Está en la página 1de 2

El término realismo mágico fue usado por primera vez, en 1925, por el crítico alemán Franz

Roh, que se refirió a un estilo particular de Pintura. Más tarde, se usó para describir el estilo de al-
gunos pintores estadounidenses como Paul Cadmus, Ivan Albright y George Tooker, entre otros ar-
tistas de las décadas de 1940 y 1950.
A diferencia del uso del término en la literatura, cuando describe las Artes Visuales, no se
refiere a pinturas con elementos mágicos e ilógicos, sino realistas en extremo y, a veces, munda-
nas. Ángel Flores fue el primero en llamar el rico estilo literario suramericano realismo mágico.
A finales de los años sesenta el término empezó a embarcar a escritores de otros continentes.
Paulatinamente, el realismo mágico fue ganando lugar en la conciencia literaria del mundo, hasta el
punto que será necesario mucho más de una corriente literaria vanguardista para sustituir el realis-
mo mágico y su poder. El realismo mágico apagó las diferencias culturales empleando una interpre-
tación global y estándar; exagerándola algunas veces, y subrayando la tolerancia de que el ser hu-
mano es capaz. Empezó por decodificar la herencia del Postmodernismo, así que el primer rasgo del
estilo fue tratar las diferencias con deferencia.
Logrando asi, florecer con esplendor en la literatura latinoamericana de los años sesenta y
setenta, a raíz de las discrepancias surgidas entre cultura de la Tecnología y Cultura de la supersti-
ción, y en un momento en que el auge de las dictaduras políticas convirtió la palabra en una herra-
mienta infinitamente preciada y manipulable.
Los críticos literarios han utilizado la expresión "Mágico" para designar una tendencia en la
novelística del Siglo XX. Esta se caracteriza por la inclusión y el respeto a los mitos dentro de un
contexto realista. No pocos estudiosos incluyen elementos sobrenaturales, míticos y de la creencia
popular. No se trata de "presentar la magia como que fuera real" sino de presentar "la realidad como
si fuera mágica". Es una focalización de lo sobrenatural. Es un género de ficción plantado princi-
palmente por los novelistas iberoamericanos durante la segunda mitad del Siglo XX.
El realismo mágico, como gran parte de la literatura de la segunda mitad de siglo, es esen-
cialmente moderado. Muestra la realidad narrativa con elementos fantásticos y fabulosos, no tanto
para reconciliarlos como para exagerar su aparente contrariedad. El reto que esto supone para la no-
ción común de la "realidad" lleva implícito un cuestionamiento de la "verdad" que a su vez puede
socavar de manera deliberada el texto y las palabras, y en ocasiones la autoridad de la propia nove-
la; siendo una corriente literaria cuyos rasgos principales son la desgarradura de la realidad por una
acción fantástica descrita de un modo realista dentro de la narrativa.
Siendo los autores más representativos del realismo mágico y sus obras más conocidas y
quizás el máximo exponente Jorge Luis Borges con Ficciones (1941). Pero no es el único, obvia-
mente,tambien destacan Alejo Carpentier y El siglo de las luces (1963), Julio Cortázar y
su Bestiario (1951), Juan Rulfo y Pedro Páramo(1955), Gabriel García Márquez y Cien años de so-
ledad (1967) o Miguel Ángel Asturias con Hombres de maíz (1949). Curiosamente, el realismo má-
gico se ha cultivado durante muchos años, y buen ejemplo de ello son Como agua para chocola-
te (1989) de Laura Esquivel o La guerra del fin del mundo (1981) de Mario Vargas Llosa.
Estas obras no explican los elementos sobrenaturales, y son narrados como algo natural, con
personajes inconscientes de la dimensión trascendente que tienen. Además, la muerte tiene un valor
primordial en el discurso relativista de la verdad, con un enfoque metafísico del espacio y tiempo y
una atmósfera intimista que mezcla personajes con mitos, leyendas y culturas naturales.
Finalmente, el Realismo Magico invita al lector a menospreciar lo real, a apreciar lo mila-
groso y a despreciar lo histórico, transformando lo cotidiano en experiencias que pueden ser sobre-
naturales, donde existen elementos mágicos que los personajes consideran normales, los cuales, se
pueden intuir pero no se explican; se funde lo real con lo fantástico,el tiempo se puede distorsionar
y se percibe como cíclico y no lineal, los personajes pueden revivir y sus obras contienen múltiples
narradores que pueden estar en primera, segunda y tercera personas.En cuanto a los temas, hay di-
versidad de épocas históricas, una esencia cultural del mestizaje y elementos prehispánicos en sus
valores mitológicos. Siendo asi,las propiedades que surgen de la realidad la clarividencia, levita-
ción, vidas largas al estilo bíblico, milagros, enfermedades mitad imaginarias que son exageradas
hiperbólicamente; pero todo eso supone fe. Todo esto representa la parte mágica, mientras el rea-
lismo se encuentra en el modo de contar la narrativa: como si el hilo principal fuera realista y lo
más importante, mientras que lo mágico no representa más que unos detalles ordinarios de poca im-
portancia.

Sospecho que la especie humana —la única— está por extinguirse y que la Biblioteca
perdurará: iluminada, solitaria, infinita, perfectamente inmóvil, armada de volúnes precio-
sos, inútil, incorruptible, secreta.
«La biblioteca de Babel»
Ficciones
Jorge Luis Borges

También podría gustarte