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Dentro del sector laboral nos encontraremos muy comúnmente con dos tipos de personas,

aquellas con una mentalidad más bien rígida, y otras más abiertos y predispuestos a la
evolución. Esta corriente de pensamiento opina que es justamente este último grupo el que
más progresa. De nada sirve contar con capacidades innatas si no se es capaz de
transformarlas en algo positivo. Es necesario trabajar día tras día para aumentar el
liderazgo. Es necesario tener actitud en el aprendizaje constante. Es por eso que el
líder se hace, no se nace.

La actitud será importante además para adaptarse a las nuevas exigencias que tendrán los
nuevos perfiles profesionales, en donde se buscarán personas educadas en las nuevas
condiciones de un entorno, caracterizado por el dinamismo, la deslocalización geográfica y el
intercambio masivo de conocimiento, todas condiciones para las que se requiere de mucho
trabajo y actitud.

En relación a esto mismo, Francisco Martín, director de recursos humanos de FCC, dice:
“Nuestros profesionales van a desarrollar su trabajo enfrentándose a una realidad cambiante,
diversificada geográficamente e imprecisa, por lo que la capacidad para adaptarse a
diferentes culturas, un buen nivel de idiomas y el uso intensivo de las nuevas
tecnologíasserán conocimientos claves a tener en cuenta“.

Otro ejemplo claro que sirve como prueba para este tipo de pensamiento, que predica que es
más importante la actitud que las aptitudes, es el hecho de que hoy en día, dentro del ámbito
de las competencias de los profesionales, los conocimientos técnicos, el dominio de idiomas y
la movilidad (geográfica y funcional), ya han dejado de ser los aspectos más importantes con
los que un profesional puede distinguirse de otro. Hoy en día son también importantes y
absolutamente imprescindibles la capacidad de trabajo en equipo, la actitud de servicio, la
capacidad de innovación y la excelencia en el trabajo.

En fin, las aptitudes que uno pueda ir adquiriendo a lo largo de su formación profesional son
muy importantes, nadie niega eso. Sin embargo, la actitud, la forma en que un empleado se
predispone al trabajo, tanto individual como en equipo, son valores que sin dudas le permitirán
progresar y destacarse en sus actividades.

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