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Bolivia en El Siglo XXI Nelson Gonzales Ortega PDF
Bolivia en El Siglo XXI Nelson Gonzales Ortega PDF
d.l.: 4-1-2557-17
isbn: 978-99954-1-801-4
Producción
Plural editores
Av. Ecuador 2337 esq. calle Rosendo Gutiérrez
Teléfono: 2411018 / Casilla 5097 / La Paz
e–mail: plural@plural.bo / www.plural.bo
Impreso en Bolivia
Índice
Agradecimientos........................................................................................... 9
primera parte
Realidades sociales del Estado-nación en Bolivia:
Hitos históricos, mitos populares e intersticios cotidianos
vistos a través de su literatura
[5]
6 bolivia en el siglo xxi
segunda parte
Representaciones del Estado Plurinacional en Bolivia:
Hitos históricos, mitos populares e intersticios cotidianos
vistos a través del periodismo, la comunicación social, el cine
y la caricatura política
La idea de escribir este libro surgió hace dos años cuando preparé un curso
interdisciplinario de maestría sobre historia, política, literatura y sociedad en la
Bolivia actual para ser enseñado en la Universidad de Oslo, Noruega. Entonces,
al buscar bibliografía general y específica sobre diversos aspectos de la sociedad
boliviana en el siglo xxi, me di cuenta de que solo existían estudios especializados
o artículos periodísticos sobre la sociedad y la política cotidiana de Bolivia, pero no
había un texto interdisciplinario actualizado, dirigido tanto a especialistas como a
lectores informados sobre la compleja e intrigante situación política, económica
y sociocultural de Bolivia en la actualidad. Me propuse entonces suplir dicha ca-
rencia textual y emprendí el desafío académico de compilar, editar y publicar el
presente libro de carácter interdisciplinario que reúne trabajos de especialistas en
las diversas ciencias sociales, pero a la vez dirigido tanto a estudiantes universitarios
de nivel superior como a estudiosos de Bolivia en América Latina y el mundo
entero. Estoy muy agradecido a todos los autores, personas e instituciones de
Noruega, Bolivia y otros países que han contribuido a la planeación y realización
del presente libro: Bolivia en el siglo xxi. Trayectorias históricas y proyecciones políticas,
económicas y socioculturales.
Agradezco también a mi colega Gonzalo Rojas Ortuste, profesor de Ciencias
Políticas de la Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, por la meticulosa lectura
y corrección que hizo de algunos capítulos del presente volumen y por nuestros
asiduos y productivos diálogos sobre la situación actual de Bolivia que contribu-
yeron a mejorar tanto su Epílogo como mis capítulos. Muy agradecido le quedo
al profesor Waltraud Morales, catedrático de Ciencia Política Internacional de
la Universidad de Florida, usa, por haber evaluado positivamente mi proyecto
de libro sobre Bolivia, cuando este aún estaba en ciernes, y haberme motivado a
[9]
10 bolivia en el siglo xxi
[11]
12 bolivia en el siglo xxi
[21]
22 bolivia en el siglo xxi
[27]
28 bolivia en el siglo xxi
híbrida que mezcla elementos de dos o tres de estos modelos tipo puros? En tercer
lugar, explica la triple naturaleza del sujeto (movimiento, partido, líder) de la up
que ha tomado el poder y propone que no existe una correspondencia entre la
naturaleza organizativa movimientista del mas en el momento de tomar el poder
y la forma de Estado que ha acabado construyendo una vez en el Gobierno. Tal
propuesta lo lleva a plantearse si una Constitución política o forma de gobierno
es útil en cualquier coyuntura histórico-concreta o formación social para operar
transformaciones estructurales democratizadoras o si la forma de gobierno que
ha acabado construyendo el mas, mediante su proceso de institucionalización,
permite superar el modelo neoliberal y/o el modelo capitalista.
El capítulo cinco, “El nuevo constitucionalismo político en América Latina y
el paradigma boliviano” de Leiv Marsteintredet, profesor de Estudios de América
Latina y Ciencias Políticas de las universidades noruegas de Oslo y Bergen, analiza
la Constitución boliviana de 2009, la cual considera una piedra angular de proyecto
político del mas y de Morales. Primero, explica por qué en los últimos 20 años ha
llegado a América Latina una ola regional de innovadores proyectos políticos y
nuevas constituciones, entre las más notables, las de Venezuela, Ecuador y Bolivia.
Segundo, compara las tradiciones constitucionales de Bolivia con las de otros países
de América Latina para establecer sus características generales. Por último, y en
base a la identificación de dichas características generales, analiza detalladamente
cómo y cuáles aspectos legislativos y judiciales de la Constitución boliviana de 2009
son diferentes a los declarados en las constituciones de otros países de América
Latina y en qué medida la Constitución de Bolivia de 2009 representa o no una
revolución en la historia constitucional de ese país. Específicamente, el profesor
Marsteintredet destaca en su análisis tanto las aspiraciones legislativas y judiciales
articuladas en la Constitución de 2009 como las configuraciones institucionales
creadas por el mas y el presidente Morales para lograr su objetivo declarado de
establecer en Bolivia un nuevo Estado-nación plurinacional.
En el capítulo seis, “Repensando las características de ascenso de lo indíge-
na, originario, campesino en Bolivia: Hacia una reflexión crítica del Proceso de
cambio” de Sarela Paz Patiño, antropóloga y socióloga, profesora investigadora
de la Facultad de Ciencias Sociales en la Universidad Mayor de San Simón,
Cochabamba, Bolivia, se reflexiona sobre las características y condiciones que
hicieron posible la participación política de los pueblos indígenas en Bolivia, los
criterios que se anidaron para pensar el naciente Estado Plurinacional y las ten-
dencias dentro del movimiento indígena que nos acercan a un tejido complejo de
posiciones sobre el horizonte político de transformación. El trabajo presupone la
siguiente premisa de análisis: los ejes fundamentales del planteamiento político del
movimiento indígena en Bolivia no solo traducen el pulso de autodeterminación
de los pueblos, sino que también están complejamente vinculados a dinámicas de
proceso de la sociedad boliviana, lo que implica el establecimiento de un conjunto
trayectorias sociales, políticas, económicas y culturales en bolivia 31
El concepto del Vivir Bien suele estar conectado, pero no necesariamente limitado,
a prácticas tradicionales de pueblos indígenas. Expresa un intento de perfilar una
orientación ética alternativa en procura de materializaciones múltiples y plurales,
adaptadas a cada contexto, y en constante aprendizaje y ajustes periódicos, desde la
práctica y desde abajo. (Vega O., 2011: 82-83)
gobiernos civiles de izquierda y de derecha de fines del siglo xx; las dictaduras
militares en Bolivia como la de Luis García Meza (1980-1981) y la imposición
casi permanente del estado de sitio, y las conexiones entre el dictador Meza y el
narcotráfico nacional e internacional; las huelgas generales de la Central Obrera
Boliviana (cob); los actores, decretos y políticas económicas neoliberales; la
censura, la corrupción oficialista y la libertad de prensa; la alianza de partidos
para mantenerse en el poder y proteger sus intereses políticos y económicos; la
intervención norteamericana en el programa político de gobiernos neoliberales a
cambio de compra de sus hidrocarburos y de ayuda exterior a Bolivia; las políticas
neoliberales de relocalización de mineros en Chapare y El Alto; la capitalización de
recursos naturales y de empresas estatales (la Guerra del Agua); la descolonización
y la educación; y, en fin, el populismo político ejercido por partidos políticos y
sus dirigentes, incluso el ejercido por Evo Morales. Como lo puede constatar el
lector, los temas, políticos, económicos, sociales y culturales presentados por Aliaga
Manzaneda, en forma de caricatura política, han sido previamente discutidos en
el presente libro y representan fragmentos de la historia popular, no oficial, no
académica, que permanece viva en el imaginario de los bolivianos.
Es de esperar que el presente volumen que convoca perspectivas interdis-
ciplinarias e internacionales, diversos discursos y narrativas socioeconómicas
y político-culturales sobre la compleja e intrigante historia contemporánea de
Bolivia contribuya a convertir a todos los bolivianos en verdaderos sujetos de
su historiografía, esto es, en actores visibles de una geografía e historia por la
que siempre lucharon y en la que siempre participaron –aunque la mayoría de
ellos desde posiciones subordinadas– con armas o con votos, en el campo o en la
calle, y en movimientos sociales o en el Congreso del Estado Plurinacional. Los
17 autores que han participado en este libro han elaborado novedosas y hasta
controvertidas interpretaciones de los hitos históricos, la cultura indígena oficial
y el imaginario contemporáneo popular de los bolivianos, para explicar, en sus
respectivos capítulos, complejos procesos de construcción y deconstrucción tanto
de proyectos políticos, económicos y culturales como de ideologías radicales, pro-
estatales, extranjerizantes o populares en las que los bolivianos han interactuado
borrando unas fronteras territoriales e ideológicas o eligiendo otras de carácter
personal u oficial.
Una preocupación prevaleciente, aunque no única, en la perspectiva académica
de la historia social, económica y política de Bolivia, articulada en este volumen,
es la de la identificación étnica de los bolivianos en situaciones contemporáneas
familiares, locales, regionales y nacionales y, sobre todo, de cara al actual Estado
Plurinacional que parece apostar, a través de políticas y directivas gubernamentales
efectivas o no, a una especie de homogeneización cultural indígena, olvidando la
propia tradición e historia pluriétnica de los bolivianos que con su vehemente y
multitudinaria participación en masivos movimientos sociales presentes y pasados
trayectorias sociales, políticas, económicas y culturales en bolivia 39
han demostrado que pueden “negociar” nuevos espacios políticos y culturales sin
dejarse encerrar en categorías etno-políticas y culturales unívocas, provengan
estas del Estado, de las comunidades o de las familias o de individuos particulares
(políticos, líderes de partido o de organizaciones sociales).
Una ambición común que desean compartir los autores de este libro con los
lectores bolivianos es que las cuestiones planteadas en sus respectivos capítulos
sirvan de plataforma teórica para la comprensión plural de que las “negociaciones”
eficaces entre ciudadanos y cualquier tipo de Estado, incluso el Estado Plurinacio-
nal de Bolivia, deben involucrar a individuos reales, a espacios concretos, políticos
o físicos y a recursos naturales que interactúan con personas, comunidades y grupos
de poder que se asuman o no como indígenas o como bolivianos, siguiendo la
premisa general de investigación compartida por los autores de este libro, de que
las identidades culturales y políticas devienen de espacios concretos y contextos
heredados que cuajan en el presente y se proyectan al futuro.
El lector extranjero (latinoamericano o del resto del mundo) encontrará,
asimismo, en este volumen una variada colección interdisciplinaria de artículos
académicos sobre una Bolivia contemporánea que lo proveerá con una visión
especializada y actual sobre la historia, la política, la economía y la cultura de este
interesante país andino, el cual ha sido relativamente poco estudiado por especia-
listas mundiales sobre Latinoamérica, dedicados, en mayor grado, al estudio de
Brasil, México, Colombia, Argentina y Chile. Por consiguiente, este libro, muy
esperado por estudiantes y expertos extranjeros de Bolivia, cubre temas actuales
de gran interés socioeconómico y político-cultural, como el resurgimiento del
activismo político indígena de fines del siglo xx y principios del xxi que llevó a
la presidencia al indígena Evo Morales Ayma; sus posteriores y conflictivas re-
formas institucionales que desembocaron tanto en la promulgación de una nueva
Constitución (2009) como en la fundación del Estado Plurinacional de Bolivia
(2009) que adopta un modelo dual de gobierno, en el cual se combinan prácticas
institucionales provenientes de la “democracia representativa parlamentaria”,
derivada del antiguo Derecho Romano vigente hoy en Occidente, con prácticas
de gobierno ancestral de la “democracia participativa comunitaria”, derivada
del Derecho Indígena prehispánico vigente hoy en Bolivia. Por eso, este libro
resulta interesante para la mejor comprensión, por parte del lector extranjero,
de los numerosos cambios y de los nuevos desarrollos políticos, económicos y
socioculturales ocurridos en dicho país en el siglo xxi. Este libro cubre una amplia
gama de temas y asuntos, como la refundación de nuevos modelos institucionales
y constitucionales de democracia; la formación de movimientos sociales y justicia
económica; la relación entre Estado y nación(es); la aplicación del modelo neoli-
beral en países no occidentales; empoderamiento indígena y de género; descoloni-
zación real o ideal; y cambios climáticos y ecológicos, derivados de la explotación
de recursos naturales. Debido a que estos temas son de suma importancia, no solo
40 bolivia en el siglo xxi
para Bolivia, sino también para el resto del mundo tecnológicamente desarrollado
o no, este libro se convierte en indispensable para los estudiantes y estudiosos de
Bolivia y del mundo entero.
En síntesis, el presente volumen, titulado Bolivia en el siglo xxi. Trayectorias
históricas y proyecciones políticas, económicas y socioculturales, propone al lector nacio-
nal y al lector extranjero la expansión de su conocimiento básico o especializado
sobre este intrigante e importante país andino que es Bolivia.
primera parte
Realidades sociales del Estado-nación
en Bolivia: Hitos históricos, mitos
populares e intersticios cotidianos
vistos a través de su literatura
2
Bolivia en su historia y literatura,
1920-1982: Del Estado republicano
a la Revolución de 1952 y sus efectos
en el nuevo orden democrático de 1982
Nelson González Ortega
Introducción
1 Hito, señal, marca, pilar, centro, cúspide de una trayectoria o cronología de hechos históricos.
“6. m. Persona, cosa o hecho clave y fundamental dentro de un ámbito o contexto” (dle,
2014). Mito, existen diversas acepciones, según las disciplinas que usen este concepto. Aquí
se usa ‘mito’ principalmente en el sentido de ‘mito literario’, para indicar símbolo, imagen,
[43]
44 bolivia en el siglo xxi
La República de Bolivia surge a principios del siglo xix con la victoria militar
obtenida en la Batalla de Ayacucho (1824), en la que las fuerzas realistas de España
fueron vencidas por el general Antonio José de Sucre, lugarteniente de Simón
Bolívar. En 1825 se establece jurídica e institucionalmente la República de Bolivia,
bajo el mando de su primer presidente, el general Sucre (1825-1829). Posterior-
mente, desde la presidencia del militar Andrés de Santa Cruz (1829-1839), que
creó la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839), hasta las presidencias de
Adolfo Ballivián, Tomás Frías e Hilarión Daza (1873-1879), Bolivia fue regida
por una serie de presidentes civiles y militares, cuyos gobiernos republicanos de
corte liberal europeo se caracterizaron por una gran inestabilidad marcada por
revueltas internas y guerras internacionales con Argentina y Chile y con Perú y
Brasil, como la Guerra del Pacífico (1879-1883). La Guerra del Pacífico, conocida
saga, narración, relato, apología. “1. fábula, leyenda, ficción, quimera, tradición, invención,
cuento […] mitología, alegoría - imaginación - leyenda - mitología - tradición. 2. relato o
noticia que desfigura lo que realmente es una cosa, y le da apariencia de ser más valiosa y más
atractiva. 3. Persona o cosa rodeada de extraordinaria estima” (WordReference, 2015). Como
verbo: “Mitificar: tr. convertir en mito cualquier cosa natural. 2. rodear de extraordinaria
estima determinadas teorías, personas, sucesos, etc.” (drae [1992] 1999, tomo ii: 1382-83).
Paralelamente, ‘Mito popular’ indica la formación de una leyenda en el imaginario de una
sociedad, en este caso la boliviana, y sus formas de transformación en mito-s. Intersticio
significa rendija, espacio, intervalo, interregno. Nicolas Bourriaud, siguiendo a Karl Marx,
considera “la obra de arte como un intersticio social [ya que] la actividad artística consiste en
un juego donde las formas, las modalidades y las funciones evolucionan y se desarrollan, según
las épocas y los contextos sociales; no es una esencia inmutable […] [ni tampoco es] la aserción
de un espacio simbólico, ni privado, […] sino el principio de una trayectoria que se desarrolla
a través de señales, objetos, formas, gestos”. Bourriaud concluye que: “la forma artística […]
no toma consistencia (y no adquiere una existencia real), sino sólo en el momento en que
pone en juego las interacciones humanas” (2001: 11, 16, 21, 22, mi traducción). Se expande
aquí la definición de ‘intersticio social’ de Marx y Bourriaud a la creación, interpretación
y/o transformación de un hecho (histórico o literario) en una leyenda o mito personal, local,
nacional o mundial que es realizada por un individuo o una colectividad social (“receptores”).
bolivia en su historia y literatura, 1920-1982 45
2 “[E]n 1916 el presidente Ismael Montes promulga la primera Ley de Hidrocarburos del país,
que declara a los hidrocarburos como propiedad del Estado y dispone una participación estatal
del 10% en las concesiones, no fue hecha hasta 1920 en que el gobierno de José Gutiérrez
Guerra promulgó una nueva ley que anulaba la naturaleza estatal de la riqueza petrolera,
al tiempo que autorizaba al ejecutivo a contratar la explotación de hidrocarburos mediante
arrendamientos temporales de hasta 66 años y aumentaba la participación estatal hasta el
12,5% .Un año después el presidente Bautista Saavedra promulga otra ley que declara a los
hidrocarburos que se encuentran en la superficie o en el subsuelo, bajo el dominio estatal y
su explotación corresponde al Estado por sí mismo o por concesiones en sociedad” (Tahbub,
2008: 30-31).
46 bolivia en el siglo xxi
En la Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay (1932-35), Bolivia pierde una ter-
cera parte de su territorio. En este conflicto bélico internacional mediaron intereses
económicos de las corporaciones transnacionales Standard Oil, en Bolivia, y Royal
Dutch Shell, en Paraguay. Además, la Guerra del Chaco promovió el empodera-
miento político de “militares socialistas” como David Toro (1898-1977), Germán
Busch (1904-39) y Gualberto Villarroel (1908-46), quienes se asociaron con otros
jóvenes militares y con intelectuales de izquierda y fundaron el partido político
Razón de Patria (radepa). Este partido se propuso reorganizar las relaciones de
poder económico y político entre tres sectores de la sociedad: el Estado nacional,
la oligarquía (compuesta por los “barones del estaño”,3 las élites urbanas y los te-
rratenientes) y el resto de bolivianos. “La mayoría de los historiadores coinciden
en señalar que del Chaco llegó una nueva conciencia nacional decidida a cambiar y
proyectar un nuevo futuro” (Pizarroso Durán, 2015: 1). Tras la Guerra del Chaco, el
gobierno de Germán Busch y la junta militar que él presidía nacionalizaron, en 1937,
la Standard Oil, empresa petrolera transnacional, propiedad del imperio Rockefeller,
la cual se había establecido en Bolivia en 1921.4 Los comprobados fraudes de la
3 “[T]he ‘tin barons’, three mining magnates [Simón I. Patiño, Mauricio Hochschild, Carlos V.
Aramayo] whose companies were largely foreign-owned and together produced 80 percent
of the nation’s considerable output of metals. These mine owners ranked among the richest
people in the world, whereas the miners whom they employed often lived in dire poverty
[…], nationalization of the holdings of the ‘tin barons’ undercut their political influence”
(Siekmeier, 2011: 2).
4 El historiador estadounidense James F. Siekmeier informa que: “One area in which Washington
successfully opened up the Bolivian economy was the petroleum industry. Many in the U.S.
petroleum industry believed that Bolivia had rich, unexploited oil fields”, e informa, además,
bolivia en su historia y literatura, 1920-1982 47
Standard Oil (cf. contrabando de petróleo a Paraguay durante la Guerra del Chaco,
el hecho de no declarar las cantidades exactas de petróleo explotadas, la evasión de
impuestos y regalías), que causaron su nacionalización, fortalecieron la recién creada
(1936) empresa nacional Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (ypfb). La
nacionalización de la Standard Oil por el gobierno de Germán Busch constituye
la primera nacionalización de una corporación transnacional en América Latina.
La alianza económica y política que se dio en la primera mitad del siglo xx
entre la Standard Oil, apoyada por gobiernos estadounidenses, la oligarquía bo-
liviana y gobiernos de Bolivia es descrita en la novela Secretos de Estado (2010), de
Juan Carlos Zambrana M. El autor emplea el recurso literario de ‘intertextualidad’
para intercalar en la novela un ensayo histórico-político escrito por uno de los
personajes, Diego:
Diego había descrito la guerra del Chaco como una verdadera carnicería humana que
se prolongó por tres años. Un desastre para Bolivia por las enormes desinformaciones
en que incurrió el comando general de su ejército. […]
que Nelson Rockefeller, nieto del conocido magnate petrolero John D. Rockefeller (1839-
1937), fue un “Latin American expert” en los gobiernos de Franklin Roosevelt (1933-45) y
Eisenhower (1953-61), y ejerció gran influencia, como particular y como alto funcionario
estadounidense, en las políticas petroleras de Bolivia a través de su gran amistad con Víctor
Andrade, embajador de Bolivia en Estados Unidos en 1944-46; 1952-58 y 1960-62 (Siekmeier,
2011: 50, 55, 66).
48 bolivia en el siglo xxi
Políticamente estaban divididos al igual que el resto del país […] los de derecha […]
y los de Izquierda […] pero me imagino que en el ejército había hombres de los dos
bandos.
—Por supuesto, pero el presidente, siendo servidor de la derecha, solo promovía a los
de su bando. […] Según lo que Diego describió aquí, en el campo de Batalla se produjo
un acercamiento ideológico entre los civiles de la intelectualidad de izquierda y los
oficiales jóvenes. Eso hizo surgir la nueva conciencia nacional […] fue una rebelión
contra la cúpula del ejército.
ok, leamos entonces dijo Brandon […]:
Acosado por las críticas a su conducción de la guerra, [Daniel] Salamanca [presidente de
Bolivia, 1931-34] emitió la orden de cambios. […] El único sobreviviente de dicha destitución
masiva fue el capitán Germán Busch […] un oficial muy querido no solo por el pueblo, sino
por las tropas. […] Como líder y figura inspiradora de la nueva conciencia nacional, Busch
se enfrentó personalmente a toda a esa cúpula de poder […] y depuso al presidente […] y, al
mando de oficiales más jóvenes, Bolivia finalmente detuvo a los paraguayos. (56-57, cursivas
en el original)
La Misión Bohan fue presidida por Marvin Bohan y estuvo compuesta por técni-
cos e ingenieros norteamericanos que llegaron a Bolivia en 1941 por pedido del
gobierno de Enrique Peñaranda (1940-43), con el objetivo de evaluar las reservas
petroleras del país y diseñar un profundo plan económico de diversificación pro-
ductiva y desarrollo intensivo del sector agropecuario que liberara a Bolivia de la
dependencia de la minería del estaño. En su reporte de 1942, Bohan indicó que
en la región de Santa Cruz se podrían desarrollar áreas de producción agroindus-
trial y ganadera para elaborar productos agrícolas de consumo básico. Concluyó
que, dado que el departamento cruceño era la región con mayor potencialidad de
bolivia en su historia y literatura, 1920-1982 49
Como parte de la “luna de miel” con Estados Unidos, llegó a Bolivia la misión Bohan para
estudiar las rudimentarias condiciones en que se desarrollaba la actividad agrícola-ganadera
y proponer las soluciones de mejoramiento. Washington ofreció también doscientos millones de
dólares entre préstamos y ayuda para que se le devolvieran a la Standard Oil [nacionalizada
en 1937] los derechos de propiedad para el petróleo. [Al presidente] Peñaranda se le
cayeron las babas mientras aceptaba el trato, pero los intelectuales oficiales en el Congreso se
opusieron rotundamente. Aunque quedaban solo cuatro defensores de la nacionalización y
lograron hacerla ratificar. Ese fallo fue apelado a la Corte Suprema donde Peñaranda tenía
planeado ejercer su influencia. Sin embargo, esos cuatro parlamentarios opositores ganaron
aún más fuerza fundando el partido político al que llamaron, oficialmente, Movimiento
Nacionalista Revolucionario (mnr). El líder del partido fue el abogado y economista Víctor
Paz [Estenssoro] quien fijó como objetivo de su partido continuar, por las vías democráticas,
la revolución iniciada por David Toro y Germán Busch. (76-77, cursivas en el original)
como principales fundadores del mnr. Me refiero, desde luego, a “la brigada par-
lamentaria del mnr, dirigida por Víctor Paz Estenssoro y apoyada por Fernando
Iturralde Chinel y Germán Monroy Block” y Hernán Siles Suazo que, junto a
otros ocho militares, políticos e intelectuales conformaron los “12 fundadores”
que el 7 de junio de 1942 crearon formalmente “lo que sería, con el tiempo, el más
importante partido político de la historia de Bolivia: el Movimiento Nacionalista
Revolucionario” (Arze Cuadros, 2002: 63, 65 y 67).
No menos de cinco meses después de la fundación oficial del mnr se produjo
la trágicamente famosa Masacre de Catavi:
Antes de irme de la plaza, le saqué una foto al farol donde habían colgado a Villarroel
en 1946. […]
—Yo pensé que Villarroel se había quedado solo en el Palacio. […]
Había dicho que no abandonaría vivo el Palacio y todos le creían…
—Sí, quería renunciar pero no le alcanzó el tiempo… Uría leía el decreto en voz
alta cuando comenzaron los disparos. Se acercó a una de las ventanas y vio que
el ataque al Palacio era llevado acabo no solo por civiles sino por soldados con
vísceras de las guerras al revés. Se lo dijo a Villarroel que musitó un resignado:
“Así tenía que ser”.
Resignado y bíblico, pensé. No me convencían esas frases últimas tan justas, tan
providenciales. ¿Sería verdad o ya parte de la leyenda? (2007: 28, 208, 209)
Guillermo Lora Escobar (1922-2009), dirigente político trotskista del Partido
Obrero Revolucionario de Bolivia (por), confirma, en una entrevista, la conversión
de Villarroel en un mito de la historia política popular de Bolivia al constatar que,
cuando el proletariado boliviano conquista el poder en la insurrección del 9 al 11
de abril de 1952: “los obreros defienden a Villarroel. Le atribuyen una serie de
virtudes revolucionarias. Creen que Villarroel era el abanderado de la revolución
proletaria. Se crea una confusión ideológica en las masas”.5
Ya en 1944, durante el gobierno de Villarroel, el mnr y el por habían creado
la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (fstmb), en la que se
articularon los tres puntos esenciales del Programa de Acción Inmediata de 1942,
del mnr (la nacionalización de minas, la Reforma Agraria y el voto universal),
con la intención tanto de cambiar las estructuras sociopolíticas y económicas del
antiguo régimen colonial, dominado por la oligarquía minero-feudal (1532-1952),
como de crear nuevos directivas políticas que generarían, en la década del 60, una
revolución democrática respaldada por el voto universal.
Pero, ¿cumplió la Revolución de 1952 con estos tres puntos “de acción in-
mediata” estipulados en el ideario del mnr en 1942?
5 Bolivia Siglo xx, Una historia narrada por Carlos D. Mesa, “1952: La Revolución” Vol 1. cd
6: 2009.
52 bolivia en el siglo xxi
Las estructuras económicas y sociales han sido cambiadas de una manera dialéctica
[…] Se liberó a los campesinos, lo cual quiere decir que se cambió la estructura
económica de la economía agraria. De una economía feudal del peonaje y de la
6 La colisión armada entre el Ejército del Estado y los grupos insurrectos de obreros sucedida
entre el 9 y el 11 de abril de 1952 dejó un saldo sangriento de 400 muertos y 4.000 heridos
(Ibid. Bolivia Siglo xx).
7 El llamado ‘capitalismo de Estado’ se refiere a la implementación de específicos modelos
económicos de mercado en los cuales el Estado y las empresas públicas desempeñan, dirigen
y controlan la economía, dentro de un marco social y económico capitalista.
bolivia en su historia y literatura, 1920-1982 53
Decimos que el mnr viene al 52 con traje prestado y que le es muy grande. Pero
deforma el programa [de la revolución proletaria marxista] porque si no, tendremos
que llegar a la conclusión de que las consignas revolucionarias pueden cumplirlas un
partido burgués. [El mnr] las vacía de su contenido revolucionario. Toma las frases:
“reforma agraria”, “liquidación del gamonalismo”. Son frases, no son realidades.
El mnr fracasa en ese su empeño. (Bolivia Siglo xx, 2009. cf. nota 9 en el presente
capítulo)
8 “On taking power, the mnr quickly implemented many reforms that radically transformed
the country. Three of the most significant mandates included giving women and Indians
the vote, redistributing land from wealthy rural elites to poor Bolivians in the countryside
(agrarian reform), and nationalizing the holdings of the despised ‘tin barons’. For the first
time, Bolivia appeared to be on the road to democracy” (Siekmeier, 2011: 2).
54 bolivia en el siglo xxi
[E]xigimos la voluntad tenaz de los bolivianos […] su esfuerzo político para que
el estado fortalecido aseguré en beneficio del país la riqueza proveniente de la
industria extractiva […] Exigimos el concurso de todos para extirpar los grandes
monopolios privados […] Exigimos un estudio sobre bases científicas, del problema
agrario indígena, con vistas a incorporar a la vida nacional a millones de indígenas,
marginados de ella. […]
Exigimos la nacionalización de los servicios públicos… […]
[S]i bien el estudio científico no se ha concretado todavía hasta el día de hoy [2002].
[…]
Carente del estudio científico sobre la realidad agraria nacional exigido, que derivó,
en la práctica, en una deficiente implementación del proceso de Reforma Agraria,
generando una economía de minifundios de extrema pobreza en el altiplano y valles,
y estableciendo un sistema de grandes latifundios en el oriente […] la situación
social y económica en el área rural dista mucho, sesenta años después, [de 1942 a
2002] de haber logrado los objetivos de justicia social y de redención del indio que
propugnaban, en forma prioritaria, Las bases y principios de Acción inmediata del mnr
[…] Por tanto, si los objetivos de mediano plazo se han cumplido, alguno de ellos
en forma muy deficiente como la Reforma Agraria, otros distorsionados y anulados
por la drástica caída de los precios del estaño en el mercado mundial en 1985 (y
2001), como es el caso de la nacionalización de minas, para mencionar a los 2 más
importantes quedan todavía por cumplirse objetivos muchos más modestos [cf. nota
9 en el presente capítulo], que eran considerados en 1942 de acción inmediata, que
están lejos de haberse concretado. (Arze Cuadros, 2002: 95, 97)9
9 Siete directivas adicionales fueron planteadas en Las bases y Principios de Acción Inmediata del
mnr que se instituyeron como políticas estatales de “acción inmediata” en la Revolución de
1952, liderada por Víctor Paz Estenssoro y Hernán Siles Suazo (1952-64). Como presidentes
electos de Bolivia, Paz Estenssoro y Siles Suazo formaron, cada uno en 1979, una coalición
de partidos. Nótese que las bases y principios del mnr, adoptados en 1942, se derivan de las
reformas propuestas por la Misión Bohan ese mismo año y se incorporan al plan político de
la Revolución de 1952. Los principales lineamientos de acción inmediata del mnr, declarados
en “[L]as Bases y Principios del mnr de 1942 estaban encaminadas, por lo esencial, a lograr
[1] el control y la regulación de la economía por parte del Estado Nacional; [2] la férrea fisca-
lización de las empresas mineras trasnacionalizadas; [3] la restricción a la inversión extranjera;
[4] la promoción a la sindicalización de obreros y empleados del sector público y privado;
[5] la diversificación económica y la vertebración territorial; [6] la estabilidad monetaria y
la estabilidad salarial; y, por sobre todas las cosas, [7] la movilización política y social de las
mayorías campesinas del sector agrícola tradicional que constituían, por entonces, el 79%
de la población total del país para incorporarlas, efectivamente, a la economía y a la sociedad
nacional” (Cuadros Quiroga, 2002: 67, 86-87, 98). Bases de Acción Inmediata del mnr de 54
páginas, escrito por José Cuadros Quiroga y examinados, revisados y aprobados […] por los
“12 fundadores” del mnr (Arze Cuadros, 2002: 98).
bolivia en su historia y literatura, 1920-1982 55
conducen a la conclusión de que, pese a sus logros y/o carencias, el proceso re-
volucionario boliviano ha transformado, en gran medida, la política, la economía,
la cultura y, en general, la sociedad boliviana a lo largo y ancho del país, contri-
buyendo así al establecimiento paulatino de una democracia que se desarrolló
principalmente desde 1982 al presente.
Por lo tanto, con el objetivo de obtener una comprensión matizada y comple-
mentaria que deje entrever, en textos literarios, los intersticios de las experiencias
y vivencias de bolivianos que experimentaron los profundos cambios políticos,
sociales y culturales provocados por la Revolución boliviana, desde 1952 a la
actualidad, presento a continuación una visión literaria de los principales hitos y
mitos históricos de Bolivia en la época.
El agitado periodo pre-revolucionario de 1946 a 1952 en Bolivia, que com-
prendió la huelga general de mineros de 1949; las elecciones de 1951 que ganó
ampliamente el mnr, liderado por Paz Estenssoro que estaba en el exilio; el
autogolpe militar de 1951 del presidente Mamerto Urriolagoitia (1949-51) que,
después de haber anulado los comicios ganados por Paz Estenssoro, entregó
voluntariamente el gobierno a una junta militar; y, en fin, la victoriosa, aunque
sangrienta, insurrección obrera del 9 al 11 de abril de 1952 que cedió el poder
al jefe del mnr, Paz Estenssoro, para que gobernara con la cob en el mandato
inicial de la revolución de 1952, se representan en la novela Secretos de Estado, de
Zambrana, así:
Durante el mes de mayo de 1949, se produjo en Bolivia una huelga minera que el gobierno
intentó disolver por la fuerza. Hubo enfrentamientos y el pueblo terminó por sublevarse para
proclamar presidente al Dr. Víctor Paz, líder del mnr [que] en las elecciones del año 1951
[…] obtuvo la mitad de los votos. […]
Sin embargo, eso no era aceptable para los intereses corporativos y el presidente saliente
[Mamerto Urriolagoitia] prefirió darse un autogolpe para entregar el poder a una junta
militar [hecho que popularmente se conoce en Bolivia como “el Mamertazo”] […] [L]as masas
obreras que convirtieron el golpe de estado en una verdadera revolución […] entraron con
firmeza a la ciudad armados, no solo con piedras, sino también con cartuchos de dinamita,
explosivos que usaban cotidianamente en las minas.
La revolución de los trabajadores mineros por fin había triunfado y estaba en condiciones de
instaurar, por la fuerza, su tan añorado gobierno del proletariado. Sin embargo tuvieron que
aceptar en forma inmediata que esa victoria había sido en realidad imprevista y que ellos no
estaban en condiciones de asumir la responsabilidad de la conducción del país. El gobierno fue
entregado al mnr y el Dr. Víctor Paz fue posesionado como legítimo ganador de las últimas
elecciones presidenciales. En su discurso inaugural fijó como objetivos fundamentales de la
revolución la nacionalización de las minas, la reforma agraria para entregarle la tierra al
campesino, el voto universal para integrar al campesino a la vida democrática, la reforma
educacional y la diversificación económica. (2010: 112-114, cursivas en el original; cf.
nota 9 en el presente capítulo)
56 bolivia en el siglo xxi
Los títulos y subtítulos (paratextos), tanto del texto histórico, The Bolivian
Revolution and the United States. 1952 to the Present (2011) de James F. Siekmeier,
como de la novela Secretos de Estado. Una guerra interna de la cia, por sus archivos
sobre el antiimperialismo boliviano (2010), de Juan Carlos Zambrana M., revelan
que el historiador estadounidense y el novelista boliviano hacen hincapié en la
profunda influencia que ejerció Estados Unidos en la elaboración y ejecución de
las políticas estatales de Bolivia en el siglo xx. Ambos autores afirman emplear
en sus respectivos textos, entre otras fuentes, documentos estatales de Estados
Unidos, desclasificados en el siglo xxi. Plantean, además, que Estados Unidos,
en el siglo xx, usó, como potentes armas económicas y hasta de guerra, la ayuda
económica (Financial Aid), la inversión directa o indirecta de corporaciones esta-
dounidenses y la desinformación o fabricación de información del discurso político
boliviano por la derecha boliviana, en alianza con la derecha estadounidense para
desprestigiar a la izquierda del país y promover los intereses estadounidenses. El
lector debe tener en cuenta esta información en su interpretación (¿ficcional o
histórica?) del ensayo intercalado en la novela Secretos de Estado en donde se prosi-
gue la descripción literaria de la Revolución Nacional de 1952 en estos términos:
Como era previsible, su gobierno [el de Paz Estenssoro en 1952] fue rechazado de inmediato
por Estados Unidos, quien volvió a presionar con el arma del no reconocimiento. Sin embargo,
a diferencia de Villarroel, el Dr. Paz organizó un equipo profesional de alto nivel para viajar
a Washington y dirigir allí las negociaciones por el reconocimiento. […]
Finalmente el mnr llegó a un acuerdo secreto por el cual Washington le quitó el sable de
la revolución para evitar que le cortara algunos de sus intereses en Bolivia, pero le devolvió
la vaina vacía para que el Dr. Paz pudiera blandirla cuando quisiera a fin de impresionar
a sus masas. Una vez más se renunció al modelo socializado de desarrollo que pedía el
pueblo boliviano, al cooperativismo y a la organización productiva del campesino, para
adoptar el modelo capitalista de desarrollo para el cual Estados Unidos prestaría asistencia
económica. […]
Ese acuerdo de Washington le generó al mnr un gran apoyo político y económico, tanto bilateral
como de organismos internacionales que le permitió gobernar por 12 años consecutivos. (2010:
114, 116-17, cursivas en el original)
The Bolivian Revolution, while unusually complex and sharply divided along
ideological lines, had a strong radical, even communist dimension to it, which made
it the sort of revolution the United States most opposed […] u.s. disliked nationalist
economic policies –the nationalization of the three largest mining companies into
a state-run mining company, the Corporación Minera de Bolivia comibol […]
bolivia en su historia y literatura, 1920-1982 57
By 1960, the middle-class leadership of the party [mnr] had triumphed over the left.
Certainly U.S. power play a part […]
By the end of the 1950’s, then u.s. officials had exerted a significant degree of control
over Bolivia’s economic policy and helped to exacerbate already heightened political
divisions in the country. When Bolivia entered a period of rapid inflation, in 1956,
United States in tandem with the International Monetary Fund (imf), threatened to
cut off economic aid unless the Bolivians rescinded to cut some of their nationalist
economic policies […] The austerity plan of 1956-67 marked the first instance
to which the imf applied an austerity/stabilization program in the Third World.
(Siekmeier, 2011: 5, 6 y 8)
Desde 1964 a 1982 se suceden en Bolivia una serie de gobiernos civiles y milita-
res de derecha e izquierda, la mayoría de ellos de orientación política estatal y,
por tanto, promovedores del “capitalismo de Estado” (cf. nota 7 en el presente
capítulo). En este periodo ocurren dramáticos sucesos históricos que quedarían
marcados en la mente de los bolivianos que los vivieron, tales como la dictadura
de René Barrientos (1964-65; 1966-69) y el asesinato, en Bolivia, del líder re-
volucionario Ernesto Che Guevara, el 3 de octubre de 1967; la nacionalización
de la corporación petrolera de Estados Unidos, Gulf Oil, y la expulsión de los
Cuerpos de Paz estadounidenses, respectivamente, durante los gobiernos de los
“militares socialistas” Alfredo Ovando (1969-70) y Juan José Torres (1970-71); el
asesinato del líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, durante la dictadura de
García Meza (1980-81); y la intervención de Estados Unidos en asuntos políticos
internos de Bolivia, principalmente durante las dictaduras de Barrientos y Banzer.
Después de participar en la guerra civil de 1949 a favor del mnr, René Ba-
rrientos fue elegido vicepresidente de Bolivia durante el segundo gobierno de Paz
Estenssoro (1960-64). Durante la huelga nacional (29-31 de octubre, 1964), Ba-
rrientos, personalmente, reprimió a obreros y mineros, y el 4 de noviembre de ese
mismo año dio un violento golpe de Estado, con apoyo de la cia, y derrocó a
su propio presidente Paz Estenssoro, autonombrándose presidente de una junta
58 bolivia en el siglo xxi
Paz y Barrientos ganaron las elecciones de 1964, pero de inmediato se hizo evidente que el
mnr ya no le servía a Washington para confiarle la ejecución de sus políticas en Bolivia.
Los sindicatos mineros habían estado denunciando, cada vez con más fuerza, la entrega
de la revolución que había hecho el Dr. Paz a favor de Washington. Aprovechando esa
oportunidad, el Gral. Barrientos se inclinó a favor del reclamo y dio un golpe de estado a su
presidente […] Dijo que el mnr se había desviado del camino revolucionario y nacionalista
[…] [Q]ue solo por su vocación patriótica y un compromiso con el pueblo, se había tomado
el gobierno temporalmente […]
Sin embargo cuando estuvo en el poder, recurrió a la represión para hacer la reducción del
personal de las minas. Recibió felicitaciones de Washington y en Bolivia aplacó la crítica
mediante el control de la prensa y la difusión propagandística de su famoso Pacto Militar-
Campesino. (2010: 128, cursivas en el original)
10 En 1967 promulgó una nueva Constitución Política del Estado, que estuvo vigente durante
42 años, hasta 2009, cuando fue cambiada durante el primer gobierno del presidente Evo
Morales Ayma.
bolivia en su historia y literatura, 1920-1982 59
[1] Rodrigo […] años atrás formó parte de la comisión castrense que investigó el
“extravío” de los folios originales del diario de campaña del Che, que se hallaban
en el Departamento Segundo del Ejército. [2] En su afán de llamar la atención el
Sapo Rodrigo siempre terminaba contando secretos de Estado o contándoselos a su
esposa, quien luego los difundía como radio cocina. [3] Por esa razón fue separado
de la comunidad de inteligencia. [4] Siguiendo esa su costumbre, Rodrigo no tuvo
otra mejor idea que tratar de conquistar a las chicas [5] contándoles sobre el robo
del diario del Che y cómo fue que lo sustrajo un coronel de artillería, aprovechando
el descuido del suboficial encargado de la caja fuerte donde se lo custodiaba. (Ibid.:
22, los números entre corchetes son míos)
los prolegómenos de su historia y estos suscitan la curiosidad del lector por saber
la historia completa que se intercala a lo largo de la novela Con la llanta pinchada
para crear y mantener el suspenso narrativo.11 En definitiva, Gil Quiroga ha
empleado eficaces estrategias narrativas (construcción, destrucción y disemina-
ción) en la transformación del evento histórico o ficcional en mito popular y, al
hacerlo, ha engolosinado al lector con su “verdad histórica”, de forma similar a
la que el personaje Rodrigo engolosina a las chicas con su relato intertextual de
“la desaparición del diario de campaña del comandante guerrillero Ernesto Che
Guevara” (Gil Quiroga, 2005: 2).
Verificada una forma adicional de conversión de hechos (históricos o no) en
mitos populares, derivados del discurso historiográfico de Bolivia, retomo el hilo
del tema que se está desarrollando en este capítulo: la substanciación y matización
del último siglo de la historia boliviana en la literatura contemporánea del país.
Las dictaduras de René Barrientos (1964-69) y de Alfredo Ovando (1969-70)
estuvieron marcadas por la violencia política. Ovando se autocaracterizó como
un “militar socialista” que afirmó seguir los lineamientos del mnr, iniciados en la
Revolución de 1952, para mejorar la miserable condición de vida de la mayoría de
bolivianos. Ovando nacionalizó la corporación estadounidense Gulf Oil, en 1969,
con ayuda de su ministro de Minas y Petróleo, el conocido líder socialista Marcelo
Quiroga Santa Cruz, que promovió activamente la nacionalización. Quiroga Santa
Cruz promulgó los decretos que instituyeron el monopolio estatal del comercio
exterior de minerales y la ley que obligaba a pagar al Banco Central de Bolivia el
100% de las divisas por exportaciones de hidrocarburos.
Las circunstancias que rodearon el régimen dictatorial de Ovando y la
nacionalización de la corporación estadounidense Gulf Oil son representadas
literariamente en Secretos de Estado, así:
Tras la súbita muerte del Gral. Barrientos […] las fuerzas armadas tomaron nuevamente
el poder y lo pusieron en las manos del jefe del Estado Mayor, el Gral. Alfredo Ovando,
quien al asumir el mando decidió ponerse al lado del pueblo, declarando que iba a conducir
el país hacia los verdaderos objetivos de la revolución socialista del año de 1952. […] armó
un gabinete […] [con] la intelectualidad de izquierda, entre quienes se encontraba Marcelo
11 El relato sobre el diario y aspectos de la vida y la muerte del Che Guevara se narra en las
páginas 9, 18, 22, 23, 59, 60, 94-97, 101, 121, 125 y 126 de la novela Con la llanta pinchada
(2005) de José Antonio Gil Quiroga. Como sabe el lector, el discurso de y sobre el revolu-
cionario argentino Ernesto Che Guevara, líder de la revolución cubana (1959), es extenso y
variado y ha sido producido en libros, cómics, tv, películas, fotografías, cuadros, litografías
etc., lo cual ha contribuido a que el Che se haya convertido en un mito mundial. Un estudio
meticuloso sobre el Che Guevara es La guerrilla del Che y la narrativa boliviana (1996), del
boliviano Juan Ignacio Siles del Valle, el cual se basa tanto en los manuscritos originales del
Che en Bolivia como en los Archivos de las Guerrillas conservados por las Fuerzas Armadas
bolivianas. Este libro ganó, en 1996, el prestigioso Premio de las Américas de Cuba.
bolivia en su historia y literatura, 1920-1982 61
Quiroga Santa Cruz, como Ministro de Energía e Hidrocarburos. […] [y] –El Gral. Juan
José Torres, a cargo del Consejo de Defensa Nacional–.
Tres semanas después […] tomaron el control de todos los campos petroleros que la Gulf Oil
se adjudicaba como propios. […]
Se anunció también que el gobierno revolucionario había derogado el Código del Petróleo
[Código Davenport]12 que había sido redactado por los abogados de la Gulf Oil y que había
servido como base legal para ese contrato tan desfavorable para Bolivia. […]
Sin embargo, la lucha no fue fácil porque las transnacionales norteamericanas siempre
tuvieron un poder extraordinario. Al igual que le sucedió al gobierno de David Toro cuando
nacionalizó la Standard Oil, al de Alfredo Ovando lo desestabilizaron políticamente. Primero,
lo estigmatizaron como dictador, luego promovieron a la oposición y se prepararon para darle
un golpe de estado. (Zambrana, 2010: 140, 141, 143, cursivas en el original)
Así que, al comenzar la década del 70, Bolivia pasaba por una situación po-
lítica y económica precaria y en pleno rumbo de colisión con Estados Unidos,
que había rechazado la nacionalización de la Gulf Oil Co. y optado por “utilizar
el comercio como arma de guerra” contra Bolivia para desestabilizar el gobierno
de izquierda nacionalista del general Torres.
En mayo de 1971, el gobierno del general del mnr Juan José Torres (1970-71)
expulsa de Bolivia a los Cuerpos de Paz estadounidenses. Dicha expulsión res-
pondió al creciente sentimiento antinorteamericano que había surgido entre los
bolivianos en la década anterior que había provocado la nacionalización de la Gulf
Oil Co. en 1969. En efecto, durante la década del 60, los gobiernos bolivianos,
con apoyo de Estados Unidos, participaron en políticas anticonceptivas dirigidas
a reducir la población a través de programas clínicos rurales, en los que se alegaba
que los Cuerpos de Paz no solo impartían información sobre anticonceptivos, sino
que también esterilizaban a las mujeres indígenas (Rodas Morales, 2008: 367). En
12 El Código Davenport es un grupo de leyes aprobadas por el Estado boliviano y las corpo-
raciones transnacionales como la Gulf Oil Co., que estipulan la prospección, explotación,
comercialización, distribución y exportación del petróleo boliviano. El Código Davenport
en ninguna parte de su texto legisló sobre el gas, que se convertiría con el tiempo en la
riqueza más importante de Bolivia (Soliz, 2003). Pese a esta omisión sobre el gas en dicha
legislación, las corporaciones transnacionales reclamaban todos los derechos sobre el gas
boliviano. Esta diferencia o abuso en la interpretación del Código Davenport por parte de las
transnacionales estadounidenses despertó la conciencia nacional y fue un argumento central
para que el gobierno del presidente Alfredo Ovando y su ministro Marcelo Quiroga Santa
Cruz nacionalizara la Bolivian Gulf Oil Company.
62 bolivia en el siglo xxi
In the late 1960s and early 1970s student demonstrations against the United States
reached a fever pitch. The offices of the Peace Corps were attacked, and the Centro
Boliviano Americano had to be moved from its location near the Universidad Mayor
de San Andres (a center of radicalism) to a more obscure side street. Allegations that
Peace Corps volunteers (indeed, almost all North Americans in Bolivia) were cia
agents abounded. (Siekmeier, 2011: 6)
[E]l boicot norteamericano se cernía sobre el país ante la eminente aplicación de la Enmienda
Hickenlooper. Dicha enmienda es una orden del Congreso norteamericano para suspender la
asistencia [Financial Aid] a cualquier estado que nacionalizara propiedades de compañías
estadounidenses, sin pagarles la compensación adecuada. […] Estados Unidos se las arregló
siempre para utilizar el comercio como arma de guerra, incluso en tiempos de paz, contra
regímenes que atentaron de alguna forma contra su seguridad o sus intereses.
Vencido el plazo de rigor, se hizo efectiva la Enmienda Hickenlooper y Estados Unidos le
suspendió la asistencia económica a Bolivia. El presidente Torres respondió expulsando al
Cuerpo de Paz del país. (Zambrana, 2010: 143-144, cursivas en el original)
[S]e produjo un golpe de estado encabezado por el coronel Hugo Banzer Suarez, agregado
militar en Washington durante el gobierno de Barrientos […]
Gobernando en realidad para Washington, Banzer tuvo que continuar comprando lealtad
interna con dólares americanos, desatando así una ola de corrupción generalizada entre las
fuerzas armadas. […]
Durante el último año [1978] del gobierno de Banzer empezaron a asomarse los delitos
escondidos de su administración y hasta se le vinculó con el narcotráfico. […]
Durante el tiempo de Banzer, la dea en realidad se dedicaba a encubrir el narcotráfico que
financiaba a los militares. (Zambrana, 2010: 144, 165, 169, 186, cursivas en el original)
13 Para obtener un conocimiento profundo sobre la vida, obra y gestión política y el asesinato
del conocido líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, consúltese el libro Marcelo Quiroga
Santa Cruz. El socialismo vivido (2008) de Hugo Rodas Morales.
64 bolivia en el siglo xxi
“sobre la muerte y posterior desaparición de los restos del líder político Marcelo
Quiroga de Santa Cruz, hecho que sucedió en julio de 1980 y que vergonzosa-
mente hasta hoy no ha sido resuelto…” (128). Tanto el narrador de la novela Con
la llanta pinchada como el narrador de Secretos de Estado atribuyen el asesinato
de Quiroga Santa Cruz a un contingente del Ejército que cumplió la orden de
asesinato dada por el general Meza (Zambrana, 2010: 187 y 34, 142-43, 194).
En su novela, el ex general novelista, después de responsabilizar a miembros de
las Fuerzas Armadas por el asesinato de Quiroga Santa Cruz, menciona a los
militares responsables de quemar clandestinamente el cadáver del líder político
socialista y de enterrar ocultamente sus restos (Gil Quiroga, 2005: 128-137). Por
estar este crimen político todavía en curso de investigación policial en Bolivia y
por existir actualmente diversas razones y versiones (humanitarias y políticas)
no cito la versión literaria del ex general novelista sobre dicho asesinato, sino
más bien examino en la novela Con la llanta pinchada la construcción narrativa
del silencio oficial o el silenciamiento estratégico-político tejido alrededor del
nefasto homicidio de Quiroga Santa Cruz, cometido durante la dictadura de
García Meza:
—Está bien, concede el general. Podemos hablar del tema [asesinato de Quiroga
Santa Cruz], pero no sé de qué servirá… Como dije anteriormente, lo que pueda decir
hoy ya se lo conté al actual Ministro de Defensa del presidente [Carlos D.] Mesa, el
general Arredondo, en 1997, cuando éste era jefe de Operaciones del Ejército. El año
99 se lo expuse a los ministros de Defensa Kieffer, primero, y Crespo, después, luego
a los generales comandantes del Ejército Saavedra y Anaya, con el mismo resultado
en todos los casos: un simple y casi encubridor “gracias coronel, vamos a procesar
esa información”. Deben seguir haciéndolo ya que nunca más me abordaron sobre
el tema. […]
—¿Qué grado de credibilidad se merecen estos relatos? –pregunta don Pepe.
De no considerarlos confiables no los estuviera relatando. De todos modos creer
o no creer en ellos está en cada quien los escuche. Poco o nada podemos hacer al
respecto. Quienes sí pueden darle una solución definitiva, no quieren hacerlo. Con
los datos disponibles se podría emprender una investigación menos estéril, como las
que se han realizado ahora entorno a este asunto, y sobre todo se podrían establecer
las responsabilidades concretas de quienes han perpetrado semejante crimen contra
uno de los hombres más preclaros que produjo la República en los últimos tiempos.
Entretanto, esto solo servirá, tal cual ya lo dije, como argumento para escribir una
novela de suspenso y de misterio. (Gil Quiroga, 2005: 128, 137)
ambigüedad literaria creada por el narrador en dicha novela –al describir tanto el
asesinato y sus correlatos como el silencio oficial de los militares tejido entorno al
homicidio– le confiere, paradójicamente, al hecho histórico (asesinato) novelado
una cierta aura de “credibilidad histórica”. Por lo tanto, la versión novelada de
Gil Quiroga resulta tal vez más eficaz que otras versiones, registradas hasta aho-
ra, sobre el asesinato de Quiroga Santa Cruz en textos históricos o expedientes
policiales, fundamentados en la “realidad”.
En conclusión, la dictadura de García Meza trajo una vasta corrupción en
las Fuerzas Armadas que causó una profunda crisis económica, acentuada por la
mala administración militar, por la caída del precio del estaño en 1982, por el
aumento, sin precedentes, en la deuda externa, por el descenso de ingresos por
exportaciones y, en fin, por una desmesurada inflación que será el inició de la
hiperinflación que azotó al país en 1985. Esta profunda crisis política, económi-
ca y social, causante de la huelga general de la cob en 1982, llevará a Bolivia, a
principios de la década del 80, al borde de una guerra civil que, afortunadamente,
será disuelta con el advenimiento del régimen democrático de 1982, presidido
por Hernán Siles Suazo.
Referencias
[67]
68 bolivia en el siglo xxi
por el Congreso Nacional en 1982, el cual validó las elecciones que había ganado
en 1980. Bolivia retorna entonces a la democracia en 1982, bajo la presidencia del
antiguo líder del mnr, Siles Suazo, que gobernó hasta 1985.
Posteriormente, Víctor Paz Estenssoro, el otro antiguo líder del mnr, fue
elegido presidente, iniciando su cuarto mandato presidencial (1985-1989). Paz
Estenssoro se propuso controlar la hiperinflación que sufría Bolivia en la década
del 80 y, por eso, nombró a Gonzalo Sánchez de Lozada (Goni) como su ministro
de Planeamiento, para que él aplicara las draconianas medidas del “neoliberalismo
económico” (Taylor, 2009: 137-61), conocidas como “terapia del shock”. Paz Es-
tenssoro y su ministro de Planeamiento –a través de la controvertida aplicación
de medidas económicas neoliberales–, si bien redujeron la hiperinflación a índices
macroeconómicos manejables, sentando las bases para el reingreso definitivo de
Bolivia en la economía de mercado, también hicieron pagar a obreros, campesinos,
clases medias empobrecidas y sectores populares un alto precio por ello.
Por lo tanto, el proyecto político de la Revolución de 1952 (cf. capítulo dos
de González Ortega) y su parcial implementación hasta 1964 fue relegado gra-
dualmente por los gobiernos de izquierda y de derecha hasta que se anuló defi-
nitivamente a partir de 1985, cuando, paradójicamente, el mismo jefe del mnr,
Paz Estenssoro –y su ministro de Planeamiento, Gonzalo Sánchez de Lozada
(1985-89)–, promulgó, el 29 de agosto, el Decreto Supremo 21060 que anulaba
definitivamente el proyecto socialista-estatal del mnr y lo reemplazaba por una
serie de medidas económicas neoliberales que fueron conocidas en el extranjero
y en Bolivia como “terapia del shock”.1
En economía, el término “terapia de shock” (Shock Therapy) fue acuñado y
usado por el economista Jeffrey Sachs que refinó el concepto “política de shock”
(Shock Policy), creado por el máximo representante del neoliberalismo económico
Milton Friedman y su célebre escuela de Chicago. El concepto “terapia de shock”,
en referencia al liberalismo económico, implica la liberación repentina de los pre-
cios y controles de divisas, la suspensión de los subsidios estatales y la liberación
inmediata del comercio dentro de un país. Generalmente, también incluye la pri-
vatización a gran escala de capital (“activos”) de propiedad pública. El concepto se
difundió internacionalmente cuando, a instancias del Banco Mundial, el ministro
1 En el capítulo 11, nota 21, Carlos D. Mesa Gisbert informa que: “Parte de la ‘leyenda urbana’
sobre el 21060 es que su gestor fue [Jeffrey] Sachs. En realidad los autores de la estructura
del decreto fueron Sánchez de Lozada y Juan Careaga (que venía de filas de adn), junto a un
equipo de técnicos bolivianos y argentinos (para el tema específico de la reforma tributaria).
Una vez terminado el texto, Sachs lo conoció, dio opinión y algunas sugerencias complemen-
tarias. Testimonio de Francisco Muñoz, co-redactor de la parte tributaria del Decreto, al autor
el 15 de diciembre de 2011 cuando verificaba datos para la nueva edición de su Historia de
Bolivia”. El origen, contenido y establecimiento del Decreto 21060 se comenta más adelante
en este capítulo.
bolivia en su historia y literatura, 1982 al presente 69
Sánchez de Lozada (1986) utilizó el modelo del economista Sachs para reducir la
hiperinflación sufrida por Bolivia en 1985. El Decreto 21060, promulgado el 29
de agosto de 1985, incluyó drásticas medidas económicas como: permitir que el
peso boliviano flotara frente al dólar; quitar los controles de precios y suspender
las subvenciones dadas al sector público; eliminar las dos terceras partes de los
empleados de las compañías estatales de estaño y petróleo; congelar el sueldo de
los empleados restantes y de los trabajadores del sector público; liberar los aran-
celes de importación mediante la imposición de un arancel uniforme del 20%;
y detener el pago de la deuda externa en virtud de un acuerdo negociado con el
Fondo Monetario Internacional (fmi).
Si bien es verdad que la terapia de shock logró reducir la hiperinflación de la
macroeconomía de Bolivia a índices macroeconómicos controlables y, por ello, se
hizo famosa mundialmente como panacea económica exitosa del neoliberalismo,
también es cierto que a nivel microeconómico fue un desastre para la mayoría
de bolivianos, porque los redujo a la pobreza y pauperización crónicas, como lo
consideran, en el siglo xxi, analistas de política económica boliviana:
Los efectos del neoliberalismo (negativos para unos y positivos para otros)
son representados en diversos textos literarios bolivianos escritos a partir del año
2000, entre ellos, las novelas Secretos de Estado, de Zambrana, y Palacio Quemado,
de Paz Soldán. El narrador de Zambrana se refiere a la crisis económica de Bolivia
en la década del 80 y al establecimiento del neoliberalismo estatal:
El país estaba sumido en una de las peores crisis económicas de su historia y se había generado
el consenso de que el gobierno de la izquierda había sido un fracaso. Así se entendió la gestión
de Siles al ser juzgado por los efectos de la crisis económica, aunque muy pocos se detuvieron
a investigar sus orígenes. […]
La solución a la crisis boliviana llegó por tanto de Estados Unidos y se plasmó en un famoso
decreto [Decreto Supremo 21060] que cambiaba el modelo económico de capitalismo de
Estado a capitalismo neoliberal, promovido por el ministro de planeamiento y coordinación,
Gonzalo Sánchez de Lozada […]
70 bolivia en el siglo xxi
“Ah, las medidas del shock son en verdad un shock, se acabó la inflación pero tampoco
hay bolsillo que aguante” […] [E]l neoliberalismo que Nano [apodo de Canedo,
representación literaria de Gonzalo Sánchez de Lozada] […] acogió con fervor
durante su primer gobierno [1985-89] y a la que seguía venerando en los primeros
meses del segundo [2002-2003] […]
—Las transnacionales que descubrieron el gas desde la apertura de la economía que
yo [Nano-Goni] inicié cuando era ministro [1985-89] […] Yo cambié todo. Lo que se
movía, lo cambiaba. Reforma educativa, participación popular, Ley de tierras, Bonosol.
Irónico, soy el máximo representante del neoliberalismo aunque la mayoría de mis
reformas no fueran económicos.2 Y nuestro neoliberalismo… Se quejan cuando en
realidad no hubo suficiente neoliberalismo. (2007: 22, 128-29, 145, 251, 252).
[L]a historia del mas […] se inicia bajo el nombre de “Instrumento Político Tierra
Territorio” en el Congreso de la csutcb que se lleva a cabo en Santa Cruz en marzo de
1995. […] La decisión que el Congreso de Santa Cruz toma, de organizar el Instrumento
Político Asamblea por la Soberanía de los Pueblos (asp) y buscar personería jurídica
72 bolivia en el siglo xxi
Esta contextualización del origen del mas es necesaria para recrear el trasfon-
do histórico que contribuya a comprender en el contexto literario los siguientes
puntos: a) las razones sociopolíticas implicadas en la rápida transformación de
mineros en campesinos cocaleros por causa de su relocalización (1987) en las áreas
del Chapare y El Alto;3 b) el debate sobre el cultivo y consumo cultural de la hoja
de coca y la producción de cocaína por el narcotráfico nacional e internacional;
c) la alta capacidad de organizarse, movilizarse, bloquear y paralizar al país usada
por los cocaleros, como forma (arma) política eficaz para plantear y promover sus
demandas sociopolíticas; d) la relación entre los cocaleros como base sociopolí-
tica del mas y su avance de movimiento social a partido institucional del actual
gobierno de Evo Morales;4 y e) la representación literaria de las experiencias
3 “What is fascinating and key to any understanding of recent Bolivian political and social
change is how the cocalero movement and the Indian movement began to overlap and merge
in the 1980’s” (Siekmeier, 2011: 168).
4 Es pertinente la comparación que hace el historiador estadounidense James F. Siekmeier entre
la Revolución de 1952, liderada por Víctor Paz Estenssoro y el mnr, y la revolución iniciada
en 2006 por Evo Morales y el mas: “Morales’s rise to power is similar to that to the mnr in
1952 in some ways, and different from it in others. The mnr was a tenous coalition of leftists
and moderates. Similarly, Morales’s Movimiento a [sic] Socialismo (mas, Movement Toward
bolivia en su historia y literatura, 1982 al presente 73
sociopolíticas vividas por bolivianos a fines del siglo xx, como participantes de
movilizaciones sociales y víctimas de bloqueos urbanos y rurales.
La “relocalización”,5 como medida político-económica neoliberal, fue adop-
tada por el gobierno de Víctor Paz Estenssoro (1985-89) como doble remedio
para atacar la inflación y para parar la creciente radicalización política y voluntad
de organización sindical mostrada por los mineros en sus regiones de producción
y convivencia. El origen y los efectos de la relocalización han sido recreados li-
terariamente en la novela Secretos de Estado, de Zambrana:
Cuando el país [en el gobierno de Sánchez de Lozada] solicitó en forma urgente un préstamo
al fondo monetario internacional para cubrir el bajón en el ingreso por las exportaciones, la
respuesta fue un ofrecimiento por la mitad de lo solicitado, con la condición de que el gobierno
cerrara, en forma definitiva, las minas más combativas del movimiento laboral […]
Gran parte de los despedidos fueron relocalizados en las zonas bajas del país para convertirlos en
agricultores. […] en poco tiempo un gran contingente de ellos se encontraba […] deambulando
en el monte de las zonas fértiles del río Chapare, tratando de aprender a vivir del cultivo de
la tierra. [Otros] prefirieron irse a buscar trabajo a la ciudad de La Paz para lo cual llegaron
y se asentaron en la periferia, fundando así la ciudad de El Alto. El gobierno había logrado
cerrarles las minas, pero no logró doblegarles el espíritu combativo, ni la capacidad para
organizarse. […] Los mineros relocalizados en los valles del Chapare habían empezado a
cultivar la hoja de coca, producto que, además de ser sagrado para ellos, había aumentado en su
valor comercial, debido a la demanda generada por los fabricantes de cocaína. […] [Y]a desde
hace muchos años antes del año 1981, tanto la cia como la dea habían sido corresponsables
con las dictaduras derechistas [de Hugo Banzer y Luis García Meza] de la potenciación del
Chapare como zona productora de la hoja de coca para el narcotráfico. En el año 1987 […]
pasaron […] a llenarla de agentes encubiertos, satanizando a la hoja de coca como si fuese
cocaína y culpando a los campesinos de la hoja como si ellos fuesen narcotraficantes. […] [L]
os campesinos productores de la hoja de coca en el Chapare, resistieron tenazmente el embate
norteamericano en un movimiento en el cual surgió la figura del líder Evo Morales. (2010:
202, 203, 204, 206, 218, cursivas en el original)
Socialism) is comprised over a variety of groups. Some members of the mas coalition are
mainly concerned with economic issues. Others, in particular Indian groups, see racial and
ethnic issues as primary. Further, Morales’s rise to power has accentuated divisions within
Bolivian society, just as the mnr’s rise to power in 1952 did” (Siekmeier, 2011: 176).
5 Se llama “relocalización” a la promulgación en 1986, durante el gobierno de Víctor Paz Es-
tenssoro (1985-89), del Decreto Supremo 21237 por el cual se anuncia el despido y “retiro
voluntario” de más de 25.000 mineros de las minas estatales de Bolivia y se les pide que se
conviertan en campesinos y se “relocalicen” en otras regiones del país. La mayoría de los
mineros despedidos emigran principalmente en las regiones de Chapare y El Alto. Para una
noción más detallada sobre los efectos de la “relocalización” en Bolivia véase el artículo: “Tema
de análisis: La ‘relocalización’ minera” (2011) de Jorge Espinoza Morales.
74 bolivia en el siglo xxi
por las fuerzas de la dea, como se narra en el cuento Pasó como un espíritu (2015),
de la escritora boliviana Giovanna Rivero:
Mientras el contacto con el agua tibia me relaja, hojeo el librito de la Doctrina [el
ideario del mas]. Veo al Evo, antes de ser amauta y de ser jefe, de convertirse en este
héroe […] y justo en ese momento, surcara el cielo un helicóptero de control y él
se estremecerá, como en ese pasado injusto de hace quinientos años, cuando corría
bajo las balas de la dea, oscuro y diminuto como una vinchuca letal. (2015: 125)
Esa misma tarde me subí a un radiotaxi y fui al Alto […] Me bajé en la Avenida Juan
Pablo ii. […] A los costados de la avenida se veían esas casas a medio construir y sin
pintar que llamaban la atención de antropólogos y planificadores urbanos extranjeros
[…]
Entré a un bar […] frente a mi mesa, un grupo de jóvenes coreaba insultos al gobierno
entreguista […]
En El Alto se vivía en la pobreza y se sentía el racismo de los capitalinos: buena parte
de los familiares y amigos de esos jóvenes bajaban todas las mañanas a La Paz, a trabajar
de porteros y sirvientas y niñeras, a vender frutas en los mercados y compacts piratas
en las calles, a oficiar de plomeros de electricistas y choferes, y al atardecer volver
a la planicie gélida donde tenían sus casas. A la vez, los alteños se hallaban cada vez
más conscientes de su poder: sabían que, sin mucho esfuerzo, podían estrangular a
la ciudad a sus pies.
—Es la política del chas chas chas. Un chas, y les quitamos la luz.
La planta abastecedora de energía eléctrica para La Paz se encontraba en El Alto.
—Otro chas, y los dejamos sin gas. Y otro chas y les bloqueamos el aeropuerto. […]
Nunca me terminé de acostumbrar a […] las protestas continuas con grupos
descontentos con el gobierno desde maestros de escuela hasta fabriles y universitarios
que paralizaban las calles [de La Paz] con pasmosa facilidad […]
Me voy a unir al mas […]
—Quiero estar con el pueblo. (2007: 202-204 y 265)
la salud y otros funcionarios del Estado.6 Es decir, personas de las clases media
y media baja que habían sido gradualmente empobrecidas desde 1964, y cuya
pobreza se agudizó con la implantación estatal de políticas neoliberales a partir
de 1985:
[L]a eliminación de la clase obrera fue un requisito para todos los gobiernos, desde
Barrientos hasta Paz Estenssoro, que la concretó. […] Empero desde los años de 1985
hasta 2000 el neoliberalismo irá reconfigurando […] sujetos sociales con capacidad
para enfrentarse al Estado. […] La explotación de la nación por potencias extranjeras,
que la convirtieron en colonia y fuente incesante de acumulación, constituirá las
bases nacionales para la articulación y las luchas para la liberación nacional popular
en el país. […] Es decir, después de 16 años [1985-2000], lo nacional popular que el
neoliberalismo creyó derrotar se reconstituirá intensamente en abril del año 2000. La
guerra del agua del año 2000 pondrá en evidencia la tupackamarización del Estado
por la capitalización […] la base de la rearticulación de lo nacional popular en Bolivia.
(Orgáz García, 2004: 232, 33)
7 Tanto el concepto de ‘las dos Bolivias’ como el principio político de “considerar a los indios
como sujeto político central de la Revolución de Bolivia 1952” fueron tesis del pensador
indigenista Fausto Reinaga, que Felipe Quispe, dirigente indigenista, articuló como tesis
ideológicas centrales del katarismo, partido político indigenista fundado por Quispe en 1968
(cf. capítulo 13 de Camacho Salgado y González Ortega). El partido katarista, liderado por
Quispe, desarrolló acciones políticas militantes como la toma de instalaciones estatales y el blo-
queo de carreteras, durante la Guerra del Agua de 2000, la Guerra del Gas de 2003 y durante
las oleadas de protesta sucedidas a lo largo del año 2005; acciones políticas que propiciaron
la elección de Evo Morales Ayma como presidente de Bolivia en el mismo año. En palabras
de Marwan Tahbub, investigador del Centro de Documentación e Información Bolivia
(cedib): “La historia de Bolivia es la de la permanente pugna entre unas élites minoritarias
aliadas siempre con el poder exterior, contra una mayoría de población fundamentalmente
originaria (sea rural o urbana). El eje de la pugna es un país subdesarrollado pero rico en
recursos naturales (minería y petróleo entre otros), es el modo de producir y/o extraer estos
recursos, así como su modelo de distribución de la renta. Es la pugna entre un modelo u otro
de desarrollo, el liberal (exógeno) de las transnacionales o el nacionalista (endógeno) de los
bolivianos” (Tahbub, 2008: 28). Valga señalar que la división ideológica que se desarrolló en
Bolivia en el siglo xx entre la izquierda nacionalista y la derecha extranjerizante está ligada
a la división etno-social entre una Bolivia blanca-criolla minoritaria (élite), que ha dominado
la esfera económica, política y social en grado decreciente hasta la actualidad, y una Bolivia
indígena que ha sido, desde la Colonia hasta 1952 y, en menor medida, hasta fines del siglo
xx, privada por la élite de participar ampliamente en la política y la economía del país. Por
lo común, los mestizos bolivianos se han alineado políticamente a uno de estos dos grupos
etno-sociales, dependiendo de la coyuntura política y/o de sus propios intereses económicos.
Víctor Paz Estenssoro, líder del mnr durante más de medio siglo, matiza esta oposición etno-
cultural y político-económica ya en 1942, cuando declara: “afirmamos nuestra fe en el poder
de la raza indu-mestiza, en la solidaridad de los bolivianos, para defender el interés colectivo
y el bien común antes que el individual” (Paz Estenssoro citado en Cuadros Quiroga, 2002:
94). No obstante: “muchos indígenas bolivianos, en contraste con los mestizos, europeos y
norteamericanos que tienden al individualismo, se ven a sí mismos, primero y en la mayoría de
los casos, como parte de una comunidad específica, y después, como individuos” (Siekmeier,
2011: 145, mi traducción).
bolivia en su historia y literatura, 1982 al presente 77
las esferas del poder y por la realización de grandes movilizaciones sociales que
lucharon por la reivindicación social, étnica y popular.
En medio de esta crisis social boliviana, el Banco Mundial, siguiendo normas
neoliberales del mercado, advierte al general Hugo Banzer, exdictador boliviano,
re-elegido ahora democráticamente para el periodo presidencial de 1997-2001,
que “si no privatizaba el suministro de agua en el departamento de Cochabamba,
el Banco Mundial retendría 600 millones de dólares en la tan necesitada dismi-
nución de la deuda externa de Bolivia” (Siekmeier, 2011: 173, mi traducción).
Ante esta presión económica externa, el gobierno boliviano promulgó la
Ley 2029 que autorizaba la firma, en 1999, de un contrato leonino de provisión
de agua con la empresa norteamericana de ingeniería Bechtel, que formó un
consorcio multinacional llamado Aguas del Tunari, compuesto por la empresa
norteamericana Edison, el consorcio español Abengoa s.a. y las empresas boli-
vianas A. Petricevich y S. Doria Medina. Aguas del Tunari aumentó el precio de
suministro de agua en un 50%. Como consecuencia, en abril de 2000, empezó
una oleada de protestas populares en Cochabamba y el resto del país, liderada
por un grupo cívico llamado “Coordinadora del Agua”, que exigió al gobierno de
Banzer cancelar el contrato con Aguas del Tunari. Las protestas y las exigencias
de los manifestantes se ampliaron y se reprodujeron en todo el país: los maestros
de las escuelas públicas en zonas rurales entraron en huelga para reclamar el
aumento de sus salarios; en La Paz, los estudiantes se enfrentaron al Ejército;
y en varios puntos del país, la Confederación Sindical Única de Trabajadores
Campesinos de Bolivia (csutcb) organizó bloqueos de caminos. El gobierno
decretó el Estado de sitio. La Policía, bajo órdenes del mayor David Vargas, se
amotinó en La Paz para pedir mejor salario y el enfrentamiento armado produjo
muchas muertes y centenares de heridos, lo cual debilitó seriamente al gobier-
no. La Guerra del Agua llevó a la economía nacional al colapso, obligando al
presidente Banzer a terminar el contrato Bechtel-Aguas del Tunari. En efecto,
en septiembre de 2000:
Un representante del pueblo que será el Presidente del Tribunal que juzga y otro
el fiscal que acusa. El jurado estará compuesto por aquellos personajes dignos que
lucharon por el bienestar y la libertad de los hijos de esta tierra […] Y tú general,
serás el testigo (de cargo y descargo, según la situación), así como el narrador de los
hechos para que el Jurado y el Presidente del Tribunal puedan decidir. Tu asesor legal
y moral será el Ángel de la guarda […] El público estará representado por todos los
ciudadanos que deseen enterarse de los hechos… […] Diga usted, continúa el fiscal,
¿cuál es la responsabilidad de don Juan Pueblo en los hechos de vandalismo ocurridos
en abril de 2000?, ya que se lo acusa de destrucción irresponsable, robo a comercios,
oficinas públicas y privadas, asalto a cuarteles militares y policiales, incitación a la
violencia y otras calamidades…
—Señor Presidente, responsabilidad, ¡ninguna!, ya que al pueblo no se juzga, al
pueblo se obedece. […]
—Diga usted, ¿a quién obedecía don Juan Pueblo? –interroga el fiscal.
—Como la mayoría de las veces, esta vez también obedecía a sus frustraciones de
promesas incumplidas y al estómago vacío de sus hijos… […]
—Muy bien, gracias, eso es todo. Ahora le toca al Jurado analizar y dar su fallo.
(2005: 19, 29-30)
8 La Guerra del Agua ha sido tema central de la canción de protesta “Latinoamérica” (2011),
escrita por Rafael Ignacio Arcaute, Eduardo Cabra y René Pérez, e interpretada por el grupo
Calle 13 en el álbum Entren los que quieran. Además, ha sido tema de la película hispano-
estadounidense También la lluvia (2010), de Icíar Bollaín.
9 La novela Con la llanta pinchada (2005), de Gil Quiroga, se estructura alrededor de la narración
intercalada de la Guerra del Agua que aparece de principio a fin en las páginas: 9, 16, 19-20,
24-31, 34-44, 46-55, 62-73, 75-81, 85-90, 91-94, 103-113, 115-119, 127-128, 144-146.
bolivia en su historia y literatura, 1982 al presente 79
Con la Guerra del Agua y con los disturbios masivos de septiembre del mismo
año organizados por los campesinos de La Paz y por los productores de coca en
Chapare y, sobre todo, con la Guerra del Gas de 2003, desaparece en Bolivia el
antiguo régimen conservador-oligárquico de orientación neoliberal.
Un lunes por la noche a mediados de febrero [2003], Canedo de la Tapia dio un breve
mensaje a la nación en el que hizo pública la nueva ley impositiva aprobada por el
gabinete de ministros. […]
A las tres de la tarde la central obrera lanzó un manifiesto de rechazo al gobierno. El
edificio de la cob se hallaba a cinco cuadras de la plaza Murillo; mientras hablaba
el secretario ejecutivo frente a las cámaras, se escuchaba de fondo los tableteos de
las ametralladoras y gritos de repudio al presidente: Nano asesino, gringo asesino, te
espera el farol. El Secretario dijo que ya se había enterado de varias muertes en El
Alto, nuestra sangre les va a costar caro; anunció paro nacional para mañana, metió
sus papeles en un maletín y salió a la calle. Algunos miembros del Comité Ejecutivo
lo siguieron y comenzaron a marchar. ¡Fusil, metralla, el pueblo no se calla!
Un periodista anunció que los enfrentamientos en la plaza Murillo ya habían dejado
quince muertos, seis militares, dos policías y siete civiles. […]
El presidente […] pidió a las Fuerzas Armadas y a la Policía nacional que se retiraran
de la plaza Murillo y anunció la derogación del decreto de reforma impositiva. […]
El país no se tranquilizó con el mensaje de Canedo. […]
El jueves de huelga nacional y manifestaciones por todo el país, vi por televisión […]
cómo maestros, estudiantes, campesinos, coreaban insultos al gobierno. […]
Minutos después, francotiradores apostados en el techo del Banco Central disparaban
a la multitud y la dispersaban. Vi cómo […] [u]n policía en Santa Cruz decía que sus
jefes desconocían el acuerdo alcanzado por la Policía en La Paz y remataba: que el
gringo yanqui de mierda se vaya a Washington. En Cochabamba, los campesinos
productores de coca enarbolaban la bandera del mas y se enfrentaban a los militares.
[…]
[E]l gobierno de Canedo de la Tapia que durante algunas horas se había tambaleado
al borde del precipicio y solo esperaba el soplo fatal que lo derribara, logró sobrevivir.
(2007: 155, 164-65, 167-69)
Sánchez de Lozada había gobernado ya poco más de un año y le había dado luz verde
al contrato para la venta del gas firmado por el anterior gobierno con Pacific lng, la
empresa que pretendía exportar el gas a México y a Estados Unidos. Sin embargo al
intentar aprobar el contrato en el Congreso, la oposición había pedido conocer los
82 bolivia en el siglo xxi
detalles y de ese modo se había destapado la evidencia de que era un contrato leonino.
Evo Morales lo había denunciado desde las gradas del Congreso como un horrendo
crimen económico que había sido fraguado a espaldas del pueblo. Las organizaciones
sociales se habían enardecido y habían marchado sobre la ciudad de La Paz. Gonzalo
Sánchez de Lozada había ordenado la represión y se había desatado el infierno. […]
[Emily y Brandon] volvieron a ponerle atención al televisor. […]
Estaban informando sobre la proliferación de las movilizaciones en todo el país. Evo
Morales había logrado un pacto con los otros dos líderes indígenas y, juntos, estaban
trabajando en la adhesión de más sectores en todo el país. […]
El conflicto se tornaba cada vez más violento porque el pueblo estaba enfurecido,
volcándose a las calles ya no sólo en el departamento de La Paz, sino también en otras
regiones del país. Estaba a punto de iniciarse el desenlace del conflicto: renunciaba el
presidente [Sánchez de Lozada] cediendo ante la presión del pueblo, o resistía soltando
a todo el Ejército a las calles y desatando el río de sangre. (2010: 221, 239-40)
Circulaba el rumor de que el gobierno estaba dispuesto a vender a Chile todo el gas,
no solo nuestras reservas, sino también el licuado, el que la gente utilizaba diaramente
para cocinar […]
Nano […] se mostró intransigente con los pedidos de la convocatoria a una
Constituyente y a un referéndum para decidir el tema del gas […]
La caravana [militar] se encontró con un bloqueo en Warisata. El Coyote
[representación literaria de Carlos Sánchez Berzain, conocido como el Zorro,
Ministro de Defensa Nacional (2003) de Gonzalo Sánchez de Lozada] desde el
helicóptero pidió a los militares y a los policías que rompieran el bloqueo a la fuerza.
Hubo disparos y gases, los campesinos respondieron con fusiles Mauser de la Guerra
del Chaco. La resistencia hizo que las fuerzas combinadas del ejército y la policía
irrumpieran en el pueblo en busca de los hombres; se allanaron casas, se decomisaron
armas. Hubo dos soldados y cinco campesinos muertos, entre ellos Marlene Rojas,
una niña de ocho años.
Como represalia los seis caminos de ingreso y salida a La Paz fueron bloqueados,
aislando por completo a la ciudad y desabasteciendo sus mercados. La cob anunció
su huelga general indefinida […] El gobierno anunció la ruptura del diálogo con la
oposición y anunció un plan de seguridad ante los saqueos a mercados y tiendas en
La Paz. Así terminó septiembre, la prensa ya había bautizado el conflicto como la
guerra del gas. […]
bolivia en su historia y literatura, 1982 al presente 83
Era ya entrada la noche y El Prado parecía estar más iluminado que nunca [en] la
celebración. La gente se aglomeraba entorno a todo televisor que hubiera cerca:
restaurantes, tiendas, y hasta casas particulares sirvieron para que los transeúntes
pudieran acercarse por unos minutos a ver la noticia.
Repetimos fuentes oficiales informaron que el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada [ha]
partido hacía Santa Cruz, donde esperaría con más tranquilidad el vuelo internacional de
media noche a Miami, para continuar luego a Washington, donde el depuesto presidente
tiene su residencia permanente. Repetimos Gonzalo Sánchez de Lozada abandonó el país,
dejándolo sumido en el caos y en la miseria. La lista de muertos alcanza a ochenta y tres y
la de heridos a más de cuatrocientos. De último momento, se nos informa que el congreso ha
aceptado su renuncia y que su vicepresidente [Carlos D. Mesa Gisbert] asumirá el cargo
para terminar el mandato. (2010: 267-68, cursivas en el original)
más urgentes de la multitud que tomó las calles y las carreteras de Bolivia en 2005
fue la forja de un nuevo pacto sociopolítico entre ciudadanos y Estado, en forma
de una Asamblea Constituyente y consensual que sirviera de base para la creación
de una nueva Constitución nacional, la cual efectivamente fue promulgada en el
año 2009 por Evo Morales y su gobierno, el mas.
Este nuevo régimen popular surge gracias al creciente apoyo político de in-
dígenas, mineros, campesinos productores de coca, la clase media y los sectores
populares, liderados por sindicatos y partidos políticos, y culmina con la elección
del primer presidente indígena de Bolivia, Evo Morales, en diciembre de 2005, y
con el consecuente surgimiento del “Evismo” (Martínez, 2008) como un fenómeno
popular en la Bolivia de hoy.
Pero ¿quién es Evo Morales Ayma?: ¿un hombre político o un mito popular?
Al comenzar el siglo xxi existen centenares de textos escritos de y sobre Evo Mo-
rales Ayma (1959), los cuales se han reproducido en forma de cartas, anécdotas,
artículos periodísticos, comunicados políticos, fábulas y colecciones de cuentos
y poesía, reproducidos a través de medios mecánicos, electrónicos, radiofónicos
y cinematográficos. Semejante popularidad se puede atribuir tanto a la identidad
indu-mestiza y al carisma popular y político de Morales Ayma, que apela a la
curiosidad de sus seguidores, como a la exitosa imagen de “presidente indígena
revolucionario, en contra de la globalización” que los medios de comunicación se
han encargado de difundir a nivel mundial. Pero ¿quién es Evo Morales?
No es mi intención aquí responder a esta compleja pregunta elaborando una
detallada biografía de Morales, ni tampoco hacer un estudio meticuloso sobre
su discurso político o su gestión gubernamental, tarea que ya han emprendido
algunos intelectuales.10 Mi intención es menos ambiciosa y más afín al tema de
este capítulo: se trata de presentar y comentar brevemente la representación fic-
cional de Evo Morales que aparece en textos literarios bolivianos y, sobre todo,
examinar cómo su figura e identidad se han convertido en mito e historia popular.
10 Existen numerosas biografías de Evo Morales Ayma, entre las cuales destaca la escrita por el
conocido profesor estadounidense Gerald Martin, Jefazo, retrato íntimo de Evo Morales (2008),
una excelente investigación de la vida política de Morales y su implicación social. Además,
está la escrita por Darwin Pinto, Un tal Evo. Biografía no autorizada del presidente Evo Morales
(2007), la cual es de tono anecdótico.
bolivia en su historia y literatura, 1982 al presente 85
“Vamos a seguir de pie, compañeros, luchando contra el abuso y la hipocresía del imperialismo
que nos convierte a nosotros en culpables cuando todo el mundo sabe que son ellos, los ricos y
protegidos, los que traen los químicos para convertir la sagrada hoja de coca en cocaína. Con
ese dinero han financiado dictaduras en el pasado”, dijo [Evo Morales] con mucha convicción.
Su provocativo discurso empezó a propagarse en el exterior hasta que su causa captó grandes
simpatías alrededor del mundo, especialmente entre las organizaciones sociales defensoras de
los derechos humanos y del indígena en particular. […]
“El mercado libre nunca ha sido libre, en primer lugar por las millonarias subvenciones
de los países ricos a sus industrias y en segundo lugar porque está manejado por grandes
mafias corporativas, que desde muchas instituciones, promueven este neoliberalismo que
no es más que un modelo económico diseñado para hacer dependientes a los países pobres
e implantar una nueva forma de colonialismo”. […] [D]ijo al lanzar su candidatura a
la presidencia.
De inmediato su popularidad internacional se extendió como reguero de pólvora. En su país,
por el contrario, no le resultó fácil convencer a todos los sectores sociales de que sus anteriores
gobiernos habían sido traidores a la patria por someterse a los intereses imperialistas. (2010:
218, 219, cursivas en el original)
Mientras el contacto con el agua tibia me relaja, hojeo el librito de la Doctrina [“El
Cambio”]. Veo al Evo antes de ser Amauta y de ser jefe y de convertirse en este héroe
cuya sangre deseo poseer […]
Me imagino acostada a su lado, ¿cómo habrá de ser el ritual? Estoy segura de que
tendré éxito. Soy joven y fértil, soy una verdadera creyente. Dicen que ninguna
ofrenda se ha quedado más de dos noches. […]
—Este es mi hijo –dice sin más la chola de ojos color miel. […] El niño tiene cuatro
brazos. […]
Deformidad he parido yo. […]
—Como mi hijo hay otros
muchos
¿No lo sabías, imilla blanquita? […]
[M]e han ordenado mantener las cortinas cerradas […] Siento los pasos aproximándose.
[…]
La Presencia se inclina sobre mí y de inmediato un calor eléctrico y veloz me sacude
la pelvis […]
Cierro los ojos. […]
—¿Esto es todo? –pregunto, reclamo, no sé a quién, demasiado acostumbrada a los
fantasmas de estos quinientos años de poder.
Me toco el pubis, los labios vaginales, para constatar el pacto de mi concepción. Estoy
seca […] no solo se trata de inseminación artificial, sino de una concepción telepática
susceptible de fallas, fallas terribles en la imaginación, en la fe. La guagua cangrejo
es eso, el miedo, la esclavitud, la deserción. […]
—Ofrenda eres –dice de pronto […] la chola mayor. […]
—¿Y Él?
—Oh, Él –sonríe la chola como pensando ‘pobre estúpida imilla blanca, ¿acaso
pretendías que Él se entregara? Él no es para los restos desesperados de tu raza’. […]
Casi llega a parecerme desmesurada la tarea que le han encargado: la clamorosa
continuidad del imperio. […] Cuando entra no hay suspiros. […] El Evo sonríe […]
le ofrezco mi boca. Eso soy; una ofrenda total, un texto para escribirse, una promesa
de sanación. […]
El Evo me besa suave y todo es contradictorio. […] No quiero que el ritual acabe, aun
cuando las entrañas comienzan a arderme mientras el Evo agita su pelvis incaica ciega
la mirada, y no hay placer. Solo la avanzada milimétrica y constante. El infatigable
trépano, la misión. […]
Lo que no me habían dicho (la historia sorpresa diría Septimus) es que antes de acabar,
él debe arrancarme los pezones para clausurar la leche futura. Tiene aún el izquierdo
en la boca necrósica de caninos invenciblemente blancos cuando me debato entre
defender el que queda o poner el resto, todo, en mi absoluto y joven sacrificio. (2015:
108, 109, 110, 116, 119, 123, 124, 125, 126, 127, 128, 129, 130, 131-32)
Ya desde el título del cuento citado, Pasó como un espíritu, la narradora de Rivero
construye el mito de Evo Morales como un “espíritu incaico”, un semidios que
ha habitado “Tierra Imperial” indígena desde hace “quinientos años”, y a quien
“le han encargado la clamorosa continuidad del imperio”, y ahora “Él” “del ocaso
renacerá” (2015: 106, 116, 122, 130). Asimismo, es de observar que Ana, la púber
ofrendada, no está obsesionada con el hombre real, Evo Morales, pues nunca lo
ve de cuerpo entero, solo lo siente como una “Presencia”. Más bien, su profunda
obsesión es con la historia popular, la “leyenda” de Evo Morales, así como con su
imagen publicitaría omnipresente en “estampillas, sellos, hologramas” y “panfletos
de la doctrina” (“El Cambio”). En términos de la psicología de la publicidad se
puede afirmar que el personaje Ana “fue poseída” por “la imagen sublimada” de
Evo Morales que ella misma tomó obsesivamente del discurso político popular
propagandístico producido entorno al “jefe Evo”.
Tal obsesión popular no por el hombre (homus politicus), sino por el mito
(“Evo”), también se entrevé en algunos poemas de subido tono político apologético
que rayan en el panfleto,12 y que, por tanto, distan mucho de la calidad artístico-
literaria que demuestran las novelas y cuentos citados anteriormente. Solo citaré
aquí el poema Evo Pastor Presidente de Marta Juárez, que por ser una apología
política al actual presidente de Bolivia abunda en tópicos sobre “hechos heroicos”
de la política boliviana contemporánea en los que intervino Evo Morales, en su
dimensión popular de héroe legendario y mítico:13
12 Me refiero, entre otros, a poemas como el que comento a continuación, Evo Pastor Presidente
de Marta Juárez, y al poema He vuelto, de William Castillo Pérez, cuyos versos: “Ahora,
¡tiembla, eterno bárbaro conquistador! / tú, junto con tus descendientes: / ¡He regresado!,
soy millones, como está sentenciado. / ¡Tomaré mis tierras; con sus templos, sus tótems, sus
valores! / Regaré a mis hijos por mi tierra y adoptaré los tuyos. / Y les daré patria, socia-
lismo y vida”, son de claro tono apologético, cercano al panfleto político.
13 El poema completo de Juárez tiene 71 versos, aquí solo transcribo unos versos que enumero
entre paréntesis.
bolivia en su historia y literatura, 1982 al presente 89
14 Orinoca es la aldea donde nació el actual presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo
Morales Ayma (1959), se encuentra en el municipio de Andamarca de la provincia de Sud
Carangas, en el departamento de Oruro.
90 bolivia en el siglo xxi
Referencias
Introducción
1 Cabe mencionar aquí que los autores de este libro confieren al concepto de neoliberalismo
diferentes matices, destacándose el caso de Mesa Gisbert que prefiere no usar el término
y despojarlo de su aureola internacional (cf. González Ortega, capítulo 3; Marsteintredet,
capítulo 5; Morales, capítulo 10; Mesa Gisbert, capítulo 11, nota 31).
[93]
94 bolivia en el siglo xxi
2 Acerca de la diferencia entre desigualdad y exclusión véase Boaventura de Sousa Santos (2003:
125).
3 Uno de estos organismos necesarios, entre muchos otros, son las cortes supremas o tribunales
constitucionales, los cuales deben realizar de manera honrada una función de transacción
entre las aspiraciones sociales, el orden deseado y la necesidad de conservar el orden: el orden
real. U otros, como un sistema de pluralismo político que represente los diferentes intereses
corporativos de clase existentes en la sociedad y de espacios representativos plurales donde
estos puedan mediar para convertir en normas la conflictiva y magmática realidad social.
Tres modelos de democracia e institucionalización 97
o el hecho de que algunos de los más grandes empresarios del país han ocupado
la dirección de los principales partidos políticos o han conformado sus propios
partidos políticos,4 por medio de los cuales han accedido al poder Legislativo o
Ejecutivo.
Uno de los resultados de esta presencia directa de los empresarios en los po-
deres del Estado ha sido que estos no han sido espacios plurales de transacción y
mediación entre clases, sino meros espacios de uso patrimonialista de los bienes
públicos y de las instituciones públicas en beneficio de redes clientelares que se
han articulado para acceder a cargos públicos y en beneficio de sus empresas en
particular. Ello provocaba que la forma antropológica de los políticos y jueces,
de los de arriba, tampoco se correspondiera con la forma necesaria para que un
sistema de democracia liberal funcionara.
4 Véase, por ejemplo, Gonzalo Sánchez de Lozada al frente del Movimiento Nacionalista
Revolucionario (mnr), en Bolivia, o a Álvaro Noboa del Partido Renovador Institucional
Acción Nacional (prian), en Ecuador.
98 bolivia en el siglo xxi
Modelos de democracia
Seguramente Bolivia conforma uno de los ejemplos más claros del tercer tipo de
sujeto constituyente referido como agregación de luchas y movimientos sociales.
El 12 de octubre de 1992 se celebró en Bolivia la Asamblea de los Pueblos
Originarios, acto que fue considerado el nacimiento del movimiento campesino-
indígena como sujeto político. En la asamblea se planteó el análisis acerca de la
insuficiencia de la forma sindicato para enfrentar los desafíos políticos del mo-
vimiento popular en el presente. Si bien el rol del sindicato como organización
de presión sobre el Estado había sido útil durante el viejo Estado nacionalista
sustentado en el capitalismo de Estado y la alianza de clases, dejó de serlo en el
marco del Estado neoliberal. A raíz de este diagnóstico se discutió acerca de la
alternativa a adoptar, surgiendo dos posiciones enfrentadas:
La primera, defendida por los cultivadores de coca en el interior de la Con-
federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (csutcb),
consistía en la denominada “tesis del instrumento político”, que defendía la nece-
sidad de fundar un brazo político de los sindicatos campesinos para tomar el poder
político como la única manera de garantizar el cumplimiento real de los convenios
y acuerdos firmados con los distintos gobiernos e incumplidos por todos ellos.
La segunda, defendida por los sectores más indigenistas o kataristas,6 era la
denominada tesis del “retorno al ayllu” (las estructuras comunitarias tradicionales),
como espacio de autonomía frente al Estado colonial.
Si bien esta división nunca se ha superado en el seno de la izquierda bo-
liviana, la tesis del instrumento político poco a poco fue ganando posiciones
hasta devenir mayoritaria y materializarse, logrando la articulación de los sec-
tores sindicales campesinos con movimientos sociales urbanos. Los kataristas,
liderados por Felipe Quispe, críticos con esta estrategia, terminaron fundando
su propio partido en el año 2000, el Movimiento Indígena Pachakuti (mip),
separándose desde entonces de la línea mayoritaria y quedando en minoría
dentro de la izquierda boliviana.
Detengámonos en el examen de la conformación gradual de la primera tesis
mayoritaria; esto es, en la conformación del llamado instrumento político.
Desde la citada Asamblea de los Pueblos Originarios en 1992, en la que se
presenta la tesis del instrumento político, hasta que esta deviene una posición
mayoritaria, conformando el mas-ipsp en 1999, hubo diferentes intentos de
6 Sobre las diferencias entre indianismo y katarismo, véase Portugal y Macusaya (2016).
Tres modelos de democracia e institucionalización 103
7 Para un estudio detallado de estos intentos de conformación del instrumento político véase
Stefanoni y Do Alto (2006: 61) y Komandina y Geffroy (2007: 23).
104 bolivia en el siglo xxi
Conclusión abierta
Sin duda hay elementos que han distorsionado el modelo de democracia cor-
porativa de cogestión introducido originalmente en la Constitución. Ahora bien,
la pregunta es si estos nuevos elementos han llegado a desnaturalizar totalmente
el citado modelo de democracia o si, por el contrario, este sigue todavía en vi-
gencia. Se trata de un tema importante que por limitación de espacio deberemos
tratar en otro texto.
Referencias
Introducción
[113]
114 bolivia en el siglo xxi
Bolivia bajo el mandato de Morales, sino para resaltar que a menudo hay una discrepancia
entre la retórica y la política real. Para una discusión más completa de este asunto, véase
Kennemore y Weeks (2011).
2 Para una buena comparación de estos y otros casos del giro a la izquierda en América Latina,
y que en particular contrasta la experiencia boliviana con otros casos, véase Cameron (2009).
el nuevo constitucionalismo político en américa latina 115
al pacto político entre los principales partidos y las políticas neoliberales que di-
chos partidos favorecían. Morales y el mas se presentaron como un movimiento
campesino-indígena inclusivo que proponía una alternativa de izquierda ante
los partidos establecidos y ante la democracia neoliberal que había dominado en
Bolivia durante 20 años.
Durante la década del 2000, en particular durante el gobierno del presidente
Sánchez de Lozada (mnr), en su segundo periodo como presidente (desde 2002),
las tensiones entre el modelo neoliberal, el campesinado altamente movilizado y
los grupos indígenas aumentaron dramáticamente. Estos conflictos, concentrados
entorno a lo que se ha llamado guerras del Agua (2000) y del Gas (2003), llevaron
a la caída del presidente Sánchez de Lozada en octubre de 2003, además, los con-
flictos de mayo de 2005 aseguraron la caída de su vicepresidente Carlos D. Mesa
Gisbert, que fue el sucesor de Sánchez de Lozada como presidente (Buitrago, 2010).
La profunda crisis del antiguo modelo, la presentación eficaz de nuevos actores
políticos y las ideas de Morales y el mas, ayudaron a Morales a barrer a los otros
partidos y ganar las elecciones de 2005, llegando así a la presidencia. Morales creó
relativamente rápido un nuevo gobierno que formaba parte de la ola izquierdista
que se propagó en gran parte de América Latina, después de la victoria electoral de
Hugo Chávez en Venezuela, en 1998 (Levitsky y Roberts, 2011, Weyland, 2010). Las
nuevas alternativas políticas, en particular en la región de los Andes, se interpretaron
como una reacción no sólo a las políticas económicas fallidas, sino también al fracaso
de las democracias electorales de representar a grandes grupos de ciudadanos.3 En
este resurgimiento de la izquierda, el objetivo de algunos de los líderes fue crear un
nuevo sistema de gobierno y un nuevo Estado-nación, en contraste con el anterior
status quo neoliberal. Gracias a presidentes como Chávez en Venezuela, Correa en
Ecuador y Morales en Bolivia, una nueva Constitución se convirtió en la herramienta
de salida del antiguo modelo, facilitando el establecimiento y consolidación de los
principios de los nuevos modelos políticos y Estados-nación.
Sin embargo, Evo Morales no era solo un líder de la izquierda, también fue el
primer presidente indígena de Bolivia, el país con mayor proporción de población
indígena en América del Sur.4 Su victoria albergaba las esperanzas de muchos
por la reconstitución de las relaciones Estado-indígena en el país. Por lo tanto,
la Constitución boliviana de 2009 se convirtió en la herramienta para construir
nuevas relaciones entre el Estado y los indígenas en el país.
3 Para un análisis sobre la crisis de la representación de los Andes en ese periodo, consúltese el
volumen editado por Mainwaring et al., 2006. Para el ascenso de Evo Morales y el movimiento
indígena en Bolivia, véase, por ejemplo, el libro de Raúl L. Madrid, The Indigenous Movement
and Democracy in Bolivia. In Prospects for Democracy in Latin America (2007), University of
North Texas.
4 En el censo del año 2001 más del 60% del pueblo se identificaba a sí mismo como indígena,
y más de la mitad de las personas reportaron que hablaban una lengua indígena.
116 bolivia en el siglo xxi
5 Esto contrasta con la escritura de una constitución como parte de una transición a la demo-
cracia, como fue el caso de Guatemala en 1985 y Brasil en 1988.
6 La prueba de rotación se refiere a una prueba que los regímenes democráticos deben pasar
para considerarse como consolidados. Un régimen democrático solo será considerado como
el nuevo constitucionalismo político en américa latina 117
9 Contar las constituciones es una tarea difícil y, a menudo, estudios comparativos como el de
Negretto presentan un número diferente al de los estudios orientados a nivel nacional. Por
ejemplo, Börth Irahola (2010: 41) cuenta 22 constituciones que incluyen la Constitución de
2009, mientras que Hassenteufel Salazar solo cuenta 11, incluyendo la Constitución de 2009
(2006). Para una discusión sobre la cuestión de contar constituciones, ver Marsteintredet
(2014).
120 bolivia en el siglo xxi
13 Este artículo no fue sugerido por Bolívar, sino que fue introducido por la Asamblea Consti-
tuyente que debatió y deliberó la propuesta constitucional de Bolívar.
122 bolivia en el siglo xxi
18 Para comprender las causas y las tendencias de cambio constitucional, véase Elster (1995).
19 Citado en Dunkerley (2007: 147), donde el autor también discute extensamente si la entrada
de Evo Morales y del mas al poder podría ser considerada una verdadera revolución.
124 bolivia en el siglo xxi
23 Sin embargo, cabe señalar aquí que la ley que permite la elección de una Asamblea Consti-
tuyente en Bolivia fue firmada por el predecesor de Morales, el presidente Rodríguez Veltzé,
a mediados de 2005.
24 El mas no tenía una mayoría en el Senado, con solo 12 de 27 representantes, por tanto, la
victoria mayoritaria en la Asamblea Constituyente fortaleció su posición, en relación a la que
disfrutó en el Congreso. El mas también se benefició de las reglas electorales ya que sólo
había recibido el 50% de los votos para la elección de la Asamblea Constituyente.
25 Hubo un desacuerdo profundo entre la oposición y el mas sobre la cuestión de si todos los
artículos de la constitución necesitaban el apoyo de una mayoría de dos tercios o solo algunos
de los artículos, además de la Constitución final. Para las discusiones sobre este tema y los
126 bolivia en el siglo xxi
más débil del mas y Morales vis-à-vis la oposición, comparada con Venezuela
y Ecuador, puede haber desarticulado algunas de las propuestas más radicales y
hasta suavizado la ruptura con el pasado. Por otro lado y especialmente a largo
plazo, la Constitución de Bolivia fue aprobada con los votos de la oposición, lo
que pudo haber aumentado la legitimidad de la constitución a los ojos de todos
los partidos políticos, e incrementado la probabilidad de su supervivencia, más
allá del actual mas y el gobierno de Morales.
El primer efecto de la posición relativamente débil del mas en la Asamblea
Constituyente fue que el proceso se prolongó mucho, ya que duró 2,5 años. La
elección de la Asamblea Constituyente se dio en julio de 2006 y las deliberaciones
se prolongaron hasta finales de diciembre de 2007, cuando la Asamblea entregó
la versión final, pero las negociaciones entorno al proyecto continuaron a lo largo
de 2008 hasta que se llegó a un acuerdo final en el Congreso Ordinario a finales
de octubre. La nueva Constitución fue finalmente aprobada en un referendo el 25
de enero de 2009. En comparación, en Venezuela el proceso duró apenas cinco
meses desde que la Asamblea Constituyente se reunió en agosto de 1999 hasta que
la Constitución fue aprobada en un referendo en diciembre de ese mismo año,
mientras que en Ecuador duró diez meses desde que la Asamblea fue convocada
a finales de noviembre de 2007 hasta que la nueva Constitución fue aprobada por
un referendo en septiembre de 2008.
El segundo efecto es que el proceso de Bolivia fue mucho más conflictivo
que en Ecuador y Venezuela. Como se ha mencionado, el mas y la oposición no
estaban de acuerdo en la forma de interpretar los dos tercios de los requisitos
de la Asamblea para aprobar la Constitución. El desacuerdo sobre esta cuestión
de procedimiento (además de un conflicto aún más serio sobre la autonomía
regional) dio lugar a una serie de conflictos institucionales que involucraron a la
Asamblea Constituyente, al Congreso, a la Presidencia, a los prefectos regionales
y a los tribunales, además de protestas sociales que a veces terminaron en brotes
de violencia, poniendo la democracia y el proyecto constitucional en riesgo. Sin
embargo, los embotellamientos y los graves conflictos institucionales pueden
haberse convertido en una bendición disfrazada, puesto que obligaban a las partes
a estar presentes en la mesa de negociación. Las negociaciones finales entorno
al proyecto constitucional de Bolivia contrastan con los ejemplos de Ecuador y
Venezuela, dado que la oposición en Bolivia logró influir en el resultado final y
el presidente no fue capaz de imponer su Constitución.26
conflictos que suscitó, ver Lehoucq (2008), Uggla (2009) y Deheza (2008), y para un breve
interpretación legal (sobre los conflictos que sobrevinieron), ver Hassenteufel Salazar (2006).
26 Véase Laserna (2010: 38-39) para obtener una visión crítica de la legalidad y la legitimidad
de la nueva Constitución.
el nuevo constitucionalismo político en américa latina 127
31 Varios observadores han abogado por el uso del término democracia post-liberal (Arditi,
2008; Wolff, 2013) para describir a Bolivia durante el periodo de Morales.
el nuevo constitucionalismo político en américa latina 131
32 El Congreso, más tarde, transformó en ley el fallo del Tribunal Supremo. La Constitución
de 2009, sin embargo, estableció claramente en el segundo párrafo del primer artículo de las
disposiciones transitorias que: “Los mandatos anteriores a la vigencia de esta Constitución
serán tomados en cuenta a los efectos del cómputo de los nuevos periodos de funciones”.
33 Véase http://www.bbc.com/news/world-latin-america-35651063
34 En este momento de redacción del presente capítulo, no está claro si Morales intentará re-
formar la Constitución para poder ser candidato en un cuarto periodo.
132 bolivia en el siglo xxi
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136 bolivia en el siglo xxi
Introducción
1 Hablar de indígenas campesino originarios –sin comas– como un sujeto político puede re-
sultar confuso para quienes trabajan con categorías de clase y etnia que aluden a diferentes
cualidades del mundo social. En todo caso, asumiendo que hay diferencias económicas, de
propiedad sobre la tierra y el territorio, de estructura organizativa y formas de gobierno,
las tres acepciones implican –en el debate boliviano– la condición de pueblo originario que
ancestralmente ocupó territorio y que fue colonizado con la llegada de los españoles. Es la
deliberación constituyente de Bolivia que termina integrando las tres categorías en la Cons-
titución Política del Estado. No obstante ello, resulta un diagrama de contradicciones y de
gran complejidad política a la hora de asignar derechos.
[137]
138 bolivia en el siglo xxi
es: los ejes fundamentales del planteamiento político del movimiento indígena en
Bolivia no solo traducen el pulso de autodeterminación de los pueblos, sino que
también están complejamente vinculados a dinámicas de proceso de la sociedad
boliviana, lo que implica el establecimiento de un conjunto de tensiones internas
que son susceptibles de ser explicadas en el marco de las luchas más generales;
para el caso que nos convoca, en el marco de las luchas generales por consolidar y
profundizar la democracia en Bolivia. Aunque los puntos propuestos y analizados
en el texto atañen a la problemática del conjunto de pueblos indígenas en Boli-
via, por razones de espacio las ideas aquí trabajadas se basan fundamentalmente
en acontecimientos ocurridos dentro de las iniciativas que tomaron sectores del
pueblo aymara y quechua en el contexto de la Confederación Sindical Única de
Trabajadores Campesinos de Bolivia (csutcb).
¿Qué procesos se pusieron en juego en las últimas décadas del siglo xx que
dieron lugar a una intervención creciente de sectores indígenas y campesinos en
la política boliviana y transformaron los diagramas de representación tradicional
junto con la manera de ejercer la política? Para responder a dicho interrogante
propongo analizar dos escenarios. Primero, la participación política de sectores
indígenas en los procesos electorales posteriores a la dictadura de Banzer (1977)
que marcaron un contexto de lo que sería el ejercicio de la democracia en Bo-
livia y la representación indígena en dicha democracia. Segundo, el desarrollo
orgánico de formas étnico-campesinas hacia una formulación política que se fue
inclinando con los años al horizonte de: forma pueblo-forma territorio. Ambos
escenarios –electoral y orgánico–, aunque muchas veces se presentaron de forma
paralela, aparentemente no conectada, desde la dinámica de la acción colectiva
de los sectores indígenas y campesinos, es posible establecerlos y entenderlos en
una perspectiva de relación, imbricación y/o articulación; así como, de contra-
dicción y tensión.
Partido Indio de Bolivia (1969), Tesis India o Revolución India (1971), forman
parte del debate, siendo Fausto Reinaga uno de sus precursores (2014: 341-354).2
El debate sobre el indianismo en Bolivia es vasto,3 de gran profundidad por
sus planteamientos e impugnador de la forma política ‘pueblo’ –tan usada por la
izquierda de la época–. El alegato central es la figura de despojo identitario que
se produce bajo la condición ‘pueblo’ (cf. capítulo 3 de González Ortega, nota
6), puesto que ello estaría implicando una subsunción de experiencias étnicas
y comunitarias de obreros y campesinos a favor de una revolución proletaria.
Habiendo abonado en muchos sentidos al desarrollo de un pensamiento político
en el seno de los movimientos indios o indígenas, lo cierto es que el indianismo
abrió puertas y condiciones para la participación de sectores con enraizamiento
étnico en las contiendas electorales de Bolivia postdictadura.
Saliendo de la dictadura de Banzer, en las elecciones de 1979, de ocho orga-
nizaciones políticas que se presentaron en la contienda electoral, una expresaba
o condensaba el debate propuesto en el Manifiesto del Partido Indio, esto es: los
indios debemos ejercer nuestra propia representación y votar por nosotros mismos.
La candidatura de Luciano Tapia, a través del Movimiento Indio Tupaj Katari
(mitka), abanderaba las discusiones desarrolladas en el seno del indianismo y se
constituyó en la primera experiencia, postdictadura, de participación india con
partido propio. En dichas elecciones quienes venían del Movimiento Nacionalista
Revolucionario (mnr), de las tradiciones de izquierda popular (udp) o de las filas
de la propia dictadura (adn), sacaron los porcentajes más altos de votación (udp
36%, mnr 35,9%, adn 14,9%); en cambio mitka sacó un porcentaje bajísimo
que llegó al 1,9% (Atlas Electoral de Bolivia, 2010: 27).
La principal votación que obtuvo el mitka fue en el departamento de La
Paz y eso le permitió obtener una diputación que sería ejercida en un contexto
legislativo de partidos políticos ideológicamente comprometidos con el Nacio-
nalismo del 52; partidos que identificaban al sujeto ‘pueblo’ como el agente de
2 No es que antes no hubo organizaciones políticas de base india, sino que nuestro lente es la
participación electoral de opciones políticas con base étnica. En ese sentido, existieron partidos
como el Partido Agrario Nacional (pan) fundado en 1960, el Partido Indio de Aymaras y
Keswas (piak) fundado en 1962 o el Partido Indio de Bolivia que forman bases para el debate
político de la participación indígena. Ver: Pedro Portugal Mollinero y Carlos Macusaya Cruz,
El indianismo katarista: una mirada crítica (2016: 131-147).
3 La polémica política boliviana sobre lo indígena implica una distinción cualitativa en el uso
de categorías. Indianismo es una opción política que postula al sujeto indígena como actor
de su propia transformación. Son los propios indígenas transformando la sociedad en la que
viven. Indigenismo alude a una corriente política que reivindica lo indígena, pero consciente
o inconscientemente, busca asimilarlo. Ver: Fausto Reinaga, “Indigenismo e indianismo”, La
revolución india (2014: 131-138); Pedro Portugal y Carlos Macusaya, El indianismo katarista:
una mirada crítica (2016: 163-192); Fabiola Escárzaga, Indianismos: La correspondencia de Fausto
Reinaga con Guillermo Carnero y Guillermo Bonfil Batalla (2015).
140 bolivia en el siglo xxi
indígenas.4 En un intento de seguir la línea con los postulados del Manifiesto del
Partido Indio, el Movimiento Katarista Nacional (mkn), dirigido por Fernando
Untoja con gran trayectoria en las filas indianistas y Tomás Ticuazu, dirigente-
líder indígena de tierras bajas, obtuvo el 0,8% de la votación (Ibid.: 123). Genaro
Flores que lideró el mrtkl en anteriores elecciones, se presentó con la sigla de
Izquierda Unida –sus viejos aliados–, obteniendo el 1% de la votación y, finalmente,
el Eje de Convergencia Patriótica que articulaba en su seno corrientes de pensa-
miento de izquierda con tradiciones indianistas, a la cabeza de Félix Cárdenas, un
antiguo líder del movimiento campesino, obtuvo el 1,1% (Ibid.: 123). Sumados
los votos de las opciones políticas adscritas al indianismo o a una izquierda con
tendencias indígenas, llegamos a un 2,9% que se constituye en una cifra distante
de lo logrado en 1989 (3,9%).
El panorama electoral de 1993 muestra con más fuerza los desplazamientos
políticos de la formulación indianista, desplazamientos tendientes a articularse con
algunos sectores de izquierda y, muchas veces, mimetizados en la izquierda. Dicho
periodo electoral muestra también los desafíos que tuvieron los sectores indíge-
nas politizados ante el advenimiento de la ampliación de lo indígena en Bolivia;
ampliación que se produjo no solamente por la sistemática interpelación de los
planteamientos indianistas kataristas en los procesos electorales, sino también por
la movilización de pueblos y comunidades indígenas de tierras bajas que permitió
el desarrollo de disputas étnicas en otras regiones de Bolivia. Con todo, una vez
más mkn, Izquierda Unida y Eje de Convergencia Patriótica obtuvieron la mayor
votación en el departamento de La Paz. Las elecciones de 1993 son también un
hito de ascenso de los planteamientos políticos indígenas en el marco de contiendas
electorales de carácter nacional, puesto que la Ley de Participación Popular de 1994
abrirá los escenarios de representación local-municipal y decantará transformaciones
en el sistema de representación política en la democracia boliviana.
Resulta también importante llamar la atención sobre condepa, fuerza po-
lítica con fuertes raíces aymaras-urbanas en la ciudad de La Paz, ya que siguió
en ascenso respecto de la anterior elección obteniendo el 14,4% de votos a nivel
nacional, y en el orden departamental se constituyó en la segunda fuerza del de-
partamento de La Paz (30,6%), superada tan solo por una diferencia de 0,8% por
la alianza mnr-mrtkl (31,4%) (Ibid.: 132). Si de origen los planteamientos de
esta fuerza política no abrazaron las formulaciones indianistas, en las elecciones de
1993 la diferencia se marcó con mayor profundidad porque condepa, tratando
política en los principios propuestos por el Manifiesto del Partido Indio quedó
como telón de fondo.
En las elecciones de 1997 nos encontramos con tres fuerzas políticas de parti-
cipación de los indígenas y campesinos. De ellas, dos expresaron con más claridad
las deliberaciones orgánicas local-comunitarias; ambas, sin embargo, estaban an-
cladas en estructuras partidarias que traían una tradición de izquierda. La Izquierda
Unida (iu) llevó a la cabeza a Alejo Véliz, un dirigente campesino quechua de
Cochabamba que, junto con Evo Morales, venía empujando desde los primeros
años del 90 la propuesta del Instrumento Político como órgano de representación
de las organizaciones campesinas. Como fuerza política obtuvieron el 3,7% de la
votación. El Eje de Convergencia Patriótica (ecp) postuló como candidato a la
vicepresidencia a Juan de la Cruz Villca, también dirigente campesino quechua de
Potosí que jugaba una posición diferente a la de Alejo Véliz y Evo Morales en la
construcción del Instrumento Político. Como fuerza política obtuvo el 0,8%. La
tercera opción, más de izquierda y menos orgánica para indígenas y campesinos,
se constituyó en el Movimiento Bolivia Libre (mbl), que llevó como candidato
vicepresidencial a Marcial Fabricano, líder de los pueblos indígenas de tierras bajas,
moxeño-trinitario, y que encabezó la primera marcha indígena de 1990. Como
fuerza política obtuvieron el 3,1%. En estas elecciones, condepa, aunque había
subido de porcentaje de votación (17,2%), el desplazamiento ideológico que produ-
jo de sus raíces étnicas (aymaras del departamento de La Paz) hacia una articulación
con agroindustriales del oriente boliviano, le significó su casi desaparición para las
elecciones venideras (Atlas Electoral de Bolivia, 2010: 176).
Algunos desplazamientos a remarcar en las elecciones de 1997. El mayor por-
centaje de votos obtenidos por fuerzas políticas que estuvieron siendo impulsadas
desde sectores indígenas y campesinos dejó de estar solamente en el departamento
de La Paz; esto es: el Eje de Convergencia Patriótica, efectivamente, y siguien-
do la tradición de votos de anteriores elecciones, obtuvo la mayor votación en
La Paz, pero la iu tuvo al departamento de Cochabamba como el centro de su
votación. Observando la geografía electoral de las elecciones, la Izquierda Unida
se convirtió en la primera mayoría en cuatro de las nueve circunscripciones uni-
nominales que tenía el departamento de Cochabamba, por ello lograron cuatro
diputados por circunscripción uninominal y obtuvieron el 17,5% de la votación
en el departamento (Ibid.: 196). El mbl, en cambio, obtuvo el mayor porcentaje
de votación en el departamento de Chuquisaca, se convirtió en la primera mayoría
en dos de las seis circunscripciones uninominales del departamento, donde sacó el
12,7%; también obtuvo la primera mayoría en dos de las ocho circunscripciones
uninominales del departamento de Potosí, llegando a tener cinco diputados por
circunscripción uninominal (Ibid.: 183).
Sumando los porcentajes de votación por opciones políticas que representaron
a sectores y organizaciones indígenas y campesinas, la diferencia se deja ver. En
características de ascenso de lo indígena, originario, campesino 145
del Partido Indio (1969) y en la obra de Reinaga La revolución india (1970); ello
supone la formulación de postulados que proceden de una inteligencia indígena
o intelectuales indios. En contraste, el segundo momento de inspiración que se
inscribe en la participación electoral del 93-97-2002-2005 está implicando la re-
formulación de los planteamientos relativos al sujeto indígena, el cual deja de ser
una referencia abstracta para convertirse en una estructura orgánica concreta de
campesinos originarios o indígenas. Así, las ideas y postulados más importantes
ya no vienen solamente de intelectuales indígenas desprendidos de estructuras
organizativas, sino, sobre todo, de las propias organizaciones, como la Confe-
deración Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (csutcb) o la
Confederación Indígena del Oriente Boliviano (cidob), que son acompañadas
por intelectuales indígenas y no indígenas. No obstante ello, la constante en am-
bos momentos de inspiración tiene que ver con el planteamiento político de que
los indios o indígenas pueden y deben representarse a sí mismos y, además, son
sujetos de transformación de la sociedad boliviana, por ello, son sujetos de poder.
5 El texto de Natalia Camacho (1996) sobre sindicalismo campesino en Bolivia, titulado “El
movimiento campesino boliviano: Entre la resistencia y la adaptación”, nos da luces sobre el
148 bolivia en el siglo xxi
desarrollo de la estructura orgánica en la csutcb; así como el libro de Esteban Ticona (2000),
Organización y liderazgo aymara: La experiencia indígena en la política boliviana, es un recuento
de cómo los campesinos quechuas y aymaras terminan organizándose en la csutcb.
6 E. Herrera (2004) trabaja la configuración de lo multiétnico y pluricultural en la emergencia
de los pueblos indígenas de tierras bajas, retratando el desarrollo de una estructura orgánica
ligada a la demanda de territorios indígenas. Ver: Identidades y territorios indígenas: Estrategias
identitarias de los tacana y ayoreo frente a la Ley inra. También J. Riester (1997) describe el
desarrollo de la cidob en su texto “Nace una organización indígena”.
7 El conamaq reconoce que en el Collasuyu (actual Bolivia) existieron 16 suyus, por ello su
reconstitución supone una reintegración política y territorial. Por ejemplo, la nación Charcas
o el suyu Charcas, ubicada entre los departamentos Sucre y Potosí, estaba compuesto por dos
markas: marka Sacaca y marka Chayanta, las que a su vez se conformaban de varios ayllus.
Ver: Análisis y propuesta para el pluralismo jurídico en Bolivia: Estudios de caso del suyu Charcas de
Pamela Sánchez y Roxana Choque (2011). También ver: Plan estratégico 2008-2013 conamaq
(2008), donde se aborda la estructura organizativa que tiene y una aproximación histórica a
los motivos de su fundación.
características de ascenso de lo indígena, originario, campesino 149
8 Detrás de lo indígena, originario o campesino hay una historia de identidad de sujeto. Los
pueblos de tierras bajas (Amazonía y Chaco) se autodefinen como indígenas pues la articula-
ción orgánica de sus demandas giró desde sus inicios alrededor del territorio y la significación
indígena, como lo plantea el Convenio 169 de la oit; en cambio, lo campesino surge en el
contexto de las luchas campesinas que rompen con el Pacto Militar Campesino (1965-1978),
siendo el desarrollo interno un avanzar hacia formas de identidad étnica, por ello el apelativo
de campesinos originarios quechuas y aymaras. Lo originario, en cambio, surge del propio
contexto campesino quechua y aymara, de las propias estructuras sindicales campesinas que,
ahondando su debate sobre etnicidad, se convierten en sectores dispuestos a pelear por la
reconstitución de sus estructuras institucionales fundamentadas en el ayllu/marka/suyu.
150 bolivia en el siglo xxi
9 Véase: “La revolución democrática de 1952 y las tendencias sociológicas emergentes”. También
“El proletariado minero en Bolivia”. En R. Zavaleta. Clases sociales y conocimiento (1988: 17-144).
10 El Manifiesto de Tiwanaku salió a la luz pública en julio de 1973, en plena dictadura de
Banzer, y fue suscrito por miembros del Centro de Coordinación y Promoción Campesina
mink’a, Centro Campesino Tupaj Katari, Asociación de Estudiantes Campesinos de Bolivia
y la Asociación Nacional de Profesores Campesinos. Ver: Pedro Portugal y Carlos Macusaya,
El indianismo katarista: Una mirada crítica (2016: 225-238); también Silvia Rivera, Oprimidos
pero no vencidos: Luchas del campesinado aymara y qhechwa 1900-1980 (2003: 148-156).
características de ascenso de lo indígena, originario, campesino 151
Hemos utilizado también esta consigna, desligada del tema de la unidad en la base
y desligada de la consigna del poder comunal. Y cuando nosotros hablamos de este
poder, entonces decimos: Poder Comunal de las Nacionalidades Aymara, Quechua,
Guaraní […] La csutcb debe organizar una Asamblea de Nacionalidades […] para
la forja de los instrumentos políticos de las nacionalidades […] ¿Quiénes deberán
asistir a esta Asamblea? Son nuestras autoridades tradicionales (originarias), Jilacatas,
Jilancus, Capitanías […] recuperar y forjar el papel de nuestro propio sistema de
autoridades. (Ibid.: 275-276, énfasis del autor en cursiva)
La política en el Ayllu consiste en que cada Ayllu designa por rotación y sucesión en un
tiempo limitado, es decir, no existe el monopolio del poder, como en las organizaciones
sindicales y políticas […] funciona sobre la democracia directa.
[…]
Todo este gran proyecto social y de liberación sólo será posible con la reorganización
de los Ayllus de base hasta constituir la gran Confederación de Ayllus y Comunidades;
donde los Jilaqatas y los Mallkus sean las autoridades legítimas de este nuevo modelo
social. (Ibid.: 377 y 384, énfasis del autor en cursiva)
Los militantes de los partidos que resultaran elegidos tendrán que ser consecuentes
con sus bases. En este sentido deberán estar conscientes que ellos expresan no a su
partido, en el Comité Ejecutivo, sino a sus bases. Deberán tener claro el tema de que
la unidad del Ejecutivo es la expresión de la unidad en la base. Deberán ser capaces
de convertir el propio Comité Ejecutivo de la csutcb en relación a sus formas de
trabajo, en un verdadero instrumento de características comunitarias […] La izquierda
unida puede hacer un trabajo conjunto de fortalecimiento del poder comunal […]
no somos sectarios en relación a los partidos de izquierda, no los rechazamos, pero
sí queremos decirles con la máxima claridad que la comunidad debe ser fortalecida
y no dividida. (Resoluciones de la Comisión Política, Documentos aprobados en el
I Congreso Extraordinario de la csutcb, 1989: 436)
156 bolivia en el siglo xxi
¿Cómo va ser nuestro organigrama? La primera idea fue que esto no sea un sindicato,
ni un comité cívico ni partido, entonces ¿qué va ser? Un instrumento. Pero, si nos
preguntaban qué era un instrumento dijimos más o menos un mecanismo que nos
agrupe a todos. Y ¿qué es eso? Va ser el gobierno establecido en Bolivia de forma
oficial, pero dentro de ese gobierno va haber, adentro, otro gobierno, clandestino,
con el nombre de Asamblea de las Naciones Originarias y el Pueblo, así se va a
llamar, ese gobierno vamos a lograr construir, va a venir uno que dirige, va a tener
cosas, los ayllus, incluso estaba diseñado nuestro propio carnet […] toda nuestra idea
fue crecer así hasta lograr ver, tácticamente, en qué momento podíamos derrotar al
gobierno colonial.
Pero esta idea ha sido derrotada en el congreso del Instrumento Político. Evo Morales,
Alejo Véliz y Filemón Escobar vinieron con ideas claras y dijeron “vamos a conformar
características de ascenso de lo indígena, originario, campesino 159
Un hito tan importante como el que nos relata Juan de la Cruz Villca, líder
del movimiento campesino y miembro del Eje Comunero, tendencia política que
nació en el departamento de Potosí y que gravitó con fuerza en el Congreso Ex-
traordinario por sus planteamientos ligados al poder comunal del ayllu, muestra
y evidencia el destino del contrapunteo; esto es, un desplazamiento del horizonte
político ligado a la Asamblea de Nacionalidades que compromete una agenda de
poder vinculada a formas institucionales comunales, a formas tradicionales de
gobierno –autogobierno– en favor de la construcción de una estructura partidaria
que subsume el poder comunal, a las estructuras tradicionales de gobierno –au-
togobierno– y a una dirección política que busca hacerse del poder estatal. En el
marco de esta interpretación sobre el proceso político de ascenso de un movimiento
indígena en clave campesina que va madurando su conciencia étnica, queda claro
cómo la sustancia y contenido de su participación política sufre un vaciamiento en
cuanto a construir un poder alternativo, porque la nueva estrategia que prioriza
el tema de una dirección política en su forma “partido” apunta hacia la toma del
poder institucional estatal, dejando de lado la reflexión fundamental sobre las
estrategias que permitirían destruir dicho poder institucional en tanto él mismo
alberga los dispositivos de la colonialidad, de la dominación secular.
Crear una opción política propia de los indígenas fue la apuesta del movi-
miento desde el Manifiesto del Partido Indio (1969), pero dicho planteamiento
no superaba la forma partido como organización política. Mientras se desenvol-
vía la búsqueda de consolidar un partido eminentemente indio o indígena, los
resultados electorales fueron siempre pequeños, con porcentajes marginales. Los
partidos indianistas habían superado la condición de mediación que destinaba a
los indígenas a ser masa votante antes que ser ellos mismos los candidatos, pero
no dejaban de expresar a una minoría porque estaban centralmente compuestos
por intelectuales indígenas. Así, el desarrollo de la estructura orgánica potenció
enormemente la participación electoral de los indígenas, porque permitió esta-
blecer un tejido de integración y articulación desde niveles comunales hasta una
suprarepresentación. En ese sentido, el segundo momento que implica un resul-
tado electoral con dimensión de mayoría es fruto de la estructuración y desarrollo
orgánico del movimiento.
No es posible, por tanto, entender la sorpresa electoral del movimiento indí-
gena en Bolivia en las elecciones de 1997-2002 y, sobre todo, 2005, sin poner al
ojo del análisis los ejes fundamentales que fueron deliberados en el marco de la
estructura orgánica. El efecto de mayoría indígena no se explica, como el sentido
común lo señala, porque demográficamente en Bolivia la mayoría es indígena. De
ser así, entonces, desde que se conquistó el voto universal, en 1952, en todos los
procesos electorales las organizaciones políticas con base indígena abrían ganado
sistemáticamente. La condición de unificación de la subjetividad indígena que
implica acumulación de luchas y momentos constitutivos de una conciencia que
se ve a sí misma como mayoría bajo el formato de nacionalidad, bajo el formato
de pueblo, son condición fundamental para entender la irradiación nacional que
tuvieron los planteamientos del movimiento, así como para analizar las formas y
maneras de interpelación al resto de la sociedad.
En ese camino, la maduración de la conciencia étnica de un movimiento que
tiene bases campesinas se encuentra en relación con acontecimientos desencade-
nados en la sociedad boliviana; esto es, la conquista, el desarrollo y la profundi-
zación de la democracia. Por eso mismo, la discusión orgánica del movimiento
indígena, campesino, originario es, a la vez, una discusión sobre el contenido de
la democracia boliviana y los rumbos que esta tomará en cuanto a las definiciones
de pluralidad política, cultural y jurídica. Ciertamente y, retomando lo anterior-
mente dicho, dos aspectos deberé señalar como fundamentales en el marco del
contrapunteo necesario entre las acciones electorales y las acciones que proceden
de la deliberación orgánica: 1. estructuras orgánicas de organizaciones indígenas
que discuten cómo y de qué manera participar en los procesos electorales produce
una apuesta política por la democracia de base, democracia comunitaria, 2. estruc-
turas orgánicas de organizaciones indígenas que crean su Instrumento Político
para ir a la contienda electoral e imaginan una Asamblea de Nacionalidades como
características de ascenso de lo indígena, originario, campesino 161
Referencias
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1989 Documentos aprobados en el I Congreso Extraordinario de la
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1989 “Asamblea de Nacionalidades”. csutcb: Debate sobre documentos
políticos y asamblea de nacionalidades. La Paz: cedla. 81-65
características de ascenso de lo indígena, originario, campesino 163
[165]
166 bolivia en el siglo xxi
Entre estos enfoques se encuentra el Vivir Bien,2 cuyo debate fue desarrollado
–y aún se desarrolla– principalmente, aunque no exclusivamente, en Bolivia y en
Ecuador.3 Hoy este debate se replica en distintos países del mundo, aunque todavía
de modo marginal. Tal debate mundial implica intentos de dar contenido a dis-
cursos y a formas alternativas y viables (sostenibles) de habitar el planeta, a partir
de la convicción de que las principales inercias sociales políticas, económicas y
culturales vigentes no lo son y de que el origen de esta inviabilidad se encuentra en
las profundidades de una visión, una ética, una economía y unas prácticas sociales
que no reconocen los límites biofísicos del planeta y que resultan excluyentes con
respecto a las necesidades de otras especies, así como incapaces de incluir, en la
toma de decisiones, vitales interdependencias sistémicas. Por tanto, uno de los
rasgos principales comunes de esta propuesta alternativa, al menos en términos
discursivos, es el respeto y el reconocimiento de derechos de las otras especies
(Gudynas, 2014: 44), así como la incorporación de una perspectiva holística en
la reflexión y en la acción (Elbers, 2007: 106-110).
El postulado de la introducción de límites a la producción material y consumo
global de bienes y servicios es otra de las implicaciones de esta perspectiva que
desafía amplios consensos en materia de pensamiento y política económica. El
cuestionamiento a los paradigmas culturales hegemónicos es, así, claro e inevitable.
Evo Morales Ayma, presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, se refiere de
esta manera a la temática de la insostenibilidad y sus las causas en el prólogo de
Vivir Bien: ¿Paradigma no capitalista?:
A pesar del discurso del Vivir Bien, las políticas públicas del gobierno de Evo
Morales responden ampliamente a una visión extractivista,5 desarrollista de corte
más bien clásico,6 aunque fuertemente asentada en la intervención estatal orientada
a la redistribución del ingreso nacional, así como al intento de industrialización
de los recursos naturales.
De hecho, desde 2005, la matriz económica boliviana ha agudizado su de-
pendencia del tradicional extractivismo. Así, el crecimiento del pib se sustenta
en la explotación intensiva y contaminante de la naturaleza. Según el cedla,
las exportaciones asociadas a minerales e hidrocarburos del último quinquenio
(2010-2015) alcanzaron 69% del total. Estas mismas se situaban entorno al 47%
entre 2001 y 2005.7
En cuanto al futuro, las prioridades de inversión indicadas en la planificación
de mediano plazo (la “Agenda Patriótica 2025”)8 apuntan a profundizar este mo-
delo extractivista que tiene a la industrialización de los recursos naturales como
horizonte y aspiración máxima.
Hay múltiples y claras declaraciones del presidente Evo Morales, del vicepre-
sidente Álvaro García Linera y de otras altas autoridades del gobierno respecto
a la tensión entre extractivismo y protección ambiental. Varias expresan la con-
tradictoria posición del gobierno boliviano que, a tiempo de declararse defensor
ejemplar del Vivir Bien y de la Madre Tierra, desconoce la legitimidad de críticas
desde esa concepción a las decisiones estatales. Este es un ejemplo de las decla-
raciones al respecto que el presidente Morales suele reiterar:
En esta misma declaración, Morales afirma que las reservas forestales fueron
creadas por “el imperio norteamericano” para que se conviertan en intocables e
5 Por extractivismo se entiende aquí “un tipo de extracción de recursos naturales, en gran volu-
men o alta intensidad, y que están orientados esencialmente a ser exportados como materias
primas sin procesar, o con procesamiento mínimo” (Gudynas, 2015: 13).
6 Una visión crítica de la persistencia del extractivismo y sus orígenes se encuentra en El Pen-
samiento boliviano sobre los recursos naturales de Fernando Molina, 2011: 132, 2a edición.
7 http://comunicabolivia.net/content/cedla-bolivia-est%C3%A1-cada-vez-m%C3%A1s-atada-
explotar-materias-primas.
8 https://issuu.com/agenda2025/docs/agenda_patriotica__separata_min_com/1?e=9800474/
5600731
9 http://www.la-razon.com/economia/Presidente-Evo-advierte-expulsar-ong -perjudi-
quen_0_2292370786.html
ecología y sociedad en bolivia 169
El planeta no deja de batir récords climáticos: el año pasado ha sido el año más
caliente jamás medido desde 1850. La temperatura promedio global en 2015
muestra el mayor aumento relativo frente a los anteriores años récord. Según
información proporcionada por la noaa (National Oceanic and Atmospheric
Administration), durante 2015 la temperatura promedio de la superficie terrestre
a nivel mundial fue 1,33°C por encima del promedio del siglo xx. Por su parte,
el Quinto Informe del ipcc (Assessment Report 5 - ar5), denominado Cambio
climático 2013: Base de ciencia física del Grupo de Trabajo I, es contundente: “El ca-
lentamiento en el sistema climático es inequívoco y desde 1950 son muchos los
cambios observados en todo el sistema climático que no tienen precedentes en
los últimos decenios a milenios”. Afirma además que existe una seguridad extre-
madamente alta (95-100%) de que el fenómeno es atribuible principalmente a la
actividad humana. Cada uno de los tres últimos decenios ha sido sucesivamente
más cálido en la superficie de la tierra que cualquier decenio anterior desde 1850.
Tomando en cuenta el retraso en el sistema climático y los compromisos
insuficientes de reducción de emisiones de los países realizados antes de la última
conferencia climática de las Naciones Unidas en París, a finales de 2015, limitar
el aumento de temperatura a 2°C se hace cada vez más difícil.
Los principales impactos del cambio climático se evidencian en: el aumento
de la temperatura global, cambios en el régimen de precipitaciones, aumento del
nivel del mar y eventos extremos más frecuentes o más severos. La magnitud de
De acuerdo a los modelos climáticos globales, existe una tendencia clara en las
zonas tropicales y sub-tropicales: las regiones húmedas se volverán más húmedas
y las regiones secas se volverán más secas. Ambos fenómenos podrán manifestarse
en el mismo territorio: una región se puede tornar más árida durante la época
seca y sufrir mayores precipitaciones durante la época de lluvias; es una situación
ya evidente en distintas regiones de Bolivia.
El cambio climático ya tiene consecuencias en el país. El retroceso de los
glaciares, las frecuentes inundaciones y el aumento de sequías registradas son
clara señal de los impactos que tiene y tendrá el cambio climático en el país. La
desaparición de la pista de esquí con lift más alta del mundo en el glaciar Chacal-
taya, a comienzos de 2010, es tal vez el ejemplo más ilustrativo. A fines de 2015,
desapareció por completo el segundo lago más grande del país, que antes cubría
2.700 km² del Altiplano central. En este caso, el cambio climático ha sido un
factor coadyuvante del proceso generado por el desvío de grandes cantidades de
agua de su afluente principal con fines de riego.
Los pronósticos para Bolivia apuntan a un aumento de temperatura signifi-
cativa: entre 7 y 8°C en la trayectoria de emisiones actuales hasta finales de siglo
(rcp 8,5), según cálculos de Hoffmann y Requena (2013: 36). Este aumento es
considerablemente más alto que el promedio global porque Bolivia se encuentra en
medio (alejada de las costas) de una masa terrestre extensa. Un segundo factor: el
aumento de temperatura es más significativo en zonas de grandes altitudes, como
las que caracterizan a la parte occidental del país.
El alarmante resultado de las modelaciones climáticas realizadas por la Fun-
dación Amigos de la Naturaleza (fan) proyecta que el cambio climático afectará a
11 La Convención Marco de Cambio Climático de las nnuu define a los gases de efecto inver-
nadero como “aquellos componentes gaseosos de la atmósfera […] que absorben y re-emiten
radiación infrarroja”, contribuyendo, por tanto, al calentamiento global (http://unfccc.int/
resource/docs/convkp/convsp.pdf).
12 El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (ipcc) describe la vulnerabilidad como
el grado en que un sistema es susceptible e incapaz de hacer frente a los efectos adversos del
cambio climático, incluyendo la variabilidad climática y los extremos.
ecología y sociedad en bolivia 171
las tierras bajas y Yungas de Bolivia con incrementos de la temperatura media entre
1°C y 2°C hasta el año 2030.13 Los modelos climáticos regionales actualmente
disponibles dan valores comparables sobre el aumento de temperatura en el país,
aunque no dan resultados satisfactorios a escala local acerca de las tendencias de
las precipitaciones.
13 “El cambio climático afectará a las Tierras Bajas y Yungas de Bolivia con incrementos de la
temperatura media entre 1,1 ºC y 1,84 ºC en la época seca y 0,96 ºC y 1,93 ºC en la época
húmeda hasta el año 2030 en comparación con el 2000. Este incremento proyectado de la
temperatura implica una variedad de impactos continuos, iniciará con alteraciones en los
ecosistemas y los recursos naturales que finalmente provocarán consecuencias para los seres
humanos y sus medios de vida” (fan, 2015: 97).
14 Para mayor información sobre la adaptación al cambio climático en Bolivia ver: “Navegando
futuro. Dos experiencias de adaptación al cambio climático en Bolivia” (Hoffmann, 2015).
15 En enero de 2015, el documento “13 pilares de la Bolivia digna y soberana. Agenda Patriótica
del Bicentenario 2025” fue elevado a rango de ley (Ley 650).
172 bolivia en el siglo xxi
16 Según el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (ipcc, por sus siglas en inglés)
de la Organización de las Naciones Unidas, el concepto de mitigación en el contexto de la
ciencia entorno al cambio climático debe entenderse como la “intervención antropogénica
para reducir las fuentes o mejorar los sumideros de gases de efecto invernadero”.
17 Según se explica en la página web de la aptm, “El mecanismo tiene el objetivo de promover
el manejo integral y el aprovechamiento sustentable de los bosques y los sistemas de vida
de la Madre Tierra, la conservación, protección y restauración de los sistemas de vida, de
la biodiversidad y las funciones ambientales, facilitando usos más óptimos del suelo a través
del desarrollo de sistemas productivos sustentables, incluyendo agropecuarios y forestales,
para enfrentar las causas y reducir la deforestación y degradación forestal, en un contexto de
mitigación y adaptación al cambio climático” (www.madretierra.gob.bo).
ecología y sociedad en bolivia 173
Energía
18 http://www.hidrocarburosbolivia.com/noticias-archivadas/542-downstream-archivado/
downstream-01-01-2015-01-07-2015/70556-consumo-interno-de-gas-natural-se-cuadrupli-
co-en-nueve-anos.html
19 Sostenible por su ubicación en caídas de agua y por su tamaño no disruptivo con el funcio-
namiento de los ecosistemas implicados.
20 Esta inversión es parte del “plan de exploración inmediata 2015-2021”, en el que se pretende
invertir 5.000 millones de dólares en los próximos años, para hallar unos 7 tcf de gas natural
hasta 2020: http://www.hidrocarburosbolivia.com/noticias-archivadas/542-downstream-
archivado/downstream-01-01-2015-01-07-2015/70556-consumo-interno-de-gas-natural-
se-cuadruplico-en-nueve-anos.html
174 bolivia en el siglo xxi
tecnologías renovables y dadas las exigencias planteadas por el cambio climático para
transitar globalmente hacia las energías renovables tan de prisa como sea posible.
Agricultura
Bosques
la agricultura (soja, coca, entre otros). Estos procesos de colonización son cons-
tantes. Fueron muy agudos en la década de los 80, como consecuencia del ajuste
estructural. Tienen en común no tomar en cuenta la vocación de la tierra que en
Bolivia es marcadamente forestal en tierras bajas, que son las tierras sujetas a una
colonización que, además, representa a menudo despojo territorial de pueblos
indígenas originarios de tierras bajas.
Según el estudio elaborado por la Fundación Amigos de la Naturaleza (2015),
en pleno proceso de cambio climático, entre 2000 y 2010, Bolivia habría perdido
1.820.000 hectáreas de bosques debido a la deforestación.
Por otro lado, estudios internacionales, como el de World Resources Institute,
han establecido que Bolivia está entre los países con mayor contribución per cápita
de co2, si se toma en cuenta la roza y quema de bosques.26
La pérdida del bosque amazónico implica un grave deterioro adicional de
las condiciones en que Bolivia enfrentará al cambio climático y de varios modos.
La provisión de agua que sustenta el ciclo hídrico de más de dos tercios del país
(correspondiente a las tierras bajas y al altiplano norte) depende de la existencia
del bosque amazónico, que funciona como una esponja que interna humedad
desde el océano Atlántico. Este hecho ha sido establecido por la ciencia.27 La
desaparición del bosque implica la desaparición de las lluvias con todas sus
amplias y profundas disruptivas consecuencias sobre la naturaleza, la sociedad,
la economía y la cultura.
De modo adicional, la selva no solo protege los pobres y frágiles suelos, sino
que maximiza su fecundidad. La desaparición del bosque es, por tanto, un grave
error con consecuencias sistémicas.
Minería
Bolivia fue, desde la Colonia hasta bien avanzado el siglo xx, una sociedad econó-
micamente asentada y dependiente casi exclusivamente de la minería. Los histó-
ricos pasivos ambientales son, sin embargo, muy poco estudiados en términos de
sus efectos sobre la salud humana y el ambiente. Y seguirán siendo agravados en
virtud de políticas como la expresada en la Ley de Minería y Metalurgia (2014).
Esta norma autoriza la explotación en áreas protegidas y glaciares (fuentes críticas
de provisión de agua en la época seca de la región andina). Por otro lado, la ley
no dispone restricciones ni pago alguno por el uso (intensivo y contaminante) del
agua. Tampoco están adecuadamente regulados los procesos de cierres de minas a
26 http://www.cambioclimatico-bolivia.org/pdf/cc-20140609-_La_proble___.pdf
27 Ver los conceptos combinados de ‘bomba biótica’ y de ‘ríos voladores’, acuñados por el cientí-
fico Alan Forsberg, en http://www.cambioclimatico-bolivia.org/archivos/20150823164706_0.
pdf. Enlace consultado el 17 de julio de 2016.
ecología y sociedad en bolivia 177
fin de minimizar los pasivos ambientales que implican costos a menudo impaga-
bles para la sociedad y el Estado. Según la Liga de Defensa del Medio Ambiente
(lidema), cuatro de los nueve departamentos del país ya poseen niveles críticos
de contaminación minera (2008: 20).
La actual expansión de la minería hacia las tierras bajas tiene graves conse-
cuencias actuales y futuras para la salud de la población y para los ecosistemas.
Es el caso de la minería, mayormente ilegal del oro, que hace amplio uso del letal
mercurio en la región amazónica. Un claro indicador de esta situación radica en el
hecho que, de acuerdo a un estudio del cedib (2015), la importación de mercurio
haya crecido en más de 20 veces entre 2010 y 2015. Hasta el momento, no hay
medidas estatales de control y protección.
De modo general, se observa que las condiciones en la minería boliviana
suelen ser precarias tanto en tiempos de precios bajos como en tiempos de precios
altos. Se trata de un sector intensivo en empleo y con larga tradición de lucha
organizada. La minería boliviana tiene, por tanto, notoria influencia e impacto
social y político en el país.
Áreas protegidas
Bolivia es uno de los países megadiversos del planeta, a pesar de carecer de eco-
sistemas marinos: la latitud tropical así como la notable y, a menudo, drástica
diferencia altitudinal del país están entre las causas de esta situación.
El país cuenta con un Sistema Nacional de Áreas Protegidas creado en la
pasada década de los 90, con el propósito de resguardar equilibrios ambientales
vitales para el país así como testigos de la enorme riqueza biológica existente. El
Parque Nacional Madidi es una de las áreas protegidas más emblemáticas por
tratarse de uno de los territorios con mayor diversidad biológica del mundo.
Sin embargo, tal cual se mencionó antes, las áreas protegidas no están libres
de la contaminante exploración y explotación de hidrocarburos. Así lo dispone la
Ley 767 del sector y los decretos supremos (2366, 2400, 2298, 2549, 2195) apro-
bados por el actual gobierno en 2015. Estas normas autorizan el ingreso de las
empresas petroleras a las áreas protegidas del país. Estas normas implican también
un retroceso del derecho de los pueblos indígenas a la consulta previa sobre los
proyectos en sus territorios, incluido en el artículo 352 de la Constitución Política
del Estado, que establece la consulta libre, previa e informada, según las normas
y procedimientos propios de las naciones y pueblos indígenas.
De hecho, las más altas autoridades del gobierno han expresado reiterada-
mente que perciben a las áreas protegidas como obstáculos para el desarrollo y
la soberanía, ya que serían promovidos por los países del norte en función de sus
intereses y no de los intereses nacionales, que se equiparan al desarrollo conven-
cional, comentado antes.
178 bolivia en el siglo xxi
Sistemas hídricos
Es escasa la información entorno al estado de las tres grandes cuencas que con-
forman el sistema hídrico de Bolivia: cuenca Amazónica, cuenca del Plata, al
sur del país, y cuenca Endorreica en el altiplano. Con todo, es posible resaltar
ciertos aspectos críticos, como la alta contaminación histórica de la cuenca del
río Pilcomayo, que es la que ha recibido los desechos de cuatro siglos de minería
colonial y republicana.
La contaminación de la minería (que se suma a la contaminación generada
por desechos domésticos e industriales del área metropolitana de La Paz y El Alto)
alcanza también a la cuenca Endorreica (este del país) que incluye el lago Titicaca
(situado en la frontera con Perú) y el recientemente desaparecido lago Poopó. Este
hecho, como se comentó anteriormente, ha ocurrido, en parte, como consecuencia
de un sistema de riego regional (promovido, en parte, desde el Estado) que no tomó
en cuenta el balance hídrico de la cuenca. La situación fue empeorada hasta el ex-
tremo de la desaparición del lago, debido al fenómeno del El Niño (2015-2016) que
fue particularmente intenso, y que, a su vez, fue agudizado por el cambio climático.
En esta región árida, el fenómeno de El Niño y el cambio climático se expresan de
modo convergente en la subida de temperaturas y el agravamiento de la situación
de escasez de agua. Este fenómeno alcanza también a la cuenca del Pilcomayo (sur
del país) que actualmente (julio, 2016) afronta un dramático descenso del caudal
con todas las consecuencias para las poblaciones ribereñas (muchas de ellas son
comunidades indígenas), así como para los ecosistemas, la fauna y la flora.
La cuenca Amazónica boliviana (norte, centro y centro-este del país) se en-
cuentra en mejores condiciones relativas, pero afronta ya, como se ha mencionado
en el acápite de minería, el problema de la contaminación minera por el uso del
mercurio para la explotación del oro aluvial.
Las mega-represas construidas en Brasil y las proyectadas en Bolivia se cons-
tituyen en factores que alteran y alterarían aún más profundamente la dinámica
hídrica biológica de la cuenca y la vida de las comunidades (a menudo indígenas)
que habitan a la vera de sus ríos. Por otro lado, la incesante deforestación podría
estar detrás de los eventos (secuenciales) de sequías e inundaciones extremas que la
región ha estado afrontando en los últimos años. El contexto de cambio climático se
plantea como un reto adicional para los equilibrios hídricos y generales de la zona.
Suelos
Son muy pocas las regiones del país que no afrontan el problema de la erosión.
“En la actualidad 60% de la superficie boliviana es susceptible a los procesos de
erosión […] que se incrementaron en 86% entre 1954 y 1996”, según el informe
Tras las Huellas del Cambio Climático en Bolivia, publicado por el pnud (2014: 77).
ecología y sociedad en bolivia 179
Los procesos de apropiación y uso del territorio nacional, que incluyen recursos
naturales (renovables y no renovables), así como el disfrute de servicios ambientales
gratuitos pero de valor máximo dado su carácter de vitales (el agua, el aire y el
suelo fértil), ocurren en procesos de articulación con el entramado que forman,
por su parte, las otras articulaciones del ámbito social, político y económico.
Y si bien la naturaleza constituye la base vital indispensable de la que so-
mos parte, en estrecha interdependencia, es común perder de vista esta noción
elemental, para tratarla como algo infinito y en situación de constante y plena
disponibilidad, o como un sector a ser gestionado procurando la minimización
de daños causados por el “desarrollo”, tal cual se lo concibe mayoritariamente
hoy en el mundo.
Entender a la base vital como lo que es implica un esfuerzo de cuestionamiento
y hasta ruptura con visiones comunes, muy arraigadas. Las condiciones en que
se da, o no, este proceso de resignificación de una naturaleza, empiezan a mos-
trar sus límites de regeneración, desafiando esa visión de disponibilidad infinita,
ampliamente compartida y que tiene consecuencias muy concretas en nuestro
comportamiento individual y colectivo. Por eso, es relevante dar cuenta (aunque
a modo de pinceladas) del entorno en que este cambio de paradigma ocurre, o no.
Con el fin de esbozar algunas líneas fuertes del entramado en que se intenta
responder al desafío –muy propio del siglo xxi– de las múltiples crisis ambienta-
les generadas por una visión que no toma en cuenta los límites naturales, es útil
mencionar que la democracia es una condición esencial para que, entre otros, el
diálogo, la reflexión, el debate, las acciones y su evaluación y eventuales ajustes
o descartes puedan prosperar.
En Bolivia, la democracia ha sido ampliada gracias a la inclusión social,
económica y política de sectores tradicionalmente excluidos; así como con la
disponibilidad de mecanismos de participación ciudadana directa en la toma de
180 bolivia en el siglo xxi
28 Constitución Política del Estado, art. 343: “La población tiene derecho a la participación en
la gestión ambiental, a ser consultada e informada previamente sobre decisiones que pudieran
afectar la calidad del medio ambiente”. Art. 344: “Se prohíbe la fabricación y uso de armas
químicas, biológicas y nucleares en el territorio boliviano, así como la internación, tránsito
y depósito de residuos nucleares y desechos tóxicos”.
29 Para una definición de los conceptos de ‘pobreza estructural’ y ‘pobreza coyuntural’, así como
para comentarios críticos sobre el salario mínimo, véase el capítulo 10 de Morales y el capítulo
15 de González Ortega.
ecología y sociedad en bolivia 181
Otro desafío es la creación de empleo formal en vista de que solo uno de cada
cinco empleados tiene acceso a la seguridad social. La informalidad en la que se
desenvuelve la mayor parte del sector privado, compuesto por microempresas y
empresas familiares, genera empleos de mala calidad para la gran mayoría de la
población.
En este contexto, las presiones sobre los recursos naturales suelen ser mayores.
Es el caso de la tóxica y devastadora minería ilegal del oro, solo por dar un ejemplo.
Otro de los procesos determinantes para la configuración de la Bolivia de
hoy es la creciente urbanización del país. En el lapso de tres generaciones, un
país predominantemente rural ha pasado a ser predominantemente urbano. Las
tres zonas metropolitanas del país, La Paz-El Alto, Cochabamba y Santa Cruz,
concentran cerca del 60% de la población. Esta urbanización se ha dado como
resultado de la migración interna campo-ciudad, motivada por la búsqueda de
mejores condiciones de vida; es decir, por la pobreza rural y la falta de servicios
y oportunidades. Estos procesos, propios del sur global, tienden a crear cinturo-
nes de precariedad socioeconómica para los pobladores que viven entorno a las
ciudades principales, con todas las implicaciones. Así, la ciudadanía de las urbes
se encuentra en constante ampliación, transición, pero mayormente en condicio-
nes precarias tanto en términos concretos (servicios, empleo) como en términos
simbólicos (identidad). Tales condiciones generan vulnerabilidad y crisis de todo
tipo, incluyendo las ambientales.
En última instancia, lo descrito configura un escenario de gran vulnerabilidad
económica, social y ecológica en el país.
Conclusiones
Esta relación está concebida a partir de otra base de prioridades, de valores, entre
ellas: la interdependencia, la comunidad, el respeto, la reciprocidad, el equilibrio,
así como la reincorporación con carácter de centralidad de fundamentos como la
espiritualidad y lo sagrado, arrinconados hoy por el sistema de mercado.
El Vivir Bien constituyó y constituye aún, a pesar de las contradicciones
entre el discurso y la práctica, uno de los intentos por plantear salidas al discurso
y a la práctica de los procesos de desarrollo convencionales, “occidentales”, que
de acuerdo a la creciente evidencia científica carece de viabilidad sistémica. No
es posible continuar ignorando los límites biofísicos del planeta o, dicho de otro
modo, las capacidades regenerativas de los ecosistemas y sus servicios que son la
base de sustento de la vida. Cualquier tipo de proyección humana de largo aliento
(sea como sea que se la denomine) no podrá ser tal sin la presencia de condiciones
de base, como los servicios esenciales de la naturaleza: oxígeno, ciclo hídrico,
suelos fértiles, por dar apenas algunos ejemplos.
La búsqueda de alternativas políticas y socioeconómicas aparece como inelu-
dible en Bolivia, habida cuenta de la insostenibilidad de su desarrollo, apoyado
históricamente en el extractivismo,30 desde su fundación como República en 1825.
Este desarrollo ha generado insatisfactorios y conflictivos procesos políticos, so-
ciales, económicos y ambientales, como una democracia débil y excluyente; una
sociedad desigual e inequitativa; una economía pobre, dependiente, frágil y de
base estrecha31 y un entorno natural con cada vez más pasivos ambientales, defo-
restación, contaminación de aire, agua y suelos, pérdida de servicios ambientales
indispensables, así como ecosistemas y especies.
Pero la realidad de las políticas públicas no expresa más esta búsqueda de
alternativas. El gobierno se aleja cada vez más de las opciones de implantar algún
programa que materialice el Vivir Bien. Por el contrario, apuesta, y de modo
consistente, por una concepción del desarrollo que corresponde a los paradig-
mas del siglo xx. Ejemplo de esta deriva son: una matriz energética basada en
combustibles fósiles y fuertemente orientada a la exportación, que se sustenta
crecientemente en termoeléctricas y que prevé ampliar su potencia a partir de
mega-represas que afectarán territorios indígenas y el bosque amazónico, y
que ha iniciado un programa de investigación en tecnología nuclear en procura
de generación de energía, entre otros; una política agrícola que promueve los
monocultivos de exportación (incluyendo la amplia utilización de organismos
genéticamente modificados y de agroquímicos); una política minera e hidro-
carburífera que no reconoce, ni siquiera en las zonas más críticas de las áreas
protegidas del país, límites para su expansión.
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8
Políticas educativas de descolonización
en Bolivia en el siglo xxi:
Sus luces y sombras
Hiroki Ishizaka
Preámbulo
[185]
186 bolivia en el siglo xxi
Cuadro 1
Resumen de los problemas de los modelos anteriores y los fundamentos del mescp
que se determinaron en los módulos del profocom
Los problemas de los modelos anteriores Los fundamentos del nuevo mescp
La educación colonial que los bolivianos han vivido se El currículo se sustenta en el Aprendizaje Comunitario.
limita a transferir contenidos que los estudiantes tienen El sentido de la educación es abrirse a la comunidad y
que repetir y memorizar para pasar de grado, donde el(la) aprender mediante el diálogo entre estudiantes y partici-
profesor(a) posee la verdad que no se cuestiona. pantes, maestros(as), comunidad, Madre Tierra y Cosmos.
Lo que se enseñaba en las escuelas era en gran medida El mescp toma en cuenta las diferentes culturas bolivianas
copia de contenidos producidos en el exterior. No se para enriquecerse aprendiendo de todas ellas.
tomaba en cuenta los conocimientos locales y de las
culturas de Bolivia.
La educación tradicional daba mayor importancia al “co- El mescp toma en cuenta los saberes y conocimientos de
nocimiento científico” sin tomar en cuenta la realidad de los pueblos indígenas originarios campesinos en diálogo
Bolivia y los saberes y conocimientos que históricamente con el conocimiento que la humanidad ha producido.
han producido las culturas bolivianas.
Los proyectos gubernamentales del pasado, al responder a El mescp busca el Vivir Bien,4 donde todo el pueblo bolivia-
intereses ajenos a la realidad de Bolivia, no permitieron que no debe vivir en armonía, en comunidad, con sí mismo, la
la educación ayude a la construcción de un país soberano, Madre Tierra, el cosmos y las espiritualidades.
productivo, libre.
Fuente: Ministerio de Educación (2014a: 5-7, resumen y énfasis, en todos los cuadros, mío).4
3 En este artículo se emplean varios términos relacionados con la descolonización así como
multiculturalismo, multilingualismo, interculturalismo, intraculturalismo, plurilingüismo.
Multiculturalismo, interculturalismo y intraculturalismo serán, con respecto a sus caracte-
rísticas diferentes, posteriormente discutidos en el artículo, mientras que otros, por ejemplo,
multilingualismo y plurilingüismo se mencionan como casi el mismo término, a raíz de que
ni el Ministerio de Educación ni los estudiosos los diferencian en concreto.
4 “Vivir Bien” fue adoptado también en otros países latinoamericanos de ala izquierda. Por
ejemplo, en Venezuela, el Buen Vivir se dirige a felicidad suprema y su concepto forma parte
integral del proyecto político socialista del siglo xxi (López, 2013).
políticas educativas de descolonización en bolivia 189
1. Los pueblos indígenas tales como los Quechua, los Aymara y los Amazónicos; sus
antepasados son agricultores, pongos, mitayos, considerados como la mayoría de
la población.
2. Los grupos de poder tales como oligarcas, propietarios de tierra o de minas que
eran productores de cultura y pertenecían a una clase socioeconómica alta.
7 En estos juicios, Apaza se basa en la moderna teoría de inflexión decolonial de origen la-
tinoamericano, cuyos conceptos centrales son ‘hegemonía/subordinación’, ‘otro/otredad’,
‘colonialidad/decolonialidad’, ‘colonialidad del poder’, ‘colonialidad del saber’ y ‘colonialidad
del ser’ (Restrepo & Rojas, 2010). La aplicación teórica de estos y otros conceptos de dicha
teoría se explica en el capítulo 13 de Camacho Salgado y González Ortega.
políticas educativas de descolonización en bolivia 193
3. Los mestizos que son catalogados como clase media y componen una población
mixta que es el resultado del matrimonio y de la migración. En general, ellos
pertenecen a la cultura de los grupos de poder. (Arrueta & Avery, 2012: 423-424)
Cuadro 2
Los principales conceptos enfatizados y discutidos en la lre y la lasep
les (i.e. las costumbres y hábitos de las nypios) no se pueden traducir fácilmente
en lo académico y pedagógico, por lo que simplemente se introducen o describen
(Arrueta & Avery, 2012: 426).
Debido a que “la educación es un espacio privilegiado para discutir los conceptos
y las acciones de la descolonización” (Apaza, 2012: 172), los(as) maestros(as) deben
desempeñar un rol importante en su materialización, a través de la articulación
educativa de la intraculturalidad, la interculturalidad y el plurilingüismo. Al res-
pecto, es importante destacar aquí que los(as) maestros(as) no pueden contar con
materiales o ayuda de maestros(as) con mayor experiencia que presenten un mejor
modelo pedagógico, por lo cual se requiere una formación profesoral continua,
dirigida a conocer la realidad sociocultural de los niños provenientes de comuni-
dades ancestrales (nypios), para así poder contar con una mayor disponibilidad
y compromiso y poder concretizar la enseñanza descolonizadora (Reyes-García
et al., 2010: 308; Apaza, 2012: 181; López, 2013: 16).
A pesar de que la capacitación que promueve el profocom trata de intro-
ducir los principales conceptos relativos a la descolonización propuestos por la
lasep y el mescp (i.e. interculturalidad, intraculturalidad y plurilingüismo) no
se ha enfatizado suficientemente cómo ponerlos en práctica en el aula (Ministerio
de Educación, 2014a: 1-116; 2014b: 3-85; 2014c: 5-88; 2014d: 3-90).
En las Escuelas Superiores de Formación de Maestras(os) (esfm), donde
antes se desarrollaba la formación inicial de los(as) maestros(as) de escuela, era
motivo de preocupación tener que aceptar la nueva política educativa articulada
en la lasep y el mescp, por lo que en la enseñanza se echó mano a motivacio-
nes ideológicas, políticas y económicas afines al gobierno o también a alguna
iniciativa o hábito práctico que impulsara a los(as) profesores(as) de las esfm y
a los(as) maestros con mayor experiencia en la enseñanza (Talavera, 2011: 119;
López, 2013: 16).
En base a lo que se ha discutido hasta aquí, se plantean las siguientes preguntas:
¿cómo entienden los(as) maestros(as) la descolonización en la educación?, ¿en qué
medida la practican en sus aulas y escuelas? y ¿cuáles son los efectos y dificultades
a las que se enfrentan? Para contestar dichas preguntas, el autor de este capítulo
elaboró el siguiente cuestionario que consiste en diferentes asuntos (ítems) de
orden cualitativo y cuantitativo para que los(as) maestros(as) respondieran:
Gráfico 1 Gráfico 2
Edad de los encuestados Experiencia de enseñanza
80 120
100
60
80
Frecuencia
Frecuencia
40 60
40
20
20
0
0
menor de 31 31-40 41-50 mayor de 50
menor de 1 1-5 6-10 11-15 más de 15
Edad Experiencia de enseñar
Gráfico 3 Gráfico 4
Sexo de los encuestados Comprensión de descolonización
200
125
150
100
Frecuencia
Frecuencia
75
100
50
50
25
0
0
hombre mujer No comprendo No comprendo Comprendo Comprendo
nada bien perfectamente
Sexo
Comprensión de descolonización
Gráfico 5 Gráfico 6
Involucramiento en la descolonización Efecto de la descolonización
100
120
100 80
80
Frecuencia
Frecuencia
60
60
40
40
20
20
0 0
Varias actividades Algunas Un poquito Ninguna Varios efectos Algunas Un poquito Ninguna
Figura 1
Actividades descolonizadoras
encuestados
70
60
50
40
30
20
10
0
respuesta
común
20
15
10
5
0
Fuente: Resultado del análisis de las respuestas del cuestionario del autor.
Figura 2
Efectos de las actividades descolonizadoras
encuestados
100
80
60
40
20
0
respuesta
común
20
15
10
5
0
Fuente: Resultado del análisis de las respuestas del cuestionario del autor.
Gráfico 7 Gráfico 8
Dificultad de descolonización Dificultad del psp
100 80
80
60
Frecuencia
Frecuencia
60
40
40
20
20
0 0
Varias veces Algunas Un poquito Ninguna Varias veces Algunas Un poquito Ninguna
Figura 3
Dificultades de la descolonización en educación
encuestados
80
60
40
20
0
respuesta
común
20
15
10
5
0
Cuadro 3 Cuadro 4
Medida de descolonización Dificultad de descolonización
entre materias entre materias
N 125 N 125
Chi-cuadrado 39.571 Chi-cuadrado 9.800
Grado de libertad 4 Grado de libertad 4
Sig. Asintótico .000 Sig. Asintótico .044
Resultado en prueba de Friedman. Resultado en prueba de Friedman.
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9
Posicionamientos y luchas de las mujeres
bolivianas en la configuración
del Estado Plurinacional
Cynthia Daniela Franco Pinto / Verónica Pacheco Sanjinés
Introducción
1 Para una visión más completa de ‘Estado neoliberal’ y ‘Estado Plurinacional’, véase el capítulo
3 de González Ortega.
[211]
212 bolivia en el siglo xxi
2 Desde finales del siglo xix la actividad minera en Bolivia fue modernizando paulatinamente al
proceso productivo y al Estado, la composición social e identitaria en el campo y las ciudades.
Los procesos de movilidad social, los fenómenos migratorios campo-ciudad y la implicancia
de diversos sujetos en el aparato productivo hizo surgir las clases sociales y el movimiento
obrero. Bajo este boom económico liberal, el gobierno de Ismael Montes modernizó la edu-
cación en Bolivia y creó los primeros colegios femeninos fiscales en las ciudades (Medinaceli,
1989). En 1903 se fundó en La Paz el primer colegio fiscal de niñas y en 1909 la Escuela
Normal Superior de Sucre comenzó a formar mujeres profesoras (Martínez, 1995). Antes de
este fenómeno, la educación femenina en las ciudades estaba a cargo de la Iglesia Católica,
entidad que estereotipaba a las mujeres a asumir un rol materno en la sociedad (Medinaceli,
1988: 27). Por otra parte, muchas mujeres campesinas migraron a las principales ciudades
del país; desempeñando trabajos artesanales empezaron a organizarse junto a los hombres
(Lehm et al., 1988;Wadsworth et al., 1989; Dibbits et al., 2012).
3 En los años 20, las mujeres conquistaron el derecho a organizarse para hacer conocer sus
necesidades a la sociedad entera. Las mujeres de sectores populares crearon mutuales o gre-
mios y, posteriormente, sindicatos afiliados a sus pares hombres, con la finalidad de defender
sus derechos laborales (Lehm et al., 1988). Por otra parte, las mujeres de clases medias o
altas conformaron Centros Artísticos Culturales de Señoritas que reivindicaron el derecho
al sufragio femenino (Álvarez, 2010).
posicionamientos y luchas de las mujeres bolivianas 215
Gráfico 1
Número de mujeres en el Poder Ejecutivo 1956-2006
MINISTRAS
6 5
5 4 4
4 6
3 2 2
2 1 1 1
1 0 0 0 0 0
0
4
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19
19
05
20
20
20
de Luis Adolfo Salinas (1969), Walter Guevara Arce (1979) y Lydia Gueiler Tejada
(1979-1980). Entre 1980 y 1989 no se designó ni a una sola mujer a la cabeza de
algún ministerio, y sólo desde 1989 apareció una tendencia generalizada a incorporar
mujeres en el Poder Ejecutivo, aún así, a lo largo de siete gobiernos, tan solo en 19
de los 196 puestos ministeriales, figuraron mujeres. La presidencia que incorporó
mayor número de mujeres en este periodo fue la de Carlos D. Mesa Gisbert.
Las siguientes tablas grafican la presencia femenina en el Poder Ejecutivo. La
primera muestra el número de mujeres en los distintos parlamentos constituidos
entre 1956 y 2015; la segunda traduce esta cifra en el porcentaje de mujeres dentro
del universo parlamentario global.
Gráfico 2
Número de mujeres en el Parlamento 1956-2020
PARLAMENTARIAS
200 173
164
150
100 75
42 52
50 26
4 7 12 19
16 0 4 0 2 0
0
0
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0
96
96
96
97
98
98
98
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-1
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-2
-2
56
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66
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19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
20
20
20
20
Gráfico 3
Porcentaje de participación femenina en el Parlamento 1956-2015
60,00
52,11
49,40
50,00
40,00
30,00 23,57
65
69
81
85
0
96
97
98
98
99
99
00
00
00
01
02
19
19
19
19
19
-1
-1
-1
-1
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-2
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-2
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6-
2-
60
70
79
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89
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5
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19
19
19
19
19
19
19
19
19
19
20
20
20
20
¿Por qué formamos el Frente de Mujeres del mir el año 77 o 78? […] Desde el año
71, antes de que se abra el espacio democrático, trabajamos mucho las militantes
del mir Yo acompañé a Jaime Paz para que salga a la frontera, trasladábamos armas,
arriesgábamos la vida. Se abre la democracia el año 78 y nosotras nos quedamos sin
trabajo partidario […] Empezamos a ver las subordinaciones y ahí se creó un grupo
muy fuerte de mujeres. (Ardaya, 2016, entrevista con D. Franco Pinto)
Yo soy la mujer del pueblo, artesana, miembro de esa Bolivia Clandestina […]
Tras largos años de sufrimiento por haber sido discriminados, llegó el día en
que le levantaron la mano al compadre Carlos Palenque y lo proclamaron futuro
presidente […] otro compañero fabril me levantó mi mano y me dijo “diputada”
[…] Yo no lo podía creer, así se ha fundado condepa. (Loza, 2015, entrevista con
D. Franco Pinto)
218 bolivia en el siglo xxi
Para las mujeres que abrimos brecha […] no fue fácil, encarar el desafío de romper
el círculo perverso de los débiles y dominados, que terminan marginándose de los
espacios de poder real […] En 1996, bajo la consigna “si las mujeres no están la
democracia no va”, se fundó el Foro Político Nacional de Mujeres, como sujeto
político que decidió incidir en la agenda política nacional. (Brockmann Quiroga,
2006: 6)
A causa de la relocalización minera4 de 1885, los mineros y sus hijos e hijas pobla-
ron el trópico cochabambino, en especial, la región de Chapare. En los años 90,
para subsistir del cultivo de la hoja de coca, siguiendo los imperativos de Estados
Unidos, algunos gobiernos generaron una fuerte represión contra estos actores,
quienes tuvieron que resistir en distintas oportunidades la violencia estatal de la
que fueron objeto.
Por otro lado y durante esas mismas décadas, los sectores indígenas del alti-
plano boliviano defendieron formas originarias de autogobierno y demandaron
un acceso autonómico al territorio. Desde entonces hasta 2006, la resistencia
indígena-campesina consolidó un bloque antineoliberal (cf. nota 1 en el presente
capítulo) a la cabeza de dos líderes, Evo Morales y Felipe Quispe.
Estos dos personajes y sus bases sociales respectivas cuestionaron la política
neoliberal y el racismo que aún embargaba el comportamiento de la población
mestiza.5 El sueño de ambos líderes fue el de reposicionar de mejor manera
dentro de las estructuras sociales y políticas al sujeto indígena o popular. Para
ello conjugaron dos tácticas políticas, la primera, generar una resistencia y/o
confrontación al Estado por medio de instrumentos de antigua data que habían
servido para luchar contra el poder colonial, es decir, marchas, bloqueos, cercos,
etc. La segunda, poner un pie en el horizonte institucional estatal, para lo cual
fundaron sus partidos políticos, en 1997 el Instrumento Político para la Soberanía
de los Pueblos, ipsp, (luego convertido en mas-ipsp) y el Movimiento Indígena
Pachakutek, mip en 2001.6
4 La relocalización de 23.000 mineros en 1985, el despido más radical por parte del gobierno
en toda la historia republicana, causó un año después la primera “Marcha por la vida”, en la
que miles de trabajadores se dirigieron a pie desde Oruro a La Paz para exigir su permanencia
en la empresa. Empero, el Ejército detuvo la marcha y el gobierno siguió con su plan (Mesa
Gisbert et al., 1998: 705)
5 La propuesta de Felipe Quispe, “indianizar al q’ara”, interpeló a la sociedad civil de los pri-
meros años del siglo xxi, además, desmontó el racismo imperante aún por aquella época.
6 Movimiento que contó con la iniciativa política previa del egtk (Ejército Guerrillero Túpac
Katari), el que incluso contó con la participación de integrantes de clase media que deman-
daban la restitución de un autogobierno-indio.
220 bolivia en el siglo xxi
Nos vamos al congreso […] se sacan conclusiones. Por supuesto tenemos un brazo
orgánico, sabemos marchar, bloquear, caminar. Tenemos que tener un brazo político,
tomar el poder local, el poder departamental y el poder nacional y nos decíamos:
“ahora de las protestas tenemos que pasar a las propuestas”. (Leonilda Zurita en
García Forés, 2011: 52)
13 Por ejemplo, los Estados, al convertirse en países miembro de Naciones Unidas, se adscriben
a una serie de compromisos definidos como obligaciones en la Carta de este organismo para
ser merecedores de los réditos que ello implica, tal como se establece en al artículo 2 de la
mencionada Carta: Los Miembros de la Organización, a fin de asegurarse los derechos y
beneficios inherentes a su condición de tales cumplirán de buena fe las obligaciones contraídas
por ellos (Carta de las Naciones Unidas 1945: 3 énfasis mío).
224 bolivia en el siglo xxi
15 Marta Cabezas (s.f.: 54) señala que las ong no solamente se convirtieron en las principales
interlocutoras de los procesos que fueron impulsados por Naciones Unidas y el Estado, sino
que también fueron las principales gestoras de los fondos de cooperación internacional del
Norte destinados al avance de las mujeres bolivianas, además de convertirse en el principal
referente de la sociedad civil en los albores de la incorporación de los derechos de las mujeres
en el país (2006: 54).
16 En el informe se define el instrumento para la construcción de la nueva sociedad en función
a lo establecido en el artículo 9 de la Constitución Política del Estado, en el que se señala:
“son fines y funciones esenciales del Estado: 1. Constituir una sociedad justa y armoniosa,
cimentada en la descolonización, sin discriminación ni explotación, con plena justicia social,
para consolidar las identidades plurinacionales; […] 4. Garantizar el bienestar, el desarrollo,
la seguridad y la protección e igual dignidad de las personas, las naciones, los pueblos y las
comunidades y fomentar el respeto mutuo y el diálogo intracultural, intercultural y plurilin-
güe” (Informe del Estado Plurinacional de Bolivia: 20).
17 “[U]n sistema de dominio masculinizado que, de la familia se extiende al poder, el saber y el
ser […] es por tanto, un producto social que ha sido reforzado por el colonialismo, la división
social y sexual del trabajo y principalmente por el capitalismo […]. El poder patriarcal no se
limita a la opresión hacia las mujeres, sino también hacia otros sujetos sometidos al poder. Tal
es el caso de las niñas, niños, la juventud y los pueblos indígenas originarios que son minori-
tarios o diferentes al grupo dominante […] oprime a los hombres, quienes son interpelados
constantemente a través de los estereotipos sexistas (Ministerio de Culturas y Viceministerio
de Descolonización, en Agar, 2012: 32).
226 bolivia en el siglo xxi
los movimientos y organizaciones sociales cuyas luchas, desde el año 2000, son
la antesala para la refundación del Estado boliviano.
En el informe denominado del periodo neoliberal se hace referencia a la insti-
tucionalización del género a partir de la creación de una serie de entidades depen-
dientes del Estado que abordaron los temas que afectaban a mujeres, niñas/niños,
adolescentes y, a partir de 1993, a los pueblos indígenas. Es así que los temas que
hacían a los grupos denominados vulnerables estuvieron, en un inicio, a cargo de las
primeras damas de la nación, que se caracterizaron por hacer una política pública
asistencialista hasta la creación de consejos nacionales, secretarías y subsecretarías.
Tanto en el informe presentado en el periodo neoliberal (1985-2009) como
en los presentados en el plurinacional se hace referencia a la creación de planes
para abordar la problemática de la mujer; el hecho que los diferencia es el enfoque.
En el primero, se recalca su adscripción a los lineamientos establecidos desde
Naciones Unidas; en los otros dos se muestra la imposibilidad de circunscribirse
únicamente a esos planteamientos. En el balance del periodo neoliberal se señala
la creación de una serie de planes18 y se subraya que todos ellos responden a las
recomendaciones internacionales en el marco de los lineamientos definidos por
la Plataforma de Acción de Beijing, pero además, se acentúa el hecho de que los
mismos no habrían sido posibles sin la normativa internacional, la cooperación
internacional, las organizaciones no gubernamentales y el movimiento feminista
(de la igualdad de corte liberal), principalmente:
Estas políticas públicas de género asumidas por el País a raíz de las exigencias
internacionales y los movimientos de mujeres, organizaciones feministas, organi
zaciones no gubernamentales afiliadas a los fines de equidad e igualdad de género,
así como del organismo rector de género.* […]
Lo importante de las políticas de género es que se ha logrado visibilizar las demandas
de las mujeres, esto ha sido posible por la influencia de la normativa internacional,
producto del movimiento feminista internacional, las acciones de organizaciones de
mujeres en el ámbito nacional y financiamiento externo a través de la cooperación
internacional, sin esos factores definitivamente poner en agenda la temática de género
habría sido una total odisea. (Bolivia. Informe Beijing, s.f.: 17 y 18)
Así también, en este informe se enfatiza el rol de las ong19 como las principales
promotoras en la igualdad y equidad de género en el país y se reconoce los aportes
de las mismas en la planificación, diseño, elaboración y ejecución de programas de
las instituciones estatales responsables para lograr la igualdad entre los géneros:
Las ongs son instancias que han realizado de manera permanente sugerencias
y aportes a la planificación del Viceministerio, en diferentes escenarios y mesas
de trabajo se coordina con las ongs, también en acciones de seguimiento, al
cumplimiento de la conferencia Mundial de la Mujer, a convocatoria de la Cancillería
y Viceministerio.
[…]
Las organizaciones no gubernamentales son tal vez las que están impulsando con
bastante fuerza la lucha por la equidad de género, obviamente no todas sino aquellas
que tienen compromiso con las mujeres y trabajan con el enfoque de género. (Bolivia.
Informe Beijing, s.f.: 29 y 30)*
19 Esto se puede explicar por la necesidad de responder a la pregunta que se hacía en el cuestio-
nario donde se pedía al Estado evaluar el rol de las organizaciones no gubernamentales en la
planificación y aplicación de las actividades de seguimiento en los mecanismos que se habían
definido en la iv Conferencia Mundial sobre la Mujer.
20 Denominado Plan Nacional de Desarrollo: Bolivia Digna, Soberana y Democrática para
Vivir Bien, a partir del cual se pretende transformar el país desmontando el modelo de desa-
rrollo construido por el colonialismo y neoliberalismo, cambiando el esquema de desarrollo
primario exportador; la construcción del Estado Plurinacional considerado “el promotor y
protagonista del desarrollo social, comunitario”, caracterizado por la redistribución de forma
equitativa de la riqueza, ingresos y oportunidades; desde donde se pretende “promover el
desarrollo integral a través de la construcción de un nuevo patrón de desarrollo diversificado
e integrado y la erradicación de la pobreza, la desigualdad social y la exclusión”. Este modelo
de desarrollo se fundamenta en la “filosofía del Vivir Bien [que] plantea fundamentalmente la
complementariedad entre el acceso y disfrute de los bienes materiales y la realización efectiva,
228 bolivia en el siglo xxi
subjetiva y espiritual, en armonía con la naturaleza y en comunidad con los seres humanos”
para lograr la justicia social (Decreto Supremo 29272, 2007).
posicionamientos y luchas de las mujeres bolivianas 229
22 En la que se pueda identificar y analizar las diferentes formas de discriminación, que pueden
ser por razón de raza, clase, etnia, generacional, entre otras, y que constituyen otras formas
de desigualdad social.
23 Se sostiene que es una alianza de mujeres encabezada por la Confederación Nacional de Mu-
jeres Campesinas de Bolivia “Bartolina Sisa”, miembros de la Confederación Juana Azurduy
y trabajadoras por cuenta propia (La Razón, 2015).
posicionamientos y luchas de las mujeres bolivianas 231
las mujeres” (Cabezas, s.f.: 198) que se ha ido impulsando desde los organismos
internacionales, pues se habrían enmarcado en los postulados de un universalis-
mo abstracto de la categoría ‘mujer’ que desconoce, como señala Mouffe (1999:
31), a un “sujeto construido en el punto de intersección de una multiplicidad de
posiciones subjetivas en las que no hay una relación a priori”, que se manifiesta a
través de una diversidad de identidades (de clase, etnicidad, nacionalidad, región,
etáreas, religiosas, entre otras) y que se van construyendo en una “diversidad de
discursos”, invisibilizando relaciones sociales de dominación y subordinación que
no necesariamente están relacionadas con el sexo masculino.
Conclusiones
Referencias
Mouffe, Chantal
1999 El retorno de lo político. Comunidad, ciudadanía, pluralismo y democracia
radical. Ciudad de España: Paidós.
Revollo Quiroga, Marcela
2001 Mujeres bajo prueba. La participación electoral de las mujeres antes del voto
universal 1938-1949. La Paz: Eureka.
Salazar de la Torre, Cecilia & Lia van Broekhoven
1998 Movimientos de mujeres en Bolivia: La Federación Nacional de Mujeres
Campesinas “Bartolina Sisa” y los Clubes y Centros de Madres. La Paz:
snv.
Serra Sanchéz, Clara & Eduardo Fernández Rubiño
2014 “X. Poder y subjetividad en Juego de Tronos”.Ganar o morir. Lecciones
políticas en Juego de Tronos. Pablo Iglesias (coord.). Madrid: Akal.
Wadsworth, Ana Cecilia & Ineke Dibbits
1989 Agitadoras de buen gusto. Historia del Sindicato de Culinarias (1935-1958).
La Paz: Tahipamu-Hisbol.
Zabala Canedo, María Lourdes
2014 Trayectorias electorales. Participación política de las mujeres en la democracia
boliviana. La Paz: Artes Gráficas Moreno.
Fuentes empíricas
Ardaya, Gloria
2016 “La participación política de la mujer en Bolivia”. Entrevista de Da-
niela Franco. La Paz.
Bedregal Gutiérrez, Isabel
2015 “Participación política de Emma Gutiñerrez Aramayo”. Entrevista
de Daniela Franco. La Paz.
Brockmann, Erika
2016 “Mujer y política desde su propia experiencia”. Entrevista de Daniela
Franco. La Paz.
Loza, Remedios
2015 “La vida de la primera mujer de pollera en el Parlamento”. Entrevista
de Daniela Franco. La Paz.
10
Gestión gubernamental 2006-2015:
Realidades y espejismos de la economía
y de las políticas sociales del gobierno
de Evo Morales
Juan Antonio Morales
Introducción
Examinamos en este ensayo las políticas económicas y de desarrollo social así como
el desempeño de la economía durante el gobierno del Movimiento Al Socialismo
(mas), presidido por Evo Morales. La política económica rompe con el modelo,
llamado neoliberal por sus críticos, que se tenía antes que Morales asumiera la
presidencia. Su gobierno recuperó la tradición nacionalista y estatista que tenía
Bolivia, desde fines de la década de los años 30 del siglo pasado. El nacionalismo
revolucionario (o nacionalismo de izquierda) ha sido, en efecto, una constante en
la economía y sociedad boliviana. El país se había alejado de esa tradición entre
1985 y 2005 para controlar la inflación, para contener los costos de la crisis de
deuda externa que asolaba a los países latinoamericanos en esos años, y para pro-
mover un desarrollo económico más centrado en la iniciativa privada que antes.
Gran parte del periodo de gobierno de Morales ha coincidido con el
extraordinario y largo auge de precios para las exportaciones bolivianas. Morales
gozó además, al principio de su gestión, de una gran simpatía política internacional
y en la comunidad de países donantes, presentándose como el Nelson Mandela
de los Andes. Se benefició también con el giro a la izquierda que había tomado la
región a principios del actual siglo. Prats i-Catálá (2006) hacía notar que “es difícil
imaginar la audacia provocadora de Evo Morales sin los precios internacionales
del petróleo y sin el apoyo determinado de Hugo Chávez”.
En el presente capítulo se trata de describir, lo más completamente posible,
las principales características, no siempre consistentes entre sí, del modelo de
desarrollo del gobierno del mas y sus condicionantes internacionales. En los
análisis está presente, aunque con muchos matices, la preocupación de Dornbusch
[237]
238 bolivia en el siglo xxi
Los años 2006-2015 cubren dos periodos de gobierno de Evo Morales. Las polí-
ticas llevadas a cabo en los dos periodos tienen similitudes pero también marcadas
diferencias. Simplificando un poco, se puede decir que el primer periodo, en el que
se efectuaron varias nacionalizaciones, fue más estatista que el segundo, en el cual
los imperativos de la economía internacional y el inicio de la caída de precios de
los principales productos de exportación bolivianos indujeron al gobierno a más
cautela y a cambiar de posición, cortejando a los inversionistas privados.
La primera tarea que se impuso el gobierno de Morales fue la de desman-
telar las instituciones neoliberales. Se revirtieron las privatizaciones y se contra-
reformaron las legislaciones de seguridad social, bancaria, minera y, parcialmente,
la del sector agropecuario.
El Estado volvió a tomar un papel central en la economía y se convirtió en su
principal dinamizador. Se ha de hacer notar, empero, que las reformas y contra-
rreformas no fueron tan radicales como solían serlo en el siglo xx. De hecho, las
nuevas legislaciones preservan muchos elementos de las legislaciones neoliberales,
tal es el caso de la contrarreforma de la ley de pensiones.
Un fuerte nacionalismo ha marcado la política de comercio exterior, espe-
cialmente en el primer periodo. Bolivia ha rechazado acordar Tratados de Libre
Comercio, ya sea con los Estados Unidos o con la Unión Europea.1 Además, se
han aumentado significativamente algunos aranceles de importación, aunque
el arancel medio sigue bajo, y se han impuesto prohibiciones temporales de
exportación.
La privatización de los hidrocarburos, efectuada durante los gobiernos ante-
riores y que condujo al hallazgo de depósitos muy significativos de gas natural, era
la medida que causaba más resistencias en la población, que tenía la percepción
de que el país no estaba beneficiándose adecuadamente de esta riqueza natural.
La posibilidad de que Bolivia vendiera su gas natural (convertido en gas natural
licuado) a los Estados Unidos, a través de puertos chilenos, complicó, aún más,
el panorama y acentuó las tendencias nacionalistas.2
A los seis meses de haberse posesionado como presidente de la República, Evo
Morales decretó la nacionalización de los hidrocarburos. A diferencia de las dos
nacionalizaciones del sector en el siglo xx, no se produjo una expropiación de acti-
vos, sino más bien una mayor apropiación estatal de los flujos, es decir, una mayor
participación del gobierno en las rentas hidrocarburíferas. Se impusieron también
condiciones más estrictas para la comercialización externa de los hidrocarburos, que
resulta de la aplicación del principio de que los hidrocarburos, no sólo en el suelo,
sino también una vez extraídos siguen siendo propiedad del Estado, con las empresas
privadas que los pueden comercializar solamente por cuenta y con autorización de él.
A esta modalidad de nacionalización se la ha llamado “nacionalización rep-
tante” o indirecta. Las empresas extranjeras, luego de firmar nuevos contratos con
la empresa estatal de hidrocarburos Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos
(ypfb), han seguido operando y aún han aumentado sus inversiones en Bolivia,
aunque muy poco en exploración.3
Las nacionalizaciones han ido más allá de los hidrocarburos. Es así que se las
ha tenido en electricidad, telecomunicaciones, y aún en la producción de cemento.
Además de las nacionalizaciones, se han creado un gran número de empresas pú-
blicas en distintos sectores de la economía que, en algunos casos, mas no siempre,
están donde ya había empresas privadas, las que han tenido que sufrir una com-
petencia desleal. Si el arrinconamiento del sector privado no ha sido aún mayor
fue por los graves problemas de gestión que han tenido las empresas públicas.
Lograr una alta tasa de crecimiento del pib ha sido y es un claro objetivo del
modelo de Morales, no solamente para reducir la pobreza, sino y, sobre todo,
por los réditos políticos y de imagen que proporciona. Además, varias políticas,
como la salarial, están condicionadas por una alta tasa de crecimiento del pib.
La economía ha crecido a un ritmo promedio de 5% en el periodo 2006-2015.
Esa tasa es una de las más altas de los países latinoamericanos. El crecimiento ha
estado impulsado por la inversión pública en primer lugar y luego por el consumo,
tanto de los hogares como del gobierno. Se ha de hacer notar, empero, que son los
ingresos extraordinarios por exportaciones los que han financiado a la inversión
pública y al consumo.
2 La discusión de la venta de gas natural a través de puertos chilenos fue la causa inmediata
para el derrocamiento del gobierno de Sánchez de Lozada en el año 2003.
3 Se tiene la impresión de que las compañías extranjeras han seguido produciendo y aún in-
virtiendo para recuperar sus costos hundidos, en momentos, además, en que los precios del
petróleo estaban en niveles muy altos.
240 bolivia en el siglo xxi
4 El sistema bancario debe ser entendido en un sentido amplio: no solamente incluye a los
bancos propiamente dichos, sino también a los cuasi-bancos, que son entidades financieras
más especializadas y que no tienen toda la gama de operaciones que ofrecen los bancos.
realidades y espejismos de la economía y de las políticas sociales 241
El contexto internacional
Los precios de las exportaciones bolivianas, que habían estado muy deprimidos
durante las dos décadas precedentes, comenzaron a recuperarse a mediados del
año 2003. Cuando Morales asumió el poder, se encontró con ingresos extraordi-
narios mucho más allá de lo que se imaginaba y de lo que la población imaginaba.
Bolivia fue un claro beneficiario del auge de precios de los commodities. Re-
cibió hasta el 2013 altos precios por sus exportaciones de gas natural a Brasil y
a la Argentina, por sus exportaciones de metales y, un poco más tarde, por sus
exportaciones de soja. Los precios del gas exportado están ligados al precio del
petróleo cotizado en mercados internacionales. Los metales y la soja se cotizan
igualmente en mercados internacionales.
En los diez años, 2006-2015, el valor de las exportaciones aumentó por un
factor de tres (de cuatro en 2012), como se puede apreciar en el gráfico 1. El
aumento de valor se debió tanto a incrementos en los volúmenes como, sobre
todo, a una evolución muy favorable de los precios. Los precios de exportación
aumentaron mucho más rápidamente que los precios de las importaciones hasta
el año 2013. En el gráfico 2 se observa la notable trayectoria de los términos de
intercambio, es decir, de los cocientes de precios de exportación a precios de
importación.
La evolución favorable de los términos de intercambio proporcionó un
ingreso por encima del generado por el pib. La prima de ingresos debida a la
evolución favorable de los términos de intercambio llegó en algunos años a 8%
del pib (gráfico 3). En términos simples, los bolivianos recibían un ingreso ex-
traordinario equivalente al 8% del pib sin que mediara un esfuerzo productivo
242 bolivia en el siglo xxi
Gráfico 1
Exportaciones FOB de Bolivia 2005-2015
(millones de USD)
14,000
12,000
10,000
8,000
6,000
4,000
0,000
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Gráfico 2
Términos de intercambio, 2005-2015
(Base 1990=100)
130.0
120.0
110.0
100.0
90.0
80.0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Fuente: Elaboración del autor con datos del Instituto Nacional de Estadística.
realidades y espejismos de la economía y de las políticas sociales 243
Gráfico 3
Prima del Ingreso Nacional Bruto
sobre el PIB (en %)
10.0
8.0
6.0
4.0
2.0
0.0
-2.0
-4.0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
Fuente: Elaboración del autor con datos del Instituto Nacional de Estadística.
deuda que le fueron otorgadas a Bolivia en los distintos programas de alivio. Las
condonaciones de deuda implicaron menores pagos por intereses.5
Bolivia no había tenido antes un periodo tan largo de saldos favorables en su
balanza de pagos. Vistos desde otro ángulo, los saldos positivos indicaban también
que las inversiones nacionales eran inferiores al ahorro nacional, y que la diferencia
se colocaba en reservas internacionales, su principal activo internacional. Bolivia,
en vez de financiar su inversión con ahorro del exterior, estuvo financiando al
exterior hasta el año 2013.
Los mayores ingresos de los hogares, de las empresas y del sector público,
producidos por las exportaciones, se gastaron, como era de esperar, en una pro-
porción significativa en bienes y servicios importados. Empero, las importaciones
tomaron vuelo con un desfase en el tiempo.
En los años 2014 y 2015 volvieron a reaparecer los déficits en cuenta corriente
de la balanza de pagos, que se explican tanto por la caída de los ingresos por ex-
portación como por un aumento sustancial de las importaciones, especialmente
de bienes de capital para el ambicioso programa de inversiones públicas.
Gráfico 4
Saldo en Cuenta Corriente de Balanza de Pagos
(en % del PIB)
15.0
10.0
5.0
0.0
2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015
-5.0
-10.0
5 El mayor efecto de las condonaciones se hizo sentir en la cuenta capital de la balanza de pagos.
realidades y espejismos de la economía y de las políticas sociales 245
de divisas presionaba a una revaluación del tipo de cambio, lo que en efecto sucedió
en los primeros años del periodo entre 2006 y 2015.
La revaluación era resistida por las empresas exportadoras que pensaban
que deterioraba su posición competitiva.6 Hacia finales del año 2011 el gobierno
decidió congelar el tipo de cambio.
Con un tipo de cambio fijo, de facto, y con superávit continuos en cuenta
corriente de la balanza de pagos, se produjo una gran acumulación de reservas
internacionales en el Banco Central de Bolivia, que llegaron a casi el 50% del
pib, las segundas más altas del mundo con esa métrica.7 Hasta finales de 2014
el stock de reservas internacionales parecía ampliamente suficiente para encarar
cualquier contingencia, sea generada en el comercio exterior boliviano o en el
sector financiero. Como las reservas internacionales eran mayores que la deuda
externa, Bolivia presentaba la situación inusual para un país en desarrollo de ser
acreedor neto del resto del mundo.
Las reservas hubiesen podido ser destinadas a un fondo de estabilización o,
alternativamente, a un fondo de inversión, o todavía a una combinación de ambos.
Estas opciones fueron descartadas por el gobierno, que se limitó a crear un fondo
con las reservas internacionales para el financiamiento de pequeñas empresas
públicas. En contraposición a un fondo de estabilización y vulnerando su ley, el
Banco Central ha estado siendo obligado a conceder préstamos a las empresas
públicas, lo que afecta o terminará afectando al nivel de las reservas.
Como ya se ha dicho anteriormente, los precios de las exportaciones y los
ingresos por exportaciones comenzaron a caer el año 2014. La caída se acentuó
dramáticamente el año 2015. Los déficits resultantes en la cuenta corriente de la
balanza de pagos han estado siendo financiados parcialmente con reservas interna-
cionales.8 Las reservas internacionales han estado teniendo un papel amortiguador
muy importante en la coyuntura del bajón de precios.
6 La competitividad cambiaria depende del tipo de cambio real, es decir, del tipo de cambio
corregido por los cambios en precios internos, y no solamente del tipo de cambio nominal.
La revaluación frenaba el alza de precios internos, con lo que se limitaban sus efectos sobre
el tipo de cambio real.
7 Solamente China tenía reservas más altas que las de Bolivia.
8 Lo que no está siendo financiado con reservas internacionales, lo está siendo con deuda externa.
246 bolivia en el siglo xxi
Por el lado del origen, dos sectores han sido los motores del crecimiento: el
del petróleo y metales, especialmente el de gas natural, y, sobre todo, el de la
construcción, al que ya nos hemos referido. Se ha tenido una explotación muy
intensiva de las reservas de gas natural, especialmente en el periodo 2011-2014,
agotándolas y sin que hayan sido repuestas con nuevos hallazgos de yacimientos,
por la modestia de las inversiones en exploración, a la que se han sumado carencias
técnicas y de gestión de la estatal petrolera ypfb. Los altos crecimientos del pib,
basados en un rápido agotamiento de los recursos naturales, son transitorios; en
el largo plazo, cuando los yacimientos se hayan agotado, la tasa de crecimiento
puede bajar sustancialmente, si es que no es cero o negativa. El gobierno ha tratado
de encarar esta contingencia con planes ambiciosos (mas no instrumentados) de
expansión de la producción de electricidad, tanto a partir de los hidrocarburos
como de fuentes alternativas no convencionales.
Estaba entre los objetivos de la política económica del mas alejar al país del
patrón primario exportador, buscando la industrialización de sus materias primas.
Muy poco de ese objetivo se logró en el periodo 2006-2015. Si algo ha pasado,
9 Los mayores ingresos de las familias por la bonanza exportadora han sido ahorrados, en par-
te. En un país con escasez de activos y mercados financieros poco desarrollados, las familias
conservan una fracción importante de su riqueza en bienes raíces. La demanda por bienes
raíces impulsa la construcción.
realidades y espejismos de la economía y de las políticas sociales 247
Cuadro 1
Estructura del producto interno bruto según actividad económica
No hay duda de que a Bolivia le ha ido muy bien en los años del superciclo
de altos precios de los commodities, pero no le ha ido mucho mejor que a los países
de la región que se beneficiaron de la misma bonanza. Es interesante comparar el
desarrollo boliviano con el de sus vecinos sudamericanos del mismo cluster, y que
se han beneficiado (alternativamente, se han visto penalizados) por los mismos
shocks exógenos. La posición de Bolivia, en términos de pib per cápita, medido en
dólares corregidos por paridad de poder de compra, no ha cambiado en 2015 con
relación al año 2005. Bolivia sigue ocupando el último lugar en América del Sur. El
año 2005, el pib per cápita boliviano era de un 26,9% del pib per cápita chileno,
el más alto de la región. El año 2015 fue de 27,6%, un cambio casi imperceptible.
10 Servicios no transables en el comercio exterior, tales como la mayoría de los servicios finan-
cieros y de administración pública.
248 bolivia en el siglo xxi
c. La inflación controlada
En los diez años pasados de gobierno del mas la inflación estuvo generalmente
controlada por debajo de dos dígitos, salvo ocasionalmente, aunque ha sido su-
perior a la de los Estados Unidos y de algunos países vecinos como el Perú. La
inflación anual promedio del periodo 2006-2015 fue de 6,6%.
La holgura dada a las cuentas fiscales por la bonanza exportadora hizo que no
fuera necesario recurrir al financiamiento monetario. Si bien la acumulación de
reservas internacionales tuvo como efecto inmediato una expansión significativa
de la masa monetaria en moneda nacional, ella fue, empero, esterilizada en depó-
sitos del sector público, en el Banco Central de Bolivia y mediante operaciones
esporádicas de mercado abierto.
Las esterilizaciones más efectivas fueron las de los depósitos del sector pú-
blico, especialmente de las gobernaciones y de las municipalidades. Con todo, las
esterilizaciones fueron insuficientes para impedir la todavía fuerte expansión de
la base monetaria. Esa expansión, empero, no tuvo efectos inflacionarios, como
podía temerse. Todo parece indicar, como se ha observado en otros países, que
cuando la inflación ha sido baja por periodos prolongados y las expectativas de
inflación están controladas, se produce un divorcio entre la tasa de crecimiento
monetario y la tasa de crecimiento de los precios.11
Una decisión importante, con implicaciones para la inflación, fue la de con-
gelar el tipo de cambio a fines de 2011. Con el tipo de cambio fijo, los precios
nacionales de los bienes transables en el comercio exterior tienden a alinearse con
los precios internacionales. La inflación tendría entonces un carácter residual y
estaría localizada en los bienes no comercializables internacionalmente.
Los pocos sobresaltos del nivel de precios, de corta duración, que se han tenido
en el periodo 2006-2015 se han debido a shocks de oferta, generados en el extran-
jero. Es así que el incremento de los precios internacionales de los alimentos, los
años 2008 y 2010, repercutió en la inflación interna. El gobierno contrarrestó esas
subidas de precios con medidas administrativas como las prohibiciones temporales
de exportación y las rebajas de aranceles para algunos alimentos importados.12
11 En términos técnicos se diría que la caída en las expectativas de inflación aumenta la demanda
por dinero del público.
12 Las prohibiciones de exportación han tenido el efecto de desalentar la producción. Esas pro-
hibiciones convierten a bienes transables en bienes no transables y han sido muy resistidas
por los productores.
realidades y espejismos de la economía y de las políticas sociales 249
por las limitadas divisas para importar, especialmente bienes de capital, y por los
techos bajos para al gasto público. En especial, la inversión estaba limitada por
los recursos externos, sea de las instituciones financieras internacionales o como
inversión directa extranjera, que se podía conseguir.
Los ingresos extraordinarios posibilitaron que tanto el sector público como,
sobre todo, el privado constituyeran ahorros. Gran parte del ahorro privado tomó
la forma de depósitos bancarios. Las disponibilidades de ahorro para financiar las
inversiones ya no fueron más una limitación. Han sido las inversiones del sector
privado las que han estado faltando, y si el crecimiento del pib no fue más alto,
no lo fue por falta de financiamiento.
El sector exportador no fue solamente una fuente de ahorro, fue, con mayor
razón, una fuente de divisas. Con gran disponibilidad de divisas, tanto el sector
público como el sector privado podían realizar todas las importaciones que re-
quirieran. Una vez más, no había dificultades para efectuar inversiones por más
intensivas en insumos y bienes de capital que ellas fueran. La restricción provenía,
más bien, por los desincentivos a las inversiones del sector privado.
Se ha de subrayar que las inversiones del sector privado no fueron conmen-
surables con la gran holgura de ahorro y de divisas que tenía el país. Problemas
institucionales, tales como la inseguridad jurídica, a los que nos hemos referido
en la sección 1, posiblemente expliquen la reticencia a invertir del sector privado.
Bolivia tampoco confrontó una brecha fiscal por la gran holgura que le dieron
a los ingresos del gobierno, hasta 2013, los ingresos extraordinarios de las expor-
taciones. Aún después, el bajo coeficiente de endeudamiento del sector público y
las voluminosas reservas internacionales le permitieron al gobierno continuar y
aún expandir su programa de inversiones públicas. Estos últimos no se han visto
compelidos hasta el momento por la necesidad de recortar gastos, con la impor-
tante excepción de los gobiernos departamentales y municipales.
La situación descrita en el párrafo anterior podría, empero, cambiar si la caída
de precios de exportación es duradera. Como los déficits fiscales están siendo
financiados (parcialmente) con deuda externa, puede llegar el momento en que
Bolivia ya no pueda endeudarse más. Las dificultades en cuenta corriente de la
balanza de pagos podrían tener un correlato significativo con las dificultades de
financiamiento del sector público.
de cinco. El gasto público en salud (servicios públicos más seguridad social) como
porcentaje del pib pasó de 3,5% el año 2003 a 3,7% el año 2010. Nótese que, aún
corrigiendo por inflación, los aumentos han sido muy significativos.
El gasto del gobierno en salud, por habitante, casi se duplicó entre 2005 y
2011. Además, el gobierno ha empleado sumas considerables para mejorar la in-
fraestructura física de escuelas, centros de salud e instalaciones recreacionales.13
En cambio, los esfuerzos de fortalecimiento institucional de los sistemas públicos
de educación y de salud han sido, más bien, modestos.
El problema no ha estado tanto en los recursos sino en el uso que se les
ha dado. Los resultados no parecen ser conmensurables con los presupuestos
asignados. Desafortunadamente, no se cuenta con evaluaciones de resultados
que hubiesen permitido llegar a respuestas más concluyentes y a comparaciones
intertemporales.14
Las transferencias condicionadas de ingresos, tales como los bonos para los
niños en edad escolar, para una renta universal de jubilación y para las madres
gestantes o con niños lactantes, han sido un puntal de las políticas de desarrollo
social del mas. Este tipo de gastos no ha demandado mayor sacrificio fiscal:
dependiendo de los años, un máximo de 0,5% del pib. Todo parece indicar que
estos programas han sido muy costo-efectivos.
13 La mayor parte de ellas, canchas de fútbol en las que se ha empleado césped artificial.
14 El gobierno se ha resistido a que alumnos del sistema educativo boliviano se sometan al
Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (pisa, por las siglas en inglés) con
el extraño argumento de que se trataba de un instrumento de medición neoliberal.
15 El beneficio salarial de un doble aguinaldo de Navidad está condicionado a que la tasa de cre-
cimiento anual del pib sea mayor o igual a 4,5%. El aguinaldo es una bonificación, equivalente
realidades y espejismos de la economía y de las políticas sociales 251
Durante los gobiernos que precedieron al del mas, solamente las disposiciones
sobre el salario mínimo regían para el sector privado, dejándose los salarios por
encima del mínimo a negociaciones entre empleadores y empleados. Por su parte,
los salarios del sector público se ajustaban en función de la meta de inflación del
gobierno. Los salarios del sector público pautaban, empero, a los salarios privados,
por el gran peso del sector público en la economía boliviana. Se ha de subrayar
que, durante el gobierno del mas, se han fijado también los salarios del sector
privado y sin participación alguna de la parte patronal.
La política salarial de los dos últimos años ha incidido en los costos de pro-
ducción de las empresas, lo que ha tenido más efectos sobre el empleo y su infor-
malización que sobre la inflación. La política salarial ha agravado la sobrevaluación
de la moneda nacional, quitando competitividad a las empresas.
Cuadro 2
Salarios reales
(en Bs. de 1995)
a un salario mensual, que se paga a fin de año, poco antes de la fiesta de Navidad. El aguinaldo
navideño tiene una historia de larga data en Bolivia. Lo que es nuevo es el segundo aguinaldo.
252 bolivia en el siglo xxi
Conclusiones
16 El índice de Gini indica que cuanto más cerca de 0 se tiene menor desigualdad. Los datos
para el periodo 2006-2013 provienen de Molina (2016: 73).
17 La legislación boliviana del trabajo hace muy costoso despedir trabajadores. La rigidez de
esta legislación ha aumentado durante el gobierno del mas. La legislación protege a los que
ya están empleados y penaliza las nuevas contrataciones.
realidades y espejismos de la economía y de las políticas sociales 253
Referencias
En 1982 llegó al poder una heterogénea fuerza política, que representaba de cara
al electorado mucho más de lo que realmente era y podía hacer. La memoria
próxima de la dictadura encarnada en la dureza de Hugo Banzer (1971-1978)
y en la delirante irresponsabilidad de Luis García Meza (1980-1981) llevó a los
derrotados de 1971 a retomar sus banderas en el voto por la udp. Estaba en juego
no solo la recuperación de las libertades ciudadanas, sino la contradicción entre
un modelo que comenzaba a perfilar la recuperación exitosa de las ideas liberales
que la Segunda Guerra Mundial había puesto en la congeladora y la nostalgia del
nacionalismo que en las décadas de los 40 y 50 había dominado América Latina y
el Tercer Mundo. En Bandung se habían reunido los liderazgos de Nehru y Nas-
ser. En nuestro continente había florecido Perón y el Movimiento Nacionalista
Revolucionario (mnr). En La Habana, al despuntar los 60 del siglo xx, estalló
la Revolución. El Che murió en Bolivia para trasformar Revolución en utopía y
para crear la ilusión de la Revolución posible y próxima.
Si Banzer fue el intento de reconducir el nacionalismo revolucionario por los
caminos de la doctrina de seguridad nacional, la idea de la “defensa de la civili-
zación occidental y cristiana”, dentro de los amplios márgenes de un estatismo
que parecía la única receta posible, aún desde la derecha, continuó las líneas
del desarrollismo y la lógica de la inserción del país en el mundo a través de la
atracción de capital externo. Desde el Código Davenport1 de 1956 (la apertura
[257]
258 bolivia en el siglo xxi
2 Uno de los temas más importantes para juzgar a los gobiernos de la Revolución es el de la
ayuda externa, que es en realidad un enjuiciamiento a la relación de dependencia entre Bolivia
y los Estados Unidos. La dramática situación económica de los gobiernos movimientistas,
prácticamente desde su comienzo, pero muy especialmente después de las medidas del primer
gobierno de Paz, condujeron a una situación inmanejable con carencias de liquidez monetaria
tales que impedían cumplir obligaciones esenciales del presupuesto, como pago de salarios,
por ejemplo. Bolivia negoció con Estados Unidos una línea de donaciones para cubrir esos
déficits crónicos, que se convirtió progresivamente en una línea de créditos y, obviamente, en
una forma de controlar y presionar la propia orientación política del proceso político, sobre
todo después de la Revolución Cubana. Sobre el tema se puede consultar: Víctor Andrade,
La Revolución Boliviana y los Estados Unidos 1944-1962, 1979; Francisco Roque Bacarreza, Los
Años del Cóndor, 1996 y Thomas C. Field Jr., Minas, Balas y Gringos, 2016.
3 Field, 2016, op. cit.
la construcción de un nuevo imaginario nacional 259
4 Testimonio de primera mano, recibido por el autor cuando ejercía el periodismo en televisión,
del jefe de protocolo de la transmisión del mando presidencial en octubre de 1982, Gustavo
Aliaga.
5 La deuda externa en 1982 era de 3.781,2 millones de dólares, ver Mesa, Mesa & Gisbert,
Historia de Bolivia, 2016: 779, sobre datos del Banco Central de Bolivia (bcb) e Instituto
Nacional de Estadística (ine).
260 bolivia en el siglo xxi
de la medicina que le habían aplicado sin piedad a Siles. La Central Obrera Bo-
liviana (cob) y su secretario ejecutivo Juan Lechín, por su parte, repitieron un
libreto que parece una suerte de sino trágico de quienes en posición de debilidad
intentan construir mecanismos razonables de convivencia y apuestan por el cambio
en un escenario de equilibrio. El equilibrio no fue posible en un país de extremos,
de blancos deslumbrantes y negros profundos. Igual que en 1971 e igual que en
2003, los poderes populares, coherentes y organizados a través de una poderosa
organización como la cob, a partir de una atomización desgarradora, llevaron
siempre las cosas hasta el límite. Entre 1982 y 1985 los movimientos populares
colocaron al gobierno contra las cuerdas. Quizás la imagen que mejor refleja el
drama con tintes de comedia, como tantas cosas que pasan en Bolivia, fue el edi-
ficio del Banco Central en medio de un mar de papeles que caían de las ventanas,
llenando el piso de un manto de pedazos blancos como cuando entra un equipo
de fútbol y es saludado con papel picado, este era un saludo al desastre y al caos.
Los funcionarios del Banco, en protesta contra el gobierno, decidieron tirar a la
calle los documentos del principal ente financiero y emisor del país, mientras los
ejecutivos de su sindicato enviaron una carta al fmi indicando que desconocerían
cualquier acuerdo firmado por el ministro de Hacienda, en esos días reunido en
Washington con funcionarios del Fondo. El récord de conflictos de toda índole
que afrontó Siles, solo fue superado en el periodo 2004-2005, cuando me tocó la
responsabilidad de ejercer el gobierno como presidente.6
El salario mínimo vital con escala móvil y el plan de “11 puntos” de la cob,
que entre otras propuestas pedía la suspensión del pago de la deuda externa (que
la insolvencia del Tesoro General de la Nación, tgn, acabó haciendo realidad), la
nacionalización de la banca y la cogestión obrera en las empresas estatales, acabó
con toda posibilidad de aire político en ese momento. La razón era muy simple, el
país carecía del mínimo peso específico para tomar posiciones independientes en
temas económicos. La astronómica deuda externa, la hiperinflación, el gigantesco
déficit fiscal, la caída sostenida del producto interno bruto (pib), sumadas a un nivel
próximo a cero de las reservas del Banco Central, lo colocaban completamente a
merced de organismos internacionales, sujetos a la palabra de los Estados Unidos.
Para ellos era cuestión de tiempo, sentarse y esperar…
Internamente, el Ejecutivo se sumió en el peor escenario, la parálisis. El mir
jugó a salir y entrar del gobierno con una irresponsabilidad a la altura de su inex-
periencia de gestión y de su lógica de maniobra política para generar presión en
el seno del poder, práctica que hizo totalmente caótica la administración, el pcb
dejó el barco a los dos años de gestión y el mnri, un conglomerado de militancia
más bien excéntrica al núcleo movimientista, se diluyó como el propio gobier-
no. Medidas como la desdolarización y los paquetes “graduales” propuestos y
Vale la pena recordar qué es lo que pasaba con los movimientos campesinos e
indígenas en ese periodo. La cob, manejada por los viejos y fuertes partidos de
la izquierda sindical, fundamentalmente el pcb y el Partido Obrero Revolucio-
nario (por), anclados en el poder minero, a pesar de su naciente debilidad seguía
controlando el sindicalismo y los movimientos populares. La creación de la Con-
federación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (csutcb) en
1979 y la participación campesina en el primer gran bloqueo de caminos de la
historia republicana en noviembre de ese año contra el sangriento golpe del coronel
Alberto Natusch, marcaron el comienzo de un proceso de cristalización de lo que
habían sido los logros históricos de la Revolución del 52. El sindicalismo nacido
de la reforma agraria de 1953 y las milicias campesinas organizadas, sumados a la
reforma educativa de 1955, habían formado a una generación que comenzaba a
tomar decisiones propias más allá del ala protectora del gran partido nacionalista.
La mirada campesina se transformó en mirada indígena. El juego de palabras, el
cambio de denominación conscientemente aplicada por el mnr, de mimetizar
7 Mesa, Mesa & Gisbert, op. cit., 2016: 652-653. Los diversos efectos de las políticas económicas
instituidas en Bolivia entre, aproximadamente, 1985 y 2005 se explican en el capítulo 3 de
González Ortega; en el capítulo 4 de Noguera Fernández; en el capítulo 5 de Marsteintredet
y en el capítulo 10 de Morales. Correlativamente, en el capítulo 14, Carlos Macusaya Cruz
elabora una aguda crítica de los efectos de las políticas económicas del gobierno de Evo
Morales (2006 al presente).
262 bolivia en el siglo xxi
8 Tras la influencia de Fausto Reinaga (cuyos trabajos teóricos más importantes los escribió
en los años 50 y 60 del siglo pasado) y los primeros partidos de ideología indianista, la pro-
puesta más seria de establecer una interpelación al Estado surgió del movimiento katarista a
principios de la década de los años 70 del siglo xx, que tuvo directa relación con la creación
de la Federación Campesina y el nacimiento del Movimiento Revolucionario Túpac Katari.
9 La proclama de Tiwanaku de 1973 es un documento ilustrativo de las tensiones que genera-
ron una nueva etapa en el mundo indígena. Es imprescindible para entender esta realidad la
obra de Fausto Reinaga, La Revolución India (1970) y Qué hacer con los indios (2010), de Pablo
Stefanoni.
10 Extraído de la información contenida en el Capítulo 7 de Presidentes de Bolivia entre urnas y
fusiles de Carlos D. Mesa Gisbert, 2016: 163-251.
la construcción de un nuevo imaginario nacional 263
país pasó por una aguda recesión (en buena medida por factores externos) entre
1998 y 2004 que influyó severamente en los avances sociales. En cambio, entre
2005 y 2015 se vivió la mayor bonanza económica de la historia republicana, sobre
todo merced a los precios internacionales de las materias primas, lo que permitió
desarrollar programas sociales con mucha holgura.12
La explicación del problema y las respuestas políticas durante el desarrollo
de los periodos democráticos está más que a la vista, es un grito lacerante que
explica perfectamente los traumas que vivió Bolivia en este periodo. La pobreza
se sumaba a la discriminación racial. El viejo debate sobre el indio, realizado en
la segunda década del siglo xx entre los intelectuales Franz Tamayo y Alcides
Arguedas,13 quedaba nuevamente vigente. La Revolución no pudo romper del todo
la relación de señores y pongos14 que quedó enraizada en el alma de los bolivianos.
En tanto, la Revolución Nacional de 1952 sí había abierto los brazos del país,
había logrado envolver el espacio geográfico desperdigado y perdido en rincones
remotos e ignorados. En 1955 la inauguración de la carretera Cochabamba-Santa
Cruz, concebida e iniciada en los años 40 del llamado sexenio, los últimos de la
vieja derecha boliviana, había sido concluida por el mnr. A partir de ese momento
el oriente comenzó a destruir el andinocentrismo y a reescribir la historia del país,
que para el comienzo del siglo xxi habría de cambiar de manera radical. El eje
andino, apenas desplazado entre el siglo xix y xx, se movió de manera más que
significativa. El centro sin contraste pasó a la nueva realidad de polos de equilibrio,
o de desequilibrio, o de ruptura, según se mire.
Otra paradoja más, a la par que la autoconciencia indígena se fortalecía y se
atrincheraba en una historia improbable de utopías que quizás nunca existieron,
se empezaba a sentir la fuerza de una región que no solo representó un motor
económico, una nueva visión de la producción agropecuaria, sino que aportó
también una nueva percepción de la cultura. En muchos sentidos, el mensaje de
12 http://www.paginasiete.bo/nacional/2015/8/7/pobreza-extrema-redujo-178-65764.html
13 Arguedas escribió en 1909 Pueblo Enfermo, una mirada desde el positivismo, demoledora sobre
la realidad boliviana muy dura para lo que el entendía eran sus tres estamentos fundamentales:
blancos, mestizos e indios. Contra lo que se cree, no es un alegato antiindígena, en todo caso
lo sería si asumimos también que descalifica por igual las perspectivas de futuro de las tres
“razas” condicionadas por el medio físico y por su “mezcla negativa”, cuyo peor resultado
fue, según él, el mestizo.
Tamayo escribió en 1910 Creación de la Pedagogía Nacional, una mirada crítica a la reforma
educativa del Partido Liberal (1908), su vitalismo optimista no puede ocultar una percepción
hoy inaceptable sobre los indígenas a los que atribuía una fuerza moral y física superiores,
pero una evidente debilidad intelectual.
14 El término ‘pongo’ (voz indígena) hace referencia a la situación de servidumbre de los colonos
indios en las haciendas de los señores blancos (arrebatadas a las comunidades en la segunda
mitad del siglo xix). El pongueaje implicaba servicios gratuitos individuales y colectivos a
favor del hacendado y la obligación de esas tareas en las residencias urbanas de los propietarios,
en un sistema de explotación semiesclavista.
la construcción de un nuevo imaginario nacional 265
mestizaje lanzado en 1952 fue tomado por Santa Cruz con un referente hispánico
más profundo que el que nunca había tenido otra región del país, ni aún en el más
rabioso momento oligárquico. Lo mestizo comenzó a convertirse en el paradigma
de respuesta a la puesta en marcha de la tesis de las naciones dentro de la nación,
de las naciones indígenas y al concepto de originario (es decir, presente en el te-
rritorio antes de la llegada de España). Etnia y región fueron los dos conceptos
más importantes y que crecieron con mayor vigor en este momento democrático.
Sobre ambos conceptos se montaron espacios de poder y discursos ideológicos.
Desde las regiones, principalmente desde el oriente en Santa Cruz, se construyó
el discurso desesperado de la derecha atrincherada y acorralada por la crisis 2000-
2003, con el empleo de sus cuadros más representativos en defensa de los intereses
del latifundio agropecuario, pero también de la especulación de la tierra, de los
poderes financieros, a partir del control de los movimientos cívicos y de los princi-
pales medios de comunicación de masas. Si desde los atomizados pero combativos
“movimientos sociales” rurales y urbanos se contaba con poderosos instrumentos
callejeros de desestabilización, desde el “civismo autonomista” se estructuró un
poder desestabilizador que se aplicó intensamente a partir de octubre de 2003.15
No se debe, sin embargo, confundir una cosa con la otra. Igual que la radica-
lidad indigenista no invalidó la incuestionable legitimidad de las reivindicaciones
indígenas de inclusión, igualdad y centralidad política, la radicalidad oligárquica
cruceña no pudo descalificar la genuina demanda desde las regiones de profun-
dizar y completar la autonomía que había iniciado con tanto vigor el Estado con
la participación popular en 1994.
15 En junio de 2003 los autonomistas cruceños hicieron conocer una agenda denominada
“Agenda de los 11 Puntos”: http://eju.tv/2013/10/santa-cruz-tuvo-su-agenda-la-autonoma-
a-su-medida-qued-en-el-camino/
266 bolivia en el siglo xxi
Guerra Fría. El liderazgo político estuvo entonces, como había ocurrido ininte-
rrumpidamente desde 1943 en el mnr, con sus dos figuras centrales, Siles y sobre
todo Paz Estenssoro. La renuncia de Siles a un año de su mandato reformuló el
escenario del país y perfiló con claridad lo que serían los 18 años siguientes. El
péndulo giraba de la izquierda a la derecha, pero siempre desde el centro político
que fue el gran fiel de la balanza en cualquier democracia, incluso la boliviana,
con la fragilidad de su clase media sustituida por el crecimiento impresionante
de la urbanización. Si en 1980 el 56% de la población vivía en el área rural, en
2001, el 62% de la población vivía en ciudades.16 Tres partidos dominarían cla-
ramente el escenario político entre 1985 y 2003, el mnr, adn y el mir. En el
mnr, Siles acababa de dejar el escenario político y Paz E. se aprestaba a iniciar
su última presidencia, a la vez que construía la imagen de su sucesor desde el
gobierno, Sánchez de Lozada. Banzer, que había cimentado su caudillismo a partir
de los siete años de su dictadura y que había creado un partido para defenderse
del juicio de responsabilidades en su contra iniciado por Marcelo Quiroga Santa
Cruz, sería un pivote inexcusable del sistema hasta 2001, y se llevó a la tumba a
su partido. En el mir, tras la ruptura del partido como consecuencia de su paso
por la udp, Paz Zamora se apropió del liderazgo partidario hasta la desaparición
del mir en 2005.
Es imprescindible detenerse en este momento –agosto-octubre de 1985–
para entender la trama política de la democracia pactada. El terrible trauma de
la debilidad parlamentaria de Siles marcó una premisa de oro, la gobernabilidad
debía partir de la mayoría parlamentaria, lo que hizo girar el punto de apoyo de
los partidos. El poder de convocatoria al viejo estilo movimientista, basado en la
estructura clásica leninista de un partido, las células, la presencia en sindicatos,
su base rural, fue progresivamente desapareciendo sustituida por una maquinaria
electoral cada vez más cerca del mundo mediático que de las calles, hasta terminar
como una superestructura aislada y conceptual de diseño de la política a través de
encuestas, campañas multimedia y programas trabajados en gabinete sobre cifras y
diseños macro en medio de abstracciones teóricas, tecnocráticas y pragmáticas. Si
el Parlamento era el gran escenario del poder democrático que apuntalaba al Poder
Ejecutivo, había que garantizar alianzas duraderas y mayorías sólidas en su seno.
La primera alianza no fue construida para elegir al presidente sino para ga-
rantizar su estabilidad. La razón era muy clara. Banzer, el exdictador consagrado
ganador en las elecciones de 1985 a través de las urnas, no era entonces tan digerible
como lo fue en 1997, estaba todavía fresca la sangre de la represión y muy activas
las víctimas de la dictadura. Faltaban aún unos años para construir puentes sobre
los ríos de sangre que habían sido citados con tanto fervor por el futuro presidente
Paz Zamora en una de las campañas presidenciales. Por primera vez en la historia,
el segundo, Paz Estenssoro, que había ganado una elección por última vez en su
vida 21 años antes, fue presidente por esa única y exclusiva circunstancia y con los
votos de un mir que entonces no quiso formar parte del gobierno para no com-
prometerse con la “derecha” y para bloquear al exdictador. Apenas cuatro años
después, sus remilgos desaparecieron a la hora de recibir el voto del paria de esos
días. Paz Estenssoro sabía que el juego requería de apuestas fuertes y apostó muy
fuerte. El 29 de agosto de 1985 el país conoció el Decreto 21060 que marcó la ruta
boliviana por 20 años. Con su característica voz arrastrada y el “pais” sin acento
del hablar tarijeño, en una conferencia de prensa en febrero de 1986 cuando un
periodista le preguntó sobre la duración de la coyuntura inaugurada por el citado
decreto, respondió: “Si usted entiende por coyuntura 20 años, el Decreto 21060
es coyuntural”.17 El 18 de diciembre de 2005, 20 años y unos meses después, era
elegido presidente, con el 54% de los votos, Evo Morales.
El desafío era tan simple como incierto, derrotar la hiperinflación, estabilizar
la economía y recuperar el aparato productivo. Por eso, el 21060 en puridad es
ecléctico, como en general había sido ecléctico Paz Estenssoro a lo largo de su
vida. Hay un Paz en 1952, un Paz en 1960, un Paz en 1971 y un Paz en 1985, y
hay también un desvaído Paz, el menos recordable, en 1964. Una respuesta dis-
tinta cada vez porque la historia le había hecho una pregunta distinta cada vez.
El decreto ha sido reputado como el iniciador de la política neoliberal en Bolivia,
una verdad a medias, como casi todas las lecturas exegéticas hechas por militantes
ideológicos de esta parte de la historia reciente. La receta de choque para salir
del agujero negro fue clásica en los elementos básicos, reforma monetaria con un
ingrediente ingenioso que rompió el debate entre devaluación inflexible y fija,
o la tercera opción de flotación de la moneda. La creación del bolsín, un meca-
nismo de fijación de cambio supuestamente marcado por el mercado, pero en la
práctica regulable con relativa discrecionalidad por el Banco Central, garantizó la
estabilidad monetaria en el largo plazo. Se impuso también la libertad de precios,
libertad de contratación, congelamiento del gasto (entre los que se encontraban
los salarios, por supuesto). Por el lado de los ingresos, se convirtió a Yacimientos
Petrolíferos Fiscales Bolivianos (ypfb) en la vaca lechera de la economía estatal,
aumentando significativamente el precio de los hidrocarburos y comiéndose
prácticamente el 60% de sus ingresos líquidos y una reforma tributaria radical
que acabó con 30 años de recaudaciones destinadas al paternalismo, la limosna y
la ineficacia del ahorro.18
21 Parte de la “leyenda urbana” sobre el 21060 es que su gestor fue Sachs. En realidad los autores
de la estructura del decreto fueron Sánchez de Lozada y Juan Careaga (que venía de filas
de adn), junto a un equipo de técnicos bolivianos y argentinos (para el tema específico de
la reforma tributaria). Una vez terminado el texto, Sachs lo conoció, dio opinión y algunas
sugerencias complementarias. Testimonio de Francisco Muñoz, co-redactor de la parte tribu-
taria del Decreto, al autor el 15 de diciembre de 2011 cuando verificaba datos para la nueva
edición de su Historia de Bolivia. El origen, contenido, establecimiento, logros y repudio del
Decreto 21060 se comenta adicionalmente en el presente libro, en el capítulo 3 de González
Ortega.
22 Elaboración sobre la información de Mesa Gisbert op. cit., 2016: 163-251.
270 bolivia en el siglo xxi
elegiría de entre los tres más votados. Esta previsión se aplicó por primera vez
en 1873, cuando el Congreso eligió de entre Adolfo Ballivián, Casimiro Corral y
Quintín Quevedo y ratificó al ganador por mayoría relativa, Ballivián.23 En 1985
ese fue el mecanismo por el que Paz Estenssoro llegó a la presidencia por cuarta
vez y el que se usó en 1989 para que, por única vez en la historia, fuese el tercero,
Paz Zamora, quien llegó al mando del país. El mecanismo se repitió en 1993, 1997
y 2002, pues ningún candidato había logrado la mayoría absoluta. Entre 1966 y
2005, en ocho elecciones presidenciales, ningún candidato logró el 50% más uno
de los votos. Este método garantizó gobernabilidad y garantizó también que el
trípode político copara el poder por 18 años. A la vez, se apoyó en un creciente
camino de degradación de la administración del poder a través de prebendas y
cuoteos, sujetó férreamente al Poder Legislativo, convirtiéndolo en un apéndice
del Ejecutivo y por su intermedio garantizó, a pesar de la previsión constitucional
del requerimiento de dos tercios para los nombramientos del Poder Judicial y los
de las instituciones recaudadoras y grandes inversoras del Estado, el reparto de
esos cargos, dado que las alianzas políticas de los tres con otros partidos menores
garantizaban siempre los dos tercios requeridos en el Congreso.
El surgimiento de tres nuevas fuerza políticas, condepa, ucs y nfr, que
pudieron ser opciones alternativas al trípode del poder, no logró su objetivo.
Dos de ellas, amparadas en un caudillismo de fuerte raigambre popular, Carlos
Palenque y Max Fernández, Muertos sus jefes, terminaron desapareciendo. El
único partido de los tres con posibilidades de una propuesta diferente a la llamada
sistémica, condepa, fue copado a los pocos años por los partidos tradiciona-
les, al integrarse a la alianza adn-mir en el segundo gobierno de Banzer. ucs,
cuya inconsistencia ideológica era total, se sumó rápidamente a los gobiernos
de turno, participando en el primer gobierno de Sánchez de Lozada, el segundo
de Banzer, el de Quiroga y el segundo de Sánchez de Lozada, en un ejemplo de
oportunismo y cooptación sin principios políticos de naturaleza alguna. nfr, a
su vez, formó parte del segundo gobierno de Banzer y el segundo de Sánchez de
Lozada. Ninguno de estos partidos aportó absolutamente nada al desarrollo de
las ideas de los gobiernos que integraron y que marcaron el periodo 1993-2003.
El factor de los enconos personales jugó un papel particular en esta histo-
ria. Contra cualquier presunción, Banzer y Paz Zamora hicieron buenas migas,
en principio en función de un interés político común, pero sobre todo como
respuesta a la soberbia del “gringo”, como lo llamaba con toda intención Óscar
Eid. Banzer encajó con mucho disgustó lo de “las manos atados” y no le perdonó
jamás a Sánchez la ruptura de un compromiso que tenía con Paz E.24 Jaime Paz
aprovechó la circunstancia y cruzó los ríos de sangre con los pantalones reman-
gados hasta la pantorrilla. Banzer sorprendió al país cuando, en una conferencia
desde el hotel Sheraton, comunicó que le daría sus votos al jefe del mir, que había
sido preso político suyo tras el intento de 1974 en que el mir había tratado de
derrocarlo, aliado a jóvenes oficiales como Gary Prado y Raúl López Leytón en
el llamado “Tarapacazo”, en alusión al nombre del grupo de blindados que actuó
en ese intento. La memoria de los presos, exiliados y muertos por la dictadura,
no fue argumento suficiente ante la claridad de Paz Zamora y Eid por la toma del
poder, “el poder lo es todo” fue la razón mayor entonces. Realmente lo fue. La
movida pasó por una manipulación descarnada de una Corte Electoral controlada
por los tres partidos. adn y mir hicieron el dos a uno y voltearon el triunfo de
Sánchez en un par de diputaciones y senaturías claves. Eso marcó el nacimiento
de un rencor de Sánchez de Lozada contra ambos. La cereza de la torta de este
entuerto triangular fue la acusación contra Paz Zamora de que había mantenido
vínculos con el narcotráfico. En 1994 se acusó al exmandatario de haber recibido
financiamiento del supuesto narcotraficante Isaac Oso Chavarría. Paz Zamora
estuvo convencido de que la acusación que le costó la visa a los eeuu y cuatro
años de cárcel a Eid fue orquestada por el mnr (bajo la batuta de Carlos Sánchez
Berzaín), en connivencia con la embajada estadounidense, entonces bajo el mando
del embajador Robert Gelbard. Conocer esta tortuosa relación personal es im-
prescindible para entender en buena medida el torpedeo sistemático que recibió
el “Plan de Todos” (1993-1997) del mnr desde dentro del sistema político. Los
tres jefes y sus tres partidos nunca entendieron que el destino de cualquiera de
ellos individualmente era el destino de todos, que estaban dentro del mismo barco
al que barrenaron de tal modo que cuando los movimientos populares contrarios
al sistema llegaron para abordarlo, el agua casi lo había hundido desde dentro.
El llamado “Acuerdo Patriótico” inauguró el nuevo modo de la democracia
pactada, el reparto abierto de espacios de poder, de instituciones, de contratos
de carreteras, de aquello que significaba el fortalecimiento de una élite que esta-
bleció un control del Estado y permitió la consolidación de una joven burguesía
alimentada por el gobierno como lo había estado la burguesía “chola” del mnr
de los primeros años de la década de los 50. La palabra ‘cuoteo’ se convirtió en
imprescindible para entender los mecanismos de manejo gubernamental. La idea
de la “torta mil hojas” describía la conformación del Ejecutivo, cada ministerio se
distribuía en los cargos importantes en la superposición de un adenista, un mirista,
un adenista, un mirista… o a la inversa, pero siempre con el mismo resultado.
Esto, obviamente, distorsionó el concepto de eficiencia, excelencia y méritos
apoyaría la candidatura de Banzer, acuerdo que había quedado implícito después de la firma
del “Pacto por la Democracia” en 1985. En un recordado spot político, Sánchez afirmó que
ya no tenía las “manos atados” [sic], al iniciar su campaña presidencial de 1989.
272 bolivia en el siglo xxi
25 Ese fue el término que usó el censo de 1900 cuando anotaba la cifra de indígenas de los llanos
registrados entonces de modo aproximado.
26 http://www.territorioindigenaygobernanza.com/bov_06.html
la construcción de un nuevo imaginario nacional 273
27 Carlos D. Mesa Gisbert, Breve Historia de las Políticas Públicas en Bolivia, 2016: 226-227.
28 Mesa, Mesa & Gisbert op. cit., 2012: 598.
274 bolivia en el siglo xxi
dio el surgimiento de las juntas vecinales como factores de poder con su núcleo
más virulento en El Alto. Finalmente, en una posición fluctuante, estaban los
transportistas que solían ser el factor decisivo en los momentos de mayor en-
frentamiento entre sociedad y Estado. A diferencia de lo ocurrido hasta 1997, la
atomización tuvo como característica la suma de presiones sobre los gobiernos,
apelando a intereses específicos de grupo, frecuentemente contrapuestos entre sí
y poco vinculados a premisas de bien común mayor, como objetivo de las deman-
das o reivindicaciones. Esto hizo casi imposible una estrategia desde el Estado
para lograr soluciones integrales y de fondo a los conflictos sociales cada vez más
crecientes y desbocados.
34 Estas cifras fueron cuestionadas en 2009 tras un informe que sorpresivamente mencionó cifras
mucho menores, apenas 9,9 tcf. Ver: http://www.ypfb.gob.bo/es/14-noticias/220-reservas-
certificadas-de-gas-de-bolivia-suman-10-45-tcf.html
35 Mesa, Mesa & Gisbert op. cit., 2012: 744.
278 bolivia en el siglo xxi
36 El establecimiento del Plan Bohan (1942), sus implicaciones e implementación parcial por el
Estado revolucionario de 1952 y, por ende, por el mnr y por otros gobiernos de la segunda
mitad del siglo xx, son explicados en detalle en el capítulo 3 de González Ortega.
37 Texto de la ley: http://www.lexivox.org/norms/bo-l-1551.pdf
38 Texto de la ley: http://www.lexivox.org/norms/bo-l-1565.xhtml
la construcción de un nuevo imaginario nacional 279
39 Texto: http://www.ine.gob.bo/indicadoresddhh/archivos/alimentacion/nal/Ley%20Nº%20
1715.pdf
280 bolivia en el siglo xxi
burbujade esperanza, las ilusiones de que se había logrado una propuesta de país
de largo plazo, las premisas de crecimiento que presuponía la llegada de inversiones
millonarias en un periodo muy corto (que fueron a sectores de intensa demanda
de capital, pero baja generación de empleo), se frenaron brutalmente por la citada
recesión internacional iniciada a fines de 1998. El promedio de crecimiento del
pib de 4,5% en el periodo 1993-1998 cayó a un promedio del 2% en el periodo
1999-2003.41 Pero lo que es más grave, se perdió la magia muy rápidamente. De
manera intencionada se redujo todo lo que representaba el gobierno de Sánchez
de Lozada a la capitalización. La idea de que el país había sido enajenado, sus
riquezas dilapidadas en función de los intereses transnacionales, prendió de modo
tal que todo lo demás quedó olvidado o, peor, desconectado de su autor. El re-
conocimiento de la Participación Popular, de los valores ideológicos culturales
nuevos, aceptados por la mayoría como buenos o muy buenos, no se relacionó
con el gobierno ni con el presidente saliente Sánchez de Lozada.
El empresario exitoso cuya mala pronunciación del castellano era celebrada incluso
por los niños, el político directo y claro, el humor cáustico e inteligente, frecuen-
temente cruel que marcaban un nuevo estilo en política en 1989, se convirtieron
en verdaderas marcas de un millonario extranjerizante y poco cercano a los valores
esenciales de Bolivia. El “gringo vende patria” que pensaba en inglés y apenas
hablaba el castellano, el político soberbio que se había comprado su partido y que
ofendía y humillaba gratuitamente a sus adversarios con notas de humor desa-
gradables, eran en 2002 los rasgos de estilo que definían a un hombre que había
envejecido, que había perdido carisma, que había sido engullido por un partido
que no quería saber de independientes, viejos marxistas convertidos y empresarios
que no se colocaran la camiseta rosada,42 La mutación acabó amargando no solo
la imagen externa de la gestión de Sánchez de Lozada, sino la propia alma de las
reformas de la década de los 90. El expresidente vivía entonces aislado y alejado
de las calles y los ciudadanos que lo habían encumbrado en el gobierno en 1993.
De ello se encargaron, Hugo Banzer, Jaime Paz Zamora y Jorge Quiroga, la joven
estrella del adenismo, descubierta por Paz Zamora en su gobierno. El razonamien-
to para hacerlo era tan elemental como equivocado: “Nuestro poder está fuera
de discusión, lo que hay que garantizar es el control de largo plazo de ese poder
en manos de adn y el mir”. Pero el control de ese poder por la pequeña élite
que había armado el andamiaje de la democracia no estaba fuera de discusión, las
crecientes arremetidas populares desde diferentes ángulos lo habían demostrado y
lo ratificarían con consecuencias sangrientas y brutales en el periodo abril-octubre
del año 2000, durante el tercer año del gobierno de Banzer.
La estrategia de demolición de Sánchez de Lozada pareció sencilla y rentable,
había que desacreditar la capitalización que era con ventaja la medida más impo-
pular del anterior gobierno, y así se hizo, desde el presidente y el vicepresidente,
pasando por varios ministros del gobierno, se descalificó el mecanismo escogido
para la privatización, se cuestionó su transparencia y sus resultados. En la otra
punta, el ministerio de Comercio Exterior, presidido por Carlos Saavedra, llevaba
adelante la privatización de las refinerías de ypfb, por el mecanismo de venta del
100% de estas a la empresa brasileña Petrobras.
Igual que en la gestión de Paz Zamora, la administración adn-mir no apor-
tó ningún elemento significativo a las propuestas y acciones representadas por
el Decreto 21060 y el Plan de Todos. En realidad, Banzer, durante su segundo
mandato (1997-2001), tuvo que lidiar con una recesión económica muy grave que
fue el elemento final para hundir su gobierno, el modelo económico y poner en
vilo a la propia democracia. A esas alturas, la percepción general del país sobre el
modelo era negativa, su desconfianza de los políticos total. El marbete de dictador
no dejó nunca al presidente, mucho más con la detención de Augusto Pinochet
en Londres y el recuerdo dramático de lo que había sido la Operación Cóndor
en el Cono Sur, en la década de los 70, cuando los gobiernos de la región orga-
nizaron un sistema de inteligencia común que intercambió detenidos, torturó y
desapareció a muchos activistas de izquierda.
La presión de la caldera siguió subiendo. La aparición en escena de Felipe
Quispe, tras unos años de prisión por sus actividades terroristas como líder del
grupo Ejército Guerrillero Túpac Katari (egtk), y entonces máximo ejecutivo
de la csutcb, se sumó a las federaciones de cocaleros que habían copado el esce-
nario del conflicto y habían desplazado totalmente a la cob y a la prácticamente
extinguida Federación de Mineros.
El detonante fue esta vez un tema referido a la presencia de empresas extran-
jeras en el país. En septiembre de 1999 Banzer firmó el contrato de administra-
ción del agua potable de Cochabamba con Aguas del Tunari, integrada por tres
empresas extranjeras, una estadounidense (Bechtel), una italiana y una española,
que controlaban el 80% de la empresa, y cuatro socios bolivianos, entre quienes
estaba Samuel Doria Medina. En enero de 2000 la empresa incrementó las tarifas
en casi un 100%. En abril, bajo el mando de la llamada “Coordinadora del Agua”,
estalló un conflicto violento en la ciudad que dejó un saldo de cuatro muertos
y medio centenar de heridos. El gobierno intentó aplicar un estado de sitio que
la construcción de un nuevo imaginario nacional 283
fracasó por un motín policial que coincidió con el conflicto. La llamada “Guerra
del Agua” terminó con la derrota del gobierno y la salida de Aguas del Tunari, a
pesar del contrato existente.43
Era el ejemplo de una sintomatología cuya gravedad estaba a la vista, pero
que parecía invisible para los administradores del poder. El razonamiento para
justificar este creciente estado de anomia social se apoyaba en el argumento de
que la justicia solo funcionaba para los ricos y que la idea de justicia para todos
era un enunciado vacío y jamás aplicado en nuestra historia.44 La posesión de la
Defensoría del Pueblo, el Tribunal Constitucional y el Consejo de la Judicatura,
producto de la Reforma Constitucional de 1994, marcaron un paso adelante y
un esfuerzo por lograr un comienzo de institucionalización en el Poder Judicial,
pero no pudieron resolver un problema estructural centenario. Si el argumento
de la exclusión, racismo y discriminación, todavía presentes en la sociedad boli-
viana, era uno de los brazos que legitimaba la violencia popular, la falta de una
administración de justicia mínimamente adecuada era el otro.
La violencia se instaló en las calles junto a las grandes movilizaciones. Violen-
cia que partía de la acción frecuentemente provocadora de los manifestantes, que
más de una vez incluía el uso de la violencia en diversidad de formas y la respuesta
cada vez más desmesurada de la represión estatal. La Policía fue sistemáticamente
rebasada, cuando no se sumó a la sedición (el caso de los dos motines liderados
por un mayor de Policía, David Vargas, que jamás fue juzgado y por si fuera poco
fue elegido constituyente en 2005, es un ejemplo terrible de la patología social
en la que cayó la sociedad boliviana). El Ejército en las calles se convirtió en
moneda corriente. Soldados controlando el orden garantizaban muertes casi con
seguridad. En el trasfondo estaba una guerra total contra el “neoliberalismo”, la
globalización y el sistema de partidos instalados en los tres poderes del Estado.
En septiembre y octubre de 2000, Felipe Quispe, al mando de la Confedera-
ción de Campesinos, probó su fuerza con un aislamiento total de las ciudades de
La Paz y El Alto, al que se sumó el bloqueo de carreteras hecho por los cocaleros
43 En 2016, la empresa local de capital estatal que tomó el control del agua en Cochabamba no
sólo no ha mejorado los niveles tarifarios de cara al consumidor, sino que brinda servicios
deficientes y no cumple con las obligaciones de expansión de los servicios acordes con el
crecimiento urbano de Cochabamba y su área metropolitana. La función política de las lla-
madas “Guerra del Agua” (2000), “Guerra del Gas” (2003), su prolongación en las extensas
protestas del año 2005 y sus efectos socioeconómicos que culminaron con la presidencia de
Carlos D. Mesa Gisbert (2003-2005) y, en 2005, con la elección de Evo Morales Ayma como
presidente de Bolivia, son explicados en el capítulo 3 de González Ortega.
44 Para resolver este problema, la Constitución de 2009 estableció el voto universal y directo
para todas las autoridades judiciales del país. En 2011 se llevó adelante ese mecanismo. La
suma de votos nulos y blancos fue del 60%. La votación se validó igual. En octubre de 2014,
el propio Presidente reconoció que la Justicia no funcionaba: http://eju.tv/2013/10/evo-
critica-la-justicia-boliviana-y-reconoce-que-no-sabe-cmo-cambiarla/
284 bolivia en el siglo xxi
de Evo Morales que trabaron las comunicaciones del eje troncal del país que
conecta al occidente con el oriente boliviano, pasando por Cochabamba. Los
unos con un pliego de 71 puntos, los otros con el pedido de la suspensión de la
erradicación de la hoja de coca. Por más de tres semanas el país estuvo paraliza-
do con serios daños a su economía exportadora y con un estrangulamiento que
desabasteció dramáticamente la sede de gobierno. Fue el momento estelar del
discurso sobre las dos Bolivias45 hecho por Quispe, el del colonialismo interno,
el racismo y la discriminación. Fue la base para asentar la línea contestataria que
adoptó Morales en su exitosa candidatura presidencial de 2005. La espiral de
descrédito del presidente Banzer había llegado a puntos críticos. En el último
año de su gobierno (2001), el nivel de aprobación promedio del mandatario era
de 17% y el de desaprobación de 79%.46 El cáncer que lo obligó a renunciar evitó
un desenlace imprevisible en la democracia en ese momento.
La renuncia de Banzer y el ascenso a la presidencia de Jorge Quiroga marcó
un paréntesis en la espiral de descomposición de la sociedad boliviana (que no
impidió que la suma de conflictos que tuvo que enfrentar dejase un saldo de 14
muertos en su gestión) y generó un espejismo en la clase media. Jorge Quiroga
era un representante, por fin, de una generación de recambio que terminaba con
la gerontocracia que había dominado la política boliviana desde 1982. La gente
notó y aplaudió el cambio y por momentos dio la impresión de que el nacimien-
to de ese nuevo liderazgo tomaba la posta del proceso modernizador dentro del
sistema. Pero su mayor desafío de gestión, el tema de la exportación de gas boli-
viano al Pacífico, terminó en una confusión a la que el gobierno contribuyó. La
posición de las transnacionales, el interés de Chile de contar con gas boliviano
y la supuesta lógica económica presionaban diciendo que la única posibilidad de
exportar el gas era por un puerto chileno. Quiroga compró la idea rápidamente,
pero trató de sacar ventajas para Bolivia y coqueteó con Perú dando a entender
que estudiaría la viabilidad de una salida del gas boliviano por un puerto peruano,
cosa que no estaba en sus planes. Quiroga heredó una negociación del presidente
chileno Ricardo Lagos con Banzer, que buscaba garantizar la inversión en un
puerto chileno con ventajas impositivas y administrativas para Bolivia, pero sin
soberanía. Se llegó inclusive a redactar un non paper bilateral (expresión de in-
tención de las partes sin poder jurídico exigible). El saldo fue una señal equívoca
a Perú, un mensaje incorrecto a la opinión pública y una negociación por debajo
de la mesa que entramparía dramáticamente a Sánchez de Lozada.
45 El tópico político y literario sobre “las dos Bolivias” ha sido estudiado en el capítulo 3 de
González Ortega, nota 7.
46 La empresa ipsos comenzó a hacer encuestas sobre aprobación y desaprobación de autoridades
de gobierno, oposición, Parlamento y otras instituciones a partir del último año de gobierno
de Hugo Banzer (2000-2001). Esas encuestas continuaban realizándose periódicamente en
2016.
la construcción de un nuevo imaginario nacional 285
Jorge Quiroga entregó el mando seguro de que se había apropiado del cen-
tro y de que una vez terminado el mandato de su sucesor, su presidencia estaba
asegurada. Una vez más los terribles acontecimientos del año 2000 habían sido
leídos equivocadamente. La elección de 2002 preanunció la hecatombe que llega-
ría. Dos candidatos se empeñaron en negar la realidad y forzar las cosas. Sánchez
de Lozada y Paz Zamora representaban el pasado, una generación superada a la
que Quiroga le había puesto la puntilla y representaban, sobre todo, un sistema
repudiado con violencia en las calles. Paz Zamora no tenía siquiera una obra que
defender. Sanchez de Lozada matizó su deseo de reproducir el poder con la teoría
de que quería reconducir el camino de sus reformas que sus sucesores habían fre-
nado, desviado o simplemente desbarrancado. Pero la realidad del personaje era
otra muy distinta a la del año de 1993. La mayoría de la población lo repudiaba,
sus reformas habían sido mediatizadas por la capitalización, y esta satanizada de
manera emocional y profunda en la gente. Sánchez de Lozada era ya un hombre de
más de 70 años, con las cargas de un carácter endurecido en sus posiciones, poco
flexible y poco proclive a entender que el clima social del país se había deteriorado
gravemente. Se había producido un renacimiento de las posiciones radicales de
izquierda, el indigenismo, el neoestatismo y las corrientes internacionales, que a
través de varias ong47 alimentaron la lucha contra el sistema.
Con una lógica de confrontación más dura con sus rivales y la idea de un
gobierno de partido, lejos de la participación de independientes que había carac-
terizado su anterior gestión, Sánchez de Lozada encaró una campaña cuyas dos
ofertas más importantes eran un programa de obras con empleos para vencer la
recesión y una imagen de renovación con mi candidatura vicepresidencial y la
tarea de la lucha contra la corrupción.48 Dos candidaturas flanqueaban el proyecto
político de Sánchez de Lozada (mnr), la continuidad del sistema por la vía de la
renovación generacional y la idea de la eficiencia encarnada en Manfred Reyes
Villa (nfr), el gran favorito, y la línea dura antisistema encarnada por Evo Mora-
les, apañado en el Movimiento Al Socialismo (mas), una organización variopinta
con la inclusión de sectores intelectuales de raíz marxista, indigenistas radicales,
nacionalistas que habían transitado por condepa y el propio mnr, aunque con
un eje imprescindible en los sindicatos cocaleros, la verdadera razón de su éxito
y su fuerza políticas.
En el año 2002, una campaña científicamente desarrollada, durísima en su
confrontación con Reyes Villa y muy sugestiva en el impulso de última hora de la
47 Muchas de esas ong que alentaron y respaldaron a Morales y su movimiento político fueron
cuestionadas, limitadas en su acción, cuando no bloqueadas en su trabajo durante la larga
gestión gubernamental de Morales.
48 Sobre las razones que explican mi decisión de aceptar ser candidato presidencial de Gonzalo
Sánchez de Lozada, ver mi libro Presidencia Sitiada, 2013: 31-41.
286 bolivia en el siglo xxi
49 Rocha, a menos de una semana del día de las elecciones, advirtió: “El electorado boliviano
debe considerar las consecuencias de escoger líderes de alguna manera conectados con el
narcotráfico y el terrorismo”. Ver la cita en: http://bolivia-usa.org/index.php?option=com_co
ntent&view=article&id=80&Itemid=80&lang=es&limitstart=1.
50 Carlos D. Mesa Gisbert op. cit., 2016: 215.
la construcción de un nuevo imaginario nacional 287
ceguera con algunos puntos muy ilustrativos. Manejo irregular de contratos ca-
rreteros en Tarija que la Secretaría de Lucha Anticorrupción52 puso en evidencia
y le costó el cargo al ministro de Desarrollo Económico, los reclutas cultivando
gratuitamente una exótica planta llamada macororó en una propiedad privada, lo
que marcó la ruptura interna entre presidente y vicepresidente (cargo ocupado
entonces por mí) ante la negativa de Sánchez de Lozada de destituir al ministro
de Defensa Freddy Teodovich, pedida por un documento de investigación de la
Secretaría Anticorrupción, el frustrado cuoteo de la Corte Suprema por la impo-
sibilidad de lograr los dos tercios y, lamentablemente, la imposibilidad de frenar
el cuoteo del Tribunal Constitucional, cuya labor desestabilizadora en el periodo
2003-2005 fue muy evidente.
Para rematar los desaciertos, el presidente bloqueó personalmente la reelec-
ción de la Defensora del Pueblo Ana María Romero, de popular e impecable
gestión, a pesar de que hasta su propio partido había llegado al convencimiento
de que era más inteligente la ratificación de la funcionaria.
La crisis final estalló el 20 de septiembre de 2003. La mecha se prendió en
Warisata, en el operativo de rescate de turistas extranjeros varados en Sorata por
acción de bloqueos protagonizados por sectores afines al liderazgo de la csutcb.
Nuevamente, nada ocurrió por acaso. Como años después reconoció públicamente
Felipe Quispe,53 la emboscada a la caravana policial-militar de rescate en Warisata
estaba planificada y los campesinos y normalistas que la hicieron estaban armados.
El resultado trágico de cuatro muertos, entre ellos una niña, desató la espiral que
terminó el 17 de octubre con un saldo de 67 muertes, 65 civiles y dos militares.
Sánchez de Lozada no tuvo otro camino que renunciar a la presidencia el 17 de
octubre de 2003. La coordinación de los movimientos populares fue la de una
red altamente eficiente y fuertemente interconectada. csutcb, federaciones de
cocaleros del trópico, juntas vecinales de El Alto, armaron el centro de la trama
a la que se fueron sumando transportistas, centrales departamentales y central
obrera, rematando la clase media encabezada por Ana María Romero. La bandera
unificadora fue trabajada sobre consignas que prendieron muy rápidamente. El
centro argumental de la conmoción era la negativa de vender el gas a Chile, línea
que se fue radicalizando hasta el pedido de no vender el gas boliviano a nadie. A
este planteamiento se sumó la demanda de convocar a un referendo vinculante
sobre el gas. La exigencia de una Asamblea Constituyente fue también tomando
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la construcción de un nuevo imaginario nacional 293
Introducción1
[295]
296 bolivia en el siglo xxi
con el presente del Estado Plurinacional.3 De allí, por ejemplo, tiene un sentido
simbólico el primer satélite boliviano denominado “Túpac Katari”, ya que articula
aquel pasado con la era de las nuevas tecnologías. Del mismo modo, se analizan los
(nuevos) símbolos constitucionalizados, como es el caso específico de la wiphala, que
se ha constituido en un objeto de disputa simbólica en el contexto de la construc-
ción del Estado Plurinacional. De la misma forma, se analiza la estética del Estado
Plurinacional para dar cuenta de las continuidades o rupturas con aquellas estéticas
que se originan tanto con el Estado republicano de 1825 como con la Revolución
de 1952. En este sentido, se desentraña la nueva naturaleza de la estética para dar
cuenta de los rasgos que presenta la alegoría4 y los símbolos del nuevo orden estatal.
Finalmente, se desentraña la nueva proyección simbólica estatal concentrada en la
imagen presidencial de Evo Morales que se constituye –inclusive con ribetes mesiá-
nicos–5 en un ícono que conecta el Estado republicano con el Estado Plurinacional.
3 Túpac Katari, en cuanto líder de la resistencia de los indígenas de los Andes en contra del
imperio español, y el katarismo, como movimiento político creado, a fines del siglo xx, se
examinan ampliamente en el capítulo 13 de González Ortega y Camacho Salgado.
4 La palabra alegoría tiene distintos significados en diferentes disciplinas. Aquí se entiende
alegoría como lo ‘simbólico’.
5 La dimensión mesiánica de Evo Morales, como héroe mítico de la “Tierra Imperial” de los
Incas, es analizada en el capítulo 3 de González Ortega.
6 En el capítulo 5 del presente libro, Noguera Fernández examina a Felipe Quispe en tanto
líder revolucionario, cuyas acciones políticas influyeron en la política boliviana de fines del
siglo xx y principios del xxi.
298 bolivia en el siglo xxi
El ciclo de protestas que marcó el inicio del siglo xxi develó una crisis estatal
en Bolivia que desembocó en la convocatoria a la Asamblea Constituyente. Uno
de los ejes discursivos de las organizaciones indígenas-campesinas en el decurso
del debate constituyente fue recuperar aquel cuestionamiento reactualizado varias
veces en la historia nacional, por ejemplo, en la década de los años 70 a través
del movimiento katarista (Rivera, 1987) que identificó al Estado de 1952 como
un continuum colonial. En retrospectiva, por lo tanto, la impronta del katarismo
emprendió la tarea de interpelar al modelo de Estado-nación caracterizado por
sus afanes civilizatorios y modernizadores que soslayó recurrentemente la iden-
tidad étnica subsumida por las categorías clasistas y/o nacionalista, como es el
caso específico de la noción de ‘campesino’. Efectivamente, este mestizaje como
resabio de la colonia (Rivera, 1993) adoptó un nuevo cariz en el curso del proceso
revolucionario del Estado de 1952. En este sentido, la irrupción de otras iden-
tidades étnicas, diferenciadas de la identidad clasista, cuestiona aquella noción
homogénea que se elucubra por la vía de la construcción del mestizaje, del melting
pot (Rivera, 1993). En el transcurso de los años 90, el discurso en torno a las de-
mandas étnicas adquirió una mayor resonancia explicable, entre otras cosas, por la
marcha protagonizada por los pueblos indígenas de las tierras bajas demandando
al Estado boliviano el reconocimiento de la diversidad cultural bajo la consigna
del Estado multiétnico y pluricultural. Este posicionamiento del discurso sobre
la diversidad étnica fue reforzado en el contexto de la “celebración” de los 500
años del descubrimiento de América.
De ahí que, para los indígenas, en el debate en torno a la Asamblea Constitu-
yente (2006-2008), el Estado Plurinacional se erigió en un dispositivo discursivo-
ideológico para cuestionar-interpelar al Estado de 1952 por su carácter monocultu-
ral y excluyente. En este contexto, la descolonización adquirió una fuerza discursiva
para trazar nuevos derroteros estatales, aquellos que se fueron configurando en la
génesis republicana y luego en el curso del nacionalismo revolucionario.
7 El trabajo colectivo Fiesta Cívica. Construcción de lo cívico y políticas festivas dirigido por Euge-
nia Bridikhina realiza una revisión de las particularidades de las propuestas de construcción
de legitimidad e identidad nacional en relación con los diferentes proyectos políticos y los
respectivos intereses particulares de sus líderes en el periodo 1825-2008, a partir del análisis
de la relación entre el discurso político, la construcción del calendario cívico y las ceremonias
conmemorativas. Véase también Françoise Martínez, “Fiestas patrias y cívicas: Sus avatares
como instrumentos políticos de inclusión-exclusión (1825-1925)”.
el estado plurinacional en bolivia y su simbología 299
11 Por ejemplo, Eduardo Paz Gonzales explica: “El vínculo más claro entre las acciones de
la revolución [de 1952] y el mestizaje se encuentra en el trabajo de reelaboración de los
orígenes de la nación. Pablo Quisbert asevera que Carlos Ponce, a través del Centro de In-
vestigaciones Arqueológicas de Tiwanaku, es el artífice de una lectura mestiza de Tiwanaku
en la que ‘la arqueología se pone al servicio del nacionalismo revolucionario’. Tiwanaku en
tanto gran civilización que es destruida antes de la colonia es presentada por Ponce como
pasado adecuado de lo nacional que pretendidamente no puede ser reclamado por ninguna
particularidad específica, por lo tanto respondería de mejor manera al ideal mestizo de so-
breponerse a las diferencias. Sin embargo, es de notar que entre las relecturas históricas con
propósitos políticos, fue la de los movimientos indigenistas la más efectiva en lo que respecta
a la apropiación de Tiwanaku. Que el presidente Morales haya sido posesionado en un acto
de pueblos indígenas en Tiwanaku como centro ceremonial, muy aparte del acto oficial de
posesión como presidente, es muestra de ello” (www.rebelion.org/noticia.php?id=148012).
el estado plurinacional en bolivia y su simbología 303
La wiphala es una bandera cuadrangular compuesta por 49 espacios con los siete
colores del arco iris y cuyo centro está atravesado por una franja de siete cuadrados
blancos que simbolizan el Qullasuyu o territorio precolombino sobre el que se
encuentra Bolivia. En efecto, a diferencia de la anterior Constitución Política del
Estado, reformada en 1995, que no incluía a la wiphala como símbolo, la Carta
Magna del Estado Plurinacional, aprobada el año 2009, reconoció constitucional-
mente los diferentes símbolos nacionales12 equiparando en una misma jerarquía
constitucional, por una parte, los símbolos patrios que aluden al nacionalismo:
la tricolor, el himno, el escudo de armas, la escarapela, o la flor de kantuta, con
aquellos que eluden a íconos originarios como la wiphala, que proviene del mundo
andino,13 queriendo evocar así una “complementariedad simbólica”.
La propuesta del Estado Plurinacional, surgida de las organizaciones indíge-
nas-campesinas, encontró su sentido en la propia descolonización del Estado boli-
viano. Precisamente aquí radicó una de las aristas de la conflictividad social, ya que
muchos sectores criollos-mestizos o de oposición política al mas la consideraban
como un riesgo para la propia unidad del país. En este contexto, esa conflictividad
no solamente fue política, sino que adquirió también matices alegóricos en torno
a los nuevos símbolos que, como la wiphala, se proponían para el (nuevo) Estado
Plurinacional. Efectivamente, los símbolos jugaron un papel relevante. En rigor,
en las regiones del oriente la wiphala fue resistida como símbolo patrio, develando
inclusive fracturas raciales. Ahora bien, la resolución de la hegemonía política que
se concretizó en la promulgación de la nueva Carta Magna supuso un repliegue
de los sectores regionales-cívicos cruceños que se oponían a la propuesta consti-
tucional del Estado Plurinacional y, desde una mirada simbólica, esta resolución
estuvo acompañada, por efecto colateral, por la presencia inequívoca de la whipala
flameando, por ejemplo, por las calles cruceñas en el curso de las celebraciones
cívicas del Estado Plurinacional.
Por otro lado, el conflicto en torno a la construcción de la carretera que
traspasaría el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (tipnis),
propuesta por el gobierno central, provocó una resistencia en las organizaciones
indígenas de tierras bajas (1910-1911) que tuvo también su correlato en una disputa
simbólica. En efecto, este conflicto puso en evidencia la disputa de diversos mo-
delos de desarrollo y las propias contradicciones-límites del Estado Plurinacional
12 Según el artículo 6, parágrafo ii de la Constitución de Bolivia del año 2009: “Los símbolos
de Estado son la bandera tricolor rojo, amarillo y verde; el himno; el escudo de armas; la
wiphala; la escarapela; la flor de kantuta y la flor del patujú” (2008: 14).
13 La wiphala –que representa, por siete colores, a los pueblos indígenas y originarios en varios
países andinos (Ecuador, Bolivia, Argentina y Chile principalmente)– fue propuesta en el
contexto del debate de la Asamblea Constituyente por organizaciones aymaras y quechuas.
el estado plurinacional en bolivia y su simbología 305
y allí, paradójicamente, la flor del patujú, otro símbolo nacional poco usado en
el discurso estatal, fue, esta vez, enarbolado por los indígenas de las tierras bajas
para cuestionar la naturaleza andino-céntrica que adquirió el Estado Plurinacional
que usa recurrentemente la wiphala.
la imagen del Estado Plurinacional que apunta a una reproducción del barroco
andino muy presente en la producción estética del Estado de 1952. Ciertamente,
esa necesidad de articular diferentes símbolos, íconos o héroes/heroínas en una
sola imagen conduce inexorablemente a un abigarramiento de imágenes que, a
la vez, connotan diferentes referentes.
La estética revela que la construcción simbólica del Estado Plurinacional
no es lineal, ya que las interacciones exhiben pliegues y sinuosidades propias de
las temporalidades histórico-culturales diversas y reflejan/condensan también el
abigarramiento social. Por una parte, la presencia de una estética que tiene su
referente inmediato al Estado de 1952 está casi incólume; por otra, la estética
indígena que apunta a lo plurinacional intenta encontrar sus propios resquicios,
no logrando atravesar las fronteras rígidas que cubren ese núcleo duro donde
el nacionalismo está instalado. Por tanto, la simbología que alude a lo “pluri-
nacional” está aún restringida a la epidermis o capa superficial del nuevo orden
simbólico estatal.
de raigambre andino. En este filme también se evidencia esa fusión que inicia en
la figura mesiánica de Túpac Katari, luego pasa por Zárate Willka, para culminar
con Evo Morales, quien se representa a sí mismo y, colateralmente, representa
al mismo Estado Plurinacional. Posiblemente, en Insurgentes, la conexión entre
el líder indígena Túpac Katari y el presidente Evo Morales adquiere su mayor
efecto simbólico, ya que conecta a estos dos líderes con el acto fundacional del
Estado Plurinacional.
Es preciso recordar que las posesiones de Evo Morales –como el primer presidente
indígena de la República de Bolivia y, posteriormente, como primer mandatario
del Estado Plurinacional y sus respectivas ceremonias ancestrales– estuvieron
envueltas por un aura mítica y una recurrencia al pasado. Este tipo de mitología
simbólica se conectó con el Pachakutic. Como se mencionó, la estrategia política
comunicacional del Estado Plurinacional usó la profecía “volveré y seré millones”
de Túpac Katari para que el mito tomara forma y se encarnara en Evo Morales. A
partir de ello, se ha proyectado la imagen de Morales como el primer presidente
indígena de Bolivia no solamente de manera interna, sino a nivel mundial. Esto
puede implicar un riesgo, pues toda la densidad histórica del proceso político se
reduce al liderazgo de Morales. Es decir, esta ritualización del mundo indígena
de la zona andina de Bolivia se construye en torno a la imagen del presidente
boliviano para proyectar a partir de ella un hálito mítico. En este contexto, su
elección presidencial marca una inflexión histórica y una transición simbólica,
siendo Morales el último presidente de la República de Bolivia y el primer presi-
dente del Estado Plurinacional. En suma, la estructuración de imaginarios en el
plano simbólico ubica a la figura de Evo Morales como el condensador de toda
esa complejidad histórica que precede a la construcción de este proceso político y,
al mismo tiempo, proyecta un universo simbólico donde la presencia del indígena
ocupa un lugar central en la discursividad estatal.
La construcción simbólica de la plurinacionalidad plasma y condensa el actual
proceso de transformación del modelo estatal a partir de sus referentes inmediatos:
los procesos de movilización sociopolítica, especialmente indígena, de las últimas
décadas, y sus referentes de larga duración: las resistencias indígenas contra el
orden colonial. La instauración del Estado Plurinacional fue proyectada como un
acto fundacional, un nuevo proceso político, y como cualquier proceso de trans-
formación estatal ha generado incertidumbre y contradicciones, como efectos
sociopolíticos colaterales de la propia dinámica constitucional y de la complejidad
sociocultural de temporalidades históricas que convergen en la cimentación de este
nuevo orden estatal. Más allá de proyectar la imagen del mandatario boliviano como
308 bolivia en el siglo xxi
existen, y aquí existen muchas gentes que invocan esos términos. De manera que
resultaría totalmente voluntarista decir que el nacionalismo revolucionario está
en extinción” (Zavaleta, en Mesa Gisbert, 1993: 54).
En suma, la narrativa estatal es reiterativa, aunque en muchos casos se com-
bina con íconos, rituales y fiestas ancestrales provenientes del mundo simbólico
indígena. Es importante precisar que en el nuevo orden simbólico las expresiones
de origen andino tienen mayor relevancia en menoscabo de otras expresiones
étnico-culturales que son marginadas e invisibilizadas. Es decir, se crea un andino-
centrismo, ya que el sentido simbólico de las celebraciones rituales y puestas en
escena por el Estado Plurinacional busca recrear “formas de mando” que in-
corporan elementos de la tradición política andina, principalmente, en espacios
restringidos de lo político y la política.
Desde el andamiaje institucional hay una reestructuración del orden sim-
bólico donde la nueva estética estatal centrada en lo indígena visibiliza aquello
que históricamente fue negado y excluido por una narrativa colonialista. No
obstante, estas alegorías indígenas no han logrado socavar aquellas capas rígidas
que cubren ese núcleo duro, donde el nacionalismo está instalado, por tanto, la
simbología que alude a lo “plurinacional” está aún restringida a la epidermis o
capa superficial del orden simbólico. Aquí estriba uno de los nudos gordianos del
Estado Plurinacional, asumiendo que la gestación discursiva de este proviene de
las organizaciones indígenas/campesinas que en el curso del debate constituyente
tenían su argumentación histórica en el cuestionamiento/interpelación al Estado
de 1952. Incluso este cuestionamiento hizo que en el Preámbulo de la propia
nueva Carta Magna se “ignore” al Estado del 52. Ahora bien, una explicación es
que en la construcción del Estado Plurinacional subyacen como núcleos duros
aquellos códigos provenientes del imaginario nacionalista y también republicano,
mientras que las alegorías que hacen parte de la narrativa descolonizadora se
expresa en los lugares de memoria (actos rituales ancestrales) y en los artefactos
simbólicos/estéticos (v.g. la wiphala), que operan en las capas epidérmicas de la
discursividad estatal pero sin poner en duda aquellos elementos que componen
las capas nodales donde se “sostiene” la propia “nacionalidad”, que es un ima-
ginario arraigado que tiene la capacidad de condensar/articular a las distintas
temporalidades que “entran en juego” en aras de la edificación de una Nación.
Posiblemente, aquí radica el gran dilema del Estado Plurinacional que se expresa
en un ambiguo e incluso contradictorio proceso de construcción del (nuevo)
orden simbólico en curso.
310 bolivia en el siglo xxi
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13
Descolonizando la historia colonial
de Bolivia en el siglo xxi: Negociación
de las fronteras entre el pasado,
presente y futuro en la película
También la lluvia (2010)
Laura Camacho Salgado / Nelson González Ortega
Introducción
[311]
312 bolivia en el siglo xxi
sujetos y conocimientos. […] Dada esta central distinción entre colonialismo y colonialidad, no
se puede confundir tampoco descolonización y decolonialidad. […] La descolonización se tiende
a circunscribir a lo que se ha denominado independencias políticas de las colonias que para
América empieza a finales del siglo xvii […] La decolonialidad, en cambio, refiere al proceso
que busca trascender históricamente la colonialidad (o […] la modernidad/colonialidad). Por
eso, la decolonialidad supone […] subvertir el patrón de poder colonial, aun luego de que el
colonialismo ha sido quebrado” (Restrepo & Rojas, 2010: 16-17).
descolonizando la historia colonial de bolivia en el siglo xxi 313
convertirse en Inca, sino sobre todo por la llegada, en 1533, de los conquistadores
españoles, al mando de Francisco Pizarro, quienes derrotaron militarmente a
Atahualpa, el último gobernante del imperio inca.
En esta injusta y desigual sociedad colonial del siglo xvi, en la que conviven
virreyes, funcionarios reales, encomenderos, comerciantes e indígenas, surgen
religiosos de diversas órdenes eclesiásticas, como Antonio de Montesinos (1475-
1540), Bartolomé de las Casas (1484-1566) y Francisco de Vitoria (1485-1546).
Ellos abogan fehaciente y públicamente –en sermones, en reportes a la Corona
6 Debido a que el foco de estudio de este capítulo es la elaboración de una cronología socio-
política de los Andes bolivianos y sus pobladores no se comenta en detalle el desarrollo del
periodo colonial en Mesoamérica y en otras regiones del continente americano.
316 bolivia en el siglo xxi
Para os los dar a cognoscer me he sobido aquí, yo que soy voz de Cristo en el desierto
desta isla; y, por tanto, conviene que con atención, no cualquiera sino con todo
vuestro corazón y con todos vuestros sentidos, la oigáis; la cual será la más nueva
que nunca oísteis, la más áspera y dura y más espantable y peligrosa que jamás no
pensasteis oír. Esta voz [os dice] que todos estáis en pecado mortal i en él vivís y
morís, por la crueldad i tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid ¿con qué
derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel i horrible servidumbre aquestos indios?
¿Con qué auctoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban
en sus tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas dellas, con muerte y estragos
nunca oídos habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles
de comer ni curallos en sus enfermedades [en] que, de los excesivos trabajos que
les dais, incurren y se os mueren y, por mejor decir, los matáis por sacar y adquirir
oro cada día? ¿i qué cuidado tenéis de quien los doctrine y cognozcan a su Dios y
criador, sean baptizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? Estos, ¿no son
hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros
mismos? ¿Esto no entendéis? ¿Esto no sentís? ¿Cómo estáis en tanta profundidad
de sueño tan letárgico dormidos? Tened por cierto, que en el estado [en] que estáis
no os podéis más salvar que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe de
Jesucristo. (Montesinos, citado en Las Casas, “Primera Comunidad de Dominicos
en América”, 1994: 1761-1762)
7 En el texto Relación acerca de las antigüedades de los indios, escrito por fray Ramón Pané a fines
del siglo xv y re-editado en el siglo xx (Arrom, 1974), se describe ampliamente la cultura
(territorio, lengua, religión, atuendos y costumbres) del primitivo pueblo taíno, el cual era
uno de los menos desarrollados del continente americano. El grado elemental de la primitiva
cultura taína y su desnudez contribuyó, en gran medida, al surgimiento del doble mito del
indio, como buen salvaje y como salvaje feroz.
descolonizando la historia colonial de bolivia en el siglo xxi 317
Desde la época precolombina hasta el siglo xxi, los indígenas del altiplano boli-
viano se han rebelado por medio de guerras y protestas contra formas imperiales
(amerindias e hispánicas) de gobierno y contra gobiernos de Estados republicanos
y contemporáneos que han querido invadirlos, subyugarlos o privarlos, mediante
la violencia, de su derecho al autogobierno.11 En seguida, se comentan las princi-
pales formas de resistencia optadas por los indígenas andinos a través de los siglos.
10 El conjunto de normas legales reunidas en las Leyes de Indias fueron oficialmente promulgadas
por el rey Carlos II (1665-1700) y finalmente publicadas en 1680 con el título de Recopilación
de leyes de los reynos de las Indias (La Guardia, [1680] 1889).
11 Para una comprensión más completa de la resistencia de los bolivianos de ayer y de hoy contra
diversas formas de opresión imperial, véase Earth Politics. Religión, decolonization, and Bolivia’s
indígenous intellectuals (Ari, 2014).
descolonizando la historia colonial de bolivia en el siglo xxi 319
[E]n 1460 se produjo una importante rebelión contra los incas en la zona de los reinos
del lago. El resultado fue que los restantes reinos independientes fueron conquistados,
instalándose mitmaqhuna de habla quechua en colonias por todos sus territorios,
especialmente en el valle de Cochabamba. (Klein, 1982: 39)
12 Entre otros historiadores que analizan la rebelión de Túpac Katari en su contexto histórico
y político se encuentran Sinclair Thompson (2002: 190) y Carlos D. Mesa Gisbert (2012:
213, 219-221, 234, 255).
13 En la película También la lluvia (2010), que se analiza en la sección segunda, se escenifican
las masivas protestas sociales ocurridas en Cochabamba, La Paz, El Alto y otras ciudades de
Bolivia durante la Guerra del Agua del año 2000 (cf. J. Hernández, s.f.).
descolonizando la historia colonial de bolivia en el siglo xxi 321
Guerra del Gas de 2003, y en las revueltas sociales de 2005 que culminaron con
la presidencia de Evo Morales.
Entre los años 1985 y 2000, los bolivianos experimentaron grandes tensiones socia-
les debido a que existía, desde los gobiernos anteriores, una marcada desigualdad
económica, una profunda inequidad social y una injusta exclusión de los indígenas
de las esferas del poder. Este estado de completo desequilibrio económico, po-
lítico y social –que fue causado por la aplicación de políticas macroeconómicas
neoliberales por los gobiernos de la época– sirvió de caldo de cultivo a diversos
movimientos políticos finiseculares de reivindicación social, étnica y popular que
lucharon en contra de las draconianas medidas económicas del neoliberalismo (cf.
capítulo 3 de González Ortega).
En efecto, a fines del siglo xx, el conocido político Víctor Paz Estenssoro, en
su cuarto mandato presidencial (1985-89), tuvo que controlar la hiperinflación que
sufrió Bolivia mediante el apoyo que dio a su ministro de Planeamiento, Gonzalo
Sánchez de Lozada, para que aplicara la nueva modalidad del neo-liberalismo eco-
nómico conocida como “terapia del shock” y, así, tratar de controlar la ilimitada
hiperinflación que sufrió Bolivia, sobre todo, en la década del 80, pero también
en la última década del siglo xx.14
La oleada de protestas sociales sucedidas entre el 9 y el 11 de abril del año
2000 en Cochabamba y el resto del país, conocida como la “Guerra del Agua”,
intensificó la confrontación de las dos Bolivias que surgieron en 1952 con la Re-
volución Nacional: la Bolivia del régimen político-administrativo de orientación
económica socialista promovida por movimientos sociales y partidos políticos de
centro-izquierda versus la Bolivia del régimen político-administrativo de orien-
tación económica neo-liberal y conservadora apoyada por partidos de centro
derecha, a menudo, en alianza con empresas multinacionales y con los gobiernos
republicanos de Estados Unidos. En otras palabras, la Guerra del Agua acentuó
la confrontación entre una Bolivia pobre e indígena y otra Bolivia oligárquica y
transnacional (cf. capítulo 3 de González Ortega, nota 7). Tal confrontación se
haría evidente en las violentas protestas ciudadanas de la Guerra del Agua del
año 2000 que fueron el motor que propulsó las profundas transformaciones de
las estructuras tradicionales del poder político en la Bolivia actual.
También la lluvia desde tres ejes: análisis narrativo del guión, de la cinematografía
y de las dinámicas de representación de la perspectiva femenina.
Paul Laverty cuenta, en una entrevista con David Walsh (2010), que la idea del
guión se origina en sus conversaciones con Noam Chomsky y Howard Zinn,
quienes estaban buscando alguien que pudiese escribir sobre el libro de Zinn, A
People’s History of the United States, en el que se hablaba de la llegada de Cristóbal
Colón a América. La primera versión del guión presentaba a Las Casas (cf. sección
primera) como protagonista y se ubicaba completamente en el siglo xv y xvi.
Elección que implicaba el deseo de reinterpretar y cuestionar la historia oficial del
imperio español en América poniendo énfasis en las dinámicas de representación
fílmica tanto de la culpa imperial, o “culpa colonial” de los españoles, como de la
“herida colonial” de los indígenas.16 Además, el énfasis en Las Casas se oponía a
las representaciones fílmicas de Hollywood que surgieron para celebrar –desde
una mirada masculina occidental– los 500 años de la llegada de Colón en América,
como en 1492: Conquest of Paradise (Ridley Scott, 1992) y Christopher Columbus:
The Discovery (John Glen, 1992). No obstante, para Laverty, este guión resultaba
demasiado distante y ajeno para el espectador actual (Walsh, 2010), por lo cual
era necesario generar un diálogo entre la memoria histórica y la situación lati-
noamericana actual. Diálogo que Laverty construye gracias a su fascinación por
la Guerra del Agua de 2000 en Cochabamba.
Como consecuencia, Laverty elabora una trama narrativa que permite el
diálogo entre tres momentos históricos o periodos temporales diferentes, de los
cuales los dos primeros hacen parte del guión (el periodo de la conquista espa-
ñola y la Guerra del Agua) y, el tercero, hace referencia al rodaje de la película
de Bollaín en Bolivia en el año 2010. Estos tres periodos se construyen en tres
16 Según Isabel Santaolalla, recientemente se han dado revisiones cinematográficas del vínculo
España- Latinoamérica como una realidad problemática y multifacética, lo cual puede ser
interpretado como una forma de redención tanto de la “culpa colonial” (Santaolalla, 2007:
71) de los hispano-europeos como de la “herida colonial” de los indígenas colonizados. La
dinámica de la culpa implica que subyace una situación de conciencia y una relación de “con-
cientización” entre colonizadores y colonizados, en la que los que habían colonizado desean
redimirse a través de una apertura cinematográfica alternativa hacia Latinoamérica. En los
estudios decoloniales, se llama ‘herida colonial’ a la huella dejada por el dolor derivado de las
experiencias vividas de los condenados de la tierra, de los damnés. Son experiencias forjadas
en situaciones de marginalización, sometimiento, injusticia, inferiorización, dispensación
y muerte. La herida colonial, que enrostra a la arrogancia imperial, las experiencias y sub-
jetividades de los damnés, deviene en condición de posibilidad de una perspectiva donde la
[…] “pluriversalidad de paradigmas […] no pueden ser absorbidos por la historia lineal del
pensamiento occidental” (Restrepo & Rojas, 2010: 162-163).
descolonizando la historia colonial de bolivia en el siglo xxi 325
Figura 1. Antón está viendo su imagen en el cine, en la que él está interpretando a Colón (00:37:19).
17 Para el análisis fílmico del guión de También la lluvia se emplean los conceptos que Gerard
Genette utiliza para el análisis narrativo de los textos literarios. Esto responde principalmente
a la necesidad de explicar el diálogo entre los diversos niveles narrativos del guión para poder
explicar su construcción fílmica. Sin embargo, esto no implica que la narratología de Genette
pueda ser trasladada de manera exacta al análisis cinematográfico.
18 José Antonio Pérez Bowie cita a Sébastien Fevry, quien explica que en cine existen dos tipos
de mise en abyme: homogénea y heterogénea. En la primera, las estrategias de reflexividad se
articulan sobre un canal, ya sea el visual o el sonoro. La segunda, utiliza simultáneamente
recursos visuales y auditivos. En el caso de También la lluvia se trata de un mise en abyme he-
terogénea: “la inserción de un relato audiovisual (representación teatral o filme) dentro del
filme marco; el filme en segundo grado, o filme enmarcado, se presenta bajo la forma de una
creación artística que ‘refleja’ la temática o estructura del filme que lo alberga” (2008: 162).
326 bolivia en el siglo xxi
construcción que debe ser leída como un proceso de interpretación y que, como
tal, implica dinámicas de poder, transacciones económicas, entre otros aspectos,
que configuran los límites de la imagen y las perspectivas entre el objeto y el
sujeto filmado. Punto en el que hace eco la frase nietzscheana: “no hay hechos
sino interpretaciones”, y las teorías de Hayden White. White pone en entredicho
la división entre ficción e historia (1978: 99), lo cual afirma la imposibilidad de
construir una Historia única, veraz o “monofónica”19 que pueda sustituir la natural
polifonía inherente al hecho histórico. Tal como se aprecia en el siguiente diálogo
que ocurre en los primeros minutos de la película de Bollaín:
María. —Sebastián, dime una cosa, estamos en Bolivia, así como mucho sentido
pues no tiene, ¿verdad? Pues digo, estamos a unos 2.500 metros sobre el nivel del
mar rodeados por montañas a miles de kilómetros del Caribe.
Sebastián. —No, pues, es que acá Costa cree que Colon llegó en paracaídas.
Costa. —No, perdona, Costa sabe que esto está lleno de indígenas hambrientos y
eso significa extras. Miles de extras, nada de recurrir a esa mierda de efectos digitales.
Quiero poderío, que se vea que nos hemos gastado la pasta.
Sebastián. —No, Costa, no, esto puede ser un churro. ¿Has visto sus rasgos? Son
quechuas.
Costa. —¿Y?
Sebastián. —Cómo que ¿y? Que son indígenas de los Andes. ¿Qué hace Colón
entrevistándose con unos indígenas de los Andes?
Costa. —De los Andes o de donde sea. No sé, son indígenas. Eso es lo que querías.
¿No?
Sebastián. —No, no, no.
Costa. —Sebastián, no seas pesado, tío.
No me jodas, aquí se puede negociar con la gente, hoteles, trasporte, catering, o sea
lo que quieras.
María. —Entonces la razón es el dinero.
Sebastián. —Sí, siempre es el dinero. Siempre. Bueno en este caso, el poco dinero.
¿Me escuchaste productorcete de cuarta?
Costa. —Si la hubiéramos rodado en inglés tendríamos el doble de dinero.
Tendríamos el doble de público. Ya casi teníamos cerrado el acuerdo y fuiste tú y la
jodiste.
Sebastián. —Porque los españoles hablan español cabrón. ¿Te hubieras imaginado
lo que hubiera sido hacerla en inglés?
Costa. —Pues que hubiéramos sido la ostia.
María. —Entonces los españoles hablan español y los taínos que encontró Colón
¿hablan quechua?
Sebastián. —¿Así vas a estar? (00:06:00- 00:07:50)
Narrador. [lee el guión escrito por Sebastián] —Vemos los rostros sorprendidos
de varios niños taínos ocultos entre la vegetación, desde su punto de vista vemos
a Colón y a sus hombres pisando por primera vez el Nuevo Mundo. Hay algunas
embarcaciones pequeñas en la orilla. Los niños perciben un olor desagradable mientras
las extrañas criaturas mojadas y sucias, unos barbudos, otros calvos, se acercan hacia
ellos dando un traspié en la arena. Los chiquillos ocultos en los árboles se ríen y
comentan sorprendidos intentando comprender quiénes son esos extraños.
Colón. —Yo, Cristóbal Colón, humilde siervo del rey Fernando de Aragón y la
reina Isabel de Castilla, en nombre de Jesucristo, hijo del único Dios verdadero, tomo
posesión de estas tierras, mares y todo lo que contienen y con este acto proclamo
la soberanía de estas tierras y mares de la más graciosa de las majestades. (00:09:00
– 00:10:53)
Daniel. —Venden nuestros ríos contra nuestra voluntad. Venden nuestros pozos,
nuestros lagos. Y la lluvia que cae sobre nuestras cabezas por una ley. Compañeros,
es increíble, no nos permiten recoger el agua que cae de la lluvia por esa ley. Y ¿quién
se queda con esa lluvia? ¿Una compañía cuyos propietarios están en Londres y en
California? Compañeros, ¿qué más nos van a robar ahora? ¿El vapor de nuestro
aliento? ¿El sudor de nuestra frente? Pues les digo, que lo único que van a conseguir
de mí es una buena meada. (00:29:14)
20 “En términos generales, el ‘otro’ es el que está separado de uno mismo […] Dentro de la
teoría poscolonial, puede referirse a los otros colonizados que han sido marginalizados por
un discurso imperial e identificados por su diferencia con el centro […] Otredad, describe
los diversos modos en que el discurso colonial produce sus sujetos […] la construcción de
‘el O/otro’ es fundamental en la construcción de [la imagen] de uno mismo. El proceso de
otredad puede ocurrir en toda clase de narrativas colonialistas” (Ashcroft, 1998: 169, 170,
171, 172, mi traducción). En los estudios decoloniales, los conceptos de Otro y otredad han
sido adoptados y desarrollados principalmente por el filósofo argentino Enrique Dussel, que
propone que el “descubrimiento de América” (las comillas de Dussel para marcar lo que él
considera lo mal llamado) fue el primer encuentro entre el “yo-europeo-colonizador” y el
“otro-amerindio-colonizado”, durante el primer encuentro en América, en 1492, entre el
hispano-europeo (el otro imperial) y el indígena (el otro colonial) (Restrepo & Rojas, 2010:
81).
descolonizando la historia colonial de bolivia en el siglo xxi 331
Figura 2. Nivel metadiegético (uso de un estilo cinematográfico que evoca la épica narrativa). En esta escena, los
españoles están quemando a Daniel/Hatuey y a “sus 12 discípulos” en la cruz. Promete ser la escena final de la
película de Colón dirigida por Sebastián (01:07:47).
Figura 3. Nivel diegético. En esta escena, el elenco está ensayando el guión en el hotel. Antón está actuando la parte
en la que Colón, mediante la ley del Requerimiento (cf. presente capítulo, nota 5), toma posesión de las tierras y
declara la soberanía de la Corona (00:10:51).
332 bolivia en el siglo xxi
Figura 4. Intercalación de imágenes de la televisión boliviana que se transmitieron durante la Guerra del Agua
del año 2000 (00:56:39).
21 En este punto es importante considerar las políticas de la mirada planteadas por Laura Mul-
vey, que parten de las teorías psicoanalistas y feministas. En “Visual Pleasure and Narrative
Cinema”, Mulvey afirma que en el cine narrativo clásico la mujer ha sido el objeto pasivo
(erótico) de la mirada (masculina) –“to-be-looked-at-ness” (1975: 808)–, mientras que la
figura masculina es activa y es la productora de sentido. Asimismo, argumenta que, en este
tipo de cine, se presenta una masculinización del espectador (tanto hombres como mujeres).
334 bolivia en el siglo xxi
María. —[Le pregunta a Daniel mientras lo está filmando] Como, ¿qué fue lo que
más te gustó de tu personaje? ¿Tal vez lo que representa como figura de resistencia
indígena o plantear la colonización desde un punto de vista diferente?
Boliviano. —No, a él solo le interesa la plata y nada más.
[Ríen todos]
Boliviana. —Y ¿tienes escenas de amor?, ¿con cuántas chicas te besas? ¿Te tienes
que desnudar?
Boliviano. —Daniel, ¿cómo has llegado ahí tan chiquito?
María. —No chicos. [Apaga la cámara].
Boliviano. —¿Y tú qué haces aquí?
María. —Estamos haciendo un documental de la película.
Boliviano. —Estás preguntando mucho. Daniel, no confíes en ella.
En contra posición, tanto Bollaín como María podrían ser consideradas como un ejemplo
que rompe esa dicotomía, mirada pasiva/femenina y mirada activa/masculina, para plantear
una búsqueda de una mirada activa femenina.
descolonizando la historia colonial de bolivia en el siglo xxi 335
Figura 6 (00:42:07)
Figura 7 (00:42:37)
336 bolivia en el siglo xxi
Figura 8 (00:42:39)
Figura 9 (00:44:50)
descolonizando la historia colonial de bolivia en el siglo xxi 337
Figura 10. En este encuadre se hace evidente la distancia entre el elenco extranjero y los extras bolivianos (00:45:02).
Las mujeres rechazan actuar la escena que Sebastián impone sobre el aho-
gamiento de los bebés aunque el argumento es la representación de un hecho
histórico verdadero:
The drowning sequence also serves to raise some questions related to the anti-
colonialist films of which Even the Rain itself is an integral part. How far can an anti-
colonialist film go with the violent exploitation of native bodies before becoming a
cinematic spectacle itself? (Cilento, 2012: 255)
Reflexiones finales
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Filmografía:
Introducción
[343]
344 bolivia en el siglo xxi
terreno, no solo entre los “progresistas”, sino entre los propios indianistas, pero
será sofocado en 1992. Por otra parte, ya por esos años, luego de las consecuencias
prácticas e ideológicas que tuvo la aplicación del Decreto 21060,1 el tema “étnico”
tomó importancia en varios sectores que darían cuerpo a varias organizaciones
no gubernamentales (ong), las cuales, en 1990 y 1992, movilizaron a indígenas,
en especial a los de tierras bajas para buscar “inclusión” y “reconocimiento”.
Estas movilizaciones sociales indígenas serán las manifestaciones más claras de
la importancia política que estas instituciones irán jugando en este país, muy en
especial en cuestiones “indígenas”.
Entre el año 2000 y 2001 se produjeron en la parte andina de Bolivia bloqueos
protagonizados por los aymaras, bloqueos dirigidos por la csutcb o Confedera-
ción Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, entonces encabezada
por el indianista Felipe Quispe Huanca. Lo importante de estos bloqueos radica
en que cuestionaron el carácter colonial del Estado y perfilaron masivamente el
ideal de que los “indios” deberían gobernar Bolivia, a diferencia de la Guerra del
Agua (2000), en Cochabamba, que simplemente cuestionó las políticas neolibe-
rales. El año 2002, el Movimiento Indígena Pachakuti (mip), dirigido por Felipe
Quispe, logró obtener seis diputaciones. Uno de esos diputados fue Germán
Choque Condori (más conocido como Germán Choquehuanca), quien, en una
de sus acaloradas participaciones en el Parlamento, arrojó al piso la Constitución
Política del Estado afirmando: “a los aymaras no nos han preguntado si queríamos
ser bolivianos”, hecho que causó un gran escándalo en los sectores “blancoides”
pero fue visto con mucha simpatía por otros sectores.
Desde el año 2000 se vivió una crisis económica y política en el país que dio
lugar a otras movilizaciones masivas en los años 2003 y 2005. Fue un periodo
en el que dos aspectos políticos se discutían en las movilizaciones y en otros
espacios de deliberación no formales; aspectos que se resumen básicamente en
dos ideas indianistas que se fueron posicionando en distintos niveles: “hace 500
años que no manejamos nuestros recursos naturales” y “hace 500 años que no
nos gobernamos”. La primera idea aludía a las discusiones sobre la privatización
del agua (2000) y sobre la exportación del gas (2003),2 mientras la segunda idea
aludía al debate sobre quienes debían gobernar Bolivia para ejercer control sobre
los recursos a los que se aludía en la primera idea.
En diciembre del año 2005, el Movimiento Al Socialismo (mas) logró aglutinar
a varios representantes de organizaciones sociales, muy activas como movimientos
sociales entre los años 2000 y 2005, y con el apoyo de sectores de “clase media” Evo
Morales fue electo para ejercer el cargo de primer mandatario,lo que se promovió
como la elección del “primer presidente indígena de Bolivia”. El mas había logrado
ya un segundo lugar en las elecciones del año 2002 y contaba con una importante
representación parlamentaria. Por otra parte, esta elección se da en un escenario en
el que la fuerza social de movilización se vuelca a la urnas a favor del mas, aunque la
posición de esta organización fue ambigua en relación a temas como la nacionaliza-
ción de los hidrocarburos, pues el mas saltaba de una propuesta a otra, propugnando
“50 a 50”, mientras otras organizaciones como la Federación de Juntas Vecinales
de El Alto (fejuve) o la Central Obrera Boliviana (cob) pedían nacionalizar.
Pero, en el periodo abierto por las movilizaciones aymaras del año 2000, que llegó
hasta las movilizaciones del año 2005, ni el mas ni Evo Morales tuvieron un papel
protagónico en dichas movilizaciones, tampoco su eje discursivo fue la formación
de un “gobierno indio” o el posicionamiento de la identidad “indígena”; aspectos
que sí fueron centrales en el discurso del indianista de Felipe Quispe.
En enero de 2006 se posesionó a Morales como primer mandatario en dos
ceremonias: una “ancestral” en Tiahuanaco y otra “occidental” en el Congreso. El
segundo era un acto habitual en la transmisión de mando, mientras que el primero
fue presentado como una “ceremonia ancestral”, aunque se creó para tal fecha y sus
autores no fueron “indígenas”. Desde entonces el gobierno dio a su gestión el nom-
bre de “Proceso de cambio”, el cual estaría supuestamente dirigido por “indígenas”.
En general, podemos decir que el mas enfrentó en su primera gestión
(2006-2010) una oposición articulada solo con la intención de “sacar al indio de
la presidencia”, mientras que en su segunda gestión (2010-2015), esa oposición
se atomizó sin llegar a ser un problema y, en tal situación, salieron a relucir los
conflictos y contradicciones al interior del gobierno; y en lo que va de su tercera
gestión (2015 al presente), se nota un proceso lento de desgaste en el que lo “in-
dígena” es algo ya abandonado en los discursos oficiales.
Dos medidas han marcado el gobierno del mas desde su primera gestión: la
llamada nacionalización de los hidrocarburos y la realización de una Asamblea
Constituyente.3 En el primer caso, en la llamada nacionalización, que fue en rea-
lidad un cambio de contratos, se trató de un acto que, en función de su difusión
mediática, tuvo un gran despliegue de contingentes militares, entre soldados
armados y vehículos, como por ejemplo, tanques de guerra. Ciertamente, este
cambio de contratos, y los precios favorables de los hidrocarburos a nivel inter-
nacional, generaron mayores ingresos para el Estado. Mucho de esos ingresos
se han destinado al pago de bonos como el Juancito Pinto y Juana Azurduy,
además de la Renta Dignidad (cf. en el presente libro, capítulo 10 de Morales).
Esta medida, por aquel despliegue militar, causó un revuelo mediático impresio-
nante. Sobre Bolivia caía la mirada de las más grandes cadenas de información
nacional e internacional. Ya no solo se trataba de que un “indio” fuera presidente
de este país, sino que además ese “indio” estuviera atentando contra la propiedad
privada y la seguridad jurídica para la inversión de capitales. El presidente fue
visto como un “indio comunista”, alguien que quería revivir la experiencia de
la Unión Soviética o hacer de Bolivia una Cuba, en medio del continente. Esta
misma acción, en otros sectores, causó gran simpatía, no solo en Bolivia, sino en
latitudes internacionales. El gobierno de Morales fue visto como la puesta en
marcha del “socialismo comunitario”. Su fama creció y se convirtió en la figura
de la izquierda más promovida en América, por lo que “movimientos indígenas”
bolivianos ganaron prestigio como movimientos anticapitalistas.
El segundo hecho de importancia en la primera gestión del mas, a la cabeza
de Morales, fue la Asamblea Constituyente, otra de las grandes ofertas del mas
durante su campaña. El gobierno encontró un buen escenario para llevar adelante
esta oferta ya que contaba con mucho respaldo en el electorado. El 2 de julio del
primer año de gobierno de Morales se realizó la elección de asambleístas en la
que el partido oficialista obtuvo 137 representantes de 255, pero no logró los dos
tercios; tema que luego sería una bandera de la oposición para frenar a la mayoría
absoluta que estaba en manos del Movimiento Al Socialismo. El 6 de agosto de
2006 se instaló la Asamblea Constituyente en Sucre, la “ciudad blanca”. El de-
sarrollo de la Asamblea fue tortuoso. La oposición no atinaba a nada más que a
bloquearla y el oficialismo no podía imponerse. Hubo temas que empantanaron
el avance de las sesiones, por ejemplo, el tema de los dos tercios contra la mayoría
absoluta, la discusión de si la Asamblea era originaria o derivada. No obstante,
el asunto más problemático fue el de la sede de gobierno, la disputa por una
ciudad (La Paz o Sucre) que pudiera ser la sede de los poderes del Estado. Este
tema complicó mucho a la Asamblea ya que, al ser hábilmente utilizado por la
oposición, casi lleva a que la Constituyente fuera abortada. Contra viento marea
y con ajustes hechos en Oruro, la Constituyente no pudo sesionar en Sucre, pero,
con ayuda de representantes de distintas fuerzas políticas, se obtuvo un texto que
el 25 de enero del año 2009 se puso a consideración de la población boliviana,
habilitada para votar en un referendo. La mayoría voto a favor de aprobar aquel
documento que hoy es la Constitución vigente en Bolivia.4
El términos económicos, estos diez años del gobierno de Morales y el
mas han sido de crecimiento y estabilidad, hecho resaltado por organizamos
internacionales,en lo que influyó, no solo el alza de los precios internacionales
4 Los intensos debates entre los sectores oficialistas del mas y la oposición que surgieron tanto
en el proceso de escritura de la Constituyente (2006-2008) como en el referendo, aprobación
y constitucionalidad de la nueva revolución de 2009 que instituye el Estado Plurinacional de
Bolivia es ampliamente comentada en el capítulo 5 de Marsteintredet.
348 bolivia en el siglo xxi
de los hidrocarburos, sino también el de los minerales, hecho que dio lugar al
florecimiento de cooperativas mineras; asimismo, la actividad comercial creció
enormemente.5 Esta estabilidad económica ha sido, en los últimos años, bandera
del discurso del gobierno, mientras que aquello que fue su eje discursivo, lo in-
dígena en relación a la descolonización, el “Vivir Bien” –que en buena medida se
contiene en la Constitución vigente– se ha ido dejando de lado.6
Sin lugar a dudas el sello distintivo del gobierno del mas, por lo menos a nivel
de imagen, ha sido el de ser un “gobierno indígena”. Hay varios elementos que
se conjugaron en función de darle fuerza y validez a esta idea: la imagen del pre-
sidente; la exhibición de parlamentarios con “trajes típicos” indígenas; el colocar
un canciller indígena como imagen de exportación en el Ministerio de Relaciones
Exteriores; la introducción en la Constitución de 2009 de asuntos constituciona-
les considerados “indígenas”, que darían un sentido plurinacional y comunitario
al Estado; y, en fin, la creación de algunas instituciones como el Viceministerio
de Descolonización o las universidades indígenas. Todo esto acompañando por
la puesta oficial en escena de una serie de rituales, supuestamente “ancestrales”,
potenciados por una gran campaña mediática.
Cualquier organización política tiene entre sus objetivos posicionar una
imagen, tanto de su líder como de la organización que dirige, con el fin de ser
mejor vistos. En el caso del mas, la imagen que han trabajado desde el gobierno
tiene como núcleo duro la figura de Evo Morales Ayma: sus rasgos físicos, su
trayectoria sindical, el lugar de su nacimiento y su trayectoria de vida, todo fue
muy bien explotado mediáticamente para dar una imagen “indígena”, pese a que
Morales no proviene de una trayectoria de lucha “indígena” que haya buscado
gobernar el país.7 De hecho, se contrapuso simultáneamente el color de piel de
Evo, sus rasgos físicos, frente a los rasgos y color de los anteriores gobernantes,
vinculando lo somático con lo ideológico-político. El gobierno así se presentó,
y aún se presenta, como distinto de los anteriores, resaltando fundamentalmente
la figura o personae del presidente.
5 La bonanza económica generada por el alza de los precios de los hidrocarburos durante la
gestión gubernamental de Evo Morales (2006-2016) es explicada en detalle en el capítulo 10
de Morales.
6 La directiva del “Vivir Bien”, como elemento central de la Constitución de Bolivia de 2009,
se explica en el capítulo 7 de Requena y Hoffmann y en el capítulo 15 de González Ortega.
7 La construcción simbólica de la imagen de Evo Morales en los medios de comunicación y en
la literatura boliviana contemporánea se analiza detalladamente en el capítulo 3 de González
Ortega, punto j, y en el capítulo 12 de Arce y Tórrez.
problemas y contradicciones del “gobierno indígena” 349
Si bien la figura del líder es central, cosa tan común en la política del país,
en la imagen que el gobierno proyecta se articulan más los componentes étnico-
culturales que los ideológicos. Sumado a la imagen de Morales está la del ex-
canciller David Choquehuanca. Choquehuanca, que en los años 80 profesaba el
marxismo y no jugaba a ser “sabio”, ahora, en su calidad de canciller, ha sabido
jugar diestramente con los prejuicios y estereotipos que los “occidentales” tienen
sobre los “indígenas”. Empleando una retórica antagonista, ha presentado a los
“originarios” como radicalmente opuestos a los “blancos”, convirtiendo a estos
últimos en la encarnación de una cultura maligna, mientras que los primeros repre-
sentarían la bondad pura. Una de sus frases célebres, que ilustra la consistencia de
sus ideas, es la que afirma: “…primero están las aves, las mariposas, las hormigas,
los cerros, los ríos, las estrellas, todos ellos… Para nosotros (‘los indígenas’), el
ser humano está en último lugar”.8 Frase que está totalmente alejada de lo que
pasa ecológicamente (cf. capítulo 7 de Requena y Hoffmann) en las comunidades
rurales e incluso contradice lo que en esas comunidades se vive diariamente.
No obstante, el “gobierno indígena” continúa con su retórica oficial para
asegurarse la participación de parlamentarios y alguno que otro ministro de ese
origen. Se trata de parlamentarios bien ataviados con ropa tradicional que se
han “robado las cámaras”, llamando la atención por su forma de exhibirse, pero,
por lo general, no han aparecido más que bailando cuando se hace algún festejo,
teniendo un papel marginal en la definición política parlamentaria o nacional.
En fin, los pocos ministros indígenas han ocupado carteras de poco peso político,
aunque su presencia en esos espacios ha sido destacada pomposamente por los
medios masivos de comunicación.
Además del presidente y de algunos ministros y parlamentarios, se han in-
corporado otros componentes de carácter indígena del gobierno, tales como la
descolonización, las nociones del Vivir Bien y lo plurinacional. La Constitución
vigente actualmente en Bolivia recoge estas ideas, presentando al gobierno indí-
gena como aquel que busca el Vivir Bien y el socialismo comunitario mediante la
descolonización y el reconocimiento de lo plurinacional, las autonomías indígenas,
la formación del Viceministerio de Descolonización y las universidades indígenas.
En el caso del viceministerio, este se ha dedicado a promover actos propios de una
agencia de turismo, mientras que las universidades indígenas han sido otra forma de
crear espacios diferenciados para quienes han sido racializados como “indígenas”.
Todos estos aspectos se han relacionado de manera estratégica con la imagen
de Evo y se han contrapuesto a lo que fue el pasado de la política boliviana, antes
de la llegada del mas al gobierno, conformando así lo que daría contenido al
llamado “Proceso de cambio”. El antes y el después está marcado no solo por la
fueron desmentidas por los mismos indígenas del gobierno. El caso más destaca-
do en este aspecto es el del Fondo Indígena. Hay algo que tiene que ver no solo
con este caso, sino, en general, con la idea promovida por el gobierno de que
“los indígenas son la reserva moral del mundo”;9 lo irónico es que esta idea no
es tomada en serio ni por los mismos “indígenas”. Incluso, se puede decir que la
acción corrupta de varios dirigentes “indígenas” ha demostrado absolutamente
lo contrario, por lo que tal idea tiene visos de cinismo. La idea occidental del
buen salvaje, de que el indio es bueno por naturaleza, que no está manchado por
las inmundicias de “Occidente”, no corresponde con las personas que son colo-
nialmente llamadas “indígenas”, lo que convierte dicha idea en una trampa para
el mismo gobierno de Morales.
Cuando se trata de gobernar o de ejercer cargos, no se puede apostar por
personas que se disfrazan folclóricamente para mostrase como “auténticos por-
tadores del conocimiento indígena” y, por lo mismo, como una personificación
de la “reserva moral del mundo”. En buena medida, el gobierno ha logrado la
descalificación de quienes se asumen o son vistos como “indígenas” y en lugar de
haber logrado destrozar las ideas racistas parece estar logrando acentuar más el ra-
cismo. No obstante, no hay que olvidar que estos dirigentes son representantes de
organizaciones específicas, las cuales han sido consideradas movimientos sociales.
De hecho, la idea de que el gobierno actual es un gobierno de movimientos
indígenas y de movimientos sociales es un asunto muy discutible.
Es indudable que en la actualidad hay una gran cantidad de personas de ori-
gen “indígena” que llenan el Parlamento y que tienen una trayectoria sindical,
aunque muchos de ellos aún tengan complejos respecto a su origen indígena.
Pero lo llamativo es que una gran mayoría de indígenas tiene casi un nulo papel
protagónico en el gobierno y en las esferas del poder. Quienes toman la palabra
u ocupan los espacios mediáticos, por lo general, son los “no indígenas”. Además,
cabe resaltar una diferencia básica entre organizaciones sociales y movimientos
sociales, pues esto ayuda a comprender más el asunto.
La muletilla de que vivimos un “gobierno de movimientos sociales” disfraza
la situación histórica actual y sirve para que dirigentes de organizaciones sociales
saquen ventajas políticas y económicas. Ello obliga a diferenciar entre movimientos
sociales y organizaciones sociales: las organizaciones sociales están formadas por
estructuras de mando jerárquicas, por lo que los dirigentes máximos tienen un peso
definitorio en las mismas. En contraste, los movimientos sociales son estructuras
9 El peruano Guillermo Carnero Hoke es quien ha inspirado esta idea. Este influyente y des-
conocido personaje decía: “El indio es la reserva moral de nuestro tiempo” (Carnero Hoke,
en Fausto Reinaga, 2006: 11). Carnero fue un personaje muy importante en la producción
discursiva referida a los “indios” y sus ideas circulan hoy sin que él sea mencionado, como
sucede con su idea de que los “indígenas son la reserva moral del mundo”. Se puede considerar
a Carnero Hoke como el mayor exponente del pachamamismo.
352 bolivia en el siglo xxi
de acción colectiva donde las jerarquías de mando se diluyen (hasta cierto pun-
to). Muchas organizaciones sociales entraron en una dinámica de movimientos
sociales entre los años 2000 y 2005, en tiempos de crisis estatal, mientras que en
la actualidad, por no haber crisis estatal y haber estabilidad económica, se puede
afirmar, por tanto, que no hay movimientos sociales.
Un caso que ilustra cómo se ha usado la idea de movimientos sociales es
la elección del candidato a la Alcaldía de El Alto por el mas, Edgar Patana. La
justificación de tal nombramiento fue la afirmación, convertida en cantaleta, de
que dicha elección era una decisión tomada por los movimientos sociales. Pero el
nombramiento de Patana como candidato fue algo que respondió al típico accionar
de la dirigencia: se hacen “arreglos” con los máximos dirigentes para conseguir
su apoyo. Patana logró hacerse nombrar como candidato para ser re-electo me-
diante “charlas” con dirigentes de distintas organizaciones alteñas. Ante el apoyo
que tenía Patana por parte de dirigentes de organizaciones gremiales de El Alto,
se rumorea que Evo les dijo: “¿pero ustedes garantizan que ganará Patana?”, y
los dirigentes le respondieron: “sí, nosotros lo garantizamos”. El resultado fue
la derrota del mas en uno de sus bastiones, la ciudad de El Alto. Ello demuestra
que no hay movimientos sociales, deliberación y democratización de decisiones,
sino imposición dirigencial, como sucedió también en el caso de la candidata
parlamentaria Felipa Huanca.
Con respecto a la ambigüedad de los roles políticos e identitarios de fun-
cionarios del gobierno, cabe mencionar otros aspectos como el hecho de que
el viceministro de Descolonización –que se ha ocupado de hacer “matrimonios
con identidad” y exhibiciones folclóricas– se ha destacado no en el cumplimiento
de lo que supondría su cargo, sino en amenazar e enjuiciar a los opositores del
gobierno acusándolos de racismo. Así, la lucha contra el racismo ha sido usada
más como pretexto político que como trabajo gubernamental serio, y en ello han
contribuido “indígenas” como el actual viceministro de Descolonización, Félix
Cárdenas Durán. Por consiguiente, se puede afirmar que los indígenas que tienen
algún puesto en el gobierno han estado más entretenidos en mostrarse “auténticos”
o “descolonizadores”, según la ocasión y su conveniencia. Como consecuencia,
hay dirigentes que, en tiempos de crisis estatal, saben sacar provecho del capital
simbólico logrado por sus organizaciones sociales.
Por otra parte, cabe preguntarse ¿qué han hecho esas personas consideradas
colonialmente “indígenas” para realizar las iniciativas indígenas del gobierno?
Resulta llamativo que el Ministerio de Autonomías haya mostrado poco o ningún
entusiasmo por las autonomías indígenas. En contraste, han sido las organizacio-
nes no gubernamentales (ong), sus técnicos y “sus” indígenas, beneficiados por
la “discriminación positiva”, quienes más fervor han expresado en su lucha por
la obtención de tales autonomías. Lo cual no es de extrañar, pues esto implica,
para las ong y sus asociados, la obtención de recursos económicos, es decir, su
problemas y contradicciones del “gobierno indígena” 353
lucha se convierte en una forma de vida. Sin embargo, los propios indígenas, que
supuestamente serían los interesados y beneficiados por las autonomías, no han
mostrado el mismo interés y, de hecho, pareciera que el tema no les importa en
lo más mínimo.
Es de notar que fueron pocos los “pueblos indígenas” que optaron por la au-
tonomía. Varios de esos pueblos han abandonado ya tal opción y solo uno aprobó
sus estatutos en un referendo en el que solo participaron dos “pueblos indígenas”.
Se puede afirmar entonces que, entre las personas colonialmente consideradas
indígenas, no hay aspiraciones de obtener autonomías para las minorías étnicas,
lo cual debería obligar a replantear el asunto de las autonomías. Por consiguiente,
el papel indígena en el gobierno se apoya en una imagen de exportación que no
está relacionada ni con la vida, ni con las aspiraciones auténticamente indígenas.
Valga resaltar dos hechos que han afectado negativamente la imagen del
actual gobierno: la promulgación del Decreto Supremo 748 del 26 de diciembre
de 2010, que nivelaba los precios de los carburantes en Bolivia con el precio
internacional, y el Decreto Supremo 2366, que autoriza el desarrollo de activi-
dades hidrocarburíferas y la construcción de la controversial carretera a través el
Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (tipnis). El decreto de la
nivelación de precios se promulgó en plenas fiestas de fin de año de 2010, cuando
la gente diligentemente compraba y vendía para pasar las fiestas. El otro hecho,
el de la carretera del tipnis, estalló en el rostro del “gobierno de los movimien-
tos sociales” en un momento en el que la oposición no presentaba un programa
gubernamental alternativo, por lo que no le quedó otra alternativa que adherirse
al discurso indigenista con el que antes criticaba al gobierno.
El decreto de nivelación de los precios causó una gran movilización deman-
dando al gobierno la derogación de tal medida. Si bien sorprendió la movilización
de personas que no solían protestar, como los residentes en barrios específicos
(acomodados) de la zona sur de La Paz, la sorpresa más grande fue la movilización,
en forma masiva, de sectores que apoyaban al mas, como las juntas vecinales de
El Alto. Entre los estribillos expresados a gritos en tales movilizaciones sociales
se escuchaba a varias personas frases denigrantes como: “indio incapaz” e “indio
ignorante”. El racismo se hizo entonces evidente entre los paceños como protesta
por el decreto de nivelar los precios, asumido por un “gobierno indígena”; decreto
que afectó los bolsillos de la ciudadanía, haciendo que expresara su malestar en
un lenguaje racista. Lo que hay que considerar es que los simpatizantes del go-
bierno se movilizaron en su contra con expresiones de racismo, que esta vez no
provenían de los sectores “blancoides”, sino de las bases del gobierno. Al mas no
le quedó otra alternativa que derogar el decreto de nivelación de precios, pero ya
este había logrado lo que la oposición no había podido: restar apoyo al gobierno.
El intento gubernamental de construir una carretera que vinculara la ciudad
de Cochabamba con el departamento del Beni, o proyecto tipnis, fue motivo
354 bolivia en el siglo xxi
china camce, desempeñando un alto cargo. En tal escenario político, marcado por
denuncias que afectaban negativamente la imagen del “gobierno indígena” y dentro
de una campaña en la que la gente tuvo la impresión que se escondieron tanto las
wiphalas como los “líderes indígenas”, el referendo resultó en la primera derrota
del binomio del gobierno de Evo Morales Ayma y Álvaro García Linera. A pesar de
la derrota, varios representantes del gobierno han dado a entender que tratarán de
que Morales sea nuevamente su candidato en las elecciones presidenciales de 2019.
10 Recuerdo que en el canal de televisión Red Uno, el presentador John Arandia (que hace poco
se presentó como candidato a Defensor del Pueblo), quien por entonces trabajaba en ese me-
dio, al momento de presentar un informe televisivo hecho en Santa Cruz y en el que se podía
observar cómo varias personas agredían violentamente a un “indígena”, se refería a este hecho
como “enfrentamiento”. El enfrentamiento supone partes enfrentadas, es decir, que se trataría
de una situación en la que las partes involucradas entran en acción una contra la otra y viceversa.
Sin embargo, en la nota que menciono, no se veía al agredido defenderse, sino que tenía una
actitud pasiva y soportaba como podía los golpes que recibía. Llamar a eso “enfrentamiento”
o es una muestra de la mediocridad del presentador o de su complicidad con esos hechos, pues
él trataba de encubrirlos en el lenguaje en el que presentó las agresiones racistas.
356 bolivia en el siglo xxi
restos humanos más antiguos se han encontrado en África, por lo que podría
decirse que la humanidad es originaria de ese continente. No hay originarios
de los Andes ni de la amazonia, o del Nuevo Mundo, como no hay originarios
de Europa, pues esos espacios fueron habitados por migrantes. No obstante,
el saber que la humanidad es originaria de África no nos ayuda a entender las
relaciones político-económicas que se han desarrollado entre grupos que emi-
graron, ni las estrategias de ocupación de espacio que en ese trajín migratorio
desarrollaron los primeros pobladores, como tampoco el saber el origen del ser
humano nos explica el surgimiento de las formaciones nacionales y estatales del
mundo. Recuérdese que en la Colonia se usó la categoría de “colonial” con el fin
de diferenciar las obligaciones tributarias de los “indios”. Lo mismo que sucede
con los conceptos de “indígena” o de “originario”, identidades coloniales que
no nos dicen nada sobre un pueblo.
Comúnmente se llama campesino a alguien que vive en el área rural y que,
por lo general, se desenvuelve en actividades agrícolas. Con el empuje del “Es-
tado nacionalista”, se ha remplazado la palabra indio por la de campesino y hoy
se emplean estas dos palabras, especialmente, en momentos de agresión verbal,
pues lo campesino, en Bolivia, está marcado por un sentido racista. En cierta
forma, con la palabra campesino se ha encubierto el racismo persistente en el
país. Pero, si se llama campesino a los aymaras, por ejemplo, se cae en un grueso
error, pues las ciudades de Bolivia han crecido por la migración de campesinos
y, por lo mismo, hay comunidades, antes rurales, que se han convertido en urba-
nas debido a que la gente que migra lo hace llevando consigo prácticas sociales
y formas de relacionarse que son dinámicas y no estáticas. Hoy por hoy, creer
que los “indígenas” son gente que vive en el área rural es más un prejuicio que
oculta los procesos seguidos por estos seres “ruralizados” para posicionarse en el
comercio, el transporte, el arte, la universidad, entre otras áreas; actividades que,
en la mayoría de los casos, se realizan en centros urbanos.
Hablar de “indígena originario campesinos” muestra la falta de reflexión
sobre lo que se considera colonial y descolonizador. Se enarbola la descoloniza-
ción (cf. capítulo 8 de Ishizaka) afirmando identidades coloniales como indígena
y originario, lo cual es más un prejuicio y no permite entender la transformación
real por la que está pasando este país. Muchas veces, la preocupación de algunos
funcionarios de Estado ha sido considerarse “indígena originario campesino” para
que sus ideas de inclusión y reconocimiento sean creídas y creíbles (cf. capítulo 6
de Paz Patiño). Por lo tanto, el reconocimiento de identidades “racializadas” en
la Constitución se ha apoyado en una “pasarela ancestral”.
En mi opinión, no solo se trata de reconocer a los descendientes de las
poblaciones pre-coloniales pura y simplemente, sino de reconocer, al mismo
tiempo, sus usos y costumbres, su cosmovisión, para que tal reconocimiento sea
realmente la base filosófica y cultural del Estado Plurinacional. Sin embargo,
358 bolivia en el siglo xxi
Consideraciones finales
11 Slavoj Zizek, “Capitalismo con valores asiáticos… en Europa”, ¡Bienvenidos a tiempos intere-
santes!, Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, 2011: 41.
362 bolivia en el siglo xxi
12 Cabe resaltar que fue Fernando Untoja quien vio y apuntó sus análisis a la importancia de
los fenómenos que acá tratamos. Para él, estamos viviendo la “metamorfosis del Ayllu”. Con
todo y la lucidez de Untoja a este respecto, mucho de su lectura tiene sesgos postmodernos.
13 Moisés Gutiérrez, “El suma qamaña como concepto funcional al poder colonial”, Pukara,
núm. 70 (junio 2012): 5. Gutiérrez agrega: “Al respecto hay una serie de argumentaciones
que habría que desarrollar, y lo estoy desarrollando por escrito”.
14 Ayni es una práctica laboral indígena en los Andes o una forma tradicional de comercio co-
lectivo que implica la ayuda mutua y la reciprocidad familiar entre los miembros del ayllu.
364 bolivia en el siglo xxi
Referencias
Arandia, John
2016 Red Uno, Canal de televisión de Bolivia.
Choquehuanca, David
2010 Entrevista. Balance y perspectivas. Intelectuales en el primer gobierno de
Evo Morales. La Paz: Ediciones Le Monde Diplomatique (Bolivia).
227.
Reinaga, Fausto
2006 Tesis India. La Paz: wa-gui. 11.
Untoja, Fernando
2011 “Ayllu, Mercader y Capitalismo”. Periódico Ayra, núm. 134 (agosto):
4.
Zizek, Slavoj
2011 “Capitalismo con valores asiáticos… en Europa”. ¡Bienvenidos a tiem-
pos interesantes! La Paz: Vicepresidencia del Estado Plurinacional de
Bolivia. 41.
15
Intento de re-fundación del Estado-nación
en Bolivia en el siglo xxi: Realidades
y perspectivas de la gestión política
de Evo Morales (2006-2016)
Nelson González Ortega
Debate abierto
[367]
368 bolivia en el siglo xxi
Debate abierto:
a) ¿Se implantó una nueva Constitución Política del Estado (cpe) o Constituyente?
Sí. La nueva Constitución Política del Estado (7 de febrero de 2009)1 fue
promulgada por el presidente Evo Morales Ayma después de haber sido
aprobada en un referendo que alcanzó la mayoría de votos. El artículo 1 de
la cpe establece que Bolivia pasa a ser un Estado plural y unitario. Además,
con la promulgación de la cpe se oficializan y se proponen, entre otras, las
siguientes metas institucionales: a) reconocimiento estatal e institucional de
todos los grupos indígenas del país; b) reorganización territorial, mediante
el sistema de autonomías; c) administración estatal de tierras y latifundio; d)
derechos de los ciudadanos, entre ellos, la equidad de género y de grupos
(naciones) indígenas ante el nuevo Estado Plurinacional; establecimiento
de un modelo económico, social y comunitario en el que el Estado admi-
nistra los servicios públicos y establece organizaciones estatales, privadas y
sociales cooperativas; e) suspensión de la ley anterior en la que el Congreso
Nacional decidía y/o refrendaba al candidato ganador, instituyendo, en
cambio, el derecho del Estado y de los ciudadanos a convocar referendos;
f) la hoja de coca pasa a ser un patrimonio cultural protegido por el Estado
que mediante leyes regula su producción, comercialización e industriali-
zación; y g) se establece el derecho de soberanía del Estado a reclamar el
acceso territorial al océano Pacífico.
Estas directivas, instituidas en la Constitución Política de Estado boliviano
en 2009, solo se han cumplido en forma gradual, parcial e imperfecta o,
en algunos casos, aún no se han cumplido, pese a la reiteración retórica y
a la extensa propaganda oficial, articulada en los medios de comunicación
del país.
1 http://www.oas.org/dil/esp/Constitucion_Bolivia.pdf
intento de re-fundación del estado-nación en bolivia 369
2 Las políticas de Evo Morales sobre los hidrocarburos se comentan detalladamente en el ar-
tículo “La nacionalización de los hidrocarburos bolivianos en la presidencia de Evo Morales
Ayma” (2009) de Rosío Vargas Suárez.
370 bolivia en el siglo xxi
3 El economista boliviano Ramiro Lizondo Díaz discute en profundidad las políticas y prácti-
cas extractivistas en Bolivia, desde el siglo xvi al presente, en su artículo “La condición del
extractivismo en Bolivia” (2016).
372 bolivia en el siglo xxi
4 En el primer informe del fmi de 2016 se lee que “[e]l fondo destacó que el país [Bolivia]
registró un gran desempeño macroeconómico y una fuerte reducción de la pobreza” (Página
Siete, 2016: 20). La cepal “certifica que Bolivia redujo sus indicadores de pobreza y pobreza
extrema (indigencia) en los últimos años: ‘Las tasas medias de pobreza e indigencia no se
alteraron en forma significativa en el conjunto de la región […] La publicación –que empleó
mediciones oficiales elaboradas por el ine a 2013– señala que la pobreza en Bolivia se redujo
a 39,1 % entre 2012 y 2013. No obstante, si ese dato es actualizado a 2014, alrededor de
294.000 personas dejaron de ser pobres en los últimos dos años. Más datos muestran que
183.000 personas del área urbana y alrededor de 111.000 bolivianos del área rural salieron
de la situación de pobreza entre 2012 y 2014’” (Alanoca, 2016). “According to a un report,
Bolivia has the highest rate of poverty reduction in Latin America. […] onu: ‘The un praised
Bolivia’s 32.2 percent relative drop in poverty from 2000 to 2012 as the highest in the region’”
(Telesur, 2014).
intento de re-fundación del estado-nación en bolivia 373
Con relación a los Derechos Humanos (ddhh) hay que reconocer que
Bolivia es el único país de América Latina que no se limita solo a adherirse
formalmente a la Declaración de las Naciones Unidas, sino que trata, en
sus políticas estatales, de profundizarlos, pluralizarlos y ampliarlos, como
sucede con la estipulación de servicios públicos como el derecho al agua
potable y al alcantarillado para todos y también con la promulgación del
derecho de la tierra a no ser destruida por el hombre. Debido a que demo-
cracia, Derechos Humanos y desarrollo económico suelen interrelacionar-
se, la cuestión de si, en la práctica, Bolivia cumple los derechos humanos,
en mayor o menor grado que otros países de la región latinoamericana, es
un tema para ser estudiado, con más detalle, por especialistas de diversas
disciplinas.
i) ¿Existe una política estatal en la demanda para recuperar la soberanía del mar?
El gobierno actual de Evo Morales gestionó la creación de una comisión
formada por especialistas en derecho internacional en soberanía maríti-
ma y por expresidentes de la república, nombrando como su vocero al
expresidente Carlos D. Mesa Gisbert. Dicha comisión hizo una petición
a la Corte Internacional de Justicia (cij), con sede en La Haya, para que
reconociera el derecho boliviano a negociar con Chile un acceso soberano
al mar. El 24 de septiembre de 2015 el tribunal de La Haya se declaró
competente, por 14 votos a dos, para juzgar el reclamo boliviano para que
Chile acceda a negociar con Bolivia el establecimiento de un pasaje al mar
y se pronunció a favor de rechazar la objeción presentada por Chile sobre
la incompetencia de la cij en dirimir la disputa marítima con Bolivia. Esta
decisión no implica que los jueces del tribunal de la cij estén automáti-
camente de acuerdo con el reclamo de Bolivia, dado que la decisión final
podría durar años en ser alcanzada. No obstante, numerosos bolivianos,
apenas conocieron la noticia, se volcaron a las calles a celebrar esta decisión
inicial, lo cual revela la importancia del acceso al mar para los bolivianos,
en tanto derecho de identidad individual y nacional.
mado, por él mismo, “exotismo con elementos supuestamente ‘ancestrales’” y apunta que el
“antioccidentalismo ha sido abandonado” (La Época, 2016: 12).
376 bolivia en el siglo xxi
menos pobreza hay más dignidad personal y nacional (cf. punto d). Debido
a estas razones y/o a la combinación de ellas, es innegable que Bolivia, en
el año 2016, es un país más soberano, digno e independiente que antes.
Referencias
Alanoca, Jesús
2016 “cepal certifica reducción de la pobreza en Bolivia”. El Deber. Página
web consultada abril 22, 2016.
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Impresa). Sección Nacional – Mujer.
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2008 “Conceptualización de la pobreza”. Salarios, empleos y política social.
s.p. Eumed.net Enciclopedia virtual. Página web consultada abril 22,
2016.
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Página Siete
2016 “El crecimiento de América Latina se mantendrá a ‘paso lento’. Bo-
livia seguirá creciendo, pero con riesgos por deuda externa”. Sección
Economía, (enero): 20.
380 bolivia en el siglo xxi
[381]
382 bolivia en el siglo xxi
(2004), quien postuló que así como cambian las circunstancias en un proceso
independentista, también cambian los actores allí involucrados,y ejemplificó su
razonamiento con dos generaciones estadounidenses, la de 1776 y la de 1787 y,
con ello, discrepó con esa dura caracterización de Arnade, quien terminó dándole
la razón a Roca en un estupendo intercambio de argumentaciones.
En cuanto a la mayoría indígena, nos sirve la tipología de Darcy Ribeiro (1992)
que, también en vena comparativa, ubica entre los “países testimonio” a los países
descendientes más cercanos a las civilizaciones precoloniales en Mesoamérica y
los Andes, de donde México, Guatemala, Ecuador, Perú y Bolivia tendrán esa
herencia demográfica y cultural. Entre este grupo de países es posible encontrar
momentos y circunstancias de alta similitud y eventualmente de contraste en lo
referido a la trayectoria política y cultural. Con México, las revoluciones sociales,
las primeras del continente, y el discurso del mestizaje; con Ecuador y Perú1 las
expresiones narrativas del indigenismo que abonan el terreno para luego devenir
fuerza política, como los actuales procesos de “socialismo del siglo xxi”, con
menos visibilidad en Perú pese a la aguda y temprana mirada de Mariátegui y sus
Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana (1928). El caso de Guatemala,
con la fuerza deslumbrante de unas culturas que perviven, en gran medida difun-
didas internacionalmente por Miguel Ángel Asturias, no en vano premio Nobel
de Literatura, donde se encuentra, por contraste, unas élites muy conservadoras
y anacrónicas, incluso en un subcontinente como el de América Latina, donde
el racismo ha tenido la cima de su éxito en la naturalización por cerca de medio
siglo (entre finales del siglo xix y primer tercio del xx).
1 En particular, el Huasipungo (1931) del ecuatoriano Jorge Icaza y El mundo es ancho y ajeno
(1941) del peruano Ciro Alegría, que con Raza de Bronce (1919) del boliviano Alcides Arguedas,
constituyen el núcleo del indigenismo andino, como denuncia social en esa primera mitad
del siglo XX, y recogen rebeliones indígenas como parte central de su narrativa (cf. Cornejo
Polar, 1980).
384 bolivia en el siglo xxi
Política y democracia
4 La ubicación en la cpe dada para los derechos de los trabajadores mineros está en la Cuarta
Parte, Título ii, Capítulo iv, arts. 369 a 372, mientras que la que él cita corresponde en rea-
lidad a los artículos 30 y 31, a derechos de las naciones y pueblos indígena originarios, y el
art. 32 a los afrobolivianos, lo que en verdad sirve de mejor ejemplo a esos derechos especiales
que debieran ser mejor tratados en su desarrollo legislativo como veremos en el siguiente
apartado.
epílogo 387
El trabajo de Daniela Franco y Verónica Pacheco (capítulo 9), que busca dar cuenta
de los avances de la presencia de mujeres en la escena política boliviana, atribuye
el impulso de la modernización de finales del siglo xix a la minería (nota 2, capí-
tulo 9 de Franco Pinto y Pacheco Sanjinés), y allí hay que destacar el ámbito de
la educación de orientación liberal, cuya instauración dio lugar a un enjundioso
debate sobre la orientación de la misma, donde Franz Tamayo, en su Creación de
la pedagogía nacional (1910), elaboró una temprana defensa de las potencialidades
del indio, y allí estaba en plena vigencia la ideología social-darwinista.
5 Debo algunas de estas principales conclusiones al meritorio trabajo de la Dra. Ma. Luisa Tala-
vera, de la umsa, recién fallecida, quien organizó el Simposio Nro. 20 “Institución Educativa
y Cambio Social”, en el marco del viii Congreso de la Asociación de Estudios Bolivianos
en Sucre, julio de 2015. Allí los jóvenes profesionales de la Facultad de Humanidades de
la umsa, Gilber Sanabria Callisaya y Víctor Hugo Quintanilla Coro, con investigación de
campo, dieron un desolador panorama de lo que debiera ser el gran desafío de la sociedad
boliviana y de otras: la interculturalidad. Más atenuado, también el profesor (y abogado)
Fernando Suárez habló sobre las debilidades del profocom.
388 bolivia en el siglo xxi
A propósito de las presencias y ausencias, no se dice nada, más allá del perio-
do que encabezó Lydia Gueiler (1921-2011), hasta ahora la única presidente de
Bolivia, sin duda una auténtica luchadora que dirigió el país en parte de la fallida
transición de finales de la década del 70, también detonada por el protagonismo
de cuatro mujeres “amas de casa”, esposas de mineros, y su legendaria huelga de
hambre que consiguió amnistía política a la dictadura de Banzer.6
Una evidente ausencia de tematización en el capítulo 9 que da cuenta de los
cargos de representación en la Asamblea Plurinacional, es que el avance en eso
y en ciertas leyes va acompañado de un preocupante incremento de violencia
contra las mujeres, que nos coloca como el país que detenta el primer lugar en
feminicidios, según el organismo internacional que observa esa temática.7 Por
consiguiente, además de ratificarse que no basta la promulgación de leyes pro-
tectoras para que la sociedad modifique ciertas inercias y hábitos, la situación
puede agravarse si tales disposiciones no van acompañadas de una puesta en
vigencia que tenga previsiones ante una inicial sobre-reacción a cambios, cuya
implantación debe responder a la visión de proceso y consiguiente construcción
de institucionalidad que la refuerce. De manera general, la misma contabilidad
del aumento de puestos ha de verse en perspectiva de proceso, pues es así que
se generan avances, cuando eso ocurre.
El trabajo de Carlos D. Mesa Gisbert (capítulo 11) es un bien logrado texto
sobre la historia política contemporánea boliviana, con flashbacks pertinentes al
pasado y algunos viajes al presente, pensando en un lector no boliviano. El autor
llega a las vísperas del periodo que presidió, aunque ha dejado constancia de ese
difícil tramo de la vida republicana boliviana en sendos libros (Mesa Gisbert,
2008; Mesa Gisbert, 2008 coordinador). Al igual que lo ya señalado en el ensa-
yo sobre las mujeres, el capítulo de Mesa Gisbert no menciona a los personajes
Walter Guevara y Hernán Siles que fueron parte central de esa dolorosa transi-
ción en la que, junto a la Sra. Gueiler, presidieron el país.8 Estos dos personajes
no aparecen con el enorme mérito que ayudó a forjar un valor colectivo de la
democracia, más allá de un episodio táctico como la concebía mayormente la
izquierda de esa época.
Walter Guevara Arce (1912-96), como todos los miembros prominentes del
mnr, fue combatiente en el Chaco y ligó su vida al destino del país. Antes del
9 Hay una reciente investigación doctoral, Historia de los boleros de caballería. Música, política y
confrontación social en Bolivia (2015), de Jenny Cárdenas, sobre la importancia social de los
boleros de caballería que desde el Chaco (y antes, en las guerras del Pacífico, 1879-1880, y del
Acre, 1899-1903) hasta nuestros días está presente en Bolivia, especialmente en situaciones
de crisis.
10 Hay abundante bibliografía sobre el tema, aquí referiré solo el notable trabajo de la época
nacionalista de René Zavaleta, Bolivia: Crecimiento de la conciencia nacional (1967), y al de Malloy
(970).
epílogo 391
Quizás también valga la pena destacar que el congelamiento del tipo de cambio
de la moneda nacional con el dólar, que en el capítulo 10 de Juan A. Morales parece
tener efectos positivos, también es criticado por sectores productores/exportadores
privados, como obstáculo a la competitividad de precios con los producidos por
extranjeros, y hay razón en ese reclamo, como lo expone el Dr. Morales.
El trabajo de Cecilia Requena y Dirk Hoffmann (capítulo 7), de manera ar-
gumentada y documentada, llama la atención sobre el cada vez creciente abismo
entre la retórica oficial ecologista y la práctica de explotación de recursos natu-
rales que no solo continúa un triste path of dependence de la economía boliviana,
vinculada a la mundial desde la colonia, por la riqueza argentífera del Cerro de
Potosí, sino que se ha exacerbado a título de “no seremos guardabosques de los
países capitalistas desarrollados”, en expresión pretendidamente antiimperialista
del actual vicepresidente Álvaro García Linera.
Recientemente, este mismo alto funcionario trató de aminorar la justificada
alarma en ciertos sectores de la opinión pública sobre la instalación de un centro
392 bolivia en el siglo xxi
Sobre el trabajo de Carlos Macusaya Cruz (capítulo 14) hay que decir que algunas
notas remiten, a través de referencias cruzadas, al trabajo de Requena y Hoff-
mann, al de Mesa Gisbert, y al de González Ortega (cf. capítulos 7, 11, 15). Las
alusiones de Macusaya a Edgar Patana y Felipa Huanca deben contextualizarse
en las elecciones sub-nacionales de 2015. Patana, siendo alcalde de la combativa
ciudad de El Alto, buscaba reelegirse a pesar de una muy mediocre gestión y
fuertes acusaciones de corrupción, mientras que Huanca era aspirante a encabezar
la Gobernación del departamento de La Paz, como líder de la organización de
mujeres andinas, principalmente de origen aymara, aunque pesaban sobre ella
también acusaciones e indicios de corrupción relacionados con ciertos fondos,
como lo presentamos, enseguida.
La referencia a las denuncias de corrupción en el Fondo Nacional para el
Desarrollo de los Pueblos Indígenas Originarios y Campesinos (fondioc) en
2015 debe remitirse al envilecimiento de dirigentes. Un fondo estatal que debía
servir para el desarrollo de proyectos específicos de desarrollo, principalmente
de tipo productivo, que fue finalmente observado por la Contraloría del Estado
por inocultables irregularidades, luego confirmadas por una intervención de
auditoría que involucraba la transferencia de recursos a cuentas particulares de
cientos de dirigentes. Aunque no son poca cosa los montos, que en total son
cercanos a 200 millones de dólares, lo más grave es la práctica de subordinación
clientelar y prebendal de dirigentes. Hoy hay varios procesados y encarcelados
sin sentencia judicial, incluidas dos exministras, una de ellas bajo intensa presión
de cierta opinión pública, ambas señoras de pollera, i.e. cholitas, procedentes
de los sectores populares que en la prédica oficialista se quieren potenciar con
relatos de absoluta integridad moral (cf. capítulo 14 de Macusaya Cruz),, que no
se puede atribuir a ningún grupo social en particular.
11 http://www.noticiasfides.com/opinion/juan-carlos-zuleta/activistas-y-opositores-se-equivo-
can-en-el-tema-fision-y-fusion-nuclear-y-litio-4204/ (Agencia Nacional Fides, acceso el 20
septiembre).
epílogo 393
referentesmás agrarios del mundo andino. Ahí la acción oficialista tiene presente
también el potencial proselitista.
Varios de los trabajos que contienes este volumen (capítulos 7, 8, 10, 11, 14) reac-
cionan contra la versión simplista e irreal del éxito-sin-discusión del gobierno de
Evo Morales y el mas. Seguramente el más enfático es el de Carlos Macusaya, y
luego le siguen, en otro tono, más por temperamento y estilo, los de Carlos D.
Mesa Gisbert, Juan Antonio Morales, Cecilia Requena y Dirk Hoffmann e Hiroki
Ishizaka. Cada cual, conforme a sus temas de discusión, muestran lo inconsistente
de la gran retórica que acompaña la gestión del régimen actual. Desde luego que
tampoco caigo en el extremo opuesto de negar toda relevancia, pues como suelo
insistir, gran parte del programa que sostuvo el mas, en sus inicios, fue resultado de
la acumulación democrática de la misma sociedad boliviana en las luchas sociales,
las discusiones político-ideológicas y, desde luego, políticas públicas.
En el texto de Macusaya hay casi una perceptible indignación porque el
oficialismo se ha abanderado de la cuestión indígena pero maltrata y corrompe a
indígenas de carne y hueso y a buena parte de dirigentes. Este discurso ha sim-
plificado y estigmatizado todas las gestiones precedentes bajo el denominativo
de “neoliberal”, incluyendo siglo y medio de esfuerzos (logrados y fallidos) de
construcción republicana, como contrasta Mesa Gisbert (cf. capítulo 11), no en
vano historiador, además de expresidente en la fase crítica inmediatamente an-
terior al periodo actual. Añadiré que el lenguaje agresivo y descalificador, al que
suelen acompañar acciones judiciales, no fomenta en modo alguno el diálogo
imprescindible en cualquier sociedad que se quiere democrática. Por el contrario,
inhibe cualquier crítica y autocrítica, sin las cuales no son posibles de corregir
políticamente rumbos equivocados, y cualquier gobernante se equivoca. Juan
Antonio Morales también contribuye a esa crítica del triunfalismo en el manejo
económico que uno de los ministros, el de Economía, Luis Arce Catacora, que
acompaña al presidente Morales desde el primer día de su gobierno en enero
de 2006, suele atribuir principalmente a virtudes de gestión, donde los precios
internacionales de las hidrocarburos y minerales que exportamos no tienen un
papel mayormente relevante. Sin negar los méritos en ese manejo, principalmen-
te en términos financieros, es muy claro para mí que ciertas decisiones no son
tomadas por razones técnico-económicas, como la continuidad del extractivismo
que denuncian Requena y Hoffmann, a despecho de discursos sobre la “madre
tierra” y la vanguardia mundial boliviana en derechos ecológicos. Más grave es
la situación de la educación, cuyos efectos todavía no notamos, pero por gente
396 bolivia en el siglo xxi
ve que es más una aspiración que una realidad, pero no puede ser solo un manto
para legitimar cualquier régimen que postule esas grandes palabras y en lo coti-
diano funcione igual o peor que lo menos rescatable de la tradición autoritaria de
Bolivia y de las naciones de la región y del mundo. La administración de justicia
siempre ha sido una asignatura pendiente en el país que ahora se ha agravado
(y por cierto pudor y falta de espacio no puedo aquí siquiera enlistar). Pero la
judicialización de la política no puede ser la principal forma de relacionarse con
opositores, discrepantes o disidentes, pues estos son necesarios en cualquier orden
que se repute de democrático. Y, hoy, eso es algo simplemente irrenunciable.
A los negativos resultados del referendo que le dijo “No” a un nuevo periodo
de Morales y su vicepresidente, así como al denominado caso Zapata, se le suma
hoy el conflicto con uno de sus sectores sociales predilectos, los cooperativistas
mineros, que en su reciente protesta de finales de agosto de 2016 mataron al vi-
ceministro responsable de la seguridad interna del país, con un grado de violencia
pocas veces conocido en esos contornos. Las movilizaciones masivas y sonoras
(estallidos de cachorros de dinamita incluidos) de los mineros son conocidas y
temidas por los bolivianos, en general. Hasta ahora, debido a los privilegios fiscales
de que gozaban los mineros, habían sido adeptos al actual régimen e intimidadores
de otros. Esta anómala situación difícilmente volverá a repetirse, dada tanto la ya
sensible disminución de recursos provenientes de la exportación, especialmente
gasíferos, como el surgimiento de un claro contexto internacional en la región
que políticamente es distinto al anterior.
La pertinente lista de temas que González Ortega (capítulo 15), compilador
y editor general del presente volumen, incluye la cuestión pendiente con Chile.
Debo dar voz aquí al principal conocedor de la temática en Bolivia, el excanciller
Gustavo Fernández Saavedra, quien luego de establecer la importancia económico-
política de nuestra mediterraneidad forzada afirma que esta:
(cf. nota 8 en el presente capítulo) concluyó contra la inicial hipótesis que, en sus
circunstancias y en registro comparativo, las élites políticas bolivianas no fueron ni
derrotistas ni ineptas en sus compromisos con la comunidad nacional. De hecho,
el alegato presentado ante la Corte Internacional de La Haya por el gobierno
que encabeza el presidente Morales no hubiera sido posible sin el conjunto de
negociaciones y tratativas que tuvieron casi todos los gobiernos de Bolivia desde
hace más de un siglo, incluyendo la declaración unánime de la oea en 1979 (con
la abstención de Chile) de que el problema de acceso al mar por parte de Bolivia es
de interés general del hemisferio e insta a los gobiernos de los respectivos Estados
(Perú incluido) a buscar un arreglo. Las instituciones democráticas se construyen
en el tiempo y con el concurso de varias generaciones, no son un episodio único
que por algún designio mesiánico se erige de una vez para siempre: es cuestión
de conciudadanos en convergencia y discrepancia convivial.
Las condiciones del entorno internacional han cambiado: Venezuela con el
presidente Maduro no es la misma que con el comandante Chávez; ni Brasil está
más gobernado por el Partido de los Trabajadores luego de la destitución de la
presidenta Dilma Rousseff; y, más al sur, en Argentina, ha cesado el poder político
de los peronistas con la llegada del actual gobierno que preside Mauricio Macri.
Más importante aún: el propio partido gobernante en Bolivia ha sido impactado
por una nítida derrota electoral, de la que ya había antecedentes (en elección de
jueces, en elecciones subnacionales), pero la derrota del referendo representa
un parteaguas en lo que era presentado como el imbatible “líder indígena” Evo
Morales. Por eso, lo que ocurra en 2019, puesto que su mandato finaliza a inicios
de 2020, será crucial. Si persisten las actuales dificultades económicas, resultantes
de la baja de precios de exportación, los conflictos sociales se pueden agudizar,
y/o si un sorprendente rasgo de lucidez política da lugar a un nuevo binomio de
candidatos (presidente-vicepresidente) del partido oficialista, la democracia en el
país se habrá fortalecido. No parece ser, sin embargo, la decisión que se tomará
en el mas. Pero justo esa condición impredecible en la política boliviana –rasgo,
en verdad, de la política moderna– es la que la hace atractiva a propios y extraños,
como se ha podido apreciar en las contribuciones aquí presentadas. Y no hay
última palabra hasta esos días venideros.
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Apéndice: Fantasmas del Estado neoliberal
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Plurinacional (2006-2016) vistos a través
de la caricatura política
Leonardo Aliaga Manzaneda
[403]
404 bolivia en el siglo xxi
apéndice 405
406 bolivia en el siglo xxi
apéndice 407
408 bolivia en el siglo xxi
apéndice 409
410 bolivia en el siglo xxi
apéndice 411
412 bolivia en el siglo xxi
apéndice 413
414 bolivia en el siglo xxi
apéndice 415
416 bolivia en el siglo xxi
Sobre los autores
Claudia Arce
[417]
418 bolivia en el siglo xxi
Dirk Hoffmann
Hiroki Ishizaka
Es profesor asociado en Naruto University of Education. Es doctor en Gober-
nabilidad y Política Pública de la Universidad de Costa Rica. Ha trabajado en la
Embajada de Japón en Honduras como experto en cooperación internacional.
Es especialista en política educativa y en estudios comparativos de currículo
en materias como las matemáticas. Ha enseñado en las áreas de motivación y
concienciación en Costa Rica, Bolivia, Honduras, Japón, Filipinas, Laos, Fiji,
Sierra Leona, Ghana, Mozambique y Djibouti. Ha publicado, entre otros libros,
Introducción de estudio de política educativa para analizar casos concretos – Tomando un
rumbo hacia el equilibrio entre el poder educativo y el derecho a la educación, que es una
síntesis teórico-metodológica para análisis de procesos y resultados de políticas
educativas en relación con las disciplinas de la política, economía, sociología,
psicología y pedagogía. Este libro se centra en el estudio de conceptos como la
meritocracia, la creación de valor, el desarrollo humano, la relación entre “lo
público” y “lo privado” y la participación pública.
Carlos Macusaya Cruz
Leiv Marsteintredet
Cecilia Requena
Yuri Tórrez