Está en la página 1de 2

Pasarela de Sensación

El espectro de sensaciones táctiles de la huella fotográfica en el papel grabado nos


levanta recuerdos, dejà vu y falsas memorias. Nos hace pensar; nos propone un
escenario para nuevas historias y sucesos que no pasaron, en esas edificaciones
ahora abandonadas. Éste tipo de obra es tan sentimental, tan llena de cosas, más
allá del tecnicismo de las manchas de tinta sobre un papel. Estamos invitados a
recordar y tal vez más importante; a no olvidar uno de los aspectos más terroríficos
de la existencia humana, el tiempo.
Si bien no tenemos certeza de qué se encuentra “más allá del túnel de luz” podemos
ser certeros que el tiempo; implacable, apaga nuestra existencia y nuestros
remanentes son aquello que da fe, de que alguna vez existimos…por un tiempo
limitado. Las estampas de edificios viejos son engañosas. Nos instan a pensar en
lo poco observadores que somos, que tenemos ruinas y rutinas por todos lados en
la gran ciudad de México.
Edificios y vidas en condición de abandono, tremendamente reales y a la mano en
nuestra condición cínica de sociedad que no tiene ojos para lo feo, lo abandonado,
lo poco redituable. Son engañosas porque cumplen con su objetivo de denuncia
social y emocional. Nos presentan una imagen con ése propósito, pero ¿qué hay
más allá? podría pensarse que un texto lo hubiera hecho igual de bien. Lo que pasa
es que no sólo son las imágenes las que engañan; es el arte. Ésas imágenes que
bien se dice, mil palabras no bastan para describirlas. Tal vez mil y una palabras
puedan, pues la imagen es tan poderosa que siempre busca romper los límites
expresados.
Lo libre de una imagen, lo poderoso de las emociones y la historia personal del que
observa son más que suficientes para encontrar ése mensaje secreto, ése que se
comunica con mucha fragilidad a través de la obra enmarcada y pulcrísima; en que
el tiempo es apabullante, pero también nos reflejan un poco. ¿Acaso de eso no es
que se trata el arte? ¿De reflejarnos (de manera poco sorprendente, dirían los
conscientes de sí) en nuestra obra? ¿De comunicarnos a través de ella y tocar eso
impoluto en la esencia del público? De vernos a través del abandono de un objeto
sin vida, y sentirnos morir un poco…bajo el aspecto del abandono vano de la cultura
popular o del abandono real de la soledad, la depresión, de sentirnos aislados en
un mundo que se mueve y transforma dejándonos atrás.
Un recorrido visual y táctil por medio de atractiva saturación de tinta es una invitación
a la empatía por aquello que quedó y un recordatorio de lo humano que es sentarse
a ver pasar el tiempo, la expectativa de la muerte y admirar nuestra edificación
desvanecerse, testigos de lo inevitable y recordar lo frío de las paredes y lo cálido
de nuestra juventud. ¿Acaso hay experiencia más grata que los recuerdos falsos?
Pensémoslo desde otro ángulo, vivir es recordar.
Sobre la obra de Nelly Aquino, Nana Ku.

También podría gustarte