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EL UMBRAL DE AUDICIÓN ES EL NIVEL MÍNIMO DE UN SONIDO

PARA QUE ESTE LOGRE SER PERCIBIDO.

O, en otras palabras, la intensidad mínima de sonido capaz de impresionar


a nuestro oído.

El valor normal del umbral auditivo se sitúa entre 0 y


25 decibelios audiométricos. Según bajan las frecuencias y con ellas el
sonido, este umbral tiende a subir.

De esta forma vemos que la respuesta del oído a diferentes frecuencias no es


siempre la misma. A este fenómeno se le denomina desplazamiento del umbral.

Este desplazamiento puede ser temporal o permanente. El desplazamiento del


umbral es el aumento del umbral auditivo para una determinada frecuencia.
Cuando se produce este fenómeno, la sensibilidad auditiva disminuye y cuesta
más percibir sonidos suaves.

Por otro lado, el umbral superior de frecuencias es variable y depende siempre de


la edad. Y es que, según pasa el tiempo, las células capilares del órgano de
Corti se deterioran, provocando que percibamos cada vez menos las frecuencias
agudas. La exposición prolongada a sonidos dañinos también contribuye a
acelerar la pérdida de audición de estas frecuencias.

Según la OMS, una persona puede tolerar hasta un máximo de 65 dB. Por encima
de esa cifra, conviene evitar la exposición a esos sonidos de tan alta intensidad.
Además, el uso continuado de auriculares con un volumen muy alto durante un
tiempo prolongado puede variar nuestro umbral de audición y perjudicar a
nuestra audición.

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