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Entre 1950 y 1970 la sociología de la educación se institucionaliza como rama especial de la

sociología, y provista de la teoría estructural funcionalista y del método científico establece su


principal objeto de estudio que es la relación entre los sistemas educativos y los de producción, es
decir la relación educación-empleo.

Parson es un sociólogo estadounidense. Fue uno de los grandes representantes del funcionalismo
estructuralista y escribe en la década de los 50 del siglo xx.

Este autor propone un análisis de la sociedad incorporando el concepto de sistema, que es definido
como la interrelación e interdependencia de las partes de un todo social.

Con el concepto de sistema social y con el propósito de determinar sus mecanismos de


funcionamiento, el autor desarrolla un modelo para examinar lo social: que consiste en diferenciar
cada una de las estructuras sociales internas del sistema social, estudiarlas, analizarlas y explicar sus
relaciones en función de totalidad. A esto el autor denomina estructuralismo funcionalista. Según este
paradigma, la sociedad es considerada como un sistema que tiende al equilibrio y a la armonía social.

Para que una sociedad moderna mantenga su equilibrio es necesaria una motivación individual a
acceder cada vez más a elevadas posiciones sociales. En estas sociedades y a propósito del equilibrio,
la socialización y la educación de los individuos son de fundamental importancia.

Parson entienden por socialización al proceso de adquisición de las orientaciones precisas para
desempeñar satisfactoriamente roles.

Desde el punto de vista funcional, el salón de clases puede estudiarse como una agencia
socializadora. Es decir, que se trata de una agencia en la cual se entrenan las personalidades
individuales para que se adecuen motivacional y técnicamente al desempeño de sus roles de adulto.

Parson muestra que el carácter del aula de la escuela coincide con la tarea funcional de la
socialización: con la integración y la asignación. Estos dos procesos son básicos para que los
individuos en formación interioricen y hagan propios los valores y normas que los orienten a aceptar
un puesto ocupacional estable y efectivo cuando traspasen la primera juventud.

La escuela desarrolla dentro de cada individuo capacidades y habilidades y actitudes.


-Capacidades son las cualificaciones y destrezas que están implicadas en los roles.

-Habilidades son las orientaciones para la acción que permiten corresponder a las expectativas de
otras personas durante la interacción.

-Las actitudes es la predisposición para aceptar los valores básicos imperantes en la sociedad.

Parsons observó que es la educación formal la que asigna futuros trabajadores a las diferentes
ocupaciones sociales y que esta función la concreta a través de la selección de los más competentes.

Las calificaciones que representan para el estudiante un sistema de premios y castigos, son, desde el
punto de vista del sistema escolar, el criterio de selección para la determinación de estatus. Las
clasificaciones reflejan, según advierte Parsons, la capacidad de los niños para el desempeño escolar,
y si bien esa capacidad está relacionada con aspectos socioeconómicos de la familia, únicamente está
determinada por la disposición y talento que los estudiantes demuestren en la realización de las
tareas que impone el docente.

Esta socialización se da de diferente manera en los diversos años de la escuela:

En los primeros años, el maestro mide la capacidad del estudiante para alcanzar los objetivos y
niveles impuestos por él, y al mismo tiempo atiende al proceso de socialización. Es decir, se mide el
rendimiento global del estudiante: el relativo a los aprendizajes cognitivos y técnicos, y el relativo a
los aprendizajes morales y sociales.

En los años superiores se evalúan las capacidades por separado: las cognitivas y técnicas por un lado
y las morales y sociales por otro. La secundaria inscribe en ellos la orientación hacia los logros
diferentes, definiendo en los alumnos las inclinaciones a propósitos de sus futuras ocupaciones.

El rendimiento influye en la orientación del logro escolar: si el rendimiento de un individuo es bajo,


probablemente experimente apatía respecto del éxito escolar y en la adultez enfrente dificultades
para integrarse apropiadamente al mercado ocupacional, en cambio, si el rendimiento es alto,
probablemente experimente una gran motivación para obtener mayores logros y se convierte en un
adulto competente.

El buen rendimiento comprende los tipos de comportamiento que son apropiados en la escuela.

La caracterización del buen desempeño contiene dos componentes principales:

-Uno de ellos es el cognoscitivo puro: aprendizaje, información, habilidades, la lengua escrita y los
primeros pasos hacia el pensamiento matemático.

-El segundo componente puede llamarse “moral”. Sus bases son el respeto al maestro, la
consideración y cooperación con sus compañeros y los buenos hábitos de trabajo.

El buen alumno se define según una fusión del componente moral y el cognoscitivo.

A parte del aula, el niño participa de dos estructuras sociales básicas: la familia y el grupo de pares.

El niño en edad escolar sigue viviendo en el hogar con sus padres y todavía depende tanto
emocional como instrumentalmente de ellos. Pero, al estar inserto en el sistema escolar, pasa varias
horas lejos de su casa sometido a una disciplina y a un sistema de recompensas que son
independientes de las de sus padres. También aumenta su posibilidad de relacionarse con otros
chicos de su misma edad.

Por otro lado, tenemos el rol del docente. La maestra es una adulta que está caracterizada por una
combinación de semejanzas y diferencias con la figura de los padres.

Es un adulto que no está entregado a los niños sino que desempeña un papel ocupacional, es decir
que su responsabilidad es mucho más universal que la de los padres. Su actuación tiene en cuenta
más el desempeño que la atención a las necesidades emocionales de los niños. Es necesario que no
sea una madre para sus alumnos, sino que debe ser el agente que provoque la diferenciación en la
clase en base al eje del desempeño.

Para cerrar, algunas de las consideraciones que según el autor adquieren importancia cuando se
considera al sistema como un mecanismo selectivo desde el punto de vista social es que la
valorización del desempeño y el que esta valorización sea compartida por la familia y la escuela no
solo proporciona los valores adecuados para que los individuos hagan su internalización, sino que
lleva a cabo una función muy importante para el sistema.

Lo esencial es que este valor común del desempeño corta con la diferenciación de familias por
estatus socioeconómico. Aunque es necesario que se de una oportunidad realista y que se confié en
que el maestro será justo y premiara a quien muestre su capacidad.

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