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Introducción
La aportación fundamental en el enfoque del autocontrol es el pasar desde una concepción
relativamente pasiva del sujeto (que recibía los tratamientos) a una activa (en la que el
sujeto se involucra y produce su mejora). Naturalmente, esto es muy relativo porque el
sujeto en técnicas como la D.S. (Desensibilización automática) o las exposiciones no tiene
más remedio que aprender procedimientos (relajación) y exponerse activamente. No
obstante, en los procedimientos de autocontrol se recalca más la posición activa, la
autorregulación de la terapia (el paciente va decidiendo cuándo es el momento de dar un
paso adelante o hacia atrás…) y la responsabilidad en la misma (el paciente más que el
terapeuta es responsable de la curación).

Por supuesto, esto requiere un sujeto motivado al cambio. Y ese deseo de cambio sin
resistencias es imprescindible para que este enfoque terapéutico funcione. Y por ello,
igualmente, es imprescindible inducir, si el paciente no la tiene, la percepción de control
interno sobre sus reacciones, emociones y acciones.
En fin, se trata en último término de que el sujeto asuma progresivamente su responsabilidad
en el proceso de cambio, incorporando a su repertorio lo aprendido y siendo capaz de decidir
cuándo lo pone en práctica. [En realidad, no es distinto del concepción de “terapeuta
introyectado” que defienden las teorías analíticas.]
2. Bases teóricas
La justificación del empleo del autocontrol viene fundamentada en las siguientes razones:
 Existen conductas que sólo son accesibles al propio sujeto.
 Las conductas problema suelen estar relacionadas con autorreacciones y actividad cognitiva
(pensamientos, fantasías, imágenes…) no susceptibles de observación directa.
 Como es difícil alterar los estilos de vida de los sujetos, es necesario plantear intervenciones
que presenten el cambio como autodirigido, posible y positivo.
 Este enfoque promueve no sólo solucionar los conflictos actuales, sino enseñar al sujeto a
manejar posibles problemas futuros.
 A veces el cambio de ciertas conductas supone tal intromisión en la vida de los sujetos que
les resulta más cómodo y admisible ser ellos mismos sus directores (piénsese en conductas
sexuales o de limpieza y orden en la propia casa).

Por otro lado, desde el mismo inicio de la


modificación de conducta, Skinner explicaba que las personas podían controlar su conducta
de la misma manera que controlaban la conducta de los demás, y que ambas se hallaban
bajo los mismos principios.
No obstante, es el auge de los procesos cognitivos lo que más va a impulsar el crecimiento
de los procedimientos de autocontrol. En 1965 Homme acuñará el término coverant, fruto
de la contracción entre covert (encubierto) y operant (operante), para referirse a los sucesos
internos que pueden ser manipulados a través de condicionamiento operante.
Posteriormente, a este trabajo fundamental se sumarán las aportaciones de Cautela sobre
condicionamiento encubierto y Bandura sobre aprendizaje social.
Varios autores han señalado que los procesos de autocontrol tienen su verdadero origen en
el intento de integrar el enfoque operante skinneriano con los resultados de la psicología
social y clínica. Esta integración supone unos efectos motivaciones positivos sobre los
sujetos porque ayudan a que una auto-atribución de los resultados satisfactorios de una
terapia.
3. Concepto de autocontrol

El autocontrol —desde la perspectiva de la Modificación de Conducta—


consiste en la emisión, por parte del sujeto, de una conducta controladora que va a tratar de
alterar la probabilidad de ocurrencia de una conducta conflictiva (conducta controlada). Por
ejemplo, un sujeto obeso deja de comprar pastelitos en el supermercado (conducta
controlada); un sujeto que gasta demasiado se impone una ruta por la que no pasa por el
Centro Comercial donde compra (conducta controladora).
Autocontrol no es sinónimo de restricción, pues las estrategias de autocontrol implica en
multitud de ocasiones de emitir conductas que alteran la frecuencia de ocurrencia de otras.
Por ejemplo, uno puede hacer mucho ejercicio (estar dos horas boxeando) para evitar estar
en el bar; o puede comer ensaladas abundantes, un montón de frutas o yogures para no
tener tanto apetito e ir a la compra saciado; o puede colocar el calendario de exámenes justo
encima del televisor para evitar perder el tiempo.

En principio, al ser conductas de autocontrol éstas deben ponerse en marcha sin instigación
exterior, física o social (es decir, alguien no tiene que ponerse a estudiar porque le estén
controlando en su casa).
El autocontrol no tiene nada que ver con la “fuerza de voluntad”. Ya que se concibe
como una habilidad entrenable y, por tanto, adquirible en mayor o menor grado por todos
los sujetos. Manifestar autocontrol significa que el sujeto ha adquirido un conocimiento
acerca de las relaciones funcionales que controlan su comportamiento. Es entender que
todo su comportamiento siempre está regulado por unas variables y que ahora cambiamos
esas variables para cambiar su comportamiento.
En síntesis: el autocontrol es una habilidad susceptible de aprendizaje, que engloba
cualquier conducta controlada exclusivamente por variables autogeneradas (físicas,
sociales o cognitivas) que trata de alterar la probabilidad de ocurrencia de otra conducta
cuyas consecuencias pueden resultar, sobre todo a largo plazo, aversivas para el individuo.
4. Procedimiento básico
4.1. Fases del entrenamiento en autocontrol
1. Autoobservación: Para poder intervenir sobre una conducta, lo primero que se debe
hacer es detectarla, darse cuenta de su ocurrencia. El terapeuta tendrá que enseñar
procedimientos de registro. Al respecto hay que saber que Ollendick y Hersen han
demostrado que los niños pueden hacer registros con bastante fiabilidad (comparándolos
con los de sus padres y profesores). Así, pediremos a la persona que sea ella quien
registre la conducta (por ej, lo que tarda en vestirse, el número de veces que llora, el
número de cigarrillos que se fuma, la cantidad y el tipo de comidas que realiza…).
Sabemos que el hecho de registrar conductas afecta ya a éstas y que es fácil que se
reduzcan las conductas problemas por el simple hecho de ir registrándolas y viéndolas en
gráficos.
El auto-registro favorece la auto-observación y el auto-refuerzo, por lo que su mero
entrenamiento mejora el conocimiento de uno mismo y el autocontrol.

2. Establecimiento de objetivos: El paciente habrá de decidir qué nivel de


control quiere alcanzar sobre la conducta problema (por ej, dejar de fumar completamente
o sólo reducir el número de cigarros.
3. Entrenamiento en técnicas concretas y establecimiento de criterios de ejecución:
Considerando los datos de autoobservación y los objetivos se decide qué técnicas concretas
se entrenarán; y se establecen las reglas de conducta que guiarán el entrenamiento.
4. Aplicación de las técnicas en contexto real: Se pone en práctica en la vida real lo
aprendido. Aquí se seguirá el siguiente orden: (1) Autoobservación; (2) Aplicación de la
técnica; (3) Autoevaluación; (4) Autorrefuerzo o Autocastigo; (5) Autocorrección.
5. Revisión de las aplicaciones con el terapeuta: Una vez afrontadas las situaciones reales,
en las sesiones de terapia se revisarán las aplicaciones concretas, se analizarán las
dificultades y se buscará su solución.

Como se ve el procedimiento no es distinto al de otras intervenciones, excepto en que aquí


el sujeto es el principal responsable y que esto ayuda a que aprenda a solucionar no sólo
su problema actual sino también los futuros. Es decir, que al final se acabará convirtiendo
en su propio terapeuta.
4.2. Técnicas de Autocontrol
Las técnicas son básicamente de tres tipos:
 Técnicas de control estimular
 Técnicas de programación conductual
 Autoinstrucciones
En las primeras el énfasis se sitúa en el contexto estimular que afecta a la probabilidad de
aparición de la conducta; por eso la intervención se realiza antes de que la conducta tenga
lugar manipulando los Ed. En las segundas la intervención se realiza a posteriori,
manipulando las consecuencias de la respuesta cuando ésta ya ha tenido lugar.
Las Autoinstruccionesestán diseñadas específicamente para aumentar el autocontrol.
No obstante, antes de poner en práctica estos tres tipos de técnicas se busca motivar al
sujeto y hacerle ver como posible el cambio gracias a: contratos conductuales y una
programación de tareas intercesiones que le hagan sentir comprometido y acompañado por
el terapeuta.
Modalidades de estas técnicas son:

1. Técnicas de control estimular: Se trata de ejercer control


sobre los estímulos que están determinando la aparición de la conducta problema. Sobre
todo, se han aplicado en problemas como la obesidad, donde también han demostrado
mucha eficacia, y también ha problemas sexuales, conductas adictivas, falta de estudio,
problemas maritales, insomnio, etc.
2. Restricción física (ejs, ponerse guantes para no morderse las uñas, ponerse una
mascarilla difícil de quitar para no picar mientras se prepara la comida).
3. Eliminación de estímulos (ejs, sacar la TV del cuarto de estudio, no comprar productos
hipercalóricos, no llevar dinero suelto para no comprar tabaco cuando se sale de casa,
borrar juegos del ordenador…).
4. Cambiar los estímulos discriminativos (ejs, comer a horas fijas y siempre en el mismo
sitio, fumar sólo en determinados lugares, dormir siempre en la cama y leer sólo en el
sofá).
5. Cambiar el medio social (ejs, exhibicionista sólo pasa por determinados sitios con un
amigo que impide la conducta, el ama de casa va al mercado donde están las tragaperras
con una vecina…).
6. Modificar las propias condiciones físicas o
fisiológicas (ejs, comer antes de ir a la compra, practicar la relajación antes de pedir unas
explicaciones a la pareja…).
7. Trabajar por módulos: dividir las conductas por secciones dejando huecos entre las
conductas, (por ejemplo, preparase para ir a la universidad: 9h30-10h – levantarse, 10h30-
11h – vestirse, 11h30-12h – desayunar…). Así si nos has cumplido una sección puedes
cumplir la siguiente, es para que no se fastidie todo por no poder hacer una.
Hay que ser consciente de que estas técnicas por sí solas es difícil que produzcan cambios
duraderos sino no se entrenan también estrategias alternativas que sean muy reforzadas.
Por ej, habrá que enseñar no sólo a no comprar productos hipercalóricos, también habrá
que enseñar y reforzar el seguimiento de una dieta equilibrada.
1. Técnicas de programación conductual: Aquí se manipulan y planifican las consecuencias
de la conducta a controlar. Tiene las siguientes modalidades:
2. Autorreforzamiento (es el propio sujeto, exclusivamente, quien se aplica las
consecuencias reforzantes de una conducta. Los reforzamientos pueden ser materiales o
simbólicos. Y puede ser reforzamiento positivo o negativo, en este último caso el sujeto se
concede dejar de hacer algo que le desagrada). Ejemplo: un estudiante que se levanta
muchas veces durante el estudio (a por café, una galleta, un refresco, un pitillo…) se
levantará a por una de estas cosas sí y sólo si ha leído y subrayado en los últimos diez
minutos cuatro páginas del libro.
3. Autocastigo (el propio sujeto se administrará consecuencias aversivas contingentemente a
la realización de una conducta problema). Ejs. Un obsesivo aprende a detener sus cadenas
de pensamiento golpeándose con una goma en la muñeca. Un obeso debe hacer un cuarto
de hora más de ejercicio por haberse comido un buñuelo.
4. Métodos encubiertos (los que más se emplean son la sensibilización encubierta —en esta
en particular se hace una variante combinando la realidad con la imaginación: por ej,
mientras un sujeto obeso está realmente comiendo se imagina lo gordo que se está
poniendo, las consecuencias sobre su salud, el reproche social, etc.—, el autorreforzamiento
encubierto y el modelado encubierto). Se usarán sólo si el sujeto demuestra la suficiente
capacidad imaginativa. Tienen como problema la dificultad de su evaluación.
5. Evaluación crítica
Aunque aquí se han expuesto las más utilizadas, cualquier técnica de modificación de
conducta se puede incorporar al autocontrol. Quizás toda terapia tenga que tener algún
componente de autocontrol y que el paciente se convierta a la larga en el terapeuta.
Los procedimientos de autocontrol a pesar de su aparente frialdad e imagen de hombre-
robot, llevan a los sujetos a sentirse más libres, seguros y con mejor autoestima.
Estas técnicas podrán ampliarse fuera de la terapia con el uso de formato en grupo, de
libros, vídeos y programas divulgativos, aunque siempre es buena la supervisión y
corrección por parte de un responsable, que además ajuste el programa al caso individual.
Como problema fundamental estriba la peliaguda cuestión de las resistencias y las
dificultades para el cambio de muchos sujetos, el tema de la ganancia secundaria de una
conducta problema, hay que comprender siempre qué función tiene una conducta (problema
o no) en la vida del sujeto. Si no se tiene esto en cuenta fracasará todo el entrenamiento,
más que en una terapia convencional por la mayor participación del propio sujeto.

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