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Civilización y enfermedad -Henry Sigerist

Reseña -La enfermedad y la vida social

Sebastián Martínez Gaitán 201521550030

Problemas mundiales

La enfermedad y la vida social, profundizan sobre el papel del enfermo en la estructura


social, y como la sociedad lidia y trata con el enfermo. Prosiguiendo al igual que los
anteriores capítulos, el autor hace un ejercicio histórico, sobre cuál ha sido la relación
del enfermo con la sociedad, una vez que esta se percate de los males que le aquejan, así
como también las diferencias sociales y psicológicas que tienen las relaciones de la
sociedad con el enfermo, con base a la enfermedad que el mismo padezca.

Se empieza por explicar que nadie, vive solo, hasta el más desamparado de los
individuos, es miembro de un grupo, de la sociedad, con derechos y obligaciones, por lo
tanto el enfermo no es exento de esta lógica, pero tiene algunas diferencias. En efecto el
autor es clave, al explicar que un individuo inútil o nocivo para la sociedad , no es aquel
que se enferma, pues esto , es producto del azar, destino, o karma(depende el momento
histórico en el que se situé), aquel considerado carga, o inútil es aquel que no puede
cumplir sus funciones dentro de la sociedad, o no pude vivir el estilo de vida que le
exige la sociedad en la que vive, si el enfermo pudiera( aun de manera limitada) realizar
sus funciones útiles en la sociedad, este nunca será marginado de la misma.

No obstante el enfermo es tratado diferente, dependiendo del grado incapacitador de la


enfermedad, así como el estado civilizatorio de la sociedad en la que se encuentra, el
autor por ejemplo explica que en las sociedades primitivas, el enfermo es alejado de la
comunidad y dado por muerto socialmente, mientras que en las civilizaciones más
modernas, se encuentra que el enfermo goza de una posición especial en la sociedad y
reclama la atención y el auxilio de sus compañeros.

Esta posición del enfermo en la estructura social, como persona privilegiada, y cuyo
cuidado debe ser prioritario, varía según las concepciones culturales y religiosas en las
que él se encuentre, en las sociedad semitas , se creía que la enfermedad era un castigo
divino producto de los pecados cometía, por lo tanto la enfermedad y el sufrimiento era
la expiación por dichos pecados cometidos, en la antigua griega sin embargo se abordó
la enfermedad desde el punto de vista médico por primera vez, pero desde un corte
filosófico, puesto que el griego representaba vitalidad y equilibrio, y la enfermedad lo
apartaba de su ideal, por lo tanto se debía tratar a los enfermos que podían recuperarse y
reintegrase a la sociedad, mientras los enfermos terminales, son dejados a un lado por
ser un caso perdido, en efecto existe una visión medica de la enfermedad pero carece de
una visión humanística de la misma.
No fue hasta la llegada del cristianismo irónicamente, que se empieza a considerar al
enfermo como alguien necesario de misericordia, de lastima y de ayuda, después de
todo hasta Jesús había curado los enfermos. La enfermedad no es afrenta, no es castigo
por los pecados que sufre o de otros, ni le convierte al paciente en un ser inferior, al
contrario, sufrimiento significa purificación y es un don, la enfermedad es sufrimiento y
el sufrimiento perfecciona al que sufre.

Siguiendo desde la edad media, y gracias al cristianismo al enfermo se le excede de los


deberes, este ahora pasa a ser objeto de cuidado de la sociedad, que espera que este se
recupere y vuelva a hacer parte de ella. Sin embargo estos cuidados varían
exponencialmente según la enfermedad que padezcan, por ejemplo la lepra, es
considerada una de las enfermedades más aterradoras para la sociedad, en efecto porque
esta es inutilizante al gangrenar las extremidades de los individuos, dejándolos inútiles
par ale cumplimiento de sus funciones, eso, combinado con el espantoso olor de las
heridas, forman un cuadro psicológico de repudio y asco hacia el leproso. En estos
casos, se aísla al leproso, se considera muerto socialmente, pues su enfermedad es
visible, y aterradora y no tiene derecho entre los individuos sanos de la sociedad.

Cuando se discute la sífilis, y la posición social de estos, en la nobleza era considerada


un inconveniente inevitable, en la liberación sexual de la época, no obstante entre la
clase media naciente y floreciente, se asociaba dicha enfermedad, con la
irresponsabilidad sexual y un castigo divino por tal ofensa, la sífilis era tratada, pero
marginada y ocultada, y sus padece dores marginados y señalados. Ahora cuando se
habla de tuberculosis, no es una enfermedad que inspira terror como la lepra, no tiene
los estigmas sociales de la sífilis, al tuberculoso se le consideraba una figura trágica,
especialmente porque las tuberculosos ataca a las personas más frecuentemente en la
flor de sus vida.

Concluyendo cuando se trata de los enfermos mentales, y su posición dentro de la


sociedad, el panorama es mucho más sombrío, las enfermedades mentales afectan
profundamente la vida social de quienes la padecen.Antiguamnete se creían que estos
estaban poseídos por una extraña entidad, que debía ser expulsa, pero en la modernidad,
se asociaba con males incurables, y se alejaban o encadenaban negándoles su
humanidad. Tomo mucho tiempo a la humanidad darse cuenta que la violencia no curva
los efectos violentos de las enfermedades, y con la revolución francesa y la entrada del
humanismo, sus condiciones fueron mejoradas considerablemente.

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