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Plan de Trabajo Internado II
Plan de Trabajo Internado II
Introducción
La aportación fundamental en el enfoque del autocontrol es el pasar desde una concepción
relativamente pasiva del sujeto (que recibía los tratamientos) a una activa (en la que el
sujeto se involucra y produce su mejora). Naturalmente, esto es muy relativo porque el
sujeto en técnicas como la D.S. (Desensibilización automática) o las exposiciones no tiene
más remedio que aprender procedimientos (relajación) y exponerse activamente. No
obstante, en los procedimientos de autocontrol se recalca más la posición activa, la
autorregulación de la terapia (el paciente va decidiendo cuándo es el momento de dar un
paso adelante o hacia atrás…) y la responsabilidad en la misma (el paciente más que el
terapeuta es responsable de la curación).
Por supuesto, esto requiere un sujeto motivado al cambio. Y ese deseo de cambio sin
resistencias es imprescindible para que este enfoque terapéutico funcione. Y por ello,
igualmente, es imprescindible inducir, si el paciente no la tiene, la percepción de control
interno sobre sus reacciones, emociones y acciones.
En fin, se trata en último término de que el sujeto asuma progresivamente su responsabilidad
en el proceso de cambio, incorporando a su repertorio lo aprendido y siendo capaz de decidir
cuándo lo pone en práctica. [En realidad, no es distinto del concepción de “terapeuta
introyectado” que defienden las teorías analíticas.]
2. Bases teóricas
La justificación del empleo del autocontrol viene fundamentada en las siguientes razones:
Existen conductas que sólo son accesibles al propio sujeto.
Las conductas problema suelen estar relacionadas con autorreacciones y actividad cognitiva
(pensamientos, fantasías, imágenes…) no susceptibles de observación directa.
Como es difícil alterar los estilos de vida de los sujetos, es necesario plantear intervenciones
que presenten el cambio como autodirigido, posible y positivo.
Este enfoque promueve no sólo solucionar los conflictos actuales, sino enseñar al sujeto a
manejar posibles problemas futuros.
A veces el cambio de ciertas conductas supone tal intromisión en la vida de los sujetos que
les resulta más cómodo y admisible ser ellos mismos sus directores (piénsese en conductas
sexuales o de limpieza y orden en la propia casa).
En principio, al ser conductas de autocontrol éstas deben ponerse en marcha sin instigación
exterior, física o social (es decir, alguien no tiene que ponerse a estudiar porque le estén
controlando en su casa).
El autocontrol no tiene nada que ver con la “fuerza de voluntad”. Ya que se concibe
como una habilidad entrenable y, por tanto, adquirible en mayor o menor grado por todos
los sujetos. Manifestar autocontrol significa que el sujeto ha adquirido un conocimiento
acerca de las relaciones funcionales que controlan su comportamiento. Es entender que
todo su comportamiento siempre está regulado por unas variables y que ahora cambiamos
esas variables para cambiar su comportamiento.
En síntesis: el autocontrol es una habilidad susceptible de aprendizaje, que engloba
cualquier conducta controlada exclusivamente por variables autogeneradas (físicas,
sociales o cognitivas) que trata de alterar la probabilidad de ocurrencia de otra conducta
cuyas consecuencias pueden resultar, sobre todo a largo plazo, aversivas para el individuo.
4. Procedimiento básico
4.1. Fases del entrenamiento en autocontrol
1. Autoobservación: Para poder intervenir sobre una conducta, lo primero que se debe
hacer es detectarla, darse cuenta de su ocurrencia. El terapeuta tendrá que enseñar
procedimientos de registro. Al respecto hay que saber que Ollendick y Hersen han
demostrado que los niños pueden hacer registros con bastante fiabilidad (comparándolos
con los de sus padres y profesores). Así, pediremos a la persona que sea ella quien
registre la conducta (por ej, lo que tarda en vestirse, el número de veces que llora, el
número de cigarrillos que se fuma, la cantidad y el tipo de comidas que realiza…).
Sabemos que el hecho de registrar conductas afecta ya a éstas y que es fácil que se
reduzcan las conductas problemas por el simple hecho de ir registrándolas y viéndolas en
gráficos.
El auto-registro favorece la auto-observación y el auto-refuerzo, por lo que su mero
entrenamiento mejora el conocimiento de uno mismo y el autocontrol.