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LAS LUCHAS CAMPESINAS DEL SIGLO XX por ERIC R. WOLF Cuando la Revolucién mexicana estallé ante el mun- do en 1910, fue sorpresa para la mayoria; “muy pocas voces y todas ellas débiles y borrosas, Ia anticipan” (Paz, 1967, pp. 122-3). Durante mds’ de_un cuarto de siglo el dictador mexicano Porfirio Diaz habla gobernado a su pafs con mano férrea en interés de Ia libertad, el orden y el progreso. Progreso signi- caba el répido desarrollo industrial y comercial, 1a libertad se otorgaba al empresario privado individual y.el orden se aseguraba mediante una juiciosa polt- tica que alternaba las recompensas econémicas con la yepresién —la célebre tictica de Diaz de “pan y palo”. En el curso de pocos meses la rebelién sur- ‘gia en todas partes, bajo el estimulo del levantamiento de Francisco Madero en contra del anciano dictador. En mayo de 1911 Diaz salid para el exilio en Fran- cia, La Revolucién habla comenzado realmente. "Ma- dero —dijo— ha liberado un tigre, veamos si puede controlarlo. Con el privilegio de nuestra perspectiva actual, podemos ver ahora que muchas de las causas de la Revolucién tuvieron sus origenes no en el perfodo de la dictadura de Diaz, sino en un perfodo anterior, cuando México atin era la Nueva Espafia y una co. Ionia de la madre patria espaiiola. Cuando México declaré su independencia en 1821, también heredé tun conjunto de problemas caracteristicos, que Espa- fia no habia podido ni desado resolver y que fueron Jegados integramente a la nueva repiiblica. "Todos estos problemas se derivaron en witima ins. tancia del enfrentamiento original de una poblacién indigena con una banda de conquistadores que to- 5] 16 México maron posesién de 1a América Gentral en nombre de Ia Corona espatola. Para utilizar el trabajo de Jos indios, lor espafioles introdujeron un sistema de andes propiedades, Tas haciendas Sfias grandes propledades o haciendas fueron tra- bajadas por indlos que se obtenfan_ principalmente de dos fuentes: por una parte de_trabajadores. Fe Antes, ligadon alin hacetda mediante wna sujcion jor deudas y, por. otra. parte, indios no. residentes Que continusban vivienda en comunidades indigenas Gue rodeaban a Tas haciendas, pero que obtenian cada vez mie su medio de vida’ en las Haciendas. La finalidad de la hacienda era. comercial: producir, en vinta aun ganancia, productos agricola 0 pecario jie se pudieran vender en los cercanos eampamen- ihe mincros y en lor pueblos; a la vex, las haciendas pronto se convirtieron en mundos sociales separados ue aseguraban Ia posicidnyaepiraciones sociales de’ sus propietarios” Con frdcuericia se pagaba a los trabajadores en especie, ya fuera. en flchas. que podian cambiarse en Ia tienda ‘de Ia hacienda’ Inediante el Uso. de_parcelas que. se les permitia cultivar para su propia tubsistencia. Ambos metodos ataban al trabajador cada ver més a In Casa Grande, desde la cual el propietario de la hacienda regis sus grandes propiedades. En 1810, poco antes de la Serrota de los espafioles, existian unas cinco mil andes propiedades de ese tipo, tna cuarta parte Ge las cuales se dedicaba a Ia’ ganaderia. Estas ha- tlendasganaderas eran mds caracteristicas de a frida region norte, en donde ia insuficiente Nuva y' la. excasn vegetacion impidieron el surgimiento de una poblacién indigena numerosa en tiempos prehispénicon. De cualquier forma, Ia ganaderia re- uerla poca mano de obra. Lat haciendas agricolas staban situadas por To general en el corazén cen. tral det pals, Ia zona en que la poblacién indigena Sempre habia sido numerosa y densa, Esto. signifi MEXICO 7 © necesariamente que las haciendas se encontraron obligadas a compartir el territorio con las. comu- idades indigenas. Bajo el régimen espafiol, estas in especial del Estado. Se es habia otorgado Ja personerfa juridica de corpor: ciones y se permitia a cada comunidad retener una ntidad estipulada de tierras bajo su propia adm nistracién comunal, ast como sus propias autorida. des comunales auténomas. En realidad numerosas comunidades perdicron sus tierras en favor de las haciendas y muchas autoridades comunales locales fueron depuestas por quienes tenian poder y lo ejer- cfan en la zona. Sin embargo, en 1810 habia toda- vla_mas de 4500 comunidades indigenas auténomas que poseian tierras (McBride, 1923, 181), ¢ incluso el grado restringido de autonoméa les habia. permit do conservar muchos patrones culturales tradicion: les. Estos variaban mucho de comunidad a comuni dad; no habia una cultura indigena uniforme, a1 igual que no existia un idioma indigena unitario. Cada co- munidad conservaba sus propias costumbres y lengua: je. y se rodeaba con una muralla de desconfianta y hostilidad contra Ios extrafios. Un conjunto de esas co. munidades podian estar subordinadas a una hacienda que se encontrase valle abajo, pero conservaban al mismo tiempo un fuerte sentido de su diferencia cultural. y social con respecto a la poblacién de la hacienda. Asi, México surgié. a este periodo de dependencia con su paisaje rural polarizado entre las grandes propiedades por una parte y las com. nidades indigenas por otra —unidades que, aunque podfan estar relacionadas econémicamente, estaban fen oposicién social y politicamente. Vista desde Ja perspectiva del orden social mayor, cada hacienda constituia un Estado dentro del Estado; cada comu. nidad indigena representaba una pequefia ““repibli ca de indigenas” junto a otras “reptblicas de’ inds. genas”,

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