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El careo en la legislación española

El proceso penal español por delitos graves consta de cuatro fases distintas: la fase
sumarial, la fase intermedia, la del juicio oral y finalmente, la fase de impugnación.
De conformidad con el Art. 299 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal española, en los
sucesivo LECrim, las diligencias constituyen el sumario las actuaciones encaminadas a
preparar el juicio y practicadas para averiguar y hacer constar la perpetración de los delitos
con todas las circunstancias que puedan influir en su calificación, y la culpabilidad de los
delincuentes, asegurando sus personas y las responsabilidades pecuniarias de los mismos.
Teniendo en cuenta las disposiciones del precepto, cabe señalar que es en esta primera
fase del procedimiento ordinario donde se llevan a cabo todas aquellas actuaciones
necesarias en aras a acreditar la veracidad de los hechos delictivos y donde se acuerdan las
medidas precisas para asegurar los bienes y la persona del autor de los mismos y de su
responsabilidad civil.
La Ley establece que la fase sumarial está encaminada a preparar el juicio oral, es decir,
a determinar si los hechos comunicados, ya fuere de oficio o a instancia de parte, son
susceptibles de ser enjuiciados a través de la acusación de una persona. Sin embargo, esta
no es la única función que cumple la fase sumarial, toda vez que también es llevada a cabo
para determinar si no procede acusación y es necesario decretar el sobreseimiento de la
causa (Art. 637, Art. 641 LECrim).
La fase de instrucción del procedimiento ordinario ostenta una serie
de características que, en suma, son las siguientes:
1. Escrita: Al contrario de lo que ocurre en la fase del juicio oral, la fase de instrucción
es fundamentalmente escrita. Todas las actuaciones son documentadas con el fin de que
quede constancia de las mismas en todo momento.
2. No son medios de prueba: Los medios de investigación están dirigidos a justificar la
acusación o la calificación y, en su caso, el sobreseimiento y no a motivar la sentencia fruto
del proceso. Estos medios se configuran como una prueba anticipada, no obstante, es
distinta de la prueba constituida, en la cual las garantías se ven mermadas, principalmente
en lo que respecta al derecho de defensa.
3. Pueden realizarse de oficio por el juez: El juez de instrucción puede solicitar las
diligencias que estime necesario, sin que sea preceptivo que las partes así lo propongan.
Esto deriva del denominado “ius puniendi”,en virtud del cual, el juez de instrucción debe
realizar una investigación y verificación de los hechos, para lo que no debe basarse
únicamente en las pruebas propuestas por las partes.
4. Secreta: Esta característica se desprende de los Art. 301-302 LECrim, artículos
modificados por la Ley 4/2015, de 27 de abril, del Estatuto de la víctima del delito. Las
diligencias del sumario serán reservadas y no tendrán carácter público hasta que se abra el
juicio oral, con las excepciones determinadas en la presente Ley. Sanciona con una multa
de 500 a 10.000 euros al abogado o procurador de cualquiera de las partes que revelare
indebidamente el contenido del sumario.
Competencia
En el Ordenamiento jurídico español, el órgano competente para llevar a cabo la fase de
instructor es, según las disposiciones del 14.2 LECrim, el Juez de Instrucción. No obstante,
en el proceso de menores, inicialmente, la instrucción será llevada a cabo por el Ministerio
Fiscal. Así pues, establece el mencionado precepto que, será competente para la instrucción
de las causas, el Juez de Instrucción.
Ministerio Fiscal
El legislador adjudica al Ministerio Fiscal una labor de control y de guarda de los derechos
y libertadas fundamentales. Así se desprende del último párrafo del Art. 324 LECrim, que
establece que, los Jueces de instrucción están obligados a dar a los Fiscales de las
Audiencias cuantas noticias les pidieren, fuera de estos términos, sobre el estado y
adelantos de los sumarios (referente a los denominados “partes de adelanto”).
Dicho esto, se puede decir que al Ministerio Fiscal le son encomendadas dos funciones muy
relevantes:
1. Proteger los derechos y las libertades fundamentales
2. Supervisar que la fase de instrucción se desarrolle en el tiempo legalmente
establecido.
- Concepto: Diligencia que consiste en confrontar ante el Juez instructor a dos testigos,
dos imputados o testigo e imputado a fin de poder concretar la certeza de sus declaraciones
mediante la puesta en conocimiento de ambos de las discrepancias existentes entre sus
respectivas manifestaciones.
- Naturaleza: El TS en sentencia de 10-02-98, puntualiza que más que un medio de
prueba es una diligencia que puede complementar la credibilidad de las manifestaciones de
imputados y testigos.
- Modo de practicarla: Se encuentra regulado en los artículos 451 a 455 de la Ley de
Enjuiciamiento Criminal, del texto legal se desprende que su viabilidad requiere la previa
existencia de discordia acerca de algún hecho o circunstancia que interese en el sumario y
se infiera de las manifestaciones prestadas por los testigos o imputados en el procedimiento,
debiendo verificarse su práctica ante el Juez Instructor y el Secretario Judicial, quien habrá
de cuidar de leer a los sujetos de esta diligencia sus respectivas declaraciones,
requiriéndoles, acto seguido, el Instructor para que manifiesten si se ratifican en su
contenido o tienen alguna modificación que hacer, poniéndoles de relieve las
contradicciones que se aprecien entre las mismas e invitando a los careados para que, sin
que medie insulto o amenaza alguna, se pongan de acuerdo, dejando constancia en el acta
que al efecto se levante de lo depuesto por los testigos o lo manifestado por los imputados,
con todas las preguntas, contestaciones y reconvenciones que hicieren.
En esta diligencia, que es dirigida por el Juez, no se prevé la intervención letrada, al ser
sujetos activos de la misma los testigos e imputados, sin perjuicio de que puedan, esto sí,
presenciarla los letrados personados más no intervenir durante la misma, y consignar estos
en el acta y finalizada que sea la diligencia las observaciones que sean pertinentes en aras a
salvaguardar el derecho de defensa constitucionalmente proclamado.

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