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AzUCENA PALACIOS
Universidad Autónoma de Madrid
INTRODUCCIÓN
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1 Véase, entre otros, Calvo (2008), Dietrich y Symeonidis (2006), Escobar (2000),
Haboud (1998), García Tesoro (2006, 2008), Godenzzi (1986), Gómez Rendón (2007),
Granda (1999a, 1999b, 2001), Klee (1996), Martínez (2000, 2004), Martínez (1996,
2001), Martínez y Femández (2006), Martínez y Speranza (2009), Palacios (2005, 2008 y
2013), Zimmermann (1995, 2010).
2 A la variedad de quechua hablado en Ecuador se la conoce como quichua, por lo
que mantengo esta denominación.
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por no acertar con el género de las palabras; dicen "este calle" (esta calle),
"rapadora ca bueno está" (la raspadura está buena), etcétera, etc., y cuando
su castellanización es más deficiente hasta "lus puirca" (los puercos) y "las
puircu" (las puercas) y cosas por el estilo".
Ahora bien, más allá del error o del desvío gramatical, es posible
entender estas variaciones en función de la poca relevancia cognitiva
que la concordancia de género tiene en el quechua.
En efecto, las discordancias de género y número, recurrentes en
todas las áreas de contacto, son un bocado apetitoso para incidir en esa
visión deficitaria del contacto de lenguas corno errores de aprendizaje del
español. Y es cierto que en muchos casos estas se pueden achacar a estra-
tegias de adquisición de L2, a un bilingüismo no simétrico de las dos len-
guas que habla el sujeto, a una adquisición informal y en edad madura
del español, etc. En otros, por el contrario, esta percepción debe matizar-
se si no se quiere incurrir en un análisis superficial. Mencionaré tan solo
un caso que necesita una explicación mucho más compleja. En el nor-
deste argentino, entre hablantes monolingües de español oral coloquial,
pueden encontrarse ejemplos como cierra el ojo por cierra los ojos, andá
a lavar tu mano por lavar tus manos, incluso en edificios públicos pueden
verse carteles con la leyenda baño dama o baño caballero. Sin duda estos
ejemplos exigen una explicación más compleja, contextualizada en una
situación de contacto lingüístico con el guaraní, que la deficiente adqui-
sición de la variedad de español.
En esta misma línea, Orellana Monroy de Quineche (2009, p. 281)
comenta que los inmigrantes bilingües airnara-castellano procedentes
de Puno que residen en Lima muestran en su variedad de español casos
como: "ayer lo vi" (refiriéndose a una mujer), "lo trae todos los día" (refi-
riéndose a una niña), y relaciona directamente este fenómeno "con la fal-
ta de concordancia aunque aplicado al uso del objeto directo". Hoy se
sabe, sin embargo, que ese tipo de ejemplos se debe a una reorganización
del sistema pronominal átono de tercera persona y que esta reorganiza-
ción está inducida por las propias características de la lengua aimara, por
lo que no se pueden considerar casos de falta de concordancíaá,
adopte el marco teórico de Heine y Kuteva (ibíd.) y considere este tipo de casos como cam-
bios indirectos inducidos por contacto, como veremos en estas mismas páginas.
5 Véase, entre otros, Cerrón Palomino (1992 y 1995), Navarro (2007), Palacios (2000
6 Para una revisión de las restricciones propuestas al cambio inducido por contacto,
cía Tesoro (2010), Palacios (2006, 2008, 2010 y 2013), Díaz, Ludwing y Pfánder (2002),
Escobar (2000), Haboud (1998), Olbertz y Muysken (2005), Pfander (2009).
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Préstamo e interferencia
12 Granda (l 999a, p. 243) alude a la restricción propuesta por Weinreich (1953), que
implica que no es posible copiar o replicar subsistemas gramaticales completos.
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dismo este marcador puede ser muy productivo. Veamos ahora un frag-
mento del mismo periódico donde se relata una estafa sufrida por una
señora. El periodista utiliza dos de estos marcadores para contar lo suce-
dido según el relato que le hace la señora estafada: "el desconocido le
dijo [a la señora] que necesitaba dos palos 'cierta cantidad de dinero'
para comprar dos televisores de 20 pulgadas y que si ella le prestaba le
iba a dar las dos teles y que era una ganga voi, porque un amigo suyo
ndaje tenía que viajar y quería venderlos". En el fragmento, que repro-
duciría las palabras del estafador, aparece voi cuando este pretende dar
veracidad y credibilidad a su propuesta, que esto era una ganga; sin
embargo, utiliza ndaje para dar cuenta de una información reportada
sin que medie un compromiso de responsabilidad por la veracidad de la
misma, que su amigo parece que tenía que viajar.
Curioso es, igualmente, el marcador modalizador gua'u, que indi-
ca que la información transmitida no es fiable, pues delata la existencia
de un fingimiento, de una simulación o situación engañosa, y permite al
hablante aludir a un mundo hipotético, no real, que el hablante señala
como tal y que el oyente reconoce también como fingido. Esta situación
se da, por ejemplo, entre niños que, mediante el juego, cuando fingen ser
personajes imaginados, dicen cosas como: "yo soy el médico gua'u". En
ese contexto de juego, tanto el hablante como el oyente entienden que
se trata de un hecho fingido, simulado.
Este mismo marcador lo encontramos en el periódico paraguayo al
que ya he aludido, en la crónica que hace un periodista de una denun-
cia por adulterio: "[el] supuesto infiel es Diógenes Martínez Torres, 29,
soltero, constructor de obras. La doña relató a ña fiscala que su concu
'amante' se estaba preparando gua'u para ir a jugar un partidí 'partidi-
to' de fútbol, cuando de repente sonó su lelu 'celular', y ella leyó que
una mujer le estaba enviando mensajitos de amor". El reportero utiliza
gua'u para indicar que la información transmitida es fingida y así el lec-
tor puede darse cuenta de que la persona que se estaba vistiendo para ir
a jugar el partido de fútbol estaba mintiendo a su esposa y en realidad
iba a visitar a su amante.
La adopción de este sistema de marcadores modalizadores en la
variedad de español paraguayo, por otra parte muy productivo, supone
la incorporación de estrategias comunicativas más eficientes, lo que per-
mite al hablante explotar de manera más satisfactoria su relación con la
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REFLEXIÓN FINAL
Gumperz y Wilson (1971), Granda (1996) o Thomason (2001), entre otros, y no siempre
en términos equivalentes.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS