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ISSN: 0482-5276
revista.cs@ucr.ac.cr
Universidad de Costa Rica
Costa Rica
Krotz, Esteban
Antropología, derechos humanos y diálogo intercultural
Revista de Ciencias Sociales (Cr), vol. I-II, núm. 103-104, 2004, pp. 75-82
Universidad de Costa Rica
San José, Costa Rica
Esteban Krotz
Se dice que en las culturas envejecidas no hay lugar para el profetismo
y la utopía, sino para el pragmatismo y el egoísmo, para la verificación contable
de los resultados, para el cálculo científico de insumos y resultados; en el mejor
de los casos para la institucionalización, legalización y ritualización
del espíritu que renueva todas las cosas. Sea o no inevitable esta situación,
quedan, sin embargo, lugares donde la esperanza no es, sin más,
la sumatoria cínica de cálculos pragmáticos, sino el de esperar y ‘esperanzar’ contra todo
juicio dogmático, que cierra el futuro del proyecto y de la lucha.
Uno de esos lugares es América Latina…
RESUMEN
ABSTRACT
The current debate about human rights is part of an unfinished intercultural dialogue
about the principles of living in a society that deserves to be called human. From this
perspective, this article discusses the successive “generations” of human rights,
analyzes the idea of “fundamental rights” for indigenous peoples, and reflects upon the
relationship between anthropology and the intercultural dialogue about human rights.
7 Entre su aprobación en 1966 y su entrada en vigor 8 El texto comentado de esta definición se encuentra
—junto con el “Pacto internacional de derechos ci- en el libro de Magdalena Gómez, Derechos indíge-
viles y políticos”, que refrendó buena parte de la nas: lectura comentada del Convenio 169 de la Or-
Declaración de 1948— ¡tuvo que pasar una década ganización Internacional del Trabajo, pág. 51 y sigs.
entera! (Ed. Instituto Nacional Indigenista, México, 1995).
78 Esteban Krotz
La Organización de las Naciones Unidas indígena casi siempre está ubicada entre los es-
consideró tan importante esta problemática, tratos sociales más pobres, podría generarse
que presentó en 1994, después de nueve años una fuerte presión sobre las políticas públicas y
de trabajo, un “Proyecto de declaración de los exigirse la redistribución de los recursos nacio-
derechos de las poblaciones indígenas”9 y pro- nales, lo que provocaría reacciones violentas
clamó un “Decenio internacional de las pobla- entre los beneficiarios de la desigualdad actual.
ciones indígenas del mundo” (1995-2004)10; Pero, además, hay otros puntos críticos, de los
por su parte, en 1995, la Comisión Interameri- que nos ocuparemos en seguida.
cana de Derechos Humanos, presentó un bo-
rrador de “Declaración americana de derechos
de los pueblos indígenas”11. En el primer texto AVANCES Y PUNTOS CRÍTICOS
mencionado se señala que los pueblos indíge- EN LA FORMULACIÓN DE LOS DERECHOS
nas “tienen derecho a la libre determinación. HUMANOS INDÍGENAS
En virtud de ese derecho determinan libremen-
te su condición política y persiguen libremente Algunos especialistas consideran los de-
su desarrollo económico, social y cultural” (ar- rechos humanos de la segunda y la tercera ge-
tículo 3) y que, neración como “periféricos” o “secundarios” e
incluso niegan que sean propiamente “dere-
… tienen derecho a conservar y reforzar chos humanos”.
sus propias características políticas, eco- Pero si se sigue el argumento arriba ex-
nómicas, sociales y culturales, así como puesto, estamos ante sucesivos pasos de un diá-
sus sistemas jurídicos, manteniendo a la logo intercultural, un proceso de aprendizaje
vez sus derechos a participar plenamente, planetario, que es el resultado precisamente de
si lo desean, en la vida política, económi- la concurrencia de cada vez más actores en el
ca, social y cultural del estado (artículo 4). escenario internacional. Este proceso se refiere
en primer lugar al significado de “ser humano”,
La aprobación y ratificación de estos do- que se define precisamente mediante los dere-
cumentos enfrenta obstáculos enormes. Por chos que le son reconocidos en estas declara-
una parte, hay temores de que la validación in- ciones, más no otorgados. Con el tiempo, este
ternacional de tales derechos refuerce aspiracio- reconocimiento se vuelve más y más concreto.
nes separatistas e incluso provoque el desmem- Así, este reconocimiento se adentra evi-
bramiento de varios estados (peligro que no dentemente en un campo temático que les es
parece existir en ningún lugar de América Lati- familiar a los antropólogos, pues toma en
na). Por otra parte, en vista de que la población cuenta que los seres humanos no son todos
completamente idénticos ni inmutables y que
no se pueden entender como entidades aisla-
das de sus contextos. Al contrario, considera
9 El texto se encuentra, por ejemplo, en: Disposicio-
nes legales en materia indígena, pág. 68 y sigs. que están inevitablemente definidos por cier-
(Ed. Programa de las Naciones Unidas para el Desa- tos rasgos particulares y esenciales, algunos de
rrollo/Instituto Nacional Indigenista, Mérida, ellos relativamente estables —como el géne-
2000). ro—, otros más bien cambiantes —como la
edad—. Igualmente fuerte es su condiciona-
10 Para más información al respecto, véase el docu-
mento de las Naciones Unidas “Poblaciones indíge- miento por su pertenencia y procedencia de
nas: un desafío para la comunidad internacional”; una cultura específica y siempre única, que les
en: <http://www.un.org./spanish/hr/pobla.htm> proporciona el idioma materno y todo un pa-
trimonio de valores, hábitos y costumbres que
11 El borrador de esta Declaración puede consultarse
no sólo necesariamente los distinguen de quie-
en la antología preparada por Patricia Morales,
Pueblos indígenas, derechos humanos e interde- nes pertenecen a otras culturas igualmente
pendencia global, págs. 263-276 (Siglo Veintiuno únicas, sino que permean casi todos los aspec-
Editores, México, 2001). tos de su vida. Esto sigue siendo así a pesar de
Antropología, derechos humanos y diálogo intercultural 79
que la intensa interacción entre muchas socie- humano y cuáles deben ser, en consecuencia,
dades y culturas y las particularidades propias los principios que gobiernan la convivencia de
de las sociedades complejas modernas a veces los seres humanos. El mismo discurso de los
hace difícil distinguir con claridad los límites derechos humanos ha empezado a dejar de ser
entre las culturas. un monólogo cultural, o sea, el discurso sola-
Además, toma en consideración que las mente de la cultura noratlántica. Ha sido im-
libertades personales siempre se ejercen en portante para esto la aceptación de la diversi-
contextos socioculturales determinados. Por dad en el interior de los países de la
ello incluso se ha afirmado que “es ilusorio el civilización noratlántica y el caer en la cuenta
ejercicio de los derechos civiles y políticos que todos los avances en materia de derechos
cuando no existen condiciones para el disfrute humanos de estos países han resultado de mo-
de los derechos económicos, sociales y cultu- vimientos conflictivos (buenos ejemplos en es-
rales”12. Y es cierto, porque ¿cómo hablar del te sentido son la “acción afirmativa” en los Es-
derecho universal a la educación (artículo 26), tados Unidos, que sustituyó el intento de
cuando la miseria obliga al trabajo infantil? homogeneizar las diferencias culturales y la
¿Del “derecho a salir de cualquier país, incluso creación de las comunidades autonómicas en
del propio, y a regresar a su país” (artículo 13) España, algunas de ellas con idioma propio).
en un campo de refugiados en África Central? Más importante aún ha sido la confrontación de
¿Del derecho a “gozar de las artes y a partici- la imagen del ser humano y de su sociedad con-
par en el progreso científico” (artículo 27), tenida en la Declaración Universal de 1948 con
cuando el analfabetismo y el nulo poder ad- las ideas al respecto que cobijan grandes tradi-
quisitivo imposibilitan cualquier intento de ciones religioso-culturales tales como el budis-
acceder a bibliotecas, museos y conciertos y mo, el hinduismo y el Islam así como algunos
cuando el reclamo más urgente es por hospi- modelos de organización político-social africa-
tales adecuadamente equipados, alimentos sa- nos y asiáticos inspirados por estas concepcio-
nos y agua limpia para beber? nes. Poco se ha escuchado todavía en este deba-
Así, asistimos a un aprendizaje en el te sobre los cuestionamientos y los aportes de
sentido de la construcción de una concepción las miles de culturas ágrafas y predominante-
colectiva cada vez más rica de lo que es el ser mente rurales como las que en su mayoría son
las culturas indígenas latinoamericanas.
Pero como los derechos humanos son in-
divisibles, no puede excluirse a ninguna cultu-
12 Rodolfo Stavenhagen, “Los derechos de los indí-
genas: algunos problemas conceptuales”, pág. 85; ra, por más pequeña o “insignificante” que sea
en: Nueva Antropología, volumen XIII, 1992, nú- en algún sentido estadístico.
mero 43, págs. 84-99. El antropólogo mexicano y Asimismo, el enriquecimiento de la con-
actualmente Relator Especial de las Naciones Uni- cepción de los derechos humanos no sólo no
das para los pueblos indígenas señala en el trabajo
puede ser impuesto a nadie, sino que tampoco
citado que “las políticas de ajuste estructural exi-
gidas por las agencias financieras internacionales avanza de modo lineal. Es un proceso de
a los gobiernos del Tercer Mundo, que tienen por aprendizaje colectivo e intercultural, que vive
finalidad reducir el papel del estado en la econo- del tomar en serio las discrepancias y la diver-
mía, son consideradas por algunos observadores sidad de las tradiciones y que procede median-
como violatorias de los derechos humanos” (pág.
te el diálogo franco y, al mismo tiempo, respe-
85). En el mismo sentido afirmó Ignacio Ellacu-
ría: “Y es que las libertades políticas, para poder tuoso13. Además, es probable que solamente así
ser usufructuadas mayoritariamente, necesitan de
la liberación de las necesidades básicas y el disfrute
de la libertad social, aunque estas exijan a su vez
ámbitos de libertad política” (“Utopía y profetismo”, 13 Para esta perspectiva véase: Esteban Krotz, “La for-
pág. 436; en: Ignacio Ellacuría y Jon Sobrino, eds., mulación de los derechos humanos como proceso
Mysterium Liberationis: conceptos fundamentales de aprendizaje intercultural”. En: Devenires: Revis-
de la teología de la liberación, vol. I, págs. 393-442. ta de Filosofía y Filosofía de la Cultura, año III,
UCA Editores, San Salvador, 1993). enero de 2002, nro. 5, págs. 81-95.
80 Esteban Krotz
puedan encontrarse soluciones para serios pro- en el diálogo cada participante se sabe deposita-
blemas teóricos y jurídicos, que se agregan a los rio de una valiosa tradición, que espera poder
obstáculos de tipo político arriba mencionados y enriquecer más aún por lo que todos y cada
que enfrenta el reconocimiento de los derechos uno de los demás pueden aportar desde sus cul-
indígenas. Entre estos está —aquí solamente se turas particulares acerca de lo que es el ser hu-
puede mencionar— el saber si se trata de dere- mano, su dignidad y su destino. Este diálogo,
chos de colectividades o se trata de derechos empero, muchas veces no es nada “bonito” (lo
que tienen individuos pertenecientes a determi- que deriva, entre otros aspectos, de que se trata
nadas colectividades. Obviamente, por más que no de concesiones relativas a cuestiones relati-
parece tratarse aquí de argucias, es muy dife- vamente inocuas como la vestimenta y las fies-
rente la situación si son sólo algunas personas o tas, sino a derechos cuya existencia significa
si también son determinadas agrupaciones de siempre también la limitación de derechos de
personas las titulares de tales derechos funda- otros y la existencia de obligaciones)14. A me-
mentales. Otro problema es la cada vez más fre- nudo es bastante doloroso, porque implica la
cuente opción de individuos, que pertenecen de evaluación de propuestas culturales y, por tan-
manera permanente o intermitente a culturas to, finalmente también la opción por unas en
diferentes y, que además, se encuentran en pro- demérito de otras. Lamentablemente, no siem-
ceso constante de cambio y de intercambio. pre modelos inaceptables lo son tan abierta-
mente como la imagen del ser humano del na-
zismo, la noción de los derechos humanos del
LA TAREA DE LA ANTROPOLOGÍA Ku-Klux-Klan, la regulación de las relaciones
EN ESTE DIÁLOGO INTERCULTURAL entre los géneros establecida por los talibanes
afganos o el concepto de libertad religiosa del
No pocas veces se trata el discurso de los actual gobierno chino; la mayoría de las veces,
derechos humanos y su concreción sociohistó- la construcción consensuada de lo que real-
rica en diversos acuerdos internacionales úni- mente significa vida humana en plenitud resul-
camente como instrumento. Desde luego, lo es ta de largos y complicados procesos de análisis,
—y como todo instrumento ha sido utilizado reflexión y debate.
para fines muy diversos. Incluso ha servido pa- Respecto a las culturas indígenas de
ra minar la vigencia de los derechos humanos y América Latina, esto plantea en seguida un
para justificar la imposición. Pero mucho más agudo problema de conocimiento: ¿Qué sabe-
ha apoyado la defensa de seres humanos ame- mos de las concepciones que sobre el tema de
nazados en su vida, su seguridad personal y le- los derechos humanos albergan las culturas in-
sionados en su dignidad; también sigue siendo dígenas (de las que ni siquiera se conoce el nú-
esencial para la concientización de muchos se- mero exacto15)? ¿Cuáles son sus concepciones
res humanos acerca de su valor como personas
y de su participación en las colectividades de
las que forman parte. 14 Esto se pone de manifiesto en las discusiones sobre
Pero tal concepción instrumental puede las legislaciones sobre derechos de pueblos indíge-
opacar el carácter incompleto y abierto del dis- nas, donde parece más fácil optar por declaraciones
curso de los derechos humanos. Puede hacer generalizantes sobre “el respeto a las culturas indí-
genas” que tomar decisiones precisas sobre asigna-
olvidar que estos se encuentran aún en proceso
ciones presupuestales, incentivos fiscales, cuotas
de ser formulados-reconocidos y, por tanto, es- compensatorias, etcétera…
tán necesitados del diálogo intercultural, o sea,
del diálogo en el cual concurren todas las cos- 15 O sea, no ha cambiado lo que hace más de veinte
movisiones, religiones, lenguas y formas de vi- años señaló Guillermo Bonfil al respecto: “los datos
en muchos casos, son antiguos, y, en otros, bastan-
da generadas por la especie humana.
te inciertos” (en: Guillermo Bonfil, comp., Utopía y
Este diálogo es lo opuesto del relativis- revolución: el pensamiento político contemporá-
mo, para el cual, al fin y al cabo, todo da lo mis- neo de los indios en América Latina, p. 437. Ed.
mo y, por tanto, nada vale nada. Al contrario, Nueva Imagen, México, 1981).
Antropología, derechos humanos y diálogo intercultural 81
sobre la forma ideal de convivencia humana, programas docentes, respecto a “los temas a
cuáles los principios según los cuales debería tratar”, sino también a la forma de tratarlos, la
organizarse una sociedad verdaderamente jus- forma de realizar nuestros estudios y la forma
ta? ¿Cómo se investiga y cómo se difunde este de difundir los resultados de estos aspectos en
saber? Y también, más desde el ángulo práctico los que cargamos en mucho todavía la hipoteca
o “aplicado”: ¿Cómo sistematizarían y utiliza- colonial de la época en la que se estableció y
rían las instituciones educativas, administrati- consolidó nuestra disciplina. Es, finalmente,
vas, judiciales, eclesiásticas, de planificación también un llamado que pone de manifiesto el
del desarrollo, etcétera, tales conocimientos y carácter (a veces difícil de soportar) eminente-
cómo los incluirían como puntos de orienta- mente cuestionador, incluso subversivo de la
ción decisivos en sus programas y proyectos? antropología, independientemente de la posi-
Es obvio que aquí aparece sin más un lla- ción política u opción ética de sus practicantes:
mado a la antropología como la ciencia de la di- el simple hecho de documentar, en nuestro ca-
versidad cultural, como la ciencia social, que so, formas diferentes de concebir a los derechos
desde siempre se aproxima a sus objetos de es- humanos, significa un reto para sus promoto-
tudio con la categoría de la alteridad16, que res y defensores —que se puede responder de
aborda cualquier fenómeno sociocultural justa- diferente manera.
mente como parte no del universo de la espe-
cie, sino del multiverso de la evolución huma-
na, de las creaciones colectivas siempre únicas, COMENTARIO FINAL
pero resultantes siempre también de la interac-
ción con otras. Aparece aquí, pues, por sí solo Es a veces difícil no entregarse a un pesi-
un llamado a los especialistas en la traducción mismo galopante, porque cada hora que pasa,
intercultural, a los especialistas de hacer inteli- mueren personas que nunca han podido disfru-
gibles a otras culturas, a otras formas de vida tar de sus derechos fundamentales como seres
(que, como es obvio, no son todas indígenas, humanos, y se mueren sin la esperanza que es-
pero la tradición disciplinaria se ha ocupado ta situación cambie en el tiempo de vida de sus
siempre de estas de manera prominente). Esto hijos. Y, como lo enfatizó hace casi cinco si-
incluye, desde luego, la historia antropológica- glos, Bartolomé de las Casas, muchos de los
mente ilustrada que no permitirá olvidar apor- que mueren antes de tiempo, son indígenas.
tes pasados de las sociedades periféricas para Pero también es cierto que la misma his-
este aprendizaje, desde el reconocimiento tan toria de los derechos humanos puede animar
temprano de los derechos de los trabajadores nuestra esperanza. ¿Quién no recuerda la situa-
por la primera Constitución mexicana posrevo- ción aparentemente sin perspectiva de quienes
lucionaria hasta la proclamación del derecho a empezaron con reclamar el derecho a la con-
la desobediencia civil por parte de un hindú de ciencia propia frente al poder que entonces se
aspecto insignificante a quien luego nombra- creía absoluto, o la ridiculización a la que estu-
ron “Mahatma”… vieron expuestas las primeras mujeres que re-
Es un llamado, por cierto, que no sola- clamaron la igualdad de derechos respecto a los
mente se dirige a la justificación de nuestros varones, o las muertes que generaron tantas
proyectos de investigación, nuestro desempe- protestas anticoloniales y antirracistas? La con-
ño profesional y la organización de nuestros ciencia de los derechos humanos y su promo-
ción empezó “abajo” y en toda la historia ha si-
do una empresa iniciada por los más débiles,
por los perdedores de siempre —hasta que es-
16 Esta perspectiva se encuentra elaborada con detalle tos empezaron a negarse de serlo para siempre.
en el cap. II de Esteban Krotz, La otredad cultural
Solidarizarnos con esta empresa puede
entre utopía y ciencia: un estudio sobre el origen,
el desarrollo y la reorientación de la antropología, tener muchas caras. Para unos puede significar
Fondo de Cultura Económica/Universidad Autóno- la consideración de proyectos de investigación
ma Metropolitana, México, 2002. específicamente dedicados a esta temática. Para
82 Esteban Krotz
Esteban Krotz
kroqui@prodigy.net.mx