Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
052 Buscando El Rostro de Dios PDF
052 Buscando El Rostro de Dios PDF
Un salmo de la Biblia nos hace esta recomendación tan bella: Buscad siempre el
rostro del Señor.
Enardecido otro salmista, exclama entusiasmado: ¡Tu rostro buscaré, Señor!
Un nuevo salmista ruega miedoso: ¡Señor, no apartes de mí tu rostro!
Finalmente, uno le pide a Dios con una gran confianza: Haz resplandecer tu rostro
sobre este tu siervo, ¡y sálvame por tu gran bondad!
Todas estas expresiones van a lo mismo: Dios y nosotros mirándonos a la cara, como
dos amantes que no pueden dejar de contemplarse. Nosotros con ansia de Dios, y Dios
sonriéndonos con bondad.
Nosotros suspirando por Dios, como le decimos con otro salmo: ¡Cuándo llegaré y
veré el rostro de Dios! Y Dios, aconsejándonos cariñosamente para alcanzarlo: Portaos
bien, y os salvaréis.
Nosotros, caminando con esperanza firme, como le dice a Dios otro salmo: Me
saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. Y Dios, insistiendo:
No te voy a dejar ni te voy a abandonar.
El huir de Dios es propio de la mala conciencia, como lo vemos nada más abrir las
páginas primeras de la Biblia. Peca Adán, y responde a Dios que le busca: Señor, he
oído tu voz en el jardín y me he escondido, porque estaba desnudo... Mata Caín a su
hermano, y le responde cuando Dios le reclama la sangre de Abel: Me esconderé lejos
de ti, y huiré, huiré lejos...
Pero éste alejarse de Dios es el disparate último que se puede cometer.