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Fisioterapia
Uno de los más grandes problemas de la edad media fue ese teocentrismo extremo que hizo
que en cierto modo la ciencia tuviera un freno, no porque en esa época no existieran
avances o investigaciones, sino porque al tener a la religión como autoridad máxima esta se
encargó de censurarlos y de acusar a los “científicos” o a cualquiera que no hiciera lo que
demandaban, de herejes.
Un ejemplo de esto fue la medicina, donde los tratamientos más utilizados fueron la
oración, las hierbas medicinales y recetas para limpiar el aire. Con la llegada de la peste
negra, esta fue considerada un castigo de Dios, así como todas las enfermedades, se decían
que eran castigos o la voluntad divina; la medicina era considerada un deber de caridad,
pero no se realizaban investigaciones para descubrir el origen de las enfermedades
(Tamayo, 2009), aceptando con sumisión el propósito de la religión.(1)
Estos hechos hicieron que las personas tuviesen tres actitudes distintas: la primera, tolerar
los actos de la iglesia por temor a ser castigados, no expresar sus ideas e incluso preferir no
tenerlas; la segunda, continuar desarrollando sus actividades investigativas pero en secreto
para evitar una muerte segura, por lo que sus posibles descubrimientos nunca salieron a la
luz; y la tercera, declarar abiertamente su inconformidad por medio de exploraciones en
busca de nuevo conocimiento, obteniendo como consecuencia ser torturados,
posteriormente asesinados y sus hallazgos, ocultados.
Se creería que con el paso del tiempo este tipo de pensamiento teológico ha cambiado, pero
lo cierto es que aunque la ciencia ha venido avanzando exponencialmente trayendo consigo
beneficios para la sociedad en general, la religión continúa poniendo obstáculos a su
desarrollo, ya que en diversas iglesias, los creyentes se dejan influenciar por su ministro,
haciendo lo que él dice y pensando erróneamente que les ira mal en la vida o después de
ella si no es así, dándole grandes cantidades de dinero, dejando de realizar actividades
completamente normales y aceptando lo que dice como la verdad absoluta, aunque esta no
existe, dejando de lado actividades que conlleven a pensar por sí mismos por miedo a
contradecirlo.
Cabe resaltar que hoy en día existen diversidad de iglesias además de la católica, tales
como: protestante, evangélica, testigos de Jehová, etc. Y continúan apareciendo, por lo que
la lucha en contra de la ciencia se está dando ya no solo desde un punto central sino desde
varias perspectivas diferentes.
Con clonación, Álvarez se refiere a las investigaciones de células madre que se llevaban a
cabo; estas células al ser auto replicables y tener la capacidad de convertirse en diferentes
tipos de célula del cuerpo pueden reemplazar las células dañadas de un tejido enfermo. Si
las células madres son extraídas del embrión pueden ser manipuladas in vitro para producir
un “linaje” que ayude a combatir la diabetes o Parkinson, además de permitir un mejor
estudio de enfermedades embrionarias para entenderlas y poder generar los tratamientos
pertinentes.(Rodríguez, 2005). (3)
El dejarse cegar por lo que el predicador de una iglesia afirme no solo limita ideas y
pensamientos, además afecta directamente la salud, al existir la libertad de decisión por
parte del paciente para recibir tratamientos médicos, muchos creyentes han optado por
perder su vida antes de aceptar cierto tipo de acciones, como es el caso mencionado
anteriormente; como este habrán millones de casos más en los que unas creencias
personales obviamente infundadas por alguien con gran capacidad de convencimiento, han
cobrado las vidas de muchas personas.
Aunque la lucha actual ciencia- religión no es tan rotunda como antes, es decir, no hay
asesinatos a sangre fría para evitar su avance, no quiere decir que haya mejorado
demasiado, porque en esta era de la tecnología casi cualquier persona, por no decir todo el
mundo, tiene acceso al conocimiento por medio de libros, del internet, y aun así, siguen
escuchando a autoridades religiosas con pensamientos retrogradas que buscan únicamente
su satisfacción personal, por medio de los dineros que logran recaudar en su iglesia.
Por otra parte es, digno señalar que el problema de esta afrenta no es únicamente religioso,
desde siempre la religión ha sido algo impuesto generacionalmente, por lo que los hijos en
la gran mayoría de los casos acaban por aceptar y adoptar las creencias de sus padres.
Es claro que esta no va a desaparecer, y que en muchas ocasiones estará en desacuerdo con
la ciencia, el problema no es creer en Dios, lo que sucede realmente es que si se forma a un
niño con unos pilares definidos en los que tiene como base un teocentrismo ciego, al llegar
a la adultez, no habrá nadie que logre cambio en su pensamiento, la solución esta desde la
educación, en la cual se debe enseñar que se puede creer o no en un ser superior creador de
todo, que cada persona es libre de elegir en sus actos sin que estos dañen a los demás o
afecten su propia integridad, creando así un equilibro entre la ciencia y la religión, ya que
aunque este sea devoto, aceptara también los avances que la ciencia pueda aportar.