada tribu y por cada lengua.
- Adán recibió el mandato de multiplicarse y extenderse.
- Abraham recibió la promesa de multiplicación y de ser bendición a todas las familias de la
tierra.
- Israel una y otra vez escuchó los propósitos de Dios de ser de bendición al resto de las
naciones sin dejar que estas le contaminaran.
* Éxodo 19:6 “Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes y gente santa. Estas son las
palabras que dirás a los hijos de Israel.” Era el sueño de Dios, sus planes, su propósito
para con cada uno de nosotros y de los que están ahí fuera.
En el Nuevo Testamento Jesús lo declaró una y otra vez: “Id y haced discípulos a las
naciones, bautizándoles en el Nombre del Padre, del Hijo y el Espíritu Santo y
enseñándoles que guarden todas las cosas que yo os he mandado.”
Y este es el plan de Dios para ti y para mí. Predicar el evangelio a toda criatura. Esta es la
visión de Dios y la visión que la Iglesia ha venido adoptando en todos estos años:
“Cuenca para Cristo y de Cuenca a las Naciones.” Es un mandato, una obligación que
cada uno de nosotros tenemos y que debemos cumplir.
Ahora, vamos a ver dos clases de actitudes a la hora de obedecer al mandato de Dios.

I. LA ACTITUD INCORRECTA
Lucas 5:1-7 “Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se
agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios. Y vio dos barcas que estaban cerca de
la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes. Y
entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de
tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. Cuando terminó
de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada
hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran
cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que
estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas
barcas, de tal manera que se hundían.”

Contexto inmediato:

A. LA SITUACIÓN
V. 2) El texto nos indica que Jesús vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago y
a los pescadores lavando sus redes.
¿Qué vería Jesús en ese momento? ¿Qué le pasaría por la mente al ver las barcas en la
orilla? ¿Qué nos dice a nosotros esta imagen?
Jesús vio:
- Dos barcas estancadas en la orilla. Vacías. ¿Qué le decía esto?
Herramientas de trabajo pero que por alguna razón estaban paradas, estancadas. No era el
propósito de estas barcas estar paradas.
- Unas redes siendo lavadas. ¿Por qué? ¿Por qué estaban lavando las redes? ¿Por qué no
estaban siendo utilizadas?
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- Las caras de los pescadores. ¿Qué estaban anunciando? Cansancio, fatiga, desilusión o
decepción, desánimo, falta de motivación.
Eran pescadores, acostumbrados al mar, al trabajo. Esta era su vocación, su llamado, su
empleo, su estilo de vida. Este oficio se había pasado de generación en generación. Pero
por alguna razón, habían decidido no seguir, al menos por un tiempo, por unos días.
Habían tirado la toalla, se habían desalentado, habían permitido que las circunstancias
adversas pudieran con ellos hasta hacerlos retroceder, frenarse, detenerse.
La pesca era su estilo de vida, lo que mejor sabían hacer. Habían sido preparados para ello,
para pescar, para traer los mejores peces. Pero todo esto se había detenido por algo y
sus caras, las barcas vacías y las redes siendo lavadas lo estaban anunciando.
- Por un lado Jesús vio que Pedro y los demás pescadores, tenían herramientas útiles para
cumplir su trabajo. Tenían barcas, tenían redes. Eran buenas barcas, buenas redes,
capaces de hacer un buen trabajo, de traer mucho fruto.
Pero por alguna razón, no las estaban utilizando. No estaban utilizando sus herramientas.
Las barcas estaban en la orilla y las redes estaban siendo lavadas, pero ¿Dónde estaba el
pescado? ¿Qué estaba pasando?

B. EL MANDATO
v.4) “Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes
para pescar.”
Jesús les manda que boguen mar adentro y echen sus redes. Este es el propósito por el cual
uno tiene una barca y una red. Tener una barca pero no utilizarla no tiene sentido. Lo
mismo sucede con una red. Esta petición de Jesús hasta cierto punto tenía lógica. Jesús
quería que hicieran aquello para lo cual habían sido llamados, pescar.
Haberle pedido a Pedro que hiciera un pastel no tendría sentido ya que no era pastelero.
Tampoco tenía sentido pedirle que hiciera un abrigo de piel ya que no era curtidor, ni
una estantería, pues no era carpintero.
Pero le estaba pidiendo algo lógico, algo que Pedro podía entender. Le estaba pidiendo a un
pescador, que saliera a pescar. Que hiciera aquello para lo cual había sido formado o
incluso llamado.

Otras versiones:
* Lleva la barca hacia aguas más profundas, y echad allí las redes para pescar.
La Palabra “BOGA”, se traduce también como “regresa.” Lo que Jesús le estaba diciendo
era: “Vuelve a hacer lo que estabas haciendo Pedro. Regresa a tu oficio, a tu llamado, a
aquello para lo que has sido formado, encomendado, comisionado, eres pescador, pesca.

C. LA RESPUESTA DE PEDRO
A. LA QUEJA
V.5) “Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y
nada hemos pescado;”
La palabra “trabajar” habla de fatiga, gran esfuerzo, duro trabajo.
Lo que Pedro estaba tratando de decir a Jesús era:
- Hemos trabajado duro, nos hemos fatigado, cansado. Ya era duro salir a pescar, pero aún
más de noche.
- Nos hemos mojado y hemos pasado frio.
- En completa oscuridad, pasando incluso miedo por las amenazas del viento y del mar.
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- Echando las redes una y otra vez sin ver nada de fruto. Ya es duro trabajar en estas
condiciones, pero peor es hacerlo y no ver nada.

“toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado.” Ni siquiera uno.
Estamos cansados, decepcionados, desmotivados y hemos decidido dejarlo por ahora,
abandonar, lavar las redes, las herramientas para guardarlas por un tiempo.
- Su vocabulario: Era un comentario realista, pero pesimista, motivado por la falta de
fruto, por la desilusión. Podría haber pensado que el mar era muy duro, que no era el
tiempo adecuado para pescar, que no iba a perder el tiempo más.

D. LA OBEDIENCIA
V.5) “mas en tu palabra echaré la red.”
Vemos aquí la obediencia de Pedro, pero era una obediencia condicional. Pedro se había
auto convencido de que Jesús tenía razón. De que debían volver a salir. Pero la actitud
no había sido la adecuada desde un principio. Se resignó. Era un mandato de Jesús y
había que obedecerlo. “Está bien Jesús, ya lo hemos intentado durante toda la noche
sin conseguir nada, no se que te hace pensar que esta vez va a ser diferente. No
tenemos ningún ánimo para volver a salir. El equipo está cansado, hambriento,
desanimado, pero vamos a salir porque tú nos lo has mandado.

Jesús era Maestro de la Ley, carpintero, nada sabía de pesca, por lo tanto no era normal que
Él tuviera que animar a un pescador que volviera a salir. Pedro lo hizo por obediencia,
pero no con motivación, no con ilusión.

D. EL RESULTADO
El resultado que la Biblia nos muestra fue que hubo mucho fruto, mucha pesca. La
obediencia de por sí trae bendición, pero que bueno cuando obedecemos de corazón,
con la actitud correcta y no por simple obligación.

Aplicación:
Muchos de nosotros podemos sentirnos identificados con Pedro. Como Pedro tenía
herramientas, nosotros tenemos dones, talentos, capacidades que nos han sido
entregadas o hemos sido adiestradas en ellas.
Tenemos una vocación, un llamado: “Salir y predicar el Evangelio.” Lo hemos hecho
durante toda la noche, muchos días, meses e incluso años. Durante el proceso podemos
habernos cansado, fatigado, invertido tiempo, dinero y energía.
Quizás como Pedro podemos decir: “¿Para qué continuar si no vemos fruto? Mejor
recojámonos, metámonos en la iglesia, guardemos nuestros dones y talentos para
nosotros mismo. La tierra es dura, no es el tiempo, no hay fruto. Ya hemos trabajado y
es hora de descansar.
Quizás muchos de nosotros tienen que ser continuamente animados, exhortados a
continuar, a salir, a predicar, a obedecer. No sale de nuestro corazón, si pudiéramos, no
lo haríamos. Y sin darnos cuenta estamos fallando a nuestra vocación, a nuestro
llamado a aquello para lo cual hemos sido preparados, comisionados. Es algo que ha
pasado de padres a hijos, de los apóstoles hasta nosotros. Pero no queremos continuar y
si lo hacemos es porque es un mandato.

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¿Es esta tu actitud? ¿Has pensado de esta manera alguna vez? ¿Te cuesta salir, bogar mar
adentro para volver a echar las redes? ¿O quizás te encuentras con tus barcas paradas?
¿Estás lavando tus redes dispuesto a guardarlas?

II. LA ACTITUD CORRECTA


Lucas 14:16-24 “Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a
muchos. Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que
ya todo está preparado. Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He
comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te ruego que me excuses. Otro dijo: He
comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. Y otro
dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. Vuelto el siervo, hizo saber estas
cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto
por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos
y los ciegos. Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar.
Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar,
para que se llene mi casa. Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron
convidados, gustará mi cena.”

En esta parábola, Jesús hace mención de varias personas diferentes:


1. El hombre que hace la gran cena (representando a Dios)
2. El siervo enviado (representando a la iglesia)
3. Los invitados (representando a la gente de ahí fuera)
4. Los otros invitados.

A. LA GRAN CENA
Aquí se está refiriendo al plan de Dios para el mundo, para cada persona. Dios, desde
Génesis, desde que el hombre le dio la espalda, preparó un plan de redención, de volver
a unir al hombre con Dios, de restaurar esa relación del hombre con Dios que se había
roto por causa del pecado.
- La gran cena: La palabra cena sólo aparece en el N.T. y aparece 21 veces. Pero a lo que
realmente se está refiriendo es a la Gran Cena de Apoc. 19:9 “La Cena de las bodas del
Cordero.” Se está refiriendo a la celebración que tendremos todos aquellos que sus
nombres están inscritos en el Libro de la Vida.
B. LA PRIMERA LISTA DE INVITACIONES
Había una lista de invitaciones, de nombres que se le había dando al siervo. Estas primeras
invitaciones habían sido rechazadas. Las excusas que cada uno fue dando fueron muy
variadas. Pero lo que todos realmente estaban diciendo es que tenían cosas más
importantes que aceptar lo que Dios estaba ofreciendo de manera gratuita. No tenían
tiempo para Dios. Despreciaron el tiempo que Dios había invertido en preparar aquella
cena. Despreciaron la dedicación, el amor con que lo hizo. Sus quehaceres diarios o
cotidianos eran más importantes que lo que Dios había planeado.

¿Cómo se debió sentir el Amo de la casa, el Anfitrión, el Señor que preparó la Gran Cena?
Lo estaban rechazando, despreciando.

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INVITACIÓN A LA GRAN CENA

¿Cómo se debió sentir el siervo? No habría sido fácil ir a los invitados y encontrarse con
excusas, con malas caras, con negaciones, rechazos continuos.
Al igual que Pedro, podría haberse desilusionado, desmotivado. Podría haber pensado en
tirar la toalla, dejarlo todo. Pero lo único que hizo fue informar cual era la situación.

Aplicación:
Este siervo nos representa a nosotros, que hemos salido y predicado, hemos invitado a
gente que incluso llegó a venir a la iglesia pero que por alguna excusa han dejado de
interesarse por Dios y por la Gran Cena.
Esta es una primera LISTA de gente que ya hemos invitado y que han rechazado. Gente
que ha pasado por aquí y no están. Gente que nos ha puesto excusas, que nos pone
malas caras cuando volvemos a recordarles el plan, la invitación de Dios.

C. LA SEGUNDA LISTA
V.21) “Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y
las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.”
Dios tiene otra lista de gente que quizás no forma parte de nuestro círculo más cercano,
gente que nunca ha sido invitada, gente que quizás nunca hubiéramos pensado en
invitar.
Esta es la lista de Dios, su plan descrito en Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo Unigénito, para que todo aquel que en Él crea, no se
pierda, más tenga vida eterna.” Es un plan que no sólo incluye a muchos, sino a todos.
El mismo plan está reflejado en 2ª Pedro 3:9 donde dice que Dios quiere que todos
procedan al arrepentimiento. Y también en 1ª Timoteo 2:4.

Lo que Dios está diciendo es: “Si estos que estaban en vuestra lista han rechazado la
invitación, aquí tenéis otra lista. Id a estos, a los que están ahí fuera, a los que nunca han
sido invitados.

Esto requería un gran esfuerzo. Había que recorrer cada calle, cada plaza, cada lugar en
busca de una persona fuera como fuera, tuviera lo que tuviera. El siervo estaría
expuesto a mucho trabajo, mucha fatiga, cansancio, andar, llamar, a cada uno. Se
exponía a que algunos le rechazaran, otros aceptaran. Se exponía a la crítica de los
religiosos, a la burla de los escépticos. A las amenazas de otros. Todo hasta llegar a
cada uno. Pero ¿Cuál fue su respuesta? Ya había sido rechazado una vez. Había tenido
una experiencia similar a la de Pedro y los demás pescadores, pero con una actitud
completamente diferente.
V.22) “Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar.”
Esta es la actitud correcta. Sin pensarlo dos veces, salió a recorrer calles y plazas
entregando invitaciones a todo aquel con quién se encontraba. Muchos aceptaban, otros
rechazaban. Se esforzó, caminó, trabajó duro, se expuso a malas caras, a excusas, a
amenazas, pero después de todo esto, su respuesta fue: “He hecho lo que me has
mandado, y aún hay lugar.” ¿Qué más se puede hacer? ¿Qué más quieres que haga?
¿Qué podemos hacer para traer más gente?
Esto habla de obediencia, de pasión, de visión, de entrega, de dedicación.

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Aplicación:
La iglesia ha salido a predicar durante tiempo, hemos recorrido la ciudad entera predicando,
entregando folletos, invitaciones a cada uno. Campañas de niños, de adultos, teatros,
etc. Pero la actitud correcta es: “Aún hay lugar, aún podemos hacer algo más, aún
queda espacio, aún quedan invitaciones y estamos dispuestos a hacer lo que sea para
repartirlas todas. Hemos crecido, nos hemos desarrollado, pero aún hay mucho por
hacer.”

D. EL PROPÓSITO
V.23) “Dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar,
para que se llene mi casa.”
Este era el propósito, la visión de Dios y la visión que la iglesia ha adoptado. “Que la casa
del Señor se llene.” Si ya hemos ido a las plazas, a los parques, a las calles entregando
invitaciones. ¿Ahora qué? ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Vamos a desanimarnos como
Pedro? ¿Vamos a pensar que es hora de descansar, de lavar nuestras redes porque
quizás el fruto no ha sido como esperábamos? No el mandato de Dios continúa: “Ve
por los caminos y vallados.”
-Por donde aún no has ido. Reparte donde no has repartido, extiéndete más allá, boga mar
adentro. Tu vecindario, el colegio, la empresa donde trabajas. Cuando vayas de paseo,
la persona con quien te encuentres. Cuando vayas de compras, de vacaciones, al
médico, etc.
“Fuérzalos a entrar.” Reparte invitaciones, háblales de la Gran Cena, de que ha sido
preparada para ellos. Este es el propósito, la visión, el plan de Dios para cada uno, para
su iglesia: “Que se llene su casa”.

CONCLUSIÓN
Esta es la visión, la estrategia de Dios, de la Iglesia Manantial de Vida para este año 2012
“Que cada uno traiga a uno.”
Y para que no se olvide, para recordarlo hasta que podamos verlo cumplido hemos decidido
escribirlo tal y como dice Habacuc 2:2-3 “Y Jehová me respondió, y dijo: Escribe la
visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque la visión
tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque
tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.”
¿Cuántos quieren formar parte de esta visión, de este plan? ¿Cuántos se va a comprometer
en invitar a uno, a traer a una persona a la iglesia?
Dios cuenta contigo, con cada uno. Hemos sido llamados a predicar el evangelio, a repartir
invitaciones para la Gran Cena preparada por Dios. Cada persona de esta ciudad
necesita recibir una invitación, y aún hay mucha gente que no ha sido invitada ¿Qué
vamos a hacer? ¿Vamos a cumplir con el llamado del Señor? ¿Vamos a salir a recorrer
calles y plazas, montes y vallados en busca de cada persona?

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