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El espacio público como

objeto de estudio en las


ciencias sociales y humanas
Public space as a matter of study in social and human sciences

Marco Alexis Salcedo


Silvia Cristina Caicedo

La calle es una selva de cemento.


Y de fieras salvajes, cómo no.
Summary
Ya no hay quien salga loco de contento The text corresponds to a critical reflec-
Donde quiera te espera lo peor. tion on a series of meta-theories that have
predominated in social sciences and that have
Héctor Lavoe
determined some of the theoretical models
that have been used for the study of public
Resumen space. It starts with the assumption that this
El texto corresponde a una reflexión crí- study has been historically neglected by the
tica sobre una serie de metateorías que han Academy because of the assumptions based
predominado en las ciencias sociales y que on the platonic paradigm of the interior.
han determinado algunos de los modelos It is indicated, in addition, that only with
teóricos empleados para el estudio del espacio consequent perspectives named by Foucault
público. Se parte del presupuesto de que este as “thought of outside” the issue of public
estudio ha sido históricamente descuidado space can be studied positively, as well as
por la academia a causa de los presupuestos the possibility of understanding the social
epistémicos basados en el paradigma plató- dynamic that it involves.
nico del interior. Se señala, además, que sólo Key words: Public space, social con-
con perspectivas consecuentes con lo que struction, paradigm of the inside, Plato,
Foucault nombró como “pensamiento del Foucault.
afuera” se podrá positivizar epistémicamente
la temática del espacio público, al igual que
posibilitar meridianas comprensiones de las Introducción
dinámicas sociales asentadas en él. ¿Por qué el espacio público ha sido una
Palabras claves: Espacio público, cons- temática de estudio históricamente desdeña-
truccionismo social, paradigma de lo interior, da en las ciencias sociales y humanas? Esta es
Platón, Foucault. la pregunta central que origina el siguiente
• Fecha de recepción del artículo: noviembre de 2007 • Fecha de aceptación: marzo de 2008.

MARCO ALEXIS SALCEDO. Docente investigador, Facultad de Psicología, Universidad de San Buenaventura Cali. E-mail:
masalced@usbcali.edu.co
SILVIA CRISTINA CAICEDO. Investigadora, Facultad de Psicología, Universidad de San Buenaventura Cali. E-mail: silvicmster@
gmail.

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artículo, el cual corresponde a un ensayo El acercamiento a esta problemática se


subsumible en la categoría de marco teórico realizó con los aportes teóricos que brinda-
de una investigación en ciencias sociales sobre ron autores como Michel Foucault, Charles
los usos sociales del espacio público de dos cruces Pierce, Hannah Arendt, Kenneth Gergen,
viales de la ciudad de Cali. Jerome Bruner, y algunos otros tipificados
La preocupación esencial fue establecer en la academia como construccionistas so-
una fundamentación teórica que permita ciales. La deuda es particularmente grande
delinear los pilares filosóficos sobre los con Foucault, quien, junto con los filósofos
cuales se puedan seleccionar, evaluar y crear, que fundamentaron su postura –Nietzsche,
posturas teóricas sobre el espacio público. por ejemplo–, encontramos elementos im-
Después de haberse revisado los resultados portantes para pensar la “cuestión urbana”.
de las investigaciones colombianas de los Concluimos que sólo perspectivas, conse-
últimos 10 años, acerca del espacio público y, cuentes con lo que Foucault nombró como
en general, de los temas urbanos, se encontró “pensamiento del afuera”, pueden positivizar
que ha sido una temática tradicionalmente epistémicamente la temática del espacio
poco valorada, no sólo para la gran mayoría público, al igual que posibilitar meridianas
de las disciplinas que conforman las ciencias comprensiones de las dinámicas sociales
sociales y humanas, sino también para las asentadas en él, creando mecanismos de
entidades gubernamentales encargadas de intervención para generar transformaciones
administrar los intereses de la población. reales de aquellas dinámicas.
Aquí no se desconocen los nuevos desarrollos Este “pensamiento del afuera”, que no es
tanto académicos como políticos que han la aplicación de lo sabido a nuevos objetos
surgido al respecto. Lo que llama la atención, de estudio como la “calle” o cualquier otro
por un lado, son sus incipientes reflexiones, fenómeno que pueda considerarse externo, es
por otro, la permanencia de inquietantes una propuesta epistémica que aspira realizar
signos sociales y culturales que pueden ha- una reconfiguración radical de los saberes
cer del interés de hoy día en este tema una elaborados hasta el momento, y se funda en
experiencia coyuntural; es decir, un asunto el hecho que llevamos 2.500 años de “pen-
de primer orden en las agendas políticas de samiento de lo interior”, un pensamiento
algunos gobernantes de turno, sostenido por que tiene en Platón uno de su máximos
ejemplo de manera continúa, en las últimas exponentes. La metafísica del “divino” se
administraciones de los alcaldes de Santa Fe encuentra asentada en toda percepción
de Bogotá, pero eventualmente relegable por cotidiana que hace el hombre occidental. A
otras temáticas “más importantes”, en futuras Platón lo vemos en la relación que poseemos
administraciones municipales. con nosotros mismos, con los demás y con
Consecuente con lo anterior y después de la realidad. El pensamiento del afuera es, en-
varios intentos por producir el texto, se adop- tonces, la exhortación a realizar una reflexión
tó como precepto básico para la escritura del no platónica sobre cualquier asunto posible,
mismo, el principio kantiano según el cual lo abandonando las consideraciones metafísicas
que existe es un producto de lo que es pen- a las que hemos estado habituados a realizar.
sado. Este principio es fundamental en toda Exorcizar el fantasma platónico es una labor
forma de construccionismo e implicó para que se requiere desarrollar, para redimir lo
nuestro caso realizar el esfuerzo por identifi- público de la estigmatización en el que ha es-
car algunos de los lineamientos conceptuales tado inmerso durante siglos, pues la “filosofía
que han decidido la forma de aprehender primera” platónica, habla de verdades abso-
cognitivamente lo público y lo privado. Se lutas, de fundamentos racionales inmutables,
partió de la tesis de que estos lineamientos principios que van a negativizar cualquier
obedecen a tradiciones filosóficas poco im- forma de amor de la calle, en tanto que esos
pugnadas, originadas probablemente en los preceptos no pueden operar en el ámbito de
griegos y que se han preservado durante siglos la vida pública. De este modo, pretendemos
a través de múltiples ropajes. con este debate aportar en las discusiones
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que realizan profesionales e investigadores


de diversos campos alrededor de temas de
ciudad, propendiendo por la positivización,
en el sentido foucaultinao del término, del
espacio público.

El desdeño de la cuestión pública


En variados textos se señala al espacio pú-
blico como un lugar donde cualquier persona
dispone del derecho de circular, a diferencia
de los espacios privados, en el que ese derecho
se ve restringido por criterios diversos (pro-
piedad privada, disposiciones estatales, etc).
Un rápido análisis histórico es suficiente para
establecer que un espacio dispuesto, en dere-
cho, “para uso y dominio de toda persona”,
sin distinción, concebido desde la oposición
privado-público no se remonta más allá del Sin embargo, la revisión bibliográfica que
período histórico-filosófico de la cultura occi- se hizo sobre la temática “espacio público”,
dental conocido como modernidad. Aunque arrojó las siguientes conclusiones.
ese mismo análisis histórico nos brinda un 1. La ciudad, mucho más, lo público, con-
antecedente significativo al respecto, el de la nota todavía una dimensión moralmen-
Grecia clásica, no obstante, la diferenciación te negativa. En la literatura académica
jurídica de espacios en ese contexto operó encontramos señalamientos que resaltan
primordialmente con el par antitético de lo todo el conjunto de dificultades y pro-
masculino-femenino, y no para toda persona blemáticas sociales que ocurren en el
habitante de la Polis (Sennett 1994). espacio público: delincuencia, asesinatos,
Inmanuel Kant es determinante en esta violencia, privaciones, etc. Aunque lo que
discusión, porque sus proposiciones se cons- explícitamente indican es que son hechos
tituyen en punto de confluencia de autores que ocurren en la calle, pero que igual
como Jurgen Habermas, Michel Foucault y pueden ocurrir en otras partes, aunque
Hannah Arendt. Estos filósofos contempo- estas perspectivas, en general, no afirman
ráneos, fieles seguidores de la diferenciación que los hechos sociales mencionados
kantiana “uso de la razón privada Vs. uso de posean alguna relación estructural con el
la razón publica”, han desarrollado un con- espacio donde se observan; sin embargo,
junto de tesis de amplísimas consecuencias si se escucha lo que el ciudadano común
en el pensamiento occidental, precisamente dice de la calle y su código moral reinan-
a partir del ideal de Kant acerca de la defensa te, de los estamentos públicos, en general,
del ámbito público sobre lo privado. Esta de todo lo público, se podría concluir que
última circunstancia debería bastar para que es casi una verdad de perogrullo afirmar
el lector escéptico sobre la importancia del el carácter negativo que inherentemente
espacio público, prevea en este emergente tendría lo público, del mismo modo que
cultural moderno una dimensión de tal tras- lo ha tenido inherentemente la ciudad, al
cendencia que requiere ser tomada en muy ser concebida como sede del mal y ello
seria consideración, además de propender en sin menoscabo de cualquier utilidad que
los investigadores sociales un enorme cuida- tendría lo público.1 1. Es de agregar que esta visión nega-
tiva de lo público y de la ciudad con-
do para abordar su complejidad, dado que es 2. Existe un gran desbalance entre los estu- trasta fuertemente con la que exponen
de anticipar que no cualquier tipo de postura dios del espacio público Vs. los estudios ciertas comunidades que conservan la
cultura budista, como Nepal. Allí la
teórica puede conceptuar la fenomenología del espacio privado. La revisión biblio- concepción de la ciudad es la de imagen
que ella contiene y que en ella acontece. gráfica ilustra que actualmente comienza sagrada del universo.

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a proliferar investigaciones de ciudad del ciudadano y no facilita la inversión


desarrolladas desde múltiples puntos de en futuros proyectos públicos que bene-
vista. Pero si contrastamos los estudios ficien los sectores que los usarían. Estos
existentes sobre la “calle” con los de su hallazgos empíricos los confirman otros
contraparte cultural y social, la “casa”, estudios internacionales. Asegura una
es fácil observar que los primeros no se publicación relativamente reciente del
encuentran al mismo nivel de elaboración Reino Unido:
conceptual en que se haya los segundos. “Lamentablemente, a pesar de su
La enorme cantidad de información que importancia para nosotros, nuestros
hay sobre lo que ocurre del portón de espacios públicos son descuidados o
la casa hacia adentro, junto con las su- tomados por sentados. Ciertamente,
gerencias que se plantean para generar durante las últimas décadas del siglo 20,
transformaciones de las dinámicas fami- la cantidad de dinero invertido en su
liares, hacen palidecer las relativamente prestación y el mantenimiento no refleja
incipientes indagaciones que se están el papel vital que desempeña en la vida
implementando sobre lo que acontece de las personas. Según el Gobierno Ur-
del portón de la casa hacia fuera. Este bano del Grupo de Tareas, por ejemplo,
desbalance se refleja en la escasa parti- la percepción general del público de
cipación y desarrollos académicos en
nuestro medio ambiente es que va en
disciplinas en ciencias sociales sobre esta
decadencia - un hecho que contribuye
temática, constatable flagrantemente en
a una insatisfacción generalizada con
el caso de la psicología, la cual, a pesar
la vida urbana (…) - calles, plazas,
de los desarrollos teóricos que ha tenido
parques, jardines, y la gran variedad
en estas últimas décadas en psicología
de accesorios de los lugares abiertos que
social y ambiental, aún se observa a las
se encuentran en nuestros pueblos y
problemáticas urbanas ocupando un
ciudades” (Cabe Space. 2003).
lugar secundario en sus reflexiones.
Frente a esta de cosas, cabe entonces
3. A pesar de las innegables y positivas
preguntarse: en la dualidad público/privado
transformaciones de espacio público
¿debe siempre narrarse una historia a favor
que se están presentando en distintas
de lo segundo y en contra de lo primero? ¿La
ciudades del país (implementación de
ciudad es inherentemente territorio del mal,
sistemas de transportes masivos y las
que despreciaba con razón el apóstol Juan?
consecuentes adecuaciones y obras en
el espacio público que se realizan) hay ¿Toda ciudad es una Babilonia, la grande;
preocupantes indicadores de un inestable la madre de las prostitutas, de las abomina-
interés gubernamental por invertir en ciones y de las inmundicias de la tierra? No
los espacios públicos, a diferencia de la necesariamente. Lo que ahora se intenta es
inversión económica que se realiza en lo la positivización de lo público y su erotismo.
privado. Este frágil e incierto interés por El amor de la calle es la historia que hay que
el espacio público, lo revela, en el contex- empezar a re-escribir, haciendo de lo público
to nacional, el estudio sobre los parques un saber con efectos de verdad.
realizado en Bogotá (García, 1999), Para alcanzar tan cardinal objetivo, se
respecto a la valoración perceptiva de considera que es imperioso objetar una
espacios públicos abiertos como parques serie de metateorías que han predominado
y de espacio público construido en ellos, en las ciencias sociales. Estas metateorías, a
en la que se que encontró que éstos no pesar que desde hace algunas décadas han
son valorados económica y socialmente sido intensamente impugnadas en variados
por diversos grupos de ciudadanos y por contextos académicos, su autoridad sigue
el Estado, lo cual impide evidenciar cómo prevaleciendo, algunas de ellas determinando
contribuyen al bienestar de la sociedad, los modelos conceptuales que se emplean
a la calidad de vida y al desarrollo social para el estudio del espacio público. En
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otros términos, resultan muy discutibles, algunas premisas epistemológicas desdibujan


con caras consecuencias observables en la las características que se pueden considerar
misma fenomenología urbana que se registra definitorias de lo que es el espacio público.2
en las ciudades, determinadas concepcio- Tratemos a continuación esas controvertibles
nes teóricas que nos brindan imágenes del premisas epistemológicas.
espacio público como las siguientes: 1) El
espacio público como mera realidad física
que conforma secciones importantes de las La ideología de la casa
ciudades: las calles, las plazas, los parques, Recurramos al saber popular para evaluar
algunos edificios gubernamentales, con todas los valores asociados a lo público: ¿Qué sig-
sus dotaciones e implementos necesarios para nifica la palabra mujer cuando se le agrega
ser empleados; 2) El espacio público como es- el epíteto de pública? ¿Cuánta credibilidad
cenario funcional para la realización expedita le daríamos a las promesas y compromisos
de un conjunto de prácticas predeterminadas que haría un hombre de la vida pública -un
y juzgadas como deseables en los ciudadanos político, por ejemplo-? ¿Cuán sinceras cree-
y habitantes de una ciudad; y 3) El espacio mos que son las acciones que observamos, a
público como una sección esencial de la gran través de medios de comunicación, realizan
casa llamada ciudad. Esta última imagen, personajes de la vida pública -como actores,
efecto de este notable desequilibrio teórico artistas y otros-? ¿Qué virtudes adquiriría
que hay entre los estudios de lo privado en un niño que acostumbra pasar el tiempo
relación a lo público, supone la importación en la calle? Prostituta, embustero, hipócri-
de modelos conceptuales aplicados a la tas y gamín o delincuente son las palabras
familia, hacia la sociedad en general. Según con las que están asociadas las respuestas
Jerome Bruner, existe un impulso a llevar de las anteriores preguntas, las cuales no
lo privado al ámbito de lo público, a través dejan margen para equívocos al decir que
de la confesión o del psicoanálisis (Bruner, lo público connota falsedad, vicio y engaño.
2. Cabe destacar las que se figuran
1998), ya sea por necesidad o por convicción Este lugar común sobre la valoración de lo como las más básicas, las dos primeras
intelectual, y a pesar que cada vez es más claro público, ubica igualmente a la casa como el de un carácter tan obvio que solo
mediante la revisión de algunas de las
que la sociedad no es aprehensible desde los territorio privilegiado para constituir a las discusiones realizadas sobre el espacio
moldes conceptuales con que ha sido estu- personas en sujetos sociales, portadores de público se entenderá su pertinente
diada la familia. explicitación. Estas características son:
unos valores culturalmente promovidos. De 1) El espacio público tiene y supone
De este modo, lo que se objeta es el em- ahí que se crea que los complejos que deciden una materialidad física indiscutible. El
la condición humana sean los familiares, los espacio público se encuentra empla-
pirismo, el funcionalismo y la ideología de zado físicamente en el tiempo y en el
la casa como presupuestos filosóficos válidos que se configuran del portal de la casa hacia espacio. No es un sistema abstracto. Por
dentro. La ley es el padre; el deseo es la madre; ello se requiere necesariamente tomar
para orientar reflexiones, investigaciones en cuenta el modo de presentarse, de
e intervenciones en el espacio público, al los pares son los hermanos; y cada sujeto compararse de los fenómenos que en él
estimarse que los mismos no afirman una existente es un hijo, síntoma de la pareja acontecen. 2) El espacio público es un
escenario público y no privado. Entre
serie de elementos que pueden considerarse parental. La vida humana ha sido entonces otros sentidos de esta afirmación está
constituyentes de la ontología del objeto de definida desde el vector de lo adentro-hacia el que su fenomenología tiene funda-
mentalmente un carácter social, no
discusión. Además, es probable que tales fuera. Lo que acontece en la casa decide lo individual. 3) El espacio público es un
presupuestos sean, en gran medida, res- que ocurre en la calle; cuando eso que ocurre escenario político. Es decir, su razón de
ser no es otra que la de sostener, trans-
ponsables de las graves confusiones que se en la calle angustia, la primera interrogada es formar o equilibrar las relaciones de
tejen alrededor de este tema. Por ejemplo, el la familia, principio supuesto de la causalidad poder que forman a una sociedad. El
espacio público –la calle, señala Henri
espacio público de América Latina aparece del sujeto. ¿Habrá tenido padre esa persona? Lefebvre–, es objeto, centro, causa y
históricamente confundido con, o subsumi- ¿Qué clase de madre lo habrá criado? ¿Cómo finalidad de la lucha política. Es el esce-
do en, lo estatal (Barbero, 1990). podemos ayudarlo? La respuesta a este último nario político por excelencia, al poderse
únicamente cristalizar toda revolución
La discusión que sigue se centra en señalar interrogante no se deja esperar: interviniendo política en ese ámbito. 4) El espacio
a la familia. público es escenario de fenómenos
que no todas las perspectivas teóricas que inestables e inciertos. Es ámbito forjado
hipotéticamente se pudieran emplear para Lo reinante ha sido, entonces, lo que por acontecimientos, en el sentido
foucaultiano del término, de eventos
pensar el espacio público, en su realidad físi- proviene de lo privado, lo perteneciente al no contenidos, ni deducibles directa-
ca, social o política, resultan adecuadas, pues fuero interno. Lo público carece de efectos mente de las leyes de una estructura.

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positivos de verdad; lo que se acuerde o se concepción de lo público y privado no se


realice ahí, tiene el sentido de vicio y cons- modifican. Mientras se logra construir ese
piración, cuestión que contrasta con lo que portón de mil puertas que nos conducirá
su contraparte cultural, lo privado, y aquello a donde queramos, sin pisar en ningún
que lo representa, el oîkos3 y sus ideales, viene instante un sitio público, o cuando menos,
a connotar: virtud, verdad y sinceridad. El mientras se crea las tecnologías necesarias
“paradigma de lo interior” ha sido la refe- para efectivamente nunca salir a la calle, la
rencia de verdad que desde hace miles de realidad social colombiana nos muestra una
años ha operado en la cultura occidental, “alternativa” para lograr la estimación de
paradigma sintetizado en el viejo aforismo de lo público: privatizándolo. Se ha vuelto un
San Agustin in interiori homine habitat veri- discurso reiterativo de los gobernantes de
tas.4 Los efectos de esta manera de concebir turno afirmar que la eficiente ejecución de
lo público y lo privado son los fenómenos los servicios públicos sólo se puede garan-
sociales que se difunden rápidamente en la tizar entregándolos a consorcios privados.
gran mayoría de las ciudades: la violencia que Nuevamente es el ámbito de lo privado el
se ha empotrado en las calles, el cercamiento que se muestra con el poder de encumbrar
de las casas y unidades residenciales con lo que es objeto de desprecio natural para el
barreras protectoras (muros protegidos por ciudadano común.
sistemas de seguridad), la poca vida social En contra de estas consideraciones, toma-
que se registra en la calles en días festivos das como incuestionables, se dirá lo siguien-
por el progresivo encerramiento en que caen te: en la ciudad, en sus espacios abiertos y
los citadinos en sus casas. Se deja la calle a expuestos a los ojos de todos, también opera
fantasmas y delincuentes, corroborando de una educación sentimental. Las característi-
esa forma que esta es mala en sí misma, es la cas de cada sujeto no son meros efectos de
sede de la maldad. Los hombres que llama- las experiencias sentimentales que vivencia en
mos virtuosos viven encerrados en las casas. la familia o en las otras instituciones sociales
Y dudamos de la virtud o de la inteligencia que intentan homologarla. Sean conscientes
de quienes gustan recorrer cotidianamente de ello o no, la ciudad, con sus caracterís-
las calles. Esta tendencia llevada hasta su ticas físicas y con sus habitantes, cumplen
máximo extremo, haría creer, en un expe- con una función educadora, especialmente
rimento mental que se propone al lector de el gobernante de la ciudad, cuya función
este escrito, que en la ciudad ideal sólo habría educadora se encuentra inextricablemente
espacio privado. Ni siquiera habrían vías; ligada a sus deberes. En otros términos, hay
sólo portones que conducirían a todas las que comenzar a comprender lo obvio para el
direcciones, a todos los sitios que se quiera, griego de la polis, el de la época clásica, que
evitando los peligros de salir. la ciudad tiene un poder causal enorme so-
bre las personas. Como expresa Castoriadis,
“Cuando se han suprimido las calles (desde
retomando a Platón: son las mismas paredes
Le Corbiusier, en los barrios nuevos), sus de la ciudad las que educan a los niños y a los
consecuencias no han tardado en manifestar- ciudadanos (Castoriadis, 2002).
se: desaparición de la vida, limitación de la
Esta educación se encuentra centrada en
“ciudad” al papel de dormitorio, aberrante
una forma de erotismo que no representa el
funcionalización de la existencia… Allí
platónico, el de la falta. Culturalmente esta-
donde desaparece la calle, la criminalidad
mos condicionados a creer que el único y ver-
aumenta y se organiza”
dadero erotismo es el de la casa, y todo lo que
(Lefebvre, 1980). la evoque, con su figura dominante, la madre,
Vivir encerrados en casa, sin correr ries- la figura de lo perdible que reencontramos
3. Equivalente de los griegos antiguos gos, trabajando, amando y muriendo en en toda parte, hasta en la naturaleza: mater
de “casa”, es un conjunto de bienes y
personas. la seguridad de la misma, no se constituye natura. El erotismo del ámbito público es el
4. En el interior del hombre habita
en una hipotética realidad. Será el natural del poder, cuya génesis no puede formularse
la verdad. destino al que arribaremos si las formas de desde una mítica carencia. El poder es pre-
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sencia, mítica presencia, ejemplificada desde cruzan el abismo” (Nietzsche, 1993). Este es el
el héroe fundacional de la ciudad, el sujeto hombre democrático, “no es cualquier indivi-
creador del contexto citadino, que con sus duo, y estamos experimentándolo” (Castoriadis,
códigos, valores, narrativas y emplazamientos 2002). Ser hombre de la calle, usuario del
decretados, formuló los parámetros para regir espacio público, es ser básicamente transeún-
toda acción humana en ese escenario. El po- te. “Es decir, persona que está en tránsito, en
der no se posee, se ejerce. No es una propiedad, passage… ¿o es que acaso no podría decirse de
es una estrategia: algo que está en juego (Morey, todo usuario del espacio público o semipúblico
2004). Dicho en otros términos, la condición que es un ser del umbral, predispuesto a lo
de posibilidad del poder es su omnipresencia, que salga, extranjero, adolescente, enamorado,
no porque tenga el privilegio de reagruparlo outsider, alguien siempre dispuesto a cualquier
todo bajo su invencible unidad, sino porque cosa, fuente, por lo mismo, de alarma y de
se está produciendo a cada instante, en todos esperanza?” (Delgado, 1999).
los puntos, o más bien en toda relación de
un punto con otro (Foucault, 1997). Por
consiguiente, el poder no es algo que vamos
a conseguir; no es añoranza de la pérdida
de un absoluto. No es pasado ni futuro. Es
eterno presente. El poder no es algo que se
adquiera, arranque o comparta, algo que se
conserve o se deje escapar; el poder se ejerce
a partir de innumerables puntos y en el
juego de relaciones móviles y no igualitarias
(Foucault, 1997).
Este erotismo del poder es el que se
ejemplificaba en el ágora griega y desde el
cual la esfera pública –el ámbito de la ekkle-
sía– hallaba su legitimidad. Por tal motivo,
absolutamente absurda es la afirmación que
la esencia de la democracia consiste en el
hecho que el sitio del poder está vacío y que
nadie puede pretender ocuparlo. El erotismo
platónico de la falta sólo puede generar con-
fusiones en este punto. Porque “las decisiones
de mandar a matar a la gente, de hundirlos
en la desocupación, de confinarlos en guetos,
emanan de un lugar de poder fuertemente
ocupado” (Castoriadis, 2002).
Lo anterior nos permite entender qué
clase de contenido educativo se va a im-
partir como posibilidad, en algunos casos
como feliz realización o actualización, en el
espacio público: lo que Nietzsche llamó la
Herren- moral, la moral de señor. Esta sería
la moral del hombre de la calle. Esta moral
haría de todo sujeto hombre de acción y de
colectividad, capaz de correr riesgos. “Lo que
tiene de grande el hombre es ser el puente y no
fin; lo que puede amarse en el hombre es el ser
transito y un hundimiento. Amo a quienes no
saben vivir, sino es pereciendo; pues son los que
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La ausencia de esta clase de hombre es la o presidente de turno. Su moral no puede ser


que explica las imposibilidades para mante- sino la Herren- moral, la moral de señor. Debe
nerse las democracias en las naciones occi- verse a sí mismo como un señor, un amo,
dentales. Qué democracia puede instituirse capaz de actuar, exigir y arriesgarse a tomar
o perpetuarse si para muchos es aceptable decisiones y no un súbdito que debe seguir
afirmar que los políticos deben ir a la casa de órdenes. Eso es lo que etimológicamente
sus conciudadanos para conocer la verdad de representa democracia, poder del pueblo.
su existencia. –Vayan los políticos a las casas El enseñoreo de los ciudadanos es requisito
de la gente. Ahí se darán cuenta de la pobreza, para que la forma de relación y percepción
de la miseria en que viven las personas– es lo con el espacio cambie. Sólo un señor puede
que se escucha de muchos ciudadanos. Por disponer de una manera de organizar y per-
supuesto, ninguna democracia puede surgir cibir el espacio, de cambiarlo y establecer
de estas prácticas. La única alternativa real un orden al respecto. Pero las circunstancias
que hay es que las personas salgan a la calle, que se observan cotidianamente en nuestro
con su enseñorío, a demandar lo que les país, ilustran muy poco de horror en la gran
corresponde, a reclamar su propiedad, la de mayoría de los colombianos al saber que lo
todos, guiado por este precepto: “En la calle público tiene dueños. Esto deja abierta la
encontraras la virtud”. inquietud de si alguna vez se han sentido
Este enseñoramiento del ciudadano esta- realmente dueños de su casa, y están más
rá más allá de nuestras posibilidades, si los bien acostumbrados a adoptar la moral de
colombianos siguen siendo temerosos del rebaño, a sentirse súbditos de un amo, de un
poder; si siguen ubicándolo como potencia patrón, o de un cacique. Heterodirección y
nefasta. La precariedad de resultados en apatía política constituyen elementos endé-
los intentos por resolver las problemáticas micos de la cotidianidad (Lefebvre, citado
psicológicas y sociales que observamos coti- por Bettin, 1982).
dianamente, y la progresiva extensión de los Mientras siga prevaleciendo el temor a la
males que agobian a la sociedad no se harán calle, a los caminos, a los viajes y siga incó-
esperar, en tanto preservemos como ideal lume su contraparte emotiva, el amor hacia
de sujeto la persona pacífica e inofensiva. los destinos finales, seguros y protegidos de
“La inocencia, este es el nombre que dan a este los peligros, ninguna circunstancia social des-
estado de embrutecimiento ideal; la beatitud, agradable para nosotros cambiará. Si somos
es el estado de pereza ideal; el amor, es el esta- melindrosos con el poder, se deja que ese
do ideal de la bestia de rebaño que no quiere poder, que es además inevitable, sea utilizado
tener mas enemigos. Así se erige en ideal todo para bien de aquellos que lo tienen, serán
lo que rebaja y arruina al hombre” (Nietzsche. otros, o pocos, los que tomarán decisiones
Citado por Lefebvre, 1975). por todo el conglomerado que conforma la
Mientras no se logre comprender lo comunidad.
anterior, el poder y sus estrategias se imple- Ahora bien, es consabido que el erotismo
mentarán con violencia, por fuera de toda del poder conlleva grandes peligros para una
consideración de ley, pues la ley que legisla en sociedad. El ambivalente sentido que poseía
el mundo de la vida es la de los ideales griegos el vocablo griego Kratos (poder), claramente
femeninos. Es la ley de la renuncia, del “deje lo ilustra. Indica, por un lado, “el dominio
así” y que Nietzche llamó Heerden- moral, la que ejerce con pleno derecho el tutor sobre
moral del rebaño. Imposible crear un ámbito aquel que jurídicamente depende de su poder”
de lo público, si los legislados gozan con las (Vernant, 1987). Paradójicamente, también
delicias que traen las mieles de la esclavitud. estaba asociado al campo semántico de vía
La polis son los ciudadanos que se ven a sí (violencia). En este sentido traduciría vio-
mismos como gobernados, pero también lencia pura, “la fuerza brutal del varón, la
como gobernantes. Este precepto aristotélico dominación masculina que la mujer no puede
significa que el ciudadano común debe ser sino sufrir” (Vernant, 1987). La palabra Kratos
efectivamente un co-gobernante del alcalde oscila semánticamente entre el benevolente y
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El espacio público como objeto de estudio en las ciencias sociales y humanas, pp. 99-115

legítimo dominio y la fuerza bruta excesiva. ni Decálogo, ni Evangelio. El Sermón de la


¿Puede entonces positivarse un erotismo Montaña no me dice cuáles son las leyes que
relacionado con “un numen siniestro que se debo votar” (Castoriadis, 2002).
manifiesta bajo múltiples formas, en diversos No es difícil descubrir este sentido de lo
momentos, en el alma del hombre y fuera de público, ya sea como intuición o formula-
él; una potencia maléfica que engloba, al lado ción argumentativa explícita, en las líneas
del criminal, al crimen mismo, sus antecedentes de cualquier pensador aprensivo de este
más lejanos, las motivaciones psicológicas de la ámbito. Especialmente para la tradición
falta y sus consecuencias?” (Vernant, 1987). liberal, aunque en cierto modo también
Con sobradas razones Carl Schmitt afirma para la tradición marxista, la esfera pública
que las únicas teorías políticas genuinas son ayuda a contrabalancear el poder político a
las que parten de la concepción del hombre fin de que no se desmande y a proveerle la
como un ser malvado (Carl Schmitt, citado necesaria legitimación social. Lo público es,
por Sampson, 2002). Pero malo no por na- entonces, el gobierno de la mesura, del me-
turaleza, complementa Anthony Sampson, trón, de la justa medida. Por ello es que es tan
sino que es preciso, en lo político, tratarlo intensamente virtuoso este campo. Habitar
como si lo fuese. el espacio público es ser impregnado por su
Pues, a pesar de que ese amor de la calle erotismo y descubrir, si las circunstancias
culturales y sociales lo han favorecido, su
es como todo amor, “…de tous les sentiments
ética constituyente, que habrá de determinar
le plus égoïste, et, par conséquent lorsqu’il est
la manera de vernos a nosotros mismos y
blessé, le moins généreux”,5 tiene como causa
de relacionarnos con los otros. Por eso sor-
de su grandeza su fuente de deificación, en
prende que los análisis que históricamente
que precisamente en su horizonte está siem-
han predominado sobre las problemáticas
pre presente como potencialidad o actualidad
urbanas –como los desarrollados por Marx
la hybris, la desmesura. El poder encuentra
y sus más fervientes herederos– se hayan
su sentido y su propósito en las estrategias 5. “De todos los sentimientos, es el
centrado en lo que acontecía en las fábricas.6 más egoísta y en consecuencia una vez
que desarrollan las comunidades humanas
Ni aun desplazando el centro de interés, tenido es el menos generoso. Benjamín
para no ser dominados por la fuerza de la Constant, citado por Nietzsche en
como lo hace Castells, hacia el aparato esta- “El caso Wagner”, citado a su vez por
hybris. Lo público, como realidad política,
tal, se puede afirmar que se haya logrado un Lefebvre. 1975.
es precisamente esa estrategia que la cultura
avance significativo en la comprensión de la 6. A pesar de que los planteamientos
occidental creó para acotarla y para conver- políticos de Marx han sido objeto
cuestión urbana. Si “el nudo interpretativo
tirla en manantial de creación y producción de muchísimas objeciones, y de este
de la ‘cuestión urbana’ reside en el análisis del modo, ya no se acepta, por lo menos
social y cultural. Lo público tiene su más proceso político” (Castell, 1974), entonces ni teóricamente, que el vínculo societario
decisiva sustancia en un milenario precepto las fábricas, ni el Estado, con sus instituciones
debe su poder principalmente por la
dimensión económica, no obstante,
del oráculo de Delfos, enunciado por Sócra- y procesos, podrán ser el objeto, centro y Marx se constituye sin duda en una
tes, pero opacado comprensiblemente por la finalidad de la lucha política. Las fábricas y de las figuras más legendarias de esta
época, debido a, en términos de Jurgen
célebre frase “conócete a ti mismo”, a partir las instituciones gubernamentales son mero Habermas, esa dimensión ontológica
del predominio que alcanzara la vida privada ladrillo y letra muerta si lo que acontece en que hay en su propuesta política. Dicha
ontología radica en que ubicó “afuera”,
en nuestro contexto cultural. La máxima la calle no sostiene sus dinámicas. “¿Qué es en el exterior, por fuera de la casa, la
deifica dice: “nada con exceso”. la calle? Es el lugar del encuentro, sin el cual causación de la acción del sujeto. Por
eso, todo autor que comparta esta exte-
El hombre griego supo con prístina cla- no caben otros posibles encuentros en lugares rioridad, se declara marxista, tal como
ridad que las comunidades que no logran asignados a tal fin… La calle y su espacio lo hizo Lefebvre, Habermas, Castell, y
los filósofos de la escuela de Frankfort.
constituir un mecanismo efectivo de control es el lugar donde un grupo se manifiesta, se Que la fuente de esa exterioridad la
para todos, deja expuestos a cada uno de muestra, se apodera de los lugares y realiza un haya ubicado Marx en las fábricas es
un error que con tiempo y con sangre
sus miembros al desenfreno. Lo público es adecuado tiempo-espacio” (Lefebvre, 1980). se comprendió; que la fuente de esa
precisamente el campo que constituyó la La calle es cotidianidad, “desorden vivo… que exterioridad algunos sociólogos creen
encontrarla ahora en el Estado, será,
cultura occidental para formular un “nada construye un orden superior” (Lefebvre, 1980). desde nuestro punto de vista, otro
con exceso”. “La cuestión del hombre es la El Estado es emanación directa de lo que error que el tiempo también revelará.
La particularidad de Lefebvre es que
cuestión de la hybris, no hay regla última a ocurre en el espacio público; y eso lo tiene ubica en la calle, en el espacio público,
la que pueda referirse para escaparse de ella, muy presente la institucionalidad, pues la el principio de la exterioridad.

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primera ley que dictamina cuando es puesta contexto cultural, que los principios de la
en cuestión es “el toque de queda”. geometría se independizaron radicalmente
En el espacio público fue que se halló de la referencia a la realidad. El espacio,
la posibilidad para descubrir que las insti- aunque real, fue concebido desde entonces
tuciones y las representaciones pertenecen como siendo esencialmente un vacío, un
al nomos y no a la physis. No es natural, ni receptáculo absoluto y tridimensional de los
divina la institución humana. Es social. Esto objetos posibles, cuyas características eran
abrió la posibilidad de cuestionar nuestras inteligibles, pero inaprensibles para los sen-
propias instituciones y de actuar con respecto tidos. La modernidad hizo predominante la
a las mismas. Puede cambiárselas a través perspectiva de que el espacio era un principio
de la acción y la reflexión humana, cuando constituyente de la ontología de los objetos,
las condiciones así lo requieran. “Debemos cuya existencia no estaba supeditada a la
encontrar nosotros mismos las leyes que debe- existencia de estos. Todas las cosas conocidas
mos adoptar; los límites no están trazados de y por conocer podían desaparecer, y aún así,
antemano, la hybris es siempre posible. Sobre el continente tridimensional que los contenía
esto habla la tragedia ateniense, institución sobreviviría a tal colapso de la materia. Las
democrática por excelencia, institución que propiedades del espacio, decía Newton, era
recuerda constantemente al demos la necesidad la infinitud, la homogeneidad, la inmovili-
de la autolimitación” (Castoriadis, 2002). dad y su métrica era la que Euclides había
De este modo, identificar la génesis de lo fijado en su tratado Elementos, en el siglo
público y el precepto ético que lo gobierna, IV a.C. Por consiguiente, el espacio sería,
permite comprender el equívoco que se semánticamente hablando, una dimensión
establece al quitarle a la dimensión política carente de sentido. Sus propiedades eran
su relación con lo epistémico. Así se le está universales, establecidas a priori. Estas eran
confiriendo un sentido de verdad externo descubiertas por el ser humano y eran aque-
a ella; permitiendo de ese modo que sean llas que revelaban los textos de geometría y
interrogadas las determinaciones de una física. El sentido aparecía como una opción
comunidad por algo universal, externo a lo que introducía la experiencia humana con
que acontece en la reunión con los otros. Esto el espacio. Desde luego podía variar de caso
es puerta de entrada para los especialistas, los en caso, pero de ningún modo alteraba o
poseedores de verdad, que llegan a legislar por definía sus fundamentos estructurantes. En
fuera de nuestras vivencias y experiencias. En conclusión, el espacio físico era euclidiano; se
síntesis, “la democracia es el régimen de la au- podía conocer la estructura física del mundo
tolimitación, en otras palabras, el régimen de la a priori; y todo aspecto humano –su acción,
autonomía o de la auto institución… Es poder sensación, percepción o significación- eran
que no acepta ser limitado desde el exterior, es radicalmente posibles gracias al “espacio
poder autoinstituyente. La democracia es un absoluto”, superponiéndose a ese preexis-
régimen que se autoinstituye explícitamente de tente. Esta es la principal visión que hemos
manera permanente” (Castoriadis, 2002). legado de nuestros ancestros culturales sobre
el espacio.
Como es de prever, esta concepción no
La visión geométrica del espacio está libre de consecuencias. La perspectiva
Desde los griegos se ha establecido un es base ideológica para proponer determina-
vínculo casi indisoluble entre el espacio físico das lecturas de las acciones que realizan las
y la geometría. Por tradición y por etimolo- personas: siendo el espacio un vacío para ser
gía, el objeto de estudio de la geometría ha llenado, será un acto de ocupación la acción
sido el espacio físico real, el cual fue percibido primera que los seres humanos desarrollarán
como susceptible de ser matematizado y con con este. Al espacio se le apropia. No es un
ello de ser controlado y dominado a beneficio acto de creación el que opera como acto
de los intereses humanos. Es a partir de la ins- fundante, sino un acto primordialmente de
tauración de la episteme moderna en nuestro dominio sobre lo natural, sobre lo a priori,
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El espacio público como objeto de estudio en las ciencias sociales y humanas, pp. 99-115

lo dado; luego vendrá la ley, arbitrariamente,


a decir si es legal o no esa ocupación. La
visión geométrica del espacio es también
propicia para hacer lecturas funcionalistas
de los comportamientos de las personas. De
hecho, de ella deriva o encuentra su razón de
ser. Pues siendo el sentido un a posteriori, el
aspecto primero será nuevamente un hecho
metafísico, la función, inherentemente pre-
sente en la biología de un organismo o en
el enunciado que se pretendió imprimir en
las disposiciones arquitectónicas observables
en el espacio.
Efecto del predominio de esta visión del
espacio en nuestro contexto nacional es el
síntoma, que con mirada clínica, Fernando
Viviescas ha develado:
“Nuestra enorme ignorancia del significado
y la trascendencia de la dimensión espacial
como condición y determinante ineludible
de las condiciones de existencia, tanto en el
orden individual como, particularmente
para el caso que nos ocupa, en el ámbito co-
lectivo. No nos referimos sólo a la dificultad
que para el desarrollo de una reflexión sobre
el espacio encuentra, incluso actualmente la
filosofía sino la ausencia de una percepción
y de una inteligencia sobre la dimensión
del espacio físico, material, construido al
interior del cual y por cuya construcción
somos, y que ha conducido y da soporte a
la tendencia y a la actitud negativas que
han llevado a que la especialidad, en
especial cuando tiene alguna connotación
cualitativa de las condiciones de vida, sea
ignorada o minimizada en su significación
cultural y material. [En síntesis] Colombia
es una sociedad analfabeta en lo espacial y, a la realidad. Esto es, que se requiere buscar
como consecuencia, la construcción de su universales a priori, verdades absolutas, en
identidad histórico-social contemporánea cada aspecto de la vida, hasta en la más
ha estado acompañado de un proceso incons- insignificante de ellas.
ciente pero sistemático de desespacialización
Por ello somos analfabetas del espacio,
del imaginario individual y colectivo: de la
reivindicación social, del proyecto político y porque no creemos que en él haya una de-
de la formulación poética”. notación posible. Las cosas aún siguen siendo
(Viviescas, 1997). para nosotros meras cosas. No comunican
A juzgar por lo que señala Viviescas, el nada, del mismo modo que el espacio no
pensamiento del colombiano común todavía dice nada, excepto su función. Todo aspecto
sigue apegado a lo que hasta hace muchas dé- humano –su acción, sensación, percepción
cadas atrás se venía sosteniendo con respecto o significación– sigue siendo pensado como
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radicalmente posible gracias al “espacio abso- los objetos y a las posibilidades de acción que
luto”, superponiéndose a ese preexistente. se pueden desplegar para abordarlos. Aquí
Y ciertamente el espacio continuará sien- lo esencial no es la ontología de los objetos,
do aprehendido como físico y euclidiano, sino la experiencia humana. El espacio es
con propiedades universales, establecidas por consiguiente un escenario. Campo en el
a priori, mientras no se introduzca en la que se despliega la acción como posibilidad.
comprensión de la realidad humana el factor Dimensión esencialmente ética y política,
de la mediación en la actividad que realiza el no ontológica.
sujeto, una mediación que es “ley o razón”
del signo (Peirce, 1987), y que sería social- La tendencia formalizadora
mente organizada y favorecida. Únicamente o estructuralista en la ciencia
de ese modo, el espacio se convertiría en un Por exigencia de la ciencia, nos hemos
hecho inherentemente de sentido, al estar su habituado a pensar la ciudad básicamente
dimensionalidad ligada a la forma cómo se
como una estructura. Por ello, se le define
aprehenden y constituyen simbólicamente
como un espacio, ya sea físico, ya sea social.
los objetos y a las posibilidades de acción que
Esta posición sobre la ciudad ha estado
se pueden desplegar para abordarlos.
históricamente determinada; afirmada ini-
El espacio, afirma el físico francés Henri cialmente por los trabajos realizados por
Poincaré, no es un constructo hipotético de los urbanistas y arquitectos, fue revitalizada
la ciencia sino una mera convención. “Esas luego con los aportes efectuados por distintos
convenciones –dice Poincaré– son la obra de autores que hablaban de la ciudad como un
la libre actividad de nuestra mente, que en sistema semiótico, una forma aprehensible
ese dominio no reconoce obstáculo; pero enten- como “sistema de signos” (Sieverts, Schneider
dámonos: esos decretos se imponen a nuestra y Trieb, citados por Walther, 1994), como
ciencia, que, sin ellos, sería imposible; no se “discurso” (Barthes, 1993), o como “macro
imponen a la naturaleza” (Henri Poincaré, enunciado de una materialidad que se destila
citado por Guerrero, 2005). en uno o más sistemas simbólicos” (Gennari,
Las anteriores formulaciones constituyen 1998).
uno de los hilos fundamentales que definen
La visión espacialista sobre la ciudad qui-
la perspectiva social del espacio. Reconocen
la intervención de la actividad humana en zás deba mucho a esa obsesión, que según
la emergencia de la dimensión espacial, ya lo decía Michel Foucault, en 1967, tuvo el
sea los seres humanos relacionando objetos siglo XX con la dimensión del espacio: “La
a través de la percepción, ya sea creando es- época actual sería más bien quizás la época del
téticas operativas sobre el espacio, producto espacio. Estamos en la época de lo simultaneo,
de la libre actividad de nuestra mente. Esta en la época de la yuxtaposición, en la de lo
concepción fue considerada por Ernest próximo y lo lejano, de lo contiguo, de lo dis-
Cassirer (1968) como primitiva en tanto que perso” (Foucault, 1994).
se halla centrada en torno a intereses, nece- Sin embargo, tal circunstancia narrada
sidades y prácticas y se halla mezclada con en la década de los 60 del siglo pasado,
sentimientos personales o sociales concretos bajo el furor que causaba el movimiento
o con elementos emotivos; no hace del espa- estructuralista en Francia, no corresponde
cio de la acción más verdadero que el espacio a la realidad académica y social del mo-
matemático, porque ambos son, al fin y al mento: “El ser humano contemporáneo está
cabo y parodiando a Berkeley, ficciones de fundamentalmente desterritorializado. Sus
la mente humana. territorios existenciales originarios –cuerpo,
Esta es, entonces, la perspectiva social espacio doméstico, clan, culto– ya no se asientan
del espacio en la que el espacio es un hecho sobre un terreno firme, sino que se aferran a
inherentemente de sentido. Su dimensio- un mundo de representaciones precarias y en
nalidad estaría ligada a la forma cómo se perpetuo movimiento” (Felix Guattari, 2003).
aprehenden y constituyen simbólicamente Como escribe Gérard Imbert, la desterrito-
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rialización es constituyente de la identidad Lo anterior no obsta para seguir perci-


de los sujetos posmodernos, los cuales se biendo en la ciudad un topos, un lugar, o para
ven definidos cada vez menos por el lugar hacer de la vieja intuición de Víctor Hugo,
de pertenencia (lugar físico, de los orígenes, citada por Barthes, una tesis a desechar. Aún
o lugar simbólico, de la identificación con sigue siendo cierto que la ciudad es una escri-
valores nacionales, ideológicos) y conlleva a tura y quien se desplaza por ella, el usuario
“una relación virtual con el entorno, dentro de de la ciudad, es un lector de esa escritura.
recorridos puntuales, cambiables, que algunos Solo que hay que reconocer que el sueño
definen como ‘no lugares’ (Marc Auge)” (Im- barthesiano de encontrar “el lenguaje de la
bert, 1999). En consecuencia, dice Guattari, ciudad” (Barthes, 1993), dominando, según
“ya no podemos contentarnos con definir la lo afirmaba, todas las lecturas que hacían las
ciudad en términos de espacialidad”. Y esto diversas categorías de lectores presentes, se
porque la naturaleza del fenómeno urbano prefigura hoy día como una utopía, imposi-
ha cambiado. “La ciudad-mundo… se ha ble de realizar.
desterritorializado profundamente y sus com- El reconocimiento de este aspecto permite
ponentes se han diseminado sobre un rizoma advertir que estas tendencias formalizadoras
multipolar urbano que abarca toda la superficie conllevan a obviar hechos absolutamente
del planeta” (Guattari, 2003). centrales en la realidad urbana. Ejemplifica-
Múltiples razones podrían aducirse para remos lo anterior, de una manera un poco
explicar la desterritorialización que señala amplia, citando como caso el funcionalismo,
Guattari se ha realizado en las comprensiones perspectiva que ha forjado notablemente las
que se hacen de la ciudad y, en general, en maneras de comprender temáticas urbanas
el pensamiento occidental: las tendencias en áreas del conocimiento como la arquitec-
globalizadoras de la cultura y la economía, tura, el urbanismo, la semiótica aplicada y la
la aparición de nuevas tecnología de comuni- psicología ambiental.
cación, las crisis de los sistemas políticos que El funcionalismo ciertamente tiene una
regían para el mundo después de la segunda versión formalista.7 Se trabaja matemática o
guerra mundial. Otra razón de primer orden semióticamente sobre un hecho para estable-
la ha brindado la misma realidad urbana co- cer la función general que la determina. La
tidiana, que ha mostrado que en las ciudades función es la relación matemática o semiótica
del mundo no se corrobora la existencia de de las dos o más variables presentes en la pro-
un trasfondo estructural único, una ma- blemática tratada. Su formalización termina
croestructura general que explique, deter- en la explicitación de un dato cuantitativo o
mine, organice y direcione los fenómenos de un enunciado específico. De ello resultaría
sociales que en ella acontecen. En contra de que realidades sociales como las que relata
la aseveración de Barthes de que “cualquier un arquitecto o un antropólogo, quedan 7. Existirían cuando menos dos
versiones de funcionalismo; una que
ciudad, no importa cual, es una estructura” delimitadas conceptualmente del siguiente restringe el concepto de función al
(Barthes, 1993), Canclini argumenta que modo: “Cuando se utiliza una cuchara para mero objetivo para el cual fue realizado
un objeto social y otra que supone
estas “ciudades desgarradas por crecimientos llevarse el alimento a la boca, su uso constituye que ese objetivo opera gracias a unas
erráticos y una multiculturalidad conflictiva, desde luego el cumplimiento de una función, a leyes algebráicas o semióticas que son
través del empleo de un artefacto que permite susceptibles de ser identificadas. En el
son el escenario en que mejor se exhibe la primero de esos funcionalismos las me-
declinación de los metarrelatos históricos, y promueve esa función; sin embargo, al decir táforas que predominan son de origen
que promueve la función se indica que dicho biológico; y en el segundo de los fun-
de las utopías que imaginaron un desarrollo cionalismos, se combinan las metáforas
humano ascendente y cohesionado a través instrumento cumple también con una función biológicas con metáforas matemáticas.
comunicativa: comunica la función que se Un texto en el que se debate estas dos
del tiempo” (Canclini, 1995). La homoge- distintas formas de funcionalismo
neidad de la ciudad, sentencia Imbert, es una cumple” (Eco, 1984). corresponde a la introducción que
escribió Claude Lévi-Strauss en el libro
falacia: “La ciudad es palimpsesto. Es un ser ¿Podrían los objetos sociales comunicar Sociología y antropología, de su amigo
inacabado, que se va construyendo de acuerdo algo más que su función? “La cuchara pro- el antropólogo francés Marcel Mauss.
Allí se encuentra referencias directas
con los recorridos que en él se efectúan” (Imbert, mueve cierta manera de comer y significa esa a esa tensión entre esas dos maneras
citado por Maestro, 1990). manera de comer, de la misma manera como distintas de concebir la función.

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la caverna promueve el acto de guarecerse y difícilmente será comprensible a través de la


significa la existencia de una posible función, perspectiva funcionalista.
y ambos objetos significan, aun cuando no Tal desdibujamiento de la realidad social
sean usados” (Eco, 1984). Al parecer, para es consecuencia obvia de la aplicación del
Umberto Eco los objetos sociales, que no son principio de abstracción. Los formalismos
proposicionales, pueden sólo ser caracteriza- positivistas exigen sustraer la materia que
dos como actos de comunicación a partir de analizan de la vida cotidiana. Incluir los
la incuestionable consideración que pueden muros de Atenas en el mundo de la vida es
ser significados bien y fácilmente como revelar que estos son productos generados
posibilidad de función. “Lo que un marco por una potencia, la polis ateniense, capaz
de referencia semiótico reconocería en el signo de sostenerse independiente, a pesar de los
arquitectónico es la presencia de un vehículo esfuerzos de sus enemigos, y además, capaz
sígnico cuyo significado denotado es la función de liderar a las otras ciudades Estados en este
que lo hace posible” (Eco, 1984). Lo anterior anhelado destino de la autonomía, en contra
tiene su causa en que “nadie puede dudar de de las aspiraciones del rey persa. La esencia
que un techo fundamentalmente sirve para de la verdad, señala Heidegger, es la libertad.
resguardar, y un vaso para contener líquidos de “El ‘ser’ que se dice en el ‘es’ significa: ‘realmente
manera que uno los pueda beber sin dificultad” presente’, constante y materialmente existente’,
(Eco, 1984). La única precaución que cabe ‘tener lugar’, ‘estar destinado a’, ‘representar
tomar aquí es que a las funciones “desde el algo’ ”(Heidegger, 1997). Esa es precisamente
punto de vista semiótico cabría entenderlas la razón por la que Lisandro, el general que
y definirlas mejor… (para) descubrir otros lideró a Esparta en la tercera guerra del
tipos de funcionalidad, que son tan esenciales, Peloponeso y que logró la derrota ateniense,
pero que uno no logra percibir así, debido a haya decidido destruir, al son de flautas, esos
una interpretación rígidamente funcionalista” muros. Y es también el motivo por el cual ese
(Eco, 1984). mismo general no aceptó la voluntad de sus
Esta visión funcional podría amplia- aliados tebanos, de no dejar una sola piedra
mente ser aplicada para cualquier temática de la Atenas de Pericles. Una sola piedra eri-
relacionada con la ciudad. De hecho, cabe gida en su lugar denotaba para sus enemigos
delimitar la ciudad misma de ese modo, la pervivencia del imperio ateniense y sus
como una realidad social que celebra funcio- ideales, circunstancia políticamente molesta
nes; aprehender cognitivamente la ciudad es para quienes aspiraban sustituirla, pero en
reconocer las funciones que operan en ella, cambio tranquilizante en alguna medida para
por razones históricas o sociales. los lacedemonios en tanto que controlaba
Por supuesto, las funciones existen. Que las tendencias expansionistas de los tebanos
sean las funciones el significado esclarecedor y corintianos.
con el que comprendemos y analizamos la El funcionalismo no nos puede hablar de
realidad social de una ciudad, es lo que puede las relaciones de fuerzas inmanentes y propias
ser objeto de duro reparo. Si los muros de del dominio en que se ejercen; del juego
Atenas educaron no fue porque su sentido que por medio de luchas y enfrentamientos
denotado haya sido la función que los hizo incesantes las transforma, las refuerza, las
útiles, proteger a los atenienses de los ataques invierte; de los apoyos que dichas relaciones
de sus enemigos. Educaron por el mero he- de fuerza encuentran las unas en las otras; de
cho de que eran posibilidad de denotación, las estrategias que las tornan efectivas, y cuyo
más allá de la función que comunicaban. El dibujo general o cristalización institucional
ser-ahí del muro, su efectiva presencia ante toma forma en los aparatos estatales, en la
todos, portando un sentido que podía ser formulación de la ley, en las hegemonías
aprehendido tanto por los atenienses como sociales. No nos puede hablar, en últimas,
por quienes los atacaban, es lo que le con- del poder, tal como nos lo ilustra Michel
fiere su potencial educador, potencial que Foucault en “Voluntad de Saber”.
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El funcionalismo formalista hace de la aparecen implícitas en el formalismo que


acción social un enunciado que comunica describe ciertas perspectivas. En este orden de
una última intención: la de garantizar la ideas, la verdad de la cultura no reside en las
subsistencia de un orden. Esta perspecti- formulaciones explícitas de los rituales de la
va subsume la función en un paradigma vida diaria sino en las prácticas cotidianas de
explicativo continuista, circunstancia que las personas que, al actuar, dan por supuestas
favorece la interpretación de las rupturas la explicación de quiénes son y la manera
que se presentan en el sistema como déficit de comprender las acciones de sus seme-
estructural, discontinuidades introducidas jantes (Rosaldo, citado por Jerome Bruner.
en el sistema por la inoperancia de un obje- 1998). Verbigracia, nada hay en la lógica
to instalado para cumplir con una función enunciativa de los semáforos que indique,
determinada. El funcionalismo negativiza la como parece saberlo el conductor habitual
discontinuidad y a quienes la representan. de algunas ciudades de Colombia, que el
Propende, por lo tanto, por una visión reclu- amarillo connota, en la mayoría de los casos
siva y exclusivista, que no permite descubrir y en cualquier orden de las luces, “acelere al
la ideología que hay en cada problemática máximo”, y muy pocas veces, “dispóngase
social y en cada modelo conceptual que da a detenerse” por inminencia de cambio de
cuenta de él. En síntesis, oculta, a través de un luces. Este es un implícito que es consecuen-
concepto finalista y/o formalista, la función, cia de las experiencias con las formas de vida
las dinámicas de poder que subyacen en todo desarrolladas por el colectivo, implícito que
enunciado y teoría. permite aseverar que resulta muy discutible
De lo anterior es que surge la necesidad un modelo teórico o político de ciudad que
de aplicar una forma de análisis político para la afirma como una estructura simbólica
diversas problemáticas; el reduccionismo relativamente estable y cerrada.
semiológico privilegia “la forma apacible y
platónica del lenguaje y del diálogo” (Foucault, A modo de conclusión
1997), y elude por ello el carácter violento, Muchísimos aspectos adicionales se re-
sangrante, mortal de la realidad histórica quieren tratar para cambiar la inquietante
humana. “Pienso que no hay que referirse al situación en que se encuentra todavía la
gran modelo de la lengua y de los signos, sino temática del espacio público. Para lograr tal
al de la guerra y de la batalla” pues “la histo- cometido, enfatizamos de todas las maneras
ricidad que nos arrastra y nos determina es posibles que hay que ser extremadamente
belicosa; no es habladora… [Y] ni la dialéctica, cuidadosos con las perspectivas filosóficas,
ni la semiótica sabrían dar cuenta de la inte-
ligibilidad intrínseca de los enfrentamientos”
(Foucault, 1997).
En conclusión, aunque es innegable que
tradiciones teóricas como la del funcionalis-
mo o la estructuralismo lingüístico pueden
ofrecer grandes posibilidades explicativas de
algunos de los fenómenos que acontecen en
la realidad humana, tenemos en objetos de
estudio como el espacio público un escenario
que nos muestra que la realidad social no es
un producto que se deja circunscribir en un
álgebra definitivo, un entramado simbólico
estable y cerrado; La experiencia humana
está también muy marcada por eventos
imprevistos, e igualmente por sucesos que
surgen a partir de las acciones efectivas y
cotidianas que realiza o sufre, y que no
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autores y teorías que se pueden emplear una cantidad de sucesos urbanos, que por
para analizar problemáticas urbanas. Un su mera significancia social debería bastar
grupo demasiado selecto puede contribuir para conminar a los investigadores de las
a la positivización del espacio público. ciencias sociales y humanas a pronunciarse al
Aquí resaltamos una perspectiva teórica, respecto. Obviando este aspecto de no menor
el construccionismo social, ampliamente importancia, es de recordar que las ciencias,
desarrollada en campos disciplinares como la a partir del estudio de un objeto específico,
psicología social crítica; y destacamos varios además de brindarnos una comprensión de
autores: Michel Foucault, Henri Lefebvre, la fenomenología que afecta cotidianamente
Cornelius Castoriadis, entre otros. a las personas, ofrecen igualmente escenarios
Consideramos que con Foucault, Cas-
epistémicos propicios para analizar la validez
toriadis y los teóricos del construccionismo
de los principios filosóficos que empleamos
social se logra entender que la dimensión
para aprehender epistémica y cognitivamente
política es la dimensión clave que explica el
la realidad física y social. Ese el caso del espa-
estado de cosas que se ven en la ciudad. Y
esto se afirma en contra de otras perspectivas cio público, un objeto de estudio que ofrece
que ven en la dimensión económica o en la la posibilidad para evaluar y rebatir una serie
dimensión simbólica/ideológica esa misma de metateorías y posturas filosóficas domi-
clave. Lo que ellos nos indican es que el pun- nantes en el contexto académico general.
to de partida para el estudio de la realidad
social es la praxis cotidiana, la acción social,
no la estructura social. Igualmente, creemos Bibliografía
que con Foucault, Castoriadis y los teóricos 1. BARBERO, Jesús Martín (1990). Comuni-
del construccionismo social, adquiere pleno cación y ciudad. En: Imágenes y reflexiones de
sentido esta frase de Nietzsche, descrita en la cultura en Colombia. Bogotá. Regiones,
“fragmentos póstumos”: la mentira es el poder. ciudades y violencia. Ponencia para Foro
En otras palabras, la ficción es el hilo cons- Nacional para, con, por, sobre, de, cultura.
tituyente de toda dimensión social, política, 2. BARTHES, Roland (1993). La aventura se-
simbólica y cultural humana. Y, finalmente, miológica. Segunda edición. España: Paidos.
con Foucault, Castoriadis y los teóricos del 3. BETTIN, Gianfranco (1982). Los sociólogos
construccionismo social se logra comprender de la ciudad. Barcelona, España: Editorial
que el poder no es reductible a una relación Gustavo Gill, S. A. Colección Arquitectura/
de dominación, regulación y represión, una perspectivas.
relación a la que podría escapar algún sujeto
4. BORJA, Jordi y MUXI, Zaida (2003). El
mediante algún dispositivo determinado. espacio público: Ciudad y ciudadanía. España:
Son condiciones históricas e ideológicas, y Electa, Grupo Editor.
no ontológicas del ser humano, las que hacen
5. BRUNER, Jerome. (1998). Realidad mental
que sean poder y libertad conceptos antagó-
y mundos posibles. Barcelona, España: Gedisa
nicos, visión particularmente promovida por
Editorial.
la tradición política del liberalismo. En una
sociedad las personas no permanecen juntas 6. CABE, Space (2003). The value of public
con el sólo objetivo de luchar entre ellas o space. How high quality parks and public spa-
ces create economic, social and environmental
de superarse unas a otras; permanecen juntas
value.
también para tratar de encontrar sentido a su
relación mutua (Cecchin, 1994). El poder es, 7. CANCLINI, Néstor (1995). Consumidores y
entonces, génesis y producción de sentido. ciudadanos. México: Edit. Grijalbo.
En conclusión, la importancia académica 8. CASSIRER, Ernst (1968). Antropología filosó-
del espacio público no reside únicamente fica. Introducción a una filosofía de la cultura.
en el valor que por sí mismos puedan tener México: Fondo de Ccultura Económica.
los fenómenos que acontecen en el espacio 9. CASTELL, Manuel (1974). La cuestión
público. Ciertamente pudiera enumerarse urbana. España: Siglo XXI.

114 × Universidad de San Buenaventura, Cali, Colombia


El espacio público como objeto de estudio en las ciencias sociales y humanas, pp. 99-115

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Revista Científica Guillermo de Ockham. Vol. 6, No. 1. Enero-Junio de 2008 - ISSN: 1794-192X Ø 115

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