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La representación de la cerámica prehispánica

Como un arte y su
Manifestación cultural a través de sus estilos propios
Durante el Intermedio Temprano: Moche y Nazca

Alumno: Mestanza Murrieta Jairo Samuel

Código: 15150079
Índice

Introducción

1.- Capítulo 1: Planteamiento Del Problema:

1.1. Situación Problemática


1.2. Problema
1.2.1. Problema General
1.3. Objetivos
1.3.1. Objetivo General
1.3.2. Objetivos específicos

2.- Capítulo 2: Marco Teórico De La Investigación.

2.1. Base Teórica:

La Cerámica Prehispánica Como Arte y la Manifestación cultural


durante el Intermedio Temprano.

2.1.1. Estilos ceramios y su manifestación cultural

 Moche
 Nazca

3.- Conclusiones
Introducción:

Cada artista desde su punto de vista puede expresar qué es el arte y cada ser
humano también puede expresar desde su punto de vista de
observador/contemplador su opinión sobre qué es arte y qué no.

En la antigüedad, y hasta el Renacimiento, el arte significaba destreza, como dice


el escritor francés Paul Valéry, “La palabra ARTE primeramente significó manera de
hacer”. En las primeras definiciones de arte encontramos no sólo las bellas artes,
sino también estaban incluidos los oficios manuales. Las primeras clasificaciones
no separaron las bellas artes de los oficios, sino que se dividieron según su práctica,
las que requerían esfuerzo mental solamente (liberales) y las que exigían un
esfuerzo físico (vulgares). Pintura y escultura eran vulgares, e infinitamente
inferiores que las liberales en ese entonces.

Mucho recorrimos hasta las clasificaciones del arte de hoy en día. El término Bellas
Artes se comenzó a utilizar en el siglo XVIII. Charles Batteaux indicó cinco: pintura,
escultura, música, poesía y danza, y luego incorporó la arquitectura y la elocuencia.
Esta lista fue modificada a lo largo de los últimos siglos de la historia moderna,
perdiendo la elocuencia pero agregando al cine y a la fotografía. Incluso se dice que
el noveno arte es la historieta, aunque algunos autores la toman como un puente
entre el cine y la pintura.

Ahora bien, en la cerámica pictórica en el Perú, muchas veces está representado


como un arte, siendo arte, tomando diferentes puntos de vista, el cual es plasmado
por el escultor, pero realmente solo significaba arte para ellos, o era también una
manifestación cultural, para poder diferenciarse de otros pueblos.

Tendré claro que no podre explicar cómo era el pensamiento de aquellas personas
de ese entonces, pero podremos tal vez a través de un sustento teórico, podre
explicar cómo es que era el pensamiento de ese entonces y poder determinar si la
cerámica era un arte a través de los estilos para el pueblo mismo, y una
manifestación cultural.
Capítulo 1: Planteamiento Del Problema:

1.4. Situación Problemática

A medida que se fue desarrollando la cerámica en el Perú, se fue complejizando


tomando diversas variedades y formas elitisticas, recordemos que
la cerámica (palabra derivada del griego κεραμικός keramikos, “sustancia
quemada”) es el arte de fabricar recipientes, vasijas y otros objetos de arcilla, u
otro material cerámico y por acción del calor transformarlos en recipientes
de terracota, loza o porcelana (este no se realizó en el Perú).

Pero la representación alfarera a través de las diversas formas plasmadas en


diferentes partes del Perú y en diferentes tiempos, simplemente no deben tener una
categoría de arte, sino también que son manifestaciones culturales de los pueblos
a través de la representación escultórica e iconográfica que realizaban, el marco
teórico ayudara a esclarecer estos puntos, creando diferentes estilos para poder
predominar o competir con diferentes áreas o lugares de una región o localidad,
sobresaliendo el arte que sería más representativo, llegar a ser expansivo y durar
cientos de años. Los podemos observar, en Chavín, Moche, Recuay, Pucará,
Paracas, Cajamarca, Nazca, Huari/Tiahuanaco, Chimú, Chancay, Chincha e Inka.
Cada uno se desarrolló en diferentes épocas, y creo diferentes estilos cerámicos,
creando un estilo propio.

1.5. Problema
1.5.1. Problema General

¿Cómo se puede reforzar la teoría de la representación de la cerámica prehispánica


no solo como un arte, sino también representar su manifestación cultural a través
de sus estilos propios durante el Intermedio Temprano: Moche y Nazca?

1.6. Objetivos
1.6.1. Objetivo General
 Reforzar planteamientos de la representación prehispánicas no solo como un
arte, sino también representar su manifestación cultural a través de sus
estilos propios a través de lo escrito por Ravines, mediante la búsqueda de
mayores evidencias basadas en la documentación histórica, las evidencias
arqueológicas y los planteamientos de diversos autores para hacer frente a
las ideas desarrolladas.
1.6.2. Objetivos específicos
 Explorar las ideas planteadas por Ravines sobre los estilos alfareros
 Comparar información de diversos autores
 Desarrollar conceptos sobre las manifestaciones culturales a través de los
estilos cerámicos durante el Intermedio Temprano
 Mostrar cuales son los fines del planteamiento Ravines respecto a los estilos
y las manifestación cultural
Capítulo 2: Marco Teórico De La Investigación.

2.1. Base Teórica:

La Cerámica Prehispánica Como Arte y la Manifestación cultural durante el


Intermedio Temprano.

Establecer el momento crucial en que aparece el arte es una tarea compleja y de


difícil concreción. Para unos, el arte nace en el mismo instante histórico en que el
ser humano es capaz de construir una casa o realizar pinturas o esculturas. En este
sentido, como afirma el profesor Ernest Gombrich, “no existe, realmente, Arte. Tan
sólo hay artistas”, pues, éstos eran “hombres que cogían tierra coloreada y
dibujaban toscamente las formas de un bisonte sobre las paredes de una cueva”,
mientras que ahora “compran sus colores y trazan carteles para las estaciones del
metro”.

En la prehistoria, y durante mucho tiempo, la cerámica ha constituido el fósil director


más importante para reconocer grupos culturales en el tiempo y en el espacio. A
menudo, las culturas prehistóricas tienen como denominación un tipo determinado
de cerámica, como por ejemplo la cultura Chavín, Chancay, Lima, Moche, etc.
La importancia que se ha otorgado a esta expresión cultural se debe a que es una
materia prácticamente indestructible; es cierto que una vasija de barro se rompe con
facilidad, pero siempre queda un trozo, y para el prehistoriador puede contener una
información preciosa.

La cerámica, hecha a partir de una materia prima tan poco excepcional como la
arcilla, “se inventa” con una finalidad utilitaria: sirve como contenedor para guardar
líquidos o sólidos, para cocinar, para comer y beber. Es un rasgo cultural propio de
sociedades sedentarias y agrícolas, aunque se sabe que hubo comunidades no
neolíticas que sí usaron cerámica.

La cerámica aparece en el Perú hace aproximadamente 4000 años, desde


entonces, la imagen del país experimentó cambios notables que han quedado
registrados en los diversos estilos alfareros que se manufacturaron en su territorio
a lo largo del tiempo y de los cuales son expresión tangible los huacos que se
exhiben en los museos bajo nombres o etiquetas acuñados por los arqueólogos
siguiendo normas o convenciones preestablecidas y aceptadas por consenso
(Ravines 2011).

La cerámica más antigua es la que se ha encontrado en la costa norte del Perú y


recibe el nombre de Guañape (temprano). Carece de pintura y está decorada con
unas líneas incisas en forma de la letra M. Asimismo muestra incisiones practicadas
con la uña sobre el barro fresco. Esta cerámica tiene generalmente forma de olla
con borde engrosado. La datación de la cerámica de Guañape por el radiocarbono
es del año 1250 antes de nuestra era.
Asimismo, esta denominación de Guañape sirve para designar a la cultura
precolombina que habitaba en la costa norte del Perú, en la zona del valle de Virú,
durante buena parte del segundo y primer milenios antes de nuestra era.

Ahora bien, a pesar de su carácter eminentemente utilitario, desde el primer


momento la cerámica ha sido objeto de decoración y para muchos grupos culturales,
y durante mucho tiempo, el único medio de expresión artística que ha llegado hasta
el presente, si bien la cerámica es una característica de cada pueblo, hay que poder
entender cuando uno expresa un arte y también su rasgo cultural hacia otras
localidades.

Aunque cada grupo o área geográfica suele identificarse por estilos cerámicos
propios, a veces hay tipos muy similares en cuanto a forma y decoración que tienen
una amplia distribución geográfica y traspasan fronteras culturales.

A la cerámica se la ha considerado como el más importante indicador de cambios


culturales de determinadas sociedades. Sin embargo, el que en ciertos grupos haya
alcanzado alto grado de desarrollo, no es índice de que toda la cultura exhiba un
desarrollo equivalente (Ravines 2011).

2.1.1. Estilos ceramios y su manifestación cultural

Las diferentes culturas que se han desarrollado en el Perú, han aportado un sinfín
de numerosos estilos propios, aportando cada uno de ellos una manifestación en la
que plasman su arte y representan, tanto su pensamiento mítico religioso, de vida
cotidiana, seres antropomorfos, zoomorfos, actinomorfos, etc.

A continuación veremos algunos estilos alfareros más representativos que se


desarrollaron en el Intermedio Temprano (Moche y Nazca).

Moche: representa, tal vez, una de las cerámicas más admirables y de una mayor
calidad técnica y estética. Se caracteriza sobre todo por un aparente afán narrativo
que se plasma a través de un estilo realista y sintético a la vez, reflejado tanto en
escenas modeladas sobre vasijas, como en vasos escultóricos o en huacos
cubiertos de dibujos, la realidad de sus representaciones cerámicas recogen tanto
aspectos de la vida cotidiana como de las prácticas militares o rituales.
Fuente: Los mochicas del norte y los mochicas del sur. FOTO: Luis Jaime Castillo
Fuente: Los mochicas del norte y los mochicas del sur. FOTO: Luis Jaime Castillo
Fuente: Los mochicas del norte y los mochicas del sur. FOTO: Luis Jaime Castillo
Fuente: Estilos de cerámica del antiguo Perú. R. Ravines
Nazca: Sus vasijas fueron elaboradas con finísima arcilla y pulidas con esmero.
Las formas no tuvieron belleza de los huacos mochicas, pero en cambio, fueron
insuperables en el colorido, pues, emplearon numerosos y bellísimos colores
(policroma). Las imágenes eran pintadas. Por lo que se dice que esta cerámica es
pictórica.
Fuente: Estilos de cerámica del antiguo Perú. R. Ravines
Si bien observamos estilos distintos en los estilos ceramios, por naturaleza es una
manifestación cultural cuya característica radica en producir un acto comunicacional
alrededor del cual un grupo más o menos definido se identifica. La condición
fundamental radica en su estado público sin el cual no se pueden cumplir las
condiciones identitarias, y en donde sobresalen los estilos representativos de cada
cultura. Es un hecho cultural cuyo fin es comunicar al público en general la
representación de sus artefactos elaborados, entonces se puede definir que la
manifestación cultural en base a los estilos ceramios es una comunicación que une
a un grupo social tanto interno como externamente frente a otros grupos sociales,
en donde puede ocurrir un intercambio de estilos provocando el surgimiento de
estilos nuevos, así como también puede ocurrir el surgimiento de estilos propios sin
interacción social.

Los nazcas se caracterizaron por poseer policromía y representar a seres


mitológicos, animales, figuras geométricas, plantas, figuras humanas y escenas de
guerra, además dominaron más de 11 colores, empleando generalmente cantaros
globulares de asas puentes con dos picos, forma globular y base planas. Los que
caracteriza a los nazcas es el uso de pintura post – cocción.

El arte nazca incluye tela finas de lana y algodón, elaborados tejidos de plumas,
piezas de oro y cobre, calabazas pirograbadas y objetos de mulera y concha. Pero
se destaca su cerámica de líneas sobrias y singular policromía. Las vasijas Nazca
son de pasta fina los colores sometidos a cocción y motivos decorativos pueden ser
naturalistas biomorfos, criaturas mitológicas o diseños geométricos. El estilo Nazca
tiene sus antecedentes en Paracas y su inicio no está marcado por una ruptura con
sus tradiciones del pasado, ambos estilos expresan una continuidad cultural,
perdurando la iconografía Paracas, con modificaciones propias de su dinámica
(Ravines 2011).

Los moches al igual que los nazcas, representaron en su cerámica a hombres,


divinidades, animales, plantas y complejas escenas bajo la forma de imágenes
escultóricas caracterizándose por su realismo. Lo que destaca de los moches es su
asombrosa expresividad y perfección de verdaderos retratos en arcilla, derrocando
vida y movimiento en complejas escenas de ceremonias, combates, cacerías y
probables relatos míticos. Pero las vasijas para uso diario y utensilios domésticos
fueron funcionales, sencillas y escasamente decoradas.

El carácter escultórico y sensual de su alfarería y su insistencia en representar al


hombre y su cosmos son indudablemente las singularidades más destacables del
arte Mochica, al que se asocia un estilo pictórico naturalista, bicromo, en el que
sobresalen figuras siempre de perfil, dibujadas con un pincel fino y mano segura,
sin busca de claro oscuro. La calidad técnica y artística de la cerámica Moche y su
valor etnográfico han sido ampliamente destacados y existe una vasta literatura que
ha hecho posible trazar un cuadro más factual de
la sociedad y geografía humana de entonces. La cerámica Moche es un inventario
inmutable de su pueblo (Ravines 2011).

3. Conclusiones:

Los mochicas ocuparon distintos valles de la costa norte entre los años 200 y 800
de nuestra era; por su parte, los nazca se establecieron en los valles de la costa sur
aproximadamente en la misma época. Aunque hubo contacto e intercambio entre
ambas culturas, también se desarrollaron en forma completamente independiente y
en algunos de sus resultados fueron sistemas opuestos. Ambas formaciones
culturales se adaptaron bien al medio ambiente costero, accediendo tanto a
riquezas marinas como a recursos terrestres; desarrollando una agricultura que
incluyó complejas obras de irrigación. Sin embargo, en el norte los ríos eran más
numerosos y el manejo hidráulico tuvo mayor extensión.

Tanto los mochicas como los nazca habían heredado tradiciones culturales antiguas
y significativas. Los nazca venían de los paracas y en realidad, entre los unos y los
otros, se registra bastante continuidad. Por su parte, en el norte, los mochicas
provenían de Cupisnique, derivado costero norteño del mismo Chavín. Otras
culturas que precedieron a los mochicas de la costa norte fueron desarrollos locales
y sociedades pequeñas como Salinar y Virú.

La alfarería mochica es increíblemente realista, mostrando deidades y seres


humanos que realizan complejas ceremonias, constituyendo una rica fuente de
información sobre esta sociedad. Los nazca crearon una fina cerámica que los
distingue y singulariza, confiriéndoles una fuerte personalidad cultural. Si los
mochicas eran escultores de la arcilla, los nazca, por el contrario, fueron pintores de
la cerámica. Los norteños usaron la alfarería para esculpir rostros, los famosos
huaco retratos, mientras que los nazca simplificaron las formas de las vasijas para
utilizarlas como superficie para pintar.

No obstante la vigencia de estos estilos paradigmáticos, también hay importantes


ceramios mochicas que son pintados y por encima de ello, la clave se halla en que
unos y otros son suficientemente explícitos para fundar series y clasificar
cronológicamente la secuencia cultural.
BIBLIOGRAFIA

Kauffmann Doig, Federico: Historia y arte del Perú antiguo. Tomo 2, p. 213. Lima,
Ediciones PEISA.

R. Ravines. Estilos de cerámica del antiguo Perú. N° 163-166, p. 433. Boletín de


Lima.

Orton y colaboradores. La Cerámica en Arqueología. Barcelona. 1997

Angulo Íñiguez, Diego. Historia del Arte. Madrid. 1982

Fatás Cabeza, Guillermo; Borrás, Gonzalo (1993). Diccionario de Términos de


Arte.

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