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Recuerdas los lunes justo después de vacaciones?

Además de parecer las jornadas


más largas de tu historia como trabajador, estos días suelen traer consigo la revisión
de decenas e incluso cientos de correos electrónicos. La lectura es constante y
agotadora… ¡si tan sólo hubieses tomado ese curso de lectura veloz que ofrecían
hace unos meses cerca de tu casa!
Y es en ese momento cuando recuerdas que lo mismo pensaste hace 20 o 30 años,
cuando debías leer El Quijote o Cien Años de Soledad en el colegio, y quedaban sólo dos
días para la prueba, pero sólo llevabas el 40% de avance.
En PsicologosOnline.cl lamentamos matar esa última luz de esperanza que tenías
para solucionar todos tus problemas lectores (y de procrastinación): de acuerdo a un
informe elaborado por científicos de diversas universidades estadounidenses, y
publicado en la revista Psychological Science in the Public Interest (perteneciente a la
Asociación de Ciencia Psicológica), los programas, técnicas y tecnologías de lectura
veloz no son tan efectivas como nos quieren hacer creer muchas empresas.
Una de las autoras del estudio y científica de psicología en la Universidad de
California (San Diego), Elizabeth Schotter, lo explica de la siguiente manera:

"La evidencia científica disponible demuestra que existe un intercambio entre la


velocidad y la precisión – en la medida que los lectores pasan menos tiempo en el
material, necesariamente tendrán una comprensión más pobre de él".
Es decir, no existirían atajos mágicos para leer más rápido y, al mismo tiempo,
comprender plenamente lo que leemos.
Entonces, ¿dónde yace el "engaño" o el argumento que promueven los cursos de
lectura veloz? Muchos de estos programas, según explican los mismos
investigadores, proclaman que su sistema eliminaría la necesidad de hacer
movimientos oculares al presentar las palabras rápidamente en el centro de una
pantalla de computador o dispositivo móvil, con cada palabra siendo reemplazada por
otra. Esto, supuestamente, reduciría los tiempos de lectura de los participantes.
Sin embargo, la realidad (constatada por Schotter y compañía a través de su informe)
es que estos movimientos del ojo no representan más del 10% del tiempo total que
pasamos leyendo. Adicionalmente, está comprobado que eliminar la habilidad de
volver y re-leer palabras y frases anteriores tiende a hacer la comprensión general
peor, no mejor.

Eso sí, es necesario profundizar un poco más en el texto: un barrido eficaz – es decir,
priorizar las partes más informativas del texto mientras se ignoran otras – puede ser
efectivo cuando estamos interesados sólo en extraer la esencia de lo que estamos
leyendo, en vez de hacer una comprensión extensiva y más en profundidad del texto.
De hecho, los datos sugieren que los "lectores veloces" más efectivos son en
realidad los "barredores de texto" que ya tienen una familiaridad considerable con
el tema en cuestión y que, por tanto, son capaces de seleccionar los puntos clave
rápidamente.
En este sentido, el grupo de investigadores hace un llamado importante a los posibles
interesados en estas técnicas y a lectores en general:
"Instamos a las personas a mantener una dosis sana de escepticismo y preguntar por
evidencia científica complementaria cuando alguien proponga un método de lectura veloz
que doble o triplique la velocidad de lectura sin sacrificar una comprensión completa".
Asimismo, según los científicos la única forma de mejorar las habilidades de lectura es
leer de modo constante con el fin de lograr mayor comprensión. Una gran exposición
a la escritura en todas sus distintas formas nos entrega un vocabulario más rico y
amplio, al igual que la experiencia contextual que pueden ayudarnos a anticipar las
palabras que irán apareciendo y nos permite hacer inferencias respecto al significado
de palabras o frases que no reconocemos inmediatamente.
El informe se llama "So Much to Read, So Little Time: How Do We Read, and Can Speed
Reading Help?" y fue co-creado por:

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